Ensayo Innovación

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Universidad Pedagógica Nacional

Unidad 111 Guanajuato

Maestría en Innovación en la Escuela

ENSAYO: INNOVACIÓN Y GESTIÓN EN LA ESCUELA

Materia: Gestión, Innovación y Cambio educativo

Guanajuato, Gto. 27 de junio del 2020


Con el paso de los años la escuela ha sido considerada como el principal centro
de formación, misma que con el apoyo de directivos, docentes, alumnos, padres
de familia y sociedad en general, ha tomado su lugar como la responsable de
instituir a las nuevas generaciones.

Debido al gran papel que se le ha asignado en la construcción de mejores


personas y de una mejor sociedad, se presentan retos y obstáculos que de forma
recurrente deben solventarse desde la misma institución, echando mano de los
recursos al alcance y buscando obtener aquello que les hace falta. Del mismo
modo, se debe buscar satisfacer las demandas que surgen por la sociedad tan
cambiante, porque los estudiantes que hoy no tienen las mismas actitudes ni
costumbres de los estudiantes de hace diez, veinte o cincuenta años, por lo que
es evidente que la forma en la que aprenden tampoco es la misma.

En este sentido, la escuela como institución además de buscar la manera


de solventar sus necesidades, también tiene la responsabilidad de irse
actualizando para poder enfrentar las necesidades educativas que presentan sus
estudiantes y los contextos en que éstos se desenvuelven.

Como menciono, la escuela es cambiante, por lo que es de esperarse que


sus actores también lo sean. Es por ello que tanto directivos como docentes deben
estar sujetos a constantes actualizaciones para poder hacer frente a las diferentes
generaciones de estudiantes que llegan a sus escuelas y buscar dar respuesta a
las inquietudes que éstos presentan, siempre enfocados en la importancia de
mejorar la calidad en las escuelas.

Para Schmelkes, S. (1994) “la educación verdadera es la que ocurre en el


interior de cada sala de clases, en cada plantel educativo. Su calidad depende de
la calidad de las relaciones que se establezcan entre las personas que ahí
laboran, con los alumnos y con la comunidad inmediata a la que sirven.”

Podemos decir pues, que buscar la calidad de las escuelas no es un


problema aislado ni que repercute únicamente a los docentes en el aula, si no que
el identificar y tratar los problemas de nuestros estudiantes es tarea de todos los
involucrados en sus procesos de aprendizaje, por lo que debemos ser conscientes
y hacer conscientes a los padres de familia que, con el hecho de enviar a los
alumnos a la escuela, no se está asegurando que lo que aprende sea de calidad o
incluso útil para su vida diaria.

Debido a que muchas veces la sociedad y los altos mandos en educación


exigen resultados cuantitativos para poder comprobar que podemos competir con
países más avanzados en éstos ámbitos, solemos confundir la calidad con que los
estudiantes aprueben evaluaciones, por lo que según Schmelkes, S. (1994)
“muchas veces sucede que educamos más para la escuela que para la vida…”
cuando no es ésta la intención de los documentos que rigen la función docente,
pues se sabe que dentro de las competencias está el formar a los estudiantes
para la vida.

Por lo que es necesario que docentes y directivos analicen e identifiquen las


características de su centro educativo, para poder relacionarlas con el currículo y
“moldearlo” de tal forma que encaje con lo que se requiere que los alumnos
aprendan. Entonces la calidad educativa es tarea de todos y se empezará a
concretar en el momento en que docentes y directivos empiecen a ver la
educación desde su relación con el contexto de los alumnos.

Además de tomar en cuenta el contexto de los estudiantes para buscar


mejorar la calidad en la escuela, es necesario hacer uso de diversos materiales
que permitan que los estudiantes se encuentren inmersos en ambientes que sean
propicios para la generación de nuevos y mejores aprendizajes.

Muchas veces las escuelas no cuentan con los recursos necesarios para el
logro de los aprendizajes, sin embargo, en ocasiones el directivo o cada docente
se encargan de solventar dichas necesidades mediante la gestión de materiales
que permitan facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje en las instituciones.

Para Mintzberg (1984) y Stoner (1996) la gestión es: “la disposición y la


organización de los recursos de un individuo o grupo para obtener los resultados
esperados” que podría entenderse como la capacidad que se tiene para garantizar
la adquisición de recursos dependiendo de los fines que se pretendan alcanzar.

