Boletín de La Sociedad Española de Excursiones Subrayado

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AñQ XXXI/.

-Segundo trimestre
BOLETÍ1~
DE LA

SOGlEDDD ESPRJOLR DE EIGUBSIO~ES


~.'. Arte t§o Arqueología oQo Historia .:.:~
-es MADRID.-Junio de 1924 8:1P
"- ~~ .:»
-o- -o- <> -o- -o- AÑO (4 NÚMEROS), 16 PESETAS <> -o- <> <> -c-

Sr. Conde de Cettitto, Presldente de la Soctedad, General Oraa, 9 moderno


Dtrector del BoTelln: Sr. Conde de Polentinos, Plaza de las Satesas, 8.
====== Administradores: Sres . Hauser y Menet, Ballesta, 30. ======
r-------~--------------~~~~---------------------~
,
EL PUENTE DE ALCANTARA
Más de un lector' caerá en la cuenta de lo redundante de este título
el cual, por otra parte, no puede ser más breve ni concreto; y viene a
cuento hacerlo notar, porquela voz Al-Kantora, que en lengua arábiga
designa el puente, sirvió para apellidar la ciudad fundada y amurallada
por los moros, junto al monumento romano, y hoy es la modesta villa
de ese nombre, situada en la región más escondida y accidental de la
provincia de Caceres. La noticia más antigua que conocemos de la ciu-
dad nos la da El Edrisi, viajero escritor árabe del siglo XII en su Descrip-
ción de España, diciendo que el puente es una de las maravillas del
mundo y que la población habitaba en una fortaleza, donde estaba al
abrigo de todo peligro, porque sólo podía ser atacada por el lado de la
puerta. Humilde debió ser ese poblado moro, pues no acredita lo con-
trario resto alguno estimable. Los que hay, iglesias, y sobre todo el Con-
ventual de los caballeros de la Orden que tomó nombre del de la villa,
. datan como es consiguiente de la Reconquista y del siglo XVI, que es la
época en que suena ese nombre de Alcántara en las crónicas cristianas.
Errónearnente pretendió algun escritor, ávido de -proclamar glorias
locales, que dicha ciudad lo Iué romana. Y lo que las inscripciones del
mísmo puente proclaman es que para costear obra tan considerable se
concertaron varios pueblos de la Lusitania. Tnñérese de ello que todo mo-
BOL~TíN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DI! EXCURSIONES 5
José Ramon Mélida

numento, digno de dar imperecedero renombre a una gran ciudad, fué


construído, como tantos, sencillamente por la necesidad de establecer
una comunicación a través del Tajo. Pero la profundidad del cauce de
este río en aquel paraje fué la causa de que el puente, lejos de ser uno
de tantos, fuera una obra excepcional por sus proporciones y por lo atre-
vido de su construccíon. Colaboraron, pues, la abrupta naturaleza, el
medio histórico y el ingenio dél constructor en la grandeza desusada de
este monumento, escondido desde su origen e ignorado hasta el punto
de que poèas veces se le cita entre los que poseemos de su tiempo, y
seguramente serán muy pocas las personas que lo hayan visitado. Cono-
cido solamente de curiosos, pocos aficionados y algunos eruditos, su
bíbliograíía, incluyendo escritos viejos que hoy carecen de utílidad, es
breve si han de consignarse referencias contenidas en obras generales,
las más veces copiadas unas de otras, y brevísima si se considera que
una sola monografía sabia es posible consignar, escrita en italiano, por
el hispanóíilo alemán profesor Emilio Hübner, el cual atendió preíeren-
temente, como en su clásico repertorio epigráfico, al interés de las ins-
cripciones que avaloran el monumento, y le muestra además en dibujo.
Habíanlo hecho así anteriorrnente en España el P. Flórez y en Francia
el viajero de Laborde (1).
La falta, pues, de una monografia arqueológica más moderna podrá
justificar este ensayo.
Tres circunstancias concurren a dar importancia al Puente de Alcán-
tara, cualquiera de ellas suficiente para ello.
l ," Su grandeza como obra de ingeniería.
2,a Sus inscripciones que pregonan su historia.
3.a El ser conocido el nombre de su constructor, que fué Cayo Julio
Lacer.
***
A 400 metros al NO. de la villa de Alcàntara, tendido entre los
peñascales que en aquel abrupto y qu~brado terreno abren hondo y
angosto cauce al río Tajo, se halla el puente romano. Obligó a construir-
le el paso de la vía o calzada que desde la Golonia Norba Caesarina
(Cáceres), iba por NO. y pasado el rio continuaba al puente de Segura.
tal vez a Beja, como indicó Hübner, y a Coimbra. Hoy forma parte de la
carretera que con pocas diferencias de trazado sígue la misma dirección
que la calzada romana.
Lánüna. L

ROL. DE LA SOc. es!". DE EXCURSIONes TOM.O XXXII.

Cliché J. Roig. !l'D'l'DTIPLA DE H.AUSER y I\1ENET.-:MA.DR.m

Puente rOIDl\nO de Alcàntara (Càceres), sobre el Tajo, eonstruido en '\04 de Jesucristo, por Cayo Julio Laeer.
(Longitud 194 metros; altura hasta el pretí1 44 metros.)
El Puenie de Alcàntara 67

Construido a costa de once municipios romanos de la Lusitania, cuyos


nombres constan en una de sus inscripciones, lo fué por necesidad de
establecer esa comunicación entre la parte meridional y la septentrional
de la provincia, cuya división marcaba el río, y lo iúé en tal sitio, donde
no había ciudad, y por tanto a beneficio de todas las indicadas y por ser
el más favorable que en la accidentada topografía de aquel suelo podía
ofrecerse. Hállase el puente en el punto en que, dado lo angosto del
cauce del río y por tanto lo impetuoso del gran caudal de sus aguas y
lo peligroso de su corriente, sobre todo en las frecuentes crecidas, habían
de llegar un tanto atenuado el poderoso empuje que tenía que resistir;
hállase en efecto entre dos recodos bastante próximos del cauce del ria,
Esta bien calculada situación del puente es una de las circunstancias por
las cuales debe ser admirado el arquitecto que lo construyó.
El problema constructivo que a éste se presento era más difícil y
completamente distinto del que se ofreciera al constructor del largo
puente de Mérida, sobre el Guadiana, cuyo cauce anchísimo reparte la
fuerza de las aguàs en una extensa línea, mientras que en Alcántara las
acumula en un reducido espacio, en el cual era peligroso multiplicar los
pilares y además había que salvar considerable altura, tanto por lo que
alcanzan las crecidas como por el nivel de la calzada que se abría paso
por entre aquellas montañas, Trazó, pues, un puente altísimo y salvó la
distancia horizontal con sólo seis arcos, desiguales, volteando los dos
mayores en medio, por donde ordinariamente corren las aguas y dando
menor diámetro a los dos siguientes y aun menor a los últimos, con lo
cual contrarrestó los empujes de la parte central de la fábrica, cuyas ca-
beceras apoyan en los vivos peñascos de las orillas. Obra tan atrevida
solamente pudo realizarla Lacer, dando desusadas dimensiones a los
arcos y a los pilares para que ofreciesen éstos considerable masa y resis-
tencia a la corriente y aquéllos suficiente vano a la misma. El problema
hubiese sido facilísimo de resolver hoy con un material como el hierro;
lo maravilloso fué resolverlo con piedra, por el sistema constructivo em-
pleado entonces y por tanto tiempo después.

***
La fábrica del puente es de sillería granítica, muchos de los sillares
viejos (pues la obra fué restaurada), almohadillados; todo esto en la
parte visible, pues ya se entiende que la interna, como en todas las fá-
i
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Plautas, alzado y sección del pilar del centro, del puente romano de Alcantara.
(Dibujos de Monumenti Inediti, del Instituto Arqueológico de Roma, 1863.)
El Puenie de Alcàntara 69

bricas romanas, debe ser de hormigón, o sea de mezcla de guijarros y


mortero de cal. La sillería es de perfecta labra y está sentada en seco.
Constituyen la fábrica seis arcos, con sus correspondientes pilares y los
malecones que por ambos lados y en ambas orillas le reïuerzan, más un
arco triuníal que se alza en el medio del puente.
Las dimensiones, según los datos conocidos, las medidas que tomó
el señor cura párroco de Alcántara D. Lorenzo López Cruz, consignadas
en una Guía de Cáceres (Véase la bibliografía), y las comprobaciones
que pude hacer cuando visité Alcántara en los días 27 a 30 de Octubre
de 1914 son las siguientes: la longitud total del puente es de 194 m., la
anchura, qué es la de la calzada, 6,70 m., más 1,30 m. correspondiente
a los gruesos de ambos antepechos; y por la base el pilar central con su
tajamar da una longitud de 25 m. La altura total es de 71 m., oííra que
se descompone en las siguientes: 13 m. desde el fondo a la superficie
del agua, desde ésta a la clave del arco por bajo del cual pasa ordinaria-
mente el río, 40 m.; desde el comienzo de dicha clave hasta el piso, 4 m.,
más 14 m. que tiene de altura el arco de tríunío. Descontado éste y lo
que oculta el agua ordinariamente, y como dato seguro desde el arran-
que del pilar del centro son 47 m. más 1,20 m. del pretil, la imponente
altura de este puente que a todos los romanos excede en este respecto.
Las dimensiones de los arcos, que según que?a dicho no la tienen uni-
formes, son éstas: los dos arcos centrales y mayores tienen de diámetro,
o sea de luz, uno 27,35 m. y otro 28,06 m., de modo que son casi igua-
les; los dos inmediatos, cada uno, 24,27 m. y los dos de los extremos
18,41 m.
El dovelaje de los arcos es doble, es decir, que hay una serie de do-
velas grandes que no tendrán menos de un metro de longitud y sobre
ella un cerco de dovelas pequeñas. Todos los arcos son de medio punto
o sea a plena cintra, que en los centrales arranca de los pilares y en los
demás son peraltados. El ancho desde los paramentos exteriores de fas
arcos es de 7,80 m.
Los pilares están constituídos por enormes macizos, de 9 m. de es-
pesar, en íorma de tajamar o de ángulo por el oriente, para oponer re-
sistencia a la corriente y cuadrados por occidente, llegando en tal forma
por ambos lados hasta la línea de arranque de los arcos centrales, con
un resalte por cuadrado al primer tercio de su altura desde la base. Di~
ch~s pilares ofrecen sus paramentos verticales bajo el intradós de los
70 José Ramón Mélida

arcos como continuación de ellos, de modo que todos pueden conside-


rarse como peraltados, pues no hay moldura que interrumpa la lisa su-
perficie. Pero al llegar a la indicada línea de arranque de los arcos, ofre-
cen esos poderosos pilares una especie de plataformas en las que apo-
yan las prirneras dovelas, y por ambos lados unos estribos por cuadrado
y menores, que como, continuación de ellos llegan hasta el arranque del
pretil.
El quebrado declive del terreno, de formación pizarrosa por ambos
lados del cauce, da por resultado que la altura de los pilares sea por
junto a los arranques del puente relativamente pequeña y vaya aumen.
tanda hasta producir en la parte central el imponente efecto ya indicado.
Los malecones de refuerzo, por ambas orillas, restaurados como se
hallan, no es posible precisar si en lo antiguo tendrían la longitud que
hoy tienen de unos cincuenta metros por cada lado En el malecónooci-
dental que mira al N. hay un arco de construcción romana, para salvar
una quebradura del terreno.
Al sufrir el puente, a mediados del síglo XIX, la última de sus restau-
raciones, de la cual daremos cuenta más adelante, fueron cogidas con
cemento las juntas de las piedras, con lo que han perdido algo de su
carácter. También fué necesariamente renovado el pavimento.
Pero estas modificaciones no han afectado a lo esencial, que es la
traza primitiva del puente, tan perfecta como sintética, y así el efecto de
conjunto del gigantesco monumento, tan proporcionado y armónico en
sus macizos y huecos, con sus gentíles arcos, la línea horizontal del pre-
til y alzándose al medio de ella el arco triuníal, que de perfil parece una
torre, es de una grandiosidad sólo comparable a la de las pocas ingentes
fábricas romanas que llevando el sello del poderío de Roma es bastante
cualquiera de ellas para caracterizarle.
, El puente, según la inscripción del arco triuníal, fué construído, me-
jor dicho, terminado, de 105 a 106 de J, C., bajo el reinado de Trajano.

* * *
Alzase el arco triunfal, como queda dícho, a la mitad del puente, se-
gún costumbre observada en varios. Era el medio por el cualla ciudad
o ciudades que costeaban tal obra de pública utilidad rendían honor a
la memoria del emperador reinante. Como todos los erigidos en puentes,
es un arco sencillo, de un solo hueco, o sea del tipo del conocido arco
Lámina 11.
BOL· DE LA SOc. ESF. DE'EXCURSIONES
TOMO XXXII.

Cliché J. Roig.
FOTO'rIPrA DE RAUSER y :r-,·m,NJtT,-MADRID

Arco elevado en medio del puente de Alcàntara en honor del Emperador Trajano,
por los pueblos lusítanos que costearon aquella obra; restaurado por
Carles V y por Isabel U.
(Altura 14 metros.)
El Puenie de Alcàntara 71

rle Tito, en Roma. Sus dos machones montan sobre los pretiles y cargan
más de dos tercios sobre los dos extremos del gran pilar central. La
fábrica, como primitivarnente la del puente, es de sillería almohadillada,
incluso las dovelas del arco, el cual a plena cintra arranca de pilastras
áticas con sencilla moldura por capitel. Dos molduras iguales determinan
un .íriso en el ático, donde por cada lado hay un tablero de márrnol con
una inscripción. Otras lápidas hay en el frente de cada lado de los ma-
chones, a la altura de los arranques del arco. La parte superior fué des-
figurada, como se ve, con un impropio almenaje en el siglo XVI, y lo
atestiguan, adernás de una inscripción, las águilas de Carlos V. Por eso
se ha dado a- la fábrica del arco el nombre vulgar de Torre del Aguila,
y también el de Torre de la Espada, nombre legendario, porque se de-
cía haber hallado en lo alto una espada (sería, en caso, una grapa)
cuando se hizo la reparación.
El espesor de los machones es de 3,2 metros. El diámetro o luz del
arco es de 5,89 metros. La altura total de la fábrica ya queda dicho es
de 14 metros.
Las inscripciones que avaloran singularrnente al puente son varias,
siendo lamentable no se conserven todas. Mencionaremos las antiguas
que permanecen, En el ático del arco triuníal, por el lado norte, grabada
en lápida de mármol y bien legible, dentro de un recuadro, hay esta
dedicación (Hübner, 759):

IMP· CAESARI . DIVI NERVAE . F . NERVAE


TRAIANO . AVG . GERM . DACICO . PONTIF . MAX·
TRIB . POT E S . VIII . I M P . V . C O S . V . P . P .

Impïeratori) Caesari, di vi Nervae f(tlius), Nervae Traiano Aug(usto),


Germtanico) Dactco.Pontifïex) Max(imus), Tribïunicta) Po tes (ta te) VIII,
Impïerator) V, Co(n)s(ul) V Ptater) P(atri).

(Al Emperador y César, hijo del divino Nerva, Nerva, Trajano Au-
gusto, Germánico, Dácico, Pontífice Máximo, en posesíón de la Tribuni-
cia Potestad por la octava vez, Emperador por la quinta, Cónsul por la
quinta y Padre de la Patria.)
Ya observó Hübner (Annali, tomo XXXIX, pág. 181) que el dedicante
o el grabador se equivocó en la fecha de la aclamación de Trajano al es-
cribir IMP. V, debiendo haber puesto Ull para que esté en relación con
72 José Ramon Mélida

el quinto Consulado y la octava' Tribunicia Potestad,' pues todas estas


cifras son las que corresponden al año 104 de 1. C.
En el mismo ático del arco, por el lado sur, grabada igualmente en
mármol, se repite la inscripción anterior, sin más diferencia que la de no
haber letras ligadas, y así están trazadas la última palabra de la primera
linea, NERVAE, y la penúltima de la segunda línea, PONTIF.
Los pilares del arco tuvieron en cada frente una lápida rectangular
de mármol, con inscripción, de las que sólo una está reprpducida, siendo
en total cuatro. Debieron esas lápidas componer Ull solo texto, del cual
sólo se conoce el comienzo. Se halla en la lápida que se ve' por el lado
norte, en el pilar de la izquierda, y su inscripción es como sigue (Hüb-
ner, 760):
MVNICIPIA
PROVINCIAE
LUSI~ANIAE. STIPE
CONLATA·QVAE·OPUS
PONTIS· PERFECERVNT
IGAEDITANI
LANCIENSES·OPPIDANI
TALORI
INTERANNIENSES
COLARNI
LANCIENSES . TRANSCVDANI
ARAVI
MEIDVBRIGENSE~
ARABRIGENSES
BANIENSES
PAESVRES

Según s~ ve, los municipios estipendiarios de la provincia de Lusita-


nia que contribuyeron a la obra del puente fueron los que se mencionan
en esa lista, de los cuales no se sabe de su situación geográfica más que
de dos: los Jgaditanos, que estaban donde hoy Idanha a Ve/ha, y los
Araues, cuya población corresponde a la Serra d'Estrella, ambos puntos
en Portugal, el primero próximo a Alcántara y el segundo algo más lejos.
Se deduce de tan interesante inscripción, como lo hizo notar Hübner
(Annali, XXXIX, págs. 184 y 185), que el puente no fué opus publi-
Làmina llI.

BOL. De LA SOC. eSF. DE EXCURSIONES TOMO XXXII.

Cliché J. Roig. }<'O'l'QTIPU DE HAUSER y ME.NE'l'.-MADlUU

Templo romano erigido en honor de los dioses a la cabeza del puente de Alcàntara.
(Altura 6 m. 61; aneho 4 m. 10; longitud 5 m 86.)
El Puenie de Alcàntara 73

cum populi romaní, o sea construído a expensas del pueblo romano, sino
obra comunal, de ciertas poblaciones, stipe conlata, y, por tanto, que
dicho puente "no formó parte de la red de calzadas públicas de la pro-
vincia, las cuales, oríginariamente construídas con fines militares ..... , po-
nían en segura cornunicación las colonias militares romanas" .
Se ha pretendido que a esos once munícipios se añadían más en las
otras tres tablas que írustras o perdidas se veían. en los pilares del arco,
hipótesis a la cual opone Hübner (pág. 183) la más admisible de que
esa lista continuase solamente en la lápida del pilar derecho, con más
los nombres de los encargados de la ejecución de la obra o cosa seme-
jante, y que, como 'sucede con la dedicación del arco, se repitiese la lista
por las caras meridionales de los pilares (2).
Ya es mucho que después de
los embates de los tiempos co-
nozcamos por tan insignes ins-
cripciones la íecha en que el
monumento Iué hecho, los nom-
bres de quienes sufragaron la
obra y el del constructor.

* * *
~
Resta hablar del ternplo ele-
vado al extremo izquierdo del
puente, a su cabecera oriental,
como parte complementaria del
mismo, con la puerta hacia Po-
niente.
Es una construcción peque-
ña, bastante bien conservada,
de piedra granítica, incluso su
techumbre a dos vertientes. Su
planta es rectangular y pertene-
ce al sencillo tipo del templo
in antis. Está precedido de esca-
linata. En la puerta tiene dos
columnas toscanas, las cuales, y
las molduras de cornisa y íron- Planta clel templo.
74 José Ramon Mélida

tón, son Jos únicos adornos que ofrece la íábrica, que es de sillería
almohadillada y fué discretameute restaurada por el Sr, Millán, que
cerró Ja puerta con verja de bronce. El interior lo constituye una ca-
pilla con huellas de haber- estado dividida en dos compartirnientos,
naos y pronaos. La fábrica mide 5,86 metros de largo, 4,10 de ancho
y 6,61 de alto. No recibe luz más que por la puerta. Seis grandes
losas, tres por cada lado, íorman la cubierta a dos vertientes. Sobre las
columnas, cubriendo el entablamento, se ve al exterior en la gran piedra
que sirve de dintel, puesta, como acertadamente conjetura Hübner, en
sustitución de una lápida marmórea semejante a las del Arco de trlunío,
I
una inscripción copiada de la primitiva, registrada por Peutinger y otros,
anteriormente a la mencionada restauración de Carlos V. La copia en
granito hízola poner en 1648 D. Pedro de Carvajal y Ulloa, gran maestre
de la Orden de Alcántara; pero la hicieron descuidada y llena de errores
ortográficos. Obsérvalo así Hübner (Annali, XXIX, pág. 188), el cual, va-
liéndose de las antiguas copías, la publica en el Corpus (761). Por su
mucha extensión no la transcribimos. Su cornienzo, traducido, es éste:
"Consagrado al Emperador Nerva Trajano, César Augusto, Germani-
co, Dácico."
A esta dedicación siguen doce ~ersos, de los cuales hicieron los co-
mentaristas varias versiones. A título de curiosidad vamos a transcribir
la siguiente, que creemos inédita, posiblemente no conocida de Hübner,
y de la que hemos hallado copia en un papel que poseía el erudito señor
Deán, de Plasencia, D. Eugenio Escobar. Forma parte del expediente de
visita instruído en 1540 por el Obispo D. Francísco de Bobadilla. Dice así:
"Los curiosos caminantes que de cosas nuevas son deseosos y por
do quiera que pasan viendo cosas señaladas quísieran saber el autor de
ellas, por ventura preguntarán -quíén edificó este templo en esta roca de
Tajo, lleno de favor de los dioses y del emperador romano cuya hechura
sobrepuja al arte; sepan los tales que el que hizo esta puente de tan so-
berbio edificio hizo el templo, para pagar en él con sacrificios el favor y
ayuda que recibió de los dioses en el edificio de la puente, cuyo nombre
es Lacer, que hizo la puente y dedicó el templo, porque los verdaderos
sacriíicios son los que aplacan a los dioses. Lacer, por arte más divina
que humana, edificó esta puente que durará tanto quanta el. mundo du-
rare, y el "mismo, con mucha piedad y con el favor de Trajano, consagró
, este templo en honra de los romanos dioses, templo por dos causas sa-
El Puenie de Alcàntara 75

grado, conviene a saber por los dioses a quien se dedicó y por el sagra-
do emperador con cuyo favor y ayuda y en cuyo tiempo se acabó."
El profesor Hübner no traduce la inscripción, sino que la comenta
doctamente. Hace notar que los nombres de los arquitectos son raros en
las antiguas fábricas y se encuentran en sitios menos conspicuos que
aquí; y dice que el poeta, en versos correctos y artificiosamente enlaza-
dos en cuanto a la forma, que corresponde perfectamente al tiempo de
Trajano, desarrolla el concepto de que Lacer había dedicado templo y
puente al divino César y a los superi o diol Romulei, y que la expresión,
contenida en el segundo verso ars ubi matenaoincttur ipso sua, fué
objeto de interpretaciones equivocadas por parte de los citados eruditos
de los tiempos del humanismo. Barrantes Maldonado entendió por ma-
teria la piedra, "sin darse cuenta de que así la idea resulta falsa";
Ambrosio de Morales y los que le siguieron, y que no vieron el puente
ni el templo, supusieron que éste estaba del todo labrado en la roca na.
tural del Tajo. De tal modo se forjan especies erróneas. El templo es una
construcción aislada, para cuyo stylobato se aprovechó un peñasco des-
tacado de la roca, añadiendo la escalinata por el frente. El profesor
Hübner aclara el concepto diciendo que materia ha de entenderse en
sentido metafóríco, que significa en este caso el objeto de la actividad
artística y que la idea expresada "de que la divinidad del emperador
venza al arte, en tal modo grande, desplegado en la fábrica y que no
obstante el sublime objeto excusa la sencillez del templo, corresponde
enteramente al caracter de la época ..... " (3).

