Taller para Adolescentes, Autoestima y Sexualidad Hupaz
Taller para Adolescentes, Autoestima y Sexualidad Hupaz
Taller para Adolescentes, Autoestima y Sexualidad Hupaz
UNA CRISIS PARA LOS PADRES: Es indudable que la adolescencia es la etapa más temida por los
padres, sin duda por la imagen tan negativa que se tiene en nuestra sociedad, se la considera como una etapa
de conflictos, de ruptura, de enfrentamientos, “la edad difícil” o de “la rebeldía sin causa”, asociándose
fundamentalmente al mal comportamiento y a los problemas en el hijo.
CRISIS EN EL ADOLESCENTE: La adolescencia es la etapa del desarrollo evolutivo humano que
implica un cambio cualitativo en el joven: la maduración de la personalidad, que consiste en la conquista de
la adultez psicológica y social. El púber sale de la infancia e intenta entrar la edad adulta, es preciso que
aparezcan dificultades de adaptación que podemos entender como crisis.
El púber ya no es un niño, pero el adolescente no es todavía un adulto. De esta ambigüedad que vive el
adolescente y de las transformaciones y cambios físicos que está experimentando resulta un complejo mundo de
procesos psicológicos en los que éste se ve inmerso.
2. La necesidad de la intimidad.
Otro aspecto importante a tener en cuenta en el desarrollo de la intimidad en el adolescente es que ésta se
extiende a todo lo que lo define y caracteriza como persona: su cuerpo, su aspecto, su habitación, sus objetos.
Surge en esta etapa una acentuación o exageración de la necesidad de privacidad y de confidencialidad tanto en
el hogar (su habitación, sus cosas) como en el cuidado de su persona (aseo, vestimentas, peinado) o en sus
pertenencias (armario, escritorio, mochila, bolso).
El mundo de la sexualidad y afectividad del adolescente hace más complejo, si cabe, ese mundo interior. La
intimidad se convierte en una necesidad que hay que lograr y defender de cualquier intromisión del exterior.
Esta intimidad no solo supone un respeto para sus periodos de soledad sino también de su espacio vital o
territorio (puerta cerrada de la habitación y cuarto de baño, conversaciones telefónicas, ordenador personal,
mensajes de correo electrónico, cartas, etc. El/la adolescente necesita tener su espacio de intimidad, saber que es
inviolable, donde nadie debe ni puede acceder y donde es imprescindible que se sienta seguro/a. Lograr en un
Contra la imposición de criterios que les impidan pensar por sí mismos y aprender de forma autónoma.
Contra los proteccionismos afectivos de algunas/os madres/padres que pretenden sobreproteger al hijo/a.
Contra el autoritarismo de algunos padres
4. La búsqueda de la identidad
El adolescente necesita definirse definitivamente para así mantener la continuidad y estabilidad en su vida. La
identidad es la sensación de continuidad de la vida personal en el tiempo (pasado, presente, futuro) y en el
espacio (su ubicación en la vida: familia, sociedad, trabajo).
El púber que no se “gusta” inicialmente reacciona con sentimientos de rechazo hacia “su nuevo cuerpo” y de
algún modo se rechaza a sí mismo de forma global lo que afectará negativamente a su autoconcepto.
Probablemente pase por estados de ansiedad y sentimientos de inferioridad. En esta etapa hay que trasmitirle
1. Pudor ante el adulto y sobre todo ante los compañeros del otro sexo. Aparece la dificultad para comprender
el sentido y el alcance que tienen las transformaciones físicas y. por esto, algunos púberes van a vivir el
descubrimiento de la sexualidad con vergüenza y pudor retrayéndose de los padres.
2. Coquetería, a veces exagerada, que les lleva a vestir, adornar y resaltar las señales más características de sus
atributos femeninos /masculinos (minifaldas, pantalón bajo mostrando ropa interior, maquillaje, piercings).
3. Aparece una gran curiosidad en lo relacionado con el sexo que puede resultar, en algunos momentos,
obsesiva y morbosa. En esta fase predomina la búsqueda de información sobre el fenómeno de la
sexualidad, y las principales fuentes son el grupo de amigos, los medios de comunicación, internet,
películas. Es básico para el joven llegar a esta etapa con una sólida educación sexual familiar que actúe de
filtro ante esta abundancia de información, no siempre toda adecuada
4. Aparece en toda su magnitud el autoerotismo y la masturbación. Es una conducta relacionada con la
sensualización de la pubertad. Es una fase necesaria en el desarrollo de la sexualidad, ayuda a cono el propio
cuerpo, contribuyendo al desarrollo de aptitudes sexuales.
