Revista Monte Carmelo Vol 111 OK-hujjge
Revista Monte Carmelo Vol 111 OK-hujjge
Revista Monte Carmelo Vol 111 OK-hujjge
Monte
Carmelo
revista de estudios
e información carmelitanos
Vol.-111 Burgos-2003 N.o-1
ÍNDICE
ESTUDIOS
NOTAS
NOTA. – Desde el n.º 1 del tomo 109 puede el lector disponer de todos los estudios en
formato PDF en la página web: www.montecarmelo.com/revistamc/.
La comunicación de recensiones de los libros recibidos se hará desde ahora
por ese medio electrónico.
La revista acepta libros para recensiones.
LA CARTA SELLADA 1
LA CARTA SELLADA
Carta de Sta. Teresa Benedicta
de la Cruz (Edith Stein)
a S.S. Pío XI
sobre la persecución de los judíos
en Alemania (12 de abril de 1933)
PUBLICADO EN LA REVISTA
«MONTE CARMELO»
BURGOS – FEBRERO 2003
2 GABRIEL CASTRO
LA CARTA SELLADA 3
1. PRESENTACIÓN
Transcripción
Heiliger Vater!
Münster / W.
Collegium Marianum
LA CARTA SELLADA 9
Traducción2
¡Santo Padre!
Como hija del pueblo judío, que, por la gracia de Dios, desde
hace once años3 es también hija de la Iglesia católica, me atrevo a
exponer ante el Padre de la Cristiandad lo que oprime a millones de
alemanes.
Desde hace semanas vemos sucederse acontecimientos en
Alemania que suenan a burla de toda justicia y humanidad, por no
hablar del amor al prójimo. Durante años los jefes (Führer) nacio-
nalsocialistas han predicado el odio a los judíos. Después de haber
tomado el poder gubernamental en sus manos4 y armado a sus alia-
dos, –entre ellos a señalados elementos criminales–, ya han apare-
Münster / W.
Collegium Marianum
Eminentissime Princeps!
Traducción12
Eminentísimo Príncipe!14
12 La tradución es mía.
1 3 El papel es una holandesa con membrete compuesto por el escudo abacial
y el mote “PRODESSE MAGIS QVAM PRAEESSE”
1 4 La carta se dirige sin duda al cardenal (“Eminen tissime Princeps!”)
Eugenio Pacelli, futuro papa Pío XII, que en la fecha es Secretario de Estado y
Prefecto de la Sagrada Congregación para los Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios.
Fue en esta Congregación donde se vieron y se estimaron o desestimaron las cartas,
pues en ella están archivadas con la signatura Archiv. AA. EE. SS. Germania 643.
1092/33.
1 5 “Raphael (Joseph) Walzer (1888, Ravensburg - 1966, Heidelberg), monje
de la abadía benedictina de Beuron, doctor en filosofía y teología, elegido abad el
año 1918, cuando todavía era muy joven. Desarrolló una actividad extraordinaria
mediante la creación de una escuela teológica y una gran biblioteca en Beuron,
comenzó con la edición de revistas benedictinas, a través de sus monjes tomó parte
en las fundaciones de Grüssau, Neresheim, Weingarten, Neuburg junto a Heidelberg.
También en Japón erigió un priorato. El año 1935, condicionado por las dificulta-
des del régimen nacionalsocialista, hubo de abandonar Beuron, y se fue, primero a
Suiza, después a Francia y Argelia, donde continuó con el seminario para teólogos
prisioneros, iniciado en Chartres. El año 1964 regresó a Alemania y vivió en la
abadía de Neuburg. Su sepultura se encuentra en la cripta de la abadía de Beuron.
El archiabad Walzer mantuvo una relación muy estrecha con Edith Stein, de quien
fue amigo y consejero durante años. En tiempos de Stein, la abadía de Beuron,
junto con la de Maria Laach, era un centro de renovación litúrgica” (OC, I, p. 824,
nota a la Ct 186). Es muy posible que el portador no conozca el contenido exacto
de la carta, aunque haya participado en el discernimiento de su conveniencia y
sentido general.
1 6 Elogios como éste, aunque más tardíos, pueden leerse en los testimonios
y relaciones escritas del Abad en el proceso de beatificación y canonización de
Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Positio super causae introductione, pp. 186-190
y Positio super martyrio, pp. 96-106).
16 GABRIEL CASTRO
+ Raphael OSB
Abad Mitrado18
2. COMENTARIO
a. Antecedentes
des de actuar que son exploradas hasta sus límites más altos. No se
conforma con poco: “Mis indagaciones en Roma dieron por resul-
tado que a causa del gran ajetreo [por causa de las muchas pere-
grinaciones que con motivo del Año Santo se esperaban en Roma y
a las que el Papa tenía que recibir y atender] no tenía posibilidades
de una audiencia privada. Sólo para una “pequeña” audiencia (es
decir, en un grupo pequeño) se me podría ayudar en algo. Con eso
no me bastaba, por lo que desistí de mi viaje y me decidí por escri-
bir”. Estas indagaciones han de colocarse en el tiempo anterior a
su viaje a Beuron. No es facil imaginar que desde la abadía hiciera
gestiones de cara a conseguir audiencia y viajar. Su resolución de
no viajar no depende por tanto de los consejos del Abad; ya la trae
tomada. Piensa solo en escribir.
b. Consecuencias
solo una intercesión por los judíos, sino un aviso a la Iglesia cató-
lica misma, que corre idéntico peligro y a quien no salvarán las
transacciones y las políticas contemporizadoras y colaboradoras.
Sacrificar la representación política católica del Partido del Centro
para posibilitar el concordato, tender la mano a todos, votar con los
nazis la ley del estado de excepción creyéndola una medida transi-
toria, tratar de usar el nacionalsocialismo como parapeto frente al
comunismo, etc... no fueron medidas que sirvieran de mucho. La
autora parece ver con lucidez y con tanta antelación como la fecha
indica, los peligros que los más “avispados” políticos desconocen
en ese momento y en meses posteriores. Su análisis parte de infor-
maciones más agudas, de la detección de síntomas más profundos
en zonas más sensibles: educación, juventud, derechos humanos,
raza, ateísmo de fondo, totalitarismo evidente, abuso y vilipendio
del nombre de “cristiano”..., su diagnóstico es más certero porque
su toma de posición la ha llevado a colocarse en el lugar de y de
parte de las víctimas y porque su mirada sobre la realidad se puede
calificar de verdaderamente teologal.
– Por eso el efecto conseguido, la única reacción obtenida de
inmediato la decepciona. No era eso lo que ella esperaba. Quizá la
coincidencia en la misma oficina de Asuntos Eclesiásticos
Extraodinarios de las negociaciones sobre el Concordato y de su
petición no favoreció una lectura comprensiva de la carta. “Algún
tiempo después recibí una bendición para mi y para mis allegados.
Otra cosa no conseguí”. Y prosigue: “No sé si el papa Pío XI
habrá tenido en cuenta alguna vez lo que yo le decía en la carta.
Porque durante los años siguientes se fue cumpliendo punto por
punto lo que yo había predicho sobre el futuro de los católicos en
Alemania”. Esta predicción sobre el futuro de los católicos es el
contenido de la última parte de la denuncia steiniana. Disolución de
sindicatos de obreros, campañas de prensa, inclusión forzada de las
asociaciones católicas de jóvenes en las juventudes hitlerianas,
leyes de esterilización, persecución de algunos sacerdotes, campa-
ñas de difamación... fueron dando la razón a estos augurios de la
Carta sellada. Diversas medidas contra la Iglesia se van precipitan-
do como en cumplimiento exacto de las previsiones de la Santa.
Previsiones que no nacen de especiales revelaciones, al menos no
como se entienden ordinariamente, sino del estudio sereno, la infor-
30 GABRIEL CASTRO
Introducción
Cántico Espiritual:
LlA 3,12 y su paralelo LlB 3,12: “Y por eso aquella merced que
hizo Dios a la Virgen María de la concepción del Hijo de Dios la
llamó el ángel san Gabriel (Lc 1,35) obumbración del Espíritu
Santo, diciendo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la virtud del
Altísimo te hará sombra”.
Cartas:
Letrillas:
13: Navideña:
“Del Verbo Divino
la Virgen preñada
viene de camino:
¡si le dais posada!”
Avisos:
Romances:
8º: Sobre la Encarnación:
“Entonces llamó a un arcángel
que san Gabriel se decía,
y enviólo a una doncella
que se llamaba María,
de cuyo consentimiento
el misterio se hacía:
........................................
y quedó el Verbo encarnado
en el vientre de María.
Y el que tenía sólo Padre,
ya también Madre tenía,
aunque no como cualquiera
que de varón concebía,
que de las entrañas de ella
él su carne recibía;
por lo cual el Hijo de Dios
y del hombre se decía”.
9º: Del Nacimiento:
“Ya que era llegado el tiempo
en que de nacer había,
así como desposado
de su tálamo salía
abrazado con su esposa,
que en sus brazos la traía,
al cual la graciosa Madre
en un pesebre ponía,
entre unos animales
que a la sazón allí había.
..........................................
Y la Madre estaba en pasmo
de que tal trueque veía;
el llanto del hombre en Dios,
y en el hombre la alegría,
lo cual del uno y del otro
tan ajeno ser solía”.
8 MAURICIO MARTÍN DEL BLANCO
2 “Yo le dije lo que pretendía y le rogué mucho esperase hasta que el Señor
nos diese monasterio, y el gran bien que sería, si había de mejorarse, ser en su
misma Orden, y cuánto más serviría al Señor. Él me dio palabra de hacerlo, con que
no se tardase mucho”: F 3,17.
MARÍA EN LA VIDA, EXPERIENCIA Y DOCTRINA DE SAN JUAN DE LA CRUZ 9
6 Se pueden ver, entre otros, OTILIO DEL NIÑO JESÚS, Mariología de san
Juan de la Cruz, en Estudios Marianos 2(1943)359-399. ISMAEL BENGOECHEA, La
doctrina mariana de san Juan de la Cruz y la Mariología actual, en Estudios
Marianos 57(1992)359-379.
MARÍA EN LA VIDA, EXPERIENCIA Y DOCTRINA DE SAN JUAN DE LA CRUZ 13
Juan de Yepes, fray Juan de Santo Matía –que ese era su nom-
bre completo durante el tiempo que perteneció a la Orden del
Carmen de la Antigua Observancia–, san Juan de la Cruz, fue siem-
pre devoto ferviente de la Virgen del Carmen. Él permaneció en “la
Orden de la Virgen”, como llama santa Teresa de Jesús a la Orden
del Carmen, después de sus inquietudes por irse a la Cartuja, por
ese amor y por esa devoción particulares a la Orden de la Virgen
del Monte Carmelo. Son muchos los testigos que así lo declaran en
los procesos de Beatificación y Canonización del santo de
Fontiveros.
Conclusión
TERESA DE JESÚS,
MAESTRA Y FORMADORA
Introducción*
* SIGLAS: Todas las citas de los escritos teresianos, insertadas en este artí-
culo, están tomadas de las Obras completas de Santa Teresa, preparadas por TOMÁS
ÁLVAREZ, séptima edic., Monte Carmelo, Burgos, 1994. Igualmente las que hacen
referencia a las Cartas, cuarta edic., preparada por TOMÁS ÁLVAREZ, Burgos, 1997.
Las siglas que se usan son:
C = Camino de Perfección; Cons = Constituciones; F = Fundaciones; Mo =
Modo de visitar los conventos; M = Moradas; R = Relaciones; V = Vida
Las siglas de los documentos de la Iglesia, cuyos textos son insertados también
en el presente artículo, son: IL = Instrumentum laboris; PC = Perfectae caritatis,
PI = Potissimum institutioni; VC = Vida consagrada, VS = Verbi sponsa. Otras
siglas aparecidas en las notas: BMC = Biblioteca Mística Carmelitana; DSTJ =
Diccionario de Santa Teresa de Jesús; EstTer = Estudios Teresianos, TOMÁS ÁLVA-
REZ, Edit. Monte Carmelo, Burgos, 1996. Los textos de EDITH STEIN, tomados de
las “Obras Selectas”, preparadas por Fco. Javier Sancho, Burgos, 1997, sólo se
citan con “Obras” y la pág. correspondiente.
22 EVARISTO RENEDO
sivo para los principiantes. Hace bien durante toda la vida. La for-
mación querida por la primera mujer Doctora de la Iglesia se
encuentra un poco en todos sus libros y abarca la vida entera.
Siempre se está en período de formación. Y peligroso es creerse ya
formado.
7 Obras 60.
TERESA DE JESÚS, MAESTRA Y FORMADORA 27
puede ser hasta necesario. Pero no es suficiente para los fines que
Teresa pretende o el consagrado y la carmelita teresiana en concre-
to necesita para calificarse de formada.
Edith Stein, especialista en educación y formación, queriendo
dar a conocer mejor la enseñanza teresiana, explica lo que ella
entiende por “enseñar”, “dirigir”, “educar” y “formar”. “Por ense-
ñar entiendo yo cuando el entendimiento es conducido a nuevos
contenidos, o cuando cualquiera otra facultad humana es decisiva-
mente formada mediante el ejercicio. Dirigir y educar dependen
estrechamente uno de otro, de tal manera que en ambos la voluntad
es orientada hacia un objetivo. Se trata, sin embargo, en el primer
caso, más bien de ir adelante, hacia una meta conocida; no se trata
todavía de un conocimiento y trabajo planteados de la voluntad,
para hacer posible el día a día la consecución del objeto, como
sucede en la educación. Más profundo que los otros es el significa-
do que yo quiero dar a esta palabra de formación: mientras que las
otras actividades se dirigen a las capacidades del hombre, ésta se
dirige al alma misma, a su sustancia, para formarla a ella y en con-
secuencia a toda la persona”8.
La formación, tal como Teresa la entiende, va dirigida, como
luego veremos, a hacer vibrar los resortes más íntimos de la perso-
na, para hacer de ella una música de Dios, bien entonada y armoni-
zada, hacia dentro y hacia fuera. Se trata de una “formación de toda
la persona, en cada aspecto de su individualidad, en las intenciones
y en los gestos exteriores. Precisamente por el propósito de trans-
formar toda la persona, la exigencia de la formación no acaba
nunca [...] Es necesario que a las personas consagradas se les pro-
porcione hasta el fin la oportunidad de crecer en la adhesión al
carisma y a la misión del propio Instituto” (VC 65c).
La Santa de Ávila, cuando de formar se trata, se pone ante toda
la persona: hombre o mujer. Y todo lo que sirva para ayudar a cre-
cer a la persona, lo considera válido, desde el cantar villancicos,
tocar el tamboril o las castañuelas, bailar, hasta el insistir en el olvi-
do de uno mismo, orar, estar alegres; todo se convierte en un medio
eficaz de educación9.
8 Ib 59.
9 Cf EDITH STEIN, Obras 79.
28 EVARISTO RENEDO
12 Obras 63.
32 EVARISTO RENEDO
13 Ib 75-76.
TERESA DE JESÚS, MAESTRA Y FORMADORA 33
anterior: “Determiné hacer eso poquito que era en mí, que es seguir
los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese y
procurar que éstas poquitas que están aquí hiciesen lo mismo, con-
fiada en la gran bondad de Dios, que nunca falta de ayudar a quien
por él se determina a dejarlo todo; y que siendo tales cuales yo las
pintaba en mis deseos, entre sus virtudes no tendrían fuerza mis fal-
tas, y podría yo contentar en algo al Señor, y que todas ocupadas en
oración por los que son defensores de la Iglesia y predicadores y
letrados que la defienden, ayudásemos en lo que pudiésemos a este
Señor mío, que tan apretado le traen [aquellos] a los que ha hecho
tanto bien, que parece le querían tornar ahora a la cruz estos trai-
dores y que no tuviese adonde reclinar la cabeza” (C 1,2).
En estas palabras es fácil descubrir una postura radical. Pero
además, no quiere actuar sola; necesita la ayuda de otras, formar
grupo. Acongojada por el mal que tiene delante, se dirige al de San
José para suplicarle: “¡Oh hermanas mías en Cristo! ayudadme a
suplicar esto al Señor, que para eso os juntó aquí; éste es vuestro
llamamiento, éstos vuestros negocios, éstos han de ser vuestros
deseos, aquí vuestras lágrimas, éstas vuestras peticiones [...] Estase
ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo, como
dicen, pues le levantan mil testimonios, quieren poner su Iglesia
por el suelo, ¿y hemos de gastar tiempo en cosas que por ventura,
si Dios nos las diese, tendríamos un alma menos en el cielo? No,
hermanas mías, no es tiempo de tratar con Dios negocios de poca
importancia” (C 1,5).
Un nuevo aspecto aparece con fuerza en la llamada que Dios le
ha hecho: la Iglesia. Son las almas por una parte; pero el sentido de
Iglesia que se le ha descubierto le abre horizontes nuevos en su
camino vocacional. Desde ese momento su formación está orienta-
da a enseñar que la vida en su nuevo Carmelo sólo tiene un senti-
do: no sólo estar con, sino ser para la Iglesia. Sentir con la Iglesia,
pero desde sentir la Iglesia dentro.
Esto le exige servirla de la forma más eficaz, por encima de las
limitaciones que padece por ser mujer. Con la oración de cada una
de las del grupo serán “servidoras de amor” (cf V 11,1). La fuerza
de la oración no va a estar sujeta a restricciones humanas o antife-
minismos; tampoco la clausura será impedimento, pues saltará la
34 EVARISTO RENEDO
cerca del monasterio con el Espíritu. Ella y sus hijas podrán hacer-
se presentes, desde la oración, allí donde haya una necesidad de
Iglesia, sin verse obligadas a salir de lo que ella califica de “casti-
llo”. Cuando se está dispuesto, no se pierde el trabajo. El Señor
“reparte los oficios como ve las fuerzas” (cf C 18,3.4).
Surge en la Iglesia un nuevo apostolado, el de la oración por la
Iglesia, algo que en aquel entonces no era considerado. Hoy, sin
embargo, nos parece tan natural y reiterativo recordarlo. En 1567
comienza a ser novedad14.
Explica Tomás Alvarez, “Oración y contemplación, son en la
Santa, como es sabido, el plano del desarrollo de la vida espiritual.
Pero ella los concibe desde la base en función de servicio de Iglesia:
orar por la Iglesia, contemplar para la Iglesia. El fin para el que ha
reunido su grupo (‘De la causa que me motivó a hacer con tanta
estrechez este monasterio’ -C 1,tít.-) es cultivar la especialidad de
una vida contemplativa sabiamente dosificada y ampliamente abier-
ta a las gracias místicas; pero no cerrada sobre el horizonte de la pro-
pia alma, sino también las necesidades de la Iglesia: ‘y cuando vues-
tras oraciones y deseos y disciplinas y ayunos no se emplearen por
esto que he dicho, pensad que no hacéis ni cumplís el fin para que
aquí os juntó el Señor, y no permita el Señor esto se quite de vues-
tra memoria jamás’. El ‘vacare Deo’ de la teología clásica, concebi-
do como ‘rerum divinarum contemplatio et amor’, en una especie de
anticipación escatológica de la vida celeste y contrapuesto al ‘con-
templata aliis tradere’ de la vida activa y de la acción apostólica,
queda esencialmente retocado y trascendido por este programa con-
templativo de la Santa: oración y contemplación por la Iglesia en la
tierra. Es la línea de fuerza del ideal teresiano. El acierto y la reno-
vación de la Santa consistió en ponerlo a la base del nuevo Carmelo,
como espina dorsal de cada pequeña comunidad”15.
14 Por la fuerza de las expresiones que usan, merece la pena recordar dos
textos, uno de Isabel de la Trinidad y otro de Edith Stein. La primera afirma que,
poseyendo plenamente a Dios, se “hará todo-poderosa: una mirada, un deseo son
una oración irresistible que pueden obtenerlo todo”. Ct 124, 22 junio 1902. CONRAD
DE MEESTER, O.C.D., Elisabeth de la Trinité, Oeuvres Complètes. Édit. du Cerf,
Paris. 1991. Y la segunda: “Si estás esponsalmente unida a él con el auténtico cum-
plimiento de tus santos votos, es tu sangre su sangre preciosa. Unida a él eres omni-
presente como él”. Obras 224.
15 EstTer, vol. III, 275-276. Edit. Monte Carmelo, Burgos, 1996.
TERESA DE JESÚS, MAESTRA Y FORMADORA 35
se cada una servir más a nuestro Señor” (F 3,18). Ser carmelita des-
calza comenzó a ser algo que merecía la pena. A juzgar por algunas
expresiones de las Cartas, podría decirse, desde una expresión de
hoy, que estaban de moda. Pero porque las vocaciones encontraban
en ellos lo que andaban buscando. Era nuevo estilo de vida y nuevo
apostolado en la Iglesia, como hemos recordado. Existían modelos
de identificación que, contemplados por la maestra, la hacía sentir-
se orgullosa, porque “se va cumpliendo el deseo con que se comen-
zaron estos monasterios, que fue para pedir a Dios que a los que
tornan por su honra y servicio ayude, ya que las mujeres no somos
para nada. Cuando yo considero la perfección de estas monjas, no
me espantaré de lo que alcanzaren de Dios” (Ct 162,5). Al consta-
tar el parecido o igualdad entre lo que ella pensó que tenía que ser
la carmelita nueva y estaba siendo, no duda en presentar a algunas
como reclamo. Tal es el caso de la Hna. Beatriz de la Encarnación,
fallecida en Valladolid el 5 de mayo de 1573 (?), a la que dedica el
c. 13 de Fundaciones. O la alabanza que hace de las seis que la
acompañan a la fundación de Sevilla, atreviéndose “a ir con ellas a
tierra de turcos” (F 24,6). Sus monasterios los califica de “espejos
de España”, y pide que así se lo informen tanto al general (Ct
161,3) como al mismo Papa (Ct 162,6).
En vida, Teresa vio fundados 17 nuevos carmelos de carmelitas
descalzas. Otros 6 estaban proyectados, pero no llegaron a hacerse
realidad hasta después de su muerte. La idea, hecha ya realidad,
saltó las fronteras de España y se extendió por otras naciones:
Portugal, Francia, Italia... Y eso, aun siguiendo su mismo criterio
de selección vocacional y aplicando su programa formativo con
fidelidad.
La norma seguida por Teresa era:
a) ser pocas y escogidas. Al ser pocas –”no ser más de trece”–
(V 36,29) (luego hasta veintiuna), “de razón habían de ser escogi-
das” (Ct 41,5). La experiencia le fue confirmando que su criterio
era válido y que no admitía excepciones. Grupo pequeño para vivir
en familia, en la que todas se sientan unidas en el amor y en el
mismo ideal. “Adonde hay pocas, hay más conformidad y quietud”
(F 2,1). No se le oculta la importancia de formar para un amor que
sabe repartirse entre todas sin crear divisiones y que se prodiga sin
42 EVARISTO RENEDO
den influir los visitadores, los confesores, los deudos; pero también
la misma priora, las hermanas entre sí y en su relación con los de
fuera. Se trata de mantener un espíritu, un estilo. La formación está
llamada a transmitir vida, a promover el ideal. Todos tienen que
estar empeñados en lo mismo: obrar con la mirada puesta en servir
desde la oración vivida a la Iglesia.
19 Obras, 76-77.
52 EVARISTO RENEDO
consumada. Hoy, con sus libros, los orantes disponen de una doc-
tora reconocida por la Iglesia en el tema de oración. Nadie puede
decir que “no halló maestro”. Basta con acercarse a Teresa, seguir
sus consignas, o dejar que Teresa se acerque. Su pedagogía no falla,
como ella misma nos dice en los siguientes casos, que no son los
únicos. Alecciona a su padre y en pocos años “estaba muy adelan-
te, que yo alababa mucho al Señor” (V 7,10). “Procuraba que las
personas que trataban conmigo lo tuvieran [tiempo de oración]” (ib
8,3), aunque no la acababan de creer porque su vida no las conven-
cía. Lleva a la oración a “los cinco que al presente nos amamos en
Cristo” (ib 16,7). Enrola en ella a su hermano Lorenzo a su vuelta
de América, en la que hace grandes progresos (cf Ct 172, 177 y
363). Interés especial puso en la formación del grupo de San José
como “siervas del amor”. Las quería así para el fin que anhelaba
conseguir.
