El Rio de La Plata Y La Region Canaria Corso, Economia Y Politica en Las Guerras de La Emancipacion
El Rio de La Plata Y La Region Canaria Corso, Economia Y Politica en Las Guerras de La Emancipacion
El Rio de La Plata Y La Region Canaria Corso, Economia Y Politica en Las Guerras de La Emancipacion
m
O
-
E
E
CORSO, ECONOMIA Y POLITICA Se
-
EN LAS GUERRAS DE LA EMANCIPACION 3
-
0
m
E
HERNAN ASDRUBALSILVA
La cuestión del corso y de las luchas marftimas, debe ocupar un lugar
destacado en el estudio .de los diversos aspectos que concurren a configurar
el proceso revolucionario hispanoamericano.
Tanto desde el punto de vista estrictamente militar, como desde el eco-
nómico, político y aun psicológico, la acción de marinos puestos al servicio
de los nuevos estados, tuvo una incidencia que no debe ser desatendida si se
pretende lograr una visión totalizadora del movimiento emancipador. Como
seíiala el admirante Laurio H. Destéfani, no seria correcto presentar genéri-
camente a los corsarios bajo tintes idealistas y románticos, al estilo de Lord.
Byron, pero si senalar los alcances de una acción que, movida por diversas
motivaciones -entre las que el lucro y la sed de aventuras juegan roles funda-
mentales- adquiere sinelar importancia para la consecución de los reales
ideales revolucionarios.
Si para el mantenimiento de las posesiones americanas era fundamental
el poderfo naval espafíol, para el triunfo de las armas patriotas era defiitorio
poder controlarlo, deteriorarlo y en la medida de las posibilidades destruirlo.
Tal acción fue primordial para las Provincias Unidas del Río de la Plata,
cuya situación g e ~ g r ~ en
c ael extremo sur la hacia depender, en alto grado,
de las vinculaciones marftirnas. De allf la significación relevante que adquie-
re el corso bajo nuestra bandera en los diversos mares del mundo, y en parti-
cular, en el caso que nos ocupa, en la región que reconoce como centro im-
portante del tráfico al archipiélago canario. Si bien es dificil determinar la
.ns
cantidad de barcos que actuaron sobre esta región, la mayor parte de los que
levantaron su pabellón frente a CAdiz, hicieron incursione. en aguas de Te-
nerife y de las islas de Cabo Verde.
A los problemas estrictamente militares, se sumaron !os derivados de la
intercepción del comercio, el apresamiento y destrucción de navfos, la toma
E/ Rio de la PLata y la Región Canaria 4
como ((malaspresas».
El problema que debieron enfrentar las autoridades revolucionarias en
el campo marítimo, fue el de la falta de posibilidades para armar adecuada-
mente escuadras nacionales. De ahí que el sistema de corso les proporciona-
ra buenos resultados. A los navíos armados en Buenos Aires, pronto se su-
maron los reclutados en los Estados Unidos. Allí existían marinos con expe-
riencia en este tipo de lides y consecuentemente interesados en prestar servi-
cios bajo las banderas de las naciones hispanoamericanas. Aquello no era de
extrafiar, ya que alrededor de medio millar de corsarios, que lograran más de
1.300 presas, habian participado en la última guerra contra Inglaterra. Asf se
sumaba a la experiencia personal, la disposición de naves inactivas que po-
drían aprovechar la apertura que les proporcionaba la guerra desatada contra
Espaiia. A las posibilidades económicas, se sumaron justificativos idealistas
que, al menos en las declaraciones, mostraban el interks por lograr que las
posesiones hispanas se independizaran efectivamente como lo habían logrado
los Estados Unidos.
Baltimore se constituyó en el centro de esta acción, aunque otros puer-
tos como Norfolk, Charleston y Savannah también fueron base de la actua-
ción corsaria. P k a esto se hicieron diversos tipos de negociaciones. Muchas
patentes fueron enviadas a los Estados Unidos. Algunas iban totalmente en
blanco, aunque gran parte registraba el nombre de los buques. De allí las de-
nominaciones criollas dadas a naves corsarias que se hacían a la mar directa-
mente desde la Unión, sin arribar a su patria de adopcióp.
