Interpret. y Argum. Jurídica - Fernando Quintana B
Interpret. y Argum. Jurídica - Fernando Quintana B
Interpret. y Argum. Jurídica - Fernando Quintana B
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INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
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Capítulo Primero
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INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
1
HOMERO, Hymnes, Hymnes a Hermés, pp. 103-141, de la edición de J. Hum-
bert, de Belles Lettres, Paris, 1959. H. J. Rose, en Handbook of greek Mythology, Uni-
versity Paperbacks, London, 1964, expone un interesante paralelo entre Apolo y
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INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
Hermes, ambos dioses jóvenes cuyas vidas se entrecruzan para terminar converti-
dos en dioses tutelares de las ciencias y las artes.
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
2
AUBENQUE, Pierre, Le Problème de l’Être chez Aristote, P.U.F., 2ª ed., Paris, 1966,
pp. 11-118.
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
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La cita la hemos recogido de la obra de LUBAC, Henri de, Exégèse Médiévale
(Le Quatre Sens de l’Escriture), en cuatro volúmenes, vol. I, pp. 171-172, Aubier, Pa-
ris, 1961. El autor sustenta la tesis que la doctrina de los cuatro sentidos que de-
sarrolla el pensamiento medieval se encuentra en germen en el período de la
apologética.
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
carácter sagrado del texto. La disposición del lector tiene que ser
la del que busca un sentido ético y religioso. Todo esto significa
traspasar el ámbito de literalidad. En el fondo reconocer otro sen-
tido además del sentido literal. El fenómeno había sido ya detecta-
do por los pensadores griegos, que habían cavilado sobre el sentido
de los mitos y las alegorías y metáforas.
Las palabras, en efecto, tienen un significado propio e inme-
diato, pero también pueden tener un significado derivado y figu-
rado, al que se llega mediante operaciones intelectuales especiales.
Esto lo reconoció Platón cuando en República II, 378d, emplea la
palabra hypónoia, para describir la situación del lector de narracio-
nes míticas. En la polis puramente ideal que Sócrates invita a dise-
ñar en bosquejo a sus jóvenes interlocutores, Glaucón y Adimanto,
para definir allí la justicia, se aborda el tema de la paideia o forma-
ción educativa de sus habitantes, y en esa conexión surge la pala-
bra ya anotada hypónoia, que en rigor significa lo que se capta por
debajo de una significación de superficie. Hay dos significados, o
más bien, dos sentidos, uno inmediato y otro oculto, “por debajo”
del anterior. El joven, se nos dice en ese pasaje de República, no tiene
poder de discernir entre los dos tipos de sentidos. Si al joven se le
presentan esos relatos de las gigantomaquías o de violentas vengan-
zas entre los dioses, tiende a tomar el relato en su sentido inme-
diato o aparente, lo que puede no ser aconsejable desde un punto
de vista moral. Y si esos relatos tienen un significado hyponoico, por
detrás del sentido aparente, aquél no es captado por el oyente. Por
lo cual los mitos no resultan recomendables en la educación de los
jóvenes de la polis ideal.
Posiblemente por la época de Platón la interpretación hyponoica
era realizada por Antístenes y los cínicos, para mostrar en los rela-
tos míticos de Homero, Hesíodo, Orfeo y otros, algunas enseñan-
zas moralizadoras, por debajo del significado inmediato, a veces
carente de ese carácter.4 Este “por debajo de” que sugiere la pala-
bra hypónoia indica en realidad el significado oculto que se escon-
de detrás del significado inmediato aparente. Esta separación entre
4
En la edición crítica de República, con el título The Republic of Plato, Cam-
bridge University Press, 1965, el editor J. Adam, pp. 114 y ss., comenta que con
anterioridad a Platón ya se practicaba un método de interpretación que consistía
en mostrar que muchos de esos relatos míticos escondían verdades y enseñanzas
morales. Se señala a Antístenes y la escuela cínica como los iniciadores del méto-
do alegórico, que se ejercitaba especialmente en las obras de Homero.
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INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
los dos sentidos de un relato, en que uno encubre el otro, sin fal-
searlo, es otro de los descubrimientos del pensamiento griego. Lo
que Platón trata de evitar es quedarse en el plano aparente. Pues, a
pesar de que el discurso con el significado aparente no cancela el
paso al otro significado oculto, no hay garantía que el lector u oyente
pueda transitar del primero al segundo. Y si lo que se quiere decir
es lo que se presenta en forma encubierta, recurriendo a formas o
imágenes que presentan otra cosa, se exige, en verdad, mucho del
oyente. Éste es el origen de la llamada alegoría (allegoría), palabra
que aparece sin embargo tardíamente incorporada al vocabulario
técnico, por ejemplo, en la Epístola a los Gálatas, de San Pablo, 4,
24, con el significado preciso de querer decir una cosa que se da a
entender mediante otra. No obstante que el propio Platón hizo uso
de la alegoría y la metáfora en sus Diálogos, en República, quiso es-
tablecer una prevención en contra del alegorismo por no encon-
trar resuelta la regla decisoria del significado, esto es, cómo asegurar
el paso del significado aparente al significado oculto.
La alegoría permite, desde otro punto de vista, hacer más níti-
da la separación entre hermenéutica y exégesis. El establecimien-
to del doble sentido que tiene lugar tanto en la alegoría como en
la metáfora es un problema propiamente hermenéutico, pero la
estrategia para resolver el paso de un sentido a otro y la formula-
ción de una regla técnica para poner de manifiesto el sentido oculto
es asunto de la exégesis. En la hermenéutica se elabora la teoría
sobre el lenguaje y la significación, que conduce a admitir el senti-
do directo y el sentido figurado u oculto. En la exégesis se define
el procedimiento a seguir, asumiendo el doble significado.
Como muy bien lo vio Dilthey, el alegorismo fue importante
porque permitió mantener la vigencia de las obras de los autores
griegos que relataban mitos, como Homero, Hesíodo, Orfeo, Mu-
seo. La significación inmediata o directa podía parecer censurable
bajo muchos respectos, más aún en los círculos en que se hacía sen-
tir la influencia de la ética de inspiración cristiana. La manera de
mantener la vigencia de esas obras fue considerarlas en su signifi-
cado no aparente sino oculto, para no entrar en conflicto con la
nueva cultura que se expandía.5
5
El trabajo donde W. Dilthey se ocupó primeramente de estos temas herme-
néuticos es Die Enstehung der Hermeneutik, de 1900, incluido en el vol. V de Gesam-
melte Schriften, pp. 317-318, Teubner Verlagsgesellschaft, Stuttgart, 1961. La versión
castellana con el título Orígenes de la Hermenéutica, se encuentra en Obras de Wil-
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
helm Dilthey, vol. VII, El Mundo Histórico, F. Cultura Económica, México, 1978,
pp. 321-334.
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6
Estas obras aparecen en versión bilingüe en el volumen XV de la edición
de B.A.C., Madrid, 1957: De Genesi contra Manicheos, pp. 360-491; De Genesi ad litte-
ram (imperfectus liber), pp. 500-565, y De Genesi ad litteram, pp. 576-1271.
7
De Spiritu et Littera aparece en el volumen VI, pp. 679-795, de la versión cita-
da de las Obras de San Agustín, y De Doctrina Christiana en el volumen XV de la
misma edición, pp. 53-359.
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
8
De Doctrina Christiana, Libro II, cap. V, 9.
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
9
La versión bilingüe latín-castellano de Etimologías la ha editado en dos volú-
menes B.A.C., Madrid, 2000. Sus tres primeros libros tratan del trivium (gramáti-
ca, retórica y dialéctica) y del quadrivium (aritmética, geometría, música y
astronomía). Formula el plan sistemático de las disciplinas. Hablamos de discipli-
nas y no de ciencias, porque el énfasis se lleva por el lado de la formación.
27
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Etimologías, Libro I, 3. Puede compararse con el mito de Teuth, del Fedro,
274b, de Platón.
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AQUINO, Tomás de, Suma Teológica, 1, q. 1, a 10.
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12
L UBAC, Henri de, op. cit., p. 400.
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13
Los comentarios en In Aristotelis Libros Perí Hermeneías et Posteriorum Analyti-
corum expositio, edición del P. Fr. Raymundi M. Spiazzi O.P., de Marietti, 1964.
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14
Suma Teológica, 1, q. 16, a 2.
15
Ibídem.
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16
En Perí Hermeneías, Prooemium, 3, p. 5, op. cit.
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17
BACON, Francis, “Novum Organum”, en The Works of Francis Bacon, vol. I,
edición F. Fromman Verlag Günther Holboog, Stuttgart, 1963.
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18
En trabajos anteriores he desarrollado el tema. Véase, por ejemplo, Pru-
dencia y justicia en la aplicación del Derecho, pp. 16 y ss., Editorial Jurídica de Chile,
2001.
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GADAMER, Hans-Georg, en Seminar: Philosophische Hermeneutik, Suhrkamp,
Frankfurt, 1976, ofrece una recopilación de textos de distintos autores pertene-
cientes a momentos históricos diferentes de la hermenéutica. Uno de esos textos
es una parte de Clavis de Flacius, con el título Praecepta de ratione legendi.
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20
HOBBES, Thomas, Leviathan, or the Matter, Forme and Power of a Commonwealth
Ecclesiasticall and Civil, edic. Oxford, 1967, tomada de la edición de Londres de
1651.
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21
Leviathan, Part. I, cap. IV.
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22
Leviathan, Part II, cap. 26. La palabra sentence del latín sententia se hace equi-
valente a mens, y la he traducido como propósito, que el texto hace coincidir con
intención, y se reserva sentido para sense.
23
Consideramos la versión francesa, Spinoza, Oeuvres Complètes, con el título Au-
torités Théologique et politique, edición de la Bibliothèque de la Pléiade, Gallimard, 1962.
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
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24
S PINOZA, Tractatus, cap. VII.
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
25
El Instituto de Estudios Políticos de Madrid ha realizado la edición bilin-
güe latín-español. La versión castellana es de José Ramón Eguillor Muniozguren,
de la edición latina de Coimbra de 1612, cuya reproducción ofrece. El título de
la obra en latín es Tractatus de Legibus ac Deo legislatoris. Madrid, 1967-1969.
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26
S UÁREZ, Francisco, Tratado de las Leyes, Libro III, cap. XV, 1.
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
rriera, no podría ser ley. No cualquier signo es apto para esta fun-
ción. Por eso, más adelante se ocupa de los lenguajes normativos,
que son los más adecuados para expresar mandatos, obligaciones
y permisos.
Más adelante agrega: “De aquí deduzco que en la forma sensi-
ble de la ley se pueden distinguir dos cosas: una, el signo material,
como la voz o la escritura, y otra, la significación (significationem);
de las cuales, si se comparan entre sí, la escritura o el sonido es
algo material, y el significado algo formal, y de la reunión de am-
bos resulta la forma sensible (forma sensibilis) que constituye la ley
o que es la ley misma, pues siendo la ley un acto humano, es tam-
bién una forma”.27
Suárez explica esto con el ejemplo de la forma sacramental, que
está en las palabras, pero en ella se distinguen como su parte ma-
terial los sonidos, y el sentido (sensum) o significación (significatio-
nem) como su parte formal, y de ambos resulta la forma sacramental.
Lo mismo ocurre con la ley civil: consiste en un signo exterior, sen-
sible o material, que requiere de alguna materia, pero su esencia
(essentia) está en el significado y sentido. Todavía aquí significado y
sentido están confundidos y se emplean como equivalentes, pero
más adelante tenderán a separarse. Las palabras, en su materiali-
dad, no pueden producir los efectos de una ley sino sólo en cuan-
to manifiesten la voluntad y el imperio del legislador. Por eso, desde
este punto de vista, el signo sensible, en cuanto significativo, es esen-
cial también en la ley. Los juristas suelen distinguir entre la ley es-
crita y la ley no escrita para incluir el caso de la costumbre con
fuerza de ley, lo que sería un problema si no se admitiera al mis-
mo tiempo que la costumbre debe constar en signos exteriores per-
manentes, significativos de una voluntad efectiva.
