03-PREBISCH - Keynesianismo

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RAúL PREBISCH

INTRODUCCION
A KEYNES

FONDO DE CULTURA ECONóMICA


MÉXICO
Primera edición, 1947
Segunda edición, 1951
Tercera edición, 1956
Cuarta edición, 1960
Primera reimpresión, 1971
Segunda reimpresión, 1977
PREFACIO
Tan profunda es la influencia de Lord Keynes en el
pensamiento económico de nuestros días, como inten-
so el antagonismo que sus teorías han suscitado entre los
economistas. Sus adeptos son numerosos, especialmente
en las nuevas eneraciones; ero la crítica es viva tenaz,
tanto de quienes siguen siendo fieles a la escue a c ásica,
como de aquellos teóricos que. habiéndose emanciPado
años atrás del vieio do~ma. se resisten, sin embargo, a
aceptar las enseñanzas de la nueva doctrina.
¿A qué-se debe ese influjo, ese poder de agitación de
las ideas de Lord Keynesl No sólo al brillo de la forma y
a la fuerza dialéctica del contenido. Hay algo más en su
obra. El régimen en que vivimos tiene, entre otras, una
falla fundamental: la desocupación persistente que. acen-
tuada en las depresiones periódicas de la economía. entra-
ña una grave pérdida de fuérzas productivas. en desmedro
del nivel de '"ida de las masas. Keynes nos da una clave
mu sencilla ara in ter retar este enómeno. Y nos o re-
ce, además, una so uczon que; en estos tiempos. tiene el
mérito singular de ser compatible con la iniciativa privada
y la libertad personal.
Sus primeras ideas de hace veinte años van depurán-
dose en la controversia y adquiriendo la consistencia de
un sistema. Hasta que, sin haber perdido del todo su for-
ma polémica, Lord Keynes realiza con ellas. la vasta cons-
trucción teórica de su libro entre los fragmentos que su
ataque implacable había dejado en el campo de la econo-

