Propuesta Pentecostes

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Preparamos en familia la venida

del Espíritu Santo

Los invitamos a armar en familia el altar: con la Biblia o Nuevo


Testamento, una Vela, una legua de fuego y un cartel con el
nombre del Don o Fruto que les ha correspondido meditar.
1. Comenzamos nuestra oración:
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo…
Cantamos: Dios trino, mientras se enciende la vela del altar.
2. Escuchamos la palabra de Dios:
Lectura del libro de los Hechos 2, 1-13.
3. Reflexionamos:

Hoy en este tiempo estamos reunidos en casa esperando y


pidiendo la fuerza del Espíritu Santo, lo hacemos en oración,
al igual que lo hicieron los apóstoles junto a María Madre de
Jesús y nuestra.
El Espíritu Santo que ellos recibieron es el mismo Espíritu que
un día recibimos en nuestro bautismo, y es el mismo que hoy
Jesús Resucitado sigue derramando sobre nosotros, que nos
anima, renueva y que nos llena de esperanza más que nunca
en este tiempo de pandemia, donde más que nunca
necesitamos de su fortaleza y amor. Él nos invita a acogerlo en
nuestro corazón para vivir su presencia, entender y reconocer
su actuar en nuestra vida. Nosotros la familia (nombrar familia)
queremos recibir su fuerza y celebrar con alegría, el enviado
por Jesús resucitado: queremos recibir al Santo Espíritu en
nuestro corazón.
(Invitamos a las familias a agregar su propia reflexión en
respuesta a la palabra de Dios.)
4. En familia oramos:

Señor Jesús, velando queremos preparar nuevamente la


venida del Espíritu Santo. Que su fuego nos atraviese para
encender nuestro corazón. Que con su aliento nos impulse
para ser testigos. Que con su luz nos alumbre para
convertirnos en profetas. Que con su calor nos haga ser
memoria viviente de Jesús.
Velando, convirtámonos en llamas vivas, que danzan, brillan,
calientan y llenan de Luz la existencia. Velando, invoquemos
la presencia del Espíritu que todo lo inunda, todo lo transforma
y todo lo renueva.
(Escuchamos la canción: Sopla.)
**Aquí se reparten los siete dones y los frutos y cada uno en
su altar pone el cartel y la lengüita, del don y del fruto que
recibió.

5. Se lee y medita el Don o Fruto.

(Que va detallado al final del documento)


Haz clic aquí para ver
6. Oración final:

Ven, Espíritu Santo, manda tu luz desde el cielo, entra en


nuestros corazones y enriquécenos, Tú que todo lo
puedes.
Todos responden: Ven Espíritu Santo.
Padre amoroso del pobre, mira el vacío del hombre si Tú
le faltas por dentro.
Todos responden: Ven Espíritu Santo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro
esfuerzo, fuente del mayor consuelo, tregua en el duro
trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las
lágrimas y reconforta en los duelos.
Todos responden: Ven Espíritu Santo.
Mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento,
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las
manchas, infunde calor de vida en el hielo.
Todos responden: Ven Espíritu Santo.
Don en tus dones espléndido, reparte tus siete dones y
danos tu gozo eterno.
Todos responden: Ven Espíritu Santo.

CANTO: ESPERANDO CON MARÍA.


7. Compromiso Familiar:

Invitamos a la familia a la Luz de la reflexión y la oración hagan


un compromiso que los ayude a llevar a la vida el DON o
FRUTO que reflexionaron en este momento especial, y
sugerimos que el más pequeño de la casa sea quien se
encargue de escribirlo o dibujarlo para compartirlo con el
Equipo Pastoral.