El peso de la actuación de los corsarios norteamericanos al servicio de
Buenos Aires sobre las naves espanoles fue enorme, siendo interesante con-
signar algunos datos del estudio efectuado por Theodore S. Currier: «El aná-
lisis de las importantes comunicaciones de los ministros españoles ante el
gobierno de Washington, desde el 5 de septiembre de 1815 hasta el 9 de
marzo de 1822, revela plenamente el lugar que el corso y la piraterfa tenían
en las relaciones diplomáticas entre España y los Estados Unidos en este pe-
riodo.
2. CURRIER. Thedore S.: +AS msu+iar del Rb de h Plrra Facultad de Filosofía y Letras.
Publicaciones del Instituto de Investigdciones Históricas. Número XLV U.B.A. Buenos Aires,
1929, pág. 46.
Hernán Asdrúbal Silva
El bergantín T I I ~ C - A m a r(ex
a brick Regmt de la guerra de 1812 y ex
Creola), alistado en Baltimore con patente solicitada por David De Forest.
Con una tripulación de 105 hombres y 12 cañones de a 18, navegó bajo el
comando de Marcena Morson.
Goleta y luego bergantfn-goleta Mangoré (alias Pueyrredón, ex SwIf, de
la guerra de 1812). En la isla de Haitf adoptó la denorninacion de Mangoré al
enarbolar el pabellón argentino. También era armada por David de Forest,
bajo el mando de Diego Barnes efectuó sus operaciones con 120 hombres de
tripulación y una artillería compuesta por 14 cañones de gran calibre.
-,.-" del Cz.5 hprpanth q l l ~dgmas veces está re~istrado
7 ~ * &r-----*--
2,+ U--
como m
D
E
principio bajo la conducción de Clemente Cathele o Calhell. Luego de arribar O
a Buenos Aires en junio de 1817, se hizo cargo del comando Juan Brown,
con quien operó sobre la región de Canarias. Contaba con una tripulación de
E
81 hombres y 12 cañones de a 18. a
2
Bergantín Patriota (ex Fowf ofJ114)h e comprado por su armador y capi- n
4. BRACKENRIDGE, E.M.: La Indpndmcia AArginu. Viaje a la Amérim del Sur he& por
ordm del Gobimo Amenencano m hs a h 18 17y 18 18 m lafiagata dmgmsm. Buenos Aires.Talleres
Gráficos Argentinos, L.J. Rosso, (1927), pág. 234.
El Rio de la Plafay la Región Canaria 10
«Ingleses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .22
Americanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Bonaerenses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Irlandeses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Franceses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Suecos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Islenos (Azores). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3
Portugueses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Espafioles. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2
Itdi=es . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
Mallorquines . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
Cmagena(N.Granada) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Santa Lucia (Indias Occ) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1
Total ........................................... 7 9 ~ . ~
802
He& Asdrúbal Silva
Era este su primer viaje hacia Europa, y aguas afuera de Cabo Verde fue in-
terceptada por el corsario del Río de la Plata Tupac-Amaru, comandado por
el capitán Marcena Monson, quien habfa partido poco tiempo atrás de las
costas de Virginia. Era el 26 de enero de 1817. La nave española, armada
con 22 cañones mantuvo una dura lucha que duró entre dos horas y media y
tres -según diversos autores-, y luego de sufrir bajas (22 muertos entre sus
85 ocupantes según Winkler Bealer. Tres muertos, seis heridos graves y la
pérdida del trinquete, según Marfa Lourdes Dfaz Trechuelo), debió capitular.
Fue ésta quizás la mayor pieza individual capturada por un corsario al servi-
cio de las Provincias Unidas, a tal punto que, siendo considerada ((buenapre-
sa», permitió al capitán Monson retirarse, dejando el comando al capitán Li-
vingston Shamon.
Aquél fue un duro golpe para la CompatXa, pero particularmente para
el tr&co. Los reclamos fueron muchos, incluso frente a la Corte del Brasil.
