Introducción Del Libro Plata y Libranzas. Pedro Pérez Herrero

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Chapter Title: INTRODUCCIÓN

Book Title: Plata y libranzas


Book Subtitle: la articulación comercial del México borbónico
Book Author(s): Pedro Pérez Herrero
Published by: El Colegio de Mexico

Stable URL: https://www.jstor.org/stable/j.ctvhn08zq.4

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INTRODUCCION

Desde un principio el regimen comercial de la Corona espai'iola con sus posesio-


nes americanas estuvo marcado por el sello del monopolio. Exceptuando la Real
Cedula de 1529 dada por Carlos I, que abria diez puertos castellanos para comer-
ciar con las Indias, cuya efectividad fue al parecer muy reducida, y definitiva-
mente revocada en 1573 por Felipe II ante las presiones de los comerciantes
sevillanos que alegaban que era una fuente de fraudes y constituia una merma al
comercio, puede decirse que el trafico comercial atlantico entre Nueva Espana y
la Peninsula tenia solo dos polos: Sevilla-Cadiz y Veracruz. 1
Ambos centros ofrecian unas caracteristicas geograficas pesimas, pues si
Sevilla, que funcion6 como tal hasta 1717, tenia constantes problemas de dragaje
del rio Guadalquivir, Veracruz estaba en una zona en la que la peste y el v6mito
prieto causaban innumerables estragos por no tener un drenaje adecuado, aparte
de que los nortes en ciertas epocas constituian un serio peligro para el anclaje de
los barcos en el puerto. Alejandro de Humboldt lleg6 a decir que en su vida habia
visto clima mas insano y caracteristicas menos id6neas para la ubicaci6n de un
puerto. 2

I Las Islas Canarias desde 1508 pudieron mantener relaciones comerciales con el Nue-
vo Mundo con toda clase de mercancias no prohibidas por la Corona. Por ser una escala
tecnica casi imprescindible para las naves antes de emprender la travesia de! oceano, y por
estar alejadas de! control de la peninsula, se convirtieron en una base considerable de contra-
bando. En 1549 ese tr3.fico Cue totalmente prohibido pero solo por unos meses. La licencia
de poder comerciar fue renovada con frecuencia al archipielago canario hasta tiempos de
Carlos III. Rafael Antunez y Acevedo, Memorias historicas sobre la legislacion y gobiemo
del comercio de los espafioles con sus colonias en las Indias Occidentales, Madrid, 1797, p.
10 y ss. [Existe una ed. facsimilar con estudio preliminar de Antonio Garcia-Baquero
Gonz8lez hecha por el Ministerio de Hacienda, lnstituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1981 ];
Miguel Lerdo de Tejada, Comercio exterior de Mexico desde la conquista hasta hoy, Mexico,
impresa por Rafael Rafael, 1853, p. 8; Guillermo Cespedes de! Castillo, "Las Indias durante
los si.glos XVI y XVII", en Historia de Espaffa y America social y economica, 5 vols., dirigida
por J. Vicens Vives, Ed. Vicens Vives, 1972, vol. III, p. 411; Clarence H. Haring, Comercio y
navegacion entre Espaffa y las Indias, Mexico, Fondo de Cultura Econ6mica, 1979, pp. 18-25.
2 Alejandro de Humboldt, Ensayo politico sobre el reino de la Nueva Espafia. Estudio

[ 13]

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14 PLATA Y LIBRANZAS
La raz6n para la implantad6n de tal sistema fue en un principio la comodi-
dad y seguridad que representaba para la recaudaci6n de impuestos el que la
circulaci6n mercantil estuviera concentrada en solo una serie de puntos restrin-
gidos, pero las facilidades que brind6 para la especulaci6n y control monop6lico
el comercio asi realizado a los mercaderes sevillanos, hicieron que este Sistema se
mantuviera durante casi todo el periodo colonial hasta el Reglamento del Comer-
cio Libre de 1778.
La circulaci6n atlantica, que en un principio era libre para los vasallos de la
Corona espafiola y parcialmente prohibida para los extranjeros, hecho que los
indujo a acudir a practicas ilegales, pronto se sujet6 al sistema de flotas y galeo-
nes, 3 las primeras para la Nueva Espafia y los segundos para Tierra Firme.
En 1526 se prohibi6 a los barcos mercantes que hicieran en solitario el viaje
de ida y vuelta a las Indias: debian navegar en flotillas para su mutua protecci6n
y defensa, y armados conforme a reglas promulgadas en 1522, tanto para enfren-
tarse a los peligros naturales de la navegaci6n como a las agresiones de piratas y
corsarios. En 1537 sali6 hacia los territorios americanos, al parecer por primera
vez, una real armada con el objeto de garantizar el transporte seguro del oro y de
la plata a Espafia. En 1542 se envi6 otra armada para conducir caudales a las
6rdenes de Martin Alonso de los Rios. A solicitud de los comerciantes de Sevilla,
en 1543 se dictaron los decretos que establecian como regla fija y obligatoria la
salida de buques en flotas anuales y protegidas, pero estas 6rdenes no fueron
observadas al principio en forma consistente, pues a mediados de siglo las excep-
ciones eran frecuentes, con lo que naos sueltas, aunque bien armadas, seguian

prelirninar, revision del texto, cotejo, notas y anexos de Juan A. Ortega y Medina, Mexico,
Ed. Porrua, 1978, p. 471. Vease tambien la descripcion de Giovanni Francesco Gemeli
Careri, Viaje a la Nueva Espana. Estudio prelirninar, traducci6n y notas de Francisca Perujo,
Mtfxico, UNAM, lnstituto de lnvestigaciones Bibliogrificas, 1976, p. 154 y ss., de finales del
siglo XVII.
3 La obra fundamental para comprender el sistema de flotas es la de Jose Veitia lina-
ge, Norte de la contrataci6n de las Indias Occidentales, Sevilla, Juan Francisco de Blass,
1672. [Existe una edici6n facsimilar con estudio introductorio de Francisco de Solano hecha
por el Ministerio de Hacienda, Instituto de Estudios Fiscales, Madrid, 1981, que ha dejado
obsoleta la anterior de Buenos Aires, 1945 I; aparte de la Recopilacion de las Leyes de Indias
de 1680, y Rafael Antunez y Acevedo, op. cit., Eduardo Arcila Farias,Reformas econ6micas
del siglo XVIII en Nueva Espana, 2 vols., Mexico, SepSetentas, 1974; Guillermo Cespedes
del Castillo, op. cit.; Pierre y Huguette Chaunu, Seville et l'Atlantique (1504-1650). Prefacio
de Lucien Febvre, 8 vols., Paris, Armand Colin, 1955-1959; Antonio Garcia-Baquero Gonza-
lez, Cadiz y el Atlantico (1717-1778), 2 vols., Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamerica-
nos, 1976; Clarence H. Haring, op. cit.; J .H. Parry, El imperio espanol de ultramar, Madrid,
Ed. Aguilar, 1970; Jose Joaquin Real Diaz, "Las ferias de Jalapa'', en Las ferias comerciales
de Nueva Espana, Mexico, Instituto Mexicano de Comercio Exterior, s.f., pp. 11-167; y
Geoffrey J. Walker, Polftica espafiola y comercio colonial, 170().1786, Bercelona, Ed. Ariel,
1979, son entre otros muchos los libros de consulta para el tema. En Manuel B. Trems, His-
toria de Veracruz, 3 vols., Jalapa, 1950-1951, vol. I, p. 389 y ss., puede hallarse una descripcibn
literaria de las ferias de J alapa.

