ATRIA, Derechos Reales
ATRIA, Derechos Reales
ATRIA, Derechos Reales
REVISTA DE DERECHO
DE LA UNIVERSIDAD
ADOLFO IBAEZ
nmero 3: 2013
COMENTARIO DE LA
JURISPRUDENCIA DEL
AO 2005
CORTE SUPREMA
Gracias tambin a
Pablo Marshall Barbern
Tomas Mackenney Bertrn
Juan Ignacio Contardo Gonzlez
Alejandra Castillo Ara Pablo Castillo Montt
Manuel Jos Gonzlez Gonzlez Agustn Martorell Awad
Jorge Rodillo Martnez
ya
Guido Rojas Leiva
NDICE GENERAL
PResentacin
Abreviaciones
vii
ix
Derecho de FAMILIA
Derechos reales
OBLIGACIONES Y CONTRATOS
Derecho SUCESORIO
rESPONSABILIDAD Civil
Derecho comercial
DERECHO DEL CONSUMO
Proceso Civil
1
13
75
91
97
133
155
165
LEY PENAL 243 Antonio Bascun Rodrguez
CONDICIONES GENERALES
DE LA PUNIBILIDAD 253 Juan Pablo Maalich Raffo
DETERMINACIN Y
EJECUCIN DE LA PENA 289 Juan Pablo Maalich Raffo
DELITOS CONTRA
INTERESES PERSONALSIMOS 319 Juan Pablo Cox Leixelard
Delitos contra
Intereses instrumentales 347 Felipe de la Fuente Hulaud
PROCESO PENAL 381 Alejandro Awad Cherit
Marcos Contreras Enos
Miguel Schrmann Opazo
ndice General
vi
Derecho Constitucional
acciones constitucionales
dERECHO administrativo
437
449
481
511
523
529
555
REFERENCIAS
613
639
661
PResentacin
Abreviaciones
Para las referencias a revistas de jurisprudencia chilenas se han seguido las siguientes
convenciones:
Abreviaciones
seccin de
derecho privado
DERECHO DE FAMILIA
Eduardo Court Murasso
Sociedad conyugal
Unin de hecho y sociedad conyugal
1
6
DERECHOS REALES
Fernando Atria
13
24
Accesin, 26
Se trata de un caso de aluvin?, 27
Consecuencias del aluvin, si hubiere habido, 27
La posesin del predio descubierto por el
aluvin, 28
34
xiv
Accin reivindicatoria, 39
La posesin del demandado, 40
Reivindicacin de cuota, 43
Reivindicacin y nulidad, 47
Prestaciones mutuas, 53
La accin de precario, 56
El mero tenedor de un tercero que no es
parte, 57
Aplicacin subrepticia de las reglas
del decreto ley 2695 en casos de precario, 59
La accin de desposeimiento hipotecario, 60
La posesin
61
OBLIGACIONES Y CONTRATOS
Jorge Lopez Santa Maria
CONTRATOS DE PROMESA
CONTRATOS DE ARRENDAMIENTO
CONTRATOS DE COMPRAVENTA
HIPOTECA
CONTRATOS DE HONORARIOS
CONTRATO INNOMINADO
75
78
80
84
85
89
DERECHO SUCESORIO
Eduardo Court Murasso
91
RESPONSABILIDAD CIVIL
Fabin Elorriaga de Bonis
xv
Relacin de causalidad
Culpa como factor de atribucin
de la responsabilidad civil
123
127
DERECHO COMERCIAL
Felipe Muoz Benavente
CHEQUES 133
Cancelacin del cheque como requisito
para que el banco librado lo pague, 133
Cheque en garanta. Caducidad de un cheque.
Recurso de amparo, 135
PAGAR 142
Excepcin de falsedad del ttulo, artculo 464
N6 del Cdigo de Procedimiento Civil.
Pagar suscrito en blanco. Autorizacin del
suscripto de la firma del pagar por notario
pblico, 142
SEGUROS 146
Reticencias del asegurado. Rescisin o nulidad
del contrato de seguro. Liberacin de cobertura por parte del asegurador, 146
DERECHO DEL CONSUMO
Juan Ignacio Contardo Gonzlez
155
xvi
165
La Casacin en la
Jurisprudencia de 2005
189
Derecho de FAMILIA
Eduardo Court Murasso
Sociedad conyugal
En Ossa con Sociedad Agronar y otro la Corte Suprema acogi recurso de
casacin en el fondo en contra de la sentencia de la Corte de Apelaciones de
Temuco, de 10 de julio de 2003 que haba confirmado la de primera instancia,
dictada por el juez del segundo juzgado de letras de Temuco de esa ciudad, de
29 de septiembre de 2000. Este tribunal, a su turno, haba acogido con costas
la demanda declarando la nulidad relativa del contrato de compraventa de dos
inmuebles, celebrado entre el cnyuge de la demandante, don Jos Antonio
Vargas Vsquez, con quien se encontraba casada en sociedad conyugal, y la
sociedad demandada, ordenando adems, la cancelacin de las inscripciones
conservatorias respectivas.
Los hechos son los siguientes: la demandante doa Mara Lourdes
Ossa Pincheira contrajo matrimonio, bajo rgimen de sociedad conyugal, con
el demandado don Jos Antonio Vargas Vsquez, el 20 de mayo de 1966.
El 17 de diciembre de 1974 falleci el padre del demandado don Armando Vargas Vsquez, concedindose la posesin efectiva de sus bienes, entre
otros, a sus hijos Jos Antonio, Marta Eliana y Adela Vargas Vsquez, mediante resolucin judicial de 28 de enero de 1975.
Con posterioridad, doa Marta Eliana y doa Adela vendieron y cedieron a su hermano Jos Antonio, todos sus derechos en la herencia quedada al
fallecimiento de su padre, mediante escrituras pblicas de 13 de junio de 1978
y de 31 de marzo de 1980, respectivamente.
La particin de la herencia intestada del causante se efecto mediante
sentencia de rbitro partidor de 30 de junio de 1981, juicio particional en el
que el demandado don Jos Antonio Vargas Vsquez actu tanto en su calidad de heredero como de cesionario de los derechos hereditarios de sus hermanas. En ella se le adjudicaron cuatro inmuebles a fin de enterarle su acervo
representado por los derechos que detentaba.
Por escritura pblica de 8 de abril de 1999, el demandado Jos Antonio
Vargas Vsquez vendi, cedi y transfiri a la Sociedad Atronar Ltda., dos de
Court | Derecho de Familia
3 Rev D. UAI (2013) 1-11
2013 Eduardo Court Murasso
derecho de Familia
6. Esta materia est determinada en el artculo 1745 del Cdigo Civil, que la
sentencia no aplica al caso de autos, vulnerando la disposicin legal y, con ello,
todo el sistema de la sociedad conyugal. En efecto, segn este precepto,
En general, los precios, saldos, costas judiciales y expensas de toda clase que se hicieren
en la adquisicin o cobro de los bienes, derechos o crditos que pertenezcan a cualquiera
de los cnyuges, se presumirn erogados por la sociedad, a menos de prueba contraria, y
se le debern abonar.
Por consiguiente:
El cnyuge que adquiere bienes a ttulo de herencia debe recompensa a la sociedad por
todas las deudas y cargas hereditarias o testamentarias que l cubra, y por todos los costos de la adquisicin; salvo en cuanto pruebe haberlos cubierto con los mismos bienes
hereditarios o con lo suyo.
Segn la corte,
La disposicin no requiere interpretacin, es de claridad meridiana y es justamente el
caso en que se adquirieron bienes (se compraron y se adquirieron por cesin de derechos hereditarios en una sucesin, por los cuales se pag un precio) con dineros de la
sociedad conyugal, pero en que en virtud de la particin y posterior adjudicacin y con
efecto retroactivo, pasaron a pertenecer al cnyuge heredero a la fecha de la apertura de
la sucesin. En consecuencia, el bien mismo, de acuerdo a los citados artculos 718, 1726
y 1744 del Cdigo Civil pertenece exclusivamente al cnyuge adjudicatario, pero ste le
queda adeudando una recompensa a la sociedad conyugal por lo que sta desembols.
derecho de Familia
adquirido en la sucesin del padre del demandado quedaron en su haber propio de don Jos Antonio Vargas Vsquez. Pero, en cuanto a la parte de tales
bienes races que se le adjudicaron con cargo a los derechos adquiridos en
virtud de la compraventa y cesin de los derechos hereditarios que hizo a sus
hermanas, pertenece a la sociedad conyugal (art. 1725 N5 CC), porque respecto de esta parte no hubo realmente adjudicacin de derechos. No los adquiri
por sucesin por causa de muerte del causante, sino a virtud de una adquisicin posterior a ttulo oneroso. De manera que los bienes races pertenecen en
parte al demandado y en parte a la sociedad conyugal de que es administrador.
4. En consecuencia, el demandado Jos Antonio Vargas Vsquez no
pudo vender la totalidad de los derechos sobre los inmuebles adjudicados
en la particin, sin autorizacin de su cnyuge doa Mara Lourdes Ossa
Pincheira (art. 1749 CC).
5. No obsta a esta conclusin lo dispuesto en el artculo 1344 del Cdigo Civil, porque este precepto se aplica a los bienes que el demandado adquiri del causante por sucesin por causa de muerte; pero no resulta aplicable
respecto de los derechos adquiridos a ttulo oneroso de personas distintas del
causante.
Tampoco se opone a lo que concluimos lo dispuesto en el artculo 1745
del Cdigo Civil. Este precepto se refiere precisamente al caso del cnyuge
que adquiere bienes a ttulo de herencia (art. 1745 inc. 3) y no cuando la
adquisicin fue, en parte, a ttulo oneroso2.
6. En consecuencia, en mi opinin, la sentencia recurrida no infringi
los artculos 718, 1344 y 1745 del Cdigo Civil.
derecho de Familia
gananciales que constituira la herencia de don Manuel Alvarez Jimnez, los derechos
hereditarios que han de corresponderle a los dos hijos habidos en el matrimonio del
nombrado seor Alvarez con la seora Prez Carreo (c.4).
derecho de Familia
10
En Chile, la jurisprudencia tambin ha sido uniforme sobre este punto, a veces por estimar que no se ha acreditado ni siquiera la existencia de la
relacin de convivencia y otras veces porque, como en este caso, no obstante
haberse probado tal relacin, no se ha justificado la comunidad o sociedad de
hecho invocadas.
De este modo, la Corte de Apelaciones de Santiago ha resuelto que si
bien se ha probado el concubinato entre el demandante y doa Emma Zunino,
esa sola convivencia, contrariamente a lo que sostiene el actor, por larga y permanente
que sea, no genera por si sola una comunidad de bienes entre los concubinos; vale decir,
puede existir concubinato sin que haya comunidad de bienes, sociedad de hecho ni nada
que se les parezca. Y la existencia de dicha sociedad debe ser probada.
Slo en el matrimonio legal se forma, por el solo hecho del matrimonio, una comunidad de bienes entre los cnyuges. El concubinato, como se ha dicho, si bien puede
ser un antecedente de una sociedad de hecho o de una comunidad de bienes, no da
nacimiento por si solo a una comunidad o a una sociedad, ni puede ser invocado como
prueba o como principio de prueba de una comunidad o de una sociedad de hecho. En
el concubinato, la ausencia de sociedad y de comunidad constituye, a diferencia del matrimonio, el derecho comn.
En consecuencia, quien pretende que el concubinato ha dado nacimiento a una
sociedad de hecho o a una comunidad, debe probar adecuadamente que se hicieron los
aportes necesarios o que existi un trabajo, industria o cualquiera otra actividad conjunta que haya sido la causa de la existencia de los bienes que forman la sociedad de hecho
o la comunidad4.
derecho de Familia
11
deja en evidencia que todos los bienes reclamados por ste y que la demandada detenta
como suyos, fueron adquiridos mediante el trabajo y la actividad de aqul, actuando en
todo caso la mujer como duea de casa (c.1).
Agrega
Que aun cuando no haya existido convencin alguna entre los concubinos para realizar
un negocio comn, la ley ha establecido que el hecho voluntario de una de las partes es
fuente de obligaciones (c.3).
6 86 RDJ (1989) 2-2, pp. 127-8. En igual sentido, vid. 217 GJ (1998), pp. 56-8.
Derechos reales
Fernando Atria
14
Fernando Atria
Derechos reales
15
porque no implica arrogarse la calidad de dueo de la cosa. No habiendo animus, no haba posesin.
En su sentencia de reemplazo, la Corte Suprema sostuvo que los bienes
nacionales de uso pblico slo pueden ser de propiedad y posesin del Estado,
como personificacin de la nacin (c.3). Decir, entonces, que esos bienes pertenecen a la nacin es decir que ellos aparecen jurdicamente como de propiedad del Estado. Por consiguiente, el hecho de que el bien est siendo utilizado
como calle implica que la nacin toda (es decir, su personificacin jurdica: el
Estado) se arroga su dominio, lo que a su vez implica que tiene la posesin. En
su sentencia de reemplazo, la Corte Suprema acoge la accin del demandante.
Puestas as las cosas, es evidente que la casacin en la forma debi haber sido desechada, en la medida en que la sentencia de segunda instancia no
contena decisiones contradictorias. La diferencia entre la decisin de la Corte
Suprema y la de apelaciones radica no en las contradicciones de la segunda,
sino en un punto de derecho: la corte de apelaciones entendi que el hecho de
que un bien fuera en los hechos tratado como un bien nacional de uso pblico
no constitua nimo posesorio del fisco (porque el fisco no estara legalmente
habilitado para pretender ni posesin ni domino de esos bienes), mientras la
Corte Suprema entendi que el hecho de que el bien fuera tratado como un
bien nacional de uso pblico implicaba que la nacin toda (personificada en el
Estado, patrimonialmente personalizada en el fisco) se arrogaba su dominio,
lo que constituye suficiente nimo posesorio.
En este respecto, la posicin de la Corte Suprema es la correcta. Las
razones que llevaron a la corte de apelaciones a sostener que el fisco no puede ser considerado poseedor de los bienes nacionales de uso pblico (y que,
por consiguiente, el hecho de que un bien sea tratado como un bien fiscal de
uso pblico, aun no sindolo, no constituye nimo posesorio), aunque son en
s mismas correctas e importantes, no justifican su conclusin. Recurdense
esas razones: desde el punto de vista del derecho administrativo, la corte observ que el Estado detenta los bienes nacionales de uso pblico slo con el
fin de administrarlo pero carece de atribuciones para realizar actos posesorios
o incluso de mera tenencia en ellos, por lo que habra que concluir que su
posicin no es la del poseedor. Desde el punto de vista del derecho privado,
los bienes nacionales de uso pblico no son susceptibles de apropiacin, y
por consiguiente nadie puede pretender dominio sobre ellos. No siendo legalmente reconocible una pretensin de dominio sobre esos bienes, mal podra
reconocerse el nimo de ser dueo de ellos. No siendo reconocible el nimo,
no seran susceptibles de posesin.
En cuanto a lo primero, aun si se acepta la observacin de Silva a la que
la corte de apelaciones hace referencia la conclusin que ella quiere obtener
no se obtiene. Lo que Silva muestra es que las facultades que el Estado tiene
en virtud de su detentacin de los bienes nacionales de uso pblico estn li-
16
Fernando Atria
Derechos reales
17
correcto? La respuesta debe ser cuidadosa. Los paradigmas de bienes nacionales de uso pblico (calles, plazas, etc) son bienes cuyo estatus jurdico de
tales es aparente; como son bienes inmuebles, no pueden ser sustrados, sino
slo usurpados. Esta apariencia del estatus de esos bienes compensa el dficit
de fiscalizacin que el hecho de no tener un dueo privado implica respecto
de ellos.
Las consideraciones anteriores muestran que el argumento de la corte
de apelaciones para acoger el recurso de apelacin y revocar la sentencia de
primera instancia era incorrecto, y que (sin perjuicio de su error procesal) la
posicin de la Corte Suprema, respecto de ese problema, era correcta. Pero
eso no quiere decir que la decisin contenida en la sentencia de reemplazo
era correcta, porque todava queda el argumento que la corte de apelaciones
mencion a mayor abundamiento: que en todo caso el poseedor era el demandante, porque tena una inscripcin a su nombre. La razn por la cual la corte
de apelaciones no desarroll este argumento era que, como haba aceptado
que el fisco no poda ser poseedor, la cuestin haba devenido irrelevante (si
no poda ser poseedor no tena sentido preguntarse si efectivamente lo era).
Pero hemos visto que es incorrecto decir que el fisco no poda ser poseedor,
por lo que corresponde preguntarse si era efectivamente poseedor en el caso
en cuestin. Esta cuestin ser tratada ms adelante, porque ejemplifica uno
de los problemas inesperados causados en el sistema del Cdigo Civil por el
llamado rgimen de posesin inscrita.
18
Fernando Atria
contenido diferente a Nacin (vid. arts. 6 y 7 CPol); aclaracin esta que podr parecer
trivial desde el punto de vista de la ciencia poltica, en que estos conceptos son claramente distinguibles, pero que en el habla comn suele confundirse o teirse de confusiones,
lo que hacen al tema algo ambiguo; as, se suele decir que existiran bienes nacionales
del Estado, como si decir que un bien es de la Nacin fuese lo mismo que decir que un
bien es del Estado2.
Esta tesis tiene toda la doctrina nacional en contra. Ella, de modo abrumador,
considera que las expresionesnacin yEstado son jurdicamente equivalentes.
Y tiene buenas razones para esto. Para comenzar, el artculo 547 del Cdigo Civil
se refiere a la nacin al enumerar algunas de las corporaciones o fundaciones
de derecho pblico. Como sostienen Alessandri, Somarriva y Vodanovic, es
indudable que el inciso 2 del artculo 547 del Cdigo Civil se refiere al Estado
cuando cita la nacin entre las personas jurdicas de derecho pblico3. Luis
Claro Solar explica que las disposiciones del artculo 589 importan, desde
luego, el reconocimiento de la personalidad jurdica del Estado, o sea de la
nacin o el pueblo chileno organizado bajo ciertas autoridades4.
En contra de la doctrina, el profesor Vergara cree que el Estado es un
concepto al que la propia C[onstitucin] P[oltica] le da expresamente un
contenido diferente a Nacin (vid. Arts. 6 y 7 CP)5.
2 Vergara, A:: La summa divisio de los bienes y recursos naturales en la constitucin de 1980, en E.
Navarro (ed): Veinte Aos de la Constitucin de 1980 (Santiago, Unviersidad Finis Terrae, 2011).
3 Alessandri, A., M. Somarriva y A. Vodanovic: Tratado de los Derechos Reales (Santiago: Editorial
Jurdica de Chile, 1998), t.i, p. 520.
4 Claro Solar, L. Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado (Santiago: Editorial Jurdica de
Chile, 1979), t.vi.i, p. 170. No tiene mucho sentido abrumar al lector con referencias a cada uno de
los autores que se han manifestado en este punto, porque las dos referencias contenidas en el texto
principal, extradas de las obras ms cannicas de nuestra tradicin civil, parecen ser suficientes. A
pesar de eso, pueden tomarse en cuenta las siguientes afirmaciones, adems de las mencionadas en
el texto principal: la palabra nacin, en el Cdigo Civil, debe considerar se sinnima de Estado
(Reyes, J:Naturaleza Jurdica del Permiso y de la concesin sobre Bienes Nacionales de Uso Pblico. Santiago:
Jurdica de Chile, 1960); lo pblico se identifica con el Estado (Vial, V. y A. Lyon Derecho Civil.
Teora general de los actos jurdicos y de las personas. Santiago: Ediciones Universidad Catlica, 1985);
Rozas entiende que los bienes de la nacin son bienes del Estado: hay bienes nacionales () que
se llaman bienes del Estado Rozas, F. Los Bienes. Santiago, Conosur.); Peailillo, que los bienes
fiscales son los bienes nacionales cuyo uso no pertenece a la nacin toda (Peailillo, D: Los Bienes.
Santiago, Editorial Jurdica de Chile, 2006); Pescio: el inc. 2 del art. 547 menciona a la nacin y
no al Estado; debe atribuirse a que para el autor de nuestro Cdigo, Nacin era sinnimo de Estado
(Pescio, V: Manual de Derecho Civil. Santiago: Editorial Jurdica de Chile, 1978, t.iii, p. 124). Barros
Errzuriz, en fin, es enftico: Nacin, en el sentido de sociedad civil o de Estado, es la avocacin de
conciudadanos gobernada por una autoridad independiente y constituida dentro de determinado
territorio. La nacin es una persona jurdica susceptible de derechos y obligaciones de carcter
pblico y privado y tiene sus representantes legales, que son las autoridades que la constitucin
determina (Barros Errzuriz, A: Curso de Derecho Civil. Santiago: Imprenta Cervantes, 1921, t.i, p.
171).
5 loc. cit. en n. 2, p. 373. Dadas las expresiones de los arts. 6 y 7 y lo explicado ms abajo, no cabe
sino concluir que lo de expresamente es slo un exceso de entusiasmo.
Derechos reales
19
Ya se ha visto que, en trminos del artculo 589 del Cdigo Civil, esta
distincin no cabe. Puede decirse que por esto el Cdigo Civil es inconstitucional? La respuesta debe ser negativa. Vergara cree que ella se sigue, en
primer lugar, de lo dispuesto por los artculos 6 y 7 de la constitucin (a los
que, sin embargo, slo hace referencia, sin ninguna explicacin ulterior6), y de
la observacin trivial de que desde el punto de vista de la ciencia poltica el
concepto de Estado es claramente distinguible del concepto de nacin.
Adicionalmente, para el profesor Vergara la disposicin del artculo 19
N 24 inciso 6 es la excepcin que prueba la regla7: conforme a esa disposicin, el Estado tiene el dominio () de todas las minas. Aqu se tratara de
bienes que por su tipo corresponden a la nacin toda pero que la constitucin
excepcionalmente declara de propiedad del Estado.
Los argumentos de Vergara, entonces, para sostener que la constitucin
de 1980 innov radicalmente en la relacin entre Estado y nacin, de modo
que ya no se puede decir que los bienes que pertenecen a la nacin son jurdicamente bienes del Estado, son tres: (a) lo dispuesto por los artculos 6 y 7 de
la constitucin (aunque slo alude a ellos, sin desarrollar un argumento), (b)
la diferencia (trivial) que en trminos de ciencia poltica hay entre esos conceptos, y (c) la regla del artculo 19 N 24 inciso 6, que permitira identificar
por contraposicin el rgimen de la constitucin al declarar, slo en ese caso, y
expresamente, que las minas son de dominio del Estado. Como de los tres ste
el nico que es desarrollado y no slo mencionado, y como es el que parece
tener un fundamento textual ms claro, comenzaremos por ste.
Es la regla del artculo 19 N 24 inciso 6
la excepcin que confirma la regla?
De acuerdo al artculo 19 N 24 inciso 6,
El Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible de todas las
minas.
La razn por la que la excepcin deba ser salvada (sin perjuicio de lo prescrito
en otros preceptos de esta constitucin) es que la propia constitucin entiende
el carcter excepcional del inciso 6, con lo que la regla general se afirma. Esa
regla general sera, de acuerdo a Vergara, que los bienes nacionales no son de
dominio estatal:
6Vase ibid.
7
ibid, 374.
Fernando Atria
20
Derechos reales
21
bienes que pertenecen a la nacin toda no son bienes del Estado, slo quedan
los otros argumentos: la (opaca) referencia a los artculos 6 y 7 y la referencia
a la perspectiva de la ciencia poltica, para la que la distincin es trivial.
La supuesta distincin expresa entre Estado y nacin
en los artculos 6 y 7 de la constitucin
En tanto el argumento busca apoyo en los artculos 6 y 7, debe ser rechazado
por dos razones: en primer lugar, por error en la referencia, porque esas
disposiciones no se refieren al Estado, sino a los rganos del Estado. Y su
contenido est lejos de ser el que les imputa el profesor Vergara: esos artculos
establecen las condiciones para que una voluntad o accin pueda imputarse
no al individuo que la formula, sino a un rgano del Estado. Cuando, por
ejemplo, el Presidente de la Repblica dicta un decreto, ese decreto slo cuenta
como decreto ante el sistema jurdico chileno si se han satisfecho respecto
de la presidencia de la repblica, como rgano del Estado, los requisitos del
artculo 7 inciso 1. Nada ms (aunque tampoco nada menos) debe leerse en
estas disposiciones. En particular, no puede leerse una radical diferenciacin
entre Estado y nacin. Veremos que el Estado es la nacin considerada como
sujeto de derecho. Para el derecho lo que se imputa a la nacin se imputa al
Estado. Y los artculos 6 y 7 permiten distinguir una voluntad que ante el
derecho chileno cuenta como una voluntad del Estado (o del pueblo, o de la
nacin) de una voluntad que en realidad slo es una voluntad de un sector del
pueblo o individuo (art. 5 inc. 1 in fine).
Lo que es trivial para la ciencia poltica
Queda entonces slo el argumento conforme al cual los conceptos de Estado
y nacin deben ser entendidos como trminos tcnicos de la ciencia poltica.
Y la respuesta debe ser nuevamente negativa. Aqu hay que entender el modo
en que se relacionan tres conceptos que la propia constitucin utiliza: pueblo,
nacin y Estado. Y hay que entender el sentido en que los tres son polticamente
diferenciables pese a lo cual jurdicamente hablando son equivalentes.
Considrese por ejemplo el artculo 1 del Cdigo Civil, que entiende a la ley como una declaracin de la voluntad soberana. Conforme al
artculo 5 de la constitucin, el soberano es esencialmente la nacin, y
la soberana se ejerce por el pueblo. Pero desde el punto de vista de la
ciencia poltica el legislador, la nacin y el pueblo son claramente diferenciables. Habra que concluir aqu tambin que el artculo 1 del Cdigo
Civil es inconstitucional?
La respuesta negativa es evidente: el artculo 1 del Cdigo Civil no
ofrece una respuesta alternativa a la titularidad de la soberana a la contenida
en el artculo 5 de la constitucin. Lo que hace es configurar institucionalmente
a la soberana nacional, es decir, especificar qu es lo que, ante el derecho, vale
22
Fernando Atria
como declaracin del soberano. La importancia de este punto puede apreciarse por referencia a la idea de poder constituyente originario.
El poder constituyente originario es anterior a todo derecho (al menos
positivo): siendo la fuente de todo orden institucional, es anterior a cualquier
institucionalizacin. Pero lo que lo caracteriza como poder constituyente es
que es capaz de constituir, es decir, de crear instituciones donde antes no existan. Esas instituciones, entonces, son constituidas por el poder constituyente:
son su voluntad. Pero polticamente hablando el problema es: qu es lo que
cuenta como una voluntad del poder constituyente? cmo se distingue la
voluntad de una faccin de personas de la voluntad de todo el pueblo o la
nacin? La respuesta en el momento constituyente es que la distincin debe
ser trazada con criterios sustantivos (polticos) por la sencilla razn de que no
hay criterios formales que lo determinen, porque el poder constituyente es la
fuente del derecho, es decir, la fuente de todo criterio formal. Pero a diferencia
de la situacin en la que el poder constituyente originario es ejercido, cuando
se trata de determinar cul es la voluntad del soberano en circunstancias ya
constituidas el criterio para determinarlo es, como lo dispone el inciso 1 del
artculo 7, la forma: cuenta como una declaracin del poder constituyente lo
que de acuerdo al derecho (es decir, de acuerdo a las instituciones constituidas: previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su competencia y
en la forma que prescribe la ley) cuenta como declaracin del soberano. Eso
es lo que declara el artculo 1 del Cdigo Civil: en el sistema jurdico chileno,
una declaracin del legislador cuenta como una declaracin del soberano, es
decir, la nacin (art. 5).
Por consiguiente, lo dispuesto por el artculo 5 de la constitucin es
forzoso: la soberana reside esencialmente en la nacin, pero la nacin, como
entidad poltica, es un ente abstracto incapaz de actuar ante el derecho. Por
eso, aunque es titular de la soberana, no puede ejercerla, y su ejercicio corresponde al pueblo. Pero la pregunta se plantea tambin respecto del pueblo:
cmo se distingue una voluntad del pueblo de una voluntad de un sector
del pueblo (art. 5)? La respuesta nuevamente es: mediante las instituciones
constituidas (ntese que lo que en la deliberacin parlamentaria comienza
siendo la voluntad de un grupo, un partido poltico por ejemplo, expresada
a travs de un proyecto de ley, pasa a ser la voluntad del soberano cuando se
satisfacen los requisitos del procedimiento de formacin de la ley). Y por eso
las autoridades que esta constitucin establece son los canales de ejercicio de
la soberana.
Entonces, es correcto lo que Vergara afirma cuando sostiene que desde
el punto de vista de la teora poltica los conceptos de nacin y Estado son
claramente diferenciables. Pero as como el concepto jurdico de bienes que la
naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres no es equivalente al concepto econmico de bienes libres, los conceptos jurdicos de nacin y Estado
Derechos reales
23
no son equivalentes a los conceptos polticos homnimos. Es incorrecto entender, a partir de la distincin que hace la ciencia poltica, que jurdicamente
hablando lo que se dice de la nacin no se dice del Estado. Es precisamente
al contrario. La comprensin del Estado como la personalidad jurdica de
la nacin es consecuencia necesaria del principio de soberana nacional,como lo
afirma Carr de Malberg en un texto que, por las referencias que hace, podra
ser un comentario a la primera frase del artculo 5:
Al proclamar que la soberana, es decir, la potestad caracterstica del Estado, reside esencialmente en la nacin, la Revolucin ha consagrado implcitamente, en efecto, en la base
del derecho francs, la idea capital de que los poderes y los derechos de los cuales el Estado es sujeto no son otra cosa, en el fondo, sino los derechos y los poderes de la nacin
misma. Por consiguiente, el Estado no es un sujeto jurdico que se yergue frente a la nacin oponindose a ella; desde el momento en que se admite que los poderes de naturaleza estatal pertenecen a la nacin, hay que admitir tambin que existe la identidad entre
la nacin y el Estado, en el sentido de que ste no es sino la personificacin de aqulla10.
24
Fernando Atria
que en realidad esta interpretacin es la nica compatible con el principio fundamental de soberana nacional contenido en el artculo 5 de la constitucin.
Lo que los textos legales considerados ms arriba disponen claramente, y lo
que afirma la prctica unanimidad de la doctrina nacional tiene slidos fundamentos constitucionales11. Est perfectamente justificado, entonces, que la
Corte Suprema haya declarado sin mayor argumento que el Estado es la personificacin jurdica de la nacin.
Derechos reales
25
Fernando Atria
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Accesin
En Dacre con Fisco se intent un interdicto posesorio de restitucin para
recuperar la posesin sobre un terreno correspondiente a una franja
desocupada por el ro con el que el predio principal deslindaba. La situacin
a ser resuelta es interesante por lo que se justifica comentarlo con cierta
detencin.
La querellante, Margarita Dacre, haba sido duea de un predio que
deslindaba en uno de sus costados con el ro Mapocho, en Santiago. Como
ya est dicho, en 1981 ella haba enajenado el predio, pero en la escritura de
compraventa las partes haban pactado expresamente una clusula en la que
la vendedora se reservaba los derechos que por aluvin accedieren a la propiedad. En 1996 el fisco inscribi a su nombre el predio objeto del litigio, resultante del desplazamiento del cauce del ro Mapocho producido por obras
de relleno.
El juez rechaz el interdicto, sosteniendo que no fue probado que a
la fecha de la enajenacin hecha por la querellante se haba producido aluvin por retiro de las aguas del ro Mapocho (c.10). Como no haba a esa
poca derechos que hubieren accedido a la actora, la reserva de derechos
hecha en el contrato de 1981 era en definitiva vaca. Adicionalmente, el juez
sostuvo que los terrenos que han emergido como consecuencia de las obras
humanas de relleno de la caja del ro no pueden ser comprendidas dentro
del concepto de aluvin del artculo 649 del Cdigo Civil, que supone que el
retiro de las aguas es lento e imperceptible porque es consecuencias de modificaciones naturales de las riberas de un ro (c.13). Por consiguiente, aun
cuando se pudiera probar que esos terrenos quedaron despejados y fuera del
alcance de las aguas permanentemente antes de 1981 la querella deba haber
sido rechazada.
La corte de apelaciones confirm la sentencia de primera instancia,
pero modific sus fundamentos. De acuerdo a la corte, el interdicto deba ser
rechazado porque
para su procedencia no basta la mera posesin legal, sino se requiere que el querellante
justifique haber estado efectivamente en posesin del suelo, en los trminos del artculo
925 del Cdigo Civil, y haber sido vctima de un despojo proveniente de un acto del
usurpador o de otra persona cuya posesin derive de este ltimo (c.2).
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reglas que fijan el rgimen del dominio, incluidas desde luego las que establecen las condiciones bajo las cuales l se adquiere o se pierde, no son
disponibles para las partes, por lo que no son susceptibles de ser modificadas por convencin. Esto quiere decir que, a pesar de la reserva (y aun
cuando en ella se hubiere hecho reserva de los derechos a ser adquiridos
en el futuro por accesin), si se hubiere producido aluvin despus de la
enajenacin habra sido el adquirente, y no el enajenante, el que habra adquirido el dominio sobre ese predio. Esto no obsta, por supuesto, a que la
reserva pudiera ser interpretada en el sentido de que impone al adquirente
la obligacin de hacer tradicin a la enajenante de esos predios: esa sera,
en su caso, una obligacin sujeta a la condicin suspensiva de que se produzca aluvin, y se sometera al rgimen de las obligaciones condicionales
(en particular la limitacin del plazo dentro del cual pueden cumplirse las
condiciones, de 10 aos, generalizando como suele hacerse a partir de la
regla del art. 962 CC12).
La posesin del predio descubierto por el aluvin
Ahora bien, si hubiera habido aluvin, y si el aluvin se hubiera producido
antes de la enajenacin del predio, cul sera la situacin?
En cuanto al dominio, la solucin no parece objetable: la querellante
sera duea del predio desocupado por las aguas. Pero en el caso en cuestin
de lo que se trataba era de una querella posesoria, y en el contexto de una
querella posesoria no se tomar en cuenta el dominio que por una o por otra
parte se alegue (art. 923 CC).
De lo anterior parece seguirse que una de las alegaciones del fisco en
este juicio es correcta: que se trataba aqu de una accin reivindicatoria encubierta. La querellante alegaba ser no poseedora, sino duea del predio en cuestin y el querellado tena la posesin inscrita. Esa es precisamente la situacin
en la cual es procedente la accin reivindicatoria.
Ahora, en trminos posesorios no deja de ser interesante, independientemente de que la accin haya sido correctamente elegida, la consideracin
de cules son los efectos posesorios del aluvin, si lo hubiere habido. La razn por la que es interesante es que este caso constituye una radicalizacin
(casi podra decirse una reductio ad absurdum) de la desmaterializacin de la
posesin que supone el rgimen posesorio inscrito de los bienes races en el
Cdigo Civil. Que la regulacin de la posesin contenida en el Cdigo Civil
desmaterializa la posesin es claro y ha sido suficientemente destacado en
versiones anteriores de este comentario13. Esta desmaterializacin se produce
incluso entre defienden tesis llamada de la inscripcin-garanta en contra de
la llamada inscripcin ficcin, entre los cuales, en lo relevante, no hay real
12 Vase, por ejemplo, Abeliuk, R: Las Obligaciones y sus Principales Fuentes en el Derecho Civil Chileno
(Santiago, Lpez-Viancos, 1971).
13 1 Com. 40-42 y especialmente 2 Com. 64-87.
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dueo de un predio inscrito, al que accede otro predio por aluvin o por cualquiera de las otras figuras de accesin de inmueble a inmueble, se hace dueo
de lo accesorio pero no adquiere posesin de ello a menos que inscriba o, sin
inscribir, posea materialmente (porque en este caso, tratndose de un inmueble no inscrito, es inaplicable el rgimen inscrito). Slo esta solucin, sin embargo, evita llegar a la conclusin absurda de que el enajenante de lo principal
retiene una posesin que no descansa ni en la detentacin material ni en una
inscripcin; una posesin, en otras palabras, que cuelga del aire.
Si las consideraciones anteriores son correctas, en el caso analizado
ahora la parte querellante eligi precisamente la accin que no tena, es decir,
aleg precisamente un fundamento para pedir que era el que en ningn caso
le habra favorecido. Su reclamo tendra que haber sido que era duea (por accesin) pero que no tena la posesin, que corresponda al fisco que tena una
inscripcin a su nombre. La accin que corresponde aqu es, evidentemente, la reivindicatoria. Por supuesto, la correccin de esta pretensin se habra
enfrentado, en este juicio en particular, a las objeciones ya vistas ms arriba,
como que no se trataba de un caso de aluvin y, si lo fuera, no haba sido capaz
de probar que el aluvin haba ocurrido antes de la enajenacin. Pero para
desechar la querella posesoria no haba que pronunciarse sobre ninguna de
estas cuestiones: bastaba mostrar que los hechos de acuerdo a la versin de
la propia querellante no eran aptos para justificar su pretensin de posesin
sobre el predio.
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como la reivindicatoria (incluida la publiciana, pero excluida la llamada reivindicatoria ficta), las querellas posesorias (incluida la de restablecimiento,
aunque ella presente complejidades que no sern discutidas aqu) la accin de
cerramiento y la accin especial de herencia.
Estas acciones se distinguen de las acciones personales, que son las que
suponen la existencia de una obligacin civil correlativa a un derecho personal. De esta diferencia se siguen una serie de otras aparentemente inconexas.
En primer lugar, una accin personal supone la existencia de una obligacin que
se mantiene incumplida. En realidad, la existencia de la accin supone que la
obligacin est en estado de incumplimiento: cuando la obligacin se cumple
la accin se extingue, y si el incumplimiento no es todava exigible el acreedor
no tiene accin. Las acciones reales existen aun cuando no haya estado de incumplimiento: el hecho de ser alguien dueo quiere decir que tiene la accin
reivindicatoria, de modo que la situacin en que es dueo y carece de accin es
inconcebible (porque una cosa y la otra son lo mismo). Esto explica la existencia de una accin como la querella de amparo, que tiene por finalidad prevenir
un atentado que todava no ha ocurrido a la posicin jurdica protegida (en
este caso la posesin). El hecho de que el acreedor tema el incumplimiento
futuro del deudor de una obligacin no significa, normalmente, que el acreedor tenga una accin para enervar ese incumplimiento (la caducidad del plazo
del plazo por insolvencia notoria del deudor del art. 1496 N1 no es objecin
a esto: en ese caso se trata de que la obligacin se hace exigible, no que hay
accin para exigir el cumplimiento de una obligacin no exigible).
Ms interesantemente, las acciones reales no prescriben. Y la razn por
la que no prescriben es que ellas no suponen, a diferencia de las acciones personales, una situacin jurdica inestable, como lo es la existencia de una obligacin. Que exista una obligacin civil significa que algo es debido, y en principio que algo sea debido es una razn para pensar que se realizar. En este
sentido la existencia de una obligacin civil es una situacin inestable: tiende
a su extincin por consumacin. Pero esta tendencia tiene un dficit, y es que
eso supone que el acreedor ejercer su derecho (su accin) de modo de poder
compeler, coactivamente si es necesario, al deudor a realizar la accin debida.
Si el acreedor no ejerciera su accin (y el deudor no cumpliera voluntariamente), sera en principio posible la prolongacin indefinida de una situacin que
para el derecho es esencialmente inestable. Esto (la prolongacin indefinida
de una situacin jurdicamente inestable) es algo que la ley evita siempre. Para
evitarlo en este caso, la ley introduce un principio de estabilizacin que opera
cuando la forma normal de estabilizacin no ha operado. De ese modo se
hace imposible la prolongacin indefinida: o la situacin inestable (la obligacin que permanece en estado de incumplimiento) se extingue por consumacin (el deudor cumple, voluntaria o coactivamente), o se extingue por
operacin de este modo alternativo. Este modo alternativo, desde luego, es
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que para el que detenta la cosa sea ilcito entregar la cosa al demandante (por
ejemplo, porque tiene una obligacin, adquirida en virtud de un contrato de
arrendamiento, de entregarla a su arrendador, que tiene la posesin de la cosa).
Al probar que tiene la accin, entonces (es decir: que es dueo), el reivindicante todava no ha probado lo que necesita probar para que el demandado de reivindicacin deba ser condenado a restituir la cosa. Debe probar adicionalmente que el uso de la cosa por el demandado es ilcito, y para eso debe
mostrar que tiene una posicin contraria a derecho. Por eso la reivindicatoria
exige que el demandado sea poseedor (art. 895 CC): si detenta a nombre de un
tercero, ser ste el que tenga la posicin contraria a derecho. Frente al dueo,
slo del poseedor puede decirse sin ms que su detentacin es ilcita. En efecto, si
el que detenta no es poseedor, es decir, si no reclama ser dueo, el solo hecho
de que el demandante pruebe ser dueo no es suficiente para mostrar que su
detentacin es ilcita. El poseedor, por su parte, reclama ser dueo, de modo
que si otro prueba que es dueo esa prueba inmediatamente muestra que el
poseedor no es dueo, por lo que su detentacin a ttulo de dueo ha de ser
ilcita. Es decir, el poseedor funda su detentacin no en que tiene un ttulo
que obliga al demandante, en tanto dueo, a tolerar su uso de la cosa, sino
en que el demandante no es dueo porque lo es l: ese es el sentido de que la
accin se dirija contra el poseedor.
Las acciones reales suponen que alguna accin a cuya realizacin sin
interferencia tiene derecho el titular de la accin est siendo ilcitamente obstaculizada por aqul a quien la accin se dirige. La finalidad de la accin es
eliminar esa interferencia de modo de permitir el ejercicio del derecho por su
titular. Este ejercicio, por su parte, es una accin del titular del derecho (ntese
de nuevo la diferencia con los derechos personales, en que la accin de la que
se trata es una accin del deudor). La accin real supone una interferencia, y
por eso su ejercicio exitoso supone la prueba del derecho a la no interferencia
(del cual se desprende el deber genrico de no interferir) y la prueba en concreto de la ilicitud de la interferencia (del cual, junto al anterior, se desprende
la ilicitud concreta de la accin del demandado). El objeto de la accin no es la
reparacin del perjuicio que la interferencia ocasiona, sino la cesacin del hecho
(ilcito) de la interferencia misma. Por eso, cuando (por ejemplo) el demandado
por hecho suyo ha hecho la restitucin (el cese de la interferencia) imposible
(porque ha enajenado o destruido culpablemente la cosa) la posibilidad de
ejercer la accin real desaparece, y es reemplazada por una accin personal en
El caso al que se refieren es instructivamente distinto, porque hace alusin precisamente al problema
al que las consideraciones del texto principal pretenden servir de prlogo: una compraventa en que el
vendedor ha hecho tradicin (por inscripcin) del inmueble pero no lo ha entregado materialmente.
A mi juicio, a menos que uno quiera decir que en ese caso el comprador carece de posesin, hay que
negar tambin la accin reivindicatoria, que slo puede dirigirse contra el poseedor. Pero para llegar
a apreciar el problema en este punto ser necesario continuar con el argumento.
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contra del poseedor que enajen o destruy la cosa, por el precio o los perjuicios en su caso (es la reivindicatoria ficta del art. 928 CC).
Las acciones personales suponen un modelo distinto. Aqu lo que se
persigue es una accin del deudor (en sentido genrico, desde luego, que incluye omitir y dar) en la que el acreedor tiene un inters pecuniario. La finalidad
de la accin personal no es que el demandado cese en su interferencia, sino
que realice la accin debida. Pero lo que aqu importa es que el cumplimiento
de la obligacin satisface inters econmico del acreedor, y es este inters el
que el derecho protege. Por eso, va de suyo en la accin personal que si la accin debida por el deudor ha devenido imposible la obligacin se transforma
en la obligacin de pegar perjuicios. Esta transformacin de la obligacin no
afecta su naturaleza: la obligacin, para usar el lenguaje del Cdigo, subsiste
pero cambia de objeto (art. 1672).
La diferencia entre acciones personales (que buscan entonces obtener,
coactivamente si es necesario, que el deudor cumpla su obligacin sirviendo
del modo debido el inters del acreedor) y acciones reales (que buscan poner
trmino a la interferencia ilcita del demandado con el derecho del demandante) es la distincin fundamental para entender el sistema de acciones de
proteccin del dominio. Este sistema est compuesto de acciones reales, porque slo las acciones reales protegen directa y especficamente las posiciones
jurdicas respectivas. Pero es precisamente esta distincin la que es obstruida,
en su operacin, por la posesin inscrita. Para eso es importante entender la
situacin en la cual se encuentra el poseedor de un inmueble ante la interferencia ilcita de un tercera segn si su posesin est inscrita o no.
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En vez de prescripcin, este plazo debe ser entendido como una determinacin
del momento en que la mera usurpacin se transforma en posesin. Porque esto es,
despus de todo, lo que caracteriza a los interdictos posesorios: que se dirigen
a prevenir o terminar un atentado puramente fctico. Por eso la procedencia
de un interdicto posesorio normalmente exige slo probar la pura facticidad
de la accin del querellado (en este sentido, la querella de restablecimiento del
art. 928 es el mejor ejemplo: el querellante no necesita probar nada respecto
de su detentacin del predio del que ha sido violentamente despojado, le basta
probar que el querellado se hizo de l con violencia). Correspondientemente,
lo que diferencia los supuestos de la querella de restitucin de los de la accin
reivindicatoria es la precariedad de la interferencia: la primera supone una
interferencia puramente fctica, sin significacin jurdica, mientras la segunda
supone una interferencia cuyo status jurdico es superior (posesin). Por
consiguiente, para delimitar una de la otra es necesario determinar el momento
en el cual la detentacin por el que originalmente usurp ya no es entendida
como mera usurpacin y ha devenido posesin. Esa es la funcin de la regla del
artculo 920: si la detentacin del usurpador ha durado al menos un ao, el
que la impugne deber mostrar no que tiene su origen en un acto puramente
fctico de usurpacin, sino que es dueo. Al ao de la usurpacin, en otras
palabras, la ley reconoce al usurpador el estatus de poseedor. Y si otro se dice
tener mejor derecho, tendr que alegar dominio. Por eso despus del ao el
usurpado debe ejercer la accin reivindicatoria.
Es crucial distinguir estas dos maneras de entender el plazo del artculo
920: como prescripcin o como determinacin del momento en que la mera
usurpacin es reconocida por la ley como posesin. Para clarificarlo, puede
ser til tener a la vista, adems de la regla del artculo 920, lo dispuesto en el
artculo 950 respecto de las querellas posesorias especiales:
Las acciones concedidas en este ttulo para la indemnizacin de un dao sufrido, prescriben para siempre al cabo de un ao completo.
Las dirigidas a precaver un dao no prescriben mientras haya justo motivo de temerlo.
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intentarse es la accin que se dirige contra el poseedor, no contra el usurpador (la accin reivindicatoria). Desde luego, la accin reivindicatoria podra
intentarse en contra del usurpador antes de cumplido un ao, pero para hacer
eso el usurpado deber conceder al usurpador un status mejor del que la ley
le da: ha de reconocerle posesin, porque debe alegar que su usurpacin es
materializacin de una pretensin de dominio que se opone a la suya. Todo
el sentido de las acciones posesorias es dar al dueo proteccin sin obligarlo a
reconocer la pretensin de dominio del demandado, que es lo que debe hacer
cuando interpone la accin reivindicatoria (reconocerlo, desde luego, no en el
sentido de aceptarlo, sino en el sentido de reconocer que el otro pretende ser
dueo). En efecto, como la accin del usurpador no se ha estabilizado todava,
para el usurpado usar la querella respectiva en vez de la accin reivindicatoria
es doblemente conveniente: es conveniente en sentido procesal (el usurpador
no podr alegar su dominio sobre la cosa, al tenor del art. 923, por lo que el
juicio puede ser un juicio sumario) y es conveniente en sentido substantivo,
porque como las querellas no reconocen posesin al querellado (porque no le
discuten su dominio sobre la cosa, sino la ilegalidad de su accin de usurpar
el predio del querellante), ste no se beneficia, como el demandado de reivindicacin, de la presuncin del inciso 2 del artculo 700.
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una conclusin absurda. Pero por otro lado es tambin absurdo decir que
una detentacin pblica que ha durado ms de un ao contina siendo
pura facticidad. Es absurdo entender, por ejemplo, que no hay nada ms
que facticidad en las circunstancias discutidas en Arriagada con Fisco, en
las que parte de un predio inscrito a nombre del reivindicante estaba siendo
ocupado como calle desde 1984 (y se haban hecho inversiones pblicas en
l, como alcantarillado, veredas, iluminacin, etc). Y el absurdo se radicaliza
al notar que, en su afn de proteger al poseedor inscrito, en rigor el artculo
728 deja al dueo sin accin contra el usurpador pasado el ao.
La paradoja es la de Ihering, ya comentada en ediciones anteriores17:
el sentido legislativo del artculo 728 es aumentar la proteccin de la propiedad inscrita, pero en los hechos la disminuye: el usurpado puede protegerse,
como el no inscrito, del usurpador mediante las querellas posesorias durante
el primer ao, pero despus de ese plazo ya no tiene accin: ya no tiene las
querellas, pero no tiene la reivindicatoria porque no ha perdido la posesin.
Ntese que una solucin ad-hoc (como sostener que en este caso la posesin
que la accin reivindicatoria supone perdida es la material) deja subsistente el
problema, porque la exigencia de que el demandado sea poseedor no es slo
un requisito formal de procedencia de la accin arbitrariamente impuesto por
el legislador: se conecta, como hemos visto, a su sentido, ya que como protege
el dominio slo puede intentarse ante quien reclama dominio (slo puede
afirmarse categricamente la ilicitud de la detentacin por quien no es dueo
cuando ella se hace a ttulo de dueo como posesin). Y por aplicacin de
la regla del inciso 2 del artculo 728 el usurpador no inscrito de un inmueble
inscrito no tiene un reclamo de dominio reconocido jurdicamente siquiera
en principio. De modo que el dueo no perder el dominio, porque no ha
perdido la posesin, y el usurpador no lo va a adquirir, porque no es poseedor.
La situacin inestable en la que una persona es duea de una cosa, pero no la
detenta, y otra detenta una cosa como dueo, pero sin serlo, podra en principio prolongarse indefinidamente.
Esto puede enfrentar al usurpado a una situacin peculiar: l es poseedor, por lo que el otro no puede alegar la prescripcin en su beneficio (art.
728 inc. 2) aunque hayan transcurrido ms de 10 aos de detentacin material;
pero no puede ejercer la accin de proteccin del dominio, la reivindicatoria,
porque si la ejerce reconoce la posesin del demandado y le reconoce entonces
el fundamento de su derecho para alegar la adquisicin por prescripcin. No
hay nada de raro en que el dueo pierda el dominio cuando otro lo adquiere
por prescripcin. Aqu lo incoherente es que, producto de la proteccin adicional del poseedor inscrito, no ha perdido la posesin y por eso el usurpador
no ha adquirido el dominio, pero no tiene accin para que se le restituya la
cosa.
17 Vase 2 Com. 65s.
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Accin reivindicatoria
La accin reivindicatoria es el paradigma de accin real, as como el dominio
es el paradigma de derecho real. Como la accin reivindicatoria protege al
dominio, sus requisitos de procedencia cumplen la funcin de identificar la
controversia como una controversia genuina sobre el dominio. Esto impone
dos limitaciones: lo reivindicado debe ser algo susceptible de ser objeto
del dominio y la controversia debe versar precisamente sobre la atribucin
patrimonial de esa cosa.
La primera condicin es la del artculo 890: debe tratarse de una cosa
corporal. Es interesante destacar que, aunque el artculo 589 admite una especie de dominio sobre cosas incorporales, estas no pueden reivindicarse. La
razn es obvia: una accin reivindicatoria de una cosa incorporal sera una
accin personal, por lo ya dicho sobre los dos tipos de acciones. La restriccin
del artculo 890 muestra que la regla del 589 debe entenderse como una analoga, y no como una especificacin: el que recae sobre cosas incorporales es una
especie de dominio en el sentido en el que la guerra fra es una especie de
guerra (=algo que, aunque en rigor no es una guerra, puede ser tratada como
tal desde uno o varios puntos de vista), no en el sentido en el que una vaca es
una especie de mamfero.
Las reglas de los artculo 891 y 892 extienden la accin reivindicatoria
a casos en los que en rigor no procedera: a los dems derechos reales (art.
891 CC), porque como modelo de accin real puede cumplir por su estructura
una funcin equivalente en lo otros casos, y a una cuota determinada en una
comunidad, en la que falta la especificidad que el dominio requiere. Este caso
ser comentado ms adelante.
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El libelo debi haberse incoado en contra de la seora Mara Elena Rivera Rodrguez, en
los trminos de los artculos 721 y 725 del cdigo Civil, por cuanto la verdadera poseedora es aqulla que detenta la posesin mediante un ttulo, por lo tanto, al haberse demandado [al tenedor] el libelo es anulatorio y la reivindicacin no puede prosperar (c.6).
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con el requisito del N 4 del art. 170 CPC) invoca precisamente esta interpretacin del artculo 892 contra su sentido para, en reemplazo, desechar la accin:
En la especie no existe singularidad en el dominio de la cosa, pues el demandante es slo
dueo de acciones y derechos en el bien, sin que sea posible especificar en que parte de
ste recaen esos derechos y acciones. No se da por ende la singularidad, la especificacin
del bien como se exige por el artculo 889 del Cdigo Civil.
Lemus con Crespo fue otro caso en el que se ejerci una accin reivindicatoria
de cuota. Aqu la cnyuge de uno de los demandados demand la
reivindicacin de un predio que fue adquirido por el marido a ttulo oneroso
durante la vigencia de la sociedad conyugal, en 1985. La sociedad se termin
por separacin de bienes en 1986, y en 1987 el marido cedi a su hermano y
segundo demandado el 50% de sus derechos, cesin subinscrita en 1988. En
1999 se liquid la sociedad conyugal, asignando a la mujer el inmueble ahora
reivindicado. La mujer demand de reivindicacin pidiendo que se declarara
su dominio sobre el bien reivindicado, y en subsidio que se le reconociera
el 75% y todava en subsidio el 50%. El primer demando no contest, y el
segundo contest, con reconvencin, solicitando que se declarara que haba
adquirido el dominio del inmueble reivindicado por prescripcin, dado que
haba detentado la posesin desde 1988.
El juez de primera instancia decidi a favor de la demandante, declarando que en virtud de la adjudicacin ella era duea absoluta del
inmueble reivindicado. Para decidir de este modo el juez declar que el
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En su sentencia de reemplazo, sin embargo, la Corte Suprema reconoci al actor reconvencional posesin sobre el 50% no de los derechos del
cedente, sino del inmueble mismo, y en consecuencia declara que ha adquirido el dominio de la mitad del inmueble por prescripcin adquisitiva,
siguiendo el razonamiento utilizado por la corte de apelaciones para acoger la demanda reconvencional. La descripcin de los hechos contenido en
los fallos en general hace difcil evaluar esta decisin, porque la Corte Suprema entiende que el objeto de la compraventa y posterior cesin fue el
cincuenta por ciento (50%) de los derechos de dominio sobre el inmueble
(c.2), mientras que de acuerdo a los hechos dados por probados en primera instancia ese contrato haba tenido por objeto el cincuenta por ciento
de sus derechos [del cnyuge] (c.7). En consecuencia, la Corte Suprema
entendi que el cesionario de 1988 haba adquirido la posesin sobre el
50% del inmueble (no de los derechos del cedente sobre el inmueble), y sobre la base de esa posesin haba adquirido por prescripcin. La sentencia
de reemplazo de la Corte Suprema revoc la decisin de primera instancia,
en lo que sta rechaz la demanda reconvencional que acogi, acogiendo
en consecuencia tambin la accin reivindicatoria sobre el restante 50%
del inmueble.
El considerando que contiene la descripcin de los hechos que el juez
da por probados es confirmado por la corte de apelaciones, de modo que es
difcil ver en qu sentido la Corte poda introducir un cambio a los hechos
relevantes. Si bien el artculo 786 del cdigo de Procedimiento Civil autoriza
a la Corte Suprema a dictar sentencia de reemplazo cuando hubiere casado
en la forma de oficio por las causales 4-7 del artculo 768, y aunque este
artculo no contiene la limitacin que el artculo anterior impone a la Corte
tratndose de la casacin en el fondo (que la sentencia de reemplazo debe
ajustarse al mrito de los hechos tales como se han dado por establecidos
en el fallo recurrido), pareciera inapropiado que la Corte, bajo el pretexto
de corregir una contradiccin en los fundamentos de derecho de un fallo,
modifique de modo tan substancial y carente de justificacin expresa una
determinacin de hecho hecha por el juez de primera instancia y confirmada en segunda. Si la determinacin de hecho hecha por los jueces de la
instancia era incorrecta, la Corte debi al menos haberlo hecho notar y dar
las razones para ello.
Reivindicacin y nulidad
Conforme al artculo 1689, la nulidad judicialmente declarada da accin
reivindicatoria en contra de terceros poseedores. Esa regla parece insinuar un
determinado orden de procedencia: primero ha de obtenerse la declaracin
de nulidad, y slo entonces intentarse la accin reivindicatoria en contra de
terceros poseedores.
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Una solucin como sta tiene un problema, sin embargo: la interposicin de una accin de nulidad, o incluso reivindicatoria, no afecta el status
de poseedor de quien sea poseedor, que entonces lo seguir siendo durante
el juicio (art. 902 CC). Si el poseedor es adems el demandado, esto no es
problemtico, porque en ese caso el demandante de nulidad pretender que,
en virtud de la declaracin de nulidad, se declare que l nunca ha dejado de
ser dueo, y la accin ser intentada contra el poseedor, por lo que la notificacin legal de la demanda interrumpir la prescripcin, conforme a los trminos del artculo 2503. Pero si el comprador y adquirente ha enajenado la cosa,
que est ahora en poder de un tercero, la demanda contra el comprador no
ser apta, desde luego, para interrumpir la prescripcin que corre a favor del
tercero. Esto puede implicar que cuando la nulidad sea declarada ya no est
disponible la accin reivindicatoria, si en el intertanto el tercero ha adquirido
el dominio por prescripcin adquisitiva.
La solucin es relativamente simple, y est contenida en el artculo 18
del Cdigo de Procedimiento Civil, que permite al demandante en un caso
como se interponer, conjuntamente y en el mismo juicio, las dos acciones: la
de nulidad en contra de su contraparte en el contrato original, y la reivindicatoria en contra del tercero poseedor. La procedencia de la accin reivindicatoria, desde luego, queda condicionada a la declaracin de nulidad, pero como
sta es retroactiva no hay razn por la cual no puedan presentarse las dos al
mismo tiempo. Al notificar la accin reivindicatoria al tercero poseedor, la
prescripcin que corre en beneficio de ste queda interrumpida y habr entonces que esperar las resultas del juicio. Aqu el tercero poseedor no es parte
del juicio de nulidad (no podra serlo, porque no es legitimado pasivo de la
accin de nulidad), aunque s lo es del de reivindicacin.
Una situacin como esta es la que se present en Fernndez con Banco
del Estado y otros, en que Guadalupe Fernndez interpuso una demanda de
nulidad absoluta (o inexistencia) y reivindicacin en contra del Banco del
Estado, Jorge Eduardo Lpez Balduzzi y Sociedad Agrcola Via Balduzzi
Ltda. Una situacin como sta, aunque no problemtica en trminos jurdicos (la explicacin ofrecida en los prrafos anteriores no debera resultar
particularmente discutible), obliga tanto a las partes como al juez a distinguir claramente las posiciones de cada una de las partes, lo que en este caso
no se hizo. Como consecuencia, las tres decisiones recadas en este caso (de
primera y segunda instancia y de casacin) se basaron en razones notoriamente incorrectas, aunque decidieron el caso correctamente rechazando la
demanda.
Aunque la demandante no parece haberlo indicado expresamente (al
menos no hay indicacin de tal cosa en la relacin contenida en la sentencia
de primera instancia), lo razonable es entender que la demanda de nulidad
va dirigida en contra del Banco del Estado, contraparte de la demandante
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de hecho, pero en parte recay sobre el sentido que debe darse a la expresin
con mediana inteligencia y actividad.
Ya se ha explicado el sentido de esta frase: como el poseedor de mala fe
ha detentado ilcitamente y en perjuicio del dueo una cosa, la ley le impone
la obligacin de indemnizar el dao que esa detentacin le ha causado. Ahora
bien, el dao no debe apreciarse en concreto, porque despus de todo el dueo
puede usar arbitrariamente de su cosa (art. 582 CC). El dao causado por el
acto ilcito del poseedor vencido no debe determinarse, en otras palabras, por
lo que el dueo en concreto habra obtenido del campo, sino por lo que la cosa
habra producido en circunstancias normales. Ello porque el dueo no tiene
por qu rendir cuentas al poseedor sobre lo que hace con su cosa: la expresin
del artculo 907 tiene la precisa finalidad de hacer irrelevante las peculiaridades del dueo, si tiene o no aptitud para los negocios o capital para invertir.
Ahora bien, en el caso ahora comentado la avaluacin de lo que el predio podra haber producido con mediana inteligencia y actividad en manos
del dueo era controvertida. En este caso, el juez debi haber declarado como
probado lo que conforme a las reglas generales poda darse por probado, teniendo desde luego presente la regla del artculo 1698, que ordena que se acepte la versin del deudor sobre la avaluacin de los daos si el demandante
no es capaz de probarlos. Pero en vez de hacer eso, el juez crey necesario
indagar en la capacidad del actor, tanto en su aspecto econmico cuanto en
su capacidad de gestin empresarial (c.67), lo que lo llev a tomar en cuenta,
para determinar el monto de los perjuicios debidos en atencin a lo dispuesto
en el artculo 907 del Cdigo Civil, cuestiones como su apreciacin de si el
actor poda
emprender una empresa como la explotacin intensiva del fundo El Cacique con recursos propios, si se atiende a que como recin retirado del Ejrcito, debi recibir alguna
clase de fondos de retiro, pudiendo adems recurrir al crdito (c.91).
Tambin result determinante para l que el hecho de que esa empresa haca
necesaria
una dedicacin y actividad que se hace difcil de aceptar antes del retiro del actor de su
actividad profesional, esto es, despus de 1997, ao de su retiro. Por esta razn pudo iniciarse en los giros agricultura, cultivos, crianza, lechera, forestal slo en enero de 1996,
como consta del oficio del Servicio de Impuestos Internos (c.93).
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La accin de precario
Aunque en rigor no es una accin real, la accin de precario debe ser incluida
en un comentario sobre las acciones de proteccin de la posesin y el dominio.
Como ha sido latamente desarrollado en comentarios anteriores26, el rgimen
de posesin inscrita, persiguiendo la proteccin del poseedor inscrito, lo
ha dejado paradojalmente en la indefensin, cuando se encuentra en una
situacin en la que ha sido materialmente despojado de la detentacin de una
cosa hace ms a un ao: no tiene accin reivindicatoria (porque no ha perdido
la posesin) pero no tiene el interdicto posesorio de restitucin, que ha
prescrito27. La accin de precario ha suplido este evidente dficit del Cdigo
Civil. La construccin necesaria para que esa accin cumpla esta deficiencia
es objetable, porque no entiende la lgica del precario y su relacin con el
comodato precario28, y por eso no puede dar cuenta de la exigencia de que
aqul en contra de quien se dirige la accin detente por ignorancia o mera
tolerancia del dueo, lo que ha llevado a la jurisprudencia a oscilar, con una
marcada arbitrariedad, entre las soluciones posibles respecto del peso de la
prueba de esta circunstancia29.
No tiene sentido repetir aqu lo dicho en comentarios anteriores, aunque no est dems relacionar los casos comprendidos en este comentario con
lo dicho entonces. Un problema caracterstico del uso dela accin de precario
como una accin general de proteccin del dominio frente a la usurpacin
es que dicha accin no permite identificar correctamente las pretensiones en
conflicto, como fue evidente en Olivares y otra con Olgun, que ser comentado a continuacin. Otro problema importante es consecuencia de la manera
en que el rgimen posesorio del Cdigo Civil coexiste con el rgimen de saneamiento de la posesin contenido en el decreto ley 2695. Dado que en los
hechos la accin de precario es la accin general de proteccin del dominio
en el sistema chileno, es a propsito de acciones de precario que esta segun26 Vase 2 Com. 30-49.
27 Ms arriba hemos dicho que los interdictos posesorios no prescriben, porque las acciones reales
no prescriben. Eso tena precisamente el problema del lmite de un ao en el caso de los interdictos
posesorios cuando haba posesin inscrita, que es el problema que vemos reaparecer ahora.
28
Vase 2 Com, 30-36.
29 2 Com, 36-49.
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que la demandada sea arrendataria de un tercero, que no tiene derecho alguno en el
bien raz, segn se estableci en el proceso, no le da ttulo idneo de mera tenencia,
pues para ello era menester que el contrato hubiere sido acordado, evidentemente, con
las propietarias del inmueble, lo que en la especie no sucedi; por consiguiente, cualquier acto jurdico celebrado con terceros resulta inoponibles para las referidas dueas,
que nunca han consentido en celebrar contrato alguno con la demandada. Luego, demostrado que las actoras son dueas del referido inmueble que la demandada lo ocupa
sin que medie contrato emanado de aquellas que la habilite para ello y que, por consiguiente, tal ocupacin sucede slo por la mera tolerancia de las propietarias, fuerza es
concluir, como acertadamente lo hizo el fallo recurrido, que la accin de precario deba
ser acogida (c.3).
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La posesin
El problema de las dobles inscripciones y
las reglas sobre saneamiento de la posesin inscrita
En el sistema jurdico chileno, hay dos regmenes legales de posesin de la
tierra, es decir, dos conjuntos de reglas que especifican qu posiciones en
cuanto a los derechos sobre un inmueble deben ser reconocidas cuando las de
ms de una persona estn en conflicto. Por un lado, est el rgimen contenido
especial aunque no nicamente en los artculos 728 a 730 del Cdigo Civil.
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Las consecuencias que sufre el que no cumple los requisitos formales para
ver protegida su posesin son tan radicales que esa desproteccin debe poder
ser imputada a la propia y personal incuria o desidia del que ha sufrido
el perjuicio. Si el dueo, en su negligencia, no se preocup de inscribir su
posesin, y como consecuencia de eso otro logr posesin inscrita sobre el
predio de modo que cuando el dueo quiso ejercer su derecho recin entonces
not que lo haba perdido, entonces el dueo slo tiene a l mismo y a su
negligencia que culparse.
Es evidente que la plausibilidad de esta justificacin depende de dos
cosas: la radicalidad de los efectos legales de la falta de inscripcin y el grado
de familiaridad con las condiciones tcnicas de operacin del derecho que es
necesario mostrar para obtener la proteccin legal. Y es igualmente evidente
que, sin perjuicio de qu es lo que pareca aceptable al legislador en 1855 o
a Humberto Trucco en 1910, todo el sentido de la introduccin de regmenes de saneamiento de la posesin de inmuebles, desde 1939 (con la L 6382,
primera de saneamiento) es que el legislador ha constatado que el supuesto
de Trucco es, en las condiciones del siglo XX y tratndose de la detentacin
de la pequea propiedad raz, insostenible. Que no se puede reprochar negligencia, en otras palabras, a quien no recurre a los mecanismos formales
de proteccin de sus derechos cuando se trata de personas cuyas condiciones econmicas o sociales hacen difcil su acceso a la asesora jurdica. La
dictacin de la legislacin de saneamiento es el reconocimiento institucional
del hecho de que el perjuicio que sus beneficiarios sufren por el hecho de
quedar sin proteccin jurdica no es reconducible a su desidia (caso en el
cual ese perjuicio puede ser tratado, como lo vio Trucco, como una forma de
sancin civil), sino a su condicin de clase. Dicho de otro modo, el propio
legislador ha decidido, en un proceso que slo tendi a agudizarse durante
el siglo XX, que dada la situacin de pobreza o marginalidad de los afectados
(identificada actualmente por el valor de los predios en cuestin, al tenor de
lo dispuesto por el art. 21 del DL 2695, una regla que proviene del DFL RRA 6
de 1968) no es posible, en las circunstancias, imputarles negligencia, y por eso
no se justifica negarles la proteccin del derecho. se y no otro es el sentido
del hecho de que las reglas sobre saneamiento protegen a quien se encuentra
en condiciones que, conforme al rgimen del Cdigo Civil, no tiene ninguna
posicin jurdica digna de proteccin: al que, por ejemplo, ha adquirido sobre la base de un contrato de compraventa que no ha sido inscrito (y que por
consiguiente carece radicalmente de todo derecho sobre la cosa vendida, conforme al art. 686 CC), o al que slo puede mostrar a su favor el hecho de que
le prometieron vender pero que adems puede acreditar que pag al menos
parte del precio y ha detentado la cosa por cinco aos (que no slo carece de
tradicin en trminos del art. 686, sino que adicionalmente carece de ttulo
traslaticio de dominio!).
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El problema es que, como la dogmtica tradicional entiende que el rgimen completo del decreto ley 2695 es excepcional (porque en su comprensin invertida entiende que ste se desva del sistema racional del cdigo
para perseguir los objetivos polticos del legislador intervencionista del siglo
XX), ella coherentemente concluy que todas las reglas del decreto ley 2695 se
aplican solamente a los procedimientos que ese decreto crea. Y esto incluso
cuando esas reglas son reglas substantivas, es decir, son reglas sobre quien
tiene proteccin legal, no slo sobre los plazos en los cuales las oposiciones
deben ser presentadas etc.
Y esto deja abierta la posibilidad para casos en los que se trata de
una accin de precario, sujeta entonces al rgimen general del Cdigo
Civil (y no al rgimen excepcional del DL 2695), interpuesta por quien es
poseedor inscrito de un inmueble en contra de quien lo detenta materialmente en condiciones tales que, si se tratara no de una accin de precario
sino del procedimiento especial del decreto ley 2695, podra oponer esa
detentacin contra el actual poseedor inscrito de modo que este ltimo
carecera de derecho a oponerse. Como las reglas del decreto ley son aplicables slo al procedimiento de saneamiento, si el beneficiado por ellas no
ha iniciado el procedimiento entonces carece radicalmente de proteccin:
si detentaba, por ejemplo, sobre la base de una promesa de compraventa
(que en trminos del DL 2695 le habra dado plena proteccin incluso en
contra de la oposicin del dueo), pero por desidia o incuria se encuentra con el dueo (que deriva su ttulo de quien prometi vender y recibi
el precio) no en el marco del procedimiento de saneamiento sino en un
juicio de precario iniciado por ste, no tendr nada que oponerle. Ntese
la radical diferencia: en la misma situacin el detentador material recibir,
dependiendo del procedimiento en el que la cuestin se ventile, toda o ninguna proteccin del derecho. Y la cuestin de si se encontrar el detentador
con el dueo en un procedimiento de saneamiento o de precario depende
en parte del hecho de que el detentador pida el saneamiento. La paradoja
es que la legislacin que se cre para compensar el dficit de proteccin
con el que quedaba el que no tena acceso al derecho depende, para su
aplicacin, de que ese mismo individuo, que no tiene acceso al derecho
o no lo tiene tan expedito, acceda al derecho solicitando el saneamiento.
La contradiccin no podra ser ms flagrante, y deja a los jueces en una
situacin insostenible: en el juicio de precario, el juez tiene que decirle al
demandado que no tiene derecho alguno, aunque lo tendra todo si hubiera iniciado el procedimiento de saneamiento a tiempo, y que entonces
su negligencia lo condena, aun cuando el legislador ha reconocido una y
otra vez que en las circunstancias en las que se encuentra no se le puede
reprochar negligencia. No es extrao, entonces, que los tribunales busquen subterfugios para evitar esta conclusin.
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Los casos a ser comentados aqu son de los dos tipos identificados al
principio: Municipalidad de Los Vilos con Fisco fue un caso en el que ambas
partes alegaron inscripciones obtenidas conforme al rgimen del Cdigo Civil
de un bien que no estaba inscrito previamente, mientras Almonte con Fumey,
Brahm con Riffo y Forestal Copihue con Forestal Bo-Bo fueron casos en que se
discuta la aplicacin de las reglas de saneamiento del decreto ley 2695. Sern
comentados en ese orden.
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Jorge Lopez Santa Maria
CONTRATOS DE PROMESA
En Contreras con Telecomunicaciones Ancoa, se demand en juicio ordinario,
por incumplimiento de contrato de promesa de compraventa inmobiliaria,
una indemnizacin por dao emergente, lucro cesante y dao moral.
La promitente compradora demandada reconoci la suscripcin de la
promesa, el precio y la forma de pago estipulados, pero sostuvo que el
actor estaba en mora de entregar toda la documentacin legal ofrecida,
relacionada con la subdivisin del inmueble, la que es esencial para
celebrar el contrato prometido. En su accin reconvencional, pidi el
cumplimiento forzado de la promesa con indemnizacin de los perjuicios
avaluados anticipadamente, en clusula penal, en el duplo del precio total
de la venta.
En la sentencia definitiva de primera instancia fueron rechazadas
sin costas ambas demandas, aunque apenas se mencion el fundamento, a
saber que la mora purga la mora, acorde a lo establecido en el artculo 1552
del Cdigo Civil. Si bien en el considerando 13, el sentenciador concluye
que ninguna de las partes dio cumplimiento ntegro y oportuno a las obligaciones recprocas que les impona el contrato bilateral celebrado, recin
en el considerando 19, al rechazarse la demanda reconvencional, se halla
la nica alusin al artculo 1552 predicho. La Corte de Apelaciones de San
Miguel confirm la sentencia apelada en todas sus partes.
La primera sala de la Corte Suprema, invalid de oficio el fallo recurrido por ambos litigantes, dictando la sentencia de reemplazo de 24 de
mayo de 2005, por la cual declara sin lugar la accin principal y acoge la
demanda reconvencional, ordenando se otorgue la compraventa prometida, dentro de tercero da de ejecutoriado el fallo, pero sin indemnizacin
de perjuicios, pues la clusula penal es inaplicable.
Lpez | Obligaciones y Contratos
3 Rev D. UAI (2013) 75-90
2013 Jorge Lpez Santa Mara
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CONTRATOS DE ARRENDAMIENTO
En Martnez con Sociedad Educacional, doa Laura Griselda Martnez Muoz
demand, en juicio ordinario, la resolucin del contrato de arrendamiento
del inmueble urbano de su propiedad, celebrado el 26 de julio de 2001 con la
demandada, con indemnizacin del dao emergente y del lucro cesante. El bien
raz haba sido arrendado por cinco aos, prorrogables por perodos iguales,
salvo que algunas de las partes manifestare su voluntad de ponerle trmino con
al menos seis meses de antelacin al vencimiento del quinquenio. A las pocas
semanas, el 21 de septiembre de 2001, la demandada puso unilateralmente
trmino al contrato, sosteniendo que el inmueble no fue habilitado para ser
destinado a colegio, por lo que no sirve para el objetivo que se tuvo en cuenta
para arrendarlo. La sociedad educacional pidi el rechazo de la demanda pues
el contrato estaba expresamente supeditado a la autorizacin predicha, la que
fue negada, fallando la condicin suspensiva. Adems, el 13 de junio de 2002,
la actora vendi el inmueble.
El juzgado de La Unin acogi la demanda, desde luego pues ni el texto
del contrato suscrito establece la condicin suspensiva, ni tampoco se acredit de otro modo su existencia. En seguida, en razn de que el contrato de
locacin no concluy por acuerdo de las partes, sino que por injustificada
voluntad unilateral de la demandada. No atribuyndole importancia a la enajenacin de junio de 2002, ni analizando el artculo 1945 del Cdigo Civil,
que el fallo se limit a mencionar, declara resuelto el contrato y condena a la
Sociedad Los Cndores al pago de una indemnizacin de $5.800.000, ms
intereses corrientes.
La Corte de Valdivia confirm, teniendo presente el artculo 1945 inciso 1 del Cdigo Civil, que transcribe, pero limitando la indemnizacin por
lucro cesante slo hasta la fecha de la venta del inmueble, ocasin en la cual el
arrendamiento habra terminado por extincin del derecho del arrendador, es
decir, rebajndola a 900 mil pesos, ms los intereses corrientes.
El recurso de casacin en el fondo de la demandada fue rechazado por
la primera sala de la Corte Suprema, sobre la base de que el artculo 1945 del
Cdigo Civil, denunciado como supuestamente infringido, fue bien aplicado.
