Ensayo - Bioética en La Enseñanza Medica

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UNIVERSIDAD JUÁREZ AUTÓNOMA DE TABASCO

DIVISIÓN ACADEMICA DE CIENCIAS DE LA SALUD


AV. GREGORIO MÉNDEZ 2838A COL. TAMULTÉ. 86100. VILLAHERMOSA, TABASCO, MÉXICO

8 DE NOVIEMBRE, 2022

BIOÉTICA EN LA
ENSEÑANZA
MÉDICA
ALUMNO:
CARLOS EDUARDO DIAZ
MORALES

LICENCIATURA:
MÉDICO CIRUJANO

TERCER SEMESTRE

GRUPO HMC

ASIGNATURA:
BIOÉTICA

CATEDRÁTICO:
DR. ALBERTO ABDO ANDRADE
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ÍNDICE DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN_________________________________________________________3

ENSEÑANZA DE LA BIOÉTICA EN EL MARCO DE LAS COMPETENCIAS____4

INDUCIR UN CAMBIO DE ACTITUDES____________________________________5

COMPETENCIAS QUE SEGUIR____________________________________________6

COMPETENCIAS BÁSICAS EN EL ÁREA DE LA BIOÉTICA_______________________7

1.    Identificar los aspectos éticos de la relación clínica._____________________________________7

2.   Realizar un proceso de consentimiento (o rechazo) válido con el paciente.__________________7

3. Saber cómo proceder ante un rechazo de tratamiento.__________________________________7

4.   Saber cómo proceder ante un paciente incompetente.___________________________________8

5.   Saber utilizar racionalmente la tecnología médica.______________________________________8

6.   Manejar los aspectos éticos de la enfermedad terminal.__________________________________8

7.   Manejar de forma adecuada los datos de la historia clínica.______________________________9

DESARROLLO DEL CURRÍCULO__________________________________________9

APTITUDES EN LA ENSEÑANZA DE LA BIOÉTICA________________________10

CÓMO ENSEÑAR________________________________________________________12

CONCLUSIÓN__________________________________________________________12

OPINIÓN_______________________________________________________________13

BIBLIOGRAFÍA_________________________________________________________15

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INTRODUCCIÓN
Hoy en día la medicina necesita que sus clínicos se formen no sólo en conocimientos y
habilidades sino también en las cualidades profesionales. Por ello cada vez más se acepta
que la bioética debe formar parte del currículo profesional de la medicina. No obstante,
permanecen muchos puntos confusos, como su carácter de ética aplicada, o su diferencia
con el profesionalismo, con la deontología profesional o con el derecho. La enseñanza de la
bioética en las facultades de medicina debe insertarse, como el resto de las asignaturas, en
el marco de las competencias. Es importante tener claro que educar es mucho más difícil
que enseñar; para lo primero se precisa ser, mientras que para lo segundo basta con tener
conocimientos y poder transmitirlos. Partiendo de tal, es importante reflexionar sobre dos
aspectos.
Lo primero es que la enseñanza de la bioética debería ser un área en la que participaran
todos los docentes de la facultad, no solo los encargados de la asignatura en cuestión, pues
los valores no se pueden transmitir solo dentro de las aulas. Empero, lo que pasa la mayoría
de las veces es lo contrario; dentro del aula se predican unos valores que no se observan en
la realidad; los estudiantes de medicina observan constantemente comportamientos
incoherentes por parte de los profesionales que tienen delante. En un estudio realizado por
Hicks se evidenció que un 47% de los estudiantes se había visto presionado más de una vez
a actuar de forma no ética, y hasta un 61% había visto actuar a sus instructores
incorrectamente de forma frecuente. Lo que nos dice que hay una necesidad urgente de
adecuar el discurso explícito a los comportamientos que se tienen ante los problemas éticos
y morales reales.
En segundo lugar, tener en cuenta que en la educación se requiere una actitud activa del
alumno; una predisposición constante a la reflexión. Es evidente que si uno no está
dispuesto a aprender nadie le puede ayudar. En la «Guía de recomendaciones éticas para las
prácticas de clínicas del CEEM» se exponen aquellas actitudes y comportamientos que se
esperan de los estudiantes de medicina en sus prácticas. Entre otros, se incluye la
participación en todas las actividades relacionadas con el proceso de formación, la
identificación de situaciones que implican algún conflicto ético durante las prácticas
clínicas, el cultivar una sensibilidad ética sin dejarse influir por un entorno desfavorable y
la colaboración con los compañeros estudiantes de medicina en lo relativo al conocimiento
y en la ética personal.

