Norka Malberg MBT-G

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Grupos basados en la Mentalización para Adolescentes:


Un laboratorio Relacional
Norka T. Malberg, PsyD

“Cuando hablo con mis amigos sobre cosas difíciles, puedo entender las cosas ... pero
cuando trato de hacer lo mismo con mi mamá ... ella sola ... tiene una forma de
volverme loco tan rápido, simplemente no entiendo, es tan molesto ... " (Jordi, 16)

Introducción
El término 'mentalización' se refiere al proceso por el cual nos damos sentido
unos a otros y a nosotros mismos, implícita y explícitamente, en términos de estados
subjetivos y procesos mentales (Allen, 2006). En un lenguaje menos técnico,
podríamos referirnos a esto como la capacidad de vernos a nosotros mismos desde
afuera y de imaginarnos al otro desde adentro.
La adolescencia es un período de desarrollo de transición entre la infancia y la
edad adulta, que se caracteriza por más cambios biológicos, psicológicos y sociales
que cualquier otra etapa de la vida, excepto la infancia. Las distinciones entre lo normal
y lo patológico a veces son menos claras durante este período de desarrollo (Cichetti y
Rogosch, 2002). El cambio es la característica definitoria de la adolescencia, por lo
tanto, las oportunidades para tener un impacto positivo en un "sistema" que ya está en
estado de cambio se maximizan (Cichetti y Toth, 1996) Los cambios en la personalidad
y las manifestaciones conductuales que los acompañan durante la adolescencia tienen
un impacto en las respuestas emocionales y conductuales de los demás. La respuesta
de los demás a su vez influye las formas en que los adolescentes resuelven los
principales conflictos y demandas evolutivas de esta etapa; por ejemplo, el balance
entre la autonomía y la dependencia, la sexualidad, la identidad, etc.
Fonagy y colegas (2002) describen el proceso mediante el cual el adolescente
enfrentado a la tarea de desarrollo de la separación y la individualización elige retirarse
de las interacciones sociales, evadiendo así una tendencia a la hipermentalización
durante este periodo. El adolescente se encuentra con un mundo relacional interno
mucho más complicado, confuso y abrumador. Cuando surgen factores estresantes
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ambientales adicionales como el divorcio de los padres, la violencia escolar y del


vecindario, o la pérdida de una persona importante en su vida, la capacidad de
mentalización se ve comprometida aún más. Desde esta perspectiva, la activación del
sistema de apego del joven en el contexto de un entorno psicoterapéutico seguro y
predecible tiene como objetivo facilitar la reactivación de la capacidad de
autoobservación y reflexión sobre los estados mentales y los efectos difíciles que los
acompañan.
El término 'mentalización' se superpone, pero tiene un significado algo diferente,
a conceptos tales como teoría de la mente, empatía, capacidad reflexiva o atención
plena (para una revisión de estos conceptos, ver Choi-Kain y Gunderson, 2008). La
mentalización es una habilidad que se desarrolla en el contexto de una relación de
apego, una que promueve un sentido de confianza y seguridad. El desarrollo de un
"self central" se produce en el contexto de dicha relación, la cual se caracteriza por lo
que los investigadores del desarrollo han denominado: reflejo marcado, es decir, la
capacidad de los padres de reflejar verbalmente y no verbalmente, representar,
devolver una versión metabolizada de lo que el bebé parece estar comunicando sobre
su experiencia emocional. De esta forma, según el bebé experimente los intentos del
cuidador de imaginar lo que está experimentando, emerge un sentido de sí mismo
como un ser intencional, uno con sus propios pensamientos y sentimientos. La
capacidad de función reflexiva de un padre, su capacidad para observar e imaginar la
experiencia interna de los bebés como algo separado, intencional y dentro del contexto
evolutivo determina a largo plazo la capacidad de dicho niño para poder funcionar y
negociar a su manera en el mundo de las relaciones (Ensink et al., 2016).
La teoría de la mentalización tiene como eje central la experiencia relacional y
sus intervenciones están respaldadas por los hallazgos de la investigación del apego
(Allen, 2006). Sin embargo, su aplicación clínica se basa en una integración de
principios psicodinámicos, socio cognitivos y evolutivos. El concepto de mentalización
es un concepto evolutivo ya que se relaciona con un logro fundamental en el desarrollo
de las capacidades socio cognitivas del individuo. La mentalización es fundamental
para la capacidad del individuo de funcionar eficazmente en el mundo relacional.
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El tratamiento basado en mentalización (MBT) se diseñó originalmente como