7 Que conforme al artculo 1945 del Cdigo Civil, si el arrendatario pone trmino al
arrendamiento por su culpa, como ocurri en el caso de autos, se encuentra obligado a
indemnizar los perjuicios, pagando las rentas correspondientes, pero como acontece que
1 Sobre calificacin de las convenciones y recurso de casacin en el fondo, cfr. Lpez Santa Mara, J:
Los Contratos. Parte general (Santiago: Editorial Jurdica de Chile, 2005) t.ii, N87 y N88.
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CONTRATOS DE COMPRAVENTA
En Sociedad Agrcola con Naveilln, relativo a ventas sucesivas de predio
agrcola y derechos de agua, la actora demanda la nulidad absoluta por
3 Los tratadistas Ripert y Boulanger, a los que se remite la sentencia de reemplazo, como la gran
parte de la doctrina francesa, al postular que la tcita reconduccin no es prrroga del mismo
arrendamiento, sino que una nueva locacin, simplemente aplican el art. 1738 Code Napolon: Si a
la expiracin del arrendamiento escrito, el locatario permanece y es tolerado en la tenencia, opera
un nuevo contrato de arrendamiento cuyos efectos se regulan por el artculo relativo a las locaciones
celebradas sin escrituracin.
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La juez titular el tercer juzgado civil de Concepcin, el 4 de diciembre de 2002 acogi la pretensin resarcitoria de los actores Carlos Vsquez
y Marta Moraga, compradores y primeros adquirentes de su vivienda, que
forma parte del Conjunto Alonso Ovalle, la cual present graves defectos producidos por el descenso del relleno artificial realizado en la parte posterior
de los muros de contencin. La demandada no neg ser el primer vendedor.
Tampoco los defectos de la vivienda. Esencialmente sostuvo que el artculo 18
de la ley general de urbanismo y construccin (modificado por la L 19472) la
obliga a reparar los defectos o fallas, y slo en subsidio a indemnizar. Y que
los demandantes han rehusado la reparacin ofrecida por la inmobiliaria, por
lo cual no es procedente la indemnizacin. En definitiva, en primera instancia
s se concedieron las indemnizaciones solicitadas, aunque en cantidades menores, que avalu la sentenciadora segn el mrito de autos.
La Corte de Apelaciones de Concepcin rechaz el recurso de casacin
en la forma de la demandada, revocando la sentencia de primera instancia
solo en cuanto haba eximido a la inmobiliaria del pago de las costas.
Las modificaciones introducidas por la ley 19472 a los artculos 18 y 19
de la ley de urbanismo, no han tenido por efecto la derogacin, ni siquiera
parcial, del rgimen comn de responsabilidad civil en la construccin contenido en el Cdigo Civil, coexistiendo ambos regmenes de responsabilidad en
favor del damnificado, el que podr recurrir a uno u otro, de acuerdo con sus
propias conveniencias (art. 18 inc. 3). As lo seala el profesor seor Hernn
Corral Talciani. Agreg el fallo de alzada, que al no distinguir el mencionado
artculo 18, se comprenden en las indemnizaciones no slo el dao emergente y
el lucro cesante, sino que tambin los perjuicios extrapatrimoniales o morales.
La primera sala de la Corte Suprema rechaz el recurso de casacin en
el fondo de la demandada, por manifiesta falta de fundamento, en conformidad al artculo 782 del Cdigo de Procedimiento Civil. El recurso reiteraba el
argumento predicho, esgrimido en la primera instancia, el cual es equivocado.
Declara la Corte Suprema, en el segundo y ltimo considerando del fallo, sin
mayor argumento y sin que el lector lo pueda comprender, que la responsabilidad que se demanda no es contractual.
En Exportadora Ro Blanco con Montroni y otros, se demand en juicio
ordinario a los cuatro hermanos Montroni Nez, solicitndose la resolucin del contrato de compraventa de derechos de aprovechamiento de aguas,
celebrado de 5 de noviembre de 1999, ms indemnizacin consistente en la
restitucin del precio pagado ascendente a 22 millones de pesos, ms intereses
y costas.
La compraventa qued inscrita en el Registro de Propiedad de Aguas
en el Conservador de Elqui - Vicua. Pero no hubo entrega material o datio
de las aguas, pues se vendi cosa ajena, ya que las aguas desde hace ms de
treinta aos no pertenecan a los hermanos Montroni.
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del cual se infiera que pag el precio de compra estipulado o que se encontraba llana a hacerlo. O sea, en virtud de la excepcin de contrato no cumplido.
No habindose entregado por la vendedora el objeto exacto comprado por
la demandante, se agreg ser improcedente la accin redhibitoria subsidiaria.
Cecinas la Preferida SA entabl recurso de casacin en el fondo, el cual
se tuvo por no interpuesto por la Primera Sala de la Corte Suprema, al casar
en la forma de oficio la sentencia recurrida, por falta de consideraciones de
hecho y de derecho que expliquen por qu la demandante no dio cumplimiento a su obligacin correlativa de pagar el precio de la compraventa de sal.
En la sentencia de reemplazo, entre otras aseveraciones interesantes, se
seala que la accin redhibitoria, subsidiariamente entablada, no obstante
que el legislador la califique de rescisoria, es una accin resolutoria especial.
Pero que, en el caso en litigio se aplica la regla general de la accin resolutoria
del artculo 1489 del Cdigo Civil, la que fue entablada como principal de la
demanda, siendo acogida por la Corte Suprema, con indemnizacin por daos emergentes. Rechazndose, en cambio, las reparaciones pedidas por dao
moral y por arrendamiento de frigorfico.
HIPOTECA
En Escobar con Banco Santander, doa Nivia Dina Escobar demand en
juicio sumario, despus substituido por ordinario, para la cancelacin de la
hipoteca y alzamiento de la prohibicin inscritas a nombre del demandado
en los Registros correspondientes del Conservador de Temuco. Seala que,
habiendo pagado todas las cuotas correspondientes a la compraventa con
mutuo hipotecario, procede que el Banco Santander Chile SA, actual titular
de la hipoteca y prohibicin, proceda a cancelarlas, lo que se ha negado a
efectuar. Los primitivos titulares fueron la Asociacin Nacional de Ahorro
y Prstamo y, luego, el Banco Osorno. El demandado se opone, sosteniendo
que la actora tiene todava pendiente un saldo de la deuda sin pagar.
La demanda fue rechazada en primera instancia, con costas, por falta
de prueba de la seora Escobar respecto a la completa extincin de su obligacin principal de pagar las 144 cuotas de prstamo de dinero que recibi
y caucion con la hipoteca, ms los dividendos suplementarios de la reprogramacin de la deuda. La Corte de Temuco revoc, con voto disidente del
ministro don Hctor Toro, acogiendo la demanda de fojas uno en todas sus
partes. El banco entabl casaciones en la forma y en el fondo para ante la
Corte Suprema. La primera sala, luego de acoger el recurso de casacin en
el fondo e invalidar la sentencia recurrida, confirm la sentencia de primera
instancia pronunciada por el juez titular del segundo juzgado civil de Temuco.
El quid del caso se encuentra en la reprogramacin de crditos hipotecarios, que deriv en el beneficio de ampliacin de los plazos para el pago de
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las deudas hipotecarias, con reduccin del monto de las cuotas pendientes y
la agregacin de dividendos suplementarios, de modo que, en el caso en litigio,
despus del vencimiento de la cuota 144 del mutuo, a partir de julio de 1995,
debieron pagarse por la demandante 28 dividendos suplementarios, los que
suman un monto pendiente de 122,78 UF. Atendido a que existe este saldo de
la deuda sin pagar, no procede la cancelacin de la hipoteca ni el alzamiento
de la prohibicin.
CONTRATOS DE HONORARIOS
En los casos que siguen, sobre contratos de honorarios, explcita o
implcitamente, fue el principio de la fuerza obligatoria de los contratos
legalmente celebrados, pacta sunt servanda, consagrado en el artculo 1545
del Cdigo Civil, el fundamento principal de la acogida total o parcial de las
cuatro demandas5.
Por otra parte, al menos en el juicio Bravo con Empresa de Servicios Sanitarios, aunque no se desarroll el tpico por los tribunales, estuvo latente
la validez, en Chile, de los contratos de cuota litis, en que se conviene como
honorario para el letrado un porcentaje de lo que obtenga en el pleito (nunca
mayor al porcentaje del cliente, segn el Cdigo de tica Profesional) . Muy
diverso es en otras latitudes, por ejemplo en los pases europeos, en los cuales
la cuota litis y la sociedad de hecho entre abogado y cliente se encuentran
prohibidas o son ineficaces.
En Bravo con Empresa de Servicios Sanitarios, el abogado don Rodrigo Bravo Valenzuela demand en juicio sumario a ESSCO S.A. solicitando el
pago de honorarios profesionales por $527.917.220, ms reajustes e intereses,
o las sumas que se determinen. Funda su accin en la circunstancia de que,
en septiembre de 1997, esa persona jurdica contrat sus servicios como abogado para que la defendiera en las demandas que se iban a entablar contra
Comitrant SA, explotadora de ridos en el ro Elqui, y de la municipalidad
de La Serena, por los daos sufridos en instalaciones de alcantarillado y de
agua potable. El contrato de servicios profesionales y de honorarios se celebr
por escrito. Dedujo, efectivamente, demanda civil en contra de ese municipio;
querella criminal; y realiz otras labores profesionales. El contrato indica que
el abogado seor Bravo Valenzuela tena derecho a percibir, a todo evento, 150
UF por la querella criminal, y 250 UF por la demanda civil. Ms la cuarta parte
de lo que se obtuviere como indemnizacin.
En primera instancia se acogi la demanda slo en cuanto a los valores
estipulados a todo evento. En alzada, la Corte de Apelaciones de La Serena
consider que no haba base de clculo para fijar el 25% de lo obtenido como
5 Cfr. sobre tal principio y sus avatares, op. cit. en n.1, p. 45ss.
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La primera sala de la Corte Suprema invalid de oficio la sentencia recurrida de mayora, pues, sin una mnima reflexin, sin antecedente alguno ha
acogido una accin basada en un pacto de honorarios del cinco por ciento de
la masa hereditaria lquida de ambos causantes. Sin embargo no existe en la
demanda ni en autos antecedente alguno sobre la base de clculo, o sea sobre
tal masa hereditaria concreta, lo que configura la causal de nulidad procesal
prevista en los artculos 768 N5 en relacin con el 170 N4, ambos del Cdigo
de Procedimiento Civil.
En la sentencia de reemplazo, la Corte Suprema fija esa base de clculo,
con las copias de la posesin efectiva de los causantes, lo que redunda en que
confirme la sentencia de primera instancia, con declaracin de que se disminuye el honorario que los demandados deben pagar a la tcnica jurdica, de
$13.100.000 a $4.362.716, ms intereses, y sin costas.
En Morales con Miranda y otros, el abogado don Ral Morales Matus
demand en juicio sumario de cobro de honorarios a Hctor, Nancy, Berta, Magali y Boris, todos Miranda Horta, en su calidad de juez partidor de los bienes
quedados al fallecimiento de doa Berta Horta Valencia. Los honorarios del
partidor y del actuario fueron estipulados en el N4 del acta del comparendo
extraordinario del 25 de enero de 2001, en quince millones de pesos. A esta suma
se abonaron $4.594.486, por lo cual se demanda el saldo insoluto de $10.405.514,
ms reajustes, intereses y costas. Tres de los cinco hermanos se allanaron a la
pretensin del juez rbitro, pero los restantes pidieron su rechazo por estimar
que el pago de estos honorarios es improcedente mientras no se dicte el laudo y
ordenata; que los emolumentos son desproporcionados; etctera.
La demanda fue rechazada en primera instancia, sin costas, por la juez
titular de Rengo. Y confirmada, en tres lneas, por la Corte de Rancagua.
Recurri de casacin en el fondo el demandante, tenindose por no interpuesto el recurso, al casar de oficio la Corte Suprema la sentencia pronunciada
en Rancagua. Esto pues se omiti en ella toda consideracin sobre la aceptacin
de la demanda por tres de los cinco demandados. En la sentencia de trmino
se lee: Que en el comparendo del 25 de enero de 2001, se celebr el contrato de
honorarios del partidor y su actuario, regulndolos en 15 millones de pesos.
3. Que lo acordado por los interesados, quienes actuaron debidamente representados
por sus abogados en el comparendo extraordinario, equivale a un avenimiento que tiene
por objeto poner trmino al juicio y por ende reemplazo a la sentencia que al efecto debe
dictarse con el mismo propsito, en el juicio particional, el laudo y ordanata. La fijacin
de honorarios que tambin fue objeto del comparendo, tiene el carcter de convenio
entre el partidor y los interesados, que qued firme, atendido que a su respecto no se
alz ninguno de ellos.
88
OBLIGACIONES Y CONTRATOS
89
CONTRATO INNOMINADO
En Municipalidad con Starco S.A., este municipio entabla accin de cobro de
$85.650.902, ms accesorios, en juicio ordinario por pago de lo no debido
contra la empresa de recoleccin y transporte de residuos domiciliarios
Starco SA Por escritura pblica del 31 de julio de 1990, las partes celebraron
contrato innominado o atpico para la recoleccin y transporte de basura, y
limpieza y barrido de calles, por siete aos hasta el primero de septiembre
de 1997. El rgimen de precios que deba pagar la Municipalidad se pact
en la compleja clusula quinta del contrato. Esta ltima fue mal aplicada en
opinin de la actora, lo que condujo a que ella pagase por error $47.082.740,
los que reajustados segn la variacin del IPC hasta la demanda, determinan
los $85.650.902 que se cobran. En la clusula quinta, el precio se reajusta
por dos conceptos: variacin del IPC y variacin del incremento poblacional,
acorde al apartado 3.2 de las Bases Administrativas del Contrato estipulado.
La demandada sostiene que no ha existido pago de lo no debido alguno y
que la interpretacin que despus de siete aos efecta la municipalidad
del contrato no slo es equivocada, sino que infringe la aplicacin prctica
del mismo, configurando violacin de los actos propios y conculcacin del
principio de buena fe.. Entabla una muy oscura accin reconvencional de
usucapin o prescripcin adquisitiva, segn los antecedentes. La que no ser
aqu analizada pues, adems de la oscuridad, este tema corresponde a otro
comentarista, el de derechos reales.
El 14 juzgado civil de Santiago acogi la demanda en primera instancia,
interpretando la clusula quinta del contrato de la manera postulada por la
actora, pero slo en cuanto a que deben restituirse las sumas percibidas por
Starco SA por aplicacin errada del reajuste a causa del incremento poblacional, el cual se calcul desde el primero de enero de 1991, en circunstancia
que slo debi aplicarse a contar de un ao ms tarde. El fallo no indica el
quantum de la restitucin, ni reserva su determinacin para la ejecucin de
la sentencia.
La Corte de Apelaciones de Santiago rechaz el recurso de casacin en
la forma, y, conociendo de la apelacin, revoc la sentencia de primer grado,
rechazando la demanda municipal y acogiendo la reconvencin de Starco SA
Para declarar sin lugar la demanda principal, interpret el contrato de autos,
fundamentalmente desde la perspectiva de su aplicacin prctica durante los
90
siete aos que dur, o sea en base a la interpretacin autntica del artculo
1564 inciso final del Cdigo Civil, la cual, segn los tres ministros titulares
firmantes del fallo, equivale a confesin de parte.
El recurso de casacin en el fondo de la Municipalidad agraviada, fue
rechazada por la Primera Sala de la Corte Suprema, el 4 de mayo de 2005,
principalmente por dos razones: a) La precisin del momento del reajuste por
incremento poblacin es una cuestin de hecho que escapa al control de la
corte de casacin; b) La interpretacin contractual, si no se violan las normas
legales pertinentes, es tambin cuestin de hecho, que generalmente escapa al
control de la Corte Suprema6.
6 Sobre interpretacin de los contratos y recurso de casacin en el fondo, cfr. op. cit. en n.1, p. 89.
Derecho SUCESORIO
Eduardo Court Murasso
92
derecho Sucesorio
93
del que posee la herencia(c.4 fallo de reemplazo)por lo que debe ser desestimada la
alegacin de los demandados.
94
lo cierto es que la accin de peticin de herencia, como accin real que es, no
prescribe extintivamente por el simple transcurso de los plazos que indica el
precepto, sino que prescribe segn la norma del artculo 2517 del Cdigo Civil,
que regula la prescripcin extintiva de las llamadas acciones propietarias,
por la prescripcin adquisitiva por un tercero del derecho real de herencia6.
De esta manera, los plazos de prescripcin extintiva de la accin de peticin
de herencia se encuentran determinados por los plazos de prescripcin
adquisitiva del derecho real de herencia (diez y cinco aos, segn el caso).
3. El problema que se ha planteado al respecto ha sido desde cundo
deben contarse los sealados plazos de prescripcin.
En el fallo que comentamos, la corte considera que el plazo para el cmputo de la prescripcin adquisitiva comienza a correr desde que le desconocen
la calidad de herederos a los peticionarios, lo que ocurri al momento de pedirse la posesin efectiva de la herencia y no, como pretendan los demandados,
desde la muerte del causante.
Esta afirmacin de la corte requiere de algunos comentarios.
Si se trata de la prescripcin extraordinaria del derecho real de herencia
(art. 2512 N1 CC), para que se extinga por prescripcin extintiva la accin del
heredero se requieren diez aos, pero contados desde que el prescribiente posea realmente la herencia ejecutando cualquier acto que demuestre su nimo
de comportarse como seor o dueo del derecho real de herencia y no desde
la delacin de la misma7. En este caso, la posesin efectiva no ha sido otorgada
al poseedor de la herencia.
En cambio, tratndose de la prescripcin ordinaria8 de cinco aos (de
posesin real) a que se refieren los artculos 1269 y 704 del Cdigo Civil, para
que ella tenga lugar el o los herederos requieren adems que se les haya dado
la posesin efectiva de la herencia, lo que plantea el problema de determinar
si la prescripcin debe contarse desde que el falso heredero adquiere la posesin real de la herencia o desde que se le concede la posesin efectiva.
Aunque la doctrina y jurisprudencia no han sido uniformes en este
punto, estimo que el plazo de cinco aos de prescripcin debe contarse desde
5 Pablo Rodrguez expresa que el art. 1269 CC es acertado en cuanto no dice que la accin
prescribe sino que expira, remitindose a los plazos de prescripcin adquisitiva del mismo derecho
(Rodrguez, P: Instituciones de Derecho Sucesorio, Santiago: Editorial Jurdica de Chile, 1994), t.ii, p. 98.
6 Domnguez y Domnguez, op. cit. en n.1, pp. 1185-6; Elorriaga, op. cit. en n.3, p. 505; Rodrguez,
op. cit. en n.1, p. 98ss; y Somarriva, M: Derecho Sucesorio, (Santiago, Editorial Jurdica de Chile, 1996),
t.ii, pp. 521-3.
7 Elorriaga, op. cit. en n.3, pp. 509-10.
8 Considerada as por la mayora de la doctrina: vid. Domnguez y Domnguez, op. cit. en n.1, p. 1191;
Elorriaga, op. cit. en n.3 pp. 506-7; y Rodrguez, op. cit. en n.5, p. 106.
derecho Sucesorio
95
esta ltima fecha. En efecto, como expresa Elorriaga, tratndose de esta situacin, el artculo 704 del Cdigo Civil exige la posesin efectiva como justo
ttulo necesario para adquirir la posesin regular, requisito de la prescripcin
adquisitiva ordinaria, y esta posesin
solamente comienza cuando ste se tenga y no antes. Si un falso heredero est poseyendo,
sin justo ttulo, es un poseedor irregular, slo tiene el corpus y el animus, pero nada ms.
Si luego de ello obtiene la posesin efectiva; esto es, obtiene el justo ttulo, solamente a
partir de ese momento tendr la posesin regular. No puede agregarse a ella el tiempo
en que el falso heredero estuvo poseyendo irregularmente. El plazo de cinco aos, desde
este punto de vista, solamente puede contarse desde que existe el justo ttulo, es decir, la
posesin efectiva de la herencia9.
9 Ibid 507.
rESPONSABILIDAD Civil
Fabin Elorriaga de Bonis
98
Responsabilidad civil
99
instancia, absuelve tanto a la empresa Banesto Leasing S.A., como al arrendatario del vehculo y a su chofer, argumentando que el hecho que generaba
la responsabilidad para todos ellos (la conduccin culpable y negligente del
chofer) no se encontraba probada, y que la prueba de la imprudencia o culpa
en la ejecucin de un hecho que sirve de fundamento a la demanda, es el antecedente necesario de la responsabilidad solidaria prevista en el artculo 174
de la ley del trnsito.
Esta realidad cambi a partir de la ley 20068, de 10 de diciembre de
2005, que modific, entre otros, el artculo 174 de la ley del trnsito. A partir
de ella el inciso segundo de este artculo dispone que
el conductor, el propietario del vehculo y el tenedor del mismo a cualquier ttulo, a
menos que estos ltimos acrediten que el vehculo fue usado contra su voluntad, son
solidariamente responsables de los daos o perjuicios que se ocasionen con su uso, sin
perjuicio de la responsabilidad de terceros de conformidad a la legislacin vigente.
100
Segn parece, y a pesar del tenor del nuevo inciso final, es tambin responsable solidario el conductor del vehculo causante del accidente y que se
encuentra sometido al sistema de leasing. Si bien la norma dice que en estos
casos la responsabilidad civil ser de cargo del arrendatario del vehculo, ello,
obviamente, no excluye la del conductor segn lo dispuesto en el inciso segundo del artculo. El sentido de la norma es limitar la responsabilidad de la
empresa de leasing, pero no eximir de responsabilidad al chofer del automvil
que culpablemente provoc los daos.
Todo lo anterior ocurre siempre que se haya solicitado la inscripcin
del contrato de arrendamiento con opcin de compra irrevocable en el Registro de Vehculos Motorizados, con anterioridad al accidente. Debe llamarse
la atencin respecto de que lo que determina la fecha no es el da del registro
del contrato a nombre del propietario, sino que la fecha en que ello se solicita.
Se cumple as con el principio imperante en materia registral segn el cual la
fecha del registro no es la de la inscripcin material de sino que la del requerimiento de inscripcin al rgano respectivo.
Responsabilidad civil
101
personas son vctimas mediatas, en la medida que el impacto del hecho ilcito
no los afecta directamente, sino que a otro individuo que es el muerto o lesionado a consecuencia del siniestro. Sin embargo, y a pesar de no haber sido
lesionados en forma directa, padecen un dao originado en el mismo hecho,
al resultar alcanzados en sus afecciones, en sus medios de subsistencia o por
los desembolsos en que deben incurrir para atender a la vctima principal. Por
eso es que Malaurie y Ayns sealan que en estos casos existen dos vctimas y
dos acciones, pero un solo hecho perjudicial7.
El perjuicio padecido por las vctimas mediatas del suceso daoso ha
sido objeto de distintas denominaciones. La doctrina francesa acu la expresin dommage par ricochet8. Literalmente significa dao por carambola,
trmino bastante ilustrativo en lo que hace a las caractersticas de este perjuicio. Tambin los franceses han hablado de perjuicio rflchis (reflejo) o por
repercusin, nociones que hacen explcita la misma idea9. La expresin dao
reflejo se ha extendido en Costa Rica10. Tambin se le ha llamado premium
affectionis, en oposicin al dao que sufre la vctima principal que algunos llaman premium doloris. As, por ejemplo, se ha resuelto en Venezuela que
respecto al presunto dao moral experimentado por la accionante, se observa que en
materia de dao moral se identifican bsicamente dos tipos, el dao sufrido por la propia
vctima o pretium doloris y el dao afectivo, pretium affectionis o mejor conocido como
dao por rebote. El primero de los nombrados es aquel dao, sufrimiento o perjuicio
moral padecido por la vctima a razn de una conducta ilcita del agente del dao, resaltando la nota de dao personalismo, el cual solo puede ser reclamado por la propia
vctima, a diferencia del dao afectivo que es aquel sufrido por familiares o parientes de
la vctima, caso que no nos ocupa hoy11.
102
1600 del proyecto de Cdigo Civil argentino de 1998, seala que damnificado
indirecto es el tercero sobre quien repercute el dao que sufre otra persona.
Sin embargo, el problema es el riesgo de que este dao pueda ser asociado a
un perjuicio indirecto, y, por lo mismo, no indemnizable. Los daos directos
son una consecuencia inmediata del hecho que los origina. En Chile, en sede
contractual, la fuente de esta distincin es el artculo 1558 del Cdigo Civil. De
acuerdo al artculo si hay dolo en el incumplimiento de la obligacin, el deudor
ser responsable de todos los perjuicios que fueron consecuencia inmediata
o directa de no haberse cumplido la obligacin o de haberse retardado su
cumplimiento, aun cuando hayan sino imprevistos. Se confirma as la regla de
que los perjuicios indirectos no imponen responsabilidad al deudor13.
Las vctimas por repercusin o rebote pueden serlo ya por daos patrimoniales, ya por daos extrapatrimoniales. En el plano mbito patrimonial,
el perjuicio se plantea para las vctimas reflejas cuando un individuo obtena
de otro algn tipo de ingreso o ganancia, y producto de la muerte o la incapacidad laboral de quien generaba estos ingresos o ganancias, ellos se dejan
de percibir, con lo que la vctima por rebote resulta afectada en su patrimonio,
a ttulo de lucro cesante14. En el mbito extramatrimonial, son vctimas por
repercusin todas las personas que sufren o padecen un dao moral por la
muerte o la lesin de la vctima inicial.
Responsabilidad civil
103
sotros los artculos 2314 y 2329 del Cdigo Civil recogen la regla de que todo
dao debe ser indemnizado. Cualquiera que ha sufrido un perjuicio tiene el
derecho a ser indemnizado.
En la prctica, algunos han credo ver un orden de prelacin de las vctimas por rebote en los nuevos artculos 59 inciso 2 y 108 del Cdigo Procesal
Penal. El primero de estos artculos permite a la vctima de un hecho punible,
deducir en el proceso penal la accin civil para perseguir las responsabilidades
civiles que puedan emanar del delito penal. Por su parte, el segundo precepto,
seala que
para los efectos de este Cdigo, se considera vctima al ofendido por el delito. En los
delitos cuya consecuencia fuere la muerte del ofendido y en los casos en que ste no pudiere ejercer los derechos que en este Cdigo se le otorgan, se considerar vctima: a)al
cnyuge y a los hijos;b)a los ascendientes;c) al conviviente;d)a los hermanos, ye)al
adoptado o adoptante.Para los efectos de su intervencin en el procedimiento, la enumeracin precedente constituye un orden de prelacin, de manera que la intervencin
de una o ms personas pertenecientes a una categora excluye a las comprendidas en las
categoras siguientes.
104
Podra pensarse que la respuesta es harto fcil: tiene derecho a la indemnizacin todo el que ha experimentado un perjuicio, con independencia
de la gravedad de este dao. Este criterio podra superar todos los inconvenientes que pudieran presentarse al respecto.
En este sentido se suele afirmar que el perjuicio por rebote es un dao
autnomo o independiente, con lo que se persigue poner de relieve que este es
un perjuicio, en principio, separado del que sufre la vctima inicial. El que es
lesionado por rebote exige la compensacin de un perjuicio propio, ejerciendo
un derecho originario18. El perjuicio por rebote o reflejo es el que han experimentado personalmente otras personas diversas de la primera vctima a consecuencia de los mismos hechos. De all que tericamente puede coexistir el
dao de la vctima inicial con el que se experimenta por rebote, situacin que
queda de suyo claro en la hiptesis de lesiones de gravedad que han afectado
a una persona y que lo daan fsica y moralmente, lo que a su turno produce
el sufrimiento espiritual de los que lo rodean. Esta autonoma aceptada por
buena parte de la doctrina moderna19, impide, en teora, que ciertos grupos de
lesionados por rebote excluyan a otros de grado posterior.
Por eso sostuvo Alessandri que pueden reclamar la indemnizacin
por dao moral todos los que sufren en razn del suceso y que los hiere en
sus propios sentimientos y efectos, aunque no sean ni herederos ni parientes, puesto que la ley no tiene en cuenta un vnculo en particular ni limita la
reparacin de este dao a determinadas personas, a pesar de que no vivan a
expensas de la vctima directa20.
Acaso este criterio de solucin es el ms sencillo. Se trata de una respuesta razonable en tres aspectos: (i) Se aplica el principio de que todo dao
debe ser indemnizado, por lo que cualquiera que ha sido afectado en sus
sentimientos podr tener derecho a esta indemnizacin. (ii) No excluye ni
incluye, a priori, a ninguna persona de los posibles sujetos beneficiados con la
reparacin. (iii) Queda separado el dao moral de otros posibles daos materiales. De esta forma, ser cuestin de cada caso determinar si el demandante
experiment o no un perjuicio moral susceptible de ser indemnizado por el
autor del dao21.
No obstante lo anterior, hay ciertas consecuencias negativas que inevitablemente se derivan de la anterior conclusin. Pero eso puede considerarse
una respuesta ms bien terica, que podr conducir, en los hechos, a solu18 Cfr. De Cupis, A: Dao: Teora General de la Responsabilidad Civil (Barcelona, Bosch, 1975), p. 651;
Bidart, op. cit. en n.15, p. 75.
19 Cfr. Vicente, op. cit. en n.6, p. 255 y Viney y Markesinis, op. cit. en n.8, p. 86.
20 Cfr. Alessandri, op. cit. en n.6, p. 463. Tambin Baudrit, op. cit. en n.10, p. 10.
21 Por eso que en Chile se afirma que todo el que haya sufrido un dao moral tiene derecho a ser
indemnizado, ya que nada se los impide, pero en definitiva solamente sern compensados aquellos
que prueben el dao que realmente han sufrido. As Diez Schwerter, J: El Dao Extracontractual.
Jurisprudencia y Doctrina (Santiago: Editorial Jurdica de Chile, 1997), p. 127.
Responsabilidad civil
105
106
tan solo a los parientes consanguneos y afines que sean acreedores de alimentos, no se podra reservarla para los parientes consanguneos y por afinidad
muy prximos (cnyuge, ascendientes, descendientes, hermanos y hermanas,
suegros y suegras, yernos y nueras, cuados y cuadas), a los parientes en
grado de suceder, o tambin a los que tengan un vnculo de parentesco consanguneo o por afinidad reconocido por la ley. El pesar experimentado, cuya
reparacin se asegura, no se limita a unas u otras de esas categoras, rebasa el
crculo mismo de la familia, y es susceptible de afectar a cualquier persona23.
Si fuese de esta manera la predicada independencia del perjuicio por
rebote impedira la creacin de una suerte de orden de prelacin entre sujetos ms cercanos a la vctima y los ms lejanos, en el cual la indemnizacin
de aqullos excluye la de stos. En virtud de este orden se creara la premisa
de que la compensacin de los sujetos ms cercanos a la vctima inicial debe
considerarse reparacin suficiente del mal causado, con independencia del
dao real o efectivo que puedan haber sufrido otras personas o parientes ms
lejanos. Y ocurre que los propios Mazeaud y Tunc, concientes de todas las
dificultades que puede acarrear la absoluta independencia del perjuicio por
rebote, escriben que la accin indemnizatoria debiera ejercerse en nombre de
la familia,
por el cnyuge; a falta de este, por el pariente ms prximo en grado; de faltar el mismo,
por el pariente del grado subsiguiente; y, si varios parientes se encontraran en el mismo
grado, cabra zanjar el conflicto susceptible de plantearse entre ellos concedindole preferencia al de ms edad (...) no conviene admitir al menos que la accin de las personas
ms allegadas al difunto agote normalmente la de las personas que se encuentran en un
grado ms lejano de parentesco por consanguinidad o afinidad? (...) As, salvo lo excepcional, no se ejercitaran sino tres acciones y adems no seran ejercitadas simultneamente sino rara vez: la de los padres, la del cnyuge y la de los hijos24.
24 Ibid 453-4.
Responsabilidad civil
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Responsabilidad civil
111
moral, con lo que quedan liberados de probar este sufrimiento, a menos, claro
est, que exista separacin o divorcio entre los cnyuges, o distanciamiento entre padres e hijos, ya que en dichas hiptesis debern probar el perjuicio moral
que supuestamente les ha ocasionado el hecho35. El resto de los perjudicados
tambin cuentan con el derecho a la indemnizacin por el dao moral, pero
no son beneficiados por presuncin alguna. Ellos deben acreditar suficientemente el perjuicio moral que reclaman36. As, por ejemplo pueden pretender
la indemnizacin por dao moral los novios y novias37; o las personas que han
criado a un menor como si fuese su hijo38; o quien conviva de hecho con la
vctima inmediata, a condicin que prueben rigurosamente su dao39.
(ii) En contraste con este criterio en favor de la indemnizacin del dao
moral de las vctimas reflejas en caso de muerte de la vctima inicial, la misma
jurisprudencia es ms reticente en lo que se refiere a las lesiones que pueden
haber afectado a aqulla.
La jurisprudencia civil francesa resolvi durante muchos aos que si la
vctima haba sobrevivido a un accidente, sus parientes no estaban legitimados para obtener la indemnizacin del dao moral40, y que para que ello fuere
factible era indispensable que se probara que el perjuicio experimentado era
de una naturaleza absolutamente excepcional por su gravedad, lo que la llev
a rechazar la mayor parte de las demandas41.
Pero desde hace unos treinta aos esta postura fue desapareciendo en
los fallos civiles. El criterio de solucin se mantiene, sin embargo, dentro de
la jurisdiccin penal, y los parientes de la vctima que slo ha sido lesionada,
no pueden pretender la indemnizacin por el sufrimiento personal que les
caus la lesin ajena, pues ella slo puede ser obtenida por el personalmente
afectado por el hecho42.
El mismo principio se ha venido imponiendo en la jurisprudencia espaola, en la que se exige que las lesiones de la vctima inicial sean muy graves
para que el dao moral por rebote sea objeto de compensacin econmica43.
Esta ltima solucin parece comprensible siempre que el objetivo es
priorizar la indemnizacin del ms afectado con el hecho daoso. Con todo,
es muy importante que ella no se presente como una regla absoluta, ya que
de lo contrario puede llevar a resultados muy difciles de aceptar en justicia.
Una grave lesin fsica provocada a un hijo o la agresin sexual de la que puede haber sido vctima, indudablemente que causa un gravsimo sufrimiento
35 Cfr. Mazeaud y Tunc, op. cit. en n.22, pp. 460 y 461 y Viney y Markesinis, op. cit. en n.8, pp. 82-3.
36 Cfr. Viney y Markesinis, op. cit. en n.8, p. 83.
37 Cfr. Mazeaud y Tunc, op. cit. en n.22, p. 460 y Viney y Markesinis, op. cit. en n.8, p. 84.
38
Cfr. Mazeaud y Tunc, op. cit. en n.22, p. 460.
39 Ibid.
40 Cfr. Mazeaud y Tunc, op. cit. en n.22, p. 461 y Viney y Markesinis, op. cit. en n.8, p. 92.
41 Cfr. Mazeaud y Tunc, op. cit. en n.22, p. 462 y Viney y Markesinis, op. cit. en n.8, p. 92.
42 Cfr. Viney y Markesinis, op. cit. en n.8, pp. 92-3.
43 Cfr. Vicente, op. cit. en n.6, p. 221.
112
44 En las sentencias nacionales son frecuentes ciertas declaraciones que niegan cualquier criterio
de orden restrictivo a la hora de fijar los legitimados para obtener una indemnizacin a ttulo de
dao moral. As, por ejemplo, se ha declarado que para que exista dao moral basta el parentesco y
la relacin afectiva, sin importar si haba o no otros herederos de mejor derecho (cfr. 53 RDJ (1956),
p. 38); que la muerte de un familiar cercano produce naturalmente un sufrimiento irreparable (cfr.
87 RDJ (1990), p. 138); que el dao moral no slo puede ser reclamado por la vctima directa en
los hechos ilcitos sino que tambin por todos aquellos que de alguna manera lo sufren en sus
propios sentimientos, recibiendo los efectos del suceso antijurdico (cfr. 87 RDJ (1990), p. 141); y que
tratndose del dao moral pueden hacer efectiva la responsabilidad del culpable la vctima directa o
inmediata y los que sin tener esa calidad tambin lo sufren en razn de que el dao inferido a aqulla
los hiere en sus afectos y sentimientos, aun cuando no sean sus herederos o parientes (cfr. 301 FM
(1983), p. 765).
45 Cfr. 87 RDJ (1990), p. 167.
46 Cfr. 88 RDJ (1991), p. 141.
47 Cfr. 301 FM (1983), p. 765 y 80 RDJ (1985), p. 287
48
Cfr. 88 RDJ (1991), p. 88.
49
Cfr. 284 FM (1982), p. 275.
50 Cfr.131 GJ p. 92, 309 GJ, p. 174 y 82 RDJ (1985), p. 11.
51
Cfr. 80 RDJ (1983), p. 51.
52
Cfr. 275 FM (1981), p. 480.
53 Cfr. 53 RDJ (1956), p. 38 y Corte Suprema, 6 de noviembre de 2000 (Lexisnexis: 17582).
54 Cfr. Corte Suprema, 8/11/2000 (Lexisnexis: 17529) y 22/11/2001 (Lexisnexis: 25293).
55
Corte Suprema, 22/11/2001 (Lexisnexis: 25293).
56 Cfr. 78 RDJ (1981), p. 120.
Responsabilidad civil
113
reparacin a la hija legtima por los perjuicios que le ocasionaron las lesiones
que sufri el padre en accidente de trnsito57; a los padres naturales por las
lesiones sufridas por su hija58; a los padres legtimos por las lesiones sufridas
por su hijo59 y a la madre por los daos perpetrados al hijo60.
Estos mismos criterios se mantienen en sentencias recientes, que no reconocen algn tipo de criterio limitativo en lo que se refiere a la reparacin del
dao moral de las vctimas por rebote, ni tampoco establecen algn tipo de
orden de prelacin en el que los perjudicados ms cercanos al principalmente
afectado sean preferidos a los ms lejanos.
As, por ejemplo, ante la muerte de un sujeto, se ha otorgado indemnizacin por dao moral conjuntamente a sus padres y a sus hermanos61; a
su conviviente, a su hijo menor y a su madre62; tambin se ha concedido la
misma indemnizacin a la madre en conjunto con a las hijas del fallecido63;
al nieto en conjunto con los hijos del fallecido64; e incluso a la conviviente, al
hijo y a la hija pstuma del occiso en el hecho ilcito. En este ltimo caso se
declar que
puede demandar el dao moral la vctima inmediata o directa, esto es, la persona en
quien recae la lesin, y los que tambin lo sufren en razn de que el dao inferido
a aqulla los hiere en sus propios sentimientos o afectos. Respecto de estos ltimos
debe aplicarse el principio general que sostiene que tienen derecho a la indemnizacin aquellos que han sufrido dao, sin limitarlo a determinadas personas o pocas
puesto que la ley no lo hace. En efecto, el principio imperativo sustentado por el
artculo 2314 del Cdigo Civil, es que todo dao proveniente de un hecho ilcito debe
ser indemnizado. As pueden exigir la indemnizacin aqullas que indirectamente,
aunque de un modo real y efectivo, sufran las consecuencias del hecho culpable [... .]
En consecuencia, no habiendo establecido la ley limitantes, no resulta pertinente exigir, del que reclama la indemnizacin, determinadas caractersticas, como tampoco
que el dao que ha padecido debi sufrirlo en forma coetnea con la realizacin del
hecho ilcito65.
114
68 Sobre el particular Elorriaga De Bonis, F: Novedades judiciales en torno al dao moral por
repercusin, en Estudios de Derecho Civil II, Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Olmu (Santiago:
Lexisnexis, 2007), pp. 297ss.
69
Rol IC 10060/2000.
Responsabilidad civil
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Responsabilidad civil
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118
Por otro lado, el fallo reitera ciertas normas chilenas que, a su juicio, serviran
para establecer un orden de prelacin entre las vctimas por rebote. Sostiene
la sentencia que
el problema de la titularidad de la accin no se puede resolver con la interpretacin ni
gramatical ni histrica del texto, y por ello debe buscarse la solucin en los elementos
de interpretacin sistemtica y analgica. En tal sentido hay a lo menos dos normas. La
ley 16744 previene que producida la muerte de un trabajador, segn los artculos 43 y
siguientes establece la ley un orden: la cnyuge y los hijos, respecto de sus ascendientes
slo si causan asignacin familiar, si no es as se limita a los anteriores. Otra norma es
el artculo 14 de la ley 16643 sobre Abusos de Publicidad que en caso de fallecimiento o
impedimento de rectificacin lo entrega a la cnyuge, padres, hijos o hermanos. Vemos
entonces que hay implcito un orden de prelacin sobre los derechos y acciones de un
difunto, en todos ellos el primer lugar es de la cnyuge sobreviviente e hijos, como se
deduce del artculo 34 de la ley 16.643 (c.5).
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Finalmente, la Corte vuelve sobre el argumento acaso ms determinante, que es el probatorio, afirmando que
no basta la prueba del hecho externo que lesion a la vctima principal, sino que debe
probarse, adems, que este atentado perturb la estabilidad familiar del tercero repercutido. Se perturba sta, cuando la vctima directa y el tercero repercutido vivan juntos,
constituyendo un hogar comn, fundado en vnculos de afecto o parentesco, y con un espritu de apoyo recproco, en base a todo lo cual emprenden un proyecto de vida familiar.
La desgracia, la ofensa o el abuso que afecte a uno de sus miembros produce una ruptura
de este proyecto de vida y un quiebre de la paz o quietud del hogar inviolable (c.6).
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Sin embargo, como se dijo, esta postura no es la que qued fijada en Camus y otros con Municipalidad. Producto de la cada de una pasarela peatonal
en la noche ao nuevo, falleci una menor de 14 aos, por lo que sus padres,
abuelo y hermano, demandaron a la Municipalidad de Valparaso. En fallo de
fecha 6 de octubre de 2004, la Corte de Apelaciones de Valparaso, excluy de
la indemnizacin al hermano de la menor, y aunque se extiende con largueza
respecto del problema de la legitimacin activa para demandar el dao moral
por parte de las vctimas por repercusin, no lo hace con mucha claridad ni
orden en sus ideas81.
La Corte de apelaciones vuelve a reproducir los conceptos de loss of
consortium, dependat in law y de loss of society y la de herederos forzosos del
Derecho argentino como criterios ordenadores de los lesionados por rebote
que ya haba introducido en Alarcn y otra con Codelco, pero nuevamente lo
hace sin mayores explicaciones, y siempre a ttulo enunciativo. Sin embargo, a
diferencia de los casos anteriores, ahora trata de establecer la legitimacin de
las vctimas para ser indemnizadas sobre la base del dao efectivamente padecido por ellas, entendiendo que el sufrimiento o el dolor no son por s solos
un dao moral si no van unidos a un detrimento real y probado de algunos de
los atributos inherentes a la personalidad, con lo que
no basta la prueba del hecho externo que lesion a la vctima principal, sino que debe
probarse, adems, que este atentado perturb la estabilidad familiar del tercero repercutido (c.2).
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Relacin de causalidad
Como es ampliamente sabido, para que surja la responsabilidad civil
extracontractual no basta con un hecho ilcito imputable a culpa o dolo de
otro, ni siquiera basta con que se haya producido un dao, sino que es adems
necesario una relacin de causalidad entre el hecho ilcito y el perjuicio que
se ha producido. Se trata de que el dao sea una consecuencia o efecto de la
actuacin ilcita. En caso contrario el autor no es responsable del perjuicio
aun cuando haya actuado culpable o dolosamente.
Para buena parte de la doctrina este requisito de la responsabilidad civil
aquiliana est previsto entre nosotros en los artculos 2414 y 2329 del Cdigo Civil. Segn el primero el que ha cometido un delito o cuasidelito que
ha inferido dao a otro, es obligado a la indemnizacin, de lo que se colige
sin mayores dificultades que el dao debe ser el resultado del hecho ilcito y
no de otra causa. De conformidad al segundo artculo, todo dao que pueda
imputarse a malicia o negligencia de otra persona, debe ser reparado por sta,
lo que indica que solamente aquellos daos atribuibles a la culpa o dolo del
agresor son los que comprometen su obligacin de reparacin, y los perjuicios
que no sean susceptibles de esta imputacin84.
Existe relacin de causalidad cuando el hecho ilcito es la causa directa
y necesaria del perjuicio, esto es, cuando sin haber mediado tal acto u omisin,
el dao no se hubiere producido. No se trata ms que del vnculo que encadena una accin u omisin con el resultado que se produce como consecuencia
necesaria, directa y lgica de dicha actuacin u omisin.
Durante el ao 2005, la Corte Suprema dict dos sentencias que inciden directamente en la cuestin del vnculo causal. La primera en Labbe con
Baeza y la segunda en Sociedad Constructora y otros con EMOS. Sin embargo, el elemento relacin causal juega en los dos fallos en un sentido diferente.
Mientras en el primero se recurre a este elemento para hacer procedente la
indemnizacin, en el segundo se denuncia la ausencia de este requisito con el
objeto de desestimar la demanda deducida.
En efecto, en Labbe con Baeza las partes suscribieron un contrato de
promesa de compraventa en el que establecieron una multa por incumplimiento, la que fue garantizada mediante la entrega de un cheque que qued en
84 Para esta cuestin Alessandri, op. cit. n.15, pp. 238ss.; Dez, op. cit. en n.21, pp. 71ss.; Rodrguez
Grez, P: Responsabilidad Extracontractual (Santiago, Editorial jurdica de Chile, 1999), pp. 369ss.
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En la especie una inmobiliaria inici los trabajos para lotear y urbanizar unos inmuebles y vender los sitios resultantes. No se habra advertido, sin
embargo, que en el lugar no era factible dotar de agua potable a los terrenos
por estar fuera del radio de accin de EMOS. Por esta razn el proyecto fue
abandonado y la inmobiliaria cay en insolvencia. No pudo asumir el pago
de su pasivo y los bancos que haban extendido los crditos recibieron muchos de los sitios del proyectado loteo en parte de pago. Luego de eso, en
1991, EMOS, ante la necesidad de abastecer de agua a parte de la comuna de
La Florida, requiri contar con estanques ubicados precisamente en dicho
lugar, y ante la imposibilidad de comprar a uno de los bancos por la falta de
urbanizacin, se debi recurrir al procedimiento expropiatorio contemplado
en la ley 18777.
Un ao despus, la sociedad demandante procedi a adquirir los lotes
restantes, con el objeto de desarrollar en ellos un gran proyecto habitacional
y la construccin de viviendas particulares. Luego de ello EMOS dio inicio a la
construccin de una serie de estanques de agua en los sitios que haba adquirido mediante expropiacin.
Sostiene la demandante que esta construccin se efectu sin los permisos municipales respectivos, lo que comprometa la responsabilidad civil
de la empresa ejecutora del proyecto por los daos causados, consistentes en
que el proyecto inmobiliario result seriamente afectado, por la prdida de
valor comercial de los terrenos ante la presencia de los grandes y antiestticos
estanques; por la imposibilidad material de desarrollar el proyecto de urbanizacin en la forma planificada; por el riesgo que significa la presencia de
dichos estanques y por el significativo impacto ambiental que ellos tienen en
el lugar. Adems, sostuvo que exista responsabilidad civil de la municipalidad
de La Florida, porque ella no supervis esta construccin, permiti que ella se
efectuara en forma ilegal, sin permisos de construccin y sin cumplir con las
normas ambientales ni las normas de urbanismo y construccin.
La sentencia de primera instancia, librada con fecha 10 de septiembre
de 1998 por el octavo juzgado civil de Santiago, rechaz la demanda, pues,
entre otras cosas, entendi que ms all de si los permisos de obras eran o
no necesarios, en la especie no exista relacin causal entre su omisin y los
perjuicios producidos. De acuerdo al tribunal, no parece que pueda desconocerse la existencia de perjuicios derivados de la desvalorizacin comercial de
los inmuebles de los demandantes, que hicieron perder el atractivo esttico
del lugar, pero esta existencia constituye un hecho independiente del permiso municipal de construccin, puesto que los estanques existen, con o sin el
permiso correspondiente, sin haberse establecido que de haberse obtenido
estas autorizaciones ellos debieran haber sido negadas. En otras palabras, el
hecho de no haberse obtenido el permiso respectivo de la Direccin de Obras
no significa, inequvocamente, que los estanques no hubiesen sido construi-
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Ello porque tanto los tribunales de instancia como la Corte Suprema, slo
afirman lo obvio, esto es que para que se configure la responsabilidad civil
extracontractual es necesario que exista y se acredite una accin dolosa o
culpable de parte del victimario.
Sin embargo, esto que parece una obviedad, es el gran mrito de estos
pronunciamientos, en la medida que en la actualidad asistimos a un escenario
en que en la responsabilidad civil lo esencial parece haberse olvidado o haber
quedado tan postergado que cuesta trabajo encontrar en ciertas decisiones
judiciales condenatorias este bsico elemento de la responsabilidad aquiliana.
En este sentido, las sentencias dictadas en este pleito, slo pueden ser calificarse de muy sensatas, pues no hacen ms que decir una cuestin jurdicamente
evidente, pero a veces olvidada, y que no es otra que no existe responsabilidad
civil extracontractual si no se produce un hecho verdaderamente culpable.
Hoy es lugar comn afirmar que durante los ltimos aos la responsabilidad civil viene sufriendo profundas transformaciones. El creciente aumento de los riesgos y la exigencia de un mayor grado de responsabilidad
en las actuaciones han determinado que el dao se haya transformado en el
ms relevante de los elementos de la responsabilidad extracontractual. Con el
tiempo se ha ido acentuando y a veces exagerando, la funcin reparadora
de la responsabilidad civil. As, se ha postergado en muchos casos la importancia del resto de los elementos que le dan su forma. Se han multiplicado las
presunciones de responsabilidad destinadas a alivianar la prueba de la culpa
del victimario, haciendo menos dificultosa la reparacin del perjuicio. Han
aumentado las hiptesis de responsabilidad objetiva o por riesgo, en las que
acreditndose el dao sufrido se configura la obligacin de repararlo, con independencia de que exista o no culpa o dolo del victimario. Tambin han adquirido alguna presencia las denominadas indemnizaciones equitativas, que
ms que compensar a la vctima persiguen socorrerla, y que son procedentes
aun cuando en rigor no debiera otorgarse la indemnizacin de perjuicios por
no concurrir todos los elementos que configuran la responsabilidad civil85. Incluso ms, se advierten una serie de pronunciamientos judiciales en los que
el vnculo causal entre el hecho ilcito y el dao es francamente muy difcil de
encontrar debido a que el dao presenta una ostensible lejana con el hecho
que supuestamente lo origina86.
85 As, por ejemplo, de conformidad a los arts. 1976 y 1977 del Cdigo Civil peruano de 1984, no
hay responsabilidad por el dao causado por persona incapaz que haya actuado sin discernimiento,
en cuyo caso responde su representante legal. Si la vctima no ha podido obtener reparacin en el
supuesto anterior, puede el juez, en vista de la situacin econmica de las partes, considerar una
indemnizacin equitativa a cargo del autor directo.
86 Sobre este particular Barros Bourie, E: Tratado de Responsabilidad Extracontractual (Santiago,
Editorial Jurdica, 2007), pp. 57ss.; Corral Talciani, H: Lecciones de Responsabilidad Civil Extracontractual
(Santiago, Editorial Jurdica, 2003), pp. 99ss. y Rodrguez, op. cit. en n.84, pp. 80ss.
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Derecho comercial
Felipe Muoz Benavente
CHEQUES
Cancelacin del cheque como requisito
para que el banco librado lo pague
Respecto de la cancelacin de un cheque, como exigencia o requisito para que
el banco librado lo pague correctamente, el tribunal supremo tuvo oportunidad
de pronunciarse en la causa Elena del Carmen Sierra Contreras contra BCI.
La cuentacorrentista Sierra Contreras demand al referido banco por
incumplimiento del contrato de cuenta corriente y de indemnizacin de perjuicios, basada en el hecho que gir un cheque por una suma determinada,
mismo que fue cobrado meses despus, por un tercero distinto a su beneficiario y por una suma diferente a la consignada por ella en el formulario cheque,
el que fue pagado por el banco librado, pese a su adulteracin.
Postula en su demanda que al contrato de cuenta corriente bancaria le resulta aplicable el artculo 27 de la ley de cuentas corrientes bancarias y de cheques
(DFL N707/L 18127/Justicia/1982, sobre cuentas corrientes bancarias y cheques),
que dispone que la persona a quien se pague un cheque lo cancelar aunque estuviera extendido al portador, precepto que se habra infringido por la demandada,
pues no se exigi al momento de cursar su pago, que quien se present a cobrarlo,
-una supuesta mandataria de la beneficiaria-, cancelara el cheque en cuestin.
El Banco demandado contest la demanda arguyendo que el cheque en
comento no mostraba seales de haber sido adulterado, pues no tena raspaduras ni enmendaduras, y la firma del librador no era visiblemente disconforme, de modo que, conforme al artculo 16 NN1 y 2 de la ley de cheques, no le
caba responsabilidad alguna en los hechos expuestos. Aade que la persona
que cobr el cheque present un poder suscrito ante notario por la beneficiaMuoz | Derecho Comercial
3 Rev D. UAI (2013) 133-154
2013 Felipe Muoz Benavente
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debe abstenerse de pagar cheques si la firma del librador es visiblemente disconforme, o si el cheque tiene alteraciones notorias o si el cheque no es de la
serie entregada al librador. As lo entiende la Corte Suprema, hacindose eco
del criterio establecido por los tribunales de grado inferior en esta causa.
Pero an ms, si la falsificacin del cheque se limita al endoso, la ley de
cheques establece que el librado no ser responsable sino en el caso de cursar el
pago sin haber verificado la identidad de la persona que lo cobra. Es decir, en
el caso especfico de los endosos, el legislador impone una exigencia al banco librado, pues antes de pagarlo, debe verificar la identidad de la persona que, como
endosatario del cheque, se presenta como su legtimo tenedor. Y ocurre que no
existe ninguna disposicin semejante en la ley de cheques acerca de la cancelacin del cheque. Es decir, no se le ha tratado por el legislador como un acto,
formalidad o requisito que pueda irrogar responsabilidad al librado al pagar un
cheque. A esta misma conclusin arriba el sentenciador de primer grado, que
en el considerando 13 de su sentencia, expresa que el hecho de no haber solicitado la cancelacin del cheque no es un argumento que pueda ser acogido por el
tribunal, porque esta exigencia est establecida con la finalidad de acreditar el
pago del documento del beneficiario. Por su parte, el fallo de alzada abona esta
ratio decidendi, al agregar que no existe relacin de causalidad entre la omisin
acusada no pedir la cancelacin del cheque- y el dao que se dice producido,
porque an de haber exigido el banco tal cancelacin y realizada sta, de todas
formas el dao se habra producido igual, pues se habra pagado el documento
falsificado con el consiguiente perjuicio para la demandante.
De este modo, el Tribunal Supremo, acertadamente, confirma los fallos
de los tribunales de instancia, desechando los recursos de casacin intentados
por la demandante.
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Sostiene el ministro que es a todas luces evidente que la fecha del cheque no es la que aparece consignada en l, sino la que se ha acreditado en el
expediente haber sido la fecha de su expedicin real o material. As las cosas,
el cheque caducado no pudo haber sido el cuerpo del delito a travs del cual
se ha configurado un delito de giro doloso de cheques.
En efecto, a partir del principio iura novit curia y por un simple sentido
de justicia, aunque no hubiese sido materia o fundamento del recurso de
amparo en comento, nos paree que el tribunal supremo, percatndose que
el cheque que motivaba el auto de procesamiento estaba caducado, debi corregir esta irregularidad, acogiendo el amparo, con lo que el juez de grado se
hubiese visto forzado a estudiar el punto en profundidad.
En trminos muy amplios, el cheque debe ser el ttulo o documento
de carcter econmico ms comn en el mundo de los negocios. Podemos
conceptualizarlo como un documento escrito correspondiente a cierta suma
de dinero que, a presentacin del documento, se retira de un depsito previo
desde una institucin bancaria1.
Es evidente que un cheque caducado, esto es, un cheque que ha perdido
toda su eficacia o vigor jurdico, no puede dar lugar a ninguna accin judicial,
pues de l no surgen los derechos y acciones que nacen de un cheque extendido en tiempo y forma o, si se quiere, dentro de plazo til. Acontece que la
caducidad, como instituto jurdico afecta a este documento, privndolo de sus
efectos normales.
Se suele decir que el trabajo de Grawein2 es el ms influyente en la
determinacin de los efectos del tiempo sobre los derechos (o sea, los plazos).
l seala cinco casos en que el vencimiento de un plazo legal extingue un
derecho, a saber: la caducidad legal, la prescripcin y figuras semejantes, la
usucapin, los plazos presuntivos y los plazos preclusivos.
En la caducidad legal, el tiempo es la medida de duracin de la eficacia
de un hecho que puede crear un derecho. De modo que por caducidad legal
entendemos la extincin que afecta a un derecho que por su naturaleza tiene una duracin determinada por el slo transcurso del tiempo fijado para
su vigencia, sin necesidad de requerir un hecho externo que ponga fin a su
existencia. As es como, por ejemplo explica Caizares3- para la ejecucin
de determinados actos jurdicos cambiarios, la ley establece un plazo con el
significado de que, realizado en tiempo oportuno, el acto en cuestin provoca
la existencia actual de una prestacin cambiaria. Si, por el contrario, se efecta
tras el vencimiento del plazo, queda sin la mnima eficacia jurdica.
La caducidad es, entonces, una situacin extraordinaria y se sustenta
en la naturaleza misma del derecho al que afecta, ya que se trata de un dere1 Vid. Vsquez Mndez, L.G: El Cheque (Santiago: Editorial Jurdica de Chile, 1958,), p. 18.
2 Vid. Grawein, A: Verjiirung und Gesetziiche Befrstung, (Leipzig, 1880).
3 Vid. Caizares Lazo, A: La Caducidad de los Derechos y Acciones, (Madrid: Civitas, 2001), p. 15.
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cho de vida limitada, respecto del cual el tiempo es la medida de vigencia del
derecho. El fundamento de la limitacin de estas facultades se encuentra en
el inters del legislador de restringir su existencia con finalidades de certeza o
seguridad jurdica. Por lo que para su extincin bastar el mero transcurso del
tiempo fijado al efecto por el legislador, sin que sea necesario otro requisito
adicional, como la inactividad del acreedor. Por su parte, la doctrina nacional,
representada por Alessandri, define la caducidad como la extincin ipso jure
de la facultad de ejercer un determinado derecho4. Segn afirma reiteradamente nuestra jurisprudencia sobre la caducidad de un documento de pago,
el perjuicio de los documentos constituye caducidad de acciones, con lo cual se liberan
de responsabilidad los llamados obligados por garanta, tales como el girador de la letra,
sus endosantes y por regla general sus avalistas. Se mantiene la accin en contra del aceptante de la letra, del suscriptor del pagar u otros obligados de igual calidad5.
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Ahondando en estos argumentos, en concepto del recurrente el tribunal de grado no tena facultades para definir la caducidad de los cheques, por
cuanto esta situacin es un hecho que se debe determinar por la voluntad de
las partes o por el banco librado, pues la propia ley establece que es el banco
librado la entidad llamada a establecer la caducidad de un cheque dentro de
los plazos legales y en atencin a las instrucciones que recibe del girador. En
otras palabras, el tribunal no puede calificar esta situacin de hecho que ocurre entre el librador y el librado, lo que se evidencia en el hecho de que el tribunal no sabe si en el momento de la presentacin a cobro del cheque exista
un acuerdo o prorroga (revalidacin) del cheque en cuestin, de conformidad
al artculo 24 inciso 2 de la ley de cheques; cuestin que tambin importara
una violacin del artculo 1545 del Cdigo Civil, al vulnerarse la ley del contrato al desconocerse la voluntad de las partes.
Hacindose cargo de stos argumentos, los considerandos 3, 4, 5 y 6 del
fallo del tribunal supremo los desechan, haciendo una exgesis del artculo 23
en comento, concluyendo que el plazo para el cobro del documento cheque
necesariamente debe contarse desde su fecha, la que no puede sino corresponder a la
que aparece estampada en tales documentos como la de su emisin,
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PAGAR
Excepcin de falsedad del ttulo, artculo 464 N6 del Cdigo de Procedimiento Civil. Pagar suscrito en blanco. Autorizacin del suscripto
de la firma del pagar por notario pblico
En la causa Banco BHIF con Ana Mara Arteaga Scheaffer, en que se ejecuta
un pagar, la ejecutada opone la excepcin recogida en el artculo 464 N6 del
Cdigo de Procedimiento Civil, esto es, la falsedad del ttulo12.
Este juicio nos permite comentar acerca de una prctica habitual en el
mbito de los crditos otorgados por instituciones bancarias y financieras, en
que el deudor o mutuario debe suscribir pagars u otros efectos de comercio
a favor de su acreedor, a fin de facilitar el cobro de su deuda en caso de mora,
aunque por la rapidez del negocio y cierto grado de informalidad, se suelen
firmar tales documentos en blanco, los que ms tarde se llenan por el ejecutivo que coloc la operacin, de acuerdo a lo pactado, para que finalmente,
horas o das despus, un notario pblico, en las oficinas del banco o la financiera, termine autorizando la firma estampada por el deudor o mutuario en
el pagar que ha suscrito.
En el caso en referencia, la ejecutada basa su excepcin en que el pagar
que se le cobra no es autntico, toda vez que no fue otorgado ni autorizado
por ella de la manera que en el ttulo se expresa, pues nunca concurri a la
notara del notario que aparece autorizndolo, ni a ninguna otra notaria a
suscribirlo. Agrega que ella lo firm en el banco y, al momento de suscribirlo,
ste tena solamente la suma a pagar por conceptode capital. No tena ninguna otra mencin. Sostiene que ms tarde, con posterioridad a su firma y
11 86 RDJ (1986), seccin 1, p. 80; Repertorio de Legislacin y Jurisprudencia, Tomo 3, (Santiago,
Editorial Jurdica de Chile, 1999), p. 150, Corte Suprema, fallo de 18 de julio de 1989.
12 Art. 464 CPC: La oposicin del ejecutado slo ser admisible cuando se funde en alguna de las
excepciones siguientes: 6 La falsedad del ttulo;.
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SEGUROS
Reticencias del asegurado. Rescisin o nulidad del contrato de seguro.
Liberacin de cobertura por parte del asegurador
En la causa arbitral Pineda con Compaa de Seguros, nos permite analizar uno
de los institutos ms curiosos del seguro. Nos referimos a las reticencias, en
cuya virtud el asegurador puede rechazar la cobertura de un seguro que l ha
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La clusula 6 de las condiciones generales de la pliza en referencia, seala que el contrato se ha celebrado bajo fe de la exposicin que el asegurado
ha hecho de los siguientes aspectos: (a) valor de los bienes muebles e inmueble asegurados; (b) destino y uso de los inmuebles asegurados; (c) destino y
uso de los bienes muebles que se contienen en el bien inmueble asegurado; (d)
iguales circunstancias de inmuebles vecinos; y (e) de todas las referencias y
antecedentes que puedan influir en la precisin de los riesgos asegurados. De
modo que, cualquier engao, fraude, alteracin u ocultamiento en estos datos
por parte del asegurado, generaran su reticencia y el derecho del asegurado
a exigir la rescisin del contrato de seguro, abstenindose de todo pago por
concepto de indemnizaciones. Hechas valer estas reticencias por la demanda,
en definitiva no le fueron acogidas.
Pues bien, en trminos generales, la reticencia, como expresin de la
mxima buena fe que debe regir en los contratos de seguro, es una excepcin
perentoria que excusa el pago de la indemnizacin demandada, liberando al
asegurador de toda responsabilidad y compromiso respecto de la indemnizacin del siniestro respectivo. La reticencia, as conceptualizada, debe ser alegada judicialmente, como accin directa o como excepcin perentoria, a fin
de obtener la rescisin del respectivo contrato de seguro26. Son los artculos
556 N1 y 557 del Cdigo de Comercio, en cuanto sealan que el asegurado
est obligado a declarar sinceramente todas las circunstancias necesarias para
identificar la cosa asegurada y apreciar la extensin de los riesgos y los efectos
de la contravencin de esta obligacin, los que reglan el instituto de la reticencia en el mbito de los seguros, debiendo aadirse que el seguro se rescinde
por las reticencias, ocultamiento o faltas a la verdad del asegurado respecto de
aquellas circunstancias que pudieran retraer al asegurador de celebrar el contrato de seguro, o, al menos, llevarlo a contratar con modificaciones sustanciales en las condiciones del seguro. En el fondo, se est solicitando al asegurado
una declaracin sincera y real acerca de todas las circunstancias necesarias
para identificar cabalmente la cosa asegurada y apreciar correctamente la extensin de los riesgos que puede enfrentar, datos inestimables para cualquier
asegurador prudente y que requiere conocer al tiempo de celebrar el contrato
de seguro.
la celebracin del contrato o producir alguna modificacin sustancial en sus condiciones;
2 Por inobservancia de las obligaciones contradas;
3 Por falta absoluta o extincin de los riesgos. Si la falta o extincin de los riesgos fuere parcial, el
seguro se rescindir parcialmente.
Art. 558 CCom: Pronunciada la nulidad o la rescisin del seguro por dolo o fraude del asegurado,
el asegurador podr demandar el pago de la prima o retenerla, sin perjuicio de la accin criminal,
aunque no haya corrido riesgo alguno.
26 En principio, no se divisa inconveniente en que los contratantes acuerden modificar los efectos
y alcances de la reticencia, mediante declaraciones y acuerdos expresos, salvo que ellos constituyan
condonacin del dolo futuro, lo que est vedado, por aplicacin del art. 1465 CC, in fine, que lo
prohbe expresamente.
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En efecto, no cuesta nada entender que el incentivo a transferir las consecuencias patrimoniales de un riesgo propio a un tercero, el asegurador, es
enorme, sobre todo a un precio razonable. Pero desaparecera todo el equilibrio contractual y la simetra del seguro, si al asumir el riesgo del asegurado,
el asegurador lo hiciese en ignorancia de determinadas circunstancias, hechos
o caractersticas del objeto asegurado o del entorno donde ste se encuentra,
que le hubieren permitido apreciar los riesgos de la cosa asegurada de una manera distinta, en trminos tales, de no contratar o de hacerlo en forma distinta.
El punto est en que el asegurado puede faltar a la buena fe que se le
exige en estas materias, ya dolosamente, es decir ocultando ex profeso tal informacin y antecedentes, o bien, puede ocurrir que sea descuidado o negligente
al declarar los riesgos y circunstancias de la cosa asegurada e, incluso, puede
simplemente tratarse de una omisin inadvertida de tales datos. Tal conducta
abusiva puede ser, desde luego, de difcil prueba. Para determinar si una determinada informacin de esta clase se ocult u omiti dolosa o culpablemente,
constituyndose en el ilcito de la reticencia, habr que estarse a las conductas
y conocimientos que tanto el asegurador como el asegurado tenano pudieran
haber tenido respecto de la cosa asegurada y su entorno, al tiempo de celebrar
el Contrato de seguro, todo al alero de la buena fe27. Convendra precisar que
para que se d este vicio, no es necesario que las declaraciones del asegurado
se hayan realizado con mala fe, ya que basta que el asegurador haya incurrido
en un error determinante como consecuencia de esa informacin, al margen
de la eventual mala fe con que haya podido actuar el asegurado. Es decir, la
27 La jurisprudencia nacional nos permite ilustrar lo expuesto, con base a los siguientes casos: (i) En
la causa Luis Cspedes Carrasco con Compaa de Seguros La Previsin, conocida por la Superintendencia
de Valores y Seguros, sentencia de 9 de abril de 1934, se sancion la existencia de reticencia
del asegurado consistente en el ocultamiento deliberado de una dolencia que ms tarde lleva al
asegurado a la muerte. Vid. Contreras, op. cit. en n.19, p. 126. (ii) En la causa Humeres con Compaa de
Seguros La Francesa, fallada por la Corte de Apelaciones de Santiago con fecha 6 de junio de 2003, se
establece una reticencia del asegurado consistente en el cambio de ubicacin de la cosa asegurada, sin
consentimiento del asegurador, lo que constituye un caso de agravacin del riesgo, en los trminos
del art. 538 Ccom, producindose la rescisin del contrato, toda vez que si el asegurado remueve las
cosas aseguradas del lugar donde se encontraban, se puede presumir que el asegurador no las habra
asegurado o las habra asegurado bajo condiciones distintas, lo que ocurre, por ejemplo, cuando la
casa donde son trasladadas es de construccin mixta y la casa que se tuvo en vista para el seguro, era
de construccin slida. Ibid 136. (iii) En la causa Santiago Fuentes P. con Compaa de Seguros La Previsora,
sentencia de fecha 11 de septiembre de 1932 de la Superintendencia de Valores y Seguros, se declar
la nulidad del seguro por la concurrencia de una reticencia dolosa del asegurado, consistente en el
ocultamiento de un cncer al contratar el seguro. No fue bice para esta conclusin, la existencia de
un examen mdico al tiempo de contratar el seguro, pues ello no priva al asegurador de probar que
el seguro fue aceptado sobre la base de declaracionesfalsas, ya que el examen mdico efectuado por
un mdico de la aseguradora es slo uno de los antecedentes que sirven a sta para apreciar el riesgo
que se le ofrece, sin que por ello pierda el derecho a comprobar, en su oportunidad, que el seguro
ya aceptado era vicioso por causas ignoradas al tiempo de contratar, pues de haber conocido que el
asegurado sufra de cncer yhaba sido operado por esta enfermedad, habra rechazado el seguro. Se
concluy que el asegurado procedi dolosamente a contratar el seguro, conociendo a ciencia cierta
la enfermedad que le aquejaba. Ibid 94.
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constituyndose en el complemento preciso de la norma basal de la contratacin en nuestro ordenamiento jurdico, alojada en el artculo 1546 del Cdigo Civil, que precepta, como se sabe, que los contratos deben cumplirse de
buena fe y por consiguiente obligan no slo a lo que en ellos se expresa, sino
a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la obligacin,
o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella. Esta coincidencia de reglas,
permite asimilar al caso chileno los principios rectores de la rescisin del contrato de seguro por reticencia, entendida sta como sinnimo de ocultamiento de la verdad por omisin, en el sistema anglosajn30. En efecto, la premisa
esencial en este tpico es que el asegurador debe probar el ocultamiento de
hechos que son conocidos del proponente y que de haber sido conocidos por
l, influiran el juicio de un asegurador prudente31.
A su turno, la referencia a un asegurador prudente debe entenderse
hecha a quien goza de prudencia, que en este contexto se asimila tambin a
la nocin de razonable, pues, para determinar si el ocultamiento que podra
constituir la reticencia tendra o no un efecto determinante en el asegurador,
se acude al concepto de lo que es razonable o racional. Un ejemplo histrico
se encuentra en el fallo Asociated Oil Carriers vs Union of Canton, de 1914, en
que se resolvi una reclamacin de seguro martimo, en el cual el asegurador rechaz por reticencia la cobertura reclamada, consistente en la prdida
de ganancias en un flete martimo ocasionada por la declaracin de guerra
entreAlemania e Inglaterra, ocurrida despus de la celebracin del seguro,
haciendo consistir el supuesto ocultamiento del asegurado en el hecho que
ste no haba revelado ser una empresa alemana. La sentencia rechaz la reticencia alegada por el asegurador, asentado que la nacionalidad del asegurado,
a la fecha de la contratacin del seguro, no era relevante para un asegurador
prudente.
El asegurado debe informar al asegurador de todo hecho relevante
para ponderar el riesgo asegurado, ya sea al tiempo de contratar o despus,
durante la vigencia del contrato de seguro, a fin de no incurrir en reticencia.
Es decir, esta obligacin de informar adecuadamente se debe materializar en
cada oportunidad en que el asegurador deba juzgar los trminos en que acep30 Ibid 22.
31 La imputacin de ocultamiento de hechos por parte del proponente fallar, en los siguientes
casos: (i) si la informacin no fue revelada, porque el asegurador liber al proponente de esta
obligacin (normalmente es el caso en que se introduce una clusula en el contrato de seguro en la
cual el asegurador declara conocer todos los riesgos y circunstancias del riesgo propuesto); (ii) si la
informacin no fue revelada porque es una materia conocida por el asegurador; (iii) si la informacin
no fue develada porque es una materia que no interesa al asegurador, pues en vez de agravar el
riesgo lo disminuye; (iv) si la informacin fue develada, pero el segurador cometi un error de
juzgamiento, no apreciando el significado o trascendencia de ella. Es decir, actu imprudentemente;
(v) La informacin es puesta a disposicin del asegurador y es del tipo o naturaleza que hara a un
asegurador prudente investigarla con atencin, pero por error del asegurador o para evitarse el costo
de hacerlo, renuncia a esa diligencia.
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de dao patrimonial o extrapatrimonial, y sobre todo si se reclama exclusivamente dao moral, como se trata del caso en comento. Las demandantes
lograron acreditar el incumplimiento de contrato, pero cosa muy distinta es
si ese incumplimiento de contrato produjo dao moral. No aparece en ninguna parte del fallo que el dao moral hubiese sido acreditado, y menos la
acreditacin del dolor para la fijacin de la indemnizacin. Es sabido que es
una prctica generalizada de nuestros tribunales superiores la presuncin de
dao moral respecto de los parientes3. Pero en este fallo ni an se alude a ella
para la determinacin de la indemnizacin. Que la legislacin de consumo
se protectora del consumidor y que el artculo 3.e de la ley 19496 garantice el
principio de la reparacin integral, y dentro de l la reparacin del dao moral,
no implica que el incumplimiento contractual traiga aparejado o se presuma
el dao moral.
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el hecho de la huelga de los trabajadores de Aeromxico no puede considerarse como caso fortuito7. Al pactar con el consumidor el sistema de cdigo
compartido y que el viaje se prestara por Aeromxico, lo que est haciendo
el proveedor es delegar sus funciones en un tercero. No cumpliendo el tercero
la obligacin se configurara responsabilidad contractual indirecta. En Chile,
la doctrina no est conteste cul es el mbito de esta responsabilidad existiendo slo una norma aplicable al respecto: el artculo 1679 del Cdigo Civil.
Bsicamente son tres las posiciones al respecto: en primer lugar, aplicar por
analoga los artculos 2320, 2321 y 2322 del Cdigo Civil8; la segunda opcin
es entender que el cdigo civil se referira a los casos en que expresamente se
hace responsable al deudor por el hecho de ciertas personas9; o bien concluir
que el deudor es responsable por sus agentes o auxiliares, esto es, aquellos
que colaboran en el cumplimiento de la obligacin al deudor y que pueden
ser, o sustitutos, o ayudantes10. Si se sigue la ltima de las posturas, que en
nuestro parecer es la posicin correcta ya que el principal no puede calificar el
incumplimiento del sustituto como caso fortuito ni eximirse de responsabilidad alegando que no ha obrado con culpa in eligendo o in vigilando, al delegar
las funciones en un tercero, el deudor hace propio el hecho de los mismos, y
por tanto no estamos en un caso en que el deudor propiamente responde por
el hecho de terceros, sino en realidad responde por hecho propio. Teniendo
en consideracin todo lo anterior, adems que la obligacin del proveedor
sera de resultado, la huelga de los trabajadores de Aeromxico claramente no
puede ser calificada como caso fortuito.
Pero todava falta por responder si el proveedor pudo eximirse de responsabilidad alegando que ha obrado con la debida diligencia (que se demostrara en que se ofrecieron soluciones alternativas no aceptadas por el consumidor) lo que nos hace referirnos a dos temas: es el rgimen de responsabilidad por servicios defectuosos de la ley 19496 de carcter objetivo?, y por
otro lado, puede el deudor de una obligacin de resultado eximirse alegando
debida diligencia?
Civil [Buenos Aires: La Ley, 2005], t. i, p. 739-41). No compartimos este criterio. Es necesario, en
nuestra opinin, distinguir tres figuras, a saber, obligaciones de resultado, responsabilidad objetiva
y responsabilidad por presunciones de derecho de imputabilidad. En las obligaciones de resultado
el elemento imputabilidad se encuentra claramente presente y puede el deudor eximirse probando
debida diligencia segn lo que en este comentario ms adelante se expondr y con mayor razn
caso fortuito; en los casos de responsabilidad objetiva se prescinde del elemento imputabilidad para
efectos de su prueba, pero el deudor puede eximirse de responsabilidad alegando caso fortuito;
pero en los casos de responsabilidad por presuncin de derecho de imputabilidad al deudor le es
imposible alegar su irresponsabilidad por caso fortuito o ausencia de culpa.
