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UNIVERSIDAD DEL TURABO

ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES Y COMUNICACIONES

EL TRÁNSITO DEL DOLOR: PERCEPCIÓN DE UN GRUPO DE PROFESIONALES

EN RELACIÓN CON LA DURACIÓN E INTENSIDAD DEL DUELO EN LA

POBLACIÓN PUERTORRIQUEÑA

Por

Magaly Castillo-Santiago

PROYECTO DOCTORAL

Presentado como Requisito para la Obtención del Grado de Doctor en Psicología con

especialidad en Consejería Psicológica

Gurabo, Puerto Rico

abril, 2018




ProQuest Number: 10827453




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ProQuest 10827453

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789 East Eisenhower Parkway
P.O. Box 1346
Ann Arbor, MI 48106 - 1346
UNIVERSIDAD DEL TURABO

CERTIFICADO DE APROBACIÓN DE PROYECTO DOCTORAL

El proyecto doctoral de Magaly Castillo Santiago fue revisado y aprobado por los

miembros del Comité de Proyecto Doctoral. El formulario correspondiente de

Cumplimiento de Requisitos Académicos Doctorales se encuentra en la Oficina de

Registraduría y el Centro de Estudios Graduados e Investigación de la Universidad del

Turabo.

Miembros del Comité de Proyecto Doctoral

Dra. Vidamaris Zayas


Universidad del Turabo
Directora del Comité

Dr. Jorge E. Berrios Lugo


Universidad del Turabo
Lector

Dr. Víctor M. García Suárez


Universidad del Turabo
Lector
©Copyright, 2018

Magaly Castillo-Santiago, Derechos Reservados


EL TRÁNSITO DEL DOLOR: PERCEPCIÓN DE UN GRUPO DE PROFESIONALES

EN RELACIÓN CON LA DURACIÓN E INTENSIDAD DEL DUELO EN LA

POBLACIÓN PUERTORRIQUEÑA

Por

Magaly Castillo-Santiago

Dra. Vidamaris Zayas

Directora

RESUMEN

A continuación, se presenta una investigación cualitativa que tiene como

propósito explorar en la cultura y la sociedad puertorriqueña, el manejo y la concepción

del duelo en el siglo XXI, tomando en consideración que la duración e intensidad del

dolor, puede delimitar lo que se considera como un duelo normal o un duelo patológico.

Hasta el momento la literatura sobre duelo mantiene diferentes opiniones sobre el tiempo

que toma resolver un duelo “normal”.

La influencia teórica prevaleciente a tenor con los cambios contemplados en el

DSM 5, sugiere que ciertos indicadores emocionales de tristeza en un periodo de dos

semanas luego del fallecimiento pueden ser considerados, como una respuesta normal a

la perdida, además de la presencia de un episodio de depresión mayor. De hecho, en la

sociedad actual no es inusual atender en procesos terapéuticos a personas que están

pasando por procesos de duelo. Por tanto, es relevante examinar y analizar, cómo influye

la concepción del tiempo y la intensidad de los sentimientos del doliente en su ambiente y

a su vez, como la respuesta del ambiente afecta la evolución de su duelo. A su vez, se

iv
considera fundamental para el trabajo terapéutico discernir como afecta la intensidad del

dolor y el transcurrir del tiempo del proceso de duelo, la percepción de los profesionales

para determinar qué modelo teórico, estrategias y técnicas pueden ayudar a identificar, en

sus diversas variantes, un duelo “normal” de un duelo “patológico” contribuyendo a la

efectiva resolución de este. Tomando en cuenta que el duelo es una experiencia

individual y subjetiva, aunque pueda ser compartida por otros, valorar y respetar el

tiempo de duelo de cada persona sin distinción de edad, puede establecer una diferencia

entre la forma en que la sociedad moderna concibe el duelo y sus rituales, circunscribe el

concepto de sanación y enfermedad o acepta el desarrollo de un evento clave en la vida

del ser humano independientemente de sus circunstancias y valoraciones.

v
AGRADECIMIENTOS

Mi reconocimiento al apoyo de mis hijos, Adriana, Manuel Alejandro y Arturo

Daniel, en este proceso; la fe de mis madres en mí y un agradecimiento especial, a su

infinita sabiduría y amor incondicional que forman las bases de mi educación y

personalidad. Debo reconocer también la extraordinaria labor de cada uno de mis

maestros en la escuela pública y de los diferentes profesores que me dieron clase en mis

años de bachillerato. Igualmente, agradezco los conocimientos adquiridos a través de mis

años de estudio para los grados de maestría y doctorado. Una mención especial, es

meritoria para la Dra. Zayas, el Dr. Berríos y el Dr. García que, con su apoyo y guía,

hicieron posible esta investigación.

Un agradecimiento muy particular lo dirijo a los profesionales que accedieron a

participar de esta investigación. Por último, y no menos importante, gracias a Dios y a

mis diversas creencias, que me han permitido tener la fortaleza para seguir adelante.

vi
DEDICATORIA

Este trabajo lo dedico a los participantes de diferentes procesos de terapia que me

permitieron conocer, aprender y acompañarlos en su dolor. A la Dra. Zayas, que me dio

la oportunidad de conocer las terapias de duelo con mi práctica en la Organización sin

Fines de Lucro, hoy conocida como, Alianza para la Paz Social, Inc. A la guía, de mi

supervisora para aquel tiempo, Madeline Morales, psicóloga con vasta experiencia en los

procesos de duelo y un ser humano muy especial. Por último, a mis madres, seres muy

especiales y a mis hijos, seres con gran resiliencia.

vii
NOTA ACLARATORIA

En los capítulos siguientes, en ocasiones se utiliza el género neutro de la lengua

española para expresarse indistintamente sobre los hombres y las mujeres sin que esto

pretenda menoscabar el respeto a ambos géneros y su reconocimiento.

viii
TABLA DE CONTENIDO

LISTA DE TABLAS ......................................................................................................... xi

LISTA DE APÉNDICES .................................................................................................. xii

Capítulo I: Planteamiento del Problema ..............................................................................1

Introducción .....................................................................................................................1

Marco conceptual .............................................................................................................8

Revisión de Literatura ....................................................................................................12

Preguntas de Investigación ............................................................................................19

Hipótesis Empíricas .......................................................................................................19

Definición de las Variables ............................................................................................20

Definición de Términos .................................................................................................20

Capítulo II: Metodología....................................................................................................23

Diseño de Investigación .................................................................................................23

Descripción de la población y selección de la muestra..................................................25

Proceso de recopilación de los datos .............................................................................26

Análisis Estadísticos ......................................................................................................27

Capítulo III: Resultados .....................................................................................................28

Descripción sociodemográfica de participantes.............................................................30

Narrativa del contenido por preguntas ...........................................................................32

ix
Resultados de la guía de preguntas de la entrevista y sus respuestas ............................34

Resumen de los datos recopilados de las entrevistas .....................................................61

Relatos relevantes sobre experiencias clínicas en el tratamiento del duelo ...................64

Capítulo IV: Discusión ......................................................................................................66

Perfil sociodemográfico de participantes .......................................................................67

Análisis crítico del narrativo por preguntas ...................................................................69

Preguntas de la entrevista y resumen de sus respuestas con su correspondiente análisis

........................................................................................................................................70

Análisis del resumen de generalizaciones y diferencias ..............................................117

Análisis del contenido de los relatos relevantes sobre experiencias clínicas en el

tratamiento del duelo....................................................................................................125

Análisis sobre las preguntas de investigación e hipótesis ............................................127

Conclusiones ................................................................................................................129

Recomendaciones ........................................................................................................133

Limitaciones .................................................................................................................135

Referencias .......................................................................................................................136

x
LISTA DE TABLAS

Tabla 1. Características sociodemográficas de los psicólogos .................................31

Tabla 2. Datos sobre la clientela atendida por los psicólogos ..................................32

Tabla 3. Resumen de las aseveraciones recopiladas .................................................61

Tabla 4: Diferencias en la expresión del duelo entre la cultura

anglosajona y latina........................................................................................72

xi
LISTA DE APÉNDICES

Apéndice A. Información para participar en una investigación:

Carta Informativa ...............................................................................149

Apéndice B. Datos Sociodemográficos ..................................................................151

Apéndice C. Guía de Preguntas de la Entrevista ....................................................152

xii
Capítulo I

Planteamiento del Problema

Introducción

A través del tiempo y las generaciones, en todas partes del mundo, el ser humano

ha compartido la experiencia de la muerte y las pérdidas. Muerte y pérdida son inherentes

a la vida. No obstante, la forma de abordarla varía de persona a persona, de acuerdo con

las ideologías, cultura y conceptos religiosos e incluso de pueblo a pueblo, dependiendo a

su vez, de los contextos y momentos históricos. Pinzón (2010) explica que el duelo es un

concepto en el que confluyen tanto el modo en que una comunidad o estructura colectiva

aborda la temática de la muerte (a través de ritos y ceremonias desplegados en el marco

del patrimonio cultural y religioso) como la dimensión absolutamente particular que sus

fenómenos expresan en la singularidad de cada caso.

En su intento de entender el duelo los profesionales han desarrollado diferentes

teorías para estudiarlo. Sus marcos referenciales pueden ser variados. Granek (2010) cita

como ejemplo los marcos biológicos o desde el modelo de enfermedad representados por

Klein (1940), Lindemann (1944) y Engel (1960), asumiendo el duelo como una crisis o

trauma de acuerdo a Cohen, Mannarino y Staron (2006) y Cohen, Mannarino y Deblinger

(2006) o desde la perspectiva de un proceso de adaptación como propusieron Bonnano y

Kaltman (2001). Más tarde, Horwitz y Wakefield (2007) tratan el duelo desde el punto de

vista psicológico; Rivas, González y Arredondo (2008) desde la perspectiva de sistema y

Vaughan (2010) lo estudia desde el marco existencial y transpersonal. Estas

consideraciones pueden ser ampliadas si se incluyen las formas de acercamiento del

duelo a través de los procesos culturales, religiosos y espirituales, sociales, políticos e

1
incluso económicos. Estas configuraciones, se encuentran fuera del espectro del análisis

de esta investigación. No obstante, cabe señalar que la historia nos lleva a considerar que

el duelo era visto como un proceso natural o parte de la vida “natural kind” (Granek,

2010) que paulatinamente pasó a ser objeto de atención psicológica o un constructo visto

desde el punto de vista social y humano “human kind”; posteriormente conceptuado y

clasificado dentro del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.

Históricamente, el proceso de la muerte y el duelo ha sido un tema de interés que

ha dejado su huella en la filosofía, el arte, la medicina, la política, la cultura, la religión y

la investigación. Los acercamientos desde la academia se han caracterizado por un

enfoque científico y salubrista (Gala et al., 2002). La muerte como parte misma de la vida

es objeto de estudio de la filosofía; es centro de la discusión y es parte del discurso

religioso; el ser humano, en general, vive temiendo el momento de su muerte y la de los

suyos, abrazando a su vez el concepto de la vida (Kübler-Ross, 1986; Worden, 1997;

Gala et al., 2002; Navarro, 2007; Pinzón, 2010).

En Puerto Rico, el duelo se ve matizado por las creencias judío-cristianas; por el

proceso histórico-político, social y cultural. Así el duelo y el luto van evolucionando

desde un velatorio familiar y comunitario hasta la actualidad donde la inclusión de la

tecnología y la presión del tiempo o la economía estipulan nuevas formas de manifestar el

dolor, vivir la separación por la pérdida y reconstruir la vida luego de la muerte de un ser

querido. En nuestra historia como pueblo, los rituales de duelo han dejado su huella en la

expresión artística representando momentos y creencias determinados. Este proceso

luctuoso, está representado por la pintura El Velorio de 1893 del gran Maestro de la

pintura Francisco Oller (Alegría & Rivera, 1999).

2
El duelo se convirtió en objeto de estudio de la psicología a partir de las primeras

décadas del siglo XX. De acuerdo con Granek (2010), Freud fue pionero en explorar el

fenómeno del duelo en su ensayo Mourning and Melancolia de 1917. Desde este

momento en particular y para los efectos de esta tesis comenzaremos a examinar la

evolución psicológica del concepto de duelo. Sin embargo, es importante señalar que

estudiosos como Burton en el siglo 16 y 17, Benjamín Rush en el siglo 18 y 19; Darwin

en el siglo 19 y Shand entre el siglo 19 y 20 abordaron el tema del duelo (Granek, 2010).

Freud, en su análisis sobre el duelo no consideró el mismo como un proceso

patológico (Freud, 1917; Granek, 2010). No obstante, a partir de su trabajo, el concepto y

las teorías fueron evolucionando hasta enmarcar en el presente, el duelo en un contexto

de salud-enfermedad (Boelen, Van den Hout & van den Bout, 2006; Zisook & Shear,

2009; Johnsen et al., 2012). No es menos cierto que el duelo puede asumirse como parte

de nuestro crecimiento y desarrollo, como parte de una crisis vital o puede ser

circunstancial en la vida del ser humano (Kübler-Ross, 1986, 2000, 2006, 2007).

La muerte como parte de nuestro proceso de vida o como un evento inesperado

induce a “un estado temporal de trastorno y desorganización” (Slaikeu, 2000) como

cualquier otro hecho crítico, vital y determinante de la existencia. Pinzón (2010) se

refiere a las pérdidas como experiencias de carácter universal. Este período marca para el

doliente un estado de confusión y dolor donde el tiempo constituye una realidad que no

detiene su paso ante las circunstancias humanas. Para el doliente su reloj cronológico

muchas veces se ha detenido para entrar en un mundo de tiempo subjetivo que congela su

vida a un solo momento de su historia, el momento donde se encontró con la realidad de

3
la muerte. Sin embargo, para todos aquellos que le rodean, el tiempo continúa siendo el

mismo que marca el reloj.

El tiempo subjetivo, encuadra la forma en que las personas manejan situaciones

importantes en su vida. La percepción de este tiempo no necesariamente correlaciona con

el tiempo cronológico (Navarro, 2007). Más aún, dos personas viviendo una misma

situación pueden percibir el paso del tiempo de formas diferentes. Pascual (2013) en su

artículo titulado Duelo indicó desde una perspectiva integrativa, lo siguiente: “El duelo

tiene una cronología indeterminada, no podemos establecer exactamente cuándo empieza

ni cuando termina, en algunos casos puede durar toda una vida”.

La literatura reciente sobre duelo establece entre 6 meses a 1 año como un término

razonable para resolver un duelo (Meza, et al., 2008; Millán-González & Solano-Medina,

2010). Hace apenas unas décadas se consideraba que el duelo debía estar resuelto en un

término que fluctuaba de meses a años (Muñoz, s.f.). Elisabeth Kubler - Ross y David

Kessler, en su libro On Grief and Grieving (2007), sugieren que la aceptación de la

pérdida o de la muerte puede prestarse a la malinterpretación por parte de los dolientes y

las personas de su entorno. Más adelante comentan, “gradualmente, a su propio ritmo” las

personas comienzan a encontrar alguna paz con lo que ha sucedido. Este proceso podría

durar años. Worden (1997) refirió que “es imposible establecer una fecha definitiva”, y

cita “4 meses, 1 año, 2 años, nunca”. Para Zisook y Shear (2009), la intensidad y

duración del duelo es muy variable y va a depender de factores como la personalidad, los

tipos de apego, la vulnerabilidad, la edad y la salud, la identidad espiritual y cultural,

apoyos y recursos, el número de pérdidas experimentadas, la naturaleza de la relación, la

relación, el tipo de pérdida, entre otros factores.

4
Aparentemente, el duelo, en términos de duración e intensidad, ha evolucionado

desde la perspectiva de nuestra propia naturaleza humana y temporal, así como acorde a

las opiniones, visiones, conjeturas y teorías científicas o a la influencia de los cambios

continuos y atropellados del siglo XX y XXI. En ese contexto, el DSM 5 no establece un

tiempo determinado de duelo; no obstante, sugiere que la persona que atraviesa por la

pérdida puede también pasar a la vez por un episodio de Depresión Mayor o síntomas

cónsonos con este episodio, siendo uno de sus criterios de diagnóstico la persistencia de

los síntomas por un período de dos semanas. De esta forma queda a discreción del

criterio clínico determinar si la expresión del duelo es normal, prolongada, patológica o

complicada de acuerdo con las manifestaciones de duelo e historial del individuo y las

normas culturales en las que se desarrolla la expresión de la pérdida. Cabe preguntar

entonces, cómo estos componentes enmarcan la visión de un duelo “normal” o patológico

y cómo definen o delimitan su duración. ¿Cómo influyen en la manifestación de la

intensidad del dolor? ¿Qué efecto causa esto en los deudos? ¿Se delimita en el tiempo la

duración “normal” del duelo? Se debe considerar correcto el planteamiento de la

literatura, que sugiere un período de resolución del duelo, entre 6 meses a 1 ½ año. No

cumplir este parámetro, representa entonces que, ¿el duelo es prolongado? Un duelo

prolongado, ¿es complicado o patológico?

Estas preguntas se esbozan en una sociedad en la cual el tiempo y lo que el

individuo haga con él es determinante de su éxito y sus relaciones. El individuo en duelo

no es una persona aislada, sino que convive e interactúa con otros continuamente. Esta

interacción se produce en un tiempo definido, con un espacio determinado y bajo

circunstancias emocionales construidas. En épocas pasadas, y de acuerdo con la tradición

5
oral, las viudas vestían de negro rigurosamente por un período de varios años. Evitaban ir

a fiestas y limitaban sus actividades sociales. Hoy en día las viudas deben incorporarse a

sus trabajos de acuerdo con las normas estipuladas por sus patronos o lo que legalmente

se espera como aceptable. De otra forma se exponen a perder su empleo y, por tanto,

agregar una posible preocupación económica a su proceso de duelo. Las presentes leyes

laborales en Puerto Rico no incluyen o regulan licencias por concepto de duelo, contrario

a la legislación que puede existir en otros países a este respecto (ver Ley número 165 del

año 2002 en Derecho Laboral, lexjuris 2015; refiérase a Departamento del Trabajo y

Recursos Humanos de Puerto Rico). Usualmente estos días donde el doliente se ausenta

de sus labores, se toman con cargo al balance que, por vacaciones o enfermedad, tiene el

empleado. De hecho, solo existen algunas disposiciones contractuales que regulan los

días de duelo según sean los lazos consanguíneos (usualmente entre 1 a 5 días

laborables).

Posteriormente, a los consultorios de especialistas en psicología u otros

profesionales llegan personas consternadas debido a las presiones que sienten por parte

de familiares, amigos y compañeros de trabajo para lo que ellos llaman “integrarse

nuevamente a la vida”, luego de una pérdida significativa. Expresiones como “pasa la

página; es tiempo que dejes de llorar; ya pasaron 3 meses, debes superarlo; ya pasó 1 año;

ya pasaron 5 años desde que perdiste a tu hijo” cuestionan y afectan a los deudos. Es

evidente que cada época, cultura y sociedad ha fijado sus propios procesos para enmarcar

las pérdidas incluido el tiempo en que se espera se resuelva el duelo.

En la sociedad actual los grandes avances científicos y médicos, así como la

globalización han impulsado grandes cambios sociales y tecnológicos a velocidades

6
vertiginosas. El ritmo de vida parece ser más rápido; pero ¿se traduce esto en una

restricción y disminución del proceso de duelo? ¿Qué significado tiene para los deudos?

¿Qué es y cuál es el período razonable para realizar el llamado “trabajo del duelo” según

Freud (1917)?

Esto plantea el problema de la necesidad del doliente de manejar su duelo

efectivamente no sólo como parte de un proceso de sanación y recuperación de la pérdida

sino como parte de una exigencia social (Van der Hart & Goossens, 1991). Muchos

deudos se sienten compelidos a realizar actividades que no desean y a evitar la

manifestación de sus emociones con el propósito de obviar las críticas y comentarios en

torno a su pena. La participación en estas actividades, el exponerse a las opiniones y

comentarios de los demás, así como el limitar o inhibir la expresión de su pérdida puede

afectar el proceso de duelo que intrínsecamente es individual.

Si realmente, existe una discrepancia en el tiempo que una persona necesita para

experimentar y vivir su duelo, y entre la forma en que la sociedad percibe este mismo

tiempo, entonces el doliente podría estar experimentando estresores emocionales

adicionales de los que su duelo normal les exigiría. Estos estresores pudieran servir como

detonantes para contribuir a un proceso patológico o complicado del duelo. Incluso es

razonable pensar que tal vez, no es el duelo, el problema y si, uno de los problemas para

que un duelo asuste, intimide, se complique o sea patológico se relacione a la aceptación

de que se necesita tiempo para asimilar los cambios, continuar o comenzar nuevos

caminos, entender el significado de los acontecimientos, reestructurar las relaciones,

definir las metas y continuar viviendo. El tiempo como proponía Einstein y,

posteriormente, Stephen Hawking aparenta tener un significado relativo que puede

7
coincidir entre observadores siempre y cuando coexista una igualdad de condiciones

(González, 2007). Ciertamente, no existe una coincidencia o similitud, si fuéramos a

medirlo, entre la forma de experimentar el dolor entre el deudo, cercano al difunto; con

un familiar lejano, un amigo, un conocido y un extraño. Por lo tanto, podemos pensar que

el tiempo para recuperarse de una pérdida es un asunto relativo, que no se ata a

convencionalismos sociales ni tiene como referencia el tiempo que marca el reloj y que

no encarna al universo, solo es un signo más de la realidad.

Marco conceptual

La Teoría Ecológica de Sistemas de Urie Brofenbrenner (1979) según citado por

Härkänen (2007) y la Teoría Integrativa del Duelo de Catherine M. Sanders (1988),

pueden servir para guiar y explicar cómo las presiones sociales o las creencias sobre el

duelo influencian o impactan a los deudos. Considerando que vivimos en pequeños

subsistemas y sistemas interrelacionados debemos inferir que el individuo está expuesto a

constantes críticas y apreciaciones sobre su vida, su forma de actuar, su manera de

enfrentar los obstáculos y la forma en que enfrenta los hechos comunes de la existencia.

Brofenbrenner (1979) propone que los diferentes sistemas sociales nutren o

reprimen el desarrollo óptimo, la salud y el bienestar de las personas. Brofenbrenner

define cuatro sistemas básicos: el microsistema, el mesosistema, el exosistema y el

macrosistema. En esta investigación sobre duelo el microsistema básico lo representa la

familia. El mesosistema o dos microsistemas en interacción, pueden ser la familia y la

escuela o la familia y el trabajo, además del grupo de pares e incluso la vida social. El

exosistema es un sistema que ejerce influencia en los otros, pero no involucra la

participación directa de la persona como puede ser la clase social, la comunidad o la

8
iglesia. Para fines prácticos de esta investigación, en el duelo el exosistema, además de la

clase social, la comunidad o la iglesia, se refiere también a los diversos grupos o

asociaciones en que participamos, como aquellas deportivas o profesionales. El

macrosistema está representado por el contexto cultural o subcultura, lo económico, la

política, los aspectos sociales e intelectuales de un país donde se enmarca la conducta

individual y colectiva. Cada uno de estos sistemas tiene sus propios roles, normas y

funciones las cuales organizan el desarrollo o la vida de sus individuos en todos los

aspectos incluyendo la forma de manifestar el duelo.

Desde esta perspectiva podríamos sugerir que los teóricos del duelo son en cierta

forma estudiosos del desarrollo humano que ponen en contexto la experiencia humana de

la muerte de forma individual y social. De esta forma la Teoría Ecológica explicaría

como los diferentes sistemas sociales afectan la duración del duelo a través de las

relaciones de interdependencia existentes entre ellos. Podría citarse como un ejemplo

muy sencillo, a los estilos de apego que se desarrollan en los individuos en el

microsistema de la familia (Bowlby, 1969); y, la influencia de las relaciones

interpersonales y el ambiente familiar (De Groot, Neelemen, van der Meer, & Burger,

2010). El duelo se encuentra enmarcado en el exosistema que distingue a las clases

sociales, la comunidad y la iglesia donde se concentran los rituales de duelo y las

costumbres asociadas al mismo de acuerdo con las creencias particulares de estos grupos.

En el exosistema puertorriqueño, las expresiones y rituales de duelo más importantes se

pueden colocar en un marco religioso. Los ritos luctuosos inmediatos para los católicos

constituirán desde el período del velatorio hasta la conclusión de los rosarios, y luego, los

rezos del rosario en el aniversario de la muerte durante el primer año y años

9
subsecuentes. Para otras religiones, las manifestaciones religiosas por el fallecido serán

más cortas, tal vez, cubriendo el período del velatorio y luego, algún servicio religioso en

recordación del difunto.

En el macrosistema, las pautas morales y legales, como las interpretaciones de

salud y enfermedad, lo correcto y lo incorrecto; así como la corriente intelectual del

momento marcaran la trayectoria normal y anormal de un duelo. Un ejemplo cercano a

nuestra historia actual, lo representan las modalidades puertorriqueñas del “muerto parao,

en motora o en ambulancia” rompiendo los estereotipos y enardeciendo el discurso

popular del significado de tales expresiones e incluso la moralidad y la salubridad de tales

prácticas (Rosario & Suárez, 2010).

El mesosistema se ve representado en la relación del deudo o los deudos en su

interacción inmediata, continua y rutinaria del día a día con la familia nuclear, vecinos,

ambiente de estudio y trabajo. Cabe señalar, que esta relación se define a través de

patrones culturales y relacionales aprendidos, y cimentados en el exosistema y

macrosistema. No obstante, paradójicamente es en el mesosistema donde los individuos

actúan sus creencias y exteriorizan las reglas sociales o culturales incluyendo los

prejuicios o estereotipos. Por la cercanía e influencia directa o indirecta con el doliente,

por lo general, del mesosistema es donde surgen los comentarios acertados o

desafortunados que ejercerán presión psicológica y emocional en el deudo. Si la figura

del difunto es la de una persona pública, entonces el proceso de duelo puede verse

expuesto a presiones y estresores que se relacionan a visiones y fuerzas en común de los

exosistemas y macrosistemas.

10
Una última consideración en la Teoría Ecológica de Sistemas es el cronosistema o

el efecto del tiempo en los sistemas. Básicamente, se establece que hay una época

histórica en la cual vive el individuo y la cual lo afecta significativamente. Por ejemplo,

la época de la Primera y Segunda Guerra Mundial es diferente a la actual, conocida como

una época de tecnología y globalización. Por tanto, el tiempo es una dimensión que se

debe tomar en consideración cuando se habla sobre la influencia de los sistemas. Puede

decirse que se refiere a la estabilidad y el cambio, y como el individuo se conduce en

consecuencia.

Desde el marco teórico de Sanders (1988), las fuerzas psicológicas que influyen

en el duelo y en el bienestar del doliente se originan de moderadores internos y externos.

Los moderadores externos, son aquellos que constituyen la red de apoyo social, la

situación socioeconómica, la religiosidad, y la reacción de la comunidad tomando en

consideración las características de la muerte y quien fue la persona fallecida. Estos

moderadores externos afectarán el estado de progresión del doliente hacia la resolución y

homeostasis esperada. Para Sanders, la motivación del deudo es lo que le permite

moverse progresivamente en un esfuerzo continuo entre las fases del duelo hasta alcanzar

el término donde integra la pérdida a su vida, revitalizando su sentido de bienestar físico

y emocional; aprendiendo a vivir sin la persona amada con un nuevo sentido de sí mismo

y de la vida.

Tomando en consideración los moderadores externos explicados, y la influencia

que ejercen los sistemas en el individuo, se presupone que debe haber algún tipo de

dominio o golpe psicológico en el deudo cuando se emiten comentarios sobre su duelo

por las personas más cercanas en su red de apoyo, su comunidad religiosa y grupos donde

11
desarrolla su diario vivir. La opinión que emitan los profesionales también tendrá una

huella en el doliente, siendo que estas personas se asumen como figuras de autoridad en

su campo e incluso en el estatus social.

Como se señaló anteriormente, Sanders (1988) propone que el deudo se mueve

entre las diversas fases del duelo. En el modelo de Sanders, son 5 fases: aflicción aguda o

shock, conciencia de la pérdida, conservación/aislamiento, cicatrización y renovación.

Las fases descritas por Sanders facilitan un proceso de adaptación y crecimiento en el

deudo permitiendo al final la renovación de su vida. No obstante, no queda definido

cuando culmina este proceso en el deudo tomando en consideración el poder de los

moderadores internos y externos, además de la motivación del doliente en este asunto.

Sanders sugiere que este transcurso del duelo puede durar unos 3 a 4 años

(Sanders, 1988). Añade Sanders que el deudo puede moverse en este devenir entre las

fases, de acuerdo con las circunstancias, sin embargo, el duelo adviene con un final de

este proceso. Si es posible conocer, identificar y evaluar o aproximarnos a la evaluación

del peso directo de los comentarios de las personas que rodean al doliente, en cualquiera

de estas fases, se podría explorar si los mismos ayudan, interrumpen o convienen al

trayecto de duelo y al final de este proceso. Es imperioso reconocer como la presión que

ejerce la estructura social actual y nuestros sistemas, afectan el período de tiempo,

positiva o negativamente, en que la resolución del duelo debería elaborarse.

Revisión de Literatura

La palabra duelo proviene del término latino “dolium” que significa dolor (Díaz,

2011; Meza et al., 2008). El duelo puede ser parte de una crisis vital del desarrollo o

puede ser circunstancial en la vida del ser humano. Pinzón (2010) se refiere a las pérdidas

12
como experiencias de carácter universal por lo cual no considera el duelo como un

proceso patológico sino una reacción “normal” ante el evento. Para Slaikeu (2000), la

muerte como parte de nuestro proceso de vida o como un evento inesperado induce a “un

estado temporal de trastorno y desorganización” como cualquier otro hecho crítico, vital

y determinante de la existencia.

Para Freud (1917) el proceso de dolor por la pérdida representa un retiro gradual

de la energía emocional o libido invertida en el objeto amado que evoluciona a través de

un proceso donde se absorbe el yo. El trabajo que realiza el doliente durante este proceso

de duelo y una vez cumplido el mismo, consiente la liberación del yo. Entonces, la

energía libidinal se invierte en un nuevo objeto independientemente de su esencia

(persona, ideal, patria).