** ti<

No es posible omitir la historia, harto triste por cierto, de las vicisitu-


des del puente de Alcántara desde lo que de él nos refieren las terribles
crónicas de la Edad Media hasta nuestros días. La mala noticia más an-
tigua data del siglo XlII, cuando por sitiar la plaza a los moros el rey don
Alfonso IX, de León, en 1218, hizo que los caballeros de Calatrava cor-
tasen el primer arco del puente, contando desde la orilla derecha; y tam-
bién se piensa que no fueron los cristianos sino los moros quienes por
propia defensa lo cortaron en tal ocasión, quitando tan sólo sesenta
piedras. Asi lo cree Pedro Barrantes Maldonado, que merece poca fe, y
por su testimonio se ha creído también que casi cortado permaneció el
puente hasta el siglo XVI. Pero a esto se opone terminantemente una re-
76 José Ramon Mélida

íerencia, desconocida de los que hasta ahora se ocuparon del puente y


que nos da un personaje del mismo siglo XVI, D. Martín de Gurrea y
Aragón, Conde de Ribagorza, Duque de VilIahermosa, en sus Discursos
de Medallas y Antigüedades (Madrid, 1902, páginas 123 y 124), donde
dice que su abuelo D. Alonso de Aragón, primer Duque de VilIahermosa,
peleando a favor de su hermano el Rey Católico D. Fernando contra el
Rey de Portugal D. Alfonso V, para impedir a éste el paso mandó a sus
soldados que cortasen el puente, y apenas vió esta maniobra el Rey de
Portugal "ernbió a decir al Duque-escribe D. Martín-que no lo que-
brase, que el rodearia porque edíficio tal no se gastase, añadiendo esta
braueza: Que no queria el reyno de Casiilla con aquet ediftcio menos,"
y añade D. Martín: "Tengo cierta relacion que sólo quitaron cinco pie-
dras de este gran ediíicio, y el uoluer á poner otras costo tres quentos,
que á esta proporcion se considere q.ual sea el edificio." Tan exacto tes-
timonio no deja lugar a duda. Ahora bien: ¿es que ya entonces el puente
se utilizaba por la "vigas luengas por donde pasaban", que para reme-
diar la quiebra del siglo XIII habían puesto según Barrantes Maldonado?
En este caso, más fácil hubiera sido a los soldados de D. Alonso quitar
las vigas que no las piedras. Ignoramos, pues, en qué otra ocasión fué
cortado el puente. Y que lo estaba, opor lo menos deteriorado por las
malas composturas, es indudable, pues sólo así se explica, aparte la ad-
miración provocada por el Renacimiento, el hecho de que da cuenta
Barrantes Maldonado, en el siglo XVI, con estas palabras: "De lo cual (de
estar la rotura del puente compuesta con madera) informado el señor
emperador Carlos quinto, porque aquella obra no estuviese imp.erfecta,
la mandó aderezar de otras piedras semejantes á las que faltavan y co-
rnenzose la obra el año de 1543; fué el maestro de ella Martin Lopez,
maestro de canteria y carpinteria, natural de Alcántara, ....
hombre de gran
cuerpo y membrudo, moreno de rostro y muy ingenioso." Añade que el
coste de la restauración ascendió a 600.000 maravedís.
Pero la admiración provocada por tan precioso resto de la antigüedad
y el ingenio del restaurador no evitaron que en tal obra se desfigurase
una parte tan importante de ella como es el Arco triunfal, pues consí-
derándole por su situación y su mole torre defensiva, que como tal de-
bió ser utilizado en las anteriores luchas medioevales, coronáronle de
almenas; y para perpetuar la memoria de la restauración se puso entre
ellas por la cara del Mediodía, esculpido en mármol, el escudo del Em-
El Puente de Alcániara 77

perador; y en los pilares del arco, por el mismo lado, en vez de las anti-
guas inscripciones perdidas, repitieron la siguiente, grabada en sendas
tablas marmóreas, de las que sólo existe la de la izquierda:

CAROLVS • V . IMPERATOR . CAESAR


AVG . HISPANIARVMQVE . REX '
HVNC ' PONT, BELLIS . ET . ANTIQVI
TATE . EX . PARTE . DIRVPTVM RVI
NAMQVE . MINANTEM . INSTAV
RARI . IVSSIT . ANN • DOMINI . M
D • XL • III ' IMPERIl SVI ' XXIII . REG
NI • VERO . XXVI .

"Carlos V Emperador, César Augusto y Rey de las Españas, madò


reparar este puente que deteriorado por las guerras y por su antígüedad,
amenazaba ruina, el año del Señor 1543, en el 24 de su imperio y 26 de
su reinado." (Viu, pág. 154.)
Durante la guerra de sucesión, en 1707, fué de nuevo cortado el
puente, se cree que por aquel mismo arco primero a contar desde la
orilla derecha, y esta vez por los portugueses, siendo al poco tiempo
nuevamente restaurado, reinando Carlos III.
La guerra de la Independencia ocasionó otro daño más al puente,
pues en 1809 le cortaron las tropas aliadas para interceptar el paso a los
invasores franceses.
En 1819, como anteriormente, atendieron a remediar la quiebra habí-
litando el puente con maderos, los cuales quemaron los vecinos de la
villa al verse amagados en 1836 por el cabecilla carlista Gómez.
Cortado quedó eLpuente, yen tan vergonzoso estado permaneció, de
lo que con razón se lamentaba Viu (pág, 150), señalando con càustica
frase "los sacrílegos atentados del hombre", hasta que en el reinado de
Isabel II se pensó en llevar a cabo la restauración que demandaban la
cultura patria y la pública utilidad.
Débese la restauración que hoy nos permite contemplar en su inte-
gridad el puente de Alcántara a iniciativa de la Real Academia de la
Historia, que hizo una moción al Gobierno en 1858, consiguiendo ser
atendida y que se encomendase la obra al ingeniero D. Alejandro Mi-
llán, Correspondiente de la Corporación (Memorias de la Academia,
78 José Ramon Mélida

tomo IX, Noticia, pág. x), bajo cuyos auspicios la realizó, dándola por
terminada en Enero de 1860. El coste total de la obra íué de 1.638.782
reales. Esta restauración general consistió en completar el arco roto,
reparar toda la fábrica, reconstruir por entero el arco de triunfo, después
de haber hecho un dibújo previo que permitiera copia exacta de lo que
había, añadiendo por ellado N. el escudo de la Casa de Borbón, entre
el almenaje y en el pilar derecho del arco, por el S., una inscripción;
hacer nuevos los pretiles y pavimentar el puente; además de la obra casi
toda nueva de los diques y de las avenidas. Motivaron estas obras una
visita de inspección girada de orden del Gobierno por el arquitecto don
Agustín Felipe Peró, que dió cuenta de ella en un Informe acerca deL
puente de 'Trajano en Alcàntara (Madrid, 18 de Octubre de 1858, más de
7 hojas útiles) que guarda la Academia, la cual se interesaba muy espe-
• cialmente en el punto sin duda más delicado de la restauración que ex-
presa el Sr. Peró, de "si el arco triunfal, destruído podía ser reconstruí-
do"; como lo fué, en efecto, con lo que si es cíerto no ha variado su
traza, el almohadiIlado de las piedras ofrece una regularidad que nunca
tienen las obras antiguas. Deberá pensarse que si el Sr. Millán se vió
forzado a desmontar el arco sería porque amenazase ruina; pero fué jus-
tificada la alarma de la Comisión Central de Monumentos al saberlo y el
plausible celo con que llamó la atención del Gobierno acerca del caso
en 28 de Mayo de 1858, siendo consecuencia de ello la comisión del
Sr. Peró. (De todo esto se da cuenta en la Noticia de las Actas de la
Real Academia de la Historia, leída en junta pública de 1.0 de Julio
de 1860, por D. Pedro Sabau, Secretario de la Corporación (Madrid, 1860.
Apéndice núm. 1. Puente de Alcántara.)
La inscripción añadida, conmemorativa de la restauración moderna
del puente, grabada en un tablero que hace juego con el de Carlos V, es
la siguiente:
ELISABETH . BORBONIA .
HISP ANIARVM . REGINA
NORBENSEM . PONTEM
ANTIQVAE PROVINCIAE
LUSITANIAE ·OPVS
INTERVM . BELLO
INTERRVPTVM
TEMPORIS . VETVSTATE
El Puenie ele Alcàntara

PENE· PROLAPSVM RESTITVIT


ADITVM . VTRINQVE
AMPLIFICAVIT
VIAM· LATAM • AD
VACCAEOS . FIERI . lVSSIT
ANNO DOMINI
M . DCCC . LIX

Pasaremos por alto los errores de Geografia històrica contenidos en


este -texto, puesto que Alcántara no fué Norba, ni es la via lata esa carre-
tera ampliada, etc. Vía lata o de la plata es la que desde Mérida, pasan-
do por Norba, iba cruzando el Tajo por Alconetar, hacia Salamanca.
EIÍ la Noticia de las Actas de la Academia consigna el Sr. Sabau
(Apéndice número 1, pàg. 2) que D. Alejandro Millán remitió a la Cor-
poración dos grapas de las que pusieron los romanos para unir en sen-
tido horizontallas hiladas de piedra y varias impresiones en azufre de
ciertos letreros arábigos trazados, según se cree, con gumías por solda-
dos sarracenos entre las letras colosales de una de las dos y grandes lá-
pidas del arco triunfal.
Acabada la restauración del puente, fué celebrada su inauguración
el día 4 de Febrero de 1860, con solemnes ñestas religiosas, cívicas y
literarias en la villa de Alcántara (4).

* * *
Tal es el puente, tales sus vicisitudes. Bien seguro que si éstas no le
causaron mayor mella, pues a lo que se desprende de los mencionados
antecedentes tan sólo un arco fué cortado y fuera de éllo la reparación I

general fué más obligada que por los estragos del tiempo por las injurias
de los hombres; y si al cabo le admiramos restítuído a su pristina ñso-
nomía de hace diez y nueve siglos, es porque muestra ser una obra
maestra de la ingeniería romana. Admira hoy en verdad por la pureza
de líneas con que se dibuja su sencilla silueta, por la regularidad
armónica de sus partes, por su ingente grandeza, por la gentileza de su
edad gloriosa, en la cual se mostró maravilla a los ojos de quienes le
costearon y utilizaron primero. Y es de notar que tal efecto estético, pro-
ducido por una fábrica que carece en absoluta de ornatos y de otros de-
talles expresivos, fuera del arco triunlal, por desgracia desfigurado y
80 José Ramon Mélida

rehecho, es producto de su sabia construcción, del acertado cálculo y so-


lidez con 'que fué ejecutada: y no hay duda de que a esas mismas felices
circunstancias que le avaloran se debe que no hubiera sido mayor su de-
terioro y podamos hoy señalarle como monumento romano casi íntegro.
Si de la apreciación del monumento por lo que vale en sí, aíslada-
mente, le consideramos en comparación con sus congéneres, pronto en-
contraremos que no tiene par. Hay noticias y restos de muchos puentes
romanos, algunos, más o menos reconstruídos, que están todavía en uso.
De los nueve puentes que tuvo Roma, en su mayor parte desaparecidos,
el que puede mostrarse es el que hizo construir Adriano para dar acceso
a su tumba, hoy castillo de Sant Angelo, del cual puente, los tres arcos
centrales, que conserva antiguos, miden 19 metros de diámetro. No se
señalan por sus proporciones los de otros puntos del mundo romano,
incluso de Asia y Africa.
En España el que hay que poner en segundo lugar es el puente cons-
truído posiblemente en tiempo de Augusto, en Mèrida, sobre el Guadia-
na, y es un puente desarrollado en longitud, de 783,49 m. con sesenta
arcos, de 6,80 m. de diámetro los antiguos que se conservan; pero unos
trozos están reconstruídos, a pesar de lo cual aventaja este puente a los.
del mismo tipo de Mèrida, sobre el Albarregas, de Salamanca, Córdoba,
de Lérida, de Martorell y los dos de Toledo, Magnífico debió ser el de
Alconetar, hoy arruinado, correspondiente a la vía de la plata que por
allí cruzaba el Tajo.
Con razón ha escrito M, Besnier (en el Dictionnaire des. antiquités,
de Saglio) al ocuparse de los puentes romanos que "España acaso supera
a todos los países por el atrevimiento y grandeza de sus puentes", y se-
ñala como más singular el de Alcántara. No es ese el único escritor ex-
tranjero que pone en primera línea dicho puente.
Sin pecar de parciales, podemos decir, pues, los españoles que nues-
tro puente de Alcántara, además de ser una de las pocas raras y genía-
les obras del arte de construir, que en esto no puede caber duda, es en
su género la más importante, más atrevida y original; como también que
ese puente y el acueducto de Segovia, obra a su vez singular, magnífica,
y el mejor conservado de los que todavía se utilizan, son las dos obras
capitales que de la ingeniería romana conservamos.

JOSÉ RAMÓN MÉLIDA


El Puente de Alcàntara 81

NOTAS

(1) Bibliografla.-No siendo fácil describir un monumento a quien no lo haya


visto o tenga referencias y datos muy seguros, y no siendo difícil obtener copia de
las inscripciones, de aquí que las del puente de Alcántara hayan sido publicadas an-
tes que el mismo puente con la atención que merece. La copia más antigua de las
inscripciones que avaloran este monumento, y por tanto la referencia erudita prime-
ra del mismo, se halla en la colección epigráfica formada por Conrada Peutinger, en
Augsburgo: Códice 527, p. 54, s. 1, y debió ser hecha, a lo que parece, en el primer
decenio del siglo XVI, o sea antes de la restauración del puente por Carlos V, lo cual
sirvió de punto' de partida a los trabajos relativos al puente, en España, Quien pri-
meramente le mencionó, copiando las inscripciones, fué, según nuestras noticias,
Pedro Barrantes Maldonado: Crànica de la ciudad de Alcàntara, escrita.hacia 1550.
Ms. de la Col. Gayangos, hoy en la Biblioteca Nacional. A este siguieron:
=-Florián de acampo: Cronica general de España (1553, fol.). Ambrosio de Mora-
les: Cronica general de Españfl (1574, tomo I, G. 284). Incluyó también las inscrip-
ciones en su repertorio Mamerano de Luxemburgo, tomándolo de Peutinger, Códice
de Halder, 656, f. 3. D. Gaspar de Castro, canónigo de Salamanca, las comunicó
en 1555a D. Antonio Agustín, que estaba en Roma (Códice en el Vaticano, 6040, f. 48),
Ypor esto pasaron a Jos repertorios epigráficos de Sinerio y de Gruter tTñesaurus).
Por comunicación con el mismo Castro, tuvo conocimiento de ellas D. Juan Fernán-
dez Franco.
En cuanto al monumento arquitectónico deben ser registrados los trabajos si-
guientes:
-Descripción de la suntuosa y célebre fàbrica de la insigne puente de piedra
que està sobre el eaudaloso ria Tajo, que pasa por [unto a La oilla de Alcàntara.
Ms. en 4 hojas, Biblioteca Nacional, v. 159, íol. 96. Según el Sr. Muñoz y Romero
está sacada de los papeles de la visita que en 4 de Marzo de 1586 hizo a la fortaleza
de la villa D. Bartolomé de Villavicencio, Comendador de la Orden de Alcántara.
=Descrtpciàn de la puente de Alcántara. Ms. de la Biblioteca Nacional, N. G. 77.
-Alonso de Torres y Tapia, Cránica de la Orden de Cavalleria de Alcántara, es-
crita en 1652 y publicada en Madrid en 1763. Contiene una noticia, como apéndice,
con un diseño, el primero publicado del puente, debido a Esteban Rodríguez, que
acompañó, con el fin de copiar los monumentos, a D. Luis José Velázquez, marqués
de Valdeflores, cuando por encargo de la Academia de la Historia visitó Extremadu-
ra en 1752, para formar un repertorio de las antigüedades de ella.
-Velázquez (D. Luis José), marqués de Valdeflores, Obseruaciones sobre las anti-
gii,edades de Extremadura de Leén. Ms. de 25 pliegos en folio. Academia de la His-
toria, tomo XXV de la Colección Valdeflores.
Pero antes que esto, que no llegó a publicarse, se publioó una breve pero docta
mencíón del puente por el célebre anticuario benedictino francés Montfaucon.
-Montfaucon (D. Bernard),.L'Antiquité expltouée et représentée en figures. París,
BOLETíN DE LA SOCIEDAD ESPAI<OLA DE EXCURSIONES 6
82 José Ramán Mélida

1719, tomo VIII (IV Seconde partie), pág. 189. Dice, por referencia, que el admirable
puente de Alcántara "es una de las obras más dignas de la magnificencia romana"¡
que hizo lo posible por tener un dibujo, no habiéndolo podido conseguir a pesar de
haber puesto en ello sumo ernpeño su amigo el Sr. de Langlade, médico de la reina
de España, y reconoce que sobrepuja en altura a los demás que cita.
En libros españoles de los siglos XVII Y XVIII hay lo siguiente: Arias de Quintana-
dueñas (D. Jacinto), Antiqtiedades y santos de la muy noble oilla de Alcántara. Ma-
drid, Mateo Fernández, 1661-
-Florez (R. P. M. Fr. Henrique), EspañaSagrada, tomo XIII, págs. 125-131, Ma-
drid, 1756. Da noticia comentada del monumento y sus epígraïes, y lo reproduce se-
gún lo "delineó Sebastián Ventura Arau]o, arquitecto de la villa de Brozas, que for-
mó el dibujo en punto mayor, y D. Diego de Villanueva, arquitecto de S. Majestad
le reduce al de la adjunta Estampa".
-Ponz (D. Antonio), Viage de España, tomo VIII, Madrid, J. Ibarra, 1778, pági-
nas 63 a 72. Da cuenta de oisu y por eso su descripción es bastante exacta.
Al siglo XIX corresponden las publicaciones más útiles sobre el particular, y son
éstas: Laborde (Alejandro de), Voyage Pittoresque et Historique de l'Espagne,
tomo I, París, 1806, pág. U6, Iárns. 169-173. En esta magnífica publicación se da al
monumento la importancia que merece¡ pero le publica en su aspecto pintoresco.
-Cean Bermúdez (D. Juan Agustín), Sumario de las antigüedades romanas que
hay en España, Madrid, 1832, págs. 397 a 400. Da noticia muy sucinta, valiéndose
de los datos de sus antecesores.
-Viu (José de), Extremadura. Colección de sus inscripciones y monumentos.
Antigüedades. Madrid, 1852, tomo I, págs. 140 a 165. Disertación más extensa que
las anteriores, descriptiva del monumento y sus inscripciones.
-Sabau (D. Pedro), Actas de la Real Academia de la Historia, del año 1860. No-
ticia con motivo de la restauración.
Ninguno de los trabajos citados lo era monográfico tan docto como el monumen-
to merece, y tal lo es y único hasta hoy el que después de visitarle le consagró el in-
signe epigrafista, alemán e hispanófilo, profesor de la Universidad de Berlín, Doc-
tor Emilio Hübner, que se ocupó también del mismo asunto en otras publicaciones,
siendo todas ellas las siguientes:
- Hübner (E.), Il ponte d'Alcántara. Annali dell'lnstituto di Corrispondenea Al'-
cheol6gica, vol. XXXIX, 1863, págs. 173 a 194. Lleva en la publicación complemen-
taria en gran folio Monumenii-Inediti, láminas LXXIII-LXXV, dos bellas reproduc-
ciones lineales de plantas y alzados, hechas por fotografías y datos gráficos precisos
por un arquitecto que le comunicó e inserta una serie de consideraciones sobre las
particularidades técnicas y arquitectónícas del puente. Trae, además, cumplida in-
formación bibliográfica y se extiende con su erudícíón y su pericia habituales en el
análisis de las inscripciones, siendo este estudio un avance del comprendido en la
obra bien conocida de Hübner:
-Corpus Inscritionum Latinarum, vol. lI: Inscriiiones Hispanice Lattnce consi-
lio et au torita te Academioo Litterarum Reqice Borussicce edidit A. Emilius Hübner,
El Puente de Alcàntara 83

Berolini, 1869, págs. 89 a 96. Es el estudio analítico mas completo del aspecte epigrá-
fico del monumento. Inserta una nota de Momsen.
=Inscrittonum Hispanice Latinarura Supplementum edidit A. Emilius Hübner,
1892,pág. 826.
-Hübner (Dr. D. Emilio), La ArqueoLogia de España. Barcelona, 1888. Breve no-
ticia y puntuales referencias.
Descripcíones ocasionales, con los datos antiguos, anteriores a los trabajos de
Hübner, se hallan en obras de carácter general, como las siguientes, bien conocidas:
-Madoz (D. Pascual), Diccionartc Geográfico, Estadistica-Histórico de España,
tomo r, pág. 409.
-Díaz y Pérez (D. Nicolás), en el vol. Extremadura, de la serie España. - Sus
monumentos {j artes; su naturaleza e historia.-Barcelona, 1887, págs. 775 a 795.
Por los datos de orden numérico que contiene es interesante un artículo escrito
por el cura párroco de Alcántara, D. Lorenzo López Cruz, titulado El puente de Al-
cántara, inserto por apéndice en la Guia artlstica, mercantil e industrial de Cáce-
res, publicada por la Librería Católica.
No deben omitirse por el carácter práctico de sus noticias las guías extranjeras de
España:
-Ford, Handbook of Spain, 2, 492.
-Baedeker (K.), Espagne et Portugal, págs. 466 y 967.
-Joanne (Guide), Espagne.
A pesar de la excepcional importancia del monumento, son pocas y escasas las
referencias en obras de Arqueología clásica. Pueden citarse: Guhl (B.) y Koner (W.),
La Vie antique: Manuel d'Archéologie grecque et romaine. Rome, pág. 77.
=Dicttonnaire des antiquités grecques et l'amaines par Daremberg et Saglio;
tomo IV, artículo Pons por M. Besnier, págs. 563, 564 y 566.
-Cagnat (R.) et V. Chapot, Manuel d'Archéologie romaine, tomo I. París, 1916,
páginas 48 a 50, con grabado.
Fotografías. Las primeras fueron las de Clifford, Album fotográfico del Puente de
Alcántara, colección de trece grandes vístas fotográficas dedicada a S. M. la Reina
D." Isabel 11.Otro ejemplar fué ofrecido a Napoleón m.-Laurent (J.) et C.i., Catalo-
gue des Photographies, núm. 294 a 297.
(2) Por estar muy deteriorada la inscripción antigua que copiada queda, fué re-
producida en el tablero que hoy la da a conocer con esta declaración al pie: ELI-
SABET· REGINA' / TITVLVM . AT . MEMORIAM . RESTITVIT.
Es lástima que la lápida antigua no se haya guardado en algún Museo, por bo-
rrada que estuviese; bien que su texto ya había sido copiado y publicado como queda
referido.
(3) En la misma lápida, al pie de los versos, se lee:
(Hübner, adición al núm. 761 y Annait, XXXIX, pág. 193) C. IVLIVS . LACER . III . S
. F· ET· DEDICAVIT . AMIGO· CVRIO . LACONE . IGAEDITANO.
cC. Julius Lacer h(oc) s(acellum) f(ecU) et dedicaoit amico Curio Lacone Içae-
ditano».
84 José Ramon Mélida