Siendo las palabras un signo de la voluntad legislativa, tienen
que ser tales que expresen suficientemente que la voluntad legisla-
tiva es la de establecer un precepto o norma estable, general y que
cumpla con todas las otras propiedades exigidas para una ley. Por
eso, tienen que emplearse expresiones preceptivas, es decir, un len-
guaje adecuado a la manifestación de preceptos o normas que se
imponen. Hay un lenguaje normativo, que usualmente toma la for-
ma imperativa, como “hay que hacer”, o “haz esto”, o también el
empleo de la forma verbal “debe”.
27
Op. cit., Libro III, cap. XV, 2.
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INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
Las distinciones que hace Suárez van más allá de lo que los ju-
ristas emplean. Los nombres de los juristas que señala son Baldo,
Roger, Esteban de Frederi, Jorge Natham y especialmente Tira-
queau. La distinción letra y espíritu es una que los juristas admi-
ten, aunque Suárez considera que lo hacen en un plano superficial,
y por eso hay que profundizar. Dice: “[...] esa distinción la tomá-
bamos de la manera de expresarse de los juristas, los cuales al tra-
tar de la ley distinguen entre las palabras (verba) y el espíritu (mens
legislatoris): las primeras dicen que son como la materia y cuerpo,
el segundo, el espíritu y el alma de la ley”.28 La expresión mens le-
gislatoris se ha traducido aquí simplemente como espíritu, para man-
tener la idea general de la distinción letra y espíritu. Pero como lo
va a señalar Suárez inmediatamente, la expresión mens compren-
de varias nociones. En el decir corriente de los juristas se le hace
equivalente a ratio y aun sensum (sentido). Para marcar los diferen-
tes planos que hay que considerar en la distinción letra y espíritu,
agrega: “Nosotros, por nuestra parte, en las mismas palabras dis-
tinguimos antes otros dos elementos, a saber, las palabras materia-
les y la significación con que indican el sentido (sensum) y declaran
el espíritu de la ley (mens legislatoris); comparando entre sí estas dos
partes, dijimos que la significación (significationem) es lo formal res-
pecto de las palabras materiales; ahora las palabras mismas en cuan-
to significativas las comparamos con el espíritu interior de la ley
(interiorem mentem legislatoris), y decimos entonces que son como el
cuerpo y materia respecto de la forma o espíritu”.29
La elaboración de los juristas es superficial. Suárez aplica, en
realidad, la pareja materia y forma al ente substancial en que con-
siste la ley, y la aplica en dos momentos diferentes. Primeramente
en la letra, que como signo material permite extraer la distinción
entre palabra y significación; ahora, en el cap. XX, nuevamente
aplica la pareja materia y forma, pero tomando la palabra como el
compuesto, que en la tradición escolástica es la vox significativa, y
lo contrapone a la interioridad propiamente que es la mens legisla-
toris. Pero agrega a continuación que en la mens, que hasta aquí he
traducido como espíritu, hay que distinguir “[...] otros dos elemen-
tos, a saber la voluntad (voluntas) y razón (ratio), las cuales Baldo y
los autores antes citados parecen confundir y juzgar de ellas por
28
Op. cit., Libro III, cap. XX, 1.
29
Ibídem.
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
30
Op. cit., Libro III, cap. XX, 2.
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INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
voluntad del legislador; por eso, en la citada ley Non Dubium a la vo-
luntad del legislador se la llama voluntad de la ley, e inmediatamen-
te a la misma voluntad se la llama sentido (sententia) de la ley, el cual
es una misma cosa con el espíritu (mens legislatoris).31
De lo cual se sigue que como donde hay una cosa por razón
de otra, esta otra por la que se da la otra es la primera y principal,
recordando el otro principio de la ontología clásica “aquello por
lo cual cada cosa es lo que es, eso es más”, resulta que en toda ley
lo principal y más importante es la voluntad o intención. La pala-
bra mens cubre tanto la voluntad como la razón. Pero lo importan-
te aquí es que la voluntad pasa a ser principio o causa formal de la
ley, y no sólo causa eficiente. Esto quiere decir que la voluntad sig-
nificada por las palabras es la voluntad del legislador. Queda así
señalada una dirección en la cual el pensamiento de Suárez se cruza
con el de otros autores modernos: al intérprete le basta con una
voluntad de la ley, la que asume como la voluntad del legislador
histórico o real. El desplazamiento de la causa eficiente a la causa
formal trae como consecuencia que se llega a esta figura de la vo-
luntad de la ley, y no la voluntad efectiva del legislador histórico.
La noción de ratio legis surge en conexión con el objeto de la
voluntad. La discusión de Suárez se dirige a controvertir la afirma-
ción que la ratio es también principio formal intrínseco, como la
voluntad. La ratio integra con la voluntad la noción de mens, sólo
que incide en el objeto. Distingue dos clases de ratio: una, la ratio
que denomina motivo de la ley; la otra, la ratio constitutiva de la
ley. El motivo es un principio extrínseco a la ley misma y consiste
en las motivaciones o consideraciones personales del legislador para
instituir la ley, por lo mismo no puede considerarse principio for-
mal de la ley. En una asamblea legislativa un legislador puede te-
ner un motivo, otro legislador otro y así sucesivamente, y sin
embargo la ley acordada es por su causa formalmente bien esta-
blecida. La otra clase de ratio, en cambio, es un principio constitu-
tivo de la ley, y Suárez lo denomina ratio iuridica, la razón jurídica
de la ley. El problema que quiere dilucidar es la relación precisa
que tiene la ratio en la constitución esencial e intrínseca de la ley,
y que los juristas han debatido largamente. Ese nombre de ratio iu-
ridica envuelve en realidad una suposición, la de que en toda ley
hay incorporadas consideraciones que conciernen a los fines, aspi-
31
Op. cit., Libro III, cap. XX, 9.
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32
Op. cit., Libro III, cap. XX, 12.
57
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
33
Op. cit., Libro VI, cap. I, 1.
59
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34
Op. cit., Libro VI, cap. I, 15.
35
Op. cit., Libro VI, cap. I, 13.
60
LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
36
Op. cit., Libro VI, cap. I, 14.
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rogar esas leyes o corregirlas y que, por tanto, empleó las palabras
en un sentido compatible con ellas. La segunda situación tiene lu-
gar en la concordancia, pues si se tiene un significado inconvenien-
te y otro conveniente, se compara este último con otras leyes, y si
hay concordancia, se admite, pues se supone que hay esa unifor-
midad.
La ratio legis es también otro de los elementos de la forma de la
ley y que importa en la determinación de la mens objetiva. Por lo
general, la ratio no consta de la ley misma, hay que suponerla. En
el orden de la ejecución la ratio conjeturada hace posible estable-
cer una mens como más aceptable que otra. Toda ley tiene una ra-
tio, tanto en el sentido de ser obra conforme a la operación de la
razón, cuanto esa ratio que incide en el objeto del propósito mis-
mo. La ratio es un gran indicio de la mens. Cuando la ratio no se
expresa en la ley misma, hay que suponerla y constituye una con-
jetura probable, que el intérprete debe estimar cuidadosamente, y
cuando se expresa, pasa a ser un gran indicio y ocupa después de
las palabras el segundo lugar. La ratio supuesta o por hipótesis,
como la llama Suárez, pertenece a la ley, pero su determinación
da origen a conjeturas. De lo cual se sigue que en la concepción
de este autor hay una certidumbre gradual. La certidumbre de pri-
mer grado la proporcionan las palabras, la certidumbre de segun-
do grado la ofrece la ratio expresa o formulada, la certidumbre de
tercer grado, las otras conjeturas, que derivan de otros antecedentes
o circunstancias.
Establecido lo anterior, entra Suárez a examinar la interpreta-
ción en relación con dos situaciones que algunos autores conside-
ran afines a una genuina modificación o cambio de la ley: una es
la interpretación extensiva o restrictiva, otra es la interpretación por
equidad. Estas dos situaciones comparten un rasgo en común, y es
que ambas tienen lugar en lo que podemos denominar ámbito de
aplicación. Si por aplicación entendemos la correspondencia de
una palabra con un grupo de casos o una característica de éstos, la
ampliación o restricción y la equidad tienen que ver con la aplica-
ción. Es otro aspecto que presenta la aplicación, pues en ella se de-
cide la manera de aplicar una disposición legal a un caso
determinado. La interpretación delimita un ámbito posible de apli-
cación, esto es, de casos posibles que quedan comprendidos en su
ámbito. De lo que se trata aquí es tomar un ámbito de aplicación y
ampliarlo o restringirlo, o bien simplemente dejar de aplicar una
ley a un caso en razón de la equidad.
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65
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37
Op. cit., Libro III, cap. VI, 4.
66
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67
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38
Op. cit., Libro III, cap. VII, 10, 11 y 12.
68
LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
39
Op. cit., Libro III, cap. VIII, 1.
40
Op. cit., Libro VI, cap. VIII, 6.
69
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41
Op. cit., Libro VI, cap. VIII, 7.
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72
LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
43
En “Orígenes de la Hermenéutica”, p. 323, en El mundo histórico, vol. VII
de Obras de Wilhelm Dilthey, Fondo de Cultura Económica, México, 1978.
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44
El caso lo examinó Cicerón en De Offici, I, XIII, 40, lo que le hizo optar
por el sentido y no la literalidad.
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45
Orígenes de la Hermenéutica, op. cit., p. 335.
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46
El tema de la hermenéutica y el romanticismo lo he expuesto en un traba-
jo sobre Savigny: “Savigny, el Romanticismo y la Hermenéutica”, Revista de Cien-
cias Sociales, Facultad de Ciencias Jurídicas, Económicas y Sociales, Universidad de
Chile, Valparaíso, Número 14, 1979, pp. 639-659.
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
LA CONTRIBUCIÓN DE E. BETTI
47
En Interpretación, Ratio Iuris y Objetividad, Edeval, 1994, he examinado con
cierta extensión el pensamiento de Betti. Aquí interesa un aspecto de su teoría.
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48
BETTI, E., Allgemeine Auslegunglehre als Methodik der Geisteswissenschaften, p. 115.
J.C.B. Mohr, Tübingen, 1967.
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
79
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49
RICOEUR, Paul, Teoría de la Interpretación. (Discurso y excedente de sentido), Si-
glo Veintiuno ed., Mexico, 2ª ed., 1998.
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LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
81
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82
LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
50
Op. cit., p. 34.
51
Op. cit., pp. 34-35.
83
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52
RICOEUR, Paul, Del texto a la acción (Ensayos de hermenéutica II), Fondo de Cul-
tura Económica, México, 2001.
84
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53
Teoría de la interpretación, op. cit., p. 87.
85
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54
Op. cit., p. 89.
55
Op. cit., p. 91.
56
ECO, Umberto, Los límites de la interpretación, Editorial Lumen, Barcelona,
1992.
87
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57
Op. cit., p. 29.
58
Op. cit., p. 41.
88
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mens ratio
O
O O O
autor obra (texto) intérprete
O
littera
90
LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
A C
59
OGDEN, C. K. y RICHARDS , I. A., The Meaning of Meaning, Routledge and
Kegan, 10ª ed., London, 1960.
60
LYONS, John, Semantics, vol. I, p. 96, Cambridge, 1977.
91
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
61
GUZMÁN BRITO, Alejandro, Historia de la interpretación de las normas en el De-
recho Romano, Ediciones del Instituto de Historia del Derecho Juan de Solózano y
Pereyra, Santiago, 2000.
92
LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
62
Op. cit., p. 167.
93
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
63
Op. cit., p. 210.
94
LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
64
Op. cit., p. 213.
65
Op. cit., p. 225.
95
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
96
LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
97
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
98
LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
66
SUÁREZ, Francisco, Tratado de las Leyes, cit., Lib. III, cap. XX, 12.
99
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
67
G ROTIUS, De Iure Belli ac Pacis, Lib. II, cap. XVI, 1, De interpretatione, p. 409,
de la ed. de F. W. Kelsey, publicado en The Classics of International Law, Oxford,
1925, que incluye la versión latina de 1646.
100
LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
68
De Iure Belli ac Pacis, cit., Lib. II, cap. XVI, I.
101
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
69
Op. cit., Lib. II, cap. XVI, II.
102
LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
103
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
104
LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
70
P UFENDORF, De Jure Naturae et Gentium, The Clarendon Press, Oxford, 1934.
71
Op. cit., Lib. V, cap. XII, 10.