Freud, (1917), Lindemann (1944), Engel (1960), Parkes (1970), Pollock (1972),

Kubler-Ross (1974), Wordon (1983), Bowlby (1983), Rando (1988), Sanders (1989),

Horowitz (1997), Prigerson (1995), Zisook (1988), entre otros teóricos que han estudiado

el duelo han realizado importantes aportaciones para entender el proceso que pasan los

dolientes. A través de sus estudios, se ha contextualizado la duración, el esfuerzo, el

trabajo y los factores que afectan el desarrollo del duelo y la posible recuperación del

doliente.

Lindemann (1944) habla sobre el trabajo del duelo definiendo el mismo como un

proceso psicológico relativamente pasivo y universal. Sullivan (1953) se aproxima al

duelo deliberando en el significado de las relaciones. Bowlby (1983) lo entiende como

una respuesta adaptativa (Guic & Salas, s.f.). Bowlby describió 4 etapas para el duelo y

de acuerdo a su teoría del apego, explica cómo afectan la formación de los vínculos

13
afectivos las manifestaciones del duelo. Navarro (2007) dice que la meta de la conducta

de apego es mantener un vínculo afectivo, por consiguiente, cualquier situación que

parezca ponerlo en peligro provoca una acción destinada a preservarlo. Cuanto mayor es

el peligro de sufrir una pérdida, más intenso y variado serán las acciones destinadas a

impedirlo. Esta conducta de apego llega a ser manifestada en diferentes formas, en

algunos casos hay quienes se niegan a realizar cualquier cambio en la vivienda, el cuarto

y pertenencias del fallecido o fallecida.

Pollock (1972), propuso dos fases de duelos. Se refirió sobre el duelo como un

proceso adaptativo del ego que conlleva consigo otras pérdidas secundarias. Engel (1960)

propone 6 estados o fases del duelo que responden a la respuesta de las personas a

situaciones de peligro. Parkes (1983) considera el duelo como un trauma y un estresante.

La Dra. Catherine M. Sanders (1988) describe su Teoría Integrativa del Duelo en

5 fases. Como se ha mencionado anteriormente, esta teoría integra fundamentos

biológicos, la personalidad, la motivación, así como variables internas y externas. Este

proceso puede ser más corto para algunas personas o más largo para otras, dependiendo

de estos elementos. La persona atraviesa las fases del duelo como una forma de

progresión hacia la homeostasis. Según Sanders la duración del duelo depende de los

factores ya descritos, no obstante, alcanzar nuevamente la homeostasis y la recuperación

podría fluctuar entre 3 a 4 años. La literatura reciente habla de entre 6 meses a un año

(Rosner, Pfoh, & Kotoucová, 2011)

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, texto revisado

(DSM-IV-TR) codificaba el duelo con el Código V62.82 y lo consideraba como no

atribuible a trastorno mental. Su definición decía que representaba “la reacción ante la

14
muerte de una persona querida”. El duelo complicado no está incluido en la clasificación

del DSM-IV-TR debido a la falta de consenso para su definición (Díaz, 2011). Este

mismo autor menciona una serie de síntomas que “agravan el duelo normal y lo acercan

al patológico o como también se le conoce: complicado, traumático, crónico”. Estos 6

síntomas son:

1. Culpa por las cosas, más que por las acciones.

2. Pensamientos de muerte, más que voluntad de vivir.

3. Preocupación mórbida con sentimientos de inutilidad.

4. Enlentecimiento psicomotor acusado.

5. Deterioro funcional acusado y prolongado.

6. Experiencias alucinatorias distintas de las de escuchar la voz o ver la imagen

fugaz de la persona fallecida.

De Groot, Neeleman, Van Deer Meer y Burger (2010) señalan que un duelo

complicado se caracteriza por evitación, incredulidad, entumecimiento, desprendimiento,

irritabilidad excesiva e ira. Boelen, Van Den Hout y Van Den Bout (2006) hacen un

acercamiento desde el modelo cognitivo conductual sobre tres procesos que son cruciales

para el desarrollo y mantenimiento del duelo complicado: insuficiente integración de la

pérdida en la conciencia autobiográfica, creencias negativas generales (global) y una

mala interpretación de las reacciones de duelo, además de estrategias para eludir la

ansiedad y la depresión. Prigerson (1995) diferencia los síntomas por la “pena

traumática” de los síntomas de “malestar traumático”. Tanto Prigerson como Díaz y otros

autores señalan que es importante establecer una diferencia en torno a un duelo normal,

uno complicado y diagnósticos como Depresión Mayor, Trastorno por Estrés

15
Postraumático, Trastorno depresivo Mayor y Trastorno Adaptativo. Rando et al. (2012)

explica que, en las últimas décadas, el duelo “complicado” incluye múltiples adjetivos o

categorías: ausente, anormal, complicado, distorsionado, mórbido, mal adaptativo,

atípico, intenso y prolongado, sin resolver, neurótico, disfuncional, crónico, tardío e

inhibido.

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM 5 (2014)

tampoco incluyó el diagnóstico de duelo complicado como otros problemas que pueden

ser objeto de atención clínica. En todo caso se hace referencia al duelo y se le define

como la reacción “normal” ante la muerte de un ser querido. Señala que muchas veces el

objeto de consulta para el profesional serán los síntomas asociados al duelo como puede

ser el insomnio. Considera que la duración del duelo varía considerablemente de acuerdo

con las diferentes culturas. Añade el DSM 5 que la depresión mayor puede considerarse

clínicamente en el proceso de duelo cuando los pensamientos de muerte del doliente van

dirigidos a poner fin a su vida, y la tristeza se caracteriza por una profunda infelicidad,

autocrítica y rumiar o pensar de forma pesimista, persistente y continua.

Johnsen (2012) comenta que hay un número considerable de personas que tiene

reacciones complejas mal adaptativas relacionadas a su proceso de duelo. Johnsen explica

que, de acuerdo con la revisión de artículos sobre el duelo, las intervenciones para los

duelos normales no son necesarias. Según la muestra de 262 participantes en su estudio

Participants with prolonged grief: ¿How do they benefit from grief group participation?,

al término de un año, el 11% de los participantes cumplía con los criterios para un duelo

prolongado (complicado), otro 24% cumplían con estos mismos criterios luego de uno a

dos años de la pérdida y el 35% de los participantes, entre dos a cinco años. Serrano

16
(2002) argumenta que los modelos cognitivos, de aprendizaje y de estrés pueden explicar

las formas de afrontar un duelo, y sirven como predictores para reconocer a aquellas

personas más propensas a desarrollar un duelo patológico, lo que para Johnsen sería un

duelo prolongado o complicado.

Un punto importante que debemos señalar es que la literatura y las

investigaciones son las que han descrito o se han aproximado a definir el significado de

un duelo complicado o patológico y como se ha mencionado, no hay un consenso para

esta definición. Para 1980, Bowlby alegaba que “la duración del tiempo durante el cual

persistían los procesos defensivos”, y su “influencia” en el funcionamiento mental

diferenciaban las formas saludables de duelo (Serrano, 2002). Meza y colaboradores

(2008) señalan que el duelo normal es una reacción humana a la muerte de un ser querido

y que puede variar en sus manifestaciones. Indican que el duelo patológico se plantea

cuando esas anomalías se extienden en el tiempo o derivan en otro problema psiquiátrico.

Tomando en consideración estas formas de definir el duelo patológico, el estudio

de caso realizado por el Dr. Alfonso Martínez-Taboas (2014) puede asumirse como una

buena representación de este axioma. Según cita el Martínez-Taboas, un caso típico de un

luto no resuelto se refiere, y según conceptualizado por Worden (2009), a la

manifestación de síntomas psiquiátricos, entre ellos somatizaciones, depresión y ansiedad

como producto de una pérdida que no se ha reconciliado. El caso presentado por el

Martínez-Taboas en su libro, habla sobre un participante que presentaba convulsiones

psicógenas a partir de la pérdida de su hijo y que, luego de 10 años de esta muerte, aún se

manifestaban con un considerable deterioro de su bienestar emocional, físico y social. Sin

duda, los síntomas emocionales definen el concepto de patología en el duelo al igual que

17
la persistencia de estos en el tiempo. Esto a su vez sugiere que un duelo termina cuando

la persona puede pensar sin dolor en el fallecido e invierte nuevamente sus emociones en

la vida y en los vivos, no en su dolor y su pérdida.

Hasta ahora se ha hablado del duelo en general y del duelo en adultos, no

obstante, es meritorio considerar y evaluar el impacto del duelo en los niños y niñas.

Cabe señalar, que los autores sobre duelo infantil (Moraza, 2003; Pérez-González, 2009)

enfatizan en la importancia de la psicoeducación temprana con el propósito de utilizar las

diversas oportunidades y vivencias neutrales (Moraza, 2003), que durante el desarrollo

infantil facilitan la educación sobre el significado de la vida y la muerte. Educar a los

niños y niñas cuando la muerte de un ser querido se produce, en especial si son los padres

o figuras representativas significativas, puede resultar más complejo debido a que los

adultos se encuentran manejando sus propias emociones, reacciones y dolor (Pérez-

González, 2009; Cid Egea, 2011; Moraza, 2003). En ocasiones, será necesaria la ayuda

de familiares más lejanos, amigos o un profesional para ofrecer la educación y apoyo que

requieran los miembros más pequeños de la familia o los adolescentes. La educación

temprana puede facilitar el entendimiento del menor de acuerdo con su etapa de

crecimiento y desarrollo, disminuyendo las respuestas desadaptativas como temor,

problemas de conducta en la casa y en la escuela, entre otras manifestaciones de un duelo

no resuelto o complicado en la niñez y adolescencia.

Dice Eudora Welty (citada en Pinzón, 2010) que “los acontecimientos de nuestras

vidas se suceden en frecuencias de tiempo, pero, en su significado para nosotros/as,

siguen su propio orden… el hilo continuo de la revelación”. Así parece ser con el duelo;

es un acontecimiento que ocurre en un momento determinado, pero con un significado

18
particular e individual, que se revela con el devenir del tiempo, el cual aparentemente no

tiene un límite preestablecido. Lo que sabemos del final de este proceso, según los que

han estudiado este tema, es que el final viene determinado por la aceptación de la

pérdida, la ausencia de sintomatología psicológica, y la renovación de la vida con mayor

o menor inclinación a la felicidad y la paz.

Preguntas de Investigación

1. ¿Cuáles son los efectos emocionales en los sobrevivientes de duelo que escuchan

comentarios de familiares, compañeros de trabajo y amistades en relación con la

prolongación de su tristeza por la pérdida de un ser querido luego de transcurridos

3, 6, 9 y 12 meses?

2. ¿Cómo afecta a los dolientes la percepción de los profesionales en el campo de la

psicología, en términos de la duración de su duelo, luego de transcurridos entre 6

a 12 meses de su pérdida?

3. ¿Existen diferencias al comparar los efectos emocionales de los comentarios

realizados por familiares, compañeros de trabajo, amistades o profesionales entre

los diferentes grupos de edad de los deudos (infantes, niños/as, adolescentes,

adulto joven 18-25, adulto 26-40, adulto mayor 40-65 años y mayores de 65

años)?

Hipótesis Empíricas

1. Los efectos emocionales en los sobrevivientes de duelo que escuchan comentarios

de familiares, compañeros de trabajo y amistades en relación con la prolongación

de su tristeza por la pérdida de un ser querido generan un duelo prolongado,

complicado o patológico.

19
2. La percepción de los profesionales en el campo de la psicología, en términos de la

duración de un duelo facilita el que se vea el proceso de duelo como una

enfermedad y afecta el desarrollo normal del mismo.

3. Al comparar los efectos de los comentarios entre los diferentes grupos de edad se

espera que los adultos entre 40 a 65 años manejen con más efectividad dichos

comentarios.

Definición de las Variables

Variable independiente. La definición conceptual de la variable independiente es

todo aquel comentario que se pueda identificar en términos generales como un intento de

limitar el periodo de duelo de una persona y sus manifestaciones enmarcadas en un

contexto de tiempo predeterminado por quien hace el comentario.

Variable dependiente. La variable dependiente será la reacción del doliente en

términos de la forma en que se afecta la duración e intensidad de su duelo debido a los

comentarios que escucha transcurridos 3, 6, 9 y 12 meses de la pérdida.

Definición de Términos

Duelo. Según Alba Payás, citado por Gil-Juliá (2008) El duelo es la respuesta

natural a la pérdida de cualquier persona, cosa o valor con la que se ha construido un

vínculo afectivo, y como tal, se trata de un proceso natural y humano, y no de una

enfermedad que haya que evitar o de la que haya que curarse. La expresión del duelo

incluye reacciones, que muy a menudo se parecen a aquellas que acompañan a trastornos

físicos, mentales o emocionales. Es importante ser muy cauteloso en la interpretación de

ciertas expresiones de duelo que pueden aparecer como patológicas y ser, en realidad,

20
manifestaciones totalmente naturales y apropiadas, dadas las circunstancias particulares

de la pérdida.

Duelo complicado. No puede limitarse a un síndrome o trastorno. Hay muchas

formas de duelo complicado (Rando et al., 2012).

Duelo anticipado. Hace referencia al duelo que se produce antes de la pérdida real

(Worden, 1997).

Duelo inhibido. Se niega la expresión del duelo porque la persona no afronta la

realidad de la pérdida (Meza et al., 2008).

Duelo crónico. Tiene una duración excesiva y nunca llega a una conclusión

satisfactoria. Un duelo crónico puede llegar a ocupar toda una vida. Cobo Medina sugiere

que existen personas estructuradas existencialmente por el duelo, en las que este

determina el núcleo constitutivo de su existencia (Meza, García, Torres, Castillo, Sauri &

Martínez, 2008).

Otras definiciones, entre ellas las de Zisook & Shear (2009), refieren que en

ocasiones se intercambian entre sí en la literatura inglesa y sus términos pueden

confundirse se refieren a:

1. Bereavement. Se usa para referirse al hecho de la pérdida

2. Grief. se usa este término para describir las respuestas emocionales, cognitivas,

funcionales y conductuales del deudo

3. Mourning. Se usa para referirse a las manifestaciones conductuales de la pérdida,

las cuales son influenciadas por los rituales sociales y culturales, tales como

funerales, y otras costumbres.

21
Yoffe (2012) indica que en la lengua española se sintetizan todos estos

significados en la palabra duelo.

22
Capítulo II

Metodología

Diseño de Investigación

La investigación sobre el tema expuesto se realizará con un diseño metodológico

de carácter cualitativo. De acuerdo con Hedrick, Bickman y Rog (citados por Dania,

2005), el propósito general de la investigación descriptiva es proveer una imagen del

fenómeno como ocurre naturalmente, obtener información de este y estimar la

prevalencia del hecho. Según la definición del método de investigación, este

procedimiento se refiere a un conjunto de operaciones o actividades que, dentro de un

proceso preestablecido, se realizan de una manera sistemática para conocer y actuar sobre

la realidad (Pérez 1994, según citado por Rojas, 2013).

La metodología de tipo cualitativo nos ofrece el marco procedimental,

estructurado, ordenado y sistematizado que permite una aproximación hacia el fenómeno

que nos ocupa en este estudio. En esta investigación, se utilizará la técnica de entrevista

semi estructurada donde se utiliza una guía de preguntas para guiar la entrevista que se

realizará a una muestra representativa de aquellos profesionales de psicología y médicos

que cuentan con la experiencia en el manejo del duelo con la población puertorriqueña.

La muestra representativa de estos profesionales se conformará con, entre 5 a 10

participantes voluntarios o en su defecto, la misma estará sujeta a la disponibilidad de

participación de estos profesionales en Puerto Rico, por lo cual, la muestra continuará

siendo una de carácter representativo. Por otra parte, estos cuestionarios facilitarán la

homogeneidad del proceso, además de la recolección de información y posterior análisis

de los datos para el investigador y también para todos aquellos que interesen acceder a

23
los resultados de la investigación. Al ser una entrevista de carácter semi-estructurado

también se brinda la oportunidad de aclarar respuestas, introducir preguntas adicionales

para precisar conceptos, contextos e información y obtener más información sobre el

tema planteado (Rojas, 2013).

Las entrevistas de carácter semi estructuradas de acuerdo con comentarios de

Bernard (1988, citado por Vela, 2001):

…funcionan adecuadamente en aquellas investigaciones que se interesan por

interrogar a miembros de elite de alguna comunidad, personas que tienen poco

tiempo o que están acostumbradas a usar eficientemente su tiempo. Aplicar este

tipo de entrevistas, además ayuda al entrevistador, porque al contar con temas o

preguntas preestablecidas demuestra al entrevistado que está frente a una persona

preparada y competente con pleno control sobre lo que quiere y le interesa de la

entrevista, sin que con ello se llegue a ejercer un dominio total sobre el

informante. Así en la entrevista semi estructurada, el entrevistador mantiene la

conversación enfocada sobre un tema particular y le proporciona al informante el

espacio, y la libertad suficiente para definir el contenido de la discusión.

Además, la plantilla de datos de los profesionales que participen en el cuestionario

recogerá información sobre: profesión y grado obtenido; certificaciones y educaciones

continúas relacionadas a duelo o cursos en tanatología que puedan haber tomado; edad,

sexo; pueblo donde ejerce, si la zona es rural o urbana; años de experiencia en general,

años de experiencia en el manejo del duelo, entre otros datos. El cuestionario elaborado

para la entrevista semi estructurada se puede ver en los apéndices.

24
Descripción de la población y selección de la muestra

La población estará constituida por profesionales con doctorado en el campo de la

psicología, psiquiatría o medicina que cuenten con cinco años de experiencia en manejo

del duelo en Puerto Rico. También se incluirán a psicólogos y psicólogas con maestría,

que cuenten con una experiencia de 10 años o más en el manejo del tema de duelo.

Como se mencionó, la muestra se constituirá por 5 a 10 profesionales, que cumplan con

los criterios anteriormente descritos o estará sujeta a la disponibilidad de la participación

de los profesionales, que igualmente cumplan con los mismos criterios. Esta muestra es

de carácter representativo de estos gremios profesionales que trabajan con el duelo.

Tomando en consideración este criterio de disponibilidad, los participantes del estudio

pueden pertenecer a cualquier zona o región geográfica de Puerto Rico, aunque

inicialmente se comenzará la selección de los participantes de las zonas geográficas del

norte y sur, y si fuera necesario, entonces se buscarán participantes en las zonas este,

oeste y central de Puerto Rico. El reclutamiento de estos profesionales se realizará

revisando las guías telefónicas y anuncios de los servicios profesionales en “internet” o

los periódicos. Esto pre cualificará a los participantes, quienes posteriormente, en la

primera comunicación telefónica o personal con ellos, deberán confirmar si cumplen con

los requisitos mínimos de experiencia en el tratamiento de duelo de acuerdo con lo

previamente establecido para esta investigación.

La muestra solo se compondrá según los criterios establecidos en el párrafo

anterior y la disponibilidad de estos profesionales para participar de la investigación. Se

espera contar, con al menos, una muestra mínima de 5 y máxima de profesionales, pero

25
dicha muestra estará sujeta a la disponibilidad de participación de los profesionales. El

objetivo de la entrevista debe concretarse en 2 horas.

Proceso de recopilación de los datos

Para recopilar los datos la investigadora procederá a identificar y contactar a los

profesionales con doctorado en el campo de la psicología, psiquiatras o médicos con

doctorado que cuenten con 5 años de experiencia en manejo del duelo en Puerto Rico y a

aquellos psicólogos y psicólogas con maestría, que cuenten con una experiencia de 10

años o más en el manejo del tema. Este es el criterio básico de inclusión para la muestra;

los que no cumplan con el mismo serán excluidos del estudio. El primer contacto con los

profesionales se realizará por teléfono o personalmente. En este primer encuentro se

explicará el objetivo de la investigación, se verificará si cumplen con el criterio de

inclusión y se confirmará la disponibilidad para participar de la investigación. Se

excluirán de la muestra los profesionales que no cumplan con los requisitos precedentes.

Posteriormente, se les entregará la Hoja Informativa y se les explicará en detalle que el

diseño de esta investigación, así como su participación en la entrevista no debe

representar riesgo o molestia alguna. También se les hablará sobre los beneficios de la

investigación, como fomentar la educación y la aceptación del significado del tiempo en

los procesos de duelo sin la necesidad de restringir los mismos a un proceso patológico o

tóxico. Discutida la Hoja Informativa en detalle se procederá a completar la plantilla de

datos de los profesionales que aporta los datos demográficos y se efectuará la entrevista

semi estructurada.

26
Análisis Estadísticos

Una vez finalizado el proceso de entrevistas, se procede al análisis de la temática

de las respuestas categorizadas a través de la guía de preguntas. Se realizará un análisis

de contenido con un enfoque objeto-sujeto donde la relevancia se concentra en la

información obtenida en las respuestas. Los resultados de las entrevistas se presentarán

en forma narrativa, realizando un resumen de las generalizaciones y diferencias

generadas por las respuestas que apoyan o difieren de las preguntas e hipótesis de

investigación propuestas.

Es importante mencionar, que los documentos recopilados, entiéndase, los datos

demográficos, información o respuestas obtenidas en el curso de las entrevistas,

transcripciones de entrevistas, codificaciones, herramienta de investigación y datos,

resultados o análisis en general que se desprendan de las entrevistas serán almacenados

de forma separada en un archivo privado bajo llave en la oficina de la investigadora

principal por un período de 5 años; transcurrido este periodo, todos los documentos serán

triturados.

27
Capítulo III

Resultados

En el presente capítulo se describe en detalle los datos recopilados en el

transcurso de la investigación de acuerdo con la experiencia profesional de Psicólogos

con práctica en Puerto Rico. Su experiencia sirve como el trabajo de campo desde el cual

se obtienen los datos concretos del quehacer diario, tal y como se circunscriben los

hechos y las relaciones entre terapeuta y cliente. La recolección de información fue

orientada por una amplia guía de preguntas que se utilizó para realizar una entrevista

semi estructurada que permitió a su vez, brindar cierta uniformidad y dirección para la

obtención de datos, a la vez que, facilitó la libre expresión y reflexión sobre los temas

abordados. Como resultado, se obtuvieron ejemplos concretos de las experiencias, que se

encuentran solo en contextos terapéuticos, aportando a la investigación datos únicos que

enmarcan el análisis de los objetivos, preguntas e hipótesis propuestas para este estudio.

Respuestas, que son de vital importancia para ampliar el conocimiento científico que

fundamenta el tratamiento y la relación terapéutica en áreas de la psicología y la salud.

A partir de los datos obtenidos, se establecieron generalizaciones y diferencias

entre las respuestas, tratando también de explicar las mismas de acuerdo con el carácter

fenomenológico que caracteriza el proceso por el cual atraviesan los clientes y sus

terapeutas. Es meritorio aclarar que, debido al carácter dinámico de las entrevistas semi

estructurada, no todas las preguntas fueron discutidas para cada entrevistado, o no todas

las preguntas compuestas fueron elaboradas en cada entrevista o con alguno de los

sujetos entrevistados. La variación en la metodología de las entrevistas semi estructuradas

realizadas, obedeció a la complejidad y profundidad del tema, desde donde surgieron

28
preguntas en función de las respuestas del entrevistado o fue preciso ampliar las

respuestas para seguir y explorar el curso de las explicaciones de acuerdo con el

conocimiento adquirido, las teorías del duelo, la idiosincrasia cultural y el entramado

histórico-social puertorriqueño.

Se incluye en este capítulo, un breve perfil sociodemográfico de los participantes

que provee las características básicas de esta muestra de acuerdo con el objetivo general

del estudio. Debido al tamaño de la muestra, y las particularidades u objetivos de la

investigación no se considera necesario, llevar a cabo amplios datos estadísticos; no

obstante, es de vital importancia conocer con deferencia a la privacidad y

confidencialidad comprometida para los entrevistados, sus cualificaciones más básicas

que le permiten participar y aportar de su saber a la investigación científica del campo

que nos compete. Cabe mencionar, que la muestra propuesta fue de entre 5 a 10

profesionales provenientes de los campos de la psicología, psiquiatría o medicina que

tuvieran entre 5 a 10 años en experiencia del tratamiento del duelo, y en su defecto,

obtener una muestra por disponibilidad. La cantidad de entrevistas logradas fue solo de 4

debido, entre otras razones, a las dificultades que enfrentó el país luego del paso de los

huracanes Irma y María, donde se vieron afectadas las comunicaciones telefónicas o

muchas de las oficinas médicas y centros de salud estuvieron inoperantes por meses

debido a la falta de servicios básicos como electricidad, situaciones que dificultaron la

respuesta y la capacidad para que los profesionales participaran de investigaciones e

incluso pudieran ofrecer sus servicios.

29
Descripción sociodemográfica de participantes

La composición de la muestra se realizó por disponibilidad. Se contactaron un

total de veintidós centros y oficinas psicológicos, y de salud mental (algunos de ellos con

psiquiatras y donde usualmente, se desempañaban al menos dos psicólogos). Se

realizaron un total de veinte llamadas telefónicas y dos contactos a través de correo

electrónico. Se logró formalizar entrevistas con cuatro de seis psicólogos, que accedieron

a participar del estudio. Se perdió, el contacto telefónico y por correo electrónico, con

otro profesional que había accedido a participar del estudio; no se pudo tener acceso a su

oficina por el deterioro en las infraestructuras de carreteras debido a condiciones

ambientales. Uno de los profesionales contactados no pudo participar a pesar de haber

dado su consentimiento por teléfono, ya que una vez se visitó la oficina para realizar la

entrevista, se confirmó que la investigadora principal le había ofrecido servicios de

evaluación por lo cual, respetando la ética de la profesión, la entrevista fue suspendida.

Otro profesional, con la cual se estableció comunicación por correo electrónico,

declino participar del estudio. Por lo tanto, la muestra quedó constituida por 4

profesionales, todos del campo de la Psicología y de origen puertorriqueño. De estos, dos

de ellos tenían un grado doctoral en Psicología Clínica, un tercero, obtuvo su grado

doctoral en Consejería Psicológica y el último, tenía un grado de maestría en Consejería

Psicológica. Todas las prácticas de los psicólogos se ubican en áreas urbanas del área

metro y norte del país. Respecto, al sexo, dos de los profesionales eran mujeres y dos

eran hombres. Las edades de estos profesionales oscilaban en el rango de los 47 a 61

años. En relación, a los años de práctica de los entrevistados, estos fluctuaban entre un

mínimo de 10 años y un máximo de 20 años. Los cuatro entrevistados indicaron que no

30
tenían certificaciones en el manejo del duelo; dos de ellos, señalaron que habían tomado

educaciones continuas en duelo. Uno de los entrevistados indicó que no recordaba en que

momento específico de su carrera había tomado estos cursos y los nombres u objetivos de

dichas educaciones. El otro entrevistado, informó sobre el año y el tema de la educación

continua sobre duelo que tomó. Por otra parte, dos de los entrevistados indicaron que

tomaron cursos sobre el tema de duelo en su preparación académica a nivel graduado.

Se puede señalar sobre los participantes atendidos por los psicólogos, que la

población de clientes proviene mayormente del área urbana, aunque también cuentan con

una población considerable de clientes de la zona rural. Al indagar sobre diversidad

cultural, particularmente en etnias, se informó que la población atendida comprendía en

su totalidad a puertorriqueños. Las edades de esta clientela tenían un rango amplio, desde

la infancia hasta la vejez tardía. Se señaló, que los adultos, desde jóvenes adultos hasta

adultos de edad media, tendían a buscar más ayuda para sus procesos de duelo.

Tabla 1

Características sociodemográficas de los psicólogos

Características Entrevistado Entrevistado Entrevistado Entrevistado


1 2 3 4
Grado Doctorado Doctorado Maestría Doctorado
Consejería Psicóloga Consejería Psicóloga
Especialidad
Psicológica Clínica Psicológica Clínica
Años en la práctica 20 10 19 15
Años trabajando
20 10 19 15
duelo
Certificaciones en
No No No No
duelo
2003
Educaciones
No recuerda No Varias procesos de
Continuas
Duelo

31
Caguas y
Pueblo donde ejerce Caguas Cayey San Juan
Cidra
Edad 52 61 47 52
Sexo M F M F
Zona residencial de Urbana y Urbana y
Urbana Urbana
su clientela Rural Rural
Edad promedio de la
Espectro Espectro Espectro
población de duelo 35-55 años
Amplio Amplio Amplio
tratada

Tabla 2

Datos sobre la clientela atendida por los psicólogos

Características Clientes de los Psicólogos


Área residencial Mayormente urbana
Diversidad Cultural Puertorriqueños
Edad Espectro amplio que cubre todas las edades; con
alta concentración en adultos jóvenes a edad
media

Narrativa del contenido por preguntas

La entrevista semi estructurada fue el instrumento utilizado para ampliar la

información sobre el tema del manejo del duelo en la población puertorriqueña. El

propósito fundamental de la misma es ampliar los conocimientos teóricos sobre el tema

del duelo y armonizar la teoría con la práctica de campo proveyendo una aproximación

real al objeto de estudio que facilite la comprensión de los procesos terapéuticos y apoye

la práctica psicológica. En la elaboración de la entrevista se tomaron en consideración

diversas fuentes que permitieron guiar la metodología del proceso, desde la realización de

la entrevista como en su posterior redacción y análisis. A continuación, se apuntan

algunos de los postulados que explican la redacción de estas entrevistas según lo explican

32
Díaz-Bravo, Torruco-García, Martínez-Hernández & Varela Ruiz (2013), donde se

definen conceptualmente lo que comprende las entrevistas semi estructuradas:

flexibles, dinámicas y no directivas…; amplio espectro de aplicación, ya que es

posible averiguar hechos no observables como pueden ser: significados, motivos,

puntos de vista, opiniones, insinuaciones, valoraciones, emociones…; si es

necesario se modifica el orden y contenido de las preguntas acorde al proceso de

la entrevista.,. no interrumpir el curso del pensamiento del entrevistado y dar

libertad de tratar otros temas…; con prudencia y sin presión invitar al entrevistado

a explicar, profundizar o aclarar aspectos relevantes para el propósito del

estudio…; seguir la guía de preguntas de manera que el entrevistado hable de

manera libre y espontánea, si es necesario se modifica el orden y contenido de las

preguntas acorde al proceso de la entrevista.