Observa el profesor berlinés que el sentido de esta dedicación,la cual se encuen-


tra por primera vez en Barrantes, pugna con la que encabeza el epígrafe al empera-
dor, y por ello y otras particularidades la cree falsa, esto es, que fué añadída por el
dicho Barrantes Maldonado.
Al mismo atribuye otra dedicación del mismo Lacer puesta en un ara de granito
que se ve dentro del templo y que considera tan falsa como el epígrafe,al pie del
cual se lee P. B. M.DO HAS LITERAS
RESTITVIT
P(edro) B(arrantes) M(aldona)do .....
y en el mismo caso están otras inscripciones, entre ellas la sepulcral de Lacer,
que Barrantes guardaba en su casa en Alcántara, donde ya no existen, y que daba
como testimonio de que allí existió una ciudad romana, lo cual, como dlcho queda,
era tan falso como las lápidas.
(4) Acabada la restauración del puente fué celebrada su inauguración solemne-
mente el día 4 de Febrero de 1860 con varias fiestas en la villa de Alcántara. Me-
moria de ello se conserva en un trabajo impreso y algunos manuscritos que son los
siguientes:
-Sánchez de la Campa (D. Juan Miguel), Solemne inauçuraciàn del puetüe m'O-
numenial de Alcántara. Cáceres, Jiménez, 1860; folleto de 32 páginas. Contiene des-
cripción de las ceremonias, discursos y versos alusivos.
-Pes et (D. Juan Bautista), Breve descripctàn de las solemnes funciones que han
tenido luqar en la oilla de Alcántara el dia 4 de Febrero de 1860, por la inaugura-
ción de su puente monumental.-Ms.
-Valiente (D. Antonio), Sermón que en la solemne funciàn para inaugurar la
restauracián del puenie de Alcántara pronuncià en la iglesia de dicha uilla el
presbítero que suscribe ... primer cura párroco dellugar de Cedillo.-Ms.16 páginas.
-Claver (D. Pedro), Apuntes sobre el puente de Alcàntara y su última repara-
ción en 1859... Por el L. D. P. C. G.-Ms. de 300 hojas, con varias láminas recortadas
de publicaciones. El texto es una recopilación de noticias de la restauración, de
las fiestas y de curiosidades de Alcàntara, más el calco de un plano que representa
en alzado el puente.
ALONSO CEREZO, BROSLADOR
UN ARTISTA INÉDITO

Arte es el del bordado cuya buena época en España comprendió los


siglos xv Y XVI; arcaico y rudo en los anteriores, aunque no desprovisto
de belleza, se transforma en los posteriores, con el barroquismo, en de-
masiado ampuloso y-recargado, atendiendo ya, más que al arte, a la sun-
tuosidad y riqueza, degenerando en las postrimerías del XVIII en una
labor mujeril, en la cual, si hay belleza y primor, falta el nervio y la
arrogancia del arte verdadero: son tallos, florecillas y hojicas bordados
con delicadeza; trabajos para examinados de cerca, íntimos y bonitos;
pero no decorativos, ornamentales y grandiosos, cual los modelos de la
gran época del bordado; el espacio comprendido entre los reinados de
Don Juan 11al de Felipe III. En los últimos siglos, el tisú de oro y plata,
el raso y el damasco, adornados con más o menos ricos galones, susti-
tuyen en los ropajes y ornamentos litúrgicos de los templos al antiguo
bordado de imaginería o historiado que en casullas, capas, mangas y
frontales sobre damasco y terciopelo liso o labrado se trabajaba. Duran-
te el período del reinado de los Reyes Católicos y después, el terciopelo
alcachofado es muy usado en ternos y frontales de altar, ornamentado
por tiras de imaginería sobrepuestas, recuadros de plateresco estilo, arca-
das, hornacinas, o por las representación.. igualmente bordada, de un
momento de la vida del santo, cuyo altar había de adornar en las fun-
ciones solemnes la artística frontalera.
"Terciopelo alcachofado" y "brocado alcachofado" llaman los inven-
tarios antiguos a los tejidos labrados con decoración de alcachofas y su
hojarasca; típica ornamentación en relieves y pinturas, así como en telas,
de buena parte del ciclo medieval, al que hoy, en modernísimos tratados,
se le nombra terciopelo o tejidos de la piña, creo que ligera e inexacta-
mente; pues si en ellabrado de ellos se puede confundir el aspecto de
la alcachofa con el de la piña (lo que es difícil, por el mechón o flor que
86 Alonso Cerezo, broslador

aparece constantemente en el extremo superior de estos frutos, represen-


tados en los varios tejidos de aquel tiempo, floración propia de la alca-
chofa que no se da en la dura piña), las hojas y tallos que ocupan todo
el fondo entre las alcachofas; de cardo son, que no de pino, bien fáciles
de distinguir, por cierto, aun el más lego.
Terciopelo alcachofado es su antiguo y propio nombre, cuallas vie-
jas relaciorres atestiguan, y tejidos alcachoíados, los que ostentan este
motivo decorativo. Es muy probable que, por extensión, a todos los de-
más terciopelos, damascos y brocados labrados con tema diferente: águi-
las, leones, combinaciones geométricas y otros, se les nombrase también
alcachoíados, por causa de ser la más usada y común decoración ésta en
los tejidos ricos de aquellos tiempos: el cardo, con sus hojas, frutos y
flores, tratado de todas formas y maneras, en la decoración ojival, hasta
agotar todas sus posibles combinaciones y estilizaciones.
Poco se ha estudiado todavia en España el arte del bordado y sus
profesores; un par de docenas de nombres suenan en los catálogos entre
los demás artistas: pintores, escultores, grabadores, rejeros ... pero igno-
rada o perdid~ su labor, sin estudiar seriamente, sin divulgación, y de
cuyos artíñces, además del nombre, apenas si otra cosa se sabe.
Mientras de pintores y escultores, con noble y loable constancia, se
inquiere, se estudia y se dan miles de detalles anecdóticos, biográficos
y de crítica artística, de los bordadores españoles y de su obra casi se
prescinde, se pasa sobre ellos de largo, y solamente se reproducen algu-
nas obras universales y maestras: las mangas de Toledo, el frontal cata-
lán de San Jorge y poco más. Va siendo hora que los entendidos, los
estudiosos y los artistas, paren un poco más su atención en esta maniíes-
tación del Arte y en sus antiguos cultivadores.

* * '"
Unos viejosyapolillados documentos de estos archivos locales me han
dado a conocer el nombre de un antigno bordador, vecino de Lorca, noti-
cias de su personalidad y de dos de sus obras; una de éstas, las dalmáticas
que hizo para la iglesia de Santa María, se conservan aún con cuidadoso
celo en la parroquial de San Mateo, donde se puede admirar con toda
integridad su bella factura, cuya íotograña acompaña a estos rebuscos
comprendidos en los últimos años de su vida; parece raro que proce-
diendo de diversos archivos: el municipal, el de la antigua colezial y el
Joaquin Espín Rael 87

de la parroquial de Santa María, se agrupen todos ellos en el periodo


de los últimos quince años de su existencia. Es posible no residiese
antes en Lorca, y aquí se avecindase por el año de 1560, hacia cuya
íecha aparecen las primeras referencias de este artista. La carencia
de padrones vecinales de aquellos tiempos no permite verificar este
punto.
La primer noticia que he conseguido de este bordador, la da el Libro
primero de cuentas de [ábrica de la iglesia de Santa Maria (una de las
siete parroquiales de Lorca entonces) el que por las cuentas correspon-
pondientes a los años 1561 y siguiente de 1562 consta se pagaron a
Alonso Cerezo, btoslador, por un terno de damasco blanco que hizo para
la iglesia, 75.586 maravedises, cuyo pago se hizo en dos veces; una en
cada uno de los dichos años. En las cuentas del primero de ellos se dice
que lo está haciendo, y en las del segundo, se da a entender está termi-
nado y se le abona el resto. Fué mandado hacer por orden de visita el
año 1556.
No se conserva este terno, que es de suponer sería bordado, como es
muy raro el que se guarden antiguas vestiduras sagradas en las iglesias,
debido, entre otras causas, a la costumbre que había de enterrar a los
sacerdotes con estas ropas, cuando por estar muy traídas, al retirarse del
servicio del culto, se vendían para este ohjeto. En cuentas de Iábrica, de
algunos templos, aparece hecho cargo el fabriquero del importe de ca-
sullas o capas vendidas para enterrar clérigos.
En las cuentas del año 1573, que da el cura y fabriquero de la misma
iglesia de Santa María, Juan de Vera, hay un mote que dice:
"Da en descargo quinçe mill y seyscientos y quarenta
mrs que pago de doze uaras de terciopelo carmesi, las
ocho de terciopelo carmesí y las quatro de terciopelo uerde
que se traxeron de granada, el carmesi a quarenta R s y
el Juerde a treynta y cinco R s, los qles es para el terno
que se haze por mandado de su md. . . . . . . . . .. xv Udcxl"
y más adelante se hace constar que:
"Da en descargo ocho mil y ochocientos y quarenta
mrs que dio en dineros a al? çerezo, bordador VD desta
çiudad, mostro carta de pago. . . ... , . . . . . . VIIJ Udcccxl"
Siguen las cuentas del año 1574 (fabriquero el mismo anterior), en
las que comienza el descargo de ellas así:
88 Alonso Cerezo, broslador

"Prirneramente se le recibio en descargo al dicho mayor=v


doze mill mrs que pago a alonso çerezzo, bordador, para en parte
del pago de las Almaticas que haze para dicha ygla mostro carta
de pago. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XIJ U"
Después de esto, en las correspondientes al año 1577, aparece este otro
mote final, en que ya había muerto Cerezo, y se le abona el resto por pagar
a su heredero Martín de Herrera, bordador también y vecino de Baeza,
como después se verá en el extracto del testamento de Alonso Cerezo:
"Se le reciben en descargo çiento once mill y nueve-
· cientos y setenta maravedis que pago a min de herrera,
· heredero de çerezo, bordador de las almaticas de la dha
yglesia con que estan pagadas las dhas almatícas como
· parecio por carta de pago . ~ . . . . . . . . . . . eXJ Udcccclxx"
Como Herrera tambiénerabordador, es probable, al quedarse sin ter-
minar por la muerte de Cerezo, las concluyera el anterior. De manera, que
iué el coste total de estas dalmáticas, tela y hechura (en que entrarían el
oro, plata y sedas por cuenta del bordador), 148.450 maravedises.
Como se ve en estas cuentas, no se hace mención de la construcción
de la necesaria y correspondiente casulla, que había de ser parte princi-
pal para formar el terno, pues las dalmáticas por sí solas no pueden
tener aplicación en el culto. En efecto, hoy se conservan todavía, entre
otras alhajas de esta antigua iglesia de Santa María, estas dos dalmáticas
de Cerezo, acompañando a una casulla también de terciopelo carmesí,
con tira dè imaginería bordada en sedas matizadas, oro y plata, de estilo
algo anterior a la labor de las dalmáticas. Aparecen en esta tira, que re-
corre todo el centrà de la casulla, dejando la correspondiente abertura
para la cabeza, las Iígurasde cinco apóstoles inscritas en sendas horna-
cinas de plateresco estilo, que acusan la época del emperador Carlos V;
en la delantera de ella figuran los santos Pablo y Bartolomé, y en la es-
palda, que es la que aparece en la fotografía, los santos Pedro, Juan y
Santiago el mayor.
Esta casulla, sin dalmáticas, figura en losinventarios de la iglesia de
Santa María, por vez primera, el año 1554, así descrita: "Una casulla car-
mesí, -con su cenefa de imagtneria de hilo de oro."
Parecè ser fué donada por una devota a esta iglesia; no consta fuese
comprada y sí lígera. indícación de haber sido cedida una casulla por
aquellos aÍÍQs,que bien puede ser ésta.
BOL. DE LA SOc. ES/". DE EXCURSIONES TOI"\O XXXI!.

Fotos. Manchón.

F01'OTIPIA DE H.AUSER y l\olENET.-MADRID

Dalmàtica bordada por Alonso Cerezo. Año 1575.


Casulla con tira bordada e Imaginería de la primera
mitad del síglo XVI.
LORCA.-Santa María.
Joaquín Espín Rael 89

Del mismo género y color que la mencionada casulla son las dalrná-
ticas, de terciopelo carmesí, sembrado por unas a manera de flores de
lis bordadas en oro, que en estas se imitaron de las de la casulla; pues
bien examinadas no son idénticas, se conoce en ellas ser de otra mano;
aunque hechas con la misma limpieza; se procuró al hacerlas imitar el
género y su decoración, aunque en su ornato hay una gran diferencia de
asunto y estilo; pues míentras en la casulla aparece la clásica imaginería
que en los siglos xv Y XVI se aplicó a capas y casullas indistintamente,
en estas dalmáticas su ornamento está integrado por recuadros formados
por un fondo de terciopelo verde en el que aparecen bordados con gusto,
riqueza y armoniosa entonación en sedas de colores, oro y plata, sendos
jarrones con mascarones, bichas y follajes serpeantes propios del gusto
a "la romana" de la segunda mitad del décimosexto siglo.
Cuatro rectángulos así ornados, dos mayores para las haldas y dos
menores para las mangas, en unión del collarín, forman el decorado de
cada una de ellas, cuyo fondo verde y colores ya apagados armonizan
agradablemente con el carmesí del fondo general.
Doce varas de terciopelo granadino se emplearon en su confección:
ocho, carmesí, y cuatro, verde: este es, seguramente, el género necesario
para las dos; el carmesi, para su construcción, y el verde, para los ocho
recuadros de ambas y los dos collarines, que también son de terciopelo
de este color; no pueden estar más ni mejor identificadas en las antiguas
cuentas transcritas estas ropas sagradas, aun existentes a pesar de la
rapacidad de chamarileros y anticuarios.
Estas dos dalmáticas es la única obra cierta de Alonso Cerezo, que
permanece y es conocida; quizá su labor fuese numerosa y exista inédito
algo de sus manos en templos o moradas señoriales; posible es que
hasta en colecciones o museos.
No obstante, no es esta la única obra suya de que tengo noticia; otra
labor de más empeño hizo por aquellos mismos años para el Concejo de
esta ciudad de Lorca, que dió lugar a unos autos y tasación de ella por
peritos de Murcia y Madrid, a donde fué llevada, los que dan ocasión a
conocer los nombres de otros bordadores de aquella época, maestros
importantes, sin duda, en su arte, y hoy creo que desconocidos, ellos y
las obras que ejecutaron.

* >l' *
90 Alonso Cerezo, broslador

Con pompa y majestad, músicas, autos, gigantes, tarasca, bailes,


toros, juegos de cañas y sortijas, y otras diversiones públicas, se cele-
braba la festividad del Santísimo Corpus Christi, fiesta que costeaba el
Concejo en Lorca, y que, como en todas las poblaciones de España, era
la más importante maniíestación religiosa del cabildo secular, a que el
eclesiástico contribuía con toda la solemnidad y esplendor de la liturgia.
Hacia el año de 1574, la ciudad de Lorca, por su Concejo, acordó
hacer un lujoso palio para la festividad del Corpus; para su ejecución,
comisionó al capitán Juan Fernández Menchirón, regidor de su Ayunta-
miento; éste encargo la hechura del palio al vecino de Lorca, el borda-
dor Alonso Cerezo, el cual llevó a efecto su construcción y bordado en
damasco recamado de oro, plata y sedas al gusto predominante, el estilo
del Renacimiento, del que tan bellos ejemplares todavía subsisten en
catedrales e iglesias; obras de sólida ejecución, de suntuoso y prócer
aspecto y valiente factura.
Así terminado, el Alcalde mayor, el licencíado Alonso Rodríguez,
por el Corregidor el Comendador D. Lope Fernández de Valenzuela,
justicia mayor de Murcia y su tierra, dispuso en 18 de Agosto de 1574,
fuese tasado por peritos, para pagar su "justo valor" al bordador Cerezo,
por lo que el comisionado, capitán Menchirón, hizo venir de Murcia a
los bordadores de aquella ciudad Diego Gallego y Cristébal Tomás, los
que visto y examinado prolijamente, lo tasaron en la suma total de
6.740 reales de vellón.
He aquí el texto de la evaluación de este palio según los bordadores
murcianos.
"Diego Gallego y Cristobal Tomas bordadores vezinos de la ciudad
de Murcia dezimos que por V. S." nos ha sido mandado ver y tasar un
paño del Santisimo Sacramento bordado en oro y seda al rrornano con
dos angeles y una custodia sobre damasco carmesi el qual dho paño a
hecho Alonso Cerezo bordador y vezino desta ciudad. El qual dho paño
emos visto y tasado y fallamos justas nras conçiençias q' vale de oro y
seda y damasco y manos y flocaduras y toda la demas costa seis mill y
seteçientos y quarenta rreales y por ser verdad lo firmamos de nros
nombres=Diego Gallegoe=Cristobal Tomas ",
Al Concejo le pareció esta tasación inmoderada, y, por tanto, encargó
al capitán Juan Navarro de Alava, su procurador general. que de nuevo
se volviere a valuar en Toledo o Madrid, y el alcalde ordenó al regidor
Joaquín Espín Rael 91

de Lorca, Gaspar de Salazar, que salía para la COl-teco-i asuntos del


Concejo, llevase consigo el palio y le hiciese tasar por "oficiales suli-
cientes", citando al bordador Alonso Cerezo, para que si quería íuese
con él a presenciar esta segunda tasación, o nombrase persona que en
su nombre y representación asistiera a ella. Indudablemente Cerezo
tenía confianza en su arte y la seguridad del valor de su trabajo; pues
en compañía del regidor Salazar y con el palio salió de Lorca para
Madrid, sin temor a esta nueva tasación ante peritos de cuantía, maes-
tros de su arte, en la corte de Felipe Il.
I

En 23 de Septiembre del mismo año de 1574, ante el licenciado


Valle, teniente de Corregidor en Madrid, y a presencia del escribano
Juan del Campillo, pareció Gaspar de Salazar, y presentó una requisito-
ria del alcalde de Lorca, para que mandase comparecer a los peritos que
se nombrasen, y ante él y el escribano, tasaren el palio cuyo precio
Lorca había de pagar. Luego, Salazar propuso como tasador por su parte
a Felices de Vega, bordador de la Reina; Alonso Cerezo nombró a su
colega Lucas de Burgos, ambos estantes en la corte; los que comparecie-
ron y formularon su tasación, la que reproduzco íntegra por ser intere-
sante la completa descripción que del paño bordado hacen estos dos
artistas madrileños, a quienes es de creer hábiles en su oficio; pues el
uno lo erá de la Reina, y además estábamos en la buena época del arte
español en general.
c:Eluego yo el dicho escribano tome e rrecibi juramento en forma
debida de dro de los dhos Lucas de Burgos y Felices de Vega bordado-
res nombrados por las partes los quales le hizieron bien y cumplidamen-
te y auiendole Iecho dixeron que ellos an visto oy dho dia un palio de
damasco carmesí con las goteras bordadas de una obra al rromano de
oro encordado y matiçado con un feston en medio del cuerpo del palio
y con dos angeles y una custodia de oro matiçado en medio del feston
con sus lígaças de plata y fuera del feston quatro corderos sobre sus li-
bros y en las esquinas de ·las goteras del palio ocho festones de oro con
sus caliçes y en los medios del palio de las goteras quatro escudos de
armas de la ciudad de Lorca con su franxon de oro adoshalle (¿adosa-
do?) y seda carmesi el qual dicho palio le miraron y vieron todo cosa
por cosa y le tasaron de la forma y manera questa anssi, el damasco
como el oro y seda y echura del en seis mill y tresçíentos y ochenta rea-
les y con esto se paga la hechura del dho palio como tienen declarado
92 Alonso Cerezo, broslador

y esto es su parecer y lo que alcançan y es verdad por el juramento que


fecho tienen y lo firmaron de sus nombres.-Lucas de Burgos.-Felices
de Vega.-Ante mi.e-Ju", del Campillo.»
Estos últimos, como se ve, lo valuaron en 360 reales menos que los
anteriores peritos. En vista de todo lo cual, el procurador general del
Concejo de Lorca, Navarro de Alava, se dió por satisfecho, y se ordenó
pagar a Cerezo su bien ejecutada labor del producte de las fallas
anuales que se hacían de todas las aguas del riego de la vega de
Lorca.
Se llamaba hacer íallas a destinar el producto de la venta de las aguas
del río, que eran y son de propiedad particular, a un objeto determina-
do, quedando los dueños de ellas sin percibir, aquel o aquellos días, el
dinero de su producto, y por tanto, fallido para ellos el valor del agua
en aquella ocasión. Se hacía desde muy antiguo una falla anual del va-
lor de todas las aguas, cuyo producto se destinaba por el Conce]o. para
limosnas a iglesias y monasterios; después se aplicó a la paga de cuatro
músicos de la Colegial (ministriles), en uso aún hoy esta falla de los mi-
nistriles, algo restringida, pero subsistente. De este producto se le pagó .
parte del valor del palio a Cerezo; pero en Enero del siguiente año de
1575, en vista que se le adeudaban aún trescientos ducados, pidió al
Concejo se le adjudicase, para el pago de ellos, el huerto y moreral que
eran de Juan Felices Duque, tesorero de la ciudad, alcanzado y ejecuta-
do en sus bienes, obligándose Cerezo a pagar la demasía del valor
de estas dos fincas al contado. Así lo aceptó el Concejo, cuya venta
otorgaron ante Hernando de Aguilar, por precio de quinientos seís
ducados, en 25 de Enero de 1575, a favor de Alonso Cerezo; ellicen-
ciado Andrés Navarro de Alava y Pedro Felices de Ur eta, regidor, en
nombre y por poder del capitán Felices Duque, residente entonces en
Granada.
Estaban este huerto y moreral en el heredamiento de Sutullena, junto
a la población, lindando con el Portijico (el postígo . de la Magdalena) y
camino que va a las Huertas, por lo que es probable estuviese en el hoy
huerto del Afino, frente a las Monjas de Abajo, o sean las de Santa Ana
y Magdalena. Se componía el moreral de cuatro tahullas de tierra con
cincuenta y tres moreras, mas un cuarto y medio y dos terciadas de agua
propia en el riego de Sutullena, y el huerto con árboles de otras cuatro
tahullas. Con estas fincas fundó en la Colegial una memoria pia, que
Joaquin Espín Rael 93

subsistió hasta los principios del siglo XIX con el nombre de Caudal de
Cerezo, como veremos por su testamento.
No se conserva memoria ni restos de este palio, que con el andar
del tiempo se consumiría y reduciría a polvo; en escritos posteriores se
hace referencia a él, llamándole "un muy famoso palio ": sólo quedan,
como se ha dicho, las dalmáticas, hechas para la ojival y antigua parro-
quial de Santa María (cuya estructura y ornamentación se encuentra hoy
cubierta por grosera y recia corteza de yeso); dalmáticas que son su úl-
tima obra, a las que menciona -en su testamento, poniendo en ellas, de
una manera.indirecta y accidental, su firma, demostrando con esta obra
de sus manos los puntos que calzaba en el arte del bordado.