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INTRODUCCION 15
surcando el Atlantico. El sistema de flotas qued6 plenamente establecido entre
1564 y 1566 cuando se definieron las bases de su mecanismo por una serie de
ordenanzas, y se mantuvo con pocas variantes durante toda la epoca de los
Habsburgo. 4 Para costear sus gastos se impuso el derecho de averia. 5
. Las flotas no eran mas que la reunion de todas las naves mercantes vigiladas
por una armada para protegerlas de los continuos ataques que recibian de piratas,
corsarios, bucaneros y filibusteros. 6 El convoy tenia una fecha fijada de salida
de Sevilla -abril y agosto- para que encontrara buen tiempo en su navegaci6n.
Al llegar a las Antillas, las flotas iban hacia la Nueva Espafia, al puerto de Vera-
cruz, y los galeones se desviaban hacia la Tierra Firme. Llegado el convoy a puer-
to se abria la feria. En ella se vendia comlinmente al por mayor la carga a los
comerciantes americanos y de regreso se cargaba generalmente plata. Desde las
ferias la cargazon de las flotas era conducida al interior del virreinato. Alli
comenzaba la actuaci6n de los comerciantes del Consulado de Mexico.
Este sistema tenia que repetirse todos los afios. En sus comienzos fue bastan-
te asidua la presencia de las flotas en la Nueva Espafia. Los comerciantes mexi-
canos no eran mas que unos consignatarios de los andaluces, con lo que no habia
grandes problemas, pues se limitaban a introducir las mercancias. Sus ganancias
eran practicamente las de comisi6n, es decir, un tanto por ciento de las ventas.
No tard6 mucho tiempo en surgir el incentivo del control de estas, que era lo que
mayores ganancias representaba por la lejania del mercado y por la escasez de
articulos. Era el escenario privilegiado para la especulaci6n. El control de la ofer-
ta fue disputado desde muy temprano como lo demuestra la erecci6n del Consu-
lado de Mexico (1592). 7
El mimero de navios que componian las flotas no estaba regulado, pero el
volumen y calidad de las mercancias que podian transportar se hallaba clai"amen-
te especificado por las ordenanzas de la Casa de Contrataci6n. 8
El lugar de las ferias fue durante todo el siglo XVII la ciudad de Mexico.
Hubo un intento (1680) de establecerla en Veracruz por parte del virrey Tomas
Antonio de la Cerda y Aragon, marques de la Laguna y conde de Paredes (1680-
1686), pero no tuvo exito. En 1706 el virrey Francisco Fernandez de la Cueva

4 Clarence H. Haring, op. cit., cap. IX.


s Las reglas correspondientes a la percepci6n y pago del derecho de la averia fueron
codificadas en una serie de cuarenta y tres ordenanzas dirigidas a la Casa de Contrataci6n en
marzo de 1573. Vease al respecto Guillermo Cespedes de! Castillo, La averia en el comercio
de Indias, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1945, y Oarence H. Haring, op.
cit., pp. 93-104.
6 Enrique Silberstein, Piratas, filibusteros, corsarios y bucaneros, Buenos Aires, Carlos
Perez editor, 1969.
7 "Real Ctldula de erecci6n del Consulado de comerciantes de la ciudad de Mexico de
15 de junio de 1592", AHH, 442-21.
8 Hacia finales del siglo XVI la media variaba entre treinta y noventa navfos. Clarence
H. Haring, op. cit., p. 264.

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16 PLAT A Y LIBRANZAS
Enriquez, duque de Alburquerque y marques de Cuellar, volvi6 a intentarlo y
volvi6 a fallar. 9 Serian dos datos que argumentaria el Consulado de Mexico mas
tarde cuando se intentara trasladar l~ feria a J alapa, alegando que la practica
tradicional habia sido que se celebrasen en Mexico y que incluso los comercian-
tes andaluces asi lo habian preferido. 1 o
Durante todo el siglo XVII los comerciantes espanoles, terminadas las ferias,
regresaban en las mismas flotas y si les quedaban rezagos -mercancia invendida
en la feria-, los dejaban comisionados a comerciantes mexicanos. Las ventas se
realizaban al contado, lo que fue de fundamental importancia.11
El sistema de flotas se complementaba con los denominados registros sueltos,
navios que zarpaban de Espana con licencia especial de la Corona y con el carga-
mento registrado -de ahi su nombre- cuando se pensaba que el viaje resultaria
rentable. Estos registros cubrian las necesidades de las zonas lejanas donde las
flotas no llenaban la demanda -Buenos Aires- o la de aquellos territorios de
escasa movilidad comercial y carentes de metales preciosos -costas venezolanas,
Centroamerica, Caribe- en los que las importaciones tenian que cambiarse por
productos agropecuarios. Estas caracterfsticas de los intercambios hicieron que
los comerciantes andaluces, buscando siempre intercambiar plata por sus produc-
tos, descuidaran estas zonas. Los registros sueltos cubrian tambien las necesida-
des econ6micas americanas cuando se cortaban las comunicaciones comerciales
entre Espana y las Indias por causa del bloqueo maritimo ocasionado por un
enfrentamiento belico de la Corona espanola con alguna potencia europea. Si
bien estos navios de registro fueron de escasa importancia para la Nueva Espana
durante el siglo XVII atendiendo al volumen de mercancias transportadas, duran-
te las guerras hispano-inglesas del siglo xvm fueron la base de los intercambios
mercantiles del virreinato de la Nueva Espana con la metr6poli. 12
Los navios llamados azogues completaban el sistema de flotas. Si por cual-
quier causa no podian salir de Cadiz, estaban cortadas las comunicaciones o

9 AGN, Consulado, vol. 269, exp. 2, f. 282.


1o Manuel Carrera Stampa, "Las ferias novohispanas", en Las ferias comerciales de
Nueva Espafia, Mexico, Instituto Mexicano de Comercio Exterior, s.f., p. 179, dice err6nea-
mente, segiln creo, que las ferias se realizaban tradicionalmente en el puerto de Veracruz, sin
documentar en ninguna fuente su afirmaci6n. Seiiala tambien que no puede hablarse de
ferias sino hasta 1 718, fecha en que se reorganiz6 el sistema flotistico espaiiol. Tampoco
estoy de acuerdo con esto, pues las ferias que se realizaron en Mexico durante el siglo XVII
tuvieron las caracteristicas de tales: compraventa al por mayor realizada peri6dicamente en
fecha y lugares fijos. El que estuvieran controladas y monopolizadas enteramente por el
Consulado de Mexico es otro asunto que no disminuye en nada la caracteristica del concep-
to·general de feria. El sistema de flotas se inici6 en 1543 y dur6 hasta 1778. A la llegada a
territorios arnericanos se procedia a la venta, lo que se llarn6 en la epoca "feriar la flota ".
11 AGN, Conswado, vol. 269, exp. 2, f. 281.
12 Miguel Lerdo de Tejada, op. cit., p. 12; Jose Joaquin Real Diaz, op. cit., p. 113;
Geoffrey J. Walker, op. cit., apendice 1 y cuadro 3 dan una telaci6n de los navfos de registro
entre 1701 y 1740 anotando el tonelaje de cada uno.

