Personalidad Segun El Enfoque Humanista

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 Edwilin Romano

Teoría humanista de la personalidad Hace hincapié en el hecho de que los humanos están motivados positivamente y
progresan hacia niveles más elevados de funcionamiento. Es algo más que luchar por conflictos internos y crisis
existenciales. Cualquier teoría de la personalidad que subraye la bondad fundamental de las personas y su lucha por
alcanzar niveles más elevados de conociendo y funcionamiento entra dentro del grupo de teoría humanística de la
personalidad. El concepto central de esta orientación es el del “self' o concepto de “sí mismo”, las ideas y percepciones
propias del individuo respecto a sus experiencias personales y aspiraciones (el autoconcepto, la autoimagen).

El principal autor que representa esta postura es Carl Rogers (1902-1987), Todo individuo vive en un mundo
continuamente cambiante de experiencias, de las cuales él es el centro. El individuo percibe sus experiencias como una
realidad, y reacciona a sus percepciones. Su experiencia es su realidad. En consecuencia, la persona tiene más conciencia
de su propia realidad que cualquier otro, porque nadie mejor puede conocer su marco interno de referencia (a
diferencia del individuo ignorante de sí mismo que suponía Freud). Esto no implica que cada persona se conozca
plenamente; pueden existir zonas ocultas o no conocidas que se revelarán en terapia, pero en ningún caso el terapeuta
irá por delante del propio cliente en el conocimiento del mismo. Nadie tiene mejor acceso al campo fenomenológico que
uno mismo.

- El individuo posee la tendencia inherente a actualizar y desarrollar su organismo experienciante, (proceso


motivacional), es decir, a desarrollar todas sus capacidades de modo que le sirvan para mantenerse y expandirse. Según
este postulado, Rogers acepta una única fuente de motivación en la conducta humana: la necesidad innata de
autoactualización (ser, ser lo que podemos llegar a ser, ser nosotros mismos, convertir la potencia en acto). Opina que
no es relevante para una teoría de la Personalidad elaborar una relación de motivaciones puntuales (sexo, agresividad,
poder, dinero, etc.). El hombre sólo está movido por su tendencia a ser, que en cada persona se manifestará de forma
distinta

En la tendencia a la actualización confluyen, por un lado, la tendencia a conservar la organización, obtener alimento y
satisfacer las necesidades de déficit (aire, agua, etc.), y por otro, la tendencia a crecer y expandirse, lo que incluye la
diferenciación de órganos y funciones, la reproducción, la socialización y el avance desde el control externo a la
autonomía. Se podría considerar que el primer aspecto guarda relación con el concepto tradicional de “reducción de la
tensión” (equilibrio), mientras que la segunda parte implicaría otro tipo de motivaciones, como la búsqueda de tensión o
la creatividad (desequilibrio que se resuelva posteriormente en un equilibrio más complejo y maduro).

- El niño interactúa con su realidad en términos de esta tendencia a la actualización. Su conducta es el intento del
organismo, dirigido a un fin, para satisfacer la necesidad de actualización (de ser) en el marco de la realidad, tal como la
persona la percibe (proceso conductual). La conducta supone una satisfacción de las necesidades que provoca la
actualización, tal como éstas son percibidas en la realidad fenoménica, no en la realidad en sí. Es la realidad percibida la
que regula la conducta, más que el estímulo o realidad “objetiva”, (un bebé puede ser tomado en brazos por una persona
afectuosa, pero si su percepción de esta situación constituye una experiencia extraña o aterradora, es esta percepción la
que influirá en su comportamiento). Así, la Psicología de la Personalidad ha de ser ante todo Psicología de la Percepción,
que estudie de qué formas diferentes las personas forman su campo fenoménico.

La conducta es provocada por necesidades presentes, y no por eventos ocurridos en el pasado. Las únicas tensiones y
necesidades que la persona intenta satisfacer son las presentes (sin negar que éstas tengan su origen en fenómenos
pasados; se trata del énfasis existencialista en el “aquí y ahora').

- Junto al sistema motivacional de autoactualización, existe un sistema valorativo o regulador igualmente primario.
Desde la infancia, la persona está desarrollando permanentemente un proceso organísmico de autoevaluación que tiene
como criterio la necesidad de actualización (el ideal de actualización, de ser él mismo). Las experiencias que son
percibidas como satisfactorias de esta necesidad se valorarán positivamente, y las no percibidas como satisfactorias se
valorarán negativamente (proceso valorativo). En consecuencia, el niño evitará las experiencias valoradas
negativamente y se aproximará a las positivas.
 Edwilin Romano
Abraham Maslow (1908-1970) no es autor de una teoría completa de la Personalidad, aunque sí ha hecho ciertas
aportaciones parciales al ámbito de la Psicología humanística. supuso cinco niveles de necesidades humanas, ordenadas
de las más fuertes a las más débiles. Cuanto más baja en la jerarquía sea una necesidad, más fuerte será su influencia en
la conducta. Cuanto más alta en la jerarquía sea una necesidad, más distintivamente humana será (de hecho, los dos
últimos niveles son estrictamente humanos).

Veamos los cinco niveles uno a uno: (1) necesidades fisiológicas básicas: la comida, el agua, el oxígeno, el descanso. Es la
motivación más potente, que puede hacer que toda la vida de una persona gire a su alrededor en caso de carencia; (2)
necesidades de seguridad: el bienestar físico, la seguridad y estabilidad psíquica, la vida estructurada. Se trata de
necesidades predominantes en la infancia y parecen reconocerse en ciertos problemas psíquicos; (3) necesidades de
pertenencia y amor: la presencia de los amigos, de la familia, del amor y las personas amadas, la pertenencia a un círculo
social en el que entretejer una relación afectiva. Se trata de necesidades que en la sociedad actual fallan muchas veces
(de ahí tantos grupos de autoayuda, alcohólicos, etc.); (4) necesidades de estima: se dividen en dos; por un lado,
necesidades de estima por parte de los otros, que se satisfacen cuando la persona se siente respetada y reconocida por
lo que hace, y, por otro, necesidades de autoestima, de sentimiento de competencia, de capacidad, de valía y de respeto
a los otros; por último están las (5) necesidades de autoactualización: sólo afectan a las pocas personas que tienen
satisfechos los niveles anteriores (a diferencia de lo que Rogers pensaba). En ese caso, la persona se vuelve
autoactualizante, y desea ser más y más, hasta ser todo lo que es capaz de ser, desarrollando todas sus potencialidades
positivas

Además, los cuatro primeros niveles se caracterizan por la motivación del déficit, es decir, por buscar reducir una
tensión producida por una ausencia; se trata de conducta dirigida a metas concretas. Sin embargo, el último nivel se
caracteriza por la motivación del crecimiento, que nunca termina de saciarse del todo, y la conducta está orientada al
proceso de ser más que a la meta, aunque ello conlleve el aumento de la tensión. Maslow se ha caracterizado por su
interés no por el lado enfermo del psiquismo, sino por su lado sano. Así, emprendió un estudio de la personalidad a
través de la investigación de las personas más felices, sanas y maduras de su sociedad, seleccionándolas por dos
criterios: la ausencia de trastornos psíquicos y la mayor autoactualización, es decir, el uso completo de sus talentos,
potencialidades y capacidades. Así, seleccionó a 60 personas (cuyos nombres son confidenciales, aunque se han
conocidos varios como James, Lincoln, Einstein, Schweitzer o Franklin) e hizo un estudio de caso “holístico”
(humanístico, que él mismo reconoció falto de excesivo rigor) de cada uno de ellos.

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