La oración era un bien, de gran valor, que a nadie se le negaba,
accesible a todos. Se trataba sólo de amar, porque oración es “tra-
tar de amistad con Dios, estando muchas veces tratando solas con
quien sabemos nos ama” (V 8,5). Y si es un bien, nadie debe pri-
varse de él: “Quien no la ha comenzado, por amor del Señor le
ruego yo no carezca de tanto bien” (ib). “Aunque la tornen a dejar
es gran bien usar algún tiempo de tan gran bien” (ib tít). Y aconse-
ja que “por los males que haga quien la ha comenzado, no la deje”
(ib). Y argumenta: “Si a los que no le sirven [al Señor] [...] les es
tan necesaria [...], los que sirven a Dios y le quieren servir, ¿por qué
lo han de dejar?” (ib 8).
Es un “bien” por diversas razones: porque cambia la vida de
quien ora, porque la va haciendo semejante a la de Cristo y se
aprende a amar a su estilo. Y el estilo de Cristo es “amar sirvien-
do”. Este es el estilo aprendido por Teresa y que ella enseña par-
tiendo desde la oración. No encontró mejor fórmula –sólo tres pala-
bras– para decir mucho y con tanto contenido. Todo un mensaje.
Sólo una vez la usa en sus escritos: Vida, 11,1. A los orantes los lla-
mará más bien “siervos”, “siervas”, “siervos de Dios”, “siervas de
Dios”, “estas sus siervas”... Se detiene en el c. 11 de Vida a expli-
car, y prosigue en los siguientes, en qué se distingue al “siervo del
amor”.
TERESA DE JESÚS, MAESTRA Y FORMADORA 55
Tiene claro que tanto más podrá servir a la Iglesia cuanto más
se adentre en el Castillo interior. Todo depende de la santidad. Y
ésta Dios se la concede a quienes se dejan hacer por el Espíritu. No
es alcanzable por el esfuerzo de la propia voluntad, pero sí contri-
buye la respuesta del hombre. Teresa no lo pone difícil. Dirá que “la
perfección verdadera es amor de Dios y del prójimo, y cuanto con
más perfección guardáremos estos dos mandamientos, seremos
más perfectas” (M1,2,17). “Toda nuestra regla y Constituciones no
sirven de otra cosa sino de medios para guardar esto [amor de Dios
y del prójimo] con más perfección” (ib). “Estad muy ciertas que en
22 Obras, 79.
TERESA DE JESÚS, MAESTRA Y FORMADORA 57
nan, no hayan miedo que aprovechen mucho, porque todo este edi-
ficio [...] es su cimiento humildad; y si no hay ésta muy de veras,
aun por vuestro bien no querrá el Señor subirle muy alto, porque no
dé todo en el suelo” (M7,4,8).
b) Procurar virtudes (ib 9). Acaba de decir que el cimiento del
edificio espiritual es la humildad. Ahora resalta la importancia de
las virtudes para no quedarse “enanas”. No se trata de fundamentar
la vida “en rezar y contemplar”, sino de practicar virtudes y que
éstas vayan creciendo, porque “quien no crece, descrece”.
c) Desear y procurar oración (ib 12). Sin perder de vista que
se necesitan fuerzas para servir, recomienda la oración de nuevo.
Un arma que no falla.
d) Que nazcan siempre obras, obras (ib 6.15). No se trata de
querer servir, sino de aprovechar las ocasiones que se presenten
para servir (ib 7). “No hagamos torres sin fundamento, que el Señor
no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con que se
hacen...” (ib 15). “Obras quiere el Señor” (M5,3,9). “Sed predica-
doras de obras” (C 15,6).
e) Allegar almas a Dios (ib 14). Aquí quería llegar Teresa.
Todo su empeño en formar para la oración, para una vida fraterna
en comunidad, para que cada una de sus hijas llegase a ser tal cual
ella las pensó, estaba dirigido a “allegar almas a Dios”, porque esto
era agrandar la Iglesia y fortalecerla por dentro. Toda obra formati-
va tiene una finalidad que va comprometiendo la vida entera. La de
la carmelita descalza, lo mismo que la de cualquier cristiano, se
dirige a colaborar con Cristo en el misterio de la salvación.
“Allegar” es acercar almas a Dios, para que todas sean Iglesia. En
esto merece la pena gastar la vida.
Y la fuerza para allegar las almas está en la santidad de vida, en
la participación de Dios, no tanto en estar pendientes de las obras
de Dios. Recuerda para dar fuerza a su pensamiento el texto pauli-
no: “El que se arrima o allega a Dios, hácese un espíritu con Él”
(1Cor 6,17; M7,2,5). El hambre de Dios produce también hambre
de almas (cf M7,4,11), porque los tesoros de Dios hay que invertir-
los en bien de los hombres y servicio de la Iglesia. No son de pro-
pia cosecha o para adorno personal; sino dones gratuitos para
embellecer la obra de Cristo.
TERESA DE JESÚS, MAESTRA Y FORMADORA 59
Conclusión
Bibliografía:
ÁLVAREZ, TOMÁS: EstTer, vol. III. Edit. Monte Carmelo, Burgos,
1996. Estudios sobre: Oración, camino hacia Dios, pp. 47-101;
Santa Teresa y la Iglesia, pp. 211-286; Santa Teresa, maestra de
vida espiritual, pp. 333-351; Renovación religiosa: ¿Ruptura o
continuidad?, pp. 405-415; Somos hijos de la Iglesia”, pp. 417-
431. Son prácticos para conocer el estilo teresiano de forma-
ción, el mismo autor, editados en Burgos, Monte Carmelo: Paso
a paso. Leyendo con Teresa su Camino de Perfección. 1995,
311 pp. Guía al castillo interior. Lectura espiritual de las
Moradas. 2000, 314 pp.
BARRENA SÁNCHEZ, JESÚS, Teresa de Jesús, una mujer educadora,
Ávila, 2000, 456 pp.
— Educar en valores. Aproximación a la pedagogía de Teresa de
Jesús. Edit. Monte Carmelo, Burgos, 2002, 222 pp.
EFRÉN DE LA MADRE DE DIOS, La presencia formadora de nuestra
madre Teresa, en Santa Teresa formadora de Carmelitas. Edit.
en Alcalá de Henares, 1996.
HERRAIZ GARCÍA, M., Santa Teresa educadora. Formación y peda-
gogía de la vida espiritual, en Vida Religiosa, 52(1982)102-
111.
MURILLO, JESÚS: DSTJ, voz “Comunidad”, pp. 366-381.
23 Ib, 86.
MARÍA EN LA VIDA, EXPERIENCIA Y DOCTRINA DE SAN JUAN DE LA CRUZ 61
Eulogio Pacho
Canción 3ª : 6, 7, 10, 16, 17, 35, 37, 39, 40, 41, 42, 50, 55, 57,
60, 61, 65, 70, 73, 80, 81, 82, 83.
Canción 4ª : 8, 15, 16.
CANCIÓN 1ª
CANCIÓN 2ª
CANCIÓN 3ª
CANCIÓN 4ª
CANCIÓN 1ª
CANCIÓN 2ª.
CANCIÓN 3ª
– ver que da a Dios más que ella en sí vale, dando con tanta
liberalidad a Dios a sí mismo como cosa suya, con aquella
luz divina y calor de amor que se lo dan] ver que da a Dios
más que ella en sí es y vale, con aquella misma luz divina y
calor divino que se lo da. (80, 162-165b)
CANCIÓN 4ª
CANCIÓN 1ª
Afectan los cambios a los nn. siguientes: 12, 17, 18, 19, 25, 26,
27, 28, 29, 30, 31, 36.
– más que les fue toda la vida; * más que les fue la vida espi-
porque mueren con ímpetus y ritual toda su vida, pues que
encuentros sabrosos de amor, mueren con más subidos
ímpetus y encuentros sabrosos
como el cisne, que canta más de amor, siendo ellas como el
dulcemente cuando se quiere cisne, que canta más suave-
morir y se muere (29, 434-36). mente cuando se muere.
CANCIÓN 2ª
CANCIÓN 3ª
CANCIÓN 4ª
CANCIÓN 1ª
Los números más destacados en este apartado son lo siguientes:
11, 12, 13, 14, 15, 19, 22, 23, 24, 31, 33, 35.
LlB mantiene las ideas de LlA, pero las matiza con el inciso
repetido “en alguna manera” y con las aclaraciones “siempre le
queda” y el “más último”. También explicita mejor de quién es el
centro de referencia, añadiendo al final del párrafo “centro suyo”,
es decir, del alma.
CANCIÓN 2ª
Los números destacados son: 2, 10, 14, 16, 20, 24, 25.
La revisión del comentario al primer verso, “oh cauterio
suave”, es especialmente destacada en los primeros números y tiene
como argumento central la acción del Espíritu Santa en el alma y
sus consecuencias en orden a la purificación de la misma.
– Esto digo para los que * Esto digo para que entien-
dan que el que siempre se qui-
siere ir arrimando a la habili-
dad y discurso natural para ir
a Dios no será muy espiritual.
Porque hay algunos que pien-
piensan que a pura fuerza y san que a pura fuerza y opera-
operación de sentido, que es ción del sentido, que de suyo
bajo, pueden venir a llegar a es bajo y no más que natural,
las fuerzas y a la alteza del pueden venir y llegar a las
espíritu, fuerzas y alteza del espíritu
sobrenatural, al cual no se
a que no se llega sino el senti- llega sino el sentido corporal
do corporal quedándose afuera. con su operación anegado y
Porque otra cosa es cuando del dejado aparte. Pero otra cosa
espíritu se deriva efecto de es cuando del espíritu se deri-
sentimiento de sentido, porque va efecto espiritual en el senti-
100 EULOGIO PACHO
CANCIÓN 3ª
la contemplación, en la cual
cesa la operación del sentido
y del discurso propio del
alma, y sólo Dios es el agente
y el que habla entonces secre-
tamente al alma solitaria,
callando ella; y que si enton-
ces el alma, habiendo llegado
al espíritu de esta manera que
decimos, la quieren hacer
caminar con el sentido, que
ha de volver atrás y distraer-
se; porque el que ha llegado al
y que, cuando ya ha llegado al término, si todavía se pone a
término y está andado el cami- caminar para llegar al térmi-
no, ya no hay caminar, porque no, demás de ser cosa ridícu-
sería volver a alejarse del tér- la, por fuerza se ha de alejar
mino (44, 635-642). del término.
Se localiza este texto en una zona tan ampliamente retocada que
da la sensación de una reescritura de sana planta. Abundan en ella
los textos totalmente nuevos, como los de los números 46 y 49. En
otros, las alteraciones de la primera redacción son también en buena
parte añadidos, como en el caso presente. Las adiciones no siempre
aportan conceptos nuevos; con frecuencia se contentan con ampliar
o explicar las ideas apenas esbozadas en la primera escritura.
La revisión de este número ha consistido en definir con mayor
precisión las diferentes “vías del espíritu” aludidas en LlA, que
ignoran los directores incompetentes. Cuando se ha superado la
etapa dominada por el “discurso” y la “negación sensitiva”,
comienza “la vía del espíritu” que corresponde a la contemplación,
en la que Dios es el agente. El revisor de la LlB no hace otra cosa
que incorporar de manera explícita y más comprensible ideas reite-
radas por Juan de la Cruz en muchos lugares, comenzando por los
capítulos 13-15 del 2º libro de la Subida. A eso se reduce la revi-
sión de este párrafo, que se explica en detalle con un con un texto
añadido por la LlB12 y una completa revisión del número siguiente.
llega el entendimiento a la
perfección, porque por la fe y
no por otro medio, se junta
con Dios; y a Dios más se
llega el alma no entendiendo
Y por tanto, no tengas de eso que entendiendo. Y por tanto,
pena, que si el entendimiento no tengas de eso pena, que si
no vuelve atrás (queriendo el entendimiento no vuelve
emplearse en noticias distintas atrás (que sería si se quisiese
y otros entenderes de por acá) emplear en noticias distintas y
otros discursos y entenderes,
sino que se quiera estar ocio-
adelante va, so), adelante va, pues que se
va vaciando de todo lo que en
él podía caer, porque nada de
ello era Dios, pues, como
habemos dicho, Dios no
porque, en este caso, el no vol- puede caber en él. Y en este
ver atrás es ir adelante, y el ir caso de perfección, el no vol-
adelante es ir más en fe, que el ver atrás es ir adelante, y el ir
entendimiento, como no sabe adelante el entendimiento es
ni puede saber cómo es Dios, irse más poniendo en fe, y así
camina a él no entendiendo. es irse más oscureciendo, por-
que la fe es tiniebla para el
entendimiento. De donde, por-
que el entendimiento no puede
saber cómo es Dios, de necesi-
dad ha de caminar a él rendi-
do, no entendiendo; y así,
para bien ser, le conviene eso
Y así antes, para bien ser, le que tú condenas, conviene
conviene eso que tú le conde- saber: que no se emplee en
nas, que no se embarace con inteligencias distintas, pues
inteligencias distintas (48, con ellas no puede llegar a
684-695). Dios, sino antes embarazarse
para ir a él.
Otro caso patente en el que las novedades aportadas por la revi-
sión de la LlB se centran en la integración de la doctrina sanjuanis-
112 EULOGIO PACHO
***
co del cuerpo como cárcel del alma, que cristianizó San Pablo con-
traponiendo las dos vidas y proclamando la muerte como liberación
[Rm 6,26]. En el capítulo 38 del Libro de la vida, después de regre-
sar del místico goce del éxtasis, la Santa pinta también un cuadro
de división bipartita, zona terrena y zona celestial, que como el
lienzo de El Greco es una excelente catequesis que pone énfasis en
la diferencia entre la farsa de esta vida y la verdadera morada de la
eterna:
2.1. El Expolio
2.3. Crucifixión
2.4. Resurrección
2.3. La Pentecostés
18 Entre las varias obras históricas que escribió Santiago de Varazze, la más
famosa es su Chronica Januensis, que, al incorporarse frecuentemente en muchos
manuscritos y ediciones a su Legenda aurea, o Flos Sanctorum, hizo que ésta lle-
vara como subtítulo el de Historia Lombarda.
UNA NUEVA FUENTE DEL JOSEFINISMO DE SANTA TERESA 157
y san José así lo hizo “y estuuo allí siete años fasta que murió
Herodes”. (fol. xix-rº).
d) En el episodio De la natiuidad de nuestra señora la virgen
María, se intenta demostrar ante todo que “santa María virgen glo-
riosa nació del tribu de Juda e del linaje del rey Dauid” (fol. cxxx-
viij-vº) y esto se hace probando que “Joseph el esposo de santa
María por todas las razones que dichas son descendió del linaje de
Dauid... E sabed que Joseph e santa María eran parientes en este
linaje... por eso la desposaron con ella según la ley de los judíos”.
Para el desposorio se cuenta la leyenda apócrifa de la vara florida
y de la paloma sobre la vara: “...e Joseph era ya de muchos días. E
mandaron dar pregón por la cibdad que todos viniessen con sus
piértegas, e Joseph oyendo este pregón parecióle cosa sin razón que
hombre viejo como él que casase con virgen tan niña como aqué-
lla... E trayendo Joseph [después del segundo pregón] su piértega
luego floreció: e vino vna paloma del cielo e púsose [orig.: pusese]
encima della: e luego conocieron todos que este hauia de ser espo-
so de aquella niña” (fol. ccxl-rº).
(N.B.- Estos cuatro textos los daremos más por entero al final
de este artículo, en el Apéndice, II).
En la última parte del volumen, que contiene las 5 vidas o
leyendas que por primera vez aparecían en un Flos Sanctorum,
además de la Vida de san José que presentaremos enseguida, hay
dos breves alusiones al Santo, sin importancia particular: en la
Hystoria de la bienauenturada sancta Anna (fol. cclxxj-rº) y en el
relato de la Visitación de nuestra señora a sancta Elisabeth (fol.
cclxxxj-vº).
Y con esto llegamos, como se suele decir, a poner la “guinda”
en este dulce trabajo en honor de nuestro padre y señor san José.
Ahora nos toca presentar y estudiar la “Vida” o “Leyenda” de san
José contenida en el Flos Sanctorum de Loyola y exponer el influ-
jo que pudo ejercer en santa Teresa de Jesús cuando niña en casa
de sus padres allá hacia el año 1522, y luego durante su vida de
carmelita y de fundadora al revivir la memoria y la devoción del
santo.
160 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
decía Raquel al poner el nombre a su hijo José (cfr. Gn. 30, 23-24)
y como definía Jacob a su hijo antes de morir: “filius accrescens
Joseph, filius accrescens” (ib., 49, 22). San José es llamado “acres-
centante” porque “crecía de cada día en las virtudes” y así crecía
cada día en gracia, “mediante la qual nuestra ánima se ayunta e des-
posa con Jesucristo”. Un toque de auténtica experiencia mística.
Junto con las virtudes, se acrecentaron de manera generosísima
los “privilegios” o gracias con que Dios dotó a san José: “acres-
centamiento que touo de priuilegios” (fol. cclxxj-rº).
El autor de la Hystoria los enuncia y compendia de esta mane-
ra y por este orden:
1) San José fue de linaje noble de reyes – 2) mereció entre
todos los justos del mundo ser esposo de la Madre de Dios – 3) fue
virgen todo el tiempo de su vida – 4) fue escogido para guarda y
servicio de María y para ministrar al Hijo de Dios – 5) le fue reve-
lado el misterio de la encarnación – 6) fue el primero que pronun-
ció oficialmente el nombre de Jesús, en la circuncisión – 7) presen-
ció y vio muchos de los grandes misterios de nuestra fe – 8) mere-
ció ser llamado padre del Hijo de Dios nuestro Señor.
Tras esta estupenda apoteosis del nombre de José poniendo de
relieve sus virtudes y sus privilegios o gracias especialísimas de
Dios, sigue la historia de su vida, al hilo de los episodios narrados
en el evangelio.
Nacido en Belén y descendiente de David según la naturaleza y
según la ley, desde su niñez guiado “por el plan diuinal” y conser-
vado en la integridad de su carne, casto y virgen “hasta la fin de su
vida”. Llegado a ser ya “varón perfecto e de edad complida” fue
desposado con la Virgen María, “por reuelación divina”. Y esto por
tres razones: para que por medio de José constase el linaje y la
generación de María como descendiente de David, para que la
Virgen no fuera infamada, para que tuviera María quien le procura-
se los medios de sustentación para sí y para su hijo. Por esto preci-
samente san José es llamado “ayo y nutricio del Saluador” (fol.
cclxxj-vº).
La Anunciación a María y la visita de ésta a su prima Isabel tie-
nen lugar tras los desposorios de José y María. José seguía apare-
164 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
21 Cf. Mt.13,15; Luc. 3,23; Jn. 1,45. Y los oyentes del sermón sobre el pan
de vida bajado del cielo, saben que Jesús es hijo de José, “cuyo padre y madre
conocemos” (Jn 6,4).
22 Lo ha escrito el P. Tomás Álvarez en su Diccionario de Santa Teresa de
Jesús (Burgos, Monte Carmelo, 2001) p. 860. – El Dictionnaire de Spiritualité da
por normalmente admitido: “On sait que Saint Ignace de Loyola lisait l’ouvrage
lors de son cheminement vers sa conversion et que les textes de sainte Thérèse
d’Avila révèlent qu’elle l’a lu” (t. VIII, col. 62-64).
166 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
25 Teresa de Jesús durante toda su vida fue muy “santera”. Traía en su bre-
viario, como la pudiera traer cualquier otra monjita devota de su tiempo, una “lista
de aquellos santos a quien tenía más particular devoción” y que eran, como perso-
nas, o como grupos, nada menos que 33. El P. Ribera nos la ha transmitido en la
vida de la santa (La Vida de la madre Teresa de Jesús, fundadora de los Descalços
y Descalças Carmelitas, en Salamanca, 1590, lib.IV, cap. 13, p. 425). Dividida en
tres columnas “según el orden que ella la tenía escrita”, nosotros hemos querido
reproducirla con toda exactitud:
Sobre esta lista nos permitimos hacer dos anotaciones: 1ª) Las tres columnas
se deben leer cada una de arriba abajo y no en sentido horizontal. Por eso la lista
comienza por “Nuestro padre S. Alberto” (no obstante el punto equivocado, pues-
to después de “padre”) y no “Nuestro padre S. Joseph” como han querido leer algu-
nos. Tomás Álvarez ya lo reconocía en su artículo Una empresa editorial de Santa
Teresa: La vida y milagros de San Alberto (1528), en Monte Carmelo vol. 101
(Burgos 1993), p. 228, nota 17: “La lista de la Santa comienza presisamente por
UNA NUEVA FUENTE DEL JOSEFINISMO DE SANTA TERESA 169
‘Nuestro Padre San Alberto, San Cirilo, todos los Santos de la Orden’...”, aunque
después en su Diccionario de Santa Teresa (Burgos 2001, p. 861) parece que ha
cambiado de opinión. La expresión “nuestro padre San José” no la usa nunca la
Santa escribiendo o hablando con sus religiosas o en sus obras doctrinales; la usa
una sola vez escribiendo a doña Luisa de la Cerda (carta 8, 27 mayo 1568, n. 8),
pero como apelativo devoto muy personal. En cambio usa tres veces la expresión
“Nuestro padre S. Alberto”, y una de ellas nada menos que en sus Constituciones,
anteponiéndola a la de S. José: “La comunión será cada domingo y días... de nues-
tro padre San Alberto, de San José, y los demás días que al confesor pareciere”
(Constituciones, 2,1). - 2ª) En la lista se encuentran “Los diez mil mártyres”, que
algunos editores o comentaristas han confundido a veces con “Las once mil vírge-
nes mártires de Colonia.” ¿Dónde pudo enamorarse santa Teresa de estos diez mil
caballeros mártires para ponerlos en la lista de sus santos preferidos? Pues nada
menos que en el Flos Sanctorum que estamos estudiando. Su vida y su martirio
están narrados en los folios ccxlviij-vº hasta ccl-vº con este título: “De la hystoria
de los bienauenturados Caualleros: diez mill mártyres. Acacio e sus compañeros.
La qual escriuió Anastasio, liberista del santo Padre, e la embió a don Pedro obis-
po de Sabina, cardenal de Roma”.
26 Desde ahora ya no se podrá decir que la Josephina de Bernardino de
Laredo era lo único que sobre San José podía leer la Madre Teresa en lengua ver-
nácula. Así lo había afirmado el P. José Antonio Cifuentes: Influencias francisca-
nas en la devoción de Santa Teresa a San José, en Estudios Josefinos 18 (Valladolid
1964) p. 294.
27 Vida, 1,4. La continuidad de Santa Teresa en leer vidas de Santos duró
toda su vida, aun en períodos intensos de sufrimientos místicos. Lo declara ella
misma: “Pasé también otro gran trabajo: que como todos los libros que leía que tra-
tan de oración me parecía los entendía todos y que ya me había dado aquello el
Señor, que no los había menester, y así no los leía, sino vidas de Santos, que, como
yo me hallo tan corta en lo que ellos servían a Dios, esto parece me aprovecha y
anima” (Vida, c. 30, n. 17).
28 Constituciones, 2,7.
170 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
Conclusión
APÉNDICE
(Transcripción de textos)
COMIENÇA LA HYSTORIA DE / LA
//fol. cclxxj-rº//
VIDA DEL BIENAUENTURADO SANT JOSE/PH,
ESPOSO DE LA GLORIOSA
VIRGEN NUESTRA / SEÑORA SANCTA MARÍA.
por fijo de otro padre, que ho/uo nombre Hely, y esto diremos
aquí por / qual razón es. Deueys saber que en la ley / vieja fue
vsado, y avn oy día lo vsan los judí/os, que si vn hombre casado
moría no aui/endo hijo en su muger, casaua otro su her/mano del
muerto con aquella muger mes/ma, ca dezían que leuantaua della
fijo e li/nage para [orig.: pera] su hermano muerto. E asi aquel /
Jacob que vos deximos ouo vn hermano //fol. cxxxix-rº// de parte
de su madre, que ouo nombre He/ly, y este Hely seyendo casado
murió sin hi/jos, e su hermano Jacob casó / con la que fuera su
muger, e fizo en ella a Joseph. E por / esto lo cuentan los vnos por
fijo de Jacob / e los otros por fijo de Hely. E Jacob y Hely / fue-
ron fijos de vna madre, mas el padre de / Hely viniera de linage
de Nathán, y el pa/dre de Jacob viniera de linage de Salomón, / y
assi Joseph el esposo de sancta María por / todas las razones que
dichas son descendió / del linage de Dauid. E ya vos contamos /
de suso cómo sancta María venía del linage / de Dauid por la
generación de Nathán. E sa/bed que Joseph e sancta María eran
parientes en / este linaje, porque Melchi padre de Hely fue / her-
mano de Panther padre de Joachin, y / de Hely vino Joseph, como
aueys oydo, e de / Joachin nació sancta María, e porque Joseph
de/cendió de aquel linage mismo de sancta Ma/ría, por esso lo
desposaron con ella según la / ley de los judíos... //fol. cxl-rº// Y
en aquellas generaciones era / Joseph de aquel linaje que era lla-
mado de / la casa de Dauid, e Joseph era ya de muchos / días. E
mandaron dar pregón por la cibdad / que todos viniessen con sus
piértegas, e Jo/seph oyendo este pregón parecíale cosa sin / razón
que hombre viejo como él que casase / con virgen tan niña como
aquella... / E trayendo Jo/seph su piértega luego floresció... / e
lue/go conocieron todos los del pueblo que este / hauia de ser
esposo de aquella niña.