Definir conocimientos y desarrollar habilidades concretas y específicas es también el


objetivo de esta disciplina. En el presente ensayo se presentan propuestas de competencias
y contenidos para la enseñanza de la bioética, articulada en los dos niveles (preclínico y
clínico) que caracterizan la enseñanza de la medicina.

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ENSEÑANZA DE LA BIOÉTICA EN EL MARCO DE LAS


COMPETENCIAS
A partir de los años setenta, los expertos en educación médica comienzan a recomendar un
nuevo enfoque del aprendizaje, un marco que permita al alumno adquirir no sólo
contenidos teóricos, sino también una capacidad reflexiva y evaluativa de las situaciones
que tendrá que resolver en el ámbito de su profesión. Este complejo aprendizaje requiere la
inmersión en contextos concretos. Hay que organizarlo de manera que se produzca en las
situaciones de trabajo lo más reales posibles, lo que se logra mucho mejor en el marco de
un currículo basado en competencias, y utilizando preferentemente la metodología
educativa del aprendizaje basado en problemas.
Las actuales demandas de la sociedad en la formación de sus profesionales intentan ser
satisfechas por un nuevo paradigma: el de la Educación Basada en Competencias. En este
enfoque educativo, las decisiones sobre el currículum, incluida la evaluación, se toman de
acuerdo con los resultados que los estudiantes deben demostrar al final de la carrera.
Se entiende por competencias el conjunto de conocimientos (conocer y comprender),
habilidades (saber cómo actuar) y actitudes humanas que permiten una excelente práctica
médica, adecuada al contexto social en el que se desarrolla. La competencia determina el
grado de capacidad operativa del individuo en un entorno determinado. Presupone una base
cognitiva que incluye conocimientos, habilidades y actitudes.
Estas competencias deben cumplir las siguientes características: relevancia en el entorno
profesional, transferibilidad al estudiante y posibilidad de ser evaluada objetivamente.
Se distinguen dos tipos de competencias, las específicas que caracterizan una profesión y la
distinguen de otras, y genéricas o transversales, que engloban habilidades necesarias para
ejercer cualquier profesión. Habilidades transversales como la resolución de problemas, el
trabajo en equipo, la adaptación a nuevas situaciones, la capacidad de comunicación o el
compromiso ético, son fundamentales para cualquier profesión, y sin duda también para el
médico. Pero todo ello no se obtiene sino a través de las competencias específicas para cada
disciplina y cada profesión.
En este contexto, los conocimientos, habilidades y actitudes son los tres componentes
claves de todo proceso de aprendizaje. Por lo tanto, la enseñanza de la bioética a los
estudiantes de medicina no puede ser ajena ni al paradigma educativo de las competencias,
ni al desarrollo de sus elementos.

 CONOCIMIENTOS Y HABILIDADES
La bioética comprende un conjunto muy amplio de conocimientos que constituyen el
cuerpo de la disciplina, que se pueden enseñar mediante las clases teóricas. Estos
conocimientos no son mera especulación sin relevancia práctica, sino que constituyen el
andamiaje básico que hace posible la adquisición de habilidades. De esta manera el

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estudiante logrará así las competencias para actuar sobre los conflictos éticos que surgen en
la vida diaria de los profesionales de salud, y también para analizarlos críticamente y tomar
decisiones que sean éticamente consistentes.
Por lo señalado, se puede afirmar que la adquisición de competencias constituye el objetivo
inmediato de todo proceso formativo en esta materia, ya que no se pueden desarrollar las
habilidades que le son inherentes si no existe un mínimo de conocimientos que son el
fundamento de toda práctica. Pero, tampoco sirve de mucho que un alumno conozca la
teoría de la bioética si no sabe cómo aplicarla críticamente para analizar un caso clínico.