Para efectos de la redacción, discusión y análisis, con atención a lo ya señalado

previamente, se excluyeron las preguntas que obtuvieron respuestas en la elaboración de

otras preguntas o que durante el transcurso y la dinámica de las entrevistas se

simplificaron. Vargas-Jiménez (2012) señala:

los etnógrafos posmodernos han considerado en años más recientes algunos

supuestos en la entrevista con respecto al rol controlador del entrevistador lo que

según Fontana y Frey (2005) lleva a replantear nuevas tendencias en la cualitativa

en la que se debe de prestar mayor atención a las voces de las personas

entrevistadas.

Vargas-Jiménez añade sobre este tema lo siguiente:

33
Rubin y Rubin (citados por Lucca & Berríos, 2003) enumeran las características

que distinguen la entrevista cualitativa de otras formas de recopilar información:

I. La entrevista cualitativa es una extensión de una conversación normal con

la diferencia que uno escucha para entender el sentido de lo que el

entrevistador dice.

II. Los entrevistadores cualitativos están inmersos en la comprensión, en el

conocimiento y en la percepción del entrevistado más que en categorizar a

personas o eventos en función de teorías académicas.

III. Tanto el contenido de la entrevista como el flujo y la selección de los

temas cambia de acuerdo con lo que el entrevistado conoce y siente.

(p.320).”

Resultados de la guía de preguntas de la entrevista y sus respuestas

Pregunta 1. ¿Cuál ha sido su experiencia al trabajar con duelo en la cultura

puertorriqueña?

Entrevistado # 1. “Te llega mucho duelo no resuelto”. Los jóvenes acuden por

amigos muertos en accidentes o por la criminalidad. He trabajado con un “espectro

amplio de edades”.

Entrevistado # 2. Se atiende mayormente “duelos no resueltos”. Usualmente la

persona tiene asuntos que no ha resuelto en torno al fallecido.

Entrevistado # 3. “Ha sido complicada por las creencias de lo que es la muerte. La

cultura de Puerto Rico es religiosa”. Por ejemplo, se cree que hay un cielo. Se requiere de

respeto y empatía para trabajar con el duelo de los clientes ante la diversidad de creencias

sobre el duelo y la muerte.

34
Entrevistado # 4. He identificado duelos no resueltos donde ha pasado mucho

tiempo y no han podido manejar la pérdida.

Pregunta 2. En el manejo de la pérdida ¿Ha tenido participantes de otras culturas?

Entrevistado # 1. No recuerdo de momento haber atendido directamente a

personas de otras culturas.

Entrevistado # 2. Sólo he atendido a personas puertorriqueñas.

Entrevistado # 3. No.

Entrevistado # 4. No he tenido clientes de otras culturas.

Pregunta 3. ¿Cuáles entiende usted son las diferencias en las manifestaciones de

duelo de los puertorriqueños cuando los comparamos con otras culturas?

Entrevistado # 1. En la cultura americana, hay un apoyo durante los primeros días,

se va a la casa luego del sepelio, se comparte en una comida, hay una cierta visión de que

“la vida continúa”. Para nosotros el duelo es “antes, durante y después del sepelio”.

Aparenta, durar por más tiempo en su evolución e intensidad. De acuerdo con lo que dice

la literatura “cada cultura lo maneja diferente, el ritual varía de cultura a cultura”.

Entrevistado # 3. A pesar de que no he tenido participantes en terapia de otras

culturas, puedo decir que el puertorriqueño es más tradicional, me explico “más católico

apostólico romano”. La creencia religiosa es muy importante.

Entrevistados # 2 y 4: No establecieron diferencias en las manifestaciones de

duelo con otras culturas.

Pregunta 4. Partiendo de su conocimiento y experiencia, ¿cómo ha evolucionado

la expresión del dolor en el duelo en Puerto Rico? Explique.

35
Entrevistado # 1. Actualmente, existe una subcultura que tiene expresiones de

duelo diferentes, en especial durante el sepelio, donde se rompe con la tradición y se tiene

al muerto en la motora, de pie, en la ambulancia. Es una forma de decir o expresar “que

no le temen a la muerte, que la muerte no los controla; no me derrotaron”. Podría decirse

que “en un mal sentido del humor, se están burlando”, de otros y de la muerte. En la

cultura general puertorriqueña, antes del Huracán María, se consideraba “todo como

dado, estábamos orientados al “comfort”, lo que no nos habilitaba a manejar las crisis y

las pérdidas”; la persona estaba “desprovista de recursos” para manejarlas. “Después de

María, las crisis y las necesidades, han proporcionado un manejo adecuado de las crisis,

signo de madurez, las personas son más pacientes, tienden más a resignarse, son más

resilientes”. Cabe mencionar, que, por las condiciones actuales, los velatorios son más

cortos.

Entrevistado # 2. Entiendo que “más calmados”. Tal vez, porque a pesar de la

crisis económica, la situación económica es mejor que en otros momentos de la historia

del país o tienen mejor acceso a ayudas económicas, como en el caso de las viudas o

cuentan con ingresos productos de sus trabajos. La inseguridad económica puede influir

en el proceso de duelo. A veces, “lloran por lo que representa para sí mismos” la muerte

del difunto.

Entrevistado # 3. Tal vez, en los jóvenes se encuentra esa evolución debido a los

pensamientos de la “Nueva Era”. En las últimas generaciones, “cambia el pensamiento

judío cristiano a uno universal y el concepto de lo que es la vida después de la muerte. Ya

no es el concepto del Padre que me va a recibir, el concepto de luto es diferente; se piensa

36
que el fallecimiento se relaciona más a transformación, cambio, evolución de energía”.

Algo así, como la idea de que el “Universo conspira”.

Entrevistado # 4. Sí, hay diferencias notables como en la manera en que se visten,

anteriormente el color negro era una formalidad antes y después de los actos fúnebres.

Ahora, se guarda un respeto, pero no tiene que ver con la forma de vestirse o el color que

se elige; el respeto se refiere a cancelar o no participar de actividades cercanas al

momento de la defunción.

Pregunta 5. ¿Qué modelos utiliza en sus terapias de duelo, y porque ha escogido a

estos sobre otros modelos?

Entrevistado # 1. “El modelo de Kübler-Ross y el enfoque Sistémico de Familia,

en especial con los niños. La pérdida los niños y adolescentes la van a manejar de

acuerdo con la forma en que la maneje la familia; si ellos la ven como una tragedia, el

niño lo asume igual”.

Entrevistado # 2. El modelo Cognitivo-Conductual. Es un modelo que trabaja con

las creencias y las ideas; ayuda a manejar las creencias en torno al duelo, a hacer cambios

y modificaciones.

Entrevistado # 3. “Kübler-Ross que presenta las etapas de la pérdida, en especial,

para trabajar con la pérdida anticipada. Un ejemplo, de esto es los pacientes de SIDA,

parte de su proceso de duelo es el duelo anticipado. Esto no es un duelo patológico, “sería

una falta de respeto no validar los sentimientos de esa persona (con respecto a las etapas

y el duelo) y como se siente ante la pérdida de la salud, las ilusiones, la expectativa de

vida”.

37
Entrevistado # 4. Las etapas de duelo de la Dra. Kübler-Ross, de hecho, he

conseguido identificarlas en mis clientes, en sus procesos de duelo. Además, uso mucho

el Modelo de Necesidades.

Pregunta 6. ¿Conceptúa usted el duelo como un proceso patológico? Explique.

Entrevistado # 1. No. “La muerte es una crisis que llega”. Se relaciona con “la

capacidad de afrontamiento, la resiliencia, como está preparado para su manejo.”

Entrevistado # 2. No. Los duelos no resueltos pueden generar un duelo

patológico.

Entrevistado # 3. “No. Es la herramienta que se tiene para manejar la pérdida, se

busca desde ahí, un manejo más efectivo y saludable…para las personas”.

Entrevistado # 4. El duelo es una “respuesta humana natural” ante la pérdida que

viene acompañada por un “sentimiento de tristeza que debe llorar”.

Pregunta 7. ¿Cómo define usted el duelo patológico? ¿Qué síntomas se

presentan?

Entrevistado # 1. Afecta las funciones diarias, el desempeño laboral y académico,

la salud física, la familia.

Entrevistado # 2. Presenta mayormente, síntomas de una depresión mayor. Son

personas que “no se recuperan en años; hay ideación suicida, no encuentran un sentido a

la vida, presentan una sensación de vacío prolongada en su interior”. Hay una

prolongación del duelo.

Entrevistado # 3. Si trabajamos con el modelo de Kübler-Ross, la negación

continua podría indicar un duelo patológico, aunque desde la perspectiva de su teoría es

38
parte del proceso y puede estar presente en diferentes momentos. “Pienso más bien, que

la persona ya vive con una patología y la patología se manifiesta en el duelo”.

Entrevistado # 4. El duelo patológico surge de la dificultad para aceptar la

pérdida; en este caso, la persona no ha trabajado el duelo. Se caracteriza porque “no se

desahoga, no ha llorado, no busca ayuda, no lo habla, se bloquea, tiene mucho coraje

interno, hay depresión, negación; se quedan en la depresión, en el recuerdo”.

Pregunta 8. ¿En qué se diferencia el duelo normal de un duelo patológico? ¿Cómo

lo define?

Entrevistado # 1. El duelo normal va pasando por etapas, como lo dice el modelo

de Kübler-Ross, “son etapas no secuenciales”, no pasan en un orden específico, pueden

repetirse. Luego, llega el momento en que “la persona recuerda de manera diferente, con

esperanza, con gratitud o con disfrute de lo vivido, digamos que con una sana nostalgia”.

Cabe mencionar, que llorar es natural, pero la ausencia de llanto no es necesariamente

patológica. Lo que distingue el duelo normal de un duelo patológico “es el manejo” del

mismo.

Entrevistado # 2. En las emociones (intensidad y tiempo de duración), “en el

sentimiento de culpa (pude haber hecho algo), de remordimiento, la ausencia de control”.

Entrevistado # 3. El duelo patológico puede distinguirse “observando el

comportamiento, la conducta. Como ejemplo, un alcohólico va a tomar más; hay un

“acting out”. En la esquizofrenia podría manifestarse con las ideas distorsionadas de la

realidad”.

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Entrevistado # 4. En el duelo normal hay aceptación de la pérdida. “nunca va a

olvidar a la persona que falleció, lo recuerda con tristeza, pero puede continuar con su

vida; es funcional”.

Pregunta 9. ¿Cuándo la literatura se refiere a un duelo normal podemos hablar de

un duelo “saludable”?

Entrevistado # 1. “Y sí, se puede considerar un duelo normal como un duelo

saludable”.

Entrevistado # 2. Sí.

Entrevistado # 3. “Sí, el duelo normal es un duelo saludable”.

Entrevistado # 4. “Sí, podríamos decir que sí”

Pregunta 9. Hable sobre algunos de los conceptos de enfermedad, crisis, trauma,

adaptación, crecimiento y desarrollo en el duelo.

Entrevistado # 1. La muerte la podemos relacionar con una crisis, y con un

trauma. El individuo pasa por un período de adaptación a la nueva realidad.

Entrevistado # 2. Los síntomas que presenta el duelo tienden a relacionarse más

con una depresión que con otras condiciones. En el duelo surgen transformaciones que

ayudan al doliente a desarrollarse en su vida y a aceptar la pérdida.

Entrevistado # 3. En las diferentes etapas de desarrollo el duelo se ve diferente.

Los niños que no están contaminados con miedo o alguna creencia tóxica lo pueden

manejar más efectivamente. Todo depende del modelaje que le ofrezcan los adultos.

Cuando los adultos facilitan que los niños pasen por el proceso del entierro pueden

disminuir la carga emocional, los sentimientos de culpabilidad. Es importante considerar,

que algunas personas lloran mucho, otras no. Las manifestaciones son diferentes.

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Entrevistado # 4. Desde la perspectiva de la no aceptación de la pérdida, la

adaptación del sujeto a la nueva realidad de vida resulta difícil, una crisis. Esto tiene

como resultado la “precipitación de una depresión”. Puede observarse en algunos casos,

un “trastorno de personalidad dependiente”

Pregunta 10. ¿Se puede hablar del duelo como proceso?

Entrevistado # 1. Sí, pero en “etapas no secuenciales”.

Entrevistado # 2. “Sí, es un proceso orientado sobre etapas”.

Entrevistado # 3. “El duelo es un proceso”.

Entrevistado # 4. Sí.

Pregunta 11. ¿Qué significado tiene el trabajo del duelo?

Entrevistado # 1. “Es lo que hago en mi tiempo de duelo…o lo que no hago”.

Entrevistado # 2. Manejar las emociones y creencias en torno al fallecimiento.

Entrevistado # 3. Es como un mecanismo, un proceso que lleva a la persona a

manejar el “shock doloroso de la muerte”

Entrevistado # 4. Es importante, “tiene que llorar su tristeza”.

Pregunta 12. ¿Qué implicaciones tiene considerar el duelo como un proceso y

hablar sobre trabajo del duelo en relación con el concepto o elemento de tiempo?

Entrevistado # 1. Depende de la etapa, no del tiempo; el tiempo puede pasar, pero

lo importante es lo que pasa durante ese tiempo, que hace el doliente o que no hace para

manejar su duelo.

Entrevistado # 2. Hay que considerar que cada persona trabaja el proceso del

duelo en un tiempo diferente.

Entrevistado # 3. Es algo relativo; no es el mismo “timing”.

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Entrevistado # 4. La dificultad de no trabajar el duelo facilita que la persona se

bloqueé y no avance en el proceso, “pasa el tiempo y la tristeza aumenta, la persona deja

de hacer cosas y puede sobrevenir la depresión”.

Pregunta 13. ¿Se puede hablar o considerar el duelo como atemporal? ¿En qué

contexto?

Entrevistado # 2. Cuando no hay un cierre de ciclos, una despedida y de acuerdo,

al vínculo con el fallecido (ejemplo la muerte de un hijo), el duelo puede estar presente

para algunas personas a través de sus años de existencia.

Entrevistado # 3. Sí, en cualquier duelo se puede hablar sobre eso “porque el

sentimiento no se va a ir”.

Entrevistado # 4. Puedo decir que el duelo de los padres por la pérdida de un hijo

es muy difícil, usualmente los refiero a “Amigos Compasivos” que es un grupo de padres

que se reúnen frecuentemente y sirven de apoyo para otros. Igualmente, las muertes que

sobrevienen por violencia o inesperadas tienen un difícil manejo.

Pregunta 14. ¿Cómo influyen las creencias religiosas en el duelo? ¿Cómo influyen

en la duración del duelo?

Entrevistado # 1. En Puerto Rico, las creencias religiosas o espiritualidad están

presentes. No siempre va a ser “saludable, hay creencias tóxicas”. “El elemento de la fe,

la espiritualidad, debe fomentar que se resuelva el duelo y no la patología”.

Entrevistado # 2. La espiritualidad les da la esperanza de reunirse con el fallecido

en algún momento; los ayuda a manejar el vacío.

Entrevistado # 3. Facilitando el proceso, lo alivia; un ejemplo que se puede citar

puede ser a los cristianos.

42
Entrevistado # 4. En los ritos luctuosos.

Pregunta 15. ¿Cómo manejan los no creyentes, ateos o agnósticos el elemento del

tiempo en la evolución de su duelo?

Entrevistado # 1. Por mi trabajo, he podido presenciar funerales de personas

creyentes y no creyentes; he podido apreciar en los primeros la esperanza de un encuentro

después de la muerte, en los otros no hay nada, solo un sentimiento de total desesperanza,

“totalmente desesperados”, con expresiones como “la vida se me fue”.

Entrevistado # 2. “Es más difícil, no hay esperanza”.

Entrevistado # 3. “Similar, aunque por razones distintas. Respecto al tiempo, es

más complicado porque no tienen de donde agarrarse”.

Entrevistado # 4. Entre los clientes de duelo, no he tenido personas no creyentes

de alguna fe.

Pregunta 16. ¿Qué papel juega el tiempo en el duelo? Explique.

Entrevistado # 1. “Cada persona es diferente”. El manejo de la pérdida se trabaja

al ritmo de cada persona.

Entrevistado # 2. Puede ser un indicador de la dificultad para resolver un duelo; el

tiempo en el que debe transcurrir un duelo no debería ser prolongado, respetando que

cada persona es diferente.

Entrevistado # 3. Es importante. Toma tiempo asimilar la pérdida, es un “shock”.

“Parte de la terapia se basa en apoyar y acompañar a la persona a reincorporarse a la

funcionalidad”.

Entrevistado # 4. Cada persona tiene “su propio ritmo” para trabajar el duelo. Se

debe ser “empático” en este aspecto.

43
Pregunta 17. ¿Cómo manejan, asimilan o difieren los deudos sobre la percepción

del tiempo en el duelo entre ellos y el resto del mundo?

Entrevistado # 1. Su experiencia y percepción, puede ser diferente de aquellos que

le rodean, incluso para los miembros de una misma familia.

Entrevistado # 2. El vacío interior que sienten por la pérdida marca la diferencia

con las demás personas que han resuelto su duelo. Este vacío puede durar años.

Entrevistado # 3. Las personas se concentran en su dolor distanciándose de lo que

sucede alrededor.

Entrevistado # 4. Toma tiempo resolver un duelo; en ocasiones, ellos se quedan

consumidos por el recuerdo doloroso, la pérdida mientas los demás siguen adelante.

Pregunta 18. ¿Cómo impacta positiva o negativamente a los deudos el factor del

tiempo en la resolución de su duelo?

Entrevistado # 1. Lo importante son las etapas, no el tiempo.

Entrevistado # 2. La resolución del duelo no se enmarca en un tiempo fijo, “varía

de persona a persona”.

Entrevistado # 3. Va a depender de cada persona, pero luego de un año si la

persona continúa sintiéndose profundamente triste puede que necesite ayuda para trabajar

con la pérdida.

Entrevistado # 4. En ocasiones, se enmascara el duelo y surge alguna situación o

evento que lo descubre o descorre ocasionando que la persona tenga que trabajar con la

pérdida.

Pregunta 19. ¿Cómo influyen los sistemas sociales en el proceso del duelo?

Entrevistado # 1. En Puerto Rico, influyen mucho las creencias religiosas, la fe.

44
Entrevistado # 2. Básicamente, ofrecen un “apoyo social”, (la familia, la iglesia,

la comunidad) en especial, en los primeros meses de la pérdida.

Entrevistado # 3. Los sistemas influyen en especial, la familia, la iglesia; las

creencias que surgen de estos sistemas.

Entrevistado # 4. Tiene una influencia diversa y amplia, desde la familia y las

personas cercanas hasta las redes sociales.

Pregunta 20. ¿Esta influencia, si alguna, afecta la duración del duelo? (refiérase a

pregunta número 19)

Entrevistado # 2. Va a depender de cada persona, pero ayuda para que el duelo no

sea prolongado.

Entrevistado # 3. En los duelos no resueltos.

Entrevistado # 4. Depende de cada situación.

Pregunta 21. ¿Es el elemento tiempo en lo que respecta a su duración, un factor a

considerar para concluir que una persona presenta un duelo sin resolver?

Entrevistado # 1. “Entre más tiempo pasa, tienen menos destrezas de manejo del

duelo”.

Entrevistado # 2. Sí, en muchas ocasiones, la persona no ha tenido la oportunidad

de “cerrar ciclos” por lo que transcurre el tiempo sintiendo “dolor; no hay resignación, no

se puede recordar sin dolor”.

Entrevistado # 3. “El tiempo puede ser un indicador de que algo no está bien”.

Entrevistado # 4. Sí, hay personas que no siguen luchando para resolver su duelo;

se consumen con ellos a través del tiempo.

Pregunta 22. ¿Un duelo sin resolver es un duelo patológico?

45
Entrevistado # 1. “Va a mostrar trauma, como si acabara de pasar; el tiempo se

pierde”.

Entrevistado # 2. En un duelo no resuelto hay “mucho dolor. Pudiera volverse

patológico y llevarlo a la depresión”.

Entrevistado # 3. “Más bien representa la ausencia de herramientas emocionales,

más que una patología para resolverlo. En ocasiones, hay mucho coraje por la vida, con

Dios el Universo”. Para dar una resolución al duelo hay que manejar el coraje.

Entrevistado # 4. Si durante el tiempo que pasa no acepta la pérdida, siente coraje,

depresión, ya no quiere salir y no tiene motivación, entonces estaríamos hablando de un

duelo patológico.

Pregunta 23. Los dolientes de familiares o amigos que nunca aparecen o se

encuentran sus cuerpos, ¿pueden cerrar su duelo? Explique.

Entrevistado # 2. Las personas quieren darle “cristiana sepultura a los muertos”, al

no poder hacerlo, “sienten que no cumplieron” con la persona que falleció. Esto no

permite una resolución del duelo.

Entrevistado # 4. No he tenido la experiencia de trabajar con ellos.

Pregunta 24. ¿Qué significa un duelo resuelto? ¿Qué características tiene? ¿Qué

papel juega el tiempo en esas características?

Entrevistado # 1. (Refiérase a la contestación de la pregunta 8). En un duelo

resuelto, se puede describir que “la persona recuerda de manera diferente, con esperanza,

con gratitud o con disfrute de lo vivido, digamos que con una sana nostalgia”.

Entrevistado # 2. Un duelo resuelto es un duelo normal donde “se pasa por todas

las etapas, hay aceptación”. No se asume que se puede controlar el momento de la

46
muerte. Se trabajan las emociones y los pensamientos, “hay un manejo cognitivo del

duelo, hay procesos de perdón, un cierre simbólico si fuera necesario”.

Entrevistado # 3. Un duelo resuelto se caracteriza por que independientemente de

la tristeza y de que se extraña al fallecido, estos sentimientos coexisten con sentimientos

de tranquilidad y aceptación.

Entrevistado # 4. “Aceptación de la perdida a pesar de que nunca se va a olvidar a

la persona que falleció, de que lo recuerde con tristeza, pero puede continuar con su vida;

el duelo pasa a ser para toda la vida, pero la persona es funcional”.

Pregunta 25. A su juicio, ¿cómo se puede definir un tiempo razonable para

resolver un duelo?

Entrevistado # 1. No hay fecha definitiva, “se estima”, en mi experiencia “3, 5

años”.

Entrevistado # 2. “Es variable, tal vez 3 a 5 años”.

Entrevistado # 3. Debe pasar un año para hallar “la aceptación y la tranquilidad”,

van a continuar las emociones, pero de forma diferente al principio del duelo; ya no se

observarán exacerbaciones de las emociones.

Entrevistado # 4. Las personas que tienen un vínculo o apego con el fallecido

pueden resolver su duelo en un término aproximado de 4 a 5 años. Si no existe una

relación cercana, usualmente expresan “no me afecta”.

Pregunta 26. Este tiempo razonable para resolver un duelo, ¿es el mismo para

todas las edades (infantes, niños/as, adolescentes, adulto joven 18-25, adulto 26-40,

adulto mayor 40-65 años y mayores de 65 años)?

47
Entrevistado # 1. “Cada persona lo maneja diferente. La persona mayor lo maneja

mejor sabe que eso puede pasar”.

Entrevistado # 2. “No, es diferente para cada uno; hay niños que lo resuelven de

adultos; hay adultos mayores que reinician su vida al cabo de unos años”.

Entrevistado # 3. “Es difícil poder decirlo. No todo el mundo es igual. Si se

trabaja el duelo de manera efectiva, la resolución de este será más rápida”.

Entrevistado # 4. “Depende de factores como personalidad, creencias, filosofía de

vida. Los niños presentan un mejor proceso cuando las familias le permiten ir al velorio,

al entierro y no lo ven como un tabú. Los niños entre 5 a 6 años conservan un

pensamiento mágico sobre que la persona puede volver; no es así para los mayores de

entre 8 a 9 años”.

Pregunta 26b. El ritmo de vida actual, ¿implica una restricción o disminución en

la duración del proceso de duelo?

Entrevistado # 1. En el ritmo de vida actual, “hay una desconexión con la

naturaleza. Antes, la gente, sembraba, trabajaba la tierra, se sensibilizaban con el ciclo de

vida, nacer, morir”. Anteriormente, “entre refrán y refrán” manejaban diferentes

situaciones de vida como el duelo. Actualmente, “los juegos electrónicos” afectan la

diferencia entre la realidad y la fantasía. La generación joven está “hundida en la

fantasía” así que el duelo “lo manejan desde la fantasía”.

Entrevistado # 2. “Favorece el tiempo” de resolución del duelo, ayuda a

disminuirlo debido a que los medios económicos, que son mejores actualmente,

proporcionan mejores accesos económicos para tratar aspectos de la salud de los deudos,

48
ayudan a costear el velorio, benefician la economía del hogar, evitando otras

preocupaciones que surgen con el fallecimiento.

Entrevistado # 3. Una disminución por la rapidez con la que vivimos y las

exigencias sociales, sobre todo por la economía. Puedes tomar como ejemplo que solo se

concede un día libre en la jornada laboral por un duelo.

Entrevistado # 4. Lo que he observado es que a veces se van a viajar para huir del

sufrimiento. Además, la tecnología influye en el proceso de duelos porque lo trabajan

desde la distancia (se reciben las condolencias, informan los fallecimientos)

Pregunta 27. ¿Cuáles, a su juicio, han sido los cambios en el siglo XX y XXI que

más han influenciado los procesos de duelo y su duración?

Entrevistado # 1. “La cremación”. A veces tiene que ver con el factor económico,

pero “afecta la forma de ver y entender la muerte”. “El velatorio, era y es un espacio de

despedida, ayudaba en el proceso”. El contacto con el cuerpo, el féretro, los rituales

ayudaban a asimilar la pérdida. Ahora, en ocasiones se crema a la persona y se coloca

“una gran foto” para orientar el proceso, muchas veces, una foto de mejores momentos.

Entrevistado # 2. “Actualmente, los dolientes pueden buscar ayuda a través del

tratamiento para manejar el duelo. Las personas pueden llegar a entender que la muerte

puede ser un alivio ante el sufrimiento”.

Entrevistado # 3. La Revolución Industrial en el siglo XX por el cambio en el

estilo de vida. También el “boom” del pensamiento de la Nueva Era, la metafísica en el

siglo XX y XXI, y hay que considerar las exigencias económicas y sociales. Las redes

sociales, el facebook, el twitter; las personas han empezado a manejar el duelo desde esas

plataformas, pero la intención se queda en la superficialidad. “Realmente, se debe

49
reflexionar, ¿eso es lo que la persona necesita o es lo que la persona quiere?” Las redes

sociales tienen un componente “adictivo”. El duelo “requiere de una profundidad, un

nivel de crecimiento; requiere pasar por el dolor, requiere trabajo y el mismo es

doloroso”. Hay dos maneras de tratar el duelo, una superficialmente y la otra más

profunda.

Entrevistado # 4. La tecnología ha modificado las formas de expresar y compartir

el duelo; en específico las redes sociales desde donde se expresan los sentimientos y las

condolencias, pero desde la distancia. En el velorio, solo se encuentra el núcleo de las

personas que rodeaba al fallecido o tenía un vínculo estrecho con este.

Pregunta 28. ¿Cómo evoluciona el duelo de uno natural a uno patológico?

¿Cuáles son los factores que afectan esta evolución?

Entrevistado # 1. El tiempo, puede ser un factor, si es que pasa mucho tiempo

como lo hemos discutido antes; el no poder manejar, el coraje o la negación. Llegan a

terapia con “un cúmulo de coraje, porque se sienten incomprendidos”. Del coraje pueden

pasar a la depresión.

Entrevistado # 2. “Cuando no se pueden cerrar ciclos, no han tenido la

oportunidad de tener la despedida”.

Entrevistado # 3. Cuando los propios recursos emocionales son insuficientes para

manejar el dolor; el tiempo transcurre y las emociones no disminuyen o se regulan.

También hay mucho coraje en el deudo.

Entrevistado # 4. Si la persona ha tenido múltiples pérdidas, o la pérdida es

inesperada o violenta, si pierde la esperanza y como se ha mencionado anteriormente, si

no habla del duelo, lo enmascara, lo niega, entre otros factores.

50
Pregunta 29 y Pregunta 30. ¿Se encuentra usted de acuerdo con los criterios para

el diagnóstico de duelo en el DSM IV -TR y DSM 5? Explique.

Entrevistado # 1. No. Desde una perspectiva sistémica, no usamos este tipo de

clasificación. Creo que el duelo se relaciona más con un trauma que con la

sintomatología de la depresión. Realmente, no utilizo el DSM IV-TR o 5 para trabajar

con el duelo. (Ver respuesta a pregunta # 4). Las ideas y pensamientos afectan al

doliente; una depresión podría complicar el manejo del duelo. Las ideas que quedan

arraigadas e inconmovibles en el doliente pueden manejarse con el Modelo Cognitivo-

Conductual. En un sentido práctico, se trabaja con “sanar el dolor y la tristeza que no

pueden salir”.

Entrevistado # 2. “Definitivamente y categóricamente No con lo que se refiere al

tiempo”. La sintomatología de un duelo patológico es congruente con los síntomas de una

depresión mayor (más que un trauma).

Entrevistado # 3. Los diagnósticos nos sirven de referencia, para discernir, pero

en la práctica debes arriesgarte, perder el miedo para ocuparse de las emociones e

involucrarse con esa persona “para identificar una sanación saludable y adecuada a las

necesidades” que presentan cada persona que pasa por un proceso de duelo.

Entrevistado # 4. No, respecto a la duración del duelo y el momento en que se

presenta la sintomatología depresiva. El duelo puede precipitar una condición de

depresión, también puede haber una comorbilidad con otras condiciones previas de salud

mental como el trastorno de personalidad dependiente.

Pregunta 31. ¿Qué comentarios, de parte de sus participantes, escucha más

frecuentemente en su práctica con respecto a la duración de su duelo e intensidad del

51
mismo? ¿Estos comentarios se originan de sus participantes o son emitidas por alguna

otra persona, causando un impacto significativo en los dolientes?

Entrevistado # 1. He escuchado comentarios como “tú sigues en las mismas”.