105
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
106
LA TEORÍA GENERAL DE LA INTERPRETACIÓN Y LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
107
Capítulo Segundo
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN
DE LA INTERPRETACIÓN
1
COOD, Enrique y CLEMENTE FABRES, José, Explicaciones de Código Civil. Desti-
nadas a los estudiantes del ramo en la Universidad de Chile. Publicada por la Acade-
mia de Leyes y Ciencias Políticas, Imprenta Cervantes, Santiago, 1882.
109
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
110
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
111
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
2
Op. cit., pp. 107-108.
3
Tomo los textos de los extractos de la obra de LAURENT, “Principes de droit
civil français”, en Metodología de la determinación del Derecho, I, p. 780, de Juan Ber-
chmans Vallet Goytisolo, Madrid, 1994.
112
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
113
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
4
El tema lo he examinado en trabajos anteriores, especialmente en “Cultura
jurídica en perspectiva hermenéutica”, Anuario de Filosofía Jurídica y Social, Nº 20,
pp. 513 y ss.
114
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
115
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
116
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
5
DESCARTES, René, Discours de la Méthode, Bibliothèque de la Pléiade, Galli-
mard, 1953, p. 137.
6
LEIBNIZ, “Meditaciones sobre el conocimiento, la verdad y las ideas”, en Tra-
tados Fundamentales, pp. 149-150, Losada, Buenos Aires, 1946.
117
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
7
Citado por J. Berchmans Vallet Goytisolo, op. cit., p. 771.
118
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
8
DOMAT, Jean, Les Lois Civiles dans leur Ordre Naturel, p. 4, t. I, Paris, 1723.
9
VATTEL, Emmerich de, Derecho de Gentes, o Principios de la Ley Natural, pp. 239,
240 y 241, t. II, Paris, 1824.
10
BLACKSTONE , William, Commentaries on the Laws of England, vol. I, edición
facsimilar de 1765, The University of Chicago Press, pp. 59-60, Chicago, 1979.
119
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
11
El Título Preliminar, art. 13, dice: “Quand une loi es claire et sans ambi-
guité, il ne faut point en éluder la lettre, sous pretexte d’en pénétrer l’esprit”. En
Apéndice, Interpretación Jurídica, de Carlos Ducci Claro, Editorial Jurídica de Chi-
le, 1977.
120
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
121
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
12
Sobre la historia del art. 24 del Código Civil y la expresión “equidad natu-
ral” puede consultarse el trabajo de GUZMÁN, Alejandro, “El significado histórico
de las expresiones ‘equidad natural’ y ‘principios de equidad’ en el Derecho chi-
leno”, en Revista de Ciencias Sociales, Nos 18-19, Facultad de Ciencias Jurídicas, Eco-
nómicas y Sociales, Universidad de Valparaíso, pp. 111-143, 1981.
13
ALFONSO, Paulino, “De la interpretación de la ley”, pp. 9-26, en Revista Fo-
rense Chilena, t. VIII, Imprenta Cervantes, Santiago, 1892.
122
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
123
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
124
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
125
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126
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
14
En el Repertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilenas: Código Civil y Leyes Com-
plementarias, vol. 1, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1996, correspondiente al
art. 20, se contiene un larga lista de sentencias del año 1922 en adelante, que es-
tablecen que el sentido natural y obvio es el que les da el Diccionario de la Real
127
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
128
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
15
Sobre los antecedentes históricos del principio de inexcusabilidad puede
consultarse “Algunos antecedentes históricos sobre los principios de inexcusabili-
dad y legalidad”, de María Angélica Figueroa, en Revista de Estudios Histórico Jurí-
dicos, XVIII, 1996, pp. 187-196.
129
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
130
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
16
G UZMÁN BRITO, Alejandro, “Historia dogmática de las normas sobre inter-
pretación recibidas por el Código Civil de Chile”, en Interpretación, integración y
razonamiento jurídicos, pp. 41-87, Editorial Jurídica de Chile, 1992.
17
CLARO SOLAR, Luis, Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado, cap. VI,
p. 121, t. I, 2ª ed., Editorial Jurídica de Chile, 1978.
131
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
132
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
133
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
134
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
135
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
18
Op. cit., p. 42.
19
Op. cit., p. 44.
20
Op. cit., p. 47.
136
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
21
Op. cit., p. 57.
22
Op. cit., p. 58.
137
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
23
Op. cit., p. 58.
24
Op. cit., p. 70.
25
Op. cit., p. 70.
26
GILSON , Étienne, Études sur le rôl de la pensée médiévale dans la formation du
systéme cartésien, Librairie Philosophique J. Vrin, Paris, 1951.
138
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
139
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
27
De BETTI, Emilio, tengo especialmente en cuenta “De una teoría general
de la interpretación”, en Interpretación de la ley y de los actos jurídicos, pp. 69-90, Edit.
Revista de Derecho Privado, Madrid, 1975.
140
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
lamanca, 1977.
141
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
142
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
29
BARROS ERRÁZURIZ, Alfredo, Curso de Derecho Civil, Imprenta Chile, Santia-
go, 1915.
143
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144
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
145
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
146
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
147
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148
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
149
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
150
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
31
La sentencia es de la Corte de Valparaíso, de fecha 17 de abril de 1930, y
se publica en Gaceta, 1930, 1er sem. Nº 67, pp. 279-281.
151
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
disposición del inciso 1º del art. 19 del Código Civil, que dice:
“Cuando el sentido de la ley es claro, no se desatenderá su tenor
literal a pretexto de consultar su espíritu”, y en el considerando 4º
formula el razonamiento característico del modelo que se está exa-
minando: “Que pudiendo aplicarse en forma tan clara y sin que se
presente a la menor duda el elemento gramatical de interpretación
de la ley contemplado en el citado art. 19, inciso 1º del Código Ci-
vil, no hay necesidad de hacer disquisiciones para buscar interpre-
tación utilizando los elementos lógico, histórico o sistemático, a que
se refieren el inciso 2º del citado art. 19 y los arts. 22 y 24 del mis-
mo Código, elementos –los tres últimos– a los cuales sólo cabe acu-
dir en los casos de obscuridad de un precepto legal y que, de esa
obscuridad, pueda desprenderse contradicción o falta de armonía
con otras disposiciones”.
A lo anterior, en los considerandos siguientes, se añade el ar-
gumento que recoge el supuesto hermenéutico del legislador ra-
cional que sabe lo que hace, en los términos siguientes: “Que no
es aceptable suponer que, al redactarse la Ley de Empleados Parti-
culares, el legislador haya ignorado la disposición que consigna el
art. 467 del Código de Procedimiento Civil [...]” (considerando 5º).
Por eso, al igualar la inembargabilidad de las remuneraciones de
los empleados particulares a la de las remuneraciones de los em-
pleados del Estado y municipales, no consideró la excepción en el
caso de estos últimos. Aquí puede recordarse el argumento a con-
trario que se emplea por los defensores de la exégesis, en cuanto a
que si el legislador lo hubiese querido, lo habría dicho, por lo cual,
si lo ha silenciado, es porque no lo quiere. Por último, en el consi-
derando 7º consigna la siguiente reflexión: “Que, fundadas o no
las razones que los autores de la Ley de Empleados Particulares tu-
vieron para no sujetar a éstos a la excepción que se contempla en
el inciso 2º del Nº 1º del art. 467 del Código de Procedimiento Ci-
vil, y aunque pueda prestarse a cualquiera clase de críticas el art. 29
[...], ninguna de esas consideraciones puede llevar a un Tribunal
de Derecho mientras esté vigente el precepto legal que se comen-
ta, a dejar de aplicarlo en la forma clara en que está redactado, ya
que no es permitido tomar en cuenta lo favorable u odioso de una
disposición para que su interpretación sea ampliada o restringida”.
En esta reflexión final ronda la idea que se asocia a la máxima dura
lex, sed lex.
En el voto de minoría, después de recoger la línea argumental
de la claridad del enunciado del art. 29 de la Ley de Empleados
152
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
153
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
32
En la importante y ya clásica obra Methode d’Interprétation et sources en Droit
Privé positif, 2ª ed., Lib. Générale de Droit y Jurisprudence, 1919.
154
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
los que entran a operar según parezca a uno u otros claro u oscu-
ro. Habría que advertir, sin embargo, que quienes no participan
del parecer que el sentido es claro, consideran que para determi-
nar el sentido es preciso indagar en la dirección de las conexiones
del enunciado de que se trata con otras partes o enunciados de la
misma ley o de otras leyes. Se trata de la indagación contextual.
Cuando se tiene a la vista el enunciado y sus conexiones con otros,
es decir, un contexto, se puede apreciar que el sentido claro u os-
curo no es nunca un dato inicial, del que se parte para establecer
la interpretación. Esto es lo que planteaba Betti, como ya se vio,
en cuanto que la claridad u oscuridad son el resultado del proceso
interpretativo, nunca dato inicial y punto de partida. La sentencia
que se ha citado sugiere esta última posibilidad, pero termina ra-
zonando en los términos del sistema de coexistencia de modelos,
el cartesiano y el deliberativo.
Otra sentencia de la Corte Suprema, del año 1946, pone la dis-
tinción entre sentido y tenor literal en la perspectiva de los cuatro ele-
mentos.33 Se trata de la discusión sobre el significado del enunciado
del inciso 2º del art. 1061 del Código Civil, entonces vigente, so-
bre inhabilidades para ser instituido heredero testamentario, que
decía: “Lo mismo se aplica a las disposiciones a favor de cualquie-
ra de los testigos”. En este caso, la sentencia se acordó por mayo-
ría de votos. El fallo de mayoría, en el considerando 8º, comienza
diciendo “que la primera y primordial regla de interpretación que
debe tenerse en cuenta, mira, según los términos de los artículos
19 inciso 1º, 20 y 21 del Código Civil, al elemento gramatical, to-
mada la palabra en su más amplia acepción, en otros términos, al
lenguaje empleado por el legislador que naturalmente debe enten-
dérsele conocedor del idioma y versado en el significado preciso
de los vocablos que utiliza”. En el considerando 9º agrega: “Que,
como se desprende de las palabras empleadas a su vez por el legis-
lador en los arts. 19, 20 y 21 ya aludidos, el problema que se pre-
senta cuando se quiere establecer si es claro el tenor de una palabra,
o de una frase y aun de un período gramatical completo, dice re-
lación con el significado de las palabras y es, en consecuencia, de
carácter semántico. En este orden de ideas, los que cultivan la cien-
cia filológica estiman que, en el caso de autos, como en todos los
33
C. Suprema, 9 octubre 1946, Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. 44, sec. 1ª,
pp. 186-209.
155
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
34
El Informe de Carlos Vicuña Fuentes aparece publicado en el t. XXXVII
de la Revista de Derecho y Jurisprudencia, pp. 113 y ss. Y en él concluye, después de
un extenso análisis de carácter semántico o de significados y no estructural o sin-
táctico, que el enunciado se refiere no sólo a los testigos, sino también a los pa-
rientes y asalariados de los testigos instrumentales del testamento.
156
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
157
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
35
Corte Suprema, 3 mayo 1950, Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. 47, sec. 1ª,
pp. 160-166.
158
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
36
Corte Suprema, 23 junio 1959, Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. 56, 2ª par-
te, sec. 1ª, pp. 207-212.
159
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
160
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
37
C. Santiago, 20 abril 1964. Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. 61, 2ª parte,
sec. 2ª, pp. 24-30.
38
Corte Suprema, 26 junio 1968. Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. 65, sec. 1ª,
pp. 208-210.
39
LEÓN H., Avelino, y MUJICA B., Fernando, El tenor literal en la interpretación
de la ley, Revista de Derecho y Jurisprudencia, t. 55, pp. 225-229.