Compartirlo con el equipo pastoral al correo:


[email protected] o a través del Instagram del colegio
@icvaldivia.
Los siete dones del Espíritu Santo
Las palabras del profeta Ezequiel nos recuerdan la obra
maravillosa que Dios desea realizar en nosotros, en la Iglesia
y en el mundo entero, con el don de su propio Espíritu.
Escuchemos cómo describe el profeta esta impresionante
comunicación del amor de Dios que nos invade y seduce.
Después meditaremos y daremos gracias por el Espíritu que
con sus dones reaviva nuestros corazones para amar a Dios y
al prójimo.
Lectura del profeta Ezequiel 36, 26-29
1. DON DE SABIDURÍA

LECTOR.- Este don hace amar a Dios con todo el corazón y


con toda el alma. Es casi otro nombre del mismo Dios.
“La luz del Espíritu Santo ilumine siempre nuestros corazones”
“Envíala desde el cielo sagrado, mándala desde el trono
glorioso, para que esté a mi lado y trabaje conmigo,
enseñándome lo que te agrada” (Sab. 9, 10).
. Silencio y reflexión personal: - ¿Cómo puedo crecer en la
acogida y vivencia personal del amor de Dios en esta crisis?
Deposito en mi altar la lenguita. Mientras rezan un Ave María.

2. DON DE INTELIGENCIA

LECTOR.- Conocer al Espíritu es, ante todo, experimentar su


acción, dejarse invadir por su influencia; es hacerse dócil a sus
impulsos; es desear siempre más conscientemente la fuente
de nuestra vida.
“Obra con libertad cuanto el Espíritu te inspire” “Conocer al
santo es inteligencia. (Proverbios 9, 10).
. Silencio y reflexión personal: - ¿En qué aspectos de mi vida
puedo comprobar la influencia del Espíritu, mi docilidad a su
acción en mí, en la Iglesia, en la sociedad ,en el mundo en este
período? Deposito la lenguita. Y reza el Ave María.
3. DON DE CIENCIA

LECTOR.- Poco tiene que ver este don con lo que nosotros
entendemos hoy por ciencia. En la Escritura hace referencia a
todo lo que tiene que ver con el conocimiento de Dios y la
existencia entera, en relación con Él.
“El Espíritu, que procede del Padre y del Hijo, dispone y
prepara el alma para recibir a su Dios, estas disposiciones son
los dones del Espíritu Santo
“Él os enseñará todo, y os recordará todo lo que os he dicho…
Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la
verdad completa” (Juan 14, 26).
. Silencio y reflexión personal: - ¿En qué percibo que el
Evangelio de Jesús es la referencia fundamental de mis
criterios y actitudes? Me doy tiempo en la cuarentena de leer
un trocito de la Biblia.? Depósito en el altar la lenguita. Reza el
Ave María.
4. DON DE CONSEJO

LECTOR.- Es el don de la prudencia a la hora de hablar y de


escuchar. Capacidad para tomar decisiones acertadas.
Discernir, orientar, alentar, acompañar…
“El Espíritu Santo no abandona un alma que ha tomado ya por
suya, pero ¡qué bueno es tener compañía y guía!”
“A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el
provecho común… pero todas estas cosas las obra un mismo
y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular
según su voluntad” (1 Cor. 12, 4 - 14).
. Silencio y reflexión personal: - ¿Cómo busco servir a Dios y a
los hermanos en esta crisis sanitaria y colaborar al bien común
con todas mis capacidades y dones? Deposito la lenguita.

5. DON DE FORTALEZA

LECTOR.- Es el don de los profetas, de los mártires, el de los


que “son fuertes” y se mantienen en pie, con dignidad ante el
dolor, el sufrimiento y la muerte; ante las amenazas y
persecuciones, y enfermedades…
“Los misioneros en la Iglesia, son lenguas de fuego bajo cuya
figura desciende el Espíritu Santo sobre la tierra para encender
en ella el fuego del amor divino”
“Los llenó a todos del Espíritu Santo y anunciaban con valentía
el mensaje del Señor” (Hechos 4, 31).
. Silencio y reflexión personal: - ¿En qué situaciones soy
testigo de la fe cada día, cómo intento ser fuerte sin flaquear
en esta crisis sanitaria?Deposito la lenguita.Rezo un Ave María