una modalidad individual que trabaja con pacientes organizados de forma límite; sin
embargo, el uso paralelo de una modalidad grupal es una parte clave del modelo de
tratamiento (Bateman y Fonagy, 2012; Schultz-Venrath, 2013). En los últimos diez años
(Malberg, 2009; Rossouw, 2012), esta modalidad ha surgido como una forma viable y
efectiva de trabajar con adolescentes difíciles de contactar. En este capítulo, ilustramos
la aplicación de la teoría de la mentalización con grupos de adolescentes,
específicamente ofrecemos una descripción de los principios y técnicas que guían el
trabajo psicoterapéutico en sí.
Allen (2006) describe el MBT como un tratamiento diseñado para promover un
espíritu de curiosidad y para mejorar las habilidades de mentalización, al aumentar la
atención y proporcionar práctica. La intervención grupal busca invitar al pensamiento,
pero también modela nuevas formas de manejar los factores estresantes comunes en
la vida de los adolescentes. Así también, se adapta particularmente bien en el trabajo
con jóvenes que han experimentado adversidad ambiental temprana. En ese contexto,
el objetivo es el de proporcionar habilidades para desarrollar el ego y reforzar la
capacidad del joven para pensar sobre la naturaleza de su estructura defensiva y cómo
impacta el funcionamiento relacional. La idea central es que al proporcionar la
capacidad de interpretar el comportamiento humano desde una postura intencional (es
decir, pensar en las creencias y los deseos del otro como algo separado del propio y
como una fuente de comportamiento motivador), el tratamiento grupal basado en la
mentalización permite al adolescente relacionarse socialmente con éxito desde una
postura colaborativa y cooperativa.

¿Por qué un grupo para adolescentes?


La formación de relaciones significativas con pares es una de las tareas
evolutivas centrales de la adolescencia. Las relaciones entre pares aumentan
notablemente en intensidad durante la adolescencia y, en algunos casos, pueden
convertirse en relaciones de apego. Como resultado, las intervenciones grupales
durante este período evolutivo pueden parecer menos amenazantes y tienen el
potencial de permitir que el joven revise las experiencias interpersonales y ambientales
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que han conformado su patrón de apego conductual actual en el contexto de un


entorno de pares seguro y contenido. El siguiente ejemplo clínico nos sirve como punto
de partida para explorar la aplicación de los principios de la técnica MBT a grupos con
adolescentes bajo estrés psico-social. En la siguiente viñeta presenciamos la influencia
en el funcionamiento de la capacidad de mentalización de la enfermedad física crónica,
en este caso concreto por una patología renal. Visto desde la perspectiva evolutiva, el
desarrollo de la personalidad en el momento del diagnóstico médico, así como el nivel
de apoyo ofrecido por las redes sociales alrededor del joven como familia, colegio y
grupo de pares, define en muchas formas la capacidad de recuperar la mentalización
en este contexto en el que una enfermedad amenaza la sobrevivencia del joven.

Durante una sesión grupal un viernes, Amir, un niño de 13 años de Pakistán, comenzó
a hablar durante el ejercicio de apertura en el cual los participantes comparten algo
bueno y algo malo que les ha sucedido en la semana. Conocido en el grupo por sus
"bromas tontas", las chicas le advirtieron a Amir que se tomara en serio el tema. Amir
sonrió y compartió que todo en su vida estaba bastante bien, había aprobado su
examen la semana pasada y había logrado jugar fútbol en el colegio, pero agregó que
sus hermanas volverían a su casa de Pakistán en dos semanas y eso sería realmente
difícil. Comentó que no había podido viajar desde que se enfermó hace 5 años. Uribe,
una chica de 17 años bastante seria, le dijo que era un bebé llorón, Lana, de 18 años, y
la mayor del grupo le dijo a Uribe que estaba siendo mala. El siguiente dialogo ilustra la
evolución de una sesión de grupo en el contexto de una unidad de hemodiálisis en un
hospital pediátrico para adolescentes que sufren de daño renal severo. Nótese que el
nivel de estrés interpersonal en el grupo en este instante es bastante alto y por ende
puede conducir potencialmente a patrones de interacción no mentalizantes.
Terapeuta (Trp)