161
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
del inciso 1º del art. 19, que “la norma de hermenéutica legal que
se consigna en ese inciso dispone que el tenor literal de una ley
señala el contenido y alcance que el legislador quiso darle. Las pa-
labras traducen normalmente de manera fiel el pensamiento del
legislador. El legislador es culto, sabe el significado de las palabras
que emplea y su sintaxis debe suponerse correcta. Pero esta preva-
lencia del ‘tenor literal’ queda supeditada a que ‘el sentido de la
ley sea claro’, porque puede suceder que aunque el lenguaje em-
pleado sea correcto y preciso, ese ‘tenor literal’ no traduzca el ver-
dadero pensamiento del legislador, creando de ese modo duda en
el intérprete sobre el verdadero ‘sentido de la ley’. Faltaría, enton-
ces, el supuesto necesario –‘cuando el sentido de la ley es claro’–
para atenerse exclusivamente al ‘tenor literal’”. Y agregan “[...] pue-
de acontecer, excepcionalmente, que en una ley sobre determina-
da materia, un artículo sea claro y preciso en sus términos formales,
pero contradiga el sentido de toda la ley, de uno o más de sus pre-
ceptos o de otras leyes, que deban tener prevalencia. En tal even-
to, no obstante el ‘tenor literal’, el intérprete deberá buscar el
genuino sentido del precepto, recurriendo a otros elementos de
interpretación, como el lógico o el histórico”. Y concluyen: “[...] el
tenor literal debe respetarse, siempre que el sentido de la ley sea
claro. Si el sentido de la ley merece dudas, hay que recurrir a los
otros elementos de interpretación, aun cuando el tenor literal sea
claro y preciso. Es ésta la interpretación que debe darse al inciso
1º del art. 19 del Código Civil, es ése su claro sentido que, por lo
demás, aparece de su tenor literal; y ‘cuando el sentido de la ley es
claro (pero sólo entonces) no se desatenderá su tenor literal [...]’.
Y así este precepto interpretativo logra su más alta jerarquía, pues
también sirve para su propia interpretación”.
A pesar del trasfondo del modelo cartesiano, está propuesta la
separación entre sentido y tenor literal. También pesan los presupues-
tos hermenéuticos que caracterizan la exegética de los primeros au-
tores ya examinados. A pesar de ello, se advierte el giro hacia una
nueva manera de entender la reglamentación sobre interpretación.
Incluso aparece planteada la autointerpretación, lo que ciertamen-
te es un exceso de los autores. Uno de los problemas que presenta
la reglamentación sobre la interpretación es precisamente que no
puede aplicarse a sí misma, de manera que de ella misma derive la
forma en que debe emplearse, pues se produce un círculo.
Esta opinión permite establecer una tendencia, que consiste en
mantener como dos conceptos distintos el de sentido y tenor literal,
162
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
40
D UCCI CLARO, Carlos, Interpretación Jurídica, Editorial Jurídica de Chile. La
segunda edición es de 1977, y la tercera de 1989.
41
Op. cit., pp. 56 y 104, respectivamente, de la 2ª edición.
163
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
42
Op. cit., p. 96.
43
Op. cit., p. 103.
164
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
lo, en cuanto “los pasajes oscuros de una ley pueden ser ilustrados
por medio de otras leyes, particularmente si versan sobre el mis-
mo asunto”. De aquí partiría la posibilidad del empleo de la ana-
logía para esclarecer significados.
Aun cuando en este autor se advierte el esfuerzo por ofrecer
una nueva interpretación de la reglamentación sobre interpreta-
ción, sus afirmaciones contienen todos los ingredientes para refor-
mular la teoría de la interpretación. La distinción entre sentido y
tenor literal es correctamente entendida como una que se aparta de-
finitivamente de las corrientes literalistas de los autores iniciales,
que se caracterizan por resolver el contenido del sentido en las sig-
nificaciones inmediatas y directas de las palabras, sin considerar los
contextos, pues el llamado elemento lógico y el sistemático sólo tie-
nen lugar en el sistema adoptado como subsidiario del modelo car-
tesiano, esto es, en caso de oscuridad o confusión o contradicción.
Pero ese sentido, que para determinarlo hay que recurrir a todos
los llamados elementos de la interpretación, no se identifica con
el pensamiento o la voluntad del autor. La interpretación se reali-
za a partir de los enunciados mismos, y en ellos se busca estable-
cer el sentido, como algo distinto del tenor literal, esto es, de los
significados inmediatos y directos de las palabras. Este sentido pue-
de coincidir con esos significados, pero esta comprobación sería
el resultado de una interpretación. El sistema interpretativo com-
puesto de dos modelos interpretativos, el cartesiano y el delibera-
tivo, en donde el segundo entra en operación como subsidiario del
primero en caso de duda, queda cuestionado en su propia base.
Con lo cual llegamos a la conclusión que el único modelo es el de-
liberativo. Esto quiere decir que el sentido es algo por establecer y
que se relaciona no sólo con los significados de palabras, sino tam-
bién con los fines y la ratio. Por eso el autor, al comentar el signifi-
cado del art. 24 del Código Civil, dice: “Creemos que es el resultado
y no el método lo que valida la interpretación. Cualquier método
que conduzca a una solución injusta, es una mala interpretación.
Por eso estimamos que debe existir este axioma de la interpreta-
ción jurídica y que –entre nosotros– frente a la interpretación de
la ley, este axioma es que se obtenga una solución conforme a la
equidad”.44 Más adelante concluye: “Los otros métodos cuidan la
seguridad del Derecho a través de la vinculación del juez a la nor-
44
Op. cit., p. 159.
165
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
45
Op. cit., p. 160.
166
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
46
Especialmente en mi trabajo “Algo más sobre el Sentido del Derecho (Nota
acerca de ‘Sobre el sentido del Derecho’, de Jesús Ballesteros)”, Anuario de Filoso-
fía Jurídica y Social, número 8, 1990, pp. 57-92.
167
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
47
Por ejemplo, Fernando FUEYO, en Interpretación y Juez, Santiago, 1976, abun-
da en alusiones al método, queriendo con ello significar que la interpretación y
la “metodología de la aplicación” del Derecho van juntas, y que los problemas
centrales sólo podrán solucionarse si se cambia la metodología de la Escuela de
la Exégesis por otra que atienda a la justicia del caso concreto.
48
Se publica por Logique et Analyse, bajo el título Thinking and Meaning, Nº 20,
Entretiens d’Oxford 1962. La presentación de Chaïm PERELMAN lleva por título Avoir
un sens et donner un sens. Participaron también Ryle, Findlay, Calogero, Ayer, In-
garden, Zaragüeta, Passmore.
49
P ERELMAN, Ch., Avoir un sens et donner un sens, cit., p. 235.
168
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
50
PERELMAN, op. cit., p. 236.
169
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
51
Op. cit., p. 237.
52
Ibídem.
53
Ibídem.
170
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
bía podido pensar. Las nociones claras son aquéllas cuya extensión
es conocida; lo que caracteriza a toda legislación que lleva consigo
la obligación de juzgar es que ella debe ser aplicada a situaciones
radicalmente nuevas”.54
¿Cómo sucede un cambio jurisprudencial?, se pregunta el au-
tor. Cuando ocurre un nuevo caso de aplicación, la interpretación
antigua es juzgada contraria a la finalidad de la institución jurídi-
ca, y entonces la decisión judicial le da un sentido nuevo al mismo
enunciado legal. La posición la fija en el siguiente pasaje: “Las de-
cisiones judiciales, al calificar los actos y las situaciones, emiten un
juicio, que no es simplemente conforme a una realidad objetiva,
sino resulta de una apreciación de los elementos que concurren
en el caso. Esta apreciación judicial, que busca cualificar los hechos
de una cierta manera, precisa la extensión de un concepto y con-
tribuye, por ello, en la medida en que crea un precedente, a defi-
nir la comprehensión de uno u otro término de la ley. Es así que
el juez colabora, por sus decisiones, a la puesta a punto del orden
jurídico, que no es simplemente un dato objetivo que el magistra-
do no tendría sino que aplicar ciegamente. Al enunciado, cuya ver-
dad o falsedad presupone un sentido preciso e invariable, se opone
el juicio resultante de una apreciación judicial, que da un sentido
determinado a los textos aplicados”.55 De esta manera, en una con-
cepción realista la aplicación traduce una actitud contemplativa que
se limita a reconocer la intuición evidente de un objeto que se im-
pone a todo ser racional que enfrente el mismo objeto. En cam-
bio, en una concepción nominalista, el sentido es obra humana,
lo que se traduce en que es perfectible y modificable, y en donde
su determinación consiste en una apreciación, un juicio, que se plas-
ma en una decisión que no se impone necesariamente, y que por
lo mismo, hay que justificar como razonable. El pensamiento, en
este caso, no se inclina simplemente delante de su objeto, sino que
adapta las reglas admitidas a la situación nueva, gracias a una ac-
ción que discrimina, aprecia, juzga y decide.
Finalmente: “El sentido cuando no es enteramente dado, sino
resulta de la aplicación de una regla, que elabora al aplicarla un
individuo competente y responsable, no remite a una ontología,
sino a una axiología, que proporcionará los fundamentos filosófi-
54
Op. cit., p. 238.
55
Ibídem.
171
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
56
Op. cit., p. 239.
172
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
legislador (o ley) para prever todos los casos a los cuales los enun-
ciados legales se refieren. En rigor es una posición ontológica, que
mira a la naturaleza de las cosas mismas, que se resisten a ser en-
capsuladas en todos sus detalles en las nociones generales, que para
ser tales tienen que sacrificar muchas características. Fue Aristóte-
les quien enfrentando el problema en la esfera práctica, en su Éti-
ca Nicomaquea, Libro V, 1137b, advierte que los enunciados legales
se refieren de modo general a las distintas situaciones que regulan
y que por eso no puede desconocerse que se presentarán muchos
casos que no quedarán incluidos de manera precisa, por lo cual
habrá que ajustar el caso no previsto de esa manera al enunciado
legal general. Pertenece a la naturaleza de la cosa práctica misma,
y por eso no puede reclamarse del legislador o del lenguaje em-
pleado los defectos u omisiones. Esta es la dificultad de toda apli-
cación de un enunciado general a un caso particular. Por aplicación
hay que entender el acto mediante el cual se establece la corres-
pondencia entre el enunciado general y el caso de que se trata. En
otras palabras, el caso se identifica como uno comprendido en el
objeto referido por el enunciado.
Esta posición clásica ha pasado a ser un tópico recurrente en
la historia del Derecho y representa una perspectiva ontológica del
problema de la relación de lo general a lo singular concreto. Este
ontologismo se vincula con el tema de la verdad, entendida ésta
como adecuación o correspondencia. Del modo como lo plantea-
ron Platón y Aristóteles, la verdad se presenta en ciertas estructu-
ras, que son las proposiciones o juicios. Las palabras por sí solas
carecen del atributo de verdad, pero combinadas de manera de pro-
ducir un juicio, hacen posible la verdad de esta estructura. Es su
correspondencia con el objeto referido en el juicio el que deter-
mina su verdad o falsedad. Pero, como lo anotara Aristóteles en su
Peri Hermeneías, si bien toda proposición es significativa o semánti-
ca (logos semantikós), no toda proposición dotada de significación
es susceptible de verdad o falsedad. Esto abre un sector de lo que
puede expresarse en palabras u otras formas significativas en don-
de se hace problemática la verdad, entendida como corresponden-
cia. Se extiende asimismo a las formas modales de las proposiciones.
De esta manera, cuando Perelman recuerda las posiciones realis-
tas, señala aquellas que asumen un ontologismo asociado a la teo-
ría de la verdad como correspondencia. La verdad surgiría en los
juicios que emite el intérprete acerca del significado que encuen-
tra en los enunciados legales. Habría así un significado verdadero,
173
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
174
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
57
HART, H.L.A., El Concepto de Derecho, p. 157, traducción de Genaro Carrió,
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1998.
58
Op. cit., p. 158.
175
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
176
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
177
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
59
IGARTÚA SALAVERRIA, Juan, Teoría Analítica del Derecho (La interpretación de la
Ley), p. 50, Oñati, 1994; también, del mismo autor, pp. 42 y ss., en Márgenes y Lí-
mites en la aplicación del Derecho, Donostia, 1992.
60
WRÓBLEWSKI, Jerzy, Constitución y teoría general de la interpretación jurídica, p. 22,
Civitas, Madrid, 1985.
61
Op. cit., p. 22.
178
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
hensión del sentido conforme una regla no discutida, tal vez me-
cánicamente o por hábito. En el caso de duda, hay que proceder a
la interpretación, la cual se resuelve en último término en el acto
electivo de la posibilidad interpretativa que el intérprete conside-
re como mejor justificada. “La determinación del significado –dice
el autor– se expresa en una decisión interpretativa porque, cuan-
do el significado prima facie de un texto es dudoso, siempre hay una
elección entre significados diferentes”.62 Con ello se prosigue en
la dirección anticipada por Kelsen, en cuanto la interpretación más
que un proceso o acto de conocimiento, como lo plantea la her-
menéutica, se muestra como un acto electivo entre varias alterna-
tivas posibles de significado.
