Tema 9
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Tema 9
Evaluación e intervención
psicológica en los
síntomas conductuales y
psicológicos en
demencias
Índice
Esquema 3
Material de estudio 5
9.1. Introducción y objetivos 5
9.2. Síntomas conductuales y psicológicos de las
demencias 6
9.3. Dimensiones psicosociales asociadas a su
manifestación 13
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A fondo 35
Test 37
Esquema
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Wimo y colaboradores (2013, p.1) señalan que «la demencia está, por lo tanto,
afectando a todos los sistemas sanitarios del mundo de forma significativa»,
coincidiendo con la Organización Mundial de la Salud, que ha publicado el informe
titulado «Demencia: una prioridad para la salud pública» (WHO, 2012). La mayoría
de las personas con demencia viven en la comunidad y son cuidadas por familiares
(IMSERSO, 2005; Kales, Gitlin y Lyketsos, 2015).
Tabla 1. Prevalencia de la enfermedad de Alzheimer (en EE. UU.). Fuente: Alzheimer’s Association, 2014.
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A su vez, mientras que otros problemas sanitarios de gran importancia parece que
reducen su presencia como causas de muerte (tabla 2), el alzhéimer se ha convertido
en una de las principales causas de mortalidad.
Tabla 2. Porcentaje de cambio en las causas de muerte entre 2000 y 2010 (en EE. UU.)
Los déficits cognitivos son insuficientes para interferir con la independencia (por
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Los déficits cognitivos son suficientes para interferir con la independencia (por
ejemplo, requieren asistencia para las actividades instrumentales de la vida diaria,
tareas complejas como manejo de medicación o dinero).
Síntomas tempranos:
• Dificultad para recordar conversaciones recientes, nombres o eventos.
• Pueden aparecer también síntomas de apatía y depresión.
Síntomas posteriores:
• Alteraciones de comunicación, desorientación, confusión, juicio pobre,
cambios conductuales.
• Finalmente: dificultad para hablar, tragar y caminar.
Implica:
• Pérdida de memoria que altera la vida diaria.
• Desafíos en la planificación o resolución de problemas.
• Dificultad para completar tareas familiares en casa, en el trabajo o en el ocio.
Demencia vascular
Los cambios en el cerebro que se producen por esta demencia pueden, por sí mismos,
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causar demencia, pero es común que coexistan con EA. Tampoco es raro que coexista
con problemas vasculares.
Los síntomas conductuales y psicológicos de las demencias (BPSD) son «un conjunto
de síntomas y signos, previamente denominados de forma diversa (por ejemplo,
síntomas psiquiátricos, complicaciones conductuales, problemas de conducta)» que
suelen aparecer en una importante proporción de las personas con demencia
(Olazarán, Agüera-Ortiz, y Muñiz-Schwochert, 2012).
Prácticamente todas las personas con demencia manifiestan uno o más BPSD
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(Lyketsos et al., 2011), un 75 % presenta tres o más y algunos síntomas (por ejemplo,
agitación y ansiedad) aumentan su intensidad con el paso del tiempo (Brodaty
Connors, Xu, Woodward, Ames y PRIME Study Group, 2015).
Los BPSD representan uno de los aspectos del cuidado más complejos, estresantes
y costosos y están asociados a múltiples consecuencias para la salud de las personas
con demencia, incluyendo elevada morbilidad, mortalidad, estancias hospitalarias e
institucionalización temprana en residencias (Kales et al., 2015). Además, los BPSD
parecen afectar más drásticamente a la salud y estrés del cuidador que otros
síntomas de la demencia (por ejemplo, la pérdida de memoria) debido a su carácter
incontrolable y poco predecible (Rabinowitz, Mausbach y Gallagher-Thompson,
2009).
Exceso de discapacidad
En muchos casos, el fenómeno del exceso de discapacidad puede verse muy influido
por estereotipos y expectativas negativas sobre la vejez o las demencias. Las personas
que cuidan (profesionales o familiares) pueden tener expectativas negativas, incluso
en fases muy iniciales de la enfermedad, en relación con la capacidad de la persona
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enferma para ser independiente (por ejemplo: «como tiene alzhéimer, ya no puede
hacer lo que antes hacía»).
Factores relacionados:
Desempoderamiento: otros hacen o ayudan en cosas que uno puede hacer por sí
mismo.
Etiquetaje: el diagnóstico o expectativa de los cuidadores fuerza o guía el trato que
recibe la persona, favoreciendo la profecía autocumplida.
Invalidación o ser tratado como un objeto: no tratar como personas autónomas,
sino como manejables y evaluables.
Pérdida y privación de necesidades significativas personales y valores.
Dependencia aprendida
Comportamiento de la
Comportamiento del profesional
persona mayor
Comportamiento Comportamiento que apoya la dependencia (incongruente
independiente: la persona con el del mayor): «Te dije que no te vistas sola, siempre lo
está intentando ponerse la haces mal».
camisa. Comportamiento que apoya la independencia (congruente
con el del mayor): El profesional mira a la persona y sonríe.