UNA NUEVA FUENTE DEL JOSEFINISMO DE SANTA TERESA 183
Tomás Álvarez
1. El contenido de la carta
y sus indicios de manipulación
* **
ellos para que esto tuviese efecto; y aunque padre e hijas deseaban
en primer lugar a los de la Compañía, con todo eso carearon a lo
del monesterio, pareciéndoles que había hacienda para todo.
Pero deseábanle sujeto a los de la Compañía para que, aunque
ellas entrasen en él, les diesen la obediencia y gozasen de su ense-
ñanza y doctrina y confesiones. Y con esto le dieron facultad a
aquel Padre descalzo para que lo tratase con la Madre Teresa. El
qual fue hasta Avila, donde ella estaba, para tratarlo a boca, por
el gran deseo que tenía de verlo efectuado. Trató dello con ella, y
mostró buena gana y voluntad de que se hiciese la fundación por
la buena relación que él la dio así de la mucha virtud destas dos
doncellas y de la manadica que había, de que se podía escoger
buen número de religiosas para poblarle, como también de la grue-
sa hacienda de Cristóbal Rodríguez para dotarle de buena renta, y
juntamente fundar un monasterio de frailes carmelitas que las pre-
dicasen y confesasen y fructificasen en estos pueblos; con lo qual
se conseguía el intento que acá tenían, y así no sería necesario fun-
dar casa de la Compañía.
En esta conformidad le escribieron la Madre Teresa y el Padre
descalzo a Cristóbal Rodríguez algunas cartas, y enviaron un
sacerdote que era cura de Malagón29, que de palabra lo tratase con
él, con comisión que lo que él concertase acá fuese hecho.
Y para que todo esto se entienda mejor, me pareció poner aquí
un capítulo de una de la Madre Teresa, escrita en Avila a 28 de
junio de 1568, que dice así...”30.
35 La carta del P. Antonio se halla en el mismo capítulo 5º del ms. Por sus
incongruencias resulta muy emparentada con la carta de la Santa: en ésta el mani-
pulador se ocupó de ampliar el elogio de los jesuitas. En la del P. Antonio hace lo
mismo con el elogio de las carmelitas. También aquí se incurre en la suposición de
numerosos frailes descalzos disponibles, etc. En el último párrafo se hace suponer
que el futuro Carmelo podría fundarse dentro del colegio de la Compañía (!).
206 TOMÁS ÁLVAREZ
36 Escribe Arceo: “Estos son los capítulos de estas cartas, los quales me
pareció poner aquí a la letra...” (hacia el final del c. 5).
37 Si esa segunda carta de la Santa estaba fechada “a los seis de julio del
mismo año”, la escribiría ya desde Medina del Campo, donde está con fray Juan de
la Cruz, que se deja aleccionar para iniciar “estilo de vida” en Duruelo.
38 El doctor Carleval es Bernardino Carleval, profesor en la universidad de
Baeza. Había tratado con la Santa recientemente en Malagón. Su hermano Tomás
Carleval será más tarde carmelita descalzo (carta 8,5). Y por esas mismas fechas
(julio de 1568) san Juan de Avila leía el autógrafo teresiano del Libro de la Vida.
EN TORNO A UNA CÉLEBRE CARTA DE SANTA TERESA 207
39 “Un capítulo de una carta desta Santa”: fiel eco del texto de Arceo: “poner
aquí un capítulo de una [carta] de la Madre Teresa”. Y después de la segunda carta:
“estos capítulos de estas cartas...me pareció poner aquí...”.
40 E. NIEREMBERG, l.c. p.200.
41 Queda la duda de que Nieremberg se esté refiriendo al manuscrito de
Arceo, que asegura transcribir “a la letra” el texto de la Santa, como hemos visto.
42 ANDRÉS LUCAS, Vida de San Ignacio... (Zaragoza 1633).....
43 N. LANCITIUS, De praestantia Instituti Societatis Iesu ....Libro 2º, c.3, p.
217:“Extat quoque S. Teresiae epistola scripta Abulae anno 1568, 28 iunii ad
Christophorum R. de Moya...” Prosigue con un breve resumen de los datos sumi-
nistrado por Arceo.
44 Remito a la amplia enumeración bibliográfica hecha por los Bolandos:
texto alegado en la nota 46.
208 TOMÁS ÁLVAREZ
45 Cf BMC, 7, p. CII.
46 “Epistola illa [se refiere a nuestra carta 11] magnam partem jam inserta
fuerat Vitae S. Ignatii quam P. Andreas Lucas anno 1633 latine vulgavit Granatae
(lib. V, cap. XXVI). Reperitur item in Imagine primi saeculi Societatis Jesu (p.
675), in Lancicii opere de Praestantia Instituti Societatis Jesu (lib II, ca.III), in
Gomezii Elogiis S.J. (part. I, class.VII), in Fastis S.J. auctore P. Joanne Drews (ad
diem XXVIII Julii). Totam quoque exhibent Nierembergius tomo III de Viris illus-
tribus S.J., in Vita S. Ignatii (cap XL), P. Andreas Mendo in Crisi de Societatis Jesu
pietate, et. (num. 160), Montoya (diss. I, cap.2 # II, n. 11) et verisimiliter plures alii
qui me fugiunt...” Como aval de tantos testigos, alega la declaración de Nieremberg
que ya conocemos y termina identificando al destinatario con Rodrigo de Moya,
futuro co-fundador del Carmelo de Caravaca: “Sat probabile est hunc eumdem esse
EN TORNO A UNA CÉLEBRE CARTA DE SANTA TERESA 209
Balance final
APUNTES TERESIANOS
Tomás Álvarez
***
2 PL 32, 1384.
3 PL 66, 882.
4 BMC 9, p. 502.
APUNTES TERESIANOS 221
Tomás Álvarez
cista checo, Otmar Oliva, que recoge en sus esculturas las angus-
tias y anhelos del hombre del siglo XX.
En definitiva, una obra de arte en piedra y esmalte, materia
dura, de la que emerge energía, vida, dinamismo, vitalidad no
desordenada o instintiva sino ritmada, orientada, con sentido,
«sonora». Orientada hacia la convergencia de las personas, del
cielo y de la tierra, en un encuentro que se transforma en espacio de
amor, de comunión. Y todo converge en Cristo, cada pared, cada
figura, cada rostro (excepto el pecador obstinado). Con palabras de
Rupnik: «Para conseguir que surgiera este espacio litúrgico de la
transfiguración del mundo y de la historia en la convergencia hacia
Cristo de todos los personajes representados, las figuras se concen-
tran en la mirada. Y la mirada es el rostro, y el rostro es la expre-
sión personal, es la victoria de la comunión». Por tanto, una obra de
arte teológico-litúrgica sobre el trasfondo del fecundo y vivo pon-
tificado de Juan Pablo ll, destinada a ser insignia para el Tercer
Milenio.
La Editorial Monte Carmelo, de Burgos, nos ofrece ahora en un
precioso libro, toda esta fabulosa teoría de arte, de luz y de color en
piedra y esmalte. Impactantes cada reproducción de sus cuatro
paredes, impresionantes los fragmentos ampliados de figuras y
símbolos. Sin olvidar la amplísima explicación teórica que nos
llega de todo a través de la pluma de los mismos artistas y de reco-
nocidos críticos de este arte oriental.
230 MAURICIO MARTÍN DEL BLANCO
MARÍA EN LA VIDA, EXPERIENCIA Y DOCTRINA DE SAN JUAN DE LA CRUZ 231
1. Destinataria de la carta
una cartita al P. Beda (cf. Carta 600). Entre las cartas escritas por la
Beata, las dirigidas a Beatriz ocupan el tercer lugar respecto a la
cantidad, esto es, 49 cartas1, y con la presente que estamos estu-
diando son ya 50. Y es precisamente en este año 1625 cuando más
cartas le escribe, esto es, 24 cartas, claro está respecto a las cartas
que se han conservado.
– Hay otro dato que avala la posibilidad de que la destinataria
de la carta sea la dicha Madre: El P. Beda se hallaba de conventual
en el convento de Amberes cuando en 1624, a causa de unos cam-
bios en la provincia carmelitana de Flandes, fue nombrado suprior
del convento de Bruselas, y en el capítulo provincial de abril de
1625 aparece como socio de la misma comunidad. Por lo tanto el P.
Beda estaba en Bruselas cuando la Beata escribe a la Madre
Beatriz.
2. Fecha de la carta
1 Cartas 400, 403, 410, 483, 489, 507, 514, 515, 522, 523, 525, 528, 544,
547, 555, 556, 561, 572, 573, 577, 582, 591, 600, 602, 603, 606, 608, 610, 613,
619, 621, 622, 624, 626, 627, 628, 630, 631, 632, 633, 634, 635, 636, 640, 648,
651, 653, 658, 662.
234 JULEN URKIZA
3. Temas de la carta
[CARTA 608ª]
A BEATRIZ DE LA CONCEPCIÓN
+
Chs
a b c d e
Aut. tienmen Aut. perdome Aut. oraciomes Aut. tomerl Aut. placa
* El texto autógrafo se transmite en una cara del folio (290 x 195 mm); en
el verso escribió otra mano: “Carta de la Ve Mª Ana de Sn Bmé compañera de Nª St
Me Teresa de Jesús”. La carta se halla en un marco dorado, relicario del siglo XVIII.
NUEVA CARTA AUTÓGRAFA DE LA BEATA ANA DE SAN BARTOLOMÉ 237
NUEVA CARTA
DEL P. JUAN VICENTE DE JESÚS MARÍA
Contexto de la Carta
1 Cfr. PEDRO FERNÁNDEZ ABAJO, Sobre un acuerdo municipal del año 1894,
Diario de Burgos, 8 de septiembre de 1993. La carta se encuentra en el Archivo
Municipal de Lerma.
240 PEDRO ORTEGA
J.M.J.
Escudo
Carmelitas Descalzos Señor Alcalde de Lerma
Misioneros de Ultramar La paz de N.S.J.C.
1.
ESCRITOS AUTOBIOGRÁFICOS
Edith STEIN, Aus dem Leben einer jüdischen Familie und wei-
tere autobiographische Beiträge. Freiburg-Basel-Wien, 2002, XIX-
393 pp. (Editorial Herder). La edición se debe a la laboriosidad y
esfuerzo de la Carmelita de Colonia, Maria Amata Neyer.
Es el primer tomo de la gran nueva colección ESGA (Edith
Stein Gesamtausgabe), que ha aparecido en septiembre de 2002.
Anteriormente en los años 2000-2001 aparecieron tres tomos de
cartas de Edith (en la colección son los tomos 2, 3 y 4), también han
aparecido los tomos 13, 16 y 22 en los años 2000-2002.
En el presente comentario me refiero al último volumen en
salir, al primero de la colección, esto es, al de los escritos autobio-
gráficos de Santa Teresa Benedicta de la Cruz. El volumen trae en
primer lugar la autobiografía de Edith, esto es, escenas de la vida
de una familia judía, su propia familia (pp. 1-343). Como comple-
mento aparece el breve escrito autobiográfico de “Cómo llegué al
Carmelo de Colonia” (pp. 345-362). Y a continuación se presenta
un apéndice con siete textos de ella y sobre ella; y termina la obra
con el índice de nombres de personas.
Estos textos autobiográficos merecen un interés especial, que
queremos resaltar en este artículo. Nuestra intención es hacer al
244 JULEN URKIZA
y el mismo error pasó con el apartado <5> del escrito “Cómo lle-
gué al Carmelo de Colonia”, p. 340.
Después de la Autobigrafía (pp. 1-343), como parte o comple-
mento de aquella viene el breve escrito: “Ein Beitrag zur Chronik
des Kölner Karmel. I. Wie ich in den Kölner Karmel kam” (“Una
aportación a las crónicas del Carmelo de Colonia. I. Cómo llegué
al Carmelo de Colonia”).
A continuación viene el apéndice, algunos de cuyos textos y
títulos nos han extrañado por diversos motivos.
a. Primero se presenta el Curriculum vitae que acompañaba a
su tesis doctoral; este texto podría haber ido no como apéndice sino
como texto integrante de la escritos autobiográficos.
b. Después aparece una poesía o versos jocosos con motivo de
la boda de su hermana Erna y Hans (pp. 366-372). Nos ha extraña-
do que se incluyan dichos versos en este primer tomo, pues habrá,
supongo, un tomo en el que se recojan todas las poesías originales
de Edith, que son más de 30, la mayoría inéditas.
c. En la página 373 se presenta “Weihetext” (“Texto de consa-
gración”). Nos llama la atención que este texto se coloque en este
tomo, pues se trata de una carta. Quizás al no incluirla en los tomos
de las cartas, la han incluido aquí. Pero más extraño es el título
“Texto de consagración”, pues sólo se trata de una carta o billete
para la Priora pidiendo permiso para consagrarse al corazón de
Jesús como expiación, con fecha 26 de marzo de 1939.
d. Después, en las páginas 374-375 del apéndice, se halla el
testamento de Edith; este texto estaría mejor, no en apéndice, sino
entre sus textos autobiográficos.
e. En la página 376 encontramos otro brevísimo texto con el
título de “Gebet” (“Oración”). Como acabamos de decir, también
este texto estaría mejor, no en apéndice, sino entre sus textos auto-
biográficos. No parece acertado el título “Oración”, pues en el caso
que fuera oración habría que colocarlo en uno de los dos tomos (19
y 20) en los que aparecerán los textos espirituales. Pero no es ora-
ción, sino una promesa de aprovechar las ocasiones para agradar a
Jesús, o como nosotros hemos titulado “Voto de hacer lo más per-
fecto”.
LA NUEVA GRAN EDICIÓN ALEMANA DE EDITH STEIN 247
ms. p. 75, ESGA, p. 26: el editor pone una nota diciendo que lo
puesto en entre los signos * no se publicó en la edición anterior. La
nota está bien puesta, pero ¿por qué no se indica lo mismo en otros
muchos textos en que en la edición anterior faltan numeroso párra-
fos?
ms. p. 86; ESGA, p. 29, la edición pone unehrerbietiger, conven-
dría poner une[h]rerbietiger.
ms. p. 101; ESGA, p.33, pone wahr, convendría wa[h]r.
ms. p. 114; ESGA, p. 38, pone es wurde, pero hay que respetar el
texto de Edith y la edición anterior alemana: er wurde. “Als sie in
der I. Klasse der höheren Mädchenschule war, äußerte sie den
Wunsch, danach in das Mädchenrealgymnasium überzugehen, das
seit einigen Jahren darauf aufgebaut war; er wurde ihr ohne weite-
res gewährt. Sie war damals noch nicht für ein bestimmtes Studium
entschieden“.
ms. p. 120; ESGA, p. 41, pone älteren, convendría älter[e]n.
ms. p. 131; ESGA, p. 43, pone Ungesäuerte (no fermentado), como
en el ms. aut., en la edición anterior se lee Gesäuerte (fermentado),
que es como debería ir en el texto, indicando en la nota el desliz de
Edith.
ms. p. 139; ESGA, p. 45, pone Abends, convendría Abend[s].
ms. p. 139; ESGA, p. 45, el renglón entre paréntesis “(Das Gesetz
rechnet mit der frühen Reife des Orientes.)”, siguiendo las normas
de Edith habría que poner como nota, como se había hecho en la
edición anterior; pues Edith puso al margen el número 1 antes de
este breve texto, y los números corresponden a notas. Cuando Edith
quiere insertar alguna frase en el texto suele hacer poniendo en el
margen el signo de + y la correspondiente frase.(En nuestra edición
castellana se cometió el error de no poner esta breve nota de Edith).
ms. p. 150; ESGA, p. 49, pone in Kostümen (en trajes), repidiendo
lo de la edición anterior; pero Edith escribió im Kostüm (en traje).
ms. p. 156; ESGA, p. 50, pone Mittags, convendría Mittag[s].
ms. p. 159; ESGA, p. 51, pone Tüte, como en la edición anterior,
sin embargo en otras ocasiones suele poner como Edith, esto es,
Düte.
LA NUEVA GRAN EDICIÓN ALEMANA DE EDITH STEIN 251
ms. p. 368; ESGA, p. 368, pone Luft, z. B., mientras que en la edi-
ción anterior y en el autógrafo pone Luft. Z. B.
ms. p. 395; ESGA, p. 112, pone Photographen, convendría
Photo[graphen].
ms. p. 471; ESGA, p. 134, después de zu dienen hay un guión, algo
parecido aparece en el autógrafo, pero claramente corresponde a un
punto. Y después de Also hay tres guiones en vez de tres puntos
suspensivos como aparece en la edición anterior y en el ms. de
Edith.:
ms. p. 478; ESGA, p. 136, pone Galizien, pero el autógrafo pone
Galicien.
ms. p. 506a; ESGA, p. 148, pone en plural como en la edición ante-
rior Blindenanstalten, mientras que Edith puso en singular
Blindenanstalt.
ms. p. 512; ESGA, p. 512, pone como en la edición anterior ver-
trauliches en vez de vertraulicheres, como escribió Edith.
ms. p. 515; ESGA, p. 152, pone Don Quichote, en la edición ante-
rior Don Quijote, pero Edith escribió Don Quixote.
ms. p. 569; ESGA, p. 169, pone zu lernen, quizás mejor [da]zu ler-
nen.
ms. p. 583; ESGA, p. 176, pone como en la edición anterior
Hannoverisch, mientras que Edith escribió Hannöverisch.
ms. p. 600; ESGA, p. 182: tanto en el manuscrito como en ESGA
y en la edición anterior aparece una frase de difícil lectura y com-
prensión: “aber um der Verwandten willen, denen sie als behan-
delnder Arzt nicht gut genug war”... Esta frase quedaría más clara
y correcta completando con “[er für]”: “aber um der Verwandten
willen, denen [er für] sie als behandelnder Arzt nicht gut genug
war”...
ms. p. 609; ESGA, p. 185, pone erróneamente como en la edición
anterior empfindlichen, cuando habría que poner como Edith: emp-
findlichsten, en superlativo.
ms. p. 615; ESGA, p. 187, pone obgleich, pero convendría
obgl[e]ich.
LA NUEVA GRAN EDICIÓN ALEMANA DE EDITH STEIN 253
ms. p. 1018; ESGA, p. 314, línea 15, pone como en la edición ante-
rior, auf, cuando habría que dejar como escribió Edith: an, porque
Edith misma había escrito auf, pero corregió, quedando al final an.
ms. p. 1027; ESGA, p. 316, líneas 28-29, pone heimischer, y con-
vendría dejar como escribió Edith: heimlicher.
ms. p. 1036; ESGA, p. 319, línea 23, pone correctamente como en
la edición anterior einmal, pero convendría anotar en una nota el
cambio, pues Edith escribió einmals.
ms. p.1041 ; ESGA, p. 321, línea 9, pone hatten, convendría
hat[ten].
ms. p. 1047; ESGA, p. 323, pone Hermann, mientras que Edith
escribió Herrmann.
ms. p. 1056; ESGA, p. 326, línea 1, pone Studienzeit, convendría
poner Studien[zeit].
ms. p. 1; ESGA, p. 331, línea 8, pone tres signos de más (+), cuan-
do los tres signos de Edith se parecen mas a x queriendo imitar a
tres estrellitas (*)
ms. p. 2; ESGA, p. 332, pone, como en la edición anterior,
Flämischen, mientras que Edith escribió Vlämischen.
ms. p. 6; ESGA, p. 334, pone correctamente, como en la edición
anterior, erzählt, corrigiendo a Edith que había puesto erzählten, sin
embargo tenían que haber dado cuenta en una nota la razón de este
cambio del texto steiniano.
ms. p. 7; ESGA, p. 335, línea 10, pone, así como el autógrafo de
Edith, gaben; quizás convendría poner, como lo hizo la edición
anterior, geben, pero indicando en una nota la razón de este cam-
bio.
ms. p. 9; ESGA, p. 336, pone nachmittags, se podría dejar como
escribió Edith escribió nachmittag.
ms. p. 9; ESGA, p. 337, pone aufsteigen <sahen>, pero ese com-
plemento no resulta necesario, y habría que dejar el texto como lo
hizo Edith: sólo aufsteigen.
ms. p. 12; ESGA, p. 369, pone nachmittags, se podría dejar como
escribió Edith escribió nachmittag.
ms. p. 19; ESGA, p. 343, línea 12, pone, como en la edición ante-
rior, konnte, pero se podría dejar como escribió Edith: könnte.
LA NUEVA GRAN EDICIÓN ALEMANA DE EDITH STEIN 257
La conferencia
nuestro no deja de ser más que una simple traducción, y como tal
difícilmente equiparable al original alemán. Por otra parte, hay que
decir también que sí nos hemos servido muchísimo de la edición
alemana de las cartas respecto a sus abundantes notas.
Este primer tomo de 1766 páginas, como pueden ver ustedes,
lleva un prólogo escrito por el P. General de la Orden del Carmelo
teresiano, P. Camilo Maccise, y a continuación una introducción
general del P. Francisco Javier Sancho. A cada escrito de Edith
antecede una introducción, que facilita la comprensión del corres-
pondiente texto. Y al final aparece un minucioso índice de nombres,
esto es, la llave que abre este gran tesoro histórico de la primera
mitad del siglo XX.
RECENSIONES DE LIBROS
jas que salen de Marsella para fun- selo, como habían pedido, a las
dar el nuevo Carmelo de Belén en Carmelitas de su primera comuni-
Palestina. La que va como encarga- dad de Pau.
da de escoger el lugar, de hacer Esta maravillosa criatura, cuya
construir el edificio y de mantener vida coincide por entero con los
contacto con los arquitectos, maes- años de Pontificado del Beato Pío
tros de obras y trabajadores es IX, constituye en su vida y en su
nuestra Beata. Ella es la verdadera espiritualidad una de las glorias
fundadora de este convento. El 24 más puras y fúlgidas de la Iglesia
de marzo de 1876 tuvo lugar la Oriental y hace florecer en los
colocación de la primera piedra del tiempos contemporáneos la santi-
nuevo Monasterio. Durante ese año dad que había brotado exuberante
la Beata recibió la elevadísima gra- en los primeros siglos de la Iglesia
cia mística del matrimonio espiri- cristiana en Palestina. María de
tual. Jesús Crucificado fue solemnemen-
El 1878 fue el último año de su te beatificada por Juan Pablo II el
vida; en el mes de abril, con objeto 13 de noviembre de 1983.
de llegar a Nazaret para encontrar
terrenos para un nuevo Carmelo en Simeón de la Sagrada Familia
esta ciudad, viaja por tierra hacia el
puerto de Jaffa, descubriendo antes
el que se cree auténtico Emaús del
JESÚS BARRENA SÁNCHEZ, Educar
Evangelio, y sigue por mar hasta el
en valores. Aproximación a la
Monte Carmelo, en el puerto de
pedagogía de Teresa de Jesús.