Estos son discursos sociales que se relacionan con la idea de “no sufras para yo no

sufrir”. Hay que preguntarse sobre la motivación de estos comentarios, “a quien estoy

ayudando, a quien estoy protegiendo”; si genuinamente están dirigidos a apoyar o ayudar

o quieren conducir a un cierre para no sufrir. “Los comentarios suelen ser una presión”

para las personas. Usualmente provienen de la familia, del entorno cercano. En la terapia,

les indico “vamos a ir a tu ritmo, no el de los demás”. El espacio de terapia se convierte

en un “espacio seguro” donde pueden expresar su dolor y pensamientos.

Entrevistado # 2. “Creo que lo más importante, son los comentarios que se hacen

los mismos dolientes como ejemplo, se reafirman en que no lo pueden superar”. No

obstante, “si le puede afectar lo que otros dicen; todo también depende de quien fue la

persona que falleció”.

Entrevistado # 3. Surgen comentarios en el entorno del doliente como: “ya está

mejor; está mejor que antes, no está sufriendo; esta mejor que nosotros, nos

encontraremos con el/ella otra vez”. Son comentarios negativos, realmente el que habla

se siente mejor, aunque lo que dicen lo creen y no tienen la intención de lastimar; pero de

alguna forma quieren resolver el duelo a su manera. También hay que considerar que

podría resultar agradables si tienen las mismas creencias, pero muy malo si un cristiano

se lo dice a uno que no es cristiano.

Entrevistado # 4. He escuchado comentarios como “Ay, pero todavía estás

llorando; pero no llores; te quedan tus otros hijos”. Usualmente los comentarios vienen de

52
familiares. Los comentarios parecen realizarse para evitar las etapas del duelo, saltar las

mismas y acelerar el proceso, tratando de disminuir o huir de la tristeza.

Pregunta 32. ¿Cuáles son los efectos emocionales de estos comentarios en los

sobrevivientes (infantes, niños/as, adolescentes, adulto joven 18-25, adulto 26-40, adulto

mayor 40-65 años y mayores de 65 años adultos)?

Entrevistado # 1. Depende de la etapa de duelo en la que se encuentren y como la

están manejando.

Entrevistado # 2. Afectan la resolución del duelo, pero la respuesta es diversa de

acuerdo con la persona.

Entrevistado # 3. Es relativo. En personas adultas, “sienten que no le validan la

tristeza. De acuerdo, a la creencia del receptor, a veces, con estos comentarios sienten que

tienen un poco de atención”.

Entrevistado # 4. Depende del significado que tenía esa persona, entre más apego

es más difícil asimilarlos durante el proceso.

Pregunta 33. ¿Cómo afecta a los dolientes la percepción de los profesionales en el

campo de la psicología, en términos de la duración de su duelo luego de transcurridos

entre 6 a 12 meses de su pérdida?

Entrevistado # 1. El profesional de la conducta debe conocer su fe y valores, no

debe imponerse; debe invitar a la reflexión. “En los procesos de duelo no deben ser

directivos”.

Entrevistado # 3. “El profesional no debe enmarcar el duelo en un tiempo

específico”.

53
Entrevistado # 4. Se debe ser empático con respecto al tiempo que toma el

proceso del duelo, sin embargo, hay personas que se quedan profundamente arraigadas a

su duelo y en esas ocasiones, lo que hago es que las escucho y les sigo ofreciendo un

espacio para que se sientan escuchadas. Es lo mejor que puedo hacer por ellas, porque “si

no me cargo”.

Pregunta 34. ¿Cómo se compara el impacto de estos comentarios entre los

diferentes grupos de edad (infantes, niños/as, adolescentes, adulto joven 18-25, adulto 26-

40, adulto mayor 40-65 años y mayores de 65 años)?

Entrevistado # 1. “Los mayores tienden a manejarlo mejor”.

Entrevistado # 2. “En los niños surge un vacío”. También pueden surgir en niños

y adultos deseos de venganza y odio (cuando las muertes son violentas).

Entrevistado # 3. “El niño cree lo que le digas porque está aprendiendo de la vida;

en el caso, de los adolescentes, algunos podrían retar el pensamiento”. Los adultos

mantienen una conversación interna que es emocional y las personas que hacen estos

comentarios tienen un acercamiento desde una perspectiva racional, por lo tanto, el que lo

expresa y el que lo escucha, no están hablando el mismo lenguaje. Muchos dolientes

quieren ser “polite” y les dan las gracias, pero cuando uno los escucha su discurso es

“¿Cómo que no me sienta mal? No saben lo que estoy sintiendo”, Los comentarios se

quedan en un plano superficial.

Entrevistado # 4. Algunas veces afecta la habilidad para llorar en los adultos y en

la terapia, se les debe dar “el permiso para llorar”; el terapista debe facilitar este proceso.

Pregunta 35. ¿Existe una diferencia conceptual entre luto y duelo? ¿Qué

implicaciones tiene en relación con la duración e intensidad del duelo?

54
Entrevistado # 1. El luto se refiere “a las tradiciones en la cultura, como guardar

un tiempo para la pena. El duelo es un proceso para llegar a la aceptación” de la pérdida.

El concepto del luto es más social y el duelo es más personal, la duración e intensidad del

duelo es individual, “la intensidad no se puede medir’.

Entrevistado # 2. Actualmente, se utilizan como sinónimos. El luto se refiere más

a “vestirse de negro, no se usa mucho ya debido a que los colores no tienen un

significado en relación con el dolor. El vestirse de negro se hace por el que dirán social”.

Entrevistado # 3. En Puerto Rico el luto se refiere a la ropa, la música en el

sepelio; antes se hablaba del baquiné, ahora son otros tiempos y las costumbres han

variado; el duelo se refiere al proceso.

Entrevistado # 4. El luto se refiere “a cómo lo llevo”. Se relaciona con “el qué

dirán” en el contexto puertorriqueño. También se refiere al novenario que hacen o hacían

los católicos, el color de la ropa, la música que se escucha. El duelo es relativo al proceso

de pérdida.

Pregunta 36. En la literatura inglesa se habla de “bereavement, grief y mourning”.

¿Estos conceptos se adaptan al duelo del puertorriqueño? ¿Alguno de ellos representa una

diferencia en términos de la duración e intensidad del duelo?

Entrevistado # 1. En realidad, en Puerto Rico se hace referencia al luto y el duelo.

(Ver respuesta a pregunta # 35). La intensidad del dolor es de carácter subjetivo. Tiene

que ver con el vínculo con el fallecido. La función del psicólogo es reconocer el valor

que el individuo le pone a ese aspecto y desde ahí manejarlo. Se debe validar el dolor que

siente.

55
Entrevistado # 2. Básicamente, viene a representar “las etapas del duelo de Kübler

Ross”.

Entrevistado # 3. En Puerto Rico se resumen estos conceptos en la palabra duelo.

Entrevistado # 4. En Puerto Rico, no nos referimos a ellos. Se habla prácticamente

todo el tiempo sobre el duelo.

Pregunta 37. ¿Cuáles son las reglas sociales del duelo en Puerto Rico?

Entrevistado # 1. Las reglas sociales se relacionan al proceso del velatorio y el

sepelio.

Entrevistado # 2. Las personas esperan que se haga “el velorio” y que a este

asistan “los familiares”.

Entrevistado # 3. Las reglas giran en torno al sepelio, los arreglos funerales

realizados por cada familia y sus creencias.

Entrevistado # 4. Las reglas sociales tienen que ver con las creencias y el proceso

del fallecimiento, velatorio y entierro.

Pregunta 38. Se habla en la literatura de diferentes interpretaciones del concepto

del tiempo. En términos del duelo, ¿existe un tiempo subjetivo y uno cronológico?

Entrevistado # 1. Sí, se puede hablar de tiempo subjetivo y cronológico en el

duelo. La duración del duelo es algo individual. Estos se pueden ver influenciados por

parte de las personas que se encuentran relacionadas al deudo y tratan de evitar el dolor

en este proceso. En otras, sociedades se tiende a ser más empático porque entienden que

algunas pérdidas son difíciles de resolver.

56
Entrevistado # 2. Para algunas personas esto puede ser así porque permanecen “en

una crisis, aunque esta no sea real”. Sus ideas y creencias, además de la relación que

mantuvieron con la persona puede influir en la duración de su duelo.

Entrevistado # 3. “Sí”, realmente existe el tiempo subjetivo, la persona puede

permanecer en un “shock” mientras el tiempo cronológico transcurre de forma normal.

Entrevistado # 4. “Sí, se puede decir que esta el tiempo del doliente y el de los

demás, tal vez, menos afectados”.

Pregunta 39. Manejando el duelo desde la Teoría Ecológica de Urie

Brofenbrenner (1979), ¿Cómo interactúan los sistemas y sus creencias en la evolución del

duelo?

Entrevistado # 1. Los sistemas que más influencian son la familia y las creencias

religiosas.

Entrevistado # 2. “Sirven como un apoyo, un recurso”.

Entrevistado # 3. La teoría sociológica nos dice que hay una relación en dos

direcciones por lo cual los sistemas y los medios afectan nuestra conducta y nosotros los

afectamos a su vez. Se puede tomar como ejemplo la manera en que la construcción

social del género influye en la expresión de las emociones.

Entrevistado # 4. En Puerto Rico se ve la influencia de las creencias religiosas y

las familiares.

Pregunta 40. De acuerdo con el modelo teórico de Sanders (1989), ¿cómo afectan

la motivación, los moderadores internos y externos, la duración del duelo?

Entrevistado # 1. “Todo influye”, las motivaciones internas y los motivadores

externos. “La visión y el propósito de vida, la espiritualidad, el sentido de trascendencia,

57
las fortalezas, el legado familiar”, contribuyen a que la persona salga adelante o, por el

contrario, se afecte negativamente.

Entrevistado # 2. Un modificador interno importante es la espiritualidad. Esta

afecta el proceso de duelo porque ofrece fortalezas aliviando el sentimiento de dolor. Un

modificador externo importante es la percepción de inseguridad económica. La

espiritualidad serviría como un apoyo y proporcionaría la motivación necesaria para

continuar adelante. La inseguridad económica podría desviar la atención del proceso de

duelo.

Entrevistado # 3. La motivación te ayuda a tener una intención para moverte, en

cada persona la intención puede ser diferente. En Puerto Rico la motivación interna puede

estar relacionada a la victimización. El individuo contemporáneo ha desarrollado un

esquema personal donde victimizarse es una ganancia (como recibir atención y cariño).

En la terapia, los esfuerzos se deben dirigir a conseguir que la persona resurja de la

victimización. Los motivadores externos influyen positiva o negativamente, como la

presencia o ausencia del apoyo familiar. También estos motivadores van a ejercer

influencia de acuerdo con las creencias de cada individuo. La función del psicólogo se

encuentra en escuchar “estos discursos” y elaborarlos en la terapia.

Entrevistado # 4. Los motivadores internos facilitan que la persona acepte las

pérdidas. La persona debe querer aceptar la pérdida, “dejar ir”. Si se aferra al fallecido

esto no sucederá. Los motivadores externos que más afectan son la economía del hogar, y

también puede surgir de que aprendan que se genera una ganancia secundaria (que le

sigan procurando después de la pérdida del cónyuge para no sentirse solos o generar que

sientan compasión por ellos. por ejemplo).

58
Pregunta 41. A su juicio, en una elaboración propia de una teoría de duelo, ¿qué

papel jugaría el tiempo en su teoría? ¿Qué significado tendría para un proceso normal de

duelo y uno patológico?

Entrevistado # 1. El tiempo “sirve de base”; las personas tienen que llevar a cabo

unas acciones, dentro o fuera del entorno terapéutico, relacionadas a entenderse,

aceptarse y aceptar lo sucedido, comprender lo que paso, sea esperado o no esperado,

terminar eventos inconclusos, manejar los sentimientos de culpa, cerrar capítulos en sus

vidas; manejar la muerte y la pérdida, además de los eventos relacionados que pueden

ocurrir. En ambas situaciones (dentro o fuera del entorno terapéutico) debe haber un

cierre, tal vez, “una intervención que tenga un ritual de cierre, perdón o despedida”.

Entrevistado # 2. “Los factores o elementos esenciales en una teoría del duelo

serían la transformación, la espiritualidad, y la esperanza” que deben ocurrir según la

persona supera las etapas del duelo. En este proceso hay algunas personas que necesitan

también, “aprender a perdonar”. Estos aspectos se desarrollarán en un tiempo

determinado, que sin embargo es variable, de acuerdo con cada individuo, pero que

podríamos esperar que se resolviera entre 3 a 5 años.

Entrevistado # 3. El vínculo terapéutico es importante, de hecho, se requiere de un

vínculo fuerte para trabajar la intención detrás del proceso de duelo luego de transcurrido

un año de la pérdida. Me parece que en el término de un año la persona debe haber

aceptado la pérdida, aunque las emociones y los recuerdos van a continuar con menos

intensidad y frecuencia. Asimismo, se observará que la persona se estará moviendo,

funcionando en el diario vivir. Luego de este primer año comenzaría a trabajar con el

concepto de la intencionalidad. Me refiero, a cuál es la intención detrás del duelo, cual

59
seria “la carga o dificultad” que presenta. “Definiría intención como la razón real por la

cual la conducta se manifiesta, consciente o inconscientemente”.

Entrevistado # 4. El duelo es una experiencia universal que implica enfrentarse al

dolor a la crisis y que mantiene una vorágine de emociones, entre ellos, coraje, síntomas

parecidos a la depresión, decepción y frustración. El duelo tiene esencialmente dos

etapas, la de expresión de emociones y la aceptación o el desenlace. Resolver el duelo

tomaría aproximadamente entre 4 a 5 años dependiendo de la relación con el fallecido.

Pregunta 42. ¿Se podría establecer una diferencia entre un proceso normal de

duelo mientras se manejan problemas, situaciones o síntomas meritorios de atención

clínica como insomnio, ansiedad, depresión? ¿Podrían confundirse algunas de estas

manifestaciones como la tristeza aguda con la depresión; la inquietud y el insomnio con

ansiedad? ¿Retardaría la forma de conceptuar y manejar estos síntomas o manifestaciones

el proceso de duelo?

Entrevistado # 1. El proceso de duelo y la manifestación de la tristeza que

acompaña el duelo difiere de otros síntomas de atención clínica. Estos síntomas se fundan

en el proceso de la pérdida.

Entrevistado # 2. “Podrían coexistir problemas de personalidad, depresiones

recurrentes o agudizar una depresión ya presente”. Es importante observar si los síntomas

se acrecientan para dirigir el tratamiento del duelo y la sintomatología o condición a la

vez que se trabaja con el duelo.

Entrevistado # 3. Yo diría que sí, como mencioné anteriormente el individuo

puede tener presente una patología mientras sufre un duelo, además de toda la presión

60
social que pueda surgir a raíz de la defunción. El componente subjetivo afectaría el

proceso de bienestar.

Entrevistado # 4. Pueden tener condiciones preexistentes y comórbidas.

Asimismo, pueden desarrollar depresiones mayores debido a la prolongación del duelo y

a la inhabilidad o dificultad para manejar el proceso de duelo.

Resumen de los datos recopilados de las entrevistas

En esta sección se presenta una consolidación de la información recogida en las

entrevistas conforme con los diferentes tópicos discutidos. No obstante, no se pretende

interpretar o analizar los datos recopilados, solo agruparlos para que se facilite su

comprensión y clasificación. Se incluyen conceptos considerados como nuevos en el

proceso del duelo puertorriqueño.

Tabla 3

Resumen de las aseveraciones recopiladas

Categoría Afirmación
Experiencia de duelo en la Tres de los cuatro entrevistados indicaron que la mayoría
cultura puertorriqueña de los clientes que reciben presentan duelos no resueltos.

Experiencia del duelo con Los cuatro entrevistados indicaron que no han tenido
otras culturas experiencia en terapia con clientes provenientes de otras
culturas.

Evolución del duelo Tres de los cuatro entrevistados coinciden en que los
cambios relevantes en el manejo del duelo se refieren al
uso de redes sociales, los rituales luctuosos (formas de
vestimenta), las creencias culturales y los aspectos
económicos que rodean el proceso de duelo.
Modelo terapéutico Tres de los entrevistados utilizan para el manejo del
duelo el Modelo de Kübler Ross; el segundo modelo
usado es el Cognitivo-Conductual, de acuerdo con lo
descrito, los teóricos más influyentes son Albert Ellis y
Aaron Beck. Dos de los entrevistados añadieron que

61
Categoría Afirmación
usan el Modelo Sistémico (Alfred Adler y Virginia Satir)
y de Necesidades (Abraham Maslow).

Percepción del proceso de Todos los entrevistados indicaron que el duelo es un


duelo proceso acorde con la naturaleza humana.

Axiomas del duelo normal Todos aceptan que el duelo es un proceso que conlleva
un trabajo (acciones en torno al proceso) dirigidas a la
aceptación de la pérdida. Se considera el duelo normal
saludable. Asimismo, que el tiempo de resolución del
duelo es una experiencia individual que puede fluctuar
(para tres de los entrevistados) entre 3 a 5 años.

Axiomas del duelo Prolongación de la pérdida con intensidad de emociones


patológico igual o parecida al momento de ocurrencia de la muerte;
presencia de coraje; conductas disfuncionales (no se
integra a actividades diarias).

Axiomas del duelo sin No es necesariamente patológico.


resolver

Axiomas del duelo resuelto Aceptación, los recuerdos son menos dolorosos, hay un
cierre, tranquilidad.

Axiomas del duelo La percepción de un tiempo subjetivo y otro


cronológico.

Creencias religiosas Tres de los entrevistados consideran que sirven de


apoyo. Coinciden en que para las personas no creyentes
surge un sentimiento intenso de desesperanza.

Ritmo de vida actual Influye acelerando el proceso del duelo.

Influencias del siglo XX y El ritmo de vida, las redes sociales, la cremación


XXI en el proceso del duelo
Criterios diagnósticos del Tres de los entrevistados no están de acuerdo con la
DSM IV y DSM 5 forma en que se enmarca el duelo en el tiempo y el
momento en que se debe considerar el duelo como una
depresión.

62
Categoría Afirmación

Conceptos de luto y duelo Coincidencia en que se usan actualmente de forma


indistinta. No obstante, el luto se refiere a los rituales y
tradiciones en torno al fallecido y el duelo al proceso
más allá de estos rituales.

Comentarios en torno al Todos entienden que ejercen algún tipo de presión


proceso de duelo social, pero que dependerá de los recursos emocionales,
de apoyo y la etapa del duelo, la habilidad para manejar
los mismos.

Reglas sociales Se circunscriben a los procesos del velorio y sepelio


atemperadas a las creencias religiosas o a la ausencia de
estas.

Influencias de los sistemas La mayor influencia proviene de la familia, el entorno


sociales social y la iglesia.

Afectación de la En Puerto Rico, la espiritualidad y las creencias influyen


motivación de acuerdo con en la resolución del duelo.
la influencia de
moderadores internos
Afectación de la La seguridad económica y el apoyo familiar son
motivación de acuerdo con considerados importantes para manejar o transitar mejor
la influencia de el proceso del duelo.
moderadores externos
Salud mental y duelo Concurrencia en que puede haber condiciones de salud
mental o emocionales preexistentes, concurrentes o
exacerbaciones de estas durante el proceso de duelo.

Teoría del duelo de los Los elementos esenciales giran en torno a la confluencia
profesionales entrevistados de emociones, las creencias espirituales, la
trascendencia, la aceptación tomando en consideración
un tiempo flexible para la resolución del duelo de
acuerdo con las características de la muerte acontecida.

Al recopilar los datos, surgen tres conceptos nuevos en el proceso del duelo en la

cultura puertorriqueña, a saber, la victimización, la intención y las ganancias secundarias.

63
Relatos relevantes sobre experiencias clínicas en el tratamiento del duelo

Entrevistado # 1.

a. En mi experiencia profesional, “los usuarios tienen pérdidas con duelos de años

(3, 4, 7 años).

b. Respecto a los ateos y creyentes, conocí a un sacerdote que decía “en las

prisiones y ante la muerte no existen los ateos”. Pienso que las personas

“batallan con la idea de Dios” o como debe conducirse la espiritualidad. Las

personas en determinados momentos hacen una “reflexión de creer o no creer”,

lo que hacen es “filosofar ante la vida”.

c. En una ocasión, un hombre mayor de 50 años me dijo “yo soy huérfano”; y yo

pensé, que no tenía familia, pero cuando continuamos hablando sus padres

murieron cuando él era un niño y todavía percibía esto como si fuera algo

reciente, que le afectaba en su vida. Si el centro de la persona es la familia, el

padre o la madre, cuando uno de estos fallece o ambos, mueren con ellos.

d. Tuve la oportunidad de atender a una familia de un paciente que falleció por

cáncer y una de las dificultades que afrontaron para trabajar con la pérdida fue

que ellos habían orado para que Dios lo sanara, así que surgieron sentimientos

confusos cuando la curación no ocurrió. Esos sentimientos afectaban sus vidas,

sus creencias y su proceso de duelo.

e. En otra ocasión, atendí a un joven que estaba afectado por que la ficción no

correspondía con la realidad. Él jugaba con juegos electrónicos de guerra y

cuando estuvo en el ejército quedo impactado con la realidad de la muerte.

Entrevistado # 2.

64
a. Atendí a una persona que al llegar a terapia lloraba de forma inconsolable la

pérdida de su madre. En el proceso de la entrevista inicial me informó que su

madre había fallecido 30 años atrás. En la terapia se manejaron asuntos no

resueltos que facilitaron que en la séptima visita modificara sus creencias

superando su pérdida. “Es el caso más dramático que he manejado”.

b. Tuve un caso de un menor de 6 años que no sabía expresar su pérdida

verbalmente. La persona había fallecido durante una tormenta y el niño dibujaba

unos trazos parecidos a monstruos, así fue como pudo dar forma a su dolor y

manejarlo.

c. Trabajé con una persona que perdió un hijo, y “no había avance en el proceso” de

duelo, “no había alivio, solo frustración”. El duelo terminó siendo patológico.

d. Tuve a otra persona que enviudó y asistía a un grupo de apoyo para personas

mayores, lo que favoreció que en unos 3 años tuviera una nueva pareja.

Entrevistado # 4.

a. Tuve muchos pacientes, padres con muertes de hijos entre 20 a 30 años, que

“nunca” aceptaban las pérdidas. Siempre los refería a grupos de apoyo para que

pudieran manejarlas.

65
Capítulo IV

Discusión

En este capítulo de la tesis se elaboran y analizan los datos recopilados a través de

la investigación. Se establecen correlaciones y diferencias, con la literatura reseñada,

ampliando igualmente, la aplicación de los conceptos y procesos de duelo en la cultura

puertorriqueña aportando información útil para las preguntas e hipótesis propuestas, y las

conclusiones del estudio. Se toma en consideración la sensibilidad, complejidad y

fenomenología del tema tratado. No se pretende establecer reglas, leyes, comparaciones o

generalizaciones sino aportar a la ampliación del marco teórico de duelo y adaptar el

mismo a las necesidades de la población puertorriqueña.

A su vez, proveer de información relevante a los terapeutas que trabajan con este

tipo de situaciones vitales que atañen a la naturaleza humana. Y si fuera posible, motivar

la reflexión de los profesionales en torno al duelo y su investigación en la población

puertorriqueña, retar sus definiciones, significados, procesos, connotaciones sociales y

terapéuticas, entre otras para suscitar el trabajo del duelo desde la normalidad que le da

origen y no, desde la patología tan presente en el contexto social globalizado. No se le

resta importancia en este planteamiento a la realidad de que entre un 10% a un 15% de

los duelos se conviertan en patologías (Fernández-Alcántara et al., 2015). Cabe señalar,

que este porciento puede variar de acuerdo con la fuente, acercándose hasta entre un 20%

y un 35%, considerando también la semántica de las inconsistencias entre las definiciones

de duelos complicados, prolongados o patológicos, entre otras. Sin embargo, estas

estadísticas, si facilitan información valiosa como la posible implicación, de que

aproximadamente un 80% de los deudos aparentemente manejan sus duelos sin la

66
necesidad de medicación o la dependencia de la ayuda profesional. No se puede decir

que, en este universo, no coexistan duelos elaborados deficientemente, pero si podría

sugerir la imperiosa necesidad de educar sobre el duelo, dentro y fuera del entorno

terapéutico y, por consiguiente, atemperar la necesidad de prevenir duelos patológicos,

ayudar a disminuir o controlar los duelos complicados y prolongados, facilitar la

resolución del duelo normal e identificar los duelos que requieran servicios preventivos o

tratamientos para su correcta evolución.

La elección del estudio cualitativo y, por consiguiente, la entrevista semi

estructurada ha permitido que se recoja la información para contestar las preguntas e

hipótesis planteadas y que surjan a la consideración nuevos acercamientos en términos

específicos y generales en relación con el duelo en la población puertorriqueña reseñando

nuestra aproximación cultural y contemporánea al mismo. Cada respuesta y relato o

anécdota lograda es un desafío para entender la complejidad del duelo y una forma de

retar la práctica de la psicología, intentando articular teoría, práctica y realidad.

Perfil sociodemográfico de participantes

La selección de la muestra de este estudio cualitativo se orientó por dos criterios

básicos. Como criterios básicos se tomó en consideración la intención o intenciones de la

investigación y el concepto de saturación (Díaz-Bravo, 2013; González, 2000). La

intención de la investigación es recopilar información de las fuentes originales,

entiéndase de los terapeutas que trabajan día a día con sus clientes, sobre aspectos

específicos del duelo en la población puertorriqueña. El segundo criterio de

intencionalidad definió la idoneidad de los requisitos de los participantes de la muestra en

términos de años de práctica y nivel educativo, así como la atención a pacientes o clientes

67
con condiciones de duelo (como queja principal o secundaria) en atención primaria.

Aunque se estableció como deseable la participación de entre 5 a 10 psicólogos, se señaló

igualmente que en la muestra final, si era necesario se acomodaría a criterios por

disponibilidad. Esto viene a representar el criterio objetivo entendiendo la idiosincrasia y

las dificultades de los procesos de investigación por la investigación en sí misma, y por

las situaciones profesionales que sufren los gremios de salud en el país. En este punto, se

tomó en consideración lo que la literatura de investigación sugiere como “saturación”,

según lo describe Díaz-Bravo, 2013:

El número de entrevistas que se debe realizar en un estudio cualitativo está dado,

por lo que se conoce como punto de saturación. Éste se refiere al momento en que

una entrevista ya no ofrece nuevos datos a los recolectados en entrevistas previas.

Es decir, la saturación señala que la recogida de datos es completa.

Así que la muestra quedó constituida por cuatro profesionales del campo de la

psicología de los cuales, 3 de ellos tenían un grado doctoral y uno en maestría. De los

doctores, dos obtuvieron su doctorado en psicología clínica y el último, en consejería

psicológica. El licenciado en psicología obtuvo su maestría en consejería psicológica.

Todos los participantes contaban con un mínimo de diez años de práctica profesional y

cumplían con el criterio básico de entre 5 a 10 años de práctica en duelo de acuerdo con

su preparación. De hecho, todos indicaron que a lo largo de sus carreras siempre habían

tenido participantes que, como queja principal, tenían dificultades para ocuparse por sí

mismos de sus procesos de duelo. También señalaron que los participantes atendidos

incluían a niños (por lo mencionado en las entrevistas de 6 años en adelante en su

68
mayoría) hasta adultos mayores. Algunas de las poblaciones atendidas contaban con

participantes de los programas de HIV/SIDA.

Aunque ninguno de los profesionales tenía certificaciones o estudios

profesionales pos académicos en duelo, todos ellos, como parte de su interés profesional

habían realizado lecturas (artículos y libros profesionales) sobre duelo. Entre estas

lecturas, recomendaron el libro de la autora Rosa Mariana Brea Franco: El Duelo Un

camino hacia la transformación. Igualmente se hicieron referencias a artículos sobre las

teorías de duelo de la Dra. Kübler Ross y a lecturas relacionadas al tema del duelo de la

mujer que ha tenido un aborto.

Análisis crítico del narrativo por preguntas

A continuación, se presenta un análisis crítico de las respuestas a cada pregunta

realizada durante las entrevistas. El propósito es contrastar y comparar la mayor parte de

la información resumida con la investigación actual. De esta forma se exploran los

diferentes planteamientos realizados tratando de evitar los sesgos y disminuir los

prejuicios que se pueden presentar en un análisis dada la naturaleza humana del que

investiga, escribe, reseña y analiza.

Se toma en consideración, en el análisis las expresiones de González (2000), en

torno a la teoría:

lo teórico no se considera como un cuerpo rígido a priori, sino desde una

construcción sistemática, confrontada constantemente con la multiplicidad de

ideas generadas por quienes las comparten y quienes se oponen a ellas, de las

cuales resultan un conjunto de alternativas que se expresan en la investigación

científica y que siguen diferentes zonas de sentido sobre la realidad estudiada.

69
Preguntas de la entrevista y resumen de sus respuestas con su correspondiente

análisis

1. ¿Cuál ha sido su experiencia al trabajar con duelo en la cultura puertorriqueña?

En la cultura puertorriqueña parece ser que la muerte se enmarca en relación con

la diversidad de creencias religiosas y en el nexo con los asuntos sin resolver alrededor

del fallecido o el fallecimiento.

Suárez (2011) cita a Rafael Briones para enmarcar una definición de la religión y

su significado e impacto en el ser humano. Dice Briones (2002) sobre la religión:

un sistema simbólico (compuesto por creencias, ritos, prácticas morales y formas

de organización), que pone en relación con los individuos y a los grupos con lo

“sagrado”, en busca de una solución a los problemas de la vida y la muerte, la paz

y la violencia, procurando una adaptación a la realidad natural, individual, social,

política, económica y cultural.

Respecto a los asuntos sin resolver se puede reseñar a Lacan según lo expresa

Battista (2011):

No estamos de duelo —dice Lacan— sino por alguien de quien podemos decir

haber sido su falta. Llevamos luto por quien era soporte, objeto soporte de nuestra

castración; así la castración vuelve a nosotros, y del negro al gris y del gris a los

colores, el duelo, ¿habrá de consumarse consumiéndose o consumiéndonos?