* :!: :!:

Es probable no fuese Alonso Cerezo de Lorca: ignoro la época en que.


aquí se avecindó; por su testamento se sabe residia su familia en Baeza,
y por este mismo documento se colige vivía en acomodada posición en
. compañía de sus criados y esclavos.
Habitaba en la colación de San Patricio y estaba incluído en el pa-
drón de los caballeros cuantiosos, clase intermedia entre los hijosdalgo
y los pecheros. Estos caballeros de cuantia eran personas que habían de
tener cierta renta y estaban obligados a mantener caballo, tener armas y
acudir a los alardes cuando fueren convocados (1). Por el año de 1565 se
ordeno por Real cédula que los cuantiosos de Lorca fuesen todos aque-
llos que tuvieren demil ducados de hacienda en adelante. La obligación
de mantener caballos y acudir a los alardes era considerada como un
~erjuicio y una vejación, por lo que los hidalgqs se eximían aduciendo
SM nobleza para no hacer alardes, En esta ocasión, Lorca solicitó que se

requiriera para ser cuantioso dos mil ducados de hacienda, alegando que
las rentas y el valor de los censos habían tenido mucha mengua y pér-
didas. Por orden de Felipe III, dada en Belén a 28 de Junio del año 1619,
íueron suprimidos los caballeros de cuantía del Andaluzía (en ellos esta-

(1) En la relación de la batalla que los de Lorca ganaron contra los moriscos en
el río de Almanzora, el 12 de Noviembre de 1569, y en la nómina de los de a caballo
que en esta contienda tomaron parte, figura Alonso Cerezo; "para que la fama ínrnor-
tal del General e de los demás para siempre viva", dice el Libro de las batallas del
Concejo de Lorca.
94 Alonso Cerezo, broslador

ban comprendidos los de Lorca), por no considerarlos necesarios: atento,


dice la cédula, que se fundaren en tiempo que hacían frontera a los mo-
ros de Granada, y hoy, por no haberla, deben cesar y consumirse, y
porque los que viven en Jugares obligados a dicho servicio los desam-
paran, buscando otros libres de señorío, con pérdida esto de las rentas
reales y daño en la labranza y crianza.
Para ñnalizar estas noticias daré unas notas, las más importantes, del
contenido de su testamento, otorgado estando enfermo en 21 de Octubre
de 1575, ante el escribano del número de Lorca Hernando de Aguilar ..
Se mandó enterrar en Santa María, con hábito de San Francisco, con
acompañamiento de todo el clero, cofradía de la Concepción y las de-
más que quisieren asistir. Encomendó por su alma, las de sus padres,
abuelos y difuntos de su familia gran número de misas, que suman más
de mil, y además dejó dispuestas varias mandas a personas pobres y
necesitadas.
Dejó al Cabildo de la Colegial de San Patricio, de Lorca, su huerto,
moreral yagua de éste, más 276 ducados, para que se le hiciesen suíra-
gios perpetuamente en la" iglesias de San Patricio y Santa María y
"todos los sábados se diga una misa de Nuestra Señora cantada, y el
abad y Cabildo canten un responso por su ánima y las de sus dííuntos
acabada la misa, en la que se prediquen dos o tres rrillagros de la Vir-
gen", pagando la Mesa Capitular de San Patricio la misa, también can-
tada, de los sábados de Santa Maria, dando la limosna de dos reales y
medio; para todo lo cual dispone que se vendan el huerto y moreral,
empleando su producto en aguas y censos con cuyas rentas sufragar
esta íundacíón.
En este testamento s~ lee la cláusula siguiente: "Itt. Declaro que dos
Almaticas que se estan acabando para la Iglesia de Sta Maria de esta
Ciudad, sobre la obra de ellas ay escriptura a la qual me remito, en
quanta a lo que tengo reciuido me Remito a la carta de pago que de
ello di al pe Juan de Vera Cura de la dha Iglesia. Mando que reciuiere
en cuenta la dha Carta de pago lo demas de la dha obra se cobre a pre-
sencia de la escritura."
También ordena que Domingo y Catalina Imenza, del reino de Gra-
nada, sus esclavos, queden libres después de su fallecimiento, así como
Catalina y Antonia, su hija, también sus esclavas de color negra, y se
les dé toda la ropa que tuvieren de su uso, más a cada uno un celchón,
Joaquín Espín Rael 95

dos sábanas y un almohada, y a Domingo su cuartago morcillo con los


aderezos que tiene; también les deja todos los enseres de cocina y demás
cosas que no valgan más de ocho reales.
Que se dé para laobra del monasterio nuevo de San Francisco veinte
ducados.
Que en todo el año después de su muerte se lleve a la iglesia de
Santa María su añal, y en todo él sus esclavos vivan en -su casa, disíru-
tando de los frutos y demás que haya en ella de comer, y también el
trigo que necesiten durante este primer año siguiente a su fallecimiento.
El remanente de todos sus bienes (no dice cuales sean) lo deja a sus
herederos Isabel de Valdés, su hermana, e Isabel de Valdés, su sobrina,
hija de Martín de Herrera, bordador, y de Luisa de Valdés·, su mujer y
hermana del testador, vecinos todos ellos de Baeza, mejorando en cin-.
cuenta ducados a Isabel, y todo lo demás por partes iguales; habitando
cuando vengan a por la herencia en su casa, pero sin despedir de ella a
sus esclavos dentro de todo el año de su fallecimiento.
Murió probablemente en este mismo año de su testamento, o al si-
guiente de 1576, pues en 24 de Mayo de 1577, por estar ya en posesión
de la herencia, vendió el Cabildo a censo a Lorenzo Núñez, el moreral
yagua que le pertenecía en Sutullena, en 127.500 maravedíes de princi-
pal, con la pensión anual de 9.106 maravedíes. Después, en 10 de Sep-
tiembre de 1614, el Cabildo vendió el moreral con su agua, porque los
herederos de Núñez ni pagaban las pensiones ni redimían el censo, al
canónigo Bartolomé Raxadel, el cual dió por él seis censos y una hila de
agua, por escritura que pasó ante el notario Fraucisco Carvajal en 18 de
Junio de 1617. Entonces venderían también el huerto y emplearían su
producto en aguas, pues en estos primeros años del siglo XVII se compo-
nía el caudal de Cerezo, que disfrutaba la mesa de la Colegial, de cinco
censos y once y media hilas de agua.
Estas son las noticias que en varios y diversos documentos he encon-
trado, que muestran algunas obras y dan detalles de un desconocido,
hasta ahora, artista bordador en la décimasexta centuria.

JOAQuíN ESPíN RAEL


Lorca, Abril de 1924.
Descripción de las pinturas murales que decoran
. .

la ermita de San Baudelio en G~sillasde Berlanga (Soria)


Notas preliminares

En el tomo XV de este BOLETíN DE LA SOCIEDADDE EXCURSIONES,


en el trimestre de Septiembre a Noviembre de 1907, bajo el epígraíe de
"Un monumento desconocido", dedicaron a esta ermita de San Baudelio
los ilustres académicos D. Manuel Aníbal Alvarez y D. José Ramón Mé-
lida un estudio detallado, entusiasta y casi fundamental de este monu-
mento; acompañan a su trabajo cuatro planas con fototipias que repro-
ducen fotografías, casi todas tomadas en su interior, y complementando
el texto planta y sección interior de alzado, que dan en conjunto per-
fecta idea de los temas de su decoración mural y su estructura arqui-
tectónica. Cabe a dichos señores la gloria de haber dado a conocer dicho
monumento en el mundo del arte y la arqueología y de haber promovi-
do el expediente de monumento nacional, viniendo así dicha ermita a
ooupar lugar preferente en la catalogación de nuestra riqueza artística.
En 1908, D. Vicente Lampérez y Romea publica su obra Historia de
la Arquitectura Cristiana Española en la Edad Media, yen su primer
tomo.ipáglna 249, dedica a este monumento un estudio especial, repro-
duce los dibujos del Sr. Aníbal Alvarez, publicados en nuestro BOLETíN
el año anterior, y hace la descripción de su estructura arquitectónica de
acuerdo con el estudio antes citado; ateniéndonos a su descripción, co-
piarnos los siguientes párrafos:
)fA media ladera, enterrada en parte, y a ocho kilómetros de Berlan-
ga, está la modesta ermita de San Baudelio. Exteriormente se ven dos
cuerpos rectangulares, cubiertos, en distintas alturas, por vulgares teja-
dos. Los muros son de mampostería, con ángulos y guarnícíones de hue-
cos, de sillarejo. Estos son: una puerta de arco de herradura con doble
archivolta; una pequeña ventana con igual arco en el testero del cuerpo
Descripción de las pinturas de la ermita de San Baudelio 97

menor, y otra ventanita insignificante en el mayor. La orientnci '111 s


de NE. a SO.; hacia aquel viento está la cabecera o ábside.
"El interior marca períectamente los dos cuerpos: la nave y la capilla
mayor. Esta, más elevada de piso que aquélla, es rectangular, cubierta
de bóveda de medio cañón. El arco de ingreso es de herradura. La
nave es también rectangular; la puerta es lateral al lado del Evan-
gelio (NO.) y en el frontero hay un ingreso a una cueva, socavada en
el monte con dos pequeñas galerías en ángulo. La uníón íntima de
esta cueva a la ermita hace pensar, desde luego, en un origen devoto o
vida de anacoreta, como las de la Cogolla de Suso, o descubrimiento
de ímagen, como en San Miguel de Olmedo, o en milagrosa escena
de cetrería, como en Nájera o en Palencia.
"En el centro de esta nave hay una columna cilíndrica de hiladas de
piedra. Detrás de ella, a los pies de la íglesía, se eleva un coro alto,
levantado sobre una cuadrícula de arcos de herradura, sostenidos por
columnillas y con piso de madera y yeso; en el eje de este coro avanza
hasta apoyarse en la columna central, un compartímiento con muros la-
terales y cubierta de rnedio cañón, al que ie. entra por un arco también
de herradura. Parece ser el recinto para el maestro de capilla."
"Del pilar o columna central irradian ocho arcos: cuatro hacia los
vértices y otros cuatro hacia los medios de los lados. El apoyo en la
columna y en los medios en voladizo; en los ángulos hay sendas trom-
pas cónicas, sobre las que cargan planos que los achaflanan, y en ellos
se apoyan los arcos. Son éstos de perfil cuadrangular, de herradura más
o menos peraltada, según la luz, y van trasdosados por muretes, hasta
apoyar en la bóveda. En el centro, sobre el pilar, queda un hueco ..
"La bóveda es en rincón de claustro rebajada, con despiezo, de hila-
das horizontales al parecer.
"Las columnas central y del coro no tienen más base que unos da-
dos. Carecen igualmente de capitel, sustituído en las últimas por unas
zapatas donde apoyan los arcos.
.Todos los muros y bóvedas aparecen pintados con diversas escenas,
que serán detalladas e~ lugar apropiado, pues a mi parecer, contrario en
esto al de los Sres. Alvarez y Mélida, no pertenecen a los mismos tiem-
pos que la arquitectura. a
No hemos escatimado el detalle de esta descripción arquitectónica
antes de entrar en nuestro tema, sino que lo hemos creído necesario
BOLETIN DE LA SOCIEDAD ESPAIi'IOLA DE EXCURSIONES
98 José Garnelo

para localizar después los asuntos decorativos de las pinturas, en armó-


nica distribución, base del gran atractivo e interés que ofrece este monu-
mento; armonia que estriba, además, en la compenetración de ambos
elementos artísticos, la arquitectura y la pintura, aunque en la obra
arquitectónica persista una preparación y adaptación mahometana y en
la obra pictórica la influencia oriental propiamente bizantina. Así, pues,
permítasenos además los siguientes, párraíos publicados más recíente-
mente, en 1919, por el Sr. Gómez Moreno, en su obra Iqlesias Mozára-
bes, Arte españoi de los siglos IX al XI, en la cual, al estudiar detenida-
mente esta ermita, en la pagina 309 de su primer tomo dice así:
"Ella se funda sobre peña viva, que sirvió además de material para
su construcción, y es una caliza basta de color gris. Como a diez pasos,
hacia oeste, nace un manantial, y todavía concurre allí la gente de los
pueblos inmediatos, en son de romería, el día de San Baudelío, aunque
ya nada de ceremonial religioso se celebra en la ermita, y aun estuvo :
abandonada y sin puerta durante años, según dicen.
"Su traza es muy sencilla: un rectángulo con apariencias de cuadrí-
látero, aunque mide 8,50 X 7,50 metros; puerta hacia norte, único frente
del edificio que el declive del terreno deja libre hasta su base, y capilla,
de 4,10 X 3,60 metros a su cabecera, desviada bastante de su orienta-
ción normal, o sea hacia NE. Quedaria, pues, en obra vulgarísima, de no
haber precedido en su fábrica el designio de excluir la madera en abso-
luto, ya por lujo, no impropio del período que venimos estudiando, ya
más bien para prevenirse contra incendios.

.Efectívamente, el aparejo de los muros es una mampostería mal


concertada, con grosor de un metro; abajo, enormes sillares de pudinga
sirven de zapa, y otros, mal concertados y no grandes, forman las esqui-
nas; aun mantiénense abiertos los mechinales, donde entraron las agu-
jas del andamio al hacerse la obra, y varias grietas denuncian que los
empujes interiores removieron aquélla sin comprometer demasiado su
estabilidad.
"Esta ermita de San Baudel (dice más adelante), aparte su arquitec-
tura, adquiere gran notoriedad por la decoración pictórica que la reviste
completamente por dentro, si bien no hace al caso nuestro estudiarla,
por corresponder a otro arte y a otro período; mas como algunos la
tornaren por base para fechar el edificio, hay que juzgar sobre ella.
Descripción de las piniuras de la ermita de San Baudelio 99

Su procedimiento es al temple y con pocos colores; las pinturas cie las


bóvedas perdiéronse a fuerza cie recalos, no manteniéndose visible y
bien conservado sino una mitad del total. Sus representaciones son del
Evangelio, empezando en la bóveda; fueron dispuestas en tres zonas,
más una adoración de los Magos y ángeles con escudos, lanceando al
dragón, pintados en la capilleja de la tribuna. Su estilo es seudobizantino,
absolutamente rutinario, con arquitecturas de arcos angulares, redondos
y escazanos sobre columnas bizantinas, e interesando sobre todo ciertas
ííguras tomadas del natural, especialmente el grupo de guerreros, guar-
dianes del sepulcro, cuyo traje es: loriga con almofar, calzas rojas, zapa-
tos de oreja, yelmo picudo con guardanás y escudo en forma de almen-
dra. Otra zona inferior desarrolla asuntos de la vida ordinaria, expuestos
con naturalismo sincero, especialmente cacerías, personajes militares,
animales, telas de Oriente y adornos, sin cosa que revele influjos moris-
cos, pero sí hay un gran camello y un hombre con traje talar, yelmo,
lanza y adarga redonda con sus borlas. En la capilla se traslucen letreros
en mayúsculas romanas, pero ilegibles. Será verosímil fecharla entre la
segunda mitad del siglo XII y principios del XIII, valiendo para ello las
otras pinturas de San Isidoro de León, aunque mucho más francesas,
que datan de hacia 1180, pero es cuestión ajena a lo nuestro, no ayu-
dando sino para comprobar una fecha mínima de antigüedad para el
edificio.
"Viniendo a juzgar los caracteres del edificio resulta exacta la expre-
sión del Sr. Lampérez, de ser éste (el ejemplar más mahometano de la
arquitectura mozárabe>."

li
Naturaleza y descripción de las pínturas

Tanto el Sr. Mélida como el Sr. G. Moreno, opinan que estas pintu-
ras murales estaban ejecutadas :al temple; induce a estimarlas en este
procedimiento, de una parte, la poca adherencia que ofrecen en algunos
sitios donde el enlucido está descompuesto por el salitre, y en otros por-
que se operó en él con la argamasa ya algo endurecida; de otra parte, es
seguro el haber sido retocadas parte de estas pinturas, especialmente en
el siglo XVIII, en cuya época se encalaron los zócalos y el interior de la
columnata y bóveda que sostienen el coro, remozando así su aspecto
100 José Garnelo

general, cosa que pudo repetirse en algún otro año, de romería en rome-
ria. Pero originariamente la pintura fué ejecutada al fresco, por el proce-
dimiento descrito por el monje Theophilo en su libro Diuersarium Ar-
tiurn Schelula (1), sobre argamasa de cal y arena, llevando a cabo los
enlucidos con un esmero relativo, pues hay oquedades y resaltes propios
de su ejecución, que hoy pasan desapercibidas y hasta se confunden con
los abolsamientos y deformaciones, producidos al andar del tiempo, por
la acción de filtraciones y recalos que actúan sin cesar, desnaturalizando
los materiales con que se fraguara el muro.
La descripción de las pinturas la localízaremos en tres partes: una, la
capilla absidal; otra, el cuerpo de la iglesia, que son las más importantes;
y otra, la capillitadel coro.
Pinturas del ábside.-Seguramente todo el recinto rectangular y
bóveda de cañón estaban decorados de pintura; hoy no se conserva
digno de ser descrito más que el testero frontal con su ventanita rasgada
como saetera de fortaleza medioeval; a través de los enlucidos posterío-
res se descubren fragmentos de haber sido toda ella decorada en la época
primitiva. La ruina de estas pinturas debió ser ya muy notoria a datar del
siglo XVI; las que hoy se conservan en el testero frontal estaban ocultas,
en gran parte, bajo un enlucido de yeso, que el restaurador Sr. Segura
íué desprendiendo y sacándolas de nuevo a luz; adernás, en los comíen-
zos de la centuria citada se le adosó a la pared un amplio altar de batea,
y sobre él, tapando las pinturas y la ventana, se aplicó el retablo que
-descansaba sobre la inscripción gótica que se aprecia en la' fotografía
que publicamos en la lámina I, núm. 1 (Testero frontal del ábside). Ella
nos sirve para considerar la fecha y hasta la época del témpano de ma-
dera que formaba el retablo; éste, se conserva hoy colocado en el cuerpo
de la iglesia sobre el altarcito que da frente a la escalera del coro; en él
se aprecian a las arcadas propias del gótico decadente caracteristico de
esa época, en su centro se encuentra hoy un liènzo del siglo XVIII mal
clavado representando a San Baudelio, el cual sustituyó a la pintura pri-
mitiva con estofados en oro, y todo alrededor se ramearon adornos que
sólo nos sirven para justificar los dos períodos distintos en que se ha
tratado de repararla ermita para las fiestas del Santo: uno, a principíos
. del ~iglo XVI, y otro, a fines del siglo XVIII •

.(1) El monje Theophilo, artista del siglo X al XI, autor del Diuersarium Artium
Schelula (París, 1843, in 4.°), trata de la pintura a la encáustica yal Iresco,
LáID..ina 1.

TOM.O XXXll ..
BOL. DE LA SOC. ESF. DE EXCURSIONES

FOTOTll'LA DE HAUSER y :MBNET.-MA.DRLD

2. Arranque de los arecs de la bóveda


1. Testero frontral del ábsíde,
en la columna central.

ERMIT A DE SAN BAUDELlO EN CASILLAS DE BERLANGA. (Soria.)


Descripciàn de las piniuras de la ermita de San Baudelio 101

Este ábside es de las mismas dimensiones, traza y disposición del


que se conserva en Maderuelo denominado "Ermita de la Vera Cruz", a
él nos referiremos para formar idea de cómo se distribuía la decoración
pictórica en sus muros y bóveda. Como se ve por la fotografía citada, la
ventanita rasgada al centro es el tema que reconcentra la composición;
en su parte superior del plano abocinado circular se encuentra la paloma
sagrada; a los lados, rayos rojos blancos yamarillos llenan su paramento
de fuera a dentro. La orientación de la capilla está de tal forma dispues-
ta, que al apuntar el Sol, el lado izquierdo del espectador se inunda de
luz; el rayo luminoso de la mañana, al fijarse en el rincón izquierdo de
dicha capilla detrás del arco de entrada, hace que todo el espacio quede
bañado de espléndida luz, que poco a poco se va extendiendo por el
muro de poniente; digo todo esto porque así se justifica, en parte, la colo-
cación del altar exento, y el oficiante, dando frente al cuerpo de la iglesia,
que en esta hora de la mañana está débilmente iluminada por la escasa
luz azulada que entra de la puerta.
En Maderuelo ha desaparecido el ara y la mesa de altar; en San
Baudelio tenemos un altar cito citado anteriormente, compuesto sólo de
dos hermosas piedras, que, por su corte, están demostrando ser de la
época, y hacen pensar que ellas formaran el altar que primeramente
existiera en el centro de esta capilla.
Como se ve en la fotografía citada, la composición se divide en dos
zonas: la superior, a la parte alta de la ventana, y la inferior, a sus
lados hasta el zócalo. Muy fragmentariamente podemos apreciar sobre la
ventana el tema que decoraba el espacio semicircular hasta tocar en los
haces de la bóveda de medio cañón que le cubre; analizándolo por sus
restos de color, se repite en él el mismo tema de la capilla de ~a Vera
Cruz antes citada; esto es, una cruz griega de brazos iguales radiando
de un círculo central, en el que sobre fondo negro se destaca el cordero
nimbado, propio de la iconografía cristiana; rodeando la cruz, unos án-
geles en' actitud de sostenerla, y a los lados, figuras de caballeros pare-
cen estar en adoración ante ella, Por bajo de estos caballeros y a los
lados del hueco de derrame de la ventana tenemos en Casillas dos figu-
ras de santos: de un lado, a la izquierda, San Agustín; del otro, San Bau-
delia; el primero con estas iniciales: A V S, el segundo con estas otras

en dos filas: BAU


D I L I unen por bai
ajo estas d os figuras, al centro, una gran

~.IAolbn
"
.... di DarcdD ..

ServeI de BIblioteques
blbl/oteca d'Humanitats
102 José Garnelo

ave zancuda, especie de garza o pelícano de silueta propiamente deco-


rativa como rige en la estilización de toda esta obra pictórica. En Ma-
deruelo, estos paños los ócupan dos asuntos de la vida de Jesús: el de
la ízquierda, la Magdalena limpiando los pies a Jesucristo con sus cabe-
llos; en el de Ia derecha, la Virgen y el Niño an~e una figura que nos
parece un abad mitrado; en el muro lateral izquierdo de nuestra ermita
apenas se pueden descifrar unas figuras_ a la altura del arranque de la
bóveda, y sobre ellas unas letras la!inas con palabras alusivas a la Mag-
dalena; escritas de derecha a izquierda, cosa que más que un capricho
genial, parece obedecer a una tendencia mahometana.
Para darnos idea de cómo estaria decorada la bóveda de cañón que
cubre esta capilla, hoy, sin rastro alguno de pintura, nos reíeriremos a
cómo se encuentra decorada la capilla que antes citamos; dicha bóveda
se despieza en tres grandes compartimientos: uno central, que viene al
eje de la ventana hacia el arco de ingreso, ocupando así la parte cen-
tral por una figura mucho mayor que natural sedente de Jesucristo Re-
dentor en su trono en actitud de bendecir y mostrando un libro sagra-
do; esta figura, con la cabeza colocada hacia el arco de entrada, se en-
cierra en dos arcos de círculo con varias zonas <de color, como imitando
el arco iris; a los ángulos, para resolver el cuadrado, hay figuras de án-
geles en actitudes como de estar sosteniendo el trono del Señor; las dos
fajas a los lados están ocupadas por dos hileras de figuras que apoyan
sus plantas en el arranque de la bóveda; estas figuras representan los
arcángeles que asisten a Dios en su trono según la Apocaplisis VIII; a
estas figuras se unen: de un lado, la de la Virgen María junto al arcángel
San Gabriel, y del otro, para completar el mismo número de ñguras, un
obíspo o un santo que no acertamos a designar. Esta composición es
seguramente muy similar a la que ha desaparecido en este capilla absi-
dal de San Baudelio.
Cuerpo de la iglesia.--De la capilla descrita a la nave central de la
iglesia, se desciende por cinco escalones: uno interior y otros cuatro ex-
teriores al arco de ingreso, arco doble concéntrico de herradura, todo él
decorado con hojarascas y círculos, en los que se encierran cabezas de
lobeznos, ya de frente ya de perfil; en la clave un círculo más grande,
sostenido por dos ángeles, encierra la mano bendiciente del Creador.
Estos temas vienen a sustituir la carencia absoluta de decoración escul-
tórica en la constitución arquitectónica de los arcos de herradura; esta
Descripcián de las pinturas de la ermita de San Baudelio 103