Haifa, y de allí de nuevo por tierra
Burgos, edit. Monte Carmelo,
a su pueblo natal Ibillin, a Nazaret
2002. 220 pp.
para los asuntos del futuro Monas-
terio, y, pasando por el Monte
Tabor, camino hacia Belén. El 21 Nos encontramos ante un libro
de agosto, mientras llevaba un cán- que desborda los habituales moldes
taro de agua para aliviar el calor de de la bibliografía teresiana. Su
los obreros que trabajaban, tuvo autor, el Dr. Barrena, defendió en
una caída en el huerto de su con- 1999 su tesis doctoral sobre “La
vento, con fractura del brazo y libertad en el proceso educativo de
sucesiva imparable gangrena. Y así Teresa de Jesús”, en la Universidad
el 26 de agosto, a las primeras luces Nacional de Educación a Distancia.
del alba, rodeada de toda la comu- Al año siguiente publicaba su obra
nidad, entregó su espíritu al Señor. maestra “Teresa de Jesús, una
En la misma mañana le extrajeron mujer educadora” (Diputación
los médicos el corazón para llevár- Provincial de Avila e Institución
RECENSIONES 277
micias de los centenares de miles habría que decir de los Avisos que
de ejemplares del libro, que habían nos dejó santa Teresa de Jesús” (p.
de expandirse por todo el mundo en 157). Notemos que en este último
decenas de versiones a tantos otros caso (los Avisos), Camino se
idiomas. emparentaría no ya con santa
Ante volumen tan denso y, por Teresa sino con la inicial espiritua-
tantos motivos, difícil de reseñar, lidad ignaciana de Castilla. Con
me permito destacar dos detalles todo, notemos que san Josemaría
minúsculos. El primero sobre la “dedicó especial atención a santa
puntualización del género literario Teresa de Jesús, hacia la que siem-
de Camino. El segundo sobre el pre manifestó gran devoción, tanto
por su empresa apostólica en servi-
comentario a uno cualquiera de sus
cio de la Iglesia, como por su iti-
números.
nerario de entrega y trato con
Al problema del género litera- Dios” (p. 4).
rio de Camino le dedica el editor
Precisamente entre las varias
las pp. 153-167. Según él, aunque
citas de santa Teresa en Camino
el libro no es fácilmente reducible
hay una –algo desconcertante– que
a un único género literario, en él
puede servirnos de botón de mues-
prevalece el género aforístico “en
tra para calibrar la seriedad y
la línea de las obras de la espiritua- exhaustividad con que el editor
lidad”, es decir, no en la categoría bucea las posibles fuentes del libro.
de “ocurrencias” o “pensamientos Ocurre en el n. 761, que reza así:
sueltos” a la manera de Pascal o de “Hombre libre, sujétate a volunta-
Kierkegaard, sino en la marcada ria servidumbre para que Jesús no
por la tradición espiritual cristiana tenga que decir por ti aquello que
desde La Imitación hasta los coetá- cuentan que dijo por otros a la
neos, Beatos Pedro Poveda o Don Madre Teresa: ‘Teresa, yo quise...
Manuel González. “Dentro de las Pero los hombres no han queri-
letras españolas hay también mani- do’...” Episodio que, obviamente,
festaciones ilustres de este género no pertence a los escritos sino a la
de literatura aforística: san Juan de leyenda teresiana. El comentario
la Cruz escribió sus Dichos de luz (pp. 843-845) indaga, ante todo, el
y amor, que son ideas sintéticas, de posible cauce por el que fluyó ese
poderosa fuerza espiritual, escritas presunta anécdota teresiana hasta
para ayudarse en la dirección espi- las octavillas preparatorias de
ritual. En el mismo autor encontra- Camino. Nota luego las reservas
mos las Cautelas o Consejos, reco- adoptadas por el autor respecto de
gidos al final de sus obras, de la autenticidad de ese dicho (“...que
intención parecida. Otro tanto cuentan que dijo [el Señor] a la
280 RECENSIONES
sencilla razón de que esta segunda pese al tono inapelable con que se
redacción sanjuanista no se consi- presentan. Pero algunos ejemplos
dera auténtica (!). Es inútil buscar aclaran nuestro disenso: a) El texto
argumentos en pro o en contra den- ofrecido no es ni más ni menos
tro del presente volumen. Es un “limpio” por reproducir las correc-
engrudo que nos remite hasta 1930. ciones o notas autógrafas sanluque-
A propósito de la ed. de Poesías ñas dentro del cuerpo, en notas o en
quiero explicarle a Paola que cuan- el aparato crítico: basta distinguir
do, un tanto temperamentalmente, con claridad cada cosa. b) Tal como
pidió al director del Archivo está presentado no se percibe la
Silveriano fotocopias de los códi- relación entre las anotaciones y el
ces en que aparecen, me resultó proceso de elaboración desde el
imposible complacerle en buena texto prinitivo hasta el CB de 1587-
parte, porque los trabajos críticos 88. c) No se aborda para nada la
del P. Silverio compulsan a este res- relación-dependencia del CB res-
pecto las variantes críticas sobre pecto a a las anotaciones del ms. de
dos vols. de la ed. del P. Gerardo. Sanlúcar.
Era un estudio a hacer personal- – Se dan por asentados los dife-
mente, no por correo, para no que- rentes momentos de las notas autó-
darse en los trabajos del P. Ledrus o grafas del Santo, pero sin remitir a
Di Gennaro. los estudios críticos que los han
– Son posibles diversas opcio- aclarado. Así, con cierta tacañería,
nes en la presentación del texto en otros asuntos. Y el sistema de
sanjuanista, pero no todas acepta- alegación bíblica marginal, seguido
bles desde el punto de vista crítico. por algunas ediciones anteriores,
Colocar el aparato textual todo no corresponde a la tradición ms.
junto al fin del texto no parece muy del códice de Sanlúcar y convierten
recomendable, pudiendo presentar- los números arábigos en romanos.
se al pie de página en lugar de las – La ya aludida disposición del
notas sumarias que remiten en texto, del aparato textual y de las
buena parte a las complementarias. notas ilustrativas deja en olvido la
Y para mayor fatiga del lector, identificación de fuentes, remites o
desde el mismo aparato se le autocitas tan frecuentes en el Santo.
remanda al “apéndice” o CB. Los paralelismos redaccionales ya
Hubiera bastado una disposición habían sido muy cuidados por otros
más lógica del material. editores.
– No queremos prolongar discu- – Lo menos aceptable, sin duda,
siones sobre los criterios adoptados es el tratamiento que dan al CB,
tanto en el texto como en las notas, ofreciendo únicamente los textos
300 RECENSIONES
ÍNDICE
ESTUDIOS
NOTA. – Desde el n.º 1 del tomo 109 puede el lector disponer de todos los estudios en
formato PDF en la página web: www.montecarmelo.com/revistamc/.
La comunicación de recensiones de los libros recibidos se hará desde ahora
por ese medio electrónico.
La revista acepta libros para recensiones.
303
MUY IMPORTANTE
Peculiar vocación
Tres son las etapas que recorre hasta alcanzar la meta: primero
se siente llamada a ser religiosa, luego vive unos años como de
prueba y de lucha por entrar en el Carmelo, esperando que llegue la
hora de Dios; la vive a tope desde que se encuentra en el ambiente
en que Dios la quería, porque el ambiente tiene su influencia en
cualquier historia vocacional. El hecho de que se lo propusiera,
desde que conoce cuál es la voluntad de Dios sobre ella, abre su
MARAVILLAS DE JESÚS... O LA FIDELIDAD A LA LLAMADA DE DIOS 327
Textos clave
varse nada y dejarse amar siempre por el Otro, sin ofrecer resisten-
cia. Se da cuenta que la tacañería no encaja en lo que está llamado
a crecer, como es el amor.
vida de santa Inés, que había hecho voto de castidad a los cinco
años. Y ella se hallaba precisamente por esa misma edad. Tenía,
pues, que “imitar” a santa Inés. Supo que el voto de castidad, en la
Iglesia, había que hacerlo de manera pública, en el sentido de que
quedara sellado el compromiso. Como no lo entendía, doña
Patricia, su abuela, le vino a decir que debía haber testigos del
hecho, como en los contratos, según había oído a su padre en más
de una ocasión. Tampoco alcanzó a comprender ahora, por lo que
su abuela le dijo: “Las cosas grandes y transcendentes en la vida se
prueban y justifican por medio de testigos” (Vida, 21).
Esta niña de cinco años se ha sentido también llamada a hacer
lo mismo que hiciera santa Inés. Y si la dificultad está en buscar un
testigo, eso para ella tiene fácil solución, aunque se lo piensa dos
veces. Dice Mª. Dolores de Jesús: “En esta época de su vida
[1896], cuando tenía cinco años, quiso hacer voto de castidad. Esto
lo sé porque me lo contó la Sierva de Dios personalmente. Como
quería ser solamente del Señor, quería manifestarle de alguna
manera que era toda suya. Y, recordando sin duda la vida de las
santas que su abuela le leía, decidió hacer voto de castidad, para ser
más del Señor. Ella había oído que las cosas con voto tenían una
fuerza especial. Y entonces decidió un día que hacían falta testigos
para el voto, y estaba muy complicada de quién iba a ser testigo.
Nieves lo contaría a todo el mundo, su hermana Niní, de ninguna
manera lo entendería; las muchachas lo contarían también. Y se lo
dijo a una muchacha, que se llamaba Mariquita, que era un poco
retrasada, figurándose que si a ella le decía que no se lo dijese a
nadie, no lo iba a decir. Puso un altar en el desván con dos velas y
unas flores a la Virgen, y allí hizo su voto. Y cuando nos contaba
esto, y le preguntábamos que qué es lo que hizo, que qué dijo, nos
decía que nada, que decirle al Señor que era toda suya” (PSumm §
728).
Y Mª Reyes del Corazón de Jesús precisa que esto tuvo lugar en
Carrascalejo, poniendo un altarcito a la Virgen, ante una doncella
de la casa, “un poco tontona” y que “pensaba que no lo diría a
nadie. Pero, como no fue así, sino que lo divulgó en seguida, ya que
todo el mundo lo supo, la Sierva de Dios nos lo contaba a insisten-
tes preguntas nuestras” (PSumm § 1505).
332 EVARISTO RENEDO VEGA
hablé con el Señor de mis ansias porque llegara el día de poder ser
toda suya en la vida religiosa, y siempre es para mí una fecha dul-
císima y memorable”.
a) Cuándo podría ser monja. Esta es la pregunta que con fre-
cuencia hacía a su confesor, según la testigo Dolores de Jesús: “En
esta época, cuando la Sierva de Dios tenía quince años, decide
entrar religiosa; y entonces plantea la cuestión al padre López, ale-
gando que a santa Teresita le habían dado permiso para entrar en
religión a los quince años. El padre López le dijo que no podía ser,
porque ella era necesaria a su padre, que había dado y estaba dando
tanto a la Iglesia. En una carta que la Sierva de Dios escribió al
padre Torres [...] hacía referencia a este hecho de su vida en esta
época. A partir de entonces, la Sierva de Dios se decidió a atender
334 EVARISTO RENEDO VEGA
Enamoramiento de Cristo
c) El amor de Cristo no nos deja escapatoria (2Cor 5,14). Esta
expresión paulina puede hacérsela propia y debe serlo de cualquier
vocacionado. No es el hombre quien busca a Dios primero; éste
siempre lo precede, porque el amor siempre va por delante. “Si el
alma busca a Dios, mucho más la busca su Amado a ella”, según la
enseñanza sanjuanista (Ll,3,28). Y la busca no para pedir, sino para
darle, y no cualquier cosa, sino Él mismo, su amor. La respuesta
que espera está siempre en la línea del amor. No se trata de contes-
tar con un sí a medias, sino con un sí que comprometa a la persona
entera. Esto lo entendió pronto Maravillas. Él sí se prueba sobre
todo en dificultades. Enseña, como luego veremos, que cuando
llega el momento de sufrir, de pasar por la noche oscura, de no
MARAVILLAS DE JESÚS... O LA FIDELIDAD A LA LLAMADA DE DIOS 347
d) Se rige por la ley del amor. Por esto, Maravillas, “enamo-
rada del Hijo de María”, no puede sino aceptar desde el principio,
y más en concreto desde que ingresa en el Carmelo Teresiano, el
8 l.c. p.153.
350 EVARISTO RENEDO VEGA
Creer en el amor
LA MADRE MARAVILLAS,
HIJA DE TERESA DE JESÚS.
Humanismo cristiano y coherencia religiosa
1. En lo humano
2. En la vocación
1 En este mismo número tiene el lector un largo artículo sobre todo el pro-
ceso de la vocación, y su fidelidad a la misma, de Evaristo Renedo.
LA MADRE MARAVILLAS HIJA DE TERESA DE JESÚS 361
procurar que esas poquitas que están aquí hiciesen lo mismo, confia-
da en la gran bondad de Dios, que nunca falta de ayudar a quien por
él se determina a dejarlo todo; y que siendo tales cuales yo las pinta-
ba en mis deseos, entre sus virtudes no tendrían fuerza mis faltas, y
podría yo contentar en algo al Señor” (C 1,2); y de ayudar a la Iglesia,
siempre necesitada de oración, de sacrificio y de miembros que rea-
licen la misión, como son los defensores, predicadores y teólogos en
ella: “Y que todas ocupadas en oración por los que son defendedores
de la Iglesia y predicadores y letrados que la defienden, ayudásemos
en lo que pudiésemos a este Señor mío, que tan apretado le traen
[aquellos] a los que ha hecho tanto bien” (C 1,2).
grande y sublime, que no aspira a más que a ser toda de Dios. Con
esa finalidad funda ella los nuevos conventos. La rígida y serena
exclusividad del amor a Dios es, en realidad, la norma básica y
elemental del programa de vida carmelitana. Si no es para dejarse
hacer santas, no vale la pena venir al Carmelo.
La llamada a la santidad, recordar la obligación primera y pri-
mordial de llegar a ser santas, o mejor dicho, de dejarse hacer san-
tas, es constante en la M. Maravillas a todas su hijas; a eso han sido
llamadas, y esta es la voluntad de Dios, manifestada de muchas
maneras y tantas veces.
Los santos no se hicieron santos, sino que fue Dios quien los
santificó. La santidad es siempre obra de la gracia, y la gracia es
siempre un don gratuito de Dios; por eso es gracia, algo que se da
gratuitamente, y que se recibe todavía más gratuitamente. Los
dones de Dios son siempre, y por esencia, pura gratuidad, pues
Dios a nadie debe nada, y quienes los reciben aún más gratuitamen-
te los reciben. ¿Quién merece algo ante Dios? ¿No son dones del
Señor los que nosotros calificamos como méritos de las criaturas?
Pero la santidad no es un don físico, sino vivencia, participa-
ción divina; ni la gracia es una realidad material, sino que es vida,
comunión, transformación divinizante. Es siempre, por parte de la
persona humana, una aceptación positiva, una recepción activa,
responsable, compartida y existencial.
Por eso, la tarea histórica del hombre no es hacerse santo, sino
dejarse hacer santo, por quien es el Santo, el Santificador, y el
Dador de todo don: “Que todas se den prisa en hacerse, o mejor,
dejarse hacer santas, que son tiempos muy buenos para ganarle
almas al Señor de las muchas que se le pierden”4.
Y así lo han entendido, vivido y experienciado todos los santos,
los canonizados y los que sin haberlo sido, sabemos que supieron
dejarse hacer santos, porque así se lo propusieron a lo largo de toda
su vida terrenal. Y a quien quiere, se lo propone, y se deja, Dios no
tiene más gozo, ni mayor ilusión, como Padre y Creador y
4. En el estilo
7 Página 270.
366 MAURICIO MARTÍN DEL BLANCO
3. “Si tú le dejas...”
4. Un no sé qué
LA MADRE MARAVILLAS:
FUNDADORA DE CARMELOS TERESIANOS
2.1. Fundaciones nuevas
1944 Mancera
Los años posteriores al conflicto de 1936-1939 sucedió lo que
el paso del tiempo y elementales comparaciones, ha sido reconoci-
do como fenómeno o tiempo de gracia para las vocaciones religio-
sas. Los Carmelos de la M. Maravillas son polos de atracción para
muchas jóvenes: El Cerro, Las Batuecas. No es sorprendente que lo
leyera como “signo” para ella, como llamada y exigencia para
reemprender la tarea de nuevas fundaciones. Apenas en el primer
año de la presencia en Batuecas, la comunidad que había regresado
al Cerro en 1939, compuesta de catorce religiosas, ha llegado hasta
veintiuna: el número límite en la tradición teresiana. En esos meses
las novicias llegan a quince. Pero no era solución ni siquiera el
permiso del obispo para recibir mayor número.7
En esa situación, teniendo en cuenta la llamada de los orígenes
-se leían asiduamente las crónicas antiguas, la famosa Reforma de
los Descalzos, en la nueva historia monumental, Historia del
Carmen Descalzo, del P. Silverio-, se inicia una nueva etapa en la
actividad fundacional de la M. Maravillas. Algunos nombres de la
venerable tradición, como Duruelo, Mancera, se convierten en
insignia de sus pensamientos y urgencias en el momento. Las difi-
cultades que surgen al poner manos a la obra alteran el orden de
prioridad. Primero será Mancera en 1944; tres años más tarde,
Duruelo.
En la fundación de Mancera se fija una forma o metodología
que se conservará fielmente en las siguientes fundaciones, sin otros
cambios que los que se deriven de la situación, de los lugares y los
imponderables en cada caso. Los primeros pasos se dan en 1943:
Visitas previas por un mensajero de confianza, probada amistad y
“hombre prudente y de buen juicio”, Timoteo Alonso.8 El 29 de
1947 Duruelo
Duruelo fue en la intención el primer convento en la segunda
etapa de fundadora de la M. Maravillas. En la realización no fue
posible. Se antepuso Mancera. Los motivos que animaron este
momento, la llamada de numerosas vocaciones en un apremio y la
veneración por este nombre. Valedor y padrino de las nuevas fun-
daciones lo era el obispo de Ávila, que era como persona, lo que
proclamaba su propio, nombre, D. Santos... Los que animaban las
fundaciones, apuntaron a Duruelo, primer hito en la memoria de los
orígenes. También coincidieron en este deseo de Duruelo, repitien-
do la sintonía espiritual que les unió desde los años del Cerro, la
Madre Maravillas y su colaboradora, casi su alter ego de entonces
y para toda su vida, la hermana Dolores de Jesús.
La primera historia de Duruelo, animaba y encendía a las her-
manas que la leían y escuchaban como páginas de la leyenda dora-
da de la Orden. Cuando la M. Maravillas se remitía a su conciencia
y leía en ella lo que era la voluntad de Dios, entraba en trance, y
seguidamente manos a la obra. En el tiempo la fundación de
Duruelo será un capítulo extenso cronológicamente, no menos que
la concurrencia de dificultades de todo orden que lo alargaron. La
M. Maravillas después de la primera visita, que tuvo lugar el 25 de
junio de 1941, escribía a las Batuecas el 15 de julio siguiente: “De
Duruelo sólo les diré que hay muchas dificultades, porque los due-
ños piden el oro y el moro”.11
La M. Maravillas no tenía entonces ni una blanca. El 22 de
junio de 1945 se cierra la compraventa de los terrenos. El 15 de
1950 Cabrera
La memoria de los antiguos desiertos de la Reforma se recupe-
ró en su restauración del siglo XIX, aunque no con la misma inten-
sidad de la primera historia. Tuvo buenos padrinos en un momento
de tan significativa intensidad como los decenios posteriores a la
confrontación civil de España. Entre otros el P. Silverio de Santa
Teresa, el ilustre historiador tan conocido. Batuecas era puntual e
inevitable referencia al acordarse de los desiertos. Por otra parte
estaba unido en teresiana amistad con la M. Maravillas, cuyos idea-
les alentaba y compartía. Y en ellos participa una hermana suya,
Josefina, también carmelita en el mismo convento de la Madre.
La neofundadora de “palomarcitos” no conocía dificultades de
ningún signo, cuando a su conciencia llegaba la certeza de que era
voluntad de Dios. Así sucedió ahora. Escribía en ese momento:
“Mire –a la M. Mercedes del Sagrado Corazón, priora de Batuecas–,
yo creo que es cosa, eso sí, de muchísima gloria de Dios y bien de
la Orden. Yo lo encuentro de una importancia enorme, y realmente
parece una cosa de Dios, por cómo lo pone todo”.18 La oposición
estaba también dentro. A las monjas de Batuecas “no les gusta
nada lo de Cabrera...”,19 constataba ella misma en carta del 13 de
septiembre de 1949. La correspondencia de estos meses, especial-
mente a la priora de Batuecas, permite leer entre líneas la habilidad
para animar a todas a la generosidad.
1958 Aravaca
Se repiten una vez más los motivos de siempre, la llegada de
vocaciones a los conventos de la M. Maravillas. Está embarcada en
la fundación de San Calixto. Pero abundan ofertas en muchas par-
tes, sobre todo de Ávila. No contaba con una circunstancia: la
oferta de otros amigos, admiradores y entusiastas que le preparan
el camino. Es lo que ahora sucede. Esto no se debe olvidar nunca
en la vida e historia de la M. Maravillas. Muchos de sus bienhecho-
res pertenecen a elevada escala social, con la correspondiente tra-
ducción en el plano económico.
En esta ocasión la oferta llega de dos apellidos ilustres: Oriol-
Ibarra. Hermana de D. José Mª Oriol era Catalina de Cristo, religio-
sa en el Cerro. Lo que ofrecen es una posesión en Aravaca, once
kilómetros del Madrid de entonces. La respuesta de la M. Maravillas
fue afirmativa desde el primer encuentro con los promotores que
tuvo lugar el 7 de diciembre de l955 en el Cerro de los Ángeles.
Después de un retraso intencionado llegó la aceptación.
Luego comenzaron las obras y terminaron según un ritmo ace-
lerado: desde mediados de 1957 hasta el 21 de junio de 1958. En
este día celebra la primera misa el P. Valentín de San José. Es de
1961 La Aldehuela
La fundación en la Aldehuela (Madrid), junto al caserío de
Perales del Río, fue una “corazonada” de la M. Maravillas. En ese
momento de plenitud de vocaciones al Carmelo, que estaba suce-
diendo en los últimos años del decenio de los cincuenta, el de
Arenas tenía sobrenúmero. Había que pensar en otra fundación. Lo
manifestaba a las hermanas de múltiples formas, sobre todo cuando
el tema se hacía presente en las conversaciones. “¿Por qué no en
Perales?”.29 Otras razones se las guardaba...
El momento no era muy favorable, al menos para las arcas la
M. Maravillas, siempre precarias o invertidas, o sea deudas, ya que
por ese momento lo que sucede es: “No sólo no tenemos un cénti-
mo, sino que debemos, como saben, a VV.RR., a Cabrera, a la
comunidad, muchísimo”.30
También ahora tuvo valedores que resolvieron esas dificultades.
El agente de la Providencia es en este caso la familia Mac-Crohon,
Dña. Asunción Jarava y su hijo Antonio. Escribe la M. Maravillas
el 15 de noviembre de 1958: “Ya tenemos el sitio para la nueva
fundación. Nos lo regalan (el terreno), que es muchísima caridad,
figúrense cerca de Madrid que vale tanto todo. Nos dan hectárea y
media, que es lo que tenemos en todos estos conventicos, y está muy
bien. Nos dan a escoger en toda la finca. Da devoción cómo es esta
gente, al preguntar el precio nos dijo el dueño, Antonio Mac-
Crohon, que en oraciones era el más seguro...”.31 Siguen las obli-
gadas visitas al lugar. Todavía no tienen idea de la ubicación, según
35 Carta 3451.
36 Carta 2984, a la M. Inés del Niño Jesús.
37 Carta 4024, a la M. Magdalena de Jesús, 15 de junio de 1962.
38 Carta 2990, a la M. Inés del Niño Jesús, julio 1962.
39 cf. Carta 4449, a la M. Carmen de Santa Teresa, junio de 1962.
406 ALBERTO PACHO POLVORINOS
2.2. Fundaciones restauradas
1964 El Escorial
Desde hace años el convento y la comunidad de El Escorial han
entrado en una situación apreciada justamente como crítica. Lo ha
verificado con pena el obispo auxiliar de Madrid, D. José Mª García
Lahiguera. Expone la situación a las interesadas en un encuentro
con la comunidad. Todas tienen muchas cosas oscuras y una sola
clara: “¡Que venga la Madre Maravillas! ¡Que vuelva la Madre!”.
No era únicamente el recuerdo de su paso por la comunidad –en este
carmelo entró en la ya distante fecha de 1919–. Era toda su obra la
que la había convertido en ángel tutelar de los conventos. Era tam-
bién el suyo: “¿Cómo no podría tener ese carmelo por mío, si
nunca ha dejado de serlo?”, escribía la Madre en noviembre de
1963.48 En junio del año siguiente, el día 30, cuando las cosas se
estaban poniendo a punto para el servicio que le pedían Dios y los
hombres, “Crea, Madre mía –es la priora del Escorial, M. Dolores
del Corazón de Jesús– que voy con mucho gusto y cariño a esa casa
que tanto quiero; aunque yo no puedo nada, le pido al Señor con
todo el corazón que Él nos haga a todos amarle y más cada día”.49
Los meses inmediatamente anteriores la M. Maravillas, como
sucedía en todas las fundaciones, hace un verdadero test de genero-
sidad a sus carmelos: Duruelo ofrece la que va a ser priora y dos
monjas más; Mancera la que será subpriora. La respuesta de la M.