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INTRODUCCION 17
habia cualquier otro impedimento, el azogue, de vital importancia para la mine-
ria, era abastecido por barcos sueltos de guerra que escoltaban en algunos casos
a pequefios navios mercantes que transportaban mercancias en general. El torna-
viaje de los azogues se componia por lo general de Ios caudales pertenecientes al
monarca. Si el volumen de mercancfas era fnftmo, el suministro de azogue produ-
cfa en cambio una revitalizaci6n de la economfa virreinal muy importante.13
Los avisos, pequefias embarcaciones ligeras encargadas de conducir la corres-
pondencia, tuvieron permiso para cargar mercancias en corto numero en algunas
ocasiones, pero en general Jes estaba prohibido el transporte de estas o metales
preciosos en aras de su rapidez. Estos avisos que en el siglo XVI eran dos navios
anuales, fueron aumentando con el tiempo -ocho durante el siglo xvn, cuatro
a la Nueva Espana y el resto a diferentes puntos de America-, hasta queen 1765
se dispuso que cada mes saliese de La Corufia uno con direcci6n a las Antillas y
a la Nueva Espana y otro cada dos meses a Montevideo. Estas embarcaciones
estaban intimamente ligadas a las flotas, pues una de sus funciones, ademas de
llevar los despachos entre Espana y las lndias, era la de infonnar sobre las fechas
de salida y llegada de las mismas. En Ios diarios de Guijo y Robles constantemen-
te se dan noticias del arribo de estos barcos a Veracruz y se comprende su impor-
tancia ya que especificaban las circunstancias de las principales plazasmercantiles
de arnbos continentes.14
El comercio por el Pacifico estaba centrado en la nao de China, tarnbien
conocida como el galebn de Manila, que anualmente viajaba de Acapulco a las
islas Filipinas. Durante Ios primeros afios de vida corri6 libre y sin restricciones,
pero ya a fines del siglo XVI empezaron a dictarse medidas reguladoras del volu-
men de carga y de las imposiciones fiscales que delimitaban las fonnas de organi-
zaci6n y participaci6n de Ios comerciantes en el.
Durante la dinastia de los Habsburgo, el comercio novohispano por el Paci-
fico fue aumentando paulatinarnente, aunque pueden observarse algunos retroce-
sos, y las regulaciones y limitaciones fueron surgiendo seg(in las circunstancias;
pero con la entronizaci6n de la dinastia borb6nica se dictaron cuerpos legales
coherentes y completos sobre el gale6n de Manila para disminuir el comercio de
los novohispanos por el oceano Pacifico -Filipinas, Peru- y cerrar Ia puerta
de sus contactos comerciales propios, que eran la causa de una fuga constante de
metales preciosos hacia Asia y constitufan una seria competencia a Ios comer-
ciantes andaluces. 15

13 Miguel Lerdo de Tejada, op. cit., p. 12; Antonio Garcia-Baquero Gonzalez, op. cit.,
pp. 174-180; M.F. Lang, El monopolio estatal de/ mercurio en el Mexico colonial (155()..
1710), Mexico, Fondo de Cultura Economica, 1977, p.175.
14 Miguel Lerdo de Tejada, op. cit., p. 12; Gregorio M. Guijo, Diario 1648-1684, 2
vols., Mexico, Ed. Pom'.ia, 1953; Antonio de Robles, Diario de sucesos notables (1665-
1703), 3 vols., Mexico, Ed. Pomia, 1972.
1 s Carmen Yuste L6pez, El comercio de Nueva Espana con Filipinas, 15 9()..1785, Tesis
de licenciatura de la UNAM, Mexico, 1977, pp. 9 y 10.

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18 PLATA Y LIBRANZAS

Este intento austriaco de construir unas relaciones monop6licas entre la


Peninsula Iberica y los territorios americanos tuvo muchas desventajas: la lenti-
tud y altos derechos inherentes al sistema de flotas hicieron que el contrabando
estuviera presente desde los comienzos; los enfrentamientos belicos de la Corona
supusieron un corte en las comunicaciones atliinticas, impuesto por el bloqueo
maritimo de las naciones extranjeras cada vez tnas potentes en el mar; y la cre-
ciente demanda de articulos manufacturados de los dominios americanos, unido
al atraso de los centros manufactureros peninsulares, dio como resultado el que
los comerciantes andaluces fueran convirtiendose en intermediarios y presta-
nombres de poderosos mercaderes extranjeros. De este modo los metales precio-
sos no pudieron ser acumulados en la peninsula para beneficiar su economia. Los
centros manufactureros peninsulares fueron perdiendo cada vez mas terreno
frente a la competencia de las industrias europeas en proceso por esos afios de la
llamada primera "revoluci6n industrial". La necesidad monetaria del rey para
financiar sus empresas belicas europeas dirigidas a construir la Universitas Oiris-
tiana y la escasez cr6nica de caudales en las areas reales hicieron que el monarca
se viera o bligado a pedir dinero prestado a banqueros extranjeros -recuerdense los
Weiser o los Fugger-, a firmar concesiones mercantiles con casas comerciales no
espafiolas para pagar sus deudas, a embargar las remesas de caudales llegadas a
Sevilla o a afiadir nuevos impuestos al comercio realizado a traves de la carrera
de Indias. Estos hechos supusieron que la autarquia imperial disefiada resultara
un mito y que los beneficios del negocio i · ':ano fueran en su mayoria a parar a
manos de particulares en vez de a las de la Corona.
Como consecuencia de todo ello, las reladones comerciales oficiales entre la
Corona y las posesiones ultramarinas fueron lisminuyendo paulatinamente a lo
largo del siglo XVII. Este fen6meno, esgrimido tradicionalmente como el indica-
dor de la crisis del siglo XVII americano, supuso un proceso de autonomia de los
reinos americanos mas que de depresi6n econ6mica. El virreinato de la Nueva
Espana en concreto, legalmente o de contrabando, dia a dia fue realizando sus
contactos mercantiles fuera del canal oficial de las flotas con las plazas europeas,
las islas Filipinas, Peru, Venezuela, el Caribe, etcetera, la plata, mercancia que
vinculaba esencialmente el virreinato al mercado mundial, dej6 de fiscalizarse en
gran volumen, y los centros manufactureros virreinales crecieron para suplantar
las importaciones. El sistema de flotas se convirti6 asf en un mecanismo paralelo
y a veces secundario, y la venta de cargos publicos, ocasionada por la urgencia de
plata de la Corona, dio lugar a un proceso de distanciamiento de los fines del
monarca de los indianos ya una relajaci6n y desorden cr6nicos en la recaudaci6n
de las rentas reales. La famosa frase "la ley se acata pero no se cumple", repetida
innumerables veces por los historiadores, pero no valorada en toda su profundi-
dad, signific6 por estos afios una realidad casi universal en los virreinatos indianos.
El siglo xvu novohispano debi6 ser mas que de crisis de reordenamiento
intemo socioecon6mico, durante el cual el virreinato fue definiendo sus caracte-

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INTRODUCCION 19
risticas y perfilando su vinculaci6n con el mercado mundial. En esta centuria es
muy probable que los indices de producci6n, si se hacen las correcciones perti-
nentes por las causas sefialadas -relajaci6n de la fiscalizaci6n-, fueran mas bajos
que los de la segunda mitad del siglo XVIII, pero tambien es verdad que compara-
tivamente la Nueva Espana debi6 ser mas rica, ya que los beneficios se quedarian
dentro de sus fronteras pues no estaba sometida a una pesada y actuante maqui-
naria fiscal y a la contribuci6n de elevados prestamos y donativos como a finales
del siglo XVIII. El virreinato septentrional fue conquistando de este modo la
autonomia como resultado tanto de la crisis econ6mica como politica peninsula-
res. La depresi6n del siglo XVII debe entenderse asi, no como una crisis interna
de las colonias sino mas bien como la del sistema imperial que estaba perdiendo
el control de las economias coloniales. 16
Durante esta epoca naci6 la hacienda y el peonaje, se arraig6 el dominio de
una minoria blanca y europea sobre la gran masa de indios y castas, y se estable-
ci6 la potencia econ6mica y politica de las corporaciones: la Iglesia, los comer-
ciantes y los hacendados. 1 7 La estructura del mercado mundial y las caracteristicas
geograficas del virreinato dieron lugar a que los metales preciosos fueran la base
de las exportaciones, por lo que la mineria y el comercio fueron convirtiendose
en las piedras angulares.
[Uno de los sectores socioecon6micos que surgi6 de la sombra de esta crisis
imperial, que mas ventajas extrajo y que por lo tanto mas la foment6, fue el de
los comerciantes, pues la mineria, aproximadamente desde los comienzos del