 ACTITUDES
En el proceso de formación en medicina, los programas de enseñanza de la bioética deben
enseñar conocimientos y desarrollar habilidades, pero no directamente actitudes. El solo
hecho de ser capaz de identificar los conflictos éticos de la práctica clínica, y de poder dar
respuestas racionales y prudentes, conduce a que el estudiante interiorice un procedimiento,
una forma de actuación y una sensibilización ante los valores implicados en la relación
clínica.
En bioética existe un conjunto muy amplio de conocimientos que constituyen el cuerpo de
la disciplina, que se pueden enseñar mediante las clases teóricas. Estos conocimientos no
son mera especulación sin relevancia práctica, sino que constituyen el andamiaje básico que
hace posible la adquisición de habilidades. El alumno logrará así las competencias para
actuar sobre los conflictos éticos que surgen en la vida diaria de las profesiones sanitarias, y
también para analizarlos críticamente y tomar decisiones que sean éticamente consistentes.
Es claro que la adquisición de competencias constituye el objetivo inmediato de todo
proceso formativo en esta materia, pero mal se pueden desarrollar las habilidades que le son
inherentes si no existe un mínimo de conocimientos. Ahora bien, tampoco sirve de mucho
que un alumno conozca la teoría de la bioética si no sabe cómo aplicarla críticamente para
analizar un caso clínico. Es necesario decir que los dos niveles son complementarios, pero
también que presentan sus diferencias, pues no es lo mismo saber, en teoría, cuáles son los
elementos del consentimiento informado, que tener la destreza práctica para llevar a cabo
este proceso con cada paciente. Hay entonces, un objetivo de conocimientos y otro de
adquisición de habilidades, que deben plantearse conjuntamente en la formación del
alumno.

INDUCIR UN CAMBIO DE ACTITUDES


La mayor parte de los autores ha contestado a esta cuestión negativamente, y no sólo
debido al peligro de intentar “adoctrinar” o manipular a las personas, sino también porque
las actitudes fundamentales, o el carácter moral de los estudiantes de medicina, ya está
formado cuando entra en la universidad. Así lo destaca, entre otros, un trabajo ya clásico
sobre la enseñanza de la bioética, firmado por nueve de los más representativos bioeticistas
estadounidenses. Durante el período de formación en medicina, los programas de
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enseñanza de la bioética tienen que enseñar conocimientos y desarrollar habilidades, pero


no directamente actitudes. La realidad, a diferencia de la tesis mantenida por los autores
estadounidenses, es que un proceso formativo en bioética también transforma las actitudes
y el carácter moral de las personas. Ahora bien, esa modificación es secundaria al propio
proceso de aprendizaje de conocimientos y habilidades, y no directamente inducida. El solo
hecho de ser capaz de identificar los conflictos éticos de la práctica clínica, y de poder dar
respuestas racionales y prudentes, conduce a que el alumno interiorice un procedimiento,
una forma de actuación y una sensibilización ante los valores implicados en la relación
clínica. Es decir, si el alumno conoce la teoría del consentimiento informado, origen,
fundamento y elementos y se ha formado en la habilidad comunicativa de la entrevista
clínica y la transmisión correcta de la información, interiorizará una actitud de receptividad
ante este proceso. Sólo de esta manera, capacitado para responder a este derecho del
paciente, superará la ‘burocratización’ del proceso, que lo reduce a la firma de un
documento, muchas veces con un contenido que nadie le ha explicado al paciente, y que
por ello carece de validez, tanto ética como jurídica. Se obtiene así un cambio, ya que la
adquisición progresiva de competencias conduce a una mayor responsabilidad. Y es que
todo programa docente en bioética acaba girando en torno al concepto de profesional
responsable y capacitado.
Es notorio que los alumnos pueden sufrir una importante transformación negativa a su paso
por la carrera de medicina. La experiencia humana y docente puede no sólo potenciar, sino
inhibir el desarrollo moral de los estudiantes. La razón es que perciben una clara distancia
entre lo que se les comunica verbalmente como los “valores adecuados” y los ejemplos
profesionales que observan en el campo clínico. Las actitudes, conductas y comentarios que
perciben les revelan los valores de fondo que, en realidad, aplican los profesionales en
ejercicio. La creación de hábitos reflexivos y la adquisición de competencias en bioética
debería ser la forma mediante la cual las instituciones docentes estimulen un desarrollo
moral positivo.