En una nota al ministro portugués Tomás Antonio de Villanova-Portugal,
fechada el 8 de junio de 1818, el representante de España Conde de Casa
Flores decfa lo siguiente: «Muy Sr. mío: la fragata mercante espafíola Tritón
de la Real C o m w a de Filipinas iieg6 a este puerto el 12 del pasado. En
enero de 1817 fue atacada y apresada en alta mar por un b e r p t f n con pa-
bellón de Buenos Aires, armado en el puerto de Baltimore, y despachado
para La Habana con el nombre de Regmte y como bergantfn americano, con-
ducida después a Buenos Aires por el mismo bergantfn que tomó el nombre
de T u p - A m a , ha sido vendida en quince mil pesos fuertes, sexta parte de
su valor, lo que arguye la ilegalidad, como el haber sido condenada por un
tribunal de Buenos Aires, cuyo Gobierno no está reconocido por ninguna
potencia, y porque el procedimiento del bergantín en la mudanza del pabe-
11611 y captura de la presa son contrarios a las leyes de las naciones, de cuya
observancia no pueden desentenderse los Gobiernos. Estas razones me obli-
gan a solicitar de V.E. se sirva llevar al alto conocimiento de S.M.F. la recla-
mación que oficialmente hago de la restitución de dicha fragata a Mr. May
Crisp, que ha hecho constar debidamente ser apoderado de Mr. David
Proodfoot, sobrecargo de dicho buquen9. En tanto Proodfoot, con el testi-
monio de las tramitaciones en Buenos Aires, habfa pasado al Brasil y luego a
9. , Memh político y estadfitiico de h IeganOn de Erpañu m el Brasil que corrczponde a los años 18 17
basta,& de 1821, por Juan Nepomuceno de Flores. Docymmtos adjuntos a la segunda patie de las Me-
moMs de/ Brasil. N'S. En ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA. Cworto Congreso Inter-
nacional de Histmia de América Tomo W I . Buenos Aires, 1966,pág. 173.
Calcuta donde se solicitó el cobro del correspondiente seguro.
Poco tiempo después de la toma del Trifón, el 9 de junio de 1817, a 12
horas de haber zarpado de Cádiz con destino a Manda, los corsarios de Río
de la Plata, Independencia y Mangoré, capturaban la fragata fiperanm de la
mencionada Compania, cuyo costo significó «una pérdida de 2.029.927 rs.
13 mrs. de vellón en que se valoraba el barco, más 2.147.482 rs. 6 mrs. de
vellón, que importaba su carga, compuesta de cobre para la India, y vinos y
libros para ~ a n i l m
lo.
Sin pretender hacer una pesada suma de las presas logradas, creo que es
interesante agrrgar a l p o s datos de cürsariüs que se destzczii par !Z iíitcíisi-
dad del actuar y la cantidad de acciones efectuadas en el archipiélago cana-
rio.
El diario de Thomas Taylor quien con su bergantfn El Patriofa navegara
entre Cádiz y Canarias, es sin duda una de las muestras más claras de la inci-
dencia de la acción rioplatense. En el término de 20 días, entre el 31 de oc-
tubre y el 21 de noviembre de 1817, actuando sobre la isla Lanzarote y di-
versas partes del archipiélago tomó las siguientes presas: 3 goletas, 1 lugre, 6
bergantines, 4 faluchos y 2 balandras. Entre estos, fue apresado el 10 de no-
viembre un correo «de Cádiz a Santa Cruz de Tenerife, bajo losfuego de las ba-
terías de Tener& y en él encontró al secretario de gobierno de aquella isla con
otros pasajeros distinguidos a su bordo, los que después de haber sido jura-
mentados de no servir contra los independientes de estas Américas, los puso
con todos sus equipajes en tierra y remitió el lugre a Buenos ~ i r e s » l l .
Cabe agregar que a fiies de mes y antes de emprender su regreso al Río
de la Plata capturó, pese a no encontrarse en perfectas condiciones, a otro
lugre. Sin duda debió ser un récord para el corso lograr el apresamiento de
11 barcos de diverso porte en un sólo día; aunque otros corsarios registran
también importantes &&os. Tal es el caso del capitán Juan Brown, que con
la Union apresa tres barcos en una sola jornada.
A los impactos sobre el poder económico, se sumaron los problemas
causados a las armas que debfan reprimir las diversas sublevaciones hispa-
noamericanas. Una reproducción de noticias del Morning Chronicie del 18 de
julio de 1818, referidas a la expedición destinada al puerto de Talcahuano,
E
cionan la posibilidad de cuantificar el corso sobre Canarias es la actitud to-
O
mada con los navios apresados. -
-
n
m
Sin duda el objetivo principal era el de capturar barcos, causando dafio O
E
al enemigo y consecuentemente determinar la legitimidad del acto. Sin em- E
2
bar&, tanto en el Regfamento del 18 de noviembre de 1816, como en el más -E
amplio y perfeccionado del 15 de mayo de 1817, se seiialaba que (articulo 8"
3
de ambos): «Toda presa sera remitida a los puertos del Estado para ser juza- --
gada por los trámites legales y de uso en semejantes casos; pero si ocurriere 0
m
E
alguna circunstancia extraordinaria que lo embarazase, usará el Comandante O
del Corsario de todo arbitrio consultando su seguridad, y reservando los do-
n
cumentos justificativos, que presentará a su tiempo al tribunal competente)).
