Resiliencia
Resiliencia
Resiliencia
RESILIENCIA:
Se la entiende como la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas
y ser transformado positivamente por ellas" (Edith Grotberg, 1998).
En el marco de investigaciones de epidemiología social se observó que no todas las personas sometidas a
situaciones de riesgo sufrían enfermedades o padecimientos de algún tipo, sino que, por el contrario, había
quienes superaban la situación y hasta surgían fortalecidos de ella. A este fenómeno se lo denomina en la
actualidad resiliencia. Y así mismo Werner nos mencionó que todos los estudios realizados en el mundo
acerca de los niños desgraciados comprobaron que la influencia más positiva para ellos es una relación
cariñosa y estrecha con un adulto significativo. O sea que la aparición o no de esta capacidad en los sujetos
depende de la interacción de la persona y su entorno humano.
Pilares de la resiliencia: a partir de esta constatación se trató de buscar los factores que resultan
protectores para los seres humanos, más allá de los efectos negativos de la adversidad, tratando de
estimularlos una vez que fueran detectados.
Autoestima consistente: es el fruto del cuidado afectivo consecuente del niño o adolescente por un adulto
significativo, “suficientemente” bueno y capaz de dar una respuesta sensible.
Introspección. Es el arte de preguntarse a sí mismo y darse una respuesta honesta. Depende de la solidez de
la autoestima que se desarrolla a partir del reconocimiento del otro.
Independencia. Se definió como el saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas; la
capacidad de mantener distancia emocional y física sin caer en el aislamiento.
Capacidad de relacionarse. Es decir, la habilidad para establecer lazos e intimidad con otras personas, para
balancear la propia necesidad de afecto con la actitud de brindarse a otros.
Humor. Encontrar lo cómico en la propia tragedia. Permite ahorrarse sentimientos negativos aunque sea
transitoriamente y soportar situaciones adversas.
Creatividad. La capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y el desorden.
Moralidad. Entendida ésta como la consecuencia para extender el deseo personal de bienestar a todos los
semejantes y la capacidad de comprometerse con valores.
Las fuentes interactivas de la resiliencia: de acuerdo con Edith Grotberg (1997), para hacer frente a las
adversidades, superarlas y salir de ellas fortalecido o incluso transformado, los niños toman factores de
resiliencia de cuatro fuentes que se visualizan en las expresiones verbales de los sujetos (niños, adolescentes
o adultos) con características resilientes: “Yo tengo” en mi entorno social. “Yo soy” y “yo estoy”, hablan de
las fortalezas intrapsíquicas y condiciones personales. “Yo puedo”, concierne a las habilidades en las
relaciones con los otros.
Resiliencias relacionales: familiar y grupal: Froma Walsh (1998) “[...] propone una concepción sistémica de
la resiliencia, enmarcada en un contexto ecológico y evolutivo, y presenta el concepto de resiliencia familiar
atendiendo a los procesos interactivos que fortalecen con el transcurso del tiempo tanto al individuo como a
la familia [...] La resiliencia relacional puede seguir muchos caminos, variando a fin de amoldarse a las
diversas formas, recursos y limitaciones de las familias [y los grupos] y a los desafíos psicosociales que se les
plantean”.