5. Surgen los primeros contactos sexuales, en forma de juegos, caricias tendentes a la exploración y la
comparación del propio cuerpo y el de los demás.
Los Padres tienen que educar a sus hijos en este tema, desde la infancia y en su perspectiva más amplia, sin
hacer de la educación sexual un aparte en la tarea educativa. Hay que aprovechar las situaciones de la vida
cotidiana que pueden facilitar los mejores momentos para tratar el tema con naturalidad.
La educación sexual tiene que darse de modo gradual. Hay que ir por etapas, desde la infancia, dando
respuestas claras, llamando a las cosas por su nombre, a las preguntas que haga el niño en cada edad, sin
pretender evitar algunas ni adelantarse a las que todavía no ha formulado.
Hay que hablar del tema en un clima distendido, de confianza y de diálogo. La educación sexual ha de
asentarse sobre la confianza y el afecto de los padres, huyendo de las preguntas de doble sentido y la
curiosidad malsana.
Hay que evitar centrarse exclusivamente en los peligros, en las desviaciones y en atemorizar al niño/a.
Hay que informar sobre métodos anticonceptivos, prevención de embarazos y de enfermedades de
transmisión sexual. Y todo ello sin alarmismos y sin convertirlo en lo único importante de las relaciones
sexuales.
La educación sexual debe ir acompañada de la educación psicoafectiva del niño, se trata de concebir la
sexualidad como una forma de comunicación humana, integrada dentro del hermoso campo de las vivencias
y de las relaciones afectivas. Hay que proporcionar modelos y pautas al joven para que pueda desarrollar la
LA AUTOIMAGEN
Se la define como: “la representación mental que hacemos de nosotros mismos”. En lo referido a nuestra
imagen personal, nos vemos atractivos o menos atractivos, altos o bajos, rubios, moremos con “buena pinta” o
con peor aspecto. Esta manera de percibirnos va a influir positiva o negativamente en la autoestima.
EL AUTOCONCEPTO
Es la parte cognitiva de la autoestima, es decir, lo que pensamos de nosotros mismos como personas. El
autoconcepto de un niño se forma a partir de sus conocimientos sobre sí mismo, incluyendo su ambiente
familiar, su apariencia, sus habilidades, sus gustos y antipatías, su temperamento, su manera de aprender y sus
preferencias por ciertas actividades y materiales El conocimiento y los sentimientos del niño sobre sí mismo se
forman por la manera como él asimila los resultados de sus acciones y las respuestas que recibe de otras
personas, especialmente de sus padres, sus maestros y sus compañeros. Su autoconcepto se manifiesta en sus
expectativas, nivel de aspiraciones y creencias sobre sí mismo. Un niño que tenga un autoconcepto saludable
tiene creencias y expectativas sobre sí mismo que son realistas, es decir, que no son ni exageradas ni
infravaloradas.
El concepto de sí mismo se desarrolla poco a poco. No es apreciable en los niños pequeños, de los 4 a los 8 ó 9
años aproximadamente, dado que no poseen aún una suficiente consciencia de cómo son, aunque sí de qué
hacen. Es a partir de los 10 u 11 años cuando, en el inicio de la prepubertad, los niños y niñas ya adquieren una
mayor conciencia de quiénes son, cómo son y que lo que quieren.
LA AUTOESTIMA
Después de saber quiénes somos y la idea que tenemos sobre nosotros mismos somos capaces de valorarnos, de
estimarnos, de querernos en mayor o en menor medida. Eso es, pues, la autoestima, la valoración o agrado que
se tiene de uno/a mismo/a. Diríamos que es la dimensión afectiva de nuestro comportamiento en la medida en
Lo que pueden hacer los padres para aumentar la autoestima de los hijos
1. Elogiar y no ridiculizar
2. Descubrir sus cualidades
3. Decirse cosas agradables de sí mismo
4. Mejorar su imagen personal
5. Mejorar otros comportamientos
6. Autodescubrirse
7. Ayude a su hijo a tolerar frustraciones.
8. Enseñarle a sentirse orgulloso de sus logros.
9. Valorar sus opiniones.
10. Comunicación fluida con vuestro hijo.
11. Celebrar los éxitos de los hijos.
12. Evitar la sobreprotección.
13. Los padres deben ser buenos modelos de autoestima.