COMPETENCIAS QUE SEGUIR


Tanto instituciones internacionales como nacionales las han señalado en sus documentos
oficiales. Si hacemos un profundo análisis de las diversas propuestas podremos observar
dos graves problemas. El primero, que son competencias demasiado amplias, a las que con
excesiva frecuencia se suele tender en el ámbito de los valores, a diferencia de lo que
ocurre en otras áreas competenciales del currículo médico. Por ello, no parecen muy
adecuadas, pues, aunque cumplan con una de las características relevancia profesional, no
lo hacen respecto de las dos restantes: ser transferible al estudiante, y posibilidad de ser
evaluada objetivamente. Deberían ser mucho más concretas, y priorizar los aspectos más
relevantes para el ejercicio profesional de un médico general, que es el ‘producto’ de una
facultad de medicina, y no los de un especialista, que requerirá otro nivel de formación en
bioética, centrado ya en los problemas concretos de su especialidad. El segundo problema

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hace referencia a la mezcla entre los contenidos del profesionalismo y los de la bioética, lo
que puede crear cierta confusión.

COMPETENCIAS BÁSICAS EN EL ÁREA DE LA BIOÉTICA


En uno de los trabajos realizados por el Departamento de Psiquiatría de la Facultad de
Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid (España), ha propuesto las siguientes
competencias básicas en el área de la bioética, así como los conocimientos y habilidades
que se requieren para alcanzar cada una de ellas.
Competencias: 
1.    Identificar los aspectos éticos de la relación clínica.

 Conocimientos:

-   Juicios morales.
-   Valores, principios, derechos.
-   Principios de la bioética.
-   Concepto de ética cívica.
-   Bioética, de ontología profesional y derecho.

 Habilidades:

-   Diferenciar entre conflictos morales y legales.


-   Identificar y aplicar derechos constitucionales a la relación clínica.
2.   Realizar un proceso de consentimiento (o rechazo) válido con el paciente.

 Conocimientos:

-   Derechos de los pacientes.


-   Elementos del consentimiento informado.
-   Modelos de la relación clínica y participación del enfermo en la toma de decisiones.

 Habilidades:

-   Informar adecuadamente a un paciente.


-   Comunicar malas noticias.
-   Evaluar la competencia de un paciente.
3. Saber cómo proceder ante un rechazo de tratamiento.

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 Conocimientos:

-   Derecho del paciente a rechazar tratamientos: fundamento y contenido.


-   Evaluar: información que tiene el paciente, voluntariedad, capacidad y autenticidad de la
decisión.
- Proporcionar alternativas sin lesionar la voluntariedad.
4.   Saber cómo proceder ante un paciente incompetente.
Conocimientos:
-   Decisiones de representación
-   Planificación anticipada de las decisiones
-   Criterios para la toma de decisiones en niños
-   Criterios para toma de decisiones en adolescentes
-   Testamentos vitales y directivas anticipadas

 Habilidades:

-   Informar y hacer participar a un paciente parcialmente incompetente


-   Identificar al sustituto de un paciente incompetente
-   Aplicar una directiva anticipada
5.   Saber utilizar racionalmente la tecnología médica.

 Conocimientos:

-   Tecnología como medio, no como fin


-   Concepto de limitación del esfuerzo terapéutico (LET)
-   La LET en las enfermedades críticas y en enfermedades crónicas: fundamento y praxis.