Como mencioné anteriormente, la gestión se relaciona también con el


ámbito escolar, pues directivos, docentes y padres de familia se encargan de
adquirir los recursos para solventar las necesidades propias de cada institución.
Según la SEP (2001) se entiende por gestión escolar:

El ámbito de la cultura organizacional, conformada por directivos,


el equipo docente, las normas, las instancias de decisión y los
actores y factores que están relacionados con la ‘forma’ peculiar
de hacer las cosas en la escuela, el entendimiento de sus
objetivos e identidad como colectivo, la manera como se logra
estructurar el ambiente de aprendizaje y los nexos con la
comunidad donde se ubica (p. 17).

Se entiende pues, que además de involucrar a los directivos y equipo docente, la


gestión escolar también implica las normas e instancias que se relacionan con el
ámbito educativo, los objetivos y el ambiente de aprendizaje propios de la escuela,
así como las relaciones de ésta con la comunidad en que se ubica.

Para Loera (2003), la gestión escolar es “el conjunto de labores realizadas


por los actores de la comunidad educativa (director, maestros, personal de apoyo,
padres de familia y alumnos), vinculadas con la tarea fundamental que le ha sido
asignada a la escuela: generar las condiciones, los ambientes y procesos
necesarios para que los estudiantes aprendan conforme a los fines, objetivos y
propósitos de la educación básica.”

Según este autor, la gestión escolar implica además la participación de


alumnos y padres de familia, pues relacionando el aprendizaje con las
características de los mismos podremos generar las condiciones para que los
alumnos aprendan de acuerdo a lo que se espera en la educación básica,
recordando que buscamos la mejora de la calidad.

De acuerdo con Tapia (2003-1) la gestión escolar se enfoca en:


“convertir a la escuela en una organización centrada en lo
pedagógico, abierta al aprendizaje y a la innovación; que
abandone certidumbres y propicie acciones para atender lo
complejo, lo específico y lo diverso; que sustituya las prácticas que
no le permiten crecer, que busque el asesoramiento y la
orientación profesionalizantes, que dedique esfuerzos colectivos
en actividades enriquecedoras, que concentre la energía de toda
comunidad educativa en un plan integral hacia su transformación
sistémica, con una visión de conjunto y factible.”

Como se puede apreciar, este autor se direcciona más hacia los aspectos
pedagógicos, pues habla de la gestión como aquellas prácticas que permitan
crecer profesionalmente, incluyendo nuevas prácticas.

Analizando la información de los autores anteriores, la gestión escolar inicia


desde las escuelas con la participación de todos los actores involucrados en el
proceso de formación de los estudiantes, siguiendo con las instituciones y los
aspectos pedagógicos que cada centro escolar toma en cuenta para mejorar la
calidad de los aprendizajes en su escuela. La gestión escolar deberá tener
entonces diversas líneas de acción.

Las dimensiones de la gestión escolar son cuatro: pedagógica curricular,


organizativa, administrativa y participación social. Mencionaré algunas
características de las mismas y la importancia de llevarlas a cabo en los centros
escolares.

La dimensión pedagógica curricular implica reflexionar sobre la enseñanza


y el aprendizaje, por lo que en ella son importantes los aspectos como la
planeación, evaluación, clima del aula, uso del tiempo y recursos de apoyo.
Considero que esta dimensión es la que más se relaciona con los docentes, pues
implica además tomar en cuenta las formas y estilos de enseñanza de cada
docente y las aptitudes y ritmos de aprendizaje de los alumnos.
En cuanto a la dimensión organizativa involucra la relación entre los
docentes y padres de familia, tener un liderazgo efectivo, un clima de confianza,
comunicar el desempeño, informar los avances y asignar responsabilidades dentro
de la escuela. La dimensión administrativa incluye la coordinación de recursos
humanos, materiales y financieros, las acciones de seguridad e higiene y el
cumplimiento de la normatividad.

Estas dos dimensiones considero que corresponden a las labores que


realizan los directivos en cada una de las instituciones escolares pues se
encargan de la optimización de recursos, del funcionamiento de los CTE y de un
liderazgo efectivo en la escuela.

