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Protección de los derechos de los apátridas.

Convención sobre el Estatuto


de los apátridas de 1954

Aportes Andinos
Revista electrónica de derechos humanos
Programa Andino de Derechos Humanos (PADH)
Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador
No. 29, Apatridia y derechos humanos
Tema Central
Agosto 2011

ACNUR *

Resumen:
Hoy en día, millones de personas apátridas en todo el mundo se enfrentan a graves
dificultades. La Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954 proporciona un marco
a los Estados para que ayuden a los apátridas, permitiéndoles vivir en condiciones de
seguridad y dignidad hasta que pueda resolverse su situación. En la actualidad, muy pocos
Estados hacen parte de este instrumento.

Palabras clave: Apatridia, movilidad humana, instrumentos internacionales de derechos


humanos, protección estatal.

Promoción del reconocimiento, mejoramiento de la protección

La nacionalidad es un vínculo jurídico entre una persona y un Estado. La nacionalidad brinda


a las personas un sentido de identidad, pero más importante aún, les permite ejercer una
amplia variedad de derechos. Por lo tanto, la falta de nacionalidad, la apatridia, puede
perjudicar y en algunos casos devastar la vida de las personas afectadas.
A pesar del reconocimiento internacional del derecho a una nacionalidad, han seguido
surgiendo nuevos casos de apatridia. La lucha contra la apatridia todavía representa un
importante reto en el siglo XXI. Se estima que actualmente hay 12 millones de apátridas en
todo el mundo.

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Aunque algunos apátridas simultáneamente también son refugiados, la mayoría no lo son.
Los apátridas que también son refugiados tienen derecho a la protección internacional
prevista en la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados (“Convención de
1951”). Para hacer frente a los problemas de protección que aquejan a los apátridas, en
particular a aquellos que no son refugiados, la comunidad internacional adoptó la
Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954 (“Convención de 1954”). Este tratado
tiene por objeto regular el estatuto de los apátridas y asegurar el más amplio disfrute
posible de sus derechos humanos. La Convención complementa las disposiciones de los
tratados internacionales de derechos humanos.
Un creciente número de Estados están recurriendo a la Convención de 1954 como un marco
para la protección de los apátridas. Esto refleja el entendimiento de que la Convención sobre
el Estatuto de los Apátridas de 1954 es el único instrumento legal que establece
formalmente el estatuto jurídico internacional de “apátrida”. La Convención también se
ocupa de muchos aspectos prácticos relativos a la protección de los apátridas - como el
acceso a documentos de viaje - que no se abordan en otros instrumentos del derecho
internacional. Si bien la Convención de 1954 tenía sólo 65 Estados Partes hasta el 1 de julio
de 2010, varios Estados están reconociendo que ella es un componente central del régimen
internacional para mejorar la protección de los derechos de los apátridas.

¿Por qué los apátridas necesitan protección?


La Declaración Universal de Derechos Humanos afirma que “toda persona tiene derecho a
una nacionalidad”, reconociendo así la importancia jurídica y práctica de la nacionalidad
para el disfrute de los derechos humanos. Por lo tanto, los Gobiernos deben trabajar para
garantizar que todas las personas tengan una nacionalidad. A pesar de ésta y otras
disposiciones del derecho internacional de los derechos humanos, muchas personas nunca
adquieren una nacionalidad o son privadas de ella. Cuando algunas personas son excluidas,
su apatridia las vuelve más vulnerables. Debido a que carecen del vínculo de nacionalidad
con un Estado, los apátridas necesitan atención y protección especial para garantizar que
puedan ejercer sus derechos básicos.
Por ejemplo, una preocupación particular para los apátridas es la dificultad que enfrentan
para obtener documentos de identidad y de viaje, lo cual no sólo impide su posibilidad de
viajar, sino que también puede causar muchos problemas en la vida cotidiana y, en algunos
casos, puede llevar a la detención prolongada del individuo. La apatridia impide que las
personas desarrollen su potencial y puede tener graves repercusiones sobre la estabilidad y
la cohesión social. Incluso puede causar tensiones en la comunidad y el desplazamiento.
Promover el reconocimiento y mejorar la protección de los apátridas son medios para
responder a dichas preocupaciones.