7 En materia de contrato de viaje combinado o paquete turstico alguna doctrina opina en el
mismo sentido. Vid. Weingarten, C, y C. Guersi: Contrato de Turismo (Buenos Aires: Abeledo-Perrot,
2000),
pp. 138-9.
8 Rodrguez, op. cit. en n.5, p. 197.
9 Abeliuk Manasevich, R: Las Obligaciones (Santiago: Editorial Jurdica de Chile, 1993), p.696.
10 Bequ, E: De la responsabilidad por el hecho de otro en materia contractual, en 11 RDJ (1914)
1, pp. 27ss.
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14 Aqu no queda sino pensar que el factor objetivo de responsabilidad es la misma proteccin al
consumidor.
15 Corral, H: Ley de proteccin al consumidor y responsabilidad civil por productos y servicios
defectuosos en Corral, H (ed.): Derecho del Consumo y Proteccin al Consumidor, (Santiago: Ediciones
Universidad de los Andes, 1997), p. 197.
16 Peailillo, op. cit. en n.4, p. 225 reconoce que varios contratos implican, a un mismo tiempo,
tanto obligaciones tanto de medio como de resultado.
17 Sobre la buena fe objetiva contractual y su contenido vid. Lpez Santa Mara, J: Los Contratos
(Santiago: Editorial Jurdica de Chile, 1998), pp. 394ss.
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No se olvide que una de las ideas fundamentales que se encuentra en casi todos
los proyectos revolucionarios fue, precisamente, la de limitar o derechamente
la de abolir, el poder interpretativo de los jueces.
8 De la Plaza, M, La Casacin Civil, (Madrid, 1944) p. 65.
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cuando una sentencia caa bajo su censura, nos dice el profesor de Florencia,
importaba dos consecuencias: (i) La primera significaba ante todo
que el Tribunal de casacin se limitaba a destruir la sentencia que contena la contravencin a la ley sin poner en el puesto de la misma otra decisin correcta. El Tribunal de
casacin, en realidad, estaba llamado a quitar la eficacia jurdica (casser) a la sentencia
viciada, no ya a corregirla, a reformarla, a sustituirla con un pronunciamiento positivo:
De modo que la relacin jurdica controvertida, despus que el Tribunal de casacin
haba adoptado su providencia sobre la sentencia, no vena a encontrarse decidida en
modo diverso como lo haba decidido el juez de mrito, sino que vena a encontrarse
de nuevo indecisa e incierta, como lo estaba antes de que hubiese sido pronunciada la
decisin censurada. Habiendo cado el efecto de la declaracin de certeza judicial llevada
a cabo por el juez de mrito, era necesaria de nuevo la intervencin de la jurisdiccin. Y a
tal fin el tribunal de casacin remita otra vez la causa a la autoridad judicial; a fin de que
sta, puesto que su primer pronunciamiento haba cado en la nada sin lograr el objeto,
juzgase una segunda vez11.
(ii) La segunda consecuencia que extrae Calamandrei fue que este carcter
negativo del fallo del tribunal de casacin deba
entenderse tambin en el sentido de que, al quitar fuerza jurdica a la sentencia que contena contravencin a la ley, el tribunal de casacin no poda en modo alguno expresar su
parecer positivo sobre la cuestin de derecho que haba motivado la casacin; esto es, no
poda sugerir a los jueces de mrito, ni siquiera en cuanto al punto de derecho, la direccin en que habran debido resolver la controversia. Los jueces de mrito deban quedar
absolutamente libres en su nueva decisin y no estar sujetos ni siquiera al influjo moral
que haba derivado para ellos de conocer la opinin positiva del tribunal de casacin.
[...]. As, en su origen el Tribunal de casacin no deba en modo alguno expresar en su
decisin su opinin sobre el modo de entender la ley violada, ni tratar de demostrar a
los jueces de mrito el error cometido por ellos. [...] El tribunal de casacin se encerraba
as en su funcin de control meramente negativo. Poda quitar de en medio lo que en la
sentencia de los jueces vena a vender el poder legislativo, pero no poda en modo alguno,
ni directo ni indirecto, concurrir al ejercicio del poder jurisdiccional12.
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ma de negativa a positiva, en el sentido que la Casacin, sin motivacin, se iba sustituyendo por una Casacin que contena razonamientos jurdicos idneos para construir una
directiva de la sentencia que poda emitir el juez de reenvo. Es intil comentar que los
dems tribunales influyeron sobre el comportamiento hermenutico. La evolucin tuvo
un sentido ondular, sobre todo en orden al juicio de reenvo, pero transform al Tribunal
en una verdadera Cour de cassation, rgano supremo de justicia, como esta definido de
la ley francesa del 1 de Abril de 1837, que impuso expresamente el vinculum del juez de
reenvo, el cual se conformar a la decisin de la Cour de cassation sur le point de droit jug
par cette Cour13.
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En esta hiptesis
la Sala llamar de nuevo los autos a la vista para fallar sobre el fondo de la cuestin,
conforme a los mritos del proceso. Contra esta sentencia no se admitir recurso alguno
(art. 214).
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El anterior fue uno de los temas ms sensibles que debi enfrenar la comisin
encargada de redactar la aludida Ley de Enjuiciamiento Civil espaola. As
nos lo explica Gmez de la Serna:
La cuestin ms grave que la Comisin discuti y resolvi, es la de la competencia del
Tribunal llamado a decidir sobre el fondo de la cuestin en los casos en que se anule la
sentencia como contraria a ley o a doctrina legal. No deben ocultarse las dificultades que
encontr la Comisin en su camino, mucho menos cuando se vio obligada a separarse de lo que
hasta entonces se observaba, y del ejemplo de las dems naciones [... .]
No siendo aceptable ninguno de estos dos sistemas [alude bsicamente al original
de la casacin francesa y al que daba competencia a otra Sala del Supremo para resolver
el fondo del asunto], era necesario elegir otro. La Comisin crey hallarlo volviendo en
parte a nuestras tradiciones, y tomando de los antiguos recursos de segunda suplicacin,
y de injusticia notoria lo que era compatible con la institucin nueva de los recursos de
casacin. Propuso que la misma Sala que declarara que haba infraccin de ley o de doctrina legal, aplicase las leyes o los principios al caso debatido, en una palabra, que anulara
y que decidiera. Esto mismo es lo que se haba aceptado en los recursos de casacin de
Ultramar. Pero como el recurso tiene doble objeto, uno que se refiere al inters general a
saber, la unidad de la jurisprudencia, otro de inters particular, la reparacin del agravio
ocasionado, uno digmoslo as del dominio pblico, y otro del dominio privado, de aqu
es, que debe pronunciar la misma Sala dos sentencias, de las cuales solo se publica la que
tiene por objeto la uniformidad del derecho.
Para conseguir esta uniformidad, la Comisin fue ms adelante alecciona-
da por la historia de los recursos de nulidad en los aos que llevaba de existencia.
Seal la competencia de las Salas del Tribunal Supremo en los recursos de cada
clase. Y esto es de la mayor importancia. No se concibe la uniformidad de la jurispru-
dencia, sin que sea uno solo el centro que entienda en los recursos; dos Salas, aunque sean del
mismo Tribunal, constituyen para el efecto dos tribunales diferentes, dos centros que son un
obstculo insuperable para la unidad apetecida [...]16 (el destacado es mo).
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de reemplazo, donde prima el inters del sujeto agraviado. Esta situacin ser
decisiva en la configuracin nacional.
En resumen, las diferencias ms importantes que present la casacin
espaola en relacin con su homnima francesa, en lo que ahora importa, fueron dos: (i) en primer lugar el haber entregado a la cabeza del poder judicial,
el Tribunal Supremo Espaol, la competencia para conocer y resolver el recurso de casacin. Como se recordar los revolucionarios franceses entregaron esta competencia a un rgano que no formaba parte del poder judicial.
En otras palabras en Espaa, a diferencia de Francia, el recurso de casacin
tuvo un marcado componente jurisdiccional antes que poltico. (ii) En segundo lugar, en que el Tribunal Supremo, precisamente por ser un rgano
jurisdiccional, no reenviaba el asunto al inferior sino que el mismo dictaba a
continuacin la sentencia que crea conforme al mrito del asunto, esto es, la
sentencia de reemplazo. Desde entonces la sustancia y caractersticas de este
instituto no cambiaron radicalmente en Espaa y as fueron recogidos por
la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881. Este ser el modelo que en definitiva
seguir nuestro pas.
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de procedimiento20. En lo que se refiere a la judicatura ordinaria dichas normas introdujeron una doble innovacin. Se estableci por primera vez en la
capital de la repblica, Santiago, una Corte Suprema como mximo tribunal
de justicia, y se instauraron, en todo el territorio de Chile, juzgados de letras
en primera instancia con competencia tanto en materia civil como criminal.
Con respecto a la Cmara de Justicia, que desde 1817 haba reemplazado a la
Real Audiencia como mximo tribunal del pas, se la mantuvo como tribunal
de alzada bajo el nombre de Corte de Apelaciones con competencia exclusiva
para la segunda instancia. En materia procesal, por su parte, las aludidas
normas introdujeron, entre las innovaciones ms relevantes, una detallada
regulacin de las implicancias y recusaciones de los jueces, los llamados juicios prcticos y el trmite previo de la conciliacin para los juicios que deban
ventilarse ante los tribunales ordinarios. Con todo, estas dos leyes fueron,
en verdad, muy deficitarias por lo que a poco andar se mostraron del todo
insuficientes para solucionar los problemas que en aquella poca afrontaba
la judicatura chilena.
En 1837 se publican tres importantes leyes procesales: la ley de implicancias y recusaciones, de 2 de febrero; la ley sobre fundamentacin de las
sentencias, de 3 de febrero; y la ley sobre juicio ejecutivo, de 8 de febrero. Leyes conocidas en el lenguaje del foro bajo el nombre de leyes marianas recordando a su autor Mariano Egaa (1783-1846)21. En adicin a ellas, por decreto
de 1 de marzo, se promulg la Ley relativa al recurso de nulidad tambin integrante del aludido proyecto. Este recurso es el antecedente directo de la actual
casacin en la forma chilena.
El 15 de octubre de 1856 se publica la ley sobre juicios cuya cuanta
no pasa de mil pesos. Segn su artculo primero ella se aplicaba a las causas
civiles cuya cuanta exceda de ciento cincuenta pesos y no pasaba de mil.
En verdad el juicio de mnima cuanta (juicio verbal) haba sido creado
en Chile en las postrimeras del siglo XVIII por auto acordado de la Real
Audiencia22.
El 15 de octubre de 1875 se promulga la importantsima ley de organizacin y atribuciones de los tribunales de justicia, que consagr una nueva
regulacin positiva de la judicatura nacional y que fue, asimismo, clave en el
20 Sobre el procedimiento ordinario aplicado en Chile durante la poca colonial, vid. CorvalnCastillo: Derecho Procesal Indiano, (Santiago, 1951).
21 Estas leyes formaban parte de un plan ms ambicioso de Egaa, a saber, su proyecto de ley de
administracin de justicia y organizacin de tribunales. La parte primera, de la Administracin de
justicia en materia civil, fue impresa en el ao 1835, y es considerada como el primer proyecto de una
nueva ley de enjuiciamiento civil para Chile. Sobre este proyecto vase en general Bravo Lira, B: El
Juez entre el Derecho y la Ley, en el Mundo Hispnico, (Santiago: Lexis Nexis, 2006), pp. 525ss.
22 Auto acordado sobre tramitacin de causas civiles de poca importancia de 29 de mayo de 1797.
Vid. Corvaln-Castillo, op. cit., en n.20, pp. 405-6, donde se reproduce ntegramente el texto de dicha
normativa.
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libro III y del libro IV. Aqul abarc los artculos 600, dedicado a los juicios
posesorios, al 836. El libro IV, por su parte, intitulado De los actos de jurisdiccin
voluntaria, comprendi los artculos 837 al 935.
En lo que a mi investigacin concierne, precisamente fue en este ltimo
libro III donde por primera vez aparece previsto, en los trminos que finalmente ser recogido por el Cdigo de Procedimiento Civil de 1902, el recurso
de casacin. Lira destin el ttulo XIII, intitulado De los recursos de casacin,
artculos 789 a 836 a esta materia. (Volver sobre este punto un poco ms
adelante).
La referida Comisin trabaj durante diez aos en el estudio del Proyecto de cdigo de enjuiciamiento civil, al trmino de los cuales inform que
se procedera a la revisin de la totalidad del Proyecto. Esta labor fue realizada slo por el secretario de dicha comisin Sr. Lira, quin public los cuatro
libros, con los acuerdos alcanzados hasta esa fecha, en otros tantos cuadernos.
Este trabajo es conocido como Proyecto de 1884 o Proyecto Lira.
Hacia el ao 1888 se resolvi designar una nueva comisin (denominada Comisin Redactora o Segunda comisin) para que diera forma definitiva
al cdigo de enjuiciamiento civil. Despus de una cuidadosa revisin se imprimieron los correspondientes cuatro libros, en otros tantos cuadernos, dando
por resultado el Proyecto de cdigo de procedimiento civil del ao 1893, que fue
presentado por el Ejecutivo al Congreso Nacional en mensaje de 1 de febrero
de aquel ao. Despus de mltiples dificultades al interior del Congreso, y de
haber permanecido paralizada la discusin del mismo por ms de siete aos,
se cre el ao 1900 una Comisin Mixta de senadores y diputados encargada
de informar el proyecto de cdigo.
En enero de 1902 se public el Proyecto de cdigo de procedimiento
civil revisado por la comisin mixta de senadores y diputados, conocido como
proyecto de 1902. Este Proyecto fue presentado para debate en el Congreso
Nacional, siendo finalmente aprobado como Cdigo de la nacin por la ley
1552 de 28 de agosto de 1902, comenzando a regir el 1 de enero del ao 1903.
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Pues bien, en relacin con el tema que ahora nos interesa, el artculo 800
seal lo siguiente:
Invalidada una sentencia por la causa expresada en el nm. 1 del artculo 791, el tribunal
que hubiere declarado la casacin dictar a continuacin, pero separadamente, sobre la
cuestin materia del juicio, la sentencia que crea conforme al mrito del proceso.
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En lo que nos interesa no hubo alteracin alguna al artculo 13 del Proyecto de 1881,
el cual mantuvo idntica redaccin. En la sesin 41 extraordinaria del Senado,
el 09 de enero de 1895, le toc defender el Proyecto de casacin al senador por
OHiggins, seor Fabres, quin explico los puntos capitales del mismo:
[...] debo expresar que el proyecto en debate no es una servil imitacin de la legislacin
francesa. Nos hemos separado de ella en varios puntos importantes. [...] En este particular ha habido, pues, un cambio notable respecto de la legislacin francesa. Y todava
hay otra diferencia. All, si se declara nula una sentencia, va a otro tribunal, y si ste la
confirma, vuelve al primero para su fallo definitivo; pudiendo suceder todava, que si el
segundo tribunal pronuncia una sentencia distinta, tenga que ir la causa a un tercero antes de darse sentencia definitiva. Entre nosotros no pasar eso, pues casada una sentencia
por la Corte, por este solo hecho se pronuncia ipso facto la definitiva, sin que la causa
necesite volver al tribunal que conocido primero de ella32.
La rplica estuvo a cargo del senador de Santiago, seor Reyes, quien se mostr
furiosamente en contra de introducir en la legislacin procesal nacional el
recurso de casacin en el fondo, considerndolo perjudicial para la pronta
administracin de justicia por ser una verdadera tercera instancia. Dijo en su
intervencin:
El proyecto que se presenta ahora tiende a ampliar este procedimiento, a hacerlo extensivo no solo a los casos en que ha faltado algn trmite
esencial para el acertado fallo de la causa y para que las partes puedan hacer
valer sus derechos, sino tambin a los casos en que la sentencia misma haya
sido contraria a la ley. En el fallo de una causa no ha faltado ningn trmite
31 Sesin 36 extraordinaria de 03 de enero de 1895, Cmara de Senadores, p. 632.
32 Sesin 41 extraordinaria de 09 de enero de 1895, Cmara de Senadores, p. 737.
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La Comisin Mixta, por tanto, si bien acept la idea general de este artculo,
lo reemplaz por el siguiente:
Art. 930: Cuando la Corte Suprema invalidare una sentencia por casacin en el fondo,
dictar acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente sobre la cuestin materia del
juicio, la sentencia que crea conforme a la ley y al mrito de los hechos, tales como se han
dado por establecidos en el fallo recurrido.
Este fue finalmente la disposicin sancionada como artculo 958 del Cdigo
de Procedimiento Civil, que, como se sabe, fue aprobado por el Congreso
Nacional el ao 1902 y su entrada en vigencia fue al ao siguiente, esto es, en
1903.
En resumen, siguiendo el modelo espaol de casacin, en Chile se entreg la competencia para conocer de este recurso a la mxima cabeza del Poder Judicial, y se lo dot de la facultad de dictar la correspondiente sentencia
sobre el fondo de la cuestin debatida. De este modo, haba nacido en Chile
la sentencia de reemplazo en materia de casacin en el fondo, desechando la
posibilidad de introducir el reenvo en nuestra legislacin.
Por ello que en el mensaje con que el Ejecutivo de la poca acompa
dicho cdigo, se expres lo siguiente:
La casacin en el fondo introduce en nuestra legislacin una novedad reclamada por las
necesidades de dar uniforme aplicacin a las leyes. Se ha limitado slo a las sentencias
de las Cortes de Alzada, como encargadas de dar la norma para el correcto funcionamiento de los tribunales inferiores. Aun cuando, para conservar a la casacin su verdadero
y elevado carcter, aconsejan muchos jurisconsultos limitar las funciones del tribunal a slo
la declaracin que invalida el fallo reclamado, se ha credo preferible encomendarle tambin
la resolucin del asunto en que la casacin recae, con el fin de evitar dilaciones y gastos a los
litigantes, y una organizacin ms vasta del tribunal a quien se encarga esta misin (el destacado es mo).
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Adicin que dice relacin con el contenido que tiene la sentencia de reemplazo,
en relacin con los fundamentos de derecho que contena la sentencia anulada.
De este modo, el artculo 958 del Cdigo de Procedimiento Civil actual 785
inciso primero qued redactado definitivamente del siguiente modo:
Cuando la Corte Suprema invalidare una sentencia por casacin en el fondo, dictar
acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente sobre la cuestin materia del juicio
que haya sido objeto del recurso, la sentencia que crea conforme a la ley y al mrito de
los hechos tales como se han dado por establecidos en el fallo recurrido, reproduciendo
los fundamentos de derecho de la resolucin casada que no se refieran a los puntos que
hayan sido materia del recurso y la parte del fallo no afectada por ste.
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ha cumplido en los hechos la finalidad para el que fue creado hace ms de cien
aos en Chile.
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la fecha en que qued ejecutoriada la sentencia definitiva o venci el plazo para oponer
excepciones. En estos casos, si se declara el abandono del procedimiento sin que medie
oposicin del ejecutante, ste no ser condenado en costas.
En este proceso judicial, por tanto, el trmino para que se hubiere materializado
la hiptesis del abandono del procedimiento era de tres aos contados desde
que venci el plazo para oponer excepciones en el juicio ejecutivo. Este ltimo
plazo, de acuerdo a los elementos asentados por los jueces de instancia, fue
el mes de abril de 2000. El abandono se pidi, sin embargo, al mes siguiente,
esto es, en el mes de mayo de ese ao, por lo que tiene razn la Corte cuando
observa que el abandono solicitado por la demandada fue extemporneo,
porque al no oponer excepciones en el plazo legal que tena para hacerlo y haba sucedido,
por ende, el evento previsto en el tantas veces referido artculo 472 del Cdigo de Procedimiento Civil, sin que, desde luego, hubiera transcurrido el lapso de tres aos sealado
en el artculo 153 inciso segundo del mismo cdigo (c.5).
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Y ntese que el encabezado del artculo 768 seala que el recurso de casacin
[...] ha de fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes. Resulta, en
verdad, inslita la referencia que hace la Corte en su sentencia de los artculos
170 y 171, porque una cosa es que este ltimo se remita respecto de algunos
requisitos que deben contener las sentencias interlocutorias al artculo 170, y
otra muy diversa que la eventual violacin del artculo 171 de competencia a
la Corte Suprema para casar una sentencia en la forma. Inequvocamente no
tiene dicha competencia38.
En el juicio ejecutivo, Banco Concepcin con Godoy el tema debatido fue
parecido al anterior. El ejecutado solicit el abandono del procedimiento y el
juez de primera instancia desech dicha peticin. La Corte de apelaciones de
Antofagasta, sin embargo, revoc dicho fallo y declar abandonado el procedimiento. En contra de esta ltima resolucin el ejecutante present recurso
de casacin en el fondo.
El proceso que ahora comentamos tiene, en relacin con el precedente,
dos diferencias que es bueno tener en cuenta: (i) En primer trmino, slo se
recurri de casacin en el fondo, por lo que no se suscit el problema referido
con anterioridad; (ii) en segundo lugar, pese a que el tema era discutible por
lo que veremos un poco ms adelante, la Corte Suprema entendi que la ejecutada se haba opuesto a la ejecucin, por lo que no era aplicable la hiptesis
prevista en el artculo 472 del Cdigo de Procedimiento Civil:
38 En Sociedad Minera con Productos Qumicos, el recurrente tambin cas en la forma la sentencia
de segunda instancia que acogi el abandono solicitado por el demandado. El recurso se fund en
que la sentencia (interlocutoria no lo olvidemos) no contena las consideraciones de hecho o de
derecho que deban servir de fundamento a la sentencia (art. 768 N5 en relacin con el art. 170
CPC). La Corte en vez de desechar el recurso porque la causal invocada no se encuentra prevista por
el legislador, lo desech porque de la atenta lectura de la sentencia atacada consta que los jueces de
fondo expusieron con claridad los fundamentos que sustentan su decisin. Parece, por tanto, que la
Corte entiende que s tiene competencia en este punto.
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Que, en los procedimientos tramitados conforme al ttulo I del Libro Tercero del Cdigo
de Enjuiciamiento Civil, existen tres modalidades para dar trmino al cuaderno ejecutivo,
a saber: a) cuando ha transcurrido el plazo previsto en su artculo 459 para oponer excepciones sin que stas se hubieren deducido, aplicndose en tal caso lo que prescribe el
artculo 472, que establece que se omitir la sentencia y bastar el mandamiento de ejecucin para que el acreedor pueda perseguir la realizacin de los bienes embargados y el
pago b) cuando, conforme al inciso final del artculo 466, el tribunal estima inadmisibles
las excepciones; y c) cuando se dicta sentencia definitiva pronuncindose respecto de las
excepciones opuestas, aceptndolas o rechazndolas, conforme aparece de sus artculos
465, 466, 470 y 471 (c.4);
Que, conforme se dej establecido en el considerando segundo, la ejecutada dedujo oposicin al requerimiento de pago, en consecuencia, la sola presentacin del escrito respectivo ha
impedido la aplicacin del mencionado artculo 472. (c.5; el subrayado es mo).
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hecho valer por el demandado. Dicha resolucin fue confirmada por la Corte
de apelaciones de Santiago. En contra de este ltimo fallo el actor dedujo
recursos de casacin en la forma (ultra petita, art. 768 N4 CPC) y casacin en
el fondo.
El problema en este caso se plante debido a que el tribunal de primera
instancia haba certificado el vencimiento del trmino probatorio y deba, por
tanto, citar a las partes para or sentencia. De conformidad con lo sostenido
por el actor, dado el estado de la causa, el impulso procesal dependa exclusivamente del tribunal de primera instancia (art. 432 CPC).
La Corte correctamente en mi opinin desech el recurso de casacin en la forma, porque,
el vicio de ultrapetita se produce cuando la sentencia se aparta de los trminos en que
las partes plantearon la controversia, altera el contenido de sus respectivas acciones y
excepciones, cambia su objeto o modifica su causa de pedir; tambin cuando la sentencia otorga ms de lo pedido por las partes en los escritos que fijan la competencia del
tribunal o cuando se emite un pronunciamiento en relacin a materias que no fueron
sometidas a su decisin (c.2). Ninguno de cuyos extremos se haban producido en el
caso de autos (c.3).
De all que bajo esta redaccin la Corte Suprema, el ao 1962, resolvi que
La resolucin que cita a las partes para or sentencia puede pronunciarse tanto a iniciativa del magistrado como de los interesados, lo que demuestra que ello no exonera a stos de
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una supuesta inactividad que, como antes se expuso, no existi porque la paralizacin de
la causa no es imputable al actor (c.6).
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del lote expropiado. (iv) Finalmente, seal infringido el inciso 5 del artculo
14 del decreto ley 2186, porque en este procedimiento el impulso procesal le
corresponde al tribunal y no a las partes.
Creo que el recurrente equivoc su reclamo. Al plantear que la actuacin de los peritos en este procedimiento era una actuacin de parte, para
intentar salvar la censura de la Corte de Apelaciones de Talca, que en su sentencia haba sostenido que
las gestiones efectuadas por los peritos, que son terceros ajenos al juicio, y cuya nica
intervencin tiene por objeto la emisin de sus informes periciales, no puede suplir la
actividad que deben desarrollar las partes
le entreg una muy buena excusa a la Corte Suprema para desechar el recurso
intentado. En efecto, la Corte va a centrar su artillera en lo que es obvio desde
el punto de vista procesal: que independientemente de quin designe a los
peritos si las partes o el tribunal estos son terceros ajenos al proceso
que no pueden convertirse en partes del mismo (vase c. 15 a 20 del fallo de
nulidad, donde se desechan una a una las causales de casacin formuladas
por el recurrente)40. Pero aunque sean terceros es evidente que su informe
s puede constituir una gestin til para dar curso progresivo a los autos,
particularmente en el procedimiento en el que incidi su actuacin que, como
sostuvo el recurrente, es absolutamente imperativo su nombramiento, ya que
sirve nada menos que para fijar las bases del monto de la indemnizacin que
corresponde al expropiado.
En el transcurso de los seis meses de inactividad que tom en consideracin la Corte para declarar el abandono del procedimiento (8 de abril y
el 5 de noviembre de 1999), hubo en el proceso, a lo menos, las siguientes actuaciones relativas a la prueba pericial: designacin del perito del reclamante;
designacin del perito del Fisco; notificacin de la designacin del perito del
40 Una situacin algo parecida ocurri en la Fisco con Mamami, en la que uno queda con la sensacin
que al aparecer una buena excusa para desechar el recurso, la Corte no pierde oportunidad de
utilizarla. As en juicio ejecutivo se interpuso recurso de casacin en la forma y en el fondo. Los
recursos se entablaron contra la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Arica, en cuanto
confirm la de primer grado, del tercer juzgado civil de la misma ciudad, con declaracin de que
el abandono del procedimiento decretado procede respecto de todas las partes del juicio. Los
aludidos recursos se dedujeron respecto de la decisin misma del abandono de procedimiento y,
adems, por haberse omitido pronunciamiento respecto de la excepcin de prescripcin que se hizo
valer en el juicio. Observando el recurso, la Corte Suprema nota que la abogada que recurre acta
por una persona que no figura en la lista de la nmina de deudores morosos embargados, que se
encuentra en el presente expediente. Por ese motivo, concluye que no es parte en el juicio, y si
admiti su intervencin en l, nicamente lo fue por una inadvertencia de los jueces del fondo. En
tales condiciones a dicha persona no le afectan los resultados del proceso, de donde deriva que la
resolucin respecto de la cual ha recurrido, no le agravia, todo lo que impide acoger a tramitacin
los recursos de nulidad de forma y de fondo entablados. Por ese motivo, declara los recursos
inadmisibles.
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actor; reconocimiento de la cosa objeto del peritaje; informe del perito del
Fisco; evacuacin de la pericia del perito del actor.
Frente a estas actuaciones la Corte seal:
Que, en relacin con la infraccin del artculo 14 inciso 5, del D.L. N 2186 que ha denunciado el recurrente, tiene tambin respuesta en lo previamente consignado, porque
un perito, aunque sea designado por las partes, no adquiere a su vez la calidad de parte, y
por lo tanto, sus actuaciones no podran ser estimadas como provenientes de las partes
del procedimiento de reclamacin, y en consecuencia, tiles para dar curso progresivo
al mismo. Sobre este particular hay que reconocer que la gestin de los peritos puede
resultar til en el curso del proceso y es por ello que la ley la contempla y se decret en
este procedimiento. Pero el problema radica en que lo actuado por un perito no puede
estimarse que emana de alguna de las partes, de tal modo que la resolucin que sobre las
pericias recaiga es inocua en orden a producir una interrupcin del trmino de que se
trata, y tampoco producir el efecto a que se refiere el artculo 155, antes aludido.
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Que, por lo tanto, el hecho que la parte demandada haya requerido al Receptor
la enmendatura de su testimonio, supuestamente errneo, sin antes haber
alegado el abandono, significa que ste renunci a alegar tal circunstancia.
La Corte, por tanto, acoge el recurso de casacin y anula la sentencia
de segunda instancia que haba declarado abandonado el procedimiento. En
mi concepto la diligencia efectuada por el demandado en orden a requerir del
receptor judicial la rectificacin de la fecha en que se practic la notificacin,
tal cual seala el voto de minora, no puede ser considerada una gestin de
aquellas a las que se refiere el artculo 155 del Cdigo de Procedimiento Civil,
pues ella fue realizada fuera de la tramitacin del proceso propiamente tal, no
resultando idnea para tal efecto. Tngase en cuenta que en las causas que
voy a referir de inmediato, ninguna de las actuaciones del demandado fueron
consideradas gestiones aptas para entender que renunciaba su derecho a alegar este incidente especial: las llevadas adelante en el cuaderno de consignacin por el Fisco al solicitar la inscripcin del predio expropiado a su nombre
(Benavente con Fisco). Las materializadas en el cuaderno de compulsas ante
en la Corte de Apelaciones (Sociedad Minera con Productos Qumicos). Ni las
actuaciones de los peritos que fueron calificadas de inocuas para producir
para producir el efecto a que se refiere el artculo 155 del Cdigo de Procedimiento Civil (Benavente con Fisco).
Parece, por tanto, completamente desproporcionado en relacin con
sus anteriores fallos, lo sostenido ahora por la Corte en orden a que la recti-
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203
ficacin del receptor puede entenderse como una gestin en los trminos del
artculo 155 del Cdigo de Procedimiento Civil.
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que le concede el inciso final del artculo 305 del Cdigo de Procedimiento
Civil, el demandado opuso la mencionada excepcin de incompetencia porque se haba pactado una clusula compromisoria (c.2). Indica la Corte en el
considerando tercero, sin embargo, que
la existencia de la citada clusula compromisoria, en virtud de la cual las partes sustrajeron
del conocimiento de la justicia ordinaria los conflictos que pudieran generarse con motivo
del contrato de construccin referido, no es bice para que cualquiera de ellas pueda ocurrir a un tribunal de la jurisdiccin comn, para hacer valer una pretensin determinada.
Y quedar necesariamente radicada la competencia en este ltimo si su contraparte no
opone la excepcin de compromiso, basada en la incompetencia del tribunal ante quien
se present la demanda, porque ha de entenderse que con su abstencin o indeferencia ha
renunciado tcitamente a dicha defensa. En la especie, el demandado, una vez emplazado
de la demanda, la contest derechamente, sin oponer excepciones dilatorias, impugnando
al final la sentencia de primera instancia a travs de los recursos de casacin en la forma y
apelacin; el de nulidad, por la causal 1 del artculo 768 del Cdigo de Procedimiento Civil,
pero fundada en que la seora Claudia Parra Villalobos no era jueza del Tercer Juzgado de
Letras de Arica a la fecha de dictar su fallo. Es decir, con estos antecedentes queda demostrado que durante toda la secuela del juicio en primera instancia, el demandado desarroll
sus defensas ante la justicia ordinaria, oponiendo excepciones perentorias, presentando
prueba en su favor y recurriendo finalmente en contra de la sentencia, sin haber expresado
ni alegado, de manera alguna, que el asunto deba ser conocido no por el juez de letras que
lo tena a su cargo sino por un juez rbitro de conformidad con la clusula compromisoria
citada, lo que lleva a concluir a esta Corte que el demandado renunci tcitamente a su
derecho de exigir que la controversia fuera resuelta por la justicia arbitral (c.3).
Sustenta esos dichos en base, adems, del artculo 240 N1 del Cdigo
Orgnico de Tribunales y a la denominada doctrina de los actos propios.
Respecto del segundo motivo, o sea, el nombramiento de la jueza, como jueza
de un tribunal oral en lo penal, la Corte desestima el argumento, pues a la
fecha de la sentencia, no haba asumido el cargo.
El presente fallo es muy interesante porque involucra varios temas procesales, entre ellos el ms significativo el de la excepcin de incompetencia
planteada en segunda instancia por la demandada. No olvidemos que en general nuestra doctrina est conteste en que el N1 del artculo 768 alude tanto
a la incompetencia absoluta como a la relativa. El mismo acuerdo existe tratndose de la excepcin dilatoria de incompetencia del tribunal, prevista en
el artculo 305 N1 del Cdigo de Procedimiento Civil, que alude tanto a una
como a otra excepcin. La diferencia sustancial entre ambas incompetencias
radica en que tratndose de la absoluta ella no es prorrogable y el juez puede
y debe declararla de oficio. Las partes no pueden alterar las normas referentes
a la materia, fuero y cuanta, sin incurrir en un vicio que anula todo el proceso.
En cambio, tratndose de la competencia relativa esta es esencialmente
prorrogable, es decir, las partes pueden litigar ante un tribunal que en razn
del territorio no es naturalmente competente para conocer del negocio en discusin. Sobre estos puntos parece existir pacfico consenso en nuestra doctrina.
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205
Ahora bien, el artculo 305 establece que las excepciones dilatorias deben hacerse valer todas conjuntamente y dentro del trmino de emplazamiento. Pero en el inciso segundo aade que si no se opusieren en la oportunidad
antes referida, podrn alegarse en el progreso del juicio, como alegacin o defensa, y en tal caso se estar a lo dispuesto en los artculos 85 y 86 del Cdigo
de Procedimiento Civil. La remisin no es muy clara pero las ltimas normas
aludidas, en trminos simples, sealan que el incidente debe formularse tan
pronto como se tenga conocimiento del vicio, a menos que se trate de la incompetencia absoluta del tribunal (referencia a los arts. 84, 83 inc. 2 CPC). Es decir,
tratndose del vicio de incompetencia absoluta, el legislador no obliga al sujeto que lo hace valer a que lo alegue tan pronto haya tomado conocimiento del
vicio. Inclusive, si buscamos un instante preclusivo para formular la incompetencia del tribunal, tenemos que el inciso 3 del artculo 305 expresamente dispone que la excepcin de incompetencia podr oponerse en segunda
instancia en forma de incidente. Del juego de todas estas normas se concluye
que el demandado aleg oportunamente la excepcin de incompetencia en segunda instancia, tal cual lo permiten las normas referidas. El tema, por tanto,
relevante es determinar si se puede renunciar tcitamente a la competencia
arbitral, o si esta renuncia est prohibida. La Corte Suprema entendi que el
demandado, por toda la actuacin que le cupo en primera instancia, renunci
tcitamente a su derecho de exigir que la controversia fuera resuelta por la
justicia arbitral41. Para ello, adems tuvo presente que el artculo 240 N1 del
Cdigo Orgnico de Tribunales prescribe que una vez aceptado el encargo,
los rbitros quedan obligados a desempearlo, y que esta obligacin cesa si
las partes de comn acuerdo ocurren a la justicia ordinaria. Ahora bien, en el
41 El mismo criterio aunque con mejores fundamentos fue sostenido por la Corte
de Apelaciones de Santiago el ao 2004. Adems, de las argumentaciones que hace la parte
demandante, que se vierten en el considerando que antecede, es preciso tener presente la calidad,
condicin y/o caractersticas del juez arbitro, que es un juez especial, designado slo para tratar
materias previamente definidas y cuya resolucin le entregan las partes, de manera que respecto de
su intervencin, no es posible aplicar los principios de orden pblico y de irrenunciabilidad de su
intervencin, que invoca la contraria, sino una vez iniciado el juicio de compromiso y resueltas las
cuestiones que hubieren retardado o tratado de impedir la constitucin del tribunal. Los factores
fuero, materia y cuanta, deben considerarse para la determinacin de la jerarqua, clase o categora
del tribunal que es llamado a conocer del asunto, reglas que no rigen en este caso, por cuanto esta
modalidad, de la justicia arbitral, depende exclusivamente de las partes, y pueden en consecuencia,
de comn acuerdo renunciar a la constitucin del compromiso, y an, puede la parte que pretende
desconocer la existencia de la clusula compromisoria para no someterse al juicio arbitral, ser
obligado a hacerlo, pudiendo exigir la otra parte el cumplimiento de la clusula compromisoria por
la va declarativa o por va ejecutiva, segn sea la naturaleza del ttulo que se invoque. Puede tambin
algunas de las partes, iniciado el juicio por los procedimientos ordinarios, en tribunales de esa
clase, si es demandado, sujetarse a esa forma de resolucin del negocio, pero si ello ha ocurrido, no
puede durante el desarrollo del juicio despus de haber finalizado el perodo de discusin, y todava
despus de haberse dictado sentencia definitiva, hacer valer la clusula compromisoria, porque a su
respecto ha operado una forma de renuncia tcita, Corte de Apelaciones de Santiago, rol 1616 de
2003, sentencia de 7 abril de 2004.
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Resulta, por tanto, muy discutible la figura de la renuncia tcita que se atribuye
al demandado, ya todo indica que nos encontramos en una hiptesis de
incompetencia absoluta, de tal modo que las partes, antes del nombramiento
del rbitro, no pueden renunciar a ella. Mxime si el artculo 305 del Cdigo
de Procedimiento Civil expresamente permite hacer valer dicha excepcin en
segunda instancia, tal cual sucedi.
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ao 1987 el referido banco procedi a vender dicho inmueble a don Jorge Eduardo Lpez
Balduzzi quien, por su parte, lo aport en dominio el ao 1989 a la Sociedad Agrcola Balduzzi Ltda. Aos despus el primitivo propietario del referido inmueble doa
Guadalupe Fernndez Ceballo demand en juicio ordinario (rol 33.885 del Juzgado de
Letras de San Javier) al Banco del Estado de Chile, a don Jorge Eduardo Lpez Balduzzi
y a la Sociedad Agrcola Balduzzi Ltda., pidiendo la declaracin de inexistencia o
de nulidad absoluta de la referida adjudicacin por falta de consentimiento, as como
de todas las posteriores enajenaciones que afectaron al aludido inmueble. En el mismo
proceso demand de reivindicacin a los poseedores actuales de dicho bien raz, amen
de pedir la restitucin de una serie de frutos de los tres demandados. En primera instancia el Banco del Estado opuso la excepcin de cosa juzgada en virtud de una anterior
demanda resuelta por sentencia firme en su favor deducida por doa Guadalupe
Fernndez en su contra, por medio de cual ya se haba cuestionado la validez de la referida adjudicacin a favor del Banco del Estado. Por su parte, el seor Jorge Eduardo
Lpez Balduzzi, por s y en representacin de la Sociedad Agrcola Via Balduzzi Ltda.
contestaron la demanda y opusieron, en lo que ahora interesa, la excepcin de prescripcin extintiva de la accin ordinaria para pedir la nulidad de la primitiva adjudicacin,
por cuanto los vicios que servan de fundamento a la pretensin del actor ocurrieron el
07 de abril de 1983, habindose verificado la notificacin de la demanda de autos el 10 de
septiembre de 1996, por lo que la nulidad absoluta alegada estaba saneada por el paso del
tiempo, en los trminos que seala el artculo 1683 del Cdigo Civil. En su rplica doa
Guadalupe Fernndez seal en relacin con la excepcin de prescripcin extintiva
que slo eran legtimos contradictores para controvertir la inexistencia o nulidad de la
escritura pblica de 07 de abril de 1983 y el contrato de compraventa en ella contenido,
los comparecientes y partes en los referidos actos, es decir, la actora y el Banco del Estado
de Chile, y que este ltimo no aleg la prescripcin cuya procedencia se objeta.
Veamos qu seal nuestro tribunal en relacin con los tres temas procesales
antes identificados: (i) En relacin con el acto jurdico procesal que sirve para
interrumpir el plazo de prescripcin expres:
[...] Que, por ltimo, la recurrente plantea que la sentencia ha cometido error de derecho
al acoger la excepcin de prescripcin extintiva a pesar de encontrarse sta interrumpida
pues, en su concepto, por el solo hecho de presentar la demanda se produce dicha interrupcin, vulnerndose los artculos 22, 1.683, 1.687 y 2.503 de Cdigo Civil (c.16);
Que la prescripcin extintiva se interrumpe civilmente, de acuerdo con el inciso
tercero del artculo 2.518 de Cdigo Civil, en virtud de la demanda judicial, salvo los
casos enumerados en el artculo 2.503. Ahora, bien, ya se ha dicho reiteradamente por
esta Corte que para que opere tal interrupcin es menester que la demanda judicial sea
notificada, de modo tal que, en realidad, es esta ltima actuacin procesal la que producir el efecto jurdico de la interrupcin civil. A tal conclusin se arriba, entre otras razones,
por lo que establece el N 1 del artculo 2.503 de Cdigo Civil, al disponer que no se
produce la interrupcin si la notificacin de la demanda no ha sido hecha en forma legal,
por lo que, a contrario sensu, slo es dicha notificacin la que tiene la virtud de producirla.
(c.17).
Al respecto en Chile existe una amplia jurisprudencia que reconoce que dicho
acto es la notificacin de la demanda y no la simple presentacin de la misma.
En este sentido, la Corte Suprema no hizo ms que ratificar su doctrina.
208
(ii) En relacin con el segundo tema, esto es, con la legitimacin para
oponer la excepcin de prescripcin extintiva, el recurrente de casacin expres, en sntesis, lo siguiente:
Que don Jorge Eduardo Lpez Balduzzi y la Sociedad Agrcola Via Balduzzi Limitada,
opusieron la prescripcin extintiva de la accin ordinaria para pedir la nulidad; que no
son legtimos contradictores en dicha accin de nulidad del contrato celebrado el 7 de
abril de 1983; que la declaracin de nulidad slo puede impetrarse por va de accin, lo
que no ocurri en la especie y que el Banco del Estado no aleg aquella prescripcin
extintiva.
contrato de 7 de abril de 1983, fue alegada por quien no era legtimo contradictor de
dicha accin. En efecto, explica, los demandados Jorge Lpez Balduzzi y Sociedad
Agrcola Via Balduzzi Limitada no fueron partes en dicho contrato y, por lo tanto,
no son legitimados de la demanda en aquella seccin de la misma en que se alega
su nulidad; el nico legitimado pasivo al respecto es el Banco del Estado de Chile,
quien no opuso la excepcin de prescripcin y, por consiguiente, el fallo incurre en
ultra petita cuando haciendo lugar a dicha excepcin, deducida por los demandados,
don Jorge Lpez Balduzzi y Via Balduzzi Limitada, extiende sus beneficios al Banco del Estado de Chile, institucin que no la aleg a su favor. (c.2);
Que la demanda de la seora Guadalupe Fernndez Ceballos est dirigida,
como se ha dicho, no slo en contra del Banco del Estado de Chile, sino tambin en
contra de don Jorge Eduardo Lpez Balduzzi y de la Sociedad Agrcola Via Balduzzi Limitada, siendo su accin principal la deducida para obtener la declaracin
de inexistencia o, subsidiariamente, de nulidad absoluta del contrato de 7 de abril
de 1983, de modo que de acogerse tal pretensin, derivara como su consecuencia
lgica que todas las dems tambin deberan ser aceptadas. Por consiguiente, si se
declarara la inexistencia o la nulidad absoluta del contrato, tal decisin llevara un
evidente perjuicio no slo para el Banco del Estado, que fue parte en el referido
contrato, sino tambin para los otros demandados, desde que deducida la reivindicacin como una consecuencia de la declaracin de inexistencia o subsidiariamente de
nulidad, su aceptacin acarreara para la Sociedad Agrcola Via Balduzzi Limitada
la prdida de un importante activo de su patrimonio. Cabe concluir, entonces, que todos
los demandados han tenido legitimacin pasiva respecto de las acciones de inexistencia o, en
subsidio, de nulidad deducidas, de manera que cualquiera de ellos ha estado en situacin de
oponer la excepcin de prescripcin extintiva de aqullas y, adems, aceptado dicho modo de
extinguir las obligaciones en provecho de unos, obviamente sus efectos favorecen a los dems.
(c.3; el destacado es mo).
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Leyes procesales
En el proceso Banco Estado con Welkner, el Banco del Estado de Chile dedujo
demanda en juicio sumario por la causal sptima del artculo 680 del Cdigo
de Procedimiento Civil, ya que la accin ejecutiva que emanaba del mutuo
hipotecario e contra del deudor se encontraba prescrita. La demanda fue
acogida parcialmente, ordenndose pagar una parte de la suma de dinero
demandada. Iniciado el cumplimiento incidental se trab embargo sobre una
propiedad, el que fue alzado tras haberse cumplido la sentencia en ejecucin,
por medio de las consignaciones realizadas por el demandado en la cuenta
corriente del tribunal. El actor apel la sentencia definitiva y la resolucin
que orden el alzamiento del embargo. Una sala de la Corte de Apelaciones
de Santiago confirm la sentencia definitiva (declarando que modifica el
monto adeudado por el demandado) y revoc el alzamiento del embargo.
Posteriormente, el demandado present recursos de casacin en la forma y en
el fondo contra esta ltima sentencia, tanto en lo que respecta a la decisin del
asunto, como de la que revoc el alzamiento del embargo. En este cometario
me centrar slo en el recurso de casacin en el fondo. En su fallo la Corte
Suprema seala:
Que las normas que el recurrente invoca como infringidas en su primer captulo de impugnacin tienen una funcin ordenatoria litis, porque estn dirigidas a fijar la compe45 Ibid 143, citando una serie de fallos en este sentido.
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tencia especfica de los jueces de la instancia, como son las contenidas en los artculos 160,
208 y 209 del Cdigo de Procedimiento Civil, de modo que carecen de una naturaleza
decisoria litis, esto es, no sirven de fundamento sustantivo a las pretensiones de las partes;
y siendo estas ltimas que pueden dar lugar al recurso de casacin en el fondo, segn
disponen los artculos 767 y 772 del Cdigo de Procedimiento Civil, se debe concluir
que ste no puede prosperar por la infraccin de aquellas normas adjetivas, que por su
naturaleza no pueden incidir sustancialmente en la resolucin del asunto. (c.8).
En la sesin 85, de 02 de mayo de 1879, el seor Gandarillas observa que conforme al ltimo inciso de este artculo, se quiere dar lugar al recurso de casacin
en el fondo aun por infraccin de las leyes que reglan el enjuiciamiento. Si como
le parece, esta regla tiende a invalidar las sentencias en que se cree ver una mala
aplicacin de las leyes que fijan el criterio judicial respecto a la apreciacin y
admisibilidad de la prueba, la considera inaceptable: en su concepto, no debe
darse tanta extensin a este recurso, porque eso equivaldra a establecer casi en
todos los juicios una tercera instancia. Por su parte los seores Lira y Aldunate
sostuvieron la procedencia del recurso en los casos en que la sentencia aparece
dada contra el precepto de una ley de enjuiciamiento, porque l tiende a procurar,
respecto de estas leyes, no menos importantes que las que reglan los derechos
civiles, la uniformidad de la jurisprudencia48. La discusin avanz en la sesin
siguiente, de 09 de mayo de 1879, en la que se vertieron encontradas opiniones
sobre este punto. As, el seor Aldunate reiter que aceptaba sin excepcin alguna la procedencia del recurso por infraccin de ley. Las que reglan el orden de
46 Vase a propsito de la jurisprudencia del art. 767 del CPC la larga cantidad de fallos que desde
muy temprano se enmarcaron en esta distincin. Repertorio de legislacin y jurisprudencia, Cdigo de
Procedimiento Civil, t. iv.
47 Aun cuando en la causa Rojas Pino, Jorge del Carmen, con Ilustre Municipalidad de Concepcin, se seala
lo siguiente: Que, consecuencialmente, esta Corte de Casacin no estara, en dicha situacin, en
condiciones de variar la decisin que se reprocha, porque lo dicho se desprende que los jueces del
fondo hicieron aplicacin correcta de las normas del fondo, particularmente aquellas que revisten la
naturaleza de decisoria litis en el presente caso, que son las que determinaran la responsabilidad civil
que se imputa a la Municipalidad de Concepcin.
48 Comisin Revisora, sesin 85, en Proyecto de Cdigo de Enjuiciamiento Civil, libro III, Santiago,
Imprenta el Progreso, 1884, p. 358.
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daos y perjuicios, cuyo sustento fue una norma muy peculiar de nuestro
ordenamiento jurdico, que contiene nada menos que una presuncin de dolo
y que se ubica dentro del ttulo de las denominadas medidas prejudiciales.
Me refiero al artculo 280 del Cdigo de Procedimiento Civil, que a la letra
dispone:
Aceptada la solicitud a que se refiere el artculo anterior (en cuanto a que se concedan
como prejudiciales las medidas precautorias previstas en el ttulo V, del libro II), deber
el solicitante presentar su demanda en el trmino de diez das y pedir que se mantengan las medidas decretadas. Este plazo podr ampliarse hasta treinta das por motivos
fundados.
Si no se deduce demanda oportunamente, o no se pide en ella que continen
en vigor las medidas precautorias decretadas, o al resolver sobre esta peticin el tribunal
no mantiene dichas medidas, por este solo hecho quedar responsable el que las haya
solicitado de los perjuicios causados, considerndose doloso su procedimiento.
Dos son las cargas procesales, por tanto, que la norma impone a quin solicit
y obtuvo una medida prejudicial precautoria: (i) por un lado, presentar la
demanda dentro del plazo de diez das (o dentro del plazo mayor si ste hubiere
sido ampliado por el tribunal); y (ii) por el otro, pedir que se mantengan las
medidas decretadas ahora como precautorias. Dichas cargas revelan que la
continuidad de estas medidas est supeditada a que el actor muestre un real
inters en el avance del proceso y a que acredite la necesidad de las mismas.
Estas cargas precisamente apuntan en esta direccin: en primer trmino, dar
al solicitante un plazo fatal para que dentro de l presente la correspondiente
demanda, de modo tal que justifique que su pretensin es seria; y en segundo
lugar, que manifieste expresamente su voluntad en orden a que se mantengan
las medidas, justificando por qu son necesarias ahora como precautorias. De
no cumplirse con estas cargas las medidas decretadas caducan ipso ipso. Sobre
este punto hay consenso en la jurisprudencia57.
Por el contrario, el cumplimiento de las cargas procesales por parte del
actor no le garantiza de un modo inequvoco que las medidas continuarn en
vigor. En otras palabras, la renovacin de las medidas no es automtica sino
que el tribunal debe tomar una decisin al respecto. De all que artculo 280
en su inciso 2 prescriba en lo que nos interesa que:
[...], o al resolver sobre esta peticin el tribunal no mantiene dichas medidas, por este
solo hecho quedar responsable el que las haya solicitado de los perjuicios causados, considerndose doloso su procedimiento.
Es decir, el tribunal que decret la medida prejudicial una vez que el actor ha
dado cumplimiento a lo prescrito en el inciso 1 del artculo 280, debe decidir
si las renueva como precautorias o si, por el contrario, ordena su alzamiento.
La norma busca que el tribunal en todo momento aprecie si se justifica la
57 Ver 372 FM (1989) p. 714; 217 GT, p. 316.
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tal Naguiln SA, la medida precautoria de prohibicin de celebrar actos y contratos sobre una serie de predios, bosques, siembras y ganado de propiedad
de la referida sociedad. El actor cumpli con las cargas que dispone el artculo
280 del Cdigo de Procedimiento Civil y el juez de Pichilemu, por su parte,
mantuvo como precautorias las medidas ya mencionadas. El demandado, en
su contestacin, solicit el alzamiento de dichas medidas. El juez de primera
instancia, el 30 de enero de 1993, neg dicha solicitud. Recurrida esta resolucin la Corte de Apelaciones de Rancagua, el 16 de agosto de 1993, orden
alzar las medidas decretadas. Recurrida de queja, la Corte Suprema desech
este ltimo recurso el 07 de octubre del mismo ao.
Sobre esta base la sociedad Agrcola y Forestal Naguiln SA, el ao 1994,
demand en juicio ordinario de mayor cuanta a don Francisco Errzuriz Talavera, como deudor principal, y a Supermercados Multiahorro S.A., como
fiador de las medidas prejudiciales, los daos y perjuicios entre otros, la
paralizacin de las explotaciones de madera, el impedimento de negociar la
venta de uno de los predios y el dao a su imagen profesional provocados
por las medidas prejudiciales ya referidas. En opinin del actor se estaba precisamente en la hiptesis prevista en el artculo 280 y, por tanto, deba considerarse doloso el actuar del seor Errzuriz Talavera.
El juez de primera instancia en sentencia definitiva del 21 de abril de
1998, acogi en parte la accin del actor. Consider, en todo caso, que no se
estaba en la hiptesis del artculo 280 del Cdigo de Procedimiento Civil. La
Corte de Apelaciones de Santiago, el 14 de octubre de 2003, confirm dicha
sentencia pero con una motivacin diversa. Analizar brevemente esta segunda sentencia, especialmente por algunos errores inadmisibles para el tribunal
capitalino, y porque el fallo de casacin de la Corte Suprema desgraciadamente no aporta casi nada al debate.
Seal la sexta sala del tribunal de alzada de Santiago en el recurso
de apelacin que el demandado entabl en contra de la sentencia de primera
instancia:
[...] Ms aun, en los supuestos del artculo 280 del Cdigo de Procedimiento Civil, en
cuanto a deducir demanda oportunamente, o no pedir en ella que contine la precautoria decretada, o, al resolver sobre esta peticin, el tribunal no mantiene la medida. Por
este solo hecho el que obtuvo la medida queda responsable de los perjuicios causados, considerndose doloso su procedimiento. De la lectura de esta norma se infiere una
verdadera responsabilidad objetiva [?] cuya fuente es la ley, no siendo necesario recurrir
al actuar doloso o culpable del hechor, bastando que se den los requisitos que la ley procesal puntualiza (c.7).
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proceso civil
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[...], o al resolver sobre esta peticin [de mantencin de las medidas] el tribunal no mantiene dichas medidas, por este solo hecho quedar responsable el que las haya solicitado
de los perjuicios causados, considerndose doloso su procedimiento.
226
Juicio Sumario
En la Banco Estado con Agrcola Punitaqui relativo a un juicio sumario de
terminacin de contrato de arrendamiento de predio rstico, la parte
demandada recurre de casacin en el fondo en contra de la sentencia
pronunciada por la Corte de Apelaciones de La Serena, que revoca la de primer
grado y declara en su lugar que es inadmisible la demanda reconvencional
deducida.
El fallo de primera instancia tuvo en consideracin dos elementos para
admitir la reconvencin. En primer lugar, que el procedimiento sumario, previsto en el ttulo XI, del libro III del Cdigo de Procedimiento Civil, especialmente aplicable al arrendamiento de predios rsticos por la expresa remisin
que a l efecta el artculo 2 del decreto ley 993, recibe adems aplicacin
cada vez que la accin intentada requiere por su naturaleza una tramitacin
rpida para ser eficaz (art. 680 inc. 1 CPC). De ello se sigue que l no slo se
puede utilizar cuando la ley expresamente se remite a l, sino que su aplicacin se encuentra abierta a los casos indicados en el inciso primero del artculo 680 Cdigo de Procedimiento Civil. En segundo lugar, que la reconvencin
guardaba ntima relacin con la demanda principal, ya que se refera al pago
de una serie de reparaciones y gastos efectuados en el predio por el demandado en el juicio principal.
La Corte de Apelaciones de La Serena, por su parte, revoc el fallo
anterior teniendo presente, en lo sustancial, dos argumentos: (i) que las caractersticas de concentracin y rapidez propias del procedimiento sumario
son incompatibles con la existencia de la reconvencin. (ii) Que all donde
hay un juicio sumario con reconvencin (L 18.101, sobre arrendamiento de
predios urbanos), el legislador ha debido reglamentar expresamente esta
institucin.
La Corte Suprema resuelve que los jueces del fondo, al sealar que las
caractersticas de concentracin y rapidez propias del procedimiento sumario, no resultan compatibles con la facultad del demandado de demandar
reconvencionalmente, puesto que el demandado reconvencional no tendr
oportunidad de defenderse, han hecho una correcta interpretacin de las disposiciones legales atinentes al caso de que se trata, como asimismo de la ley
18101, que contempla en forma expresa la facultad de reconvenir, para el caso
de arrendamiento de predios urbanos; razn por la cual el recurso adolece de
proceso civil
227
manifiesta falta de fundamento. Por ese motivo, rechaza el recurso de casacin en el fondo.
El juicio sumario es un procedimiento lleno de sorpresas. Si bien cada
vez tiene mayor aplicacin producto de las continuas remisiones que en los
ltimos aos una serie de leyes especiales han efectuado, es una institucin
algo desconocida en el tratamiento que le ha dado la doctrina nacional. Personalmente no conozco ninguna monografa que trata de manera sistemtica y coherente esta institucin. De all los constantes palos de ciegos que
suelen dar nuestros tribunales cuando se enfrentan con algn problema no
resuelto expresa y claramente por el legislador. La posibilidad de reconvenir
es uno de estos clsicos problemas. Pero no es el nico. A ttulo meramente
ejemplar tenemos la discusin de si en este procedimiento se admiten o no
las llamadas excepciones dilatorias; cul es el alcance del acceso provisional
de la demanda previsto en el artculo 684 del Cdigo de Procedimiento Civil
en caso de rebelda del demandado; o el alcance del artculo 690 en cuanto al
momento de resolver los incidentes planteados. Pues bien, la falta de mayor
discusin de estos temas por parte de nuestra doctrina hace que los casos
que se presentan a los jueces sean resueltos a travs de una mala de intuicin
jurdica. Porque decir que debido a las caractersticas de rapidez y celeridad
del juicio sumario, que en definitiva es declarativo y que en la prctica dura
bastante tiempo, parece una burla para el litigante que desea resolver pronto
todos los asuntos pendientes con su contraparte. Porque supongo que al
desechar la demanda reconvencional deber acudirse a un nuevo proceso
sumario u ordinario en el cual el reconviniente demandar la pretensin
excluida del presente procedimiento. Por principio de economa procesal
no veo razn lgica en haber excluido de este proceso la reconvencin del
demandado, sino que me parece que hubiera sido mejor para ambas partes
zanjar de una vez por todas todos las aristas pendientes de su contrato de
arriendo.
228
Por tanto, una vez notificada la demanda si bien ella no puede ya ser retirada,
porque lo nico que cabe es el desistimiento con efectos de cosa juzgada, s
puede el actor modificarla. Esta modificacin se considera como una nueva
demanda. Teniendo en mente estas normas veamos lo que sucedi en autos.
En el proceso De la Fuente con Ministerio de Obras Pblicas, sobre reclamacin contra actos expropiatorios, el demandante dedujo recurso de casacin
en el fondo. Los hechos consignados revelan que mediante demanda, presentada el 22 de mayo del ao 2003, se pidi dejar sin efecto la expropiacin por ser
improcedente. El tribunal, el da 23 del mismo mes, dict la siguiente resolucin:
Para proveer, dse cumplimiento a lo dispuesto en los artculos 1, 2, 4 y dems pertinentes de la Ley N 18.120, dentro de plazo y bajo el apercibimiento sealado en ella.
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231
dada a pagar al actor las sumas que seala. El demandante impugn este fallo
mediante la interposicin de los recursos de casacin en la forma y apelacin.
La demandada, por su parte, dedujo apelacin en contra de la referida resolucin. La Corte de Apelaciones de La Serena, desech la nulidad formal impetrada y, conociendo de las apelaciones, confirm la decisin de primer grado,
con declaracin que consisti en alzar las sumas a pagar. En contra de este
fallo, el demandante interpuso recursos de casacin en la forma y en el fondo
y la demandada, recurso de casacin en el fondo. Conociendo del recurso de
casacin en la forma, la Corte estim que exista un vicio de nulidad formal,
consistente en que la Corte de Apelaciones, al aumentar la suma a pagar, no
consider ni efectu razonamiento alguno sobre el hecho que el contrato de
honorarios, que dio origen al pago de los mismos, contemplaba el pago al actor, a todo evento, de una suma de dinero all establecida
Que debe consignarse que no se invit a los abogados de las partes que concurrieron a
estrados a alegar sobre este vicio, pues fue advertido en el estado de acuerdo [...] (c.5)60.
232
por los legisladores, al punto que estuvo a punto de ser eliminada61, y que
la obligacin de escuchar a los abogados, que no se contemplaba en el texto
primitivo del Cdigo de Procedimiento Civil, fue incorporada expresamente
por la ley 3390, de 15 de julio de 1918, que modific el entonces artculo 949,
actual 775 del Cdigo de Procedimiento Civil. En la causa que comentamos,
en que se cas por vulneracin del artculo 170 del Cdigo de Procedimiento
Civil (art. 768 N5 CPC), la Corte adems est habilitada para dictar sentencia
de reemplazo, en la que derechamente resuelve el fondo del asunto y en la
que adicionalmente la Corte no emite pronunciamiento sobre el recurso
de casacin en la forma deducido en lo principal [...] y se tienen por no
interpuesto los recursos de casacin en el fondo. Lo anterior, no producir
indefensin en las partes? No es una falta de respeto para el trabajo de los
abogados? Las posibilidades son simplemente dos: (i) o entendemos que la
Corte slo puede ejercer esta facultad mientras se desarrolla la vista de la causa
y, por tanto, si se percata del posible vicio en el estado de acuerdo quiere decir
que su facultad ya precluy, debiendo, por tanto, pronunciarse derechamente
sobre los recursos presentados por las partes; o (ii) llamar nuevamente a los
abogados a una vista especial para que ejerzan la facultad que les concede el
artculo 775 del Cdigo de Procedimiento Civil.
En el proceso Pullman Cargo S.A. con Araya Manieu, Francisco, se demand en juicio ordinario de indemnizacin de perjuicios, rechazando en definitiva la accin y tambin una excepcin de prescripcin opuesta contra la
misma. La parte demandante apela la sentencia y la Corte de Apelaciones de
Arica confirma la decisin. Contra esa sentencia se deducen recursos de casacin en la forma y en el fondo. Conociendo de ambos recursos, la Corte volvi
a revisar los supuestos en base a los que se rechaz la excepcin de prescripcin opuesta y determina que los jueces del fondo no se pronunciaron sobre el
fondo mismo de la excepcin, motivo por el que se incurre en el vicio del artculo 768 N5, en relacin al artculo 170 N4. Indica la Corte que de la lectura
de la sentencia atacada se observa que en el fundamento vigsimo primero
del fallo de primer grado, mantenido por los jueces recurridos, se analiz la
interrupcin del plazo de prescripcin y se determin que, en la especie, no se
configura tal situacin. Sin embargo, siendo evidente que las reflexiones dicen
relacin nicamente con la interrupcin alegada, resolvieron el rechazo de
la referida excepcin, sin argumentar en cuanto al fondo de la institucin de
prescripcin, esto es, si en este caso ella ha operado, pues tal anlisis importa
61 As en su discusin el seor Ministro pide se suprima este artculo, porque no conviene dejar a
los jueces estas facultades discrecionales que en todo caso son peligrosas y porque la ley debe tender
a interesar a las partes en hacer con celo su defensa. El seor Campillo apoya esta indicacin. En su
concepto, este artculo echa por tierra todos los escrupulosos requisitos que la ley exige en otra parte
para la admisin de estos recursos, i, por consiguiente no guarda armona con aquellas disposiciones.
Comisin Revisora, sesin 92, 05 de agosto de 1879, en Proyecto de Cdigo de Enjuiciamiento Civil, libro
III, Santiago, Imprenta el Progreso, 1884, p. 378.
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Pues si los abogados no comparecieron a estrados hay que hacerles ver que la
Corte est pensando casar en la forma de oficio la sentencia y que ellos tienen
el derecho de alegar sobre los precisos puntos que la Corte indique como
posibles causales de casacin.
Finalmente, para mostrar el enorme alcance que esta facultad puede tener, en Soto con Municipalidad, en juicio ordinario, la demandada, municipalidad de Talcahuano, dedujo recurso de casacin en el fondo contra la sentencia
pronunciada por la Corte de Apelaciones de Concepcin, que confirm la de
primera instancia, del segundo juzgado civil de Talcahuano. Mediante este
ltimo fallo se hizo lugar a la demanda, slo en cuanto se orden a la demandada pagar a la actora, determinada suma por concepto de indemnizacin
por dao moral, por falta de servicio en el cuidado de la administracin de
los bienes nacionales de uso pblico a cargo de la municipalidad. Se orden
el reajuste del monto conforme a la variacin del IPC. El dao moral habra
resultado como consecuencia de un accidente que sufri la referida actora en
la va pblica, el da 31 de octubre de 2002, ocurrido al bajar de la vereda para
cruzar la calle, debido a que introdujo el pie izquierdo en la tapa del receptculo recolector de aguas lluvias, a la que le faltaba una de las barras protectoras, quedando atascada y sufriendo lesiones. En el examen del recurso, la
Corte observ la existencia de un vicio de forma que la habilita para casar
de oficio. El fallo de primera instancia resolvi hacer lugar a la demanda civil
deducida en autos, condenando a la municipalidad demandada a pagar, pero
adems, dispuso reajustar la suma ordenada cancelar, conforme a la variacin
del IPC entre el mes anterior a la fecha de notificacin de la demanda y el
mes anterior al pago efectivo, aplicando en este mismo perodo, el mximo
inters legal para operaciones reajustables. El tribunal de segundo grado se
limit a confirmar el de primero, con mayores argumentos. Sin embargo, la
demandante no habra solicitado ni reajuste ni tampoco intereses, puesto que
slo demand para obtener el pago de cierta suma, por el dao patrimonial
que habra sufrido hasta la fecha de la demanda, ms los que se produjeran
durante la secuela del juicio, por no poder trabajar y agregando otro tanto por
concepto de dao moral.
En este sentido, los sentenciadores del grado otorgaron ms de lo pedido en el pleito y por ello la Corte estim procedente casar de oficio por
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seccin de
derecho penal
LEY PENAL
Antonio Bascun Rodrguez
IRRETROACTIVIDAD Y RETROACTIVIDAD
dE LA LEY PENAL Y PROCESAL PENAL
243
250
253
DOLO Y PRETERINTENCIONALIDAD
259
IMPRUDENCIA 262
Negligencia mdica: riesgo permitido y principio de confianza, 263
Exigencias de cuidado en el trnsito vehicular,
265
240
CONCURSO DE DELITOS
289
DISCRECIN JUDICIAL EN LA
DETERMINACIN DE LA PENA:
CONCURRENCIA DE ATENUANTES
304
ATENUANTES EN PARTICULAR
308
AGRAVANTES EN PARTICULAR
311
Alevosa, 311
Reincidencia, 311
Pluralidad de malhechores en los delitos de
hurto y robo, 314
319
241
328
343
347
372
Hurto, 347
Conducta y consumacin, 347
Hurto falta: consumacin, 353
La determinacin de la pena en el hurto
falta tentado o frustrado, 357
Hurto de hallazgo, 358
Robo con fuerza en las cosas, 360
Escalamiento, 360
Robo con violencia o intimidacin en las
personas, 362
Violencia posterior a la apropiacin, 362
Concepto de intimidacin: uso de arma de
fantasa, 368
Reglas comunes al hurto y al robo, 369
Equiparacin de las penas de tentativa y
delito consumado, 369
PROCESO PENAL
Alejandro Awad Cherit
Marcos Contreras Enos
Miguel Schrmann Opazo
EL SISTEMA DE RECURSOS EN EL
SISTEMA PROCESAL PENAL
COMPETENCIA DE LA CORTE SUPREMA PARA
381
242
387
389
403
383
LEY PENAL
IRRETROACTIVIDAD Y RETROACTIVIDAD
dE LA LEY PENAL Y PROCESAL PENAL
En contra Hochenedel, en una sentencia de 19 de diciembre de 2005, redactada
por el ministro Sergio Muoz y recada sobre un recurso de apelacin
interpuesto en contra de una resolucin dictada el 30 de noviembre de ese mismo
ao por el ministro Rubn Ballesteros en su calidad de ministro instructor en
un procedimiento por extradicin pasiva, la Corte Suprema confirm que la
regulacin procesal penal aplicable al caso era la correspondiente al Cdigo de
Procedimiento Penal, conforme a la modificacin que el artculo 1 N 24 de
la ley 20074 (D.O. 14.11.2005) introdujera en el inciso segundo del artculo 485
del Cdigo Procesal Penal1. No obstante, la Corte observ que
1 El art. 485 originario dispona la aplicacin de las nuevas reglas de procedimiento penal a
procedimientos de extradicin pasiva a partir de la fecha de entrada en vigencia de la reforma procesal
penal en le Regin Metropolitana. La L 20074 dispuso su entrada en vigencia a partir del 16 de junio
de 2005. En consecuencia, los procedimientos de extradicin pasiva iniciados con anterioridad a
Bascun | Ley Penal
3 Rev D. UAI (2013) 243-252
2013 Antonio Bascun Rodrguez
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Ley Penal
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El tribunal oral en lo penal de Temuco rechaz la solicitud de aplicacin retroactiva del artculo 4 de la ley 20000 aduciendo que esta norma
tipifica un delito distinto del tipificado por el artculo 5 de la ley 19366. La
Corte Suprema, en sentencia redactada por el Ministro Enrique Cury, discrepa de esa apreciacin. En su lugar, ejerciendo la competencia que le concede y
compartiendo el punto de vista del recurrente -aunque en definitiva no acogi
el recurso-, sostiene que el artculo 4 de la ley 20000 se limita a establecer un
trato punitivo menos severo para casos de trfico de menor entidad.
La apreciacin del recurrente y de la Corte Suprema es sin duda correcta: no por corresponder a una hiptesis nueva en el sistema jurdico chileno
deja de ser el delito de microtrfico un caso especial del delito de trfico. Lo que
importa, sin embargo, es advertir que la cuestin abstracta de las relaciones sistemticas entre el artculo 3 y el artculo 4 de la ley 20000 es totalmente irrelevante para la aplicabilidad retroactiva de ste ltimo como ley ms favorable.
La exigencia de una cierta identidad o semejanza entre la norma vigente al momento del hecho y la norma vigente al momento de la sentencia
como condicin de la aplicacin con efecto retroactivo de sta es una errada
extrapolacin de la doctrina, tambin errada, que exige la satisfaccin de esa
exigencia como condicin de la aplicacin preteractiva de la ley derogada6.
Esta doctrina fue elaborada en 1975 por Luis Cousio7 con el fin de ofrecer un fundamento para la aplicabilidad de la ley penal derogada, cuando
la nueva ley es desfavorable; la Corte Suprema la adopt con esa precisa
finalidad en 1991 en contra Errzuriz Talavera y otros8, y desde entonces ha
acudido a ella para aceptar o rechazar la aplicacin de la ley penal que al
momento de la sentencia se encuentra derogada9. En este caso, el tribunal
6 La doctrina denomina ultractividad a todo caso de aplicacin de la ley penal derogada. Ese uso
terminolgico oculta una diferencia fundamental. La aplicacin de la ley derogada a hechos acaecidos
con posterioridad a su derogacin se encuentra excluida por la institucin de la derogacin expresa;
en cambio, la aplicacin de la ley derogada a hechos acaecidos durante su vigencia o, en el caso de las
leyes intermedias, incluso a hechos acaecidos antes de su entrada en vigencia- depende de las reglas
del derecho intertemporal de cada sistema jurdico. De aqu que sea preferible reservar el trmino
ultractividad para la -absolutamente inadmisible- aplicacin de la ley derogada con efecto ultractivo,
es decir, a hechos acaecidos con posterioridad a su derogacin. Para la aplicacin de la ley derogada
con efecto activo o retroactivo, cuya admisibilidad depende del derecho intertemporal penal, propongo
utilizar el trmino preteractividad; esa diferencia terminolgica contribuye a evitar malentendidos.
Al respecto, Antonio Bascun, La ley Penal, 1 Com. 210, nota 1; ibid, 2 Com. 364-365.
7 Cousio MacIver, Luis, Derecho Penal Chileno, Santiago. Editorial Jurdica de Chile, 1975, p. 116,
8 Sentencia de 17 de junio de 1991, Rol N 28.479, en: 391 FM (1991) p. 219-223
9 En los ltimos aos, la Corte Suprema ha aplicado esta doctrina en dos lneas jurisprudenciales:
la originada por la reforma de la Ordenanza de Aduanas efectuada por la L 19738 (D.O. de 19 de
junio de 2001) y la originada por las modificaciones desfavorables introducidas en la regulacin de
los delitos sexuales por la L 19.617 (D.O. de 12 de julio de 1998), as como por las leyes 19.846 (D.O.
de 4 de enero de 2003) y 19.927 (D.O. de 14 de marzo de 2004). Crticamente respecto de la primera
lnea jurisprudencial, Antonio Bascun, ley Penal, 2. Com. 364-369; el principal exponente de la
segunda lnea jurisprudencial se encuentra en contra Spiniak Vilensky y otros, sentencia de 2 de
agosto de 2008, Rol N 5576-2007.
248
de juicio oral en lo penal acudi a la misma doctrina para rechazar la aplicacin con efecto retroactivo de la ley penal que al momento de la sentencia
se encuentra vigente. Y aunque la Corte Suprema discrepa de la apreciacin
del tribunal, implcitamente concede la pertinencia de su premisa. Al subordinar la aplicacin con efecto retroactivo del artculo 4 de la ley 20000 a
una interpretacin de su relacin sistemtica con el artculo 3 de esa misma
ley y consecuentemente, con el artculo 5 de la ley 19366-, admite que una
interpretacin distinta de esas relaciones sistemticas podra justificar el rechazo de su aplicacin retroactiva.
Eso es, precisamente, lo que ha sucedido en la jurisprudencia de la
Corte Suprema posterior a contra Traimante Vargas y otra: a partir de consideraciones abstractas, referidas a la historia fidedigna del establecimiento
de la ley 20000 y a las relaciones sistemticas ente los artculos 3 y 4 de
esa ley, los votos de mayora de la Corte Suprema en sentencias posteriores
han concluido que el delito de microtrfico constituye un delito autnomo
y completamente separado y distinto del gran trfico10. Cualquiera sea el
mrito de esa conclusin -ninguno, a juicio de este comentarista-, lo que
aqu importa advertir es que por s sola ella no implica un obstculo para la
aplicacin retroactiva del artculo 4 como ley penal ms favorable.
El derecho intertemporal penal chileno, que en lo esencial se encuentra
consagrado en el artculo 18 del Cdigo Penal11, exige comparar la ley penal
vigente al momento de la perpetracin del hecho con la ley penal vigente al
momento de la dictacin sentencia para determinar cul es la ley ms favora10 Contra Valenzuela Grandn, sentencia de 18 de noviembre de 2008, Rol N 2980-2008; contra Yez
Vargas, sentencia de 17 de diciembre de 2009, Rol N 4887-2009 y contra Vasallo Schanni, sentencia
de 16 de agosto de 2010, Rol N 8938-2009. En las sentencias de 2008 y 2009, el ministro Carlos
Kunsemller formul votos de disidencia, acompaado por el ministro Rubn Ballesteros y el
abogado integrante Luis Bates, respectivamente; en la sentencia de 2010, un voto de prevencin,
acompaado por el ministro Ballesteros. En todos sus votos, el ministro Knsemller hace suya la
interpretacin de las relaciones sistemticas entre los arts. 3 y 4 L 20000 afirmada por la Corte
Suprema en contra Traimante Vargas y otra.
11 Art. 18. Ningn delito se castigar con otra pena que la que le seale una ley promulgada con
anterioridad a su perpetracin. / Si despus de cometido el delito y antes de que se pronuncie
sentencia de trmino, se promulgare otra ley que exima tal hecho de toda pena o le aplique una
menos rigurosa, deber arreglarse a ella su juzgamiento. / Si la ley que exima el hecho de toda
pena o le aplique una menos rigurosa se promulgare despus de ejecutoriada la sentencia, sea que
se haya cumplido o no la condena impuesta, el tribunal que hubiere pronunciado dicha sentencia,
en primera o nica instancia, deber modificarla de oficio o a peticin de parte. / En ningn caso
la aplicacin de este artculo modificar las consecuencias de la sentencia primitiva en lo que diga
relacin con las indemnizaciones pagadas o cumplidas o las inhabilidades. A esta disposicin cabe
agregar el principio general de la prohibicin de aplicacin de leyes con efecto retroactivo (art. 9
CC), su consagracin constitucional tratndose del efecto retroactivo de la ley penal desfavorable
(art. 19 N 3 inc. 7 CPol), y las reglas correlativas de las convenciones internacionales sobre derechos
humanos (art. 15-1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos, art. 9 de la Convencin
Americana sobre Derechos Humanos).