16 Los principales defensores de la crisis del siglo XVII son Woodrow W. Borah, New
Spain's Century of Depression, Berkeley y Los Angeles, University of California Press, 1951
(lberoamericana num. 35); Pierre y Huguette Chaunu, op. cit.; y Earl J. Hamilton, El tesoro
americano y la revolucion de los precios en Espana, 1501-1650, Barcelona, Ed. Ariel, 1975.
Quienes han comenzado a criticar esta tesis han sido P.J. Bakewell, Mineria y sociedad en el
Mexico colonial. Zacatecas 1546-1700, Mexico, Fondo de CUltura Economica, 1976; J.I.
Israel, "Mexico y la 'crisis general' de! siglo XVII'', en Enrique Florescano, coordinador,
Ensayos sobre el desa"ollo economico de Mexico y America Latina (1500-1975), Mexico,
Fondo de Cultura Economica, 1979, pp. 128-153, y John Lynch, Espana bajo los Austrias,
2 vols., Barcelona, Ed. Peninsula, 1970-1972, fundamentalmente. Una buena presentacion
sintetica de esta poiemica puede verse en Enrique Florescano e Isabel Gil, "La epoca de las
reformas borbonicas y el crecimiento economico, 1750-1808'', en Historia general de Mexi-
co, 4 vols., Mexico, El Colegio de Mexico, 1977, vol. II, pp. 185-199, pero que no critica a
fondo las series numericas sobre las que estan construidas las diferentes interpretaciones.
Mas recientemente han comenzado a aparecer trabajos en los que se hace una revision crftica
desde diferentes perspectivas y utilizando diversos materiales de la "crisis del siglo XVII",
como son, por ejemplo, los de Jose Carlos Chiaramonte, "En torno a la recuperacion demo-
grafica y la depresion economica novohispana durante el siglo XVII", en Historia mexicana,
vol. XXX, num. 4, abril-junio 1981 (120), pp. 561-604; y John Te Paske y Herbert Kelln,
'The 17th century crisis in New Spain. Mith or reality", en Past and Present, num. 90,
febrero 1981, pp. 116-135.
1 7 Enrique Florescano e Isabel Gil, "La epoca de las reformas borbonicas... ", op. cit.,
p.186.

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20 PLAT A Y LIBRANZAS

siglo xvn, fue financiada por particulares -comerciantes- en vez de por la


Corona. Un hecho basico ocasiono este proceso: "el minero produce la plata en
forma inmediata como mercancia, es decir, como un valor de uso que no tiene
ning(Jn valor de USO para SU productor, y que solo se COnvierte en tal, para el, por
su enajenacion, al lanzarselo a la circulacion. En sus manos solo puede permane·
cer como tesoro, ya que no es el producto de la circulacion; no ha sido retirado
de esta, ya que aful no ha entrado en la misma" .18 Ello suponia en lineas genera-
les que la plata producida en Nueva Espafia tenia que, dijerarnos, venderse por
otras mercancias que estuvieran en la circulacion, por lo que sin una corriente de
productos de Europa, Asia o America a Nueva Espafia y sin una circulacion inter-
na de los centros productores a los centros mineros, no habria una contrapartida
suficiente a la extraccion y exportacion de plata y la producci6n de la misma
comenzaria a descender. Es decir, para que se diera un aumento en la extracci6n
de metales preciosos tenia que haber simultanearnente una importaci6n o pro-
duccion intema de mercancias, a fin de que la plata entrara en la circulaci6n. La
interpretacion tradicional que sostenia la necesidad de equilibrar la balanza
comercial con la expulsion de plata -extraer plata para adquirir manufacturas-
se ve de este modo invertida. Habia que introducir manufacturas para extraer
plata. El comercio pasivo al que aludian los textos de la epoca -balanza comer·
cial deficitaria, es decir, exportaciones en dinero para compensar el volumen de
las importaciones-, no era tal para los territorios americanos productores de me-
tales preciosos. En definitiva, el minero necesitaba enajenar la plata, por lo que
aquel que tuviera el monopolio de las importaciones y el de la circulacion interna
de mercancias, tendria el control de la circulaci6n de la plata, ya que a el acudi-
ria toda esta para convertirse en valor de cambio. Ademas, el comerciante que a
tales actividades se dedicara, obtendria el metal ya no como valor de uso sino
como valor universal de cambio y como medio de circulaci6n, por lo que podria
disponer de el como y cuando quisiera.
En la practica cotidiana este proceso cristaliz6 en varios mecanismos como
los bancos de plata, por medio de los cuales los mercaderes funcionaban como
instituciones crediticias respecto a los mineros; las ferias de las flotas, a traves de
las que acaparaban todas las mercancias llegadas de importaci6n, y los reparti·
mientos de mercancias realizados en las zonas de producci6n indigenas por los
alcaldes mayores, sujetos intimarnente ligados a los almaceneros de la capital, a
traves de quienes conseguian unas mercancias a mas bajo precio que despues
pasarian a entregar al credito en los centros mineros. De esta forma se cre6 una
variada y compleja red mercantil por el interior del virreinato cuyo epicentro
fueron los comerciantes del Consulado de Mexico. La demanda de los reales de
minas era transmitida a los centros productores a traves de estos comerciantes,
pues solo una parte de esta era llenada por lo que R.C. West llarn6 el complejo

18 Carlos Marx, Elementos fundamentales para la critica de la econom{a politica


(G"'ndrisse), 1857-1858, 3 vols., Mexico, Siglo XXI Editores, 1978, vol. III, p. 137.

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INTRODUCCION 21
rancho-mina. 19 Por ejemplo, los comerciantes del Consulado adquirfan taros y
mulas en el norte del virreinato, que daban en forma de repartimiento a traves
de los alcaldes mayores a los indigenas productores de grana de la region de
Oaxaca y a cambio adquirian el producto tint6reo a mas bajo precio, que entre-
gaban tambien en forma de repartimiento en los centros manufactureros junta
con la lana y el algodon adquiridos de modo muy semejante a la grana. Como
resultado compraban textiles que colocarian en los reales de minas a cambio de
metales preciosos.
Los tres mecanismos mencionados -bancos de plata, ferias, repartimientos-
se basaban en una premisa central: la exclusividad de la liquidez. Para conseguir-
la y mantenerla lucharon con extraordinaria insistencia. El minero corria asf con
todos los gastos y sufria todos los reveses de la profesion, y el comerciante,
situado en la esfera de la circulacion obtenia ganancias aseguradas y jugosas.
En resumen, el fin primordial de los negocios emprendidos por los comer-
ciantes era el control de la circulacion de la plata. El monopolio de las importa-
ciones no suponia de este modo mas que un eslabon de una serie de variados y
complejos mecanismos. El sector de los comerciantes fue asf creciendo en poder
y dio lugar a un circulo vicioso; el capital acumulado hizo crecer su liquidez y
ello dio coma resultado el monopolio cada vez mas intenso del comercio de
importaci6n-exportacion en el mercado intemo, en el que habia que invertir
unos caudales durante largo tiempo por lo costoso y extremadamente lento de
las comunicaciones, y el que se convirtieran cada vez mas en los principales pres-
tamistas. Una cuantia considerable de las ganancias del negocio indiano se queda-
ba de esta forma en suelo americano.
Estos comerciantes contaban paralelamente con un fuerte poder politico y
cohesion gremial, simbolizados en el Consulado de Comerciantes de la ciudad de
Mexico. Originariamente creado coma tribunal mercantil (1592), cumplia con
funciones fiscales, pues cobraba entre otros el derecho de averia, ramo adscrito
a dicha instituci6n, y el de alcabalas, ramo arrendado al Consulado hasta 1754;
funcionaba coma un banco de inversion donde los particulares colocaban su
ahorro respaldados por la hipoteca de las rentas arrendadas a dicha instituci6n
y ostentaba una fuerza militar considerable desde queen 1692 se creo el Regi-
miento Urbano de Comercio, mismo que derrocaria, encabezado por Gabriel
de Yermo, a Iturrigaray cuando las decisiones del virrey fueron contrarias a los
intereses de sus agremiados.
En definitiva, el grupo de los comerciantes fue ,creciendo en poder tanto
econ6mico coma social, politico y militar durante el proceso de autonomia del
siglo xvn. Era evidente que si la Corona queria restructurar su imperio seria un
sector que tendria que ser duramente atacado y disminuida su fuerza.