 Habilidades:

-   Realizar un juicio clínico que fundamento la indicación de limitar el esfuerzo


terapéutico.
6.   Manejar los aspectos éticos de la enfermedad terminal.
•   Conocimientos:
-   Conceptos de terminalidad y enfermedad avanzada.
-   Proceso de consentimiento informado con el enfermo terminal.

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-   Sedación del enfermo terminal.


•   Habilidades:
-   Establecer procesos comunicativos con el enfermo terminal y su unidad familiar.
-   Identificar los conflictos más frecuentes: uso de analgésicos potentes, rechazo de
tratamiento, nutrición e hidratación artificial, etc.
7.   Manejar de forma adecuada los datos de la historia clínica.
•   Conocimientos:
-   Secreto médico frente a confidencialidad.
-   Datos clínicos. Información sensible.
-   Confidencialidad como derecho del paciente.
•   Habilidades:
-   Identificar los distintos tipos de datos contenidos en la historia clínica.
-   Identificar qué personas pueden acceder a ellos.
-   Justificar las excepciones a la confidencialidad.

DESARROLLO DEL CURRÍCULO


En la estructura curricular médica, las competencias médicas y subcompetencias clínicas se
refieren al "saber hacer" que son demostrables en la realidad cotidiana a través de las
actitudes, habilidades y destrezas que las definen. En un modelo educativo basado en
competencias profesionales el elemento eje alrededor del cual giran todas las actividades es
la interacción activa del estudiante con su profesor (tutor, asesor, supervisor, etc.). El
producto demostrable de esta interacción es la aprehensión y consolidación de la
competencia clínica.
En la estructura curricular de las Facultades de Medicina de nuestro país en dos ciclos,
básico y clínico, la enseñanza de la bioética debe integrar coherentemente ambos niveles, o
asumir en esta estructura curricular las competencias transversales (comunicación,
aprendizaje a largo plazo, etc.), también lo es que este modelo sigue orientando muchos de
los programas.
Los dos ciclos de enseñanza, básico y clínico, rigen también para la bioética. Si un alumno
no puede capacitarse en traumatología sin haber estudiado previamente anatomía, tampoco
puede abordar problemas de valores en pediatría, medicina crítica o cuidados paliativos si
previamente no ha adquirido unos conocimientos básicos en bioética.

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En la etapa preclínica o básica se debe enseñar bioética básica. Se entregarán al estudiante


las herramientas elementales de la disciplina, a saber: en qué consiste, su origen, su relación
con la ética cívica, qué es un juicio moral, los principios éticos de la relación clínica y su
relación con los derechos constitucionales de los agentes implicados en ella, y también los
procedimientos y metodología en ética. Se pretende introducir a los alumnos en la
problemática ética inherente a la profesión sanitaria, y proporcionarles los contenidos
teóricos fundamentales para acercarse a ella racional y críticamente. Debería impartirse en
el segundo o tercer año. Lo ideal es en el tercer año, momento en el que el alumno está
ubicado en la carrera, y comienza a contactar personalmente con la realidad clínica y con el
enfermo.
En el período clínico, la bioética también debe serlo. Los alumnos deben adquirir los
conocimientos y habilidades que les capaciten para resolver problemas específicos de la
práctica clínica habitual de un médico general, no de un especialista. Tampoco tiene mucho
sentido que todas y cada una de las asignaturas lleven adosado un correlato bioético, lo que,
además de incrementar sin fundamento el programa curricular, no aporta nada positivo en
la formación en bioética. Si bien el paciente con enfermedad de Alzheimer no es el mismo
que el paciente con una enfermedad neurodegenerativa, sí lo es que el análisis de los
problemas éticos que pueden plantear ambos requiere manejar los mismos o similares
conceptos teóricos.
Por tanto, el contenido de la bioética clínica se puede estructurar alrededor de grandes
paradigmas clínicos: problemas del origen de la vida, problemas del final de la vida y
problemas específicos de algunas patologías, como el sida o la enfermedad mental, que
requieren un abordaje específico. Puede obtenerse una sólida formación de los alumnos
trabajando los problemas de estos bloques temáticos, y aplicando en ellos lo aprendido en
el nivel básico. Debería impartirse en el quinto año, dejando para el último año lectivo,
como ya se señaló, los contenidos específicos del profesionalismo.