La dimensión de participación social se refiere a las relaciones que se dan


entre el entorno social e institucional, involucra a los padres de familia y los
miembros de la comunidad para identificar las necesidades y demandas de la
escuela y sociedad, instaurando con los Consejos Escolares de Participación
Social y enfatizando en la importancia del apoyo al aprendizaje en el hogar.

Considero que es importante que exista la presencia de las cuatro


dimensiones puesto que cada una abarca aspectos que son relevantes para el
funcionamiento de las instituciones educativas. Todas las dimensiones tienen
como propósito el mejoramiento de la calidad en las escuelas, por lo que sería
perjudicial el que no hubiera presencia de alguna de ellas.

A pesar de ello, de acuerdo a mi contexto educativo, la dimensión que


considero se refleja más es la Pedagógica Curricular, pues los docentes somos
conscientes del contexto de los estudiantes e identificamos los conocimientos que
tienen los alumnos y los contenidos relevantes para los mismos, todo esto para
poder elaborar nuestras planificaciones, mismas que sean pertinentes y
funcionales y no sirvan únicamente como requerimiento administrativo.

Esta dimensión además implica que como docente realice siempre un


análisis de los documentos que norman mi actuar como lo son el Plan de Estudios
y los Programas de Estudios, esto para poder realizar una relación entre lo que se
espera que los alumnos aprendan y lo que éstos necesitan aprender de acuerdo a
sus contextos.

Como mencionaba Tapia (2003-1) la gestión implica “convertir a la escuela


en una organización centrada en lo pedagógico, abierta al aprendizaje y a la
innovación…” por lo que además de centrarme en los aspectos pedagógicos,
como docente debo estar en constante actualización buscando nuevas maneras
de implementar el trabajo en el aula, lo que nos lleva a la innovación en la escuela.

La palabra innovación proviene del sustantivo latino innovatio. Según el


criterio de la Academia, el prefijo in-, de origen latino, en su primera acepción
equivale a en, adentro, dentro de, al interior, entonces la innovación es una
realización motivada dentro de la escuela que tiene la intención de cambio,
transformación o mejora de la realidad existente.

En cuanto a la innovación educativa, Carbonell (CAÑAL DE LEÓN, 2002:


11-12) la entiende como “(un) conjunto de ideas, procesos y estrategias, más o
menos sistematizados, mediante los cuales se trata de introducir y provocar
cambios en las prácticas educativas vigentes.” Por su parte, Francisco Imbernón
(1996: 64) afirma que “la innovación educativa es la actitud y el proceso de
indagación de nuevas ideas, propuestas y aportaciones…”

Podemos entender entonces que la innovación educativa se enfoca en la


mejora de la calidad en las escuelas, pues busca proponer y difundir nuevas
experiencias que a su vez permitan solucionar los problemas que constantemente
se detectan en las escuelas.

Siguiendo con esta percepción, para Blanco y Messina (2000) la innovación


tiene las siguientes características:

“supone una transformación, propicia un avance en el sistema


hacia su plenitud, debe ser planificada, es un medio para mejorar
los fines de la educación, implica aceptación y apropiación del
cambio por quienes lo lleven a cabo y un cambio de concepción y
práctica por lo que es un proceso abierto e inconcluso que implica
la reflexión desde la práctica, debido a que no es un producto sino
un proceso.”

A pesar de tener concepciones de la innovación que se encauzan hacia la


mejora de los fines educativos, estas innovaciones no siempre han surgido desde
la realidad de lo que viven alumnos y docentes en las aulas, de hecho, para Díaz-
Barriga (2010) “por lo general se tomaba la innovación curricular como sinónimo
de incorporación de las novedades educativas del momento, sin una reflexión
profunda sobre sus implicaciones ni una previsión clara de su incorporación a la
realidad del aula.”

Además, el papel que se destina al docente en el proceso curricular es el de


la persona que aplica en el aula lo que han diseñado los especialistas, sin
embargo, el ejercicio docente no puede reducirse a simples ejecuciones técnicas o
pedagógicas.

Como si fuera poco, es sabido que muchas veces a los docentes se les ha
achacado la responsabilidad de obtener buenos resultados de la aplicación de las
diversas reformas educativas, sin embargo, según Hargreaves (entrevistado por
Romero, 2007) “las escuelas, los maestros y los sistemas educativos requieren
reorganizarse en una lógica de comunidades inclusivas que logren transformar su
estructura y cultura para afrontar las demandas que se hacen a la educación de
cara a una sociedad cambiante, incierta e insegura.”