19 Robert C. West, 'The mining community of Northern New Spain: 'The Pa"al Mining
Dirtrict, Berkeley y Los Angeles, University of California Press, 1949 (lberoamericana
num. 30).

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22 PLAT A Y LIBRANZAS

En varias ocasiones la Corona espafiola quiso hacer un cambio estructural


radical en las relaciones de la Peninsula lberica con los territorios americanos,
pues vefa claramente que una gran parte de los beneficios de las Indias pasaban a
manos de los extranjeros o a las de los particulares. Aludiendo a este fen6meno
en Enfermedades politicas que padece la capital de esta Nueva Espana, obra atri-
buida a Hipolito de Villarroel, de manera muy ilustrativa se afmnaba:

No sin misterio pintaron los extranjeros a nuestra Espana en figura de una


matrona, con unos pechos muy crecidos y todas las potencias extranjeras
alrededor en ademan de recibir la leche o nectar que destilaba, estando los
espanoles at6nitos y suspensos al ver este acto y sin acci6n para irnpedirlo.
Ya era tiempo de que se abriesen los ojos en vista del estado en que qued6
la Espana en el de Felipe II y sus sucesores. Entonces se agotaron los tesoros
de las Indias, pasando los Alpes y los Pirineos por motivos de Estado. 20

Sin embargo, todos estos intentos no tuvieron consecuencias positivas, pues


se encaraba el problema con medidas transitorias y no se partfa de un an3.lisis
estructural profundo de la realidad de la situaci6n por la que pasaba el imperio
espafiol. No serfa sino hasta la entronizaci6n de la dinastia borb6nica a comien-
zos del siglo XVII I cuando estos proyectos se vieran realizados en toda su amplitud.
En esencia, las denominadas reformas borb6nicas en lo referente a las Indias
no fueron mas que una racionalizaci6n del aprovechamiento de los territorios
americanos para sacar a la Peninsula lberica de la penuria y atraso econ6mico.
Si durante la dinastia de los Habsburgo las prioridades de la politica indiana
habian sido la salvaci6n del alma indigena, el mantenimiento del control espafiol
y de manera encubierta el asegurar los lingotes para la Corona, con los borbones
y la Ilustraci6n estas devinieron esencialrnente econ6micas.21 Desde entonces se
observa un cambio de acento importante en la consideracion de las Indias en el
conjunto de la monarquia espafiola ya que dfa a dfa fueron manifestandose cada
vez mas claramente y sin encubrimientos en mercados coloniales.
Esta centralizaci6n se manifesto no solo en relaci6n con las colonias sino
tambien con respecto a los reinos peninsulares. Antes del siglo xvm el mapa
geopolitico peninsular se resumia en una suma de reinos con fueros particulares
vinculados por union personal con la figura del monarca. Con la subida al trono
de Felipe V, la serie dedecretosdenuevaplantasancionadosentre 1707y 1716

20 Hipolito Villanoel, Enfennedades politicas que padece la capital de esta Nueva


Espana en casi todos los cuerpos de que se compone y remedios que se la deben aplicar para
su curacion si se quiere que sea util al rey y al publico. Introducci6n de Genaro Estrada.
Estudio preliminar y referencias bibliograficas de Aurora Arnaiz Amigo, Mexico, Miguel
Porrua, S.A., 1979, Colecci6n Tlahuicole num. 2, p. 373.
21 Peggy Korn Liss, "Mexico en el siglo XVIII. Algunas preguntas e interpretaciones
cambiantes", en Historia mexicana, vol. XXVII, num. 2 (106), octubre-diciembre de 1977,
p. 288.
. ~ . ,

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INTRODUCCION 23
declararon abolidos los fueros de Aragon, Valencia y Catalufia, mientras exten-
dian a los tres reinos el derecho publico de Castilla. Desaparecieron los Consejos
de Aragon, Flandes e Italia y las Cortes de Aragon, Catalufia y Valencia. Desde
entonces tan solo tendria vigencia el Consejo Real, impropiamente llamado de
Castilla, y las Cortes espafiolas. Navarra, en cambio, por su fidelidad en la guerra
de sucesion conservaria integramente su regimen foral.
Todo se centralizo en la figura del monarca, con el consiguientP- despres-
tigio y falta de autoridad de los organismos que obstaculizaran su omnimoda
voluntad. Las Cortes y los Consejos, que tan marcado papel hist6rico habfan
desempefiado, fueron despojados de SUS mas importantes facultades y pasa-
ron a ser 6rganos consultivos de los ministros. Por ultimo, el cambio de secre-
tarios de Estado a ministros con una fu:i.ci6n especffica -Estado, Hacienda,
Guerra, Gracia y Justicia, Marina e lndias-, un departamento y una burocracia
especializada, impusieron un caracter centralista e incluso personal. El inter-
vencionismo del Estado se extendfa a campos que hasta entonces le habfan sido
ajenos, como la agricultura, industria, comercio, instruccion publica, beneficen-
cia, etcetera. 22
Las medidas que se dictaron para lograr el desarrollo econ6mico peninsular
fueron variadas y progresivas. Respecto a los reinos indianos, generalmente se
dividen las reformas por fines metodologicos en economicas, politicas y adminis-
trativas, pero en realidad estuvieron todas ellas encaminadas a lograr un fin:
ayudar a la metr6poli a salir del atraso economico, impulsando aquellas activida-
des que sirvieran de apoyo y frenando las que supusieran una competencia. Ello
conducia, como es facil de comprender, a la ruptura de la "autonomia" a que
habian llegado los virreinatos durante el siglo XVII.
Esta nueva concepcion de los reinos americanos durante la epoca de Carlos
III se manifesto en una serie de medidas paulatinas. Como el desarrollo peninsu-
lar suponia la existencia de un mercado tanto para adquirir materias primas
baratas como par~ colocar productos manufacturados, algunas de las primeras
medidas que se impulsaron fueron la agilizacion de las relaciones comerciales con
las Indias, la cancelaci6n de las concesiones dadas por los Austrias (asientos) y la
eliminaci6n del contrabando. Para ello se trabaj6 en la creaci6n de una marina
mercante capaz de realizar tales contactos comerciales, se fabrico todo un plan
de defensa militar de los virreinatos para construir una especie de coto colonial
cuyo beneficiario seria unicamente la Corona espafiola, y se cambio el antiguo
sistema de flotas por el del comercio libre (1778) que suponfa una rebaja y
comodidad en las exacciones fiscales y una arnpliaci6n y agilizacion del mercado
al abrir nuevos puertos al comercio y al suprirnir el antiguo monopolio centrali-
zado en Cadiz.

22 Jacques A. Barbier, "The culmination of the Bourbon Reforms, 1787-1792",


en Hispanic American Historical Review, vol. LVII, mim. 1, febrero de 1977, pp. 51-
68.