Lana: Uribe, siempre piensas que eres mejor que nosotros... estás siendo mala con Amir, es
fácil para ti, te enfermaste hace un año...
Uribe: Solo estoy tratando de decir que necesita estar agradecido por lo que tiene…
Trp: (mirando a Amir) Me pregunto cómo se siente Amir en este momento... ¿qué piensa de
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esta conversación... ¿No lo sé realmente, pero su rostro me dice que tal vez no se
siente cómodo...? ¿Qué piensan los demás?
Uribe: Sólo estoy tratando de decir…
Lana: Detente antes de ser más cruel niña...
Trp: ¿Qué piensan los demás que está sucediendo entre Uribe y Lana?
Amir: Creo que ambas quieren tener la razón, ¡pero nadie me pregunta a mí!
Jay: (riéndose) Entonces, pues como siempre... madres, enfermeras y hermanas... de todos
modos, ¡hablan y hablan…siempre tienen la razón! ¡A nosotros los chicos nadie nos
hace caso en este lugar!
Trp: Mmm ... realmente vamos rápido aquí, chicos, ¿creen que podríamos reducir la
velocidad por un minuto y pensar en lo que la historia de Amir parece estar haciéndonos
sentir a todos, ¿podemos llamarlos… sentimientos grandes? El grupo ríe, el terapeuta
lo nota en voz alta y pregunta qué piensan y sienten las personas en este momento
Amir: Creo que estar enfermo es diferente para cada uno de nosotros...
Lana: Odio no poder nadar, me encanta nadar...
Helen: Nunca he podido ir en bicicleta... (Otros miembros comparten, Uribe permanece callada
y se ve bastante infeliz).
Trp: Si yo fuera Amir, me sentiría realmente excluido del viaje, ser excluido es difícil. Parece
que otros pueden saber cómo se siente eso, ¿estoy en lo cierto?
Helen: Sí... y si estabas acostumbrada a hacer cosas y de pronto no puedes es duro (Uribe
sonríe y parece de acuerdo).
Trp: La sonrisa de Uribe me dice que podría estar de acuerdo contigo Helen...
Uribe: Sí, y lo siento Amir, creo que quejarse es malo porque Dios podría castigarte...
Trp: Eso es algo que te enseñaron a creer y es parte de quién eres, es difícil cuando las
formas de tratar las cosas difíciles de los demás son diferentes a las de uno.
Amir: Creo que estoy enojado con mis hermanas, celoso, como dice mi madre... creo que
Uribe tiene algo de razón, pero lo dice de forma un poco dura…cada uno tiene su
estilo…
Trp: ¿Qué piensan los demás? ¿Les sorprende lo que Amir acaba de compartir con
nosotros?
Lana: Creo que no deberíamos estar enfermos, somos jóvenes, las personas mayores son las
que deberían estar enfermas (otros miembros del grupo están de acuerdo, la
conversación se transforma en un momento de reflexión colectiva sobre la ira por estar
enfermo y cómo hace reaccionar al estrés diario).
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En este contexto, es extremadamente importante que el líder del grupo preste