¿La Convención de 1954 está aún vigente en el mundo actual?


Sí, absolutamente. La apatridia todavía es un problema generalizado. Con la creciente
concientización de la repercusión mundial de la apatridia sobre los individuos y las
sociedades, los gobiernos y la comunidad internacional acuden con más frecuencia a las
Convenciones de las Naciones Unidas sobre apatridia en búsqueda de orientación. La
Convención de 1954 sigue siendo el principal instrumento internacional que regula el

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estatuto de los apátridas que no son refugiados y garantiza que los apátridas disfruten sus
derechos humanos sin discriminación.
Proporciona a los apátridas un estatuto jurídico reconocido a nivel internacional, les ofrece
acceso a documentos de viaje, documentos de identidad y otras formas básicas de
documentación, y establece un marco común con normas mínimas de tratamiento para las
personas apátridas. La adhesión a la Convención de 1954, por lo tanto, permite a los Estados
demostrar su compromiso con los derechos humanos, dando acceso a los individuos a la
protección y movilizando el apoyo internacional para que el Estado pueda afrontar
adecuadamente la protección de los apátridas.

Protegiendo a los apátridas con la convención de 1954

¿A quién protege la convención de 1954?


La Convención de 1954 reconoce la condición jurídica internacional de “apátrida”. El artículo
1 establece la definición de apátrida en el derecho internacional: una persona “que no sea
considerada como nacional suyo por ningún Estado, conforme a su legislación.” Esta
definición es ahora reconocida como derecho internacional consuetudinario. Las personas
que responden a esta definición están amparadas por ciertos derechos y deberes contenidos
en la Convención de 1954. La Convención no se aplica a los llamados apátridas de facto para
quienes no existe una definición universalmente aceptada en el derecho internacional. Sin
embargo, los apátridas de facto tienen derecho a la protección en virtud del derecho
internacional de los derechos humanos. Los apátridas refugiados están amparados por la
Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y deben ser tratados de
conformidad con el derecho internacional de los refugiados.

Derechos de los apátridas en virtud de la convención de 1954


La Convención de 1954 se basa en un principio fundamental: ningún apátrida debe ser
tratado peor que cualquier extranjero que posea una nacionalidad.
Además, la Convención reconoce que los apátridas son más vulnerables que los demás
extranjeros. Por ello, establece una serie de medidas especiales para los apátridas.
La Convención de 1954 garantiza a los apátridas el derecho a la asistencia administrativa
(artículo 25), el derecho a documentos de identidad y de viaje (artículos 27 y 28) y los exime
de los requisitos de reciprocidad (artículo 7).
Estas disposiciones hechas a medida están diseñadas para abordar las dificultades
particulares que enfrentan los apátridas debido a que no tienen una nacionalidad, por
ejemplo, proporcionándoles un documento de viaje reconocido mutuamente que haga las
veces de un pasaporte. Estas cuestiones no están reguladas en otros instrumentos del
derecho internacional y se encuentran entre los beneficios legales básicos para los apátridas
en virtud de la Convención de 1954.
Teniendo en cuenta la difícil situación de los apátridas, la Convención estipula que deben ser
tratados igual que los nacionales del Estado con respecto a ciertos derechos, como la
libertad de religión o de educación primaria. Cabe destacar que la Convención usa un

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enfoque matizado, especificando que algunas garantías se aplican a todos los apátridas,
mientras que otras están reservadas a los apátridas que se encuentran legalmente o que
residen legalmente en el territorio. La Convención de 1954 hace eco de las normas de
derechos humanos que figuran en otros instrumentos internacionales y proporciona
orientación sobre cómo se han de aplicar esas normas en el caso de los apátridas. Según lo
establecido en el artículo 2 de la Convención de 1954, todos los apátridas tienen el deber de
obedecer las leyes y reglamentos del país en el que se encuentran.
Es importante tener en cuenta que el disfrute de los derechos garantizados por la
Convención de 1954 no equivale a la posesión de una nacionalidad. Es por esta razón que la
Convención de 1954 solicita a los Estados que faciliten la naturalización (artículo 32) de los
apátridas. Una vez que adquieran una nacionalidad efectiva, los apátridas ya no lo serán
más: su situación habrá llegado a su fin.