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ser considerado causa del resultado13. La constatacin del sobre-condicionamiento de un resultado no puede razonablemente conducir a sugerir su consideracin como sub-condicionado.
En consideracin de estas puntualizaciones, la definicin de causa basal ofrecida por la Corte resulta problemtica. Pues por causa basal habra
que entender una condicin simultneamente necesaria y suficiente para un
determinado resultado. Dada la exigencia de condicionamiento necesario, habra que excluir como causalmente relevante todas aquellas condiciones que
aparecieran operando con otras condiciones, cuando la supresin hipottica
de una no implicara la falta de produccin del resultado en el instante en que
de hecho se produjo, es decir, todas aquellas condiciones que intervienen en la
produccin de un resultado sobre-condicionado. Pero al mismo tiempo, dada
la exigencia de condicionamiento suficiente, sera imposible considerar una
condicin particular aislada como causa de un determinado resultado, pues
ningn evento es, por s solo, condicin suficiente para otro evento: Sin el acto
sexual que condicion el nacimiento de la vctima, por ejemplo, el disparo del
autor no habra podido ser causalmente relevante para su muerte.
Lo anterior sugiere que la nocin de causa basal, tal como ella es entendida por la Corte y por lo dems utilizada masivamente en la prctica
judicial ordinaria ha de ser situada en un contexto diferente. La manera
en que la Corte introdujo su referencia a la nocin de causa basal en contra
Hernndez Encina parece confirmar esta hiptesis. La Corte parti afirmando que en un accidente pueden presentarse mltiples causas, con diferentes
grados de incidencia, por lo cual debe despejarse el entorno, permitiendo
conocer la causa basal, es decir, la raz necesaria y suficiente para que el accidente se produzca (c. 11). Esta puntualizacin es fundamental, porque de
ella se sigue que la Corte entiende la nocin de causa basal en el sentido de
una individualizacin de una de las varias condiciones que figuran en la explicacin causal de un resultado como la determinante. Esto significa que el
recurso a la necesidad y la suficiencia de la condicin no puede ser entendido
en trminos estrictos, esto es, en trminos de un anlisis de la nocin de causa,
sino en trminos de lo que tradicionalmente se conoce como una teora individualizadora de la causalidad, esto es, una teora dirigida a la seleccin de una
condicin como la relevante en el contexto de la atribucin de responsabilidad por la produccin causal de un resultado, y que usualmente es vista como
una predecesora de la moderna teora de la imputacin objetiva. Esto, por lo
dems, explica que en la definicin de contra Herrera Chacana la Corte usara
el adverbio necesariamente, precisamente, entre comillas.
13 Kindhuser, op. cit. en n.3, 10/35. En estos casos de causalidad sobre-condicionada se habla de
autora simultnea, en tanto se satisfagan las condiciones de la imputacin respecto de cada uno de
los sujetos que, individualmente y sin coordinacin conjunta (esto es, sin ser coautores), pusieron
una causa mnima suficiente para la produccin del resultado. Ibid 39/3.
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DOLO Y PRETERINTENCIONALIDAD
En contra Ceballos Villanueva la Corte emiti un importante pronunciamiento
acerca de la estructura de la preterintencionalidad,, que ocupa un lugar
importante en la discusin tradicional acerca de los presupuestos de la
imputacin subjetiva. La Corte conoci del caso a propsito de una casacin,
que pretenda impugnar una sentencia condenatoria por delito de homicidio
doloso. El recurso sostena que en los hechos no se daban las condiciones
para tener por configurado el dolo del sujeto respecto de la produccin
de la muerte de la vctima, sino slo respecto de la produccin de lesiones
corporales. Para examinar con ms detenimiento el razonamiento del fallo
puede ser oportuno reproducir la descripcin de los hechos que la Corte tuvo
como por acreditada al efecto:
que el da 18 de septiembre de 2003 [...] un sujeto, sin causa justificada y premunido
de un arma blanca (cuchillo), procedi a agredir a Ismael Patricio Monsalve Moya, en
el muslo derecho provocndole una anemia aguda por herida penetrante, posible corte
arterial, que le provoc la muerte en el lugar [...] (c.5).
260
15 Ibid 389-403.
16 Ibid 404-5.
261
262
IMPRUDENCIA
La Corte se pronunci sobre varias cuestiones de relevancia para la dogmtica
de los delitos imprudentes, o cuasidelitos en la terminologa del Cdigo
Penal. En este marco, por imprudencia cabe entender la forma de imputacin
que supone la falta de dolo, esto es, la falta de representacin actual de la
posibilidad concreta de una realizacin tpica, de la cual, empero, el propio
sujeto puede ser hecho responsable, en tanto esa falta de representacin haya
sido evitable para l, de haber observado el estndar de cuidado exigible.
Desde este punto de vista, la imprudencia comprende tanto lo que el Cdigo
Penal denomina imprudencia como lo que el mismo denomina negligencia.
Segn fuera sugerido en el comentario a la jurisprudencia del ao anterior, esta
diferenciacin legal puede ser entendida en el sentido de que la negligencia
supone una determinacin de la exigencia de cuidado en referencia especfica
a un determinado contexto de actuacin, en que se reconocen expectativas de
diligencia especficas, cuyo caso paradigmtico es la negligencia profesional,
mientras que por imprudencia en sentido estricto cabe entender la infraccin
de una exigencia de cuidado no referida especficamente a un mbito de
actuacin determinado18.
18 Ibid 415-16.
263
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imputacin por imprudencia. Aqu no se revierte la ilicitud de un comportamiento por el cual se causa la muerte de otro, sino que se excluye la posibilidad de imputar ese comportamiento como contrario a deber, por imprudencia, al sujeto correspondiente.
Que esta interpretacin del artculo 10 N8 del Cdigo Penal es acertada, se deja comprobar en atencin al argumento ofrecido por la Corte para
revocar la condena del mdico anestesista que de hecho practic la transfusin sangunea a la vctima. Respecto de la conducta de ste, la Corte dio por
hecho que su comportamiento haba sido causal para el resultado tpico. Si se
considera que la respectiva norma de comportamiento, cuyo quebrantamiento constituye el hecho punible susceptible de imputarse al mdico, consiste
en una prohibicin de causar la muerte de otro, entonces es claro que las
condiciones de la antinormatividad de su comportamiento se encuentran satisfechas21. Como la Corte bien advirti, el problema se refera a la pregunta
de si ese comportamiento resultaba imputable al mdico como contrario a
deber, en el sentido de una negligencia.
En la respuesta a esta pregunta, la Corte parti introduciendo una referencia genrica a la denominada lex artis como el conjunto de estndares de
los cuales cabe derivar la exigencia de cuidado especfica que en concreto recae
sobre el profesional en el desempeo de su funcin (c.10). A continuacin, la
Corte sostuvo que en la actuacin del mdico en cuestin no haba habido
indicio alguno de negligencia, en el sentido de una falta de observancia de
ese cuidado exigible, en relacin con la cual la Corte enfatiz las condiciones
de celeridad y premura en que tiene lugar, ordinariamente, una intervencin
quirrgica como la del caso. La Corte sostuvo, entonces, que respecto de la
actuacin del mdico el desenlace fatal para la vctima admita ser entendido
como un accidente (c.12).
Es precisamente en este punto, donde se abre la posibilidad de interpretar el artculo 10 N8 del Cdigo Penal, que incluye la referencia al mero accidente, como un reconocimiento legal explcito de un criterio de riesgo permitido. La conducta, que en todo caso tuvo relevancia causal para la muerte de la
paciente, no era sin embargo imputable a ttulo de negligencia, dado que sta
supone la infraccin de una exigencia de cuidado que incumbe al sujeto en el
contexto de su accin, lo cual faltaba en el caso examinado, puesto que el m21 Ha de tenerse en cuenta, sin embargo, que la Corte confunde la funcin del art. 491 CP,
entendiendo que ste tipificara un delito especial, en el sentido de que esta disposicin expresara
una prohibicin penal especficamente dirigida a profesionales de la salud. Como ya se hizo presente
en el comentario del ao anterior, esto es un error. El art. 491 slo establece un criterio especfico
para la fundamentacin de la imputacin a ttulo de imprudencia (lato sensu), en el sentido de una
negligencia mdica, lo cual no altera el hecho, sin embargo, de que el objeto de esa imputacin tenga
que ser determinado en atencin a las normas de comportamiento a las cuales se remite el art. 490
CP, esto es, aquellas cuyo quebrantamiento imputable constituye un delito contra las personas, en el
sentido del ttulo VIII del libro II del Cdigo Penal. Vase Maalich, op. cit. en n.1, pp. 417-8.
265
dico se haba atenido a lo requerido por la lex artis, esto es, se limit a ejecutar
un acto lcito. Lo importante es advertir que en este contexto la licitud no se
refiere al comportamiento tpico, la produccin de la muerte de otro, sino a
la accin (auxiliar) del mdico de la cual podra haber dependido el reconocimiento de la posibilidad concreta de la realizacin del tipo. Ciertamente,
el mdico podra haber revisado la congruencia de la sangre recibida con la
requerida, pero al no hacerla no actu ilcitamente, esto es, negligentemente,
dado que esa revisin exceda lo que cabe esperar de un mdico diligente, que
se encuentra efectuando una intervencin quirrgica y que recibe sangre de
otro profesional, a quien especficamente compete esa comprobacin. La propia Corte hizo explcito, entonces, que la imputacin a ttulo de negligencia a
su respecto quedaba excluida por la eximente del artculo 10 N8 del Cdigo
Penal (c.14).
Por ltimo, es importante indicar que la Corte tambin incluy una
referencia, en todo caso somera, a la negligencia de la tecnloga, en definitiva
condenada, como factor relevante para la exclusin de la negligencia respecto
del mdico (c.12). Ms especficamente, la Corte sostuvo que en la determinacin del grado de precaucin que cabe esperar del mdico en una situacin
como aquella en la que l tuvo que actuar, no es posible incluir una supervigilancia de cada uno de los actos de las dems personas que intervengan en
el proceso mdico que se lleva a cabo (c.11). Esta consideracin de la Corte
puede ser reformulada en trminos del criterio de exclusin de la imputacin
que se conoce como principio de confianza. En el marco de una actividad
compleja definida por una distribucin de la competencia individual por diferentes clases de riesgo, cada sujeto ha de poder confiar, en principio, en que
los dems intervinientes ajustarn su actuacin a los estndares de cuidado
que a cada uno incumben en el desempeo de su funcin especfica. En este
sentido, el principio de confianza constituye un lmite objetivo a la expectativa
individual de previsin de riesgos que cada sujeto ha de observar, en tanto l
mismo se mantenga, a su vez, dentro del mbito de riesgo permitido.
Cabe sugerir, entonces, que el principio de confianza no es ms que una
articulacin especfica del criterio del riesgo permito referida a la intervencin de terceros. Quien se mantiene dentro del margen del riesgo permitido
puede confiar, en tanto no haya razn especial para asumir lo contrario, en
que los dems intervinientes tambin observarn sus respectivas exigencias
de cuidado.
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tes haya tenido relevancia causal para la produccin del resultado, esto es, en
tanto cada una de esas conductas haya sido parte necesaria de una condicin
mnima suficiente del mismo, y en tanto a cada uno sea imputable su respectiva contribucin causal, por falta de observancia del cuidado exigible, no hay
razn alguna para excluir la imputacin a uno en virtud de la imputacin al
otro. Lo cual no obsta, sin embargo, a que quepa fundamentar una exclusin de imprudencia respecto de un sujeto en tanto ste haya podido esperar
que los dems involucrados se atuviesen, a su vez, a las exigencias de cuidado
correspondientes, en el sentido del llamado principio de confianza, como la
Corte correctamente, sugiri en contra Hernndez Encina, ya comentado.
Ciertamente, esto no responde la pregunta de si el actuar del imputado
fue, de hecho, imprudente. Esto haba sido respondido negativamente, y con
buenas razones, por la sentencia de segunda instancia, que la Corte, tambin
con buenas razones, reconoci como vlida.
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LEGTIMA DEFENSA
De los fallos emitidos por la Corte dentro del periodo considerado destaca
uno por referirse a cuestiones de la eximente por legtima defensa25. En contra
Rubio Riveros, en efecto, la Corte efectu algunas consideraciones generales
acerca los presupuestos de esta causa de justificacin, para fundamentar su
rechazo de la casacin que pretenda el reconocimiento de su satisfaccin en
el caso. La Corte parti ofreciendo la siguiente relacin de los hechos:
Hay antecedentes como para estimar que hubo una ria en que se golpearon tanto el
ofendido como el imputado que reaccion violentamente dndole golpes con un objeto
contundente que le produjeron no slo hematomas en ambos ojos sino un sinnmero
de otras lesiones [...]. Es decir, si bien ambos contendores resultaron con lesiones las
ms graves fueron las sufridas por el ofendido quien era un individuo de 74 aos mucho
mayor que el agresor y su hijo que slo tenan 50 y 17 aos respectivamente, por lo que es
posible concluir que se encontraban en superioridad de fuerza (c.11).
De esto, sin embargo, nada hay que constituya una razn en contra (como
tampoco a favor) de la satisfaccin de los presupuestos de la legtima defensa.
La cuestin crucial, antes bien, est en determinar cul de los involucrados
agredi antijurdicamente al otro, de modo que ste haya podido defenderse
legtimamente, a menos que hubiera que negar la justificacin en virtud de
una provocacin suficiente por parte del propio agredido. De ello depende,
por lo dems, a quin quepa calificar de agresor y a quin, de ofendido.
Estos tres presupuestos de la justificacin a ttulo de legtima defensa,,
establecidos en el artculo 10 N4 del Cdigo Penal, fueron objeto de especificacin por parte de la Corte, que para ello se apoy en distintas opinio24 As Kindhuser, U: Gefhrdung als Straftat (Frankfurt a.M.; Vittorio Klostermann, 1989), pp. 92-3.
25 En relacin con la (cuantiosa) jurisprudencia del ao anterior, Maalich, op. cit. en n.1, pp. 418-41.
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nes doctrinales. As, con cita a Jimnez de Asa, defini la agresin ilegtima
como el acto con que el agente tiende a poner en peligro o a lesionar un inters jurdicamente tutelado (c.13); la necesidad racional del medio empleado,
con cita a Politoff, en el sentido de que el inters daado por esta [sic] [la
defensa] no debe ser mucho mayor que el inters defendido (c.14); y la falta
de provocacin suficiente, por ltimo, con menciones a Groizard, Carrara y
algunos autores nacionales, como la ausencia de una provocacin que explique de manera cumplida y satisfactoria la agresin, que haga sta natural
desde el punto de vista psicolgico (c.15).
Sobre el sentido de cada uno de estos presupuestos se efectuaron consideraciones extensas en el comentario del ao anterior26. Lo que aqu interesa
es que la Corte entendiera que ninguno de ellos se satisfaca en el caso, lo cual
se seguira de la siguiente consideracin referida a los hechos, sobre la base de
lo declarado por el imputado mismo:
[...] se puede concluir que cuando el ofendido se opuso a que [el imputado] sacara ripio
del sitio que dijo que era de su propiedad, l se indign en tal grado y agredi al ofendido de tal forma que su hijo, con el que andaba, tuvo que intervenir para que no siguiera
golpeando al ofendido y que, al verse sangrando [a consecuencia de la defensa propia,
con una pala, de parte del ofendido], se enloqueci perdiendo el control (c.16).
26 Ibid 419-38.
27 Ibid 396-405.
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sensato, como sugiri la Corte, dejar abierta una pregunta cuya respuesta resulta ser dogmticamente intrincada, cuando el caso de cuyo conocimiento se
trata admite ser resuelto sin entrar en ella. Pero esto no puede ser esgrimido
por un tribunal de casacin que recin el ao anterior ha emitido un pronunciamiento categrico al respecto.
La inconsistencia manifestada en este escepticismo se volvi derechamente auto-contradiccin, cuando la Corte, en contra Medina Maturana, sostuvo que la exigencia de voluntariedad establecida en el inciso 1 del artculo
1 del Cdigo Penal (y que constituye el objeto de la presuncin fijada en el
inc. 2) ha de entenderse referida a la culpabilidad del autor, y especficamente
a la conciencia de la ilicitud de su actuar (c.16). De este modo la Corte pas a
acoger la posicin defendida, en su manual de la parte general, por el propio
ministro de la Corte que redact los fallos tanto en contra Torres Rojas como
en contra Medina Maturana.
Segn se discuti en el comentario del ao anterior, la interpretacin
de voluntariedad en el marco (de los dos primeros incisos) del artculo 1
del Cdigo Penal como culpabilidad en sentido estricto, esto es, como la capacidad de motivarse a actuar con arreglo a la norma de comportamiento, es
correcta. A favor de ella hablan tanto argumentos propiamente dogmticos
referidos a la ordenacin conceptual de los presupuestos del hecho punible
como argumentos referidos a la sistemtica de la ley28. De la Corte Suprema
cabe esperar, sin embargo, algo ms que un acierto recado de vez en cuando
en alguna de las causas que llegan a su conocimiento, con amnesia respecto de
sus propios pronunciamientos previos ms inmediatos.
ERROR DE PROHIBICIN
En contra Medina Maturana, recin comentado a propsito de la determinacin
del alcance del concepto de voluntariedad en el contexto del artculo 1
del Cdigo Penal, la decisin de la Corte se concentr, sin embargo, en el
problema del error bajo el cual habra actuado el imputado, presuntamente
cometiendo un delito de hurto.. La sentencia de la Corte hace referencia a
una pregunta sumamente compleja de la doctrina del error, lo cual justifica su
anlisis detallado.
En los hechos se trataba de la sustraccin de un automvil desde una
compraventa en la cual el autor de la sustraccin, anterior dueo del automvil, lo haba dejado para su venta. Una vez perfeccionada sta, y asumindose
que el comprador se hizo dueo del vehculo, el anterior propietario quiso
recuperarlo al no haber recibido el pago del precio por la venta del mismo. En
tanto la argumentacin de la Corte descansa en la premisa de que el comprador efectivamente se hizo dueo del automvil, lo cual implica la verificacin
28 Ibid 398-400.
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de la tradicin del mismo como modo de adquirir el dominio para aqul, esta
premisa se mantendr para efectos de este comentario.
La Corte sostuvo que el sujeto haba actuado, en trminos generales,
bajo lo que se conoce como un error de prohibicin, y ms especficamente,
un error de prohibicin indirecto,, que consiste en la representacin errnea
de que el comportamiento en cuestin se encuentra permitido en tanto cubierto por una causa de justificacin, lo cual explica que esta clase de error
tambin se conozca como error de permisin. En la ilustracin de la Corte:
El procesado saba que apropiarse de una cosa est prohibido en general, pero crea, a
causa de una representacin errnea de los hechos, que en el caso concreto contaba con
una autorizacin del derecho para ejecutarla. De este modo, a consecuencia de su equivocacin sobre las particularidades del acontecimiento fctico, se encontraba en un error,
no sobre la tipicidad de su comportamiento (error de tipo) sino sobre la ilicitud del
mismo (error de prohibicin) (c.8).
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pero, al mismo tiempo, que el mismo debe ser tratado, desde el punto de vista
de sus consecuencias, siempre que el error sea vencible, como si fuera un error
de tipo, esto es, que ha de tratrselo como un error que excluye la punibilidad
dolosa y que slo deja la posibilidad de una punibilidad a ttulo de delito
imprudente, para el caso en que la ley prevea, efectivamente, esta forma de
imputacin respecto del tipo delictivo de que se trate. En palabras de la Corte:
Que, sin embargo, hacen excepcin a lo dicho en el razonamiento anterior aquellos casos
en los cuales la falta de conciencia de la ilicitud se debe a que el autor cree, equivocadamente, que en el caso concreto concurren los presupuestos de una causal de justificacin.
En ellos, en efecto, si bien es cierto que su error es de prohibicin y, por consiguiente,
cuando es vencible o evitable subsiste el dolo de tipo, ha de tratrselos de manera ms
benigna y, precisamente, como si en tal evento concurriera slo imprudencia (culpa).
Ello se explica, porque en tal situacin, a diferencia de lo que ocurre en los restantes
casos de error de prohibicin, el autor se comporta de una manera fiel al derecho. En
efecto, si su representacin de los hechos no fuera errnea y correspondiera a la realidad,
el ordenamiento jurdico la hubiera valorado como l lo hace, y lo habra efectivamente
autorizado para realizar la conducta tpica. Cuando el autor acepta equivocadamente
los presupuestos de una causa de justificacin reconocida por el Derecho, est ausente
la apostasa de los valores de la comunidad jurdica caracterstica de los delitos dolosos.
El castigo sobre la base del tipo doloso no resulta justificado porque, como consecuencia
del error, el dolo no se muestra como portador del desvalor de la actitud interna propio
de los hechos dolosos. Por otra parte, adems, el motivo del tratamiento privilegiado
de esta clase de error reside en su menor (que no inexistente) desvalor de accin. Tal
minoracin se deriva de la conciencia del autor que cree estar obrando justificadamente
y que aqu se refiere a una causa de justificacin reconocida por el Derecho (el autor
cree actuar legalmente en el sentido del Derecho positivo existente) (Hans-Heinrich
Jescheck y Thomas Weigend, Tratado de Derecho Penal, Parte General, traduccin de la
5edicin por Miguel Olmedo Cardenete, editorial Comares, Granada, 2003, 41, IV, 1, d),
pginas 499 y 500) (c.11).
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que se dan las condiciones fcticas de la realizacin del tipo, ya porque el sujeto
errneamente cree que se dan las condiciones fcticas que determinaran la
permisin excepcional de ese comportamiento en virtud de una causa de
justificacin existente31.
Cuando esta ltima tesis se sita en el contexto de la llamada teora de
los elementos negativos del tipo, segn la cual los presupuestos fcticos de las
causas de justificacin constituyen elementos negativos del tipo delictivo correspondiente, ella resulta ser auto-evidente: el error de tipo permisivo es, por
tautologa, un error de tipo, y como tal excluye, por definicin, el dolo. Pero
aun cuando no se parta de esa equiparacin entre exclusin de la tipicidad y
exclusin de la antijuridicidad del comportamiento, la tesis de que el error
de tipo permisivo excluye el dolo se deja fundamentar, precisamente, en la
simetra de las estructuras de imputacin de la realizacin del tipo delictivo
y de la realizacin del tipo de una causa de justificacin, que es exactamente
lo que subyace a la posicin de la denominada teora limitada de la culpabilidad, que en rigor, sin embargo, es la autntica teora de la culpabilidad en el
marco de la doctrina del error, esto es, la teora que genuinamente propone
una solucin sistemticamente coherente de las diferentes formas del error
bajo la diferenciacin de los dos niveles de imputacin, esto es, imputacin en
el marco del injusto e imputacin en el marco de la culpabilidad32.
La teora que remite a las consecuencias jurdicas, defendida por la
Corte, ha de ser rechazada. Un error de tipo permisivo no es un error que
tenga que ser tratado como si excluyera el dolo. Antes bien: se trata de un error
que efectivamente excluye el dolo.
Pero aqu debe advertirse otra cosa. Toda la disquisicin de la Corte, y
que termin en la absolucin del imputado en el entendido de que al encontrarse ste en tal error, y debiendo recurrirse, por analoga, a las consecuencias
jurdicas de un error de tipo vencible, que son las de la punibilidad a ttulo de
imprudencia, la cual, sin embargo, no se encuentra reconocida para el delito
de hurto (c.14) se hallaba totalmente fuera de lugar respecto del caso en
comento. Pues aqu no tuvo lugar error alguno sobre los presupuestos fcticos
de una causa de justificacin, sino slo un error referido a la existencia de una
causa de justificacin, lo cual constituye el caso paradigmtico de error de prohibicin indirecto o error de permisin. La explicacin de la confusin de la
Corte se encuentra en su desconocimiento de la relevancia de contextualizar
cada una de estas dos formas de error en el nivel de imputacin correspon31 Ibid 453-4.
32 Fundamental Hruschka, J: Realmente es limitada la teora limitada de la culpabilidad? Adis
a un debate, en del mismo, Imputacin y Derecho Penal (Navarra: Aranzadi, 2005), pp. 127-43. Vase
tambin Maalich, J.P: Consideraciones acerca del error sobre los presupuestos objetivos de las
causas de justificacin, 3 Revista de Estudios de la Justicia (2003), pp. 147-63.
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de delimitacin del alcance de esas causas de justificacin relativas a situaciones de necesidad por incumplimiento de obligaciones33.
El resultado correcto, de cualquier modo, tendra que haber sido, como
efectivamente sostuvo la Corte, que el derecho chileno no contempla semejante autorizacin de la autotutela de derechos personales. Ahora bien, sobre la
base de esta definicin, no haba razn alguna para afirmar que el imputado
hubiese obrado bajo un error sobre los presupuestos fcticos de una causa
de justificacin, pues esta consideracin carece de sentido cuando la causa
de justificacin no existe, esto es, cuando no hay regla permisiva alguna que
revierta el carcter prohibido del comportamiento a ser imputado. Cuando
ste es el caso, cualquier consideracin relativa a un error de hecho al respecto
de parte del imputado deviene necesariamente irrelevante en el marco de la
constitucin del injusto.
Considrese, por ejemplo, el caso de un hombre que cree descubrir a
su cnyuge manteniendo, en el acto, una relacin sexual con una tercera persona en un parque pblico, y que asume tener derecho a matar a su mujer en
virtud de una supuesta potestad marital, en circunstancias que quienes ah
se encontraban son dos personas que nada tenan que ver con el sujeto, que,
sin embargo, da muerte a la mujer errneamente identificada como su cnyuge. Ciertamente, aqu concurre un error de hecho, propiamente, un error
in personae. Este error, sin embargo, no constituye error alguno acerca del
presupuesto fctico de una causa de justificacin, pues sta no existe. Bajo la
premisa contrafctica de que el sujeto conoce el alcance de la prohibicin de
matar a otro y de las permisiones que eventualmente puedan desplazar a sta
(premisa que recin se levanta al momento del examen de las condiciones de
la imputacin de culpabilidad), nada obsta a que se afirme dolo tanto respecto
de la satisfaccin del tipo delictivo en cuestin (aqu: homicidio) como respecto de la falta de satisfaccin del tipo de alguna causa de justificacin, pues
el derecho vigente no conoce permisin alguna en dicho sentido. Lo nico
que se da en un caso como ste es un error de prohibicin (indirecto), que
ha de ser planteado cuando esa premisa contrafctica es hecha a un lado y se
plantea la pregunta de si, efectivamente, el sujeto estaba en posicin de mo33 En particular, una justificacin de la autotutela del crdito por estado de necesidad resulta
excluida por la exigencia de subsidiariedad que conlleva esta causa de justificacin, que impone el
recurso al medio menos lesivo disponible que sea suficientemente apto para la defensa del bien puesto
en peligro. En tanto se trate de autotutela como realizacin arbitraria del pago, su permisin a ttulo
de estado de necesidad se ve excluida, en tanto el acreedor que acta con nimo de apropiacin (en
tanto acta, en todo caso, con nimo de hacerse pago respecto de una obligacin de dar del deudor)
renuncia a recurrir al mero aseguramiento del objeto de su derecho, que supondra ponerlo a
disposicin del tribunal competente. Y en cuanto a la imposibilidad de una justificacin por legtima
defensa, son suficientemente poderosos los argumentos para negar que la omisin del cumplimiento
de una prestacin adeudada pueda constituir una agresin ilegtima contra el acreedor.
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COAUTORA
Regulacin legal
La Corte tuvo ocasin de pronunciarse ms de una vez acerca de las condiciones
bajo las cuales la realizacin de un tipo delictivo puede ser imputada a varios
intervinientes a ttulo de coautora. En contra Illanes Becerra la Corte valid
una sentencia condenatoria por robo con violencia cometido en coautora, a
propsito de lo cual ofreci una puntualizacin acerca de la sistemtica de
la ley que resulta de inters mencionar. Sin profundizar al respecto, la Corte
hizo suya la siguiente determinacin efectuada por la sentencia impugnada en
cuanto a la intervencin del recurrente, en el sentido de que, encontrndose
acreditado el hecho de haberse concertado con los dems individuos para la
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41 Ibid 36/63.
CONCURSO DE DELITOS
Concurso real y pluralidad de acciones
En contra Zapata Zapata la Corte conoci de un caso en que se planteaba
la responsabilidad penal de dos sujetos por delitos de robo con violencia o
intimidacin y violacin, este ltimo posteriormente calificado como de
abusos deshonestos. El caso presenta varias cuestiones que ameritan un
tratamiento diferenciado, las cuales corresponden a otras secciones de este
y otros comentarios. Lo que en este contexto interesa es que la Corte haya
mantenido las condenas en contra de los involucrados tanto por robo como
1 Maalich, J.P: Determinacin y ejecucin de la pena, 2 Com 483-529.
Maalich | Determinacin y Ejecucin de la Pena
3 Rev D. UAI (2013) 289-317
2013 Juan Pablo Maalich Raffo
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en atencin a las circunstancias particulares del caso, parece englobar el desvalor de injusto de aqulla. El punto est en que lo que la referencia explcita
a esa privacin de libertad cometida a travs de amenaza coercitiva conlleva es
el reconocimiento de que eventualmente pudiese haberse dado una relacin
de identidad parcial de accin entre el robo y los abusos deshonestos, lo cual
podra haber constituido la base para la afirmacin de un concurso ideal y no
de un concurso real, como sin embargo, y tcitamente, lo afirm la Corte.
Sin embargo, hay razones suficientes para validar la decisin alcanzada
por la Corte en el caso. La consideracin fundamental a este respecto es que
ni la coaccin mediante amenaza implicada en la comisin del robo ni aquella a travs de la cual se cometieron los abusos deshonestos son idnticas a
la coaccin mediante amenaza a travs de la cual se cometi la privacin de
libertad, en el marco de la cual tuvo lugar la comisin de los dos primeros delitos sealados. Esto, porque tanto la conducta respectivamente constreida
(tolerar la sustraccin de los objetos de la apropiacin, por una parte, tolerar y
realizar ciertos actos de significacin sexual, por otra) como los destinatarios
de la coaccin son diferentes en uno y otro caso. La mera coincidencia, en el
sentido de una estrecha conexin temporal entre una y otra coaccin, incluso
en trminos de su posible simultaneidad, es irrelevante. Esto no obsta, empero, a que tenga sentido pensar en casos en que s pudiera darse tal relacin de
identidad. Por esto, la pregunta no advertida por la Corte tiene importancia.
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variable de cuntos sean los delitos cometidos. Esto sugiere que cabe correlacionar el nmero de grados en que puede aumentarse la pena a ser impuesta
y el nmero de realizaciones delictivas de cuya concurrencia se trata. Siendo
esto as, resulta plausible sostener que la base de la pena ha de determinarse
segn el marco penal del delito que conlleve la pena ms alta, aumentndose
en un grado (hasta un mximo de tres) por cada delito adicional que concurra
con aqul. As, la pena a imponer al recurrente tendra que haber sido una de
presidio mayor en su grado medio.
Por cierto, este tendra que haber sido se formula en el sentido de las
representaciones del legislador penal chileno, que cree aceptable la imposicin
de una pena privativa de libertad de diez aos y un da a quince aos como
consecuencia de la comisin de meros delitos contra la propiedad.
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La Corte valid la tesis de que estos hechos habran sido constitutivos tanto
del delito de falsificacin de instrumento privado (art. 197 CP) como del delito
de estafa (art. 473 CP) como del delito de hurto (arts. 432, 446 CP), validando
tambin la afirmacin de un concurso aparente entre ellos, a ser resuelto a
favor del primero, cuya tipificacin constituira lex specialis frente a la de los
otros dos. Para ello la Corte ofreci una caracterizacin general de la categora
del concurso aparente, sosteniendo que sta tendra por objeto la calificacin
de un hecho como una sola accin punible en atencin tanto a la actividad
exterior del sujeto como a la finalidad de su actuar (c.7). Inmediatamente a
continuacin, la Corte agreg que en el concurso aparente constituira una
cuestin de interpretacin de los tipos penales involucrados, de modo que
lgicamente ella tendra que ser planteada antes de la comparacin de los
hechos con las disposiciones legales pertinentes (c.8).
Lo notable de la toma de posicin de la Corte no es que ella conste
de dos proposiciones altamente problemticas, sino que se trate de dos proposiciones que adems son incompatibles entre s. Respecto de la primera
proposicin, no es para nada claro que un concurso aparente slo pueda ser
afirmado a condicin de que haya unidad de accin entre las realizaciones
concurrentes. En la doctrina comparada se encuentra reconocida la posibilidad de un concurso aparente aun habiendo pluralidad de acciones, lo cual
se da en los casos calificados como de actos previos o posteriores co-penados.
La segunda proposicin tambin es problemtica, porque el concurso
aparente no es una categora que pueda ser reconducida a la interpretacin de
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los tipos penales de cuya realizacin concurrente se trata5. Antes bien, toda
afirmacin de un concurso aparente, como la afirmacin de toda forma de
concurso de delitos, presupone una determinada interpretacin de los tipos
penales en cuestin, con arreglo a la cual la o las conductas objeto de juzgamiento admiten ser subsumidas bajo cada uno de ellos. Lo que distingue a
un concurso aparente de uno autntico, por ende, no es que en este ltimo
haya concurso y en el primero no, sino que en los casos de concurso aparente
hay razones que impiden imponer las consecuencias punitivas asociadas a
la realizacin de dos o ms de los tipos concurrentes, razones que resultan
sintetizadas en una prohibicin de doble valoracin, que tradicionalmente se
conoce como el principio de ne bis in idem.
Las dos proposiciones, adems, son incompatibles entre s, porque la
primera parece reducir el concurso aparente a la afirmacin de una unidad
de accin para negar as la efectividad del concurso de delitos (en el sentido
en que esto se sostiene, por ejemplo, en relacin con el delito continuado),
mientras que la segunda lo reduce a la interpretacin de los tipos delictivos
aparentemente realizados para sostener que en realidad slo bajo uno de
ellos se deja subsumir el hecho en cuestin.
Sobre esta base, la Corte pretendi explicar entonces cmo en el caso se
daba un concurso aparente por especialidad a favor del delito de falsificacin
de instrumento privado, con arreglo a lo cual tanto la estafa como el hurto
habran de ser desplazados o preteridos a favor de aqul. Aqu se hace patente
cmo el argumento de la Corte se fue construyendo en una sucesin escalonada de premisas falaces. Dado que la Corte desconoci que toda tematizacin
de un concurso aparente necesariamente presupone la efectiva realizacin de
los tipos concurrentes, no puede extraar que ella haya hecho referencia conjuntamente a la estafa y al hurto como ttulos de punibilidad en todo caso
desplazados. El problema es que con ello la Corte pas completamente por
alto que hay muy buenas razones para sostener que entre la estafa y el hurto,
por definicin, no puede haber concurso alguno, tampoco uno aparente. Esto,
porque la relacin en que se encuentran estos dos tipos delictivos admite ser
entendida como una relacin de alternatividad en el sentido de una mutua
exclusin, de modo que toda conducta es constitutiva de estafa no puede ser
constitutiva de hurto, y viceversa.
Ciertamente, esto supone una determinada concepcin interpretativa
de ambos tipos, la cual, empero, no resulta en absoluto esotrica. Para fundamentar la relacin de mutua exclusin entre ambos basta reconocer que la
estafa supone que la vctima, encontrndose en error de hecho a consecuencia
del engao del autor, efecta una disposicin patrimonial perjudicial; mientras que el hurto supone, por contrapartida, que el autor sustrae una cosa
5 En relacin con la jurisprudencia del ao 2004, ibid 499-502.
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mueble ajena, quebrando custodia ajena sobre ella y constituyendo nueva custodia sobre la misma: De haber una disposicin patrimonial sobre la cosa por
parte de la vctima, no puede haber quebrantamiento de custodia por parte
del autor, pues entonces ste la recibe de parte de la vctima.
En el caso conocido aqu analizado no parece haber sustento para la
subsuncin del hecho bajo el tipo de la estafa. Pues el imputado habra sustrado las sumas de dinero, lo cual excluye la posibilidad de afirmar una disposicin patrimonial perjudicial (ya sea por accin o por omisin) de parte de la
vctima en el sentido de la estafa. Suponiendo que el imputado efectivamente
haya quebrantado custodia ajena al tomar las sumas de dinero6, lo que habra
que haber resuelto es la relacin entre el hurto as configurado y la falsificacin material de instrumento privado. La Corte valid la consideracin efectuada por el tribunal de primera instancia, en el sentido de que se tratara de
una relacin de especialidad a favor de la falsificacin, de modo que el hurto
resultara preterido en concurso aparente. A esto subyace, no obstante, una
concepcin equivocada del criterio de especialidad7.
Dos realizaciones tpicas se encuentran en relacin de especialidad
cuando uno de los dos tipos encierra todos los elementos del otro, y por lo
menos uno adicional, con lo cual aqul se constituye en lex specialis frente a
ste. La relacin de especialidad admite ser entendida, entonces, como una
relacin de subordinacin lgica, donde el tipo especial es el tipo subordinado,
en tanto cada vez que se realiza ste tambin se realiza el otro, pero no a la
inversa. Es claro que entre la falsificacin de instrumento privado y el hurto
no se da tal relacin. Para mostrar que la falsificacin de instrumento privado
no es lex specialis frente al hurto basta tener en cuenta que es perfectamente
posible que haya casos de falsificacin que no conlleven la realizacin del tipo
del hurto. Por esto, la relacin lgica entre ambos tipos delictivos no puede
ser de subordinacin, sino slo de heterogeneidad, lo cual significa que hay al
menos algn caso en que la realizacin de uno conlleva la del otro, as como al
menos un caso en que ello no se da.
Lo que habra que responder entonces es qu forma de concurso caba
reconocer en el caso en cuestin, dando por hecho que tanto la falsificacin
de instrumento privado como el hurto hayan sido efectivamente cometidos.
La observacin crucial se encuentra en que el artculo 197 del Cdigo Penal
exige que la falsificacin tenga lugar con perjuicio de tercero, el cual constituye el resultado tpico del delito. En el caso examinado, el perjuicio para el
dueo de la tienda estuvo dado por la propia sustraccin de dinero efectuado
por el autor de las alteraciones de los documentos, que de ese modo quedaba
inadvertida. La relacin entre la falsificacin y el hurto, por ende, tendra que
haber sido visto como una relacin de medio a fin, lo cual en principio tendra
6 De tener el mismo la custodia sobre el dinero, el delito que vendra en consideracin sera el de
apropiacin indebida del art 470 N1 CP.
7 Maalich, op. cit. en n.1, 496-99.
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En contra lvarez Daz, contra valos Pinto y contra Chulak Madariaga la Corte
conoci de recursos de casacin por los cuales la defensa de los imputados
respectivos pretenda invalidar la sentencia condenatoria pronunciada por
el tribunal de garanta correspondiente, aduciendo que el efecto sustantivo
del artculo 395 del Cdigo Procesal Penal conllevaba una modificacin de la
calificacin jurdica del hecho juzgado, de simple delito a falta, con lo cual la
pena de multa a ser impuesta en tal casos no podra sobrepasar el lmite fijado
en el inciso 6 del artculo 25 del Cdigo Penal, donde se prev que la pena
de multa para los delitos constitutivos de falta tiene como mximo una suma
de 4 UTM.
El argumento de la defensa, en cada caso, descansaba en la consideracin de que el inciso 2 del artculo 395 del Cdigo Procesal Penal slo prevea
la prisin como forma de pena privativa de libertad, en circunstancias que
aqulla, de acuerdo a las reglas generales del Cdigo Penal, es una pena propia
de hechos punibles constitutivos de falta, de modo que la sujecin del hecho
juzgado a esa penalidad en todo caso conllevara su recalificacin como falta.
Por esto, asumiendo esta recalificacin del hecho como falta, para la posible
pena de multa a ser impuesta tendra que regir la regla general al respecto,
fijada en el artculo 25 del Cdigo Penal, que establece el monto de 4 UTM
como mximo.
La Corte fall consistentemente los tres casos, sosteniendo que si bien
el artculo 395 del Cdigo Procesal Penal contempla una regla sustantiva, que
modificaba la consecuencia jurdica establecida en las normas de sancin del
Cdigo Penal y de leyes especiales en tanto el hecho juzgado sea objeto de
un procedimiento simplificado en la modalidad de resolucin inmediata, esa
modificacin de la sancin susceptible de ser impuesta no altera el injusto del
hecho. Por esto, la calificacin del hecho como simple delito tampoco resulta
modificada, resultando impertinente la invocacin del artculo 25 del Cdigo
Penal. En cada una de las tres decisiones, sin embargo, hubo o bien un voto
de prevencin o bien un voto disidente favorable al argumento de la defensa
respectiva, ya esbozado. Esto vuelve pertinente examinar el mrito de la fundamentacin esgrimida por la Corte.
La tesis de que la alteracin de la consecuencia jurdica asociada a la
realizacin de un determinado tipo delictivo no conlleva la modificacin de la
calificacin jurdica del hecho, es correcta. En este sentido, la Corte enfatiz
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que en el artculo 395 del Cdigo Procesal Penal, aun con anterioridad a la
reforma de la ley 20074, no se encontraba referencia alguna a la magnitud
del injusto del hecho que es objeto de procedimiento simplificado en la modalidad de resolucin inmediata. Lo que en este punto debe hacerse explcito,
para as refutar la tesis contraria, esgrimida tanto por la defensa de los imputados como por los votos de prevencin y disidentes respectivos, es que la
clasificacin legal de las formas de hecho punible en crmenes, simples delitos
y faltas, formulada en el artculo 3 del Cdigo Penal, si bien se organiza en
torno a la diferenciacin de las consecuencias punitivas, esto es, de los marcos
penales correspondientes, no impide que la propia ley pueda introducir reglas
que modifiquen la determinacin, abstracta o concreta, de esas consecuencias
punitivas, sin que ello determine una alteracin de la calificacin del hecho
como crimen, simple delito o falta.
As, que el artculo 3 del Cdigo Penal atienda a la penalidad fijada por
la ley en abstracto para el delito en cuestin para as calificar a ste como crimen, simple delito o falta, no significa que una modificacin de esa penalidad,
de conformidad con reglas especiales tambin fijadas por ley, encierre una
variacin de esa calificacin legal ya operada. De lo contrario, de generalizarse
el argumento de la defensa y los votos de prevencin y disidentes se produciran consecuencias manifiestamente absurdas. Considrese, por ejemplo, qu
sucedera con un hecho calificado legalmente como simple delito, al cual la
ley asociare una pena cuyo mnimo fuere de presidio o reclusin menor en su
grado mnimo. De concurrir dos o ms circunstancias atenuantes y ninguna
agravante, sera entonces aplicable la regla del inciso 3 del artculo 68 del
Cdigo Penal, que establece la posibilidad de una reduccin de la pena en
uno o ms grados. Operada esta reduccin, la pena alcanzada sera de prisin:
Implicara esto que el hecho juzgado por ello deviene en una falta, de modo
que de ser imponible una multa, sta tuviera que sujetarse al lmite del inciso
6 del artculo 25? O implicara esto, incluso, que una tentativa de ese delito
entonces no resultara punible, dada la exclusin de la punibilidad de la tentativa de faltas establecida en el artculo 9 del cdigo?
La respuesta slo puede ser negativa. Tal como el artculo 395 del Cdigo Procesal Penal, la regla del artculo 68 del Cdigo Penal establece una
alteracin del marco penal fijado por la norma de sancin de la parte especial
del Cdigo Penal, de acuerdo a la satisfaccin de determinadas condiciones,
exclusivamente para los efectos de la determinacin de la pena privativa de
libertad susceptible de imponerse al condenado. Inferir de aqu una modificacin para otras consecuencias punitivas asociadas al hecho por la ley, constituye un non sequitur. La jurisprudencia de la Corte aqu considerada es, por
ende, inobjetable.
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ATENUANTES EN PARTICULAR
Irreprochable conducta anterior como atenuante muy calificada
En el marco de sus pronunciamientos emitidos durante el ao 2005, la
Corte tuvo la oportunidad de tomar posicin acerca del sentido y alcance
de la atenuante prevista en el artculo 11, circunstancia 6, del Cdigo Penal,
en tanto ella se presente como atenuante muy calificada en el sentido del
artculo 68 bis del mismo cdigo. En contra Labra Saavedra la Corte ofreci
una interpretacin, de conformidad con la cual el carcter irreprochable de
la conducta anterior del imputado, para que sta pueda ser constitutiva de
una atenuante muy calificada, habra de entenderse en trminos mucho ms
exigentes que aquellos en que ella normalmente se tiene por satisfecha, a saber,
con la mera inexistencia de condenas previas por crimen o simple delito.
En efecto, la Corte sugiri que para que esta atenuante pueda ser tenida por muy calificada (en el sentido del art. 68 bis CP) sera necesaria la
existencia de informacin objetiva sobre actividades de relevancia o de bien
pblico, agregando, en el marco de una cita a Etcheberry, que el sujeto ha de
haber prestado grandes servicios a la comunidad en que se inserta o [] demostrado en alto grado virtudes de carcter y moralidad (c.11). No dndose
estas condiciones, quedara excluida la aplicacin de la atenuante como muy
calificada en el sentido del artculo 68 bis del Cdigo Penal.
Esta interpretacin no es sensata, en tanto ella desconoce que en el
contexto de la imputacin de responsabilidad penal, construida en torno al
principio de culpabilidad, la biografa social del sujeto de la imputacin tendra que ser estrictamente irrelevante. El sujeto de la imputacin se constituye
como tal slo en virtud de ser destinatario de normas de comportamiento
reforzadas punitivamente. La pregunta de qu hace o ha hecho el imputado
en todo el mbito en que su comportamiento se adeca a las exigencias for-
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muladas por esas normas tendra que ser, desde el punto de vista del derecho,
estrictamente irrelevante. Esta es una condicin esencial para que el reproche
penal de culpabilidad sea un reproche jurdico.
Ciertamente, esto plantea una dificultad. Como la Corte bien lo reconoce, la cuestin se presenta porque, para que la irreprochable conducta anterior aparezca como atenuante muy calificada, ella ha de exhibir una cualidad
que supere el estndar necesario para que ella constituya una mera atenuante,
que de conformidad con la prctica judicial dominante es la falta de condenas
por crimen o simple delito anteriores. Una alternativa podra encontrarse en
la formulacin de una exigencia ms fuerte en atencin a la aplicabilidad del
artculo 68 bis del Cdigo Penal, de modo que ella tambin comprendiera
la inexistencia de condenas por delitos constitutivos de mera falta. De este
modo, se obtendra una interpretacin que introduzca una diferencia para la
consideracin de la atenuante como muy calificada, pero que al mismo tiempo
no distorsione el carcter estrictamente jurdico de la imputacin de responsabilidad penal.
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Quiz lo nico que cabra sugerir es que hay espacio para una reformulacin de esa interpretacin que no necesita asumir la supuesta racionalidad
estratgica del legislador, que pretendera crear un incentivo a la entrega del
imputado. Resulta igualmente plausible, por el contrario, entender que el fundamento de la atenuante se encuentra en un reconocimiento de la facilitacin
de la accin de la justicia imputable a la conducta posterior del imputado, que
hace posible una morigeracin de la intensidad del reproche que cabe dirigir
a su respecto.
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Se trata, antes bien, de una condicin que hace posible una morigeracin
de la severidad del reproche merecido, que es lo que, en principio al menos,
constituye el ncleo de toda circunstancia atenuante.
AGRAVANTES EN PARTICULAR
Alevosa
En contra Villa Ceballos, por sentencia de reemplazo, la Corte conden a un
funcionario de Carabineros como autor del delito de violencias innecesarias
con resultado de muerte, tipificado en el artculo 330 N1 del Cdigo de Justicia
Militar. En lo que aqu interesa, la Corte estim satisfecha la circunstancia
agravante de alevosa, establecida en el artculo 12 N1 del Cdigo Penal:
Que la circunstancia que el ofendido estaba cado en el suelo y, por consiguiente, en
posicin de indefensin objetiva preexistente o concomitante con el golpe violento con el
pie que recibi en el estmago, revela maldad o perversidad del imputado que aprovech
esta situacin de propsito para obrar sobre seguro porque le facilit la ejecucin del
delito, en vista de la nula posibilidad de evitarla por parte del ofendido y disminuyendo
as el riesgo para el agresor. Entonces se aprecia un mayor injusto en la accin desplegada
que incide en la condicin desmedrada y desvalida de la vctima frente al ataque que
sufri, debido a la trasgresin de valores culturales elementales y a la obligacin social
de procurar una proteccin ms intensa y eficaz a los que se encuentren en condicin
de inferioridad, ms an si la coaccin proviene de un funcionario encargado de ese
resguardo (c.8).
Reincidencia
En contra Cambn Madrid la Corte conoci de una casacin en el fondo
presentada en representacin del Estado, por la cual se impugnaba la sentencia
condenatoria pronunciada en contra de uno de varios imputados por trfico
11 Sobre esto, vase por ejemplo Arias, M: La circunstancia agravante de la alevosa, 7 Revista
Electrnica de Ciencia Penal y Criminologa (2005), p. 6.
12 Ibid 11-4.
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Fuerza y consentimiento
Una primera cuestin importante de resaltar tiene que ver con la nocin de
consentimiento, que es clave en esta materia. De hecho, en combinacin con
lo ventilado en contra Rojas Rojas, termina por erigirse en una de las aristas
ms relevantes de lo discutido.
1 De todas formas, la relacin entre el tiempo de ejecucin de las conductas y la ley vigente a su
respecto no fue tratada con la debida prolijidad. Consta que algunos de los comportamientos de
carcter sexual llevados a cabo por el condenado comenzaron a realizarse en el ao 1998, esto es, un
ao antes de la entrada en vigencia de la L 19617. Sin embargo, los tribunales no se hicieron cargo
de este punto, que pudo eventualmente alterar la calificacin jurdica de las conductas y, con mayor
probabilidad, modificar los rangos penolgicos aplicables.
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a la acreditacin de la gravedad del desamparo en que se encontrara la menor... No se trata, como se sabe, de una exigencia meramente sugerida por los
autores, sino que expresamente consagrada en el artculo 363 N3 del Cdigo
Penal. Por ltimo, de la lectura de las diversas resoluciones pareciera desprenderse ms bien que los comportamientos investigados podran encuadrar ms
en la hiptesis del N2 del artculo 363 del Cdigo Penal que en la del N3.
Por otra parte, y como se ver ms adelante, los tribunales yerran al
momento de aplicar la disposicin del artculo 368 inciso 2 del Cdigo Penal
en relacin con este punto.
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que se discute es otra cosa. Por eso no comparto el razonamiento de los ministros de la Corte Suprema. Insisto en lo mismo planteado en comentarios
anteriores10: la constatacin de que en el caso particular frente al que se encuentran los jueces concurre otra circunstancia atenuante de responsabilidad
criminal modifica la parcela de realidad que debe considerarse para resolver
la causa. Y esto ocurre con independencia de si finalmente, aun tomando en
cuenta la nueva atenuante, la pena imponible pudiera ser idntica. El sentenciador tuvo en consideracin, desde el punto de vista jurdico, un caso distinto del existente realmente. Planteadas as las cosas, y hasta donde alcanzo,
la existencia de esta suerte de curso causal hipottico alternativo no puede
desestimarse sin ms. En este sentido, y en esta misma medida, asumo que
la omisin de la consideracin de una circunstancia atenuante efectivamente
concurrente s afecta (puede afectar) lo dispositivo del fallo. En otras palabras, y muy escuetamente, el caso que resolvieron los ministros de la Corte de
Apelaciones de Santiago supone considerar que el condenado no se entreg y
confes, pudiendo eludir la accin de la justicia. Para los ministros de la Corte
Suprema s. Pero estiman que la diferencia es irrelevante, en atencin a que
aun considerndolo de esta forma la Corte de Apelaciones pudo fallar tal cual
lo hizo. Esa posibilidad de coincidencia, en tanto posibilidad, reconoce que la
solucin pudo ser distinta.
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Homicidio calificado
En la misma resolucin anterior, la Corte Suprema se pronunci respecto de
los requisitos para entender por configuradas las circunstancias calificantes
de alevosa y premeditacin.
En cuanto a los hechos
un tercero, el da 24 de agosto de 2001, en horas de la madrugada, mientras transitaba
en un vehculo particular en compaa de otros individuos en el sector de la Poblacin
Isluga, encontr a Juan Nstor Andrade Ferreira, que transitaba a pie por ese sector, y
procedieron a detener el vehculo, bajndose sus ocupantes, uno de los cuales se acerc al
citado Juan Andrade y sacando un arma de fuego le dispar, a consecuencia de lo cual el
afectado result con traumatismo torcico por herida de proyectil balstico, falleciendo a
consecuencia de ello (c.5 fallo de primera instancia).
A este panorama podra agregarse que los acompaantes del autor de los
disparos tambin estaban provistos de armas de fuego.
11 En este sentido: Politoff, S, Grisola, F. y Bustos, J: Derecho Penal Chileno (Santiago: Editorial
Jurdica de Chile, 1993), p. 252.
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poner por obra su propsito, seleccionando los medios, escogiendo el momento y el lugar
apropiados y, en general, trazando un plan de accin para realizar su designio el cual, sin
embargo, no precisa ser minucioso y pormenorizado, pero s revelador de una resolucin
firme e invariable durante el lapso que media entre ella y la ejecucin del delito (c.18).
Esta ltima parte del aserto de los ministros mueve a dudas. Indicios existan.
El valor que la Corte le otorgue es otro asunto: en el fallo de primera instancia
se deja constancia (c.4) que a fojas 14 rola un parte en que cuenta la denuncia
que la vctima hizo de haber sido agredido con arma de fuego (en una ocasin
anterior), a raz de lo cual result con lesiones en ambas piernas. Tambin
se consigna (c.10) que uno de los condenados, en su declaracin indagatoria,
expres que Asmel Rodrguez (otro de los condenados) haba tenido
problemas antes con el occiso.
La pregunta es en el evento que se probara que los autores de la primera agresin fueron los mismos, habra premeditacin en el segundo ataque? La respuesta es compleja. Proyectando lo resuelto por la Corte, es posible aventurar que no. Tal vez sea la respuesta correcta. De todas formas, sea
cul sea la forma que se tenga de aproximarse a este tpico, salta a la vista
que urge una modificacin del listado de circunstancias agravantes de responsabilidad criminal. Y de las calificantes. En fin, seguramente de mucho
ms que eso.
Como muestra, aunque simplemente a ttulo ejemplificador de algunas
de las dificultades, tampoco se consideraron concurrentes las circunstancias
agravantes contenidas en los numerales 11 y 12 del artculo 12 del Cdigo Penal.
La primera de ellas ejecutarlo con auxilio de gente armada o de personas
que aseguren o proporcionen la impunidad se desestim porque a juicio de
los sentenciadores (en este caso, de la Corte de Apelaciones de Iquique) esta
circunstancia requiere de una cierta premeditacin, que no se acredit en el
juicio. La segunda ejecutarlo de noche o en despoblado no concurrira en
el caso comentado por cuanto los hechos, si bien acaecieron de noche, no ha-
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Homicidio preterintencional
En contra Ceballos Villanueva la Corte Suprema acogi un recurso de casacin en
el fondo interpuesto contra una resolucin dictada por la Corte de Apelaciones
de San Miguel, que a este respecto vena confirmando una resolucin emanada
del segundo juzgado del crimen correspondiente. Conforme a esto, anul la
sentencia y dict una de reemplazo, en la cual modific la calificacin jurdica
de los hechos que motivaron la condena, pasando de homicidio simple a
lesiones graves y cuasidelito de homicidio, en concurso ideal.
El supuesto fctico que dio origen a la causa consisti, en lo que aqu
interesa, en que Juan Ceballos, luego de seguir algunos metros a dos individuos, agredi a uno de ellos, clavndole un cuchillo (que el tribunal de primera instancia, haciendo gala de un dudoso gusto y una cuestionable precisin,
califica reiteradamente de arma cortopunzante) en la parte posterior de su
muslo derecho. Luego se arranc. Producto del ataque, que seccion parcialmente la arteria y vena femoral, Ismael Monsalve sufri una anemia grave y
posteriormente muri.
El tribunal de primera instancia no slo ignor las distinciones lingsticas y legales respecto de la clasificacin de las armas, sino que complement
sus apreciaciones con algunas afirmaciones que contradicen el ms elemental
sentido comn y que, de paso, revelan un profundo desconocimiento de instituciones bsicas de Derecho penal.
As, en su resolucin afirm que califica los hechos como homicidio
simple del artculo 391 N2 del Cdigo Penal,
toda vez que si bien el informe del Servicio Mdico Legal seala que el ofendido, con socorros oportunos podra haber sobrevivido, no es menor la circunstancia que la agresin
se produjo a las 6:15 horas, aproximadamente y se registra como hora de muerte las 6:20 y
que el lesionado se desangr en un lapso de 90 metros de distancia, lo que significa que aun
cuando el Hospital se encontrara cerca, era muy poco probable que hubiese llegado a tiempo
para su atencin. Que, por otra parte, cabe destacar el hecho de que una herida cortopunzante frecuentemente causa lesiones de carcter vital, lo que en la especie queda de manifiesto en el informe de autopsia de fs. 35 que seala que las lesiones del occiso son recientes,
vitales y de tipo homicida, es decir, de aquellas que causan la muerte de un individuo (c.4).
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Asentado que se trata de un homicidio preterintencional, la Corte aplica la regulacin propia del concurso ideal para determinar la pena aplicable.
De esta forma, la condena inicial, de cinco aos y un da de presidio mayor en
su grado mnimo, por el delito de homicidio, fue reemplazada por la de quinientos cuarenta y un das de presidio menor en su grado medio, por el delito
de lesiones graves y el cuasidelito de homicidio.
Aun cuando su incorporacin en esta seccin puede estar sujeta a cuestionamientos, creo oportuno comentar aqu el caso contra Villa Ceballos. En
l se conden a un cabo segundo de Carabineros, en lo principal, a la pena de
cinco aos y un da de presidio mayor en su grado mnimo por el delito de
violencias innecesarias causando la muerte, previsto en el artculo 330 N1 del
Cdigo de Justicia Militar. La sentencia de la Corte Suprema es el resultado
de un largo juicio en el que progresivamente fue aumentando la penalidad impuesta. As, la Fiscala Militar respectiva lo conden, en primera instancia, a la
pena de tres aos de reclusin menor en su grado medio, por el cuasidelito de
homicidio de Miguel ngel Vallejos. La pena le fue remitida condicionalmente. Apelada la sentencia, la Corte Marcial la confirm, pero con declaracin de
que se aumenta la pena, a tres aos y un da, esta vez por el delito de violencias
innecesarias causando la muerte. Se le concedi la libertad vigilada. Recurrida
de casacin la sentencia tanto en el fondo como en la forma, en la sentencia de reemplazo la Corte Suprema mantuvo la calificacin jurdica definida
por la Corte Marcial, pero aument la pena a cinco aos y un da. Entendi
que en la especie concurra la agravante de alevosa, que se compens con la
atenuante de irreprochable conducta anterior. En atencin a ello, se le revoc
el beneficio de la remisin condicional (aunque a esas alturas ya haba sido
reemplazado por el de libertad vigilada), quedando el condenado desprovisto
de cualquier beneficio contenido en la ley 18216.
Los hechos que motivaron la causa tuvieron su origen en la detencin de Miguel ngel Vallejos, por transitar en la va pblica en estado de
ebriedad. Se opuso a la detencin y fue reducido a viva fuerza por los funcionarios aprehensores, quienes, segn testigos, lo habran golpeado en el
abdomen. Trasladado al Retn Panimvida, sigui oponiendo resistencia.
En el forcejeo cay de espalda al suelo y, mientras se encontraba en esa posicin, el cabo segundo Villa Ceballos lo golpe violentamente con el pie en
la zona abdominal. Segn la defensa de ste, simplemente lo pis. Luego
de algn rato encerrado en el calabozo mientras se le pasaba el efecto del
alcohol, el detenido se fue, por sus propios medios, a su domicilio. Comenz
a sentir fuertes dolores abdominales. Al da subsiguiente muri. La causa
de la muerte, segn la autopsia respectiva, fue un traumatismo abdominal
complicado.
La complejidad del delito de violencias innecesarias regulado en el artculo 330 N1 del Cdigo de Justicia Militar radica en que se compone por
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16 Entendiendo que tanto la falta de necesidad como la irracionalidad reflejan lo mismo, Bascun
Rodrguez, A: Agravios Inferidos por Funcionarios Pblicos a las Libertades Garantizadas por la Constitucin
(Santiago: Universidad de Chile, 1998, 2 versin), p.67. Para la Corte Suprema, en cambio, se
tratara de dos cuestiones dotadas de contenido diverso (c.3 y 5 sent. reemp.).
17 A su respecto puede verse ibid, passim.
18 Como plante el fallo de segunda instancia, sin siquiera preguntarse por la actuacin lesiva
dolosa.
19 De todas formas, es posible diferir de la expresin de la Corte Suprema (c.2 sent. reemp.) segn
la cual se tratara de un delito cualificado propio. Con ello est haciendo alusin a que sera un
delito especial. Sin embargo, su carcter de propio es altamente discutible.
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Homicidios culposos
Para estos comentarios tengo a la vista tres causas en las que la Corte Suprema se
pronunci sobre los comn y legalmente denominados cuasidelitos de homicidio.
En la primera de ellas contra Hafon Chiang y otra la Corte cas de oficio una
sentencia dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago, que confirmaba en
todas sus partes una emanada del sexto juzgado del crimen de Santiago.
Los hechos que motivaron la investigacin quedaron expresados en estos trminos por el tribunal de primera instancia:
se encuentra acreditado que con fecha 28 de octubre de 1990, Flora del Carmen Cubillos Toledo ingres a la maternidad del Hospital El Salvador con diagnstico de em20 En este caso fueron siete las personas que murieron como consecuencia del fuego, que se
propag rpidamente por las dependencias del Centro de Detencin Preventiva de San Miguel.
21 Situados en el plano de la imputacin subjetiva, la Corte no profundiz sobre el planteamiento
de la defensa por el cual pretendan derrotar el fallo impugnado en virtud de la asimilacin de la
expresin voluntaria del art. 1 CP con dolo directo segn una concepcin finalista, y que ste
no estara acreditado. De todas formas, y aunque respecto de esto tampoco emiti juicio alguno, del
fallo de primera instancia incluso parece poder inferirse que la conducta del condenado, consistente
en arrojar cocinillas de gas encendidas a otros internos con quienes estaba luchando, estaba dirigida
a provocar consecuencias irreversibles en ellos.
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Con todo, la Corte Suprema absolvi al mdico, por entender que a su respecto
operara la causal N8 del artculo 10 del Cdigo Penal (El que con ocasin
de ejecutar un acto lcito, con la debida diligencia, causa un mal por mero
accidente). Fundament su apreciacin en que el mdico no habra actuado
ni con impericia ni con negligencia, pues se habra desempeado al amparo
de la lex artis, desplegando su actividad con el debido cuidado. Agrega el fallo
de reemplazo (c.11), que es imposible imaginar que durante una operacin
de riesgo como la que origin la causa comentada el mdico deba estar
supervigilando los actos de todas las personas que intervengan en el proceso.
En el caso concreto, no puede entenderse como previsible que la sangre que le
entregaron para inyectar a la paciente, que estaba rotulada con su nombre, no
era la indicada. Es ms, pretender que se cerciore de ello excede todo rango
de cuidado exigido.
La Corte recurre, entonces, a la idea de confianza como va de exclusin
de responsabilidad22. Un trabajo en equipo supone, para tener sentido, poder
descansar, bajo ciertos supuestos y circunstancias concretas, en la diligencia
de los dems. Si ello no es posible, la eficacia de la divisin del trabajo se limita
considerablemente. Pero este principio, en el fondo, simplemente sirve como
pauta para evaluar la diligencia del agente. Dicho de otro modo, igualmente la
persona puede infringir su deber de cuidado. El quid radica en que este principio sirve como delimitador o especificador de previsibilidad.
22 Sobre esto, Puppe, I: Divisin del trabajo y de la responsabilidad en la actuacin mdica, en 4
InDret (2006); Roxin, C: Derecho Penal. Parte General (Madrid: Civitas, 2003), 24, nm.25.
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Creo que la Corte acierta absolviendo al mdico. Sin embargo, profundizando en la fundamentacin, en el fallo se deja entrever una confusin
conceptual notable. Y preocupante. As, se manifiesta que
de los hechos que se han dado por establecidos en la sentencia no aparece que el mdico
anestesista que intervino en la operacin de la paciente le haya causado con su actividad
un mal, entendiendo por ste uno que le haya causado la muerte, ya que no se ha podido
establecer claramente que haya actuado en su oficio con negligencia culpable, sino que,
por el contrario su actuar se ha debido a un accidente causado por la negligencia de otra
persona diferente [sic] (c.12).
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340
As, la causa basal sera aquella que se realiza en el resultado, de manera tal
que puede imputrsele objetivamente a su autor. Ya no se hace referencia a la
imputacin subjetiva26.
Por otra parte, en el caso estaba en juego la concepcin misma de la
nocin de comportamientos alternativos conforme a derecho. Tradicional26 De todas formas, la confusin mostrada no es exclusiva de la Corte Suprema. En contra Gonzlez
Muoz, el tribunal de juicio oral en lo penal de Talca, conociendo una causa por lesiones culposas,
expres, en el c.1, que en la clausura la discusin se centr en la causa basal del accidente, esto es, en la
imprudencia del acusado, conductor del auto Nissan al realizar la maniobra de adelantamiento del
mini-bus que lo anteceda, sin tener tiempo y espacio suficiente, producindose al colisin con la
motocicleta que circulaba por la pista sur, en sentido contrario (el destacado es mo).
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Lesiones culposas
En contra Aliaga Sessarego la Corte Suprema se pronunci muy escuetamente
sobre el nivel de exigibilidad del cuidado debido. En realidad, en parte
constreida por la naturaleza misma del recurso de casacin en el fondo, casi
no se refiri al punto. Hubiera sido interesante conocer la opinin de la Corte
y no es claro que pueda inferirse de sus expresiones:
Que al respecto el artculo 144 inciso segundo de la ley 18.290 establece que el conductor
que enfrenta el signo CEDA EL PASO deber reducir la velocidad hasta la detencin si fuere
necesario, para permitir el paso a todo vehculo que circule por la otra va y cuya proximidad constituya un riesgo de accidente, lo que no est acreditado que haya realizado la
condenada, pues como se ha sealado con anterioridad, no respet la seal CEDA EL PASO
que enfrentaba (c.10).
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Agregando que
Ahora bien, segn lo que es opinin absolutamente unnime de la doctrina, y se ha reiterado constantemente por la jurisprudencia de este tribunal de casacin, la cuestin de
si unas lesiones son efectivamente leves no depende del tiempo en que demoran en sanar
sino, como ya se ha dicho, de una apreciacin de los tribunales del fondo, concerniente a
la calidad de las personas y a las circunstancias del hecho, que esos jueces valoran soberanamente un supuesto error al efectuar esta calificacin no puede fundar un recurso
de casacin como el examinado aqu [casacin por la causal del artculo 546 N 3 del
Cdigo de Procedimiento Penal], ya que ella depende de una facultad que los tribunales
del fondo ejercitan con arreglo a criterios que escapan a una revisin de esta ndole (c.6).
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dor acerca cmo brindar proteccin penal al bien jurdico de que se trate; esto
es, de cmo construya la figura respectiva: si como un delito de peligro o de
lesin, si resultativo o de mera actividad, etc.
En principio, entonces, dependiendo de cmo se defina legalmente el
hecho, cualquiera de los extremos del proceso que caracteriza al hurto podra
servir de base para definir el momento consumativo. El Cdigo alemn, por
ejemplo, pone el acento en el momento expropiatorio al definir el hurto como
la sustraccin de un cosa mueble ajena realizada con la intencin de apropirsela de modo antijurdico (242 StGB). Enunciado el delito como un acto de
desposesin de la vctima acompaado de un nimo trascendente de apropiacin, la ejecucin completa del mismo no requiere entonces que el individuo
llegue a apropiarse de la cosa. Lo nico que se necesita es que la extraccin
de la cosa de su esfera de custodia est completa (supuesto el animus rem sibi
habendi).
Este grado de especificacin de la conducta delictiva, sin embargo,
es raro. Lo usual es que las legislaciones se refieran al comportamiento
del hurto a travs de verbos como tomar (CP espaol), sustraer (CP argentino, CP italiano, entre otros) o apropiarse, que dejan mucho ms abierta
la cuestin acerca del momento consumativo y, sobre todo, de cmo se
concibe el momento apropiativo que caracteriza al injusto de este delito3:
se le concibe solo como una intencin trascendente a la conducta que
tie subjetivamente el acto, o como una situacin que de hecho ha de ser
alcanzada por el agente?
En Espaa, sobre la base de un texto que, como se ha dicho, describe
el hurto como tomar una cosa ajena (art. 234 CP espaol), la doctrina y la jurisprudencia ampliamente mayoritarias4 entienden que el hecho se consuma
cuando el agente alcanza la disponibilidad de la cosa, es decir, cuando logra
una posicin que le permitira disponer del objeto5.
No obstante las diferencias ya apuntadas, los casos en que estas posturas arrojan consecuencias verdaderamente distintas no son muchos, porque
lo usual es que la expropiacin plena coincida con el inicio de la apropiacin,
entendida como disponibilidad6.
En Espaa, por ejemplo, la adhesin a esta ltima tesis se traduce sobre todo en un persistente rechazo doctrinal y jurisprudencial a apreciar con3 Esto es precisamente lo que lo distingue del delito de daos y lo convierte en una forma ms
intensa de ataque contra la propiedad.
4 Para una completa referencia bibliogrfica, vase Brandariz Garca, J.A: El Delito de Robo con
Violencia o Intimidacin en las Personas (Granada: Editorial Comares, 2003), p. 139.
5 Independientemente de que disponga de l o no, naturalmente.
6 Vase, por todos, Garca Arn, op. cit. en n.1, p. 147. En Chile, Carnevali, R: Criterios para la
punicin de la tentativa en el delito de hurto a establecimentos de autoservicio. Consideraciones
poltico-criminales relativas a la pequea delincuencia patrimonial, en 1 Poltica Criminal, (2006)
A2, p. 15.
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Y ms adelante aade:
Ninguno de estos criterios [contrectatio, amotio, ablatio e illatio] se considera en la actualidad satisfactorio, por cuanto son formales y no responden a la naturaleza del delito de
hurto y tambin del robo-, que consiste en apropiarse de algo, en apoderarse de bien y
arrogarse las facultades inherentes al dominio, una de las cuales es fundamental, la de
7 Cobo del Rosal, M. (coord): Derecho Penal Espaol Parte Especial (Madrid: Dykinson, 2005), pp. 460ss;
Quintero Olivares, G. (director): Comentarios a la Parte Especial del Derecho Penal, Thomson Reuters, 2011,
p. 621.
8 Criterio que viene a ser una especie de normativizacin de la antigua teora de la ablatio. Etcheberry,
A: Derecho Penal Parte Especial, t.iii (Santiago: Editorial Jurdica de Chile, 2004), p. 298; Politoff, S,
Matus, J.P. y Ramrez, C: Derecho Penal Parte Especial, t.ii (Santiago: Editorial Jurdica de Chile, 2005),
p. 310.
9 Soto, M: La Apropiacin Indebida (Santiago: Conosur, 1994), p. 62ss; Carnevali, op. cit., en n.6, p.
14ss.
10 Garrido, M: Derecho Penal Parte Especial, t.iv (Santiago: Editorial Jurdica de Chile, 2002), p. 150.
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ley14. Si la conducta se entiende perfeccionada ya con la expropiacin es posible, en efecto, entender que quede aun un margen hasta el agotamiento del
delito o hasta la consolidacin del ataque que permita la legtima defensa y
que, a la vez, sea posterior a la apropiacin.
Por mi parte, me inclino a pensar que la teora de la disponibilidad, entendida del modo como antes se ha expresado, es la que mejor se corresponde
con la regulacin de los delitos contra la propiedad en nuestro sistema. En
ausencia de una regla explcita sobre iter criminis y de una definicin ms acabada de la conducta del hurto, la cuestin reside, en el fondo, en determinar
cmo concibe la ley la dimensin apropiativa del acto, que es la que permite
diferenciar este hecho de los usos no autorizados y de las acciones constitutivas de daos, vale decir, si la entiende como un elemento subjetivo u objetivo
del hecho.
A favor de la primera alternativa, y de establecer entonces una sinonimia entre apropiacin y sustraccin con nimo de apropiarse, juegan varios
argumentos15.
El primero es que si bien resulta perfectamente razonable que el legislador decida adelantar la consumacin de un delito a un estadio anterior a la
lesin del bien jurdico, no resulta en cambio tan fcil de entender por qu
habra de situarla en un instante posterior a sta. Una vez que el propietario
ha sido completamente expropiado de la cosa pareciera que la lesin de sus
intereses ya no podra verse incrementada y no haber motivo, por tanto, para
que la consumacin tuviera que depender todava del desarrollo posterior de
los acontecimientos.
En apoyo de esta misma tesis cabe citar tambin el carcter instantneo
del delito, en relacin con lo que la apropiacin de una cosa implica. Porque si
lo que caracteriza a la apropiacin es el hecho de que otro se sustituya defini14 Maalich, J.P: El hurto-robo frente a la autotutela y la legtima defensa de la posesin, en 7
Revista de Estudios de la Justicia (2006), pp. 65ss.
15 Aparte de los dos que se mencionan en el texto cabra mencionar tambin, pero en un plano
estrictamente positivo, lo prescrito en el art.449 inciso 3 CP, segn el cual ser castigado en la forma
sealada en este artculo, el que beneficie o destruya las especies a que l se refiere para apropiarse
solamente de partes de ella, pues esta redaccin sugiere que el hurto se realiza aun antes de la
apropiacin misma y que sta constituye slo el propsito que anima al comportamiento del agente.
Pero lo dispuesto en ese precepto no es un argumento a favor de la interpretacin del hurto como un
delito de resultado cortado. Lo que all se establece es simplemente una regla de penalidad segn la
cual cuando el individuo slo se apropia de partes de un vehculo que destruye con ese fin (antes de
la L 20090 se refera a animales, lo que tena mucho ms sentido) debe considerarse que se apropia
del bien entero. El lenguaje del legislador (para apropiarse) se explica perfectamente como una
forma de referirse a la relacin que debe existir entre la destruccin y la apropiacin. All, entonces,
no se redefine ni se expresa ninguna comprensin particular de la conducta constitutiva de hurto.
Adems, ni aun atribuyndole a esa expresin un alcance sustantivo podra servir para el propsito
de radicar la consumacin del hurto en la ruptura material de la custodia, porque la conducta que
precede a la apropiacin en esa figura no es la extraccin de la cosa de su mbito de resguardo, sino
su destruccin.
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Como se puede apreciar, sostener que el porte de una cosa entre las ropas
rompe ya la custodia espacial que se ejerce dentro del establecimiento conduce
a afirmar la consumacin de la conducta tambin en los supuestos en que ni
siquiera se rebasa la lnea de cajas. Si el porte entre las ropas se considera un
modo paradigmtico de ejercicio de la custodia, tambin en aquel supuesto
habra que entender que el agente ha logrado neutralizar la custodia espacial
de la empresa.
21 Esta es la postura de un sector de la jurisprudencia alemana, a partir de la decisin del BGHSt del
6 de octubre de 1961. Vase Kahlo, op. cit. en n.17, pp. 131ss.
22 1 Com 300.
23 Jurisprudencia alemana en esta misma lnea puede consultarse en Kahlo, op. cit. en n.17, pp. 133ss.
24 Etcheberry, op. cit., en n.8, p. 310.
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norma una indicacin acerca de la pena que caba aplicar era necesario entenerla en un sentido adicional, como: la falta frustrada o tentada de hurto
es punible, conforme a las definiciones del artculo 7 y a las reglas punitivas
aplicables a esas fases de ejecucin. Esto ltimo no lo indicaba el texto y en ese
sentido es verdad que no contena expresamente la pena aplicable al caso.