forma se acentúa con una cinta roja, y es sólo la gráfica decorativa la


que define la traza arquitectónica; de aquí la gran afinidad entre la de o-
ración pictórica y la arquitectura del monumento. Las cuatro gradas des-
cendentes, el asiento que recorre los lados de aquel ámbito casi rectan-
gular, como la basa cuadrada del pilar redondo o columna central, son
labrados en la roca viva con aristas redondeadas y brillantes; ellos, en
muchos sitios, podrian dar fe de las rodillas de los que hollaron devota-
mente aquellos lugares. El pilar cilíndrico, más que columna, parece imi-
tar un tronco de árbol o palmera; su decoración son grandes puntazos de
pinceles o escobillas de lana, distribuídos casi simétricamente, como acu-
sando el desgajo de las ramas que allí crecieron; de su lado de entrada
a la capilla, está la pila de agua bendita, y sobre ella una figura de gue-
rrero muy borrada.
Ya sabemos por la descripción hecha al empezar este articulo que
de esta columna central irradian ocho arcos, dibujando asi en la bó-
veda cornpartimientos triangulares limitados por la faja de dichos
arcos y las que horizontalrnente los une a la pared a la altura de su
arranque.
La figura 2.a de la primera lámina nos muestra cómo nacen los arcos
de herradura de la bóveda, de simples resaltes y cómo todos ellos van
decorados con una columna pintada de igual adorno en el capitel que
en su basamento, y todas conservando el mismo color y forma, podemos
decir que, todas ellas reunidas, forman un haz simétrico bien definido, y
que a partir de cada una de ellas, los temas se cambian en una variedad
caprichosa hasta llegar al otro extremo del arco, donde en vez de colum-
nas se desarrolla un roleo de hojarasca de exquisita traza bizantina. Cada
uno de estos arcos cambia el tema decorativo de su pintura, uno ya en
grecas rectangulares, ya en lazos ondulados, ya en animales, como se
aprecia en la lámina citada, en que unos galgos van tras una liebre y
otras se agazapan cambiando de rumbo. Los arcos, al arrancar de la
columna lo hacen quedando exentos en cierto trecho que cierra un pe-
queño arco de herradura a modo de ventanita. El Sr. Gómez Moreno
estudia esta a manera de linterna que resulta del arranque de los ocho
arcos y la sucesión de los ocho huecos, y muy acertadamente concede
a este lugar un designio superior como consagrado especialmente para
esconder reliquias u ornamentos sagrados; lo cierto es que, colocada una
luz o lámpara sagrada en su centro a altas horas de la noche, la luz
104 José Garnelo

irradia por todo el ámbito de la techumbre, esparciendo la luz por las


bóvedas misteriosamente.
Como se aprecia en la fotografía, la ruina del enlucído es desoladera
y la pintura de las partes planas de la bóveda casi están indesciírables.
En tres grupos vamos a dividir el estudio descriptivo de las pinturas
en este cuerpo central de la ermita desde la bóveda a la parte baja de
los muros. Zona primera: las bóvedas. Zona segunda: el gran friso, des-
de éstas hasta el barandal del coro, y tercero, del barandal del coro al
zócalo inferior. Las primeras se separan por una faja de ajedrezado en
puntas de diamante; la segunda, por un gran menandro de cinta en pers-
pectiva.
Los temas de las bóvedas arrancan, en su ángulo superior, con la
figura de un ángel, y ocupan toda la zona restante asuntos referentes a
la vida de la Virgen. En el lado correspondiente al arco que da ingreso
a la capilla del ábside apenas podemos descifrar nada, pero del lado
correspondiente al ángulo noroeste, o sea frente a la puerta de entrada,
podemos ver claramente, en uno, la Adoración de los Reyes; en otro, la
llegada y cortejo de los mismos; en el paño encima del coro, la Adora-
ción de los Pastores; en otro, probablemente, la Circuncisión. En otro,
perfectamente, descifrable, la Huída a Egipto; en los paños que faltan
es de suponer que se presentarían Jesús en el Templo y la Anun-
ciación.
El gran friso que por debajo de las historias de la bóveda recorre todo
el espacio cuadrangular de la iglesia está dedicado a la Vida de Jesús
con los Apóstoles. Lo ocupan figuras de tamaño casi natural, encerradas
entre columnas de idéntico dibujo a las que adornan el arranque de los
arcos centrales, y cada escena está además recuadrada por fajas rojas
que los aislan a manera de margen. Así queda toda esta serie de historias
encerrada entre las grandes fajas decorativas del ajedrezado y el menan-
dro, sirviendo el primero de coronamiento y el segundo de base de sus-
tentación.
La importancia de estas figuras, de un marcado acento decorativo y
de un realismo escueto y rígido, está manifiesto por las fotografías que
publicamos en este artículo, mejor que por cuantas frases pudiéramos
emplear para rlescribirlas.
Empezando por el paño de pared frente a la puerta de ingreso, de
derecha a izquierda, iremos reseñando los argumentos que se desarro-
Làmina Il.

ROL. DE LA SOC. ESF. D,E EXCl)RSIONES TOMO XXXII.

1. Angel y soldados ante el sepulcre.

FOTOTll'IA DE HAUSER y MENET,-MADRLD

2. Las tres Maríns y Jesús dando vista a un ciego.


ERMITA DE SAN BAUDELIO EN CASILLAS DE BERLANGA. (Sari a.)
Lámina III.
BOL. DE LA Soc. ESF. DE EXCURSIONES TOMO XXXII.

1. Resurección de Lázaro.

FQTOTIPIA DE HAUSER y MENET._M~\DRIlJ

2. Las bodas de Canaan.

ERMITA DE SAN BAUDELlO EN CASILLAS DE BERLANGA. ,Soria.)


Descripcion de las piniuras de la ermita de San Bautielio 105

llan, En la figura I." de la lámina 11podemos apreciar el caràcter y si-


metría con que está trazado el asunto, que representa el Angel sentado
ante el sepulcro de Jesús y los soldados que hacían la guàrdia.
En la figura 2.a de esta lámina, se completa el cuadro con las tres
Marias, que, provistas de tarros de esencias, se encaminan hacia el se-
pulcro. Esta fotografía nos muestra además, al centro, el tema decorativo
que une un cuadro con otro y que da arranque al arco de la bóveda que
apoya sobre el centro del muro. El asunto del cuadro inmediato repre-
senta a Jesús devolviendo la vista a un mendigo arrodillado; la decisión
varonil de la figura de Cristo, la dulce resignación del enfermo, son si-
.luetas recuadradas enérgicamente en el tímpano y las columnas que los
limitan.
Sigue a éste la Resurrección de Lázaro, figura 1.a de la lamina III:
dos figuras separan la losa del, sepulcre; un apóstol parece: mostrar el
libro en que da fe del milagro. Lázaro, envuelto en su sudario blanco,
tiende a íncorporarse. Jesús lo toca con su báculo, y la energía del trazo
la maestría del dibujante .no evita que éste se interponga ante la faz de
Jesuscrito, cuyo tipo persíste en el rasgo enérgico con que se nos pre-
senta en la anterior historia.
El paño que hace de fondo al coro empieza por dos figuras que lle-
van en sus hombros pellejos de vino, y una de ellas está vertiendo el
suyo en un gran jarro; a continuación está la mesa de las bodas de Ca-
naán; Jesús parece estar bendiciendo a los desposados, sentado a la
mesa, bien dispuesta de viandas; llega esta composición hasta la mitad
del muro, donde tiene su arranque el otro arco de la bóveda, y desde
éste hasta el ángulo opuesto está representado el tema de las tres ten-
taciones de Jesús de forma singular (lámina IV, fig. I."). Jesús se repre-
senta dos veces, primero ante el demonio de la gula que derrama de sus
manos el manjar de los panes; en la otra, Cristo está, de una parte, asis-
tido por el Angel, y de otra, tentado por el demonio de las grandezas,
junto a un gran edificio o palacio; después del Angel, otro demonio por-
tador de la tercera tentación parece escuchar de los labios de aquél, y
por su adernán, la frase de ':Vete de ahí, Satanás. Al Señor mi Dios
adoraré".
El paño que desde el ángulo del coro va al ángulo de la Epístola
está, primero, ocupado por la hornacina de una pequeña ventana, hoy
completamente obstruída: a continuación de ella se nos representa la
106 José Garnelo

entrada de Jesús en Jerusalén, acompañado de los Apóstoles; ésta es la


figura 2.a de la lámina IV. El pueblo, ante las puertas de la ciudad, se ve
representado por dos figuras de reducida escala, arrojando a los pies de
la comitiva sus ramos de olivo. Jesús bendice con una mano y con la
otra parece empuñar una rama de palma; también los Apóstoles llevan
sus palmas agrupando sus. cabezas en número de siete y caracterizán-
dose por sus tipos, su condición humilde y su misión apostólica.
El paño de pared está completado por el que representa la fotografía
de la lámina V, figura I.": Jesús con los Apóstoles celebrando la última
cena, esto es, estableciendo el sacramento de la Eucaristía; la simetría
de esta composición tiene un gran valor sugestivo y arquitectónico: el
nimbo alrededor de la cabeza de Jesús, encerrando una cruz blanca,
ocupa el centro; cinco más a cada lado, unos en rojo y otros amarillos,
rodean las cabezas de otros tantos Apóstoles: los dos restantes son San
Juan, que se recuesta como dormido sobre el pecho de Jesús, y Judas
arrodillado delante de la mesa recibiendo de manos de Jesús el pan eu-
carístico.
Todas las figuras parecen estar indicando con su adernán la sorpresa
de aquella frase de Jesús "uno de vosotros me venderá".
Seguramente estas historias continuaban sobre el arco de herra-
dura que da acceso a la capilla absidal; entre sus desconchones y la
transparencia de las capas de cal se aprecia, del lado de la derecha,
como un ángel que podría completar el asunto de la Oración en. el
Huerto.
Del lado opuesto, dos ííguras pequeñas a caballo pudieran ser los
soldados que asistieron a la Crucifixión, asunto que no debió faltar y
que pudiera haberse interpretado de un modo sernejante a como està
representada en el folio 369 de la célebre Biblia de Santa María de
Ripoll.
La parte más interesante y original de esta pintura se desarrolla des-
de el menandro que sirve de base a las ya descritas hasta el zócalo in-
clusive; ellas son asuntos de la vida real, son recuerdos de anirnales
raros, temas decorativos y escenas de caza que dan a la ermita el as-
pecto señorial de un castillo monástico, aunándose a un tiempo la vida
civil y el entusiasmo místico.
En síntesis podía decirse que las bóvedas estan dedicadas a la vida
de la Virgen y Jesús Niño; el gran friso o tema central, dedicado a la
Lámina IV.

TOMO XXXII.
BOL. DE LA SOc. ESf'. DE EXCUR310NES

1. Las tres tentaciones de Jesús.

FOTuTlPIA DE B.AUSER y ME.NET.-M.ADR1D

2.· Entrada de Jesús en Jerusalem."


ERMITA DE SAN BAUDELIO EN CASILLAS DE BERLANGA (Soria.)
Lámlna V.
BOL· DE LA SOC. ESf'. DE EXCURSIONES
TOMO XXXII.

1. La cena de Jesús con los apóstoles,

FOTOTlPIA DE nAUSER y MEN.ET.-MADRW

2. Liebre con inscripción esgrafiada.


ERMITA DE SAN BAUDELIO EN CASILLAS DE BERLANGA. (Soria.)
Descripción de las piniuras de la ermita de San Btuuielio 107

vida de Jesús en sus más sublimes momentos, y la parte del muro desde
el barandal del coro hasta abajo, a asuntos locales y anecdóticos de su
tiempo.
Haciendo frente a la capilla absidal sólo se conserva, muy barrido,
el paño de la izquierda, con una figura a caballo, adivinándose en su
ademán y en las ligeras manchas del fondo que lleva un halcón; es com-
pletamente el tema decorativo de una tapicería de figuras siluetadas so-
bre fondo rojo, cambiándose en otros con figuras obscuras sobre fondo
claro.
Al lado .opuesto no existe ningún vestigio a la altura de esta zona;
tampoco en el muro inrnediato, sobre el que se adosa la escalera del
coro; ésta, està formada por piedras sueltas y casi-siri labrar, sujetas a
modo de lastras o agujas de andamio que se incrustan en la roca viva,
hay pues algunos sitios en que la propia peña enlucida no ha permitido
los recalos y ha dado firmeza a los enlucidos calizos del fresco, así po-
demos apreciar cómo està decorado el muro en la parte de la escalera y
el trozo de zócalo desde el rincón del altar a los primeros peldaños de
aquélla, pues, a pesar de haber sido encaladas estas partes, se ven a tra-
vés de una capa blanquecina grandes círculos con serpientes a guisa de
barandal y dos toros enfrontades, rojos sobre fondo negre, en la parte del
zócalo .:
Los arcos de herradura que unen las pequeñas columnas que susten-
tan el sistema de bovedillas que forman el paramento del coro y su ca-
pilla están decorades con líneas y roleos lanceados; éstos sirven para
recuadrar los temas siguientes: empezando desde ellado que venimos
describiendo, paños de círculos encerrando palomas explayadas y tan-
gentes entre sí a modo dé una tela de la época. Lado derecho de la ca-
pilla del coro un camello de contornos duplicados y sobrio de silueta;
los dos frentes estrechos, a los lados de la columna central, dos lobos
rampantes de tipo heráldico. Ellado izquierdo de la capilla lo ocupa un
guerrero con lanza y rodela, llevando en sus manos una llave como si
representara el guardador de la ermita. Siguiendo el antepecho del coro
hacia la puerta, un eleïante blanco, llevando sobre sus hombros una ciu-
dad o palacio, destacándose sobre fondo rojo; y a continuación de él,
la figura de un oso, en silueta roja sobre fondo blanco. Desde esta figu-
ra, en todo el paño de la puerta, se representa una cacería; empieza ésta
con un servidor armado de ballesta que dispara contra un ciervo, que
108 José Garnelo

viene a ocupar el dintel del hueco de entrada; a continuación, entre dos


árboles, un caballero galopa armado de tridente, acompañado de tres
lebreles; los arboles llenan con sus ramas la parte superior, y delante de
ellos se ven dos liebres superpuestas, corriendo hacia una red, segura-
mente dispuesta para aprisionarlas. De esta parte, y como detalle de la
liebre inferior, se da una fotografía en este artículo, por aparecer en ella
una inscripción, que conviene estudiar por los eruditos en esta materia;
y que a mí me inspira el respeto, de que pueda tratarse de la firma del
autor de estas pinturas.

Calco de la inscripción esgrafiada que se aprecia en la fotografía, lámina V, figura l ."


Su tarnaño en longitud, 0,40 centimetros.

Las franjàs que limitan estos recuadros a los rincones son especie de
palmas con medias lunas blancas sobre fondo gris; por bajo corre un
adorno de hojas rojizas contornadas de negro sobre fondo blanco, faja
que limitaba los asuntos descritos y que servía como limite al zócalo
en toda su extensión.
La Capilla del coro.-Esta parte es la que nos falta describir para
terminar nuestra relación, y casi quedó hecha al copiar del libro del se-
ñor Gómez Moreno los párrafos dedicados a las pinturas de esta ermita.
Como ya se ha dicho, esta capillita es un cuerpo saliente que avanza
del pretil del coro hacia la columna central. decorada por esquinas a ma-
nera de acrótedas, y su techumbre de piedra, a modo de frontón, ofrece
el aspecto de un arca cineraria o altar portátil adosado al tronco de un
Descripciàn de las piniuras de la ermita de San Baudelio 109

árbol; su interior es tan reducido que sólo se cabe de rodillas o sentado. ,


en ambos casos, por una ventanita rasgada, también en forma de herra-
dura, permite estar de observación hacia la puerta de ingreso y vigilar así
cuantos penetraran en el Santuario. En su pintura se representa la Ado-
ración de los Reyes, en composición simétrica; la Virgen, al centro con
el Niño, y a uno y otro lado, caballeros arrodillados; detrás de éstos, unos
arcángeles lanzando un dragón. De factura y traza desembarazada y arn-
plias estas íigurítas, que son de reducidas dimensiones, demuestran el
trazo de un maestro al servicio de una rápida ejecución.
Vamos a terminar este artículo dejando para otra ocasión el estudio
comparativo que merecen estas pinturas con las que figuran hoy en el
Museo de Barcelona, y las que han sido trasladadas al Museo de Bostón,
desde Santa María de Mur, las cuales decoraban humildes iglesias y ca-
pillas de la región pirenaica, siguiendo el curso del camino a las pere-
grinaciones de Santiago, grupo de pinturas tan interesante en la historia
de la Edad Media y en la historia de nuestros primitivos.

JOSÉ GARNELO
LA CASA DE SOROLLA
En el paseo del General Martínez Campos, núm. 37, está la finca
donde habitó los últimos años de su vida el gran pintor valenciano, que
trajo una renovación profunda al arte español y paseó triunfalmente su
nombre, como gloria de nuestra patria, por ambos mundos. El cronista
que traza esta líneas, para que sirvan de recuerdo a la visita que realizó
el día 4 de Marzo nuestra Sociedad, tuvo el honor de ser discípulo de
Sorolla algunos años y apreciar de cerca las portentosas facultades, que,
acrecentadas por un trabajo continuo, llegaron a aquel grado de periec-
ción de que dan muestra las últimas producciones, y díñcilmente serán
superadas por otros artistas que intenten pintar el sol y el mar. Estos
son los dos asuntos de los cuadros de Sorolla y los que están presentes
siempre, si no en ellienzo, en el pensamiento del autor. La variedad
inmensa de colores y matices que la luz produce en la costa abierta de
Valencia formaron su paleta, y allí se sentía en su elemento, y fuera, en
otras tierras, aunque su sensibilidad exquisita reprodujese fielmente otro
ambiente, la simpatía no se adhería a èl.
Claro es que la casa de Sorolla tenia que reflejar este amor al sol
de levante, esta espontaneidad de su genio desprovisto de artificios y
marrullerías, y ast es todo allí franco, alegre, luminoso, en el jardín, en
las habitaciones y en los estudios. Procuraremos transmitir a nuestros
lectores esta impresión en desaliñados renglones, lamentando que los
medios literarios no alcancen lo que apetece el deseo.
Franqueada la puerta de la tapia, nos encontramos en un jardin que,
dividido en tres partes, rodea el frente de la casa y uno de sus lados,
sirviendo de paso a los estudios, que constituyen el fondo. Son de estilo
andaluz, adornados con azulejería que traza albercas y fuentes. Colum-
nas, capiteles sueltos, escudos, bajorrelieves, estatuítas de bronce, repar-
tidas con simpático desorden, completan el conjunto. Pasamos luego a
La casa de Sorolla 111

un patio con fuente en el centro, rodeada de adelfas, y una galeria baja


en donde, colocados en estanterías, hay multitud de objetos heterogé-
neos, como cacharros, jaeces de mulas, aperos, etc., y cuelgan en las
paredes algunos cuadros, entre los que observamos una copia de un
fragmento de Las Hilanderas, de Velázquez, pintada por Sorolla en sus
años de aprendizaje.
La fachada principal de la casa tiene un pórtico, al que da acceso
una escalinata, en el piso bajo, y en el principal forma una terraza o
balconada a semejanza de algunos edificios andaluces.
Pasamos a un pequeño vestíbulo con algunos muebles de estilo espa-
ñol, un tríptico flamenco, un cuadro de Ribera y una escultura de Elena
Sorolla. Contigua está la escalera, y en el arranque, un bellísimo bronce
de Benlliure que representa los primeros pasos de un niño desnudito,
modelado con la maestría y la gracia características de este ilustre maes-
tro. Después sigue el comedor, decorado todo con mármoles en suelo y
zócalo; el friso lo forman hermosas pinturas, que son como grandes guir-
naldas de flores y follaje que colgaran de una azotea, por la que asoman
las frescas figuras de unasmuchachas. La viveza y la frescura del color
y la amplitud con que están ejecutadas son admirables, y el conjunto, de
lo más nuevo y atractivo. A continuación, el salón, tarnbién con piso de
mármol y decorado en tonos claros: pocos rnuebles, amplios y cómodos,
forrados con telas grisáceas, y en las paredes varios retratos de Sorolla,
de su esposa Clotilde y de las hijas María y Elena; al lado del salón hay
una rotonda de cristales, y la luz discretamente velada da un ambiente
agradable de intimidad y de reposo. Los cuadros parece que se han esco-
gido entre los más propios para armonizar con el tono de la habitación.
Entramos en el estudio grande conservado como en vida del maes-
tro. Sobre. un caballete el retrato de Unamuno sin terminar, pintado con
gran desenfado y valentía en una mañana: la cabeza, llena de carácter,
es de mucha expresión. Las paredes están cornpletamente cubiertas de
infinidad de estudios de todos tamaños, varios de ellos pintados en San
Sebastián durante los veranos que últimamente pasó allí, cuando la fa-
milia procuraba alejarle del trabajo incesante a que se entregaba en la
playa de Valencia; pero Sorolla no podía estar ocioso y pintaba como
entretenimiento cosas que otros pintores hubieran reputado trabajos de
importancia.
Apuntes de Biarritz, de Zarauz; paisajes en donde se interpreta con
112 J. Peñuelas

exactitud la luz plateada y húmeda de las provincias vascongadas. Hay


también dos cuadros grandes con escenas de bañistas en Valencia, que
Iorman vigoroso contraste con esos otros norteños.
El estudio contiguo, más pequeño, que sirve como de antesala al pri-
mero, oontiene también muchas obras, y de todas las épocas de Sorolla.
Recordamos un grupo de sus hijos hará unos diez y ocho años, con las
niñas vestidas de rojo, que es de enérgicos contrastes y tonos vigoro-
sos. Los hijos de Sorolla, María, Joaquín y Elena, continuamente le sir-
vieron de modelo desde muy pequeños, alguno redéu nacido, y siempre
acertó a representar con gran maestría la gracia y la viveza iníantiles.
También a su esposa Clotilde la retrató muchas veces, buscando efectos
interesantes deluces y colores. En esto 'se manifesto el gran cariño que
profesaba a su familia, y que puesto con el amor al arte fueron las
únicas preocupaciones de su vida. Figuran en este estudio varios de
Clotilde y de Joaquín, este último con un perrillo fosterrier, en el que
sorprendió admirablemente el movimiento. Varios paisajes de unos
huertos de naranjos que pintó hacia 1900 en Alcira, otros posteriores
hechos en Sevilla, y todos con aquella jugosidad de color, exactitud de
ambiente y soltura de procedimientos que era en él característica. Un
cuadro de no grandes dimensiones llama poderosamente nuestra aten-
ción, es una escena a orillas de un río, con unos árboles; tres chiquillos
acaban de bañarse, uno todavía desnudo, los otros dos terminan de ves-
tirse, y el mayorcito ayuda al pequeñuelo, de unos cuatro años..a abro-
charse el delantalito que le sirve de traje; la actitud de este último, sobre
todo, es de un acierto tal que cautíva, yhe aquí una obra al parecer sin
importancia que atrae nuestra admiración y la de todos los que se fijan
en ella. Varios muebles antiguos y algunas esculturas de Elena Sorolla
que cultiva con buen éxíto este arte completan el decorado.
Aún hay otro estudio grande con salída al jar~ín y también cornple-
tamente lleno de pinturas. Un cuadro grande que representa unas carre-
tas de bueyes cargados con sacos de harína y varias figuras de labriegos
avileses sirvió para los magniíicos frisos que decoran el Museo Hispáni-
ca de New York;' con asuntos de, las distintas regíones españolas, obra
magnífica, de lo mejor que pintó Sorolla y que nunca lamentaremos bas-
tante no haber podido admirar en España. Según mis noticias estaba ya
todo dispuesto para haberlos expuesto en Madrid y estorbos de última
hora lo impidieron.
BOL. DE LA SOc. ES!". DE EXCURSIONES TOMO XXXII.