atención a sus reacciones emocionales y a sus momentos de no mentalización, no sólo
en privado sino también invitando a otros miembros del grupo a reflexionar con ella
sobre ellos. Al hacer esto, el líder del grupo promueve tanto una postura "inquisitiva”
como de auto observación. Además, el líder del grupo fomenta un equilibrio entre
cuánto trabajan los miembros del grupo para explorar sus propios estados mentales y
cuánto exploran los de los demás. Esto último es particularmente difícil cuando se
trabaja con adolescentes. Sin embargo, con los adolescentes con enfermedades
crónicas descubrimos a menudo que han desarrollado una capacidad especial para
estar demasiado en sintonía con las necesidades y deseos de los demás (híper-
mentalización), especialmente con el personal médico. Por lo tanto, el desafío es
ayudarlos a mantener un equilibrio entre prestar atención y tener curiosidad acerca de
sí mismos, a la vez que tienen en cuenta a los demás. Uno de los principales desafíos
fue cómo "normalizar" nuestras discusiones y explorar temas apropiados para la edad
fuera del contexto de la enfermedad, con el propósito de activar la capacidad de pensar
simultáneamente sobre sus pensamientos y sentimientos y los de las personas que los
rodean, especialmente sus pares en la unidad.
Nuestra capacidad de mentalizar se ve afectada por los factores estresantes de
la vida cotidiana. Por ejemplo, tan sólo piense en la última vez que se sentó en el
tráfico pensando en llegar tarde a una reunión. Por otro lado, nuestra capacidad de
recuperar nuestra mentalización cuando experimentamos sentimientos fuertes también
se basa en nuestra historia relacional y su impacto acumulativo en nuestro sentido de
identidad y agencia. La experiencia de la psicoterapia individual en sí misma es a
menudo una invitación a la activación de viejos patrones de relación y, a raíz de esto, a
veces resulta un desafío para los jóvenes. En contraste, la intervención MBTG-A busca
proporcionar una experiencia evolutiva reparadora, posiblemente nueva, en el contexto
de las relaciones con los pares, ofreciendo al joven "formas de ser" alternativas
mientras respetamos su funcionamiento actual. De esta manera, el grupo sirve como
contenedor y regulador tanto para el joven como para los facilitadores del grupo en el
contexto de una realidad interna y externa.
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Cuando se pierde la mentalización, es útil descubrir qué sucedió a través de un


proceso de describir y nombrar cómo surge en el "aquí y ahora" en las sesiones
grupales para invitar al grupo a pensar juntos sobre la identificación de formas
alternativas de comprender y responder a otros. También es útil para los facilitadores
del grupo durante el proceso de evaluación el definir los estilos individuales prevalentes
de mentalización en el grupo. Las siguientes son descripciones de diferentes formas en
que la no mentalización se manifiesta en el contexto de las interacciones en el grupo.
Mentalización concreta. Las personas que manifiestan este estilo de no
mentalización tienden a dejar que sus sentimientos gobiernen su forma de pensar y
actuar. Ejemplo: "Siento que mi madre no fue justa el otro día, así que voy a hacer algo
para que ella pueda sentir lo mismo que me hizo sentir y así ya habrá justicia”. Hay una
tendencia a no reconocer cómo las acciones de uno pueden afectar a los demás y
siempre culpar al otro o una situación externa que estaba fuera de control. Ejemplo: “Mi
padre necesita entender que es un tipo difícil y que yo soy sólo un chico, así que no
puedo evitarlo cuando pierdo los estribos con él ". La dificultad para reflexionar sobre
los propios pensamientos y sentimientos de una manera genuina también es un hito de
esta no mentalización, por ejemplo: “Soy una persona muy distante, esto es lo que soy
y no puedo evitarlo, lo siento". En general, existe una tendencia a ser muy negativo, a
la falta de flexibilidad y a permitirse considerar otras formas de afrontamiento posibles.
La pseudomentalización es otra forma no mentalizante de hacer frente al
estrés relacional. Por lo general, uno encuentra este tipo de mentalización en jóvenes
con buena capacidad cognitiva o, a veces, en jóvenes con tendencias antisociales. Un
ejemplo: “Creo que te sientes muy excluido de este grupo. Solía sentirme así, pero
ahora entiendo, hablar de sentimientos es importante, te hace más sensible”. Aunque
este comentario puede parecer mentalizador y reflexivo, en realidad, cuando se mira de
cerca, el joven se ha mantenido en una perspectiva de "yo", sin tener curiosidad acerca
de por qué el otro miembro tiene tanta dificultad para compartir y reflexionar sus
pensamientos y sentimientos. Las personas que usan mucha pseudomentalización
pueden monopolizar un grupo además de ser intrusivas e inexactas en su evaluación
de los estados mentales de otros miembros. Tratar de que profundicen y se vuelvan
más mentalizadores es una tarea que debe manejarse de manera oportuna y sensible.
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Mal uso de la mentalización. Esta es una estrategia defensiva utilizada en el


