Criminología
Criminología
Criminología
ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
Platón.
Aristóteles, por su parte, era partidario de los castigos ejemplares para que el
criminal no reincidiera.
Siglos después, a mediados del siglo XIII, Tomás de Aquino escribió sobre filosofía
de derecho penal en su obra Escolástica.
Esas consideraciones determinaron que los ilustrados afirmaran que todos los
individuos podían actuar responsablemente. Para ellos no había diferencia de fondo
entre aquellos que respetaban la ley y los que no, por lo que el estudio sobre los
crímenes debía estar centrado en el acto delictivo y no en el autor.
Los ilustrados, por lo tanto, concebían el delito como una creación jurídica y como
una ruptura del pacto social entre los ciudadanos.
Por otra parte, los ilustrados pensaban que el castigo debía ser proporcional al daño
social causado. Esta corriente se posicionaba en contra de la crueldad en las penas
y de la arbitrariedad de los jueces.
Cesare Beccaria
Beccaria fue un jurista y filósofo italiano que destacó por su crítica a los modos
existentes en su época de procesar a los criminales. Para este autor ilustrado,
existía una clara desigualdad de los ciudadanos ante la ley.
Para solucionarlo, propuso que los juicios fueran públicos, así como que se
implementara un sistema de pruebas.
Montesquieu
Este filósofo francés fue el padre de la separación de poderes en el Estado. Para
este autor, era fundamental que el poder judicial se desvinculara del ejecutivo para
que la justicia fuera independiente.
Además, se posicionó en contra de las torturas y a favor de la idea de legislar
pensando en prevenir el crimen y no solo en castigarlo.
Rousseau
En su obra El contrato social, una de las más influyentes en la Ilustración, defendía
que el hombre es bueno por naturaleza, pero que se pervierte cuando vive bajo las
reglas de un Estado.
Rousseau afirmaba que el crimen era la prueba de la deficiente estructura del pacto
social y de un Estado desorganizado.
Escuela biológico-positivista
En el siglo XIX, la criminología comenzó a constituirse como disciplina científica. La
primera corriente que apareció fue la escuela positivista italiana, que consideraba
que la conducta humana, incluidos los crímenes, estaban predestinadas por sus
características innatas.
Para los miembros de esta corriente, el delito era solo una manifestación del
carácter innato de su autor. Así, la peligrosidad del sujeto debía ser la base para
decidir la sanción. Al estar considerados como enfermos sociales, no se descartaba
ningún tipo de castigo.
Cesare Lombroso
Esta teoría afirmaba que ciertos individuos estaban peor desarrollados que el resto
y que tenían una tendencia innata a cometer delitos y a practicar la violencia. Según
el autor, esas personas se podían reconocer por sus características físicas.
Entre los rasgos físicos que, según Lombroso, distinguían a los delincuentes se
encontraban los cráneos con forma de pentágono; el mayor tamaño de las caras;
una separación mayor entre los pómulos; mandíbulas más anchas y alargadas;
sobrepeso; frente hundida; o frentes salientes.
Enrico Ferri
Otro de los autores pertenecientes a esta corriente fue Enrico Ferri. Como
Lombroso, también consideraba a los delincuentes como individuos anormales y
señalaba sus características físicas, hereditarias y psíquicas.
Criminología moderna
La criminología comenzó a ampliar sus miras a partir del siglo XX. En algunos países
se aumentó el campo de estudio y se incluyeron materias como la criminalística, la
penología o la reacción social que provocan los delitos.
Igualmente, los avances en psicología y sociología han tenido una gran repercusión
entre los estudiosos en criminología.
A mediados del siglo XX, se produjo un gran cambio de paradigma en la
criminología. A partir de ese momento, la atención pasó a fijarse en cómo el criminal
llegaba a serlo, en el ambiente social y en las víctimas.
Escuela de Chicago
A comienzos del siglo XX, las obras de Robert E. Park, Ernest Burguess y otros
sociólogos inspiraron la aparición de la escuela de Chicago. Los dos primeros
identificaron cinco zonas concéntricas típicas de las ciudades en crecimiento, entre
las que la “zona en transición” era donde más desorden se producía.
En los años 40 del siglo XX, Henry McKay y Clifford R. Shaw estudiaron en
profundidad a los delincuentes juveniles y encontraron que estos solían
concentrarse en la “zona en transición”.
En líneas generales, los sociólogos de esta escuela utilizaron la ecología social para
aplicarla a las ciudades. Entre otros aspectos, descubrieron que los barrios urbanos
con peores indicadores económicos eran más propicios para que se rompiera la
estructura social, educativa y familiar. Esto era un foco de cultivo para que
aparecieran las actividades delictivas.
Otros estudiosos afirmaron que existía un vínculo social y psicológica añadido. Así,
Edwin Sutherland concluyó que los individuos aprenden e imitan el comportamiento
delictivo de otros criminales mayores y más experimentados.
Criminología crítica
Otra corriente contemporánea de esta ciencia es la criminología crítica, basada en
el marxismo, la economía política, la teoría crítica y el feminismo.
Esta desigualdad afecta con especial incidencia a la clase obrera, a las mujeres, a
las minorías étnicas y a los niños.
ENDROCRINOLOGÍA CRIMINAL
TIPOLOGÍA CRIMINAL
b) Criminaloides
• Son aquellos en que un incidente los lleva el delito, sujetos con cierta
predisposición, pero que no hubiera llegado al delito de no haberse
presentado la oportunidad, la ocasión hace al ladrón.
• La imitación.
• La cárcel como está ahora, es la ocasión para asociarse al crimen.
• Finalmente están los que son apresados por engranajes de la ley.
6.- DELINCUENTE PASIONAL.
Para Lombroso un delincuente pasional no puede ser un delincuente loco, tampoco
tiene aspectos atávicos, ni epilepsia, ni locura moral. Por lo tanto, tiene que ser un
sujeto con otras características y estas son:
1) Rareza (5 a 6%) entre los delitos de sangre.
2) Edad entre 20 y 30 años.
3) Sexo: 36% de mujeres, el cuádruple de los demás delitos.
4) Cráneo sin datos patológicos.
5) Belleza de la fisonomía, casi completa ausencia de caracteres, que se notan
tan frecuente en criminales y locos.
6) A la belleza del cuerpo responde la honestidad del alma.
7) Afectividad exagerada.
8) Anestesia momentánea en el momento del delito.
9) Conmoción después del delito.
10) Suicidio o tentativa de este inmediatamente después del delito.
11) Confesión: al contrario de los delincuentes comunes, no oculta el propio
delito, lo confiesan a la autoridad judicial como para calmar el dolor y el
remordimiento.