Integrando las significaciones de los datos y la literatura, se puede decir que el

puertorriqueño busca una respuesta a la incógnita de la muerte a través de sus creencias

religiosas las cuales le sirven de apoyo, pero que, para algunas personas y en ciertos

momentos, parecen no ser sufrientes para guiar el proceso del duelo y resolver los

70
asuntos irresueltos o incomprensibles que convergen con muertes violenta o inesperadas,

entre otras condiciones de fallecimientos. Estas muertes son incompatibles con las

creencias sobre el momento, la forma de morir, la edad; o la manera en que se termina o

transforma la relación establecida con el sujeto que se convierte a su vez, en objeto del

deseo y el anhelo. Emerge lo que desde el psicoanálisis se puede decir como una

“sumisión” al sufrimiento, al dolor, a la confusión aunada a la incredulidad sobre la

muerte y la mortalidad.

2. ¿Cuáles entiende usted son las diferencias en las manifestaciones de duelo de

los puertorriqueños cuando los comparamos con otras culturas?

Parece ser que la visión del puertorriqueño difiere de la anglosajona en términos

de la duración, rituales, acercamiento a la muerte y la perspectiva de vida, resumido esto

en la frase “la vida continúa”. Dice uno de los entrevistados, “para nosotros el duelo es

antes, durante y después del sepelio”. Aparentemente, perdura por más tiempo en su

proceso social, evolución individual e intensidad. La creencia religiosa rodea los ritos

funerarios y las creencias sobre la muerte. Para explicar las diferencias culturales, se

puede añadir:

Caycedo (2007) dice sobre la cultura:

Las diferencias en la vivencia del manejo de la muerte en cada cultura están

impuestas por el muy personal concepto de muerte que cada individuo haya

construido e introyectado a través de su historia, así como por el contexto social

donde crezca y se desarrolle, pese a las similitudes de los procesos expresados en

diferentes culturas.

71
De la Cruz (1997) habla sobre las diferencias de la cultura latina y anglosajona, y

entre otras cosas menciona en su artículo, que difieren en los rituales funerarios y la

conmemoración de los muertos. Para ambas culturas la muerte es “igual de dolorosa”; no

obstante, se relacionan con ella de forma diferente. Varias de estas diferencias se

presentan a continuación, en la Tabla 4.

Tabla 4

Diferencias en la expresión del duelo entre la cultura anglosajona y latina

Anglosajones Latinos
Se refieren a la muerte con la expresión Por lo general, hablan de la muerte
“passed away”. por su nombre.

Se distancian del concepto de la muerte. La asumen como un hecho natural.

Solicitan consejería. Trabajan su dolor en el círculo


familiar. Reciben apoyo familiar
incluyendo del parentesco lejano.

Conmemoración de los muertos: Conmemoración de los muertos:


“Halloween” El Día de los Muertos en México y
Centroamérica

Se lleva a cabo el funeral y una recepción Toman más tiempo para elaborar
y se vuelve “a la cotidianeidad”. el duelo; más allá del funeral.

Los hombres expresan sus emociones Los hombres limitan la expresión


abiertamente. de emociones por el concepto de
“hombría”.

Mayor intimidad en las ceremonias y Es un acontecimiento público.


ritos.

Durante los servicios funerarios recuerdan Durante los servicios funerarios


o rememoran la vida del difunto. los latinos se centran más en el
hecho de la muerte.

72
En los servicios fúnebres puede Los servicios fúnebres por lo
encontrarse que se crema al fallecido general son tradicionales o
antes del servicio religioso, donde se exponen el cuerpo antes de
expone una foto del difunto; en ocasiones cremarlo.
no se encuentra la urna con las cenizas
presente.

Poco contacto físico con el difunto. Besan, abrazan y tocan al difunto.

3. Partiendo de su conocimiento y experiencia, ¿cómo ha evolucionado la

expresión del dolor en el duelo en Puerto Rico? Explique.

Puerto Rico tiene presente en las últimas décadas, una subcultura que tiene

expresiones de duelo diferentes, en especial durante el sepelio, donde se rompe con la

tradición y se tiene al muerto fuera del féretro, en la motora, de pie, en la ambulancia. De

acuerdo con uno de los entrevistados, “es una forma de decir o expresar que no le temen a

la muerte, que la muerte no los controla; no me derrotaron”. Por otra parte, la muerte se

relaciona con crisis y su consiguiente, manejo; la resiliencia es importante para afrontar el

duelo. Otro de los entrevistados expone que algunos deudos, “lloran por lo que representa

para sí mismos”. En otras palabras, por lo que esa pérdida representa para ellos respecto a

la soledad, la seguridad económica o la carencia de esta. Hay un cambio en las creencias

religiosas que, aunque judeocristianas esencialmente, actualmente se observan en

conjunto con creencias espirituales universales o entretejidas con un acercamiento

espiritual hacia la naturaleza y la tierra, como fuente de inspiración para la vida.

Asimismo, el concepto de respeto se adapta a las corrientes de pensamiento

contemporáneos.

Expone Arias (2016) sobre las nuevas creencias de fe:

73
Hay quien teme que la fe se empobrezca con una religiosidad fundada en el amor,

el respeto, la reverencia y la defensa de la sacralidad de la Tierra y del hombre, sin

excesivas preocupaciones por un cielo lejano y misterioso.

Battista (2011) indica que “el duelo se despliega en el campo del narcisismo”.

Esto puede explicar porque las lágrimas no siempre estarían relacionadas con el dolor de

la pérdida, o al menos, a pesar de ese dolor, pudiera ser que se llora por otras razones

menos afectivas y si más egocéntricas.

4. ¿Qué modelos utiliza en sus terapias de duelo, y porque ha escogido a estos

sobre otros modelos?

Los modelos que con más frecuencia aparentan dirigir los procesos terapéuticos

son el Modelo de cinco etapas del duelo de Kübler-Ross, autora la Dra. Elisabeth Kübler-

Ross, el enfoque Sistémico de Familia que, entre sus diversas teorías tiene como autores

y contribuyentes más renombrados a Alfred Adler, Murray Bowen, Virginia Satir, Carl

Whitaker, Salvador Minuchin, Jay Haley y Cloé Madanes. Además, el Modelo

Cognitivo-Conductual, que entre su diversidad de procesos y acercamientos teóricos tiene

sus fundamentos en personalidades tan prominentes como Aaron Beck, Albert Ellis y

Meichenbaum y, por último, el Modelo de Necesidades que tiene como base la teoría de

la jerarquía de necesidades de Maslow (Abraham Maslow).

Discutiendo los diferentes modelos, se puede decir que el Modelo de Kübler-Ross

es ampliamente utilizado y reseñado en la literatura, así como discutido ampliamente en

las diversas academias puertorriqueñas que educan a los profesionales dedicados al

campo de la salud. El mismo surge de la experiencia de la Dra. Kübler-Ross con

enfermos terminales. No es extraño, entonces, que se relacione con los procesos de duelo

74
y toda clase de pérdidas, además de encontrar que este modelo tienda a ser el más

utilizado por los profesionales citados.

Miaja Ávila y Moral de la Rubia (2013) comenta sobre este modelo:

Las teorías de las etapas del proceso del duelo postulan que los enfermos

terminales o deudos pasan a través de una secuencia de reacciones emocionales,

que les permiten protegerse de la amenaza de las pérdidas inminentes. Kübler-

Ross señaló que las personas que se encontraban próximas a la muerte (enfermos

terminales) transitaban por cinco fases durante el duelo: negación, ira,

pacto/negociación, depresión y aceptación. La autora observó que estas fases

duraban diferentes periodos de tiempo; y se sucedían unas a otras o que en

ocasiones se solapaban.

Por otra parte, De Hoyos López (2015) en su artículo sobre el duelo en los niños,

cita a Kroen (1996) e indica que este “profundiza en el duelo infantil describiendo las

distintas respuestas adaptativas en cada etapa del desarrollo y propone pautas para

favorecer un adecuado manejo de la pérdida en el ámbito familiar”. Este parece ser el

fundamento para trabajar el modelo sistémico de duelo en familias con niños; los niños

resuelven su duelo en torno al ambiente familiar. Cabe mencionar, que los niños que

vienen de familias funcionales encontrarán la guía, educación, apoyo y espacio para

expresar su dolor, y manejar efectivamente su pérdida.

Respecto al Modelo Cognitivo-Conductual, Fernández-Álvarez, y Fernández

Álvarez (2017) presentan un planteamiento amplio que justifica la amplia aceptación y

utilidad de este modelo en la terapia de duelo. Argumentan que el TCC (terapia cognitiva

conductual) emplea un marco “de procesamiento de la información”, la aplicación de

75
intervenciones atiende los niveles de la conducta y la experiencia, así como la

personalidad. En los procesos de duelo, la forma en que se procesa la información, en

otras palabras, las creencias que se tiene de ella, influye en el comportamiento y la

conducta de los deudos por lo cual será necesario colocar dichas creencias en el marco de

referencia adecuado.

El Modelo de Necesidades es ampliamente discutido por Elizalde, Martí y

Martínez (2006). En su revisión crítica discuten los conceptos básicos del pensamiento de

Maslow sobre las necesidades: “motivación, meta motivación, motivo o deseo, necesidad,

jerarquía de las necesidades y autorrealización”. Los conceptos que utiliza en su teoría

justifican su adaptación al proceso terapéutico del duelo porque reconocen las diferentes

necesidades y formas en que se afectan las necesidades en el deudo. Estos autores

añaden:

Adicionalmente, Maslow menciona otros dos tipos de necesidades: las cognitivas

y las estéticas, aunque no las ubica en un lugar específico dentro de la jerarquía.

Las necesidades cognitivas, de saber y comprender provienen de las necesidades

básicas. Todo ser humano normal intrínsecamente desea saber y comprender, ya

que no es un ser pasivo que considere la realidad como algo meramente dado. La

insatisfacción de estas necesidades conduce a la frustración y al egoísmo. Las

necesidades estéticas tienen que ver con el orden, la simetría y el cierre, la

necesidad de aliviar la tensión producida por una labor no terminada y la

necesidad de estructurar hechos.

5. ¿Conceptúa usted el duelo como un proceso patológico? Explique.

76
Los profesionales entrevistados coincidieron en que el duelo no es un proceso

patológico. Es visto como una “herramienta” para manejar la pérdida, afrontar la crisis de

la pérdida y como “respuesta humana natural” ante la misma. Barreto, de la Torre &

Pérez-Marín (2012) dice sobre el duelo:

El duelo se describe como el proceso psicológico “normal” que se produce a

partir de la pérdida por la muerte de una persona querida. Es una experiencia

emocional humana universal, única y dolorosa, que puede delimitarse en el

tiempo, presenta una evolución previsiblemente favorable y requiere la necesidad

de adaptación a la nueva situación.

6. ¿Cómo define usted el duelo patológico? ¿Qué síntomas se presentan?

Aunando las opiniones de los entrevistados, la definición del duelo patológico y

sus características sería la siguiente: El duelo patológico surge de la dificultad para

aceptar la pérdida; no se realiza o se completa el trabajo del duelo que requiere de

acciones concretas diversas para trabajar las emociones, entre ellas el coraje. Por tanto,

surgirá una sensación de vacío prolongado sujeto a una negación continua de la pérdida y

un bloqueo emocional que no encuentra un sentido práctico de la vida. En el transcurso

del tiempo, se añadirán síntomas parecidos a una depresión mayor (ideación suicida,

entre otros) y una afectación de las funciones diarias, del desempeño laboral y

académico, de las relaciones y la salud física. Barreto, 2012 se refiere a esto como “el

fenómeno del duelo complicado o patológico”. Una vez más, no se diferencia entre uno y

otro término. Asumiendo en este momento, como términos homólogos Fernández-

Alcántara et al. (2015) comenta sobre el duelo complicado:

77
Los síntomas centrales incluyen un fuerte anhelo por la persona que ha fallecido,

dificultad para aceptar la pérdida, sentimientos de shock o incredulidad, emociones como

la rabia, la amargura, la pena o la culpabilidad con respecto al fallecimiento y problemas

importantes al nivel de funcionamiento cotidiano que se mantienen al menos 6 meses tras

la pérdida.

7. ¿En qué se diferencia el duelo normal de un duelo patológico? ¿Cómo lo

define? ¿Cuándo la literatura se refiere a un duelo normal podemos hablar de un duelo

“saludable”?

Hay congruencia entre los entrevistados al indicar que el duelo normal transcurre

entre etapas que dan paso a la aceptación, a un recuerdo del difunto de una manera

sosegada, sin remordimiento o culpas. La intensidad de las emociones disminuye

significativamente, así como su duración (tal vez, las emociones estén presentes en

momentos significativos como aniversarios y cumpleaños o la Navidad o en ciertos

momentos donde los recuerdos a su vez traigan otras memorias sensibles). El deudo

tomará control de su conducta y sus emociones. Se considera a su vez que un duelo

normal es un duelo saludable.

Alameda y Barbero (2009) relacionan el duelo con un proceso natural y saludable

y argumentan:

Es importante comprender que el duelo no se considera a priori como una

patología, sino que se trata de un proceso normal cuya elaboración puede llegar a

aportar a la persona un mayor grado de madurez personal, aunque también puede

complicarse. Por tanto, los objetivos primordiales de los cuidados primarios ante

una situación general de duelo serán: a.) que la persona lo elabore de la manera

78
más natural y saludable posible, b.) detectar precozmente el duelo complicado, c.)

asumir el seguimiento de personas con duelo complicado.

8. Hable sobre algunos de los conceptos de enfermedad, crisis, trauma,

adaptación, crecimiento y desarrollo en el duelo.

Los participantes anexaron al manejo del duelo los conceptos de crisis, trauma,

síntomas relacionados a la depresión y adaptación a una nueva realidad. Quedó plasmado

el pensamiento de que los niños manejan el duelo de acuerdo con las creencias y los

recursos con los que cuentan sus padres o adultos responsables que los cuidan. Se señaló

que el “modelaje” de los adultos influye en la respuesta del menor a la pérdida.

A estos efectos se puede citar a Díaz Curiel (2011) que abunda sobre el concepto

de trauma de la muerte:

Uno de los investigadores que más se han aproximado a la delimitación y

definición del Duelo Complicado es Prigerson que diferencia la “pena traumática”

con presencia de síntomas de malestar por la pérdida (pensamientos intrusivos

sobre la persona fallecida, añoranza, búsqueda del fallecido y soledad como

resultado del fallecimiento) de los síntomas de “malestar traumático” (falta de

metas y/o inutilidad respecto al futuro, sensación subjetiva de indiferencia o

ausencia de respuesta emocional, dificultades para aceptar la muerte, excesiva

irritabilidad, amargura y/o enfado en relación a la muerte).

Desde una perspectiva evolutiva Acosta y Bembibre (2016) reflexionan en su

artículo sobre el duelo infantil por un progenitor y departen:

en la infancia, se observan discrepancias entre los autores respecto a la edad en la

que se podría vivenciar el duelo, si bien en general lo vinculan al desarrollo

79
cognitivo y afectivo; pudiendo variar también en función del sexo. A estas dos

variables individuales mediadoras de los efectos a corto y largo plazo de la

pérdida, sumarían su influencia otras relativas al contexto como el tipo de

fallecimiento, el estilo de afrontamiento del progenitor superviviente, las

características del ambiente familiar o el apoyo social recibido.

Continuando el análisis desde una perspectiva evolutiva y de adaptación, Ridaura,

Penelo y Raich (2017) refieren:

Perinatal grief, like other bereavements, is a process that goes through different

phases, can last several months or years, and changes over time. The moment in

the life cycle at which these deaths occur, the absence of a visible person to cry

over, the difficulty in sharing experiences and memories with the family and the

social environment, as well as the sudden irruption of the news at a moment in

which life and death coincide in time, and the youth of the progenitors are just

some of the factors that may complicate the process of emotional adaptation to

the loss (Ben Soussan, 1999; David & Gosme-Séguret, 1996; Oakley, McPherson,

& Roberts, 1990; Robinson, Baker, & Nackerud, 1999; Stirtzinger & Robinson,

1989).

Ridaura y colaboradores (2017) también encuentra en su estudio importantes

aportaciones sobre la sintomatología depresiva y el duelo:

With regard to the first goal of describing the evolution of the grief and the

symptoms of depression throughout the year after perinatal loss, our results are

consistent with the findings of authors such as Beutel et al. (1995), Carrera

(1995), Janssen et al. (1996), Korenromp, Page-Christiaens, Van den Bout,

80
Mulder, and Visser (2009), Lok and Neugebauer (2007) and Lok, Shing-Kai, Tak-

Sing, Sahota, and Kwok-Hung (2010), who found symptoms of depression in the

short term after the loss. Our results partially support the hypothesis that BDI

scores would decrease significantly throughout the follow-up process, because we

only found statistical differences between the first and the subsequent

assessments. In fact, our results are aligned with those found by Janssen et al.

(1996), who reported a recovery of depression symptomatology at the end of one-

year post-loss and by Lok et al. (2010), who observed a larger reduction for BDI

scores within the first three months post-miscarriage, whereas subsequent

reductions through 6 and 12 months did not reach statistical significance. This

result supports the argument that the psychological and emotional symptoms of

grief can sometimes be confused with or overlap with those of a major depression,

although they are distinguished by symptomatic criteria and the duration of the

episode. The symptoms of depression that we have observed in our sample were

shorter and decreased between the first follow-up and the subsequent ones

without any therapeutic intervention being carried out.

9. ¿Se puede hablar del duelo como proceso?

Se coincidió en la conceptuación del duelo como proceso por todos los

entrevistados. El diccionario en línea de la Real Academia Española define proceso como

“Acción de ir hacia delante; transcurso del tiempo y conjunto de las fases sucesivas de un

fenómeno natural o de una operación artificial”. Tuirán (2011), entre otras

consideraciones sobre el duelo indica que el psicoanálisis se refiere al “proceso de

81
desapego del ser perdido”. El duelo, por consiguiente, es un hecho vital que requiere de

un tiempo para transitar diferentes fases hasta su resolución final.

10. ¿Qué significado tiene el trabajo del duelo?

Durante este proceso, atravesar fases o etapas, implica llevar a cabo unas acciones

para manejar las emociones que surgen como consecuencia de la pérdida, y la posibilidad

de revalorar las creencias sobre la vida y la muerte. Staude (2011) señala “El trabajo al

que el acto del duelo convoca es la inscripción de esa pérdida y la construcción lenta,

paulatina y dolorosa de aquello que se perdió”. Ornelas Tavares (2016) describe este

proceso a la luz de los planteamientos de Stroebe y Schut (1999):

la pérdida de un ser querido da lugar a lo que Stroebe y Schut (1999) designaron

como el proceso dual de afrontamiento, que genera dos tipos de mecanismos: los

orientados hacia la pérdida y elaboración de la muerte, y los orientados hacia la

restauración.

11. ¿Qué implicaciones tiene considerar el duelo como un proceso y hablar sobre

trabajo del duelo en relación con el concepto o elemento de tiempo?

La significancia del tiempo en el proceso del duelo es irrelevante si se compara

con la influencia del trabajo que se debe realizar en cada parte del proceso, o sea en cada

etapa. Entonces la importancia del tiempo, que tiene un valor relativo con una atención

individual y diferente para cada individuo, radicará en lo que se haga o se deje de hacer

para resolver el duelo; en otras palabras, en cómo sucede ese tiempo.

Sobre lo anterior, Díaz, Losantos y Pastor (2014) declaran que:

82
El hecho de que sea un proceso implica también que es algo activo, no es algo que

ocurre y se resuelve solo con el tiempo, sino que hay cosas que hacer y decisiones

que tomar para resolver adecuadamente el duelo.

12. ¿Se puede hablar o considerar el duelo como atemporal? ¿En qué contexto?

De acuerdo con los psicólogos entrevistados, hay diversos contextos en que se

puede hablar sobre un duelo atemporal, desde aquellos donde no ha surgido un cierre,

pasando por la perennidad del sentimiento del duelo hasta el duelo de los padres por la

pérdida de un hijo o el duelo por aquellas muertes violentas. Alameda & Barbero (2009)

comenta sobre el duelo de los padres: “No obstante, la muerte de un hijo presenta

determinadas características específicas que precisan de una reflexión y una

consideración particulares”.

13. ¿Cómo influyen las creencias religiosas en el duelo? ¿Cómo influyen en la

duración del duelo?

Los entrevistados indicaron que, en Puerto Rico, la diversidad de creencias

religiosas o espirituales rigen los ritos funerarios e influyen en la expresión del dolor. Sin

embargo, se observa que, si bien representan un apoyo y un recurso en el duelo, ciertas

creencias pueden resultar “tóxicas o poco saludables”. El componente de la fe y la

espiritualidad, puede ser el cimiento para ayudar a que el duelo evolucione favorable y

saludablemente contribuyendo con la esperanza (sea cual sea su significado para el

doliente); en ninguna forma, debe contribuir a que aparezcan o se mantengan síntomas

patológicos del duelo. Yoffe (2014), en su tesis doctoral expone que el tipo de

afrontamiento religioso negativo incluye el dolor espiritual, el malestar, la frustración;

descontento con la iglesia o con Dios, el pensamiento relacionado al castigo divino

83
respecto a la enfermedad o por un evento traumático o estresante, como puede ser la

muerte.

Abundando sobre el papel de la religión, su evolución e influencia en

Latinoamérica se puede citar a Rivera Ledesma, López Lena y Zavala Jiménez (2014):

Briseño (2007) ha reportado que si bien la religión ha constituido un importante

dispositivo de control del comportamiento de las personas en América Latina, ha

sufrido importantes cambios en los últimos tiempos; la religión católica parece

haber perdido mucha de su antigua influencia en la vida cotidiana de los

individuos, en tanto que las sectas protestantes o evangélicas han mantenido o

acrecentado esa influencia sobre sus seguidores; en efecto, si bien existen

diferencias entre grupos e incluso países, lo cierto es que las religiones cristianas

de corte evangélico han crecido significativamente en Latinoamérica,

evidenciando quizá la necesidad de encontrar un soporte efectivo a las

necesidades espirituales individuales. Se ha destacado (Pérez, Sandino y Gómez,

2005) que una religión puede aportar recursos adaptativos a personas que afrontan

sucesos traumáticos o problemas cotidianos, y que las creencias religiosas pueden

contribuir al reajuste del significado de los problemas de la vida, haciéndolos más

manejables.

Continuando con la reflexión de la literatura de acuerdo con Rivera Ledesma y

colaboradores:

Sin embargo, dicho recurso adaptativo puede llegar a constituir una importante

fuente de estrés adicional al elevar el nivel de exigencia ética en el sujeto que lo

practica. Algunos sujetos confrontados con situaciones altamente estresantes,

84
entre ellas la incidencia de enfermedades de pronóstico difícil, suelen presentar un

tipo de afrontamiento religioso que Pargament, Koenig y Pérez (2000) y

Pargament, Smith, Koenig y Pérez (1998) han identificado como luchas

espirituales. Estas son esfuerzos para conservar o transformar una espiritualidad

que ha sido amenazada o dañada (Pargament, Murray-Swank, Magyar y Ano,

2005; McConnell et al., 2006) son expresiones de conflicto, cuestionamiento y

dudas respecto a la fe, Dios y las relaciones sociales religiosas.

14. ¿Cómo manejan los no creyentes, ateos o agnósticos el elemento del tiempo

en la evolución de su duelo?

Surge una coherencia de opiniones, afín a la experiencia de los no creyentes ante

la realidad de la muerte. La opinión generalizada es que las emociones convergen en la

desesperación absoluta ante el carácter irreversible de la muerte. Para los terapeutas, la

relevancia radica en la responsabilidad de realizar sus intervenciones tomando en

consideración que el pueblo puertorriqueño es descrito como cristiano y espiritual, por lo

cual deben ajustarse a las necesidades de sus clientes sin sesgos en sus procesos

terapéuticos. A estos efectos, recomienda Martínez-Taboas y colaboradores (2011) que

“la posición más sensata es entender y respetar la posición de su cliente y realizar un

trabajo clínico efectivo y de ayuda, en donde el posicionamiento del ateísmo no se vuelva

el foco de la terapia”.

15. ¿Qué papel juega el tiempo en el duelo? Explique.

Las opiniones convergen sobre la necesidad de reconocer que el doliente necesita

tiempo para procesar su duelo, como se ha comentado con anterioridad el tiempo es

inherente al proceso y, por consiguiente, al duelo. En la singularidad de cada ser humano

85
se cimenta el tiempo que requerirá la resolución de su duelo. Se considera, además, como

un indicador de la dificultad para resolver un duelo. Díaz, Losantos y Pastor (2014) en su

guía para tratar el duelo comentan que “la duración del proceso es muy personal”. Por

otra parte, Pereira (2010) en su artículo: Evolución y diagnóstico del duelo normal y

patológico formula esboza sobre el tiempo de resolución del duelo un paralelo entre la

población española y otras cercanas a su realidad:

La cuestión de la duración del duelo es un tema controvertido, ya que está muy

influido por cuestiones culturales. Es comúnmente aceptado que la expectativa de la

duración de un duelo en los países anglosajones es menor que en las del sur de Europa.

En nuestro contexto sociocultural, se trataría de un duelo de duración mayor de dos años.

16. ¿Cómo manejan, asimilan o difieren los deudos sobre la percepción del

tiempo en el duelo entre ellos y el resto del mundo?

Los entrevistados coinciden en que la percepción del tiempo puede alterarse luego

de eventos traumáticos o vitales. El tiempo del doliente en ciertas etapas puede tender a

girar alrededor del fallecimiento o el fallecido. Fernández (1988) comenta que el tiempo

en el ser humano se define a través de “ritmos endógenos o ritmos biológicos

universales” y añade que coexiste con “el sentido subjetivo del transcurrir del tiempo en

el hombre, que es un acto mental”. Lynch y Oddone (2017) hablan sobre la subjetividad

de la percepción:

La complejidad de la muerte como fenómeno justifica que su abordaje teórico

pueda adoptar distintas perspectivas. Por un lado, encontramos el conocimiento relativo a

su naturaleza; por otro, el relativo a la percepción, introyección y re creación que cada

individuo realiza de ese suceso objetivo, que derivará en subjetivo a partir de las

86
características de la personalidad de cada uno, y de las normas y las interpretaciones

vigentes en la sociedad donde habita.

17. ¿Cómo impacta positiva o negativamente a los deudos el factor del tiempo en

la resolución de su duelo?

A pesar de que se puede aceptar que cada persona resolverá su duelo o se adaptará

a la pérdida de acuerdo con su propio ritmo, y que el tiempo se puede considerar como un

indicador de duelo prolongado y, por consiguiente, complicado o posiblemente

patológico, se advierte que hay dos factores relevantes para sopesar, de igual importancia

en la resolución de este, primero, la sucesión de las etapas y segundo, identificar cuando

el duelo se enmascara detrás del tiempo.

Estevan y colaboradores (2016) expone entre los factores que definen el duelo

prolongado (síntomas de ansiedad por separación, anhelo muy intenso por el fallecido,

punzadas de dolor) la profunda pena que se presenta a diario “durante más de seis

meses”. Entre otras consideraciones, Cabodevilla (2007) indica sobre el duelo

enmascarado, que las personas callan sus pérdidas, presentando somatizaciones que no

relacionan con la perdida. Vedia (2016) se refiere al “duelo retrasado” como aquel que se

encuentra “inhibido, suprimido o pospuesto”. Agrega que la persona presenta “una

reacción emocional insuficiente” que consecuentemente puede ser expresada en el futuro

“de forma desproporcionada”. Respecto a las etapas del duelo las mismas se asumen

como un referente para guiar el proceso para los profesionales y deudos (Hammond,

2013).

18. ¿Cómo influyen los sistemas sociales en el proceso del duelo?

87
En Puerto Rico, se nota una marcada influencia de las creencias religiosas, de la

familia y las redes sociales en los procesos de duelo. Las creencias religiosas y la familia

se distinguen como un apoyo social.

En correspondencia con lo expresado sobre las redes sociales, Jiménez (2013)

expone lo siguiente sobre las redes sociales por internet (abreviadas como RSI):

Aunque es un fenómeno relativamente reciente, han aparecido ya un buen número

de artículos que analizan la expresión del duelo o la preservación de la memoria

de personas desaparecidas mediante cuentas de RSI. Entre ellos se pueden

destacar los trabajos de Robert Dobler (2009), Amanda Williams y Michael

Merten (2009), Jed R. Brubaker (Brubaker & Vertesi, 2010; Brubaker & Hayes,

2011; Brubaker, Kivran-Swaine, Taber, & Hayes, 2012; Brubaker, Hayes, &

Dourish, en prensa), Brian Carrol y Katie Landry (2010), Alessandra Micalizzi

(2010), y Rebecca Kern, Abbe Forman y Gisela Gil-Egui (2013). Robert Dobler

(2009) compara las cuentas en las RSI de personas fallecidas en las que los

allegados continúan escribiendo ‒concretamente cuentas de MySpace‒ con los

lugares al borde de la carretera donde se dejan flores, fotografías o escritos en

recuerdo de alguien que allí murió. Concibe ambos fenómenos como una forma

de religiosidad popular y, a la vez, una reacción a la frialdad de la industria

americana de la muerte.

Por otra parte, respecto al apoyo de la familia, múltiples guías sobre duelo como

la del Departamento de Medicina de familia de la Universidad de Wisconsin Escuela de

Medicina y Salud Pública aconsejan que las personas busquen el apoyo de la familia y los

amigos durante el proceso de pérdidas. Indican además que en ocasiones las personas que

88
son identificadas como recursos de apoyo se sienten incomodos con la necesidad del

deudo de repetir su experiencia. Por eso recomiendan que la persona que busca ayuda

trata de encontrar a otras personas que sean buenas escuchas o, por el contrario, busquen

grupos de apoyo para el duelo o consejería en duelo. De la misma forma recomiendan la

búsqueda del apoyo espiritual en especial en casos donde las personas comiencen a

confrontar sus creencias religiosas.

