Sobre La Violencia: de Sorel A Marcuse
Sobre La Violencia: de Sorel A Marcuse
Sobre La Violencia: de Sorel A Marcuse
El mundo
de la violencia
MÉXICO
Primera edición, 1998
ISBN 968-16-5574-5
Impreso en México
SOBRE LA VIOLENCIA:
DE SOREL A MARCUSE
Samuel Arriarán*
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un sorelismo ambiguo", en José Aricó, comp., Mariátegui y los orígenes del marxis-
mo latinoamericano. México, Pasado y Presente, 1980.
4 Cf Adolfo Sánchez Vázquez, "El marxismo latinoamericano de Mariátegui",
en América Latina, historia y destino. Homenaje a Leopoldo Zea, vol. 2. México, UNAM,
1992.
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fía", en Eric Hobsbawm, coord., Historia del marxismo, vol. 6. Barcelona, Bruguera,
1981.
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2. SOREL Y GRAMSCI
Otro autor que entendió bien las ideas de Sorel fue Gramsci. Esto
se expresó en la reformulación de una táctica fundada en la idea
de voluntad organizativa capaz de articular diversas formas de
acción política. En este sentido, los sindicatos constituían un ejem-
plo de organización dual (como conservación del sistema y como
espacio de resistencia). Para Gramsci, el defecto del sindicalis-
mo consistia en su tendencia a concebir la legalidad como algo
permanente. Esta tendencia a no pasar de una situación corpora-
tiva no era garantizada por la presencia del partido sino por la
articulación entre todas las formas de organización de clase, ar-
ticulación que debía ser dirigida por los consejos. Así, esta visión
de la transformación social como un hecho de hegemonía en el
que la clase obrera se "descorporativiza" y constituye al pueblo
desde la sociedad civil a una nueva voluntad colectiva, intentó
superar las falsas dicotomías entre acción económica y acción
política. Los articulos que Gramsci publicó en el periódico L'Ordine
Nuovo en 1919, constituyen una prueba de la buena influencia de
Sorel. Esos artíCulos revelan un intento de replantear la relación
entre acción corporativa y acción política, poniendo las bases para
el desarrollo de la problemática de la hegemonía. En esa tarea
organizativa se situaban los sindicatos y consejos como una red
de instituciones dentro de las cuales se desarrolla el proceso de
transformación socialista.8
3. SoREL Y MARCUSE
10 lbid., p. 150.
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CONCLUSIÓN
igual que las que hoy sostienen los filósofos posmodemos, se di-
rigen principalmente contra los políticos que reducen los proble-
mas sociales a cuestiones meramente técnicas. Pero no se trata
simplemente de una continuidad filosófica, sino más bien de un
fenómeno cultural donde la visión del mundo de Sorel y de Mar-
cuse coincide con la imagen de un futuro cerrado que nos ofrece
el neoliberalismo y que sólo produce una repulsión profunda en
la juventud actual.
Lo que hace falta hoy en el posmodernismo, al igual que en las
épocas de Sorel y de Marcuse, es pasar del plano de la reacción
emotiva a la organización. No basta tener conciencia de los pro-
blemas que ocasiona el capitalismo, ni tampoco dejarse llevar por
acciones desesperadas de violencia. Estas acciones desembocan
en estallidos y actitudes románticas que muy poco cambian las
estructuras sociales.
De Sorel a Marcuse y el posmodernismo hay un rechazo global
de la sociedad racional opulenta y represiva. No se puede negar
que dicho rechazo se fundamenta en ciertos rasgos de la vieja
filosofía romántica contra la técnica y la sociedad industrial. Es-
ta filosofía subestima el aspecto de la praxis o de organización
política consciente. La razón sólo es vista como control y domi-
nación instrumental. Es evidente que con esta filosofía sólo llega-
mos a una condena moral absoluta de la modernidad. Sin embar-
go, en América Latina podemos pensar más allá de Sorel, Marcuse
y los posmodemos. La condena absoluta de la técnica sólo lleva a
concebir la modernidad como pura razón instrumental, eficiente
y productiva. Pero en el caso de sociedades indígenas como
Chiapas se da el caso de una fuerte resistencia a la influencia de la
razón tecnológica y a su culto a la eficiencia y al productivismo.
¿Por qué no puede haber entonces una opción donde la tecnolo-
gía esté subordinada a los fines humanos? ¿Por qué no pensar en
otra forma de modernidad según otras formas de racionalidad o
según otro tipo de organización social?
Las sinrazones de Sorel, Marcuse y los posmodemos se ad-
vierten claramente cuando se ve que se refieren a un tipo de so-
ciedad occidental que históricamente ha fracasado. No tienen ra-
zón para intentar generalizar los rasgos propios de una sociedad
en particular. El problema es que esta generalización nos lleva
a la creencia de que el mundo moderno sólo puede ser salvado a
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