grupo de adolescentes con bastante frecuencia para “tomar ventaja" cuando se trata de
situaciones estresantes en el grupo. Hay un elemento de manipulación y humillación en
esta estrategia. Por ejemplo, durante una sesión, María se siente acorralada por los
intentos de Joan de comprender por qué está tan triste por su novio. María le dice a
Joan que al no tener ella novio es fácil para ella pensar todo tipo de cosas que está
haciendo mal, ¿por qué no puede conseguir un novio si tanto sabe? Quizás, agrega, le
tiene envidia y finge que le importa. Este tipo de no mentalización puede salirse de
control en el grupo de adolescentes con bastante facilidad, por lo tanto, es muy
importante ponerle atención e invitar al grupo a observar y reflexionar sobre la dinámica
y ofrecer formas alternativas de mentalización para comunicarse y reflexionar sobre el
problema desde una perspectiva bidireccional.
Dificultades de mentalización parcial. Las fluctuaciones del estado de ánimo y
las tendencias regresivas son características del grupo de adolescentes. A veces,
debido a ello, jóvenes que en el pasado han demostrado una capacidad real de
mentalización pueden caer en lapsos o pérdida general de mentalización. Cuando se
trabaja con jóvenes en hospitales, por ejemplo, o con jóvenes que discuten una
dificultad específica que todos comparten, es importante discutir abiertamente con el
grupo lo que los ha reunido y reconocer lo difícil que es estar mentalizando cuando
ciertos temas relacionados con su dificultad común emergen. Esto facilitará la
identificación de fallas de mentalización y le dará al grupo licencia para reconocer y
reflexionar sobre el impacto que ciertos temas tienen en su capacidad de
mentalización. Además, permitirá que el grupo piense en conjunto y comparta formas
en las que diferentes personas puedan lidiar con el estrés y explorar nuevas
posibilidades.
Una vez que los dos terapeutas establecen un perfil de los estilos predominantes
en un grupo, así como de las preocupaciones que motivan a los jóvenes a asistir, se
determina la estructura y el enfoque del grupo en un proceso de colaboración con los
miembros del grupo.
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El rol de los terapeutas del grupo: ¿Qué queremos decir con una postura
mentalizadora?
El facilitador de un grupo de mentalización tiene como objetivo principal
promover una atmósfera de respeto donde nadie realmente "sabe", pero en el que
todos están invitados a "adivinar" y "preguntarse" sobre lo que otros sienten y piensan
en el contexto de discusiones a menudo difíciles. La introducción de varias formas de
manejar las propias respuestas afectivas a través del uso de una postura reflexiva e
inquisitiva se puede hacer de manera lúdica durante las primeras sesiones cuando
surgen las primeras interacciones no-mentalizadoras.
La postura mentalizadora del terapeuta es uno de los componentes técnicos
más importantes del enfoque MBT. Un aspecto central de la postura mentalizadora es
una actitud de no saber, sin embargo, esto no debe confundirse con la postura
psicoanalítica grupal más tradicional de pasividad, que a menudo contrasta con otras
modalidades grupales. Los terapeutas del grupo de mentalización intentan mantener
una postura bastante activa e inquisitiva caracterizada por la curiosidad sobre sus
propios pensamientos y sentimientos como pareja terapéutica, así como la de los
miembros del grupo. Una contribución central del enfoque de Karterud y Bateman
(2011) que hemos incorporado, es la función de "autoridad de gestión" en la que los
objetivos del grupo se especifican y se acuerdan claramente y los terapeutas dirigen al
grupo a adherirse a lo socialmente acordado. contratan y desafían a los miembros del
grupo cada vez que intentan sabotearlo mediante agresión o devaluación. Esto tiene
que equilibrarse con una postura inquisitiva y, a menudo, requiere la capacidad
explícita de mentalizar la afectividad, lo que significa poder pensar en el contexto de
emociones fuertes y estresantes. Tener dos terapeutas es extremadamente útil en este
contexto en términos de identificar momentos de “ruptura” no mentalizantes y ejercer la
autoridad de uno sin asumir el papel de experto o aplicar poder coercitivo cuando se
siente bajo ataque.
Un aspecto importante de los terapeutas es el de modelar nuevos
comportamientos interpersonales en el contexto de sus interacciones durante el grupo
de formas explícitas. Cuando se sienten atrapados en medio de una discusión grupal
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dominada por modos no mentalizantes de interacción los terapeutas pueden ayudarse


