Bellamy. Crisis de La Transmision y Fiebre de La Innovación
Bellamy. Crisis de La Transmision y Fiebre de La Innovación
Bellamy. Crisis de La Transmision y Fiebre de La Innovación
DOI: https://doi.org/10.14201/teri.25407
CRISIS DE LA TRANSMISIÓN
Y FIEBRE DE LA INNOVACIÓN1
François-Xavier BELLAMY
Asociación Philia
https://www.philia-asso.fr/
Cómo citar este artículo: Bellamy, F.-X. (2021). Crisis de la transmisión y fiebre de la
innovación. Teoría de la Educación. Revista Interuniversitaria, 33(2), 169-178. https://
doi.org/10.14201/teri.25407
RESUMEN
Este artículo propone destacar las potencialidades educativas propias de la
escuela vivida como una comunidad educativa. Toda escuela debería asumir el
sentido más profundo de su etimología griega. La tesis principal del texto es que no
hay destino para nosotros, no hay novedad, no hay innovación, no hay verdadero
cambio, no hay libertad, sin recibir primero de la historia, a veces de la historia más
antigua, aquello que puede alimentar nuestra capacidad de inventar y de crear. Esta
es la razón por la que, en realidad, la misma oposición entre el pasado y el futuro
no puede tomarse en serio.
Palabras clave: Bellamy; tradición; trasmisión; herencia; permanencia; cambio;
humanismo.
1. Este texto es la transcripción de la conversación pública mantenida, vía internet, con el profesor
Bellamy el 20 de noviembre de 2020 dentro de la actividad «Diálogos sobre educación» organizada por la
revista Teoría de Educación. Revista Interuniversitaria. Agradecemos al profesor Bellamy su generosidad
para participar en esta conversación. Agradecemos a la profesora Tania Alonso-Sainz la organización de
este evento y a la profesora Bianca Thoilliez haber realizado la traducción simultánea. Transcripción:
Laura Suárez Gil. Disponible en: https://revistas.usal.es/index.php/1130-3743/dialogos
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ABSTRACT
This article proposes to highlight the educational potentialities of the school lived
as an educational community. Every school should assume the deepest meaning of its
Greek etymology. The main thesis of the text is that there is no destiny for us, there
is no novelty, there is no innovation, there is no true change, there is no freedom,
without first receiving from history, sometimes from the oldest history, what can feed
our ability to invent and create. This is the reason why, actually, the very opposition
between the past and the future cannot be taken seriously.
Buenas tardes, estoy muy feliz de poder participar y compartir esta tarde con
vosotros este momento de intercambio, a pesar de la distancia. Es un gran honor
para mí poder encontraros y espero que podamos alargar esta conversación con
un encuentro más real cuando las circunstancias lo permitan. Me siento muy
honrado de haber recibido esta invitación y, querida Tania, muchas gracias por
tus palabras de presentación con las que podemos iniciar este intercambio. Estoy
muy contento de que Los desheredados y Permanecer haya podido acompañar
vuestras reflexiones2.
Querría hoy, muy modestamente, volver sobre la intuición que traté de desa-
rrollar en estos dos textos. He recibido un cierto número de preguntas que me
habéis compartido. Lamento no poder responder en vuestra bella lengua y perdón
por tener que hacerlo en francés. Agradezco mucho a Bianca Thoilliez que haya
aceptado a hacer este trabajo de interpretación.
1. El milagro de la libertad
En las cuestiones que habéis planteado, uno de vosotros escribía «¿es nece-
sario preferir el futuro o el pasado?» y me parece que el trabajo que he intentado
hacer tanto en Los desheredados como en Permanecer, consiste en demostrar que,
al contrario de lo que la modernidad querría, estas dos dimensiones de la existen-
cia no pueden darse de manera opuesta. En Los desheredados buscaba entender
por qué durante toda mi formación como profesor había escuchado decir que no
había que transmitir una herencia, que había que dejar a los estudiantes inventar
su propio futuro. Como si, en el fondo, escribir nuestro destino futuro consistiese
necesariamente en deshacerse de nuestro pasado.
2. F.-X. Bellamy, Los desheredados. Por qué es urgente transmitir la cultura. Encuentro, 2018.
Permanecer. Para escapar del tiempo del movimiento perpetuo. Encuentro, 2020.
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En realidad, creo que es, exactamente, todo lo contrario. Cuando hablo ahora,
en este momento, cuando hablamos, cuando pensamos también, lo hacemos utili-
zando palabras que nos vienen a veces de la historia más antigua. Las primeras
palabras que hemos aprendido a pronunciar, la palabra ‘papá’ o ‘mamá’, que son
prácticamente comunes en nuestras dos lenguas, tienen raíces que se remontan
hasta el indoeuropeo. Esas palabras tienen, por lo tanto, varios miles de años de
historia.
Cuando hemos aprendido a hablar con esas palabras, cuando hemos aprendido
a pensar con esas palabras, no se nos ha impedido inventar nuestra propia libertad.
Muy al contrario, nunca habríamos podido pensar libremente sin esas palabras que
hemos recibido. Y quienes nos las han transmitido tampoco podrían predecir qué
íbamos a hacer con la lengua que aprendíamos. Con esas palabras podemos hacer
el bien y podemos hacer el mal. Estamos abiertos por esas palabras al vértigo de la
libertad. Podemos utilizar la lengua en una diversidad infinita de usos. Y el milagro
de la libertad, el milagro de la educación es que una libertad nueva nace porque
es alimentada, nutrida, fecundada, por esta herencia del pasado.