I mía clásica. Es el libro capital del insigne economista,
editado por primera vez en I936: La teoría general de la
ocupación, el interés y el dinero.'
D. R. © 19.17 Fm.mo DE CULTURA ECONÓMICA
Avenida de la Universidad 975, México 12, D. F. 1 The General Theory 01 Employment, Interest and Money; por John
Maynard Keynes, Nueva York. Hay traducción castellana de Eduardo Hor-
Impreso en México nedo, Fondo de Cultura Económica (México, 5;¡' ed., 1958).
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A ese mismo origen polémico ha de atribuirse la oscy; que lo absorban por completo. A partir de ese momento,
ridad de muchos pasajes~ la falta de precisión de algunQJ. no hay inversiones suficientes para utilizar todo el ahorro
razonamientos y el aparente desorden del texto. Com- posible.
prender, pues, este libro es tarea no exenta de serias El ahorro es riqueza que no se consume. La escasa
dificultades. Para facilitarla se han publicado diversos pr?pensión a consumir impide, de' este modo, el creci-
ensayos de divulgación. Mas no se ha hecho, que yo co- mzento de la ocupación. Es más, ni tan siquiera es posi-
nazca, ninguna tentativa de este género en nuestro idio- ble mantener el nivel que haya podido alcanzarse. Por-
ma. Conveniencias didácticas me aconsejaron suPlir esta que son de tal índole las relaciones entre el ahorro y la
deficiencia; De ahí el presente trabajo que, publicado inuersion, que no tarda en contraerse la actividad eco-
primeramente en una serie de artículos bajo los auspicios nómica hasta que el sistema encuentre un nuevo-punto
del Banco Central de Venezuela, aparece ahora en este de equilibrio. En este punto de equilibrio mlnimo, la
pequeño volumen con algunos agregados y modificacio- ocupación y el ingreso nacional se habrán comprimido
nes. Mucho agradezco la conformidad que me dispensa- tanto como fuere necesario para que el ahorro disminui-
ron para ello las autoridades de aquella institución. do equivalga a la menor cuantía de las inversiones.
Requiere gran paciencia y dedicación para recoger~ En resumen, el mal mdica en la insu iciencia de las
ordenar y esclarecer lo que tan profusamente ha sembra- inversiones para emp ear todo el ahorro. Y como el aho-
do el talento keynesiano. Naturalmente, ello comporta rro es aquella parte de la producción qye no se consume~
el riesgo de impropias simplificaciones. He procurado i~suf~ciencia de inversiones significa también insuti-
reducirlo con atentas lecturas, ciñéndome estrictamente czencza de demanda. De ahí la conclusión práctica de
al propósito de evitar cualquier comentario o juicio pro- Keynes.· hay que provocar deliberadamente el crecimien-
pio que pudiera menoscabar la fidelidad de mi interpre- to de aquéllas, hasta que la demanda sea suficiente para
tación. Tendría, por cierto~ alguna oPinión que añadir. absorber toda la oferta que proviene del empleo Pleno
sobre las ideas keynesianas; pero he preferido comenzar de las fuerzas productivas.
por hacerlas accesibles. A los bancos centrales corresponde, en primer lugar,
En el [ondo, la tesis de Lord Keynes es simple y ter- el cumplimiento de este designio. Para estimular las in-
minante. La tendencia a la desocu ación crónica rovie- versiones privadas deberán seguir una política persistente
ne de la riqueza misma e as grandes comunidades in- de descenso del tipo de interés, creando todo el dinera
dustriales. El laissez faire, el juego espontáneo de las necesario. Pero esta política podría encontrar obstáculos
fuerzas económicas es incapaz de remediarlo; porque hay insalvables. Tendrá, entonces, que intervenir el Estado
en el sistema un grave defecto de ajuste. Cuando crece el con sus proPias inversiones a fin de llenar el claro. Y
ingreso de la colectividad, crece también el ahorro. si!l hasta se concibe, con este mismo proposito, la socializa-
que se plantee problema alguno mientras las inversione.L ción de las inversiones, que no ha de conjundirse, cier-
aumenten paralelamente. Pero no siempre sucede así; tamente, con la socialización de la producción.
llega un momento en que~ a pesar de que el ahorro sigue
subiendo, la tasa de interés se resiste a descender en el Extirpado el mal crónico de la desocupación habrá
grado indispensable pam estimular nuestras inversiones desaparecido uno de los más graves defectos del régimen
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capitalista. Queda.ría el reparto ine.quitativo de, l~s ri- Además de explicar en ella algunos conceptos fund~-"
quezas~ que es otra de sus fallas notorias, Pero está, tgual- mentales, se inicia la exploración del terreno teórico tra»:
mente, a nuestro alcance el corregirla. Hasta ahora se tando de dilucidar las diferencias más significativas entre . - ,~.,
habían opuesto ciertos conceptos falaces, sobre el ahorro, Keynes y los clásicos. Mientras que para éstos la desocu-
arraigados en el dogma ortodoxo. Temtase q1,le los al.t?s pación es la consecuencia de salarios excesivos en reTació.11
impuestos progresivos conspirasen contra la ac~m.ulacwn al rendimiento del trabajo, para aquél tiene un origen
de capital indispensable para el progreso economzco. No Jptalmente distinto. Es la insuficiencia de la demanda
pasa esto, afortunadam.ente. No se requiere el ahorro de colectiva lo que provoca la desocupación. Y esta insufi-
las clases ricas. Por el contrario~ cuanto menor sea el ciencia se debe al ahorro J