Aquí recobra importancia la vieja fórmula in claris non fit inter-
pretatio, en donde la claridad excluye la interpretación, que por lo
mismo ya no es el proceso cognoscitivo que pensaron los autores
hermenéuticos del siglo XX. Interesa destacar aquí que hay una di-
ferencia de fondo en la manera de entender la claridad. Los auto-
res del siglo XIX, según se vio, consideraban la claridad al modo
cartesiano, para dejar espacio a la intuición evidente del sentido
verdadero. Aquí, en cambio, la claridad tiene que ver con la au-
sencia de dificultades en el uso de las reglas de significado. Se puede
citar a este respecto a Waismann, discípulo de Wittgenstein, que
sostiene que el análisis del significado consiste en establecer las re-
glas para el uso de un signo (palabra o símbolo). Para él el con-
junto de reglas que gobierna el uso del lenguaje constituye lo que
se llama la gramática del lenguaje. Si se extiende la palabra gramáti-
ca a todas las reglas para el uso del lenguaje, entonces puede decir
este autor que la clarificación del significado es un proceso en la gra-
mática. De este modo, la vaguedad, la indeterminación, en suma la
confusión, pueden removerse mediante el establecimiento de la re-
gla de uso del lenguaje afectado por vaguedad o indeterminación.
La duda tiene que ver, en último término, con la confusión acerca
de la regla de significado que debe emplearse en un caso dado.63
Estas precisiones de Waismann contribuyen a entender mejor
la orientación general del estudio del significado (o sentido), que
había apuntado Perelman. El carácter convencionalista del signifi-
cado aparece en todos estos autores que integran el pensamiento
62
Op. cit., p. 29.
63
WAISMANN, Friedrich, The Principles of Linguistic Philosophy, pp. 9 y ss. Mac-
Millan, New York, 1968.
179
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
analítico, del cual forma parte Wróblewski. Con esto, el tema del
sentido verdadero queda postergado o simplemente ausente. Su-
cede que las reglas de interpretación ya no tienen esa función de
servir de pautas o guías para la aprehensión de un sentido verda-
dero, como ocurría con aquellos autores de la Escuela Exegética,
sino desempeñan funciones heurísticas y justificatorias. Los signifi-
cados no están dispuestos de manera de ser “descubiertos”, sino son
atribuidos, según las reglas de significación en uso. Este carácter
de atribución del significado aleja la urgencia de la consideración
de la verdad. Así lo reconoce Wróblewski, aunque se inclina por la
teoría de la verdad como adaequatio, pero en el sentido semántico
de Tarski. Examinando la base semántica de la teoría de la inter-
pretación, este autor afirma que el sentido de una expresión es re-
lativo a la “directiva de sentido” de esa expresión. El autor prefiere
utilizar la palabra “directiva” en vez de regla.
Estas directivas no están establecidas con precisión en el len-
guaje ordinario, piensa el autor. Las expresiones del lenguaje co-
mún, dice, son normalmente indeterminadas y vagas, consideradas
en abstracto, sin referencia a una situación o contexto situacional.
Pero cuando se consideran en situaciones concretas, dejan de ser-
lo, al punto de procurar una comunicación suficiente. En la esfera
jurídica, anota este autor, las normas jurídicas suelen estar formu-
ladas en palabras de tal manera que pueden ser aplicadas inmedia-
tamente a casos concretos. “Son relativamente raros los casos en los
que surge la duda de si una norma se adapta inmediatamente a la
situación considerada; sin embargo, estos casos constituyen el cen-
tro de las discusiones científicas [...]”.64 En estos casos “fáciles” se pro-
duce lo que el autor llama comprensión inmediata, que consiste en
captar que entre el caso y el enunciado legal hay una correspon-
dencia inmediata, indudable. Para ello es necesario comprender
los enunciados, y para ésta a su vez se requiere de algunas reglas
que no sean materia de discusión. “Parece que estas reglas son
algunas directivas elementales del lenguaje jurídico implícitas de
este modo en nuestra comprensión de la materia jurídica, y no
especificadas de ninguna manera, lo que da la sensación de una
comprensión inmediata. Este es un hecho bien conocido en la com-
prensión del lenguaje común, cuando quien se sirve de él lo com-
64
WRÓBLEWSKI, J., “Sentido” y “Hecho” en el Derecho, p. 86, Editorial Universita-
ria del País Vasco, San Sebastián, 1989.
180
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
65
Op. cit., p. 87.
181
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
66
Op. cit., p. 90.
182
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
67
Op. cit., p. 94.
183
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
184
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
185
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
186
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
187
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
188
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
189
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
diza del autor. Se ha visto que esta última es la que aceptan mayor-
mente los autores pertenecientes a las corrientes hermenéuticas.
Entre los autores analíticos, en cambio, hay varias posturas. Algu-
nos quieren volver a la intención originaria, pero en cuanto el sig-
nificado está determinado por las convenciones en uso a la época
de la dictación, otros, a su vez, entienden que el significado está
determinado por las convenciones en uso a la época de aplicación,
como muchos autores hermenéuticos. Sea como fuere, lo que los
autores nacionales entendieron de este problema fue más bien que
la intención se manifiesta en los enunciados legales, de manera in-
dubitable. Esto aleja las posiciones analíticas actuales de esas ideas
que sostenían los autores del siglo XIX. La manifestación de la in-
tención originaria, en su verdad, como decían algunos, es lo que le
da la característica a esta postura. Significado de palabras y sentido
vienen a ser dominios coincidentes. Las palabras de los enunciados
legales significan algo, y eso que significan es la manifestación ver-
dadera, intuida en forma evidente por el lector, de un propósito o
intención o pensamiento del autor real. El sentido verdadero consiste,
entonces, en ese contenido significativo que trazan las palabras.
La segunda posición frente al mismo problema de aplicación
de la inembargabilidad, presupone en cambio oscuridad, esto es, que
el solo texto no se basta a sí mismo y que su sentido no es manifies-
to, sino es preciso investigarlo acudiendo a distintas relaciones con-
textuales. El sentido una vez establecido es considerado verdadero.
Aquí tenemos un rasgo de cómo opera este sistema de dos mode-
los interpretativos inconciliables. En realidad se trata de la pugna
entre dos maneras de concebir el sentido verdadero. Para una posi-
ción este sentido verdadero surge en la intuición evidente como ma-
nifestación verdadera de una intención originaria que se expresa
en el solo enunciado. No se trata, como ya he tenido ocasión de
señalarlo, de retomar la doctrina de la verdad manifiesta de la pa-
labra divina, que encontramos en el debate sobre el sentido en la
escolástica, como lo expresa Tomás de Aquino, sino de una posi-
ción que se aproxima al cartesianismo. Para la otra actitud frente
al sentido verdadero, éste se establece no como la demostración lógi-
ca que se emplea en las ciencias matemáticas, sino algo que se apoya
en diversas relaciones, que en conjunto configuran lo que se lla-
ma la justificación. Aquí aparecen las razones para entender tal o
cual cosa. Por eso antes he denominado este modelo argumentati-
vo, porque se trata de ofrecer razones para entender un enuncia-
do de una manera o de otra.
190
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
68
Vid. mi libro Prudencia y justicia en la aplicación del Derecho, Editorial Jurídi-
ca de Chile, 2001.
191
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
69
Se trata del interesante trabajo de Leibniz titulado “Meditaciones sobre el
conocimiento, la verdad y las ideas”, en Tratados Fundamentales, pp. 149-157, Losa-
da, Buenos Aires, 1946.
70
ENGISCH, Karl, Introducción al Pensamiento Jurídico, especialmente cap. VI,
pp. 137 y ss., Ediciones Guadarrama, Madrid, 1967.
192
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
71
En los autores nacionales este tema no se encuentra bien estudiado. Mere-
ce citarse C. DUCCI, Interpretación Jurídica, p. 104, citado anteriormente, en donde
señala: “Es imposible establecer a priori que el sentido de la ley es claro si ésta no
se interpreta para establecer dicho sentido”. Esto implica que la interpretación
es siempre necesaria, y que la claridad y oscuridad son atributos que se estable-
cen como consecuencia del proceso interpretativo.
193
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
72
Para el estudio de este tema del significado puede consultarse la recopila-
ción de trabajos que hace Luis M. VALDÉS VILLANUEVA, en La búsqueda del signifi-
cado, 3ª ed., Tecnos, Madrid, 1999. Los autores que se incluyen son importantes
en la perspectiva analítica de la filosofía; no figuran las elaboraciones de autores
hermenéuticos como Dilthey y sus seguidores, Heidegger, Gadamer, Ricoeur, De-
rrida, Eco, Vatimo, con lo cual se mantiene vivo el prejuicio “antimetafísico” que
caracteriza a muchos autores que se identifican como analíticos.
194
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
195
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
73
ENGISCH, K., especialmente Logische Studien zur Gesetzesanwendung, Heidel-
berg, Carl Winter, 1963.
196
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
74
VAN DE KERCHOVE, Michel, “Le sens claire d’un texte: argument de raison
ou d’autorité?”, p. 313, en Arguments d’Autorité et Arguments de Raison en Droit,
pp. 291-315, estudios publicados por Patrick Vassant, Centre National de Recher-
ches de Logique, Éditions Nemesis, Bruxelles, 1988.
75
Op. cit., p. 314.
197
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
198
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
76
Me he ocupado de la dialéctica platónica especialmente en Sócrates y Aristó-
fanes: el tema del análisis en el discurso moral, publicado en la Revista de Filosofía,
199
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
vol. XV, pp. 59-78, Universidad de Chile, 1977. Examino aquí en detalle los tex-
tos del Diálogo Menón, que anticipan la metodología hipotética que aparece en
República.
200
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
201
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
202
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
78
Por ejemplo, vid. SQUELLA, Agustín, Introducción al Derecho, Editorial Jurídi-
ca de Chile, 2000, que en p. 397 dice: “La interpretación de la ley es la operación
que consiste en establecer algún significado de las normas jurídicas que forman
el derecho legislado, o si se prefiere, la operación destinada a establecer el o los
significados posibles que tienen los enunciados lingüísticos de que se ha valido el
autor de las leyes para establecer y comunicar su mensaje normativo”. Esta defini-
ción recuerda de inmediato la concepción kelseniana de la “norma marco” que
se compatibiliza con la posición analítica de la “atribución de significados”, que
se ha examinado.
79
Es el caso de las definiciones que ofrece Pablo RODRÍGUEZ GREZ, en Teoría
de la Interpretación Jurídica, 2ª ed., Editorial Jurídica de Chile, 1995. Para este au-
tor, en p. 51, “la interpretación es un camino o una vía, para aplicar la norma
general y abstracta a los casos concretos y particulares que son, en definitiva, los
que interesa resolver”. A partir de aquí el autor divide la actividad interpretativa
en dos fases, una la formal, otra la sustancial. La primera fase busca “determinar
el sentido y alcance de la norma, esto es, su verdadero significado” (ídem, p. 51),
y la segunda fase está “destinada a extraer de la norma general una norma parti-
cular, que es la que se usa para calificar el caso concreto que debe resolver el de-
recho” (ídem, p. 51). Creo que esta manera de dividir la interpretación en dos
procesos distintos, uno dirigido a la aprehensión de un sentido verdadero, y otro,
203
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
204
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
80
G ARCÍA MAYNEZ, Eduardo, “Misión y límites de la Hermenéutica Jurídica”,
en Dianoia, 1962, Fondo de Cultura Económica, p. 130.
205
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
81
Op. cit., p. 126.
206
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
82
Op. cit., p. 136.
83
Entre nosotros es característico el pensamiento de Jorge Millas en su filo-
sofía del Derecho. Más que una aplicación mecánica y simplificada de la distin-
ción ser/deber ser, en estos autores surge con fuerza la pareja norma/valor.
207
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
84
D WORKIN, Ronald, Taking Rigths Seriously, Harvard University Press, 1978,
p. 81. El cap. 4 está dedicado al los hard cases, pp. 81-130, y el cap. 13 al estudio
del carácter controvertido de los derechos, pp. 279-290. En A Matter of Principle,
Harvard University Press, 1985, dedica la segunda parte, caps. 5, 6 y 7, pp. 119-
177, al tema del Derecho como interpretación. Y en Law’s Empire, Harvard Uni-
versity Press, 1986, dedica al tema especialmente los tres primeros capítulos y los
caps. 9, 10 y 11; también analiza los métodos de Hércules frente a Hermes.