No hay destino para nosotros, no hay novedad, no hay innovación, no hay
verdadero cambio, no hay libertad, sin recibir primero de la historia, a veces de la
historia más antigua, aquello que puede alimentar nuestra capacidad de inventar y
de crear. Esta es la razón por la que en realidad creo, en el fondo, que esta misma
oposición entre el pasado y el futuro no puede tomarse en serio. Políticamente
no existen, por un lado, los progresistas, que sería el campo del futuro, contra los
conservadores, que sería el campo del pasado. Una oposición así simplemente esta
desprovista de toda significación.
Y lo que me ha parecido esencial en la crisis que atravesamos, es que nace
precisamente de esta ficción. Nace de la idea que nos hacemos, de que podemos
inventar nuestra libertad de mañana a cambio de nuestra herencia y del sacrificio
de nuestra historia, de nuestro pasado, de nuestras raíces, de nuestros principios,
de todo aquello que permanece en el fondo, de aquello que queda idéntico en el
interior de una sociedad.
Hannah Arendt en La condición del hombre moderno escribía que la educación
es esencialmente conservadora. Pero para ella esto no es una forma de decir que
la educación debe de encerrarnos en la repetición del pasado, en la repetición
de lo mismo. Lo que Hannah Arendt quiere decir es que el milagro de la libertad,
que nos hace posible introducir una novedad en la historia, a través del juego de
la acción; el milagro de la libertad por el cual inauguramos algo nuevo, no podría
nacer si no se fundase en la recepción de una herencia a través del trabajo de la
educación. Y es así como la educación, es conservadora y al mismo tiempo la única
ocasión posible para una renovación del mundo. La única manera de ofrecer al
mundo lo que Hannah Arendt llamaba la natalidad, es decir, la novedad de cada
generación, que aporta a lo real su capacidad de inventar.
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Cuando surge una contradicción, lo cual forma parte de la vida de toda sociedad,
puede suscitar un diálogo, una conversación. Para ello es necesario, sin embargo,
que haya una lengua común, hace falta también que haya una cultura común y el
pluralismo en una sociedad no puede vivirse más que cuando tenemos en común
algo que nos reúna.
Vivimos hoy el fracaso de un modelo multicultural, ese modelo que ha visto
comunidades yuxtaponerse unas a otras, alejarse cada vez más unas de otras, sin
reconocerse vínculos. El trabajo de la educación tiene justamente este elemento de
decisivo: al mismo tiempo que hace crecer la libertad de aquellos que aprenden,
también suscita la conciencia de ese vínculo común. No queremos una autoridad
que viniese a uniformar, que tratase de repetir en moldes la vida, que buscase que
todos nos adaptásemos a un mismo modelo, a hacernos a todos iguales porque,
gracias a la transmisión de una herencia y a la autoridad de los autores que
podemos leer, descubrimos lo que alimenta nuestra libertad, al mismo tiempo que
se funda en nosotros el sentido de ese vínculo común. Esta es la razón por la que
creo que el modelo del multiculturalismo que hemos querido imponer a nuestras
sociedades, no tiene futuro. Hay, evidentemente, un lugar, en nuestros países, en
nuestras sociedades, en nuestras culturas, para la libertad, para la singularidad de
cada persona con su historia, con sus talentos y su sensibilidad. Pero lo que hace
de esta singularidad un enriquecimiento es la posibilidad del diálogo, que viene
de una cultura común.
Me parece que la clave para preparar el mundo del mañana y para preparar a
los niños a ese mundo de las nuevas tecnologías consiste, precisamente, en permi-
tirles crecer lejos y apartados de esas tecnologías; y asegurar para ellos una distancia
que permite la libertad. De hecho, si lo miramos bien, aquellos que han inventado
las nuevas tecnologías no habían aprendido en la escuela el código informático
o los fundamentos de la industria numérica. Quienes inventaron Google o Apple
no habían sido primero educados en esas técnicas contemporáneas. Al contrario,
habían estudiado Matemáticas —aprendiendo de ellas conocimiento con una anti-
güedad de miles de años— lo que les permitió desarrollar una capacidad intelectual
para inventar algo nuevo. Del mismo modo, cuando Steve Jobs desarrolló Apple,
siempre contó que el sentido del diseño, del grafismo tan particular de sus produc-
tos, le había venido por el aprendizaje de la caligrafía finesa, un arte con más de
seis mil años de historia. Sería un error creer que para que nuestros alumnos sean
competitivos mañana en el mundo digital, hay que enseñarles el código informático
en el colegio. Les cambiará diez veces antes de que puedan ser empleados en el
mercado del trabajo.
Al contrario, debemos estructurar en ellos el espíritu lógico, la capacidad
de análisis, debemos construir en sus espíritus una capacidad de reflexión que
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6. La capacidad de maravillarse
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verdad está siempre más allá de aquello que podemos decir y que la búsqueda será
el camino de la existencia—, es también la mejor manera de continuar formándose,
no para ser un día el profesor perfecto y completo, sino para buscar convertirse
siempre en el mejor profesor posible, siendo siempre un alumno y dejándose elevar
por aquello que seguimos aprendiendo.
7. La urgencia de la transmisión
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Quiero decir de corazón a todos aquellos que enseñáis, a todos aquellos que
contribuís a esta maravillosa empresa de la enseñanza —que yo he dejado unos
años, ahora estoy en el Parlamento Europeo, pero espero regresar pronto—, a todos
aquellos que compartís esta bella misión, mi más profundo reconocimiento por el
trabajo esencial que hacéis, por hacer nacer en los niños a los que acompañáis,
toda la libertad y creatividad de la que el mundo de mañana necesitará.
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