Comportamiento Comportamiento que apoya la dependencia (congruente
dependiente: la persona con el del mayor): «Qué bien que me esperes para empezar a
está sentada mirando a su comer».
bandeja de comida. Comportamiento que apoya la independencia (incongruente
con el del mayor): El profesional dice: «Vamos, sé que puedes
comer solo».
Los estudios realizados por Baltes (por ejemplo, Baltes y Wahl, 1992) mostraron que
son los comportamientos dependientes los que producen respuestas del entorno
social: los comportamientos dependientes inician y proporcionan contacto social. Sin
embargo, los comportamientos de autocuidado independientes son
fundamentalmente ignorados y los prosociales son reforzados solo con un 25 % de
probabilidad.
Estilos de comunicación
La validación
Una de las terapias principales para el trabajo con personas con demencia es la
terapia de la validación, elaborada por Naomi Feil (1993). Los principios subyacentes
a la terapia de la validación (Feil, 1993) son:
Todas las personas son únicas y deben ser tratadas como individuales.
Todas las personas tienen su valor, sin importar lo desorientadas que estén.
Hay una razón detrás de cada comportamiento.
La conducta no es una mera función de cambios anatómicos en el cerebro. Refleja
una combinación de cambios físicos, sociales y psicológicos que tienen lugar a lo
largo del ciclo vital.
Las personas mayores no pueden ser forzadas a cambiar sus conductas. Solo las
cambiarán si las personas quieren cambiarlas.
Las personas mayores deben ser aceptadas sin ser juzgadas.
Cuando la memoria reciente falla, se trata de balancear la vida recuperando
memorias antiguas. Cuando falla la vista, se usa la mente para ver. Si falla el oído,
se escuchan sonidos del pasado.
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Según avanza la demencia, la persona que la sufre es cada vez menos capaz de
manejar el estrés. Algo que inicialmente puede no causar estrés (por ejemplo, dos
personas hablando a la vez, situación de cansancio o fatiga, ruidos, etc.) se convierte
en una amenaza para el individuo.
Las personas con demencia suelen experimentar niveles de estrés bajos por las
mañanas. Si no se atiende de una forma adecuada, el estrés puede ir
acumulándose a lo largo del día. Si se supera un determinado umbral (de tal estrés
que la persona ya no lo controla), aparecen los comportamientos problemáticos
(agitación, ira o llanto). Cada estímulo estresante es diferente para cada persona.
Figura 2. Modelo explicativo de los BPSD en las demencias. Fuente: Kales et al., 2015.
El modelo reconoce que diferentes factores pueden influir en que haya una mayor o
menor vulnerabilidad a los estresores. Sin duda, hay factores asociados al deterioro
cognitivo que influyen en los BPSD. La persona tiene alteraciones cognitivas que
dificultan su capacidad para interactuar con otros y con el medio. Pero la probabilidad
de que se produzcan los BPSD depende de la interacción de tal alteración cognitiva
con otros factores como, por ejemplo, necesidades no cubiertas (dolor, sueño o
hambre), problemas de salud o factores ambientales como la sobrestimulación o la
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Mención especial merecen los factores asociados a la figura del cuidador (profesional
o familiar), puesto que esta puede verse influida de forma importante por
intervenciones psicoeducativas o psicoterapéuticas. La falta de conocimiento de la
enmascarar las necesidades actuales al eliminar las conductas que sirven como señal)
(Cohen Mansfield, 2001).
Como se puede observar en la siguiente tabla, las terapias conductuales han recibido
apoyo empírico para reducir la frecuencia e intensidad de los síntomas conductuales
y psicológicos de las demencias.
funcional
Por tanto, serán susceptibles de cambio mediante una aproximación que modifique
dicho ambiente (Logsdon, McCurry, y Teri, 2007; Olazarán et al., 2010). Además, estas
intervenciones son de más bajo coste que los tratamientos farmacológicos actuales
(Olazarán et al., 2010).
Por todo lo comentado hasta ahora, desde hace algunos años se vienen desarrollando
programas en los que se informa y forma a los cuidadores para manejar los problemas
de conducta de las personas a las que cuidan. Algunos ejemplos de estos programas
de intervención pueden consultarse en el trabajo realizado por Teri y colaboradores
(1998). En estos manuales, las técnicas derivadas de la modificación de conducta
cobran una importancia vital.
La intervención contó con seis sesiones individuales, una por semana, de unos
noventa minutos de duración. En la primera sesión, cada participante indicaba qué
dos comportamientos problemáticos de su familiar con demencia ocurrían antes de
acudir al centro, comportamientos que les debían generar mucho estrés o malestar.
