Agua

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Para otros usos de este término, véase Grandes Lagos.

Los Grandes Lagos y la costa este africana. Puede verse el océano Índico a la
derecha.

Los Grandes Lagos de África


Los Grandes Lagos de África son una serie de grandes lagos situados a lo largo del
Gran Valle del Rift. En la región se encuentra el conocido Lago Victoria, el
segundo lago de agua dulce más grande del mundo. Los lagos más importantes del área
son:

Lago Victoria
Lago Tanganica
Lago Malaui
Lago Bangweulu
Lago Turkana
Lago Alberto
Lago Moero
Lago Kivu
Lago Rukwa
Lago Eduardo
Lago Kyoga
Lago Eyasi
Lago Natron
Los lagos Victoria, Alberto, Eduardo y Kyoga vierten sus aguas al río Nilo Blanco.
El lago Tanganica, el Moero y el Kivu desaguan en el río Congo, mientras que el
Malaui lo hace en el río Zambeze. Por su parte, los lagos Turkana, Rukwa, Eyasi y
Natron son endorreicos.

Los Grandes Lagos forman parte, salvo el Victoria, del grupo de los lagos del Gran
Valle del Rift, que, además de los anteriores, incluye un buen número de lagos más
pequeños, localizados a lo largo de ambos ramales del Gran Valle del Rift.

Véanse también: Lagos del Gran Valle del Rift y Lagos de África.
Región de los Grandes Lagos
También se llama Grandes Lagos a la región colindante a estos. Esta área incluye la
totalidad de las naciones como Ruanda, Burundi, y Uganda así como partes de la
República Democrática del Congo, Tanzania, y Kenia.

La zona es una de las más densamente pobladas del mundo con una población estimada
de 107 millones de personas. Debido a la actividad volcánica registrada en el
pasado, esta parte de África contiene alguna de las mejores zonas de cultivo del
mundo. También debido a este vulcanismo, la zona está situada a gran altitud sobre
el nivel del mar, lo que permite un clima templado a pesar de estar situada justo
en el Ecuador. El área se caracteriza por las actividades de ganadería extensiva,
especialmente vacuno y cabras.

En el pasado, debido a la densidad de población y al exceso de agricultura, el área


quedó muy dividida en una multitud de pequeñas monarquías como Ruanda, Burundi,
Buganda, y Bunyoro, únicas en el África subsahariana. En muchos casos, sus
fronteras fueron mantenidas por las potencias coloniales que posteriormente las
ocuparon.

Con la llegada de los europeos, la región fue ampliamente estudiada por el interés
que suponía contener las tan buscadas fuentes del Nilo. Los primeros en llegar a
esta tierra fueron los misioneros, que aunque tuvieron un éxito limitado en la
conversión de los nativos, facilitaron una posterior colonización de la región. El
repentino contacto con el resto del mundo trajo una serie de devastadoras epidemias
que afectaron tanto a la población como al ganado. La población descendió
dramáticamente, hasta un 60% en algunas áreas. No se volvió a los niveles de
población precoloniales hasta los años 50 del sigo XX.

Tras la independencia, la región presentaba un gran potencial de desarrollo. Sin


embargo, en la época reciente, ha sufrido gran cantidad de guerras civiles y la
proliferación de grupos violentos, que ha causado el empobrecimiento de la región.
Solo países como Kenia y Tanzania presentan actualmente signos de un mayor
desarrollo.

Los recursos hídricos en el continente africano


El agua es un recurso fundamental para la vida y el conjunto de los ecosistemas
existentes en el planeta, de forma que es imprescindible trabajar para disponer de
una suficiente cantidad de agua que nos permita desarrollarnos, y que a su vez
disponga de una adecuada calidad, compatible con la salud humana y que permita
conseguir un buen estado ambiental de los ríos y acuíferos, de forma que se
maximicen los usos potenciales y se garantice el mantenimiento y mejora de todos
los ecosistemas asociados.

Pero también el agua provoca las inundaciones, que en ciertas regiones son el mayor
riesgo natural existente, de forma que es necesario también trabajar para minimizar
los riesgos de inundación, para, a su vez, mejorar del estado de los ríos. Grandes
presas y desplazamiento masivo de los beneficios que las grandes presas han
reportado, sin duda, a la sociedad: desarrollo económico, productividad agraria,
energía hidroeléctrica.

En el 2000, la Comisión Mundial de Presas presentó su informe final. A pesar de


contar con la participación de gobiernos, organizaciones de afectados y cientos de
expertos, la Comisión reconoció su impotencia para precisar el número de
desplazados que acabó estimado entre 40 y 80 millones.

En muchos casos la población ni siquiera fue censada. Sus derechos raramente se han
visto compensados. La desvertebración social y cultural aumenta su vulnerabilidad,
especialmente cuando se trata de comunidades indígenas. Todo ello genera escenarios
de pobreza, hambre y graves problemas de salud.