6. DON DE PIEDAD

LECTOR.- Es el don de los que se abren a la actuación de


Dios. La Piedad está hecha de agradecimiento, cariño, ternura.
Disponibilidad… Algo muy delicado y valioso. Ayuda a ver con
buenos ojos a los demás.
“…Y tal puede ser la eficacia que dé el Espíritu Santo a su
oración que alcance lo que pretende”
“En el jardín de la Iglesia el Espíritu Santo es la lluvia que la
empapa con sus dones haciéndola fructificar”
“Todos a los que anima el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
Así pues. No habéis recibido un espíritu de esclavos para
recaer en el temor; habéis recibido un espíritu de hijos
adoptivos que hace gritar ¡Abba! ¡Padre! Ese mismo espíritu le
asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios” (Rom, 8,
14 - 16).
. Silencio y reflexión personal: - ¿Cómo estoy viviendo mi
relación con Dios desde el amor en esta cuarentena, cómo me
siento en verdad hijo suyo, cómo trato a los demás como
hermanos, sin acepción de personas ni discriminación alguna?
Deposito mi lenguita.
7. DON DE TEMOR DE DIOS

LECTOR.- En sentido bíblico, éste don es: respeto,


admiración, agradecimiento hacia Aquel que es mayor y mejor
que nosotros. Gracias a la presencia del Espíritu, cuando
“fallamos”, somos capaces de retomar el camino, intentar una
y otra vez corresponder a la misericordia que Dios nos tiene.
“Tu Espíritu, siendo Dios Creador, Dios Salvador, Dios
Vivificador, Tu Espíritu, después de haberme dado el ser y la
existencia, me ha dado el ser y la vida de Gracia por el
Bautismo”
. Silencio y reflexión personal: - ¿Cómo puedo dar un impulso
nuevo a mi vida desde el agradecimiento a Dios ahora y
después que pase la pandemia?
Frutos del Espíritu Santo

El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que


«los frutos del Espíritu son perfecciones que forma en
nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna»
(CIC 1832). Son perfecciones que forma en nosotros el
Espíritu Santo

Con esto entendemos que los frutos del Espíritu Santo no son
algo propio, sino que es algo que el mismo Espíritu Santo
forma en nosotros. Y para que pueda formar estos frutos es
necesario dejarlo entrar en nuestra vida. Te invito a que
hagas un momento de silencio en la presencia de Dios y
mentalmente imagínate abrir tu corazón como abrir una puerta
y así recibirás los frutos….

Así pues, para que la semilla de Dios germine en nosotros y dé


frutos en abundancia, es necesario preparar el terreno. Un
terreno que se hace fértil por nuestra voluntad al abrirnos a
Dios y dejar que él sea quien actúe y al mismo tiempo actuar
nosotros predisponiendo nuestra vida para el encuentro con el
Señor.
1. Amor (Caridad)
«Sin amor nada soy Señor». Efectivamente sin amor nada
somos, porque el amor viene de Dios mismo y sin Dios, pues
eso: nada somos. Este amor fruto del Espíritu Santo refleja el
amor del Padre y del Hijo, un amor inmenso, incondicional y
personal.

Reflexión: Durante este tiempo de emergencia ¿de qué forma


has vivenciado el amor de Dios en tu familia?

2. Alegría
Es el gozo que experimentamos, fruto de tener a Dios en
nuestras vidas. Es ese contento de sabernos suyos y de estar
cerca de Dios. Esa alegría que no nos abandona ni en las
situaciones más extremas, porque Dios vive en nosotros,
porque no estamos solos, porque se quedó con nosotros todos
los días hasta el fin de los tiempos.

Reflexión: Podrías compartir y dar gracias a Dios las alegrías


que has tenido en familia durante la cuarentena?

3. Paz
La paz es el lazo que une al Padre y al Hijo. En ese lazo
encontramos la calma que permite que nada nos turbe, ni en
las circunstancias más extremas, ya que es Dios quien vive en
nosotros y su compañía hace que nada nos perturbe pues Él
ya venció a la muerte y al dolor.
Reflexión: Nombrar algunos hechos de violencia que ha
sufrido nuestro país y darnos el abrazo de paz como
compromiso de ser instrumentos de paz.

