RESILIENCIA Yuni

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INTRODUCCIÓN

A menudo nos llegan, a través de diferentes medios de


comunicación, imágenes y contenidos sobre situaciones de vida
realmente adversas, trágicas incluso, dónde sin embargo,
muchas de las personas que viven en ella logran superar dicha
situación y recuperar o conseguir una vida considerada normal.
Normal puede significar cosas diferentes, en lugares diferentes,
culturas diferentes y tiempos diferentes.

Podemos preguntarnos por qué, personas que aparentemente


viven en situaciones similares, adversas, de exclusión, pobreza, o
trágicas por algún acontecimiento (sin olvidar que ninguna
situación es exactamente igual a otra. Tampoco ninguna persona
es igual a otra) unas consiguen recuperar o alcanzar una vida
normalizada, y otras, sin embargo, repiten y mantiene esa
situación de adversidad, pobreza, exclusión, o no pueden
recuperarse de un determinado acontecimiento trágico.

En este proceso de normalización influyen por un lado factores


ambientales, del contexto y entorno donde la persona vive, y por
otro, variables personales. Una persona es definida como
resiliente cuando viviendo, o habiendo vivido, en una situación de
riesgo, exclusión, o traumática por algún motivo, es capaz de
normalizar su vida
RESILIENCIA (PSICOLOGÍA)

La resiliencia es la capacidad de los seres vivos sujetos para


sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones
adversas. Cuando un sujeto o grupo es capaz de hacerlo, se dice
que tiene una resiliencia adecuada, y puede sobreponerse a
contratiempos o incluso resultar fortalecido por éstos.
Actualmente, la resiliencia se aborda desde la psicología positiva,
la cual se centra en las capacidades, valores y atributos positivos
de los seres humanos, y no en sus debilidades y patologías, como
lo hace la psicología tradicional.

Definiciones de resiliencia

La resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad saliendo


fortalecido y alcanzando un estado de excelencia profesional y
personal. Desde la Neurociencia se considera que las personas
más resilientes tienen mayor equilibrio emocional frente a las
situaciones de estrés, soportando mejor la presión. Esto les
permite una sensación de control frente a los acontecimientos y
mayor capacidad para afrontar retos (Instituto Español de
Resiliencia).

La resiliencia, es el convencimiento que tiene un individuo o


equipo en superar los obstáculos de manera exitosa sin pensar en
la derrota a pesar de que los resultados estén en contra, al final
surge un comportamiento ejemplar a destacar en situaciones de
incertidumbre con resultados altamente positivos.(E. Machacon
2011, «Aspectos vividos», nov.-dic. 2010)

Esa capacidad de resistencia se prueba en situaciones de fuerte y


prolongado estrés, como por ejemplo el debido a la pérdida
inesperada de un ser querido, al maltrato o abuso psíquico o
físico, a prolongadas enfermedades temporales, al abandono
afectivo, al fracaso, a las catástrofes naturales y a las pobrezas
extremas.

Se habla de niños con una enorme capacidad de resiliencia al


maltrato, en contraposición con aquellos que posteriormente
presentan enormes problemas de adaptación a diversas
actividades de su vida (escuela, establecimiento de relaciones
sociales consistentes, entorno familiar, etc.), pudiendo manifestar
retraimiento excesivo o una gran agresividad, que en cualquier
caso les lleva a ser muy vulnerables ante los demás y a proyectar
sus sentimientos de rabia contra objetos o personas.

Podría decirse que la resiliencia es la entereza más allá de la


resistencia. Es la capacidad de sobreponerse a un estímulo
adverso. El ser resiliente no es ser extraordinario: esta capacidad
está en toda persona. La tarea es desarrollar esta capacidad con
actitud y firmeza.

La resiliencia es un proceso dinámico, constructivo, de origen


interactivo, sociocultural que conduce a la optimización de los
recursos humanos y permite sobreponerse a las situaciones
adversas. Se manifiesta en distintos niveles del desarrollo,
biológico, neurofisiológico y endocrino en respuesta a los
estímulos ambientales.