mutuamente de las siguientes maneras:
• Reconociendo el estancamiento. Por ejemplo: “(Un terapeuta al otro): Puedo
ver que estamos un poco atrapados aquí, y que hay puntos de vista muy
diferentes sobre esto. ¿Te parece? (Otro terapeuta): Si, es posible que no todos
estemos de acuerdo, pero ¿tal vez podamos pensar en cómo es que vemos esto
de manera tan diferente?”
• Reforzando la postura inquisitiva de cada uno. “Jane parece estar realmente
tratando de expresar sus sentimientos en palabras en este momento, ¿alguien
puede imaginar por qué le está siendo tan difícil?”
• Repasando juntos la secuencia que condujo al “callejón sin salida”. “Me di
cuenta de que cuando comenzamos a hablar sobre el enojo de Joan, Jimmy
volteo la cabeza y Joan empezó a bajar la mirada… parecía que la
comunicación se interrumpió en ese momento ¿entendí bien?”

Los terapeutas realizan las siguientes tareas durante el grupo:

• Contener la ansiedad en la consulta comentando en voz alta lo que él / ella


piensa que está sucediendo en la mente de las personas. “Me pregunto qué
está pasando hoy en la sala. Supongo que la gente se siente un poco tímida
sobre nuestro tema. ¿Alguna otra idea?”
• Reflexionar mentalmente sobre sus propios pensamientos y sentimientos
con respecto a lo que está sucediendo en el grupo. “(Un terapeuta al otro)
No sé tú, pero yo me siento un poco desconectado hoy, es como si me costara
entendernos como grupo, como si algo se interpusiera en el camino de las
personas hablando entre sí, me pregunto si alguien podría ayudarme a entender
que está pasando.”
• Modelar estrategias que promueven la mentalización como clarificar y
verificar. “¿Estás diciendo que te hice sentir avergonzado y algo enojado
cuando te pregunté sobre tu nota en el examen al principio de la sesión?”
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• Introducir el concepto de mentalización de una manera juguetona y


evolutivamente sensible. En algunos grupos, el uso de viñetas ficticias o role
playing se puede utilizar como una forma de introducir conceptos y permitir a los
miembros del grupo un cierto nivel de distancia emocional. Sin embargo, estas
técnicas solo deberían intentarse una vez que se haya alcanzado cierto nivel de
cohesión grupal.
• Ayudar a los miembros a identificar mecanismos de adaptación
desadaptativos de manera sensible y oportuna. “¿Han notado cómo algunas
personas huyen de sentimientos difíciles de diferentes maneras? Por ejemplo,
tiendo a cambiar de tema cuando me siento incómodo. ¿Alguien más ha notado
lo que hacen cuando se sienten incómodos?”
• Detener el comportamiento no mentalizador y resaltar lo que está
sucediendo al proporcionar formas alternativas de lidiar con el estrés
relacional en la sala. “Joe, me di cuenta de que te quedaste callado después de
que Justine hizo el comentario sobre tu amigo Stephen, he observado que esto
ha sucedido antes y me pregunto si habrá alguna forma de pensar sobre ello con
el apoyo del grupo”.
• Ayudar al grupo a vincular sesiones anteriores y actuales, teniendo en
cuenta y reconociendo las ausencias de los miembros del grupo. “No es
fácil recordar completamente nuestra conversación de hace dos semanas, ya
que algunas de las personas involucradas en ella no están aquí hoy y eso
cambia las cosas ... pero recuerdo que todos parecemos sentir que...”