Barreto y colaboradores (2012) mencionan que el escaso apoyo social puede ser

un factor precipitante de duelos complicados. Villacieros, Serrano, Bermejo, Magaña y

Carabias (2014) explican la importancia del duelo en las diferentes etapas del proceso del

duelo:

The sphere of social relationships is presented as a relevant dimension, both in

the 3rd and 4th tasks of working through grief (Worden, 1997), as is the concept

of psychological well-being through positive relationships (Ryff & Keyes, 1995).

Thus, social support (SS) counted on by a person in mourning, may be a matter of

much importance in the early stages, of softening and cushioning the impact of

the death of a loved one (damping effect), as well as in the final stages of assisting

the improvement and recovery of the bereaved (recovery effect) (Lobb et al.,

2010; Mancini, Prati & Bonanno, 2011; Stroebe, Wech, Stroebe & Abakoumkin,

2005).

19. ¿Esta influencia, si alguna, afecta la duración del duelo? (refiérase a pregunta

número 18).

Nuevamente, estas influencias y el grado de afectación en el proceso de duelo

dependerán de cada persona y su proceso. Villacieros et al. así como otros investigadores

89
mencionados en su estudio no han podido determinar la influencia del apoyo social en la

duración del duelo, aunque, si han podido relacionar el apoyo social como un posible

predictor de duelo complicado; no obstante, las conclusiones de los estudios son

ambivalentes.

20. ¿Es el elemento tiempo en lo que respecta a su duración, un factor a

considerar para concluir que una persona presenta un duelo sin resolver?

La experiencia señala que con el paso del tiempo (puede considerarse en años) las

personas van perdiendo destrezas y recursos propios para manejar el duelo. Entonces, el

duelo en estos casos se convierte en un indicador de un proceso que evoluciona desde la

normalidad a la complicación o un posible duelo patológico.

García-Viniegras, Grau y Pedreira (2014) señalan que “se ha incrementado la

tendencia a hablar de duelo complicado, que puede incluir duelos crónicos y

patológicos”. Mencionan diversos factores para identificar este tipo de duelo, entre ellos

y con respecto a la duración del duelo dicen:

El doliente, meses después, se siente ignorado y sin recibir ayuda profesional; hay

"regresos" después de una evolución aparentemente normal del duelo, en ciertas

fechas hay desproporcionada tristeza, se instala una esperanza crónica continuada

de retorno de la persona amada.

21. ¿Un duelo sin resolver es un duelo patológico?

Los duelos sin resolver no necesariamente deben considerarse como patológicos.

Es necesario evaluar como la persona está asumiendo el proceso, cuáles son sus

herramientas de manejo y los posibles indicadores de un duelo complicado considerando

el contexto cultural donde se desarrolla.

90
Echeburúa, Salaberría, Corral y Cruz-Sáez (2012) argumentan sobre la diversidad

de situaciones que derivan en la atención terapéutica de psicólogos y psiquiatras, entre

ellos el duelo y razonan como sigue:

Además del aumento de los trastornos mentales, las demandas terapéuticas a los

psicólogos sanitarios/clínicos y a los psiquiatras han cambiado considerablemente

en los últimos años. Ahora se tiende a consultar, además de por los cuadros

clínicos “tradicionales” (depresión, trastornos de ansiedad, esquizofrenia,

adicciones, entre otros), por problemas “menores”, derivados de una exigencia de

una mayor calidad de vida por parte de los pacientes. Estos problemas, que no

constituyen propiamente trastornos mentales, reflejan una patología del

sufrimiento o de la infelicidad, es decir, una situación de insatisfacción personal a

la que hay que buscar algún tipo de respuesta asistencial al margen de los centros

de salud mental. Entre ellos se encuentran el duelo por la pérdida de un ser

querido… En las clasificaciones psiquiátricas estos problemas adaptativos se

denominan “códigos Z” y son un reflejo de la psico patologización de las

dificultades de la vida cotidiana, así como de los efectos de una sociedad

competitiva, individualista, con carencia de redes de apoyo familiar y social y sin

tiempo para los demás, que favorece la soledad y la incomunicación.

22. Los dolientes de familiares o amigos que nunca aparecen o se encuentran sus

cuerpos, ¿pueden cerrar su duelo? Explique.

Las creencias religiosas asignan a los deudos la responsabilidad de tener una

actitud piadosa con los muertos, manifestado esto por, la deferencia en el trato a sus

cuerpos, enterrarlos en tierra bendecida, orar por ellos y recordarlos u honrarlos con su

91
visita en lo que es considerado como su última morada. Ante la desaparición o

inexistencia del cadáver, estos rituales no se realizan, no hay a donde ir para orar por el

muerto lo que al menos se entiende que influye negativamente para facilitar la resolución

del duelo. En cierta forma no es algo esperado ni normativo y la realidad de la muerte no

se concreta, persiste la incertidumbre ante lo desconocido.

La psicóloga puertorriqueña Ada Padró (2015) comenta respecto al desenlace del

duelo: “para muchos el duelo nunca termina”. Y esta tendencia es independiente de la

presencia o ausencia del cuerpo del difunto.

23. ¿Qué significa un duelo resuelto? ¿Qué características tiene? ¿Qué papel juega

el tiempo en esas características?

Duelo resuelto, se refiere a la resolución del proceso de duelo permitiendo la

aceptación de la pérdida, la continuidad de la vida, recuerdos saludables, tal vez

nostálgicos, pero agradables del difunto que no despiertan reacciones intensas, ni

remordimientos. La persona se ha incorporado nuevamente plenamente a la vida. Un

aspecto importante es que el doliente ya no se arroga una ilusión de control o la visión

retrospectiva de que pudo cambiar las circunstancias o evitar la muerte. Suárez-Rienda

(2011) comenta sobre este asunto:

Otros autores como Freud (1973), Pau Comes (1972), Edgardo Courdeu y col.

(1994), Gabriela Dumay (2000), Carolina Mahomed (2006) o Marco Gómez

Sancho (2007) entre otros, coinciden en definir al duelo como el proceso psíquico

necesariamente elaborado y vivido por el deudo tras una muerte cercana, con el

fin de ser el espacio establecido para transformar el dolor en dulce añoranza.

92
24. A su juicio, ¿cómo se puede definir un tiempo razonable para resolver un

duelo?

Resolver un duelo aparenta ser un proceso que no tiene una fecha determinada y

que puede durar varios años. Específicamente la experiencia en los procesos de terapia en

Puerto Rico indica que su resolución se puede dar entre un periodo de 1 a 5 años, siendo

3 años el promedio de resolución del duelo. Sin embargo, se aclara que considerar los

duelos como resueltos al año de transcurrida la pérdida, precisa que concurra con un

proceso de aceptación de esta. Se añade que la emoción de la tristeza continuará presente

en el devenir del tiempo, pero esta presencia será cada vez más menos intensa.

Baretto y colaboradores afirman que “La mayoría de las personas que

experimentan un proceso de duelo y, por tanto, de sufrimiento, se recuperan con mayor o

menor fortuna, en un periodo relativamente corto de tiempo que suele oscilar sobre los

dos y tres años”.

25. Este tiempo razonable para resolver un duelo, ¿es el mismo para todas las

edades (infantes, niños/as, adolescentes, adulto joven 18-25, adulto 26-40, adulto mayor

40-65 años y mayores de 65 años)?

Se difiere de la duración del duelo por etapas de crecimiento y desarrollo. Se

indica que, las personas manejan de forma diferente el proceso de duelo, de acuerdo con

las particularidades que conciernen al fallecido, su fallecimiento y las características

propias del doliente. En el caso de los niños, su resolución dependerá de su edad y del

entorno familiar; algunos llegarán a la adultez sin resolver procesos de duelo. Se puede

decir que el adulto mayor, tiende a manejar el proceso de duelo mejor debido a que ya

93
está relacionado con la presencia de este proceso debido a las múltiples pérdidas que ha

afrontado en su vida y en especial, en la vejez tardía.

Para contextualizar la dificultad de establecer un tiempo razonable de duelo, se

toma solo una de las etapas de crecimiento y desarrollo como ejemplo de lo vasto y

variado que puede resultar este planteamiento. Según la etapa madurativa en que se

encuentre el niño, será distinta la manera de entender el concepto de muerte y la forma de

expresar su duelo (De Hoyos López, 2015):

1. Primera infancia (desde la lactancia hasta los 3 años). Los niños tan

pequeños obviamente no comprenden el concepto de muerte, pero sí de

abandono o separación percibida como amenaza a su seguridad y

bienestar. Ante la ausencia de la figura materna, presentarán inicialmente

reacciones de llanto, inquietud y actitudes de alerta que con el tiempo

darán paso a un estado de apatía.

2. Niños de 4-6 años. En estas edades, los niños tienen un concepto limitado

de la muerte y creen que es algo provisional y reversible. Además,

predomina el «pensamiento mágico» de que los deseos pueden hacerse

reales, por lo que es necesario reiterarles lo ocurrido y su significado con

un lenguaje claro y sencillo. Aparecen con frecuencia los siguientes

mecanismos de defensa: conductas de regresión (enuresis, succión del

pulgar), angustia de separación, miedo a morir, perplejidad (preguntan

reiteradamente por el fallecido, sobre cuándo va a volver), negación de la

realidad, aislamiento y ambivalencia (parece no afectarles la pérdida y

responden con preguntas o afirmaciones inadecuadas). Suelen sentir rabia

94
por el abandono y lo expresan proyectándola hacia sus familiares y

mediante juegos agresivos, travesuras, irritabilidad, o pesadillas.

3. Niños de 7-12 años. En este grupo etario cabe destacar el hecho de que ya

se diferencia la fantasía de la realidad, y también están presentes los

sentimientos de culpabilidad. Puede ocurrir que el niño tenga habilidades

para comprender la muerte, pero no para afrontarla adecuadamente. Entre

las respuestas adaptativas más frecuentes se encuentran la negación

(manifestada en comportamientos agresivos o excesivamente eufóricos en

un intento de aislarse del dolor que no soportan), la idealización del

fallecido, la culpabilidad (en niños que no pueden expresar la tristeza que

sienten), el miedo y la vulnerabilidad (enmascarada en hostilidad), y la

asunción de un rol adulto (hermanos mayores cuidando de los pequeños).

4. Adolescentes. En este grupo de edad, a la situación de pérdida del ser

querido se le añade la superación de los cambios y conflictos personales

propios de su etapa madurativa. La necesidad de aislamiento, la presencia

de sentimientos de culpa y el sentirse incapaces de cumplir las

expectativas familiares complican más aún el duelo. A veces, el

adolescente renuncia a vivir su propio dolor («duelo aplazado o

congelado») y lo transforma en rabia, miedo e impotencia, pudiendo

aparecer incluso ideaciones suicidas. Es frecuente la presencia de

insomnio, fracaso escolar, baja autoestima, pérdida de amistades,

conductas de riesgo (deportivas, sexuales, drogas), apatía, depresión y

ansiedad. Suele ser más intermitente que en el adulto, reviviendo con

95
frecuencia la pérdida durante su periodo de crecimiento, especialmente en

circunstancias vitales trascendentes.

26. El ritmo de vida actual, ¿implica una restricción o disminución en la duración

del proceso de duelo?

El ritmo de vida actual implica cierto grado de desconexión con procesos vitales

incluyendo el proceso de asimilación y manejo de la realidad de la muerte. Actualmente,

la visión de la muerte para las generaciones más jóvenes hasta adultos de edad media se

produce a través de versiones de la realidad intervenidas por la fantasía de los juegos y

desde el individualismo social contemporáneo reflejado a su vez, en las redes sociales.

Esto unido a exigencias de índole económico tienden a disminuir y afectar el proceso y la

duración del duelo.

Elizalde, Vilar y Martínez (2006) refieren sobre la modernidad y la muerte:

El grupo de expertos sobre la relación cultura y desarrollo humano reunidos en

Bruselas afirmó que: “La modernidad ha pretendido transformar al ser humano en

‘un manojo de necesidades’ y la sociedad de consumo propone en suma un

‘sucedáneo de la trascendencia’. La necesidad del absoluto y la angustia de la

muerte son así ocultadas.

27. ¿Cuáles, a su juicio, han sido los cambios en el siglo XX y XXI que más han

influenciado los procesos de duelo y su duración?

La influencia en los procesos de duelo se refleja en nuevas prácticas fúnebres

como la cremación y en los cambios, que por consecuencia se observan en los velatorios

(en ocasiones con la presencia del cuerpo solo por unas horas, o en recuerdo del fenecido

se coloca una foto, pero no su cuerpo o también sin que se produzca el velatorio). Otras

96
influencias tienen que ver con el acercamiento espiritual que, aunque todavía con una

fuerte presencia de creencias judeocristianas, demuestra cambios en la concepción de una

espiritualidad más universal. Las redes sociales, (el facebook, el twitter; myspace, etc.)

se unen ahora a las manifestaciones de duelo desde la distancia. La tecnología y los

cambios en la economía también modifican las formas de expresar el duelo y sus rituales.

Un cambio producto de la tecnología que brinda acceso a la información y la economía

que, si bien puede ser voluble, parece ser mejor que en otras décadas en Puerto Rico, es el

que se refiere al acceso y asesoría profesional sobre el duelo.

Jiménez menciona en su artículo sobre el tema de las redes sociales y el duelo, lo

que comenta Dobler al respecto:

Even more than a depiction, it represents an act of creation by the deceased, who

put something of himself into the construction of his online identity. While the

palpable memorial sites manifest the physical loss of the person, a MySpace

profile holds the memory of the deceased frozen in time and thus unchanged in the

minds of mourners. The transformative aspect of death is removed, and the

deceased effectively becomes a “ghost” in a space that is not tangible and a time

that is arrested. (Dobler, 2009, p. 185).

Carmona (2008) aporta a esta discusión el cambio que ha surgido en las últimas

décadas el proceso de velatorio:

Hoy en día, en el acompañamiento al cadáver, en las funerarias, que es el sitio

donde se practican los rituales del velorio, los familiares y amigos íntimos

permanecen solo horas y luego se van a sus casas y regresan para el entierro. Este

hecho hace que el velorio se envuelva en un halo de frialdad y desapego.

97
28. ¿Cómo evoluciona el duelo de uno natural a uno patológico? ¿Cuáles son los

factores que afectan esta evolución?

El tiempo, puede ser un factor negativo en la evolución, en especial, si pasa

mucho tiempo desde el momento de la muerte y el deudo, no presenta mejoría o progreso

en la resolución del duelo. A su vez, se manifiestan pobres recursos emocionales para

manejar la ausencia, el coraje o la negación. Otros indicadores, pueden ser la dificultad

para cerrar ciclos o elaborar una despedida; la pobre autorregulación de las emociones y

la intensidad de las mismas a pesar del transcurso del tiempo, teniendo en cuenta la forma

en que se originó la muerte (violenta o inesperada). Cabe mencionar, que este tipo de

muertes también pueden advertir de un posible duelo complicado en especial si la pérdida

se relaciona con un hijo. Las múltiples pérdidas pueden añadirse a estos factores que

predisponen posiblemente a un duelo patológico.

Tuirán Rougeon (2011) argumenta lo siguiente:

En “Duelo y melancolía”, Freud marca la diferencia entre el duelo normal en

tanto reacción a la pérdida de un ser amado, el duelo patológico definido por él

como una dificultad para retirar la libido de los vínculos que retienen al doliente

al lado del objeto perdido, y la melancolía, que la define como la reacción a una

“pérdida de objeto sustraída de la conciencia”.

Barreto et al. (2012) comenta:

Las respuestas normales y anómalas de duelo, como se ha podido entrever,

abarcarán un espectro en el que la intensidad de la reacción, la presencia de una

serie de comportamientos relacionados con el proceso y el tiempo, determinarán

la diferenciación de las mismas

98
29. y 30. ¿Se encuentra usted de acuerdo con los criterios para el diagnóstico de

duelo en el DSM IV y DSM 5? Explique.

La discusión general propone un desacuerdo con ciertos elementos o criterios

expuestos en el DSM IV y DSM 5. Expone también que algunos profesionales e incluso

corrientes de pensamiento o teorías no dependen de estas guías para realizar el trabajo

terapéutico. Una de las principales coherencias respecto al diagnóstico de duelo aúna la

experiencia de que el tiempo que toma la resolución del duelo puede tomar mucho más

de un año. Inclusive, si toma un año es solo para aceptar la pérdida, para disminuir la

intensidad de las emociones, para integrarse funcionalmente a la vida, pero el sentimiento

de duelo y tal vez asuntos relacionados, persistirán en el tiempo hasta que eventualmente

se resuelvan o evolucionen. En este punto, se plantea la necesidad de que los terapeutas

asuman valientemente el manejo de sentimientos y asuntos que requieren de una

profundidad y complejidad para promover la sanación, la salud y la vida.

Una reflexión adicional bosqueja sobre los síntomas del duelo su parecido y

posible correlación e identificación con los síntomas de una depresión mayor, pero, no

obstante, siguen perteneciendo al duelo. Se elucida que la evolución del duelo, su manejo

y las circunstancias que lo rodean determinaran si se desarrolla finalmente una depresión.

En este punto es menester aclarar y enfatizar que pueden coexistir patologías previas.

También, hay que añadir que algunos duelos presentan sintomatología parecida a un

trauma.

Los desacuerdos y críticas de los profesionales al DSM IV y, posteriormente, al

DSM 5, son bien conocidos por las profesiones relacionadas a la salud mental.

Específicamente el amplio debate que se generó a partir de la elaboración del DSM 5. Por

99
primera vez, y gracias a la tecnología, informática e internet la discusión sobre las nuevas

categorías diagnósticas se globalizó y las opiniones profesionales llegaron desde muchos

y diversos lugares del mundo. Sandín (2013) escribió un exhaustivo artículo sobre estos

cambios y comenta sobre el duelo y la depresión lo siguiente:

También se han elevado críticas a diversas categorías de trastornos mentales

cuyos criterios fueron modificados, manteniéndose los cambios polémicos, o

relativamente polémicos, únicamente para algunas categorías, tales como la exclusión del

duelo (bereavement exclusion) en el episodio depresivo mayor…

En anteriores versiones del DSM (desde el DSM-III) existe un criterio de

exclusión para el diagnóstico del episodio depresivo mayor aplicable a los síntomas

depresivos que tenían una duración menor de dos meses tras la pérdida de una persona

querida (exclusión del duelo). La supresión de la exclusión del duelo para el diagnóstico

del episodio depresivo mayor ha dado lugar a cierta polémica relacionada con la validez

del diagnóstico del trastorno depresivo mayor (TDM; véase Wakefield, 2013). Aunque

estos autores han sugerido que el trastorno depresivo mayor causado por el duelo difiere

del causado por otros estresores, esto no implica que no se dé dicho trastorno, sino todo

lo contrario. Esta exclusión fue omitida en el DSM-5 porque (APA, 2013): (a) el duelo no

suele durar dos meses, sino entre uno y dos años; (b) el duelo es un estresor grave que

puede desencadenar el episodio depresivo mayor en personas vulnerables, el cual suele

asociarse a mayor sufrimiento, ideación suicida y otros problemas graves; (c) los

síntomas depresivos asociados al duelo responden al tratamiento de forma similar a los

síntomas depresivos desencadenados por otros estresores. Como alternativa, el DSM-5

100
incluye una nota para ayudar al clínico a diferenciar entre los síntomas característicos del

duelo y los del TDM.

31. ¿Qué comentarios, de parte de sus participantes, escucha más frecuentemente

en su práctica con respecto a la duración de su duelo e intensidad de este? ¿Estos

comentarios se originan de sus participantes o son emitidas por alguna otra persona,

causando un impacto significativo en los dolientes?

Los comentarios que se pueden considerar incorrectos o inadecuados para

expresar el pesar por un duelo o aquellos, que, en apariencia, buscan “dirigir o

superficialmente motivar” el proceso, tienen su origen con las personas más cercanas al

deudo (familiares, amigos). Paradójicamente, el discurso del propio deudo puede resultar

en detrimento para sí mismo. En terapia la función y el fundamento de estos

pensamientos y comentarios deben ser contextualizados. La huella que dejen estos

comentarios dependerá de la etapa en que se encuentre el doliente y, aunque resulten ser

una presión en el individuo, no se infiere que las consecuencias sean definitorias o

trágicas para el proceso.

Jiménez se pronuncia sobre el apoyo social y los grupos de duelo:

Ante la falta de rituales de luto están surgiendo respuestas para hacer posible

seguir el proceso del trabajo de duelo de una forma menos aislada. Este es el

sentido de la aparición de los grupos de apoyo al duelo, donde se expresa y se

escucha aquello que ha sido prohibido, rechazado y excluido del discurso cultural.

32. ¿Cuáles son los efectos emocionales de estos comentarios en los

sobrevivientes (infantes, niños/as, adolescentes, adulto joven 18-25, adulto 26-40, adulto

mayor 40-65 años y mayores de 65 años adultos)?

101
No se establece una diferencia en el efecto o presión que ejercen los comentarios

hechos por otras personas a los deudos; si se enfatiza que el discurso íntimo del deudo

afecta directamente sus procesos cognitivos y emocionales. No parece ser significativa la

etapa de crecimiento y desarrollo en que se encuentre el ser humano para justipreciar los

mismos. Como se ha comentado anteriormente, la etapa del proceso y como la están

manejando los deudos, será la que determine la presión social de estos comentarios.

De Hoyos López (2015) habla sobre el efecto de frases inadecuadamente

expresadas a los menores:

Frases como “no llores”, “no estés triste”, “tienes que ser valiente y portarte como

un mayor” les reprimen y prolongan su angustia. No es justo apartar al niño de la realidad

que le rodea con la intención de evitarle sufrimiento; esto sólo se lo enquista. Y el tiempo

no lo cura todo, sólo desdibuja los recuerdos; pero no borra el sufrimiento.

Vedia (2016) discute en su artículo los “duelos desautorizados o silentes”, sobre

aquellos duelos de personas que fallecieron de forma violenta debido a dificultades de su

conducta, de compañeros que fallecieron de SIDA, de amantes, de suicidios y cita a Pérez

(2014) sobre los mismos:

Hay ciertas normas sociales tácticas que orientan sobre quién puede y debe hacer

el duelo, cómo, por quién, y por cuánto tiempo, salirse de esos

condicionamientos, hace que algunos dolientes sufran en soledad y sin apoyos al

no verse autorizados para expresar lo que sienten, sin encontrar una escucha a su

malestar, ya que los familiares y amigos evaden hablar del tema.

Soria-Escalante, Orozco, López & Sigales (2014) perfeccionan las opiniones

anteriores y concluyen:

102
Son las palabras del otro las que densifican la experiencia, las que inhiben

o impiden que se libere el afecto, aquellas que ante la conmoción afectiva

de una pérdida osan decir a modo de súplica “no llores” o “ya no estés

triste”. Y cuando se dice eso las lágrimas encuentran más aliento y la

tristeza más sentido.

Por eso es que Lacan resalta que el afecto está hecho del efecto de la

estructura de lo que en alguna parte es dicho (Lacan, 1977, p. 23). Los

afectos no son susceptibles de represión.

33. ¿Cómo afecta a los dolientes la percepción de los profesionales en el campo

de la psicología, en términos de la duración de su duelo luego de transcurridos entre 6 a

12 meses de su pérdida?

El tiempo nuevamente no es relevante al asunto a discutir. Por el contrario, se

percibe que en cualquier momento donde el deudo requiera atención, el terapeuta debe

acoplarse a las necesidades de su cliente relegando sus creencias de fe y valores; no debe

juzgar a partir de las mismas ni imponer estas o su criterio profesional. Queda expuesta la

necesidad del profesional de prepararse para insertarse en procesos de larga duración sin

que se afecte su ánimo profesional al acompañar a estas personas a transitar el dolor de la

pérdida.

La percepción de la muerte ha cambiado para las personas en los últimos siglos,

siendo más notable estos cambios en las últimas décadas. Los profesionales de la salud

mental también se ven inmersos en estos cambios como personas y debido a la relación

que mantienen con su profesión. Sobre la percepción de la muerte Lynch et al. cita a

103
Philippe Ariès, como “uno de los especialistas más destacados en el estudio de la muerte”

y añade:

sostiene en varias de sus obras (Ariès, 1992) que la percepción de la muerte en

Occidente ha atravesado dos grandes etapas. La primera de ellas, a la que

denomina “la muerte domesticada”, abarca desde el Siglo VI hasta el XVIII. Los

individuos tomaban conciencia de su muerte ante la aparición de ciertos signos

naturales y la esperaban confiados en Dios. La muerte consistía en una ceremonia

pública en la que estaban presentes los familiares, incluidos los niños. Se aceptaba

la muerte de una manera natural y sin expresiones extremas de emoción. En la

segunda etapa, a la que denomina “la muerte invertida”, la muerte se oculta y

cambia su sentido. El lugar en el que ocurre se desplaza desde el hogar familiar al

hospital, y las ceremonias funerarias y los duelos devienen más discretos e

íntimos. A partir de mediados del Siglo XX (Seale y van der Geest, 2004), ese

proceso de institucionalización de la muerte se profundizó. El proceso de morir

(dying) —incluidos los rituales, en su función, tanto respecto del muerto como de

los sobrevivientes— se profesionalizó. Al mismo tiempo, fenómenos tales como

el aumento de la esperanza de vida, el envejecimiento de la población y otros

relacionados han influido en que las personas ya no sean socializadas en la

muerte. Tanto es así que Blanco Picabia y Antequera Jurado (1998) llegan a

sostener que, en las sociedades occidentales actuales, se intenta silenciar e

invisibilizar la muerte. Frente a ella, surgen como respuesta dos tipos de actitudes:

una, definida por el rechazo y la desritualización; la otra, por la renovación del

ritual y del cuidado de quien está por morir (Seale & Van der Geest, 2004).

104
Sería muy fácil decir que los psicólogos por ser psicólogos y de acuerdo con su

formación profesional se visualicen libres de estereotipos y que sus percepciones deban

considerarse correctas; guiadas por fundamentos científicos o empíricos, que aplicados a

la psicología práctica son congruentes con las necesidades particulares de sus clientes. No

obstante, no siempre es así, de hecho, la misma disciplina tiene lo que podríamos llamar

sus propios “sesgos” o deficiencias. Comparando la línea de esta pregunta con un artículo

publicado por Martínez-Taboas et al. sobre el ateísmo (aunque no el mismo tema sí muy

ilustrativo del planteamiento anterior y también considerando que este grupo social es

motivo de argumentación para otras preguntas), se puede decir que los estereotipos o al

menos ciertas ideas pueden regir o no, el acercamiento terapéutico con ciertos tipos de

clientes o temas. En este aspecto y aunque aplicado al ateísmo “los autores proponen que

los practicantes de la psicología deben de conocer más a fondo las particularidades e

idiosincrasias de las personas ateas para ofrecerles un servicio psicológico libre de

estereotipos y prejuicios”.

En la literatura sobre duelo no existe un consenso sobre la “duración del duelo

normal” y no se ha explorado, como influye la percepción profesional moderna sobre la

duración del duelo planteada por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos

Mentales, DSM 5. Surgen múltiples discusiones sobre el tema y sobre cómo afecta la

realidad de la muerte a los profesionales de la salud, en especial a los que tratan con los

pacientes en ambientes médico-hospitalarios o para aquellos que se encuentran bajo

cuidados paliativos. Incluso se esbozan ideas relacionadas a cómo afecta la intensidad del

dolor y las emociones del doliente, la capacidad de intervención de los profesionales que

trabajan con el duelo. A partir que se considera una necesidad orientar a dolientes,

105
personas interesadas o profesionales sobre los procesos de duelo, nacen múltiples guías

de duelo que se pueden acceder por internet. Muchas de ellas proceden de fundaciones y

organizaciones sin fines de lucro, otras de profesionales y otras de diferentes

instituciones. Por mencionar algunas, mayoclinic.org; medlineplus.gov; Guía para

familiares en duelo recomendada por la Sociedad Española de Cuidados Paliativos

(SECPAL).

34. ¿Cómo se compara el impacto de estos comentarios entre los diferentes

grupos de edad (infantes, niños/as, adolescentes, adulto joven 18-25, adulto 26-40, adulto

mayor 40-65 años y mayores de 65 años?

En apariencia los mayores saben manejar y aceptar los comentarios de otras

personas sobre su duelo. Interiormente, y luego según se expresa en la terapia pueden

confrontar esas expresiones con sus verdaderos sentimientos buscando una respuesta para

sí mismos.

La evolución del duelo depende de diversos factores intrínsecos y extrínsecos,

variados investigadores y teóricos desde Freud y Worden pasando por Parkes, Kübler-

Ross y algunos más recientes como Stroebe o Kroen hacen referencia en sus conclusiones

y juicios sobre dichos factores. Pereira describe los cinco factores relevantes para Bowlby

en la evolución del duelo y señala a la personalidad, como el “factor de mayor

influencia”. Si bien, el apoyo social y su contexto son importantes, inquietando este, en

ocasiones al deudo, en otras apoyándolo, es la personalidad la que aparenta ser

determinante en el manejo de todas las situaciones que conlleva un duelo. No se

encuentran muchas discusiones profesionales sobre el efecto negativo o positivo en el

deudo de comentarios realizados sobre su duelo en su entorno social; de hecho, no

106
aparentan haber estudios directos sobre el tema, aunque si menciones y argumentaciones

en otros artículos. López-Cepero, Fernández-Jimenez & Senín-Calderón (2009) aportan

a la discusión sobre aspectos de la personalidad y el duelo, citando a Bonnano (2004)

cuando habla sobre la resiliencia desde la perspectiva de la personalidad y la psicología

positiva. Departen sobre el mismo:

La resiliencia, por el contrario, se refleja en la capacidad para mantener un nivel

de funcionalidad psicológica y física estable y saludable tras la ocurrencia de un

suceso estresante o traumático. Esta distinción es importante porque muchos

teóricos del trauma consideran que las personas que no muestran distrés ante

pérdidas o eventos traumáticos reaccionan de una forma patológica, cuando en

realidad estas personas pueden haber superado dicho trauma poniendo en marcha

un proceso de ajuste adaptativo, saludable y positivo.

35. ¿Existe una diferencia conceptual entre luto y duelo? ¿Qué implicaciones

tiene en relación con la duración e intensidad del duelo?