Con todo, la nica manera de dar sentido a la decisin punitiva del
legislador era interpretando el inciso final del artculo 494 bis de ese modo,
pues no caba tampoco otra posibilidad de determinacin punitiva. Pues bien,
si se tiene presente que el mandato de taxatividad tiene por fin evitar la arbitrariedad y la inseguridad jurdica, hay que convenir que el referido precepto
no lo vulneraba, pues su aplicacin conduca a una sola consecuencia punitiva
explcitamente validada por una decisin del legislador.
Aceptado esto, aun poda ser cuestionado si el precepto cumpla con los
estndares mnimos exigibles de acuerdo con la Constitucin a un precepto
penal. En ese sentido, lo objetable no era tanto que el intrprete no pudiera
advertir cul era la pena que haba que imponer29, sino la satisfaccin de las
exigencias de claridad y certeza en la expresin de las decisiones de castigo,
pues sin duda la vaguedad del artculo 494 bis forzaba los lmites de lo tolerable. Sin embargo, una objecin de esa clase estaba fuera de la competencia de la
Corte y tendra que haber sido materia de una declaracin de inaplicabilidad.
Hurto de hallazgo
Pese a que normalmente se le designa como hurto de hallazgo y a que nuestro
Cdigo lo ubica en la seccin dedicada al delito de hurto (prrafo 4, ttulo IX,
libro II), el supuesto contenido en el artculo 448 del Cdigo Penal difiere en
varios aspectos de la apropiacin definida en el artculo 432, y particularmente
en uno que es fundamental, cual es que en este caso la apropiacin se produce
sin quebrantamiento de la custodia ajena, toda vez que la cosa objeto del
delito no se encuentra custodiada.
Incurre en esta hiptesis, en efecto, el sujeto que
hallndose una especie mueble al parecer perdida, cuyo valor exceda de una unidad tributaria mensual, no la entregare a la autoridad o a su dueo, siempre que le conste quin
sea ste por hechos coexistentes o posteriores al hallazgo (art. 448 inc. 1 CP).
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En realidad, la razn esgrimida en este fallo est lejos de ser evidente, porque
el hurto de hallazgo slo se comete respecto de cosas ajenas, y el hecho de
saber que lo son no es ms que el dolo propio de esa figura. Si no tuviese
dueo, la cosa sera susceptible de ocupacin y su apropiacin por ese medio
sera perfectamente lcita. Es precisamente porque tiene dueo que quien se
la encuentra y la toma adquiere la obligacin de entregarla a su propietario o
a la autoridad correspondiente.
El razonamiento del fallo es, por eso, doblemente desacertado. Lo es,
primero, porque asume que el conocimiento de la ajenidad de la cosa excluye
el hurto de hallazgo, cuando la verdad es justo lo contrario. Y lo es tambin
porque utiliza un punto de vista subjetivo para calificar la conducta. Se centra
en las representaciones del autor para decidir de qu clase de hecho se trata,
cuando la diferencia que media entre el hurto propio y el de hallazgo es primariamente objetiva, en tanto radica en la situacin del objeto hallado, que
ha de ser, segn los trminos del artculo 448, una especie mueble al parecer
perdida.
En parte, el error de perspectiva del fallo viene inducido por la redaccin del precepto. En realidad, lo decisivo no es que la cosa parezca perdida,
sino que lo est verdaderamente. Slo son susceptibles de hurto de hallazgo
las cosas no custodiadas por haberse extraviado para su dueo. La imprecisin que a este respecto se observa en los trminos del artculo 448 proviene
de una excesiva y desafortunada sujecin a los trminos del artculo 629 del
Cdigo Civil, que establece el deber cuyo incumplimiento aqu se penaliza30.
Dado que la cosa est libre de custodia la expropiacin del dueo tiene
lugar sin quebrantamiento de aqulla. Por consiguiente, y pese a estar ubicado
en el prrafo 4 del ttulo IX, el de hallazgo no es un verdadero hurto31.
30 Art. 629. Si se encuentra alguna especie mueble al parecer perdida, deber ponerse a disposicin
de su dueo; y no presentndose nadie que pruebe ser suya, se entregar a la autoridad competente,
la cual deber dar aviso del hallazgo en.
31 Con todo, tampoco es exacta la afirmacin tan extendida en el sentido que como el comportamiento
en esta figura consistira en no entregar la cosa, debera considerarse un caso de apropiacin indebida.
La redaccin del art. 448 tambin es engaosa en ese aspecto. La omisin de entrega no es el nico
comportamiento del agente. Antes es necesario que se apropie de aquello que se encuentra. El
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Desde un punto de vista conceptual, trepar por los muros es claramente una
accin constitutiva de fuerza destinada a vencer la proteccin fsica de la cosa
apropiada, pues la altura representa aqu un obstculo para acceder a ella.
Pero lo cierto es que la ley no castiga como robo todas las modalidades de
hurto cometido empleando energa fsica para acceder a la cosa (como hace
el Cdigo espaol, por ejemplo: art. 237), sino slo las que expresamente
describe32. Entre estas, la que viene al caso es la de escalamiento (art. 440
N1), definida como entrar por va no destinada al efecto, por forado o
con rompimiento de pared o techos, o fractura de puertas o ventanas. Es
imposible afirmar que el sujeto ha entrado al lugar cuando lo ha trepado
exteriormente sin incurrir en una analoga, prohibida por el principio de
legalidad. Lo cual resulta especialmente paradjico porque ese acto coincide
plenamente con el significado corriente de la voz escalamiento que emplea
el artculo 440 N1.
Frente a una situacin como esta, la alternativa que resta desde el punto de vista interpretativo es sostener que el precepto aludido no contendra
un concepto estipulativo de escalamiento destinado a sustituir el significado
corriente de la palabra, sino solo una acepcin suplementaria orientada a
extender su aplicacin a ciertos supuestos no comprendidos en el uso corriente del trmino. Hay que reconocer, sin embargo, que una afirmacin
como esa encaja muy mal con la tcnica sumamente casustica que emplea el
Cdigo en esta materia y que, en rigor, la decisin de la Corte fue finalmente
acertada.
32 Crtica frente al mtodo del legislador en esta materia, Ossandn Widow, M: Los elementos
descripitivos como tcnica legislativa. Consideraciones crticas en relacin con los deltios de hurto y robo con fuerza,
en Revista de Derecho PUCV, vol XXII, N1, julio 2009, especialmente p. 172 y ss.
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ro no se exige en la ley para calificar de violento el hecho punible, lo cual conceptualmente constituye un error del fallo, puesto que el que huye no necesariamente busca
su impunidad, ya que su captura posterior siempre ser posible y con ello evitar dejar
sin castigo el delito, de tal modo que el tribunal recurrido errneamente confunde la
posibilidad de impunidad con la eventualidad de la huida de los partcipes del hecho
punible, cuando en rigor, el sentido de la violencia para favorecer la impunidad mira
propiamente a evitar que el hecho punible mismo se pueda acreditar o que el delincuente pueda ser establecido (c.3).
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porque solo en tal caso pesara sobre el ladrn un deber de tolerar la conducta de recuperacin intentada por el dueo. Ms all de lo que pudiera
considerarse una actuacin legtima del dueo, el autor de la sustraccin
estara facultado para rechazar su acometimiento, de modo que la violencia
empleada con ese fin no podra servir para calificar como robo el hurto previamente ejecutado.
Por supuesto, para que esta idea sea operativa es preciso identificar cul
sera el derecho que, ejercido por el dueo, servira como criterio demarcatorio.
Bascun postula que ese derecho es un derecho de autotutela de la
posesin. Tal es la posicin dominante en Alemania, respaldada por una
regulacin explcita de la autotutela, contenida en el 859 del Cdigo Civil
Alemn36.
Segn su opinin, en nuestro pas ese derecho podra sustentarse en
lo dispuesto en el artculo 711 del Cdigo Civil (el que en ausencia del dueo
se apodera de la cosa, y volviendo el dueo le repele, es tambin poseedor violento). Porque si la ley considera por tal motivo viciosa la posesin del ocupante, quiere decir argumenta- que la recuperacin de la cosa efectuada por el
dueo no puede ser ilcita. A juicio de Maalich , en cambio, el criterio de
delimitacin lo ofrecera la propia regulacin de la legtima defensa contenida
en el Cdigo Penal.
En contra de un derecho de autotutela dominical argumenta: a) que el artculo 711
del Cdigo Civil se refiere a inmuebles y no parece contener un principio general
aplicable tambin a la posesin de los muebles; b) que la expresin volver empleada
en ese precepto no implica empleo de violencia por parte del dueo, y c) que aun
cuando la autotutela fuese lcita, ella no tendra por qu implicar la afirmacin de
un derecho37. En relacin con esto ltimo, lo ms que podra deducirse del artculo
711 sera una permisin dbil (en el sentido de Von Wright), que no impondra al
nuevo poseedor el deber de tolerarla. Ms aun, a su entender, ste podra oponerse
a la recuperacin amparado en un estado de necesidad defensivo38.
365
Otro posible sustento para una eventual autorizacin especial del uso de
la violencia destinada a recuperar la posesin podra encontrarse en una
interpretacin a contrario del artculo 457 inciso segundo, que castiga al
dueo que intenta un acto de esa clase contra el ocupante ilegtimo que cuenta
con un derecho aparente. As, la atipicidad de la violencia ejercida con ese
fin contra el ocupante que carece de un derecho aparente podra dar pi para
pensar en un derecho autotutelar en este caso. Examinando esta posibilidad,
Maalich la descarta porque entiende que dicha atipicidad se explica en
razn de la procedencia de legtima defensa del propietario contra la agresin
permanente constituida por la ocupacin de un inmueble de su propiedad. Sin
embargo, para que la legtima defensa pudiera servir de explicacin suficiente
del rgimen penal aplicable al propietario sera necesario que la apariencia
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Esta tesis, sin embargo, tambin enfrenta algunas dificultades. Por una
parte cabe observar que el logro de la ventaja interpretativa sealada respecto
del hurto-robo se obtiene al costo de lo que, desde otra perspectiva, constituye un adelantamiento de la consumacin que afecta a todos los delitos contra
la propiedad construidos en torno a la conducta de apropiacin.
Pero el problema ms serio que enfrenta esta tesis, as como la que postula utilizar como criterio un derecho de carcter civil a la recuperacin de
la cosa por parte del propietario, es el que deriva de que la violencia ejercida
por el autor del apoderamiento aparezca conectada en el artculo 433, no con
la obtencin de la cosa ni con consolidacin de la custodia, sino con el favorecimiento de la impunidad del autor. Lo que se castiga como hurto-robo es la
violencia que este emplea para evitar el castigo, lo cual, al menos conceptualmente, poco tiene que ver con la conservacin de la cosa o con el ejercicio de
los derechos arriba mencionados.
Una referencia como esa conecta ms bien con las facultades que la ley
otorga a toda persona para detener al autor de un delito flagrante (art. 129
CPP). Ello indica que la incorporacin de este supuesto al injusto del robo est
pensada fundamentalmente para proteger de modo reforzado a quien reacciona intentando capturar al individuo que sorprende en delito flagrante de
hurto o robo con fuerza en las cosas. Por cierto, tambin en un caso como ese
se ejerce un derecho41, tal como cuando se intenta defender intereses propios
o ajenos, o ejercer unas facultades dominicales de recuperacin de la cosa.
El problema, sin embargo, es que el concepto enormemente extendido
de flagrancia que contempla la regulacin actual hace completamente inaplicable un criterio como ese42. Cabe recalcar que el solo hecho de que la violencia posterior al delito no se castigue como tal y d lugar a calificar el apoderamiento pacfico como un robo violento, desborda el concepto de violencia del
artculo 439 y comporta una asimilacin valorativa sumamente cuestionable.
Si el disvalor especial del robo con violencia emana de su utilizacin como
medio para hacerse de bienes ajenos, no se ve por qu la violencia posterior a
la consumacin haya de recibir el mismo tratamiento.
Quizs la polisemia con que el legislador emplea la expresin robo pueda servir para encontrar una interpretacin que, junto con respetar el texto punitivo, acote la figura a mrgenes valorativamente coherentes con las premisas
del propio Cdigo en esta materia. Es claro, en efecto, que la expresin robo
ha sido tomada en el artculo 433 en un sentido que alude al apoderamiento de
la cosa, y no como sinnimo del delito compuesto que all se tipifica, pues de
otro modo no sera comprensible. Siguiendo esta pista cabe suponer que dicha
directas (op. cit. en n.14, p. 85).
41 Artculos 129 CPP y 143 CP. Sobre su carcter de derecho Cfr. Roxin, C: Derecho Procesal Penal
(Buenos Aires: Editores del Puerto, 2000). p. 278ss.
42 El artculo 130 cpp considera flagrante el hecho incluso hasta doce horas despus de su realizacin.
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expresin pueda estar aludiendo a la aprehensin de la cosa, y no necesariamente a la plena extraccin de esta de la esfera en que se ejerce su custodia. De
hecho, lo razonable es entender que la figura del hurto post-coactivo se aplica
tambin al caso en que, al ser sorprendido o por cualquier otro motivo, el agente interrumpa el apoderamiento e intente huir del lugar utilizando la violencia
contra las personas que obstaculicen su fuga. Robo, entonces, significa aqu
tanto como aprehensin de la cosa o intento de aprehenderla.
De conformidad con lo dicho, la fase inicial de aplicacin de esta figura
no tiene por qu depender de la tesis que se sustente en materia de consumacin del hurto. Pero lo que se sostenga a este respecto s puede contribuir a
delimitar el lmite temporal hasta el cual es conceptual y valorativamente aceptable considerar que el ejercicio de violencia puede servir todava para calificar
el hecho como un robo del artculo 433. Mientras el delito se encuentra en fase
de ejecucin, esto es, mientras el individuo aun no ha alcanzado la disponibilidad del objeto, toda violencia que emplee para conseguir su objetivo calificar
el hecho como robo; y lo mismo cabe afirmar respecto de aquellos supuestos
en que el sujeto no haya conseguido apoderarse de la cosa y ejerza la violencia como un medio de fuga dentro de mrgenes anlogos a los que, de haber
continuado la apropiacin, habran constituido aun fases ejecutivas del hecho.
Es discutible, por otra parte, si la violencia y la intimidacin posteriores
al apoderamiento califican siempre al hecho como robo, o si ello slo ocurre
en los supuestos del artculo 433, nico que alude a esa hiptesis. En general,
la doctrina sostiene que la mencin que este precepto hace a la violencia posterior al robo es aplicable tambin a la figura bsica de este delito43.
Aceptado este criterio, el caso juzgado por la Corte poda ser considerado
en principio como un supuesto constitutivo de robo del artculo 436. Sin embargo, no es posible soslayar que cuando la violencia ejercida por el agente no alcanza las magnitudes previstas en el artculo 433, su equiparacin a la violencia
constitutiva de robo se torna mucho ms cuestionable, en especial cuando tiene
lugar como resistencia a un acometimiento fsico por los captores.
En el caso fallado las violencias ejercidas por el ladrn capturado y reducido a viva fuerza no llegaron a constituir un acto valorativamente diferenciable
de la mera resistencia a ser abatido o golpeado por sus dos persecutores, que
permita calificar el hecho como un robo violento. Tal habra sido un motivo
prefereible al esgrimido por la Corte para desechar esa calificacin del hecho.
Concepto de intimidacin: uso de arma de fantasa
El empleo de elementos que semejan ser un arma para intimidar a la vctima
y lograr el apoderamiento de sus bienes es un supuesto bastante frecuente de
comisin del robo, pero plantea la duda de si efectivamente el hecho puede ser
43 Etcheberry, op. cit., n.2, p. 336. Bascun, A: El robo como coaccin, en 1 REJ (2002), p. 84.
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Estafa
En contra Vsquez Gutirrez, nos encontramos con un caso muy infrecuente
desde todo punto de vista. Al da siguiente de fallecer su conviviente, la
imputada lleg a una Notara acompaada de un individuo que se hizo pasar
por su extinta pareja. All suscribieron una escritura pblica de compraventa
del nico inmueble que posea el difunto, inscribindose unos diez das
despus la transferencia respectiva. Ante esta situacin, una de las hermanas
del fallecido interpuso una querella que dio origen a un proceso criminal,
51 Al respecto, vase el comentario a un supuesto similar en 2 Com 602ss.
52 Sobre las distintas posibilidades de fundamentacin de un injusto calificado que justifique la
punicin en esta clase de supuestos, cfr. Hernndez, H: La administracin desleal en el derecho
chileno, en Revista de Derecho de la Pontifica Universidad Catlica de Valparaso (2005), pp. 201-58.
374
Pero agrega a continuacin que ello no obsta a que el mismo hecho pueda ser
considerado constitutivo de estafa. En este sentido, el fallo de casacin estima
que:
El hecho as configurado debe encuadrarse en el tipo de la estafa a que se refiere el artculo 468 del Cdigo Penal y no, como lo hace erradamente el fallo de primer grado, en el
del artculo 473 de ese mismo cuerpo legal, hiptesis en torno a la cual tambin especula
la sentencia recurrida. En efecto, aqu se trata claramente de que la procesada Vsquez
aparent, mediante el ardid que se materializ en el otorgamiento de la escritura pblica
375
Razonando luego sobre los fundamentos del recurso, el fallo establece que la
tesis del reclamo es correcta y que los hechos deben estimarse constitutivos
de estafa. Pero a pesar de todo, la Corte termina rechazando el reclamo del
recurrente por entender que, aun siendo delictivo, el acto en cuestin no pas
de ser una mera falta no consumada:
en efecto, dado que en la estafa del artculo 468 del Cdigo Penal, en relacin con el
467 de ese mismo texto legal, la pena est establecida en atencin al valor del perjuicio,
en los casos como el de autos, en que el delito se ha frustrado precisamente porque, en
definitiva, el perjuicio no se produjo, la sancin del hecho incompleto tiene que reducirse,
conforme al artculo 51 del Cdigo Penal, partiendo desde la pena menor contemplada
para el hecho consumado. Sucede que la forma ms leve del delito de estafa consumado
se encuentra contemplada en el artculo 494 N 19 del Cdigo Penal, como una falta, y
stas, con arreglo a lo preceptuado en el artculo 9 de ese mismo cuerpo legal, slo se
castigan cuando han sido consumadas (c.10).
376
Con todo, la decisin adoptada por la Corte amerita algunos comentarios. Varios de los temas que sera preciso abordar escapan a esta seccin, pero
a lo menos es posible consignar un par de palabras al respecto.
En primer lugar, aparece un tema de parte general, cual es la posibilidad
de cometer un delito especial en autora mediata. Que la viuda no tuviera la
calidad de funcionario pblico no descarta de entrada, como suponen los fallos vertidos en el caso, toda posibilidad de punir su intervencin en un hecho
de tal clase. Lo cierto es que valindose de un tercero que suplant al difunto,
hizo pensar al notario que el suscriptor era efectivamente el vendedor vivo
enajenando sus bienes. Ese hecho constituye un caso claro de autora mediata
por utilizacin de un instrumento que acta en error de tipo53.
Aparte de esa posibilidad, exista tambin la alternativa de recurrir a la
figura de falsedad por uso del artculo 196, que puede ser cometida por cualquiera, con tal que el documento sea falso y la persona que lo emplee lo sepa.
Ambas situaciones concurran en el caso analizado.
Quizs no sea correcto extraer demasiadas consecuencias dogmticas
del fallo que se comenta infiriendo de l, por ejemplo, que la Corte estima que
ni siquiera en los delitos de infraccin de deber cabe la induccin de un instrumento que acta en error de tipo, o que a su juicio slo es falso el documento
que se ha forjado a travs de una conducta objetiva y subjetivamente tpica
de falsificacin, porque es evidente que los sentenciadores intentaron buscar
alguna salida al caso de esta mujer que al momento de ejecutar la conducta
gozaba de derechos sucesorios sin saberlo.
Eso puede explicar tambin la total prescindencia que se observa en el
fallo de la figura de usurpacin de nombre del artculo 214, que a lo menos
mereca alguna referencia colateral relativa, por ejemplo, a que no cabe la proteccin del nombre de personas difuntas.
53 Cuando se trata de un delito que slo puede ser cometido por un individuo que rene una
calidad especial, como la de ser funcionario estatal por ejemplo, la intervencin del particular que
engaa al sujeto cualificado para lograr la realizacin de la conducta descrita en el tipo no puede
ser calificada como autora, pues el propio tipo excluye al extraneus del crculo de autores idneos.
Pero s puede ser valorada como una conducta de participacin. Hasta antes de alcanzar la teora
de los delitos de infraccin de deber el reconocimiento con que hoy cuenta, esta era una posibilidad
sumamente discutida, puesto que representaba un problema desde el punto de vista de la aplicacin
coherente de los planteamientos de la teora del dominio del hecho. Pero con la distincin planteada
por Roxin entre delitos de dominio y delitos de infraccin de deber, estos supuestos y muchos
otros igualmente problemticos encontraron una solucin homognea y comparativamente mucho
ms fluida. De acuerdo con esta teora, lo que define el carcter de la intervencin de un individuo
en la ejecucin de ciertos delitos no es el dominio que tenga sobre sta, sino la circunstancia de
encontrarse aqul sujeto a un deber especial respecto del bien jurdico. La ejecucin de la conducta
tpica mediante manipulacin de un sujeto cualificado que, sin saberlo, incumple su deber personal,
no puede constituir autora mediata, pero s puede ser considerada como una realizacin del hecho
en calidad de partcipe, a travs de la figura de la induccin. Sobre el tema, en extenso, Roxin, C:
Autora y Dominio del Hecho, (Barcelona: Marcial Pons, 2000), pp. 398ss.
377
Enseguida, y entrando ya al rea de los delitos patrimoniales, aparecen tambin algunos aspectos que reclaman un examen ms detenido. La
tesis de la Corte en el sentido que se tratara de una estafa mediante simulacin de una negociacin imaginaria es cuestionable y problemtica. Hablar
de estafa obliga a identificar al sujeto engaado, y ello en este caso no era
tan simple. Los afectados, a saber, los hermanos del difunto, que de otro
modo habran heredado el bien raz extrado de su patrimonio mediante la
compraventa ficta si al final no se hubiese otorgado la posesin efectiva a la
cnyuge reconocida post mortem, no pueden considerarse vctimas de engao, por dos razones: ni ellos efectuaron la disposicin patrimonial, ni una
simulacin como esa poda engaarlos, pues, evidentemente, todos ellos
estaban bastante advertidos de que su hermano no poda haber suscrito
una escritura de venta al da siguiente de haber muerto. El medio resulta
completamente inidneo como mecanismo de engao.
Lo que ocurre es que en realidad en este caso no hay tal acto de
disposicin, esa es justamente la consecuencia de constatar que la compraventa nunca existi. Si, conforme al parecer de la Corte, la invocacin
de esa venta imaginaria es en s misma el engao (al que se dio verosimilitud mediante el documento falso), no queda ms que concluir que los
engaados seran en ese esquema los funcionarios que materializaron la
enajenacin, inscribiendo la transferencia del dominio sobre el inmueble.
Pero el solo hecho de practicar la inscripcin no puede ser equiparado
a un acto de disposicin (caso en el cual podra haberse analizado una
estafa triangular).
De hecho, el supuesto slo poda ser abordado coherentemente a travs de la figura de la falsificacin documental. Descartada la tesis de la falsificacin de instrumento pblico, quedaba todava la posibilidad de indagar
en la falsificacin de instrumento privado. Aunque los intereses protegidos
mediante una y otra figura son distintos, es bastante claro que desde el punto
de vista de la tipicidad aqullas se comportan como crculos secantes y que,
enfocadas las cosas de esa manera, bien poda concluirse que la viuda se forj
un documento privado (en la medida en que no se reconoce la falsedad del
instrumento pblico empleado por ella) falso que utiliz para perjudicar a
terceros.
Pero aun aceptando la tesis de la Corte de que la calificacin correcta
de la conducta era la de un delito de estafa, los pasos siguientes de su razonamiento son, sin embargo, completamente equivocados.
En efecto, cuando un sujeto realiza una conducta objetivamente atpica
pero obrando con una representacin distinta acerca de ella, pueden darse
dos posibilidades: una, que suponga la concurrencia de elementos tpicos que
en realidad no concurran, o dos, que obre con una idea adecuada de los hechos, pero suponiendo que la conducta que realiza es constitutiva de delito.
378
La primera suposicin, que es un error de tipo inverso, de lugar a una tentativa, mientras que la segunda, que consiste un error de prohibicin inverso, da
lugar a un delito putativo. La primera, por cierto, es punible, mientras que el
delito putativo, no.
Ahora bien, en estos casos es obvio que la tentativa en cuestin es inidnea. Aunque la conducta se ejecute ntegramente, el supuesto tpico slo se
realizar en la mente del agente, pero no en la realidad. Eso es precisamente
lo que aconteci en el caso de la viuda: ella pens que haba causado un perjuicio, cuando en realidad y en virtud del desarrollo ulterior de los hechos (un
problema cronolgico que la Corte prefiri soslayar), no poda lesionar unas
pretensiones econmicas de terceros que a la larga (o retroactivamente) se
revelaron inexistentes.
Hasta all todo iba bien, pero el fallo desconoci sus propias premisas
al momento de concretar el valor jurdico penal de esta tentativa, porque en
lugar de someter a calificacin el suceso conforme a la representacin de su
autora y, por lo tanto, calcular el perjuicio en funcin del detrimento patrimonial que ex ante caba atribuir a su conducta, lo que hizo fue afirmar que
como no se haba causado perjuicio alguno, la conducta deba reconducirse al
supuesto de mnima gravedad, tipificado como falta.
Con ello neg de paso la posibilidad de castigo de una tentativa inidnea y desconoci su propio punto de partida. Salt as de un enfoque sustentado en una consideracin ex ante de los hechos, a una sustentada en una visin ex post. La conclusin del fallo a este respecto implica tanto como decir
que quien piensa que al disparar contra el cuerpo de otro que ignora muerto,
realiza una tentativa, pero que esa tentativa no lo puede ser de homicidio
porque no provoc de hecho la muerte de nadie, ni podra serlo tampoco de
lesiones, por no haber provocado tampoco las lesiones de ninguna persona
viva. Eso no tiene sentido. En toda tentativa fundada en la suposicin errnea de la concurrencia de hechos que en realidad no existen se parte de la
base de que el resultado tpico no se produce, pero el fundamento del castigo
en un supuesto de esa ndole -precisamente como tentativa, esto es, como
no consumado-, no es la verificacin del resultado (ausente en toda tentativa), sino la realizacin ntegra del desvalor de accin del hecho penalmente
prohibido acompaada de una vulneracin a nivel comunicativo de la norma
de conducta correspondiente (teora de la impresin). Por consiguiente, la
conclusin a la que la Corte debi arribar partiendo de sus premisas era muy
distinta de la que en definitiva extrajo de ellas: el hecho debi ser considerado una tentativa de estafa en funcin del monto del perjuicio que la supuesta
extraccin del bien raz del patrimonio del causante provocaba a los que ex
ante aparecan como sus herederos.
379
Ley de Cheques
Ya en otras ocasiones se ha suscitado controversia acerca de si una vez
declarada la quiebra de una persona ella puede incurrir en responsabilidad
penal, conforme al artculo 22 de la ley de cheques, si no paga dentro de los tres
das siguientes a la notificacin judicial del protesto. La lnea jurisprudencial
ha reconocido, sin bien con ambigedades e intermitencias, la atipicidad del
hecho. No puede decirse que omita la conducta de pago el individuo que
por disposicin de la ley no puede efectuarlo, en razn de haber perdido la
administracin de sus bienes como consecuencia de la declaracin de quiebra.
En contra Hidalgo Gonzlez se volvi a plantear el asunto, pero esta
vez con un resultado distinto, pese a lo cual no puede decirse que el tribunal
se haya alejado de la tesis reseada. Lo que puede cuestionarse es ms bien su
apreciacin del caso.
El punto era el siguiente. El disputado Sr. Hidalgo haba girado varios
cheques -18 para ser exactos- en representacin de la sociedad Egas SA, del
giro supermercados. La empresa fue declarada en quiebra un poco despus
del ltimo protesto, pero antes de la notificacin judicial de los mismos. Ante
la falta de pago, los beneficiarios ejercieron sus acciones penales, obtuvieron
el desafuero del parlamentario y ste recurri de amparo ante la Corte de
Apelaciones de Santiago, obteniendo un fallo adverso que fue confirmado en
segunda instancia por la Corte Suprema, sin agregar nada ms que correcciones formales. Hay que asumir, por lo tanto, que el razonamiento que se lee en
el fallo recurrido es el que la Suprema hizo suyo:
Segundo: Que de los antecedentes allegados no aparece que el amparado Carlos Moiss
Hidalgo Gonzlez haya sido declarado en quiebra en calidad de persona natural, por lo
que no puede oponer, para eximirse de responsabilidad criminal, la quiebra de la cual era
su representante legal, por cuanto la responsabilidad penal que se le atribuye es consecuencia del acto de girar cheques son contar con los fondos suficientes para cubrir capital,
intereses y costas.
Expresada de esa forma, la tesis del tribunal parece restar pi a la tesis que
permite apreciar que una persona declarada en quiebra no puede responder
criminalmente por el no pago de un cheque, pues da a entender que la nica
conducta relevante es la de giro, en alguna de las situaciones previstas en
la ley, y que la omisin posterior de pago no constituira fundamento de la
responsabilidad penal del individuo. Si eso fuese efectivo, tampoco en los
casos en que no gravitase la condicin del individuo como representante de
una empresa podra estimarse atpica (o justificada en razn del art. 10 N 12
CP) la conducta del girador.
Con todo, esa es slo la forma de expresin del razonamiento que la
Corte hizo suyo, por lo que parece ms adecuado atenerse a lo que aparentemente es el contenido de ste. Adaptando un poco las ideas, el fundamento
380
parece ser que como la responsabilidad penal del girador es personal, es decir,
gravita sobre l en tanto que persona natural, no le afectara el hecho de haberse declarado la quiebra de la persona jurdica que representaba.
Entendido de ese modo, el argumento es equivocado. Partiendo de la
base de que el artculo 22 de la ley de cheques exige una conducta omisiva del
girador luego de serle notificado el protesto, lo menos que cabe es reconocer
que esa es una conducta que comporta el incumplimiento de un deber de pago.
La pregunta obvia, entonces, es quin es el obligado al pago, y la respuesta es
que el girador, la persona que se obliga por el documento a pagarlo; en el caso
en cuestin, la sociedad. Contra ella se inicia la gestin preparatoria de la
va ejecutiva y es a su representante a quien se notifica el protesto respectivo.
No tiene sentido entonces sostener que la persona natural que la represent
en la emisin del documento resulta personalmente obligada al pago por el
slo hecho de serle notificado el protesto en un procedimiento dirigido contra
su mandante. Si la omisin se considera en definitiva como lo que es, como
incumplimiento de una accin mandada, la imposibilidad jurdica del administrador de proceder al pago del documento con fondos del nico obligado
debi ser admitida como una causa de exclusin del comportamiento omisivo
que describe el artculo 22 de la ley de cheques.
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[] concebido como recurso amplio, sin restricciones de acceso provenientes de un excesivo formalismo, y que permite en trminos generales la invalidacin del juicio oral y
la sentencia cuando existe una infraccin sustancial de derechos o garantas constitucionales referida a las formalidades del juicio o de los hechos que se hubieren dado por
probados []10.
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los casos se aprecie, prima facie, la configuracin de una causal del artculo 374
y que, sin embargo, los recurrentes esgriman la causal genrica del artculo 373
a). Lo notable de esta situacin radica en que el artculo 374 requiere slo la
constatacin de la hiptesis fctica configurativa de la causal, expresada en el
literal correspondiente, para que esta sea operativa, sin necesidad de un juicio
de valor adicional. En cambio, la causal del artculo 373 a) requiere, en primer
lugar, constatar una afectacin de un derecho fundamental que no se encuentra explicitada en la norma y, adems, la afirmacin de que dicha afectacin es
sustancial. Dada esta mayor dificultad argumentativa, resulta extrao que los
recurrentes en una actitud que podra explicarse como una manifestacin
de lo que cabra denominar como arribismo procesal prefieran recurrir a la
Corte Suprema que recurrir a la Corte de Apelaciones respectiva.
Como se desarrollar especficamente respecto de las disyuntivas paradigmticas de afectaciones a derechos fundamentales respecto de las cuales
se problematiza su subsuncin en alguna de las causales de nulidad previstas
por el artculo 374 o, genricamente, en el artculo 373 a), cabe sealar que, por
criterio de especialidad, es la primera disposicin la que debe prevalecer. En
otros trminos, constatada la configuracin de una causal del artculo 374 es
la Corte de Apelaciones respectiva la que debe conocer del recurso, aunque la
configuracin de dicha causal pueda implicar adicionalmente una afectacin
sustancial a los derechos fundamentales a que refiere el artculo 373 a). Esta
solucin se encuentra ratificada por 383 inciso 3 letra a) que seala que en
caso que el recurso se fundare en la causal del artculo 373 a) y la Corte Suprema estimare que, de ser efectivos los hechos invocados como fundamento del
recurso, seran constitutivos de alguna de las causales del artculo 374, no se
pronunciar sobre su admisibilidad, sino que ordenar que sea remitido junto
con sus antecedentes a la corte de apelaciones respectiva.
En relacin con el contenido de la exigencia de sustancialidad del artculo 373 a), cabe sealar que existen dos posibilidades interpretativas para dotarla de contenido, a saber: sostener que la sustancialidad alude a la influencia
de la afectacin del derecho fundamental en lo dispositivo del fallo o que, en
cambio, refiere a la satisfaccin de un cierto umbral de intensidad en la afectacin del derecho. Nos inclinamos por la segunda interpretacin. En efecto: i)
el mero tenor literal da cuenta de que en el artculo 373 a) la sustancialidad se
predica directamente respecto de la infraccin a un derecho fundamental; ii)
cuando el legislador ha querido aludir a la influencia en lo dispositivo del fallo,
lo ha hecho derechamente. En efecto, el literal b) del mismo artculo 373 seala que la errnea aplicacin del derecho debe haber influido sustancialmente
en lo dispositivo del fallo. Un mnimo de coherencia interpretativa exige que
a dos preceptos lingsticamente diferenciados contenidos en el mismo artculo, se les asigne un contenido diverso; iii) Finalmente, si concebimos al me-
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El recurso de queja
El recurso de queja es aquel que tiene por exclusiva finalidad corregir las
faltas o abusos graves cometidos en la dictacin de resoluciones de carcter
jurisdiccional. Slo procede cuando la falta o abuso se comete en sentencia
interlocutoria que ponga fin al juicio o haga imposible su continuacin
o definitiva, y que no sean susceptibles de recurso alguno, ordinario o
extraordinario.15 El conocimiento del recurso de queja corresponde al tribunal
superior jerrquico de aquel que dict la resolucin recurrida. En atencin
a ello las hiptesis a problematizar respecto a la procedencia del recurso
de queja son las siguientes: i) sentencia de nulidad dictada por una corte
de apelaciones; ii) sentencia de reemplazo dictada en los casos del artculo
385 Cdigo Procesal Penal; iii) sentencia que falla el recurso de apelacin
deducido en contra de una sentencia dictada en procedimiento abreviado, y
iv) otras resoluciones.
En relacin con la primera hiptesis, cabe concluir que el recurso en cuestin no es procedente respecto de la sentencia de nulidad. En efecto, dicha resolucin no es una sentencia definitiva en trminos del inciso 2 del artculo 158
del Cdigo de Procedimiento Civil16, ya que si bien resuelve la cuestin o asunto
15 Art. 545 inc. 1 COT.
16 Art. 158 CPC inc. 2: Es sentencia definitiva la que pone fin a la instancia, resolviendo la cuestin
o asunto que ha sido objeto del juicio.
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objeto del juicio no pone fin a la instancia, por la sencilla razn de que el conocimiento del recurso de nulidad no constituye instancia17. Asimismo, la sentencia
de nulidad tampoco falla un incidente, razn por la cual tampoco es una sentencia interlocutoria18. Del mismo modo, la sentencia de reemplazo dictada en
los casos del artculo 385 del Cdigo Procesal Penal19 tampoco es recurrible de
queja, ya que tampoco se trata de una sentencia definitiva ni de una sentencia
interlocutoria. En efecto, la sentencia de reemplazo es una mera consecuencia
de la sentencia que acoge un recurso de nulidad, de tal manera que no ha hecho
ms que poner fin al recurso de nulidad y no ha puesto trmino a una instancia
que no se ha producido20. Por lo dems, tanto respecto de la hiptesis primera
como de la segunda, puede aducirse la regla establecida en el artculo 387 del
Cdigo Procesal Penal que seala que la resolucin que fallare un recurso de
nulidad no ser susceptible de recurso alguno.
Respecto de la sentencia de segunda instancia en el procedimiento
abreviado, se verifica la satisfaccin de los requisitos que hacen procedente
el recurso de queja. En efecto, se trata de una sentencia definitiva respecto de
la cual no proceden (otros) recursos, razn por la cual no existira bice para
afirmar la procedencia del recurso de queja conforme a la definicin legal del
artculo 545 del Cdigo Orgnico de Tribunales. Estimamos que el intento
de limitar la aplicacin del recurso de queja slo a la sentencia condenatoria
de segunda instancia en el abreviado, por el expediente de considerar que el
derecho al recurso es una garanta reconocida al individuo sometido a persecucin penal21, slo resultara de recibo si es que, coherentemente, tambin se
excluyere la facultad del Ministerio Pblico y del querellante de recurrir de
nulidad en contra de la sentencia condenatoria. Nos parece que deslizar ese
argumento sin vislumbrar su efecto expansivo no es correcto.
Respecto de las otras resoluciones que pueden ser dictadas por la Corte de Apelaciones en segunda instancia, cabe sealar que la procedencia del
recurso de queja habr de juzgarse caso a caso conforme a los criterios ya
esbozados ms arriba. Nos referimos ac a: a) las resoluciones dictadas por el
17 Esto tambin porque la nocin de instancia aparece indisolublemente ligada al recurso de
apelacin.
18 Art. 158 CPC inc. 3: Es sentencia interlocutoria la que falla un incidente del juicio, estableciendo
derechos permanentes a favor de las partes, o resuelve sobre algn trmite que debe servir de base
en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria.
19 Art. 385 inc. 1 del CPP: La Corte podr invalidar slo la sentencia y dictar, sin nueva audiencia
pero separadamente, la sentencia de reemplazo que se conformare a la ley, si la causal de nulidad
no se refiriere a formalidades del juicio ni a los hechos y circunstancias que se hubieren dado por
probados, sino se debiere a que el fallo hubiere calificado de delito un hecho que la ley no considerare
tal, aplicado una pena cuando no procediere aplicar pena alguna, o impuesto una superior a la que
legalmente correspondiere.
20 Cfr. Arias, Cristin, El recurso de queja en el nuevo procedimiento penal, en Revista de Estudios
de la Justicia N 1, 2002, pp. 162 y 163.
21 Para el desarrollo de esa tesis, vid., Arias, ibid., pp. 168 y ss.
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juez de garanta cuando pusieren trmino al procedimiento, hicieren imposible su prosecucin o lo suspendieren por ms de treinta das (art. 370a CPP),
exceptuadas las sentencias definitivas dictadas en el procedimiento simplificado (art. 399 CPP) y en el procedimiento delito de accin penal privada (arts.
405 y 399 CPP), y b) a aquellas resoluciones respecto de las cuales la ley seala
expresamente la procedencia del recurso de apelacin (art. 370b CPP).
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nos del artculo 377 del Cdigo Procesal Penal; y (ii) respecto de la infraccin
de la presuncin inocencia, la Corte estim que no se indic adecuadamente
el tratado internacional ni la norma que habra sido vulnerada, ni la forma en
que ello se habra producido. Dado que las otras causales de nulidad deducidas motivos absolutos-, no son de competencia de la Corte Suprema, resuelve remitir los antecedentes a la corte de apelaciones respectiva.
En contra Daz Gmez, de acuerdo a lo indicado en la relacin realizada
en la resolucin que se pronuncia sobre la admisibilidad del recurso, la nulidad fue deducida por la parte querellante en contra de la sentencia absolutoria
fundando el recurso en el artculo 173 b) (sic) del Cdigo Procesal Penal, toda
vez que no le permitieron presentar como prueba la publicacin del diario en
donde se habran proferido expresiones injuriosas, pese a ser acompaado en
la querella. El recurrente califica esta omisin como una infraccin al derecho
a acompaar documentos y la igualdad ante la Ley. La Corte Suprema en este
caso afirm que el recurso as planteado no puede admitirse,
por no coincidir la causal con los motivos de nulidad en que se funda, que miran a la infraccin de disposiciones constitucionales, de manera que no cumple en la especie con lo
prescrito en el artculo 372 del mismo cdigo, en cuanto a que el recurso slo procede por
las causales expresamente sealadas en la ley de tal manera que ste queda privado de
fundamentos de derecho, motivo por el cual no podr admitrsele.
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Asimismo, el artculo 383 del referido Cdigo contempla este supuesto como
un requisito especfico de admisibilidad del recurso, encontrndose habilitado
para no entrar en conocimiento del fondo en el evento de que no concurra
la oportuna preparacin del mismo. El segundo fundamento es un dficit
argumentativo del recurso que ser analizado a continuacin.
Tanto el segundo razonamiento seguido en contra Rodrguez Saavedra, como los fundamentos de la inadmisibilidad sustentados en contra Daz
Gmez, contra Lpez Chirino y contra Muoz Moreau, se da cuenta de una
extralimitacin de la Corte Suprema en el ejercicio de su competencia para
26 Lpez / Horvitz, op. cit., p. 434, quienes a su vez citan en apoyo de esta postura a Maturana
Miquel, Cristin. Los recursos, Central de Apuntes, Facultad de Derecho, Universidad de Chile,
Santiago, 2003.
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As, el criterio jurisprudencial asentado por la Corte Suprema en etapa de admisibilidad en el ao 2005 sera que toda impugnacin referida a
la valoracin de la prueba rendida en el proceso no sera susceptible de ser
conocido por dicho tribunal bajo la causal prevista en el artculo 373 a) del
Cdigo Procesal Penal, toda vez que dichas impugnaciones de ser efectivas-,
configuraran ms bien el motivo absoluto de nulidad previsto en el artculo
374 e) del mismo cdigo. Lo anterior en virtud de la relacin de especialidad
en que se encuentran las causales previstas en el artculo 374, en relacin con
la causal del artculo 373 a). Sin embargo, este criterio jurisprudencial tiene
excepciones que impiden extraer una conclusin unvoca al respecto. Dichas
excepciones se encuentran en dos fallos de la Corte Suprema dictados durante el ao 2005 que declararon admisibles recursos de nulidad que fundaron
la infraccin sustancial de derechos prevista en la causal del artculo 373 a)
del Cdigo Procesal Penal en una vulneracin del principio de presuncin de
inocencia.
La excepcin ms clara a este criterio jurisprudencial se presenta en
contra Chat Aldnez, en donde se funda el recurso de nulidad en una infraccin al principio de presuncin de inocencia, fundamento que regularmente
determina que la Corte Suprema remita a la corte de apelaciones respectiva el
conocimiento del recurso para que evale su admisin por la causal prevista
en el artculo 374 e), que sin embargo la Corte Suprema declara admisible y,
conociendo del recurso, finalmente lo acoge, anulando el juicio oral. Tal como
se desprende de la lectura de la relacin del recurso realizado por el fallo de la
Corte Suprema, el recurso de nulidad se fund en la causal prevista en el artculo 373 a) del Cdigo Procesal Penal y, subsidiariamente en las causales c), e)
y f ) del artculo 374 del mismo cdigo. La violacin al principio de inocencia
se habra producido por: a) por haberse perseguido y acusado a los condenados sobre la base de presunciones legales de autora contenidas en el artculo
483 del Cdigo Penal y habrselos condenado en virtud de una sentencia que,
en efecto, tambin est fundada en la presuncin contemplada en inciso 1 del
mismo precepto legal, expresando que se funda en las mximas de la experiencia; b) por haberse utilizado las referidas presunciones de autora para
invertir el peso de la prueba, pretendindose que a los acusados les corresponda probar su inocencia, y c) por haberse dictado sentencia condenatoria sin
que exista una prueba acusatoria de interpretacin unvoca. En ese sentido, la
defensa sostiene que no existe prueba de la participacin de los condenados,
carencia que impide a un tribunal imparcial formarse conviccin condenatoria en su contra, debiendo primar el principio de presuncin de inocencia.
Que establecer que Valerio Bravo Echeverra, que no es titular de derechos en la sociedad Chat Limitada ni es beneficiario de seguro alguno, es autor ejecutor de un delito de
incendio frustrado y de otro consumado, y condenarlo [] porque al ejecutarlos obtendra un beneficio para s, sin que exista prueba alguna de tal beneficio, o porque con ello
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en ocasiones, que de ser efectivos los hechos que fundan el recurso, estos
ms bien constituyen el motivo absoluto de nulidad previsto en el artculo
374 c) del cdigo. Conforme a ello, la Corte Suprema ha decidido en algunos
casos remitir los antecedentes a las cortes de apelaciones respectivas para que
ellas, en caso de declararlos admisibles, conozcan y resuelvan los recursos de
nulidad deducidos.
En este sentido se resolvieron en control de admisibilidad los recursos
de nulidad deducidos en contra Justiniano Araneda y contra Calle Llave. En
el primer caso, el recurso se fund en el artculo 373 letra a) alegndose que
se vulner la garanta del debido proceso porque la inconcurrencia de una
testigo al juicio oral impidi que fuera contrainterrogado pues slo se supo
de su intervencin en los hechos por medio de las declaraciones de la polica
y porque la defensa no tuvo cabal conocimiento de los hechos que constituan
la acusacin al no haber declarado los policas ante el Ministerio Pblico. En
contra Calle Llave, en tanto, la defensa recurri de nulidad fundando el recurso, en primer trmino, en la vulneracin de la garanta del debido proceso porque la intervencin del juez presidente mientras se interrogaba a uno de los
aprehensores vulner su derecho a defensa. En ambos casos, la Corte Suprema resolvi el asunto sometido a su decisin con la misma frmula, a saber;
Que los argumentos esgrimidos por el recurrente para invocar la causal de la letra a) del
artculo 373 del Cdigo Procesal Penal como fundamento de su recurso y de la Competencia de esta Corte Suprema para conocerlo, se refieren bsicamente a problemas relativos a la imposibilidad de adecuada defensa y, aun cuando se les ha mencionado como
constitutivos de infraccin a derechos asegurados en la Constitucin Poltica y en tratados internacionales vigentes en Chile, estima este Tribunal que ellos podran configurar
la causal de nulidad absoluta prevista en la letra c) del artculo 374 del Cdigo Procesal
Penal, por cuyo motivo se proceder en conformidad a lo dispuesto en el artculo 383
inciso tercero letra a) del mismo cdigo.
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En relacin con esta decisin, cabe sealar que la Corte rehye la resolucin
del verdadero problema planteado, esto es, si la imposibilidad jurdica en que
se vio la defensa de examinar a la vctima de un delito de violacin, puede
constituir o no una afectacin al derecho a defensa y, ms concretamente, si
podra configurar la causal del artculo 374 c), caso en el cual el conocimiento
del recurso debiese remitirse a la Corte de Apelaciones. En ese sentido, la
pregunta relevante para efectos de determinacin del rgano jurisdiccional
competente que la Corte Suprema no se formul es si lo alegado en el
recurso puede constituir impedimento de alguna facultad legal del defensor.
En ese sentido, la respuesta vendr dada por el alcance del artculo 197 del
Cdigo Procesal Penal31, alcance que debera ser concretado por la Corte de
31 Art. 197 CPP: Exmenes corporales. Si fuere necesario para constatar circunstancias relevantes
para la investigacin, podrn efectuarse exmenes corporales del imputado o del ofendido por el
hecho punible, tales como pruebas de carcter biolgico, extracciones de sangre u otros anlogos,
siempre que no fuere de temer menoscabo para la salud o dignidad del interesado.
Si la persona que ha de ser objeto del examen, apercibida de sus derechos, consintiere en hacerlo,
el fiscal o la polica ordenar que se practique sin ms trmite. En caso de negarse, se solicitar la
correspondiente autorizacin judicial, exponindose al juez las razones del rechazo.
El juez de garanta autorizar la prctica de la diligencia siempre que se cumplieren las condiciones
sealadas en el inciso primero.
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persona pueda contar con una defensa jurdica y tambin le asegura su conveniente ejercicio en el conflicto en orden a que desarrolle dicho profesional su defensa con la debida
libertad para hacer valer sus pretensiones y excepciones, sin que para estos efectos se vea
afectado por actos de otros que le impidan, restrinjan o perturben esa actividad, situaciones que en caso alguno pueden producirse con respecto de los defectos que critica el
recurso y que conciernen a la forma de actuar de los juristas en el procedimiento, desde
el momento que cada defensor es libre de elegir la estrategia procesal que estime conducente a los fines correspondientesno pudiendo, en consecuencia, entrar a pronunciarse
acerca de la calidad de la defensa, por ser una cuestin que abiertamente excede las facultades de este tribunal.
Que por lo dems, de la sentencia de fs. 1 se desprende que el abogado defensor
designado por el propio sentenciado tuvo una activa participacin en su defensa, sin que
haya sufrido tropiezo alguno en su desempeo profesional. As, en dicho fallo aparece
la actuacin del defensor privado en la audiencia de preparacin del juicio oral y sta en
su alegato de apertura sostuvo que su defendido no ha tenido participacin alguna en el
ilcito investigado, tesis concordante con la declaracin de ste, contrainterroga a testigos
presentados por el Ministerio Pblico como a los de otro acusado, rinde prueba testimonial y abundante prueba documental, por lo que no puede alegarse violacin del derecho
a la defensa.
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Las razones expuestas nos llevan a considerar que los recursos impetrados
en virtud de esta causal por fiscales o acusadores particulares deben ser
declarados inadmisibles por la Corte Suprema, sin que y en esto disentimos
de lo sostenido en la sentencia del 2002 recin citada- resulte pertinente
evaluar el mrito de las razones que fundamentan el recurso.
La actitud evasiva de la Corte Suprema parece haber alcanzado el paroxismo durante el ao 2005. En este periodo se resolvieron cinco recursos
basados en la letra a) del artculo 373 por intervinientes distintos al condenado. Slo uno de ellos fue declarado inadmisible, en todo caso por cuestiones
distintas a la falta de legitimidad activa de los impetrantes. Otros dos fueron
declarados admisibles y, posteriormente, rechazados, aunque tambin por
motivos distintos a los discutidos en esta seccin. Por ltimo, dos de ellos
fueron acogidos, de los cuales slo uno lo fue en virtud de la causal relativa a
la infraccin de garantas.
Curiosamente, dos de los fallos aludidos contaron con la aprobacin
del Ministro Cury, que slo tres aos antes se expresara tan elocuentemente en contra de la procedencia general del recurso a favor de los acusadores
aunque, como dijimos, abrindose a casos excepcionales-, dato que parece
ser indicativo de una lamentable tendencia de la Corte Suprema a inclinarse
a favor de la titularidad activa del Ministerio Pblico y del querellante para
impetrar el recurso de nulidad por infraccin de derechos y garantas.
De todas las sentencias sealadas, slo en una de ellas se tematiz la
legitimidad activa del Ministerio Pblico y de los querellantes. Ello sucedi
en contra Troncoso Robles y otros a propsito de una presentacin de la defensa
para que se declararan inadmisibles los recursos presentados por el Ministerio Pblico, el Ministerio del Interior como acusador particular y otros dos
acusadores adhesivos, para anular la sentencia que haba absuelto a todos los
imputados en un caso de asociacin ilcita para cometer atentados terroristas
y otros delitos. La Corte Suprema se hizo cargo de los argumentos de forma
algo enigmtica:
[] debe tenerse presente lo sealado en el considerando anterior, en el sentido de que
esta Corte al acoger el recurso por la causal del artculo 374 letra e) no tiene por qu
pronunciarse sobre las restantes causales invocadas, y por cuanto la objecin formulada
podra, en el mejor de los casos afectar al Ministerio Pblico, y hasta al acusador particular, pero no a los querellantes particulares quienes plantean ms o menos las mismas
causales de nulidad que el Ministerio Pblico y el Ministerio del Interior, razn por la
cual tampoco podra prosperar la solicitud que se ha hecho.
Hay al menos dos cuestiones que vale la pena resaltar de esta postura del
mximo tribunal. La primera es que se equivoca al sostener que, en la medida
que acoja una causal del artculo 374 puede no pronunciarse respecto de la
admisibilidad de la causal en virtud de la cual tiene competencia para resolver
cualquier recurso de nulidad. En verdad, frente a un recurso de nulidad como
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Tal como se seal anteriormente, en contra Rojas Rojas, la defensa recurre de nulidad por la causal prevista en el artculo 373 a) del Cdigo Procesal Penal, entre otras razones, porque se le impidi realizar pericias mdicas a
la querellante y supuesta vctima del delito de violacin, tendientes a determinar el tipo, entidad y sentido de las lesiones que habra constatado un peritaje
similar de la parte acusadora. Sin perjuicio de lo ya sealado, en cuanto a que
la Corte Suprema realiz un incorrecto control de admisibilidad en lo que se
refiere a este fundamento de nulidad, dado que debi remitir estos antecedentes a la corte de apelaciones respectiva, porque, de ser efectivas las circunstancias alegadas, stas ms bien se refieren a la causal prevista en el artculo 374
c) del cdigo, es interesante analizar ahora el fundamento de la Corte para
rechazar en el fondo el recurso, en lo que se refiere a alegacin de infraccin al
derecho a defensa. En la sentencia de nulidad la Corte se refiere a la alegacin
del recurrente como si fuese un problema de valoracin de prueba entre el
peritaje aportado por los acusadores que tuvo acceso a realizar exmenes
mdicos a la vctima-, y el peritaje aportado al juicio por la defensa que no
pudo acceder a la vctima-. Por ello, la Corte afirma que le corresponde a los
jueces valorar la prueba con la libertad que les confieren los artculos 297 y 342
del Cdigo Procesal Penal, lo que no puede ser revisado por la Corte al no ser
una instancia de apelacin. Ahora bien, respecto a la oposicin del Ministerio
Pblico a la realizacin del peritaje mdico por parte de la defensa, seala la
Corte que esto no implica una limitacin al derecho a defensa, ya que el artculo 183 del cdigo la faculta para recurrir a las autoridades del Ministerio
Pblico con el propsito de obtener un pronunciamiento definitivo acerca de
la procedencia de la diligencia, facultad que no fue ejercida.
El razonamiento de la Corte para rechazar el recurso en este aspecto
es incompleto. Si bien es correcto afirmar que la defensa tena la facultad de
recurrir a las autoridades superiores del Ministerio Pblico con la finalidad
discutir la procedencia de la diligencia, la Corte no puede obviar en su razonamiento lo dispuesto por los artculos 197 y siguientes del Cdigo Procesal
Penal. En dicha regla legal se le otorga competencia al juez de garanta para
dirimir la controversia en cuanto a la procedencia de un examen corporal.
Para resolver este conflicto, la ley le indica al juez que debe acceder a esta diligencia siempre que no fuere de temer menoscabo a la salud o dignidad del
interesado. En la sentencia comentada se hace referencia a que la defensa habra realizado una solicitud de practicar este examen al juez de garanta en la
audiencia de preparacin de juicio oral, pero que ste habra rechazado dicha
solicitud. Ahora bien, lo que debi dilucidar la Corte en este caso, y no hizo,
fue si el rechazo del juez de garanta configur la causal de nulidad prevista
en el artculo 374 c) del cdigo, esto es, un impedimento al ejercicio de las facultades que la ley le otorga al defensor. Cmo se resuelvo esto?, verificando
si el peritaje solicitado por la defensa genera un temor fundado de producir
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presentada por los entes acusadores, en el evento que se dicte una sentencia
condenatoria.
En contra Herrera Yez, tambin se afirma por parte de los recurrentes
una infraccin al derecho de defensa. La Corte identifica el argumento de los
recurrentes, en este aspecto, en los siguientes trminos
[l]o que en definitiva reprochan los defensores de los condenados es que quienes testimoniaron en el juicio oral respecto de lo odo por ellos en la reconstitucin de escena,
no lo hayan declarado previamente ante el fiscal, dejando ste registro de la diligencia,
omisin que, en su concepto, les habra impedido conocer el alcance real de la investigacin, confrontar sus declaraciones en el juicio con aquellas previas a ste y preparar un
adecuado contrainterrogatorio de los testigos.
Al conocer de este recurso, la Corte seal que la pretensin debe ser desechada
porque no existe regla legal alguna que contemple el requisito de interrogacin
previa al juicio oral de los testigos que presente la parte acusadora. Para ello
revisa la aplicabilidad descartndola- de los artculos 77, 93 e, 180, 181, 227
y 259 f del Cdigo Procesal Penal, confirmando de ese modo su conclusin
de que ninguna de dichas normas establecera la obligacin de interrogar
previamente a los testigos que ofrece la parte acusadora al juicio oral.
El razonamiento seguido por la Corte en esta resolucin no resulta adecuado a nuestra regulacin legal, ni a la literalidad de los preceptos legales y
supralegales pertinentes, ni a una comprensin sistemtica, dado que slo el
registro adecuado de los antecedentes permite realizar un verdadero juicio
oral contradictorio. Tal como ya se ha sealado, el contradictorio es uno de
los principios formativos de mayor relevancia en el juicio oral y constituye una
de las consecuencias ms relevantes de la implementacin de un sistema de
juzgamiento criminal de carcter acusatorio. Tal como lo ha sostenido la doctrina45, el deber de registro es esencial para el ejercicio adecuado del derecho a
defensa. Son innumerables los derechos del imputado y de la defensa que se
imposibilitan de ejercer si el Ministerio Pblico no cumple con el deber legal
de registro de sus actuaciones previsto en el artculo 227 del Cdigo Procesal
Penal. Por de pronto, los revisados por la propia resolucin de la Corte: (i) el
derecho a conocer el contenido de la investigacin en los trminos previstos
por el artculo 93 e) del cdigo y el artculo 8 de la Convencin Americana de
Derechos Humanos; (ii) el derecho a discutir la pertinencia y procedencia de
la prueba testimonial del Ministerio Pblico en la audiencia de preparacin
de juicio oral, de acuerdo al artculo 276 del Cdigo Procesal Penal; y (iii) el
derecho a controvertir la prueba de cargo, ya sea mediante un contrainterrogatorio o mediante la aportacin de otra prueba que desacredite lo afirmado
45 En este sentido Bofill Genzsch, Jorge, Alcance de la obligacin del fiscal de registrar sus
actuaciones durante la investigacin. Consecuencias de su incumplimiento en las diferentes etapas
del procedimiento, en Revista de Estudios de la Justicia, N 6, pp. 45-61.
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por quien declara sin registro previo, todo ello en virtud del artculo 330 del
Cdigo Procesal Penal y 8 del citado pacto de derecho humanos.
Por las graves consecuencias que le produce al imputado y su defensa
la carencia de un registro previo de la declaracin de un testigo en el juicio, es
evidente que no es suficiente la afirmacin en el sentido de que en el caso que
nos ocupa, el Ministerio Pblico no tom declaracin previa a los referidos
funcionarios, por tanto, nada se registr en este sentido. Es evidente que el
fiscal a cargo del caso tom conocimiento del rendimiento del testigo antes
de ofrecerlo a declarar en el juicio oral. La nica posibilidad de limitar la relevancia del conocimiento privado, la opacidad en la investigacin y permitir
el respeto del derecho a defensa, es exigir al Ministerio Pblico que registre
todas sus comunicaciones con las personas que pretende ofrecer como testigos para el juicio oral, dando cumplimiento estricto a lo establecido en el
artculo 227 del Cdigo Procesal Penal, tenga dicha comunicacin el carcter
de declaracin o no, cuestin que no puede quedar entregada a la decisin
del Ministerio Pblico sin control alguno posible para la defensa.
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preparacin del juicio oral. As, el recurso se rechaza por ser extemporneo
en este aspecto.
En la cita de la resolucin se recoge una interesante discusin acerca
de si el juicio oral es una oportunidad idnea para reclamar de la ilicitud de
la prueba ya aceptada en el auto de apertura del juicio oral. Tanto el tribunal
de juicio oral en lo penal de Arica como la Corte Suprema adoptan la tesis
de que el Juicio Oral no sera la oportunidad para impugnar la recepcin o
valoracin de la prueba ya aceptada en la audiencia de preparacin del juicio oral. Sin embargo, esta postura es inadmisible. En contra de esta tesis, y
acertadamente en nuestro parecer, el profesor Hctor Hernndez ha sostenido que el fundamento tico de la exclusin de prueba ilcita impide que un
tribunal considere en su valoracin una prueba sabiendo que se ha obtenido
ilcitamente, la imposibilidad de dictar sentencias condenatorias valindose
de dichas pruebas tambin alcanza a los jueces que conocen del juicio oral47.
Por su parte, en contra Villareal Villalobos, la segunda causal de nulidad invocada por el recurrente consisti en que el Ministerio Pblico habra
incorporado al juicio oral antecedentes obtenidos infringiendo el derecho fundamental previsto en el artculo 19 N 5 de la Constitucin Poltica de la Repblica, esto es, el derecho a la inviolabilidad del hogar y de toda forma de comunicacin privada. Este derecho se habra vulnerado dado que durante la etapa
de investigacin se decret una orden de entrada, registro e incautacin para
ser cumplida en el inmueble del imputado por la polica en el marco de una
investigacin por un delito de estafa. En dicha orden no se habra autorizado
a la polica para incautar objetos o documentos que digan relacin con hechos
que configuraran otros delitos. La polica, sin embargo, se habra excedido en
este encargo incautando objetos y documentos vinculados a otro hecho punible, calificados por el tribunal como ejercicio ilegal de la profesin, sin proceder
de acuerdo a lo dispuesto por el artculo 215 del Cdigo Procesal Penal, es decir,
sin requerir una nueva autorizacin judicial para recoger dichos objetos o documentos. La Corte, al resolver este recurso, al igual que el anterior comentado,
lo rechaza por no haberse acreditado el cumplimiento de la preparacin del
recurso de nulidad de acuerdo a lo previsto por el artculo 377 del cdigo.
Este caso resulta an ms llamativo que el anterior porque el recurrente s ofreci rendir prueba para acreditar este aspecto, sin embargo, la Corte
estim que, en cuanto a la verificacin del vicio reclamado,
[] si bien se formul peticin de prueba, sta fue rechazada por no haberse indicado
con claridad qu hechos deban acreditarse con la prueba ofrecida, dado que se esgrimieron al respecto tres causales de nulidad [] por lo que esta deficiencia procesal impide al
tribunal verificar si en realidad los hechos fundantes de la infraccin constitucional que
se invoca efectivamente ocurrieron.
47 As, en Hernndez, Hctor, La exclusin de la Prueba ilcita en el Nuevo Proceso Penal Chileno,
en Coleccin de Investigaciones jurdicas, Universidad Alberto Hurtado, 2005, pp. 89 y ss.
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posteriormente, incorporadas en un informe pericial planimtrico. Es evidente que lo que se encuentra en juego en este recurso es la validez de la declaracin prestada por el imputado en estas condiciones, la que se podra haber
obtenido con infraccin a los derechos previstos por el artculo 93 b), g) y h)
del Cdigo Procesal Penal, y las posteriores pruebas que fueron fruto de esta
diligencia.
La Corte Suprema rechaza este recurso sosteniendo que la advertencia
de los derechos se habra realizado tardamente, de acuerdo a lo alegado por
el Ministerio Pblico, debido a que:
[] al comienzo de la diligencia se desconocan antecedentes que hicieran suponer que
los interrogados tenan o podan tener la calidad de imputados y que, tan pronto como
se produjo la atribucin de participacin con la declaracin de [], se les hizo la advertencia correspondiente, alegacin que parece verosmil considerando que los tres citados
concurrieron voluntariamente a declarar y que slo dos de ellos tuvieron la calidad de
imputados.
Dado que la Corte estima que la diligencia impugnada fue realizada lcitamente,
no se cuestiona la legitimidad de las restantes diligencias que de ella se derivan.
Parece errado que ante el cuestionamiento de la legalidad de la declaracin de los imputados ante funcionarios oficiales, la Corte no evale la
conducta de dichos funcionarios de acuerdo a normas legales especialmente
establecidas para limitar sus facultades, resolviendo el asunto sometido a su
conocimiento mediante la aceptacin de los dichos del Ministerio Pblico en
estrados y la calificacin de las alegaciones como incomodidades o molestias.
El artculo 196 regula el tratamiento que debe drsele a las declaraciones de
imputados que se prolonguen por mucho tiempo, indicando que en dichos
casos se deber conceder el descanso prudente y necesario para su recuperacin, lo que deber ser registrado, tanto de acuerdo a lo dispuesto en el inciso
segundo del citado artculo, como en lo dispuesto en los artculos 227 y 228
todos del Cdigo Procesal Penal. El recurrente sostiene que el interrogatorio
se extendi por ocho horas, lo que parece calificar como mucho tiempo de
acuerdo al citado artculo, por lo que en rigor caba a la Corte evaluar si se
dio cumplimiento al deber de otorgar el adecuado descanso. Por su parte, la
Corte tampoco cuestiona el hecho de que la polica haya realizado un completo y complejo interrogatorio de los imputados en la causa sin ceirse a la
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saberlo con certeza, el fallo parece incurrir en una curiosa confusin a partir
de una incorrecta fundamentacin de la accin por parte del amparado.
El caso, resumido para los propsitos de este comentario, es el siguiente.
Luego de haber sido condenada por el delito de robo con violencia sin concedrsele los beneficios de la ley 18216, se decret, por parte del tribunal oral en
lo penal, la medida cautelar personal de prisin preventiva contra la acusada.
Frente a esta resolucin del tribunal de instancia, la condenada interpuso una
accin de amparo aduciendo dos argumentos, uno de los cuales, vinculado al
artculo 355 del Cdigo Procesal Penal, es correcto, en circunstancias que el
otro, referido al artculo 141 del mismo cdigo, a pesar de ser impertinente, fue
recogido por la Corte de Apelaciones de Antofagasta y por la Corte Suprema.
La primera para desechar el recurso de amparo y la segunda para acogerlo.
El primer argumento de la defensa de la amparada fue sostener que,
dado que la condenada haba cumplido invariablemente las medidas cautelares del artculo 155 del Cdigo Procesal Penal que pesaban sobre ella, no corresponda recurrir a la prisin preventiva ya que ello se opona a lo dispuesto
por el inciso 4 del artculo 141 (actual inciso segundo del artculo aludido,
luego de la modificacin operada por la ley 20074 del ao 2005), que establece
que [p]odr en todo caso decretarse la prisin preventiva en los eventos previstos en el inciso anterior cuando el imputado hubiere incumplido alguna de
las medidas cautelares previstas en el prrafo 6 de este ttulo []. Lo que no
seal la recurrente es que dicha regla constituye una excepcin frente a los
casos en que no procede la prisin preventiva. De hecho, el artculo 141 lleva
por nombre el de Improcedencia de la prisin preventiva .
Por la razn anotada, es que, el tribunal oral en lo penal de Antofagasta,
en el informe remitido a la Corte de Apelaciones, desech la pertinencia de
ese argumento, sosteniendo correctamente que el caso de la condenada no
era de aquellos contemplados en las letras a), b) y c) del inciso 2 del artculo
141 (actual inciso 1) por lo que la referencia a dicha regla no era atingente, sin
que fuera necesario considerar mayormente el cumplimiento de las exigencias
establecidas por ella.
La Corte de Apelaciones, curiosamente, luego de pasar revista tanto al
argumento de la amparada, como a su refutacin por parte del tribunal informante, agrega una razn adicional para oponerse a la alegacin de la recurrente, sin percatarse, aparentemente, de que al hacerlo, le estaba concediendo
el errneo punto de partida al argumento que pretenda impugnar. El fundamento adicionado por la Corte de Apelaciones es que, de acuerdo al mismo
inciso cuarto del artculo 141, no slo frente al incumplimiento del imputado
de las medidas cautelares puede decretarse la prisin preventiva sino tambin
cuando y ac la resolucin de la Corte de Apelaciones cita la disposicin
legal- cuando el tribunal considere que el imputado pudiere incumplir su
obligacin de permanecer en lugar del juicio hasta su trmino y presentarse
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tanto a los actos del procedimiento como a la ejecucin de la sentencia, cuestin que habra omitido la accin de amparo interpuesta. Lo sostenido por la
Corte de Apelaciones contradice el acertado razonamiento del tribunal oral
en su informe, a saber, que la aplicacin del inciso cuarto est limitada a aquellos casos excepcionales en que, de entrada, no procede la prisin preventiva
y que, por lo tanto, los requisitos que all se establecen no son exigencias para
decretar la prisin preventiva en los casos no afectos a dicha excepcin.
Aunque como anticipramos los escuetos fundamentos del fallo de
la Corte Suprema no permiten ser conclusivos a este respecto, la cita que all
se hace de la regla del artculo 141, inaplicable en este caso, as como el contexto en que ella se hace, parecen indicar que la razn que tuvo el mximo tribunal para decidir el caso, deriva de la misma incomprensin en que incurri la
Corte de Apelaciones, aunque, a partir de ella llegara a la solucin contraria,
acogiendo el amparo impetrado y por lo tanto revirtiendo lo resuelto por su
inferior jerrquico. Transcribimos el fallo en su parte pertinente:
[] y no consta tampoco que la acusada se haya sustrado de las medidas cautelares
personales a las que se encuentra sujeta, toda vez que la prisin preventiva importa asegurar la comparecencia de los imputados en el evento en que hubieren incumplido su
obligacin de comparecer, lo cual no se encuentra acreditado.
Y visto, adems, lo dispuesto en los artculos 141 del Cdigo Procesal Penal y en el
21 de la Constitucin Poltica de la Repblica se revoca la resolucin de alzada []
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cautelar excepcional de ultima ratio, tal como la califica el artculo 149 del
Cdigo Procesal Penal.
Como sea, la lnea de anlisis ms provechosa que deja entrever este
fallo corresponde al segundo argumento planteado por el amparado, consistente en que la resolucin que decret la prisin preventiva de la condenada
infringira lo dispuesto por el artculo 355 del Cdigo Procesal Penal. Antes
de analizar cmo se hizo cargo la Corte Suprema de este argumento, interesa
analizar el modo en que l fue contestado por el tribunal oral en lo penal, en
el informe evacuado a la Corte de Apelaciones, y por la Corte de Apelaciones,
al fallar la primera instancia de la accin de amparo en comento.
Tanto el tribunal oral en lo penal como la Corte de Apelaciones entendieron que decretar la prisin preventiva despus de dictada la sentencia condenatoria con cumplimiento efectivo no vulneraba lo prescrito por el artculo
355 del Cdigo Procesal Penal, ya que, en su concepcin, esta disposicin impide la ejecucin de sentencias condenatorias antes de que ellas se encuentren
firmes, y en el caso en comento no es eso lo que sucedi, sino que se dict una
medida cautelar personal, lo que no resulta prohibido por el artculo invocado
por la amparada.
Aunque la Corte Suprema no cita la regla del artculo 355 para acoger
el amparo, se puede advertir que uno de los dos argumentos en base a los
cuales acoge el recurso est basado en dicha disposicin. Como se ver a continuacin, sin embargo, si bien la conclusin a que llega el fallo comentado es
correcta, el argumento malentiende el problema sometido a su conocimiento.
Que la resolucin por la cual se recurre de amparo aparece arbitraria al no constar ni hacerse valer ningn cambio en la situacin procesal de la imputada puesto que la sentencia
dictada por el Tribunal Oral en lo Penal no se encuentra ejecutoriada
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consultar al artculo 4 del Cdigo Procesal Penal, que establece a nivel legal el
crucial principio presuncin de inocencia al prescribir que ninguna persona
ser considerada culpable ni tratada como tal en tanto no fuera condenada
por sentencia firme.
Todos los tribunales que intervinieron en el asunto analizado, aunque
sin citar al artculo 4 del Cdigo Procesal Penal, parecen estar de acuerdo en
esta afirmacin. La Corte de Apelaciones y el tribunal oral en lo penal parten
de esta idea para oponerse al argumento del recurrente, argumentando que en
la especie no se ha ejecutado la sentencia condenatoria (de presidio efectivo)
sino que se ha decretado una medida cautelar de prisin preventiva, para que
el condenado quede privado de libertad hasta que empiece a cumplir la pena
que la fue impuesta en la sentencia definitiva.
La Corte Suprema, a partir de la constatacin de que la sentencia definitiva, no se encuentra ejecutoriada, concluye que no hay ningn cambio de
la situacin procesal de la imputada y que por lo tanto no se justifica la imposicin de la prisin preventiva. En rigor, lo sostenido por la Corte Suprema
es errneo. La sentencia condenatoria es sin duda un hecho institucional de
la mayor importancia, en base a la cual un acusado pasa a tener la calidad de
condenado. Como sea, uno podra reservar este apelativo a quien ha sido condenado por una sentencia firme, pero eso no es lo sustancial. Desde el punto
de vista de los presupuestos de aplicacin de la prisin preventiva, a su vez, se
trata de un hecho crucial, ya que no slo implica sin duda un indudable reforzamiento de la concurrencia de los presupuestos requeridos por las letras
a) y b) del artculo 140 del Cdigo Procesal Penal sino que, desde el punto
de vista emprico, podra concederse el argumento del Tribunal Oral en lo
Penal cuando sostiene que la imposicin de una condena de prisin efectiva
puede constituir un incentivo poderoso para que el acusado eluda los actos de
ejecucin de la sentencia.
Las razones correctas para denegar la prisin preventiva son, sin embargo, de orden normativo, no emprico. Por ms que, como puede parecer,
sea plausible que una condena sin los beneficios de la ley 18216, constituya un
fuerte estmulo en orden a procurar evadir la accin de la justicia y, por ende,
incremente el peligro emprico de fuga, y, por ms que se conceda que la condena opere un cambio en la situacin procesal del imputado, es el artculo
355, interpretado coherentemente con el 4 del Cdigo Procesal Penal el que
impide decretar la prisin preventiva con el solo antecedente de una sentencia condenatoria. La conclusin contraria producira que la presuncin de
inocencia, que no se derrota hasta que queda firme la sentencia condenatoria,
quedara en manos de la mera discrecionalidad del tribunal, dejando de surtir
efectos la regla de que las sentencias condenatorias no han de ejecutarse hasta
que quedan ejecutoriadas. La prisin preventiva ocupara as el inadmisible
lugar de un adelantamiento de la pena, en circunstancias que es el mismo
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pena solicitada en la acusacin fiscal sobre la base de que sta habra excedido
la magnitud de la sancin legalmente aplicable. La enmienda solicitada por
la defensa y exigida posteriormente por el tribunal, reduca la pena a la de
presidio menor en su grado mnimo y por lo tanto haca aplicable al caso el
procedimiento simplificado. El tribunal, en aplicacin del inciso tercero del
mentado artculo 270, consider que la pena solicitada por el Ministerio Pblico constitua un vicio formal y en virtud de ello le concedi el plazo legal al
Ministerio Pblico para que lo subsanare sin que dentro de l, segn seala
el informe de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas, la Fiscala cumpliera
con lo dispuesto por el juzgado de garanta. En virtud de esta situacin el
tribunal de primera instancia decret el sobreseimiento definitivo de la causa,
decisin que fue confirmada por la Corte de Apelaciones con motivo de la
apelacin que interpuso el Ministerio Pblico. La decisin de la Corte motiv
el recurso de queja, acogido por el mximo tribunal, en virtud, de la siguiente
fundamentacin:
[] el Ministerio Pblico, quien luego de la investigacin y cindose a las exigencias
del artculo 259 del Cdigo Procesal Penal, en orden a precisar las menciones que all se
establecen, es quien debe sealar en su acusacin el delito por el que requiere el castigo y
la pena que solicita. En este marco regulatorio, es quien determina el procedimiento, el
cual est ntimamente vinculado con la pena.