APTITUDES EN LA ENSEÑANZA DE LA BIOÉTICA


Las últimas dos décadas han permitido un desarrollo de la enseñanza de la ética y bioética
en las escuelas de medicina en el mundo. Las facultades de medicina tienen que formar el
profesional que la sociedad necesita. Deben preparar a sus alumnos con los conocimientos
y características esenciales de la profesión, pero también conocer el entorno social y
cultural en donde se va a desenvolver. El aprendizaje de la ética debe facilitar al educando
de tener la capacidad de reflexionar con principios teóricos, las diferentes situaciones a que
se presenta en el ejercicio de la profesión, con un aprendizaje basado en problemas.
Fundamentalmente cuando se miden competencias transversales. La competencia
determina el grado de capacidad operativa de un individuo de un entorno determinado. Los
tres componentes del aprendizaje como son: conocimientos, habilidades y actitudes, claves

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para el ejercicio de la bioética. No se desarrollarán adecuadamente las habilidades sin


conocimientos adecuados, igual si el alumno conoce la teoría, no es suficiente, deberá
aprender a aplicarla en la clínica. Todo estudiante que ingresa a una escuela de medicina
tiene actitudes fundamentales y un carácter moral establecido por su entorno, la docencia de
la bioética no puede manipularlo en la escuela. El cambio de actitud debe ser secundario al
proceso de aprendizaje de conocimientos y habilidades. El proceso de enseñanza-
aprendizaje en las escuelas de medicina, puede influir en una forma negativa e inhibir el
desarrollo moral de los estudiantes, dependiendo de la calidad moral de sus profesores y su
entorno académico.
En la revisión de la literatura médica de Eckles y colaboradores revisaron el punto de quién
debe enseñar la bioética en las escuelas de medicina, la mayoría de los autores consideran
que debe ser un grupo interdisciplinario de filósofos/eticistas y clínicos, para cubrir las
áreas teóricas y prácticas. La mayoría de los profesores no se sienten capacitados para la
enseñanza de la bioética y la sugerencia es preparar instructores clínicos para una mejor
enseñanza. Cómo enseñar la bioética La mayoría de los autores consideran que la bioética
debe enseñarse en todos los años de la carrera de medicina. Miles y colaboradores.
considera que la educación ética debe ser conceptualmente coherente, integrada vertical y
horizontalmente a través de un entrenamiento preclínico y clínico multidisciplinario,
demostrando los valores humanos en la práctica clínica.
En Europa la EHEA ha establecido las siguientes destrezas como prioridad en la enseñanza
de la bioética:
1. Conocimiento del trato de cualquier forma de vida, con la responsabilidad de la
humanidad de la protección de la biodiversidad y la biósfera.
2. Reconocer la prioridad de las personas sobre el interés de la Ciencia y de la sociedad.
3. No discriminar a cualquier persona independientemente del género, estatus social, raza
sin estigmatización de un individuo o un grupo.
4. La información libre del consentimiento informado, razonado para cualquier acción
clínica o de investigación científica y para cualquier tratamiento o diagnóstico en un ser
humano.
5. Independencia en la evaluación de los proyectos de investigación, de cualquier decisión
con preceptos bioéticos, tomando en cuenta las diferencias socioculturales, religiosas y
contenidos filosóficos.