¿La Convención de 1954 requiere que los Estados concedan la nacionalidad a los
apátridas?
La Convención de 1954 no establece un derecho de los apátridas de adquirir la nacionalidad
de un Estado determinado. Sin embargo, debido a que los apátridas no tienen un Estado que
los proteja, la Convención solicita a los Estados que faciliten la integración y la naturalización
de los apátridas en la medida de lo posible, por ejemplo, acelerando los trámites de
naturalización de los apátridas y reduciendo sus costos. En un plano más general, las normas
de derechos humanos reconocen el derecho a una nacionalidad, por ejemplo, en la
Declaración Universal de Derechos Humanos. Los Estados deben por ende esforzarse por
evitar la apatridia. Por otra parte, la Convención para Reducir los Casos de Apatridia de 1961
proporciona garantías comunes y globales contra la apatridia, ayudando de este modo a que
los Estados garanticen el derecho a una nacionalidad.

¿Quién determina que una persona es apátrida? ¿cómo se procede?


Con el fin de garantizar que los derechos previstos en la Convención se extienden a los
apátridas, los Estados deben poder identificar a los apátridas mediante procedimientos
adecuados. La Convención de 1954 no establece un procedimiento especial para determinar
que una persona es apátrida. Sin embargo, los procedimientos nacionales de determinación
del estatuto deberían ofrecer ciertos elementos fundamentales que son necesarios para la
toma justa y eficiente de decisiones de conformidad con las normas de protección
internacional.
Esto incluye designar la autoridad central con los conocimientos y experiencia para evaluar
las solicitudes, las garantías y salvaguardias procesales en todas las etapas del proceso y la
posibilidad de apelación o revisión. El ACNUR ha recibido el encargo de ayudar a los Estados
a establecer tales procedimientos.

¿Una persona puede ser excluida de las disposiciones de la Convención de 1954?


La Convención de 1954 especifica en su artículo 1 que hay ciertas circunstancias en las cuales
los apátridas no pueden beneficiarse del estatuto de apátrida ni de la protección de la
Convención. Esto se conoce como “exclusión” y se aplica a las personas que no necesitan o

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no son merecedoras de la protección internacional, por ejemplo, porque hay razones
fundadas para considerar que han cometido un delito contra la paz, un crimen de guerra o
un crimen de lesa humanidad. Se aplica una disposición específica a una categoría especial
de apátridas, aquellos que, como otras personas apátridas, están en necesidad de
protección internacional pero para quienes se han hecho acuerdos especiales para que
reciban protección o asistencia.

¿La Convención de 1954 es el único instrumento relevante Para los derechos de los
apátridas?
No. Aunque la Convención de 1954 es el único instrumento que crea un estatuto específico
para los apátridas, existen numerosos instrumentos dentro del derecho internacional de los
derechos humanos que también son relevantes para el disfrute de los derechos de los
apátridas. Los Estados se han comprometido a proteger los derechos de los apátridas a
través de sus obligaciones con los derechos humanos. Las normas establecidas en la
Convención de 1954 complementan y fortalecen los compromisos de los Estados con los
derechos humanos en relación con los apátridas.
Por ejemplo, la Convención de 1954 establece un régimen especial para proporcionar a los
apátridas documentos de viaje reconocidos a nivel internacional.

Cómo asiste el ACNUR a los Estados para que protejan a los apátridas
La Asamblea General de la ONU seleccionó al ACNUR para la tarea de ayudar a los Estados a
proteger a los apátridas y resolver situaciones de apatridia, no sólo porque los problemas de
refugiados y apátridas a veces se superponen, sino también porque la protección de los
apátridas requiere, en muchos aspectos, un enfoque similar al adoptado con los refugiados.
Los dos grupos carecen de protección internacional.
El ACNUR ayuda a los Estados a implementar la Convención de 1954, ofreciendo asesoría
técnica en materia de legislación y apoyo operativo para promover la aplicación de los
procedimientos de determinación y las medidas para garantizar los derechos previstos en la
Convención. El Comité Ejecutivo del ACNUR ha pedido específicamente a la Oficina que
“difunda activamente información y, según proceda, capacite a personal gubernamental de
contraparte sobre mecanismos apropiados para identificar, inscribir y otorgar estatuto a los
apátridas” (para más información ver: Comité Ejecutivo del ACNUR Conclusión 106 sobre la
identificación, prevención y reducción de la apatridia y la protección de los apátridas, 2006).