Maravillas en otras tantas cartas, descubre a la par que la generosi-
dad de las comunidades su sincero agradecimiento. Todavía tienen
que demostrar hasta dónde llega su amor fraterno. Es cuando las de
la comunidad escurialense tienen que distribuirse en los otros car-
melos, mientras duren las obras: Son acogidas en Aravaca, La
5.3. Colaboradores de la M. Maravillas
78 Si tú le dejas... p. 415.
LA MADRE MARAVILLAS: FUNDADORA DE CARMELOS TERESIANOS 421
81 Si tú le dejas... p. 459.
LA MADRE MARAVILLAS: FUNDADORA DE CARMELOS TERESIANOS 423
Conclusión
que desee hacer por Él y por ganarle las almas, pero una vez hecho,
lo que más le agrada, no cabe duda, que es la entrega amorosa de
nuestra voluntad en la suya ... ¿Qué vale todo sin esto, verdad? No
pierda la paz que Él le da; es muy grande verdad que somos nada,
miseria por todos lados ..., pero Él lo sabe mucho mejor que noso-
tros y, sin embargo, nos ama ¡de qué manera!, pero quiere que
vivamos sólo para Él, arrojando todo lo nuestro en el horno de su
amor para que lo purifique...”1.
8 Carta 158, al P. Alfonso Torres, SJ., del 23 de agosto del año de 1929.
9 Carta 458 bis, al P. Florencio del Niño Jesús, OCD., del 6 de febrero del
año de 1938.
10 Ib.
436 MAURICIO MARTÍN DEL BLANCO
Y lo mismo hace con las novicias: las habla, las pregunta, las
anima, las hace ver la realidad gozosa de la vida de especial consa-
gración en el Carmelo, donde las exigencias de la cruz y las aspe-
rezas de la abnegación son radicales. Pero “¡Qué felicidad ser car-
melitas!”12. O esta otra admiración maravillosa: “¡Es tanta la felici-
dad de ser carmelita!”13.
Tuvo claro desde un principio la M. Maravillas que la carmelita
ha de ser una persona magnánima, de grandes ideales y de metas las
más altas y sublimes que se pueden plantear en este mundo; siempre
relativas a la gloria de Dios y a la santidad, o mejor dicho, a la per-
fección en la caridad, ya que el meollo de la santidad es la caridad.
La carmelita ha de ser santa, porque para eso la eligió el Señor, y es
lo que Él hará de ella, si ella se dispone generosa y enteramente. El
camino de la fe, de la caridad, del amor fraterno, del desprendimien-
to, del sacrificio, de la servicialidad, y de la humildad será la dispo-
sición más acertada y eficaz para que el Señor la santifique. En
definitiva, el estilo y la finalidad del Carmelo no son otros que
seguir e imitar a Jesús en obediencia y gozosa felicidad, siguiendo
el ejemplo de san Juan de la Cruz: “EL espíritu del Carmelo no es
otro que el de buscarle a Él solo y verle en los superiores, negando
por entero el propio juicio y siendo felices procurando imitar a
Cristo, como dice nuestro Padre San Juan de la Cruz”14.
A. En el gobierno
a. Como madre y maestra de postulantes y novicias
No sólo cuando entraban en el Postulantado, sino ya cuando
insinuaban cualquier atisbo de vocación, y andaban inquietas por
elegir estado de vida, y se acercaban al torno como pretendientas al
Carmelo, demostraba la M. Maravillas unas excelentes dotes de
consejera y de captadora de corazones para la vida de especial con-
sagración y, más en concreto, para el Carmelo. Presentaba a la
Orden como la “Orden de la Virgen”, y sus monasterios como
“Casas de la Virgen”, “Casas de María”, “Casas de la Madre”,
“Casas de su Madre” refiriéndose a Jesús, o como “Palomarcitos”
de la Virgen, donde se era plenamente feliz buscando y haciendo en
todo la voluntad de Dios.
Ya monja carmelita descalza, jamás perdió de vista el quehacer
primordial de la formación de las postulantes y novicias, aun en
medio de las arduas y complicadas tareas de las fundaciones, y de
otras muchas cosas, de carácter social y benéfico, que llevó a cabo
a lo largo y ancho de su prolongada vida. Todo ello llevado a cabo
desde su clausura, que tanto amó, y procuró que se guardara. Era
consciente de que por el ejemplo testimoniante, por las obras, se
conocen las personas, los ideales y las metas propuestas.
442 MAURICIO MARTÍN DEL BLANCO
b. Como priora
Con qué espíritu de madre y hermana, con qué actitud sobrena-
tural, sabe reprender, animar, infundir aliento e ilusión, sembrar
alegría, generar sinceros deseos de perfección, y esperar esperanza-
damente los frutos deseados; lo que implica siempre un generoso
sacrificio, una abnegación plena, y una fe entregada y optimista.
Todo lo cual resulta llevadero, porque la carga del Señor es ligera y
su yugo suave. Y, en definitiva, porque todo es suave, y hasta apare-
5. Conservadora y renovadora
sino que los pobres también las tenían; pero nos advirtió que esto
no era para nuestro regalo, sino que eran necesarios o para conser-
var los alimentos o para economizar trabajo a las Hermanas, y que
se pudieran dedicar a otras cosas, que no podían hacer por medios
mecánicos, como ocurría con la lavadora”24.
Pero es que, ya en el año 1931, pone el teléfono en el Carmelo
del Cerro, por mandato de D. Leopoldo Eijo y Garay. La Hna. Mª
Reyes del Corazón de Jesús lo cuenta de este modo: “Y entonces
me dijo la Sierva de Dios que, cuando empezaron a ponerse las
cosas mal el año mil novecientos treinta y uno, le mandó el Sr.
Obispo, Don Leopoldo, que pusieran teléfono en el Cerro ... Ya
anteriormente, el Padre Torres le había indicado a la Madre Dolores
que debía hablar con la Sierva de Dios, porque decía que eran dos
personas muy parecidas, y que se iba a entender con ella como con
nadie. Y entonces, la Sierva de Dios me dijo que, desde el primer
momento, la Madre Dolores le encantó. Y la Madre Dolores recu-
rrió a su tío Don Estanislao, y así instaló el teféfono en el Cerro de
los Ángeles. La Sierva de Dios, anteriormente, no había querido, a
pesar de cómo lo había querido la Madre María Josefa, como ya he
declarado anteriormente. Pero en estas circunstancias se impuso la
obediencia al Sr. Obispo, que la había mandado ponerlo”25.
Bien distinto era su parecer, y su actuar, respecto a lo que era
una renovación en lo esencial e importante, entendido esto como
un cambiar lo que supondría tocar, en claro perjuicio del mismo, el
estilo y el espíritu, discernido y aprobado por santa Teresa de Jesús.
En eso ni un punto, pues lo veía como una pérdida de los conteni-
dos espirituales y propios de la Madre Fundadora, y de lo que ella
interpretaba era su aportación peculiar y característica, y como tal
había sido aprobado y bendecido por la Jerarquía de la Iglesia.
Bien distinguía M. Maravillas lo que son las renovaciones ade-
cuadas en lo exterior y en lo interior. Tenía una conciencia clara de
que la renovación interior adecuada es la que ha de soportar la
renovación exterior adaptada, y que ésta es la que ha de ayudar a
una renovación interior, válida y eficaz. La renovación en lo que es
todas sus obras, que ella lo resume y lo expresa con una sola pala-
bra: la descalcez”30. “No queremos cambiar nada de lo que nuestra
Santa Madre nos dejó tan admirablemente dispuesto, procurando
mucho, desde luego, la reforma interior, para vivir cada día más
nuestra vida de verdaderas carmelitas descalzas, como lo desea y
nos pide el Concilio”31. “Renovarse para servir al Señor más pen-
dientes de su compañía, es como debe vivir una carmelita siempre,
y aún más en estos tiempos que los suyos abandonan así al Señor.
Ésa es la renovación que hay que hacer y que el Papa desea”32.
“¡Qué bueno ha sido el Señor con sus carmelitas, que en estos tiem-
pos de tanta confusión nos ha dejado una doctrina segura y verda-
dera, para seguir adelante nuestra misión en la Iglesia y nuestra
vida escondida que tan felices nos hace! Estemos muy firmes y
unidas en nuestros deseos de conservar lo que nuestra Santa Madre
nos dejó, y muy unidas en la oración de unas por las otras, para que
lleguemos a ser lo que ella esperaba de sus hijas”33. “Todo ello
pasará como una sombra, pero tendremos la alegría de haber pues-
to nuestro pobre granito de arena para sostener el inmenso edificio
que nuestra Santa Madre levantó con tanta luz de Dios y con tantos
trabajos suyos”34.
7 Carta 1701.
8 cfr. Carta 5625.
9 Carta 6750.
10 PSumm., § 1807.
11 M. Magdalena de Jesús, en PSumm, § 2762.
SUS PREFERENCIAS POR LOS SANTOS DEL CARMELO 463
las cosas que nos preguntó era si tenía el Escapulario puesto. Decía
que el Escapulario era la librea de la Santísima Virgen”12. Signo
claro de que su amor y su devoción en el largo camino de su vida
de carmelita descalza los había vivido con fervor y esperanza.
Hay muchas más presencias autobiográficas, y muchos más
testimonios de personas que convivieron con ella, referentes al
santo Escapulario del Carmen. Pero no es este el primer objetivo de
nuestro estudio.
12 PSumm., § 1808.
13 Carta 4749.
14 PSumm., § 1813.
464 MAURICIO MARTÍN DEL BLANCO - EVARISTO RENEDO VEGA
15 Como son: J.F.M., Por las sendas de la caridad. La Madre Maravillas, hija
de la Iglesia y de Santa Teresa de Jesús, Madrid 1984. Baldomero Jiménez Duque,
San Juan de la Cruz y la Madre Maravillas de Jesús, Ávila, colección TAU, 1990.
El autor del libro “Por las sendas de la caridad”, citado en esta misma nota, con
acertado criterio ha unido su investigación sobre la presencia y la preferencia de M.
Maravillas acerca de Santa Teresa de Jesús, con el tema de la Iglesia. Son dos
amores inseparables al contemplar la presencia de Teresa de Jesús en la vida y
enseñanza de la M. Maravillas, porque la Iglesia y Teresa, Teresa y la Iglesia, fue-
ron dos realidades estrechamente unidas, por estar, tan viva y espiritualmente, y
hasta misioneramente, cohesionadas. Con dificultad se podría conocer, e interpretar
adecuada y correctamente, a la Doctora Mística del Carmelo separada de su amor
y entrega a la santa Madre Iglesia Católica.
SUS PREFERENCIAS POR LOS SANTOS DEL CARMELO 465
16 NI,10,6.
468 MAURICIO MARTÍN DEL BLANCO - EVARISTO RENEDO VEGA
17 Se pueden ver a este respecto, entre otras muchas, las siguientes cartas:
71, 265, 340, 384, 531, 6702, 4632, 4400, 4904, 4861, 4019, 3170, 3089, 1509
1300, 1021.
SUS PREFERENCIAS POR LOS SANTOS DEL CARMELO 469
18 Carta 4574.
19 cfr. Cartas 6909, 6907, 6766, 5426, 5309, 5303, 2499, 2420, 761.
20 Carta 5315.
470 MAURICIO MARTÍN DEL BLANCO - EVARISTO RENEDO VEGA
San Pablo
27 PSumm., § 2790.
28 PSumm., § 1384.
29 PSumm., § 1385.
30 PSumm., § 2544. Se puede ver igualmente PSumm., § 2973.
SUS PREFERENCIAS POR LOS SANTOS DEL CARMELO 473
queridísima. Pidan por mí (a) San Pablo que siempre he sido muy
devota de su conversión”38.
La Magdalena
38 Carta 3503.
39 Carta al P. Torres, S.J., del 7 de junio del año de 1931. cfr., además,
PSumm., 1003.
40 cfr. PSumm., § 1813.
41 Carta 1710.
SUS PREFERENCIAS POR LOS SANTOS DEL CARMELO 475
42 Carta 520.
43 Carta 1416.
44 Carta 1635. De igual modo expresa su cariño por santa María Magdalena
en las cartas siguientes: 1703, 1711, 1779, 1928, 2270, 2384, 3774.
476 MAURICIO MARTÍN DEL BLANCO - EVARISTO RENEDO VEGA
EL EPISTOLARIO
DE SANTA MARAVILLAS DE JESÚS
Carmelitas Descalzas
La Aldehuela
Introducción
das y difíciles circunstancias por las que pasó, las más de 200 hijas
de sus carmelos, y un largo etcétera –pensemos además en que en
Mancera, Duruelo, Arenas, La Aldehuela no tuvieron teléfono en
los primeros años–, es fácil suponer que hubo de mantener una
larga y fecunda correspondencia.
Un número elevado de cartas autógrafas y originales fue regis-
trado y presentado en 1983 en la Congregación para las Causas de
los Santos durante el Proceso de canonización de la Madre: 6908
cartas, y varios miles de billetes, que hacen un total de 12.983
folios, recogidos en 34 gruesos volúmenes.
Desde entonces hasta hoy, nuevos hallazgos de escritos consti-
tuyen agradables sorpresas para los que se interesan por la figura
de esta santa carmelita descalza de nuestros días. Pueden contarse
más de doscientos, y es de esperar que sigan apareciendo, por los
muchos destinatarios, y la proximidad en el tiempo de estas perso-
nas. Al repasar estos volúmenes, causa admiración el hecho de que
se conserven tantos escritos de la Madre, mayormente por parte de
sus hijas. Pero esto era lógico, por la veneración de todas sus mon-
jas hacia ella, y el convencimiento de que vivían con una santa. No
se necesitó ninguna organización intelectual. No sólo innumera-
bles objetos personales de la Madre fueron conservados como
reliquias, sino también cualquier palabra suya, hablada o escrita,
que venían a prolongar sus enseñanzas y su presencia espiritual
entre sus monjas. Esto podría haberse debido simplemente a una
razón afectiva, de unas hijas que deseaban conservar los recuerdos
de una Madre entrañable. Pero, al constatar que también muchos
otros destinatarios guardaron como un tesoro estos escritos –entre
ellos se encuentran insignes prelados y teólogos, científicos,
empresarios, profesores de universidad, etc., etc...–, hay que pen-
sar que no fueron sólo motivos afectivos, sino algo más lo que
movió a estas personas a conservar los escritos de la Madre. La
razón es la fama de santidad de que ella gozaba en vida, incluso
antes de entrar en el Carmelo.2
3 cf. Cta. 5543. Citaremos siempre en este trabajo las cartas de la Madre
Maravillas (C) o los billetes (B) con el número progresivo que llevan en los volú-
menes presentados a la Congregación para las Causas de los Santos.
4 cf. Cta. 5201, 6 enero 1919. El autógrafo se conserva en el carmelo del
Cerro de los Ángeles.
480 CARMELITAS DESCALZAS
El estilo de la madre
23 Cta. 483, al padre Florencio del Niño Jesús, o.c.d., 23 septiembre 1938.
24 Ver por ejemplo: Cta. 4574 a la madre Ana de Jesús, 1966; Cta. 5426, al
padre Evaristo de la Virgen del Carmen, o.c.d, 1 diciembre 1946; Cta. 5309, a la
priora de Lerma, 18 mayo 1972, etc., etc.
25 Se conservan todas ellas en el carmelo de La Aldehuela. Las guardaba el
padre José Antonio Aldama, s.j., a cuyas manos pasaron a la muerte del padre
486 CARMELITAS DESCALZAS
27 Cta. 444.
488 CARMELITAS DESCALZAS
forme parte para siempre «del secreto del Rey»,37 como tantas
veces ella repetía a sus monjas.
De sus directores a ella conservamos pocas cartas. Esto nos
hubiera facilitado conocer el juicio que ellos hacían de su espíritu.
Pero es un dato revelador el hecho de que todos guardaron cuida-
dosamente los autógrafos de la Madre.38 Muchos no están fechados
por ella. Pero el padre Torres con todo cuidado puso casi todas las
fechas que faltaban, y las guardaba ordenadamente; y lo mismo
hizo el padre Florencio. Y los tres las encomendaron a otros religio-
sos para que las hicieran llegar, una vez muerta la Madre, a sus
monjas.39
Ella nunca pensó que sus directores conservarían sus cartas.
Sintiéndose como se sentía: «Nada y miseria»;40 «un guiñapo, y de
lo más asqueroso que pueda concebirse»,41 «a mí misma me causo
repugnancia»,42 ni lo sospechó siquiera. Lo que les escribía era su
intimidad más absoluta. Lo hizo por pura necesidad, y otras veces
por obediencia. Pero nunca, a nadie más, manifestó nada de lo que
pasaba por su alma. Ni siquiera a sus hijas más cercanas. Casi la
única alusión a ello la hace en una carta a la madre Magdalena de
la Eucaristía –a quien pidió que la rompiera después de leída–, del
año 1949.43
37 cf. Tb 12, 7.
38 Aunque del padre Valentín sí se conservan muchas cartas dirigidas a la
Madre (más de 200), no se tratan en ellas más que asuntos externos de todo tipo y
sólo alguna vez aparecen breves respuestas a las consultas espirituales que ella le
hacía.
39 Ver notas de este trabajo. Las cartas dirigidas al padre Valentín las entregó
él mismo al carmelo del Cerro de los Ángeles.
40 Cta. 220, al padre Alfonso Torres, s.j., 21 junio 1930.
41 Cta. 225, al padre Alfonso Torres, s.j., 12 julio 1930.
42 Cta. 73, al padre Alfonso Torres, s.j., 14 septiembre 1927.
43 «Como a mí me pasó aquello cuando era postulante, de que “a Él le tuvie-
ron por loco”... Bueno, no fue nada, pero nunca se me pudo olvidar, y siempre, al
leer ese pasaje, parece que hace tilín, tilín, allá adentro, en el cuore. Pues, figúrese
“V.” que hoy lo han leído en el refectorio, en Remigio, que a mí me gusta muchí-
simo, y al llegar a lo de Herodes, pues que me ha entrado una perra horrible, de que
mi camino no es el de mi Cristo y que yo lo quiero seguir, y que Él también lo
quiere, y que si sí, y que si no... El caso es que estoy que no puedo más de deseos
de imitarle. Y ¿qué hago yo?» (Cta. 2647). De esta carta no se conserva el original.
La madre Magdalena, después de copiarla, la rompió, como se lo había pedido la
Madre Maravillas.
492 CARMELITAS DESCALZAS
recuerditos que con tanto cariño me han hecho las hermanas para
las niñas –para la Primera Comunión de las nietas gemelas de doña
Adelaida–, no les hayan llegado para ayer».54 «Cómo te agradeceré
me sigas dando noticias de cómo está Alfonso, que aunque seamos
monjas (gracias a Dios), el corazón sigue queriendo a los nuestros
igual, o tal vez más que cuando estábamos con ellos».55
A veces, con encantadora confianza, hace también sus encargos
–algunos de lo más pintoresco–, a la marquesa de Pidal: «No te
olvides de los sombreros de todos los años y trapos o cosas viejas
que tengáis, que nos vienen admirablemente [...]. Si tienes guantes
viejos tuyos o de Alfonso, también los aprecian mucho»;56 «te que-
ría pedir dos cosas, pero sólo si las tienes [...]. Una es un paraguas,
que lo mismo da de hombre o no; es porque me ha prohibido el
médico tomar nada de sol en la cabeza, y teniendo uno (viejo, claro
está), me vendrá muy bien»;57 «lo que más falta nos hace es que,
como ahora vamos descalzas, el día de lavado nos mojamos todas
los pies, y con el frío es un poco duro, y querría irles comprando a
las hermanas, como ya han hecho en otros conventos, albarcas o
almadreñas, no sé bien cómo se llaman».58
En otras ocasiones, con mirada siempre sobrenatural, sabe con-
solar a los suyos ante los sufrimientos: «¡Qué nada es todo lo de
esta vida –escribe a su cuñada, después de la muerte de su esposo–,
y cómo pasa todo, haciéndonos ver que la vida verdadera es la de
arriba, la que a todos nos espera, y donde volveremos a reunirnos
con nuestros seres queridos, para con ellos gozar de Dios, para
siempre, siempre, siempre!»;59 «tienes que hacer cuanto puedas
para cobrar ánimos, y ahora poner tu felicidad en sufrir por el
Señor, ya que Él tantos años te dio de gozar. Que Él vea que llevas
la bendita cruz con mucha paz, resignación y amor, ya que con
tanto te la ha enviado Él, y dentro de nada te reunirás con Alfonso,
para vivir para siempre, siempre en el cielo».60
pluma, y es tontería decir cosas que tan bien tú sabes, pero es que
como toca una materia que a mí tanto me gusta»;69 «te digo cosas
que tú sabes mucho mejor que yo, pero que se me escapan de la
pluma y del corazón».70
Y es que la Madre consideraba que «por algo somos hermanas,
hijas las dos de nuestra santa Madre. Yo nunca puedo verte más que
así, y al querer el Señor, a pesar de ser tú hija verdadera de santa
Teresa, tenerte en el mundo para su gloria, te ha dado en tu hija el
estar también dentro de esta “casa de la Virgen”».71
y cómo bendecirá sus sufrimientos, esa cruz que tanto amó!»,74 etc.,
etc.
Y, olvidando su propia tristeza, se esfuerza por levantar al cielo
el corazón de su amiga, animándola con palabras llenas de consue-
lo: «Muy sola la ha dejado, pero no dude un momento de su protec-
ción desde el cielo, él, que tanto la quería y tanto se ocupaba de su
bien [...]. Los tesoros que el Señor nos ha dado con su doctrina, con
sus escritos, con sus cartas, tienen que seguir su obra de santifica-
ción de nuestras almas en pobreza, en soledad, en dolor, como Él
quiera...»;75 «bien comprendo lo que sentirá su corazón, pero todos
estos desprendimientos tan dolorosos la unirán más al Señor, no lo
dude, aunque de momento no lo vea».76
La marquesa de Esquibel no pudo sustraerse a la «irradiación»
espiritual de la Madre Maravillas, como les ocurrió a tantas otras
personas. Comprendía que bajo ese natural sencillísimo, se oculta-
ba un alma privilegiada, con verdadera luz de Dios. Por eso, poco
después de conocerla, llevada de una profunda veneración, comen-
zó a hacerle sus confidencias y consultas espirituales, que se acre-
centaron enormemente con la desaparición del padre Torres. En las
cartas de la Madre hay referencias continuas a ello: «Mucho deseo
saber cómo se encuentra por dentro y por fuera, si su vida ha tenido
algún cambio al exterior, quiero decir aumento de cruz, mayores o
menores ocupaciones. Ya sabe cuánto me interesa todo, y que, aun-
que nada pueda ni para nada le sirva, esta pobre descalza se intere-
sa muy de corazón por todo lo suyo. Su carta de enero me consoló
mucho, pues veo cuánto la ayuda el Señor y que el fruto de los
ejercicios lo ha conservado Él en su corazón».77
Así, nos encontramos en estos autógrafos acertados consejos
sobre la santidad en medio del mundo: «¡Qué duda cabe que en la
soledad habla Él más al corazón! Claro que la soledad verdadera, la
del corazón, es la que Él busca, y ésa, por su misericordia, podemos
tenerla aun en medio del mundo [...]. Vamos a amarle cada día más
y a dejar en sus manos todo lo nuestro exterior e interior, para ocu-
97 Cta. 5344. La otra carta dirigida a don Leopoldo Eijo y Garay es de este
mismo tenor.
98 Cta. 408, al padre Alfonso Torres, s.j., agosto 1933.
99 «De mi falta de virtud se resienten todas. ¡Si viera, padre, lo que soy! No
me apuro, porque quiero cerrar los ojos y arrojarlo todo en el horno de amor que
todo lo consume, pero es algo verdaderamente terrible. Y que esto tenga aquí el
lugar de Dios; que esto, tenga que enseñarles lo que no practica...», Cta. 406, al
padre Alfonso Torres, agosto 1933.
100 Concretamente en los carmelos del Cerro de los Ángeles, Mancera,
Duruelo, Arenas de San Pedro y La Aldehuela.
101 Cta. 5522, 23 abril 1973.
506 CARMELITAS DESCALZAS
102 En las cartas a sus hijas, hablando de él, frecuentemente le llama gracio-
samente «Bispín» –diminutivo de obispo– por la pequeña estatura de don Santos.
103 Cta. 1568, a la madre Magdalena de la Eucaristía, junio 1948.
104 Cta. 2352, a la madre Magdalena de la Eucaristía, 1 diciembre 1960.
105 Cta. 5367, septiembre 1952.
106 cf. Cta. 1568, a la madre Magdalena de la Eucaristía, 1948.
EL EPISTOLARIO DE SANTA MARAVILLAS DE JESÚS 507
del Niño Jesús, escribió un artículo para uno de los boletines que se
editan periódicamente sobre la Madre. Dice así: «Después de nues-
tra Madre santa Teresa de Jesús no se ha distinguido otra hija de la
gran Madre que haya demostrado tanto amor y realizado tantas
obras a favor de sus hermanos, los hijos de san Juan de la Cruz. Los
lugares históricos del Carmen Descalzo fueron los primeros objetos
de su estima y beneficio. Ella y sus monjas vivían muy pobremen-
te, ayudándose del trabajo, pero Dios les proporcionaba medios, no
buscados, para realizar maravillas, haciendo honor a su nombre.