Las palabras en su uso cotidiano y popular pudieran usarse indistintamente. El

luto sigue teniendo una connotación o significancia relacionada a rituales y expectativas

sociales. El duelo continúa viéndose como el proceso para trabajar la pena. Actualmente,

las exigencias del luto o la forma exterior y visible de llevar el duelo tiende a ser flexible

y no estructurada por cánones rígidos.

Caycedo (2007) expone desde el punto de vista antropológico habla sobre el

significado del luto y el duelo:

El luto es la expresión más o menos formalizada de responder a la muerte, es

decir, la muestra externa de los sentimientos de pena y duelo ante el fallecimiento

107
de un ser querido. Representa los actos culturalmente definidos, realizados

después de la muerte; incluye rituales y comportamientos específicos a cada

cultura y religión En los países occidentales, esto incluye los entierros, la ropa de

luto, los sufragios, entre otros. El luto se guarda como señal de respeto,

solidaridad u homenaje por grupos concretos, en circunstancias especiales. Por

ejemplo: una comunidad puede llevar lazos de colores especiales en un día

concreto o durante un período particular. Por ejemplo, tras los atentados del 11 de

septiembre de 2001 se llevaron lazos rojos, blancos y azules (colores de la

bandera estadounidense). Por otra parte, el duelo es el sentimiento subjetivo

provocado por la pérdida, generalmente asociado con la muerte de un ser querido.

Fernández-Alcántara desde la representación psicológica define duelo según

Romero (2013): “el conjunto de reacciones emocionales, cognitivas y conductuales que

tiene lugar tras la pérdida de un ser querido”.

Jiménez (2013) asume las definiciones de luto y duelo de acuerdo con “Thomas

(1991) y di Nola (2007)” e indica:

entiendo por luto el conjunto de actitudes y comportamientos impuestos por la

colectividad a todos aquellos a quienes por su origen o su condición les atañe el

desaparecido, cualquiera que sea el vínculo afectivo que les unía a él. Es la

sociedad la que regula las relaciones entre el muerto y el sobreviviente,

estableciendo ritos, prohibiciones, penitencias y deberes hacia los desaparecidos.

El duelo se basa en el afecto, mientras que el luto se refiere a actitudes

ritualizadas impuestas por la sociedad

108
36. En la literatura inglesa se destaca “bereavement, grief y mourning”. ¿Estos

conceptos se adaptan al duelo del puertorriqueño? ¿Alguno de ellos representa una

diferencia en términos de la duración e intensidad del duelo?

El consenso general es que no se utilizan estos conceptos en la práctica. Los

mismos se relacionan nuevamente con el Modelo de Kübler Ross. Yoffe (2003)

argumenta sobre estos términos en su tesis y cita la distinción que hace Jaramillo (2001)

sobre “mourning y grief” señalando que “en castellano ambos términos son sintetizados a

través de la palabra duelo”.

37. ¿Cuáles son las reglas sociales del duelo en Puerto Rico?

Las reglas sociales tienen como base las concepciones religiosas y espirituales

asentándose en las virtudes y valores religiosos más que personales. Se manifiestan por lo

general, en los ritos funerarios y aniversarios, momentos en que se espera el apoyo social

de familia y amigos cercanos.

Desde una visión antropológica de la influencia de las religiones cristianas en los

rituales mortuorios, Suarez (2011) indica que las religiones han estado “transformándose

y moldeándose a las necesidades del creyente”: Desde el catolicismo, el protestantismo y

los Testigos de Jehová surgen los siguientes cambios:

• Catolicismo. Según el estudio de caso realizado por Ricardo Falla (1986),

sacerdote jesuita y antropólogo natural de Guatemala, el entierro es la

aceptación pública de la muerte, en la que participa toda la comunidad. El

acto social que le antecede es el velorio. El novenario es una actividad

que, como su nombre indica, dura nueve días desde la noche del entierro.

El sentido de dicho ritual, en palabras del sacerdote antropólogo, “recae en

109
que la muerte lleva una preparación de nueve días de recomendación del

alma, es decir, de aceptación previa de la muerte misma” (Ob. Cit.: 55).

También este proceso es visto como “el paso del muerto, simbólicamente

presente, al nacimiento de una vida nueva “, realizándose entre otras

razones para que el espíritu del fallecido no quede vagando y dañe a los

vivos.

• Protestantismo. De la compilación de artículos bajo el título Construyendo

la vida a través de la muerte (Vázquez, 2009), el artículo de Lucía

Vázquez nos revela la necesidad de la religión de adaptarse y renovarse a

las nuevas tendencias de la sociedad actual (desvalorización del ideario del

“más allá” a favor de la “anulación total del individuo”), haciendo

especialmente hincapié en el modo en cómo “canalizar la muerte” desde

su mensaje hacia el creyente (Vázquez, 2009). En este sentido, coincido

con la autora respecto a que, en las sociedades contemporáneas, la muerte

–vista como algo cultural e intrínseco de forma transversal en el ciclo vital

del ser humano– ha pasado a ser un estado clínico indeseable, reflejo de la

desaparición total de una persona ante sus semejantes. Este tipo de

pensamiento es el que está ocasionando grietas, aún invisibles, en los

cimientos físicos y psíquicos de la persona. Partiendo de aquí, la actuación

de la religión y la cultura es esencial, pues en la actualidad son las únicas

vías que siguen incluyendo la muerte en la vida de sus miembros,

dándoles respuestas ante los miedos que pueda ocasionar.

110
• Testigos de Jehová. Para finalizar, resaltamos la labor etnográfica desde el

imaginario de los Testigos Cristianos de Jehová ante la muerte, realizada

por Julieta Arcos (2004). En su estudio, Arcos revisa los diferentes

enfoques sobre muerte, dentro de grupos religiosos minoritarios no

católicos, a fin de contrastar los resultados con en el enfoque católico. En

su estudio etnográfico, apunta de forma crítica al despojo del paciente y

familiares, en espacios hospitalarios, de sus tradiciones entorno a la

muerte, a favor de reglamentos institucionales (Arcos, 2004). Sus últimas

páginas recogen la forma de estructurar la vida del testigo cristiano de

Jehová en relación al imaginario de la muerte, considerándose ésta como

eje central a partir del que se construyen las relaciones sociales.

38. Se menciona en la literatura de diferentes interpretaciones del concepto del

tiempo. En términos del duelo, ¿existe un tiempo subjetivo y uno cronológico?

Los profesionales coinciden en la interpretación del tiempo en el duelo a partir de

lo que dice la literatura y dicta su experiencia. Barreto et al. (2012) describe al duelo

como “un proceso dinámico y multidimensional que evoluciona a través del tiempo a

pesar de que en el momento del dolor emocional el doliente tiene la impresión de que el

mundo se paraliza”.

Hablar sobre el concepto de tiempo es hablar sobre un tema complejo. El

conocimiento que se tiene sobre este se basa en la experiencia Para ilustrarlo Vásquez-

Echeverría (2011) indica:

El tiempo cosmológico o Tiempo I, es el tiempo calendárico, objetivo, medible

por ciclos naturales. Regula, en diferentes grados a los organismos vivos por los

111
ciclos naturales: noche-día (nocturnidad/diurnidad), invierno-verano, etc. El

tiempo perceptivo o Tiempo II, es el tiempo del ser viviente, de la conciencia

inmediata, operativa y utilitaria, definido como estimación interna del tiempo.

Imprescindible para realizar operaciones en el espacio (conducir, cazar, no

colisionar, etc.) y poder planificar acciones a futuro (desplazarse y llegar a

tiempo, etc.). Aquí se ubican los estudios sobre el reloj interno (cf. Wearden,

2005). También incluye la percepción de “que pasa el tiempo”. Se excluye, por

tanto, la obsesión por el tiempo: la medición del tiempo y el tiempo como invento

humano (la división de segundos, minutos y horas es parte del tiempo cultural).

Tercero, El tiempo de la memoria y el proyecto o Tiempo III. Es el tiempo

interno, subjetivo, historizable. Aquí se elabora una teoría del sujeto o narrativa

del yo y es el lugar de los proyectos de Vida. A su vez, aquí se introducen los

procesos inconscientes, que son atemporales. Se ubican en este tiempo las

categorías conciencia del tiempo interna (velocidad con que se siente pasar el

tiempo) y la perspectiva del tiempo interna, definida como la percepción subjetiva

de cuán cerca se siente el pasado, el presente y el futuro. Por último, El tiempo de

la historia, de las sociedades y la humanidad, el Tiempo cultural o Tiempo IV.

Aunque Laplanche engloba aquí cosas muy diferentes entre sí (como el “tiempo

de la humanidad”, de millones de años, asimilable a un tiempo geológico) puede

considerárselo, esencialmente, como el tiempo social y cultural. El tiempo de los

modos de vida de los colectivos, que refiere, entre otros, al desarrollo artefactual,

la vinculación con la naturaleza y la divinidad, los modos de producción, entre

otras características etnográficas. Incluye la representación del tiempo de cada

112
cultura, por ejemplo, las concepciones lineales, circulares o en espiral. Estos

niveles de análisis de la temporalidad no pueden ser entendidos de forma separada

o como componentes atomizados. Representan cuatro niveles que se afectan

mutuamente.

39. Manejando el duelo desde la Teoría Ecológica de Urie Brofenbrenner (1979),

¿Cómo interactúan los sistemas y sus creencias en la evolución del duelo?

Los puertorriqueños tienen una gran influencia de los sistemas más cercanos a

ellos como la familia y la religión o el concepto compartido o particular que se tiene

sobre la espiritualidad. Generalmente, esta influencia es vista como un recurso de apoyo,

pero se explica que bajo ciertas circunstancias las creencias religiosas pueden alterar

negativamente el proceso de duelo. Se propone una relación bilateral entre estos sistemas

influyéndose mutuamente. Esta relación puede explicarse de acuerdo a Torrico y

colaboradores (2002) quienes citan a Brofenbrenner diciendo “lo que realmente hay que

considerar es cómo la persona percibe el ambiente más que como pueda existir en la

realidad objetiva”. Continúan explicando en su argumentación:

“en una sociedad o grupo social en particular, la estructura y la sustancia del

micro-, el meso- y el exosistema tienden a ser similares, como si estuvieran

construidos a partir del mismo modelo maestro, y los sistemas funcionan de

manera similar. Por el contrario, entre grupos sociales diferentes, los sistemas

constitutivos pueden presentar notables diferencias. Por lo tanto, analizando y

comparando los micro-, meso- y los exosistemas que caracterizan a distintas

clases sociales, grupos étnicos y religiosos o sociedades enteras, es posible

113
describir sistemáticamente y distinguir las propiedades ecológicas de estos

contextos sociales” (Bronfenbrener, 1979, pp. 27-28).

40. De acuerdo con el modelo teórico de Sanders (1989), ¿cómo afectan la

motivación, los moderadores internos y externos, la duración del duelo?

Por primera vez, emerge en esta discusión, el concepto de victimización como

moderador interno en el proceso de duelo e independientemente de las situaciones que

rodean la muerte del fallecido. Acompañando este concepto, aparece la noción de la

ganancia secundaria que no necesariamente nace de la victimización, aunque pueden ser

conexas. La ganancia secundaria puede aprenderse cuando consciente o

inconscientemente, se reconoce que se obtienen beneficios de cierto estado o

sentimientos.

Los moderadores internos, mencionados difieren de los reseñados por el marco

teórico de Sanders (edad, fuerza del ego, sexo, apego, relaciones de ambivalencia y

dependencia, funcionamiento físico del deudo). Mientras en la mención de los

moderadores externos, hay una coincidencia con aspectos como la red de apoyo, la

religiosidad y la situación socio económica.

41. A su juicio, en una elaboración propia de una teoría de duelo, ¿qué papel

jugaría el tiempo en su teoría? ¿Qué significado tendría para un proceso normal de duelo

y uno patológico?

Uniendo la teoría sobre un posible marco teórico del duelo desde la perspectiva de

los entrevistados, sin limitarse solo a las respuestas proporcionadas en estas preguntas se

puede decir que “el duelo es una experiencia universal que implica un proceso individual

en el cual las acciones principales del deudo estarán dirigidas a aceptar el carácter

114
irreversible de la muerte y a adaptarse a la ausencia del ser querido”. Emociones intensas

como la tristeza y el coraje, e incluso sentimientos como la culpa y el resentimiento

deberán ser manejados efectivamente con recursos propios o externos para que pueda

haber un cierre de este evento vital de vida, una despedida y un ajuste a la nueva realidad.

El deudo emergerá de esta experiencia transformado, y con esperanza; si es creyente, con

ideas y un concepto espiritual diferente. Este proceso, se desarrollará por etapas,

esencialmente dos, y en un tiempo personal que estará definido e influenciado por

diferentes factores como las circunstancias de la muerte, edad, personalidad, asuntos

irresueltos, sentimientos de apego, creencias, percepción de apoyo social, situación socio

económica, entre otros. El lapso para la resolución del duelo puede fluctuar entre un año

a 5 años, tomando como promedio un periodo de unos 3 años.

La evolución del duelo normal, que consecuentemente derivará en un duelo

resuelto, manifestará la disminución y autorregulación de las emociones, así como, los

acercamientos a incorporar recuerdos y vivencias saludables del difunto a la

cotidianeidad de la vida del doliente. Dos factores, determinarán el duelo irresuelto

patológico, la primera, la prolongación del duelo, (un periodo igual o mayor de 5 años)

que puede indicar que el doliente adolece o ha agotado los recursos propios para resolver

el duelo. La segunda, la incapacidad para integrarse con efectividad a las funciones

diarias (actividades del hogar como cuido de los hijos, quehaceres; actividades laborales

o académicas, de la comunidad). Esta última, puede surgir en cualquier momento o etapa

del duelo. No obstante, no proviene de una incapacidad momentánea o a consecuencia de

la reacción inmediata ante la muerte. Las etapas del duelo serán dos: la primera,

115
consistirá en la expresión y el consiguiente manejo de las emociones y creencias para

finalmente, entrar en la segunda etapa de la aceptación o el desenlace.

Como consideración final y aclaratoria, en el momento que surja un “duelo

irresuelto prolongado o irresuelto patológico”, haciendo una distinción en el significado

de estos, es preciso explorar la intencionalidad del duelo. Criterio, por el cual, se guiarán

los recursos de ayuda o apoyo adicional que requiera el deudo.

Este intento de producir un marco comprensible del duelo en la población

puertorriqueña, de acuerdo con la realidad de la experiencia práctica y el quehacer diario

de los profesionales entrevistados se enlaza con otros intentos de profesionales que

trabajan, entre otras cosas, con duelo. La Dra. Muñoz-Berrios cita en su artículo sobre “El

complejo manejo del duelo” publicado en el periódico El Nuevo Día, que ella y la Dra.

Rosabal han creado el “Modelo Sistémico para el Manejo de Duelo” como “herramienta

para los profesionales de la salud en el manejo efectivo del duelo”. Dice sobre este:

El propósito de este trabajo es ofrecer una alternativa teórica dentro de los

modelos de conceptualización del duelo; a partir del desarrollo de un modelo

sistémico de la sanación de la pérdida. Este modelo contempla, además, variables

como desarrollo físico, comportamiento emocional y espiritual, compartido en un

entorno sociocultural-ecológico creando así una visión holística, que torna en un

instante único cada proceso de duelo que se evalúa.

42. ¿Se podría establecer una diferencia entre un proceso normal de duelo

mientras se manejan problemas, situaciones o síntomas meritorios de atención clínica

como insomnio, ansiedad, depresión? ¿Podrían confundirse algunas de estas

manifestaciones como la tristeza aguda con la depresión; la inquietud y el insomnio con

116
ansiedad? ¿Retardaría la forma de conceptuar y manejar estos síntomas o manifestaciones

el proceso de duelo?

El duelo se distingue de otros síntomas y condiciones de atención clínica; el

origen de la tristeza y otras emociones del duelo son propias del duelo. Condiciones o

problemas de personalidad y depresiones recurrentes u otras patologías pueden estar

presentes con anterioridad al duelo y agudizarse ante la presencia de este. Igualmente, el

duelo puede evolucionar desfavorablemente hasta convertirse en un duelo irresuelto

patológico y puede surgir una confluencia con el desarrollo de depresión mayor u otras

patologías.

Fernández-Alcántara (2015) escribió sobre los hallazgos de la investigación

realizada por Simon, et al (2007) respecto a la conexión y comorbilidad entre el duelo

complicado, el trastorno depresivo mayor y el trastorno por estrés post traumático.

Análisis del resumen de generalizaciones y diferencias

Las interpretaciones de los datos recopilados en las entrevistas se hacen bajo la

consideración citada por González (2000):

Para esta metodología resulta esencial experimentar la realidad tal como los otros

la experimentan, correspondiendo a una perspectiva fenomenológica que busca

una comprensión detallada de la perspectiva de otras personas, no buscando la

verdad absoluta y respetando las diferentes perspectivas que los sujetos poseen.

Es preciso entonces aclarar que independientemente de las generalizaciones

resultantes o de las diferencias encontradas, la literatura reseñada con anterioridad, así

como muchos otros artículos, contemporáneos pueden diferir de ciertos hallazgos o

coincidir con otros. La forma en que afronta el individuo la realidad de la muerte, así

117
como las investigaciones desde diferentes campos del saber: biológicos, sociales,

antropológicos, psicológicos, económicos, evolutivos, entre otros siempre denotarán

cierta ambigüedad y a su vez, parecerán inconclusas debido a la profundidad y

complejidad del fenómeno, que siendo una experiencia universal humana trasciende su

universalidad para tener un sentido único. Debe considerarse que incluso las personas que

trabajan en estas investigaciones, así como cada profesional (médicos, enfermeros,

trabajadores sociales, psicólogos, etc.) desde su realidad profesional y personal

confrontarán en algún momento su finitud, su propia vida; el significado y la

incertidumbre de la muerte y de lo desconocido. Tales juicios, se producirán en un

microcosmos de carácter individual que solo coincide con otros en la realidad común de

nuestra humanidad. A partir de esta coincidencia, surgirán elementos comunes en

relación con la vida y la muerte, pero cada uno desde su propia y singular percepción

fenomenológica. Esto hace que el resultado final de la comprensión del duelo y la muerte

sea un constructo psicológico y social complejo. Incluso, la misma definición de la

muerte es controversial desde el punto de vista médico (Anaya-Velázquez & Padilla-

Vaca, 2010; Hernández, 2006).

Por tal razón, el análisis resultante de la información obtenida se realiza

introyectando en la medida de sus posibilidades las sensibilidades particulares capturadas

en la representación fenomenológica de cada experiencia individual y sintetizando a

partir de estas, las coincidencias sin entrar en debates estériles ni reduccionistas. El

tratamiento del duelo en Puerto Rico tiene como referente el conocimiento periférico de

investigaciones realizadas en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica principalmente.

En este momento, ya se esbozan diferentes esfuerzos desde la academia y la práctica para

118
crear un marco desde donde se entienda el duelo y la muerte desde la realidad

puertorriqueña. Cabe mencionar, que el referente de investigaciones en el Caribe procede

de Cuba y República Dominicana, lo que es importante por su cercanía cultural e

histórica. Todos estos esfuerzos en el campo de la psicología, la tanatología, el trabajo

social y otros campos humanistas se dirigen a la comprensión del proceso y la forma en

que el individuo lo afronta, bien sea aceptándolo, desafiándolo u oponiéndose. Desde la

perspectiva psicológica, se busca apoyar en la evolución de un proceso coetáneo a nuestra

naturaleza. Esta necesidad se evidencia en la evolución social de un hombre menos

social, asimismo en la corriente cada vez más común, de conceptuar patologías a

procesos afines a la vida y la muerte. Es por eso por lo que es relevante, delimitar para

que se debe ofrecer la ayuda y el apoyo profesional en el duelo. Es decir, hacia dónde,

por qué y para qué de la ayuda profesional. Se debe delinear cuál debe ser esa asistencia

como consecuencia de la comprensión actualizada de los procesos de duelo, la aceptación

de este como un proceso normal y la comprensión de la desviación de la normalidad del

proceso hacia la patología.

La práctica de los profesionales entrevistados describe que la experiencia de duelo

en la cultura puertorriqueña como se hipotetizaba tiene su fundamento en las singulares

creencias y contexto histórico social globalizado en el cual vive la sociedad. Como

consecuencia, la muerte se contextualiza en las redes sociales con más frecuencia, aunque

no pierde el desarrollo social íntimo con el cual ha perdurado a través de su historia. Esa

compañía y apoyo social, se presenta en la inmediata cercanía de los seres queridos y

también se comunica relativamente fácil a través del internet. La realidad virtual protege

o aísla a las personas del impacto de las emociones, puede servir de excusa para eludir la

119
participación en los procesos rituales como la presencia de las personas en las funerarias

y, por consiguiente, puede debilitar la percepción del apoyo social e incluso su necesaria

cercanía. La expresión del sufrimiento para el doliente puede ocurrir en un ambiente

menos personalizado, incluso inapreciable y podría decirse que el dolor se encapsula en

el deudo. En otras ocasiones, los perfiles abiertos de los fallecidos en las distintas redes

sociales pueden producir la ilusión de la cercanía con alguien que ya no se encuentra.

En terapia, la demanda de los procesos terapéuticos se produce por los duelos que

no han sido resueltos. Algunos de estos duelos irresueltos, tienen criterios claros de

patologías. Dichos criterios coinciden en un periodo extenso en su duración,

comprendido en años y donde la intensidad de las emociones no ha disminuido.

Sentimientos de culpa y coraje tienden a prevalecer con sintomatología en la mayor parte

de los casos depresiva y también con carácter de trauma. Algunos de estos duelos

evolucionan con y sin tratamiento en depresiones mayores, resultando en la práctica, en

el tratamiento de las causas del duelo y la condición emergente. Interesantemente, al

hablar de las “causas” del duelo, se introduce el concepto de “intencionalidad” discutido

previamente. El dolor que parece evidentemente relacionado a la perdida puede asimismo

tener otras causas subyacentes. Estas causas pueden ser motivaciones como ganancias

secundarias de atención. Entonces, el duelo pasa a fijar en los pensamientos del individuo

que a través del sufrimiento se puede recibir la atención de la cual se ha carecido o se

tiene necesidad. Esto puede ser el origen del concepto de victimización relacionado y

producto del duelo. Es por eso que fue prácticamente imposible encontrar una definición

afín en la literatura de duelo. La victimización de la que se habla no tiene que ver con la

violencia, sino con el sufrimiento y la satisfacción de necesidades emocionales sin

120
resolver o desatendidas que se exacerban o surgen en el proceso de duelo. Los ambientes

disfuncionales, las afirmaciones incorrectas o influencias sociales e incluso la corriente

médica que tiende a considerar las crisis y eventos vitales en el modelo salud enfermedad

pueden contribuir a la victimización.

El duelo sigue expresándose en sociedad, pero también en soledad. Los grupos

sociales inmediatos se encuentran en el ambiente familiar, más o menos funcional. Cada

vez, se expresa menos en la comunidad, con los vecinos. De estos grupos sociales, la

iglesia tiene una gran influencia entre los que se congregan y sirve como un referente

para encontrar significado a la muerte y consuelo de la pérdida. Puede ser un lugar de

encuentro de apoyo social o de guía espiritual. Mucho de este apoyo proviene de los

pastores y ministros o sacerdotes. Para los que no se congregan la influencia va más allá

de las paredes de la iglesia y tiene que ver con las creencias que han aprendido en sus

diversos contactos con los grupos formales religiosos desde su niñez hasta su etapa

adulta. Otro grupo, ha evolucionado y tal vez fusionado las creencias religiosas hasta

obtener creencias espirituales flexibles y con un origen en diferentes ideologías. Cada vez

está más presente y visible la presencia del ateísmo y desde estos ámbitos el cambio en

los rituales mortuorios. Estos cambios también obedecen a técnicas mortuorias diferentes,

(la cremación de los muertos no es reciente, tiene siglos de existencia, pero con las

creencias de las principales religiones monoteístas el dar sepultura a los muertos era una

responsabilidad religiosa). La diferencia actual en la cremación radica en la forma en que

se realiza y los rituales simultáneos. Puede ser considerado un proceso frio, distante y en

ocasiones poco favorecedor para aceptar la pérdida.

121
Se añade a los cambios y la disminución concerniente del apoyo social, las

exigencias laborales y económicas actuales. El deudo se integra al ambiente laboral con

relativa rapidez. Este ambiente no será ajeno a las expresiones de duelo, a pesar de que no

es el lugar idóneo. Las personas pasan mucho tiempo de su diario vivir en el trabajo, por

lo tanto, no es extraño que en este espacio sobrevengan sentimientos y oleadas de dolor.

A estos efectos algunas compañías y organizaciones, tendrán redes de apoyo como los

programas de asistencia a empleados. La inseguridad económica y el miedo a perder el

empleo, es un factor que exige para el deudo controlar sus emociones mientras labora.

Como consecuencia, algunas visiones estereotipadas sobre el duelo pueden surgir en el

ambiente laboral, acrecentando las preocupaciones que puede tener el deudo.

En Puerto Rico, los tratamientos y procesos terapéuticos para las personas en

duelo tienen como marco teórico de referencia el Modelo de Kübler Ross. Debido a su

gran influencia en los procesos terapéuticos y su probada efectividad en los mismos, el

Modelo Cognitivo-Conductual también se utiliza con el propósito de repasar las ideas y

creencias en relación con la pérdida. En este contexto, las concepciones religiosas sobre

asuntos como morir en pecado o no tener la oportunidad de una confesión previa o de

recibir los Santos Oleos; los actos suicidas o las muertes violentas pueden atormentar y

menoscabar la habilidad de los creyentes para aceptar la pérdida. El ateísmo, además

puede representar un reto en sí mismo. Las creencias sobre la imposibilidad de

encontrarse con esta persona nuevamente y la irremediable certeza de la total pérdida,

también puede contribuir a que se sientan incomprendidos en una sociedad

mayoritariamente creyente. La red de apoyo puede incluso debilitarse aumentando su

distancia, de lo que aparentemente es cada vez más común en la sociedad actual, porque

122
los amigos e incluso familiares, no tendrán palabras de apoyo o ideas religiosas que

sustenten una explicación para el dolor o que sirvan de consuelo.

En el caso de los niños, debido a que se encuentran en una etapa de aprendizaje y

dependencia de los adultos, el Modelo de la Teoría de Sistemas se integra a sus procesos

terapéuticos. Este modelo orienta en la medida de las posibilidades el proceso en el

entorno familiar favoreciendo la adecuada evolución del duelo en los niños y

adolescentes. El niño y el adolescente son personas en pleno proceso de aprendizaje

existencial y social. Una inadecuada atención e integración a los rituales luctuosos, la

evasión de la realidad de la muerte disfrazada en ocasiones con mentiras piadosas no

facilita la transición del menor a través de la pérdida ni evitan que sienta dolor en el

momento o cuando sean conscientes de la verdad.

En este momento se puede considerar que la intervención de los profesionales

sobreviene como una reacción a la pérdida. Esto descubre la realidad puertorriqueña, que

como en otras circunstancias, se carece de sistemas y programas preventivos que eduquen

sobre la pérdida y la muerte, integrando los mismos al sistema de educación. Esta

realidad puede partir desde la falta de aceptación colectiva de la muerte y la evasión de

los temas que la convoquen. Se vive entonces en una sociedad reaccionaria carente de la

educación que provee las herramientas para prevenir la complicación de los duelos. Esto

a su vez contribuye a la falta de información y estadísticas sobre la necesidad de los

servicios terapéuticos y el impacto médico que conlleva no interpretar la muerte en el

contexto de la vida. Este vacío se intensifica con la invisibilidad a los procesos de

pérdidas perinatales. Es meritorio reconocer que de las entrevistas no surgen casos de

tratamiento para este tipo de pérdidas. Se reconoce que si han existido grupos de apoyo

123
para estas pérdidas. Esto establece una clara diferencia de la trayectoria de las

investigaciones y la práctica profesional al compararse Puerto Rico con la producción en

otros países.

La percepción de los profesionales del proceso de duelo puertorriqueño es acorde

con muchas de las opiniones vertidas en la literatura. Es un proceso natural afectado

actualmente por las influencias de una sociedad globalizada tendiente a evadir la

aceptación de la muerte. Igualmente, los duelos no resueltos necesitan del apoyo del

proceso terapéutico. El conocimiento y la experiencia profesional estará por encima de

las divergencias de opiniones de los expertos en el tema. Cada caso será considerado

desde marcos teóricos amplios, evadiendo la tendencia a convertir en patologías aquellos

que solo requieren de guía, apoyo, acompañamiento o que por sus especiales

consideraciones y circunstancias demandan atención para prevenir su evolución

patológica. Desde la entrevista inicial se identifican las necesidades, los duelos

patológicos o la complejidad del duelo que conlleva la tendencia a desarrollar patologías.

El DSM 5 emerge para la experiencia práctica, en lo que respecta al duelo como un texto

ambiguo y contradictorio para exponer la realidad evolutiva del duelo. Sigue siendo un

manual de referencia, pero no será el único para tomar decisiones de aspectos

terapéuticos o diagnósticos.

Entre los axiomas sustanciales, sobre el duelo en Puerto Rico se pueden

mencionar: la comprensión del duelo enmarcado en un ritmo individual que conlleva de

acuerdo con diferentes elementos a considerar un proceso normal de resolución entre 3 a

5 años y que ya desde el primer año luego de la pérdida denota cierto grado de aceptación

y disminución de la intensidad de las emociones con exacerbaciones esperadas de

124
acuerdo a memorias y eventos. Se observa una eventual progresión hacia la homeostasis.

Mientras que el duelo patológico se prolonga en el tiempo sin una disminución de la

intensidad de las emociones y concurrentemente con la afectación de las habilidades para

funcionar en la cotidianeidad. No obstante, un duelo sin resolver puede ser complicado

por la complejidad de la pérdida (muertes de hijos, muertes violentas, muertes donde no

está la presencia del cuerpo), pero no necesariamente serán patológicos. Es importante

notar que a pesar de la subjetividad que puede tener la concepción del tiempo en estos

procesos, el doliente avanza desde el estado de “congelación del tiempo” al momento de

la pérdida alejándose hacia la conciencia real del paso cronológico del tiempo. La

percepción de los sucesos será clara y definitoria.