A continuación, exploramos tres áreas desde las cuales el modelo MBTG-A interviene
desde una perspectiva dimensional de la personalidad. De esta manera, este modelo
busca ser transdiagnóstico en naturaleza, así como flexible y genérico y abierto a su
adaptación a las necesidades de contexto específicos.

1. Comportamiento y Habilidad Interpersonal


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El MBTG-A enfatiza el intercambio de pensamientos y emociones en el contexto


de situaciones sociales estresantes cotidianas. Los intercambios en el grupo permiten
considerar la comprensión cultural y los valores individuales relevantes (tradiciones
étnicas, creencias espirituales) y son respetuosos y atentos al significado personal de
la experiencia. Un MBTG-A no sigue un conjunto de ejercicios pre-empaquetados. Más
bien, está destinado a ser un laboratorio relacional, un patio de juego de ideas y un
intercambio de experiencias guiado por objetivos básicos en las mentes de los co-
terapeutas. Sin embargo, una estructura básica está definida y guiada por las
necesidades específicas del grupo y el entorno donde se lleva a cabo. Este enfoque
coincide con la descripción de Stricker de la integración de la psicoterapia como un
enfoque ideográfico en lugar de nomotético (Stricker, 2010).
Los temas durante las primeras etapas del grupo están diseñados por
instrumentos de investigación llevados a cabo durante la admisión al grupo y literatura
clínica con respecto a la población en cuestión. Por ejemplo, al analizar los resultados
del grupo con adolescentes con déficit renal en el Inventario de Personalidad
Adolescente de Millon (Millon, Green y Meagher, 1984), observamos que todos los
participantes mostraban altos niveles de preocupación con respecto a la tolerancia
social y la estima personal. Como resultado, los ejercicios durante este periodo del
grupo estuvieron centrados en el desarrollo de nuevas formas de manejar el estrés en
las relaciones desde una perspectiva socio cognitiva. Se discutió y practicó el concepto
de toma de perspectiva y estrategias que mejoran la capacidad del joven para "ponerse
en el lugar del otro". Se incorporaron pequeñas unidades psico-educativas (más
características de los enfoques de la Terapia Cognitiva Conductual) en la estructura de
las sesiones grupales para introducir el desarrollo de habilidades básicas de
mentalización. Técnicas como "Parar y rebobinar" y "Comprobación" características del
enfoque basado en la mentalización (Bateman & Fonagy, 2004) también se
introdujeron en el contexto de situaciones de estrés relacional en el “aquí y ahora” del
grupo.
Al pensar en habilidades específicas y practicarlas en el ambiente de contención
y seguridad del grupo, promovemos una postura mentalizadora no sólo en los
participantes de los grupos sino también en otros sistemas a su alrededor (profesores,
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padres y otros). La consideración de variables sistémicas es extremadamente


importante en términos de una generalización de las habilidades adquiridas durante la
intervención. Después de todo, de qué sirve activar las capacidades de mentalización
del paciente si el entorno que lo rodea no refuerza sus nuevos estilos relacionales.
Como señalaron Grehan y Freeman (2009), a veces las condiciones ambientales están
más allá de la capacidad del paciente para hacer frente e inhibir las ganancias efectivas
del tratamiento.

2. Cognición, Percepción y Afecto

El objetivo principal del MBTG-A es crear una comunidad donde el enfoque en la


mentalización y lo que inhibe su funcionamiento para cada individuo se vuelve explícito,
es un proceso consciente y hablado. En otras palabras, una "nueva experiencia de
desarrollo" conducente a nuevas formas de pensar sobre los sentimientos y responder
en las relaciones para el joven. Con esto en mente, se aplicó un enfoque evolutivo en el
que un modelo de mentalización de andamiaje se refleja en los temas abordados en el
grupo. Los terapeutas tienen en cuenta tres niveles: atención al control, regulación de
la emoción y mentalización explicita (Malberg, 2010, 2012).
Las etapas iniciales del grupo se enfocan en resaltar las comunicaciones no
verbales e indicar cambios en el afecto del grupo, siempre manteniendo una postura de
"no saber" en el aquí y ahora. Las intervenciones son características de un enfoque de
atención al control. A medida que se desarrolla la alianza terapéutica de los grupos y
surgen momentos de “ruptura", el terapeuta se centra más en señalar lo que Safran y
Muran (1996) han llamado "Rupturas de Alianza" desde una perspectiva de integración
psicoterapéutica.
A medida que avanzamos hacia la fase media del grupo, las intervenciones del
terapeuta se centran más en el desarrollo de la regulación de la emoción. Por ejemplo,
cuando se produce una confrontación entre dos o más miembros, el terapeuta detiene
al grupo y "recruta" a otros miembros para intentar comprender los pensamientos y
sentimientos detrás de la ruptura. Juntos, el grupo examina cómo las experiencias,
creencias y sentimientos impactan nuestra capacidad de relacionarnos. A través de
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experiencias repetidas como esta, el MBTG-A proporciona una experiencia reparadora