Puedo mencionar que a pesar de que el cambio educativo no dependerá


solo del docente, sino del sistema educativo, del apoyo de los alumnos y la
sociedad en general, sin embargo, el hecho de comenzar a innovar en el aula si
depende mucho de la capacidad que el docente tenga para identificar las
problemáticas y subsanarlas de acuerdo a los requerimientos de sus estudiantes.

Por esta razón, deberíamos de utilizar nuestras aulas como un laboratorio


donde estudiemos los efectos de nuestras acciones docentes en el aprendizaje y
las actitudes de nuestros estudiantes, lo que nos abrirá camino hacia la
investigación, y por ende a la innovación, al buscar las soluciones de las
problemáticas que encontremos y de acuerdo con Muñoz-Repiso (2000) “los
docentes deberíamos ponernos al día en cuanto a los avances que se han tenido
en educación.”

De este modo podremos estar siempre al tanto de las nuevas estrategias


que están dando resultados favorables en los procesos de enseñanza-aprendizaje
y así aplicarlos en nuestras aulas en caso de ser necesarios. En lo que respecta a
mi trabajo como docente, encuentro una necesidad por innovar mi práctica, ya que
analizando las características de mis clases he podido observar que soy un
docente muy expositor, pocas veces promuevo que mis estudiantes expongan o
hagan realmente uso del conocimiento.

Para mí esto es una problemática de mi aula, ya que, al ser estudiantes de


tercer grado de secundaria, están a nada de salir a una dinámica escolar
completamente diferente en la prepa, donde son ellos realmente los que deben
aprender con sus propios medios.

Por esta razón, enfocada en la concepción de innovación, pretendo aplicar


una nueva forma de trabajo en la que los alumnos sean capaces de analizar
información y poco a poco desarrollen actividades que les permitan aprender de
manera autónoma el conocimiento que deseen adquirir.

Garzón, D. (2017) citando a Villavicencio “Cuando se habla de aprendizaje


autónomo, se habla de la facultad que tiene una persona para dirigir, controlar,
regular y evaluar su forma de aprender, de forma consciente e intencionada
haciendo uso de estrategias de aprendizaje para lograr el objetivo o meta
deseado. Esta autonomía debe ser el fin último de la educación, que se expresa
en saber aprender a aprender.” (Villavicencio, 2004).

Menciona también que “…se hace necesario utilizar unas estrategias


adecuadas, teniendo en cuenta el estilo de aprendizaje de cada ser, teniendo con
ello unas metas claras en los planes de estudios, donde los docentes desarrollen
metodologías apropiadas que permitan el avance en lo que se pretende.” (Garzón,
D., 2017).
Es de mi interés, aplicar el aprendizaje autónomo como forma de
innovación del trabajo en mi aula pues de este modo ellos podrán ser conscientes
de aquellas actividades que les permiten aprender los contenidos sin la necesidad
de apoyo constante del docente.

Lo anterior, va de la mano con el término de la metacognición, pues según


Sierra I. citando a Flavell, J. (1971) consiste en “los procesos reflexivos de los
niños y el conocimiento que tienen de sus propios procesos cognitivos”

Del mismo modo, Sierra, I. citando a Muñoz, M. (2006) menciona que “la
metacognición es un mecanismo de carácter intrapsicologico que nos permite ser
conscientes de algunos de los conocimientos que manejamos y de algunos de los
procesos mentales que utilizamos para gestionar esos conocimientos”

De este modo, aplicando algunas estrategias para promover su aprendizaje


autónomo, los alumnos podrán identificar cuáles estrategias les permiten aprender
de manera “fácil” aquellos contenidos que, trabajándolos de distinta manera, les
constaban un mayor esfuerzo.