208
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
85
A Matter of Principle, cit., p. 138. En un volumen colectivo de trabajos en
homenaje a Dworkin, de la Revista de Ciencias Sociales, Nº 38, publicado por la Fa-
cultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad de Valparaíso, 1993, se encuen-
tra el trabajo de que soy autor Hard Cases y el problema de la única respuesta correcta,
pp. 223-234. Se incluyen otros trabajos, importantes para un estudio detenido de
Dworkin, lo que refleja que a pesar de que se mueve en una línea de pensamien-
to no tradicional, ha suscitado múltiples debates.
209
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
86
A Matter of Principle, cit., p. 142.
87
ARANGO , Rodolfo, ¿Hay respuestas correctas en el derecho?, Ediciones Unian-
des, Santafé de Bogotá, 1999, p. 155.
210
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
LA INTERPRETACIÓN LITERAL
88
VERNENGO, Roberto, La interpretación literal de la ley, 2ª ed. ampliada, Abele-
do-Perrot, Buenos Aires, 1994.
211
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
89
Op. cit., p. 43.
212
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
90
Op. cit., pp. 56-57.
213
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
sino que deja nítidamente establecido lo que entre los autores her-
menéuticos es ampliamente aceptado: que explicar una palabra (o
enunciado) por otras palabras (o enunciados) es una tarea que abre
una infinidad de posibilidades, si no, adviértase la llamada pará-
frasis, en donde un texto se explica en otras palabras de manera
de hacerlo más comprensible, lo que conecta la sinonimia con ella.
Ya he citado en su lugar las posiciones de autores como Ricoeur y
Eco y el tema de la plurivocidad. Habría que agregar los estudios
del primero de los nombrados sobre la metáfora.91 En suma, de lo
que se trata es que se puede explicar un texto de muchas mane-
ras, o para decirlo según la vieja Retórica: hay muchas maneras de
decir lo mismo. Esto era lo que Quintiliano pensaba que desarro-
llaba las facultades del espíritu y por eso era necesaria la Retórica
en la preparación de la juventud.
La distinción entre definición nominal y definición real se re-
monta a las afirmaciones fundamentales que se encuentran en los
Analíticos de Aristóteles. Allí plantea que la definición es la respuesta
a la pregunta qué es una cosa (tí ésti), pero que no dice si la cosa
definida existe o no existe. De esta manera, la existencia de las cosas
definidas tienen que ser probadas (demostradas en la teoría de la
ciencia demostrativa).92 En los tiempos modernos se cita a Gero-
lamo Saccheri como el editor en 1733 de los Elementos de Euclides.
Según el estudio de Thomas L. Heath, Saccheri en su Logica De-
monstrativa estableció la distinción entre lo que denominó defini-
tiones quid nominis o nominales y las definitiones quid rei o reales.93 En
esta distinción se apoyan los autores posteriores, por ejemplo John
Stuart Mill en A System of Logic. Las definiciones nominales son aque-
llas en las cuales se establece el significado que se asocia a un tér-
mino dado, mientras que las definiciones reales además de declarar
el significado de la cosa definida afirman al mismo tiempo su exis-
tencia (en geometría es la posibilidad de su construcción). En la
tradición aristotélica la definición está ligada al tema de la esencia,
esto es, de lo que hace que una cosa sea lo que es. Contra esta tra-
dición polemizó el nominalista Hobbes, y según lo apunta Stuart
Mill, para ese autor la definición no hace otra cosa que declarar el
significado de un nombre, y no expresa la naturaleza o esencia de
91
RICOEUR , Paul, La Métaphore vive, Éditions du Seuil, Paris, 1975.
92
ARISTÓTELES , Anal. Post., I, 10, 76 a 31 y ss.
93
The Thirteen Books of Euclid’s Elements, Introduction, por Sir Thomas L. Heath,
pp. 143 y ss., Dover Publications, New York, 1956.
214
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
94
STUART MILL, John, A System of Logic, p. 94, Longmans, 1961.
215
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
216
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
95
Sigo aquí el trabajo de María Angélica FIGUEROA Q UINTEROS, “La codifica-
ción civil chilena y la estructuración de un sistema jurídico legalista”, en Congreso
Internacional “Andrés Bello y el Derecho”, publicación de la Universidad de Chile, De-
partamento de Ciencias del Derecho, e Instituto de Chile, Editorial Jurídica de
Chile, 1981, pp. 77-104. También ha estudiado el tema de la codificación Alejan-
dro G UZMÁN BRITO, Andrés Bello codificador. Historia de la fijación y codificación del
Derecho Civil en Chile, 2 vols., Santiago, 1982.
96
Op. cit., p. 79.
217
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
97
S AVIGNY , Traité de Droit Romain, versión de M. Ch. Guenoux, Paris, 1840, t. I,
p. 202.
218
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
98
Op. cit., pp. 202-203.
219
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
220
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
221
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
99
Corte Suprema, 5 de abril de 2001, Revista de Derecho y Jurisprudencia,
t. XCVIII, 2ª parte, sec. 5ª, pp. 161-163.
222
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
223
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
224
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
100
COUSIÑO MAC IVER, Luis, “La interpretación de la ley penal en la dogmáti-
ca chilena”, Revista de Ciencias Penales, t. XX, pp. 197-218, 1961.
225
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
101
Op. cit., p. 202.
102
Op. cit., p. 203.
226
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
103
Por ejemplo, en el Tratado de Derecho Civil, t. I, de que son autores Arturo
ALESSANDRI, Manuel S OMARRIVA y Antonio VODANOVIC, en la p. 175 se lee: “[...] si
el proceso interpretativo consiste en la investigación de la voluntad legislativa ex-
presada en una fórmula, que puede ser inadecuada, el resultado de la indagación
será necesariamente uno de estos tres: o reconocer que la fórmula o términos li-
terales coinciden exactamente con el pensamiento legislativo, es decir, que lo ex-
presan con fidelidad y acierto (interpretación declarativa) o en comprobar que
expresan menos de lo que fue querido (interpretación extensiva), o que expresan
más (interpretación restrictiva)”. En los comentarios que hice al trabajo sobre in-
terpretación de Alejandro Guzmán, tuve ocasión de anotar el curioso sistema que
se propone: para que esto funcione se requiere que el pensamiento o voluntad
del autor se puedan establecer sin acudir a sus expresiones en palabras, lo que
me recuerda la que he denominado paradoja de Cicerón. En el fondo, ¿cómo se
puede conocer el pensamiento o intención de alguien prescindiendo de sus pa-
labras? Dada las dificultades que plantea este sistema, he planteado que en la in-
terpretación se verifica un movimiento que parte de la littera en dirección a la
ratio. Esto porque yo sostengo que el significado de las palabras es una cosa y el
sentido es otra, dependiendo este último de los principios, esto es, de la ratio.
227
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
104
DUCCI, Carlos, op. cit., p. 129.
228
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
105
L ORA, Pablo de, La interpretación originalista de la Constitución (Una aproxi-
mación desde la Filosofía del Derecho), Centro de Estudios Políticos y Constituciona-
les, Madrid, 1998.
106
LORA, Pablo de, op. cit., p. 34. El texto de J. Austin, en la versión que ofre-
ce el autor, está tomado de Lectures on Jurisprudence or the Philosophy of Positive Law,
Robert Campbell ed., James Crockroft and Company, New York, 1875.
229
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
verum sensum se hace a partir de los signos probables, que son las pala-
bras, poniéndolas en contextos amplios, y así sucesivamente hasta la
ratio. Las palabras son un medio para acceder al sentido, pero con
factores de incertidumbre. Esta concepción se cruza en el camino
con la doctrina de la claridad, y de allí sale esa característica posi-
ción literalista y originalista, que asumieron los autores nacionales
ya estudiados. En un campo amplio, pero no precisable con exacti-
tud, las palabras permiten acceder con inmediatez y evidencia a un
sentido; más allá de ese campo, reina la indeterminación, la vague-
dad, la oscuridad, que hacen exigible operaciones adicionales que
se ejercen fuera del dominio de los significados puramente semán-
ticos. El presupuesto hermenéutico de esta concepción, como ya se
dijo, es la suficiencia de la sola letra, que permite la captación intui-
tiva y evidente de un sentido, el cual se hace coincidir con la inten-
ción o pensamiento del autor. Por eso el concepto de manifestación,
es decir, la mostración indubitable de la intencionalidad.
Anterior a Austin es Blackstone, que cita Pablo de Lora como
el autor que ha influido en la formación del pensamiento jurídico
en el mundo anglosajón. El texto que cita es el siguiente, tomado
de los célebres Commentaries: “El método más justo y racional para
interpretar la voluntad del legislador es explorar sus intenciones
en el tiempo en que la ley fue establecida, a través de los signos más
naturales y probables. Estos signos son o bien las palabras, el con-
texto, la materia, los efectos, o bien el espíritu y razón de la ley”.107
Esta obra que data de 1765 reafirma lo que he venido sostenien-
do. Se construye un sistema compuesto de dos modelos: uno, que
opera directamente con los significados inmediatos y directos de
las palabras, que se insertan en consideraciones contextuales y re-
lativas a la materia y las consecuencias, cuando no ofrecen dudas,
y otro modelo, que acude a la ratio y que entra a operar en caso de
duda, oscuridad o indeterminación. Este sistema se aplica al origi-
nalismo, con lo cual el fin de la tarea del intérprete es el estableci-
miento de la intención originaria, que es la que se formó en la
época del establecimiento de la ley.
Es interesante ver cómo la discusión sobre el originalismo en
la interpretación de la Constitución está asociada a factores histó-
ricos y políticos. Dice Pablo de Lora: “Se trate de una invención
107
LORA, Pablo de, op. cit., p. 35. La cita de Blackstone está tomada de Com-
mentaries on the Laws of England, 1765, vol. 1, p. 59, ed. The University of Chicago
Press, Chicago-London, 1979.
230
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
108
LORA, Pablo de, op. cit., pp. 36 y 37.
109
Op. cit., p. 44.
110
Ibídem.
111
Op. cit., p. 52.
231
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
112
Tres artículos de H. Paul GRICE se encuentran en la recopilación de Luis M.
Valdés Villanueva, La búsqueda de significado, 3ª edic., 1999: el primero es Significado,
de 1957, en pp. 485-494; el segundo es Las intenciones y el significado del hablante, de
1969, pp. 495-523; y el último es Lógica y conversación, de 1975, en pp. 524-543.
113
Utilizo aquí los trabajos de Isabel L IFANTE VIDAL, La interpretación jurídica
en la teoría del Derecho contemporáneo, Centro de Estudios Políticos y Constituciona-
les, Madrid, 1999, e “Interpretación y modelos de Derecho. Sobre el papel de la
intención en la interpretación jurídica”, Doxa Nº 22, 1999, pp. 171-193.
114
MARMOR, Andrei, Interpretación y teoría del Derecho, Gedisa, Barcelona, 2001.
232
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
les, y el significado pragmático, que tiene que ver con las intencio-
nes comunicativas. Interpretar puede considerarse como una excep-
ción a la comprensión estándar del lenguaje, que depende de reglas.
La interpretación concierne al significado pragmático y es la activi-
dad dirigida a atribuir intenciones comunicativas. No es lo mismo
comprender lo que una persona dice a partir de las mismas pala-
bras que comprender lo que ella quiso decir con esas palabras. Sólo
en este último caso hay interpretación. Aquí nuevamente puede ad-
vertirse la similitud con el sistema de los autores partidarios de la
Escuela de la Exégesis: hay un sector de enunciados, los más abun-
dantes, que no son materia de interpretación, y otro grupo de enun-
ciados que sí son materia de interpretación. En los casos en que hay
que interpretar, según este autor, se tiene que acudir a la intención.
En general, las leyes son promulgadas con intenciones específicas, y
éstas suministran al juez una razón para decidir una disputa jurídi-
ca. La intencionalidad proporciona así una justificación de las deci-
siones judiciales. Esto lleva al concepto de autoridad, que el autor
toma de J. Raz.115 De acuerdo con esta concepción, la autoridad del
Derecho sólo puede basarse en la autoridad de sus autores, pero no
implica que sean las características personales del autor lo decisivo
para constituirlo en autoridad. Es la autoridad en sentido jurídico.