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pone de dos grados. Por otra parte, el artculo 51 del mismo cuerpo normativo establece que, tratndose del grado de ejecucin correspondiente al delito
frustrado, debe rebajarse la pena en un grado. A partir de las reglas aludidas,
queda claro que si el Ministerio pblico hubiera solicitado la pena de presidio menor en su grado mximo para el caso en cuestin hubiese cometido
un error ostensible susceptible de ser calificado como formal. En cambio, la
solicitud de presidio menor en su grado medio parece ubicarse, en principio,
dentro del rango legal. Por cierto, podra sostenerse que la rebaja de un grado
debe hacerse desde el grado ms bajo contemplado por la pena del delito, en
este caso, desde presidio menor en su grado medio y que, por ende, la rebaja
del artculo 51 debiera significar que la pena aplicable sea la de presidio menor en su grado mnimo. Lo que est fuera de dudas, es que el Ministerio
Pblico debe estar en posicin de desarrollar este debate, oponindose a esta
ltima interpretacin en la instancia correspondiente, y no a discutirlo en la
audiencia de preparacin del juicio oral a pretexto de concurrir vicios formales como sealaba, eso s incondicionadamente, la Corte Suprema.
Dentro del rango de las penas prescritas por la ley, de hecho, todas las
consideraciones formuladas por la Corte Suprema, referidas a las prerrogativas del Ministerio Pblico para solicitar la pena que estime pertinente, cobran
indiscutible vigencia. Fuera de dicho marco, en cambio, el Ministerio Pblico
excede sus potestades de persecucin y por ende queda sometido al escrutinio
del juzgado de garanta.
Como corresponde a un recurso de queja una vez que ha quedado sentado que la Corte de Apelaciones de Antofagasta decidi la cuestin puesta
en su conocimiento de manera incorrecta, le tocaba a la Corte Suprema decidir si dicha falta o abuso era grave en los trminos del artculo 545 del Cdigo
Orgnico de Tribunales, anlisis que la Corte Suprema no emprendi. Curiosamente, la sentencia de la Corte Suprema analizada ac, no fundament la
verificacin de este requisito, dndolo por acreditado a partir de la sola constatacin de una aplicacin incorrecta de las reglas del Cdigo Procesal Penal.
En todo caso, la decisin de la Corte Suprema parece ser la correcta. Toda
vez que el error de la Corte de Apelaciones se trat de uno que extralimita las
facultades del juez de garanta y que despoja injustificadamente al Ministerio
Pblico de sus prerrogativas, confirmando el sobreseimiento definitivo de la
causa, caben pocas dudas de que debe ser considerado un error o falta grave
de esos que justifican que se acoja un recurso de queja.
seccion de
derecho del estado
DERECHO CONSTITUCIONAL
ACCIONES CONSTITUCIONALES
Jorge Sandrock Carrasco
437
Accin de Proteccin
442
Servicio pblico
449
434
Principio de proteccin de la
confianza legtima
465
eXPROPIACIN 470
Aspectos procesales, 470
Aspectos sustantivos, 471
Alcance limitado de la expropiacin, 472
La reparacin de daos consecuenciales, 473
La indemnizacin de daos sufridos por
bienes no expropiados. , 474
La extensin de la expropiacin a porciones
del bien inicialmente excluidas., 478
Precisiones en el estatuto de la
responsabilidad pblica
481
Definiciones de la culpa
496
GENERALIDADES 511
SISTEMA DE EVALUACIN DE IMPACTO
AMBIENTAL Y DEMS INSTRUMENTOS
DE GESTIN AMBIENTAL
512
435
COMENTARIO FINAL
521
DERECHO MINERO
Juan Ignacio Contardo Gonzlez
523
Derecho Constitucional
acciones constitucionales
Jorge Sandrock Carrasco
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moral, al orden pblico o a la seguridad nacional, respetando las normas legales que la regulen. Esta interpretacin se sustenta en el hecho que la norma en
cuestin no ha hecho distingo entre ambos incisos, ampliando as el objeto de
la accin de amparo econmico y tambin el sujeto pasivo de ella, pues tanto
el Estado como los particulares pueden vulnerar el derecho garantizado en el
primer inciso del 19 N21.
Este criterio es observado tambin en las sentencias analizadas en el
ao que nos ocupa, siendo reproducido el siguiente considerando en varias
de ellas1:
El recurso o denuncia de que se trata tiene como finalidad que un tribunal de justicia
compruebe la existencia de una infraccin a la garanta constitucional del nmero 21 del
artculo 19 de la Constitucin Poltica de la Repblica, precepto que, en estricto rigor,
contiene dos: la primera, consistente en el derecho a desarrollar cualquiera actividad
econmica que no sea contraria a la moral, al orden pblico o a la seguridad nacional,
respetando las normas legales que la regulen, y la segunda, conforme al inciso 2 de esa
norma, referida a la circunstancia de que el Estado y sus organismos pueden desarrollar
actividades empresariales o participar en ellas, slo si una ley de qurum calificado lo
autoriza, inciso que tambin dispone que tales actividades estarn sometidas a la legislacin comn aplicable a los particulares.
439
440
441
Adopcin de medidas
A partir del 2001 la Corte Suprema ha mantenido la doctrina, segn la
cual la accin de amparo es meramente declarativa de la infraccin, siendo
improcedente adoptar medidas destinadas a proteger el derecho lesionado,
por cuanto la ley 18971 no lo dispone.
As en CMET con Ministerio de Economa, fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago confirmado por la Corte Suprema
Que slo si se comprueba la infraccin, el fallo deber as declararlo, sin que el tribunal
quede en situacin de adoptar alguna medida al respecto, puesto que la aludida ley no
lo autoriza De lo anterior se colige que la sentencia definitiva en este tipo de asuntos
es meramente declarativa y debe limitarse a sealar cual es la infraccin y el modo como
se ha cometido (c.7).
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Accin de Proteccin
Plazo de interposicin de la Accin de Proteccin
El N 1 del Auto Acordado de tramitacin del recurso de proteccin seala
que el plazo fatal de 15 das corridos se cuenta
desde la ejecucin del acto o la ocurrencia de la omisin o, segn la naturaleza de stos,
desde que haya tenido noticias o conocimiento cierto de los mismos, lo que se har
constar en autos.
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Costas
El Auto Acordado de tramitacin del recurso de proteccin de 1977 no se
refera a las costas derivadas de la interposicin de un recursos de proteccin,
por lo que stas estaban reguladas por las normas comunes a todo
procedimiento contenidas en los artculos 138 y siguientes del Cdigo de
Procedimiento Civil. Sin embargo, el nuevo Auto Acordado de tramitacin
del recurso de proteccin (de 1992), dispuso en su N 11 una clara excepcin
445
a la regla general de las costas para el caso, estableciendo que tanto la Corte
de Apelaciones como la Corte Suprema, cuando lo estimen procedente,
podrn imponer la condenacin en costas. De esta manera, se confiere a
ambas instancias una facultad discrecional, no estando sujeta la decisin a
circunstancias objetivas.
Como en aos anteriores, la condena del recurrido en costas corresponde a acciones de proteccin contra una Isapre por alza de precio del plan de
salud. As en Martnez con Isapre.
Cese de agravio
En la accin de proteccin, la causa de pedir radica en la amenaza,
perturbacin o privacin de que es objeto el legtimo ejercicio del derecho
constitucionalmente amparado. Una vez que cesa el agravio, no hay ofendido
que proteger ni imperio del derecho que restablecer, por lo que no procede
acoger el recurso.
446
As en Maldonado con Essal S.A., Jarpa con Registro Civil, Curtze con
Scotiabank, Reyes con Universidad de Chile.
Legitimacin activa
El artculo 20 de la Constitucin otorga la facultad de ejercer la accin a
quien ha sido afectado en el legtimo ejercicio de los derechos y garantas que
el mismo artculo seala. Para tener la calidad de afectado, es necesario tener
un inters personal y actualmente comprometido, es decir, ser directamente
perjudicado por el acto u omisin. Si bien se reconoce la posibilidad de recurrir
personalmente o por otro a su nombre, ste ltimo caso no constituye sino
mera ejecucin de la voluntad del representado, quien debe ser en s el afectado.
La jurisprudencia ha sido uniforme en cuanto a negar la calidad de
accin pblica de la accin de proteccin y exigir un inters directo al sujeto
activo, de tal forma que la falta de tal inters ha conllevado el rechazo del recurso. La Corte reitera este requisito en Municipalidad con Copec. En el caso
el alcalde de Antofagasta comparece solicitando amparo en representacin de
todos los habitantes de la ciudad en razn de la contaminacin que generan
estanques de almacenamiento de combustible de la empresa recurrida.
La Corte niega la legitimidad activa del edil sealando que
el recurso de proteccin supone un derecho y la perturbacin de su ejercicio, pero ambos
referidos a una persona determinada en calidad de afectada y titular de la accin. El recurrente, en los trminos planteados en su lbelo, carece de legitimidad activa, porque no
ha sido personalmente afectado en relacin a los derechos que dice vulnerados, y es ms,
lo interpone a favor de personas indeterminadas, olvidando que uno de los elementos
de la accin constitucional, es la titularidad y la capacidad procesal sea del afectado o de
quien comparece en su representacin (c.3).
Configuracin de la amenaza
La intencin del constituyente al instaurar la accin de proteccin
constitucional fue la de consagrar una va extraordinaria para brindar
resguardo, mediante medidas adoptadas de manera rpida y eficaz, a todo
aquel que la solicite, y justifique que por causas de actos u omisiones ilegales
o arbitrarias de la autoridad o de terceros, sufre privacin, perturbacin o
amenaza en el legtimo ejercicio de determinados derechos garantizados
especialmente por la Constitucin.
En relacin a la configuracin de la amenaza como uno de los presupuestos primarios de procedencia, en Muellajes S.A. con Direccin del Trabajo
la Corte desestim que un dictamen pueda configurar una amenaza.
447
Otras acciones
El artculo 20 de la Constitucin Poltica de Repblica establece en su inciso
primero frase final, que el recurso de proteccin procede sin perjuicio de los
dems derechos que [el recurrente] pueda hacer valer ante la autoridad o
tribunales correspondientes.
Lo anterior significa que la accin de proteccin no obsta, no afecta
las dems vas de tutela jurdica que el ordenamiento contemple para el resguardo de los derechos del afectado. Por tratarse la accin de proteccin de
un procedimiento de emergencia, carente de un perodo de prueba y de un
principio contradictorio, en que se trata de proteger o restablecer el status
quo preexistente a la agresin que lo origina, la Constitucin deja a salvo el
derecho de discutir el fondo de la cuestin que ha motivado la accin en juicio
de lato conocimiento o por otra va administrativa o jurisdiccional que sea
procedente. En consecuencia, este remedio constitucional es compatible con
otras acciones o recursos, ordinarios o especiales, que el afectado tenga para
hacer valer ante la autoridad o los tribunales correspondientes, sea que estas
acciones se hagan valer en forma previa, simultnea o posterior a la interposicin de la accin de proteccin.
As en Muellajes S.A. con Direccin del Trabajo
Que cabe dejar constancia de que el hecho que pudiere existir otro procedimiento o va
para discutir la presente materia, no constituye un argumento jurdicamente vlido para
desechar la proteccin, como se razon equivocadamente en primer grado, porque de
acuerdo con los propios trminos del artculo 20 de la Carta Fundamental, el presente
recurso se puede deducir sin perjuicio de los dems derechos que se puedan hacer valer
ante la autoridad o los tribunales correspondientes (c.6).
Arbitrariedad
La arbitrariedad dice relacin con la
carencia de razonabilidad en el actuar u omitir, falta de proporcin entre los medios
empleados y el fin a obtener, o ausencia o inexistencia de los hechos que fundamentan la
actuacin u omisin recurrida4.
4Soto, op. cit. en n.1, p. 189.
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dERECHO administrativo
Jos Miguel Valdivia Olivares
Servicio pblico
La nocin de servicio pblico est en el corazn de un grupo especialmente
importante de las sentencias dictadas en este perodo. Su invocacin permite a la
Corte Suprema reglar una cuestin problemtica relativa a la legalidad de medidas
de emergencia dispuestas en el contexto de la crisis del gas (suscitada por polticas
tendientes a racionalizar las exportaciones de gas natural desde Argentina). Los
fallos plantean importantes cuestiones relativas al derecho de la regulacin.
Para hacer frente a un eventual escenario de desabastecimiento de gas
natural (cuya magnitud, frecuencia y duracin, se tema, no eran susceptibles
de determinarse), mediante la Resolucin Exenta 754, publicada el 26 de abril
de 2004, la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC) puso en
prctica un dispositivo de contingencia tendiente a asegurar un suministro
mnimo de ese elemento. Se pretenda que, ante el evento de desabastecimiento, con el gas disponible al menos se satisficieran ciertas demandas estimadas prioritarias. Las medidas se tomaron con fundamento en la obligacin
de continuidad de suministro que recae sobre los concesionarios de servicio
pblico que participan tanto en el mbito del gas como de la electricidad, recurriendo a tcnicas de coordinacin entre las empresas del sector.
El mecanismo dispuesto por la Resolucin 754 consta, en esencia, de tres
aspectos: a) determin prioridades en el suministro del gas disponible, favoreciendo en primer lugar a los consumidores residenciales, comerciales y a los centros
hospitalarios, secundariamente a los generadores de electricidad, y slo despus
a otros consumidores; b) dispuso la conformacin de comits de seguimiento
integrados por representantes de la industria (distribuidoras y transportistas de
gas natural, y agentes del sector elctrico, por medio del Director de Operaciones
del respectivo Centro de Despacho Econmico de Carga), a quienes confi la
gestin de la crisis, atendiendo a la informacin actualizada sobre disponibilidad
Valdivia | Derecho Administrativo
3 Rev D. UAI (2013) 449-480
2013 Jos Miguel Valdivia Olivares
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caben dentro del mbito de competencia que detenta este ente administrativo (Distrinor
S.A. con Superintendencia, sent. prim. inst., c.8).
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Ante todo, sta asume que la nota especfica de las funciones confiadas
a la Superintendencia de Electricidad y Combustibles proviene de su carcter
rector de un rgimen global de servicio pblico. En otras palabras, el alcance
de las competencias que le atribuyen
las normas citadas no puede entenderse limitado solamente a medidas de orden tcnico
o material, si se considera que ellas forman parte del rgimen que gobierna la ejecucin
de un servicio pblico concedido, pues el establecimiento, operacin y explotacin del gas
de red y las redes de transporte de este combustible tienen esa naturaleza (Distrinor S.A.
con Superintendencia, sent. seg. inst., c.5).
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carcter de servicio pblico, mientras no hay indicio alguno en tal sentido respecto de la generacin (ley general de servicios elctricos, DFL 4/20018/2006,
arts. 2 y 3). No obstante, no es inusual que esta actividad opere sobre la base
de concesiones7, lo cual es demostrativo del carcter hbrido del instrumento
legal: una concesin que no es de servicio pblico no envuelve, en realidad,
una autntica concesin8. Otros en la doctrina han subrayado que el rgimen
legal de la electricidad reposa ms bien en un mecanismo de autorizaciones
(esto es, uno que supone levantamiento de restricciones previas para el ejercicio de una actividad estrictamente privada)9. Al mismo tiempo, al persistir
en el empleo de una terminologa centrada en el concepto de servicio pblico
y en las herramientas que histricamente permitieron darle operatividad, la
ley chilena revela la intencin de mantener a los agentes de ese sector sometidos a una regulacin administrativa de cierta intensidad10. La necesaria
interdependencia de los segmentos de generacin, transporte y distribucin
de energa elctrica, como de los segmentos de distribucin y transporte de
gas (y, ahora, parece, su internacin al pas), permite entender que las reglas
aplicables a aquellas actividades no constitutivas de servicio pblico, en apariencia liberalizadas, tengan en la prctica una intensidad tan relevante como
las que definen a las actividades calificadas por ley como servicio pblico11.
As, el reproche de ilegalidad que formulara una de las destinatarias de la Resolucin 754 que no era concesionaria de un servicio pblico (Colbn SA), no
invalidaba necesariamente este cuerpo normativo.
7 Con todo, debe advertirse que las concesiones de generacin elctrica slo se conciben respecto
de plantas hdricas (y probablemente para justificar especialmente el rgimen de servidumbres y
de autorizacin de uso de bienes nacionales): ley general de servicios elctricos, art. 2 N1, letra a).
8 Pues aqu no hay nada que delegar, dir con toda obviedad Alejandro Vergara, El nuevo servicio
pblico abierto a la competencia: de la publicatio al libre acceso. Coherencia de las viejas tcnicas
concesional y autorizacional, en Cassagne, Juan C.: (ed.), Servicio pblico y polica (Buenos Aires: El
Derecho, 2006), pp. 41ss, especialmente p. 52.
9 Las concesiones de distribucin de energa elctrica no son propiamente concesiones
de servicio pblico, aunque en sus disposiciones [los textos legales] empleen esta expresin. Al
contrario, se trata de autorizaciones, afirma Eduardo Soto, Eduardo, La concesin de servicio
pblico. Notas para una precisin conceptual en derecho chileno, en 9 Ius Publicum (2002) y ahora en
su Derecho administrativo. Temas fundamentales (Santiago: Legal Publishing, 2009), p. 477.
10 El fenmeno tambin ha sido detectado en el derecho espaol. Aunque conceptualmente entre
concesiones y autorizaciones haya diferencias profundas, en la prctica las regulaciones aplicables
a unas y otras pueden tener grados similares de intensidad. Cf. el anlisis de Ario respecto de los
servicios pblicos virtuales o impropios, Principios, op. cit., en n.5, pp. 555s.
11 El criterio distintivo ms fuerte de las concesiones de servicio pblico, tanto en el mbito
elctrico como del gas, corresponde a la eventual caducidad de este tipo de concesin en caso de
incumplimientos graves a obligaciones de servicio (ley general de servicios elctricos, art. 41; ley
de servicios de gas, art. 19). Esta caducidad no equivale al rescate de la concesin, pues por s sola
no supone que la gestin de esa actividad revierta a manos del Estado; revela en cambio un deber
superior del Estado de asegurar la continuidad de estos suministros, frente a fallas graves del
concesionario. Nada de esto ocurre en las concesiones de generacin elctrica.
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Este enfoque centrado en la idea de servicio pblico entendida en forma impropia12 hace pensar en el equvoco concepto de servicio pblico virtual
con que alguna vez la jurisprudencia francesa pretendi identificar actividades con un marcado carcter de inters general, pero no erigidas legalmente
en autnticos servicios pblicos13. La ambigedad del concepto de servicio
pblico es, probablemente, una ventaja para la argumentacin de las Cortes
en el contexto de emergencia en que intervino la resolucin impugnada.
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cuyo tenor literal es prcticamente idntico al del artculo 55 de la ley de servicios de gas. El escenario crtico que enfrentaba el pas, agravado por el componente internacional de su origen, pesaron sin duda sobre el alcance asignado
por la Corte a estas reglas.
A pesar del fundamento formal que ofrecen estas reglas como vlvula
de escape frente a emergencias, uno de los problemas principales que encierra
la Resolucin 754 desde la perspectiva de la legalidad tiene que ver con la
ausencia de un autntico sector que rena la energa y los combustibles. Sin
duda la Superintendencia estaba dotada de potestades para regular tanto el
mbito del gas como el de la energa elctrica; pero hasta aqu, ambos venan
operando en forma recprocamente independiente. Seguramente no carece
por completo de sentido integrarlos por medio de una regulacin conjunta,
justificada en su complementariedad aguas arriba (en la internacin del insumo comn). De hecho, el fortalecimiento de la institucionalidad en materia
energtica cuyo ejemplo ms caracterstico est dado por la instauracin de
un Ministerio de Energa mediante ley 20402, de 3 de diciembre de 2009 est
encaminado a la coordinacin de planes, polticas y normas para el buen funcionamiento y desarrollo del sector, que comprende entre otras las actividades
de generacin, transmisin, transporte, almacenamiento, distribucin, consumo, uso eficiente, importacin y exportacin, y cualquiera otra que concierna
a la electricidad, carbn, gas, petrleo y derivados, energa nuclear, geotrmica
y solar, y dems fuentes energticas (DL 2224, que crea la Comisin Nacional
de Energa, arts. 2 y 3). En otros trminos, aunque hasta ahora el terreno
del gas y el de la electricidad hayan operado en forma independiente como
mercados definidos por la presencia de un commodity especfico, el ordenamiento tiende a una integracin posible, desde la perspectiva ms general de
la energa o los combustibles. Ahora bien, si mecanismos de integracin como
la Resolucin 754 han de mantenerse vigentes en el tiempo (y no slo regir
transitoriamente como hoy prev la ley), resulta imprescindible dotarlos de un
reconocimiento legislativo especfico, que determine los lmites en que se enmarcarn las modalidades de gestin conjunta de ambas series de actividades.
Las reflexiones anteriores muestran que la nocin de servicio pblico
no ha perdido completamente utilidad en el momento actual, aunque es indudable que no puede continuar significando lo mismo que represent en
pocas de expansin del Estado de bienestar.
Su invocacin por la jurisprudencia en casos como el de la Resolucin
754, aunque desde una perspectiva dogmtica no es irreprochable, es el testimonio de la necesidad de las funciones superiores que el Estado debe mantener en una economa de mercado. Desde esa perspectiva, aun cuando la
conclusin a que arriban las Cortes puede ser objeto de crticas, la teora del
servicio pblico sigue mostrndose como un criterio hermenutico que, en
atencin a los propsitos tpicos del derecho administrativo (y que en general
460
derivan del as llamado principio de servicialidad), permite superar las dificultades de un entendimiento estrecho del principio de legalidad.
y no del Estado.
El acento est puesto en la circunstancia de que el Estado no participe en
forma directa en las reasignaciones de gas natural. Las reasignaciones han debido
practicarse por intermedio de los comits de seguimiento, integrados directamente por las empresas (privadas) del sector. El Estado slo regula las reasignaciones, pero permanece como agente externo al intercambio que stas generan.
La Corte Suprema ratifica estos planteamientos. A su juicio, debe descartarse el reproche de incurrir la Resolucin 754 en
una supuesta expropiacin, sin indemnizacin alguna, de los derechos que los concesionarios afectados tienen sobre el gas que transportan y distribuyen, desde el momento
que las disposiciones que contiene el acto impugnado, establecen un mecanismo temporal de coordinacin para la distribucin de dicho combustible, a cargo de Comits
de Seguimiento, integrados por personeros de las mismas empresas concesionarias, sin
privarlas del dominio que ellas tienen sobre tal elemento (Distrinor S.A. con Superintendencia, sent. seg. inst., c.11).
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de la autoridad a su respecto (mediante sanciones que, conforme a la ley orgnica de la superintendencia, pueden alcanzar montos fabulosos).
Es el precio del gas la cuestin que mayores dificultades suscita. Una de
las razones que para la Corte de Santiago debe haber sido determinante a la
hora de descartar los reproches de legalidad agitados contra la Resolucin 754
est en la onerosidad de las transferencias, segn lo informado judicialmente
por el superintendente.
Al respecto, la Corte de Santiago afirma que
no se divisa en el acto administrativo disposicin alguna que permita colegir que las
eventuales reasignaciones y/o transferencias de gas lo sean a ttulo gratuito, y es de toda
lgica y sentido comn que las personas y/o empresas afectadas sean retribuidas pecuniariamente por los beneficiados, aspecto que debern abordar y solucionar los propios
involucrados, quienes en el acatamiento de las medidas deben actuar responsable y solidariamente frente al inters general de la comunidad (Distrinor S.A. con Superintendencia,
sent. prim. inst., c.8).
Sin duda este argumento era suficiente para alejar el temor de una medida
confiscatoria. No hay sacrificio patrimonial desde el momento en que la
transferencia es objeto de compensacin. Con todo, la nula regulacin
de este punto por la Resolucin 754 hubiera debido hacer surgir nuevas
interrogantes. Si las relaciones que se forman entre sujeto activo y sujeto
pasivo de las reasignaciones son autnticos contratos, la contraprestacin debe
ser un precio que cubra no slo el costo del gas. Por los objetivos sistmicos
que envuelve (que repercuten en dos reas especialmente sensibles), una
regulacin que aspire a regir con carcter permanente este tipo de relaciones
debiera entregar orientaciones ms precisas, que eviten riesgos financieros
para los involucrados (y, a la larga, para el sistema en su conjunto), lo cual
reafirma la necesidad de una discusin legislativa de la materia.
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otros casos24, pues la ley 18410 dispone en efecto que el ejercicio del recurso
administrativo de reposicin suspende el plazo para impugnar judicialmente
las sanciones (art. 18 A). Sin embargo, la Corte Suprema revoca la decisin de
primera instancia y acoge una posicin distinta.
Las circunstancias del caso eran particulares. Segn transcribe la Corte,
la resolucin reclamada
hizo presente que los afectados que estimen que las resoluciones de esta Superintendencia no se ajustan a la ley podrn reclamar de las mismas, dentro del plazo de diez das
hbiles, contado desde la notificacin de esta Resolucin, ante la Corte de Apelaciones
correspondiente a su domicilio (c.4).
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eXPROPIACIN
A. Aspectos procesales
Dos sentencias de algn inters permiten apreciar la posibilidad de construir
mecanismos contencioso-administrativos en materia de expropiacin al
margen del rgimen legal especfico instaurado al efecto (DL 2186).
Cuando se cuestiona la procedencia de la expropiacin, en realidad la
pretensin del demandante supone la naturaleza anulatoria del recurso. Esta
accin podra entonces adoptar cualquier forma procedimental que convenga
a ese propsito. Por ejemplo, en el caso Torres Daz adopta la va de un reclamo de ilegalidad municipal. Si el decreto expropiatorio es ilegal (porque
el predio expropiado no est declarado de utilidad pblica y no poda serlo
mediante un plano regulador comunal por situarse el inmueble en zona rural,
como ocurre en ese caso), la impugnacin puede verificarse por cualquier va
idnea y aqu se asume que el reclamo de ilegalidad es una de ellas32.
El caso Morales con Municipalidad, por su parte, recae en una especie
ms compleja y, por lo mismo, difcil de repetirse. El demandante alegaba
haber sido expropiado de un terreno sin que nunca se le hubiera pagado la
indemnizacin. Haban transcurrido ms de 10 aos desde esa fecha, hasta
que una autoridad municipal reconociera haberse perjudicado gravemente a
los intereses del expropiado, situacin ante la cual
slo cabra, previa gestin judicial personal, en accin de cobro de dineros contra el
municipio, pagar el valor de los terrenos expropiados (c.7, sent. prim. inst).
32 La sentencia no se pronuncia, por no haberse planteado discusin sobre el punto, respecto de la
excepcin de recurso paralelo, que normalmente permite excluir la procedencia de las acciones generales
cuando el ordenamiento ya ha trazado mecanismos especficos de reclamacin.
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Con esa declaracin, que para el juez tiene el efecto de una renuncia a la
prescripcin, el demandante inicia un juicio ordinario de indemnizacin de
perjuicios, obteniendo satisfaccin de sus intereses33.
Una situacin tan anmala slo pudo producirse por la confluencia de
circunstancias especiales. Porque una de las garantas bsicas del expropiado
es no perder su propiedad mientras no se le pague la indemnizacin, una
situacin como la de la especie no puede normalmente ocurrir. En el hecho,
el demandante haba llegado a acuerdos con la municipalidad de Calama expropiante, conviniendo una dacin en pago, bajo la forma de una permuta; y
sta no pudo perfeccionarse por desajustes administrativos, quedando entonces sin compensar el valor del predio expropiado. Una solucin tcnicamente
ajustada habra querido que el demandante hiciera valer sus derechos emanados del acuerdo que concluy con la entidad expropiante, pues estos pactos,
salvo los lmites irrenunciables34, prevalecen sobre las disposiciones legales.
Pero probablemente este camino no conduca demasiado lejos.
Es interesante destacar que el caso, zanjado ntegramente en primera
instancia, (segundo juzgado de letras de Calama), asume que este mecanismo
reemplaza al procedimiento expropiatorio de la ley especfica que rige la materia, pues la indemnizacin de perjuicios cubre en realidad slo el dao patrimonial efectivamente causado, siguiendo un mtodo de valorizacin comn al
que se conoce en los casos tpicos. El dao moral pretendido por las vctimas
no es, por consiguiente, reparado.
B. Aspectos sustantivos
Aunque abundante, el contencioso expropiatorio suele derivar en
pronunciamientos de poca sustancia por parte de la Corte Suprema. Es
lamentable verla reducida a zanjar cuestiones sobre reajustes o intereses, sin
poder detenerse en otras materias. Lo cierto es que se trata de un contencioso
muy simple, tributario en gran medida de consideraciones de hecho que, por
lo mismo, no pueden, salvo en casos aberrantes, ser objeto de revisin en sede
de casacin.
La cuestin que mayor anlisis recibe en estos casos es la determinacin
de la indemnizacin. Como se trata de una cuestin fctica, en realidad su
apreciacin queda confiada a los jueces del fondo, a quienes basta normal33 Es discutible que las cartas transcritas en el fallo contengan una inequvoca renuncia a oponer la
excepcin de prescripcin, desde que se supedita el cobro a una gestin judicial. Cosa distinta es que,
como podra haber ocurrido en la especie, la declaracin genere la confianza o la apariencia de que
la excepcin de prescripcin no ser opuesta por el demandado. En tal caso, aunque la renuncia no
se produzca, el acreedor no puede oponer la prescripcin si al hacerlo contraviene sus propios actos;
pero esta cuestin exigira un anlisis ms sutil de los hechos.
34 Vid. en este sentido la sentencia de la Corte Suprema Ziga con Cora, de 31.06.1983, reproducida
en Peailillo, D: La Expropiacin ante el Derecho Civil (Santiago: Jurdica, 2 ed., 1995), pp. 196ss.
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dentro del contexto de la poblacin indgena, por constituir la tierra la base material que
mantiene el continuo de persistencia de los individuos y la cultura mapuche (c.8 sent.
prim. inst.).
Ese argumento, ms que a modificar la base de clculo del justo precio, tenda
en realidad a mostrar la existencia de una especie de dao cultural (por
llamarlo de alguna manera), es decir, a extender la indemnizacin ms all del
dao patrimonial efectivamente causado. Y as lo ley la Corte de Temuco en
razonamiento que la Corte Suprema (c.7) parece hacer suyo:
No existe en la legislacin nacional, y especficamente en la ley 19.253 y D. Ley 2186,
una discriminacin positiva en materia de expropiacin por la sola circunstancia que un
terreno ubicado en un rea rural tenga origen indgenaSi no hay una norma legal excepcional al respecto, deben aplicarse, en consecuencia, las normas generales que regulan
esta materia (c.4 sentencia segunda instancia).
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cosa similar a
dejar sin accesibilidad a una carretera tan importante, como la Panamericana Norte, a
una persona que s la tena, obligndola, ahora, a transitar por un camino lateral, ripiado,
de precaria factura (Tapia con Fisco, c.31; y un razonamiento similar, en Sucesin Sharman
con Fisco, c.27).
Si el asunto se redujera a una pura apreciacin de los hechos, haba tal vez una
manera distinta de mirar las cosas. En Muoz con Fisco, frente a argumentos
anlogos, el tercer juzgado de Valparaso manifiesta que no puede
Derecho Administrativo
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En consecuencia,
no resulta procedente la indemnizacin de un supuesto perjuicio producido por la desvalorizacin del resto de los lotes no expropiados (c.2).
Atendidos los trminos restringidos del debate que la ley autoriza a ventilar
en este contencioso, como recuerda la Corte Suprema en el asunto Sucesin
Sharman con Fisco,
la indemnizacin est llamada a resarcir el perjuicio que en el patrimonio de la persona
afectada provoca de manera inmediata la prdida del bien objeto de la expropiacin; mas
no puede concernir a aquella parte de ste no comprendida en el acto expropiatorio y que,
por ende, permanece en el activo patrimonial de esa persona (c.22).
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Tal vez el fallo se funda en una concepcin extensiva del valor de reemplazo
que debe significar la indemnizacin. En cualquier caso, una sentencia que
contradice las tendencias mayoritarias slo puede justificarse en atencin a
consideraciones particulares. Debe tenerse presente que el rechazo a reparar
esta clase de daos conexos a la expropiacin no parece obedecer a su carcter
irreparable, de acuerdo a la fundamentacin explcita de estos fallos, sino a la
lgica precisa del contencioso expropiatorio, que intenta no contaminarlo con
cuestiones sobre la responsabilidad de la administracin.
En este caso, resulta plausible pensar que las condiciones de hecho en
que se produjo el dao eran poco frecuentes. En la relacin de causalidad que
lo vincula con la expropiacin no se aprecian fcilmente factores externos que
interfieran en su produccin. Por la inmediatez fsica en que la construccin
no expropiada qued emplazada, respecto de la calle de acceso, perdi la utilidad que posea. As, parece posible pensar que la expropiacin provoc un
dao accidental, en el sentido que no haba sido perseguido por el acto expropiatorio ni serva a los fines de inters pblico que lo justificaban.
La lgica del fallo parece, atendido el carcter accidental del dao, ms
propia de la responsabilidad extracontractual que de las restituciones. En este
sentido, la plausibilidad de la pretensin se justificara en esta sede por razones de economa procesal o -como se argumenta en el derecho francs cada
vez que la apreciacin del vnculo causal en estas materias conduce a los confines de la responsabilidad pblica- de una buena administracin de justicia38.
37 Contra la opinin disidente (pero no desarrollada) del Ministro Berwart, de la Corte de
Rancagua.
38 Hostiou,R: La juridiction administrative et le contentieux de la responsabilit de la puissance
publique en matire dexpropriation pour cause dutilit publique, en Mouvement du Droit Public. Du
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(c.16)3, y quiz con un dejo peyorativo, en el fallo Epul Loncoanco con Fisco,
hablando de los artculos 4 y 42 de la ley de bases de la administracin del
Estado (L 18575), de preceptos de orden programtico (c.18)4.
Aparentemente, les est atribuyendo una naturaleza anloga a la que
poseen reglas tan abstractas como los artculos 2314 2329 del Cdigo Civil,
que no obstante su amplitud han servido de base a un desarrollo extraordinariamente acabado de los problemas de responsabilidad en el mbito
privado.
En el mismo espritu debe destacarse el esfuerzo por prescindir del artculo 2329 en la determinacin del perjuicio indemnizable en derecho pblico.
El fallo Villarroel con Municipalidad indica al efecto que los artculos 2314 y
2329 del Cdigo Civil, normas pretendidamente infringidas segn el recurso
de casacin, sientan un principio de general aplicacin en el mbito del derecho, que tambin es recogido por los artculos 4 de la ley 18575, 141 de la ley
18695 de acuerdo con el cual, todo dao inferido por un tercero a otra persona
y que sta no se encuentre en el deber jurdico de soportar, ha de serle indemnizado por aqul (c.30).
Todo lo cual quiere decir simplemente que en el terreno del dao no
hay probablemente diferencias sustantivas entre responsabilidad pblica y
responsabilidad privada, ms all de la regla precisa que se invoque (y sin perjuicio de los casos especiales de responsabilidad por ruptura de la igualdad
ante las cargas pblicas). La extensin del dao reparable no deriva de una
norma legal, sino de un principio -el de reparacin integral- que en derecho
pblico recoge la normativa bsica que rige la materia.
Ahondar en ejemplos de este esfuerzo carece de sentido. La definicin
del estatuto pblico de la responsabilidad es principalmente obra jurisprudencial porque los textos que la rigen son extremadamente amplios. Pero por
causa de esa misma textura normativa se ha visto posibilitada la discusin
continua, que se deseara ver ya aplacada, de cuestiones bsicas que inciden
en la materia.
Es lo que ocurre con el tipo de responsabilidad aplicable en este mbito.
La dicotoma se ha planteado desde hace tiempo entre la culpa y el riesgo; la
terminologa, aunque antigua, sigue ocupando las reflexiones del juez, y este
ao nuevas sentencias ahondan en el lugar del riesgo en la responsabilidad
pblica (A), por una parte. Por otra, la eleccin del tipo de responsabilidad
puede verse influida por consideraciones puramente contenciosas, como tambin demuestra la jurisprudencia de este ao, mediante la nocin de la causa
de pedir en el terreno de la responsabilidad (B).
3 Juzgndolos adems, por esa razn, como no susceptibles de infraccin en el presente asunto, en
cuanto slo consagraran el derecho a recurrir al juez en materia de responsabilidad.
4 Con prevencin contraria del ministro M. Juica.
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484
obstante la oscuridad propia de todo hecho de sangre. Hasta aqu muy poco
indicaba que, en el terreno pecuniario, la reparacin pedida por la madre de la
vctima directa pudiese alcanzar al Estado sobre el fundamento del riesgo. De
hecho, los jueces del fondo no aluden al riesgo. En primera instancia el juez no
vio ningn antecedente que vinculara el hecho daoso al Estado y desech la
demanda por tratarse, a su juicio, de una culpa civil pura del hechor, que nada
tena que ver con el funcionamiento del servicio. La Corte de Santiago, con la
ambigedad propia de la jurisprudencia sobre la materia, dio satisfaccin a la
demandante invocando una responsabilidad objetiva del Estado, dado que
no es concebible que dentro de un recinto militar no se guarden las reglas de jerarqua,
disciplina y comportamiento propias [de la condicin militar] (c.12 sent. seg. inst)
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13 En el fallo CS, 20.03.2006, Vargas Grandn con Garca Hernandez, 309 GJ (2006), pp. 59ss., LexisNexis
N 33982, la Corte Suprema estima, por ejemplo, indubitable que el Estado debe responder por el
dao irrogado, pues se trata de un riesgo causado por la propia Administracin del Estado, quien tiene
el deber constitucional de resguardar y dar proteccin a la poblacin y a la familia, funcin que en la
especie no cumpli (c.19).
14 Por ello, segn se ver, carecen de pertinencia aquellas expresiones judiciales segn las cuales
por el mal estado de las vas se cre un riesgo, estando obligado el municipio respectivo a responder
y por consiguiente se trata[ra] en este caso de la denominada responsabilidad objetiva (Cceres con
Municipalidad, sent. prim. inst., c. 11; Lagos con Municipalidad, sent. prim. inst., c. 9).
15 Hiptesis y razonamiento idnticos en Lagos con Municipalidad (c.4 sent. prim. inst).
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Podra pensarse que el riesgo creado es de tal magnitud que hace suprimir la culpa
de la vctima. En realidad, el riesgo no modifica el rgimen de responsabilidad
aplicable, pues la Corte se limit a estimar no probada la imprudencia de la
vctima, y la responsabilidad por falta de servicio no se vio alterada.
16 Conseil dtat, 22.10.1924, Socit dassurances mutuelles Les travailleurs franais, Dalloz Priodique
(1925), 3, pp. 9ss., nota J. Appleton, Recueil Sirey (1926), 3, pp. 1ss., nota M. Hauriou.
17 Ren Chapus, Responsabilit publique et responsabilit prive. Les influences rciproques des jurisprudences
administrative et judiciaire (Pars: LGDJ, col. Bibliothque de droit public, 1954), pp. 319ss.
18 Estimando que el trnsito por las vas pblicas y el trfico rodado en particular es una
actividad esencialmente peligrosa. 2 Com 939.
19 Cf. Andr de Laubadre, Le problme de la responsabilit du fait des choses en droit
administratif franais, tudes et Documents du Conseil dtat (1959), pp. 29ss.
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Un examen ex post del fatdico caso de la pasarela Portales en Valparaso (Camus y otros con Municipalidad) tambin puede generar la tentacin de
hablar de riesgo. El juez dice, por ejemplo, que la
pasarela en Caleta Portales, siempre estuvo abierta para ser usada, sin existir sealizacin, ni advertencia alguna respecto a un posible peligro en el paso de peatones, por la
misma (c.30).
Ahora bien, una pasarela peatonal se construye para reducir el riesgo que los
peatones correran al atravesar directamente la calle. Una pasarela no es una
cosa riesgosa, y slo si est mal hecha o mal cuidada puede amenazar con
caerse, como ocurri en ese caso. Por ello, hablar de riesgo aqu carece de
especificidad.
En cualquier caso, tratndose de hiptesis ms banales que ocurren en
las veredas, sobre todo en un ambiente urbano en que el equipamiento se ha
empobrecido tan lamentablemente, como Concepcin o Valparaso, el riesgo
que enfrenta el peatn cuando transita por aceras es pan de cada da, dirase
un riesgo general de la vida.
Esa excusa no vale para la ley, que impone a las municipalidades -en
principio- la obligacin de mantener en buen estado las aceras, como las calzadas, y de sealizar en su caso las particularidades que ofrecen las vas pblicas a quien transita por ellas. As, la invocacin del riesgo no es ms que
la constatacin de una obligacin pendiente: un riesgo, quiz no demasiado
grande, provocado por una culpa (incumplimiento de obligaciones de mantener en buen estado las vas), o un riesgo que desencadena obligaciones (sealizar) cuyo incumplimiento es constitutivo de culpa.
En Villarroel con Municipalidad se concluye que
el Municipio actu en forma irresponsable al no tomar los resguardos necesarios [para
evitar la materializacin del riesgo], los que de haberse tomado no habra podido ocurrir
el hecho [daoso] (c.19, sentencia primera instancia).
Por tanto,
es evidente que existi falta de previsin que equivale a la falta de servicio (c.20).
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pblica por culpa en funcin del riesgo. Fue esa la lectura que Hauriou dio,
crticamente, del arrt Lemonnier21. Pero si el Estado responde por la materializacin de ese riesgo, sigue siendo indispensable, en esencia, que el dao se
haya causado con culpa.
En el detalle, el fallo es poco legible. En cuanto admite la solidaridad
pasiva entre el Fisco y hechor, no se ajusta perfectamente al rgimen general
del artculo 42 de la ley de bases de la administracin del Estado. Por cierto,
apartarse de ese modelo casi aparece como formalmente excusable, atendido
(cosa que el fallo asume) que ese precepto no rige en caso de daos causados
por agentes del orden militar. Pero a pesar de esa exclusin, la solucin no
deja de resultar inconsistente. Es cierto que los jueces del fondo asignan al
Estado el carcter de garante de las faltas personales, pero desde que la Corte
de Apelaciones le presume culpa por descuidar las providencias necesarias y
previsibles para impedir el hecho, en el fondo le imputa una falta de servicio.
Y en condiciones normales, esa falta de servicio le impedira retornarse contra
su agente, descartando la solidaridad.
Si la jurisprudencia pretende construir pretorianamente este rgimen,
no consigue entenderse por qu los agentes del orden militar debieran estar
excluidos de la ventaja innegable que representa la irresponsabilidad personal
del funcionario por las faltas de servicio.
Para la Corte Suprema no hay incoherencia alguna en la condena solidaria; es ms, estima que la solidaridad no poda sino ser acogida,
porque ella no deriva de la calidad de tercero civilmente responsable de la conducta de
un dependiente, sino de la circunstancia de que se trata de un rgano componente de la
entidad estatal, de suerte que lo ejecutado por el agente es imputable directamente a la
organizacin de que forma parte (c.20).
en cuanto
posibilit que un rgano de su administracin en ejercicio de sus funciones en una
accin imprudente y temeraria, disparara y causara la muerte del hijo del demandante
(c.21).
En otros trminos, para la Corte Suprema no slo la imputacin del acto del
agente es directa, sino adems sobre el Estado pesa un deber de servicio. As, la
falta de servicio no puede ser ms clara, y sin embargo no es una falta de servicio
21 Nota sobre Conseil dtat, 26.07.1918, poux Lemonnier, Recueil Sirey (1918-1919), 3, pp. 41ss.,
con las conclusiones de Lon Blum.
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Sntesis
Ms all de sus lagunas, estas decisiones son importantes en la medida que
anuncian una sensibilidad particular de la jurisprudencia frente el lenguaje
del riesgo, una apertura de espritu ante maneras diversas de concebir
la responsabilidad. Prefiguran la coexistencia posible de regmenes de
responsabilidad distintos de la culpa y manifiestan cierta tentacin de la
jurisprudencia misma de elegir ella el terreno sobre el cual la responsabilidad
ha de verse comprometida. La cuestin toca de cerca a la definicin de la
causa de pedir en el contencioso de la responsabilidad.
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atendido que
la sentencia firme penal no se pronunci sobre la accin por falta de servicio (c.8).
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Por lo mismo, la apreciacin de la falta de servicio -al igual que toda otra
culpa- puede ser determinada por la ley o construida retrospectivamente por
el juez.
Por cierto, la calificacin legal de la ilicitud de un hecho lleva implcita
la definicin de una culpa infraccional, que tanto en derecho pblico como
privado no exige consideraciones particulares respecto de las motivaciones de
la conducta del hechor36, como ocurre frecuentemente con las infracciones a
la normativa del trfico vehicular37.
35 Por consideraciones diversas a la nocin de falta de servicio, este fallo fue casado por la Corte
Suprema. En su concepto, la responsabilidad por falta de servicio concurre cuando un rgano del
Estado obligado por ley a proporcionar uno determinado, no lo otorga, o lo otorga en forma tarda
o deficiente (c.2 sent. reemp).
36 Barros, op. cit. en n.5, p. 97ss.
37 Por eso, en cuanto se refieren a la solidaridad del ente pblico propietario del vehculo que ha
servido de instrumento para cometer infraccin a la normativa del trnsito, los fallos Sanhueza con
Fisco, Empresa Constructora con Fisco y Godoy con Vargas, ms all de algunos aspectos procesales, no
presentan ninguna novedad.
498
Si, por el contrario, los jueces estiman que, por razones particulares, tal deber
de servicio se ve suprimido, como opin en el mismo caso la Corte Suprema,
la municipalidad de Talcahuano no tena servicio alguno que prestar en la materia, por
lo que no puede imputarse al municipio aludido responsabilidad por falta de servicio,
desde que ninguno ha dejado de prestar (c.9 sentencia de reemplazo).
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Pero ocurre
que el dao igualmente se habra producido de haberse otorgado el permiso municipal
del que ella[s] carecieron (c.22).
.Dicho sea de paso, la censura de una ilegalidad slo tiene sentido en esta
sede en funcin de los fines del contencioso reparatorio No debe olvidarse
que ste es principalmente un contencioso subjetivo, no un proceso al acto
como el recurso por exceso de poder o la accin de nulidad de derecho pblico.
Busca en principio reparar tan solo pecuniariamente las consecuencias de un
42 Para una presentacin didctica de esta clasificacin, Paillet, M: La responsabilit administrative,
(Pars: Dalloz, 1996), pp. 284s.
43 Barros, op. cit. en n.5, p. 100.
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La simplicidad del mecanismo legal despierta sin embargo ciertas dudas, en particular cuando lo que est en juego es slo la defectuosa sealizacin de los peligros de la ruta. Porque cuando la ocurrencia del accidente
puede abstraerse del incumplimiento del deber de conservar las vas pblicas,
subsiste sin embargo la obligacin de fiscalizarlas y de informar acerca de los
riesgos que pudieren presentar. La responsabilidad de las municipalidades en
este terreno
no slo se afinca en la infraccin de la obligacin de administrar los bienes nacionales
de uso pblico, sino que tambin en la infraccin de la obligacin de mantener o hacer
mantener las seales de advertencia para precaver a los usuarios de los peligros que haya
en dichos lugares pblicos, es decir, en un hecho que es independiente de la conservacin
y reparacin propiamente tal de las vas pblicas (Lagos con Municipalidad, c.11 sentencia
primera instancia).
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505
Por lo mismo, quien incumple una obligacin de informar no est, en principio, expuesto a responder de todo el dao provocado por otras causas, sino
slo la prdida de oportunidad de evitarlo.
Al conferir una indemnizacin por todo el dao, por el solo hecho de
infringir una obligacin de sealizar, la jurisprudencia da a entender que son
cosas idnticas provocar el dao y callar su contingencia.
Causalmente no son lo mismo, ni tampoco en cuanto a su gravedad,
pero en este ltimo punto la jurisprudencia no siempre es demasiado sutil.
(B) La calificacin de la culpa
Quiz por la pervivencia de la Lex Aquilia, pero en gran medida tambin por
la reticencia a hablar de culpa por parte de los administrativistas chilenos
(pero no de la jurisprudencia48), la jurisprudencia no suele calificar las faltas
de servicio en funcin de su gravedad.
Pronunciamientos como el del fallo Hexagon (demasas funcionarias
graves49) son por completo inusuales en la jurisprudencia chilena, aunque
no inexistentes. Es extraa esa reserva del juez, si se sabe que el modelo de
la responsabilidad por culpa grave no es en absoluto desconocido en derecho
pblico chileno, como lo muestra el ejemplo de la jurisprudencia sobre error
judicial, que al decir de Enrique Barros ha sido extremadamente exigente, requiriendo, en la prctica, que se haya incurrido en culpa grave para dar lugar
a la reparacin50.
La reaccin ordinaria de los jueces consiste en conformarse con detectar cualquier anomala en el acontecimiento que provoca el dao para declarar
una falta de servicio. Incluso en el mbito de los servicios difciles, en que por
aos la regla ha sido en derecho comparado subordinar la responsabilidad o
la prueba de una faute lourde (culpa grave), la jurisprudencia parece eludir el
problema de la calificacin de las culpas. As lo muestran dos fallos, en apariencia contradictorios, que permiten sin embargo sacar enseanzas.
Elisin de la culpa por defectos de
vigilancia en establecimientos de reclusin
En Epul Loncoanco con Fisco se discuta la responsabilidad del Fisco en la
muerte de varios nios confinados en el Centro de trnsito y distribucin
Alborada de Temuco, con ocasin del incendio que afect al recinto en julio
de 1999. La guarda de personas es siempre delicada, y ms todava si sus
48 Que, ms all de la idea de culpa del servicio (Brito Cisternas, c.13 sentencia casacin), no duda
en hablar incluso de negligencia del municipio (Cceres con Municipalidad; c.12 sentencia casacin).
49 Corte Suprema, 28.07.1987, Hexagon Ltda. Sociedad Importadora y Exportadora c/ Fisco, 84 RDJ
(1987), pp. 217ss., 344 FM (1987) pp. 355ss., LexisNexis N 10180 (c. 8-b).
50 Barros, op. cit. en n.5, p. 524.
506
lo cual parece enviar una seal diferente. El acento est puesto en la guarda,
por el contrario:
la situacin de abandono alegada por el Fisco no resulta acreditada, pues de los antecedentes tenidos a la vista se infiere que todos ellos presentaban problemas conductuales
recurrentes, pero siempre en contacto con sus familias. Jurdicamente no se haba declarado tal abandono, pero ms aun, el hecho de que estuvieran en situacin de conflicto
social, no hace sino aumentar la responsabilidad del organismo estatal creado para darle
proteccin y ayuda a dichos menores para superar dicho estado (c.14).
Una primera lectura del fallo permitira suponer que el juez da la espalda a la
idea de culpa calificada, y al contrario se conformara con una culpa levsima.
Con todo, esta reaccin est, conceptualmente al menos, lejos de las soluciones
de vanguardia que el derecho francs consagra, sobre el fundamento del riesgo
en la guarda51.
Al revisar los hechos se constata sin embargo la complejidad del asunto.
El incendio fue provocado por algunos de los menores recluidos, lo que confirma los temores implcitos en las apreciaciones sobre la dificultad del servicio. Habra sido difcil controlarlos, y evitar el incendio, dadas las condiciones
usuales de funcionamiento de esta clase de recintos. En esas circunstancias,
no hubiera sido sencillo imputar culpa a los guardianes por el incendio provocado por algunas de las vctimas.
El fallo retiene sin embargo otra circunstancia relevante para condenar
al Estado. Mediante un astuto relato, el juez elude adentrarse en la vigilancia
de los menores, prefiriendo realzar la incidencia de la incapacidad de control
del caos por parte del establecimiento, as como la disposicin misma del servicio para evacuar a sus huspedes en caso de emergencia: contrariando regla51 Conseil dtat (Section), 11.02.2005, GIE Axa Courtage, Actualit Juridique-Droit Administratif
(2005), pp. 663s., crnica C. Landais y F. Lenica, JCP (2005), II, 10070, conclusiones C. Devys, nota
M.-C. Rouault, JCP A (2005), 1132, nota J. Moreau, RFDA (2005) pp. 595ss, conclusiones y nota P.
Bon.
507
mentos, las piezas estaban cerradas con candado, de modo que la evacuacin
era prcticamente ilusoria. La falta de servicio
aparece constituida por la deficiente y casi nula preparacin para enfrentar una emergencia como la vivida, lo negligente y antirreglamentario que resultaba el mantener con
candado las habitaciones de los menores, a quienes se deba proteccin a ultranza (c.9).
Por cierto la culpa infraccional era evidente, pero debi hacer fuerza otro
argumento, de ndole causal: si las piezas estaban cerradas con candado,
cualquiera hubiera sido la causa del incendio la evacuacin de los menores
hubiere enfrentado dificultades idnticas, de modo que la implementacin de
candados pareca quedar fuera de toda excusa. Causalmente, sin embargo, el
razonamiento no era impecable, porque no se poda ignorar completamente
el origen del fuego.
Con cierto espritu formalista, el juez rechaza la excepcin de culpa de
la vctima, por no estar acreditada la identidad de quienes tuvieron la iniciativa de quemar los colchones:
la culpa es personal, y por ello no se hace extensiva a los dems, amn de que no se determin qu menor fue el que lo provoc, o si fueron unos o todos ellos, los concertados
para iniciar el fuego (c.13).
Formalista, porque el mismo fallo aplica (con una claridad pocas veces vista
en los fallos) una idea de la culpa annima para acreditar la falta de servicio,
por una parte:
Carece de importancia determinar la persona del funcionario o funcionarios que estaban
a cargo de la proteccin de los menores, porque la relacin del rgano pblico, que debe
resarcir, y las vctimas, que tienen derecho a pedir indemnizacin, nace como consecuencia de un obrar colectivo, de muchas personas, pero todas ellas agentes o funcionarios
del servicio Para que se configure la falta de servicio [es] irrelevante la participacin
del funcionario, y por eso suele llamrsele annima ya que no se requiere que la falta
sea atribuida a un funcionario o agente en particular. La individualizacin slo ser importante para el Estado cuando haya indemnizado a las vctimas y los daos puedan ser
imputados en razn de una falta personal a un funcionario, caso en el cual el inciso 2 del
artculo 44 de la Ley 18575 le autoriza a repetir contra el autor del dao, pero en lo que
dice relacin con el resarcimiento mismo la relacin de los demandantes con el Fisco es
directa, esto es, el patrimonio del rgano pblico queda comprometido cada vez que el
Servicio no acte en la forma que la ley lo seala (c.9).
508
509
falta de servicio. Pero no exige ms que eso, dando a entender que el grado de
diligencia esperable de este servicio es idntico, por ejemplo, al de las municipalidades respecto de la conservacin de las vas pblicas.
.Resulta interesante destacar que, ms all de la parquedad del fallo, la
culpa que el juez estima concurrir en la especie no es una falta de servicio
comn y silvestre.
Se refiere primeramente a una culpa por reiteracin, que es uno de los
criterios que el derecho francs privilegia para dar por establecida una faute
lourde54: el juez estima necesario subrayar que el hospital ha incurrido en
reiteradas y persistentes faltas de servicio (c.17 sentencia primera instancia).
Lo cierto es que esta afirmacin aparece confundida con una segunda
cuestin, referida al grado de previsibilidad del dao. Esta no era la primera
vez que el enfermo haba pretendido saltar desde la misma ventana, apareciendo a todas luces insuficiente la precaucin adoptada con respecto a la ventana de su propia pieza. Nada impidi, en efecto, que el enfermo
tuviera acceso al lugar desde donde se suicid, ms aun considerando que antes este
paciente haba intentado suicidarse en varias ocasiones, incluso desde la misma ventana
que se lanz y sin que la demandada, oportunamente advertida adoptara[n] medidas
suficientes para evitar tal desenlace (c.17).
Por ltimo, para no dejar dudas de lo que el juez tiene en mente, deja de
manifiesto que en los antecedentes del dao no puede ignorarse
un grave error de diagnstico al pensarse que el paciente no intentara matarse56. En
sntesis, teniendo en cuenta este cmulo de elementos, el juez califica explcitamente el
hecho como una notable y verdaderamente incomprensible falta de servicio (c.17 sentencia primera instancia).
54 Paillet, op. cit. en n.42, pp. 355ss.
55 V. p. ej., precisamente en materia de servicios siquitricos, los fallos del Conseil dtat, 09.07.1958,
Sieur Bassier, Revue du droit public (1958), p. 1106, Actualit Juridique-Droit Administratif (1958),
p. 367; 10.11.1961, Eveillard, Recueil Lebon (1961), p. 639, Revue du droit public (1962), p. 567. En
cambio, si la administracin no ha estado informada de las tentativas de suicidio del enfermo, su
responsabilidad es difcilmente susceptible de verse comprometida: CE, 30.10.1968, poux Girardot,
Revue du droit public (1969), p. 542.
56 En el derecho francs, sin embargo, el error de diagnstico no siempre guarda relacin con el
error de vigilancia, que es usualmente la causa del dao en esta clase de hiptesis: Conseil dtat,
07.01.1970, Dame veuve Sandot, Actualit Juridique-Droit Administratif (1970), p. 25.
510
En otros trminos, aun cuando el juez evite invocar o establecer una regla de
derecho que exija la culpa grave en estos casos, en el terreno de los hechos
recurre a tcnicas que son tpicas del establecimiento de una culpa grave. El
grado de culpa no fue indiferente para la resolucin del asunto. Ms an,
puede pensarse que sin esas caractersticas la falta de servicio simplemente no
se hubiera estimado concurrir.
As, poco importa en definitiva que la exigencia no est formalmente establecida en el plano jurdico si para la concurrencia de la culpa que es idnea
para comprometer la responsabilidad pblica una falta de servicio ordinaria
no puede ser suficiente57.
En sntesis, de los fallos expuestos puede concluirse que el juez no ignora que hay ciertas funciones pblicas cuyo ejercicio resiste en un grado variable a la censura. Si en algunos casos puede eludir de un modo ms o menos
elegante el problema de articular convincentemente esa censura, no siempre
se conjugan las condiciones que le permiten hacerlo. Es significativo, con todo,
que nunca se evoque explcitamente la calificacin de la culpa. Aunque la
prctica corriente en otros ordenamientos suscita cuestionamientos acerca de
la coherencia lgica de los regmenes de responsabilidad por culpa grave58, la
necesidad de construir una censura ms fuerte que la normal es, en algunos
casos, inevitable.
Derecho ambiental
GENERALIDADES
Habiendo trascurrido ms de 14 aos desde la publicacin de la ley 19300 sobre
bases generales del medio ambiente, se habla ya de la necesidad de implementar
un verdadero segundo piso ambiental. Sin duda que en tal implementacin, el
perfeccionamiento de los instrumentos de gestin ambiental que actualmente
contempla dicha ley, ms los nuevos que se puedan incorporar en los
cambios normativos e institucionales que se han anunciado a propsito de
la implementacin de un nuevo Ministerio y Superintendencia del Medio
Ambiente, tendr un rol preponderante en las discusiones que se avecinan.
En trminos generales, el instrumento de gestin ambiental que tradicionalmente ha ocupado ms la atencin de la autoridad y comunidad, es
el sistema de evaluacin de impacto ambiental (SEIA). Su reglamento experiment una importante modificacin en el ao 2002, y continuamente se
presentan al Congreso proyectos para nuevas modificaciones.
Sin embargo, otros instrumentos de gestin contemplados en la ley, tales
como las normas de emisin y calidad, as como los planes de prevencin y de
descontaminacin, han tenido, quizs en forma ms silenciosa, un importante
desarrollo e implementacin.
Basta citar como ejemplo las normas de emisin que actualmente regulan las descargas de residuos lquidos domiciliarios e industriales a los sistemas de alcantarillado, as como a los cursos de aguas superficiales y subterrneas, incluyendo aguas marinas. Nos referimos a las normas contenidas en el
DS 609/1998, DS 90/2000 , y DS 46/2002, que han resultado en que hoy un alto
porcentaje de las aguas residuales en el pas se descargan previo tratamiento1.
1 DS 609/1998 (Obras pblicas, establece norma de emisin para la regulacin de contaminantes
asociados a las descargas de residuos industriales lquidos a sistemas de alcantarillado); DS 90/2000
(Secretaria general de la Presidencia, establece norma de emisin para la regulacin de contaminantes
Fernndez | Derecho Ambiental
3 Rev D. UAI (2013) 511-521
2013 Andrs Fernndez Alemany
512
Otro ejemplo son las normas primarias de calidad del aire, que han
gatillado la dictacin de varios planes de descontaminacin en sectores donde existen operaciones de beneficio minero, que han contribuido al mejoramiento de los anteriormente deteriorados ndices de contaminacin area
en los lugares donde se han aplicado. O quizs mencionar el meditico plan
de descontaminacin atmosfrica de la Regin Metropolitana2, que con sus
aciertos y errores intenta cada ao disminuir las situaciones emergencia y preemergencia ambiental, sin alcanzar an la meta de alcanzar el cumplimiento
de las normas de calidad de aire.
Orientada posiblemente por los resultados antes citados, la Comisin
Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) ha sido activa en la fijacin de planes priorizados para la dictacin y revisin de normas, destacndose ltimamente el inicio de los procesos para la dictacin de varias normas de calidad
secundaria de aguas para numerosas cuencas hidrogrficas3.
De lo anterior, se puede anticipar que en el futuro cercano, tendremos
probablemente varios planes de prevencin o descontaminacin de cursos de
aguas, que se vendrn a unir a los ya varios planes existentes en materia de
contaminacin atmosfrica, derivados de eventuales situaciones de latencia o
saturacin de determinados contaminantes en ros y lagos del pas.
Dems est en sealar, que la dictacin y ejecucin de tales instrumentos requiere de un extraordinario esfuerzo, tanto de la Autoridad en cuanto a
llevar adelante los procesos de dictacin y fiscalizacin de las normas y planes
de descontaminacin, as como de los administrados, en cuanto a financiar
las inversiones, desarrollar la infraestructura necesaria y mejorar la eficiencia
de sus procesos para dar cumplimiento a las obligaciones contenidas en los
mismos. Un claro ejemplo de lo anterior, son las millonarias inversiones que
las empresas concesionarias de servicios sanitarios han incurrido para la construccin y operacin de plantas de tratamiento de aguas servidas, as como
aquellas realizadas por el sector industrial, para el tratamiento de los residuos
industriales lquidos (Riles) generados por el desarrollo de sus actividades.
Derecho amibiental
513
514
la posibilidad de que los terceros que se sientan afectados con tal proyecto
puedan presentar observaciones al mismo. Adems constituye una expresin
del principio del gradualismo, esto es, contiene una primera etapa, en la cual
se debe determinar si un determinado proyecto o actividad debe ingresar al
SEIA; para despus pasar a una segunda etapa, en la cual se debe determinar
por su titular si el proyecto debe ingresar por medio de una estudio o
declaracin de impacto ambiental.
Es necesario agregar que el SEIA constituye una ventanilla nica ambiental que otorga una verdadera certificacin de cumplimiento de los requisitos ambientales de diferentes permisos y autorizaciones ante un mismo
organismo y procedimiento. Como consecuencia, una vez que un proyecto
ha sido calificado favorablemente, los permisos sectoriales ambientales a
que se refiere el reglamento del sistema de evaluacin de impacto ambiental
(RSEIA) no podrn ser negados por razones ambientales.
Adems de la ley 19300, el SEIA es regulado por el DS 30/1997 (secretara general de la Presidencia) que contiene el reglamento del sistema de evaluacin del impacto ambiental. A contar de su publicacin en el D.O. con fecha
3 de abril de 1997, comenz la vigencia del SEIA y su aplicacin obligatoria.
Antes de tal fecha, el SEIA se aplic en forma voluntaria, incluso antes de
publicacin de la ley 19300, situacin que no estuvo exenta de polmica (e.g.
caso Trillium).
La evaluacin de impacto ambiental se realiza por medio de dos instrumentos, a saber: el estudio de impacto ambiental (EIA) y la declaracin
de impacto ambiental (DIA). El primero es definido por la ley de bases
como
el documento que describe pormenorizadamente las caractersticas de un proyecto o actividad que se pretenda llevar a cabo o su modificacin. Debe proporcionar antecedentes
fundados para la prediccin, identificacin e interpretacin de su impacto ambiental y
describir la o las acciones que ejecutar para impedir o minimizar sus efectos significativamente adversos (art. 2 L 19300).
Derecho amibiental
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516
Derecho amibiental
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constitucionales y ambientales, tales como el artculo 19 N8 de la Constitucin Poltica de la Repblica, que establece el derecho a vivir en un medio
ambiente libre de contaminacin; la ley 3133 (hoy derogada) que establece la
prohibicin de vaciar sustancias nocivas sin previa autorizacin; el Cdigo
Sanitario y la ley 19300 de sobre Bases Generales del Medio Ambiente, entre
otras normas.
Decisin adoptada
El tribunal de primera instancia estim que procede que se constituya el
derecho de servidumbre, toda vez, que las normas sealadas no se encuentran
infringidas, y que tampoco ha sido posible determinar la existencia de
perjuicios concretos imputables a la actora.
La Corte de Apelaciones confirm lo sentenciado por el tribunal a quo,
indicando en su considerando Cuadragsimo, que
los demandados no han logrado acreditar que los predios de su dominio, atravesado por
el ducto de aguas servidas provenientes de la Planta..., ha provocado contaminacin, en
los niveles y en la magnitud que reclaman.
518
Finalmente, cabe destacar que el artculo 2.o define a las normas de emisin
como las que establecen la cantidad mxima permitida para un contaminante
medida en el efluente de la fuente emisora.
Derecho amibiental
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mente se relaciona con la existencia de Contaminacin, por cuanto esta ltima es de carcter objetiva y se encuentra en relacin a las normas superadas.
En cambio, el dao ambiental lo est en relacin a una prdida o detrimento.
La falta de acreditacin de este perjuicio o dao, no puede ser considerado suficiente para estimar que la solicitud de servidumbre no era contraria
al orden pblico, toda vez, que existan hechos objetivos, cientficos y verificables de la existencia de contaminacin, esto es, de la superacin de las concentraciones mximas permitidas por la norma de emisin correspondiente.
Derecho amibiental
521
plazo sealado. Esto es, de admitirse la posicin de los tribunales del fondo,
se estara aceptando que factores tales como la recarga del trabajo de los tribunales superiores, la simple negligencia o an la desidia funcionaria, tengan
la capacidad de abortar un asunto correctamente entablado en cuanto a la
formalidad del plazo (c.13).
Comentario
La decisin de la Corte Suprema es absolutamente lgica y razonable. Ms
an, llama la atencin que la CONAMA, respectiva haya omitido la aplicacin
de su propia normativa sectorial. Esto es, el artculo 64 de la ley 19300 hace
referencia a que en estos casos, debe seguirse el procedimiento de los artculos
60 y siguientes de la misma ley, entre los cuales se debi tener presente el
artculo 60 inciso 2, que se remite a las normas de distribucin del artculo
176 del Cdigo Orgnico de Tribunales.
COMENTARIO FINAL
Aun cuando ya se habla de un segundo piso ambiental, o de la necesidad de
iniciar una segunda generacin de reformas a la institucionalidad ambiental
del pas, incluyendo la modificacin total de la Comisin Nacional del Medio
Ambiente, pareciera que los tribunales de justicia an no han asimilado
ntegramente los cambios que trajo consigo la dictacin de la ley de bases
generales del medio ambiente en el ao 1994. Es posible que el ejercicio de
jurisdiccin en materia ambiental no haya sido suficientemente fructfero,
comparado con la gran cantidad de casos de resolucin de conflictos
ambientales por la va administrativa. Puede ser tambin que falta ms
especializacin de los tribunales en la materia. Lo que s aparece recomendable,
es que el legislador, conociendo las reformas que se avecinan, considere el
importante rol que le cabe y cabr a los tribunales de justicia en la resolucin
de los conflictos ambientales.
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Derecho Minero
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Esta disposicin se aplica a todos los casos, y por ejemplo, las hipotecas
prefieren en el orden de su inscripcin, pero el orden de estas est dado por el
orden en el libro repertorio.
Ahora, la sentencia que otorga la concesin de exploracin debe inscribirse en el Registro de Descubrimientos que lleva el conservador de minas, y obviamente debe anotarse en el libro repertorio. Pero qu sucede con
la prrroga de la concesin de exploracin? La ley exige anotacin marginal,
pero se requiere anotacin previa en el repertorio? Nada dice el Cdigo de
Minera y tampoco el reglamento del cdigo del ramo.
Dos son las opciones: o bien se trata de una laguna legal y por lo tanto
es necesario integrar, o bien se trata de un tema interpretativo. En nuestra
opinin cualquiera sea la opcin, la solucin es la misma.
Si existiese laguna legal, hay que acudir a las normas generales contenidas en el Registro Conservatorio de Bienes Races. El artculo 65 del mismo
prescribe que:
En el acto de recibir el Conservador la copia autntica, anotar su extracto en el Repertorio, bajo el nmero que corresponda segn el orden de su presentacin, y con las
enunciaciones enumeradas en el artculo 24.
Por tanto, el sistema registral est basado en que todos los ttulos que se le
presenten al Conservador deben anotarse en el libro repertorio. Ahora, el
recurrente de casacin arguye que el artculo 15 del reglamento conservatorio
prescribe el deber de los Conservadores de anotar en el repertorio el ttulo
que se le presenta para ser inscrito, y no se requiere anotacin en el repertorio
para otras actuaciones distintas de la inscripcin de ttulos. Este argumento
no es correcto. El sistema de adquisicin del dominio y dems derechos reales,
por lo menos en Chile, se basa en un ttulo y un modo de adquirir el dominio.
El ttulo es el antecedente jurdico que permite la adquisicin del dominio, y
el modo de adquirir es el hecho o acto jurdico que tiene la virtud de hacer
nacer o traspasar el dominio u otro derecho real. Pues bien, en el caso de
una prrroga de concesin de exploracin, la sentencia que la concede es el
antecedente jurdico que permite la adquisicin del respectivo derecho real.
La sentencia e inscripcin originarias no son antecedentes que permitan la
Derecho Minero
527
adquisicin del derecho real, puesto que stas caducan en el plazo de dos
aos como prescribe el Cdigo de Minera. Lo que permite la prrroga es la
sentencia judicial. Constituyendo sta el ttulo, obviamente el Conservador
debe anotarla en el libro repertorio, y con ello se da perfecto cumplimiento
al artculo 15 del reglamento conservatorio. Otra cosa muy distinta es
que el Cdigo de Minera dispense la necesidad de una nueva inscripcin
conservatoria permitiendo slo anotarla al margen, y que es la forma de
constitucin de la prrroga.
Si se seala que no hay laguna legal y es un tema interpretativo, la solucin es la misma segn lo prescrito en el artculo 99 del Cdigo de Minera, y
siempre teniendo en consideracin el artculo 22 del Cdigo Civil:
El contexto de la ley servir para ilustrar el sentido de cada una de sus partes, de manera
que haya entre todas ellas la debida correspondencia y armona.
Los pasajes obscuros de una ley pueden ser ilustrados por medio de otras leyes,
particularmente si versan sobre el mismo asunto.
530
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guerra y las personas civiles durante conflictos armados. Estos cuatro tratados
son aplicables nicamente a los conflictos armados internacionales, sin embargo, el artculo 3 comn a todos convenios contiene algunas obligaciones bsicas
de comportamiento relativas a los conflictos que no tienen carcter internacional. El hecho de que los Convenios de Ginebra no se apliquen en forma general
a los conflictos armados no internacionales, con excepcin del artculo 3, se
explica porque durante la negociacin los estados no estuvieron dispuestos a
extender el conjunto amplio de las obligaciones asumidas a los conflictos armados de orden interno. Despus de muchas negociaciones estuvieron dispuestos
a aceptar una obligacin mnima de trato humanitario contenida en el artculo
3. Esta disposicin, comn a todos los Convenios de Ginebra establece que:
Art. 3 En caso de conflicto armado que no sea de ndole internacional y que surja en el
territorio de una de las Altas Partes Contratantes, cada una de las Partes en conflicto
tendr la obligacin de aplicar, como mnimo, las siguientes disposiciones:
1. Las personas que no participen directamente en las hostilidades, incluidos los
miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y las personas puestas
fuera de combate por enfermedad, herida, detencin o cualquiera otra causa, sern, en
todas las circunstancias, tratadas con humanidad, sin distincin alguna de ndole desfavorable, basada en la raza, el color, la religin o la creencia, el sexo, el nacimiento o la
fortuna, o cualquier otro criterio anlogo.
A este respecto, se prohben, en cualquier tiempo y lugar, por lo que atae a las
personas arriba mencionadas:
a. los atentados contra la vida y la integridad corporal especialmente el homicidio
en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y los suplicios;
b. la toma de rehenes:
c. los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes;
d. las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio ante un tribunal legtimamente constituido, con garantas judiciales reconocidas como indispensables por los pueblos civilizados.
2. Los heridos y los enfermos sern recogidos y asistidos.
Un organismo humanitario imparcial, tal como el Comit Internacional de la Cruz
Roja, podr ofrecer sus servicios a las Partes en conflicto.
Adems, las Partes en conflicto harn lo posible por poner en vigor, mediante acuerdos especiales, la totalidad o parte de las otras disposiciones del presente Convenio.
La aplicacin de las anteriores disposiciones no surtir efectos sobre el estatuto
jurdico de las Partes en conflicto.
532
1 International Committee of the Red Cross (by Jean S. Pictet), The Geneva Conventions of 12
August
1949, Commentary. I Geneva Convention (Geneva, 1952), p. 50.
2
Ibid.
533
3 International Committee of the Red Cross, Commentary on the Additional Protocols of 8 June
1977 to the Geneva Convenions of 12 August 1949, (Geneva, 1987), p. 1350.
4
Ibid.
5
Ibid.
6
Ibid.
534
535
536
Es interesante observar que Antonio Cassese era uno de los jueces que en 1998
dict la sentencia en el caso Furundzija, en la que opina diferente al sealar
que el carcter ius cogens del crimen no permitira las amnistas. En verdad,
14 The Prosecutor v. Anton Furundzija, ICTY, Case N IT-95-17/1-T, Judgement of the Trial Chamber,
10 December 1998, para. 155.
15 La Corte Especial de Sierra Leona se estableci por medio de un acuerdo celebrado entre Sierra
Leona y las Naciones Unidas el 16 de enero de 2002.
16 Texto en http://www.sierra-leone.org/lomeaccord.htm.
17 Ver art. XXXIV del Acuerdo de Lom
18 The Prosecutor v. Morris Kallon and Brima Buzzy Kamara, Special Court for Sierra Leone, SCSL2004-15- AR72(E)and SCSL-2004-16-AR72(E), Decision on Challenge to Jurisdiction: Lom Accord
Amnesty (Appeals Chamber, 13 March, 2004), prrafo 67.
19 There is not yet any general obligation for States to refrain from amnesty laws on these crimes.
Consequently, if a State passes any such law, it does not breach a customary rule. en Cassese,
International Criminal Law (Oxford, 2003), p. 315, citado por la Corte Especial para Sierra Leona,
ibid., prrafo 71.
537
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Este artculo se refiere a las llamadas reparaciones de guerra y tiene por objeto
que los estados no se exoneren de las obligaciones pecuniarias en las que
puedan haber incurrido por motivo de una guerra24. As lo explica el propio
comentario de la Cruz Roja sobre esta disposicin. En este punto, la sentencia
comentada est en lo correcto, el artculo 148 del IV Convenio de Ginebra
no prohbe la extincin de la responsabilidad penal de los individualmente
involucrados en graves crmenes, porque ese artculo est dirigido slo a los
Estados como tales, y se refiere a una prohibicin de autoexonerarse de sus
obligaciones pecuniarias25. Lo que la sentencia omite, sin embargo, es algo
ms simple todava: el artculo 148 slo se aplica en casos de conflicto armado
internacional, porque el nico artculo aplicable a los conflictos armados sin
carcter internacionales el artculo 3 que se limita a establecer obligaciones
sustantivas mnimas y ninguna obligacin de castigar a los responsables de
su violacin.
Es claro entones que los Convenios de Ginebra no contienen una prohibicin de las amnistas en caso de conflicto armado no internacional. La
pregunta que corresponde hacer es si algn otro tratado pudiera establecer
esta obligacin. De los tratados ratificados por Chile se podra discutir si la
Convencin de Naciones Unidas contra la Tortura o si la Convencin contra
el Genocidio contienen tal prohibicin. La Convencin contra el Genocidio
parece establecer una obligacin bien estricta de castigar a los hechores26,
sin embargo, en Chile no se cometi genocidio. Respecto de la Convencin
contra la Tortura, el artculo 4.2 dispone que: Todo estado parte castigar
esos delitos con penas adecuadas en las que se tenga en cuenta su gravedad.
Jos Zalaquett y otros han interpretado que la Convencin contra la Tortura
en el sentido que ella no establecera una obligacin absoluta de castigar27.