Comenzó por adquirir el Desierto íntegro de San José de Batuecas,
tomando en cuenta una leve indicación del Provincial de Castilla
ante el peligro de que tan santo lugar se destinara a fines totalmen-
te profanos. Fue esto a primeros del año 1936, hecho providencial,
porque al año siguiente sirvió de acogida a toda la comunidad del
Cerro de los Ángeles, de la que era priora la Madre Maravillas, al
salir del Madrid rojo en plena guerra.
«Más tarde intentó, en primer lugar, adquirir el sitio del primiti-
vo convento de Duruelo. Había sido fundado por san Juan de la Cruz
en aquella alquería que le proporcionó santa Teresa, y del que aún
quedaban restos. Pero no consiguiéndolo entonces, adquirió el solar
de Mancera, segundo convento de carmelitas descalzos, sin desistir
de Duruelo, que poco después pudo conseguir. En estos tres históri-
cos conventos: Batuecas, Mancera y Duruelo construyó monasterio
y estableció comunidad de monjas carmelitas, ya que los frailes no
podían hacerlo y a ella acudían abundantes vocaciones.
«Por entonces, siendo yo jovencito capellán diario y confesor
semanal de la familia Oriol-Urquijo, estos fervientes católicos, por
amistad íntima y a propuesta de la Madre Maravillas, que era prio-
ra en Mancera, costearon la construcción del Colegio Teológico de
Salamanca de padres carmelitas. Ella seguía fundando carmelos,
porque las vocaciones copiosas continuaban y se le ofrecían medios
económicos. Así fundó en Arenas de San Pedro, y queriendo que
las atendieran los padres carmelitas, hizo construir en Talavera de
la Reina, lugar cercano a Arenas, una iglesia grande y convento
para sus muy amados padres.
«Cuando el General de la Orden, padre Silverio de Santa
Teresa, manifestó su acariciado deseo de restaurar la vida eremítica
508 CARMELITAS DESCALZAS
110 Cta. 6862, al padre Herman de San Norberto, o.c.d., 31 mayo 1933.
111 Cta. 6896, 17 julio 1966.
112 Cta. 6874, 20 septiembre 1947.
510 CARMELITAS DESCALZAS
113 Cta. 6871, al padre Silverio de Santa Teresa, o.c.d., 8 marzo 1940.
114 Cta. 1695, 17 abril 1950, a la madre Magdalena de la Eucaristía.
115 Estos autógrafos se encuentran en el Archivo General de los carmelitas
descalzos, en Roma. Dirigidos al padre Guillermo de San Alberto hay 7, más un
interesante borrador de 1931 guardado en el carmelo del Cerro, en que le pide
permiso para salir a defender el monumento al Sagrado Corazón con toda la comu-
nidad, en caso de ser atacado; al padre Silverio, 22; al padre Anastasio, 4; y al padre
Miguel Ángel, 11. En el Archivo Silveriano de Burgos se encuentran 4 autógrafos
más de la santa al padre Silverio, de los años 1941, 1942 y 1946, no registrados en
el Proceso de canonización.
116 El padre Silverio de Santa Teresa manifestaba a sus monjas que entre los
más altos valores de la Reforma contaba a la querida priora de Duruelo (cf. Positio
super virtutibus..., vol. III, Summarium, p. 1168); el padre Anastasio Ballestrero, en
un magnífico artículo publicado el 10 de mayo de 1998, en el diario italiano
Avvenire, titulado: «Una “maravilla” de nuestro tiempo», hace una hermosa sem-
blanza de la Madre, recién beatificada; por su parte, el padre Miguel Ángel de San
José comentaba a la comunidad de La Aldehuela: «Si ustedes la quieren, no crean
que yo me quedo atrás en la estima y afecto que tengo por la Madre». Positio super
virtutibus..., véase Informatio, vol. I, p. 622.
EL EPISTOLARIO DE SANTA MARAVILLAS DE JESÚS 511
con tal de que yo no le ofenda ya más, pero es que a veces ¡se cierra
todo tanto!».142 Y así hasta su muerte...
Las cartas a sus monjas suelen ir firmadas: «Su pobre Madre,
que tanto la ama, Maravillas de Jesús», aunque no es infrecuente
que finalice con otras simpáticas expresiones como: «Maravillicas
(como dicen en mi pueblo) de Jesús»;143 «Maravillas, Carlota,
Luisa, Cristina, Caralampia»;144 «Mervelles de Jesús»;145 «para
V.R. todo el inmenso amor de su pobre atufada hija, a quien ponen
todos los días un brasero, y hoy, que era el último, me han atufado...
No sé si intentarían mi muerte. Adiós, adiós».146
Los diversos carmelos que ella fundó guardan estas cartas y
billetes como el más preciado tesoro. El trabajo de investigación de
estos escritos está aún por emprender, y se desconoce dónde se
encuentran actualmente muchas de las piezas, ya que los traslados
de las monjas a las diversas fundaciones facilitaron la dispersión de
estos autógrafos. De entre estos escritos destacan los dirigidos a la
madre Magdalena de la Eucaristía, unos 2.500 entre cartas y bille-
tes, que se conservan en los carmelos del Cerro de los Ángeles y
Aravaca; los dirigidos a la madre Mercedes del Sagrado Corazón,
unos 412, entre cartas y billetes, que se conservan en el carmelo de
San Calixto; a la madre Inés del Niño Jesús, unas 215 cartas y bille-
tes, conservados en los carmelos de Mancera y Aravaca; a la madre
Mª Josefa del Corazón de Jesús, unas 520 cartas y cientos de bille-
tes breves, conservados en el carmelo del Cerro de los Ángeles; y
a la madre Magdalena de Jesús, unas 620 cartas y billetes, conser-
vados en el Monasterio de La Encarnación de Ávila. Cada una de
estas colecciones de cartas y sus destinatarias merecería un largo y
detenido estudio, y constituyen pruebas inestimables de primerísi-
ma mano para conocer la vida y pensamiento de la Madre
Maravillas.
Alrededor de una veintena de carmelos españoles, sin contar los
fundados por ella, –que sepamos hasta ahora– conservan autógra-
142 Cta. 555, al padre Valentín de San José, o.c.d., 20 abril 1944.
143 Cta. 2585, a la madre Magdalena de la Eucaristía, 1968.
144 Cta. 2588, a la madre Magdalena de la Eucaristía, enero 1969.
145 Cta. 2545, a la madre Magdalena de la Eucaristía, aproximadamente
1969.
146 Cta. 1944, a la madre Magdalena de la Eucaristía, 15 enero 1954.
518 CARMELITAS DESCALZAS
150 Cta. 2794, a la madre Inés del Niño Jesús, 4 abril 1952; cf. Ctas. 191, 192,
193, 331, 333, al padre Alfonso Torres, s.j.; Cta. 2179, a la madre Magdalena de la
Eucaristía; Cta. 1005, a la madre Mercedes del Sagrado Corazón.
151 Cta. 6866, al P. Guillermo de San Alberto, Prepósito General o.c.d.
152 Carta no registrada en el Proceso de canonización.
520 CARMELITAS DESCALZAS
«DOLOR Y CIELO»
Aproximación a la experiencia mística de Santa
Maravillas de Jesús1
A MODO DE INTRODUCCIÓN2
incapaz para ello.4 Pero el Señor sabe actuar con barro pobre y
logra una obra de arte.
Habría que leer también casi toda la carta al padre Valentín del
año 1939 antes aludida:10
“/.../ Ahora, padre nuestro, sin esperar su contestación, que
será lo que Dios quiera, voy a exponerle el tristísimo estado de mi
alma, que esto ya no me cuesta sino que es un alivio –ya que des-
graciadamente he sido y soy así para el Señor–, poder descubrirlo,
que bien quisiera lo supiese el mundo entero. Gracias de Dios creo
puedo decir que he recibido muchas, siendo así mucho mayor mi
maldad e ingratitud. La de la vocación la recibí al mismo tiempo
que el uso de la razón, y con tanta claridad sentía el llamamiento
del Señor que tan decidida estaba entonces a ser monja como
ahora, y sin la más pequeña sombra de duda en toda mi vida. A
pesar de esto y de que el mundo que me vi obligada algún tiempo
a frecuentar no tenía ningún atractivo para mí, y que deseaba
ardientemente el convento para consagrarme a Dios, puedo dividir
mi vida en tres partes, a cual más dolorosa para el Señor. La de los
grandes pecados, la de la vanagloria y falta de pureza de intención
en todas mis obras, y la de la negligencia y tibieza en el servicio de
Dios.
La primera, y yo no puedo recordarla sin un inmenso dolor,
duró desde antes de los siete años hasta los trece o catorce.
La segunda, en la que las muchas alabanzas que recibía y la
opinión en que todo el mundo me tenía, aun cuando yo bien com-
prendía que era equivocada y falsa, me hacía hacerlo todo, aun lo
más santo, mezclado con ese deseo de ser estimada; hasta que un
día a los veintitantos años, estando gozándome interiormente de un
juicio que unas personas cuya opinión tenía yo en mucho, habían
emitido sobre mí, me pareció oír en el fondo del alma: “Y Yo fui
tenido por loco”. Y desde aquel momento me vi completamente
libre de aquella esclavitud y miseria, de la que, a pesar de desear-
lo y procurarlo tanto, no había podido salir, no dándoseme ya nada
de los juicios de los hombres; es decir, sí, pena de ver que siendo
yo la que era delante de Dios, me creyesen muy otra, pues este
trabajo me lo ha dejado el Señor aún hasta ahora mismo; y aunque
no me cuesta como entonces, pues comprendo la poca importancia
que tiene, siempre da pena el ver que están tan fuera de la verdad,
cuando es tan hermoso andar en ella.
La tercera parte es desde entonces hasta ahora. /.../ Que el
Señor me ha dado algunas cosas que antes no tenía, no puedo
negarlo: deseos de sufrir, etc., etc., pero es dado sólo de Él. Deseos
inmensos de darme a Él, pero ¿de qué me sirven? No cumplo tam-
poco las obligaciones de mi cargo, los votos, nada... Y el caso es
que tengo paz, y esa paz no quiero hacerla con mis innumerables
pecados y miserias...
/.../ Estas pobres hermanas, tan buenas, que tan de veras buscan
a Dios, me creen santa. Claro, al exterior no se ve. Mi mayor deseo
es el que se santifiquen. ¡Si yo hiciera lo que les pido que hagan! 11
Y como final, la carta siguiente que es una confesión sacramen-
tal escrita el 23 de mayo de 1962, que viene acompañada de esta
nota del padre Valentín de San José:
«Nunca, nunca me ha comunicado pecados mortales, ni en otra
carta que decía exponía toda su maldad. Sus pecados graves todos
son éstos: algunas tentaciones, flaquecillas».
Por lo que se refiere a los otros dos períodos de su vida, la cosa
es más sencilla todavía. Las notas de los padres Florencio y
Valentín lo dicen todo. Los sentimientos de vanidad ante los elogios
que recibe se desvanecen para siempre, ante la frase misteriosa que
la marcó para toda su vida. Lo cuenta al padre Torres en noviembre
de 1925 y el 6 de diciembre de 193012 al padre Florencio, en 6 de
febrero de 193813; y al padre Valentín en la carta antes citada del
comienzo de su dirección. El tercer período se confunde con las
penas terribles de sus años de priora y fundadora, de las cuales
hablaremos despacio enseguida.
El Señor no ahorró a la Madre el que padeciese grandes y peno-
sas tentaciones. Ellas tuvieron mucha parte, sin duda, de su purifi-
cación y contribuyeron a su santificación. No aducimos ahora tex-
tos reveladores de las mismas, pues forman parte del cuadro de
pruebas que pronto veremos. Las padeció contra la fe, de desespe-
sencia del Señor de una manera que me era más segura que si viese
una persona a mi lado”.50
Lo que resta del año sigue con esa ondulación de tristezas y
alegrías, de paz, dolorosa generalmente. Siente otras veces la fuer-
za del amor y su miseria y su nada. Y quiere darle obras y ejercicios
de virtudes, que es lo verdadero.51 Le quiere a Él, no sus gracias
sensibles, –esto repetidas veces lo apunta–. Y pedir morir por Él...
Las gracias íntimas gozosas son ahora más vivas.
En esta carta tan bella, siente en oscuro la presencia de la
Santísima Virgen y de la Madre Teresa; seguridad, paz callada y
amor pacífico, sentimientos de adoración... El Señor le hace enten-
der que no todo es trabajar y la invita a descansar en Él: “Me pare-
cía sentir como si el Señor quisiese le dejase obrar en mi alma, y
no sé, como muy en oscuro, me parecía sentir a la Santísima Virgen
en una ocasión y en otra a la Santa Madre. /.../ Un día al salir de
la oración, pensando que lo que necesitaba eran obras, me pareció
entender que sí, que sin ellas no hay verdadero amor, pero que
también quería el Señor a veces descansar en el alma y que ella
descanse en Él, que el sosiego de la contemplación de amor le era
muy agradable. Que no todo era trabajar”.52
Y en ésta de finales de diciembre experimenta de nuevo cómo
el Señor la invita a descansar: «Desde el locutorio fui al refectorio,
pero no había medio de poder pasar la colación, y allí me imaginé
sentir al Señor, que con infinita misericordia y ternura me invitaba
a descansar en Él”.53
Termina esta antología de textos de la Madre Maravillas en este
capítulo con este bello párrafo: “En la comunión sentí intensísimo
el amor, algo no sensible, sino muy dentro. Me cogió toda con
mucha fuerza y me causaba un tormento que no sé explicar. No sé
cómo fue, pero era tal la intensidad, que me parecía no iba a poder
resistirlo”.54
“Otra es que, sin poder decir cómo es esto, noto que en esta
oscuridad, y sin dejar de estar en ella, se enciende en el alma como
un fuego de amor, yo no sé si es sensible o no, pero algo que con
gran fuerza lo invade todo, y sin pensamientos, sin nada, no se
puede más que dejarse abrasar de este fuego”.58 Para seguirse a 25
de febrero una carta angustiadísima.59 Pero vuelve el amor con un
papel adjunto que refleja preciosamente las alternancias dolorosas
y de cielo: «Hoy, no sé, no hacía más que amar, sentía el amor con
tanta fuerza, me parecía sentir al Señor a mi lado. Esto fue después
de los deseos de sufrir por Él. A veces empezaba a pensar: ‘¿Para
qué sirve al Señor este amor estéril? Es necesario que produzca
sacrificios’; pero otra vez volvía a engolfarme en ese amar al
Señor, sin pensar en nada más. De pronto cesó todo y empecé a
sentir como el otro día que estaba totalmente engañada y engañan-
do. La evidencia con que esto se me pone delante y el vivísimo
dolor que me causa, es algo horroroso y ¡me da tanta pena también
desobedecer! Procuré no hacer caso de mi propio juicio, pero seguí
sufriendo mucho, con grandísimo temor y pena de estar en desgra-
cia de Dios. Así fui a la oración, y al empezarla, no sé bien, porque
no es así cosa muy formada, pero me pareció como si el Señor, con
una mirada de amor tiernísimo, me dijera: ‘Descansa’. Yo le dije:
“No puedo tener descanso sino en Vos, ni le quiero”, y cesó todo,
quedándome allí con Él en un dulcísimo silencio... Esto era gozar,
y yo no sé qué pasa, que a mi alma parece que no le va el gozo
mucho tiempo, y en cuanto goza, echa de menos el sufrimiento.
Esto por un lado, y por otro, que el mismo gozo al poco tiempo le
despierta como más necesidad de Dios de otro modo, le da más sed
de Él...”60
La larga carta de 9 de marzo es bellísima, cargada de amores y
de humildad profunda.61 Lo mismo se repite en la del día 13 de ese
mes: Presencia quemante, desbordante y que se traduce, como que-
ría su Santa Madre en servicio y entrega amorosa a las Hermanas:
“Padre, no sé qué hacer de mí, estoy como tonta, ni pienso, ni
recuerdo nada, sólo sintiendo allá muy dentro un fuego de amor
hacia el Señor que deshace; pero lejos de saciar, esto que se siente
tan fuerte no sé donde, enciende en deseos de amarle más y más.
/.../ ¿Qué haré, padre, de este amor estéril?;/.../ lo único que se me
ocurre es darme a mis hermanas cuanto puedo”.62 Es el sanjuanis-
ta “Quedeme y olvideme...”
Para sufrir enseguida otra racha de oscuridad: “Si el Señor qui-
siera que se me acabase la vida, porque estar así ofendiéndole es
mucho peor que el infierno...” -Noche corredentora, victi-
mal...-“Con todo esto, debo estar loca, pues viéndome en este
estado, me pongo a sufrir intensamente también, pensando en las
ofensas que el mundo hace al Señor, y quisiera pasar todos los
tormentos por evitarlas...” 63
Pero a 21 de marzo de 1931, una fuerza de amor irresistible le
hace casi desfallecer, y siente cómo el Señor se agrada en que
comunique su alma con el padre Torres. Es la humildad de raíz, que
no es apocamiento sino santa temeridad y que es fruto del Amor:
“Después, estando en la Misa cantada, empecé a sentir allá dentro
una como fuerza muy grande de amor, yo creo que más fuerte que
nunca; no hacía nada, ni pensaba nada, más que amar; y como
esto crecía, crecía, no sabía qué hacer, pues notaba que me iba
como penetrando tanto de ese amor que se me borraba lo demás y
temía caerme. El amor en esos momentos es como algo concreto...
Bueno, no me sé explicar. Y luego lo inflamaba un como ‘no enten-
der entendiendo’, que dice en un verso el Santo Padre.64 Cuando
pasó esta intensidad, pude decir al Señor que no era eso lo que me
importaba sino el obrar las virtudes por su amor, pero me alarma-
ba notar que, sin embargo, tenía yo en mucho la gracia de parecer-
me que me había dado el Señor entonces, a pesar de lo que soy, un
poco de verdadero amor suyo.” 65
A estos sufrimientos intensos se unen otros por esta época muy
intensos también, causados por la persecución religiosa desatada en
España a raíz de la segunda República. Se proclamó el 14 de abril
de 1931. El 11 de mayo, fecha dolorosa y trágica para la Iglesia
66 La Madre Maravillas había solicitado del Sr. Nuncio permiso para salir
con su comunidad de clausura si la imagen del Sagrado Corazón de Jesús era ata-
cada para ellas defenderla aunque tuvieran que dar la vida entregándosela al Señor
como mártires. Meses más tarde recurrió al General de la Orden del Carmelo
Descalzo, que remitió la petición a S.S. Pío XI. Éste, en octubre de 1931, otorgó el
permiso, con las siguientes palabras: “Su Santidad se ha dignado conceder con
sumo gusto el favor pedido, colmando de bendiciones a toda la piadosa
Comunidad”. cf. Si tú le dejas. Vida de la Madre Maravillas de Jesús, Carmelita
Descalza. EDIBESA. Madrid 2001, pp. 166-167.
67 Cta. 306, al P. Torres, 23 de Mayo de 1931.
68 cf. Cta. 308, al mismo.
69 Cta. 314, al mismo.
«DOLOR Y CIELO» 557
no. Las cartas que ella envía a Roma, ahora son mucho más exten-
sas. Además de dar cuenta de su alma al padre, como éste se lo ha
pedido, se añaden consultas y noticias de los más variados asuntos.
Esto último no nos interesa para nuestro estudio. He aquí algunas
palabras que manifiestan la situación de la Madre: “En medio de
sentir tanto, como le digo, esa falta de todo y sangrar el corazón,
se comprende también cada vez más que “sólo Dios basta”... No
son consuelos sensibles, pero se nota como al Señor tan cerca, en
escondido. No puede dudarse que está allí, pero ¿cuándo será sin
esconderse?”77
A pesar de días de tedio profundo, su alma navega más tranqui-
la y serena.78 Y preciosa la carta de 10 de marzo. Las llamas del
amor divino abrasan el corazón de la Madre:
“Es enteramente así, según me dice: ‘dolor y cielo’... Estos
días parecía que no se podía más.... Es, durante el día, una como
presencia de Dios tan oscura, pero tan cierta, y el sentir así tan
claramente, pero entre velos, el amor del alma, es algo terrible,
porque la atrae, la enamora y no puede poseerle, ni aun siquiera
dejarlo todo para ocuparse sólo de Él [...] El amor al Señor, como
me dice, es “dolor y cielo”... Yo quisiera que este divino amor cre-
ciese en mi corazón hasta consumirlo de veras, y por otro lado ¡es
tan pobre y miserable lo que de él puede brotar!... /.../¿Cómo puedo
decir que mi amor es verdadero cuando sé, palpo, que si Él me
dejase yo volvería a ofenderle y tantas otras cosas que V. R. sabe?
Cómo comprendo lo de aquel santo: ‘El Amor no es amado...’.”.79
Así la del 20 del mismo mes: “El Señor va a llevar a cabo en este
abismo de miseria la obra de su amor”. Pero después de meses más
pacíficos vuelven las tempestades: La del 8 de mayo es desoladora,
como otras de tiempos anteriores. Y se produce el choque de siem-
pre.
Pero la unión altísima se va más y más realizando en la noche.
Escribe a 26 de Mayo: “Me pareció clarísimamente pero sin ver
nada, que el Señor estrechaba mi alma, diciéndole descansase allí,
sobre su Corazón... Y para continuar con el ansia de ganarle almas
creo crece de tal forma, que no puedo más que dejarle que así a
ciegas me abrase y me consuma, con un dolor que produce mi
impotencia o no sé que, pero que al mismo tiempo deseo que crezca
más y más.
Ayer domingo, al subir la escalera para ir al coro alto a la Misa
cantada, recogida, sí, pero sin ningún pensamiento particular, oí
claramente dentro de mí: ‘Mis delicias son estar con los hijos de
los hombres’. Estas palabras, que me impresionaron fuertemente,
entendí no eran en este caso para mí, sino como una especie de
petición que el Señor me hacía para que me ofreciera toda entera
por darle esas almas que Él tanto desea. Vi claramente, no sé
cómo, la fecundidad para atraer las almas a Dios de un alma que
se santifica, y tan hondamente me conmovió todo esto que con toda
el alma me ofrecí al Señor, a pesar de mi pobreza, a todos los sufri-
mientos de cuerpo y de alma con este fin. Me pareció entonces que
ese ofrecimiento estaba bien, pero que lo importante únicamente
era abandonarme a la divina voluntad entera y completamente
para que hiciese en mí cuanto quisiera, y aceptase del mismo modo
el dolor que el gozo. ¡Ay, padre, yo no puedo decir lo que experi-
menté...!
[...] ¡Quisiera tanto su santificación –de sus hijas– para que
ellas así le den al Señor ‘sus delicias’ salvándole almas! El día que
entendí esas palabras me ofrecía al Señor de tal modo que nada
exceptuaba, ni siquiera el infierno, si allí se pudiese estar amando
al Señor”.87
Del 23 de junio es una más de sus clásicas cartas: “enteramen-
te perdida”, pero gracias de amor, de apoyar su cruz en ella, etc.