Una de las estrategias que pretendo involucran como parte de la innovación


es la aplicación de organizadores gráficos. Para Andrade, C. y Zambrano, F. (2017):

“Los organizadores gráficos nos permiten como docentes


sintetizar la información y por ende facilitar el aprendizaje a los
estudiantes. La atención visual es el principal recurso para el
entendimiento, los organizadores gráficos son utilizados de
diversas maneras ya sea para profundizar un conocimiento o para
comprender algo expuesto o leído, ya que facilita la retención de
las principales ideas. A su vez los organizadores gráficos exigen al
estudiante mayor atención y actividad mental, y mantenerlo activo
para que éste pueda analizar la información relacionarla y
categorizarla. La elaboración de éstos motiva el desarrollo
cognitivo importante para procesar la información.”
Como se menciona los organizadores gráficos “nos permiten como docentes
sintetizar la información y por ende facilitar el aprendizaje a los estudiantes”. Si a
nosotros como docentes nos facilitan el sintetizar y organizar la información para
facilitar la manera en la que se la brindamos a los estudiantes, se podría pensar
que si los alumnos los utilizan podría generar el mismo resultado.

A manera de conclusión puedo decir que el cambio educativo debe


comenzar desde cada aula, mediante la reflexión y análisis que cada docente
hace de los procesos que va observando día con día. Con esto no quiero decir
que sea un proceso aislado, pues es indispensable además el apoyo de los
compañeros docentes, los directivos y demás instancias relacionadas con nuestro
quehacer.

Para poder lograr este cambio en la educación es pertinente además


volvernos gestores, que como mencioné, la gestión no depende solamente de
unos sectores, pero a pesar de ello, debemos gestionar desde lo que podemos
hacer cada uno. Como docente puedo gestionar desde lo pedagógico, integrando
material, estrategias y actividades que permitan cambiar la dinámica diaria y a su
vez motivar a los estudiantes a aprender, pues con el cambio de rutina que se está
viviendo en la actualidad, esta gestión será indispensable para poder sobrellevar
los nuevos retos que se nos presentarán como escuela.

El repentino cambio en la dinámica de trabajo que teníamos día tras día en


la escuela, debido a la presencia de la pandemia que aqueja a la población en los
últimos días, hace evidente dos cosas importantes desde mi punto de vista: la
primera es que la figura del docente es y será siempre primordial para el desarrollo
del estudiante, la segunda, que no puede dejarse a un lado la importancia de
formar a los estudiantes con habilidades que les permitan enfrentar este tipo de
situaciones, donde deben aprovechar los recursos a su alcance para poder lograr
la adquisición de aprendizajes, aquí radica la importancia del aprendizaje
autónomo.
Aquí recae la importancia de la innovación, que los docentes nos volvamos
investigadores y tomemos nuestras aulas como laboratorio para poder identificar
las necesidades que surgen y encontrar las posibles soluciones a las mismas.

Debemos identificar al cambio como una oportunidad no como una


limitante, solo así podremos empezar a hacer grandes cosas por nuestros
estudiantes, por nuestra formación y por nuestra labor educativa en general.
Referencias

Andrade, C., Zambrano, F. (2017) Organizadores gráficos como condensadores


del proceso de enseñanza-aprendizaje en estudiantes de educación general
básica. Revista Magazine de las Ciencias 2 (3), 75-82.
https://revistas.utb.edu.ec/index.php/magazine/article/view/285/216

Díaz-Barriga Arceo, F. (2010). Los profesores ante las innovaciones curriculares.


Revista Iberoamericana de Educación Superior. (37-57) [Consulta 25 de junio de
2020]. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=2991/299128587005

Garzón, D. (2017) Metodología que los docentes aplican para fomentar el


aprendizaje autónomo en los estudiantes de básica secundaria. [Monografía.
Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD. Escuela Ciencias de la
Educación ECEDU.]

https://repository.unad.edu.co/bitstream/handle/10596/14251/1122125505.pdf?
sequence=1&isAllowed=y

Morales, P. (2010). Investigación e Innovación Educativa. Revista Iberoamericana


sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 8(2)

Rimari, Wilfredo (2005). La innovación educativa: un instrumento de desarrollo.

Schmelkes, S. (1994) Hacia una mejor calidad en nuestras escuelas. INTERAMER


32 SERIE EDUCATIVA

SEP (2010). Programa Escuelas de Calidad. Modelo de Gestión Educativa


Estratégica.

Sierra, I. (2010). Estrategias de mediación metacognitiva en ambientes


convencionales y virtuales: influencia en los procesos de autorregulación y
aprendizaje autónomo en estudiantes universitarios [Tesis doctoral, Universidad
de Granada]. http://hera.ugr.es/tesisugr/1871142x.pdf

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