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24 PLAT A Y LIBRANZAS

Estas medidas representaban un cambio en la infraestructura comercial, pero


ello no era masque el comienzo. Paralelamente habia que impulsar por todos los
medias la agricultura e industria peninsulares y modificar la estructura politica,
social y econ6mica de los dominios ultramarinos para que complementaran el
nuevo sistema econ6mico. Si las reformas comerciales se realizaron con relativa
facilidad, esta segunda serie de medidas fue bastante mas dificil y costosa llevarla
a cabo por la innumerable cantidad de privilegios que se habian originado duran-
te tan largo tiempo.
A partir de la visita de Galvez en 17 65 se llev6 a cabo con bastante exito
una reforma profunda de toda la maquinaria de la Real Hacienda y se impusieron
nuevos estancos -tabaco- para lograr un aumento en las recaudaciones fiscales;
se hizo una restructuraci6n del orden politico intemo colocando en los puestos
de mayor responsabilidad a peninsulares en vez de a criollos, con lo que se cre6
una clase de bur6cratas dependiente del monarca; se llev6 a cabo una modemiza-
ci6n en la administraci6n regional para lograr la tan deseada centralizaci6n y se
intent6, con escasos resultados, ampliar el mercado al introducir a las zonas
indigenas dentro del nuevo sistema (intendencias, 1786), y finalmente intent6
eliminarse, con exito en algunos casos, a aquellas corporaciones aut6nomas privi-
legiadas y favorecidas en el antiguo orden imperial: expulsion de los jesuitas en
1767, disminuci6n del poder de la Iglesia, e intento de suprimir el Consulado de
Comerciantes de la ciudad de Mexico.
El Consulado, que agrupaba a los almaceneros de la capital, era una de las
instituciones que mas poder habia adquirido y que por lo tanto suponia una de
las barreras mas serias para los cambios que querian impc>nerse en la Nueva
Espana. Las medidas que contra dicho organismo se dieron fueron muy variadas
y complementarias. En teoria se pens6 destruir su monopolio comercial, original-
mente base de S\l poder, por el reglamento del comercio libre (I 778) y por la
creaci6n de nuevos consulados -los de Guadalajara y Veracruz en 1795-; su
papel de prestamista respecto a la mineria -bancos de plata- por la concesi6n
de privilegios y exenciones fiscales a los mineros y por la creaci6n de nuevas
instituciones aut6nomas -Tribunal de Mineria- capaces de fungir como organis-
mos crediticios; su vinculaci6n con los alcaldes mayores -repartimiento- por la
prohibici6n de este y por el cambio de aquellos por los subdelegados, y su poder
t;omo administrador de la Real Hacienda al no concederle nuevos encabezona-
mientos -el ultimo del ramo de alcabalas termln6 en 1754. El Consulado de
Mexico resinti6 duramente estas medidas, pues tuvo que compartir su poder con
los nuevos consulados recien creados, pero no sucumbi6.
Tradicionalmente se interpreta que el Consulado perdi6 su inmenso dominio
como resultado de estos cambios, pero se observa que a fines de la etapa virreinal
segufa manteniendo un fuerte poder. La explicaci6n de este aparente contrasen-
tido constituy6 en su momenta una de las prernisas basicas de la presente inves-
tigaci6n.

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INTRODUCCION 25
II

Cuando comence a introducinne en este tema me di cuenta de que las libranzas


se encontraban entre los mecanismos que emplearon los comerciantes del Consu-
lado para superar la situaci6n que las reforrnas borb6nicas habian creado en la
Nueva Espafia. Si queria realizar una labor minuciosa tenia por lo tanto que estu-
diar a fondo estos medios de pago e instrumentos de credito.
Es necesario dejar claro desde un principio la diferencia existente entre las
libranzas, letras y cartas de pago, que como medios de carnbio e instrumentos de
credito funcionaban en el arnbito comercial novohispano y las libranzas utiliza-
das por las reales cajas para sus recaudaciones a la Contaduria General o, en
sentido contrario, empleadas para pago de salarios de los rninistros de Real
Hacienda o personas dependientes de ella. No pueden equipararse tales documen-
tos puesto que operaban en carnpos distintos y estaban regulados por cuerpos
legales diferentes. Los primeros estaban reglarnentados fundarnentalrnente por
las Ordenanzas consulares y el usus mercatorum y las segundas por la Recopila-
cion de las Leyes de Indias y mas concretamente por su libro octavo relativo a las
cuestiones propias de la Real Hacienda. Este estudio enfoca directamente el
anlilisis de las primeras y solo se investigan las segundas cuando por diversos
mecanismos fueron utilizadas por los comerciantes.
La investigaci6n sobre las letras de carnbio puede decirse que fue un tema de
moda en la primera rnitad del presente siglo, cuando se encontr6 una serie de
archivos particulares de comerciantes. Su estudio, sin embargo, se circunscribi6
solamente al area del Mediterraneo y mas concretarnente al triangulo forrnado
entre Italia, el sur de Francia y Barcelona, zona donde la letra de carnbio tuvo su
origen al terrnino de la Edad Media. Al ftnalizar la decada de los cuarenta de este
siglo ya se tenfa una buena muestra de diferentes monografias sobre el tema.
Con estas bases y con una rica documentaci6n de archivo, Raimond de Roover
escribi6 la obra ctasica sobre la evoluci6n de la tetra de cambio, trabajo de mere-
cida farna por combinar la labor de sintesis con la investigaci6n, comparando y
rectiftcando siempre los resultados de una y otra.23 Despues de esta enciclopedi-
ca intervenci6n poco ha sido lo que se ha hecho a nivel general. Hay que subrayar
no obstante que, por ejemplo, H. van der Wee, al analizar el caso concreto de
Amberes durante los siglos XVI y xvn, hizo algunas rectiftcaciones a las conclu-

23 Raimond de Roover, L 'evolution de la lettre de change, x1ve.xv11re 1iedes. Pr6lo-


go de Fernand Braudel, Paris, Llbrairie Annand Colin, 1953. Esta obra trae una muy com-
pleta bibliografia de las obras sobre letras de cambio aparecidas ha~a la fecha de edici6n del
libro. Hay que destacar entre las obras referentes al sur de Francia la de J. Hayem, "La lettre
de change, son origine et le role de Lyon comme marche de change au Moyen Age", en
Memoires et documents pour servir a l'histoire du commerce et de l'industrie en France,
7a. serie, 1922, pp. 269-279; y la de A. Chamberland y H. Hauser, "La banque et les changes
au temps de Henri II'', en Revue Hiltorique, vol. CIX, 1929, pp. 268-293.

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26 PLATA Y LIBRANZAS

siones generales de R. de Roover. y que Jacques Heers confeccion6 una mono-


grafia sobre Genova durante el siglo xv en la que analiz6 minuciosamente el
desarrollo de las letras de cambio en dicha plaza mercantil. 24
Si nos centramos en el q•so de Espafia, los trabajos monograficos sobre letras
de cambio son bastante escasos pero, aun asf, se observa que dentro de esta ya
excesiva especializaci6n se ha hecho ademas una diferenciaci6n geografica del
tema: por un lado estan los trabajos sobre el area del levante peninsular, es decir,
la franja litoral mediterranea y con especial detalle el puerto de Barcelona,25 y
por otro, los de Medina del Campo y las plazas mercantiles europeas durante el
siglo xvi. 26 Esta extremada concreci6n del estudio de los instrumentos de cam-
bio se debe a la existencia de un material muy especializado. Los trabajos sobre
Barcelona se basan en los papeles de la Taula de Cambi, y los de Medina del
Campo en el archivo particular de uno de los comerciantes mas afamados de la