Kotliarenco, María Angélica y Cáceres, Irma. (2011)

La resiliencia es la capacidad que posee un individuo frente a las


adversidades, para mantenerse en pie de lucha, con dosis de
perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones, que
permiten avanzar en contra de la corriente y superarlas.

E. Chávez y E. Yturralde (2006)

La resiliencia es un proceso dinámico que tiene por resultado la


adaptación positiva en contextos de gran adversidad.

Luthar (2000)

La resiliencia distingue dos componentes: la resistencia frente a la


destrucción, es decir, la capacidad de proteger la propia
integridad, bajo presión y, por otra parte, más allá de la
resistencia, la capacidad de forjar un comportamiento vital
positivo pese a las circunstancias difíciles.

Vanistendael (1994)

La resiliencia se ha caracterizado como un conjunto de procesos


sociales e intra-psíquicos que posibilitan tener una vida «sana» en
un medio insano. Estos procesos se realizan a través del tiempo,
dando afortunadas combinaciones entre los atributos del niño y
su ambiente social y cultural.

Rutter (1992)

Habilidad para resurgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y


acceder a una vida significativa y productiva.

ICCB, Institute on Child Resilience and Family (1994)

Concepto genérico que se refiere a una amplia gama de factores


de riesgo y su relación con los resultados de la competencia.
Puede ser producto de una conjunción entre los factores
ambientales y el temperamento, y un tipo de habilidad cognitiva
que tienen algunos niños aun cuando sean muy pequeños.

Osborn (1996)

Capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades


de la vida, superarlas e inclusive, ser transformados por ellas.

Grotberg (1995)

La resiliencia significa una combinación de factores que permiten


a un niño, a un ser humano, afrontar y superar los problemas y
adversidades de la vida, y construir sobre ellos.

Suárez Ojeda (1995)

La resiliencia es una respuesta global en la que se ponen en juego


los mecanismos de protección, entendiendo por estos no la
valencia contraria a los factores de riesgo, sino aquella dinámica
que permite al individuo salir fortalecido de la adversidad, en cada
situación específica y respetando las características personales.

Infante (1997)

La resiliencia es la capacidad que tiene un individuo de generar


factores biológicos, psicológicos y sociales para resistir, adaptarse
y fortalecerse, ante un medio de riesgo, generando éxito
individual, social y moral.

Oscar Chapital C. (2011)

Resiliencia Social o grupal: es cuando un grupo, estructura social,


institución o nación, forma estructuras de cohesión, de
pertenencia, de identidad y de supervivencia como estructuras
sociales complejas ilimitadas o no. Desarrolla formas de
afrontamiento de eventos y situaciones, que pongan en riesgo al
grupo y su identidad, formando lineamientos integradores que
permiten la supervivencia, expansión e influencia del grupo.

Oscar Chapital C. (2013)

Las siete resiliencias

Wolin y Wolin (1992, en Puerta de Klinker, 2002) consideran que


no existe la resiliencia como algo singular, sino resiliencias, en
plural, hablan de 7 resiliencias las cuales evolucionan
progresivamente a través de cada una de las etapas de desarrollo.
Para explicar su teoría se apoyan de una figura que llaman
“mandala de las resiliencias”. La imagen consiste en una sucesión
de círculos que rodean un núcleo correspondiente al ser que se
quiere asimilar. Contiene triángulos que tienen su vértice en el
núcleo de los círculos ensanchándose hacia la parte externa con
lo cual se quiere representar que la mente humana siempre actúa
basándose en datos previamente almacenados y los relaciona
entre si, de tal manera que, cuando actúa con su mente activada
puede percibir información, detalles, sensaciones y sentimientos
que de otra manera le serían imposible de conocer («Holística»,
1999, citado en Puerta de Klinkert, 2002).

En el núcleo del mandala se encuentra el yo de cada persona, en


el cual se concentra todo aquello que debe asimilar, sobre la cual
debe tomar conciencia y aprovechar en beneficio de si misma y de
los demás. Los círculos que rodean el núcleo son las etapas a
través de las que evoluciona no solo la persona sino también su
resiliencia.