“/.../ No me entiendo, padre. Me parece oscura, pero certísima-
mente, entender como nunca –aunque ya sé que no es que entien-
da–, esa íntima unión que el Señor desea con las almas, cómo en
Él está todo, sólo Él tiene importancia y su amor, que todo lo llena,
tan fuerte, tan tierno, y... no vivir todo esto, estando viéndolo... El
único remedio que veo es que el Señor me concediese la gracia de
poder dar mi vida por Él, puesto que dice es señal de verdadero
amor. Lo deseo vivamente, si es que algo deseo. Ahí tendría Él que
hacerlo todo... Qué bueno sería ¿verdad, padre? ¡Si mientras tanto
yo pudiese amarle!”.88
Preciosa vivencia trinitaria nos revela la carta del 22 de agosto
de 1933:
“Esta mañana me olvidé por completo de mí misma. ¡Qué
cosa! En estos momentos ni aun de la propia miseria hay memoria;
pero en cambio esta tarde me ha estado haciendo ver el Señor este
abismo y cómo yo debía ser muy otra para que pudiera consolar su
divino Corazón... Qué confusión tan grande tengo, padre; con paz,
sí, pero cuánto quisiera ser como el Señor me quiere, como tanto
derecho tiene a que lo sea... En esas operaciones secretas que
ahora ya no sé decir, es un recuerdo ahora de las tres Divinas
Personas y un ‘entender no entendiendo’, como dice el Santo
Padre, y se enciende el fuego del amor de tal forma pacífico, pero
tan intenso, que parece abrasa de veras y que ya quisiera cesar de
toda obra para no hacer más que amar. Y esa llama, aunque así
parece que abrasa, despierta tales deseos de amar más y más, que
sin perder la paz es un tormento profundo”.89
A continuación, en otra de agosto insiste sobre esas gracias,
ímpetus irresistibles de amor:
“¡Qué bien comprendo ahora lo que dice la Santa Madre al
explicar las gracias que el Señor le concedía, que la fuerza del
espíritu llevaba el cuerpo tras sí y se levantaba de la tierra! Esto
poquito que a mí me da en oscuro, viene con una fuerza o ímpetu
tan grande, aunque sin alboroto, que parece todo lo quiere llevar
hacia arriba. Porque esto también, padre, ahora no es como antes
(este antes es un antes de muchos años, pues ya sabe V.R. cuántos
hace que no tengo nada), que aparte de esa diferencia, que enton-
ces gozaba y descansaba en aquello que sentía de Dios, también
cuando sentía algo era dentro de mí; ahora también es dentro, pero
no sé explicarme, tiende a subir. Tengo deseos un día, si supiese
que V. R. tenía tiempo, de buscar unos pasajes en la Santa Madre
que hace tiempo no he leído y no recuerdo bien, pero que creo me
servirían para explicarle algo/.../ Ay, padre, pida al Señor que me
113 cf. Cta. 468 bis, al padre Florencio del Niño Jesús, ocd, 28 de abril de
1938.
114 Cta. 449, al mismo, 12 de enero de 1938.
115 Cta. 474, al mismo, sin fecha.
116 Cta. 472, mismo, sin fecha.
«DOLOR Y CIELO» 571
“¡Qué bien se hacen con los Santos Padres! Cada vez se agra-
dece más al Señor este tesoro de las obras de ellos que nos ha
dado, y desde sus lecciones, padre nuestro, nos hacen mucho más
bien todavía... No hay nada mejor sobre la tierra que ser carmelita
descalza, pero quisiera serlo de veras”.126 De poco tiempo después
es esta bella nota: “Entonces no hago más que, en un profundo
silencio interior, estar junto al Señor y amarle”.127
Se acerca el momento de poder dejar las Batuecas y de volver
al Cerro. En esta “noche pasiva del espíritu” se llega al sublime
abandono en las manos de Dios. He aquí sus sentimientos:
“Hace mucho tiempo que no he tenido deseo de nada exterior,
sino de que se cumpla en todo solamente la voluntad de Dios. ¡Éste
era mi único deseo desde hace muchos años, y ahora me encuentro
hoy deseando quedarme aquí, que esta soledad me encanta, este
sitio de tan santos recuerdos, tan de nuestra sagrada Orden!...
Padre, yo no quiero desear nada más que el hacer en todo la volun-
tad del Señor, y me da mucha pena notar en mí deseo de nada.
Todavía, padre, más miserias, que es un poco de consuelo el reve-
larlas para que vea más y más lo que soy y la verdad de lo que ayer
me decía. Me da el Señor habitualmente deseo de padecer. Aquello
de la Santa Madre lo digo yo con toda verdad: ‘Ya que no soy para
aprovechar, quisiera ser para sufrir’128 es lo que más me gustaba
de todo, porque me parecía me acercaba a Dios, etc. etc.
Hoy estoy sin ánimos, y temiendo el sacrificio de la separación
de estas hijas, de por vida, que, aunque nunca se lo digo a ellas,
me las tiene el Señor puestas muy en el corazón. ¡Cuándo estare-
mos en el cielo, donde no sea ya posible desagradar al Señor!”.129
En los últimos tiempos de su estancia en Batuecas, le parece
que se ha quedado como «muda» para hablar de su alma: “Como
no sé qué me pasa, que me he quedado completamente muda para
las cosas de mi alma, que por ahora ni puedo, ni tengo el menor
deseo de decirlas, ni de interrumpir este como gran silencio que
parece se ha hecho dentro de ella, quiero sí manifestarle lo muy
130 El alma que es purificada por Dios no queda como un corcho en sus afec-
tos. Los sigue teniendo, pero “en Dios”. Así es como ama la Madre a sus hijas, los
lugares etc. Dios, al endiosarnos, no nos hace piedras, insensibles, sino que aviva
en las personas el amor a las almas, más cuanto más vive el alma en Dios.
131 Cta. 542, al P. Valentín de San José, ocd, 27 de septiembre de 1942.
576 BALDOMERO JIMÉNEZ DUQUE
141 Cta. 829, al mismo, recibida por el Padre el 27 de octubre de 1972, fecha
en que la Madre sufrió el paro cardíaco.
142 Cta. 28, al P. Alfonso Torres, sj, noviembre de 1925.
143 Cta. 829, al P. Valentín de San José, 27 de octubre de 1972.
580 BALDOMERO JIMÉNEZ DUQUE
A MODO DE CONCLUSIÓN:
MADRE MARAVILLAS, TESTIGO DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA
1 Gn 12,1
584 FR. RAMÓN MARÍA DE LA CRUZ
11 Cta.366. 1932.
12 Cta.377. 1932.
13 Cta.64, 26.6.1927.
590 FR. RAMÓN MARÍA DE LA CRUZ
14 Cta. 54.
15 Cta. 64.
M. MARAVILLAS DE JESÚS. ACERCAMIENTO A SU EXPERIENCIA MÍSTICA 591
la relación con las personas. Madre Maravillas hace las cosas por-
que es adecuado hacerlas, independiente de su humor, de su atrac-
tivo. Este talante de abnegación y de olvido de sí en cuanto a los
estados de ánimo, se encuentra presente en la mística cristiana más
seria, ya desde los Padres del Desierto. Lo expresa muy bien Alois
M. Haas, quien considera esta actitud como un pilar de la espiritua-
lidad cristiana: En la vida espiritual es preciso trascender desde el
comienzo el campo de los estados de humor del alma hacia el nivel
anímico de la indiferencia, que cumple la voluntad de Dios con o
sin consuelo16. Esta es la idea que también expresa san Ignacio
cuando habla de “indiferencia”. San Juan de la Cruz, en su forma
tajante de presentar la experiencia espiritual dice: En lo cual se ha
de entender que, si el alma sintiere gran comunicación o sentimien-
to o noticia espiritual, no por eso se ha de persuadir a que aquello
que siente es poseer o ver clara y esencialmente a Dios, o que
aquello sea tener más a Dios o estar más en Dios, aunque más ello
sea17. Esta actitud independiente del oleaje caprichoso de lo aními-
co, tan bien comprendida por la Madre, asegura en ella una religio-
sidad fuerte y profunda, nada sujeta a los avatares de las circunstan-
cias personales o al medio que le rodeaba.
A esta “indiferencia” sobre sus sentimientos espirituales, hay
que añadir que su mística no es de evidencias. Aunque a veces
experimente un gozo radiante, a la larga siempre se le impone una
presencia escondida. No es tanto la imaginación la que funciona en
Maravillas, como sí estuvo muy presente en la vida de Santa
Teresa. Mientras que en el proceso místico teresiano, la imagina-
ción y la visión se hacen muy patentes –por lo menos durante gran
parte de su vida–, en Madre Maravillas ésta queda relegada de tal
manera, que nunca ve nada: ... no pienso nada, no hago nada; sin
ver tampoco nada ni exterior ni interiormente, siente el alma como
si se le mostrara un “algo” de Dios, que la hace abrasarse18. Lo
único evidente es que se le esconde: Cada vez me llena más aquello
de buscar al Señor por lo que no es...; cada vez le siento más ocul-
to, más escondido, más incomprensible...19 Esta mística es más
20 2S16,6-7.
21 2S14.
22 Cta. 455. 19.1.1938.
23 Cta. 336, 12.1931.
24 1N10,4.
M. MARAVILLAS DE JESÚS. ACERCAMIENTO A SU EXPERIENCIA MÍSTICA 593
por las cosas más pequeñas y sin importancia del convento, y luego
aquellas alturas de contemplación que se transparentaban29.
Esta interrelación entre la experiencia mística oscura de Madre
Maravillas y las actividades que realizó hacia fuera, nos llena de
admiración, pues parece imposible entender cómo un mundo inte-
rior tan lleno de sufrimiento pudo coexistir con una actividad hacia
fuera llena de vitalidad. De hecho, mientras en su alma todo se
derrumbaba, en su mundo exterior se dedicaba a construir y fundar
conventos; mientras que padecía dentro una soledad sin límites, sus
hijas y muchos que la conocieron la veneraban y amaban con el
más sincero de los afectos; mientras la ensalzaban y la querían por
priora, en lo íntimo había una convicción de ser nadie. Esta especie
de contradicción entre su mundo interno y externo refleja la guerra
a la que fue sometida y hace patente en la Madre la verdad cristiana
fundamental: En la cruz está la vida. Son dos mundos, pues, apa-
rentemente opuestos y, sin embargo, realmente entrelazados. De ahí
que de su pobreza naciera tanta riqueza; de experimentar su limita-
ción surgiera esa luz ilimitada que tantos percibían; en medio de su
gran soledad se manifestara la relación amorosa de todos; de su
vacío naciera la sobreabundancia del Espíritu que todo lo recrea.
El hecho de que la vida de Madre Maravillas integre de forma
tan equilibrada la vida de relación hacia dentro y hacia fuera, nos
ayuda a alejar de nosotros la tentación de reducir la mística a los
estados íntimos del alma, de los que hablamos más arriba. Si bien
una visión quietista o espiritualista ha reducido la experiencia de
Dios a sentimientos interiores, la Madre se sitúa, por el contrario,
en la mejor línea de la reforma carmelitana, tan equilibrada en este
sentido. Además, esta visión integradora pertenece a lo más nuclear
del cristianismo, pues éste exige que el amor a Dios se haga eviden-
te en la virtud, en el amor al hermano30, lo que significa, ante todo,
capacidad para abrirse al otro, diferente de mí. Este es el gran reto
con el que se ha de enfrentar la mística si no quiere quedarse redu-
cida a meros estados, oscuros o gozosos, del alma. Madre
Maravillas sabía esto: Yo sé que nada de lo que experimenta mi
alma es suyo [del alma], que lo sólido son las virtudes31. Ante sus
estados íntimos dice: Estos días en general han sido de luz y deso-
lación, hasta ayer, que todo ha desaparecido y me veo envuelta en
una desolación terrible: falta de fe, desaliento, tedio, etc. Con la
ayuda de Dios voy a procurar hacer de esto el menor caso posi-
ble32. De hecho, esto es expresión clara de la visión teresiana sobre
la vida de oración de la que nos habla en el Camino de Perfección.
Son las virtudes del amor, del desprendimiento y de la humildad las
que certifican que la persona tiene una experiencia religiosa autén-
tica; todo lo que no pase por aquí es una mística desencarnada y
evasiva.
Ahora bien, aunque Santa Teresa no lo aclara en su Camino de
Perfección, estas virtudes sólo pueden hacerse profundas desde
dentro. No es posible crear un mundo virtuoso fundado en la pro-
pia voluntad, pues quedaría reducido a mera ascesis; sería la virtud
del ego. Para que la virtud realmente lo sea, ha de ser el resultado
de un desbordamiento hacia fuera de la vida íntima de relación con
Dios. Es entonces cuando la caridad es parte de la vida mística,
consustancial a ella. En este sentido, el P. Finiano, General de la
Orden del Carmelo Descalzo, en la carta de postulación que pre-
sentó para el proceso de Madre Maravillas, se refiere a esta inte-
rrelación al hablar de la Madre: ... la perenne y fiel atención amo-
rosa a Jesús, más bien que extrañar del mundo y de hacerse
insensible a los sufrimientos y a las necesidades de los hermanos,
crea en el corazón que se da a Dios nuevas posibilidades y mucho
mayores, de comprensión, de compasión, de participación, de
ayuda generosa33.
En Madre Maravillas es incuestionable esta integración entre su
vida íntima y la relación con el mundo en que le tocó vivir. Puede
resultar extraño que una monja descalza con hábito de estameña,
tras unas rejas medievales, amparada por costumbres del s.XVI que
quiso mantener aun después de las reformas del Concilio Vaticano
II, sea capaz de entrar en diálogo con el mundo moderno. Pero esta
31 Cta. 49.
32 Cta. 156.
33 P. Finiano de la Reina del Carmelo, Carta Postulatoria, 15 de octubre
de 1975.
M. MARAVILLAS DE JESÚS. ACERCAMIENTO A SU EXPERIENCIA MÍSTICA 597
34 CV 41,7.
35 Si tú le dejas..., Madrid 1977, p.215.
598 FR. RAMÓN MARÍA DE LA CRUZ
«Se puede uno santificar con una vida sencilla y humilde, “sin
perifollos”».1 «Si de veras le servimos y le amamos, eso es la san-
tidad».2 «¡Cómo complicamos nosotros la santidad! Y es muy sen-
cilla: nada más que dejarse, confiada y amorosamente, en brazos de
Dios, queriendo y haciendo a cada momento lo que creemos que Él
quiere. Claro que cuesta, pero eso es una cosa muy buena para que
podamos probarle nuestro pobrecico amor».3 «La caridad para con
Dios se mide por la caridad que se tiene con el prójimo, y ésta roba
el Corazón del Señor... y el de las criaturas también».4 «Me costaba
empezar a ocuparme de las cosas de la vida, pero, por otra parte,
sentía como necesidad de ejercitar la caridad, aunque sea en peque-
ñeces, para probarle a Él el amor, y en hacer, en estas cosas exte-
riores que tanto cansan...».5
Estoy por asegurar que si, sin decir nada ni apuntar siquiera una
pista, diésemos estos dos párrafos al análisis concienzudo y hondo
de los «expertos» que tanto abundan, no dudarían en atribuir el
primero a un alma exquisitamente mística, a una persona, dirían los
sabihondos, «de alta vida contemplativa», mientras que el segundo
sería atribuido probablemente, también sin duda, a lo que llamarían
«una persona de vida activa, a un espíritu comprometido social-
mente». Y, miren ustedes por dónde, resulta, sin embargo, que tanto
el primer párrafo como el segundo pertenecen a la misma y única
santa persona: la Madre Maravillas de Jesús, que, sin miedo a equi-
vocarse, uno puede definir perfectamente como «una santa contem-
plativa del siglo XX, al servicio de la Iglesia y de los pobres».
Ciertamente no sabe uno ante qué sentir más estupor, si ante la
desarmante sencillez realista del primer párrafo, o ante el sencillo
realismo desarmante del segundo. El peligro y el riesgo de creerse
el centro del mundo –que no es algo de lo que los santos carezcan,
sino una tentación que los santos consiguen dominar y evitar–, está
en no saber salir de la mediocridad del propio egoísmo ramplón y
rastrero y, por consiguiente, en no acertar a ver, con plena nitidez
espiritual, eso que los santos, desde la perspectiva de su altura espi-
ritual, consideran de cajón.
Escribo esta reflexión a bordo de un avión: acabamos de despe-
gar de un aeropuerto envuelto en la más cerrada niebla; el aguacero
que caía abajo creaba auténticas cortinas de agua que un viento
racheado llevaba de acá para allá. En prácticamente dos minutos el
avión, poderoso, ha salido de los nubarrones negros y, arriba, luce
el sol. Eso me ha hecho establecer inmediatamente el fácil parale-
lismo con lo que yo imagino que debe de suceder en la vida espiri-
tual: los que vivimos abajo, entre la niebla, no nos damos cuenta,
pero todo debe de ser cuestión de subir poderosamente, de salir de
ella... y la luz estalla, como estalla, irreprimible, el aroma contagio-
so de la libertad, o el esplendor inocultable de la verdad. Digo yo
que será algo así...
6 Era así. Madre Maravillas de Jesús, Madrid 1993, prólogo, pp. XII.XIII.
UNA SANTA CONTEMPLATIVA DEL SIGLO XX 603
Nada de teorías
8 cf. Dichos de luz y amor, 60. La cita exacta es: “A la tarde te examinarán
en el amor”.
606 MIGUEL ÁNGEL VELASCO PUENTE
Testimonios elocuentes
Un chalet en El Plantío
Era una niña. En Bullas (Murcia), sus padres tenían una finca
llamada «El Carrascalejo». En ella Maravillas se ganó el corazón
de la gente más humilde, con la que, en sus carros de labranza, iba
desde la finca hasta el pueblo. A quien, asombrado, preguntaba:
«pero ¿qué hace usted aquí?», ella le contestaba: «¿No vas tú?;
pues yo, igual...» No sólo les enseñaba el catecismo –la doctrina,
como se decía entonces–, sino que organizó ya una miniescuela
para niñas que no sabían leer ni escribir, y ella les enseñaba y les
daba premios y regalos. Cuando, pasado el tiempo y ya mayores,
muchos de ellos rememoraban aquellos días, comentaban: «Pues
¿quién lo podía hacer más que la señorita Maravillas? Ya se veía lo
que iba a ser...».25
Hubo un menester, de los que interiormente rigen la vida de un
convento de clausura, por el que la Madre Maravillas sentía predi-
lección: el de sacristana, porque era «cuidar directamente las cosas
del Señor, cuidarle a Él». En Duruelo, llevaba el capellán al conven-
to ornamentos litúrgicos para que las monjas los arreglasen, y
comentaba ella: «El pobre más andrajoso no viste como está mi
Jesús en estos pueblos. Es que no se puede concebir, y con un olor
a mugre que anda por todos lados, que se puede raspar con cuchillo
en los ornamentos. Yo una noche no pude dormir. ¡Mire que es
humildad y amor de nuestro Dios tener que mendigar así para Él!»26.
de los años, para hacer miles y miles de reliquias, con las que
innumerables personas alcanzarían multitud de gracias de cuerpo
y alma.
Quien haya llegado a este punto en la lectura de estas páginas,
es muy posible que haya sacado la siguiente conclusión: la Madre
Maravillas no es una santa encopetada –o «encapotada», según
expresión teresiana–, sino una mujer equilibrada, sencilla, llena de
dulzura, caridad y compasión, y poseedora, en grado sumo, del
encanto que viene de Dios. Entregada al Amor, todo lo que hace lo
transforma en amor.
Tal vez, alguno pudiera imaginarla sentada siempre en su archi-
vo, puestas las gafas –que no las tenía–, enfrascada en solucionar
difíciles asuntos, o trazando con mano inflexible el destino de sus
fundaciones o de sus monjas. Pues se equivoca de medio a medio.
Cuando tenía que ejercer su cargo de priora con fortaleza, cierta-
mente lo ejercía, aunque nunca con dureza. Pero era también la
primera en reír de buena gana cualquier ocurrencia simpática de sus
hijas, o cualquier sucedido chispeante. Ayudaba de mil amores a
echar de comer a los conejos, a sujetar la vaca, a matar una rata...
Veamos algunos de estos episodios, narrados por ella misma.
«Que se escape la vaca no es ningún problema. Va la hermana
Virginia diciendo: “Mon, mon”, la vaca la espera, y ella le echa la
cuerda. Este año la ha tenido pastando todo el tiempo, llevándola
del dogal como si fuese un perro. Si le cogía una ramita que no
debía, le daba en el hocico; y ella, como si fuese un corderito. El
otro día estaba pastando y se tuvo que ir la hermana. Yo le dije que
yo la tendría; pero como vio que no era Virginia, no sabe qué mira-
das me echaba, como diciendo: “Ahora mando yo”. Yo veía sus
intenciones de apretar a correr, por lo que empecé a chillar:
“¡¡Venga, venga, que no la domino!!”; y en cuanto ella llegó, pues
nada. ¡Y eso que somos bastante amigas!».
Y vamos ahora a la caza de la rata, cosa bien desagradable, por
cierto:
«Estoy malamente herida en las manos, de resultas de una lucha
a brazo partido que tuve ayer con una rata. Entramos en el palomar
la hermana Dolores y yo, y nos salió de un nidal, saltando al suelo,
una rata fenomenal. En el suelo, con los ladrillos que han puesto de
644 ALBERTO JOSÉ GONZÁLEZ CHAVES
6 “All´inizio del secolo XVI, La Curia Romana, oltre che con i Concistori,
funzionava con la Cancelleria, la Rev. Camera apostólica, La Sacra Romana Rota
e la S. Penitenzieria, i più antichi organismi curiali, a cui si aggiunsero la Dataria
apostolica, la Segnatura (divisa in seguito in Segnatura di giustizia e Segnatura di
grazia), la Segreteria (di Stato), sorta sotto il pontificato di Martino V (1417-31),
con il compito di attendere alla corrispondenza diplomatica della Sede apostolica.
Questa organizzazione si protrasse sino alla riforma attuata da Sisto V. Egli
non fu un innovatore in senso assoluto, ma ebbe il merito di aver dato forma stabi-
le all´organizzazione della Curia con l´aumentare il numero delle Congregazioni
(alcune delle quali -ma assai poche- preesistenti) e di averle fatte entrare in un
disegno generale”. Palazzini, P., Prefazione, en AA.VV,. Miscellanea in occasione
del IV centenario della Congregazione per le Cause dei Santi (1588-1988), p. 4.
Ver Del Re, N., Sisto V e la sua opera di riorganizzazione del governo centrale
della Chiesa e dello Stato, Roma, 980, pp. 45s.
7 Sixto V, Const. Immensa Aeterni Dei omnium Opifex (22 de junio de
1587), en Bullarium Romanum, VIII, 985-999.
8 Low, G., art. cit., 591.
EL PARECER DE LOS TEÓLOGOS SOBRE LA HEROICIDAD DE LAS VIRTUDES... 651
9 Papa, G., La Sacra Congregazione dei Riti nel primo periodo di attività
(1588-1634), en AA.VV., Miscellanea in occasione del IV centenario della
Congregazione per le Cause dei Santi (1588-1988), p. 19.
10 Sobre la competencia de estos auditores de Rota que actuarán en la nueva
Congregación ver Cerchiari, E., Capellani S. Palatii Apostolici des Auditores
Rotae, Romae, 1928, I, pp. 425-445.
11 cfr. Lefebvre, CH., Relationes inter Sacram Rituum Congregationem et
Sacram Romanam Rotam, p. 53-54.
652 ALBERTO ROYO MEJÍA
20 cfr. Urbani VIII Decreta, l.c., 484. “Un altro punto che causò molti ritar-
di e non fu sempre ben interpretato, fu la prescizione di Urbano VIII secondo cui
non si poteva in alcun modo procedere ‘ad effectum Canonizationis seu
Beatificationis, aut declarationis martyrii, nisi lapsis 50 annis ab obitu illius’, e
anche dopo i 50 anni soltanto con un espresso permesso del Papa. Si permetteva
però la costruzione dei processi ordinari, sia di quelli ‘in genere’, come di quelli ‘in
specie, ne pereant testes’, anche prima del cinquantennio, ma i detti processi dove-
vano essere igillati e conservati chiusi. Misura questa molto severa, ma sapientissi-
ma; la fama di santità, nata attorno ad un personaggio morto da poco, doveva
subire, per dire così, la prova della sua consistenza reale” LOW G., art. cit., 593.
21 “...et examinibus testium, et compulsationibus jurium, et scripturarum
quarumcumque, confectionibus plantarum, visitationibus sepulchrorum, et aliis
quibuscumque...” Urbani VIII, Decreta, 486.
22 “Todas las causas de los Siervos de Dios se paran a causa del tema del
culto”, en una carta de Pedro Quintanilla O.F.M. Cfr. Toletana, Canonizationis
Beatae Beatricis de Silva, fundatricis Monialium Francescalium a sanctissima
Conceptione (+1492). Positio super vita et virtutibus ex officio compilata, Roma,
1970, pp. 187-196.
EL PARECER DE LOS TEÓLOGOS SOBRE LA HEROICIDAD DE LAS VIRTUDES... 655
23 Todas las citas que haremos de esta obra serán según la edición realizada
en Prati en 1839-1842, Opus de Servorum Dei Beatificatione et Beatorum
Canonizatione (Opera Omnia in Tomos XVII distributa), Prati 1839. (Aunque se
habla de 17 tomos, en realidad son 18, pues el tomo 17 está compuesto de dos).
Anteriores a ésta hay otras ediciones importantes: la primera es la de Bolonia 1734,
y después vinieron Padua 1743, Roma 1747, Venecia 1767, Nápoles 1773 y Roma
1783. El mejor resumen sobre la doctrina de Benedicto XIV en esta obra es E. de
Azevedo, Sanctissimi Domini Benedicti Papae XIV doctrina de Servorum Dei
Beatificatione et Beatorum Canonizatione in Synopsim redacta, Napoles 1853-
1854. Otros estudios interesantes sobre la doctrina de Benedicto XIV en este tema
son: A. Casieri, La perfezione cristiana in Benedetto XIV con particolare riferi-
mento all’etá giovanile, cit.; M. Ciappi, II concetto cattolico della santità in S.