24 H. van der Wee, "Anvers et les innovations de la technique financiere aux xv1e et
xvue siecles", en Annales. Economies, societes, civilisation, afio xxm, mim. 4, julio-agosto
de 1967, pp. 1067-1089; Jacques Heers, Genes au XJ'l! siecle, Parfs, 1961.
2s Segun he podido detectar, quien primero comenz6 a trabajar sobre estos temas fue
L. Tramoyeres, "Letras de cambio valencianas", en Revista de Archivos, 1900, pp. 491-493,
trabajo breve y sin grandes pretensiones; a quien le sigui6 Abbot Payson Usher con sus cJasi-
cas monograffas sobre la Taula de Cambi barcelonesa, "Deposit Banking in Barcelona, 1300-
1700'', en Journal of Economic Business History, vol. IV, num. 1, noviembre de 1931, pp.
121-155, y "The origins of Banking. The primitive Bank of deposit, 1200-1600'', en The
Economic History Review, vol. IV, 1932-1934, pp. 399-428; y posteriormente Andre E.
Sayous, "Les methodes commerciales de Barcelone au xve siecle d'apres des documents
inedits de ses archives: la bourse, le pret et l'assurance maritimes, les societes commerciales,
la lettre de change, une banque d'Etat'', en Revue historique de droit fran,ais et etranger,
vol. XV, 1936, pp. 255-301, y "Note sur l'origine de la' lettre de change et les debuts de son
emploi a Barcelone (XIVe siecle)'', en Revue historiaue de droit francais et etranger, vol.
XIII, 1934, pp. 315-322. Ultimamente Rafael Conde y Delgado de Molina, "Seis letras :le
cambio cuatrocentistas giradas contra Barcelona", en £studios historicos y documentos de
los archivos de protocolos, vol. V, 1977, ha hecho una nueva contribuci6n, aunque breve,
sobre el tema. Mas recientemente Henri Lapeyre en sus trabajos "El libro de cuentas de
Baltasar Julia, hombre de negocios valenciano (1565)", en Cuademos de Historia de ElfPtlila,
1970, pp. 246-315; "El mercado de cambios en Valencia en la epoca de Felipe II'', en Alfon-
so Otazu (ed.), Dinero y credito (siglos XVI al XIX), Actas del Primer Coloquio Internacio-
nal de Historia Econ6mica, Madrid, 1978, pp. 125-139; y La-Taula de Cambis (en la vida
economica de Valencia a mediados del reinado de Felipe II), Valencia, Del Cenia al Segura,
1982, nos ha informado con meticulosidad sobre las condiciones del mercado de cambios
valenciano durante el siglo XVI.
26 El pionero de este tema fue Henri Lapeyte con sus obras "Los origenes del endoso
de letras de cambio en Espana", en Moneda y credito, num. 52, 1955, pp. 3-19; Une famille
a
de marchands: les Ruiz. Contribution l'etude du commerce entre la France et l'ElffJtlgne au
temps de Philippe II, Paris, Llbrairie Armand Colin, 1955; "La banque, les changes et le
credit au xvie siecle", en Revue d'histoire modeme et contemporaine, t. III, octubre-
diciembre de 1956, pp. 284-297. El Unico que ha seguido trabajando en este campo ha sido
Felipe Ruiz Martin, Lettres marchandes echangees entre Florence et Medina del Campo,
Paris, 1965.

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INTRODUCCION 27
epoca, los Ruiz. 2 7 Otras referencias circunstanciales a este tema de los cambios
pueden encontrarse en las escasas obras sobre la banca en Espana hasta 1782,
ai'io de la creaci6n del Banco de San Carlos. 28
Con respecto a Sevilla no contamos con una monografia especifica sino que
las noticias que poseemos deben entresacarse de entre las ya escasas obras sobre
la banca sevillana. 29 En todas ellas los autores se lirnitan, cuando mucho, a
anotar la existencia de tales documentos en las transacciones comerciales. De
entre dichas obras merecen ser destacados los trabajos de Enrique 0tte 30 quien
ha logrado detectar la utilizaci6n de letras de cambio en Sevilla a fines del siglo
xv -concretamente en 1494 y 1498 procedentes de Valencia. No obstante su
contribuci6n tan importante, es bastante limitada ya que por no ser la finalidad
de su investigaci6n, por ejemplo, no se plantea ni siquiera el problema de la
distinci6n entre las diferentes modalidades de letras.
Si como acabamos de anotar muy rapidamente nuestro conocimiento sobiet
la utilizaci6n de letras en Sevilla es bastante parco y parcial, cuando nos introdu-
cimos en el analisis de comercio indiano y de las economias americanas durante
la epoca colonial, comprobamos que no solamente es escaso el caudal de conoci-
mientos con los que contamos sobre el tema, sino que ademas este ha sido tratado
partiendo de una serie de ideas preconcebidas que deben ser revisadas. Enrique
Otte es partidario, por ejemplo, de pensar que el mercado de letras no alcanz6 a
llegar a las tierras del Nuevo Mundo, y para ello alude como causas fundamenta-
les las "demoras" de las flotas, los altos riesgos del comercio atlantico y los costos
derivados del giro crediticio. 31 Guillermo Lohmann Villena afirma queen Ame-
rica si se utilizaron "libranzas y otros instrumentos de credito" no se hizo de
forma generalizada ya que, segun el, "la documentaci6n coetanea revela una acen-
tuada prevenci6n hacia los instrumentos sustitutivos del dinero en metalico". 32
Quizas haya sido, como tendremos ocasi6n de comprobar, la dificultad de
encontrar una documentaci6n apropiada para su estudio, la falta de investigacio-
nes profundas sobre la banca en dicha epoca y las practicas crediticias, la no
diferenciaci6n de las diversas modalidades de "letras"' la vinculaci6n de estas con

2 7 El archivo Simon y Cosme Ruiz descubierto en los aiios cuarenta, esta actualmente
en el Archivo Provincial Universitario de Valladolid. Sobre la importancia y la historia de
este archivo vease Henri Lapeyre, "El archivo de Simony Cosme Ruiz", en Moneda y credi-
to, num. 25, 1948, pp. 3-13.
2s Vease infra nota 13 del cap. III.
29 Vease infra nota 13 del cap. Ill.
30 Enrique Otte, "Sevilla, plaza bancaria europea en el siglo XVI'', en Alfonso Otazu
(ed.), Dinero y credito. .. , op. cit. En apendices incluye algunas letras, todas ellas giradas
contra plazas peninsulares o europeas.
31 Enrique Otte, "Letras de cambio de Arnerica",Moneda y credito, junio de 1978,
num. 145, pp. 57-58.
32 Guillermo Lohmann Villena, "Banca y credito en la America espaiiola. Notas sobre
hipotesis de trabajo y fuentes informativas", en Historia, num. 8, 1969, p. 304.

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28 PLATA Y LIBRANZAS

el seguro, la carencia en las interpretaciones de diferenciaciones temporales y la


falta de integraci6n en su amllisis de la teoria escollistica sobre la usura, lo que
haya constituido los condicionantes mas importantes en las interpretaciones
efectuadas. Hay que subrayar, ademas, que respecto al empleo de tales instru-
mentos de cambio en el comercio indiano s6lo tenemos aproximaciones referen-
tes al siglo XVI efectuadas desde una perspectiva mas bien juridica. 33
Respecto al anilisis en suelo americano, el estudio de las letras de cambio,
libranzas y cartas de pago, en sus diversas modalidades de medios de pago e
instrumentos de credito, puede decirse que ha sido durante muchos afios un .
tema casi sistematicamente olvidado o incluso rechazado. Es ejemplificador, por
ejemplo, que Alfonso Garcia Ruiz en su trabajo sobre los medios de cambio en
la Zacatecas colonial ni siquiera se refiera superfi.cialmente a estos asuntos. 34 Por
fortuna este olvido ha sido ya observado y como consecuencia recientemente han
comenzado a aparecer planteamientos mas concretos sobre el tema, aunque a
decir verdad todavia estamos en una etapa que podriamos calificar de pionera,
ya que contamos solamente con los trabajos, importantes pero breves, de Samuel
Amaral para Buenos Aires a comienzos del siglo xix y con los de Jacques. A
Barbier para las "libranzas" venezolanas de fines del siglo xvm. 35 En concreto
para el virreinato novohispano no habia ni siquiera un esbozo tentativo del tema.
Es evidente que antes de ofrecer un tratamiento general sobre la cuesti6n se
hacen necesarios estudios monogrfficos para diferentes areas y epocas a fm de
tener material comparativo suficiente.