relacional dentro de la cual el joven puede explorar sentimientos conflictivos, tomar
conciencia de las motivaciones detrás de la conducta no mentalizadora y sus
consecuencias.

3. Conflicto psicodinámico, yo y representación de objetos

Aunque el MBT-G es de naturaleza psicodinámica, no hay un uso explícito de la


interpretación de los procesos inconscientes o de trabajar directamente en la
transferencia. Sin embargo, existe un reconocimiento de los procesos inconscientes
que se realiza de forma informal y cotidiana, así como un fuerte énfasis en la fuerza de
los patrones relacionales que aprendemos a medida que crecemos. El grupo busca, de
hecho, traducir el lenguaje psicodinámico en conceptos lúdicos y concretos que sirven
como una forma común de ayudarse mutuamente a pensar sobre estados mentales
difíciles y opacos y sus consecuencias conductuales. Por ejemplo: “A veces hacemos
algo y no sabemos por qué, tal vez hay dos lados de nuestro cerebro, los pensamientos
en el frente y los que están ocultos en la parte posterior de nuestra cabeza... ¿qué les
parece esta propuesta?” El uso de hablar y dibujar nuestros sueños, por ejemplo,
parece dar vida al concepto del inconsciente, pero también es una forma maravillosa de
explorar los miedos y los sentimientos que provocan ansiedad en el desplazamiento,
lejos de los sentimientos y realidades atemorizantes que amenazan al funcionamiento
frágil del yo adolescente.
Desde una perspectiva basada en la mentalización, el terapeuta grupal sirve
como facilitador y modelo de mentalización. Como resultado, existe un enfoque
horizontal en el que la/los terapeutas(s) comparten sus propias experiencias y
reflexionan sobre sus propias rupturas durante el grupo. Desde una lente de integración
de psicoterapia (Gold, 1996), el terapeuta con enfoque en la mentalización promueve
un clima emocional de diversión e curiosidad sobre las mentes de los demás al adoptar
una postura de interacción. En muchos sentidos, la intervención basada en la
mentalización promueve lo que Wachtel (1977) llama un modo característico
interpersonal, es decir, un enfoque que conoce las contribuciones conjuntas del grupo y
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el terapeuta (s). La interacción en el “aquí y ahora” es importante sin descontar la


influencia del pasado. Desde esta perspectiva, estas intervenciones crean experiencias
emocionales correctivas para el grupo.

Conclusión

Un terapeuta que trabaja desde una perspectiva basada en la mentalización


busca entrar en la relación terapéutica de una manera abierta, flexible y genuinamente
inquisitiva en un intento de "conocer al paciente donde se encuentra" evolutivamente.
Esto es particularmente relevante cuando se trabaja con adolescentes, típicamente
considerados como una población resistente a la ayuda psicoterapéutica.
La propuesta de trabajo grupal de MBT con adolescentes se basa la importancia
que el mundo de los pares tiene en esta etapa evolutiva. Sentirse mutuamente
comprendido, visto y conectado con los demás es una necesidad humana fundamental.
Realizado de manera consciente, responsable y genuinamente comprometida, un
grupo basado en la mentalización con adolescentes puede ser un poderoso puerto de
entrada al mundo interior de los jóvenes y constituir un laboratorio relacional en el
contexto de un entorno seguro y confiable donde las representaciones internas de uno
mismo y otro puede ser revisadas, revisitadas y reescritas.

Referencias Bibliográficas

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