En todo caso, las sentencias que se cometan aqu no se han pronunciado
en causas por tortura, sino homicidio y desapariciones forzadas ocurridas
durante la dictadura chilena. Lo que es claro, y contra la opinin de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, es que los tratados generales sobre
derechos humanos no contienen tal prohibicin28. Sin embargo, la Corte
Interamericana ha derivado la obligacin de castigar de la obligacin de garanta contenida en el Artculo 1.1 de la Convencin Interamericana de De24 Ver el comentario del Comit Internacional de la Cruz Roja en www.icrc.org.
25 Ver para una discusin ms detallada sobre este punto, 1 Com. pp. 720 y 721.
26 Ver Scharf, The letter of the law: the scope of the international legal obligation to prosecute
human rights crimes, 59 Law and Contemporary Problems (1996), pp.44-48.
27 Zalaquett, J: Confronting Human Rights Violations Committed by Former Governments:
Applicable Principles and Political Constraints, 13 Hamline Law Review (1990), p. 640: the Torture
Convention instead seems to demand that such offences are made punishable by law but does
not exclude the possibility of subsequent amnesties or pardons; en el mismo sentido Orentlicher,
Settling Accounts: The Duty to Prosecute Human Rights Violations of a Prior Regime, Yale Law
Review (1990) p. 2604.
28 Scharf, pp. 48-51.
539
Los artculos citados no dicen nada sobre una prohibicin de las amnistas y
slo una interpretacin extremadamente amplia podra leer que en el derecho
a la proteccin judicial de los derechos humanos va envuelto el derecho a
obtener el castigo penal del victimario. El derecho penal siempre ha sido
visto como ultima ratio y no sera correcto mirar el castigo penal que pueden
administrar los estados como un derecho de las vctimas. Distinto es el caso
de su derecho a conocer la verdad y obtener algn tipo de reparacin por la
violacin de los derechos, pero de esto no se sigue que sea un derecho de las
vctimas el obtener una sancin penal para los victimarios. Y es muy poco
probable que en 1969, fecha de redaccin, de la Convencin Interamericana se
haya pensado que estas disposiciones otorgaban un derecho al castigo penal,
siendo que la propia poltica de la Comisin Interamericana era recomendar
amnistas en algunos casos de pacificacin de conflictos internos.
En la causa contra Rivera Gonzlez, la sentencia de la Corte Suprema
se hace cargo de un argumento invocado por los querellantes segn el cual el
artculo 15.2 del Pacto de Derechos Civiles y Polticos contendra una prohibicin de la amnista. Pero el artculo 15 se refiere al principio de irretroactividad
de la ley penal, disponiendo lo siguiente:
1. Nadie ser condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no
fueran delictivos segn el derecho nacional o internacional. Tampoco se impondr pena
ms grave que la aplicable en el momento de la comisin del delito. Si con posterioridad
a la comisin del delito la ley dispone la imposicin de una pena ms leve, el delincuente
se beneficiar de ello.
2. Nada de lo dispuesto en este artculo se opondr al juicio ni a la condena de una
persona por actos u omisiones que, en el momento de cometerse, fueran delictivos segn
los principios generales del derecho reconocidos por la comunidad internacional.
29 Caso Almonacid Arellano, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Sentencia de 26 de
septiembre de 2006, prrafo 110.
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partir de los aos noventa se puede apreciar un cambio en la prctica internacional relativa a la obligacin de perseguir y castigar los crmenes contra la
humanidad cometidas en conflictos armados internos. En particular, el estudio afirma que existen las siguientes dos reglas consuetudinarias:
Regla 158: Los Estados deben investigar los crmenes de guerra que se seala haber sido
cometidos por sus nacionales o sus fuerzas armadas y, en caso apropiado, juzgar a los
sospechosos. Deben tambin investigar otros crmenes de guerra sobre los cules tengan
jurisdiccin y, en caso apropiado, juzgar a los sospechosos30.
Regla 159: Al finalizar las hostilidades, las autoridades en el poder debern tratar
de otorgar la ms amplia amnista a las personas que hayan participado en un conflicto
armado no internacional, o a aquellos que se encuentran privados de su libertad por razones relacionadas con el conflicto armado, con la excepcin de las personas sospechosas,
acusadas o sentenciadas por crmenes de guerra31.
Sin perjuicio de las crticas que ha recibido este estudio del CICR por su
extremada flexibilidad a la hora de contar prctica relevantes32, hay que
decir que todos los ejemplos de prctica que menciona son en todo caso
posteriores a 1990, de tal manera que esto refuerza que los Convenios de
Ginebra no contienen una prohibicin de las amnistas y que para establecer
tal prohibicin habra que adentrarse en una detallada investigacin de la
prctica post-1990, teniendo presente los siguientes elementos:
Los Convenios de Ginebra no se aplican a los conflictos armados sin
carcter internacional, con excepcin del artculo 3 que contiene obligaciones
mnimas de trato hacia los involucrados en el conflicto.
En 1949, fecha de redaccin de los Convenios de Ginebra, no se haba
desarrollado todava en el derecho internacional la nocin de responsabilidad
penal individual por crmenes cometidos durante conflictos armados sin carcter internacional.
Los tratados generales de derechos humanos, tales como el Pacto de
Derechos Civiles y Polticos o la Convencin Interamericana de Derechos
Humanos, no contienen una prohibicin de aplicacin de amnistas.
Por lo tanto, si alguna norma consuetudinaria de derecho internacional
hubiera surgido en el sentido de prohibir las amnistas, la prctica se habra
desarrollado con posterioridad al ao 1990.
30 Mi traduccin del ingls: States must investigate war crimes allegedly committed by their
nationals or armed forces, or on their territory, and, if appropriate, prosecute the suspects, They
must also investigate other war crimes over which they have jurisdiction and, if appropriate,
prosecute the suspects.
31 Mi traduccin del ingls: At the end of hostilities, the authorities in power must endeavour to
grant the broadest possible amnesty to persons who have participated in a non-international armed
conflict, with the exception of persons suspected of, accused of or sentenced for war crimes.
32 Nicholls, L: The Humanitarian Monarchy Legislates: The International Committee of the Red
Cross and its 161Rules of Customary International Humanitarian Law, 17 Duke Journal of Comparative
and International Law (2006), pp, 223ss.
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jerarqua que habra hecho irrelevante lo dispuesto por la ley 20023 en relacin
con el derecho a no ser sometido a una prisin por deudas. Pero esa omisin
se explica porque ni la Corte de Apelaciones ni la Corte Suprema aceptan que
se trate realmente de una prisin por deuda.
Como se dijo anteriormente, slo dos de las apelaciones en recursos
de amparo presentadas por medidas de apremio por no pago de cotizaciones
previsionales fueron acogidas por la Corte Suprema. Se trata de los amparos
a favor de Vicente Monterrosa Marras, Rol 5304-2005 y Juan Rodillo Hafermann, Rol 5717-200535. En ambos la Corte Suprema acepta la tesis de que la
medida de apremio contemplada en el artculo 12 de la ley 17322 constituye
una prisin por deuda y que, por lo tanto, se encuentra tcitamente derogada
por la Convencin Americana de Derechos Humanos.
EXTRADICION PASIVA
Solicitud de extradicin sin tratado de extradicin vigente
En contra Biniamin Levi, el Estado de Israel solicita la extradicin de una
persona de nacionalidad israel que ha sido condenada por los tribunales de
Israel por los delitos de instigacin a una menor al uso de drogas y violacin.
No existe tratado de extradicin entre Chile e Israel, pero tanto el ministro
instructor, Jaime Rodrguez Espoz, como la Corte Suprema, aplican la
Convencin de Naciones Unidas contra el Trfico Ilcito de Estupefacientes
y Sustancias Psicotrpicas y los principios generales de derecho internacional.
La primera convencin se aplica en relacin con el delito de instigacin a una
menor a usar drogas y los principios generales de derecho internacional al
delito de violacin (o su equivalente en Chile, a la poca de comisin de los
hechos, de abusos deshonestos).
El artculo 6 de la Convencin contra el Trfico Ilcito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrpicas establece que, para los pases que para otorgar
extradiciones exigen la existencia de un tratado de extradicin, en caso de no
existir tal tratado de extradicin entre el pas requirente y el pas requerido,
la propia Convencin podr servir de base para otorgarla. Llama la atencin
que tanto el ministro instructor como la Corte Suprema hayan especificado la
aplicacin de la mencionada convencin, siendo que Chile no es un pas que
exija la existencia de un tratado de extradicin para acceder a los requerimientos de extradicin de pases extranjeros. El objetivo del artculo 6.3 de la Convencin es poder vencer el obstculo insalvable que en algunos pases existe
para las peticiones de extradicin pasiva por la inexistencia de un tratado de
extradicin. Hay que tener presente, que en aquellos pases en que el tratado
35 A Rodillo Hafermann en un recurso de amparo similar comentado en Revista 2004 no le fue
aceptada por la Corte Suprema la tesis de la prisin por deudas.
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que no hay tratado de extradicin, denegar extradiciones cuando en la jurisdiccin extranjera se podran vulnerar, por ejemplo, los derechos humanos del
requerido. De esta manera, los jueces chilenos podran denegar extradiciones
en los casos en que el requerido se puede exponer a la pena de muerte en el
pas requirente o cuando no hay garantas de que se respetarn las normas
del debido proceso. Dicho de otra manera, los principios del derecho internacional a los que se refiere el artculo 647 no son aquellos que obligan a los
Estados a otorgar extradiciones, porque esos no existen, sino que se refieren
a otros principios relativos, por ejemplo, a los derechos humanos de la persona requerida, que vienen a limitar la discrecin de que gozan los Estados
para responder en forma positiva a los requerimientos de extradicin. As por
ejemplo, si una persona, de ser extraditada al pas requirente, corre el riesgo de
sufrir penas inhumanas o desproporcionadas en el otro pas, se abre para los
tribunales chilenos la posibilidad de denegar dicha extradicin en conformidad a los principios del Derecho Internacional. La pregunta inmediatamente
subsiguiente es si, en caso de existir tratado de extradicin, los tribunales chilenos estn obligados a enviar la persona del requerido al Estado requirente
aun cuando se puedan vulnerar sus derechos humanos. Podra suceder que
cuando se suscribi el tratado con un pas determinado, ste gozaba de una
democracia respetuosa de los derechos humanos y que esa circunstancia haya
cambiado radicalmente. No es la intencin explorar una respuesta en profundidad en este comentario, pero se puede adelantar la idea de que los tratados
se pueden entender tcitamente derogados por normas consuetudinarias y
convencionales posteriores.
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seccion de
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Ius variandi
En Beltrn con Comercial Antonio Garrido el demandante se desempeaba
como ayudante de repuestos hasta que la demandada, por decisin unilateral,
avisa al trabajador que deba seguir prestando sus labores en otra direccin,
de hecho, en la casa matriz, con el fin de efectuar labores netamente
administrativas.
Ante la negativa del trabajador el empleador lo despidi por las causales
de los NN 3 y 4 del artculo 160, por no presentarse a laborar en la nueva sede.
Los jueces del fondo estimaron que esta decisin de traslado era injustificada y que, por ende, el despido era indebido. Por otra parte, el mismo contrato estatua que el lugar de labores poda modificarse por causa justificada.
La Corte, en voto de mayora de los ministros Prez, lvarez y Marn
estima justificado el despido ya que, segn indican, el trabajador posee dos
vas para reclamar de un ius variandi abusivo: el reclamo del artculo 12 del
Cdigo del Trabajo y la facultad de despido indirecto o autodespido del artculo 171. Pero en la especie, el demandante no habra utilizado ninguna de
dichas vas, sino que opt por la autotutela al mantenerse en funciones en el
lugar en que primitivamente prestaba funciones, incurriendo en las causales
de caducidad del artculo 160 NN3 y 4.
En voto de minora, los ministros Benquis y Medina precisan que no se
acredit la causa justificada del traslado exigida en el contrato y que, adems,
se le haban modificado las funciones al trabajador. Agregan que, en este contexto, no ha podido ejercerse vlidamente la potestad del artculo 12, ya que
debe prevalecer el pacto entre los contratantes y, adems, al tenor de la ley, el
ius variandi no debe producir menoscabo para el trabajador. Por ello, aunque
el demandante pudo optar entre el reclamo y el autodespido, estas medidas
no estuvieron a su alcance ya que el empleador lo despidi por no haberse
presentado a trabajar, en da sbado, en el nuevo local.
Concordamos con el voto de minora, pero no con sus argumentos.
Antes que nada, debemos precisar que no se trata de un tema de clusulas contractuales, ya que el ius variandi es una potestad derivada del poder de
direccin del empleador y que debe ser ponderada con mucha prudencia. Se
trata de una potestad excntrica al derecho de los contratos, donde es posible
559
para una parte, en este caso el empleador, alterar unilateralmente la ley del
contrato, configurndose una excepcin al artculo 1545 del Cdigo Civil.
Esta excepcin tan importante se basa en que el derecho del trabajo no
slo contiene normas a favor del trabajador, parte dbil de la relacin laboral,
sino que tambin reconoce y legitima el poder del empleador por sobre el
trabajador. Por ello, este poder debe ser apreciado e interpretado restrictivamente, ya que se trata de un poder privado de un particular sobre otro3.
El ius variandi, como toda potestad del empleador puede ser ejercido en
forma abusiva, por ejemplo, cuando no rene los requisitos legales o cuando
es utilizado en forma desviada, sin atender a su finalidad, por ejemplo, como
medida disciplinaria4.
Ante un ius variandi abusivo el trabajador puede hacer lo siguiente:
1. Operar va reclamo del artculo 12 del Cdigo.
2. Negarse a trabajar por causa justificada (ius variandi abusivo) en las
faenas del contrato, artculo 160 N4 letra b.
3. Requerir la intervencin de su sindicato, para que solicite al empleador el respeto de sus derechos y para que requiera la intervencin de la autoridad correspondiente, al tenor del artculo 220 NN2, 3 y 4.
4. Demandar por despido indirecto o autodespido, artculo 171.
En el segundo caso, la causal de caducidad opera slo cuando la negativa a
trabajar es sin causa justificada. Pero un ius variandi abusivo s lo es. Incluso,
aplicando reglas civiles generales, podramos entender que estamos frente
a una excepcin del contrato no cumplido (art. 1552 CC)5, que permite al
contratante diligente suspender el cumplimiento de su obligacin, mientras
su contraparte no cumpla con su propia obligacin6, a saber, que el empleador
respete el lugar donde debe ejecutarse el contrato de trabajo.
Por estas consideraciones estimamos injustificado el despido debatido
en este caso. Por el contrario, el criterio mayoritario ignora la realidad del
contrato, las asimetras brutales de poder entre empleadores y trabajadores,
y que los reclamos del artculo 12 y 171, implican, indirectamente el primero y directamente el segundo, que el trabajador pierde su fuente de sustento
(como sucede en la sentencia ya comentada caratulada Umaa con Calzados
Emilio Calleja). Efectivamente, despus de un reclamo de ius variandi abusivo
es improbable la continuidad del contrato, sin perjuicio de que el empleador
puede ocupar todo su poder de mando y disciplinario para acosar al trabajador, adems de despedirlo por la causal de necesidades de la empresa del
3 Estas ideas las hemos tratado en Gamonal, S: Dao moral en el contrato de trabajo (Santiago:
LexisNexis, 2005), pp. 5ss.
4 Ermida, O: Modificacin de condiciones de trabajo por el empleador (Buenos Aires: Hammurabi, 1989),
p. 60.
5 Ermida, op. cit. en n.4, pp. 94-5.
6 Cfr. Lpez, J: Los Contratos, Parte General (Santiago: Editorial Jurdica de Chile, 1998), t.ii, pp. 547ss.
560
artculo 161 del Cdigo, cuya impugnacin ser, probablemente, una quimera
para el trabajador.
Feriado
En Acevedo Quivira con AGFA Ltda. el despido de un Gerente de Logstica
para la Regin Andina se estima justificado por el artculo 160 NN1 y 7, a
saber, falta de probidad e incumplimiento grave de obligaciones del contrato.
Con todo, se discute la compensacin de los feriados pendientes.
Lo anterior, debido a que el artculo 70 del Cdigo del Trabajo dispone,
en sus incisos segundo y tercero, que
el feriado tambin podr acumularse por acuerdo de las partes, pero slo hasta por dos
perodos consecutivos.
El empleador cuyo trabajador tenga acumulados dos perodos consecutivos, deber
en todo caso otorgar al menos el primero de stos, antes de completar el ao que le da
derecho a un nuevo perodo.
561
Semana corrida
En Sindicato de Trabajadores con Traveller S.A. se demanda el pago de la
semana corrida de trabajadores remunerados por incentivos de produccin.
Tanto en primera como en segunda instancia se rechaza la demanda.
La mayora de la Corte revoca la sentencia en el entendido de que la
finalidad de la semana corrida es cautelar el derecho al descanso semanal. El
ministro seor Prez estuvo por rechazar el recurso de casacin en el fondo,
ya que los recurrentes, en su opinin, no eran trabajadores remunerados exclusivamente por da.
Concordamos con el criterio de la mayora en esta sentencia.
Subcontratacin
En Campos con Corporacin Club Unin rabeEn Campos y otro con Al
Ard Sociedad Annima se demanda por responsabilidad subsidiaria a la
Corporacin Club Unin rabe de Via del Mar, en circunstancias de que,
segn esta ltima, no tena relacin alguna con los demandantes, ya que el
demandado principal slo era arrendataria de algunos de sus espacios fsicos,
por una renta de 46 UF, por lo que no poda ser considerada como una empresa
con responsabilidad subsidiaria. En otras palabras, no haba una relacin de
empresa principal a contratista.
Se trataba de una concesin de los comedores, terrazas y cocina del
Club rabe, para el desarrollo de labores de gastronoma. Adems, el deman-
562
Suministro8
En Aguilera con Servimarket se demanda tanto a Servimarket como a la
Administradora e Inversiones Supermercados Unimark SA, por un despido
injustificado de una trabajadora que gozaba de fuero maternal.
Se trataba de una cajera contratada por Servimarket y que era puesta a
disposicin de Unimark. En primera instancia se condena a Unimark como
responsable subsidiario en conformidad al artculo 64 del Cdigo del Trabajo9.
7 Cabe advertir que al momento de realizarse este comentario se encuentra en vigencia la nueva L
20123, sin perjuicio de que su normativa no era aplicable al caso en comento.
8 La sentencia comentada es anterior a la vigencia de la L 20123.
9 Norma vigente a la fecha del fallo y derogada por la L 20123.
563
Trmino de contrato
En Urza con Sociedad Minmetal se demanda despido injustificado, ya
que, frente a un contrato por obra o servicio, se despide al trabajador por
necesidades de la empresa. El trabajador fue contratado como ingeniero en
minas en tanto sus trabajos fueren requeridos mediante orden de servicio N
6 en el marco del proyecto N 4500231851 Servicio de Ingeniera de Apoyo
para Proyectos de Inversin ao 2001. Luego esta orden de servicio vari, se
redujo el nmero de horas hombre y por ello el demandado despidi al actor
por necesidades de la empresa.
La Corte estima justificado el despido sosteniendo que, aunque el contrato es por obra o faena, ello no es bice para que finalice por necesidades de
la empresa. Sin embargo, consideramos que este argumento est errado. El
contrato a plazo y el por obra o faena no pueden terminar por necesidades de
la empresa, sino el respeto del plazo y de la obra o faena no obligaran en forma alguna al empleador. Por el contrario, estos contratos s podran terminar
por una causal disciplinaria de las del artculo 160. Adems, en la especie y
dada la redaccin del contrato, estimamos que ste no es por obra o faena sino
indefinido. Lo que no puede ocurrir es que un empleador contrate mientas
tenga clientes, o mientras realice tal o cual proyecto, etc. O el empleador
contrata por obra o faena determinada o contrata indefinidamente. De lo contrario, el trabajador asume el riesgo de empresa y es, en el fondo, un socio pero
sin derechos sociales
En trminos similares, la Corte permite el trmino del contrato por
necesidades de la empresa en Jimnez y otro con EMIN Ingeniera y Construccin.
En la causa Vilches con Segetrans Transporte se discute la existencia
de un despido injustificado. El trabajador seala que el empleador lo ha
despedido en forma verbal por negarse a firmar un finiquito que finalizaba
el contrato por mutuo acuerdo de las partes y en el cual solamente le cancelaban la mitad de lo que le corresponda por concepto de indemnizaciones
por aos de servicio. Adems, su empleador no estaba al da en las cotizaciones previsionales.
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al 31 de enero de 2004, artculo 160 N 3 del Cdigo. Se acredit que la demandante slo pudo conseguir pasaje areo para regresar a Punta Arenas el 30 de
enero. Con todo, tambin se constat que la demandante haba adquirido con
antelacin los pasajes, el 31 de diciembre, por tanto saba de su situacin y, por
ende, el problema no fue producto de un imprevisto o de falta de cupos en los
vuelos durante enero.
Con dichos antecedentes la Corte concluye que la trabajadora no
oper de buena fe en esta materia, y rechaza el recurso de casacin en el
fondo.
Por otra parte, la trabajadora fue despedida en dos oportunidades. La
primera gozando de fuero maternal por lo que fue reincorporada. La segunda
una vez finalizado dicho fuero y por la misma causal de ausencia injustificada. En este contexto, los ministros Benquis y Prez estuvieron por acoger la
casacin en el fondo por estimar que la reincorporacin legal determinada
por el fuero implica el reinicio de la relacin de trabajo, debiendo entenderse
agotada la causal invocada en el primer despido.
No concordamos con este ltimo criterio. Sin duda las normas del fuero deben ser respetadas y el trabajador reincorporado si no hubo autorizacin
judicial. No obstante, al tenor de los hechos probados, el trabajador s haba
incurrido en causal de caducidad y haba actuado de mala fe.
Por otra parte, no resulta admisible que el efecto de la reincorporacin
sea el reinicio de la relacin laboral, ya que, para todos los efectos, la antigedad del trabajador ser contabilizada desde la contratacin original y el
mismo artculo 174 dispone que debern cancelarse las remuneraciones del
perodo de separacin.
En Cerda con Ilustre Municipalidad de Lo Espejo frente a un despido
justificado por la existencia de irregularidades graves del trabajador en la obtencin, administracin y rendicin de cuentas respecto de 133 vales de bencina, la Corte exime al empleador de la aplicacin del artculo 162 inciso quinto
expresando que
no puede desconocerse que las remuneraciones respecto a las cuales no se enteraron las
cotizaciones previsionales y de salud del actor, no le fueron pagadas a ste -as se asent
como hecho-, de manera que no concurre la segunda circunstancia tenida en vista por
el legislador para los efectos de la sancin en estudio, esto es, que las cotizaciones hayan
sido retenidas y no enteradas (c.2 sentencia casacin de oficio).
569
Adems, la Corte precisa que no es aplicable al caso en cuestin la norma sobre jornada pasiva, del artculo 21 inciso 2 del Cdigo del Trabajo, en el
sentido de que tambin se considera jornada de trabajo el perodo de tiempo
en el que trabajador se encuentra a disposicin del empleador y no labora por
causas que no le son imputables, ya que esta situacin es excepcional sin que
sea lcito extender su aplicacin a perodos ms extensos y de permanente
inactividad. Agrega que
las relaciones laborales han de desenvolverse en un clima de respeto, el que se genera en
la medida que las partes cumplan con sus obligaciones en la forma estipulada, fundamentalmente, de buena fe (c.12).
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el contrato de trabajo tiene un contenido dual (comunitario/conflictivo) no necesariamente contradictorio, ya que la sola conflictividad difcilmente podra
permitir el desarrollo y la ejecucin del contrato20.
Un punto distinto son los lmites que se imponen a estos deberes de
buena fe, fidelidad y lealtad, producto de la dignidad del trabajador y de la
vigencia de sus derechos fundamentales inespecficos21.
La doctrina chilena ha fundamentado la procedencia del contenido tico-jurdico del contrato de trabajo en la buena fe objetiva consagrada artculo
1546 del Cdigo Civil, en los siguientes trminos
los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no slo a lo que
en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la
obligacin, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella22.
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En efecto, en lo relativo a la indemnizacin por aos de servicio, la doctrina ha debatido arduamente acerca de su naturaleza. Es as como podemos
afirmar que las principales teoras sobre la naturaleza de esta indemnizacin
son las siguientes31:
Salario diferido. La retribucin no le es abonada en su totalidad al trabajador, en cada perodo mensual, quedando cierta parte postergada para ser
entregada una vez terminado el contrato de trabajo. Se la critica sealando
que si la indemnizacin por aos de servicio fuera un salario diferido, siempre
debiera proceder al terminarse el contrato, lo cual no es as.
Premio a la fidelidad. Los trabajadores que se han desempeado por algn tiempo en la empresa, dedicndole sus afanes y esfuerzos, tienen derecho
a una recompensa similar a los aguinaldos. En contraposicin a esta tesis se
indica que ella slo es viable en aquellas legislaciones que otorgan esta indemnizacin a trabajadores con una antigedad notable, y no en aqullas en las
cuales el plazo requerido para su goce es breve, por ejemplo un ao.
Mayor valor de la empresa. Al trabajador se le debe una parte del incremento de la empresa, el sueldo corresponde a lo que la empresa gana cada ao
y la indemnizacin a lo que se valoriza el establecimiento. Se la critica, ya que
cuando la empresa tiene prdidas igual el trabajador tiene derecho a la indemnizacin, incluso en caso de quiebra. Adems, el monto de la indemnizacin
no considera la valorizacin de la empresa. De aceptarse esta tesis, la indemnizacin debiera abonarse tambin en caso de retiro voluntario y de muerte.
Dao a la antigedad. Al dejar el trabajador su empleo pierde todos los
beneficios que los aos de servicio le depararon, por lo cual debe ser compensado por ello. Se enjuicia esta teora, porque de ser efectiva debiera tambin
cancelarse la indemnizacin en casos de renuncia del trabajador.
Resarcimiento del dao. Se resarce el dao sufrido por el trabajador
como consecuencia del despido. Esta tesis es bastante exacta en las legislaciones en que no existe una indemnizacin tarifada o forfaitaire, calculndose los
perjuicios sufridos por el trabajador de acuerdo a la realidad.
Sin embargo, en aquellos sistemas con indemnizacin tarifada segn
antigedad del trabajador, no es aplicable esta teora ya que el monto de la
indemnizacin no considera el perjuicio sufrido por el laborador despedido.
Adems, hay sistemas en los cuales estas indemnizaciones se pagan inclusive
cuando el despido sea lcito y no se haya violado deber alguno por el empresario. Por otra parte, si el trabajador encuentra de inmediato trabajo no existe
dao y no procedera la indemnizacin32.
Pena impuesta al empleador. La disolucin arbitraria del contrato de trabajo es un acto ilcito prohibido por la ley, establecindose como pena para el
31 Ruprecht, A.: Indemnizacin por Despido (15 Enciclopedia Jurdica OMEBA), pp. 474 a 478 y
Ruprecht, A: Contrato de Trabajo (4 Enciclopedia Jurdica OMEBA), pp. 476-80.
32 Thayer, y Novoa, op. cit. en n.15, p. 454.
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No concordamos con el criterio de la Corte dada la amplitud de la redaccin del artculo 172 del Cdigo, que slo por excepcin excluye los pagos
que expresamente menciona, sin contemplar en esta exclusin al bono de colacin.
En Aguilera con Multinegocios el trabajador pone trmino al contrato
por despido indirecto solicitando una indemnizacin extra por dao moral.
La actora fue agredida por su jefa resultando con lesiones leves y contusiones
debidamente comprobadas en sede penal.
Esta peticin de indemnizacin del dao moral es rechazada en la instancia y la Corte Suprema precisa en el mismo sentido que
esta indemnizacin adicional no procede en sede laboral, en atencin a que el legislador
ha contemplado expresamente los resarcimientos especficos consecuencia del trmino
de la relacin laboral, mxime que en este caso, ella se produjo por la trabajadora, en
conformidad al artculo 171 del Cdigo del trabajo (c.8).
578
Prescripcin
En Fres con Servicios Integrales de Ingeniera, la Corte de oficio anula la
sentencia respecto del rechazo de la excepcin de prescripcin alegada por
la demandada subsidiaria, en con lo relativo a la aplicacin del artculo 162
inciso 5 (suspensin relativa del contrato por no pago de imposiciones).
En efecto, han transcurrido ms de seis meses entre la suspensin de
los servicios y la fecha de notificacin de la demanda. Con este criterio, la Corte reitera su tesis de que, para la interrupcin de la prescripcin, la demanda
laboral debe ser notificada dentro del plazo respectivo40. Similar criterio encontramos en Cspedes con Servicios Integrales de Ingeniera.
En Sanhueza y otros con Constructora, la Corte precisa que la prescripcin extintiva opuesta por el demandado subsidiario no puede aprovechar a la
demandada principal declarada rebelde. Concordamos plenamente con este
criterio.
Materias varias
En lvarez con Espinoza se solicita citar a la demandada con el fin de que
confiese deuda y reconozca firma. Posteriormente, el tribunal deja sin efecto
lo obrado por estimar que el juez del trabajo slo puede conocer de juicios
ejecutivos en que exista ttulo perfecto.
La Corte precisa que los juzgados del trabajo son competentes para conocer de las gestiones preparatorias de la va ejecutiva, expresamente regladas
en el artculo 435 del Cdigo de Procedimiento Civil
y no slo pueden, sino que deben participar en la creacin de ttulos ejecutivos perfectos,
en aras del innegable ejercicio de la jurisdiccin y porque, adems, no existe norma expresa que lo prohba (c.8).
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Esta decisin es acorde con nuestro limitado marco legal, ya que estos
acuerdos marcos son del tipo de los denominados acuerdos o contratos
colectivos atpicos, ineficaces en sede judicial, sin perjuicio de que puedan ser
voluntariamente aplicados por los sindicatos y el empleador respectivo42.
En Direccin del Trabajo con Dimacofi S.A. se interpone, por parte de la
Direccin del Trabajo, una demanda por prctica antisindical.
Se trata de una extensin ilegal de los beneficios del artculo 346 del
Cdigo, simulando un convenio colectivo que no es tal, ya que no fue negociado colectivamente y fue impuesto por la fuerza.
La Corte, en definitiva, no aplica el artculo 346 por estimar que no se
trata de funciones similares.
41 Cfr. 2 Com 1249.
42 Vid. Gamonal, S.: Derecho Colectivo del Trabajo, (Santiago: LexisNexis, 2004), pp. 403ss.
581
Por otro lado, agrega que la extensin de beneficios puede ser por un
acto unilateral del empleador o por acuerdo de voluntades, pero que, en todo
caso, si se celebra un convenio colectivo no es aplicable el descuento del 75%
(art. 346 CT) dado que
los beneficios que se reconocen a los trabajadores no sindicalizados tienen su fuente en
tal instrumento y, por ende, no corresponden a la mera voluntad del empleador sino a
una convencin colectiva con un grupo de trabajadores concertados para ese fin (c.8).
Este argumento puede ser razonable dado que la prctica antisindical fue
constatada en junio de 2001 y el legislador perfeccion el artculo 346 en
septiembre de ese ao, por medio de la ley 19759, precisando en su nuevo
inciso final que
Tambin se aplicar lo dispuesto en este artculo a los trabajadores que, habiendo sido
contratados en la empresa con posterioridad a la suscripcin del instrumento colectivo,
pacten los beneficios a que se hizo referencia.
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583
Por ltimo, manifiesta que si bien es cierto que el artculo 420 del Cdigo del
Trabajo entrega a los tribunales el anlisis y calificacin final de los alcances y
caractersticas de la relacin laboral, no
debe olvidarse que el mismo legislador, en una secuencia que aparece dotada de toda
lgica, entrega a la potestad sancionatoria de la administracin el control primero de
las infracciones laborales a travs de sus rganos de fiscalizacin, cuya actuacin concluye en una eventual aplicacin de multa para el caso de incumplirse las instrucciones
impartidas, lo cual es reclamable mediante un procedimiento jurisdiccional que, por sus
caractersticas y especialidad, resulta ms apropiado que la accin de proteccin (c.8).
En guilas del Norte Ltda. con Direccin del Trabajo la empresa fue multada
por excederse de las 45 horas semanales de jornada ordinaria y por no haber
cancelado las correspondiente horas extraordinarias.
La Corte de Apelaciones acoge la accin por estimar que la Direccin
del Trabajo se ha constituido en una comisin especial y la cuarta sala de
la Corte Suprema revoca la sentencia sealando que el recurrente ha reconocido la existencia de horas impagas y que, no obstante, no ha acreditado
el pago de las mismas, por lo que cabe concluir que la recurrida se limit
a constatar la existencia de hechos precisos, objetivos y determinados que
motivaron la multa aplicada, sin incurrir en ilegalidades ni en arbitrariedades.
En Easy S.A. con Direccin del Trabajo se discute si el recurrente pertenece o no al centro comercial o mall para efectos de la aplicacin de la ley
19973.
Al respecto, cabe recordar que las leyes 19973, 19977 y 19978 establecieron en forma perentoria que los trabajadores de los centros comerciales deben
584
Como ese era el caso, la Inspeccin aplic una multa de 5 unidades tributarias
mensuales por cada una de las ciento veinticinco infracciones, o sea, en total
625 UTM.
585
La primera sala de la Corte Suprema en voto de mayora de los ministros Ortiz, Rodrguez y Kokisch, explica, por el contrario, que el artculo
mencionado
contempla una multa en un rango que va de tres a sesenta U.T.M., de modo que no puede
la autoridad recurrida interpretar dicha norma legal de manera tal que exceda el mximo
referido en ella, llegando en la especie a seiscientos veinticinco U.T.M. (c.2).
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El artculo 41 inciso 2 del Cdigo del Trabajo establece que una serie
de beneficios no constituyen remuneracin (o sea, no cotizan ni se paga impuestos por estas prestaciones), por ejemplo, la asignacin de movilizacin,
la de colacin y los viticos. Se trata, en la mayora de los casos, de sumas
de dinero que compensan gastos efectuados por el trabajador por causa del
trabajo o pagos indemnizatorios. Estas sumas pagadas que no constituyen remuneracin deben ser de monto razonable, ya que, si no, podra haber fraudes
que disimulen remuneracin para evitar el pago de cotizaciones previsionales
y la cancelacin de impuestos. O sea, salvo el caso de la indemnizacin por
aos de servicio, los montos que recibe el trabajador por estos conceptos son
menores que su remuneracin. En esta lnea, la jurisprudencia administrativa
ha sostenido que estos beneficios no remuneratorios deben ser razonables en
relacin a los costos de mercado; a la jerarqua del trabajador; al ingreso del
trabajador y, adems, no pueden tener una finalidad diferente a la estatuida
por la ley44.
En este caso se trataba de asignaciones de movilizacin, de colacin y
de telfono de montos abultados (en algunos casos superiores al total de la
remuneracin) que, en forma evidente, desvirtan el sentido de la norma del
artculo 41 del Cdigo del Trabajo.
La primera sala de la Corte Suprema estima que el recurrido se ha arrogado facultades propias de los tribunales de justicia y se ha convertido en una
comisin especial.
Es muy interesante el criterio de la primera sala de la Corte de Apelaciones de Puerto Montt, ya que indica, al tenor del artculo 17 de la ley 17322,
que los informes emitidos por los institutos de previsin u organismos auxiliares en sus labores fiscalizadoras, constituirn presuncin legal de veracidad
para todos los efectos legales, incluso para prueba judicial. Estos inspectores
estn legalmente habilitados para revisar la contabilidad y la documentacin
respectiva de los patrones o empleadores, tanto en el domicilio de stos como
en las oficinas de la institucin de que se trate, y en el ejercicio de sus facultades fiscalizadoras estn investidos de las facultades de los inspectores del
trabajo.
La Corte de Puerto Montt, adems, seala que llama la atencin la
cuanta de las asignaciones de movilizacin, de colacin y de telfono, que en
algunos casos superan la remuneracin de los trabajadores. Concluye sosteniendo que la accin de proteccin no es adecuada para resolver esta controversia y que el empleador goza del derecho a reclamo establecido en la misma
ley 17322.
Este planteamiento de la Corte de Apelaciones es razonable y adecuado
a este caso. La fiscalizacin de las condiciones de trabajo, de higiene, salud
y seguridad en las empresas, efectuada por las autoridades administrativas
44 Melis y Sez, op. cit. en n.28, pp. 594-5.
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591
Agrega que
el derecho del trabajo se ha alimentado de esta tensin entre la idea de contrato, que
postula la autonoma de las partes, y la idea de subordinacin, que excluye esta autonoma. Esta tensin ha llevado a construir sobre el terreno colectivo la autonoma que
no poda edificarse en el terreno individual, y a hacer as jurdicamente compatibles la
subordinacin y la libertad54.
592
Sin embargo, dado el reconocimiento de este desnivel de fuerzas que justifica la intervencin legislativa, se hace necesario tutelar que, efectivamente, se
cumplan los dictados legales. Para estos efectos, el derecho del trabajo contempla dos mecanismos, a saber: la autotutela colectiva o sindical y la vigilancia administrativa de la ejecucin del contrato.
Como es de pblico conocimiento, el primer mecanismo vinculado a la
autotutela sindical es dbil en Chile, por la baja tasa de sindicalizacin y por
un marco legal extraordinariamente rgido y restrictivo del fenmeno colectivo. En nuestro pas se da un vaco o carencia sindical61 que dificulta gravemente la autonoma de los trabajadores quienes, en el rango colectivo, podran
recuperar su fuerza negociadora perdida a nivel individual.
Por lo tanto, lo que resta es la segunda va, la tutela administrativa. sta
se basa en que el desnivel de poder del trabajador se manifiesta no slo al
negociar los trminos contractuales, sino durante todo el curso del contrato.
Es as que si el trabajador es dbil para negociar tambin lo ser frente a las
vulneraciones que haga el empleador del estatuto pblico protector.
Por ello es que el legislador estatuye que la Direccin del Trabajo fiscalizar e interpretar la legislacin laboral. Fiscalizar significa en su segunda
acepcin criticar y traer a juicio las acciones u obras de alguien62.
En la primera implica ejercer el oficio de fiscal63. Por su parte, fiscal, en
su cuarto significado, supone persona que averigua o delata operaciones ajenas64. La labor fiscalizadora comprende de suyo la calificacin de hechos y, en
el caso de la Direccin del Trabajo, de hechos en relacin al estatuto laboral
de orden pblico dispuesto por el legislador. Sin calificacin de los hechos no
es posible realizar fiscalizacin alguna.
Por otra parte, la ley permite que la Direccin del Trabajo interprete la
legislacin laboral. Se trata de una interpretacin que, obviamente, no es vinculante para los tribunales de justicia, quienes tienen la ltima palabra en esta
materia. Entonces, cabe preguntarse cul es el sentido de esta interpretacin?
Este tipo de interpretacin ha sido denominado interpretacin administrativa y su sentido es dar coherencia y objetividad a la labor fiscalizadora,
de forma tal que el fiscalizado sepa de antemano cul es la interpretacin que
tiene el organismo administrativo de tal o cual norma y de esta forma puedan
evitarse fiscalizaciones arbitrarias.
La interpretacin administrativa ha sido definida como65
aquella que realizan ciertos servicios pblicos que cumplen funciones fiscalizadoras con
el objeto de dar coherencia y uniformidad a la supervigilancia de la aplicacin correcta
de las normas interpretadas.
61 Vid. Gamonal, S: El Procedimiento de Tutela de Derechos Laborales (Santiago: LexisNexis, 2007), p. 55.
62
63 Ibid.
Diccionario de la Lengua Espaola (Madrid: 2001).
64 Ibid.
65 Lizama, L: La Direccin del Trabajo: una explicacin de su facultad de interpretar la legislacin laboral
chilena (Santiago: Fundacin Facultad de Derecho Universidad de Chile, 1998), p. 36.
593
O sea, la66
ley faculta a estos rganos para interpretar la legislacin que les corresponde fiscalizar, a
fin de que el ejercicio de sus facultades inspectivas sea realizado satisfaciendo el derecho
fundamental de igualdad ante la ley para todos los sujetos fiscalizados.
594
norma
declaracin
tratado
Libertad de trabajo y
prohibicin del trabajo forzoso
Derecho al trabajo
Igualdad y no discriminacin
laboral
Derecho al descanso y
vacaciones pagadas
Tutela de la maternidad
68
www.ilo.org
69
Ibid.
595
trabajo mata ms gente que las guerras. Por lo tanto, el derecho a condiciones de trabajo
decente puede ser considerado como un derecho humano fundamental. La inspeccin
del trabajo es uno de los instrumentos esenciales para hacer de este derecho una realidad,
y desempea un papel central en la promocin del cumplimiento de las normas fundamentales de la OIT, sus Convenios y directivas laborales en general. Las inspectoras
del trabajo son las autoridades del Estado para muchas actividades relacionadas con el
trabajo, incluyendo salud y seguridad, dilogo social, legislacin, mecanismos de control
de mercado, condiciones laborales, combate al empleo ilegal, VIH/SIDA o trabajo infantil,
entre otros. La OIT promueve un Sistema Integrado de Inspeccin del Trabajo que implica nuevas atribuciones y responsabilidades para la realizacin de esta tarea.
596
OIT tiene sobre el tema el convenio N 81 del ao 194771 (ratificado por 136
pases72)73y, en el ao 2006, en la 297 reunin del Consejo de Administracin,
71 Otros convenios relacionados son el N 150 sobre la administracin del trabajo de 1978, el N 129
sobre inspeccin del trabajo (agricultura) de 1969, el N 88 sobre el servicio del empleo de 1948, el N
122 sobre la poltica de empleo de 1964, y el N 142 sobre desarrollo de los recursos humanos de 1975.
72 Como por ejemplo, Alemania, Australia, Argentina, Blgica, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa
Rica, Dinamarca, Ecuador, Espaa, Federacin Rusa, Finlandia, Francia, Irlanda, Israel, Italia, Japn,
Noruega, Nueva Zelanda, Pases Bajos, Per, Reino Unido, Repblica de Corea, Suecia, Suiza,
Turqua, Ucrania, Uruguay, etc.
73 Este Convenio dispone en sus arts. 3, 12 y 13:
Art. 3
1. El sistema de inspeccin estar encargado de:
a) velar por el cumplimiento de las disposiciones legales relativas a las condiciones de trabajo y a
la proteccin de los trabajadores en el ejercicio de su profesin, tales como las disposiciones
sobre horas de trabajo, salarios, seguridad, higiene y bienestar, empleo de menores y dems
disposiciones afines, en la medida en que los inspectores del trabajo estn encargados de
velar por el cumplimiento de dichas disposiciones;
b) facilitar informacin tcnica y asesorar a los empleadores y a los trabajadores sobre la manera
ms efectiva de cumplir las disposiciones legales;
c) poner en conocimiento de la autoridad competente las deficiencias o los abusos que no estn
especficamente cubiertos por las disposiciones legales existentes.
2. Ninguna otra funcin que se encomiende a los inspectores del trabajo deber entorpecer el
cumplimiento efectivo de sus funciones principales o perjudicar, en manera alguna, la
autoridad e imparcialidad que los inspectores necesitan en sus relaciones con los empleadores
y los trabajadores.
Art. 12
1. Los inspectores del trabajo que acrediten debidamente su identidad estarn autorizados:
a) para entrar libremente y sin previa notificacin, a cualquier hora del da o de la noche, en todo
establecimiento sujeto a inspeccin;
b) para entrar de da en cualquier lugar, cuando tengan un motivo razonable para suponer que
est sujeto a inspeccin; y
c) para proceder a cualquier prueba, investigacin o examen que consideren necesario para
cerciorarse de que las disposiciones legales se observan estrictamente y, en particular:
i) para interrogar, solos o ante testigos, al empleador o al personal de la empresa sobre
cualquier asunto relativo a la aplicacin de las disposiciones legales;
ii) para exigir la presentacin de libros, registros u otros documentos que la legislacin
nacional relativa a las condiciones de trabajo ordene llevar, a fin de comprobar que estn de
conformidad con las disposiciones legales, y para obtener copias o extractos de los mismos;
iii) para requerir la colocacin de los avisos que exijan las disposiciones legales;
iv) para tomar o sacar muestras de sustancias y materiales utilizados o manipulados en el
establecimiento, con el propsito de analizarlos, siempre que se notifique al empleador o a
su representante que las substancias o los materiales han sido tomados o sacados con dicho
propsito.
2. Al efectuar una visita de inspeccin, el inspector deber notificar su presencia al empleador o
a su representante, a menos que considere que dicha notificacin pueda perjudicar el xito de
sus funciones.
Art. 13
1. Los inspectores del trabajo estarn facultados para tomar medidas a fin de que se eliminen los
defectos observados en la instalacin, en el montaje o en los mtodos de trabajo que, segn ellos,
constituyan razonablemente un peligro para la salud o seguridad de los trabajadores.
2. A fin de permitir la adopcin de dichas medidas, los inspectores del trabajo estarn facultados, a
reserva de cualquier recurso judicial o administrativo que pueda prescribir la legislacin nacional,
a ordenar o hacer ordenar:
597
598
599
600
SEGURIDAD SOCIAL
Cobranza judicial de imposiciones
En el proceso ejecutivo laboral caratulado AFP con Transportes Fenix se
interpone, por parte de esta ltima, un recurso de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad respecto del precepto del artculo 12 de la ley 17322, sobre
cobranza judicial de imposiciones, que permite apremiar hasta con quince
das de arresto al empleador que no consignare las sumas descontadas o que
debi descontar de la remuneracin del trabajador para efectos previsionales.
601
Por su parte, los ministros Cury y Juica votaron en contra, ya que estuvieron
por acoger el recurso por diversas razones.
En este caso no se tratara de una inconstitucionalidad sino de una
derogacin tcita realizada por el artculo 5 de la Constitucin, ya que fue
agregado por la ley de reforma constitucional 18825, la cual es posterior a la
vigencia de la ley 17322.
En cuanto al fondo y sin perjuicio de considerar el objetivo social que
cumple esta normativa, sealan que la ley 17322 estatuye el cumplimiento forzado de la obligacin del empleador de declarar y pagar las cotizaciones pre-
602
Salud previsional
En Ripamonti con Isapre se recurre porque la Isapre se ha negado a pagar
las bonificaciones correspondientes a hospitalizaciones e intervenciones
quirrgicas que indica. La recurrida sostiene que no debe pagar, ya que la
dolencia de la actora es una patologa preexistente (del ao 1989) no declarada
en el ao 2003, cuando se celebr el contrato de salud.
La Corte de Apelaciones acoge la accin por estimar que la recurrida no
ha acreditado que la hospitalizacin e intervencin quirrgica sean producto
de una enfermedad preexistente. Agrega que una enfermedad puede ser curada y que, slo excepcionalmente, es incurable, por lo tanto una enfermedad es
preexistente solamente cuando existe al momento de celebrar el contrato y se
mantiene despus. En consecuencia, la Isapre al no bonificar las prestaciones
ha vulnerado el derecho de propiedad de la actora.
La Corte Suprema confirma la sentencia indicando que no se ha acreditado que la supuesta enfermedad preexistente haya sido diagnosticada mdicamente, entendiendo por diagnstico la calificacin que da el mdico a la
603
604
605
606
607
83 Cfr. Tapia, F.: Trabajo subordinado y tutela de los derechos laborales, en La Subordinacin o
Dependencia en el Contrato de Trabajo (Santiago: LexisNexis, 2005), pp. 232ss.
84 Ekdahl, F.: La Doctrina de los Actos Propios (Santiago, Editorial Jurdica de Chile, 1989), p. 106.
85 Ibid.
86 Ibid.
87 Ibid.
REFERENCIAS
REFERENCIAS
TABLA DETALLADA DE CONTENIDOS
613
TABLAS DE ENTRADA AL COMENTARIO
Partes 639
Roles 649
Corte suprema, 649
Cortes de apelaciones y otros tribunales de
procedencia, 653
NDICES
ndice de autores
ndice de disposiciones jurdicas
661
664
ndice de Jurisprudencia
672
ndice de Tematico
675
Cdigos, 664
Leyes, 668
Decretos con fuerza de ley, 669
Decretos leyes, 670
Textos constitucionales, 670
Decretos supremos y reglamentos, 670
Autos Acordados, 671
Fuentes extranjeras, 671
Fuentes internacionales, 671
Jurisprudencia nacional, 672
Jurisprudencia extranjera, 674
614
referencias
615
rol 3533-2003, de fecha 20 de abril de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue
dictada por el noveno juzgado de letras del trabajo de Santiago, en causa rol 6921-2002,
con fecha 16 de mayo de 2003.
Arantzazu SA con ZepedaArantzazu SA con Cecilia Alicia Zepeda lvarez.
Sentencia dictada por la Corte Suprema el 26 de septiembre de 2005 en causa rol
5045-2003, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, casa de oficio y
reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso
rol 6035-2003, de fecha 1 de octubre de 2003, cuya sentencia de primera instancia fue
dictada por el 30 juzgado civil de Santiago, en causa rol 1529-2001, con fecha 30 de junio
de 2003.
Araya con Pellegrini ngel del Rosario Araya Vicencio, Carlos Robinson Morales
Glvez, Mario Esteban Molina lvarez, Patricio del Rosario Molina lvarez con Orazio
Pellegrini Vecchiola. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 31 de marzo de 2005
en causa rol 89-2004, en que, conociendo de un recurso de casacin en la forma y en el
fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de La Serena
en el proceso rol 2535-2003, de fecha 16 de octubre de 2003, cuya sentencia de primera
instancia fue dictada por el juzgado del trabajo de Illapel, en causa rol 10096-2002, con
fecha 8 de agosto de 2003.
Arnold con Banco Estado Marlys Clarita Arnold Postler con Banco del Estado de
Chile. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 10 de enero de 2005 en causa rol 3612004, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin
dictada por la Corte de Apelaciones de Valdivia en el proceso rol 14798-2003, de fecha 9
de diciembre de 2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el juzgado civil
de Ro Negro, en causa rol 18933-2002, con fecha 30 de agosto de 2003.
Arriagada con Fisco Orlando Emiliano Arriagada Sagarda con Fisco de Chile.
Sentencia dictada por la Corte Suprema el 18 de abril de 2005 en causa rol 2846-2003,
en que, conociendo de un recurso de casacin en la forma y en el fondo, casa de oficio
y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Concepcin en el
proceso rol 966-2002, de fecha 23 de junio de 2003, cuya sentencia de primera instancia
fue dictada por el segundo juzgado civil de Concepcin, en causa rol 5540-1999, con
fecha 2 de marzo de 2001.
Ashell English College con Direccin del Trabajo Ashell English College San
Miguel SA con Inspeccin Comunal del Trabajo Santiago Sur. Sentencia dictada por la
Corte Suprema el 30 de noviembre de 2005 en causa rol 4620-2005, en que, conociendo
de un recurso de apelacin, revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de
San Miguel en el proceso rol 229-2004, de fecha 25 de agosto de 2005.
Asociacin Nacional de Comerciantes de Cabaret con Municipalidad Asociacin Nacional de Comerciantes de Cabarets con Espectculos AG
con Municipalidad de Las Condes. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 23 de
agosto de 2005 en causa rol 3303-2005, en que, conociendo de un trmite de consulta,
revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol
2591-2005, de fecha 24 de junio de 2005
Baeza con Municipalidad Felipe Baeza Bolbontn, Claudia Lorena Venegas
Gonzalez, Guido Benjamn Soto Urza Stangher Aubal, Mario Moreno Cceres,
Juan Carlos Diez Parada, Gladys Roldn Odenwald, Carlos Alex Viertel Vlix, Gerald
William Cooper Macqueen, Elas Wasserman Bransburg, Carmen Margarita Noziglia
del Nido, Adriana Weason Torrealba, Carmen Wolleter Binimalis, Isabel Margarita
Bayer Delaveau, Alberto Gustavo Beyer Kracht, Enrique Javier Gutirrez Forno,
Rina Rosa Busco Costa, Ismenia del Carmen Guzmn Retamal, Carlos Luis Andrs
616
referencias
Fernandez Campusano con Municipalidad de Via del Mar. Sentencia dictada por la
Corte Suprema el 26 de mayo de 2005 en causa rol 41-2004, en que, conociendo de un
recurso de casacin en la forma y en el fondo, no anula la resolucin dictada por la Corte
de Apelaciones de Valparaso en el proceso rol 432-2001, de fecha 17 de noviembre de
2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el tercer juzgado civil de Via
del Mar, en causa rol 3210-1997, con fecha 27 de noviembre de 2000.
Banco Concepcin con Godoy Banco de Concepcin con Ana Mara Godoy Lay.
Sentencia dictada por la Corte Suprema el 24 de mayo de 2005 en causa rol 4936-2003,
en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada
por la Corte de Apelaciones de Antofagasta en el proceso rol 16438-2001, de fecha 13 de
octubre de 2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el primer juzgado
civil de Antofagasta, en causa rol 46547-1996, con fecha 8 de julio de 2003.
Banco Estado con Agrcola Punitaqui Banco del Estado con Agrcola Punitaqui
SA. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 17 de enero de 2005 en causa rol 48082004, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin
dictada por la Corte de Apelaciones de La Serena en el proceso rol 802-2004, cuya
sentencia de primera instancia fue dictada por el tercer juzgado civil de Ovalle, en causa
rol 424-2004, con fecha 14 de junio de 2004.
Banco Estado con WelknerBanco del Estado de Chile con Peter Welkner
Mattensohn. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 14 de diciembre de 2005 en causa
rol 3557-2003, en que, conociendo de un recurso de casacin en la forma y en el fondo,
no anula la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol
92-1999, de fecha 2 de julio de 2002, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por
el juzgado civil de Santiago, en causa rol 3630-1997, con fecha 3 de diciembre de 1998.
Banco Santander con Daz Banco Santander Chile SA con Hctor Emilio Daz
Anderson. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 11 de abril de 2005 en causa rol
3632-2003, en que, conociendo de un recurso de casacin en la forma y en el fondo, anula
y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso
rol 891-1999, de fecha 23 de julio de 2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada
por el 13 juzgado civil de Santiago, en causa rol 3354-1995, con fecha 17 de diciembre de
1998.
Baradit con Direccin del Trabajo Nora Baradit Squadrito con Direccin
Regional del Trabajo de la Quinta Regin. Sentencia dictada por la Corte Suprema el
17 de noviembre de 2005 en causa rol 5651-2005, en que, conociendo de un recurso de
apelacin, revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Valparaso en el
proceso rol 394-2004, de fecha 17 de octubre de 2005.
BCI con Fisco Banco de Crdito e Inversiones con Fisco de Chile. Sentencia dictada
por la Corte Suprema el 26 de mayo de 2005 en causa rol 3828-2004, en que, conociendo
de un recurso de casacin en el fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada por la
Corte de Apelaciones de Valparaso en el proceso rol 2070-2003, de fecha 13 de julio
de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el quinto juzgado civil de
Valparaso, en causa rol 1538-2000, con fecha 26 de junio de 2003.
Beltrn con Comercial Antonio Garrido Francisco Javier Beltrn Troncoso con
Comercial Antonio Garrido y Ca Ltda. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 23 de
agosto de 2005 en causa rol 2121-2004, en que, conociendo de un recurso de casacin en
el fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Talca
en el proceso rol 2090-2003, de fecha 28 de abril de 2004, cuya sentencia de primera
instancia fue dictada por el cuarto juzgado de letras del trabajo de Talca, en causa rol
279-2003, con fecha 28 de octubre de 2003.
617
Benavente con Fisco Erasmo Benavente Opazo con Fisco de Chile. Sentencia
dictada por la Corte Suprema el 31 de marzo de 2005 en causa rol 3374-2004, en que,
conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada por
la Corte de Apelaciones de Talca en el proceso rol 57971-2000, de fecha 30 de junio de
2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el primer juzgado civil de
Talca, en causa rol 52760-2003, con fecha 2 de marzo de 2001.
Bibiano con Corporacin Mara Vernica Fernanda Bibiano Penso con Casa
Degli Italiani de Arica. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 23 de noviembre de
2005 en causa rol 5540-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin, confirma
la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Arica en el proceso rol 538-2004, de
fecha 18 de octubre de 2005.
Bosquet con Barahona y otro Sandra del Carmen Bosquet Allende con Osvaldo
Juan Jos Barahona Molina. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 19 de enero de
2005 en causa rol 3390-2003, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo,
casa de oficio y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago
en el proceso rol 1205-1999, de fecha 27 de junio de 2003, cuya sentencia de primera
instancia fue dictada por el 29 juzgado civil de Santiago, en causa rol 1816-1997, con
fecha 9 de diciembre de 1998.
Brahm con Riffo Ral Brahm Villegas con Homero Javier Riffo Oviedo. Sentencia
dictada por la Corte Suprema el 8 de agosto de 2005 en causa rol 5765-2004, en que,
conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada por
la Corte de Apelaciones de Puerto Montt en el proceso rol 408-2004, de fecha 29 de
octubre de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el tercer juzgado
civil de Puerto Montt, en causa rol 16316-1999, con fecha 5 de noviembre de 2003.
Bravo con Empresa de Servicios Sanitarios Rodrigo Bravo Valenzuela con
Empresa de Servicios Sanitarios Coquimbo SA. Sentencia dictada por la Corte Suprema
el 4 de mayo de 2005 en causa rol 2022-2003, en que, conociendo de un recurso de
casacin en la forma y en el fondo, casa de oficio y reemplaza la resolucin dictada por
la Corte de Apelaciones de La Serena en el proceso rol 26546-2002 fecha 4 de abril de
2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el juzgado civil de La Serena,
en causa rol 29178-1998, con fecha 3 de enero de 2002.
Brito con Servicio de Salud Nelly Lorena Brito Cisternas, Vicente lvarez Bain
con Servicio de Salud Via del Mar. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 26 de
mayo de 2005 en causa rol 3334-2003, en que, conociendo de un recurso de casacin en
el fondo, no anula la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Valparaso en el
proceso rol 888-2001, de fecha 30 de junio de 2003, cuya sentencia de primera instancia
fue dictada por el tercer juzgado civil de Via del Mar, en causa rol 4086-1999, con fecha
14 de noviembre de 2000.
Cceres con Municipalidad Miriam Elvira Cceres Correa con Municipalidad de
Concepcin. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 27 de septiembre de 2005 en
causa rol 1018-2005, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula
la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Concepcin en el proceso rol 36682003, de fecha 23 de diciembre de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada
por el juzgado civil de Concepcin, en causa rol 3203-2002, con fecha 13 de agosto de
2003.
Campos con AL ARD SA Mara Elena Campos Faras, Viviana Guzmn Yez con AL
ARD SA. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 22 de diciembre de 2005 en causa
rol 4415-2004, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, casa de oficio y
reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Valparaso en el proceso
618
referencias
rol 283-2004, de fecha 1 de septiembre de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue
dictada por el segundo juzgado de letras del trabajo de Valparaso, en causa rol 48212002, con fecha 4 de junio de 2004.
Crdenas con Direccin del Trabajo Mario Crdenas Zumaran con Inspeccin
Provincial del Trabajo de la Novena Regin. Sentencia dictada por la Corte Suprema
el 27 de septiembre de 2005 en causa rol 4457-2005, en que, conociendo de un recurso
de apelacin, revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Temuco en el
proceso rol 1475-2005, de fecha 23 de agosto de 2005.
Carrasco con Carrasco Rosemarie Waleska Carrasco Rojo con Isabel Beatriz
Carrasco Daz. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 30 de agosto de 2005 en
causa rol 5480-2004, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo civil,
casa de oficio y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Arica
en el proceso rol 9187-2003 fecha 13 de noviembre de 2003, cuya sentencia de primera
instancia fue dictada por el segundo juzgado civil de Arica, en causa rol 592-2002, con
fecha 2 de junio de 2003.
Castillo con Codelco Mario Baltazar Castillo Pinto con CODELCO Chile divisin
Chuquicamata. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 26 de mayo de 2005 en causa
rol 61-2004, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, anula y reemplaza
la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Antofagasta en el proceso rol 28272003, de fecha 15 de noviembre de 2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada
por el tercer juzgado de letras del trabajo de Calama, en causa rol 3754-2001, con fecha
11 de junio de 2003.
Cencosud Supermercados con Direccin del TrabajoCencosud
Supermercados SA con Inspeccin Comunal del Trabajo de Maip. Sentencia dictada
por la Corte Suprema el 24 de mayo de 2005 en causa rol 1202-2005, en que, conociendo
de un recurso de apelacin, revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de
Santiago en el proceso rol 6689-2004, de fecha 3 de marzo de 2005.
Cerda con Municipalidad Sergio Hernn Cerda Vargas con Municipalidad de
La Serena. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 22 de marzo de 2005 en causa
rol 776-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin, confirma (modificando
sus fundamentos) la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de La Serena en el
proceso rol 61-2004, de fecha 4 de febrero de 2005.
Cerpa con Carrillo Osvaldo Patricio Cerpa Gonzlez con Hugoberto Carrillo
Aazco. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 13 de diciembre de 2005 en causa
rol 1616-2005, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la
resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Valdivia en el proceso rol 897-2004,
de fecha 3 de marzo de 2005, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el
juzgado civil de Ro Negro, en causa rol 21186-2002, con fecha 22 de septiembre de 2004.
Cspedes con Servicios Integrales de IngenieraRicardo Antonio Cspedes
Sierra con Servicios Integrales de Ingeniera Ltda. Sentencia dictada por la Corte
Suprema el 20 de enero de 2005 en causa rol 5503-2003, en que, conociendo de un
recurso de casacin en el fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada por la Corte
de Apelaciones de Antofagasta en el proceso rol 2864-2003, de fecha 11 de noviembre de
2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el primer juzgado de letras de
Calama, en causa rol 3525-2001, con fecha 21 de julio de 2003.
Chvez con Gmez Eduardo Alain Chvez Campos con Eugenio Gmez Cnepa.
Sentencia dictada por la Corte Suprema el 28 de marzo de 2005 en causa rol 36-2004,
en que, conociendo de un recurso de casacin en la forma y en el fondo, no anula la
resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de San Miguel en el proceso rol 363-
619
2003, de fecha 21 de noviembre de 2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada
por el primer juzgado de letras del trabajo de San Miguel, en causa rol 869-2003, con
fecha 14 de julio de 2003.
CMPC Celulosa con Direccin del TrabajoCMPC Celulosa SA Planta Pacfico con
Inspeccin Comunal del Trabajo de Collipulli. Sentencia dictada por la Corte Suprema
el 14 de diciembre de 2005 en causa rol 5709-2005, en que, conociendo de un recurso
de apelacin, revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Temuco en el
proceso rol 669-2004, de fecha 24 de octubre de 2005.
Codelco con EscondidaCODELCO Chile con Minera Escondida Ltda. Sentencia
dictada por la Corte Suprema el 31 de octubre de 2005 en causa rol 3683-2004, en que,
conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada por la
Corte de Apelaciones de Antofagasta en el proceso rol 97-2004, de fecha 8 de julio de
2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el segundo juzgado de letras
del trabajo de Antofagasta, en causa rol 18699-2003, con fecha 30 de septiembre de 2003.
Colbn SA con SuperintendenciaColbn SA con Superintendencia de
Electricidad y Combustibles. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 22 de marzo de
2005 en causa rol 507-2005, en que, conociendo de un recurso de reclamacin, Otros la
resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol 5420-2004,
de fecha 29 de diciembre de 2004.
Colegio Internacional Antofagasta con Direccin del TrabajoColegio
Internacional Antofagasta SA con Inspeccin Provincial del Trabajo de Antofagasta.
Sentencia dictada por la Corte Suprema el 22 de junio de 2005 en causa rol 2518-2005,
en que, conociendo de un recurso de apelacin, revoca la resolucin dictada por la Corte
de Apelaciones de Antofagasta en el proceso rol 232-2004, de fecha 10 de mayo de 2005.
Compaa de Seguros Generales con Direccin del TrabajoCompaa de
Seguros Generales Consorcio Nacional de Seguros SA con Inspeccin del Trabajo.
Sentencia dictada por la Corte Suprema el 1 de agosto de 2005 en causa rol 3165-2005,
en que, conociendo de un recurso de apelacin, revoca la resolucin dictada por la
Corte de Apelaciones de Valdivia en el proceso rol 381-2004, de fecha 20 de junio de
2005.
Constructora con Direccin del Trabajo Constructora Ral Gardilcic y Ca
Ltda con Inspeccin Provincial del Trabajo de Cachapoal. Sentencia dictada por la
Corte Suprema el 10 de mayo de 2005 en causa rol 1357-2005, en que, conociendo de
un recurso de apelacin, revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de
Rancagua en el proceso rol 184-2004, de fecha 17 de marzo de 2005.
Constructora con Direccin del Trabajo Empresa Constructora Huarte
Andina SA con Direccin del Trabajo. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 26
de julio de 2005 en causa rol 2782-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin,
revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol
561-2004, de fecha 26 de mayo de 2005.
Constructora con FONASA Constructora Sotomayor Schumacher y Ca Ltda.
con Fondo Nacional de Salud Direccin Regional Sur. Sentencia dictada por la Corte
Suprema el 8 de noviembre de 2005 en causa rol 5100-2005, en que, conociendo de un
recurso de apelacin, revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Puerto
Montt en el proceso rol 222-2004, de fecha 27 de septiembre de 2005.
contra Acosta Valdivia contra Luis Marcelo Acosta Valdivia. Sentencia dictada
por la Corte Suprema el 25 de abril de 2005 en causa rol 656-2005, en que, conociendo
de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada por la Corte de
Apelaciones de Santiago en el proceso rol 34420-2004, de fecha 10 de enero de 2005, cuya
620
referencias
sentencia de primera instancia fue dictada por el 32 juzgado del crimen de Santiago, en
causa rol 10414-2001, con fecha 15 de septiembre de 2004.
contra Aguirre Ovalle contra Jos Andrs Aguirre Ovalle. Sentencia dictada por
la Corte Suprema el 5 de enero de 2005 en causa rol 3640-2004, en que, conociendo de
un recurso de casacin en la forma y en el fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada
por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol 18930-2003, de fecha 6 de julio
de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el 16 juzgado del crimen
de Santiago, en causa rol 3636-2000, con fecha 23 de junio de 2003.
contra Barrientos Snchez contra Ciro Antonio Barrientos Snchez. Sentencia
dictada por la Corte Suprema el 31 de marzo de 2005 en causa rol 891-2005, en que,
conociendo de un recurso de nulidad, Otros la resolucin dictada por el tribunal oral de
Punta Arenas en el proceso rol 73-2004, de fecha 26 de enero de 2005.
contra Biniamin Levi contra Sayid Biniamin Levi. Sentencia dictada por la Corte
Suprema el 24 de mayo de 2005 en causa rol 1548-2005, en que, conociendo de un
trmite de consulta, Otros la resolucin dictada por el Ministro de Corte Suprema de
Santiago en el proceso rol 5194-2004, de fecha 5 de abril de 2005.
contra Bolvarn Rojas contra Leonardo Patricio Bolvarn Rojas. Sentencia
dictada por la Corte Suprema el 14 de abril de 2005 en causa rol 738-2005, en que,
conociendo de un recurso de nulidad, Otros la resolucin dictada por el juzgado de
garanta de Antofagasta en el proceso rol 7299-2004, de fecha 19 de enero de 2005.
contra Calle Llave contra Mariela Cecilia Calle Llave. Sentencia dictada por la
Corte Suprema el 3 de marzo de 2005 en causa rol 237-2005, en que, conociendo de
un recurso de nulidad, no anula la resolucin dictada por el tribunal oral de Arica en el
proceso rol 143-2004, de fecha 27 de diciembre de 2004.
contra Chat Aldunez contra Jos Selin Chat Aldunez. Sentencia dictada por la
Corte Suprema el 25 de abril de 2005 en causa rol 740-2005, en que, conociendo de un
recurso de nulidad, anula la resolucin dictada por el tribunal oral de Talca en el proceso
rol 128-2004, de fecha 20 de enero de 2005.
contra Cornejo Cornejo contra Manuel Cornejo Cornejo. Sentencia dictada por
la Corte Suprema el 30 de mayo de 2005 en causa rol 762-2003, en que, conociendo
de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada por la Corte de
Apelaciones de Rancagua en el proceso rol 210706-2003, de fecha 28 de enero de 2003,
cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el primer juzgado del crimen de
Rancagua, en causa rol 69622-1999, con fecha 16 de septiembre de 2002.
contra Daz Cooecar contra Luis Alberto Daz Cooecar. Sentencia dictada por
la Corte Suprema el 16 de mayo de 2005 en causa rol 679-2003, en que, conociendo
de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada por la Corte de
Apelaciones de Punta Arenas en el proceso rol 77714-2002, de fecha 14 de diciembre de
2002, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el tercer juzgado del crimen de
Punta Arenas, en causa rol 21917-2001, con fecha 2 de agosto de 2002.
contra Espinoza Prez y otros contra Ral Ignacio Espinoza Prez. Sentencia
dictada por la Corte Suprema el 25 de mayo de 2005 en causa rol 5812-2004, en que,
conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada por la
Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol 22901-2004, de fecha 18 de noviembre
de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el 33 juzgado del crimen de
Santiago, en causa rol 3057-2001, con fecha 31 de mayo de 2004.
contra Fuentes Fuentes contra Jos del Carmen Fuentes Fuentes. Sentencia
dictada por la Corte Suprema el 25 de enero de 2005 en causa rol 5725-2004, en que,
conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada por la
621
622
referencias
contra Lpez Chirino contra Carlos Eduardo Lpez Chirino. Sentencia dictada
por la Corte Suprema el 11 de enero de 2005 en causa rol 5992-2004, en que, conociendo
de un recurso de nulidad, no anula la resolucin dictada por el tribunal oral de La Serena
en el proceso rol 175-2004, de fecha 11 de enero de 2005.
contra Meza Viveros contra Javier Alejandro Meza Viveros. Sentencia dictada por
la Corte Suprema el 17 de mayo de 2005 en causa rol 1323-2005, en que, conociendo de
un recurso de nulidad, Otros la resolucin dictada por el tribunal oral de Punta Arenas
en el proceso rol 4-2005, de fecha 11 de marzo de 2005.
contra Nahoe Hereveri contra Juan Alberto Nahoe Hereveri. Sentencia dictada
por la Corte Suprema el 3 de mayo de 2005 en causa rol 685-2003, en que, conociendo
de un recurso de casacin en el fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada por la
Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol 21126-1999, de fecha 2 de diciembre
de 2002, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el 14 juzgado del crimen
de Santiago, en causa rol 94733-1988, con fecha 27 de noviembre de 1997.
contra Navarro Esparza contra Marcelo Rolando Navarro Esparza. Sentencia
dictada por la Corte Suprema el 27 de marzo de 2005 en causa rol 5487-2004, en que,
conociendo de un recurso de nulidad, no anula la resolucin dictada por el juzgado de
garanta de Aisn en el proceso rol 1171-2004, de fecha 22 de octubre de 2004.
contra Oyarzn del Solar contra Alejandro Oyarzn del Solar. Sentencia
dictada por la Corte Suprema el 4 de abril de 2005 en causa rol 1045-2005, en que,
conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada por la
Corte de Apelaciones de Iquique en el proceso rol 1395-2004, de fecha 28 de enero de
2005, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el tercer juzgado del crimen de
Iquique, en causa rol 30427-2002, con fecha 16 de junio de 2004.
contra Pez Carvajal contra Sergio Segundo Pez Carvajal. Sentencia dictada
por la Corte Suprema el 6 de enero de 2005 en causa rol 6006-2004, en que, conociendo
de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada por la Corte de
Apelaciones de Valparaso en el proceso rol 13691-2003, de fecha 1 de diciembre de 2004,
cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el quinto juzgado del crimen de
Valparaso, en causa rol 35240-2000, con fecha 5 de agosto de 2003.
contra Reinoso Henrquez y otros contra Guido Reinoso Henrquez. Sentencia
dictada por la Corte Suprema el 20 de abril de 2005 en causa rol 5093-2002, en que,
conociendo de un recurso de casacin en el fondo, anula y reemplaza la resolucin
dictada por la Corte de Apelaciones de Valparaso en el proceso rol 2177-2002, de fecha
27 de noviembre de 2002, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el primer
juzgado del crimen de Quillota, en causa rol 65134-2000, con fecha 9 de julio de 2001.
contra Rivera Gonzlez contra Joaqun Len Rivera Gonzlez. Sentencia dictada
por la Corte Suprema el 3 de febrero de 2005 en causa rol 457-2005, en que, conociendo
de un recurso de casacin en la forma y en el fondo, anula y reemplaza la resolucin
dictada por la Corte de Apelaciones de Temuco en el proceso rol 333-2004, de fecha 29
de diciembre de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el juzgado de
letras de Angol, en causa rol 63257-2003, con fecha 15 de octubre de 2004.
contra Rodrguez Maldonado y otros contra Asmel Alberto Rodrguez
Maldonado. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 27 de abril de 2005 en causa
rol 1380-2005, en que, conociendo de un recurso de casacin en la forma y en el fondo,
no anula la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Iquique en el proceso
rol 1303-2004, de fecha 25 de febrero de 2005, cuya sentencia de primera instancia fue
dictada por el segundo juzgado del crimen de Iquique, en causa rol 58307-1994, con fecha
24 de mayo de 2004.
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referencias
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referencias
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Gaete con Seoret Juan Justino Gaete Gallegos con Manuel Seoret Sieguel.
Sentencia dictada por la Corte Suprema el 29 de diciembre de 2005 en causa rol 48442004, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, anula y reemplaza la
resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol 8301-2003,
de fecha 13 de septiembre de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por
el sexto juzgado de letras del trabajo de Santiago, en causa rol 1604-2003, con fecha 22
de noviembre de 2003.
Gallardo con Direccin del Trabajo Sonia Ins Gallardo Milabil con Direccin
del Trabajo. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 27 de septiembre de 2005 en
causa rol 4177-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin, revoca la resolucin
dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol 3866-2005, de fecha 9
de agosto de 2005.
General Electric con Direccin del Trabajo General Electric Chile SA con
Inspeccin Comunal del Trabajo Santiago Sur. Sentencia dictada por la Corte Suprema
el 28 de julio de 2005 en causa rol 2723-2005, en que, conociendo de un recurso de
apelacin, revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de San Miguel en el
proceso rol 90-2004, de fecha 24 de mayo de 2005.
Gidekel con Instituto de Investigaciones AgropecuariasManuel Gidekel
con Instituto de Investigaciones agropecuarias. Sentencia dictada por la Corte Suprema
el 31 de mayo de 2005 en causa rol 318-2004, en que, conociendo de un recurso de
casacin en la forma y en el fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada por la Corte
de Apelaciones de Temuco en el proceso rol 1682-2003, de fecha 23 de diciembre de 2003,
cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el segundo juzgado civil de Temuco,
en causa rol 38202-2000, con fecha 18 de julio de 2003.
Godoy con Vargas Homero Artemio Godoy Godoy con Leopoldo Aurelio Vargas
Pizarro. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 16 de mayo de 2005 en causa rol 56622004, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin
dictada por la Corte de Apelaciones de Arica en el proceso rol 264-2004, cuya sentencia
de primera instancia fue dictada por el juzgado civil de Arica, en causa rol 6298-2003,
con fecha 22 de marzo de 2004.
Grez con lvarez y otros Gladys del Carmen Grez Jahnsen con Manuel Miguel
lvarez Prez. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 12 de mayo de 2005 en causa
rol 5414-2003, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, casa de oficio
y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso
rol 3631-2001, de fecha 25 de septiembre de 2003, cuya sentencia de primera instancia fue
dictada por el 13 juzgado civil de Santiago, en causa rol 5508-1998, con fecha 18 de abril
de 2001.
Gutirrez con Manufacturas Sabinco Giovanna Raquel Gutirrez Hernndez
con Manufacturas Savinco SA. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 27 de
septiembre de 2005 en causa rol 3077-2004, en que, conociendo de un recurso de
casacin en el fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones
de Santiago en el proceso rol 4888-2003, de fecha 9 de junio de 2004, cuya sentencia de
primera instancia fue dictada por el sexto juzgado de letras del trabajo de Santiago, en
causa rol 6166-2001, con fecha 23 de junio de 2003.
Hidalgo Gonzlez Carlos Hidalgo Gonzlez con Ministro de Fuero Marta Hantke
Corvaln. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 1 de febrero de 2005 en causa rol
477-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin, confirma la resolucin dictada
por la Corte de Apelaciones de San Miguel en el proceso rol 19-2005, de fecha 24 de
enero de 2005.