El resurgimiento de estas tendencias intencionalistas es impor-
tante, y los debates que se han suscitado alcanzan grados elevados
de sofisticación. Hay que advertir que el conflicto entre intencio-
nalistas y no-intencionalistas hoy día tiene ingredientes diferentes
de los que pudieron plantearse en el pasado. Los términos de las
oposiciones no son los mismos. Como se dijo en su momento, ini-
cialmente el originalismo en el siglo XIX estuvo asociado a una doc-
trina del significado en la cual lo que se significa mediante las
palabras de la ley es lo que el legislador efectivamente quiso signi-
ficar, por lo cual parecía natural pensar que el intérprete debía bus-
car ese significado, que a su respecto estaba puesto para ser
descubierto. Pero hoy día el intencionalismo adopta posiciones ana-
líticas, de donde resulta que los significados se atribuyen, esto es,
se asignan según las convenciones de lenguaje que se asumen en
las comunidades lingüísticas. Una cosa es tener sentido, otra dife-
rente es asignar sentido, como lo destacó Perelman, y lo recogí al
examinar el tema del sentido verdadero. Dentro de estas posicio-
115
Considero aquí especialmente el artículo de Joseph RAZ “La intención en
la interpretación”, en Doxa Nº 20, 1997, pp. 199-233.
233
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
234
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
235
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
236
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
237
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
116
El tema de la interpretación constitucional ha despertado interés. Cito el
trabajo de Enrique Barros Bourie, “La interpretación de la Constitución desde la
perspectiva de la Teoría del Derecho”, en Revista de Derecho Público, Nº 29-30.
También el trabajo de Luz BULNES ALDUNATE “Interpretación Constitucional”, en
Revista de Derecho Público, Nº 64, pp. 157-171. En este último, la autora plantea que
de la doctrina elaborada por el Tribunal Constitucional se destacan los siguientes
aspectos: a) Ningún artículo de la Constitución puede interpretarse aisladamen-
te. Criterio de la unidad del texto constitucional: no hay cláusulas constituciona-
les solitarias; b) La constitución debe interpretarse de manera que sea armónica
y sistemática, que no coloque una norma en pugna con otra. Esta interpretación
propone una exégesis coordinada, anticonflictiva, equilibrada y útil que da por
sobreentendido que ésta, además, es coherente consigo misma, como lo llama Sa-
gués: principio de la coherencia; c) Las excepciones deben interpretarse en sen-
tido restrictivo; d) Debe primar la presunción de constitucionalidad o de
legitimidad; e) Los derechos deben primar sobre las potestades públicas; y f) Los
valores en que se inspira el texto, deben siempre considerarse por el órgano que
se interpreta: interpretación finalista (pp. 159-160).
238
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
239
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
117
FONTECILLA RIQUELME, Rafael, Tratado de Derecho Procesal Penal, tomo I,
pp. 137-138, 2ª ed., Editorial Jurídica de Chile, 1978.
118
ETCHEBERRY O., Alfredo, Derecho Penal, Parte General, tomo I, p. 99, Edito-
rial Jurídica de Chile, 3ª ed. 1998.
119
Op. cit., p. 101.
240
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
241
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
120
OST, François y KERCHOVE, Michel van de, Entre la lettre et l’esprit (Les directives
d’interprétation en Droit), Bruyllant, Bruxelles, 1989, pp. 25 y ss.
242
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
121
ALCHOURRÓN , Carlos y Eugenio BULYGIN, en “Definiciones y Normas”, en
El lenguaje del Derecho. Homenaje a Genaro R. Carrió, pp. 11-42, Abeledo-Perrot, Bue-
nos Aires, 1983; ídem con el mismo título en “Análisis Lógico y Derecho”, pp. 439-
463, y en Introducción a la metodología de las ciencias jurídicas y sociales, Editorial Astrea,
Buenos Aires, 1987.
243
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
122
LIZAMA PORTAL, Luis, ha escrito un interesante trabajo como tesis para op-
tar al Grado de Magister en Derecho, en que investiga las características de la in-
244
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
245
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
123
Revista de Derecho y Jurisprudencia, v. 98, t. 2, 2001, 2ª parte, sec. 6ª, p. 96.
124
ZAGREBELSKY, Gustavo, El Derecho dúctil, Editorial Trotta, 3ª ed., 1999.
246
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
125
Op. cit., p. 112.
247
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
126
Op. cit., p. 113.
127
Véase sobre esto mi trabajo La Ciencia del Derecho. De la Modernidad a nues-
tros días, Editorial Universitaria, Colección fascículos Nº 24, 1979, en donde pre-
sento los orígenes del pensamiento formalista moderno.
248
EL PROBLEMA DE LA REGLAMENTACIÓN DE LA INTERPRETACIÓN
128
En mi libro Prudencia y Justicia en la aplicación del Derecho, he examinado la
estructura del saber prudencial y la manera cómo se produce la aproximación a
la solución desde principios.
249
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
250
Capítulo Tercero
ARGUMENTACIÓN Y JUSTIFICACIÓN
251
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
1
ATIENZA, Manuel, Las Razones del Derecho. Teorías de la argumentación jurídica,
Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1991.
252
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
2
Tengo presente aquí, además del libro de Manuel Atienza citado, el estudio
de Manuel MANSON, Argumentación, Derecho y Lógica. Introducción Lógico-filosófica de
la Argumentación Jurídica, Ediciones Jurídicas Olejnik, 2000; Letizia GIANFORMAGGIO,
Lógica y Argumentación en la Interpretación Jurídica o tomar a los juristas intérpretes en
serio, en Doxa 4, 1987, pp. 87-108; Manuel ATIENZA, Para una teoría de la Argumen-
tación Jurídica, Doxa 8, 1990, pp. 39-61; Luc J. WINTGENS, Retórica, Razonamiento y
Etica. Un ensayo sobre Perelman, Doxa 14, 1993, pp. 195-206; en otro sentido, sobre
el razonamiento jurídico, Paolo COMANDUCCI, Razonamiento Jurídico. Elementos para
un modelo, Fontama, México, 1999.
253
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
254
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
3
P ERELMAN, Chaïm, Tratado de la Argumentación. La Nueva Retórica, p. 30, Gre-
dos, Madrid, 1994.
255
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
4
Op. cit., p. 30.
256
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
5
Op. cit., p. 48.
6
MANSON, Manuel, op. cit., ha criticado con razón el proyecto de Perelman de
construir una Lógica de la argumentación jurídica al margen de la Lógica Formal.
257
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
7
PERELMAN , Ch., op. cit., p. 67.
8
PERELMAN , Ch., incluido como cap. 11 en The New Rhetoric and the Humani-
ties, Reidel Publishing Company, Dordrecht, Holland, 1979. El trabajo fue presen-
tado originalmente como ponencia en el International Symposium Rationality
To-day, University of Ottawa, octubre 1977.
258
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
Allí señala que el hombre razonable es quien guía sus juicios y con-
ducta por el sentido común. “Se guía por la búsqueda, en todos
los dominios, por lo que es aceptable en su medio y aún más allá
de él, por lo que debería ser aceptado por todos. Poniéndose a sí
mismo en el lugar de los otros no se considera a sí mismo una ex-
cepción, sino que busca conformarse a los principios de la acción
que son aceptables para cualquiera. Considera como no razonable
una regla de acción que no puede ser universalizada”.9 Aquí encon-
tramos el tema característico del pensamiento ético moderno, que
comenzó con Hobbes y la aplicación de su principio “no hagas a otro
lo que no quieras te hagan a ti” a la justificación de las leyes natura-
les. Comienza el pensamiento de la famosa “Regla de Oro”, esto
es, un criterio que permite determinar la clase de principio prácti-
co aceptable en cada situación en que hay que actuar. La aceptabi-
lidad está unida a la universalización. Si cada principio o máxima
particular de acción puede universalizarse, se hace aceptable.
La argumentación persigue la persuasión, pero ésta muestra un
doble efecto, según el auditorio. Si se dirige a un auditorio parti-
cular y logra aceptación de éste, la aceptación es todavía particu-
lar. Pero si el auditorio es universal, esto es, cualquier ser dotado
de razón, entonces la aceptación se universaliza. En Derecho la ra-
zonabilidad procura, según Perelman, un esquema o estructura que
determina cómo tiene que funcionar cada autoridad legal. “Lo que
no es razonable es siempre inaceptable en Derecho: la existencia
de este esquema hace imposible reducir el sistema legal a un con-
cepto formal y positivista”.10 Lo racional en materia jurídica es ate-
nerse siempre a un solo principio, que asume carácter inmutable
en todo tiempo y lugar. Ésa sería la idea del Derecho natural que
habrían querido conservar muchos pensadores modernos, como
Domat. Pero, para él, lo que prima es la razonabilidad. De esta ma-
nera, si la fidelidad a ciertos principios que se muestran como ra-
cionales conduce a soluciones que parecen racionales, estalla el
conflicto, y la doctrina y la jurisprudencia buscarán soluciones ra-
zonables, modificando el sistema legal en algún punto, aun recu-
rriendo a ficciones. Por eso, lo razonable no es un principio único
e inmutable, sino que varía con el tiempo y las situaciones históri-
cas. Ya había anticipado algo de esto en su obra sobre la justicia,
9
Op. cit., p. 118.
10
Op. cit., pp. 120-121.
259
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
11
P ERELMAN, Ch., De la Justicia, Univ. Autónoma de México, México, 1964,
traducción del francés de la obra original, que data de 1945.
260
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
12
RECASENS SICHES, Luis, Nueva Filosofía de la Interpretación del Derecho, Fondo
de Cultura Económica, México, 1956. También en su extenso libro Filosofía del De-
recho, Editorial Porrúa, México, 1959, dedica el capítulo veintiuno al tema de la
interpretación en Derecho.
261
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
13
ATIENZA, Manuel, Para una razonable definición de “razonable”, en Doxa Nº 4,
1987, pp. 189-200. Las obras de Neil MacCormick que Atienza tiene en vista son
262
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
Legal Reasoning and Legal Theory, Clarendon Press, Oxford, 1978, y On Reasonableness,
trabajo en el vol. Colectivo Les notiones a contenu variable en Droit, dirigido por Ch.
Perelman y R. Vander Elst, Bruylant, Bruselas, 1984; y de Aulis Aarnio, se consi-
deran su libro The rational as reasonable. A treatise on legal justification, Reidel Dor-
drecht, 1987, y el trabajo Sobre el razonamiento jurídico como razonamiento práctico,
X Jornada de Filosofía Jurídica y Social, Alicante, diciembre de 1987.
14
Op. cit., p. 191.
15
HENRIK VON WRIGHT, Georg, Ciencia y Razón, Universidad de Valparaíso Edi-
torial, 1995, p. 21.
263
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
264
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
16
ENGISCH, Karl, Logische Studien zur Gesetzesanwendung, Heidelberg, 1963, Carl
Winter Universitätsverlag.
265
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
17
GIANFORMAGGIO, Letizia, en su artículo Lógica y argumentación en la interpre-
tación jurídica, Doxa 4, 1987, sostiene que la interpretación la concibe como acti-
vidad lingüística de adscripción de significados, y cita también a R. Guastini, otro
autor analítico como ella.
266
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
18
PECZENIK, Aleksander, On Law and Reason, pp. 156 y ss., Kluwer Academic
Publisher, Dordrecht, 1989.
267
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
268
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
269
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
270
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
271
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
272
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
273
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
19
Para este importante tema del probabilismo, he consultado, principalmen-
te, la edición bilingüe de BAC, 1956, del Tratado de la Prudencia y Tratado de la
Justicia, Suma, t. VIII, de esa edición y sus apéndices, de Fr. Santiago Ramírez O.P.
y Fr. Teófilo Urdanoz O.P., y la edición bilingüe y estudios de T. H. Deman, La
Prudence, 2-2, q. 47-56, de la Suma, Paris, 1949.
274
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
275
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
20
La sentencia de la Corte Suprema se publica junto con la de primera ins-
tancia y la de la Corte de Apelaciones en Fallos del Mes, Nº 504, pp. 4010-4032.
276
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
277
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
278
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
279
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
280
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
281
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
282
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
JUSTIFICACIÓN Y COHERENCIA
21
ENGISCH, Karl, Logische Studien zur Gesetzesanwendung, Carl Winter, Heidel-
berg, 1963. La primera edición data de 1943.