La importancia de adherir a la Convención de 1954


Adherir a la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954:
 Es una manera de demostrar el compromiso del Estado de tratar apátridas de
acuerdo con los derechos humanos reconocidos internacionalmente y con las
normas humanitarias.
 Garantiza que los apátridas tengan acceso a la protección de un Estado para que
puedan vivir en condiciones seguras y dignas.
 Proporciona un marco para identificar a los apátridas en su territorio garantizar el

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disfrute de sus derechos, incluso mediante la emisión documentos de identidad y de
viaje.
 Promueve el reconocimiento del estatuto jurídico internacional de “apátrida” y el
marco internacional común para la protección, aumentando la transparencia jurídica
y la previsibilidad de la respuesta de los Estados frente a la apatridia.
 Mejora la seguridad y la estabilidad mediante la prevención de la exclusión y la
marginación de los apátridas
 Previene el desplazamiento mediante la promoción de la protección a apátridas en
el país donde se encuentran.
 Ayuda al ACNUR a movilizar el apoyo internacional para la protección de los
apátridas.

El vínculo con la Convención para reducir los casos de apatridia de 1961


A pesar de que los derechos reconocidos a los apátridas pueden ser exhaustivos, esto no se
equipara con la posesión de una nacionalidad. Todos los seres humanos tienen derecho a
una nacionalidad y siempre que se plantea la “anomalía” de la apatridia, la atención debe
centrarse en su prevención y reducción.
La protección de los apátridas en virtud de la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas
de 1954, por lo tanto, debe ser vista como una respuesta temporal, mientras que se
exploran las vías para la adquisición de una nacionalidad.
La reducción de la apatridia mediante la adquisición de la nacionalidad sigue siendo el
objetivo final. La Convención para Reducir los Casos de Apatridia de 1961 provee a los
Estados las herramientas para prevenir y resolver los casos de apatridia.
Sin embargo, los Estados Partes de la Convención de 1961 deben considerar su adhesión a la
Convención de 1954 para garantizar que existen medidas de protección aplicables cuando se
encuentren casos de apatridia. Adherir a las Convenciones sobre apatridia de 1954 y 1961 es
un paso fundamental para dotar a los Estados de herramientas para abordar la entera gama
de problemas de la apatridia. Información más detallada sobre la Convención de 1961 puede
encontrarse en Prevención y reducción de la apatridia: La Convención para Reducir los Casos
de Apatridia de 1961 (ACNUR, 2010).

Preguntas frecuentes sobre la adhesión


A continuación se presentan respuestas a algunas de las preguntas más frecuentes sobre la
adhesión a la Convención sobre el estatuto de los apátridas de 1954. Más preguntas y
detalles se discuten en Nacionalidad y apatridia: Manual para parlamentarios (ACNUR y la
Unión interparlamentaria, 2005, actualizado en 2008).

¿La Convención de 1954 obliga al Estado a otorgar la entrada y/o residencia de los
apátridas?
No. La Convención de 1954 no obliga a los estados a admitir a los apátridas en su territorio,
sin embargo, en la práctica, podría no existir ninguna posibilidad de retorno país de anterior

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residencia habitual del individuo en cuestión o tal país podría no existir más en tales casos, la
admisión en estado y algún tipo de estancia legal pueden ser la única solución. Además,
otras normas internacionales pueden proporcionar motivos para la admisión o para que no
se aplique la expulsión a los apátridas. En particular, los estados están obligados por
prohibición de la devolución como un principio de derecho internacional y no pueden
devolver a un apátrida a un territorio donde podría estar en riesgo de persecución de
violaciones de otras normas internacionales fundamentales de derechos humanos,
incluyendo la tortura y la privación arbitraria de la vida.