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referencias
Hotelera Luz con Direccin del TrabajoHotelera Luz SA con Direccin del
Trabajo. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 21 de abril de 2005 en causa rol 7162005, en que, conociendo de un recurso de apelacin, revoca la resolucin dictada por la
Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol 6580-2004, de fecha 26 de enero de 2005.
Hugo Fras Propiedades con Fisco Hugo Fras Propiedades SA con Fisco de
Chile. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 29 de marzo de 2005 en causa rol 46552004, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin
dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol 252-2002, de fecha 1
de septiembre de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el quinto
juzgado civil de Santiago, en causa rol 1371-1999, con fecha 29 de noviembre de 2001.
Importadora Matus con Renta Equipos Las Caas Importadora Matus y Ca
Ltda. con Renta de Equipos Las Caas. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 3 de
mayo de 2005 en causa rol 4496-2003, en que, conociendo de un recurso de casacin en
el fondo, casa de oficio y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de
La Serena en el proceso rol 28333-2003, de fecha 2 de septiembre de 2003, cuya sentencia
de primera instancia fue dictada por el primer juzgado civil de La Serena, en causa rol
727-2001, con fecha 3 de enero de 2002.
Industrias Electrnicas Condensa con Direccin del TrabajoIndustrias
Electrnicas Condensa SA con Direccin del Trabajo. Sentencia dictada por la Corte
Suprema el 21 de abril de 2005 en causa rol 1312-2005, en que, conociendo de un recurso
de apelacin, revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Arica en el
proceso rol 11-2004, de fecha 15 de marzo de 2005.
Inmobiliaria Alba con Mauriz Aurora ngela Mauriz Domnguez con
Inmobiliaria Alba Ltda. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 3 de enero de 2005
en causa rol 3790-2003, en que, conociendo de un recurso de casacin en la forma, no
anula la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Temuco en el proceso rol
2212-2002, de fecha 17 de julio de 2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada
por el primer juzgado civil de Temuco, en causa rol 104939-2002, con fecha 10 de octubre
de 2002.
Inmobiliaria Pacfico Austral con Direccin del TrabajoInmobiliaria
Pacfico Austral SA con Inspeccin Provincial del Trabajo de Valparaso. Sentencia
dictada por la Corte Suprema el 28 de julio de 2005 en causa rol 3208-2005, en que,
conociendo de un recurso de apelacin, revoca la resolucin dictada por la Corte de
Apelaciones de Valparaso en el proceso rol 224-2004, de fecha 17 de junio de 2005.
Intercard SA con Direccin del TrabajoIntercard SA con Inspeccin Comunal
del Trabajo de Via del Mar. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 10 de agosto
de 2005 en causa rol 3553-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin, revoca
la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Valparaso en el proceso rol 2442004, de fecha 5 de julio de 2005.
Inversiones La Piccola Italia con Municipalidad Inversiones La Piccola Italia
Ltda. con Municipalidad de Las Condes. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 7
de marzo de 2005 en causa rol 50-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin,
revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol
4385-2004, de fecha 16 de diciembre de 2004.
Iraola con Direccin del Trabajo Empresa Unipersonal Domingo Iraola Vega
con Inspeccin Provincial del Trabajo de Calama. Sentencia dictada por la Corte
Suprema el 17 de mayo de 2005 en causa rol 1690-2005, en que, conociendo de un recurso
de apelacin, revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Antofagasta en
el proceso rol 130-2004, de fecha 31 de marzo de 2005.
629
Jarpa con Registro Civil Pedro Luis Jarpa Foerster con Registro Civil. Sentencia
dictada por la Corte Suprema el 27 de enero de 2005 en causa rol 234-2005, en que,
conociendo de un recurso de apelacin, confirma (modificando sus fundamentos) la
resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Concepcin en el proceso rol 39012004, de fecha 29 de diciembre de 2004.
Jimnez y otro con EMIN Ingeniera y Construccin Ariel Evaristo Jimnez
Araya, Cristin Alejandro Pinto Rodrguez con EMIN Ingeniera y construccin SA.
Sentencia dictada por la Corte Suprema el 29 de septiembre de 2005 en causa rol 31372004, en que, conociendo de un recurso de casacin en la forma y en el fondo, casa de
oficio y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Iquique en el
proceso rol 1917-2003, de fecha 10 de junio de 2004, cuya sentencia de primera instancia
fue dictada por el primer juzgado del trabajo de Iquique, en causa rol 27481-2002, con
fecha 5 de noviembre de 2003.
Kvachantiradze con Municipalidad Tamaz Kvachantiradze con Municipalidad
de Via del Mar. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 31 de mayo de 2005 en causa
rol 4778-2004, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la
resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Valparaso en el proceso rol 554-2004,
de fecha 25 de agosto de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el
primer juzgado civil de Via del Mar, en causa rol 1391-2002, con fecha 18 de noviembre
de 2003.
Lagos con Municipalidad Mara Eugenia Lagos Pincheira con Municipalidad de
Concepcin. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 29 de marzo de 2005 en causa
rol 3827-2004, en que, conociendo de un recurso de casacin en la forma y en el fondo, no
anula la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Concepcin en el proceso rol
2818-2003, de fecha 28 de julio de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada
por el primer juzgado civil de Concepcin, en causa rol 357-2003, con fecha 1 de julio de
2003.
Lemus con Crespo Derlinda del Carmen Lemus Araya con Antoln Amadeo Crespo
Garca. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 24 de enero de 2005 en causa rol
3516-2003, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, casa de oficio y
reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Copiap en el proceso
rol 8471-2002, de fecha 11 de julio de 2003, cuya sentencia de primera instancia fue
dictada por el primer juzgado civil de Vallenar, en causa rol 50344-2001, con fecha 19 de
noviembre de 2002.
Maldonado con ESSAL SA Ricardo Cristian Maldonado Candia con Empresa de
Servicios Sanitarios de los Lagos SA. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 24 de
enero de 2005 en causa rol 182-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin,
revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Valdivia en el proceso rol
831-2004, de fecha 28 de diciembre de 2004 182.
Mansilla con Asociacin Gremial Juana Julia Mancilla Urrea con Sergio
Mansilla Bahamonde (Presidente de la Asociacin Gremial de Comercio Detallista y
Turismo de Punta Arenas). Sentencia dictada por la Corte Suprema el 26 de abril de
2005 en causa rol 1445-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin, revoca la
resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Punta Arenas en el proceso rol 102004, de fecha 22 de marzo de 2005.
Marn con Equipos Mecanizados Industriales Luis Edison Marn Sarppi con
Equipos mecanizados industriales Ltda. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 27 de
septiembre de 2005 en causa rol 2495-2004, en que, conociendo de un recurso de casacin
en la forma y en el fondo, no anula la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de
630
referencias
631
dictada por el segundo juzgado civil de Rengo, en causa rol 2900-2002, con fecha 16 de
mayo de 2003.
Morales con Municipalidad Juan Luis Morales Muiz, Arnaldo Alberto Estay
Olivares con Municipalidad de Calama. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 29 de
agosto de 2005 en causa rol 1211-2005, en que, conociendo de un recurso de casacin en
el fondo, no anula la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Antofagasta en el
proceso rol 1022-2004, de fecha 19 de enero de 2005, cuya sentencia de primera instancia
fue dictada por el segundo juzgado civil de Calama, en causa rol 36294-1999, con fecha
7 de agosto de 2004.
Muebles Jouannet con Direccin del Trabajo Muebles Jouannet Ltda. con
Inspeccin Provincial del Trabajo de Temuco. Sentencia dictada por la Corte Suprema
el 10 de mayo de 2005 en causa rol 1641-2005, en que, conociendo de un recurso de
apelacin, confirma (modificando sus fundamentos) la resolucin dictada por la Corte
de Apelaciones de Temuco en el proceso rol 1368-2004, de fecha 4 de abril de 2005.
Muellajes SA con Direccin del TrabajoMuellajes STI SA con Direccin del
Trabajo. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 29 de marzo de 2005 en causa
rol 382-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin, confirma (modificando
sus fundamentos) la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en el
proceso rol 6298-2004, de fecha 6 de enero de 2005.
Municipalidad con Copec Municipalidad de Antofagasta con Compaa de
Petrleos de Chile SA (COPEC). Sentencia dictada por la Corte Suprema el 13 de julio de
2005 en causa rol 2784-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin, confirma
la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Antofagasta en el proceso rol 2962004, de fecha 26 de mayo de 2005.
Municipalidad con Starco SA Municipalidad de Pudahuel con Starco SA.
Sentencia dictada por la Corte Suprema el 4 de mayo de 2005 en causa rol 3111-2003, en
que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada
por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol 45-2000, cuya sentencia de
primera instancia fue dictada por el 14 juzgado civil de Santiago, en causa rol 1355-1998,
con fecha 26 de julio de 2000.
Municipalidad de los Vilos con Fisco Municipalidad de Los Vilos con Fisco de
Chile. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 20 de abril de 2005 en causa rol 29402003, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin
dictada por la Corte de Apelaciones de La Serena en el proceso rol 27632-2002, de fecha 5
de junio de 2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el segundo juzgado
civil de La Serena, en causa rol 812-2000, con fecha 14 de junio de 2002.
Muoz con Constructora Inchile Ociel Ivn Muoz Otrola con Constructora
Inchile Ltda. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 5 de octubre de 2005 en causa
rol 4618-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin, revoca la resolucin
dictada por la Corte de Apelaciones de Concepcin en el proceso rol 4472-2004, de
fecha 24 de agosto de 2005.
Muoz con Fisco Hctor Rolando Muoz Vsquez con Fisco de Chile. Sentencia
dictada por la Corte Suprema el 25 de mayo de 2005 en causa rol 4780-2004, en que,
conociendo de un recurso de casacin en el fondo, anula y reemplaza la resolucin
dictada por la Corte de Apelaciones de Valparaso en el proceso rol 853-2002, de fecha
22 de julio de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el tercer juzgado
civil de Valparaso, en causa rol 2726-1998, con fecha 30 de noviembre de 2001.
Muoz con Inmobiliaria El Rebao Paola Andrea Muoz Vilches con
Inmobiliaria El Rebao Ltda. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 27 de octubre
632
referencias
633
Pavz y otros con Alimentos Fruna Jorge Alberto Pavz Caucotto, David
Roberto Garcs Corrotea, Ernesto Gabriel Prado Snchez con Alimentos Fruna Ltda.
Sentencia dictada por la Corte Suprema el 11 de enero de 2005 en causa rol 3976-2003,
en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, casa de oficio y reemplaza
la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de San Miguel en el proceso rol 1682003, de fecha 31 de junio de 2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por
el primer juzgado de letras del trabajo de San Miguel, en causa rol 404-2001, con fecha
3 de abril de 2003.
Peailillo y otros con Empresa de Servicios SanitariosPatricio Eugenio
Peailillo Villalobos, Eustorgio Enrique Saldas Vega, Nstor Sanhueza Ramrez,
Jos Floridor Bravo Barros, Mara Lucrecia Concha Orellana, Luis Alejandro Aguilera
Herrera, Luis Enrique Orellana Gutirrez, Solange Hettys Rosa Beals Campos con
Empresa de Servicios Sanitarios del Maule. Sentencia dictada por la Corte Suprema el
31 de mayo de 2005 en causa rol 363-2004, en que, conociendo de un recurso de casacin
en el fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Talca
en el proceso rol 1940-2003, de fecha 3 de diciembre de 2003, cuya sentencia de primera
instancia fue dictada por el cuarto juzgado de letras del trabajo de Talca, en causa rol
346-2002, con fecha 2 de mayo de 2003.
Pineda con Compaa de Seguros Odette Teresa Pineda Rivera, Gustavo Laindo
Pineda Rivera con Compaa de Seguros La Chilena Consolidada SA. Sentencia dictada
por la Corte Suprema el 24 de enero de 2005 en causa rol 3210-2003, en que, conociendo
de un recurso de casacin en la forma y en el fondo, no anula la resolucin dictada por
la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol 5912-1998, de fecha 28 de mayo de
2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el juez rbitro de derecho, con
fecha 13 de julio de 1998.
Queupumil con Fisco Queupomil Manqueo Rosa, Daniel Fernando Rain
Queupomil, Manuel Mariano Rain Queupomil, Rosa Rain Queupomil, Frideria Rain
Queupomil, Luisa Giovanna Rain Queupomil, Ana Mara Rain Queupomil, Rosendo
Patricio Rain Queupomil con Fisco de Chile. Sentencia dictada por la Corte Suprema
el 24 de mayo de 2005 en causa rol 1408-2005, en que, conociendo de un recurso de
casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de
Temuco en el proceso rol 1155-2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por
el tercer juzgado civil de Temuco, en causa rol 331-2001, con fecha 9 de mayo de 2003.
Quiroga con Guzmn Emilio Rogelio Quiroga Vela con Meglesia Susana Guzmn
Tapia. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 8 de septiembre de 2005 en causa
rol 4164-2005, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, no anula la
resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de La Serena en el proceso rol 4982005, de fecha 14 de julio de 2005, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el
juzgado civil de La Serena, en causa rol 991-2003, con fecha 11 de abril de 2005.
Ramallo con Distribuidora Dimax Antonio Segundo Ramallo Pizarro con
Distribuidora Dimax SA. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 27 de septiembre
de 2005 en causa rol 4550-2003, en que, conociendo de un recurso de casacin en el
fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Arica en
el proceso rol 9107-2003, de fecha 2 de septiembre de 2003, cuya sentencia de primera
instancia fue dictada por el tercer juzgado de letras de Arica, en causa rol 25813-2001, con
fecha 12 de junio de 2003.
Reyes con Universidad de Chile Juana Isabel Reyes Granifo con Secretario de
Estudios de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Sentencia dictada por
la Corte Suprema el 29 de marzo de 2005 en causa rol 542-2005, en que, conociendo de
634
referencias
635
Seplveda con FONASA Jaime Antonio Seplveda Huentro con Fondo Nacional
de Salud. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 23 de agosto de 2005 en causa rol
3467-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin, revoca la resolucin dictada
por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol 8272-2003 fecha 1 de julio de
2005.
Sindicato de Trabajadores con Traveller SASindicato Traveller SA con
Traveller SA. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 26 de mayo de 2005 en causa rol
314-2004, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, anula y reemplaza
la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol 675-2003,
de fecha 11 de diciembre de 2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el
segundo juzgado de letras del trabajo de Santiago, en causa rol 4481-2001, con fecha 13
de noviembre de 2002.
Sociedad Acuarios y Zoolgicos con Direccin del TrabajoSociedad
Acuarios y Zoolgicos de Chile SA con Inspeccin del Trabajo de San Antonio.
Sentencia dictada por la Corte Suprema el 16 de junio de 2005 en causa rol 2757-2005,
en que, conociendo de un recurso de apelacin, revoca la resolucin dictada por la Corte
de Apelaciones de Valparaso en el proceso rol 174-2005, de fecha 24 de mayo de 2005.
Sociedad Agrcola con Naveilln Sociedad Agrcola San Rafael Ltda con , Juan
Naveillan Fernndez. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 28 de marzo de 2005
en causa rol 1601-2003, en que, conociendo de un recurso de casacin en la forma y en el
fondo, no anula la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Talca en el proceso
rol 58018-2000, de fecha 30 de septiembre de 2002, cuya sentencia de primera instancia
fue dictada por el primer juzgado civil de Talca, en causa rol 82228-1999, con fecha 23 de
junio de 2000.
Sociedad Agrcola y Ganadera con Alfred Sociedad Agrcola y Ganadera El
Tangue Ltda con Arnoldo Alfred Alfaro. Sentencia dictada por la Corte Suprema el
21 de diciembre de 2005 en causa rol 5011-2003, en que, conociendo de un recurso de
casacin en el fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones
de La Serena en el proceso rol 28895-2003, de fecha 2 de octubre de 2003, cuya sentencia
de primera instancia fue dictada por el tercer juzgado civil de Coquimbo, en causa rol
207-1999, con fecha 12 de junio de 2003.
Sociedad Constructora y otros con EMOS Sociedad Constructora Inmobiliaria
e Inversiones Lastre SA, Manuel Silva Arce, Julio Alfredo Gonzalez Rojas con Empresa
Metropolitana de Obras Sanitarias SA. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 31 de
agosto de 2005 en causa rol 3767-2003, en que, conociendo de un recurso de casacin
en la forma y en el fondo, no anula la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de
Santiago en el proceso rol 6755-1998, de fecha 5 de agosto de 2003, cuya sentencia de
primera instancia fue dictada por el octavo juzgado civil de Santiago, en causa rol 631996, con fecha 10 de septiembre de 1998.
Sociedad Turismo con Secretara Regional de Bienes NacionalesSociedad
Turismo Frontera Ltda. con Secretara Regional Ministerial de Bienes Nacionales
Regin de los Lagos. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 6 de octubre de 2005 en
causa rol 4580-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin, revoca la resolucin
dictada por la Corte de Apelaciones de Puerto Montt en el proceso rol 130-2004, de
fecha 30 de agosto de 2005.
Soto con Municipalidad Mara Vernica Soto Toro con Municipalidad de
Talcahuano. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 19 de enero de 2005 en causa
rol 3209-2004, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, casa de oficio
y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Concepcin en el
636
referencias
proceso rol 4555-2003, de fecha 18 de junio de 2004, cuya sentencia de primera instancia
fue dictada por el segundo juzgado civil de Talcahuano, en causa rol 479-2003, con fecha
14 de diciembre de 2003.
Sucesin con Fisco Horacio Undelio Dagnino Giacobbe, Paula Mara Giacobbe
Roggero, Valeria Dagnino Giacobbe con Fisco de Chile. Sentencia dictada por la Corte
Suprema el 29 de marzo de 2005 en causa rol 3276-2004, en que, conociendo de un
recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones
de Rancagua en el proceso rol 20375-2003, de fecha 29 de junio de 2004, cuya sentencia
de primera instancia fue dictada por el segundo juzgado civil de Rancagua, en causa rol
53193-2000, con fecha 24 de marzo de 2003.
Tapia con Fisco Juan Carlos Tapia Orellana con Fisco de Chile. Sentencia dictada
por la Corte Suprema el 25 de mayo de 2005 en causa rol 4781-2004, en que, conociendo
de un recurso de casacin en el fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada por la
Corte de Apelaciones de Valparaso en el proceso rol 1077-2003, de fecha 17 de agosto
de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el sptimo juzgado civil de
Valparaso, en causa rol 1490-2000, con fecha 13 de marzo de 2003.
Tittarelli con IsapreRicardo Tittarelli Donati con Isapre Vida Tres SA.
Sentencia dictada por la Corte Suprema el 26 de octubre de 2005 en causa rol 43212005, en que, conociendo de un recurso de apelacin, revoca la resolucin dictada por
la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol 3906-2004, de fecha 16 de agosto
de 2005.
Torres con Ponce Torres Gonzlez Germn con Ponce Jerez, Eduardo Alfonso.
Sentencia dictada por la Corte Suprema el 21 de marzo de 2005 en causa rol 3137-2003,
en que, conociendo de un recurso de casacin en la forma, no anula la resolucin dictada
por la Corte de Apelaciones de Arica en el proceso rol 8873-2003, de fecha 25 de junio de
2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el tercer juzgado del crimen de
Arica, en causa rol 25257-2001, con fecha 2 de enero de 2003.
Transportes Cruz del Sur con Direccin del TrabajoTransportes Cruz del
Sur Ltda. con Inspeccin Provincial del Trabajo de Puerto Montt. Sentencia dictada
por la Corte Suprema el 14 de noviembre de 2005 en causa rol 4505-2005, en que,
conociendo de un recurso de apelacin, confirma la resolucin dictada por la Corte
de Apelaciones de Puerto Montt en el proceso rol 118-2004, de fecha 24 de agosto de
2005.
Transportes Renca con Direccin del TrabajoEmpresa de Transportes
Renca Puente Alto SA con Inspeccin del Trabajo Santiago Norte. Sentencia dictada
por la Corte Suprema el 27 de abril de 2005 en causa rol 1502-2005, en que, conociendo
de un recurso de apelacin, revoca la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de
Santiago en el proceso rol 310-2004, de fecha 31 de marzo de 2005.
Umaa con Calzados Emilio Calleja Umaa Quevedo Ramn con Calzados
Emilio Calleja SAC. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 27 de octubre de 2005 en
causa rol 2377-2004, en que, conociendo de un recurso de casacin en la forma y en el
fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Talca en
el proceso rol 2015-2003, de fecha 21 de abril de 2002, cuya sentencia de primera instancia
fue dictada por el segundo juzgado de letras de Talca, en causa rol 904-2000, con fecha
24 de julio de 2003.
Urza con Sociedad Minmetal Guillermo Urza Prez con Sociedad Minmetal
Ingeniera y proyectos Ltda. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 28 de julio de
2005 en causa rol 980-2004, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo,
anula y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Rancagua en el
637
proceso rol 4223-2003, de fecha 26 de enero de 2004, cuya sentencia de primera instancia
fue dictada por el primer juzgado del trabajo de Rancagua, en causa rol 67007-2001, con
fecha 3 de septiembre de 2003.
Valores y Crditos SA con Pablo Urza y Ca Ltda Valores y Crditos SA con
Pablo Urza y Ca. Ltda. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 20 de abril de 2005
en causa rol 3255-2003, en que, conociendo de un recurso de casacin en la forma y en el
fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Santiago
en el proceso rol 4635-2000, de fecha 4 de julio de 2003, cuya sentencia de primera
instancia fue dictada por el segundo juzgado civil de Santiago, en causa rol 877-1997, con
fecha 8 de junio de 2000.
Vsquez con Inmobiliaria Carlos Patricio Vsquez Bravo, Marta Rosa Moraga
Jaramillo con Inmobiliaria Lomas de San Andrs. Sentencia dictada por la Corte
Suprema el 30 de mayo de 2005 en causa rol 1858-2004, en que, conociendo de un recurso
de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de
Concepcin en el proceso rol 3607-2002, de fecha 8 de abril de 2004, cuya sentencia de
primera instancia fue dictada por el tercer juzgado civil de Concepcin, en causa rol
5328-2001, con fecha 4 de diciembre de 2002.
Vsquez con Marc Leasing y otroIns Vsquez Jeldez con Marc Leasing SA.
Sentencia dictada por la Corte Suprema el 30 de mayo de 2005 en causa rol 5300-2003,
en que, conociendo de un recurso de casacin en la forma y en el fondo, no anula la
resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de Valdivia en el proceso rol 146822003, de fecha 16 de octubre de 2003, cuya sentencia de primera instancia fue dictada
por el segundo juzgado civil de Valdivia, en causa rol 1732-2001, con fecha 17 de julio
de 2003.
Va Imagen con Direccin del Trabajo Va Imagen Ltda. con Direccin del
Trabajo. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 22 de junio de 2005 en causa rol
2446-2005, en que, conociendo de un recurso de apelacin, revoca la resolucin dictada
por la Corte de Apelaciones de Puerto Montt en el proceso rol 77-2005, de fecha 13 de
mayo de 2005.
Vilches con Segetrans TransportesSegetrans Transpotes SA con Ricardo
Vilches. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 23 de junio de 2005 en causa rol
820-2004, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo, anula y reemplaza
la resolucin dictada por la Corte de apelaciones de San Miguel en el proceso rol 16292004, de fecha 28 de enero de 2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por
el segundo juzgado de letras del trabajo de San Bernardo, en causa rol 9497-2001, con
fecha 24 de octubre de 2002.
Villarroel con Municipalidad Mauricio Antonio Villarroel Guerrero con
Municipalidad de Valparaso. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 29 de
septiembre de 2005 en causa rol 342-2005, en que, conociendo de un recurso de casacin
en el fondo, anula y reemplaza la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de
Valparaso en el proceso rol 3598-2003, de fecha 19 de noviembre de 2004, cuya sentencia
de primera instancia fue dictada por el juzgado civil de Valparaso, en causa rol 15601999, con fecha 5 de septiembre de 2003.
Via Conosur con Fisco Via ConoSur SA con Fisco de Chile. Sentencia dictada
por la Corte Suprema el 31 de mayo de 2005 en causa rol 4973-2004, en que, conociendo
de un recurso de casacin en el fondo, no anula la resolucin dictada por la Corte de
Apelaciones de Rancagua en el proceso rol 21536-2004, de fecha 16 de septiembre de
2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el tercer juzgado civil de
Rancagua, en causa rol 35194-2000, con fecha 31 de diciembre de 2003.
638
referencias
Wilson con Comercial Horizonte Rebeca Agustina Wilson Kelly con Sociedad
Comercial Horizonte Ltda. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 21 de marzo de
2005 en causa rol 1338-2004, en que, conociendo de un recurso de inaplicabilidad.
Yapur y otros con Steel S.A Yapur Yao Yael Yougatt, Enrique Mejas Mancilla,
Juan Carlos Cceres Nez, Oscar Ral Salazar Moreno, Hctor Avils Avils, Alejo
Antonio Oviedo Rivera, Adela del Carmen Sabtis Daz, Graciela del Carmen Soto
Moscos, Elsa del Carmen Vsquez Huenchunir, Humberto Cerda Neipn Juan
Antonio, Jimnez Laiz Gastn Vergara Vargas, Juan Fernando Miranda Gonzlez,
Francisco Silva Vera, Jaime Vargas Gonzlez Maritza con Steel SA. Sentencia dictada
por la Corte Suprema el 25 de agosto de 2005 en causa rol 1751-2004, en que, conociendo
de un recurso de casacin en el fondo civil, anula y reemplaza la resolucin dictada por
la Corte de Apelaciones de Santiago en el proceso rol 3056-2003, de fecha 2 de abril de
2004, cuya sentencia de primera instancia fue dictada por el segundo juzgado de letras
del trabajo de Santiago, en causa rol 4546-2000, con fecha 7 de octubre de 2002.
Ziga con Villavicencio Elena de las Mercedes Zuiga Godoy, Claudina
Vitalicia Zuiga Godoy, Juan Ignacio Zuiga Godoy con Exequiel Baldomero
Villavicencio Mondaca. Sentencia dictada por la Corte Suprema el 8 de marzo de 2005
en causa rol 4164-2003, en que, conociendo de un recurso de casacin en el fondo civil,
Otros la resolucin dictada por la Corte de Apelaciones de San Miguel en el proceso
rol 338-2001, de fecha 21 de agosto de 2003, cuya sentencia de primera instancia fue
dictada por el segundo juzgado civil de Melipilla, en causa rol 11685-2000, con fecha 30
de noviembre de 2000.
Partes
Abodovsky Guiser, Nelly RebecaAbodovsky con Isapre
Aceros Santa Ana de Bolueta Ltda.Aceros Santa Ana Ltda con Direccin del Trabajo
Acevedo Quivira, GermnAcevedo con Agfa Ltda
Acosta Valdivia, Luis Marcelocontra Acosta Valdivia
AFP Plan VitalAFP con Transportes Fnix
Agecomet SAAgecomet con Direccin del Trabajo
Agfa Gevaert LtdaAcevedo con Agfa Ltda
Agrcola Punitaqui SABanco Estado con Agrcola Punitaqui
Agrcola y Forestal Naguiln SAAgrcola y Forestal Naguiln con Errzuriz
Aguilera Herrera, Luis AlejandroPeailillo y otros con Empresa de Servicios
Sanitarios
Aguilera Laveyne, Bella EstrellaAguilera con Multinegocios
Aguilera, PatriciaAguilera con Servimarket
640
referencias
641
642
referencias
643
644
referencias
645
646
referencias
647
648
referencias
Roles
Corte suprema
3-2005
9-2003
36-2004
41-2004
50-2005
61-2004
89-2004
102-2005
134-2005
147-2005
182-2005
234-2005
237-2005
266-2005
312-2005
314-2004
318-2004
650
referencias
679-2003
contra Daz Cooecar
685-2003
contra Nahoe Hereveri
716-2005
Hotelera Luz con Direccin del Trabajo
738-2005
contra Bolvarn Rojas
740-2005
contra Chat Aldunez
762-2003
contra Cornejo Cornejo
776-2005
Cerda con Municipalidad
820-2004
Vilches con Segetrans Transportes
877-2005
contra Lara Moreau
891-2005
contra Barrientos Snchez
956-2005
contra Rojas Rojas
980-2004
Urza con Sociedad Minmetal
1018-2005
Cceres con Municipalidad
1043-2005
contra Rodrguez Saavedra
1045-2005
contra Oyarzn del Solar
1069-2005
Aguirre con Fingas Ingeniera y Construccin
1202-2005
Cencosud Supermercados con Direccin del Trabajo
1211-2005
Morales con Municipalidad
1226-2005
Agecomet con Direccin del Trabajo
1231-2005 Easy SA con Direccin del Trabajo
1299-2005
De la Fuente con Ministerio de Obras Pblicas
1309-2005
Abodovsky con Isapre
1310-2005
Paredes con Isapre
1312-2005
Industrias Electrnicas Condensa con Direccin del
Trabajo
1323-2005
contra Meza Viveros
1338-2004
Wilson con Comercial Horizonte
1357-2005
Constructora con Direccin del Trabajo
1380-2005
contra Rodrguez Maldonado y otros
1408-2005
Queupumil con Fisco
1439-2005 Distrinor SA con Superintendencia
1440-2005
Metrogas con Superintendencia
1441-2005
Electrogas con Superintendencia
1445-2005
Mansilla con Asociacin Gremial
1502-2005
Transportes Renca con Direccin del Trabajo
1548-2005
contra Biniamin Levi
1601-2003
Sociedad Agrcola con Naveilln
1616-2005
Cerpa con Carrillo
1641-2005
Muebles Jouannet con Direccin del Trabajo
1678-2005
Fisco con DICSA Mining Service
1690-2005
Iraola con Direccin del Trabajo
1751-2004
Yapur y otros con Steel SA
1787-2005
Parque Arauco con Direccin del Trabajo
1807-2005
contra Villareal Villalobos
1858-2004
Vsquez con Inmobiliaria
2022-2003
Bravo con Empresa de Servicios Sanitarios
2037-2003
Dacre con Fisco
2121-2004
Beltrn con Comercial Antonio Garrido
2123-2004
Espinoza y otros con Arellano
651
referencias
652
3586-2003
3632-2003
3640-2004
3648-2004
3683-2004
3684-2005
3685-2003
3767-2003
3790-2005
3827-2004
3828-2004
3845-2003
3954-2005
3976-2003
3991-2004
4006-2003
4123-2005
4125-2004
4159-2003
4164-2003
4164-2005
4177-2005
4321-2005
4415-2004
4457-2005
4496-2003
4505-2005
4515-2004
4550-2003
4569-2004
4580-2005
4587-2003
4618-2005
4620-2005
4643-2003
4655-2004
4714-2005
4718-2003
4727-2003
4730-2005
4750-2004
4778-2004
4780-2004
4781-2004
4808-2004
4844-2004
4928-2004
653
referencias
654
8970-2003
9107-2003
9187-2003
96-2004
129-2004
143-2004
296-2004
366-2004
1022-2004
2827-2003
2863-2003
2864-2003
16438-2001
83-2004
175-2004
655
referencias
656
1830-2003
2527-2003
2591-2005
Hidalgo Gonzlez
Corporacin Municipal con Direccin del Trabajo
Merello con Sociedad Educacional de Pirque
General Electric con Direccin del Trabajo
Pavz y otros con Alimentos Fruna
102-2004
128-2004
657
referencias
658
83-2004
1731-2001
2212-2002
97-2004
1171-2004
659
ndices
NDICE DE AUTORES
Abeliuk, R, 28, 102, 162
Aedo, C, 158
Alessandri, A, 6, 18, 32, 102, 104, 105, 107,
123, 129
Alessandri, J, 137
Alibert, R, 495
Arias, Cristin, 388
Arias, M, 311
Ario, G, 453, 456
Atria, F, 166, 167, 168
Ayns, L, 101
Ballesteros, M. E, 165
Barros, E, 128, 483, 494, 497, 498, 501, 505
Barros E, A, 18
Bascun R, A, 322, 335, 355, 363, 364, 368,
369, 404, 427, 544
Baudrit, D, 104
Begazo, J, 160
Bello, A, 174, 175, 177
Bequ, E, 162
Bidart, J, 102, 104, 105
Binder, A, 427
Blest, J, 178
Blum, L, 490
Bofill, J, 404, 413, 414
Bon, P, 506
Bordal, A, 188
Botto, O, 152
Boulanger, J, 80
Brandariz, J.A, 348, 369
Bravo, B, 176
Brownli, I, 547
Bueres, A, 161
Bustos, J, 329
Calamandrei, P, 169, 170
Caldera, H, 485
Caizares, A, 136
Carmona, C, 457
Carnelutti, F, 168
Carnevali, R, 348, 349, 356, 357
Carocca, A, 382
Carrara, F, 260, 270
Carr de Malberg, R, 23
Casarino, M, 222
Cassagne, J. C, 456
Cassese, A, 536, 538
Chahun, S, 103
Chapus, R, 487
Claro Solar, L, 18, 44
Colombo, J, 206
Contreras, O, 133, 147, 148, 151, 154
Corral, H, 82, 128, 129, 164
Court, E, 495
Cousio, L, 247
Couso, Jaime, 250
Cury, E, 327, 330, 342
Damaska, M, 381
DAntona, M., 606
De Cupis, A, 104
De la Plaza, M, 168, 169, 172
de Laubadre, A, 487
Delvolv, P, 493
662
de Soto, J, 457
De Verda, J, 9
Devys, C, 506
Daz, L, 143
Diez, J, 104, 123
Dez-Picazo, L, 126, 127, 462, 467, 491,
501
Domnguez guila, R, 92, 93, 94
Domnguez Benavente, R, 92, 93, 94
Domnguez, C, 158
Duez, P, 496
Dworkin, R, 386
Echeverra, A, 167, 177
Egaa, J, 174
Egaa, M, 174, 176
Ekdahl, F., 607
Elorriaga, F, 93, 94, 95, 100, 102, 114,
122
Ermida, O, 559
Escriche, J, 138
Etcheberry, A, 308, 327, 332, 349, 355,
359, 360, 363, 368, 374
Fairn, V, 210
Fernndez, T. R, 461, 469
Flume, W, 462
Frier, P. L, 451
Frisch, W, 338, 339
Garca de Enterra, E, 461, 464, 469
Garca, M, 347, 348
Garrido, M, 327, 349, 350, 354, 363
Gavron, J, 537
Ghezzi, G., 591
Gierke, O, 570
Gioia, G, 171
Giugni, G., 591
Gmez de la Serna, P, 171, 173
Gonzlez, Jess, 468
Goupil de Prefeln, G. F. C, 168
Grawein, A, 136
Grisola, F, 329, 332
Groizard, A, 270
Guasch, S, 171
Guersi, C, 161, 162
Guzmn, A, 174
Guzmn, N, 409
Hart, H.L.A, 256, 257
Hauriou, M, 453, 487
Hempel, C, 257
Henriot, G-C, 492
referencias
Hernndez, H, 373, 416
Honore, A.M, 256, 257
Horvitz, M.I., 383, 390, 392, 404
Hostiou, R, 477
Hruschka, J, 275
Ihering, R, 38
Jakobs, G, 285, 338, 347
Jescheck, H. H, 274
Jze, G, 453
Jimnez de Asa, L, 260, 270
Kahlo, M, 352, 355
Kahn-Freund, O, 590
Kairinen, M., 570
Karam, L, 496
Kindhuser, U, 255, 256, 257, 258, 263,
268, 269, 284, 286, 314
Knsemller, C, 260, 330
Labatut, G, 323, 327
Langbein, J, 428
Langnein, John, 428
Laso, S, 177
Lira, J, 177, 178, 179, 180, 181, 213, 214
Lizama, L., 592
Lpez, J, 78, 97, 164, 382, 383, 384, 390,
391, 392, 393, 404, 462, 559, 604
Lpez Jacoiste, J, 101
Lpez, M, 161, 163, 164
Lpez-Muiz, M, 9
Lyon, A, 18
Mackie, J. L, 256, 257
Malaurie, P, 101
Maalich, J.P, 253, 259, 264, 269, 275,
278, 281, 283, 289, 297, 304, 312,
328, 330, 351, 363, 364, 365, 366,
369
Manez, A, 147
Marn, J.C, 220
Markesinis, B, 101, 104, 109, 110, 111, 121
Martn, A, 570
Maturana, C, 183, 389, 392
Matus, J.P, 323, 325, 327, 330, 344, 349,
363
Maurach, R, 375
Mazeaud, H.L, 105, 106, 109, 110, 111
Medina, C., 593
Meinsenberg, S, 537
Melis, C, 572, 588
Mendelson, M, 547
Mera, J, 369
ndice de autores
Mera, R., 571
Meza, R, 80
Mezger, E, 249
Mir, S, 255
Montador, J, 508
Moreau, J, 467, 495, 506
Mosquera, M, 389
Navarrete, L.G, 211
Navarro, E, 18
Nicholls, L, 541
Novoa, E, 327
Novoa, P, 570, 598
Orentlicher, D, 537, 538
Paillet, M, 498, 501, 509
Peailillo, D, 18, 30, 161, 164, 471, 472
Pescio, V, 18
Pfeffer, E, 382
Pictet, J, 532
Plattner, D, 534
Politoff, S, 270, 280, 323, 327, 329, 332,
344, 349, 355, 363, 375
Pondal, R, 143
Psillos, S, 257
Puppe, I, 256, 266, 337
Ramrez, M.C, 323, 327, 344, 349, 363
Ramos, R, 5
Reyes, J, 18
Richer, L, 510
Ripert, G, 80
Robles, R, 339
Rodrguez, J.M, 344
Rodrguez, L.R, 323
Rodrguez, P, 94, 102, 123, 128, 158, 161,
162
Rojas, G, 570
Rolland, L, 453
Romagnoli, U., 591
Romano, S, 469
Rouault, M.C, 506
Roxn, C, 337, 338, 339, 367, 376
Rozas, F, 18
Ruiz, L.F, 343
Ruprecht, A, 573
663
Sez, F,, 572, 588
Sandoval, R, 97
Santoro, F, 590, 591
Santos, J, 101
Scharf, M, 534, 538
Schurman, M, 409
Schweitzer, M, 327
Silva, E, 14, 15, 453, 483
Silva, J.M, 338
Somarriva, M, 18, 32, 94
Soto, E, 456
Soto, M, 349
Supiot, A, 570, 590, 591
Tapia, F, 607
Thayer, W, 570
Toro, D, 167, 177
Trigo, F., 161, 163
Trucco, H, 66
Tunc, A, 105, 106, 109, 110, 111
Ulloa, L, 575
Valds dal R, F, 570
Valdivia, J.M, 495
Vargas, F, 177, 178
Vsquez, L.G, 136
Vsquez, R, 110
Vedel, G, 493
Verdier, J., 591
Vergara, A, 17ss, 456
Vial, V, 18
Vicente, E, 100, 104, 111
Villar Ezcurra, J.L, 458
Villar Palas, J.L, 461
Viney, G, 101, 104, 109, 110, 111, 121
Vodanovic, A, 18, 32
Waline, M, 485
Weigend, T, 274
Weingarten, C, 161, 162
Williams, S, 537
Zalaquett, J, 538
Zelaya, P, 98
Zorrilla, E, 175
Zugalda, J.M, 350
referencias
664
Cdigos
Cdigo Civil
art. 1, 21
art. 4, 157
art. 9, 245, 248
art. 13, 88, 157
art. 22, 527
art. 47, 193, 215
art. 135, 8
art. 321, 107
art. 547, 18
art. 577, 93
art. 578, 93
art. 582, 16, 55
art. 585, 20
art. 588, 93
art. 589, 39
art. 589, 17, 18, 20
art. 590, 69, 70
art. 599, 20
art. 629, 359
art. 649, 26, 27
art. 654, 27
art. 686, 59
art. 700, 29, 37
art. 700, 62, 64,
65
art. 703, 51
art. 704, 94, 95
art. 704,, 95
art. 711, 364, 365
art. 718, 2, 3, 4,
5, 6
art. 721, 41, 42
art. 725, 42
art. 728, 37, 38,
43
art. 728, 61
art. 730, 61, 70
art. 847, 479
art. 880, 516, 517
art. 889, 43, 44,
45
art. 891, 39
art. 892, 39, 44,
45
art. 895, 33, 40
art. 896, 43
art. 897, 43
art. 898, 40
art. 898, 52
art. 900, 40
art. 902, 48
art. 907, 53, 54, 55
art. 920, 34, 35, 36, 37
art. 921, 34
art. 923, 28, 29, 37
art. 925, 26
art. 926, 34
art. 928, 34, 35
art. 928, 366
art. 929, 366
art. 950, 35, 36
art. 962, 28
art. 994, 59
art. 1269, 92, 94
art. 1344, 2, 3, 5, 6
art. 1437, 126
art. 1457, 163
art. 1465, 149
art. 1466, 86
art. 1468, 557
art. 1485, 557
art. 1489, 84
art. 1496, 31
art. 1539, 77
art. 1542, 77
art. 1545, 85, 140, 559,
603
art. 1546, 83, 141, 153, 571
art. 1547, 163
art. 1552, 75
art. 1558, 102
art. 1564, 90
art. 1566, 603
art. 1566,, 604
art. 1645, 80
art. 1672, 34
art. 1679, 162
art. 1683, 50, 207, 467
art. 1687, 52, 207, 211
art. 1689, 47
665
art. 2522, 88
art. 2523, 88
Cdigo de Comercio
art. 557, 152
Cdigo Penal
art. 1, 253, 270, 271,
336
art. 3, 300, 305
art. 7, 282, 290, 291,
298, 301, 302,
305, 354, 357,
358, 364, 365
art. 9, 282, 300, 301,
302, 303, 312, 375
art. 10, 379
art. 10 N4, 269,
276
art. 10 N7, 276
art. 10 N8, 263, 264
art. 10 N10, 263,
273, 276
art. 11, 270, 307,
308, 309, 310
art. 11 N6, 327
art. 11 N7, 327
art. 11 N9, 327
art. 12, 312, 313, 379
art. 12 N1, 268, 330
art. 12 N11, 331
art. 12 N12, 331
art. 15 N1, 283
art. 15 N3, 283
art. 18, 244, 245,
248, 250
art. 19, 375
art. 25, 251, 299,
300, 303
art. 29, 316
art. 30, 317
art. 31, 315
art. 51, 302, 357, 375
art. 52, 302, 354,
357, 358
art. 64, 284, 285
art. 67, 304, 305,
306, 307
art432, 295
art. 433, 362, 367,
368
art. 436, 362
art. 439, 362
art. 440, 361, 362,
370
art.442, 428
art. 446, 295, 353
art446, 295
art. 448, 358, 359
art. 449, 351
art. 450, 369, 370,
371, 372
art. 456bis, 313, 314
art. 457, 364, 365,
366
art. 467, 282, 375
art. 468, 279, 280,
282, 374, 375
art. 470, 372, 373,
601
art. 470 N1, 297
art. 471 N 1, 364
art. 473, 280, 374
art. 474, 336
art. 490, 266, 293
art. 491, 263, 264,
266
art. 492, 266
art. 494, 354, 357,
358, 375
art. 494 bis, 354,
357, 358, 375
art. 494bis, 301,
302, 303, 354,
357, 358
art. 494 N19, 279,
281, 282
art. 494 N20, 276
art. 499, 316
referencias
666
art.4, 424
art.8, 412
art.10, 389
art. 11, 244, 245,
246, 250
art.75, 386
art.91, 420
art. 93b, 419
305, 326
art.195, 420
art. 197, 411
art.197, 401
art. 222, 415
art.227, 413, 414, 419
art.261, 425
art.270, 425, 426, 428
art.276, 420
667
art.374e, 395, 397
art.375, 386
art.376, 384, 390
art. 377, 416
art.377, 391, 392,
415, 417
art.378, 390, 393
art.381, 418
art.383, 391, 392,
393, 394, 396,
398, 399, 410,
418
art.383c, 405
art.385, 387, 388
art.387, 388
art. 395, 298, 299,
300, 316
art.405, 389
art.483, 397
art. 485, 243, 246
Cdigo de Aguas
art. 36, 499
267, 334
referencias
668
art. 474, 585, 586,
597, 600
Cdigo de Minera
Cdigo Sanitario
art. 168, 251
Cdigo Tributario
art. 2, 194
Leyes
L 2269, 167, 186
L 3133, 517
L 3390, 186, 232
L 6382, 63, 67
L 8946, 504
L 11904, 69, 70
L 16641
art. 13, 303
L 16643, 114, 115, 118
art. 14, 115, 118, 126
art. 21, 345
art. 34, 114, 118
art. 43, 115
L 16744, 115
art43, 118
L 16952, 66
L 17322, 543, 544, 588, 601
art. 12, 543, 544, 545, 600
art. 13, 569
L 18097
art. 18, 524
L 18101, 79, 226
L 18120
art. 1, 228, 229
art. 2, 228
art. 4, 228
L 18216, 334, 421, 424, 425
art. 28, 317
art. 196B, 316
L 18287, 155
art. 14, 156
art. 29, 98
L 18290, 266
art. 144, 341
art. 171, 127
art. 174, 97, 98, 99
L 18410, 466, 467
art. 2, 450
art. 2 N22, 450
art. 3 N22, 458
art.3 N34, 466
art. 18A, 466
L 18575
art. 4, 482
art. 28, 452
art. 42, 482, 485, 490
art.44, 507
L 18695
art. 141, 482
L 18705, 190, 195
L 18777, 125
L 18802, 5
L 18843, 468
L 18882, 195
art. 1 N7, 190
L 18933
art. 38, 603
L 18971, 439, 440, 441
L 19253, 473
art. 2, 304
art. 2.b, 374
art. 4, 280
art. 65, 304
L 19281, 97
669
L 19525, 499, 503
L 19617, 283, 320, 321
L 19733
art. 48, 118
L 19759, 581, 599
L 19800, 504
L 19866, 79
L 19880, 442, 443, 515, 520
art.41, 467
art. 54, 442
art. 59, 442
L 19955, 155
L 19973, 583, 584
art. 29, 345
L 20000, 391
art. 3, 247, 248, 249
art. 4, 246, 247, 248, 250
L 20005, 577
L 20018, 457
L 20023, 544
L 20074, 298, 300, 414, 415, 421
art. 1, 243, 246
L 20168
art. 25, 463
L 20194, 566, 606
L 20402, 459
Ley de efecto retroactivo de las leyes
art. 24, 244
art. 18, 82
DFL N707/L 18127/1982 (sobre
cuentas corrientes bancarias y
cheques)
art. 11, 141
art. 13, 139
art. 22, 135, 137, 380
art. 23, 138, 140
art. 24, 138, 140
art. 27, 133, 134
art. 33, 138
art. 34, 138
RRA 6 (1968), 63, 67
referencias
670
Decretos leyes
DL 2695, 56, 57, 58, 59, 63, 64, 68, 72
art. 2, 71, 72
art. 3, 71
art. 19, 63, 65
DL 3500
art. 19, 251
DL N993/1975 (sobre arrendamiento
de predios rsticos)
art. 2, 226
DL N2186/1978 (de procedimientos
de expropiacin), 470, 473
Textos constitucionales
Constitucin de 1833
art. 4, 24
art. 2, 24
art. 159, 24
Constitucin de 1925
art. 3, 24
Constitucin de 1980
671
Autos Acordados
Auto Acordado sobre tramitacin del
recurso de proteccin (1977), 444
Fuentes extranjeras
Cdigo Civil de Alemania
art. 859, 364
Cdigo Civil de Argentina
art. 1078, 109
Cdigo Civil de Austria
art. 1327, 107
Cdigo Civil de Francia
art. 1738, 80
Cdigo Civil de Paraguay
art. 1835, 109
Cdigo Civil de Per
art. 1977, 128
Cdigo Civil de Venezuela
art. 1196, 108
Fuentes internacionales
Acuerdo de Lom
art. 34, 536
Convencin Americana de Derechos
Humanos, 542, 544, 545
art. 1.1, 539
art. 7, 250, 251, 543, 544
art. 8, 411, 539
art.8, 382, 413
art. 9, 248
art. 25, 539
art. 25., 539
Convencin contra la tortura y otros
tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes
art. 4, 538
Convencin de Montevideo sobre
extradicin, 548
Convencin de Naciones Unidas contra
el Trfico Ilcito de Estupefacientes y
Sustancias Psicotrpicas
art. 6, 545, 546
Convenio de Ginebra IV (relativo a la
proteccin debida a las personas civiles
en tiempos de guerra)
art. 148, 537, 538
Convenios de Ginebra, 535
Convenios de Ginebra, 530, 535, 537,
538, 541, 542
art. 3, 531, 532, 533, 534, 535, 537,
538, 541, 542
Pacto internacional de derechos
civiles y polticos
art. 14, 382
art. 15, 530, 539, 540
Protocolo Adicional a los
Convenio de Ginebra relativo
a la proteccin de las vctimas
de los conflictos armados sin
carcter internacional (Protocolo
Adicional II), 532, 533
Resolucin 75/7 del Comit de
Ministros del Consejo de Europa,
sobre compensacin por daos
fsicos y muerte del ao 1975
principio 13, 108, 121
principio 19, 108
referencias
672
NDICE DE JURISPRUDENCIA
Jurisprudencia Nacional
Corte Suprema
Agrcola y Forestal Naguiln con
Errzuriz, 220
Albornoz con Ortz, 481, 489
Almonte con Fumey, 69, 71, 230
Arantzazu S.A. con Zepeda, 79
Aravena con Unidad Coronaria
Mvil, 155, 157
Araya con Pellegrini, 566
Arvalo con Fisco, 495
Arriagada con Fisco, 13, 38, 39
valos Gmez, 314
Baeza con Municipalidad, 497,
498
Banco BHIF con Arteaga, 142
Banco Santander con Daz, 60
Benavente con Fisco, 202
BHIF con Crdenas, 81
Bosquet con Barahona y otro, 98
Brahm con Riffo, 69, 72
Brito con Servicio de Salud, 505
Bustos, 329, 332, 483, 485
Cceres con Municipalidad, 481,
486, 488, 489, 500, 502, 505
Caja de Previsin con Compaa
Nacional de Seguros La
Industrial, 152
Campos con Corporacin Club
Unin rabe, 561
Candia con Guerra y otros, 86
Carrasco con Carrasco, 230, 231
caso Trillium, 514
Cecinas la Preferida con
Comercial Salinak, 230, 231
Cepeda y otros con Cosem Ltda.
y otros, 117
Cerda con Municipalidad, 568,
606
Cerpa con Carrillo, 54
Cspedes con Compaa de
Seguros La Previsin, 151
Chvez con Gmez, 555
CMET con Ministerio de
ndice de jurisprudencia
673
referencias
674
Lemus con Crespo, 45
Maldonado con Essal S.A., 446
Manzano y otros con Jimnez y
otros, 115, 154
Marn con Equipos Mecanizados
Industriales, 557
Medel con Servicio de Salud, 215,
508
Merello con Sociedad
Educacional de Pirque, 445
Metrogas con Superintendencia,
450
Morales con Miranda y otros, 87
Muellajes S.A. con Direccin del
Trabajo, 447
Municipalidad con Copec, 446
Municipalidad de Los Vilos con
Fisco, 69
Muoz con Constructora, 445
Olivares y otra con Olgun, 56, 57
Oyarzn con Centro de
Orientacin y Diagnstico de
Menores, 444
Pairicn y otros con Prgola, 556
Paredes con Barrera, 41, 44
Pavez y otros con Alimentos
Fruna, 572
Jurisprudencia Extranjera
Corte Interamericana de Derechos Humanos
Caso Almonacid Arellano y otros
vs Chile, 539
ndice temtico
675
NDICE TEMTICO
Abandono del procedimiento
en general, 190
y citacin para or sentencia, 196
y disposiciones comunes a todo
procedimiento, 194
e impulso procesal, 194
gestin til, 197, 202
y nulidad, 201
y peritos como terceros, 199
puede declararse despus de ejecutoriada
la sentencia, 191
solicitud extempornea de declaracin
de, 193
Accesin
de inmueble a inmueble, 2630
por aluvin, vaseAluvin
Accin de desposeimiento hipotecario,
6061
Accin de nulidad
y accin reivindicatoria, 4753
legitimidad activa y pasiva en la, 50
Accin de peticin de herencia, vase
adicionalmentePrescripcin de la
accin de peticin de herencia
definicin de la, 93
Accin de precario
aplicacin en casos de ~ de las reglas del
art. 19 del DL 2695, 5960
contra el mero tenedor de un tercero que
no es parte, 5758
no es accin real, pero cumple funciones
propias de tal, 56
no permite identificar correctamente las
pretensiones en conflicto, 56
suple el dficit de proteccin que implica
la posesin inscrita, 56
Acciones personales
suponen una situacin jurdicamente
inestable, 31
Acciones reales
caracterizacin de las, 30
condiciones de operacin, 32
distincin entre ~ y personales, 30
no prescriben, 31
no suponen una situacin jurdicamente
inestable, 31
676
no internacional, 538
y prescripcin, 530
Aplicacin de la ley en el tiempo,
345
Atenuantes
en general, 304310
colaboracin sustancial en el
esclarecimiento de los hechos, 310
comunicabilidad de las, 284
de legtima defensa, vaseLegtima
defensa
y discrecin en la determinacin de
la pena, 304
reduccin facultativa por
atenuante especial de
cooperacin eficaz, 307
reduccin facultativa por
concurrencia de dos o ms
atenuantes, 304
reduccin facultativa por
concurrencia de una atenuante
muy calificada, 306
en la determinacin de la pena, 327
irreprochable conducta anterior, 308
atenuante muy calificada, 308
no-elusin de la accin de la justicia,
309
Autodespido, vase bajoDespido
Bienes nacionales de uso pblico
ante el derecho privado son de
propiedad del Estado, 1724
apropiabilidad de los, 16
inapropiables, 16
posesin de, 13, 14, 16
Buena fe
y actos propios en interpretacin de
contrato innominado, 89
Caducidad del cheque
en general, 136142
como cuestin de hecho, 140
determinacin de la, 141
legal, 136
Caso fortuito, 162
Causa
basal, 254
como condicin necesaria
en general, 253
definicin de, 253
teora de la condicin mnima
referencias
suficiente, 256
teora de la equivalencia de las
condiciones, 255
Cheque
en general, 133142
accin de cancelacin del, 134
caducidad del, vaseCaducidad del
cheque
cancelacin del, 133, 134
definicin de, 136
efecto del ~ caducado, 138
en garanta, 135
falso, 135
fecha del, 139, 141
giro doloso de, 135
protesto de, 137
recurso de amparo por giro doloso
de, 135
responsabilidad del librado por pago
de, 134
Ciencia poltica
relacin ente conceptos jurdicos y
conceptos de la, 21
Clusula penal
como avaluacin anticipada de
perjuicios, 77
rebaja proporcional de la, 77
Coautora
en los delitos especiales, 283289
Cdigo de tica profesional
contrato de cuota litis en el, 85
Colacin
como remuneracin, 576
Comisin Nacional del Medio
Ambiente (CONAMA), 512
Concesin
carcter hbrido de la, 455
concepto de, 455
de exploracin, vase
adicionalmenteConcesin de
exploracin
Concesin de exploracin
funcin de la anotacin marginal de
la sentencia que prorroga la, 523
funcin del rgimen registral en
materia de, 527
naturaleza de la sentencia que
concede la prrroga de una, 526
nulidad de la, 523
ndice temtico
Concurso
en general, 289
ideal por preterintencionalidad, 293
por reiteracin de delitos de la
misma especie, 291
y pluralidad de acciones, 290
Concurso de delitos
pluralidad de acciones, 250
Contaminacin
y dao ambiental, 517
definicin de, 517, 518
Contrato, vase adicionalmente
bajoCada contrato
calificacin del, 78
efectos de la resolucin del, 77
ley del, vaseLey del contrato
Contrato colectivo de trabajo
efectos del, 580
eficacia de acuerdos marco en el, 580
Contrato de arrendamiento
en general, 78
tcita reconduccin del, 79
Contrato de compraventa
en general, 80
accin de nulidad en el, 81
Contrato de honorarios
en general, 85
de cuota litis, 85
y fijacin de honorarios mediante
comparendo, 87, 88
Contrato de mandato judicial
como contrato solemne, 86
Contrato de promesa
en general, 75, 76
plazo extintivo en el, 76
Contrato de seguro
en general, 146
como contrato de adhesin, 150
concepto de, 147
e informacin, 151, 153
elementos esenciales del, 147
y liberacin de cobertura por parte
del asegurador, 147
y reticencias, 148, 149, 152
Contrato de suministro
en materia laboral, 562
Contrato de trabajo
y alteracin en la naturaleza de los
servicios pactados, 557
677
asimetra de las partes en el, 559, 589
concepcin comunitaria del, 570
contenido doctrinario del, 569
contenido tico-jurdico del, 570
modificacin del, 558
modificacin unilateral del, 558
terminacin del ~ por no
concurrencia del trabajador sin
causa justificada, 567
trmino del, 563
vigilancia administrativa en la
ejecucin del, 591
vigilancia administrativa en la
ejecucin del, 594
Contrato innominado, 89
Convencin americana de
derechos humanos, 542
Convenios de ginebra
en general, 529
aplicacin de los, 529, 541
interpretacin del artculo 3 de los,
533
interpretacin del concepto de
conflicto armado no internacional
en los, 532
interpretacin de los, 530, 533
interpretacin de los, 532
objeto y contenido de los, 530
obligaciones contenidas en los, 531
obligaciones contenidas en los, 533
Cotizaciones previsionales
incumplimiento del pago de, 251, 252
Culpa
como factor de atribucin de
responsabilidad civil, 127
como modelo comn de
responsabilidad, 129
inconsciente, 268
in vigilando; in eligendo, 162
presuncin de, 163
Dao ambiental
definicin de, 520
y contaminacin, 517
Dao moral
prueba del, 159
Dao por repercusin o rebote
en general, 100
como dao autnomo, 104, 121
concepto de, 100
678
criterios de determinacin del
criterio alimenticio, 107
criterio de los familiars ms
prximos, 107
criterio sucesorio, 109
jurisprudencia chilena reciente,
114
jurisprudencia chilena tradicional,
112
jurisprudencia francesa y
espaola, 110
jurisprudencia tradiconal, 119
y delitos penales, 103
orden de prelacin entre las vctimas
del, 118
y legitimidad activa, 102, 104
Decisiones administrativas
impugnabilidad de las, 466
delito especial en autora
mediata, 376
por tercero que acta en error de
tipo, 376
y delitos de infraccin de deber, 376
Delitos
calificados por el resultado, 267
especiales, 285
Delitos contra el honor
en general, 343
delito de injurias
en general, 343
y actos de habla, 343
elemento subjetivo especial en el,
343, 344
Delitos contra el patrimonio, 372
apropiacin indebida, 372
de dinero, 372, 373
delitos contenidos en la ley de
cheques, 379
estafa, 373
disposicin patrimonial, 377
engao, 377
omisin de la obligacin de pagar,
379
Delitos contra la autonoma
sexual
en general, 319
abuso por sorpresa en los
en general, 325
medios comisivos, 325
referencias
relevancia o entidad sexual del
comportamiento, 326
agravante del artculo 368 en los
en general, 326
ne bis in idem, 326
consentimiento en los, 320
intimidacin en los, 323
temor reverencial en los, 324
Delitos contra la propiedad, 347
hurto, 347
conducta y consumacin, 347, 349
teora de la ablatio, 356
teora de la disponibilidad, 355
hurto de hallazgo, 358
ajenidad de la cosa, 359
caractersticas del, 358
hurto falta, 353
caractersticas del, 353
delito frustrado, 356
determinacin de la pena, 357, 358
teora de la disponibilidad, 355
robo con fuerza en las cosas, 360
escalamiento, 360
robo con violencia o intimidacin,
362
bien jurdico, 369
concepto de intimidacin, 368
violencia posterior a la
apropiacin, 362, 364, 366
Delitos contra la vida y la salud
en general, 328
deberes de autoproteccin o
imputacin a la vctima en los, 338
homicidio calificado
en general, 329
calificantes en el, 329, 330
homicidio culposo
comportamientos alternativos
conforme a derecho, 340
concepto de causa, 339
concepto de culpa, 339
principio de confianza, 337
homicidio en ria, 328
homicidio preterintencional, 332
lesiones culposas, 339, 341
lesiones menos graves y leves, 341
delitos de resultado cortado, 352
Derecho del consumo
avaluacin del dao moral en el, 156
ndice temtico
concepto de servicio defectuoso en
el, 157
deber de informacin en el, 159, 160
incumplimiento contractual en el,
157
y recurso de queja, 155
y responsabilidad por productos
defectuosos, 162
Derecho real de herencia
prescripcin del, 94
Derechos constitucionales
a la proteccin de la salud, 604
Descodificacin, 63
Despersonalizacin del
empleador, 556
Despido
indirecto, 567, 569
nulidad del, 566, 568
prueba del, 564
Despido injustificado
indemnizacin por dao moral en
el, 577
Dobles inscripciones
en el rgimen del Cdigo Civil,
6971
por aplicacin de las reglas sobre
regularizacin de la posesin,
71608
Doctrina de los actos propios, 467
Dolo eventual
en general, 260
demarcacin de la culpa con el, 260
Dominio
del Estado, 15, 16, 1724
pacto de reserva del, 29
error al revs en perjuicio del
autor, 375
Error de prohibicin
en general, 271
y error de tipo, 273
indirecto, 272
invencible o vencible, 278
error de prohibicin inverso, 378
Error de tipo
en general, 278
al revs, 279
tentativa, 280
error de tipo inverso, 378
Estado
679
como personificacin de la nacin, 15,
16, 1724
dominio del, 15, 16
y nacin, 22
y nacin, argumentos para sostener
la distincin entre, 19
Excepcin de prescripcin
alcance dentro del proceso, 209
y legitimidad activa, 207
Expropiacin
en general, 460
alcance de la indemnizacin en la,
472
aplicacin del procedimiento de, 471
aspectos procesales de la, 470
concepto de sacrificio especial en la,
460
y dao sufrido por bienes no
expropiados, 474
delimitacin conceptual entre
transferencia coactiva y, 461
y desplazamiento de riqueza, 476
determinacin de la indemnizacin
en la, 471
objeto de la impugnacin judicial de
la, 473
parcial, 478
y principio de reparacin, 478
procedencia de la, 470
relacin de causalidad entre prdida
sufrida y, 476
y valor de la cosa expropiada, 473
Extradicin pasiva
en general, 545
aplicacin de principios de derecho
internacional en materia de, 546
discrecionalidad en el proceso de,
547
existencia de una norma
consuetudinaria sobre, 546
norma que obliga a conceder la, 547
requisitos procesales de la , 548
tratamiento jurisprudencial de la,
547
Falta de servicio
y dao anormal, 492
definicin de, 496
determinacin judicial de los
deberes del Estado en la, 499
680
es equivalente a la culpa, 497
y faltas personales, 493
por incumplimiento de reglas, 498
rol del juez en la determinacin de
la, 498
Feriados
en general, 560
acumulacin de ms de dos
perodos de, 560
reparacin por equivalencia de los,
560
Fiscalizacin
alcances de la labor de, 589
concepto de, 592
informes de, 588
Fuero maternal
en general, 568, 587
Fundamentos del derecho del
trabajo, 589
Hipoteca
en general, 84
cancelacin de la, 85
Huelga
derecho de, 586
Imposiciones previsionales
apremio para el pago de, 600
cobranza judicial de, 600, 601
efectos del no pago de, 601, 602
funcin correctiva del apremio por
no pago de, 602
incumplimiento de obligacin de
pago de, 543
Imprudencia
en general, 261, 341
concepto de , 262
en el trnsito vehicular, 266
y negligencia mdica, 263
lex artis, 264
principio de confianza, 265
y eximente de ejercicio legtimo
del cargo, 263
y principio de confianza, 267
Imputacin objetiva, 341
Indemnizacin por aos de
servicio
en general, 555, 572
y acumulacin con otras
indemnizaciones, 576
acumulacin de la ~ con otras
referencias
indemnizaciones, 572
acumulacin de la indemnizacin
por fuero sindical con la, 572
como promocin de la estabilidad en
el empleo, 575
naturaleza de la, 573
Indemnizacin por perodo de
fuero, 576
Infraccin sustancial de
garantas fundamentales
en general, 403
derecho a defensa, 410
en el tratamiento de la prueba, 414
en la actuacn de oficio del tribunal,
406
y posicin institucional del acusador
y su legitimidad para recurrir de
nulidad por la causal del 373 a)
postura de la Corte Suprema,
404
postura restrictiva, 404
Inspeccin del Trabajo
facultades de la, 581590, 599
Interdictos posesorios
de restitucin, 2630
dos maneras de entender el plazo del
artculo 920, 35
prescripcin de los, 34
proceden cuando hay una posesin
que no hse ha estabilizado, 35
y el rgimen de posesin inscrita, 37
Interpretacin administrativa
en general, 592
desuso y prescripcin de las
potestades de, 469
potestades de, 466
vinculatoriedad de la, 469
Irretroactividad de la ley penal,
540
Ius variandi
en general, 558, 559
Juicio ejecutivo
cobro de pagar en el, 233
Juicio sumario
en general, 226
demanda reconvencional en el, 226
y terminacin de contrato de
arrendamiento de predio rstico,
226
ndice temtico
Leasing financiero
definicin de, 97
y responsabilidad solidaria en
accidentes de trnsito, 98, 99
Legtima defensa
en general, 269
justificacin de la, 269
Lex artis, 337
Lex tertia
formacin, 245
Leyes procesales
en general, 212
distinction entre leyes ordenatorias
litis y decisorias litis, 213
reguladoras de la prueba, 215
Ley penal
aplicacin de la, 246250
preteractividad de la, 247, 248
Ley penal ms favorable
en el delito de trfico de
estupefacientes, 246, 247, 248,
249
Ley procesal penal
aplicacin in actum de la, 244, 245,
246
lex tertia, 245
Libertad sindical
y autotutela sindical, 592
y prcticas antisindicales, 580
Litis consorcio, 209
Medidas prejudiciales
precautorias
en general, 220
cargas procesales en las, 221
de prohibicin de celebrar actos o
contratos, 223
dolo y actuacin dolosa en las, 222,
224
Medio ambiente
instrumentos de gestin del, 511
regulacin del, 511
Ministerio Pblico
control jurisdiccional del ejercicio de
potestades del, 425
recurso de queja, 425
Modos de adquirir el dominio
definicin de, 24
y especificacin ad corpus de lo
adquirido, 24
681
no son modificables por las partes, 25
Multa
como sancin administrativa, 251
plazo de prescripcin para el cobro
de la, 251
Negociacin colectiva, 579
Obligaciones
de medio y de resultado, 161
Orden pblico laboral
en general, 555
y principio de continuidad, 556
Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Polticos
anlisis del, 540
Pagar
en general, 142
y excepcin de falsedad del ttulo,
142
mrito ejecutivo del, 143
Pena accesoria
en general, 315
cumplimiento tardo de la, 316
de decomiso, 315
de inhabilitacin absoluta, 316
Poder constituyente, 22
Posesin
adquisicin de la ~ en un inmueble,
525
aplicabilidad de los dos regmenes
posesorios del Cdigo Civil, 62
de bienes adquiridos por accesin, 28
de bienes inmuebles no inscritos,
rgimen alternativo al de la
posesin inscrita pero transitorio,
62
de bienes nacionales de uso pblico,
13
dualidad de regmenes de ~ de
bienes inmuebles en el Cdigo
Civil, 61
rgimen de ~ del DL 2695 no puede
ya pensarse como transitorio, 63
reglas de regularizacin de la ~
configuran un rgimen posesorio
alternativo al del Cdigo Civil, 63
slo el que reclama la ~ puede ser
demandado de reivindicacin,
4043
Posesin inscrita
682
deja al dueo despojado sin accin,
38
introduce una grave incoherencia al
rgimen de accinoes reales, 38
justificacin de la, 66
primer ejemplo de descodificacin,
64
Potestad pblica
y derecho subjetivo, 468
Precario
explicacin de la irracionalidad de la
jurisprudencia de, 60
Prescripcin
de la accin laboral, 578
interrupcin de la, 207
Prescripcin de la accin de
peticin de herencia
en general, 91, 94
modo de hacer valer la, 93
momento desde que se cuenta la, 94
Prestaciones mutuas
los frutos debidos por ~ se calculan
en abstracto, 53
sentido de la expresin mediana
inteligencia y actividad para
calcular frutos debidos por, 54
Preterintencionalidad
en general, 259
estructura de la, 261
Principio de confianza legtima
en general, 465, 467
extensin del, 468
Principio de la
extraordinariedad, 577
Principio de la fuerza obligatoria
de los contratos
en contratos de honorarios, 85
Principio de legalidad, 451
Principio del gradualismo en
material ambiental, 514
Principio de reparacin integral
del dao
en el derecho de consumo, 158
Principio de servicialidad, 459
Principio de soberana nacional
y relacin entre Estado y nacin, 23
Principios del derecho laboral,
605
Prisin por deuda, 542
referencias
Prisin por deudas
por incumplimiento del pago de
cotizaciones previsionales,
250252
Prisin preventiva
cmputo de la, 314
improcedencia de la, 421
Privacin de libertad
en general, 420
y sentencia condenatoria, 424
y presuncin de inocencia, 425
Prueba
sistemas de apreciacin de la, 215
y recurso de casacin, 216
Recurso de amparo econmico
en general, 437
adopcin de medidas en el, 441
causal de procedencia del, 437, 438
compatibilidad del recurso de
proteccin con el, 440
es diferente del recurso de
proteccin, 439
naturaleza jurdica del, 440
objeto del, 437, 439
Recurso de casacin en el fondo
y codificacin procesal civil chilena,
174
diferencias entre el modelo espaol y
francs, 174
y distincin entre funcin
jurisdiccional y legislativa, 168
en Francia, 168
finalidad del, 165
inters pblico y privado en el, 187
orgenes del, 166, 171
y sentencia de reemplazo, 179
Recurso de casacion en la forma
de oficio
en general, 230
y causal de ultrapetita, 195, 234
facultades discrecionales de la Corte
en el, 232
y sentencia de reemplazo, 232
Recurso de nulidad penal
en general, 383
admisibilidad del, 389
causales, 390
casos de remisin del ~ a la corte de
apelaciones, 394
ndice temtico
objeto del, 383
remisin del - por eventual
configuracin del motivo absoluto
de nulidad del artculo 374
criterio jurisprudencial de la, 397
tribunal que conoce del, 384
Recurso de proteccin
en general, 442448
y cmputo del plazo de interposicin
en actos de ejecucin permanente,
444
concepto de arbitrariedad en el, 448
configuracin de la amenaza como
presupuesto de procedencia del,
446
costas en el, 444
legitimacin activa en el, 446
no obsta al ejercicio de otras
acciones, 447
plazo de interposicin del, 442
plazo de interposicin del ~,
cmputo del, 442
procedencia del ~ en caso de hechos
controvertidos, 445
procedencia del ~ en caso de un
derecho dubitado, 445
y derecho laboral, 589
Recurso de reclamacin, 465
Recursos en el proceso penal
en general, 381
antiguo, 381
nuevo, 382429
de nulidad, vaseRecurso de
nulidad penal
Reglas comunes al hurto y al
robo, 369
equiparacin de las penas de
tentativa y delito consumado, 369
como regla de aplicacin de
penas, 370
principio de igualdad, 370
principio de proporcionalidad,
370
Regularizacin de la posesin
aplicabilidad de las reglas de, 63, 65
aplicacin de las reglas de ~ en casos
de precario, 5960
grave incoherencia legal en las reglas
sobre, 68
683
implica reconocimiento legal de
la necesidad de proteccin de
la posesin material de bienes
inmuebles, 66
regimen posesorio alternativo al del
Cdigo Civil, 61
reglas sobre ~ son tratadas como un
ejemplo de descodificacin, 64
Reincorporacin al puesto de
trabajo
efectos de la, 568
Relacin de causalidad
como cuestin de hecho y de
derecho, 126
como requisito independiente a la
infraccin de reglamentacin
municipal, 126
definicin de, 123
en la responsabilidad
extracontractual, 123
y doctrina de la conducta alternativa,
127
Relacin jurdico procesal
en general, 227, 229
nacimiento de la, 227
y desistimiento de la demanda, 227
Relacin laboral
primaca de la realidad en la, 560
trmino de la ~ por falta de
probidad, 565
trmino de la ~ por no concurrencia
del trabajador a sus labores sin
causa justificada, 566
y subordinacin, 590
Remuneracin
beneficios que no constituyen, 588
Reparaciones de guerra, 538
Responsabilidad
por el hecho propio, 162
por hechos del dependiente, 162
Responsabilidad del Estado
y accin de responsabilidad, 501
calificacin de la culpa en la, 505,
506, 508
causalidad en la, 504, 508
y competencias concurrentes de
rganos de la administracin, 503
construccin de estndares
jurisprudenciales en la, 502
684
y cosa juzgada, 493
culpa en la, 500, 509
culpa en la, vase adicionalmenteResponsabilidad del
Estado por culpa
y establecimientos de reclusin, 505
estatuto autnomo de la, 481
estatuto jurdico aplicable a la, 495
estatuto jurdico aplicable a la, 491
es una construccin jurisprudencial,
482
por accidentes en vas pblicas, 486
por falta de servicio, 492
por hecho ajeno, 485
por la guarda de personas, 506
previsibilidad del dao como criterio
de determinacin de la, 509
principio de reparacin integral en
la, 482
y responsabilidad civil, 481, 485
y rol garante del Estado en las faltas
personales, 490
Responsabilidad del Estado por
culpa
y falta personal vinculada con el
servicio, 485
y riesgo en la comisin de un hecho
punible, 489
Responsabilidad del Estado por
riesgo
y culpa infraccional, 488
el riesgo como configurador de falta
de servicio y la , 489
en accidentes sufridos por
colaboradores del servicio
pblico, 483
y exposicin imprudente al riesgo,
487
jurisprudencia sobre, 483
Responsabilidad objetiva
en el derecho de consumo, 163
Responsabilidad penal individual
en conflictos armados
internos
en general, 534
concepto de graves violaciones en
la, 534
evolucin de la, 534
Salud previsional, 602, 603
referencias
Seguridad social, 600
Semana corrida
en general, 561
finalidad de la, 561
Servicio pblico
en general, 449
comprensin actual del concepto
de, 459
y concesin, 452
deber de continuidad en la
prestacin de, 453
deber de continuidad en la
prestacin de, 451
definicin legal de, 452
diferencia entre distribucin y
suministro en el, 454
nocin de, 449
nocin de, 453
organismos coordinadores en la
prestacin de un, 457
potestades del regulador respecto de
actividades de, 450, 455, 458
principios del, 452
rgimen jurdico aplicable al, 452
Sistema de Evaluacin de Impacto
Ambiental
en general, 511
caractersticas del, 513
consecuencia de una calificacin
favorable en el, 514
consecuencias de la ejecucin de un
proyecto sin ingresar al, 515
e instrumentos de gestin ambiental,
512
impugnacin judicial de decisiones
en el, 520
procedimiento del, 515
suficiencia de la institucionalidad
del, 512
tratamiento jurisprudencial del, 513
y definicin legal de declaracin de
impacto ambiental, 514
y definicin legal de estudio de
impacto ambiental, 514
y definicin legal de evaluacin de
impacto ambiental, 513
Sociedad conyugal
en general, 1
efecto declarativo de la particin de
ndice temtico
la, 4
haber en la, 2
normas de orden pblico de la, 8
y herencia, 3
y herencia, 4
y prescripcin de la accin de
nulidad relativa de contrato, 3
y titularidad de la accin de nulidad
relativa de contrato, 2
y unin de hecho, 6
Subcontratacin
responsabilidad subsidiaria en la, 561
responsabilidad subsidiaria en la, 562
Subordinacin
en general, 591
y autonoma privada, 591
Terceras
y naturaleza de la resolucin que las
resuelve, 211
Testigos
tacha de, 219
Ttulo ejecutivo, 578
Tortura
685
prohibicin de la ~ como norma de ius
cogens, 536
Tradicin
de cosa especificada ad corpus, 25
Transferencias coactivas
en general, 461
caractersticas de las, 461
y contratos forzosos, 461
estatuto jurdico de las, 464
Tratados Internacionales
jerarqua de los, 543, 544
y aplicacin del principio de jerarqua,
543
Tratados internacionales de
derechos humanos
rango jerrquico de los, 251
Unin de hecho
y convivencia como requisito
insuficiente para acreditar
comunidad, 9