El conjunto de todas las sesiones tenía como objetivo entrenar a los cuidadores en
la realización de análisis funcionales (modelo básico ABC mencionado
anteriormente) y en habilidades conductuales básicas para intervenir sobre el
comportamiento, a través de modelado, instrucciones, ensayos y feedback. En uno
de los casos, por ejemplo, se trataron las quejas por dolor a través de refuerzo
diferencial (extinción de las quejas y el refuerzo de otras comunicaciones) y un
excesivo número de peticiones de ayuda a través de la extinción, la práctica de tareas
independientes y refuerzos.
de tiempo semanal dedicado al ejercicio. A los seis meses se mantenían los resultados
obtenidos.
Todo esto se complementaba con el uso de un libro de memoria, que incluía doce
páginas con información biográfica, orientativa y agenda diaria de los residentes. Los
resultados mostraron que el personal entrenado hablaba más con los residentes,
aumentaba el número de instrucciones funcionales y realizaban más afirmaciones
positivas. Todo esto ocurrió sin que aumentase el tiempo dedicado a estar con cada
residente.
Alzheimer's Association. (2014). Alzheimer's disease facts and figures. Alzheimers’ &
Dementia, 10, pp. 47-92.
Burgio, L. D. et al. (2001). Come talk with me: improving communication between
nursing assistants and nursing home residents during care routines. The
Gerontologist, 41, pp. 449-460.
Brodaty, H., Connors, M. H., Xu, J., Woodward, M., Ames, D. y PRIME study group.
(2015). The course of neuropsychiatric symptoms in dementia: a 3-year longitudinal
study. Journal of the American Medical Directors Association, 16, pp. 380-387.
Brody, E. M., Kleban, M. H., Lawton, M. P., Silverman, H. A. (1971). Excess disabilities
of mentally impaired aged: impact of individualized treatment. The Gerontologist, 11,
pp. 124-133.
IMSERSO (2005). Cuidado a las personas mayores en los hogares españoles. Madrid:
IMSERSO.
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James, I. (2014). The use of CBT for behaviours that challenge in dementia. En N.
Pachana y K. Laidlaw, (Eds.), The Oxford Handbook of Clinical Geropsychology. Oxford:
Oxford.
Peeters, J. M., Van Beek, A. P., Meerveld, J. H., Spreeuwenberg, P. M., Francke, A. L.
(2010). Informal caregivers of persons with dementia, their use of and needs for
specific professional support: a survey of the National Dementia Programme. BMC
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Teri, L., Logsdon, R. G., Whall, A. L., Weiner, M. F., Trimmer, C., Peskind, E. y Thal, L.
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patients: A behavior management approach. Psychotherapy: Theory, Research,
Practice, Training, 35, pp. 436-443.
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Vitaliano, P. P., Young, H. M., Russo, J., Romano, J. y Magana-Amato, A. (1993). Does
expressed emotion in spouses predict subsequent problems among care recipients
with Alzheimer's disease? Journal of Gerontology, 48, pp. 202-209.
¿Qué modelo utilizaríamos para analizar los diferentes aspectos que pueden
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Una síntesis de las características del caso que pueden incluirse en los diferentes
grupos de componentes del modelo ABC (junto a las características y cambios
neurales propios de la demencia que padece) puede observarse en la tabla 5.
Otro modelo resumen que incluye diferentes factores que pueden ser de utilidad en
la explicación del origen, mantenimiento, etc. de los síntomas conductuales y
psicológicos en demencias es el Modelo de Kales y colaboradores (2015). En el
mismo se considera que la alteración asociada a la demencia, junto a la interacción
con necesidades no cubiertas (en este caso posible hambre, o bien otros factores del
Erquicia, P. (2005). Los que no olvidan. [Archivo de vídeo]. Youtube. Recuperado de:
https://www.youtube.com/watch?v=dmMArkHxTms
En este recurso los autores describen y analizan aspectos relevantes relacionados con
los síntomas conductuales y psicológicos de las demencias mediante la consideración
de factores biológicos, psicológicos y sociales en su evaluación y tratamiento.
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8. De acuerdo con el modelo ABC, ¿cuál de las siguientes conductas del cuidador se
consideraría una consecuencia?
A. Le da algo que le gusta para que se le pase un estado de agitación.
B. Le dice a otros familiares que no acudan a casa para evitar que se ponga
nervioso su familiar.
C. Retira objetos personales que le traen recuerdos para que no se ponga
nervioso.
D. Habla con un tono demasiado alto y de forma agresiva a la persona a la que
cuida para llamar su atención mientras esta ve la TV.
9. Según el modelo del umbral del estrés progresivamente reducido, ¿cuándo es más
probable que se comporte con ira una persona con demencia y, por lo tanto, sea
menos recomendable proponerle una actividad?
A. Cuando está descansada.
B. Cuando está cansada.
C. Cuando muestre interés en algo.
D. En todos los momentos del día.
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