¿Cuál es la diferencia entre un apátrida y un refugiado?


Los apátridas y refugiados necesitan protección internacional. Se encuentran en una
situación precaria porque el vínculo con el estado se ha roto. Por lo tanto, ambos gozan, por
separado, de un estatuto especial definido en el derecho internacional. Un elemento
fundamental en la definición de refugiado es tener un temor fundado de persecución. Ser
apátrida no necesariamente involucra la persecución. Además, para ser refugiado, una
persona apátrida también debe estar fuera de su país de residencia habitual, pero la mayoría
de los apátridas nunca han abandonado el país donde nacieron. Sin embargo, la apatridia es
a menudo una de las causas del desplazamiento forzado. Cuando los apátridas también son
refugiados, están amparados por la Convención sobre el estatuto de los Refugiados de 1951
y el derecho internacional de refugiados.

¿Los Estados están obligados a tratar a los apátridas igual que a sus propios ciudadanos?
No. Con respecto a la mayoría de los derechos enunciados en la Convención sobre el
estatuto de los apátridas de 1954, los apátridas deben disfrutar por lo menos los mismos
derechos garantizados a otros extranjeros. Por otra parte, la Convención contiene una serie
de derechos reservados sólo a los apátridas que se encuentran legalmente en el territorio o
que residen en él legalmente. En un limitado número de casos – por ejemplo con respecto a
la libertad de religión y el acceso a los tribunales – los estados deben otorgar a los apátridas
un tratamiento similar al que disfrutan los nacionales. El derecho internacional de derechos
humanos complementa las disposiciones de la Convención de 1954 y en muchos casos los
tratados de derechos humanos prevén los más altos estándares de tratamiento a
los apátridas.

¿Puede un Estado adoptar reservas a las disposiciones de la Convención de 1954?


Sí. Las reservas son permitidas en el momento de la ratificación o adhesión, excepto para el
artículo 1 (definición de apátrida y cláusulas de exclusión), artículo 3 (no discriminación),
artículo 4 (libertad de religión), artículo 16 (1) (acceso a los tribunales) y artículos 33 a 42
(cláusulas finales).

¿Qué consideraciones prácticas implica la adhesión a la Convención de 1954?


Dado que los estados han asumido obligaciones en virtud de los instrumentos
internacionales de derechos humanos que se aplican a los apátridas, les resultará más fácil
implementar muchos de los derechos enunciados en la Convención de 1954. Sin embargo,

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con el fin de garantizar que los apátridas gocen de los derechos establecidos en la
Convención de 1954, los estados deben instaurar algún tipo de procedimiento de
determinación del estatuto con el fin de identificar a las personas apátridas que se pueden
beneficiar de la Convención.

La Convención de 1954 no prescribe un procedimiento específico para determinar que una


persona es apátrida. Los estados definen las instituciones y/o autoridades involucradas, las
etapas del proceso, así como las garantías y salvaguardias procesales que deben existir para
asegurar el cumplimiento de las normas internacionales del debido proceso. el Comité
ejecutivo del ACNUR ha indicado que la oficina debe proporcionar asesoría técnica a los
estados Partes sobre la aplicación de la Convención de 1954 con el fin de garantizar una
aplicación coherente de sus disposiciones.

La Convención de 1954 también requiere que los estados Partes proporcionen información
sobre las leyes y reglamentos internos a través de los cuales se aplican los términos de la
Convención (artículo 33).

¿Cómo puede un Estado adherir a la Convención de 1954?


Los Estados pueden adherir a la Convención sobre el estatuto de los apátridas de 1954 en
cualquier momento mediante el depósito de un instrumento de adhesión ante el secretario
General de las naciones Unidas. El instrumento de adhesión deberá ser firmado por el
Ministro de Relaciones exteriores o el Jefe de Estado o de Gobierno.

* Artículo reproducido con autorización de ACNUR, del sitio:


‹http://www.acnur.org/t3/fileadmin/scripts/doc.php?file=biblioteca/pdf/8094›

Programa Andino de Derechos Humanos, PADH


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