Los círculos concéntricos están divididos en triángulos que


representan cada una de las manifestaciones de la resiliencia o
resiliencias, cuyos vértices confluyen en el núcleo donde reside el
yo dando a entender que es ahí donde tienen su origen. Los
triángulos se ensanchan al exterior donde se encuentran las
etapas de mayor evolución del ser humano, como expresando que
la resiliencia se hace mucho más fuerte, estructurada y
consistente a medida que avanza el pre.
Síntomas depresivos y resiliencia en adolescentes
embarazadas

El embarazo en la adolescencia se considera como una


complicación en el proceso de maduración orgánico y emocional
de la joven, puesto que altera o interrumpe su educación formal,
repercute negativamente en su salud (presente y futura), favorece
la pobreza, crea problemas para el hijo y para futuros embarazos,
entre otros resultados negativos. Un estudio conjunto de la
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (Ecuador) y la
Universidad de Zaragoza (España) ha investigado las diferencias
entre adolescentes y jóvenes adultas embarazadas.2 Un 56 % de
las embarazadas estudiadas tuvieron resultados sugestivos de
depresión usando el instrumento CESD-10, aunque los resultados
no fueron diferentes para los dos grupos etarios estudiados. Las
embarazadas adolescentes tuvieron menor resiliencia y mayor
tasa de valores por debajo de la mediana (P< 0.05). En el análisis
de regresión logístico no se pudieron establecer factores de riesgo
diferentes para el estado depresivo. Sin embargo, los niveles de
resiliencia se asociaron con tener una pareja adolescente y tener
un parto pretérmino.

Categorización

De este modo se categorizan los sujetos en no-resilientes y pro-


resilientes, existiendo una graduación intermedia. Se observa que
a mayor actividad cognitiva y a mayor capacidad intelectual
aumenta la resiliencia, no sólo emocional, sino de las neuronas de
los sujetos. Ciertamente que no es absoluta la relación «mayor
nivel intelectual = mayor resiliencia», pero estadísticamente es
muy frecuente. El sujeto con mayores conocimientos y mayor
capacidad intelectual puede procesar y elaborar más eficazmente
los traumas y los factores distresantes.

Ante situaciones de catástrofe (natural o provocada por el ser


humano) se debe considerar la formación de las llamadas
«comunidades resilientes» y para éstas un tratamiento específico.
Teniendo en consideración que la resiliencia psíquica es el
resultado de múltiples procesos que contrarrestan las situaciones
nocivas, se trata de una dinámica en la cual se podrían señalar
las siguientes etapas:

El equilibrio que enfrenta a la tensión

El compromiso y el desafío

La superación

La significación y valoración

La positividad de sí mismo

La responsabilización

La creatividad

Clínicamente se hace una diferenciación neurobiológica entre las


personalidades no-resilientes y las pro-resilientes en situaciones
de estrés postraumático. En los sujetos no-resilientes o poco
resilientes se observan fenómenos llamados de alta call memory;
tal call memory se define por la frecuencia e intensidad en que se
reactiva en la memoria consciente el momento traumático o
altamente distresor. Desde la perspectiva clínica, tales
reminiscencias traumáticas se pueden presentar como flash-
backs o como pensamientos intrusivos, siempre de modo
compulsivo.

La investigación neurológica ha demostrado que tales evocaciones


del trauma se generan con activaciones autónomas de diversas
partes del cerebro, en especial las de la memoria y las de
vigilancia, es decir, regiones del cerebro tales como los núcleos de
la amígdala, el lugar azul o locus cerúleo, el hipocampo, y luego el
neocórtex.