33 Andre E. Sayous, "Les procedes de paiement de la monnaie dans l'Amerique espag-


nole du xv1e siecle", en Revue d'Economie Politique, t. XLI, 1927, pp. 1417-1443; "Les
debuts du commerce de l'Espagne avec l'Amerique", en Revue Historique, t. CLXXIV, num.
2, septiembre-octubre de 1934, pp. 185-215, no hacen mas que mencionar que existian las
letras de cambio. Es el mismo caso de J. Martinez Gij6n, "La practica del comercio por
intermediarios en el tr8.fico de Indias durante el siglo XVI", en Anuario de Historia del Dere-
cho Espanol, vols. V, XL, 1970, pp. 6-83. Tengo noticias de la existencia de una tesis docto-
ral realizada por Julio Cesar Guillamondegui, La letra de cambio en el derecho indiano
(inedita), Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, 1971, pero
me ha sido hasta el momento imposible su consulta.
34 Alfonso Garcia Ruiz, "La moneda y otros medios de cambio en la Zacatecas colo-
nial", en Historia mexicana, vol. IV, num. 1 (13), julio-septiembre de 1954, pp. 20-46.
35 Charles Verlinden, "Pagos y moneda en la America colonial", en Alfonso Otazu
(ed.), op. cit., pp. 325-334 hace un planteamiento muy general sobre el tema. Samuel E.
Amaral, "Las formas sustitutivas de la moneda met&ica en Buenos Aires (1813-1822)", en
Cuademos de Numismatica y Ciencias Historicas, Buenos Aires, 1981, t. VIII, num. 27, pp.
37-61; idem., "Medios de pago no met&icos en Buenos Aires a comienzos del siglo XIX.
Letras de cambio y tetras secas", en Cuademos de Numisrnatica y Ciencias Historicas, 1982,
t. IX, num. 30, pp. 45-55. Jacques A. Barbier, "Venezuelan 'libranzas', 1788-1807. From
economic nostrum to fiscal imperative", en The Americas, vol. XXXVII, abril de 1981,
num. 4, pp. 457-478. Estamos ailn muy Jejos de poder ofrecer una obra como la de John J.
McCusker, Money and Exchange in Europe and America, 1600-1775, Columbia, University
of New Carolina Press, 1978.

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INTRODUCCION 29
III

De lo que hasta aqui se ha expuesto, se desprende que la presente investigaci6n


esta formada alrededor de un planteamiento general, es decir, el comportamiento
de los comerciantes del Consulado de Mexico en un proceso de cambio de larga
duraci6n como resultado de las consecuencias de la variaci6n de la concepci6n
de America en la camarilla ilustrada de Carlos III, y uno particular, derivado de
este, la comprensi6n de las libranzas en tanto mecanismo empleado por los
comerciantes del Consulado para seguir controlando el mercado intemo e impe-
dir la dispersion de la plata por el interior de la Nueva Espana. De acuerdo con
este planteamiento doble quiero subrayar que no se ha tratado de realizar un
estudio de las libranzas en si, sino de hacer un anilisis de por que se desarrollaron
tan sistematicamente a partir de una epoca concreta (circa 1780), o lo que es lo
mismo, explicar las causas y condicionamientos que las hicieron surgir, que
consecuencias tuvieron en la economia novohispana del siglo XVIII y a que
sector socioeconomico favorecieron o, dicho de otro modo, por quienes fueron
manejadas y quienes se valieron de ellas como un mecanismo de dominio econo-
mico.
En suma, se trata de una vision de larga duracion enfocada muy particular-
mente a una epoca de cambio, como lo fue la segunda mitad del siglo XVIII
novohispano. La eleccion de la fuente, los expedientes de quiebra comerciales,
no es asi en modo alguno casual sino que responde a este planteamiento. A traves
del amilisis de los libros diario y mayor de los comerciantes se lograria una
comprension mas minuciosa de una casa comercial en particular o analisis micro-
economico, pero no se alcanzaria la vision panoramica y de larga duracion que se
pretende.
Efectuadas estas consideraciones, quiero hacer algunas aclaraciones sobre el
modo de exposicion.
El estudio de las libranzas en la Nueva Espana durante el siglo XVIII me llevo
a rastrear sus antecedentes tanto en el mismo virreinato como en Espana y en
Europa en general, y a entender la doctrina escolastica sobre la usura como un
condicionante de la evolucion y desarrollo de los medios de pago e instrumentos
de credito. A continuacion, y despues de centrar el analisis de las letras de cam-
bio en la Sevilla del siglo XVI y su utilizacion en el comerCio indiano, tenia que
comprender su vinculacion con los bancos, las causas que las originaron, las
consecuencias que tuvieron y estudiar su proceso de reglamentacion, para poder
establecer a grandes rasgos unas h'.neas comparativas con las libranzas novohispa-
nas del siglo xvm y defmir en que medida eran un antecedente o practica
comercial en la que se apoyaron los comerciantes del Consulado de Mexico.
El analisis de las letras de cambio en la Sevilla del siglo XVI y en el comercio
indiano no es asi mas que una amplia introducci6n que responde a las interrogan-
tes surgidas en la investigacion de las libranzas novohispanas. Hay que subrayar,

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30 PLATA Y LIBRANZAS
por lo tanto, que no pretende ser un estudio exhaustivo sobre la materia en
cuesti6n, la que deberia realizarse con base en documentaci6n de archivo, tal
como, por ejemplo, los protocolos notariales, los registros de p6lizas, los libros
de los corredores, ademas de la documentaci6n particular de las diferentes casas
comerciales (libros mayor, diario, borrador, copiador de cartas y letras, etc.). La
extension de este amplio preambulo y la consistencia aut6noma del mismo me
deqidieron a presentarlo como una primera parte, pues de haberlo integrado en
un solo texto unido al estudio de las libranzas novohispanas, habria quedado
como un excesivo parentesis que romperia la linealidad de la exposici6n.
Las fuentes que se utilizan para esta primera parte son fundamentalmente
los manuales de confesores, las obras escolasticas, los tratados juridicos espafioles
de los siglos xvi y xvu sobre la usura y los cambios, y mas particularmente la
importante obra de Tomas de Mercado y las ordenanzas consulares y repertorios
comerciales juridicos de la epoca.
La segunda parte, referente ya exclusivamente a la Nueva Espana, esta com-
puesta por la interrelaci6n de varios temas: los mecanismos de control de la
circulaci6n de la plata instrumentados por los comerciantes del Consulado de
Mexico antes del siglo xvm, las reformas borb6nicas, las consecuencias de las
mismas re~pecto a los almaceneros de la capital, y los nuevos mecanismos que
como consecuencia impulsaron dichos individuos coma corporaci6n para seguir
manteniendo su posici6n privilegiada. Se terrnina con el relato del forcejeo que
existi6 entre el Consulado de Mexico y el virrey Azanza por lograr el primero y
evitar el segundo publicar una reglamentaci6n favorable de las libranzas. Las
fuentes en las que se basa esta segunda parte estan compuestas en su mayoria por
material extraido de los archivos mexicanos.

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