ahorm. tanto más intensamente crecerá el ingreso naclQ; En la segunda parte se demuestra por qué el incre-
nal al aumentar las inversiones. El ahorro es un factor mento de las inversiones es indispensable para que des-
e retardo en el desarrollo de la riqueza colectiva la aparezca la desocupación y se llegue al estado óptimo de
actividad econámica. De la relación entre este incremen-
formación del CQ,pita. . .. . .
Queda así expedito el camino de la [usticui ~tstnbu- to y el ingreso nacional surge la teoría del multiplicador.
tiva. Hay que seguirlo discretamente ~on medzdas .que El multiplicador, dada la propensión a consumir de la
mejoren la propensión a consumir y esttmulen, al. mtsmo colectividad, nos dice en qué medida crece el ingresQ
tiempo. las inversiones para acrecentar la cantldad de cuando aumentan las inversiones, hasta dar el incremento
capital. De este mada en el lapso de una o dos genera:. de ahorro ne~ario para realizarlas.
ciones. s:abundancia podrá hacer bajar a cero la tasa d4 En la tercera se explica cómo la magnitud de las in-
¡ntera; Habríamos llegada de esta manera a la eutana;. versiones, que constituyen el elemento dinámico. de la eco-
sia del rentista. a su muerte lenta. con trascendenta.les-+ nomla, depende, por un lado, de la tasa de interés y~ por
consecuencias para la magnitud del producto colecttvo otro, del rendimiento probable o eficiencia marginal del
y su equitativa distribución. . capital, según la expresión de Keynes. La tasa de interés es
Por donde se comprueb4dlue Lordi(eynes no l2.ersz;. un enómeno encional es dable a la autoridad mone-
ue el mero ¡opósito de ex licar t 'ricamente la :e~lz- taria, dentro de ciertos límites. fiiarla en el nive que con-
a . Se pro one también actuar so re ella. Su obJetwo vengg. Para llegar Lord Keynes a semejante conclusión
es esencia mente social y aparece una y otra vez en la efer- arremete fuertemente contra la teoría clásica del interés ,
vescencia polémica entre la frase ingeniosa y la ironía de bajo cuyo influjo se habría extraviado con frecuencia la
su heterodoxia. Sin ese claro objetivo, mal podría com- política de las autoridades monetarias.
prenderse el sistema keynesiano. En la cuarta parte se han reunido las referencias dis-
persas del libro acerca de la tendencia hist6rica de la tasa
Comenzaré ahora el examen d,e este sistema. Para fa- de interés. a no declinar paralelamente al rendimiento del
cilitar la exposición he creído. conveniente d~vi~irla. '" capital. Esa tendencia se interrumpe en el siglo xix. Pero
varias partes~ sin atenerme estrictamente a la dzstnbucwn hay síntomas de que comienza a operar de nuevo. Pa-
recerla, sin embargo, que las contracciones cíclicas no res-
original del libro.
La primera parte es, desde luego, de introducción. ponden a ella. Más bien se deben~ a juicio de Keynes, al
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12 PREFACIO PREFACIO ,.,,::,;.,\,'J r.
§.úbito colapso de la eficiencia mar~inal del caPital pm- la t~oría la explicación racionalde los movimien'~6s'-de ;;
vocado por factores psicológicos. Es tal la tuerza de este_ realzdad economi tea, a [iin d e actuar znteltgenternente
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b re eli a. so .
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fenómeno que la baia más intensa gue fuere practicable
realizar en la tasa de interés no bastaría ara reanimar la eLa teo~ía de ésos movimientos, la teoría dinámica de
[as inversiones. De ahí la necesidad de a po ítica de in- déc;~nomza, ha ~omenzado .a desarrollarse en las últimas
ver:;,:ones del Estado. . as., Le hacia falta un zmpulso vigoroso. Ke nes ha
En la quinta parte combínanse los elementos anterior- :entdo, md:udablemente, una clara noción de ello~ de ahí
mente expuestos para llegar a la teoría general de la a oportunzdad y trascendencia de su obra.
ocupaci/m, el interés y el dinero. El nivel de ocupación, 1 1Esfer~ ,que l~ exposición que presento ahora permita
)!. por tanto, el ingreso global están determinados por el ab ec ~r zscernt; cabalmente el valor científico de esta
nivel de las inversiones y la propensián a consumir. El ni- ~s ra. z~ast?,que ~u'nto ha logrado en ella Lord Keynes
vel de las inversiones está determinado por el tipo dtL ,a ex lzcacwn racwnal del movimiento econó . d'l
cidand 1 p' " mico z u-
interés y la eliciencia marginal del capital. Y el tiPo de in- o osnnClp,oS a que obedece1 &- 1
terés está determinado por la cantidad de dinero, la cua,l
de ende a su vez, de la olítica monetaria de la ro-
:/Jensión del pu ico a mantener dinero líquido en su
poder, esto es, su preferencia de liquidez.
Éstos son los elementos esenciales que, encerrados en
un sencillo esquema, forman el sistema teórico de Lord RAÚL PREBISCH
Keynes. Expuesto este esquema, su autor lo emplea en
seguida para discutir el problema de los precios y salarios.
Deduce así esta conclusión importante: no es el incre;
mento de la cantidad de moneda, sino princiPalmente el
rendimiento decreciente de la actividad productiva, lo que
hace subir los precios cuando aumenta la ocupación.
y en cuanto a los salarios. demuestro que su rebaia, leiw
de constituir, una medida eficaz para evitar la desocupa-
ción, p,odría resultar de efectos contraproducentes.
Termina la última parte con las conclusiones de Lord
Keynes acerca del funcionamiento del sistema capitalista
y la posibilidad de corregir las fallas fundamentales que
decía.
Este empeño mío en exponer el pensamiento keyne-
siano responde a una preocupación muy justificada en
quien ha tenido alguna responsabilidad en la política
monetaria argentina de años pasados: la de encontrar en

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