Las personas resilientes ha sido definidas con las siguientes


características:

Sentido de la autoestima fuerte y flexible

Independencia de pensamiento y de acción

Habilidad para dar y recibir en las relaciones con los demás

Alto grado de disciplina y de sentido de la responsabilidad

Reconocimiento y desarrollo de sus propias capacidades

Una mente abierta y receptiva a nuevas ideas


Una disposición para soñar

Gran variedad de intereses

Un refinado sentido del humor

La percepción de sus propios sentimientos y de los sentimientos


de los demás

Capacidad para comunicar estos sentimientos y de manera


adecuada

Una gran tolerancia al sufrimiento

Capacidad de concentración

Las experiencias personales son interpretadas con un sentido de


esperanza

Capacidad de afrontamiento

Apoyo social

La existencia de un propósito significativo en la vida

La creencia de que uno puede influir en lo que sucede a su


alrededor

La creencia de que uno puede aprender con sus experiencias,


sean éstas positivas o negativas
Neuroquímica

El distrés (sufrimiento psicológico) provoca en el sujeto


modificaciones bioquímicas que son perceptibles en los análisis.

El cortisol está vinculado con un incremento de la vigilancia o el


estado de alerta, así como de la atención focal. Por otra parte, el
exceso de cortisol implica: déficits en el desarrollo, la
reproducción y en respuestas inmunes adecuadas. En síntesis: el
cortisol atenta contra la resiliencia.

En sujetos (cualquiera que sea su sexo) con distrés, la tasa de


testosterona disminuye; tal disminución de la testosterona
implica un menor grado de autoconfianza, disminución de la
proactividad, reducción de la capacidad de atención, incremento
de la depresión anímica, menor capacidad para efectuar
pensamientos asertivos o creativos, o dificultad para buscar y
encontrar soluciones o para ejercer el llamado pensamiento
lateral.

Las observaciones indican que la tasa de cortisol aumenta en la


medida en que se incrementa el estrés negativo (distrés), si bien
tiende recuperar su nivel normal cuando cesa el distrés, pero tal
homeostasis no ocurre con la testosterona. El distrés crónico
produce un descenso de la tasa de testosterona y, una vez cesado
el distrés, se mantiene baja la tasa sin una readaptación
compensatoria. Esto explicaría (al menos parcialmente) lo
observado en gente sometida a distrés intenso o crónico: poco
pensamiento asertivo, poca creatividad, poca proactividad,
frecuencia de ideas estereotipadas (repetición de esquemas), así
como disfunciones sexuales.

La DHEA (dehidroepiandrosterona), sintetizada en el circuito


suprarrenales-gónadas-cerebro, disminuye la actividad del
colesterol previniendo infartos cardiacos y cerebrales. Es así que
se la considera prosiliente al inhibir sobreexpresiones de
glutamato y glucocorticoides que directa e indirectamente afectan
negativamente la actividad cerebral.

La galanina, originada en los intestinos, se distribuye luego por


las arterias y vasos sanguíneos y llega así al sistema nervioso
central, disminuyendo el riesgo de isquemias, principalmente de
aquellas que pueden afectar la región prefrontal del cerebro, así
como el hipocampo, hipotálamo, amígdala y locus cerúleus. Por
tal motivo, al proteger los tejidos cerebrales, se observa que la
galanina favorece la resiliencia.
CONCLUSIÓN

Después de haber leído y analizado este contenido, nos hemos


podido dar cuenta de que parece muy poco probable que seamos
capaces de acabar con todas las situaciones de adversidad,
exclusión o riesgo, en el mundo, por diferentes razones
económicas, políticas y sociales, pero sí que es razonable pensar
que se puede trabajar desde ámbitos de acción mucho más
locales, para mejorar esas situaciones a las que sí tenemos acceso
y en las que sí podemos intervenir directamente.

El trabajo en Resiliencia puede generar conflictos motivados por


las diferencias entre lo que nosotros esperamos de nuestros
usuarios y lo que ellos esperan de nuestro trabajo. Resiliencia se
infiere, por un lado de las conductas consideradas como
adaptadas al medio, y por otro de la definición de situaciones de
adversidad o riesgo en la que la persona tiene que actuar.
BIBLIOGRAFÍA

 Carretero, R. (2005). Un niño normal. Nómadas. Revista Crítica


de Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad Complutense
de Madrid. nº 12 (2005-2).
 Cyrulnyk, B. (2001). Los patitos feos. La resiliencia: una
infancia infeliz no determina la vida. Madrid. Gedisa.
 Varios. (1997) Estado de arte en Resiliencia. Organización
Panamericana de la Salud. CEANIM

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