-
E
Asi mismo, por el articulo 13" de los mismos Regfamentos, se fijaba que: a
2
todo buque enemigo de alta mar que por su poco valor no quisieren condu- 3
O
cir apresado; y se prohibe a dichos comandantes bajo penas, que hubiere lu-
gar, la libertad de devolver -por pretexto al_mo. sin deiar en poder de los
enemigos embarcación alguna de la clase indicada, reputándose como hostili-
dad al país cualquiera gracia de esta naturaleza»19.
Como vemos las determinaciones eran lo sd~cientementeamplias como
18. Gnnta de Bumar Aires, 25 de noviembre de 1818, pig. 4 17 (531). 7 de julio de 1819, pág.
566 (ú9i j y i i de agosro de i8i9, pág. 590 (736).
19. CENTRO D E ESTUDIOS DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO. Laspre-
sar marítimas de L RtpríbIica Argentina Estudios editados por la facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la Universidad de Buenos Aires XiII. Primera pase (1810-1830). Buenos Aires
1926, pág. 189-190. Tambikn en CARRANZA, Angel Justiniano. Op. cit., Vol. IV, pág 3-10.
17 Hernán Asdníbal Sifvo
para dejar al arbitrio de los capitanes, que navegaban a tantas millas de Bue-
nos Aires, la determinación del destino de las presas. De allí que, pese a los
fundamentos Msicos del sistema, las actitudes tomadas fueran de diversa na-
turaleza y en muchas oportunidades estuvieran regidas por las apreciaciones
e intereses de los corsarios.
Fuera de la remisión de los navios para ser juzgados -varios de los cuales
fueron considerados «malas presas»-, entramos en el terreno de los imponde-
rables, ya que por lo común la destrucnón de navios estuvo precedida de la
apropiación de sus pertenencias; y cuando se procedió a la devol~n'h de
arniellnc -c~fitr=izmpfit~2 ! i c n i i e c t np
e ~--r----- _
m y
12 _myq!ufi,mto,&fi-,!a a&@jd
-1------7
llos del Rey de Espalia, ya sean encontrados con el menor útil de expedición
y convoy militar; o ya a su regreso con seiíales documentadas que acrediten
haber tenido este empleo»25. De tal forma se producia una variante sustan-
cial en la normativa y se ampliaba considerablemente el concepto de presa
marítima
Ya para ese entonces había comenzado a declinar el corso de las Pro-
vincias Unidas. A los problemas internos -con enfrentarnientos directos con
el Protector de los Pueblos Libres (Artigas)- y la consecuente dificultad para
mantener la disciplina de los corsarios, se sumaron otros, como Ba aparición
del corso artiguista, la decadencia del tráfico marítimo espaliol, la dura acti-
tud asumida por Europa y íos Estados Unidos con respecto a la actividad
corsaria, etc.
El ejercicio del corso bajo la bandera de Artigas resultó en aquellas cir-
cunstancias más atractivo. Estaba en guerra con los portugueses y conse-
cuentemente sus ricos cargamentos procedentes de las Indias Orientales
constituyeron excelentes objetivos en la zona que nos ocupa. Concordarnos
en este sentido con Agustín Bezara en que: «El auge del corso artiguista
marcó la declinación paulatina del que estaba autorizado por el Directorio de
las Provincias
No es raro que se hubiera confundido a corsarios artiguistas con los de
las Provincias Unidas, debido no sólo a su origen rioplatense, sino tmbikn a
que varios actuaron con doble patente y a que otros dejaron el servicio de
Buenos Aires atraídos, como hemos sefialado, por las mejores posibilidades y
el menor control ejercido por la Banda Oriental. Entre estos Diego Bames,
con el Pzqrredón (ex-Mangore?, empleó doble patente, hasta que en noviem-
bre de 1819 cambia su denominación y bandera, pasando a constituirse en el
artiguista Tigre Oriental. También nuestro conocido Thomas Taylor, distan-
ciado del Director Pueyrredón, enarbola el $ A l ó n de A r t i p , al igual que
otro de los grandes corsarios de las Provincias Unidas que actuará en la re-
gión cak-qia: Jose de Almeyda
Con respecto a Alrneyda, que adquiriera fama, prestigio y fortuna como
comandante de la Congreso, en febrero de 1818 habia equipado al bergantín
Luisa, una presa debidamente considerada como «buena» en Buenos Aires.