Meciendo al niño

Fo'rOTIPlA nE Fl.Au5ER y .MEN.ET.-l\olADRW

Idilio en el mar.
JOAQUÍN SOROLLA.
La casa de Sorolla 113

Elegir entre la abundantísima obra de Sorolla es una dificultad gran-


de cuando se trata de reproducir sólo un par de cuadros, que es lo que
permitía el ajuste de láminas de este número del Boletín. Los que se
publican no son muy cenocídos, y seguramente interesarán mucho a
nuestros lectores, especialmente el Idilio en el mar, que aún sin el
encanto del color es admirable por el vigor del modelado y la entona-
ción, la figura "de la muchacha sobre todo. Este cuadro figura actualmen-
te en una colección de los Estados Unidos. El otro, cuyo paradero ignora-
mos, y que es bastante superior al primero, tiene un contraste de luces
y una transparencia de sombras sorprendente. Las fotografias excelentes
que han servido para hacer la lámina nos la Iacilító amablemente el
yerno de Sorolla, nuestro querido amigo D. Francisco Pons, que es tam-
bién un renombrado pintor como saben nuestros lectores, y al que hace-
mos presente nuestro agradecimiento. A Joaquín Sorolla, el hijo del
maestro, que nos acompañó con la mayor amabilidad en la visita a la
casa y estudio de su padre, le damos nuestras gracias más efusivas al
recordar aquella mañana agradabilísima que pasamos contemplando
•tantas bellezas.
El arte de Sorolla será siempre, pese a los alambicamientos de los
snob y decadentes, grande, fuerte, sano, armonioso, lleno de vida, como
ha sido el arte español, cof!1olo íué el arte griego, a donde se vuelven
los ojos de la Humanidad que siente ansias de rejuvenecerse y vigo-
rizarse.
" J. PEÑUELAS

BOLETIN DE LA SOCIEDAD ESPA/ilOLA DE I!XCU!<SJONIiS 8


Dón~eesta~ala easa ~e 6o~a en la Pnena ~el Sol
El 8 de Noviembre de 1901 publicó D. Juan Pérez de Guzmán y Gallo
el segundo de dos artículos titulados "Córno en Madrid se [uró al Rey
José Napoleón", y en el cual trazó los siguientes párrafos:
"..... La última imposición que Napoleón decretó contra el pueblo de
Madrid, creyendo poder con ella garantir la seguridad del trono en que
había repuesto a su hermano, fué la apertura de un registro de los veci-
nos cabeza de familia, en que éstos debían ofrecerse bajo juramento a
rendir amor, apoyo y fidelidad a José Napoleón ..... La fórmula de estos
juramentos, que habían de prestar todos los ciudadanos que forman
cabeza en sus casas, como habitantes de Madrid, era: "Juro apoyo, amor
y fidelidad al Rey..... " Dos alcaldes de barrio, acompañados de un escri-
bano o persona habilitada para dar fe, habían de llevar este registro,
casa por casa y cuarto por cuarto. "
"El cura de San Ginés, D. Juan Antonio de Alcedo, computó en unos
1.400 los que en su iglesia habían jurado, pues hubo tal confusión y
tumulto-dice en su comunicación oficial-que se perdieron muchas
papeletas, debiendo formar este cálculo porque es el que corresponde a
las 7.000 almas que la parroquia tiene. a
"Aunque desde 13 de Diciembre (estamos refiriéndonos al año 1808)
se procedió simultáneamente en todos los barrios de Madrid a llenar con
toda celeridad este mandato, dos días después se varió la fórmula, y los
cabezas de familia sólo habían de comprometerse a asistir el 23 a las
parroquias respectivas, acompañados de una papeleta impresa que se
distribuía, y que debían firmar también, para prestar allí el juramento de
fidelidad de una manera más solemne, ante el Sacramento puesto de
manifiesto por todo el día, desde las 'primeras horas de la mañana hasta
que terminara el acto. Estas papeletas eran recogidas por los párrocos,
que sobre ellas levantaban otro registro para computarlo después con el
de los alcaldes."
Donde eslaba la casa de Goua en la Puerla del Sol 115

"..... Claro es que en las listas autógraías con írecuencia se tropieza


con nombres que avergüenzan y nombres que, aun apareciendo en ellas,
son simpáticos por lo que representan y por la situación en que entonces
se vieron, compelidos por las circunstancias. No es extraño hallar la
firma de D. Leandro Fernández de Moratín en la casa de la calle de
Fuencarral, manzana núm. 345; pero al ver la de Goya en la casa núme-
1'0 9, cuarto 2.°, de la Puerta del Sol, -donde vivía, crece el mérito de los

cuadros que nos dejó con los episodios sangrientos del Dos de Mayo,
pues esta vecindad acredita que, si no actor, cuando menos íué testigo
de las escenas que dibujó ..... "
De este artículo, perdido en el fárrago de la colección de semestres
de la Ilustracián Española y Americana, es recogido el dato de la casa
de Goya, de que nadie había hablado hasta entonces, por el malogrado
A. Beruete (hijo) en su Goya, pintor de retratos, sin citar el año en que
apareció en la revista, lo cual ha hecho más difícil su busca por carecer
aquélla de índice 'general.
Beruete se limita, pues, a decir: "El año 1808 Goya vivía en la Puerta
del Sol, núm. 9, cuarto 2.°; su firma aparece seguida de estas señas en el
registro que se formó en Madrid de los cabezas de familia a quienes se
impuso hajo juramento rendir ápoyo, amor y fidelidad a José Bonaparte."

.
Interesaría, pues, sobremanera descubrir la situación que dentro de
la topografía de entonces ocupaba dicha casa, lo que nos permitiría corn-
probar la insinuación de Pérez de Guzmán de que Goya al pintar el
cuadro de la lucha de los mamelucos con el pueblo de Madrid (Museo
del Prado, núm. 748) hacía una obra de historia, concepto en que le
incluye Beruete en su discurso de recepción en la Academia de la His-
toria, junto con el cuadro de Las Meninas, de yelázquez, y algún otro.
Veamos ahora la trayectoria recorrida por nuestra investigación y las
conclusiones a que ésta nos debe llevar lógicamente.
Constando que el punto concreto de la situación de la casa núm. 9
no estaba determinado por ninguna obra de las que han tratado de Goya
o de la Puerta del Sol, pues ni el mismo Sr. Pérez de Guzmán lo aclara
en su Dos de Mayo de 1808, en que se habla de los sucesos de este día
con prolija minuciosidad, intentemos recurrir a las fuentes que pudieran
proporcionarnos este dato con más certeza:
En primer lugar figura el Archivo Municipal, y dentro de él los planos
y documentos reíerentes a la Puerta del Sol.
116 Aliredo Gámlr y Sandoval

Entre los elementos gráficos que allí se conservan hemos encontrador


1.0 Planimetría de Madrid, por manzanas numeradas, que se hizo
entre 1750 y 1770, Y a la que responden como fuente básica todos los
documentos y planos posteriores, Figuran en hojas de infolio y consta
de varios tomos.
2.° Ellibro de D. Fausto Martínez de la Torre titulado Plano de la
Villa y Corte de Madrid, Madrid, 1800. -
3.o En la Colección de documentos oficiales sobre el proyecto de
reforma y ejecución de obras en la Puerta del Sol, publicados por el mi-
nistro de la Gobernación para el cumplimiento de la ley de 21 de Julio
de 1855, en que mandó formar los oportunos planos para el ensanche
de la Puerta del Sol (Ayuntamiento de Madrid; legs. 4-194-10 y 4-427-35).
4. o Seis planos correspondientes a otros tantos proyectos de refor-
ma, de varios autores, y entre ellos el definitivo (Ayuntamiento de Ma-
drid; legajo 9-427-45).
Con estos materiales a la vista, nada, al parecer, más sencillo, que
determinar la situación del núm. 9 en aquel tiempo, desde que los pla-
nos se corresponden y encajan unos en otros en todos sus puntos.
Había, sobre todo, uno de éstos, el de D. Fausto M. de la Torre, que
por su mayor proximidad a la fecha en que se supone vivió Goya en la
casa de la entonces plazuela. de la Puerta del Sol, parecía el más indi-
cado para resolver de lleno la cuestión, y quién sabe si de haber sido
otro el número habríamos caído en el probable error de suponer que
habíamos resuelto el problema .
. He aquí los hechos: En primer lugar, las casas no aparecían entonces,
aunque si antes ya de la reforma de la Puerta del Sol, numeradas por
calles, bien correlativas, o por pares e impares como en la actualidad.
La numeración se hacía por manzanas, rodeando los números, correlatí-
vamente colocados, la manzana, por grande que ésta fuese, hasta que
el último resultase lindando con el núm. 1 de la misma (véase figura 2.a
como ejemplo). Ahora bien: como en el artículo mencionado no se dice
la manzana a que pertenecía el supuesto núm. 9, y sí sólo que éste era
de la Puerta del Sol, sería preciso ver los númer6s 9 de todas las man-
zanas que correspondieran a ella, y elegir el que pareciese mejor ..... Pero
el peligro desapareció bien pronto al notar que ni una sola de aquéllas
tenía número 9 dentro de la Puerta del Sol, sino, a lo sumo, en las calles
colindantes y ya muy adentro de éstas.
Dánde esiaba la casa de Goya en la Puerta del Sol 117

Hay un solo núm. 9 que por su proximidad a la Puerta del Sol, aun-
que dentro ya de la carrera de San Jerónimo, pudiera ser la casa desde
cuyos balcones Goya presenció el espectáculo. Pues ese 9 es una casa
enorme, porque, según reza la pagina 89 de la citada obra de Martínez
de la Torre, y según se sabe de sobra por la calle a que hoy da nombre,
es Nuestra Señora de la Victoria, fundada por fray Juan de la Victoria,
año de 1561, en la carrera de San Jerónimo, manzana 207, núm. 9
(lámina 48).
Da la casualidad de que la Planimetría de Fernando VI coincide en

Figura l.a
(Planimetria de Madrid. Ayuntamiento.)

todo con los planos del libro de M. de la Torre, salvo en un punto. Es


éste la parte del' trozo de la calle de Carretas que hace frente al costado
del Ministerio de la Oobernación, antes casa de Postas.
En la Planimetría, la numeración de dicha manzana, que es la mis-
ma 207, da la vuelta a ésta por completo, y al salir por la calle Ancha
de Majaderitos a la calle de Carretas, continúa el trozo de ésta a la Puer-
ta del Sol, hasta unir con la núm. 1, dentro ya de esta plaza. La última
casa es, pues, un número muy alto (41), dado que el 9 es el convento, y
éste está en el primer tramo (véase fig. La). Pero no sucede así en dos
plantas correspondientes a ella (lámina 43, y 6.a de Martínez de la Torre,
118 Alfredo Gámir y Sandoval
~
y en este traba]o figs. 2,a y 3.a), sino que en éstos se corta la numeración
al terminar la calle Angosta de Majaderitos y comienza una numeración

'7 ,6 ,S ,4 '3 \2 \\~\O~~..,

Figura 2.·-Barrio de Santa Cruz


(Lámina 43, de Martinez de la Torre.)

nueva para la calle de Cárretas en esa acera, que da precisamente un


número 9 en la esquina de la Puerta del Sol. Como los planos de M. de

.... 1'/ t\ l, I.f',

. "', ,;,

Figura 3,"
(Lámina 6, de Martillez de la Torre}

la Torre se aproximan mucho más a la fecha sobre que nosotros trabaja-


mos, y los cambios de numeración han sido muy frecuentes, según se
deduce de los documentes que nosotros hemos visto en los legajos cita-
Dónde esiaba la casa de Gaya en la Puerta del Sol 119

dos del Ayuntamiento, tenemos que atenernos a este plano, con eespecto
a nuestro tema, con mayor viso de certidumbre que a la Planimetría.
Ahora bien: como se ve en detalle en la figura I." de este trabajo, que
reproduce la casa núm. 41 de la antigua numeración, que luego vino a
ser 9, ésta casi está lindando con la Puerta del Sol; por tanto, si, como
aún hoy sucede, en las casas de esquina el número suele estar en calle
distinta de aquella que da nombre a la casa, bien pudo ser ésta la por
nosotros buscada; y ante la imposibilidad de encontrar en ninguno de
los planos posteriores, ni en su respectiva documentación, número 9 en
ninguna de las antiguas manzanas de la Puerta del Sol, en Iachada que
diese a esta plaza, lo que corroboran los dos planos antiguos, o sean los
de la Planímetría y los del librito de Martínez de la Torre, no podemos
lícitamente suponer que, de ser cierto el dato que nos movió a la inves-
tigación, pudiese ser otra la casa que la aludida esquina de Carretas-Sol,
Aquí pudimos dejar 'la investigación si la relativa incongruencia del
dato original y otras consideraciones respecto del cuadro y de algunas
opiniones autorizadas no nos llevaran a intentar su comprobación por
otros caminos.
Queriendo dar una base documental a lo que decían los planos,
hemos buscado, sin Iruto, los siguientes documentos, que nos servirán
, de elementos de rectificación:
1.0 El citado registro de José Napoleón, que, según nos ha asegu-
rado el Sr. Pérez de Guzrnán y Gallo, él recuerda (7) haber visto en el
Archivo Municipal, procedente de los archi~os de antiguos corregimíen-
tos. El documento no aparece en ninguno de los índices de los varios
catálogos del Ayuntamiento, según puede testificar el archivero encargado
de la catalogación, que nos acompañó en su busca. Habiendo acudido al
Archivo Histórico Nacional, en el que se conservan documentos intere-
santes de este período de nuestra historia, tampoco existe allí el apetecido .
.2.° Como el Sr. Pérez de Guzmán, en el artículo citado, dice que el
registro se hizo también por las parroquias de Madrid, hemos consulta-
do, con autorización del señor Obispo de esta diócesis, las que compren-
den y comprendían casas de la Puerta del Sol, sin que aparezca éste ni
exista de aquel tiempo ellibro que con el nombre de visita domiciliaria
enumeraba de modo algo incompleto, es cierto, pero con alguna espe-
ranza de éxito, los domicilios y nombres de sus feligreses.
Este registro nos hubíese dado el número de la manzana en que esta-
120 Alfredo Gámir y Sandoval

ba situado el núm. 9, y que el Sr. Pérez de Guzmán no recogió, pero


que debía existir, dado que cita el de la de la calle de Fuencarral de la
casa de Moratín y el de otros personajes. Esto, por tanto, hubiese acla-
rado el problema de la posible visión por parte de Goya del escenario
del cuadro en cuestión.
Pensando en un posible error, aunque muy improbable, de los pla-
nos, intentamos rehacer el historial de las manzanas de la Puerta del
Sol que tenían número 9; pero encontramos la desagradable noticia de
que éste no remonta, en el Archivo Municipal, atrás del año en que se
reformó la Puerta del Sol, salvo en una manzana, de la que nos ocupa-
remos más adelante, en que hay un expediente del año 1815.
Insistiendo en este propósito, intentamos reconstruir la numeración
de las antiguas casas de la Puerta del Sol por medio de-los Registros de
la Propiedad, herederos directos de las antiguas Contadurias de Hipote-
cas; pero los papeles que de éstas se conservan están dispersos y en
nada atañen a la mencionada plazuela.
En tal estado la investigación, ante el resultado antagónico del regis-
tro que vió el Sr. Pérez de Guzmán y la realidad de los planos y docu-
mentos que no deja lugar a duda, comenzamos a encariñarnos con una
complicada hipótesis que bien pudo resolver la cuestión, tanto de orden
artístico como histórico y documental.
Observando el paisaje que nebulosamente forma el fondo del cuadro
del episodio del Dos de Mayo en cuestión, y que todos convienen en
que está constituído por el actual Ministerio de la Gobernación y la
fachada de la iglesia del Buen Suceso, que correspondía a la actual del
Hotel París, aunque avanzando mucho más, y el conjunto del cuadro,
que parece visto desde un plano inferior, por la postura del cuadro espe-
cialmente, dimos en pensar que la casa-núm. 9 de la calle de Carretas,
única que hasta ahora tenía viso de probabilidad, era un punto de vista
completamente opuesto al del cuadro. Uniendo esto a la no existencia
de número 9 en las fachadas de la Puerta del Sol, llegamos a suponer
si habría habido error por parte del Sr. Pérez de Guzman al leer el
número de la casa, dada la posibilidad, tratándose de una ciíra manus-
crita, de confundirla con otra análoga, por ejemplo, un 2,caso que no
es imposible, pues constituye la duda más importante de la fecha de
edad de Pereda, en su cuadro del Socorro de Génova que conserva el
Museo del Prado.
Dánde estaba la casa de Goya en la Pueria del Sol 121

Existía entonces una calle, llamada de los Cofreros, que, partiendo


del punto donde desemboca el Arenal en Puerta del Sol, estaba dentro
de la actual manzana, y luego, en ángulo recto, buscaba la calle de la
Zarza, que, partiendo del Arenal, en igual dirección al tramo primero de
la calle anterior, se unía con el segundo de ésta (fig. 4.a). Esta calle de
los Cofreros, en su arranque, es el punto de vista del cuadro, por estar
la calle del Arenal un poco más baja y en diagonal con la Casa de Pos-

'\
\72.'?-
~~

Figura 4."
(Lamina l.a, de Marlinez de la Torre.}

tas y el Buen Suceso. Pues bien: la casa que hace esquina a la calle de
los Cofreros, Arenal, de la manzana 381, es precisamente un número 2.
De existir la confusión de guarismos, no sería descaminado pensarlo así.
Interesaba conocer la opinión de algunas personas que por su com-
petencia nos pudiesen dar luz sobre el particular. Hemos hablado, en
primer lugar, con el mismo Sr. Pérez de Guzmán, para saber su juicio
acerca del emplazamiento, y, aunque de modo indeciso, le parecía coor-
dinar sus recuerdos hacia la calle de la Zarza, o sea la paralela a Cofre-
ros, que modernamente ha sido cerrada también. La opinión que tuviera
el Sr. Beruete, que tantas actividades consumió en estudiar a Goya y a
su arte, nos ha sido facilitado por varios deudos suyos, que recuerdan
haber oído de sus labios la hipótesis que ahora nos ocurre. Del mismo
122 Alfredo Gámir y Sandoval

criterio es el escritor D. Pedro de Répide, que publica la "Guia de Ma-


drid" en el po/iódico La Libertad.
La colección de grabados de Ribelles, al reproducir el tercero la
escena que titula Dos de Mayo de 1BOB.-Pelean los españoles con los
franceses en la Puerta del Sol, sitúa la acción en el mismo lugar que el
cuadro de Goya, tal vez por influencia de éste, pero que corrobora que
se trataba de una realidad que Goya copió tal como se daba, la viera o
no desde su casa. En igual forma está tomado el grabado que de la
Puerta del Sol, todavía con el Buen Suceso en pie, publicó Blanco y
Negro de 28 de Abril de 1892.
De igual tema y forma publicó la Ilustractán Española y Americana,
en el número correspondiente a Mayo de 1908, otros grabados. Uno de
ellos de la Puerta del Sol.
Necesitando comprobar la opinión sobre la posible confusión del9 con
el 2 el 3, que es la casa de allada del 2, ya en el Arenal, y no teniendo
ó

el documento original que proporcionara la noticia, hemos buscado algún


escrito de Goya en el que éste tratase juntos los dichos guarismos ..
Después de una infructuosa rebusca en la Academia de San Fernan-
do, a que él perteneció desde 1780 y fué director en 1795, aunque no
aparece como tal en la Guia de Forasteros de dichos años, lo que es de
lamentar, porque ésta suele poner el domicilio de los personajes o enti-
dades de que trata; habiendo recurrido entonces a la bondad del señor
Marqués de Casa Torres, poseedor de la colección de cartas de Goya a
Zapater, hemos comprobado que los números trazados de mano de Goya
son tan sumamente distintos entre sí, que no es posible se dé un error
de tal bulto. El 9 no se puede confundir con el 2, y menos con e13, que
tiene su vírgula central perfectamente acusada. Por lo tanto, al admitir
el dato del Sr. Pérez de Guzmán no cabe dar al número una lectura dis-
tinta de la que éste ha dado.
Otra fuente a utilizar era el archivo de Palacio, por cuanto Goya fué
pintor de cámara, y pudo firmar algún documento poniendo su domici-
lio; pero esta buena costumbre inglesa no se había introducido todavía,
ni en cartas íntimas, como las a Zapater, ni en documentos públicos ni
oficiales, como sus solicitudes al Monarca, y, por tanto, tampoco se ha
podido aprovechar con éxito.
Veamos si el cuadro en cuestión nos puede aclarar algo. Al señor
Beruete le merece el siguiente comentario:
· Dónde estaba la casa de Goya en la Pueria del Sol 123

"El fondo de este cuadro calculo que sea la parte de la Puerta del Sol
comprendida entre la calle de Alcalá y carrera de San Jerónimo, y la
iglesia que se ve de frente, la del Buen Suceso, que avanzaba entre las
dos calles bastante más que la línea de edííícacíón actual, por cuanto
que la Mariblanca, situada delante de la iglesia, se encontraba en la línea
de la calle de la Montera. Así, la esquina representada en la derecha del
cuadro sería la de la calle de Carretas, donde precisamente en las inme-
diaciones de la Casa Correos, allí situada, la lucha íué más empeñada y
la resistencia más larga.
"Esta escena pintada no tiene la adecuada disposición, la unidad que
parece ha de presidir en cuadro de tal importancia, y reíleja una impre-
sión tan sólo de aquella lucha sin orden ni concierto, en que cada espa-
ñol obra por sí, sin [eíes ni disciplina, acometiendo al [inete que tenia
más cercapara apoderarse de sus armas y seguir matando. Esta es una
escena vista por el artista indudablemente y en la que pudo hacer aquel
arte de observación que él echaba de menos años antes. Los grupos
principales, delante de la masa de españoles que avanzaba con cuchillos
y escopetas cerrando el fondo, los componen: a la izquierda, un paisano
acometiendo furiosamente a un mameluco, asestándole una puñalada
mientras le sujeta el brazo armado y su caballo hocica, doblando ambas
rodillas; a la derecha, mamelucos y jinetes franceses acuchillando al
pueblo, y en primer término un mameluco derribado, al que un paisano
le va a abrir el vientre con un cuchillo, mientras otro ataca al caballo.
En el suelo vense cadáveres de españoles y franceses. En el cielo, en la
parte más baja, a la derecha, hay una inscripción que dice, en letras
grandes: "2 de Mayo", Como quiera que esta inscripción está muy borro-
sa y no se aprecia sino viendo el cuadro de cerca y bien iluminado, no sé
qué pensar: si es que bien el artista lo quiso dejar así, para que diese el
efecto de una especie de visión, o si, por el contrario, aquellas letras estu-
vieron marcadas, y, no haciéndole bien, las borró, tapándolas con el tono
del cielo, pero no de modo tan completo que no las adivine un curioso
de cien años después. "
***
La escena, como a continuación describiremos, valiéndonos de las
documentadas palabras del Sr. Pérez de Guzmán en su Dos de Mayo,
no fué el primer ataque que en la mañana sufrieron la pareja de mame-
lucos que venía por la calle de Alcalá y fué denostada por el pueblo en
124 Alfredo Gámir y Sandoval

la Puerta del Sol; hasta que los soldados lograron escapar por la Mon-
tera hacia la Red de San Luis.
Se trata del combate que, ya después de la lucha ante Palacio y el
Parque, se daria por el pueblo valeroso de Madrid para evitar la marcha
del infantito que llorase a la salida del regio alcázar.
"En el asalto de la Puerta del Sol se inició también la tercer forma
que tuvo aquel día la porfiada lucha del pueblo, cubierto tras las esqui-
nas; aunque en aquel paraje, junto a la Casa de Correos, en la que forma
la calle de Carretas, hasta dos niños, uno de diez años; José del Cerro,
descalzo de pie y píerna, y otro de once, José Garcia Cristóbal, resístíe-
ron a pedradas, cara a cara, el ataque de un dragón de la Guardia Impe-
rial, en cuyo combate perdieron heroicamente la vida. Dos horas duró
en aquellugar, centro de la villa, el fuego y la refriega con las multipli-
cadas fuerzas que mandaran el general Cronduy en persona, los de
brigada Guillot y D'Aubray, los [efes. de escuadrón Domurier, Dumes-
nil y Valence, con sus mamelucos y polacos, y otras fuerzas de caballe-
ría de la Guardia Imperial, y el coronel Friederidis, que, avanzando por
la calle Mayor con los Fusileros de la Guardia, vino a estrechar el redu-
cido palenque donde el pueblo se defendia. El Moniteur, en su parte,
dijo que "Dumesnil cargó muchas veces sobre la Puerta del Sol", y aun-
que no habló de pérdidas y bajas personales, que fueron muchas por las
dos partes, confesó "que este oficial tuvo dos caballos muertos y herído
el suyo el general Cronduy". En medio de aquel combate tan obstinado,
nunca pudo reunir la fuerza popular una partida de cincuenta hombres
armades, y, sin embargo, fué frecuente durante la pelea ver algunos
pequeños grupos destacarse a cuerpo descubierto, acometer denodada-
mente los pelotones de las Caballerías, desorganizarlos, sembrar en ellos
la confusión y sacar victoriosas ventajas. Los que tenían un fusil creíanse
capaces de responder con él a un cañón, y con este error de denuedo hicie-
ron estragos, estragos indecibles, Unos caían heridos por las balas; otros,
de muchos sablazos, y algunos fueron horriblemente magullados bajo los
pies de los caballos ..... "
***
La escena representada, por tanto, en el cuadro responde perfecta-
mente a la descripción de los textos que para su narración aduce Pérez
de Guzman, sobre todo en lo referente al punto de combate delante de
la Casa de Correos, como atinadamente hace ver el Sr. Beruete. Esto nos
Dánde eslaba la casa de Goya en la Pueria del Sol 125

llevó a colocar la visión del cuadro en el ángulo opuesto, o sea en las


casas 2 y 3 de la manzana 381, dado que la núm. 1 de ella se encuentra
en la calle de los Coíreros, y el núm. 9 de la 380 es, como se ve en el
plano (fig. 4.a), de esta misma calle, y hace espalda a la Puerta del Sol.
De estas manzanas y de sus casas aparece por excepción un docu-
mento en el Ayuntamiento, que dice así en su parte más interesante:
"Excmo. Sr. Ayuntamiento de esta heroica Villa.-Don Juan de Dios
Brieba, Prov. de los Reales Consejos, vecino de esta Corte y apoderado
de D. Manuel Fermín Baraiba, poseedor de una casa sita en la Puerta
del Sol de-esta Villa, señalada con el número primero de la manzana
trescientos ochenta y uno, y que pertenece al mayorazgo .que íundó don
Luis de León, a V. E. hago presente: Que a consecuencia del fuego ocu-
rrido en la misma Puerta del Sol, y manzana 380, se trató de cerrar o
ensanchar la calle de Coíreros, y si bien los Procuradores y Síndico gene-
ral y Personero fueron de dictamen se debía cerrar, fundados en las razo-
nes que tuvieron por convenientes, posterior a ello parece se ha resuelto
ensancharla, y para ello se me ha hecho saber en el día de ayer, por un
celador de Polícía, que inmediatamente se dé principio a la obra, y te-
niendo que exponer con vista del expediente, ya por la equivocación
que se padece al designar la casa núm. 2, siendo la de mi principal la
del núm. l , ya por ignorar en qué se funde el ensanche de la calle y
derribo de la casa por los perjuicios tan irreparables. «

