La Novela de La Generación Del 98 Baroja, Unamuno y Azorín
La Novela de La Generación Del 98 Baroja, Unamuno y Azorín
La Novela de La Generación Del 98 Baroja, Unamuno y Azorín
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El siglo XIX termina con una grave crisis: el final del imperio colonial español (España
pierde Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898). Este acontecimiento provocó una ola de
indignación y protesta que se manifestó en literatura a través de los escritores de la Generación
del 98, cuyos principales componentes fueron Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín,
Antonio Machado y Valle-Inclán. Todos ellos adoptaron una actitud crítica ante la situación
política y social del momento. Son precisamente algunos de estos autores los que marcan un
cambio en la narrativa a partir de 1902: Azorín con La voluntad, Baroja con Camino de
perfección, Unamuno con Amor y pedagogía y Valle-Inclán con Sonata de otoño, inician un
camino innovador, alejándose del Realismo y buscando la expresión de la realidad personal e
interior.
PÍO BAROJA
Sus novelas reflejan una concepción pesimista de la vida y del mundo: la vida es
incomprensible, dolorosa y cruel. Muestra su visión crítica del ser humano y su postura
hostil hacia la sociedad. Los principales rasgos de su novela son:
MIGUEL DE UNAMUNO
Unamuno concebía la vida como una lucha, como una agonía en busca de una paz que
nunca se encuentra. Se sirvió de sus obras para dejar testimonio de su intimidad agónica y de
su reflexión sobre la religión, la vida, la muerte y la propia conciencia. Para ello interviene
en el relato, dialoga con sus personajes, los convierte en símbolos, se dirige al lector… Acuñó
el término nivola en su afán renovador para alejarse de la novela realista. Sus novelas se
caracterizan por:
En 1914 publica la que es su mejor novela: Niebla. Lo que más sorprende al lector es la
utilización del juego vida-literatura. El protagonista, Augusto Pérez, es abandonado por su
novia cuando iban a casarse. Decide suicidarse, pero antes quiere saber la opinión del propio
autor de la novela, Unamuno, quien decide matar a Augusto; este se rebela contra su autor
recordándole que él también morirá. Plantea el conflicto del hombre supeditado a las
decisiones divinas de la vida o la muerte.
El escritor también tocó otros temas, como la lucha entre hermanos, en la novela Abel
Sánchez; o las ansias de maternidad de una mujer virgen en La tía Tula. Otra de sus obras
más importantes es San Manuel Bueno, mártir, que cuenta la historia de un cura de pueblo que
ha perdido la fe, pero que aparenta tenerla para que sus feligreses mantengan intactas sus
creencias religiosas. Aparecen muchos de sus temas recurrentes: la lucha agónica del
individuo en el mundo, el creer y el aparentar creer, la soledad, la vida como sueño… Se
aprecian rasgos innovadores como la intertextualidad (un narrador que relaciona esta obra con
otras del mismo autor) o la invitación a que el lector opine o reflexione sobre la propia novela.
Azorín. La voluntad
“- Pues la verdad es, querido Augusto –le dije con la más dulce de mis voces- que no puedes
matarte porque no estás vivo, y que no estás vivo, ni muerto, porque no existes…
- ¿Cómo que no existo? –exclamó.
-No, no existes más que como un ente de ficción; no eres, pobre Augusto, más que un producto
de mi fantasía y de las de aquellos de mis lectores que lean el relato que te tus fingidas
venturas y malandanzas he escrito yo; tú no eres más que un personaje de novela, o de nivola,
o como quieras llamarle. Ya sabes, pues, tu secreto”.
Unamuno, Niebla
“Quise volver hacia arriba a abandonar mi disfraz; pero había tanta gente que tuve que seguir
con la marea. No sé si te habrás dado cuenta de lo solo que se encuentra uno esos días de
Carnaval entre las oleadas de la multitud. Esa soledad entre la muchedumbre es mucho mayor
que la soledad en el bosque. Esto me hizo pensar las mil torpezas que uno comete, en la
esterilidad de mi vida. “Me voy a consumir –me dije- en una actividad de ratoncillo; voy a
terminar en ser un profesor, una especie de institutriz inglesa. No, eso nunca. Hay que buscas
una ocasión y un fin para emanciparse de esta existencia mezquina, y si no, lanzarse a la vida
trágica”.
Baroja. La busca
“Y no me olvidaré jamás del día en que diciéndole yo: Pero don Manuel, la verdad, la verdad
ante todo. Él, temblando, me susurró al oído –y eso que estábamos solos en medio del campo-:
¿La verdad? La verdad, Lázaro, es algo terrible, algo intolerable, algo mortal, la gente sencilla
no podría vivir con ella. ¿Y por qué no me la deja entrever aquí como en confesión?, le dije. Y
él: Porque si no, me atormentaría tanto, tanto, que acabaría gritándola en medio de la plaza, y
eso jamás, jamás. Yo estoy para hacer vivir a las almas de mis feligreses, para hacerlos felices,
para hacer que se sueñen inmortales y no para matarlos. Lo que hace falta es que vivan
sanamente, que vivan en unanimidad de sentido, y con la verdad, con mi verdad, no vivirían”.