283
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
284
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
285
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
286
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
287
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
288
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
implicando con ello que las tesis se apoyan muchas veces en dis-
tintas teorías diferentes entre sí, algunas de las cuales pueden re-
sultar ciertas y otras falsas. Antes de seguir examinando el tema de
la coherencia, consideraré otros ejemplos.
289
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
290
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291
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
292
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297
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
298
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
299
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
22
KALINOWSKI, Georges, Sobre la significación de la deóntica para la filosofía mo-
ral y jurídica, pp. 33 y ss., en Lógica de las normas y Lógica deóntica, Fontamara, Méxi-
co, 1993.
300
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
301
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
23
HEMPEL, Carl, La teoría de la verdad de los positivistas lógicos, de 1935, recogi-
do en Teorías de la verdad en el siglo XX, pp. 481 y ss., de Juan Antonio Nicolás y
María José Frápoli, editores, Tecnos, Madrid, 1997. También sigo en esta exposi-
ción a Josef S IMON, La verdad como libertad, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1983.
24
ALEXY, Robert, Teoría de la Argumentación Jurídica, Centro de Estudios Cons-
titucionales, Madrid, 1989, Neil MACCORMICK, Legal Reasoning and Legal Theory, Cla-
rendon Law Series, ed. 1994, Oxford, Aleksander PECZENIK, On Law and Reason,
Kluwer Academic Publisher, 1989.
25
G IANFORMAGGIO, Letizia, Legal certainty, coherence and consensus: variations on
a theme by MacCormick, en Law, Interpretation and Reality, Kluwer Academic Publis-
hers, Dordrecht, 1990.
302
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
303
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
304
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
26
RICOEUR , Paul, Teoría de la interpretación, op. cit., p. 100.
305
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
306
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
27
PERELMAN, Chaïm, “La motivation de décisions de justice. Essai de syn-
thèse”, p. 422, en La motivation de décisions de justice, ed. por Ch. Perelman y P.
Foriers, Bruxelles, 1978.
28
ATRIA, Fernando, On Law and Legal Reasoning, Oxford and Portlan, Ore-
gon, 2001.
307
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
29
GÜNTHER, Klaus, The Sense of Appropriateness, State University of New York
Press, 1993. En páginas 171 a 201 examina con detalle la phronesis aristotélica, las
versiones de Ritter y Tugendhat, y termina criticando a Gadamer.
308
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
tra a la ratio. Pudo por un tiempo sostenerse la tesis que la sola le-
tra basta y que lo determinante es procurarse una cierta clase de
seguridad jurídica. Pero se ha visto que la misma praxis muestra
las debilidades de esa posición, con lo cual se vuelve al punto de
partida, esto es, la unidad de letra y espíritu. Al plantear en el ám-
bito de la letra la relación de referencia, se abre camino hacia la ra-
tio, en cuyo concepto encontramos los principios.
En 1988 la Corporación de Promoción Universitaria realizó un
Seminario sobre La Cultura Jurídica Chilena, y en ella los académi-
cos participantes estuvieron de acuerdo en calificar la situación de
la cultura jurídica chilena como una que vive bajo el alero de la
literalidad.30 Pienso de una manera diferente. En el capítulo ante-
rior ensayé un esquema de los conflictos de la cultura jurídica chi-
lena, precisamente porque se puede mostrar que hay síntomas de
tendencias que buscan salirse de ese alero para refugiarse bajo el
techo de la ratio. Esto determina por lo menos un conflicto, cuya
evolución habría que examinar más de cerca. La enseñanza que
deja es que la dualidad letra y espíritu no puede suprimirse impo-
sitivamente, pues reaparece una y otra vez.
30
La Cultura Jurídica Chilena, edit. por Agustín Squella, Corporación de Pro-
moción Universitaria, 1988.
31
VALENCIA RESTREPO, Hernán, en su Nomoárquica, Principialística Jurídica o
los Principios Generales del Derecho, Temis, Santa Fe de Bogotá, 1993, p. 144, señala
que la expresión principia iuris aparece ya en obras de Ramón Llul, y la expresión
universalia iuris principia la emplea Tomás de Aquino en su Comentario a las senten-
cias. Pero, como el mismo autor indica, es propiamente el siglo XVI el que ve sur-
gir la expresión “principios generales del Derecho” con un significado de
principios de Derecho natural.
309
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
310
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
32
VECCHIO , Giorgio del, Los Principios Generales del Derecho, 3ª ed., Bosch, Bar-
celona, 1971.
33
El texto de Robert Alexy lleva por título “Sistema jurídico, principios jurídi-
cos y razón práctica”, en Derecho y Razón Práctica, pp. 9-22, Fontamara, México, 1993.
311
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
34
Op. cit., p. 22.
35
ALEXY, Robert, “Derechos, razonamiento jurídico y discurso racional”, en
Derecho y Razón Práctica, cit., pp. 23-35; ídem “Teoría de los Derechos Fundamen-
tales”, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993.
36
Especialmente cap. III, pp. 138 y ss. de la obra citada.
312
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
37
“Teoría de los Derechos Fundamentales”, cit., p. 29.
313
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
38
Op. cit., pp. 146-147.
314
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
que nos viene del pasado y que trae consigo el valor de la expe-
riencia acumulada y el prestigio de la tradición”.39 Con esta enu-
meración de los focos de significación, procede a señalar los
siguientes otros usos de la expresión “principio jurídico”:
(2) para aislar rasgos o aspectos importantes de un orden jurí-
dico que no podrían faltar en una descripción suficientemente in-
formativa de él, como por ejemplo, el principio de la separación
de poderes, el de la inamovilidad de los jueces, etc., uso que se vin-
cula al foco de significación I);
(3) para expresar generalizaciones ilustrativas obtenidas a par-
tir de las reglas del sistema, como por ejemplo, el principio de que
no hay responsabilidad sin culpa, el de que no hay responsabili-
dad penal por hechos ajenos, el de la buena fe en las transaccio-
nes, uso que se vincula a los focos de significación I) y II);
(4) para referirse a la ratio legis o mens legis de una ley dada o
de un conjunto, esto es, el propósito, objetivo, meta, uso ligado al
foco de significación IV);
(5) para designar pautas a las que se atribuye un contenido in-
trínseca y manifiestamente justo; por ejemplo, el principio de la
no discriminación entre los seres humanos por motivos raciales o
religiosos, el principio que proscribe la esclavitud, uso que está aso-
ciado al foco de significación VI);
(6) para identificar ciertos requisitos formales o externos que
debe satisfacer todo orden jurídico; por ejemplo, que las normas
jurídicas deben ser generales, no retroactivas, claras, no contradic-
torias, que deben ser promulgadas, que no deben exigir cosas im-
posibles, etc., uso ligado a los focos de significación V) y VI);
(7) para hacer referencia a guías dirigidas al legislador que sólo
tienen carácter meramente exhortatorio; por ejemplo, cláusulas
constitucionales no operativas (programáticas), uso vinculado al
foco de significación II);
(8) para aludir a ciertos juicios de valor que recogen exigen-
cias básicas de justicia y moral positivas y que se dicen sustentados
en la “conciencia jurídica popular”, uso vinculado a los focos de
significación II) y III);
(9) para referirse a máximas que provienen de la tradición ju-
rídica, uso ligado al foco de significación VII).
39
CARRIÓ, Genaro R., “Principios Jurídicos y Positivismo Jurídico”, en Notas
sobre Derecho y lenguaje, 4ª ed., Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1990, pp. 195-234.
315
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
40
El trabajo de Ronald DWORKIN se publicó con ese título, posteriormente
se reprodujo con el título Is law a system of rules?, de 1968. Se tradujo al español
con el título “¿Es el Derecho un sistema de reglas?”, en La Filosofía del Derecho, re-
copilación del propio Dworkin, pp. 75-127, Fondo de Cultura Económica, 1980.
316
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
41
El tema de la discrecionalidad en la teoría de Hart ha sido objeto de estu-
dio por varios autores. Señalo el de Marisa IGLESIAS VILA, El problema de la discreción
judicial, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 1999, que exami-
na ampliamente los distintos aspectos del tema, con una extensa bibliografía.
317
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
42
D WORKIN, R., op. cit., pp. 85-86.
318
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
43
CARRIÓ, Genaro R., op. cit., p. 223.
319
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
44
FUEYO LANERI, Fernando, Interpretación y Juez, Santiago, 1976, pp. 117 y ss.
320
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
45
ATIENZA, Manuel y RUIZ MANERO, Juan, Las Piezas del Derecho, Ariel, Barcelo-
na, 1996. Aquí los autores se hacen cargo de las objeciones que plantea Peczenik a
las críticas de los autores a Alexy.
321
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
46
BELADIEZ ROJO, Margarita, Los principios jurídicos, Tecnos, Madrid, 1994.
322
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
47
Op. cit., p. 28.
48
Op. cit., p. 30.
323
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
49
Op. cit., pp. 52-53.
50
Op. cit., pp. 55-56.
324
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
51
Op. cit., pp. 81-82.
52
ESSER, Josef, Principio y norma en la elaboración jurisprudencial del Derecho pri-
vado, Bosch, Barcelona, 1961.
53
P RIETO SANCHÍS, Luis, Sobre Principios y Normas. Problemas del razonamiento jurí-
dico, Centro de Estudios Constitucionales, Cuadernos y Debates, Nº 40, Madrid, 1992.
325
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
54
VIGO, Rodolfo L., Los principios jurídicos, Depalma, Buenos Aires, 2000.
326
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
327
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
328
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
329
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
55
ALCALDE RODRÍGUEZ, Enrique, Los Principios Generales del Derecho, Ediciones
Universidad Católica de Chile, 2003.
330
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
331
INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
332
ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
tas son unas por naturaleza, otras no. Es evidente, de las cosas que
pueden ser de otro modo, cuáles son por naturaleza y cuáles no,
sino convencionales y producto del acuerdo social, aunque am-
bas están similarmente sujetas a cambio. Y en las otras cosas se
aplica también la misma distinción; así, por naturaleza la mano
derecha es más fuerte, sin embargo cualquiera puede convertirse
en ambidextro”.
La oposición “justo natural” y “justo convencional” es una que
ha recorrido largo trecho hasta nuestros días. Inicialmente fue plan-
teada por los sofistas, y de ella se quiso extraer consecuencias polí-
ticas (República y Gorgias, principalmente). Aristóteles recoge estos
planteamientos y caracteriza así la oposición. Natural, como lo que
en todas partes se comporta idénticamente, y lo convencional, por
el contrario, como lo que brota del acuerdo social, que es cambian-
te en el tiempo y de un lugar a otro. Enseguida, lo natural es lo
inmutable, es decir, lo que no cambia y permanece frente a los cam-
bios; lo convencional, producto del acuerdo, por su principio, es
esencialmente cambiante. A esto se añade el principio de que lo
natural es lo que tiene el principio de su popia génesis en él mis-
mo, en cambio lo convencional es lo artificial, depende en su prin-
cipio de otro que lo sustente. Ahora bien, Aristóteles introduce en
lo natural una dimensión sujeta a cambios, que es lo contingente,
que define como lo que puede ser de otro modo. Con lo cual la
naturaleza humana contiene una parte constante e inmodificable
y otra parte cambiante. Los principios, por su parte, poseen esta
doble caracterización. Esto puede entenderse así: un principio,
como el no dañar a nadie, en su generalidad no cambia, pero en
su aplicación a las múltiples situaciones tiene que adaptarse y esto
lleva incluso a su modificación parcial. No dañar a nadie es válido,
pero no impide la legítima defensa, el estado de necesidad (caso
de la tabla de salvación), la guerra justa, el alzamiento frente a la
tiranía, situaciones todas que importan dañar a otro. Pero también
puede entenderse en el sentido de que pueden surgir nuevos prin-
cipios, según las circunstancias. Por eso también la equidad
(epieikeia), como forma de ajuste caso a caso de enunciados gene-
rales (y de principios).
El tema ya se ha señalado antes. La aplicación de lo general a
lo particular, esto es, hacer corresponder una generalidad a una
singularidad es complejo, y fuerza a una constante revisión de lo
general. Puede decirse que la voluntad de bien (y felicidad) es in-
herente a la naturaleza humana, pero los caminos y formas de lo-
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INTERPRETACIÓN Y ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
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ARGUMENTACIÓN Y PRINCIPIOS JURÍDICOS
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FINNIS, John, Ley natural y derechos naturales, cap. XII, pp. 379-395, Abeledo-
Perrot, Buenos Aires, 2000.
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