Esta instancia, que lleva Iecha 12 de Agosto de 1815, además de confir-


mar la numeracíón.de la planimetría de Martínez de la Torre, nos dernues-
tra que siendo las manzanas contiguas a diferentes calles recibían nom-
bre de la principal (aquí Puerta del Sol), aunque sus números estuviesen
en las otras calles, pues el núm. 1 de la manzana 381 a que hace referen-
cia este documento está (fig. 4.a) muy adentro del callejón de los Cofreros.
Por todo lo cual nos vemos oblígados a retirar la hipótesis de que
Iuera el núm. 9 un 2, y, por tanto, la casa de la esquina al Arenal de la
manzana 381.
Recapitulando los datos que la investigación nos ha proporcionado,
sentamos las siguientes conclusiones, mientras otro documento no ven-
ga a desciirar el enigma:
1.(1 Que dentro del perímetro de la Puerta del Sol no existía en el
año 1800, que es el más próximo de data, ni en el 1850, en que se re-
nuevan los números para hacer la ampliaciòn, casa alguna con el núm. 9.
126 Alfredo Gámir y Sandoval

2. o Que no siendo racional suponer error en la lectura de esta cifra


por la claridad de los guarismos de mano de Francisco de Goya, hay
que admitir que la casa estaría en alguna calle adyacente, y que, por
tanto, la visión del cuadro pudo ser o no directa, según que fuese la
casa esquina de la calle de Carretas, que tiene este número, o bien algún
otro 9 de las demás manzanas, ya muy distantes de la plazuela.
3. o Que aunque Goya no hubiese visto por sí la escena, le bastaría su
descripciónpor un testigo presencial para reproducirla, dado que los textos
que ~a mencionan y que recoge el Sr. Pérez de Guzmán lo hacen en íor-
ma minuciosa y que concuerda con el cuadro en su parte de composición.
4.0 Que por todas las demás círcunstancías, es muy extraña la no-
ticia de una casa de Goya en la Puerta del Sol, y esto por varias razones:
a) Porque habitaba en la Quinta del Sordo, desde donde la noche
del 2 al 3 de Mayo vió, según cuenta un criado suyo, los fusilamientos en
• la montaña del Príncipe Pío, y subió a pintarlo, y es raro que, aun tenien-
do la casa de la Puerta del Sol, diese la casualidad de estar ên ella por la
mañana y en la Quinta por la noche, a punto de presenciar ambas escenas
b} Porque, aunque se tiene noticia anterior de haber vivido también
en la casa de Liñán, en la carrera de San Jerónimo, según refiere Arau]o,
de donde lo toma el Sr. Mélida (J. R.), en el artículo de El Dia de 25 de
Noviembre de 1894, ningún biógrafo ni carta suya se refiere a la de la
Puerta del Sol, y es extraño que tuviese tantas casas a un tíempo, dada
su situación económica, no muy desahogada entonces, pues íaltaba el
sueldo, o al menos peligraba éste, de pintor de cámara.
e) Porque el empadronamiento en el núm. 9 de la Puerta del Sol
pudo ser ficticio, tomando la casa de algun amigo o pariente, por su
mayor proximidad al centro de Madrid, que la Quinta del Sordo, donde
positivamente residía gran parte del dia, ocupado en los muchos trabajos
a los que constantemente alude en sus cartas.
Por tanto, si vivió en el núm. 9 de la Puerta del Sol y vió la escena
que motiva su cuadro, este 9 es el de la esquina de Carretas-Sol. De ser
otro número 9.' no tendría interés artístico, porque, no estando dentro ni
inmediato a la Puerta del Sol, no pudo ver la escena y, consiguiente-
mente, tuvo que reconstruirla por referencia, aunque, tanto en uno como
en otro caso, se ajustó a lo que había side la realidad.

ALFONSO GAMIR y SANDOVAL


,
Dónde esiaba la casa de Gaya en la Pueria del Sol 127

FUENTES
Planimetria de Madrid. Libro III, manzanas desde la 1 ó 2 a 300; libro IV, man-
zanas desde la 30 1 a 400.
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MARTiNEZ DE LA TORRE (Fausto), Plano de La Villa y Corte de Madrid. Ma-
drid, 1800.
Archioo Municipal: A) Varios planos de la reforma de la Puerta del Sol. Lega-
jo 9.427-45.-B) Manzanas 380 y 381. Leg. 4-194-1O.-C) Plano para la reforma de
la Puerta del Sol, en la colección de documentos oficiales sobre el proyecto de refor-
ma y ejecucíón de obras. Leg. 4-427-35.
RIBELLES, Dos de Mayo de 1808 (Grabados, III, "Pelean los españoles con los
franceses en la Puerta del Sol ").
Ilustraciàn EspañoLa y Americana, año 1908.- Un grabado de la Puerta del Sol
en 1808.
Blanco y Negro.-La Puerta del Sol. Fotografia con el Buen Suceso y la Casa de
Correos, publicada el 22 de Octubre de 1892, núm. 156.
- Otra de la Puerta del Sol, con motivo del derribo de la fuente Mariblanca;
21 de Febrero de 1875, núm. 196.
I

BERUETE Y MORET (particular).-Dibujo de la Puerta del Sol, sin el Buen Suceso,


pero antes de la reforma actual.
Archiuo deL Ministet io de Instruccion pública. -Fotografías de la Puerta del Sol
antes de la reforma actual.
Archioo de Palacio.-Algunas instancias firmadas por Francisco Goya.
MARQUÉS DE CASA TORREs.-Colección inédita de cartas originales de Goya
Francisco) a Martín Zapater.
GOYA, Escenas del Dos de Mayo. Museo del Prado, núms. 748 y 749.
PEREDA, El Socorro de Génooa. Museo del Prado.

BIBLIOGRAFíA
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poleón". Ilustración Española y Americana, 8 de Noviembre de 1901, pág. 262.
- ELDos de Mayo de 1808, pág.385.
Calendario anual y Guia de Forasteros en Madrid. Imprenta Real, año de 1880
a 1897,
BERUETE Y MORET (Aureliano), Goya. Composiciones y figaras, 1917, pág. 111.
MÉLIDA (José Ramón), "En honor de Goya". El Dia, 25 de Noviembre de 1894.
VI¡i¡'AZA(Conde de la), Gaya.
CRUZADA VILLAMIL, Los tapices de Goya.
ARAUJO SÁNCHEZ, "Goya". España Moderna.
Uisitaa la colección ~e los fxcmos. Sres.·Uizcon~es~e'Ho~a
El día 20 de Febrero del corriente año tuvo lugar esta visita, a la que
concurríeron numerosos consocios y que resultó sumamente interesante,
pues entre las muchas obras de arte que ernbellecen aquella casa son
dignos de la mayor atención los tapices procedentes de la coleccíón que
formó el conde de Adanero y los cuadros.
El primer salón podríamos llamarlo de primitivos por los muchos
cuadros de este género que allí se encuentran. En el.centro, entre dos
balcones, hay una tabla grande que 'representa el Bautismo de Nuestro
'Señor, hermosa obra que es de .10 -más notable que la casa guarda.
Según nuestras noticias, ha motivado viajes de personalidades extranje-
ras que han venido a contemplarla, pero no se ha hecho una atribución
concreta, limitándonos, por consiguiente, nosotros a consignar la époc~
probable de su ejecución a fines del siglo XV, por algún gran artista ila-
meneo o de otra escuela, muy influído por ese arte, como lo indica la '
sencillez de la composición, la delicadeza de las ñguras y la mínucíosí-
dad del paisaje que sirve de tondo, realzado todo por la brillantez
del color.
Otro cuadro muy notable ~s el que va reproducido en lámina aparte, -
de autor igualmente desconocido, pero también de procedencia flamenca
" J':. ' .

y fecha aproximada al anterior. El hecho de ostentar la Virgen en una


mano un clavel nos ha traído a la memoria un pintor de Berna, de prin-
cipios del síglo XVI, que firmaba con ese emblema, Bichler, y también
otro suizo innominado, conocido por 'c< el maestro de la clavellina", que
asimismo empleaba una çontraseña semejante, formada por dos ela-
veles o clavellinas rojo y blanco cruzados. En este cuadro las íaccío-
nes de los personajes son algo abultadas; el plegado de los paños,
anguloso, y el colorido menos brillante que en las genuinas tablas Ila-
BOL· DE LA SOc. ESF. DE EXCURSIONes TOMO XXXII.

FOTOTIP~ DE HAUS.ER y MENET,-MADRllJ

ESCUELA FLAMENCA (Fines del Siglo XV).


La Virgen y el Niño con San Andres y Santiago, los doriantes y sus hijos.
COLECCiÓN DE LOS VIZCONDES DE RODA.
F>OL.DE LA SOc. ESP'. DE EXCURSIONES TOI"\O XXXII.

FOTOTIPfA DE l:L\USER y i\IEXET.-MADRID

VELAZQUEZ (atribuido a) AGUSTÍN ESTEVE (1753-1812.>


Retrato de un personaje desconocido. D. Alvaro de Ulloa.
COLECCiÓN DE LOS' VIZCONDES DE RO::lA.
BOL. DE LA SOC, ESP. DE EXCURSIONES TOMO XXXII.

j'UJ;UTIPlA DE HA U::jER y 1\IEN1i.1"-:i\JADlUl.l

LA CRUCIFIXIÓN.
Tapioería del siglo XV.
COLECCiÓN DE LOS VIZCONDES DE RODA.
Visita a la colecciàn de los Sres. Vizcondes de Roda

meneas, sin que esto signifique más que una conjetura, que en nada
dísminuye su mérito. Un cuadro de La Crucifixtán tiene todos los carac-
teres de las pinturas de G. Bosch. Una tabla de El Descendimiento, de
gran semejanza con el estilo de Van der Weiden. La Adoracián de los
Santos Reyes, de escuela española. Un tríptico de El Nacimtento, al pa-
recer flamenco. Otra Adoracián, con fondo de oro. La Misa de San Gre-
gorio hermosa tabla del siglo xv y escuela incierta. Es también muy bello
otro cuadro que representa una santa vestida con pelliza, túnica verde y
manto rojo, sosteniendo)l11a urna entre las manos. Ente los muebles no-
tables que adornan este salón hay uno francés, de marqueteria, obra, al
parecer, de la época de Luis Felipe.
En otro salón de esquina se custodian en una vitrina curiosos objetos
que pertenecieron al último prior del monasterio de Guadalupe, como
son: unos guantes de ceremonia, cubiertos, baraja, disciplinas, chofeta y
la tarjeta de visita, que es una viñeta con un león. De los cuadros, nos
fijamos en uno de Steen representando un fumador; un paisaje, de Van
der Neer, y un galló, de Snayers.
En el gabinete contiguo, lo más notable entre varios retratos de fa-
milia, es el que reproducimos de D. Álvaro de Ulloa niño, con traje gris,
adornado con la cruz de Montesa, y que, según noticias, asistió a la ba-
talla de Talavera; esta pintura, atribuída a Esteve, es digna del pincelde
Goya por su sencillez y maestría. Hay también en este gabínete dos si-
llones y dos sillas isabelinos de laca negra y adornos de nácar dignos de
mención, ahora que vuelven a estimarse mucho los muebles de aquella
época.
En el comedor decoran las paredes dos de los tres magníñcos tapices
que hay en la casa: el tercero adorna la escalera, es gótico de los mas
antiguos y representa las escenas de la muerte de Jesús entre los dos
ladrones, la lanzada de Longinos, los soldados disputándose las vestidu-
ras, todo en la misma composición, con las Marías, San Juan y otros
varios personajes, en un fondo de paisaje y construcciones de un primi-
tivismo grande; es admirable la expresión de las cabezas. Los del corne-
dor, uno) representa la leyenda de Santa Úrsula, encuadrada por una
pequeña greca de follaje; los personajes visten a usanza del siglo xv;
en el otro, se figura un juicio de Salomón, con personajes a la romana;
la orla es grande, formada con flores y algunas figuras en los ángulos
y centros, parece de principios del siglo XVI. Hay también en el comedor
BOLI!TIN DI LA SOCIBDAD !lPAAoLA Dl! EXCURSION¡¡S 9
130 J. Peñuelas

buenos bodegones, uno de los cuales se atribuye a Velázquez, y hermo-


sas piezas de plata labrada, candelabros, centros, bandejas, etc.
En el despacho hay muchos cuadros notables: el primero que llama
nuestra atención es uno de pequeñas dimensiones, que va reproducido,
y representa una cabeza de hombre, adornada con gola de encajes.
La corrección del dibujo, la jugosidad del color, la valentía del toque y,
sobre todo, la vida y el carácter que ostenta, la hacen digna del pincel
del gran Velázquez, a quien se atribuye. Otro retrato muy interesante,
más que por su mérito artístico por la persona que lo ejecutó, es el de la
condesa de Sevilla la Nueva, por el duque de Rivas, su hermano, el, ía-
moso poeta diplomático 'que cultivaba también la pintura, como es sa-
bido, y con felices disposiciones, según lo revela este cuadro.
De otras obras que allí se muestran, mencionaremos: un San Bruno,
de Zurbarán; un Verdugo con la cabeza de San Juan Bautista, de Ribera;
La Dolorosa y Cristo muerto, atribuído también a Ribera, pero que nos-
otros [uzgamos obra italiana; dos cuadros pequeños con personajes de la
Farsa Italiana, atribuídos a Goya: Floreros, de Arellano; dos cuadritos
con esmaltes, de Limoges, etc.
En la biblioteca, que sirve de paso al despacho, contemplamos en una
vitrina curiosos manuscritos, y entre ellos una preciosa Biblia en vitera,
tamaño 8.° menor, del siglo XIV, ejecutada con extraordinario primor.
En el hall figuran muchos muebles antiguos: mesas talladas, sillones
fraileros ricamente adornados; bancos, relojes, sillas, cuadros italianos,
telas, porcelanas, etc., predominando en el adorno de la estancia el estilo
español.
En la escalera, además del magnifico tapiz gótico que ya hemos des-
crito, figura también un herrnosc cuadro del Greco, que representa varios
ángeles con instrumentos de música. Parece ser que se trata de la parte
superior de una pintura de grandes dimensiones que tiene por asunto la
Anunciacion de la Virgen, actualmente en poder de los marqueses de
Urquijo, pues dicen que coinciden perfectamente ambos trozos.
Mencionaremos también en el vestíbulo Una caceria, de Snyders.
Al terminar nuestra reseña consignaremos las más expresivas gracias
a los vizcondes de Roda y sus hijos por la amabilidad con que atendie-
ron a los visitantes y las facilidades que nos han dado para obtener las
fotografías que ilustran este artículo.
J. PEÑUELAS
ROL. Ot: LA SOc. ESP. DE EXCUR.SIONES TOMO XXXII.

Fot. J. Villar. FOTOTJ.l>L\ DE }iAUSER y àffiSET-.-MA,DRID

Fachada principal de la Iglesia. Torres y claustre de los medallones.


RUiNAS DEL MONASTERIO DE SOBRADO DE LOS MONJES. (Galíeia.)
EL MONASTERIO DE SOBRADO
Nada mejor se ha escrito sobre el monasterio d,e Sobrado, hoy en
ruinas, que el estudio que a él dedicó el finado D, Antonio de la Iglesia
en la revista Galícia a fines del año 1860, De ese estudio entresacamos
los párrafos que siguen.
Dice el Sr. La Iglesia: "El atrio del templo en que ya nos vemos no
tiene ya huellas humanas, La yerba cubre densa todo el pavimento sa-
grado. Tapan el 'muro las yedras y lo mísmo las paredes' del augusto
ternplo. Su fachada se extiende entre dos torres. La forman un cuerpo
sostenido por cuatro columnas, COR sus capiteles de cuatro volutas y sus
cañas ataviadas de adorno; la basamenta, de casetones; su friso, de ara-
bescos, y la cornisa, de florones." En esta Iachada hay una inscripción
que dice: "Pedro de Monteagudo me hizo, año 1676."
"Recubierta de musgos y líquenes, la labor de la fachada se bañó de
un color general rojo que con los rayos del sol poniente da a la obra un
aspecto de vejez que realmente no tiene y de cuya ilusión viene a sa-
.carn os la observación de la forma de su arquitectura."
Internándose en el templo, hace de él el Sr. La Iglesia esta descrip-
ción: "Está constituído por tres naves, separadas por dos grandes arcos
a cada lado de la principal, que, dando lugar al crucero y cúpula, tiene
a su cabeza que dice al Oriente la capilla mayor, y alIado de la Epístola,
la preciosa sacristía, y al del Evangelio, la de no menor mérito denomi-
nada del Rosario, construída en 1673, •... La capilla del Rosario es una
inmensidad de trabajo de ornamentación el que contiene y todo en píe-
dra berroqueña, cual sucede en la fachada e interior del templo: fuera de
sus retablos, que son de madera, y aunque el ornato de esta época es
bastante inferior al del siglo xv, no por eso deja de admirar a todos esta
obra, así como la de la sacristía, que es sorprendente.
"La sacristía forma una hermosa capilla, con bellèzas arquitectónicas
Çt sus cuatro muros y en la bóveda, donde se eleva una cúpula de media
132 El Monasterio de Sobrado

naranja, recubierta de casetones, lo mismo que el pasadizo a la iglesia,


el cual presenta una bella navecilla con aquella clase de adorno y ñgu-
ras, florones y arabescos ..... Desaparecieron las rejas de hierro que inco-
municaban las naves menores y sus altares, como en San Martín, de
Santiago. Los restos de los altares caen destrozados al suelo. Se remo-
vieron los sepulcros. Las losas de las sepulturas fueron robadas.
"El Monasterio tiene tres claustros. ~l claustro primero tiene cinco
arcos en cada uno de los lienzos modernos; fueron construídos el
año 1827, lo mismo que la escalera principal de la casa. Los otros dos
lienzos de este primer claustro son formades por seis arcos y se hicie-
ron en 1626.
"El claustro segundo tiene veinte arcos, seis en dos de los lados y
cuatro en los otros, y sobre ellos seis ventanas en dos y diez en los dernás.
"El claustro tercero y último, llamado 'seglar, era el mayor y lo cons-
tituían tres lienzos de doce arcos cada uno y en extensión de ochenta y
cuatro pasos por setenta y ocho. Vense luces para dos pisos sobre los
arcos. Adornan la obra pilastras, y la cornisa que sostienen se eleva al
último piso. En ellienzo antiguo carecen de maineles las ventanas, pero
no así en el moderno. Ellienzo que íaltaba para complemento de este
suntuoso claustro tenia que fabricarse, y se haría derribando antiguas
obras, porque este monasterio se estaba renovando incesantemente.
"Excusado parece decir queesas obras gigantes carecen ~a de te-
chumbre y de corredores. Se arrancaron, despedazando marcos y pare-
des, todas las rejas de hierro de balcones y ventanas. No hay una onza
de hierro ni de plomo en el inmenso edificio. Diríase que la guerra civil
se sostuvo sólo con el hierro y plomo de esa inmensa fabrica: y aunque
no lo fué, parece haber sido presa de las llamas algún día. El vandalis-,
ma consumó aquí su obra de devastación."
Al referirse a los dos capítulos que tenia el Monasterio, sobre todo al
capítulo inferior, dice el Sr. La Igtesia: "De propósito hemos dejado de
hablar de esta belleza arquitectónica hasta el final de nuestra pequeña
descripción. Su fachada la componen tres aras sobre cepas de diez y seis
columnitas cada una, formando grupos a la usanza de los pilares góticos.
Los capiteles son bizantinos. Sus arcos están pasando del gótico bizan-
tino a lo apuntado u ojival... La pieza cuadrada que engendra tiene vein-
te pasos de lado a lado. Cuatro pilaritos delgados y esbeltos en medio
de la sala reparten las dístancías entre sí, y desde las ochavas de sus
BOL· DE LA SOC. ESF. DE EXCURSIONES TOI"\O XXXlI.

- ~~_... .

Fot J. Víllar.
'. -...
~'~!:~ l'"O'l'ü'IlPl.A. DE liAUSER y ~LE~r.;T.-!tl..!.DRl....J

Interior del Claustre. Interior de la Ig'lesia.


RUINAS DEL MONASTEHlO DE SOBRADO DE LOS MONJES. (Galícia).
BOL· DE LA SOC. ESF. DE EXCURSIONES
TOMO XXXII.

F'ot J. Villar.
FOTOTIPIA DE IU.USltR y ME.N.ET.-M.ADRill

Claustre de los medallones lado Este.