El luto y el duelo en Puerto Rico conceptualmente son definidos de forma simple

entre el pueblo y la comunidad profesional. No significa, que el proceso de duelo sea

diferente o simple. De hecho, en su contexto social es donde se perciben

mayoritariamente los cambios mientras Puerto Rico evoluciona hacia una sociedad

individualista sumergida en las exigencias económicas y corrientes de pensamiento

actuales. Existe una presión sutil para el deudo para que su duelo transcurra lo más rápido

posible sin afectar a otros con sus emociones. La motivación para resolver el duelo no

será solo intrínseca sino social.

Análisis del contenido de los relatos relevantes sobre experiencias clínicas en el

tratamiento del duelo

La práctica psicológica en Puerto Rico devela la necesidad de procesos

terapéuticos grupales para las personas de duelo. La función de los grupos de apoyo a

través de organizaciones sin fines de lucro o a partir de personas que han tenido pérdidas,

125
llena este vacío apoyando el proceso y proveyendo experiencias compartidas que sirven

para guiar e inspirar a otros para manejar y aceptar sus pérdidas. El proceso de duelo en

la terapia parte de la relación terapéutica exclusiva entre terapeuta y cliente. Esto puede

limitar los recursos a los cuales puede acceder el cliente y que solo se comparten en un

proceso grupal de personas también dolientes.

Es congruente la percepción y experiencia profesional con la literatura sobre la

complejidad de los duelos de los padres. A la par, la expresión del duelo por menores es

expresada de acuerdo con su etapa de desarrollo, madurez emocional y entorno familiar.

Cuando se provee a las menores aperturas para experimentar el duelo, estos desarrollan

mejores habilidades para resolver el duelo en su niñez o adolescencia. Lo contrario

provocara duelos irresueltos con una prolongación de estos hasta la adultez. No serán

necesariamente patológicos, pero sí irresueltos y pueden confundir las respuestas

emocionales de las relaciones en el adulto.

Los duelos patológicos mantienen dos elementos esenciales inalterados, su

prolongación en el tiempo en términos de años y la intensidad de sus emociones. En estos

el apego, juega un rol de vital importancia. Los sentimientos de apego que no se

desarrollan adecuadamente o evolucionan hacia otras fuentes o personas ocasionan la

prolongación del dolor y posibles patologías. Además, los dogmas e influencias religiosas

o espirituales interpretadas por el deudo incorrectamente pueden dificultar su progresión

en el duelo. La realidad puertorriqueña se desarrolla en un ambiente mayoritariamente

creyente, ambiente de fe. Para el profesional este contexto es tan importante como el del

ateísmo para reconocer como las creencias o no creencias de fe perturban la posible

resolución de un duelo saludable.

126
Tomando en consideración la salud, hay personas que se encuentran resolviendo

duelos desde ambientes marginados (adictos, enfermos de SIDA, comunidad LGBTTQ).

Es meritorio atender las necesidades particulares de estas poblaciones que con las

pérdidas añaden estresores adicionales a su calidad de vida. Esto puede ser una posible

explicación de la razón por la cual las perdidas en estos grupos pueden prolongarse en el

tiempo o durar años para resolverse.

Análisis sobre las preguntas de investigación e hipótesis

Preguntas de investigación:

1. ¿Cuáles son los efectos emocionales en los sobrevivientes de duelo que escuchan

comentarios de familiares, compañeros de trabajo y amistades en relación con la

prolongación de su tristeza por la pérdida de un ser querido luego de transcurridos 3, 6, 9

y 12 meses?

Los efectos emocionales de los comentarios expresados por familiares y amigos

en el entorno social del deudo resultan en presiones que inhiben la expresión del duelo

socialmente. No queda demostrado que afecte la duración del duelo, solo que lastiman a

los dolientes porque les impiden hablar su dolor y sienten que no validan sus

sentimientos. Tampoco se establece una diferencia en la presión ejercida en el deudo de

acuerdo con el momento en que ocurren.

2. ¿Cómo afecta a los dolientes la percepción de los profesionales en el campo de la

psicología, en términos de la duración de su duelo, luego de transcurridos entre 6 a 12

meses de su pérdida?

No se establece una relación directa o indirecta entre los profesionales en el

campo de la psicología respecto a la duración del duelo de sus clientes. Si los clientes

127
llegan a recibir servicios durante el primer año posterior a la pérdida, este dato parece ser

irrelevante para su tratamiento. La importancia recae en los datos obtenidos en la

entrevista inicial que indican el estado de progresión del duelo.

3. ¿Existen diferencias al comparar los efectos emocionales de los comentarios realizados

por familiares, compañeros de trabajo, amistades o profesionales entre los diferentes

grupos de edad de los deudos (infantes, niños/as, adolescentes, adulto joven 18-25, adulto

26-40, adulto mayor 40-65 años y mayores de 65 años)?

No se establece una diferencia clara sobre los efectos emocionales de estos

comentarios de acuerdo con la edad. Sin embargo, se sugiere que los mayores pueden

manejarlos mejor debido a que han afrontado diferentes pérdidas mientras que la

influencia en los menores dependerá de la forma en que los adultos asuman la pérdida y

su consiguiente, manejo con los menores.

Hipótesis empírica:

➢ H1. Los efectos emocionales en los sobrevivientes de duelo que escuchan

comentarios de familiares, compañeros de trabajo y amistades en relación

con la prolongación de su tristeza por la pérdida de un ser querido generan

un duelo prolongado, complicado o patológico.

No se confirma esta hipótesis. Los datos son insuficientes y no derivan en esta

dirección.

➢ H2. La percepción de los profesionales en el campo de la psicología, en

términos de la duración de un duelo facilita el que se vea el proceso de

duelo como una enfermedad y afecta el desarrollo normal del mismo.

128
No se confirma esta hipótesis. Los datos recopilados sugieren que los

profesionales por lo general aceptan que el duelo puede evolucionar entre 1 a 5 años

hasta su resolución final.

➢ H3. Al comparar los efectos de los comentarios entre los diferentes grupos

de edad se espera que los adultos entre 40 a 65 años manejen con más

efectividad dichos comentarios.

Se confirma la tendencia a que los adultos manejen mejor los comentarios que

escuchan de su entorno en relación con su duelo.

Conclusiones

La investigación efectuada aporta la necesidad de definir parámetros flexibles en

el curso de tratamiento de los procesos de duelo. La duración del trabajo de duelo

dependerá de muchos factores, pero es la intensidad de las emociones luego de

transcurrido un año de la pérdida, el elemento que puede guiar y definir el curso

terapéutico. Partiendo del dato sobre la evolución general de los duelos en Puerto Rico,

donde estos se elaboran entre unos 3 a 5 años, información que correlaciona con una

considerable parte de la literatura sobre el tema, es meritorio reconocer la importancia de

comprender las dinámicas de su desarrollo que pudieran disminuir aproximaciones

erróneas en la terapia. Persiste una fuerte corriente de pensamiento en la cual los estudios

señalan posibles patologías a partir de 6 a 18 meses de la perdida, casi siempre asociadas

a depresiones. Es evidente que aquellos procesos de duelo que no evolucionan según lo

esperado requieren de apoyo terapéutico o algún proceso cónsono como grupos de apoyo.

No obstante, este apoyo debería estar sujeto al amplio conocimiento de las

dinámicas del duelo y a un análisis cuidadoso de los elementos que pueden complicar su

129
evolución con el propósito de que no se confunda y se trate como un duelo patológico sin

serlo. Las patologías pueden tener límites ambiguos por eso es determinante el amplio

conocimiento sobre los diferentes marcos teóricos y sobre la evolución cultural del duelo

con el propósito de aplicar terapias y consejerías oportunas al proceso en desarrollo.

Resulta imperativo que los profesionales y aquellas personas que trabajen en grupos de

apoyo de duelo conozcan las diferencias entre las definiciones y conceptos de duelo, su

evolución, dinámica, indicadores de dificultades en el desarrollo del proceso, duración de

este considerando las posibles particularidades que enmarcan el tránsito del dolor en el

contexto fenomenológico único del cliente. Identificar correctamente la evolución del

duelo y su contexto, puede prevenir patologías y tratar a su vez posibles condiciones

comórbidas. Es imprescindible definir, si un duelo ha sido resuelto en un periodo menor

de lo esperado culturalmente o en su defecto, es un duelo irresuelto que el deudo piensa

que lo ha manejado correctamente, pero que posteriormente aparenta resurgir su dolor

con manifestaciones más severas. Por el contrario, tal vez la resolución del duelo tome

más tiempo del esperado culturalmente, sin que esto implique el desarrollo de patrones

disfuncionales de comportamiento o somatizaciones.

Es igualmente relevante durante la evaluación inicial y posteriores evaluaciones,

interpretar correctamente los cambios de pensamiento y, por consiguiente, de

comportamientos que se producen según se transforma la sociedad puertorriqueña como

una consecuencia natural del progreso e influencia de los cambios generados de la

globalización en las comunicaciones, tecnologías y otros adelantos. Una vez observados

todas estas propuestas, la identificación de los duelos patológicos demanda un

tratamiento teórico y práctico que posibilite la disminución, control y modificación de los

130
síntomas para la consecuente evolución hacia un duelo resuelto o al menos restablecer la

funcionalidad de la persona en su diario vivir mejorando su calidad de vida y relaciones.

La información que fluyó de las entrevistas permitió contestar las preguntas e

hipótesis de la investigación. A pesar de que no se debe ser concluyente ni es el objetivo

del estudio, si se pueden extraer reseñas de las respuestas que se obtuvieron. Se establece

que los comentarios que reciben los dolientes van dirigidos a disminuir el sufrimiento o la

percepción de dolor; no obstante, no es tan hechos exclusivamente para disminuir el dolor

de los dolientes sino también para eliminar la incomodidad que sienten los emisarios del

mensaje que consciente o inconscientemente evaden los sentimientos de dolor. En el

presente siglo, el dolor, la angustia y la muerte son estados que pretenden ser

invisibilizados. Desde esta perspectiva, los comentarios en apariencia inocuos ejercen

presión social para los dolientes, quienes comienzan a sentir un apremio inusual para

resolver el dolor de su duelo al menos frente a otros.

Parece redundante, pero las personas parecen angustiarse más por el dolor del

duelo que por el duelo en sí mismo. Enmascarar el dolor no es una situación que puede

permanecer tras bambalinas o que se puede controlar todo el tiempo. Por esto, la terapia o

los grupos de apoyo proveen el espacio para su discusión y elaboración. Sin restar la

importancia y la molestia que dichos comentarios pueden producir, su eventual efecto

parece no ser tan nocivo como para prolongar por sí mismos el proceso de duelo. El

momento en que los comentarios se originen o la etapa de crecimiento y desarrollo en la

que se encuentre el doliente tampoco parece ser un elemento determinante para afectar la

evolución y desarrollo del duelo. Cabe mencionar, que, sin embargo, las personas adultas

aparentan tener un mejor manejo de dichos comentarios. Este manejo no implica que lo

131
asuman eficazmente, pero si se figura que pueden controlar mejor las reacciones que van

a tener a partir de estos. Independientemente, de los comentarios externos, el discurso

íntimo del doliente toma un papel preponderante en la posible interferencia para avanzar

hacia un duelo resuelto.

Los profesionales, actualmente y por lo general, no enmarcan todos los duelos que

reciben como patológicos, y difieren basándose en su experiencia y conocimientos de

estructuras rígidas que delimitan los procesos vitales como patologías. A la par, facilitan

espacios de acompañamiento y apoyo para los duelos no resueltos, proveyendo guías para

su correcta evolución. Toman previsiones cuando surgen elementos que pueden

complicar el proceso de resolución, identifican las patologías comórbidas y finalmente,

reconocen y tratan los duelos patológicos. Su experiencia práctica proporciona un marco

de referencia real para elaborar los duelos respetando los cambios que afloran como

consecuencia de los adelantos sociales y los cambios de pensamiento.

A pesar de estos aspectos positivos, se evidencia la urgencia de reproducir los

conocimientos basados en la experiencia produciendo y cooperando con los procesos de

investigación para ampliar y mejorar diversos aspectos terapéuticos. Los hallazgos deben

ser ampliados, validados y replicables para producir un conocimiento uniforme que

contribuya a desmitificar el dolor y disipar información errónea sobre las aproximaciones

teóricas de los procesos de salud enfermedad en relación con los eventos vitales. En los

datos recopilados se nota la ausencia de la asistencia en los procesos de duelo perinatal.

Existen unos “espacios” o “vacíos” en los servicios ofrecidos, no como consecuencia del

profesional, y sin pretender emitir juicios precipitados, se nota que en el marco social se

enfatizan unas pérdidas más que otras y entre estas, el duelo relacionado con la gestación

132
casi no se menciona como objeto de atención terapéutica. La psicoeducación del duelo es

un factor clave que no se emplea habitualmente o que se encuentre disponible para la

población en general, de hecho, no se encuentra insertada en los procesos formales de

educación y socialización. Este tipo de educación puede apoderar a las personas de sus

procesos y facilitarles buscar ayuda cuando lo ameriten.

Es importante señalar que las estructuras gubernamentales y privadas, también

deben proveer un espacio y una apertura para acoger los procesos de duelo, individuales

y colectivos. Actualmente, muchas empresas y agencias atienden situaciones de duelo a

través de programas de ayuda al empleado, pero carecen de licencias por duelo (en todo

caso se justifican las ausencias con cargo a vacaciones, enfermedad o licencias sin

sueldo). Si la institución, tiene licencias de duelo, estas tienden a limitarse y regirse de

acuerdo con los lazos consanguíneos. En estos casos, se clasifica o se asigna un tiempo

determinado para ausentarse del trabajo, que fluctúa entre 1 a 5 días, para hacer los

arreglos fúnebres, asistir a los mismos y gestionar el dolor tomando en consideración la

relación con el fallecido. No obstante, no hay licencias para funerales de amigos y surge

la incógnita de la forma en que se justifica la decisión para asignar un tiempo razonable

de duelo.

Recomendaciones

La recomendación principal es continuar con la investigación depurando la guía

de preguntas y aumentando el número de entrevistas con profesionales, también en las

especialidades de psicología y psiquiatría, pero ampliando su aplicación a trabajadores

sociales, enfermeros y médicos. Otra recomendación para continuar y desarrollar el tema

de investigación es aplicar un inventario para evaluar el duelo en la población

133
puertorriqueña que exponga y explore los diversos indicadores de los diferentes tipos de

duelo. La investigación es necesaria para guiar el diagnóstico, la comprensión y ofrecer

las mejores alternativas de manejo y tratamiento para los dolientes que requieran de

consultas profesionales en cualquier etapa del desarrollo de su duelo.

Se considera pertinente el desarrollo de un programa de educación comprensiva

para los profesionales que trabajan con el duelo y para incluir el tema como parte de la

formación académica de estos (médicos, trabajadores sociales, personal que trabaja en el

hospital y para los profesionales de salud mental). Es importante sensibilizar a estos

profesionales, así como prepararlos para su eventual encuentro con clientes en duelo. Es

imprescindible que se diseñe un programa para que primero los profesionales trabajen su

propio temor a la muerte y desconocimientos del proceso de duelo. La responsabilidad de

educar no debe limitarse al plano profesional, por lo que, al mismo tiempo, se deben

desarrollar mecanismos y herramientas que faciliten insertar en las escuelas y las

comunidades orientaciones y educación sobre el duelo.

Se considera igualmente relevante, orientar al Senado y la Cámara de

Representantes de Puerto Rico de los resultados de estas investigaciones con el propósito

de motivar leyes laborales sensibles y cónsonas con la realidad del duelo puertorriqueño.

Esto facilitará, periodos de licencias justos y equilibrados que potencialmente el

empleado puede utilizar para tramitar diferentes asuntos relacionados con el duelo, desde

encargarse de los tramites, participar de los ritos luctuosos y tener la oportunidad de un

tiempo disponible para trabajar su dolor. Consecuentemente, este evento propio de la vida

y su desarrollo puede manejarse de forma estructuradamente flexible evitando tal vez,

consecuencias inmediatas como, ausentismo laboral, tardanzas, enfermedades por

134
complicaciones relacionadas a la correcta elaboración del duelo y dificultades en la

producción o los servicios ofrecidos, entre otras consecuencias en el ámbito laboral.

Por otra parte, es plausible, explorar alternativas para facilitar y motivar la

participación de los profesionales en las investigaciones colaborando a la aportación y

ampliación del conocimiento, la teoría y la práctica. Es menester, entender que las

investigaciones de campo en la psicología son necesarias para ampliar y ajustar los

procesos terapéuticos con la realidad social, cultural e individual. Así, los conocimientos

directos que se generan de la cotidianeidad de la práctica pueden contribuir

favorablemente a la obtención de nuevo concomimiento, ejemplificar tratamientos y

suscitar nuevas investigaciones.

Limitaciones

La limitación principal del estudio se encontró en las dificultades de

comunicación que surgieron para poder entrevistar a más profesionales y a la limitada

participación de estos en estudios de investigación. A pesar de ser un estudio cualitativo

que explora los problemas planteados y que en cierta medida cumple con los criterios de

saturación de la muestra, no es menos cierto, que una mayor participación hubiera sido

deseable. En ese caso el nivel de confianza y objetividad de los datos aumenta prestando

solidez a la investigación.

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Apéndice A

Sistema Universitario Ana G. Méndez


Universidad del Turabo
Escuela de Ciencias Sociales y Humanas
Programa Graduado de Psicología

Información para participar en una investigación


Carta informativa

Título: El tránsito del dolor: Percepción de un grupo de profesionales en relación con la


duración e intensidad del duelo en la población puertorriqueña

Magaly Castillo-Santiago, estudiante doctoral, le está invitando a participar en un estudio


de investigación. Magaly Castillo-Santiago, es la Investigadora Principal y la Dra.
Vidamarie Zayas, es Coinvestigadora y profesora del Sistema Universitario Ana G.
Méndez (SUAGM). El propósito de dicha investigación es aproximarnos al fenómeno
actual del manejo y la evolución del duelo en la población puertorriqueña de acuerdo con
las posibles presiones sociales o enfoques sobre la salud que se ejercen en el siglo XXI a
consecuencia de los cambios tecnológicos, culturales, científicos e informáticos, entre
otros, que han afectado la forma en que la sociedad interactúa.

Su participación en esta investigación consistirá en completar un cuestionario


sociodemográfico y participar de una entrevista semi estructurada que facilitará recopilar
información y su experiencia profesional sobre la evolución del duelo. Además, ayudará
a discernir, de acuerdo con lo que sugiere parte de la literatura actual del duelo, si es
suficiente un período de un año o menos para considerar resuelto el proceso del duelo, y
delimitar a su vez, en términos de tiempo, la normalidad o patología de este proceso.

A usted le tomara aproximadamente 2 horas participar en esta investigación. Como se


menciona anteriormente, su participación en el estudio se concreta a participar de la
entrevista.

El diseño de esta investigación, así como su participación en la entrevista no debe


representar riesgo o molestia alguna. No obstante, de ocurrir algún inconveniente durante
la entrevista la investigadora principal actuaría de acuerdo con las necesidades
identificadas en ese momento para estabilizar la situación e inmediatamente informaría
de lo sucedido a la coinvestigadora del estudio para tomar las acciones remediales
pertinentes. La investigadora estará disponible para contestar sus dudas o preguntas.
También para proveerles un resumen de los hallazgos al finalizar la investigación.

Por otra parte, para los profesionales de la salud representa un beneficio que se investigue
el tema, en particular con el propósito de fomentar la educación y la aceptación del
significado del tiempo en los procesos de duelo sin la necesidad de restringir los mismos
a un proceso patológico o tóxico. Así mismo, la información recopilada puede resultar

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beneficiosa para los dolientes porque posiblemente puede delimitar la diferencia entre lo
que se considera un duelo normal y uno patológico para la población puertorriqueña.
Toda información relacionada a su identidad será manejada de manera privada y
confidencial; y será protegida en todo momento. Cabe mencionar, que las entrevistas se
identificarán solo con un código simple al inicio de esta que corresponderá a los números
de 1 al 10 y cumpliendo con el requisito de esta investigación de entrevistar entre 5 a 10
profesionales o los profesionales disponibles (muestra por disponibilidad) sobre el tema
que nos ocupa. En ninguna circunstancia se compartirá información del participante con
terceros. Los datos recopilados se guardarán en un lugar privado en mi oficina, seguro y
bajo llave. Los documentos recopilados, entiéndase, información o respuestas obtenidas
en el curso de las entrevistas, carta de hoja informativa, codificaciones si alguna (como la
mencionada anteriormente), herramienta de investigación y datos o análisis en general
que se desprendan de las entrevistas serán almacenados de forma separada en un archivo
privado bajo llave en la oficina por un período de cinco (5) años; una vez transcurrido
este tiempo, los documentos serán triturados. La información y documentos estarán bajo
la tutela de la investigadora principal Magaly Castillo-Santiago. El acceso a los datos de
investigación estará restringido al Comité de Tesis y las autoridades pertinentes que velan
por la seguridad de los participantes, y la integridad de la investigación. Estas personas
también deben mantener la confidencialidad, el anonimato de los participantes y la
privacidad de la información, según descrito anteriormente.

Su participación será confidencial, libre y voluntaria; y en cualquier momento, puede


retirarse del estudio o concluir con la entrevista sin que esto signifique un perjuicio o
ningún tipo de penalidad para usted. Usted tiene todo el derecho de decidir participar o no
en este estudio.

Nuevamente, si usted tiene alguna duda o inquietud correspondiente a este estudio de


investigación o si surge alguna situación durante el periodo de estudio, por favor contacte
a Magaly Castillo-Santiago, Investigadora Principal al siguiente correo electrónico
[email protected] o a cualquiera de los siguientes números:
939.281.0500 y 787.743.3027. Si usted tiene preguntas sobre sus derechos como sujeto
de investigación por favor comuníquese con la Oficina de Cumplimiento en la
Investigación del SUAGM al 787.751.3120 o [email protected].

Una copia de esta carta informativa le será entregada. Gracias.

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Apéndice B

Sistema Universitario Ana G. Méndez


Universidad del Turabo
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Programa Graduado de Psicología

Datos sociodemográficos

Investigación: El tránsito del dolor: Percepción de un grupo de profesionales en relación


con la duración e intensidad del duelo en la población puertorriqueña

Si accede a participar de esta investigación le pedimos nos provea la siguiente


información:

Código: Entrevistado # _____

Profesión: _________________________ Grado obtenido ____________

Edad: _____ Sexo: ______ Pueblo donde ejerce: ________________________________

Zona urbana: ______ Zona rural: _________

Años en la práctica: _________ Años trabajando con el manejo del duelo: ___________

Edad promedio de la población de duelo impactada: _____________________________

Certificaciones en duelo:
________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

Educaciones continúas:

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

________________________________________________________________________

He sido informado/a detalladamente sobre el tema de investigación, el propósito de esta y


lo que se requiere de mi participación. Estuve de acuerdo en participar de este estudio y
proveer la información solicitada.

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Apéndice C

Sistema Universitario Ana G. Méndez


Universidad Del Turabo
Escuela de Ciencias Sociales y Humanas
Programa Graduado de Psicología

Investigación: El tránsito del dolor: Percepción de un grupo de profesionales en relación


con la duración e intensidad del duelo en la población puertorriqueña

Guía de Preguntas de la Entrevista


1. ¿Cuál ha sido su experiencia al trabajar con duelo en la cultura puertorriqueña?
¿Ha tenido participantes de otras culturas?
2. ¿Cuáles entiende usted son las diferencias en las manifestaciones de duelo de los
puertorriqueños cuando los comparamos con otras culturas?
3. Partiendo de su conocimiento y experiencia, ¿cómo ha evolucionado la expresión
del dolor en el duelo en Puerto Rico? Explique.
4. ¿Qué modelos utiliza en sus terapias de duelo, y porque ha escogido a estos sobre
otros modelos?
5. ¿Conceptúa usted el duelo como un proceso patológico? Explique.
6. ¿Cómo define usted el duelo patológico? ¿Qué síntomas se presentan? Explique y
elabore en detalles.
7. ¿En qué se diferencia el duelo normal de un duelo patológico? ¿Cómo lo define?
¿Cuándo la literatura se refiere a un duelo normal podemos hablar de un duelo
“saludable”?
8. Hable sobre los conceptos de enfermedad, crisis, trauma, adaptación, crecimiento
y desarrollo en el duelo. ¿En qué o cómo se relacionan con la duración del duelo en las
diferentes etapas de crecimiento y desarrollo del ser humano?
9. ¿Se puede hablar del duelo como proceso?
10. ¿Qué significado tiene el trabajo del duelo?
11. ¿Qué implicaciones tiene considerar el duelo como un proceso y hablar sobre
trabajo del duelo en relación con el concepto o elemento de tiempo?
12. ¿Se puede hablar o considerar el duelo como atemporal? ¿En qué contexto?
13. ¿Cómo influyen las creencias religiosas en el duelo? ¿Cómo influyen en la
duración del duelo?
14. ¿Cómo manejan los no creyentes, ateos o agnósticos el elemento del tiempo en la
evolución de su duelo?
15. ¿Qué papel juega el tiempo en el duelo? Explique.

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16. ¿Cómo manejan, asimilan o difieren los deudos sobre la percepción del tiempo en
el duelo entre ellos y el resto del mundo?
17. ¿Cómo impacta positiva o negativamente a los deudos el factor del tiempo en la
resolución de su duelo?
18. ¿Cómo influyen los sistemas sociales en el proceso del duelo?
19. ¿Esta influencia, si alguna, afecta la duración del duelo? (refiérase a pregunta
número 18)
20. ¿Es el elemento tiempo en lo que respecta a su duración, un factor a considerar
para concluir que una persona presenta un duelo sin resolver?
21. ¿Un duelo sin resolver es un duelo patológico?
22. Los dolientes de familiares o amigos que nunca aparecen o se encuentran sus
cuerpos, ¿pueden cerrar su duelo? Explique. Si este duelo no se cierra, entonces, ¿debe
conceptuarse como un duelo patológico?
23. ¿Qué significa un duelo resuelto? ¿Qué características tiene? ¿Qué papel juega el
tiempo en esas características?
24. A su juicio, ¿cómo se puede definir un tiempo razonable para resolver un duelo?
25. Este tiempo razonable para resolver un duelo, ¿es el mismo para todas las edades
(infantes, niños/as, adolescentes, adulto joven 18-25, adulto 26-40, adulto mayor 40-65
años y mayores de 65 años)?
26. El ritmo de vida actual, ¿implica una restricción o disminución en la duración del
proceso de duelo?
27. ¿Cuáles, a su juicio, han sido los cambios en el siglo XX y XXI que más han
influenciado los procesos de duelo y su duración?
28. ¿Cómo evoluciona el duelo de uno natural a uno patológico? ¿Cuáles son los
factores que afectan esta evolución?
29. ¿Se encuentra usted de acuerdo con los criterios para el diagnóstico de duelo en el
DSM 5? Explique.
30. ¿Existe alguna diferencia entre la concepción y elaboración del duelo en el DSM
IV y el DSM 5? ¿Entiende cómo razonable, con fundamentos basados en la evidencia, el
diagnóstico de duelo no complicado como objeto de atención clínica en el DSM 5? ¿Está
de acuerdo con la aparente congruencia o similitud en las manifestaciones del duelo y un
episodio de Depresión Mayor? Explique y abunde en los posibles efectos o
consideraciones.
31. ¿Qué comentarios, de parte de sus participantes, escucha más frecuentemente en
su práctica con respecto a la duración de su duelo e intensidad de este? ¿Estos
comentarios se originan de sus participantes o son emitidos por alguna otra persona,
causando un impacto significativo en los dolientes? ¿Cómo y que personas emiten estos
comentarios?
32. ¿Cuáles son los efectos emocionales de estos comentarios en los sobrevivientes
(infantes, niños/as, adolescentes, adulto joven 18-25, adulto 26-40, adulto mayor 40-65
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años y mayores de 65 años adultos) ¿Cómo afectan la prolongación de su tristeza, si se
formulan en los siguientes períodos: a los 3, 6, ¿9 y 12 meses?
33. ¿Cómo afecta a los dolientes la percepción de los profesionales en el campo de la
psicología, en términos de la duración de su duelo luego de transcurridos entre 6 a 12
meses de su pérdida?
34. ¿Cómo se compara el impacto de estos comentarios entre los diferentes grupos de
edad (infantes, niños/as, adolescentes, adulto joven 18-25, adulto 26-40, adulto mayor 40-
65 años y mayores de 65 años?
35. ¿Existe una diferencia conceptual entre luto y duelo? ¿Qué implicaciones tiene en
relación con la duración e intensidad del duelo?
36. En la literatura inglesa se habla de bereavement, grief y mourning. ¿Estos
conceptos se adaptan al duelo del puertorriqueño? ¿Alguno de ellos representa una
diferencia en términos de la duración e intensidad del duelo?
37. ¿Cuáles son las reglas sociales del duelo en Puerto Rico? ¿Existe alguna para la
duración del duelo? De existir, ¿en qué consiste o cómo se explica?
38. Se habla en la literatura de diferentes interpretaciones del concepto del tiempo. En
términos del duelo, ¿existe un tiempo subjetivo y uno cronológico? ¿Está acorde la
duración del duelo con las reglas o creencias sociales? Explique.
39. Manejando el duelo desde la Teoría Ecológica de Urie Brofenbrenner (1979),
¿Cómo interactúan los sistemas y sus creencias en la evolución del duelo?
40. De acuerdo con el modelo teórico de Sanders (1989), ¿cómo afectan la
motivación, los moderadores internos y externos, la duración del duelo?
41. A su juicio, en una elaboración propia de una teoría de duelo, ¿qué papel jugaría
el tiempo en su teoría? ¿Qué significado tendría para un proceso normal de duelo y uno
patológico?
42. ¿Se podría establecer una diferencia entre un proceso normal de duelo mientras se
manejan problemas, situaciones o síntomas meritorios de atención clínica como
insomnio, ansiedad, depresión? ¿Podrían confundirse algunas de estas manifestaciones
como la tristeza aguda con la depresión; la inquietud y el insomnio con ansiedad?
¿Retardaría la forma de conceptuar y manejar estos síntomas o manifestaciones el
proceso de duelo?

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