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CÓMO ENSEÑAR
García Guerrero en su encuesta nacional en México reporta que el 55% de los alumnos no
se sienten motivados por sus profesores, el 20% sienten que el paciente no debe aceptar o
rechazar el tratamiento propuesto y sólo el 5% de los alumnos saben el fundamento ético
del porque el paciente puede tomar estas decisiones.
Jagsi y colaboradores, destacan el derecho que tiene el paciente a ser informado ante
cualquier proceso de enseñanza realizado por los estudiantes. Refieren que, en una encuesta
realizada en los Estados Unidos de Norteamérica, de los hospitales de enseñanza que
respondieron, sólo el 38% de los estudiantes de medicina les informan a los pacientes que
van a participar en sus cuidados.
Según las consideraciones hechas por el profesor Diego Gracia sobre el hecho de que los
conocimientos y habilidades, nos llevan al desarrollo de actitudes, y para este desarrollo de
conocimientos y habilidades podrían tomarse algunas de las metodologías más usadas en la
enseñanza médica actual. Por ejemplo, el estudio de casos: "La ética de casos, es
importante porque la medicina trata siempre con casos; pero, en el análisis de un caso
objetivo no hay lugar para consideraciones del compromiso moral que caracteriza a los
mejores médicos. Sabiendo que: nunca podremos entender a los seres humanos en una
forma exhaustiva o final pero que sí logramos saber algo sobre ellos; saber que cierta
conducta es correcta porque respeta, promueve y es propia de hombres; de igual manera es
posible conocer algo de las necesidades de las personas que están enfermas y de la historia
de la profesión que se ocupa en ayudarlas. Nuestro conocimiento ciertamente es limitado y
de igual forma existen restricciones debidas a dificultades culturales; pero existen también
acuerdos transculturales acerca de lo que son tanto un hombre como una práctica médica
buenos; por eso feministas, radicales, judíos, ortodoxos, tribus primitivas y el partido
secular, residualmente cristianos con sus practicantes médicos en algún hospital americano,
reconocen y respetan cierto tipo de conducta médica. De igual manera, planes de estudio
orientados a la solución de problemas, en los que la bioética puede incluirse. Son modelos
educativos muy progresistas que no tratan tan sólo de enseñar los conocimientos,
habilidades y actitudes necesarios para el ejercicio de la medicina, sino también de orientar
todo el sistema docente de tal manera que el estudiante adquiera la capacidad de resolver
problemas, que aprenda por sí mismo a buscar la información necesaria y que se transforme
así, en perpetuo autoaprendizaje.

CONCLUSIÓN
La enseñanza de la bioética en las escuelas de medicina ha tenido un auge en las últimas
décadas, sin embargo, requiere de una mayor sistematización, preparación de docentes e
inclusión en todos los grados de la educación. Dafna Feinholz, primera latinoamericana en
ocupar la dirección del área bioética de la UNESCO, por ejemplo en una evaluación del

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futuro de la bioética destaca que hay que atraer a los principales actores en la actividad
profesional médica y establecer verdaderos procesos de deliberación. También resalta la
necesidad de consolidar la institucionalización de la bioética con la formación de comités y
la enseñanza a todos los niveles en el pregrado y el postgrado y establecer e integrar la
toma de decisiones de políticas de salud con una metodología de ponderación ética. Un
ejemplo puede ser el siguiente: si el alumno conoce la teoría del consentimiento informado,
origen, fundamento y elementos, y se ha formado en la habilidad comunicativa de la
entrevista clínica y la transmisión correcta de la información, interiorizará una actitud de
receptividad ante este proceso. Sólo de esta manera, capacitado para responder a este
derecho del paciente, superará la "burocratización" del proceso, que lo reduce a la firma de
un documento, muchas veces con un contenido que nadie le ha explicado al paciente, y que
por ello carece de validez, tanto ética como jurídica. Se obtiene así un cambio, ya que la
adquisición progresiva de competencias conduce a una mayor responsabilidad. Y es que
todo programa docente en bioética acaba girando en torno al concepto de profesional
responsable y capacitado.