proa a la región que nos ocupa fue la Heroina, comandada en su primer cru- n
O
-
cero por el capitán David Jewett. El problema inicial de esta nave, una de las =
m
O
del agua y sobre las costas del Brasil fallece el segundo comandante. Es qui- n
zás éste uno de los mejores ejemplos de las penurias que debieron soportar -
E
a
muchos de los marinos a nuestro servicio. l
n
La necesidad de agua hizo poner rumbo a la isla Trinidad y de alií a las 0
de Cabo Verde, en cuya zona avistaban una fragata que, al resistirse al regis- 3
O
tro, luego de un breve combate era obligada a rendirse. Se trataba de L a
Carlota, nave portuguesa de 22 caíiones, cuya actitud y las tensiones existen-
tes con Portugal, justificaron su toma. De ahí en adelante la situación em-
peoró aun más. En agosto estallaba un motín que fue sofocado con la ayuda
de oficiales criollos, y previo sumario, los cabecillas fueron ejecutados. Todas
las plagas parecían cenirse sobre la Heroina. Tras el motin irrumpió el temido
escorbuto. Los muertos se contaban por docenas cuando se resuelve poner
las naves rumbo al sur para cumplir con la misidn que convertía a la fragata
corsario en «buque de Estado)). Su objetivo eran nuestras islas Malvinas.
Pese a un nuevo motín que debió sofocar en La Carlota y a que en las
aguas australes un temporal lo separa de esta nave, el 27 de octubre entró Je-
wett en la bahía Anunciación. A su vista estaba puerto Soledad. De los 200
EL Rio de La Plata y La Regidn Canaria 22
27. SIERRA, Vicente D. Historia de /a A'genfina. Tomo VIII. Buenos Aires. Ed. Cientffica
Argentina. (1969),pág. 328.
28. BURZIO, Humberto F. E¿ atto de soberania del Coronel de Marina DavidJweft. Boletin de
la Academia Nacional de la Historia. Tomo XLIII. Buenos Aires, 1970, pág. 284.
23 Hernán Asdribal Szha
29. PETERSON, Harold F. Lo Argentina y /aErtados Unidos (1810- 1960). Buenos Aires.
EIUDFRA(1970)~$g. 77.
30. Vide: Ojcio de John M. Forbes ~johnQ u i q Adams del 10 de marzo de 1821. T H E NATIO-
NAL ARCHIVES. Despu?cbesfrom United Sfate~Casuls in Buenos Aires. Microfilm Publication.
Volume 1, pan 2 (10 de enero de 1818,6 de junio de 1821). Serie 70, roilo 2.
31. T H E NATIONAL ARCHn'ES Dezpathsfiom Unitcd Statcs Casuls m Bumor Aires. Mi-
crofilm Pubiication. Volume 2. (3 de julio de 1821, 6 de agosto de 1826). Serie 70. rollo 3.
El Rzo de la Plata 1: la Re@ Canaria 24
32. Ibídem Liota: Esta Minuta de la Conferencia con Rivadauia e/ 17 de septiembre de 1821, se en-
cuentra también reproducida en FORBES, John Murray: Once años en Buenos Aires (1820- 183 1).
Buenos Aires. Emecé, (1956), págs. 139-143.
23
d
.,. P.egzi?rg n,td de (1 Re@blicn Arpti.na. Tomo Primero (!8!0-1821) Pilh!irxii>n Oficial
Buenos Aires, 1879,pág. 59 1.
34. DESTEFANI, Laurio H. E l corso en la emann$ación hispanoamericm. En: ACADEMIA
NACIONAL DE LA HISTORIA. Cuarto Congreso Internacional de Historia de América.
Tomo IV. Buenos Aires, 1966, pág. 380.