El control del agua suele ser usado como herramienta de poder. El agua, vinculada a
valores emocionales y territoriales, es fácilmente manipulable, tanto en la
confrontación política como incluso a la hora de justificar guerras. Tal es el caso
de Oriente Medio, donde forma parte de una estrategia militar que usa al pueblo
palestino como rehén, imponiéndoles condiciones de vida inhumanas.

Los casos más brutales de transgresión de los derechos humanos, un conflicto de


aguas se dan en contextos de guerra no declarada. Abarcando el continente africano,
se observa que África tiene numerosos recursos pero la distribución no es la más
correcta. Analizando los recursos de los que dispone se observa que el volumen de
agua que fluye por el río Congo, que nace en las montañas del este africano y
atraviesa los profundos bosques de África Central, solamente es superado por el
Amazonas. El lago Tanganica, uno de los Grandes Lagos de África, tiene la segunda
mayor cantidad de agua dulce del mundo, y el lago Victoria comprende un área mayor
que la de cualquier otro lago de agua dulce. Cinco ríos —el Congo, el Zambeze, el
Orange, el Limpopo y el Okavango— llevan agua más que suficiente para asegurar el
abastecimiento de todos los habitantes de la región. El Congo tiene casi el 30% de
las reservas del agua dulce de África, pero solo abastece al 10% de la población
del continente.

La región es, al mismo tiempo, donde se encuentran dos grandes desiertos. El


Kalahari abarca parte de Sudáfrica, Namibia y Botsuana, y el desierto del Namib
cubre la mayoría del país que le debe su nombre.
Las sequías frecuentes han afectado a grandes zonas de Sudáfrica, Botsuana,
Zimbabue y Malawi. Estos prolongados períodos secos han sido desastrosos para los
granjeros que intentaban vivir en las áreas marginales y lejos de los centros
urbanos quedando vulnerables a las enfermedades ya que no cuentan con condiciones
sanitarias apropiadas.

Esta distribución desigual ha sido subsanada por muchos ingenieros y visionarios


del gran problema que tiene el continente africano, ideando nuevos planes en la
gestión de recursos hídricos de África Meridional. Algunos de estos planes son
grandes proyectos como la presa de Kariba, el embalse de Gariep y el embalse de
Cahora Bassa.

Otro grupo de planes tales como el proyecto para usar el Agua de las Altas Montañas
de Lesoto (Lesotho Highlands Water Project) y la Gran Represa de las Cataratas Inga
(Grand Inga Dam) en el río Gongo están en las últimas etapas de finalización.

Las organizaciones de Naciones Unidas, regionales e internacional, reconocen la


importancia de asegurar que cada persona tengan acceso al agua potable. En la
Declaración del Milenio de septiembre del 2000, las Naciones Unidas elaboraron Ocho
Objetivos de Desarrollo del Milenio, con una misma finalidad, mejorar las
condiciones de vida para la gente más pobre antes del 2015. El Objetivo Siete, que
intenta asegurar la sustentabilidad ambiental, incluye como meta reducir a la mitad
el porcentaje de personas que carecen de acceso al agua potable.

Comprobando un informe de la ONU en la última actualización en el año 2007, «África


y los Objetivos de Desarrollo del Milenio», el 63% de la población en esta región
no tuvieron una instalación básica de saneamiento de agua antes del año 2004. Un
escaso avance ya que se consideró la cifra de 68% del año 1990. Este lento índice
de progreso significaría que la mayor parte del continente africano no logrará
cumplir el objetivo siete antes del plazo marcado por las Naciones Unidas. Tras
contrastar diversa información observamos una serie de problemas fundamentales en
el continente africano:

Un informe de Naciones Unidas predice que el acceso al agua tal vez sea una de las
principales causas de conflicto y guerra en África en los próximos 25 años. Tales
guerras, probablemente se den más en las zonas donde los ríos y lagos son
compartidos por más de un país. Actualmente ya existe una fuerte competencia por el
agua para irrigación y generación de energía, especialmente en la cuenca del Nilo.
Egipto advirtió en 1991 que estaría listo a utilizar la fuerza si fuera necesario
para proteger su acceso a las aguas del Nilo, que también es compartido por Etiopía
y Sudán. Si la población de estos países continúa creciendo, la competencia por el
agua podría tornarse feroz.

África occidental
Cuando el nivel de los enormes ríos de África Occidental comenzó a disminuir, la
totalidad de las economías del área comenzaron a sufrir. Ghana, por ejemplo, se ha
tornado totalmente dependiente del suministro hidroeléctrico de la represa de
Akosombo, sobre el río Volta. Malí, uno de los países más pobres del planeta,
depende del río Níger, que fluye desde Guinea a Nigeria. Malí depende de este río
para alimentos, agua y transporte, pero grandes porciones del río afrontan ahora el
riesgo de catástrofes ambientales, a raíz de la contaminación. En Nigeria, la mitad
de la población no tiene acceso al agua potable y, como en muchas partes del
continente, muchas mujeres deben caminar viarias horas diariamente para poder
conseguirla.

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