2.2 Bases Teoricas
2.2 Bases Teoricas
2.2 Bases Teoricas
2 Bases Teóricas
De acuerdo a Biehler, R.F. (1980), se designa con la palabra niño a todo ser humano
entre los 0 hasta cumplir los 18 años, pero este es un período de acelerados cambios biopsico-
sociales. Un punto importante para una primera subdivisión es el proceso de transición que se
vive entre los 11 a 12 años, determinado por lo biológico y lo psicológico, identificado por la
"pubertad" (Biehler, 1980). Cabe destacar que la etapa de la niñez es un proceso de suma
importancia debido a que el niño o niña va adquiriendo las habilidades necesarias para poder
parte de ella y partiendo de ella sea el rendimiento académico lo que valore los conocimientos y
Erik Erikson (1963) planteó hace 50 años que la identidad (el Yo) de los seres humanos
se desarrolla en base a su interacción con su ambiente; pensaba que la «fisiología» del vivir, es
decir la interacción ininterrumpida de todas las partes, está gobernada por una relatividad que
hace que cada proceso dependa de los otros”. Su hipótesis se fundamenta en que las personas
son seres activos buscando adaptarse al ambiente en que viven y en base a este concepto
edad y nivel académico”, encontramos que el rendimiento del alumno debería ser entendido a
partir de sus procesos de evaluación, sin embargo, la simple medición y/o evaluación de los
rendimientos alcanzados por los alumnos no provee por sí misma todas las pautas necesarias
y la habilidad empieza a sobresalir. Esto se debe a cierta capacidad cognitiva que le permite al
alumno identificar las implicaciones causales positivas que tiene el manejo de las
ciertas áreas, siendo este el elemento central y funcional para que exista un mayor rendimiento.
En este sentido, en el contexto escolar los profesores valoran más el esfuerzo que la habilidad.
En otras palabras, mientras un estudiante espera ser reconocido por su capacidad, lo cual
“Los orientados al dominio. Sujetos que tienen éxito escolar, se consideran capaces,
Los que aceptan el fracaso. Sujetos derrotistas que presentan una imagen propia
aprendido que el control sobre el ambiente es sumamente difícil o imposible, y por lo tanto
renuncian al esfuerzo.
Los que evitan el fracaso. Aquellos estudiantes que carecen de un firme sentido de
aptitud y autoestima y ponen poco esfuerzo en su desempeño; para “proteger” su imagen ante
mayor o menor grado los factores que pueden influir en él, generalmente se consideran, entre
previos que tienen los alumnos, así como el nivel de pensamiento formal de los mismos
(Benitez, Gimenez y Osicka, 2000). Del mismo modo Jiménez (2000) refiere que “se puede
tener una buena capacidad intelectual y unas buenas aptitudes y sin embargo no estar
En este sentido, Hoyos (2015) afirma que “el duelo se puede definir como el conjunto de
representaciones mentales y conductas vinculadas con una pérdida afectiva, cuyo objetivo es
que el duelo es una experiencia estresante pero normal, porque todas las personas deberá
hacer frente a la pérdida de un objeto que represente en su totalidad o de cierta parte un valor
afecta el desarrollo psicosocial, que es lo que deberá hacer ante esta situación, qué es lo que
tiene que afrontar, es por eso que ninguna persona puede evolucionar sin dolor, no se puede
crecer si no han experimentado cada una de las emociones y sensaciones existentes, los
familiar, amigo, conocido o cualquier individuo, pero también se produce como reacción ante
una enfermedad, separaciones de los padres, bajas calificaciones, falta de empleo, perdida de
la libertad, cambiar de domicilio, viajar a otro país, perdida de amistades. Lo esencial del duelo
es que no depende de la naturaleza del objeto perdido, sino del valor que se le atribuye
Del mismo modo, un factor muy detonante en la actualidad son los acontecimientos de
su vida diaria y las repercusiones de estas. Muchas de las soluciones a estos problemas no
son otras que la inclusión del mundo de las emociones dentro del currículo (Gutiérrez et al.,
2015). Las emociones influyen de una forma clave en el desempeño académico, actuando
directamente sobre el aprendizaje. Cualquier intervención dentro del ámbito educativo debe
fundamentarse, sin embargo, no se pueden eliminar los estados emocionales que acompañan
a este proceso. Es por eso que el hablar de un proceso como el duelo tiende a repercutir
mayormente de manera significativa en las emociones que acompañan al proceso y del mismo
modo repercute en los diferentes ámbitos de la vida estudiantil del infante, afectando
Menciona Martínez (2020) que un estudiante que pase una etapa de duelo, podría verse
perjudicial para su interacción con sus compañeros, así como el rendimiento académico se
vería mermado, siendo pertinente que docentes, padres, representantes, tengan conocimientos
sobre el manejo asertivo del duelo en los estudiantes, con lo cual podrían contribuir en la
aplicación de estrategias en favor de que el estudiante supere la etapa del duelo sin ver
las lagunas formativas respecto a la temática del duelo, tanto a nivel teórico (necesidad de
conocer las principales consignas y factores a aplicar), como práctico” (p. 73).
tarea para la cual el sistema educativo debe aplicar estrategias configuradas en razón de
actuar en función de educar emocionalmente, siendo tarea de todos los actores educativos
(Roque Díaz, 2018), siendo esta postura apoyada por Aparicio Albelo, González Rodríguez,
Portal Denis, García Gómez, Machado Barberi y Lorente Alguacil (2017), al indicar la
Las emociones cuando no son manejadas asertivamente por parte de los estudiantes,
(Pulido Acosta et al., 2017), siendo el duelo una emoción propia del ser humano, es pertinente
estudiante del mismo, esto podrá generar un ambiente de apoyo al estudiante en función de
superar el duelo sin que este afecte profundamente sus deberes escolares, evitando la
Covington, M. (1984). The motive for self-worth. New York: Academic Press.
Gutiérrez, M., & Expósito, J. (2015). Autoconcepto, dificultades interpersonales, habilidades sociales y
conductas asertivas en adolescentes. Revista Española de Orientación y Psicopedagogía, págs.
42-58.
Hoyos, M. (2 de febrero de 2015). ¿Entendemos los adultos el duelo de los niños? . Obtenido de
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=576869060007
Martínez, B., Zambrano-Santos, C. J., & Olmedo, R. (2020). El duelo familiar y el desarrollo emocional en
los estudiantes. Revista Arbitrada Interdisciplinaria Koinonía, pág. 9.
Roque Díaz, R. (2018). Desarrollo personal y manejo asertivo de emociones en estudiantes. Obtenido de
https://fundacionkoinonia.com.ve/ojs/index.php/epistemekoinonia/article/view/511/701