RUINAS DEL MONASTERlO DE SOBRADO DE LOS MONJES. (Galieia),
El Monasierlo dg-Sobrada 133

capiteles, cual si fuesen troncos de palmeras, distribuyen a su alrededor


los arcos que forman la bóveda de las navecillas. Cada pilar es com-
puesto de ocho columnitas. Los arcos marchan a cruzar en nueve cen-
tros, juntándose en ellos los que vienen de los capiteles al aire que sa-
len de los cuatro ángulos del capítulo y de los ocho que avanzan de
otros tantos puntos intermedios en los muros. Los arcos de la bóveda
son de dos y tres [unces. Nueve florones cubren los centros en que re-
rnatan los arcos. Dos flores suben por la media caña de uno. La clave
central presenta una cruz y el florón, y otra clave carece caprichosa-
mente de este adorno."
La fundación de este Monasterio se remonta al año 782, según opi-
nión del P. Yepes. Su reedificación, por otros llamada fundación, débese
a los condes Hermenegildo y Paterna, por mercedes y legados que le
hicieron a fines del siglo x. El emplazamiento del primitivo Monasterio
parece que fué otro distinto del actual, aunque no muy alejado. Fué este
Monasterio de los dúplices o mixtos. La regla del Cister empezó en So-
brado el año 1142. San Bernardo envió a este Monasterio, desde el suyo
de Claraval y a petición de Alfonso VII, los monjes que establecieron en
Sobrado la reforma cisterciense.
La detallada descripción del Sr. La Iglesia termina con este melan-
cólico párrafo: "Después de volver atrás varias veces nuestra vista para
despedirnos del capítulo gótico, sobre cuyas bóvedas las auras de la
mañana, tomando de los árboles de la cima blancas y olorosas flores,
las esparcían como en la sepultura de la persona que se ama, alzamos
nuestros ojos condolidos y en un ángulo de aquel claustro solitario des-
cubrimos una cosa nueva para nosotros, aunque ya antigua en el edíñ-
cio: era una inscripción grabada en un pergamino de piedra, que en los
días anteriores no habíamos notado. Un águila real sostenía el perga-
mino. La inscripción era ésta: Jhs. Sub umbra -alarum tuarum sperabo
donec transea! iniquitas. "
Hállase Sobrado a 60 kilómetros de La Coruña y a 12 de Teijeiro,
estación de ferrocarril en la línea general de Madrid a La Coruña. El
Sobrado de hoy era conocido ya en la época romana, por estar situado
en la vía que iba de Iria Flavia a Lucus Augusta. De las ediíicaciones
de la primera época del convento no se conserva nada. A un kilómetro
del Monasterio se halla una laguna de dos kilómetros de círcuníerencia
y dos manantiales de agua mineral ferruginosa.
134 J!l Monasterio de Sobrado

Pareciendo a esta Redacción muy poco lo que dice el distinguido


consocio que nos remitió las líneas que anteceden, y para que los lecto-
res del BOLET1Npuedan darse cuenta de.lo que era el grandioso Monas-
terio gallege, hemos extractado, con autorización de su autor, lo que
dice una bien escrita Guia del turista, del Sr. D. Manuel Losada, sobre
Sobrado de los Monjes; por lo tanto, todo lo que va a continuación está
de ella tomado, así como el plano que acompaña a estas líneas. El no
conocer dicho Monasterio nos impide el poder hablar de él por cuenta
propia:
"Siguiendo el plano que publicamos aparte, diremos que se entraba
al recinto ocupado por el Monasterio por un arco, en cuyo centro había
una imagen de la Virgen del Portal, sentada, de bastante antigüedad.
Sobre la bóveda del arco estaba el archivo notarial y jurisdiccional, de
piedra sillería. Una vez íranqueada la entrada, y dejando el Cementerio
parroquial a la izquierda, en un sitio donde había u~ edificio destinado
a colegio y la iglesia de San Pedro de Porta, se entraba en el llamado
Campo de la Vía Sacra, así llamado por ser éste el sitio donde recibió el
Pontífice Calixta 11la noticia de haber sido elegido Papa, a su regreso de
visitar el sepulcro del Apóstol Santiago. La Iglesia Conventual, que se
encuentra en seguida, es de estilo Renacimiento y empezó a edíñcarse en
el primer tercio del siglo XVIII. SU íachada íué construída en el año 1676
por Pedro de Monteagudo, y la fábrica de la iglesia en tiempos del abad
Carralcaba (1707-1710) se terminó. Su planta afecta la forma de cruz
latina. El coro, en parte derrumbado, tenía diez y seis metros de fondo
sobre el írente de la iglesia. El año 1768 se derribó el testero de la capi ..
lla mayor, para levantar el retablo del altar mayor según planos del
ingeniero D. Luis de Lorenzana. Para hacer el trabajo víno el Director
de la Real Academia de Bellas Artes de Madrid, D. Manuel Alvarez, con
un oficial, ayudado por los maestros gallegos José Gambina y José Fe-
rreiro y trece oficiales más, quedando la obra, después de la marcha del
Sr. Alvarez, encomendada a los dichos escultores. Constaba éste de tres
cuerpos, contando el gran frontispicio. Las columnas eran tan volumi-
nosas, que dentro de ellas había escaleras para subir al segundo cuerpo;
en los pedestales en que descansaban se hallaban ocho bajorrelieves de
talla en madera, representando pasajes de la vida de la Virgen, y en el
fondo de los intercolumpios, esculpidos en relieve, escenas de la con-
quista de Nuevo Mundo. El crucero tenía dos altares a los lados de IÇl
El Monasierio de Sobrado 135

capilla mayor, dedicados a San Benito y San Bernardo. Había seis alta-
res a lo largo de las naves pequeñas, y en el extremo del crucero, a la
derecha, otro dedicado a la Purísima Concepción, y tenía también ocho
sarcóïagos con estatuas yacentes, cuatro a cada lado, de los que sola-
mente queda uno, y que contenían las cenizas de los Ozores de Ulloa,
Trabas, Vaamondes y otros. Había asimismo dos púlpitos de mucho
mérito, y unida al mismo edificio la capilla de San Juan o de los Or-
dóñez, de estilo ojival del último período y anterior a la actual iglesia,
con dos sepulcros yacentes. También unida a la iglesia estaba la capilla
del Rosario, construída en los años 1689-1692, con espléndida portada
Renacimiento. Se subía a la parte alta del convento, desde la iglesia, por
una escalera interior, a cuya entrada había una pila de pórfido para
agua bendita. La Sacristía, cubierta por una cúpula esférica elegante, es
uno de los edificios más notables del Renacimiento en Galícia; no se
sabe la fecha de su construcción con certeza; al final de una inscripción
en latín pone la fecha de 1523, y de la historia del Monasterio resulta
que fué obra del abad Fray Angel de Cartagena en 1569-1572. Contiene
en cada uno de los ángulos una estatua de piedra que quieren represen-
tar a los cuatro grandes Padres de la Iglesia latina, y encima de las puer-
tas y ventanas, bustos de San Pedro, San Pablo, Moisés, Aaron y otros;
se Cree fué construída por Juan de Herrera. En el primer piso, Jas salas
de estudio, y en el segundo, las celdas del noviciado. Las torres son de
planta cuadrada y de cuatro pisos de altura; en ellas había celdas de cas-
tigo y servían de vigías. En el piso bajo estaban los depósitos de la vaji-
lla y demás utensilios del comedor, que era muy extenso, y el techo, un
hermoso artesonado decorado de piñas y otros adornos. En el anterrefec-
torio había Iogón, para tener los alimentos calientes cuando subían de
la codina, y al lado había una fuente. La cocina sernejaba un pequeño
claustro, cuyo patio estaba todo ocupado por la campana de la chime-
nea; en el centro, cuatro robustas columnas, describiendo un cuadrado,
rodeaban el fogón y sostenían el cañón de la chimenea; las cuatro crujías
de alrededor estaban cubiertas por bóvedas divididas en tres comparti-
mientos, cada una sostenida por arcos ojivales y nervaduras que se cru-
zaban en aspa, apoyándose unas y otras en repisas, apoyadas a su vez
en las paredes de los lados, y del otro, en los capiteles de las cuatro
columnas del centro. Mas como estos cuatro arcos describían un cua-
drado, para poder mejor enchufar en ellos el cuerpo cilíndrico de la chi-
136 El Monasierlo de Sobrado

menea, en los ángulos que formaban las enjutas de dichos arcos se pu-
sieron unas trompas que sostenían un niembro o aro de pared, de forma
octogonal, y éste era el que recibía la base del cañón por donde salía el
humo. Esta obra notable debió de ser construída en el siglo xv o princi-
pio del XVI; en una de las crujías había una escalera de piedra, por don-
de se subía al anterrefectorio. A la derecha, la despensa; después, la ci-
llería y horno, y alIado de E., por el. S~,el taller de herrería y cochí-
quera, y por el O., la cuadra de los bueyes. Sobre la cuadra, el piso
del pajar, con trapelas encima de los pesebres para servir el heno al
ganado.
En la parte alta estaba el archivo y en la parte más superior el pri-
mero y segundo piso de la hospedería. La cuadra era apta para trece
mulas, con pesebres en forma de hornacina para cada una. La parte alta
de esta parte del edificio estaba destinada a Biblioteca, que era una de
las más importantes de su época. También en este piso se hallaban las
habitaciones del abad. Tenían una cuadra de Jos carneros y la casa la-
boratorio del boticario con su huerto. Este Monasterio tenía tres claus-
tros: uno, destinado a jardín, con doce arcos en cada lado y con talleres
de carpintería en la crujía E. y de cantería en la O. Elllamado de las
Procesiones, construído entre 1741-1744, de N. a S. tenía seis arcos en
cada lado, y de E. a O., cuatro arcos en cada costado; entre los niembros
de las ventanas del segundo cuerpo, treinta y seis medallones: doce, en
cada uno de los lados más largos, y seis, en los cortos. Los seis del Norte
con bustos nimbados de San Pedro, San Pablo, Santiago, San Andrés
y dos apóstoles; los del Sur, el de un papa, un cardenal y cuatro gue-
rreros. Los de los lados E. y O. son bustos de arzobispos, obispos,
abades y caballeros. Los antepechos de las ventanas estaban adornados
con figuras simbólicas y heráldicas, y en las esquinas, cuatro escudos.
En el centro, una gran Iuente, cuyo pilón recibía el agua de una concha
y ésta de otras hasta llegar a una pequeña de donde salía el agua.
El tercero de los claustros, llamado de la Hospedería, fué empezado
hacia 1623 y terminado en 1760. No conserva más que dos arcos.
En 1827, dos de sus lienzos fueron edificados de nuevo; en el E. estaba
la monumental escalera llamada de la Maristela por el himno que solía
cantar la comunidad al subirla en ciertos días y principiaba con el Ave
Maris Stella.
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1. Arco de entrada.-2. Cementerio parroquial.-3. Iglesia parroquial de San. Pedro de l''orta.-


4. Campo de la Via Sacra.-5. Iglesia ConventuaI.-6. Capilla de San [uan o de los Ordóñez.-
1. Capílla del Rosario.-8. Escalera interior.-9. Sacristía.-IO. Lavadero y secadero de ropa de
los novicios.-II. Retretes.-12. Torres.-13. Graneras , -14. Claustro con jardin.-15. Retretes
y canal de salida de agua.-16. Depósito de leña.-11. Bodegas.-18. Parte que se conservaba de
la antigua iglesia.-19. Pequeño patio para dar aire y luz.-20. Claustro llamado de las Procesío-
nes.-21 y 22. Refectorio y anterrefectorio.-23. La cocina.-24. Local donde se fundlan campa-
nas.-23. Habitación donde se guardaban herramientas.-26. Archivo.-21. Claustre de. la hospe-
derla.-28. Dormitorio de los sirvientes.-;lll. C;uadra.-30. Arco 4e elltradl\.-3¡. Bottça y Onc!-
Jlas.-32. Portería.
BIBLIOGRAFIA

Pueutes literarias para la Historia del Arte Bspañol, por F. J. Sán-


chez Canton. Tomo I. Siglo XVI. Madrid, 1923. Imprenta Clásica Bspa-
fiola.
Aunque la bibliografía artística española no "éscopiosa, la rareza de las ediciones
antiguas y las deficiencias de las pocas modernas, dificultan las tareas de los que se
dedican al estudio del arte español, aumentadas por la necesidad de compulsarles
textos para rectificar errores originados por sucesivas redacciones. La lectura es tam-
bién 'peligrosa, ya que muchas veces los tratados de Vitrubio y Plinio el Joven son
los cimientos de arbitrarias construcciones, aderezadas con multitud de citas que for-
man abultados volúmenes, donde sólo de tarde en cuando se ofrece alguna idea ori-
ginal, un consejo práctico, o tal cual referencia interesante.
Era por lo tanto necesaria la publicación de una obra con extractos literales mi-
nuciosos, debidamente anotados, y así lo hace el Sr. Sánchez Cantón, que en tres
tomos se propone resumir la bibliografía artística española en su aspecto histórico,
como antecedente al Museo histórico de Palomino. Y se titula Fuentes Itterartas para
la Historia del Arte Español, como título comprensivo de aquellos escritos que, tra-
tando especialmente de materias artísticas, encierran noticias para la biografia de
los cultivadores del arte en España. En este primer tomo se íncluyen extractos de
doce libros del siglo XVI, cuatro de ellos inéditos, dos nunca citados, y los demás,
aunque conocídos, poco divulgados, pues sólo tres han sido impresos modernamente.
Como apéndice, las referencias de las Vidas de Vasari, alusivas a artistas españoles
o italianos que trabajaron en España y, finalmente, los índices de artistas y lugares.
La obra del Sr. Sánchez Cantón, escrupulosamente realizada, prestarà un auxilio eíi-
caz, lo mismo a los artistas que a los historiadores, facilitándoles el medio de cono- .
cer la cultura artística de aquellos siglos en que se produjeron tantas obras mag-
níñcas.

REVISTA DE REVIST AS (1)

Institut d'Estudis Catalans.-Anuari 1913-1914. Any V. Part I.-Memories i do-


cuments dels treballs fets per la secció Hístóríco-Arqueotógíca de l'Institut d'Estudis
Catalans durant els anys 1913-1914 .• Manuel de Montliu: La Cránica de Marsili i el
Manuscrit de Poblet. Contribució a l'estudi de la Crànica de jaume 1..Guillem M.a de
Brocá: Els Usatges de Barcelona .• A Rublo i Lluch: La Grecia catalana des de la
mort de Roger de Lturta ftns a la de Frederic III de Sicilia. (1370-1377.) .• Francisco
Codera: Alusiones a campañas de los musulmanes como elemento de crttica en los do-
cumenios laiinos de la Edad Media: • Daniel Girona: Llagostera: Itinerari del Rey
Maril. (1403-1410) • Manuel Cazurro i Emilio Gaudia: La estrattficacián de la. cerá-'

(1) En esta sección no se da cuenta más que de los trabajos ~ue tr~teJ1 ~e 1i!lltoria, Ar~ueol0!lla 'I
Arte ~\le p\lbll~uellll1$ Rei'l$tas que S~ m,enCiOlla'll
R.vi,ta, d, Revista,

mica en Ampurta« y la época iu sus restos .• J. Puig i Cadafalch: Els Banys d~ Girona
i la influencia moresca a Catalunya .• J. Couyat Barthoux: Sur une peinture catalane
du XIV siecte trouvée au Monastere du Sinai .• Part n.-Crónica de la Secció Ar-
queológica. Exploració de coves per l'Institut .• Els Dolmens de la Serra de l'Arca.
(Ayguafreda.) • Sepulcre de Santa Marla de Miralles .• Sepulcre a Guissona .• Dues
destrals de bronze trobades a Catalunya • Dos vasos de la primera edat del ferro
trobats a Argentona .• La cerámica de Hallstadt a Catalunya .• Campanya arqueolà-
gica de l'Institut d'Estudis Catalans at timtt de Catalunya i Aragó (Caseres, Calaceit i
Maçalió) .• Excavacions d'Empuries .• Les escavacions de Numancia durant els anys
1913-1914 •• La Necropolis de Cadiç .• Trovalles a Tivissa .• Excavacions romanes ci
Sabadell .• Troballes romanes a Sant Juliá d'Altura prop de Tarrasa .• Mosaic romá
a Llafranch. • Troballes romanes a Tossa. • Enterrements a Centelles .• Trovaües
noves a Tarragona .• EI sepulcre romá de Corbins. Missió per a estudiar els banys
dits aràbics i el Monestir de Sant Daniel a Girona .• La colleccio de prehistória al
Museu de Sabadell .• La collecció Sala de Vich.• Adquisicions de la collecció Vives
de Madrid .• Lacollecciá Camps a Guissona .• Bxposiciá d'objectes procedents d'Ibi-
ça.• Exposició d'Antigues pintures espanyoles a Londres .• Adquisicions del Museu
de Barcelona .• Adquisicions del Museu de Vich.• Primer Congrés d'Art CIistiá a
Catalunya .• L'Esglesia del Miracle a Tarragona.

Institut d'Estudis Catalans.-Anuari 1915-1920.Volm VI. Part I.--Memories i do-


cumentos dels treballs fets per la secció Histórico-Arqueologiea de l'Institut d'Estudis
Catalans durant els anys 1915-1920.• A. Rubio y Lluch: La Grecia catalana desde la
.mort de Frederic 1Il fins a la invasió Navarresa. (1377-1379.) • M. [ean-Auguste Bru-
tails: Ou s'est constituée rarquttecture remane .• Joaquim Folch i Torres: L'Alba de
L'Abat Biure .• Josep Gudiol i Cunill: Les Creus d'Argenteria a Catalunya .• Part n.-
Secció Arqueologíca. Paleolític .• El Solutrià de Sant Julià de Remis: El Caudede les
Goges .• Pintures rupestres .• Exploració arqueologica del Barranc de la Valltorta.
(Castelló.) • Cultura Neolitica i Eneolitica .• Exploració dels Jaciments de la Valltor-
ta.• El Sepulcre del Canyaret a Calaceit .• Estudi métric del Crani femini i d'altres
restes humans del sepulcre de Calaceit .• Consideracions generals sobre las estacions
eneotitiques del Baix Aragó i del Regne de Valencia •• Sepulcres no megalítics de
Catalunya .• Resultats de l'exploració des coves de Catalunya per l'Institut d'Estudis
Catalans. (1915-1920.) • Excavació de sepulcres megalitics .• Consideracions generals
sobre els Megalitics Catalans .• La cova del Boquique a Plasencia .• L'Estat actual
del coneixement de la civilització Neolitica i Eneolitica de la Penlnsula Ibérica .• Edat
del bronze .• Sepulcres Megalitics dels començos de l'Edat del bronze en la comarca
de Solsona .• Bspoli funerarl amb diadema d'or d'una sepultura de la primera edat
del bronze de Montilla. (Córdoba.) • Noves destrals de bronze de Catalunya .• Coves
artificials de Santa Eugénia (Mallorca) i sos voltants .• L'Edat del bronze a Mallorca .
• La primera edat del ferro .• Troballa protohistórica a Marlés .• El sepulcre del
Turó de les Mentrides. (Folgaroles.) • La Necropolis del Can Missert. (Terrasa.) •
L'Estat actual de la sistematització del coneixement de la primera edat del ferro a Ca-
talunya .• La segona edat del ferro .• La cultura post-hallstditica .• La Necrópolis de
Peralada .• La cultura ibérica .• El Donatiu del Puig-Castellar, per Don Ferran de
Segarra .• l'Institut d'bstudis Catalans .• Excavacions a O/erdola .• Necrópolis de
Can Fatjó. (Rubi.) • El Forn Ibéric de Fontscaldes .• Restes de poblats ibérics al Plá
d'Urgell i Segarra .• Els enterrements ibérics dels Espleters a Salzadella .• Estacions
ibérics entre el riu Cénia i el Millars. (Castelló) • La torre ibérica de Llucena del Cid.
• L'Etat actual del coneixement de la civilització ibériea del regne de Valencia .• Es-
tel~s t~ériques ornamentades {fellJai;c Aracó .• Les tnvestigacton» {fe la cultura tbéric«
140 Reoistas de Reoisias
~ ...
al Baix Aragó .• L'Estat actual de la investigació de la cultura lbérica .• La colonit-
zació grega .• La colonia grega d'Bmpuries .• La colonització romana .• Exploració
de Tarragona .• El mosaics de Tossa .• Necrópolis ibero romana del Puig d'En Pla-
nes. (Vic/l.) • El sepulcre de Teules de Vi/asser de Mar .• El Forn de cerámica de
Sant Martín de Sarroca .• Del riu Cénia al Millars .• Habitació romana dels antigors,
a les Salines de Santanyt .• Enterrements de la Garrotxa, a les Salines de San tanyi .
• Coves romanes de enterramenta Mallorca •• Necrópolis romanes d'Eivissa i For-
mentera .• Art Paleá-Cristiá .• Basilica Constantiniana a Lugdunum Convenarum. a
Basilica cristiana primitiva en el paratge de Son Peretó a Manacor. a La catedral vi-
sigótica d'Egara .• Art romanic i gotic .• La catedral d'Etna .• L'Estendart de San
Ot .• Frontal romanie amb la llegenda de Santa Cecilia, procedent de l'Esglesiaparro-
quial de Bolvir. (Oerdanya.) • Noves pintures murals •• Oopó esmaltat del Rhin. (Se-
gle XIII.) • Retaule de Xixena .• Restes de vestuari episcopal procedents d'uns sarco-
fags de la catedral d'Urgell .• Collecció de Rajoles valencianes i 'catalanes de D. Josep
Font i Gumá .• Renaixement .• Restes de vestuari de les sepultures reials de Poblet.
a Els draps d'Arras del Palau de la Generalitat i la serie analoga del Palau Reial. •
Collecciá de vidres esmaltats .• l'Arc d'entrada a l'antic chor de la catedral de la Seu
d'Urgell.

Nuestro Tiempo.-(Año 1921.) • José Subirá: El paisaje, las canciones y las dan-
zas de Cataluña .• José Deleíto y Piñuela: La expatriación de los españoles afrancesa-
dos.• [ulío Fuentes: El Gran Capitán. (Fragmentos de un libro inédito.)

Nuestro Tlempo.-(Año 1922.) • Margarita Nelken: El problema del arte decora-


iivo .• W. E. Belañé: El Marquesado de Villamediana .• Ricardo del Olmo: El pan-
teón de los primeros reyes de Aragón en el Monasterio de San juan de la Peña .• An-
tonio Weyler: Monasterio de Poblet.

Arquitectura Española. -(1923). Esta Revista no tiene más que parte gráñca y
publica grandes láminas y planos de los siguientes edificios antiguos y modernos:
Colegio Asilo para Institutrices. (Hoy Colegio de Nuestra Señora del Pilar.) Arqui-
tecto, D. Manuel Aníbal Alvarez .• Portada de la iglesia de San Andrés. (Arquitec-
tura barroca.) • Abside y ventana de las iglesias de Santa Justa y Rufina, Maluenda
(Zaragoza) .• Proyecto de edificio social del Salón de Recreo de Burgos. (Arquitecto,
Pedro Muguruza.) • Iglesia del convento de los Domínícos de San Pablo, hoy Pa-
rroquia de Santa María Magdalena. (Arquitectura barroca sevillana.) • Ornamenta-
ción mudéjar de Toledo. Yeserías, segunda mitad del siglo XIV. Sinagoga del Trán-
sito. Gran Friso. Palacio de los Ayalas. Sobrepuerta de la sala baja. Casa de Mesa.
Friso y Tablero sobre una alacena d'el Salón .• Yeserías, mitad del siglo XIV: Taller
del Moro. Friso del Salón. Catedral, portada de la Sala Capitular. Sinagogas del Trán-
sito. Ménsulas de la Tribuna .• Iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Angeles,
Fuente Saúco (Soria) .• Patio del Colegto- Imperial de los Jesuítas. (Hoy Instituto de
San Isidro de Madrid.) Arquitectura "barroca .• Ornamentación mudéjar de Toledo.
Fines del siglo XII. Sinagoga de Santa Maria la Blanca. Palacio de Galiana. Deco-
ración de arcos. Taller del Moro. Decoraciones murales .• Proyecto de casa social
para el Circulo de Bellas Artes de Madrid. (Arquitecto, Antonio Palacios.) • Ermita
del Santísimo Cristo del Humilladero de Colmenar de Oreja, trabajo premiado en
el primer concurso abíerto por esta Revista entre los alumnos de la Escuela -Superior
de Arquitectura de Madrid .• Puerta de la ermita de la Virgen del Puerto de Madrid .
• Ornamentación mudéjar de Toledo. Sinagoga del Tránsito. Portadas del salón de
la Casa de Mesa, partes superior e inferior. El antiguo Monasterio del Paular,

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