OPINIÓN
Resulta obligatorio incluir la bioética en el currículo de todos los programas formativos
para personal médico, sabemos que es una disciplina de incorporación reciente en la
práctica médica y que deberá ser adoptada por los médicos generales, los médicos
familiares y especialistas.
Es importante reflexionar sobre la importancia de la ética médica y sobre cómo esta es una
vía para alcanzar una mayor calidad de vida para los pacientes. Y es que si una cosa
debemos tener clara es que los valores son inherentes a una buena práctica médica. Es
responsabilidad tanto de los propios alumnos como de las facultades de medicina que se
pueda mejorar la deficiente formación en valores que existe actualmente. Así mismo es
necesario mostrar que la bioética es ética cívica aplicada a la relación clínica, lo que supone
la incorporación de los derechos civiles y sociales a dicha relación, y la identificación y el
manejo de los conflictos de valores surgidos de esta interacción.

La bioética favorece el cambio adecuado en los comportamientos y actitudes que obligan a


médicos y otros integrantes del equipo de salud a promover una relación médico-paciente
más saludable a fin de permitir generar cambios en los modelos de salud cuya prioridad es
ofrecer el mejor servicio a los pacientes.
Es necesario considerar la importancia de la enseñanza y fomentar los valores éticos más
apropiados e indispensables para que médicos, enfermeras, técnicos y otros profesionales
de la salud brinden una atención médica óptima. Para cumplir con esto último se requiere el
trabajo en equipo entre quienes toman decisiones, las autoridades y los participantes en la
operación, puesto que juntos lograrán una atención médica eficiente, ética, segura y de alta
calidad, misma que redundará en beneficio de los pacientes.

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| BIOÉTICA EN LA ENSEÑANZA MÉDICA | CARLOS EDUARDO DIAZ MORALES

En este contexto el profesor ha de estar capacitado para enseñar bioética en la práctica


clínica diaria, debe incluir la justificación jurídica y los fundamentos filosóficos
relacionados con la ética, así como utilizar una metodología propia, elegirla entre las ya
documentadas en la práctica médica y adaptarla a las características culturales y sociales
del ambiente donde se aplique, reconociendo como propias sus ideas, pero respetando
también las de los demás.

En cuanto a la manera de trasmitir la cultura bioética y sus valores, parece esencial


acompañar a los estudiantes, internos o residentes en la práctica diaria, lo que permite que
el aprendizaje se adquiera en los casos clínicos cotidianos, pues facilita descubrir la actitud
de los pacientes y da la oportunidad a los equipos formados por diferentes grupos de
médicos de analizar los posibles métodos de resolución.
Participar en la formación de médicos y en la enseñanza de materias clínicas no excluye al
docente de fomentar en sus alumnos la voluntad de aplicar los valores éticos, algunos de
éstos son comunes para todos, tomando en cuenta una sociedad democrática como en la que
vivimos hoy en día, pero otros valores tienen que ver directamente con el cuidado de la
vida y la salud.
En lo que respecta a la bioética, es posible evaluar el aprendizaje relacionado a contenidos,
pero medir el cambio de actitud se vuelve más complicado y difícil aún es garantizar la
adquisición de valores aplicados de manera reflexiva, por lo que el examen de este
aprendizaje no es otro que la vida profesional que hace el trabajo del docente más grande y
comprometedor.
Un hecho que llama la atención en la medicina moderna es que a pesar de que sin duda
vivimos una época de mayor eficiencia en la atención de los pacientes, con frecuencia éstos
manifiestan su insatisfacción. Este fenómeno tiene muchos aspectos por analizar, pero
indudablemente uno de ellos es la percepción de una actitud poco ética y en ocasiones
mercantilista por parte del grupo médico, situación que debe considerarse como un área de
oportunidad para la enseñanza científica de la bioética en la medicina y así revertir este
pensamiento.
Por tal razón concluyo con dos puntos fundamentales: el primero es que los docentes deben
predicar con el ejemplo en situaciones bioéticas en el ejercicio de la medicina y el segundo
es que la bioética debe ser parte esencial de las decisiones sobre el abordaje de un paciente,
pues en la práctica diaria de la medicina no hay mejor lugar para la enseñanza de la bioética
que a la cabecera del paciente.

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| BIOÉTICA EN LA ENSEÑANZA MÉDICA | CARLOS EDUARDO DIAZ MORALES

BIBLIOGRAFÍA
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