4. Paciencia
La paciencia es el fruto que nos permite hacerle frente a la
tristeza y al desánimo frente a una situación que parece no
terminar. Cultivar la paciencia sin Dios puede ser una tarea
titánica, pero la presencia del Espíritu en nuestras vidas
hace que esa paciencia brote y podamos enfrentarnos a
situaciones duraderas, incluso permanentes, con confianza y
calma.

Reflexión: Pensar en familia los motivos que nos hacen perder


la paciencia.

5. Longanimidad
Sinónimo de perseverancia es esa fuerza que nos
permite realizar un trabajo de larga duración sin decaer. Tal
vez la conquista de una virtud o las propias vivencias que
requieren que no desistamos, que continuemos y si caemos
nos levantemos una y otra vez, como un porfiado, a continuar
el camino trazado. Y por el otro lado a continuar con el bien de
un trabajo, de una misión, de anuncio del reino de Dios que
nos ha sido encomendado.
Reflexión: Pedir la gracia de perseverar en nuestros buenos
propósitos

6. Benignidad
El Papa Francisco nos dijo: «Quien no conoce la ternura de
Dios está perdido». La benignidad habla de esa dulzura y
ternura con la que Dios nos trata personalmente y como en
presencia de su Espíritu esta misma ternura brota de nosotros
y nos permite relacionarnos con los demás con esa misma
delicadeza, dulzura y ternura, reflejo de Dios.

Reflexión: En este momento podemos expresar a través de


un gesto la ternura de los padres hacia sus hijos. Y expresarla
en algunas palabras.

7. Bondad
El amor de Dios es un amor que empuja a que salgamos al
encuentro. El encuentro con Dios, irremediablemente
nos empuja a salir a encontrarnos con el otro y transmitir lo
que nos ha sido dado. Nos empuja a un trato caritativo, bueno,
especialmente con los más necesitados física y
espiritualmente.

Reflexión: Compartir las veces que han sabido ser solidarios


con los demás en este período de crisis.
8. Mansedumbre
Este fruto hoy en día es poco valorado. La mansedumbre se
opone a la ira y al rencor, nos empuja a tratar siempre con
bondad y ternura a los demás. Nos hace tratar con dulzura,
en las palabras y en las acciones, la prepotencia de otros.

Reflexión: Hacer una oración para pedir perdón al Señor por


las veces que nos dejamos llevar por la rabia y la ira
ofendiendo a los demás miembros de la familia.

9. Fidelidad
Es ese permanecer constante al lado del amado. Buscamos
cumplir nuestras promesas imitando al mismo Dios que cumple
sus promesas con nosotros. Mediante la fidelidad
comunicamos seguridad y permanencia, nuestras relaciones
personales se afianzan y permanecen, nuestro amor se hace
perdurable.

Reflexión: El Señor te pide que renueves tu fidelidad


matrimonial durante esta pandemia mirando a tus hijos
10. Modestia
Regula la manera conveniente y apropiada de presentarnos
ante los demás. Más allá de la vestimenta (que la incluye) es
mostrarnos a tiempo y destiempo, con respeto, caridad y
pureza del alma.

La modestia le huye a lo escandaloso y llama a la calma, al


recogimiento y al respeto, pero excluyendo lo tosco y mal
educado.

Reflexión: Hacer un compromiso delante de Dios de ser tal


como somos con transparencia.

11. Templanza
Es ese fruto mediante el cual conquistamos la propia vida, nos
hacemos dueños y señores de nuestra
existencia, modulando nuestros sentimientos, nuestros
apetitos, debilidades, y optando siempre por el bien, incluso
forzándonos a hacerlo.

Reflexión: Mediante una oración dar gracias a Dios por el don


de la vida y que los ha librado de la enfermedad. Se pueden
tomar de las manos.
12. Castidad
Este fruto permite conquistar la victoria sobre los apetitos de la
carne. No se trata de reprimir nada, todo lo contrario, se trata
de poder vivir en libertad y de manera ordenada la propia
sexualidad. Sexualidad que tiene que ser movida por el amor
y no por el deseo y la posesión.

Reflexión: En familia reflexionar cómo estamos entregando a


los hijos una formación sexual, aprovechando el tiempo de vivir
confinados.

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