Tommaso e Benedetto XIV, en La figura e l’opera di Benedetto XIV, Bologna 1959;
A. Rossi, Il concetto di virtù eroica in Benedetto XIV, en Revista di Ascética e
Mistica, 4, 1961, 608-614.
656 ALBERTO ROYO MEJÍA
sitos del martirio, con los signos por los que éste puede ser recono-
cido.
Después de haber tratado extensamente sobre el martirio como
criterio de santidad, Benedicto XIV habla sobre “las causas de con-
fesores, ya sean pontífices o no pontífices, e igualmente sean vírge-
nes o no vírgenes, y viudas (...) para los cuales la cuestión de la
excelencia de las virtudes equivale a la cuestión del martirio para
los mártires”, pues a ellos “pro laboribus multis, pro moribus cas-
tis, pro actis strenuis celsioris loci praemium deberetur”24, con lo
que ya al principio del capítulo delimita el alcance de este tema:
con esta enumeración incluye de modo implícito a todos los fieles,
pues así como no todos son llamados al martirio, sí todos son invi-
tados a la santidad de las virtudes.
Después, Benedicto XIV analiza las principales definiciones
que han dado los autores de la virtud heroica en relación a las cau-
sas de los santos. De ellas sacará algunos puntos en común:
Constituye un grado de virtud que no proviene totalmente del
esfuerzo humano, si bien lo requiere. Su origen está en la actuación
del Espíritu en el alma, y en este sentido se asemeja a los dones,
aunque en el caso de la virtud heroica hay un gran margen conce-
dido a la acción humana. Por otro lado, capacita para actuar con
respecto a cualquier virtud concreta de un modo superior al común
(excedunt operandi modum, quem viri, etsi probi, sectantur), supe-
rando sin duda lo que es propio de la naturaleza, pero también lo
que es habitual en la naturaleza auxiliada por la gracia de Dios.
Como consecuencia, permite actuar con especial alegría, con per-
severancia y abnegación en la lucha contra el pecado y en el ejerci-
cio del bien. Sus manifestaciones externas no consisten en uno u
otro acto heroico aislado, como podría ocurrir con el sacrificio de
los mártires, sino una serie continuada de actos, sin que haya inte-
rrupción en toda la vida o desde un momento determinado de la
vida cuando se comienzan a dar. El fruto en el alma es que aseme-
jan a aquel que las practica a Dios, culmen de toda perfección (ad
Dei similitudinem accedentem), de un modo superior al resto de los
hombres.
27 Opus de Servorum Dei..., III, c. 21, n. 11, pp. 217-218. cf. Santo Tomás,
Summa Theologiae, 2-2, q. 152, a. 3, ad 2.
28 Ibid.
EL PARECER DE LOS TEÓLOGOS SOBRE LA HEROICIDAD DE LAS VIRTUDES... 659
34 Juan Pablo II, Const. Ap. Divinus perfectionis Magister, 25-I-1983, ASS
75 (1983), 349-355.
35 cfr. Gumpel, P., Il Collegio dei Relatori in seno alla Congregazione per
le Cause dei Santi. Alcuni commenti e osservazioni di un Relatore, en AA.VV.,
Miscellanea in occasione del IV centenario della Congregazione Per le Cause dei
Santi (1588-1988), 299-237.
EL PARECER DE LOS TEÓLOGOS SOBRE LA HEROICIDAD DE LAS VIRTUDES... 663
40 Los votos son los pareceres escritos de los Consultores, auténticos traba-
jos de estudio y valoración de la santidad del Siervo de Dios de cuya Causa se trate.
Su extensión puede variar según las características de la Causa.
41 Ver Relatio et Vota Congressi Peculiaris Super Virtutibus (edición espa-
ñola), pp. 162-167.
EL PARECER DE LOS TEÓLOGOS SOBRE LA HEROICIDAD DE LAS VIRTUDES... 665
42 Ibid., p. 57.
666 ALBERTO ROYO MEJÍA
43 Ibid., p. 23.
EL PARECER DE LOS TEÓLOGOS SOBRE LA HEROICIDAD DE LAS VIRTUDES... 667
45 Ibid., p. 120.
46 Ibid., p. 144.
EL PARECER DE LOS TEÓLOGOS SOBRE LA HEROICIDAD DE LAS VIRTUDES... 669
47 Ibid., p. 148.
670 ALBERTO ROYO MEJÍA
56 Summarium, p. 80.
57 cfr. Informatio, pp. 455-456.
58 cfr. carta 28.
674 ALBERTO ROYO MEJÍA
59 Summarium, p. 503.
60 Carta 66.
61 cfr. Summarium, pp. 83-84.
62 cfr. Informatio, pp. 578 ss.
EL PARECER DE LOS TEÓLOGOS SOBRE LA HEROICIDAD DE LAS VIRTUDES... 675
AÑOS 1974-1975
DESTELLOS DE UNA SANTIDAD QUE NO MUERE
inspiraba ningún temor, sino amor y veneración. Fue una fila larguísima de
personas de todas las clases sociales, hombres, mujeres y niños, que se abra-
zaban a sus manos y la besaban. Todos entraban en absoluto silencio, tocaban
a su cuerpo pañuelos, rosarios, trozos de tela... Ya desde la tarde del día 11,
las monjas habían estado pasando continuamente por el cuerpo de la Madre
los objetos que la gente les daba por el torno para este fin.
Días después, con fecha 30 de diciembre de 1974, el doctor forense hizo
un estudio detallado del caso, sacando la conclusión de que «hemos observa-
do signos suficientes que permiten afirmar la muerte real de la Madre
Maravillas de Jesús Pidal y Chico de Guzmán, presentando la evolución de
los fenómenos cadavéricos y la marcha de los fenómenos putrefactivos unas
anomalías sin base científica para explicarlas en el estado actual de nuestros
conocimientos».2
Al extenderse la noticia de la muerte de la Madre, comenzaron a llegar al
carmelo de La Aldehuela innumerables testimonios sobre su santidad, así
como sobre favores obtenidos por su intercesión. Se escribió en enero de 1975
la Carta de edificación, con el título La Madre Maravillas de Jesús, carmelita
descalza, una sencilla circular con una breve semblanza, como suele hacerse
siempre en el Carmelo a la muerte de una monja, para enviar a otros conven-
tos y a personas allegadas. Al recibir esta Carta, fue tal la explosión de gozo,
que comenzaron a pedirla insistentemente no sólo religiosos y sacerdotes,
sino seglares de todas las clases sociales. Fue necesario hacer más de 30.000
ejemplares. Al convento de La Aldehuela sobrevino un auténtico aluvión de
cartas y testimonios, en los que se recogía la impresión generalizada de que
la Madre Maravillas era una santa. Además solicitaban con urgencia reliquias
y más información sobre ella.
AÑOS 1975-1980
SE INICIA EL CAMINO PARA LA GLORIFICACIÓN DE LA MADRE
3 Reproducimos también estas palabras del Acta, porque en los designios de Dios
señalaron al Postulador que ha llevado la Causa desde sus mismos principios hasta su cul-
minación gozosa con la canonización de la Madre: «En virtud de las presentes, designamos
y constituimos Postulador de la referida Causa de beatificación al reverendo padre Simeón
de la Sagrada Familia, con todas las facultades necesarias y oportunas en derecho, para
disponer y ocuparse en nuestro nombre de todo aquello que estime necesario para una
diligente tramitación de la Causa». Y firman más adelante: «Dolores de Jesús Gandarias
Urquijo, priora. Ante mí: Eduardo López Pérez. V° B°: el Juez Eclesiástico: Juan
Fernández». Archivo de las CC.DD. de La Aldehuela.
HISTORIA DE LA CAUSA DE CANONIZACIÓN DE M. MARAVILLAS 681
4 He aquí la traducción del texto que envió el cardenal Wojtyla a la priora de aquel
carmelo, agradeciéndole su obsequio: «Agradezco cordialmente sus oraciones tan valiosas
y su felicitación, con motivo de mis aniversarios y de la fiesta del Espíritu Santo. Dios se
lo pague todo, su carta y los recuerdos de Madre Maravillas, que falleció en olor de santi-
dad. La santa Iglesia se alegra siempre de aquellos hijos e hijas que, por su vida, dan gloria
a Dios. Karol card. Wojtyla, 17 mayo 1976». Carta original conservada en las CC.DD. de
La Aldehuela.
HISTORIA DE LA CAUSA DE CANONIZACIÓN DE M. MARAVILLAS 683
AÑOS 1981-1983
PROCESO COGNICIONAL EN MADRID - EXHUMACIÓN
AÑO 1984
PROCESO SOBRE UN MILAGRO EN SALAMANCA
5 Este joven doctor había conocido y tratado a la Madre Maravillas por medio del
Carmelo de Cabrera, y durante sus años de estudios de medicina en Madrid la visitó algunas
veces en La Aldehuela.
HISTORIA DE LA CAUSA DE CANONIZACIÓN DE M. MARAVILLAS 689
1985-1993
PREPARACIÓN Y ENTREGA DE LA POSITIO SUPER VIRTUTIBUS
Maravillas. Don Francisco, desde el principio, mostró enorme interés por esta
Causa y por la figura de la Madre, desempeñando con grande competencia y
entusiasmo su cargo.7
A partir del nombramiento del Relator y bajo su dirección, en Roma se
fue preparando la Positio super virtutibus de la Sierva de Dios, es decir, el
informe amplio y la documentación correspondiente sobre la vida y virtudes
de la Madre, en orden a probar su santidad y a obtener del Santo Padre –y en
definitiva de la Iglesia–, los honores de la declaración de virtudes heroicas, de
beatificación, y más tarde de canonización. Esta Positio habría de recoger,
ordenar y estudiar científicamente todo el material presentado en el Proceso
cognicional y las declaraciones de los testigos. Fue una labor ingente, de
mucho trabajo, muchos viajes, muchas investigaciones y también muchos
sufrimientos, si consideramos la voluminosidad de la Positio y el deseo de
satisfacer cuanto antes a tantas personas que continuamente preguntaban por
el final de la Causa.
En 1987, la preparación de la Positio estaba ya muy adelantada. Es enton-
ces cuando se solicitó del nuevo cardenal arzobispo de Madrid-Alcalá, don
Ángel Suquía, el nombramiento de dos censores de esta diócesis que dieran
su parecer acerca de los escritos de la Madre Maravillas recogidos durante el
Proceso. En sus respectivos Informes, cada uno de los censores tendría que
poner de relieve el contenido fundamental de dichos escritos, su conformidad
con los principios morales y dogmáticos de la Iglesia –lo mismo si hubiera
que anotar alguna cosa en contra–, su riqueza espiritual, su valor de ejempla-
ridad cristiana, religiosa, contemplativa, carmelitana... Estos informes debe-
rían ser después unidos a las demás piezas de la Positio.
Los dos censores teólogos realizaron unos informes espléndidos, amplios
y profundos, después de haber examinado los escritos con competencia y
detenimiento, y el 25 de octubre de 1988 el cardenal Suquía envió a la
Congregación de los Santos el Processiculus Diligentiarum, con los votos de
dichos censores sobre los escritos de la Madre.
El trabajo de la Positio super virtutibus quedaba concluido el 16 de julio
de 1993, día de «nuestra Madre Santísima», según expresión carmelitana, con
la firma del Relator, que daba su «visto bueno». El día 3 de diciembre de este
AÑOS 1994-1996
ESTUDIO Y DISCUSIÓN DE LA POSITIO SUPER VIRTUTIBUS - DECRETO
SOBRE LAS VIRTUDES HEROICAS
El día 1 de octubre de este mismo año 1996, fiesta de santa Teresa del
Niño Jesús y comienzo del primer centenario de su muerte, tuvo lugar el últi-
mo paso previo al reconocimiento pontificio de las virtudes heroicas de la
Madre: la «Congregación Ordinaria» de los señores cardenales, arzobispos y
obispos de la Congregación de los Santos. En el Palacio Apostólico Vaticano,
a las 10 de la mañana, comenzaba la sesión en la que deberían tratar de nuevo
sobre las virtudes heroicas de la Sierva de Dios, y ofrecer al Santo Padre un
juicio definitivo para obtener de él la promulgación del «Decreto» aprobatorio
de las mismas. Hizo de «Ponente» en la Asamblea el Excmo. señor don
Piergiorgio Silvano Nesti, c.p., arzobispo de Camerino-San Severino Marche.
Aunque el resultado de estas reuniones no se hace público por medio de un
documento escrito (al contrario de cuanto se hace con los «Congresos
Peculiares de los Consultores Teólogos»), sabemos con certeza, por informa-
ciones autorizadas y del todo fidedignas, que el éxito de esta «Congregación
Ordinaria» de cardenales y obispos fue afirmativo y favorable, por unanimi-
dad y con grande emoción y entusiasmo. Toda la discusión transcurrió no sólo
«bene» (bien) sino «benissimo», como dicen en italiano, es decir, óptimamen-
te. Y añado «con emoción y entusiasmo», porque descubrieron en la Sierva de
Dios Madre Maravillas de Jesús, en su vida, en sus fundaciones y en sus
escritos, «una figura gigantesca de santidad», una de las mayores «santas» que
han pasado por la Congregación en nuestros tiempos, un «perfecto modelo de
vida contemplativa y carmelitana para la Iglesia», como hija preclara de la
grande santa Teresa de Jesús, a la cual algunos han querido compararla hon-
rándola con el apelativo de «la santa Teresa de Jesús del siglo XX».
Como conclusión de todos estos trabajos y discusiones, el 17 de diciem-
bre de 1996, en presencia de Su Santidad Juan Pablo II, fue proclamado el
«Decreto de Virtudes heroicas» de la Madre Maravillas, junto a otros trece
decretos más, referentes al milagro de tres venerables, al martirio de dos
Siervos de Dios y a las virtudes heroicas de otros ocho Siervos de Dios.
Estaban presentes en el acto, entre otros, varios cardenales ponentes de
estas Causas; el Proprefecto del dicasterio de las Causas de los Santos, Mons.
Alberto Bovone; el Secretario Mons. Edward Nowak; el Subsecretario Mons.
Michele di Ruberto; el Promotor General de la Fe, Mons. Sandro Corradini;
los Postuladores generales de las Causas, entre ellos el que esto escribe.
En el «Decreto de Virtudes heroicas», después de haberse repasado los
hechos más importantes de la vida de la Sierva de Dios, entre ellos su activi-
dad como fundadora de monasterios, se van enumerando sus virtudes y las
manifestaciones más evidentes de las mismas, y se termina con el breve his-
torial de su Causa de beatificación y canonización y con la solemne declara-
696 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
ción del Papa Juan Pablo II, allí presente, de que constaba de la heroicidad de
las virtudes teologales, cardinales y anejas practicadas por la Madre. En una
palabra, que su vida de cristiana y de carmelita descalza había sido verdade-
ramente heroica. A partir de este momento, la Madre recibía el apelativo de
«Venerable». Con la declaración de las virtudes heroicas de la Madre, se abría
la posibilidad de estudiar el presunto milagro atribuido a su intercesión, cuyo
Proceso, según vimos, se llevó a cabo en la diócesis de Salamanca en 1984.
AÑO 1997
APROBACIÓN DEL MILAGRO PARA LA BEATIFICACIÓN
14 Positio super miraculo, relazione della seduta della C.M. della Congregazione
delle Cause dei Santi del 24 aprile 1997, p. 2.
15 Ibid., pp. 3-4.
HISTORIA DE LA CAUSA DE CANONIZACIÓN DE M. MARAVILLAS 697
ENERO-MAYO 1998
HACIA LA BEATIFICACIÓN
Durante los primeros meses del año 1998 había mucho que trabajar en la
Postulación de la Causa de la Madre Maravillas. La Santa Sede había fijado
la fecha de su beatificación para el día 10 de mayo, V domingo de Pascua, y
no había tiempo que perder. Primero, debía efectuarse un reconocimiento de
los restos mortales de la venerable Madre, según se suele hacer antes de pro-
ceder a la beatificación de un Siervo de Dios.
El día 16 de febrero, en el Carmelo de La Aldehuela, donde se encuentra
el sepulcro de la Madre, tuvo lugar este acto sencillo y a la vez solemne y
lleno de emoción. Estábamos presentes el señor Obispo de Getafe, don
Francisco José Pérez y Fernández-Golfín, el tribunal por él constituido, varios
médicos, entre ellos dos que también habían asistido a la primera exhumación
10 DE MAYO DE 1998
SOLEMNE BEATIFICACIÓN
homilía que «las nuevas beatas [...] significan un don de Dios a su Iglesia ante
las puertas del tercer milenio; ellas son fruto de santidad, es decir, de la huma-
nidad nueva en la que brilla la Humanidad de Cristo. Las once nos enseñan
que la santidad consiste en clavarse con Cristo en la cruz, de donde brota el
agua que salta hasta la vida eterna».
La plaza de San Pedro, flanqueada por la imponente columnata de
Bernini y la grandiosa Basílica renacentista, cuya fachada estaba por enton-
ces totalmente cubierta con andamios, acogía el 10 de mayo a los más de
20.000 españoles y libaneses que habían llegado desde todos los rincones de
la península, con sus obispos, para asistir a la beatificación de la Madre, de
otras diez religiosas españolas mártires de la guerra civil de 1936, entre ellas
otra carmelita descalza, la Madre Mª Sagrario de San Luis Gonzaga, que
también pertenecía a la Postulación de la Orden, y del monje maronita liba-
nés Nimatullah Kassab Al-Hardini. La mañana era espléndida, y el sol
radiante parecía resaltar aún más la desbordante alegría de los peregrinos.
Miles de banderas españolas y libanesas y de pañuelos agitados, y un clamor
de vivas y aplausos acogió a S.S. Juan Pablo II cuando éste apareció en la
plaza a las 10 de la mañana.
Tomamos parte de la crónica del L’Osservatore Romano, en su edición
española del 15 de mayo de 1998: «Juan Pablo II beatificó a doce siervos de
Dios: once religiosas españolas, diez de ellas mártires de la guerra civil espa-
ñola, y un monje libanés. Fueron los siguientes: Rita Dolores Pujalte Sánchez
y Francisca del Corazón de Jesús Aldea Araujo, vírgenes y mártires, de la
Congregación de las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús;
María Gabriela de Hinojosa y seis compañeras, vírgenes y mártires, de la
Orden de la Visitación de Santa María; María del Sagrario de San Luis
Gonzaga, virgen y mártir, de la Orden de Carmelitas Descalzos; Nimatullah
Al-Hardini Youssef Kassab, presbítero, monje de la Orden Maronita libanesa;
y Maravillas de Jesús Pidal y Chico de Guzmán, virgen, de la Orden de
Carmelitas Descalzos [...]. Después del rito de Introducción, se acercaron al
altar para pedir la beatificación los Cardenales Antonio María Rouco Varela,
Arzobispo de Madrid, Nasrallah Pierre Sfeir, Patriarca de Antioquía de los
Maronitas, y Monseñor Francisco José Pérez y Fernández-Golfín, Obispo de
Getafe (España), con los Postuladores de las Causas: los padres Romualdo
Rodrigo, o.a.r., Simeón de la Sagrada Familia, o.c.d., y Paul Azzi. Correspondió
al Cardenal Rouco postular la beatificación de los doce siervos de Dios; a
continuación leyó una breve biografía de cada una de las religiosas mártires;
el Cardenal Sfeir leyó la del monje libanés, y Monseñor Fernández-Golfín la
de la Madre Maravillas de Jesús».
700 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
AÑOS 1998-2002
EL MILAGRO PARA LA CANONIZACIÓN
1. El hecho
17 Los sucesos que a continuación se narran están sacados de los Actos del Proceso
y de testimonios de los interesados, que se conservan en el archivo de las CC.DD. de La
Aldehuela.
704 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
a nadie. Fue el dolor más grande que se puede sentir», dijo días después
Alicia. Con el nerviosismo y la desesperación del momento, tardaron varios
minutos en subir al coche de la familia y arrancar en dirección al pequeño
hospital del pueblo.
A las 16.00 horas aproximadamente, llegaron al «Hospital de San Blas»,
de Nogoyá. Les atendieron el médico de guardia, doctor Edgardo La Barba, y
dos enfermeras. El doctor constató ausencia de latido cardíaco y respiración
debido a asfixia por inmersión, midriasis bilateral pupilar, y el cuerpo com-
pletamente helado como un mármol, rígido como una piedra, totalmente
pálido, sin control de esfínteres.
En el pasillo del hospital quedaron Alicia la madre del niño, y una herma-
na de ésta. Alicia estaba totalmente enajenada, fuera de sí. Una vecina, amiga
suya, que las acompañaba, le dijo con energía: «Alicia, rezad, vos, que sois
tan creyente». Inmediatamente Alicia se acordó de la Beata Madre Maravillas,
a quien tenía una profunda devoción desde el año 1991, cuando su esposo, que
llevaba en paro laboral largo tiempo, obtuvo un puesto de trabajo por interce-
sión de la Madre. Así pues, comenzó a invocarla con inmensa confianza. «Ahí
empecé la oración a la Madre Maravillas –comentó Alicia–. La sé de memo-
ria, porque la rezo siempre. Luego de comenzar a rezar a la Madre Maravillas
tuve la seguridad de que nada malo le ocurriría a Manuel. Desde que ella
estaba conmigo, yo no volví a llorar. Sólo me desesperé de la piscina al hos-
pital». Algunas personas, al ver su tranquilidad, pensaron que había perdido
el juicio.
El doctor La Barba, cuando le entregaron el cuerpo del niño, tuvo la
impresión como de recibir el cadáver de un bebé ahogado desde hacía tiempo.
Pero pensó: «¿Cómo le digo a la madre que está muerto?», acordándose de su
propia hijita que, precisamente, era de la misma edad que el pequeño Manuel.
Por eso comenzó inmediatamente a hacerle los ejercicios de resucitación,
después de haber expulsado el agua sucia y fangosa de los pulmones. Y a los
30 ó 35 minutos se obtiene una frecuencia respiratoria propia baja, pero acep-
table. El niño seguía «sin cianosis, pálido, frío como el mármol, fláccido, no
se le encontraron signos vitales al revisarlo, pupilas dilatadas, lo que es signo
de un coma profundo o de muerte cerebral [...]. Se trató de un paro cardio-res-
piratorio, como consecuencia de asfixia por submersión [...]. Se trató de un
coma profundo. Al evaluarlo se utilizó la escala de Glasgow, y tenía cinco
puntos, es decir el mínimo en todo».
No teniendo este hospital medios adecuados, se organiza inmediatamente
el traslado al «Hospital Materno Infantil de San Roque», en Paraná, capital de
la provincia de Entre Ríos, a 102 kilómetros de distancia. Antes de salir hacia
HISTORIA DE LA CAUSA DE CANONIZACIÓN DE M. MARAVILLAS 705
A los pocos días de producirse esta curación, las carmelitas descalzas del
monasterio del Corpus Christi y San Juan de la Cruz, de Buenos Aires, se
apresuraron a recoger un gran número de pruebas, documentos médicos y
testimonios de primera mano entre los familiares, doctores, enfermeros, que
me entregaron personalmente.
Entre el 17 de agosto y el 6 de noviembre de 1999 se llevó a cabo en la
diócesis de Paraná–Entre Ríos, (Argentina), diócesis a la que pertenece la
ciudad de Nogoyá, el Proceso sobre este presunto milagro. En él declararon
25 testigos (3 de ellos de oficio): 5 médicos, 6 enfermeros y enfermeras, los
padres del niño y otros parientes, dos carmelitas descalzas de Nogoyá y otros
testigos laicos. Se presentaron varios documentos médicos (cuadro clínico del
«Hospital de San Roque» de Paraná sobre Manuel Vilar, y varios certificados
médicos del doctor La Barba y de la doctora Vanegas), testimonios escritos,
interesantes documentos fotográficos, etc...
Pude asistir a la clausura del Proceso, que tuvo lugar el día 6 de noviem-
bre en el palacio arzobispal de Paraná. Fue presidida por Mons. Estanislao
Esteban Karlic, arzobispo de Paraná y Presidente de la Conferencia Episcopal
de Argentina. Quiero hacer también mención especial de la señora Elsa
Filomatori y de la señorita María Martínez-Fresno Pavía, que me acompaña-
ron en esta ceremonia de la clausura y me prestaron una muy valiosa ayuda
en los días precedentes. Todo el material del Proceso fue cuidadosamente
708 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
18 Positio super miraculo, Relazione sulla seduta della Consulta Medica del 10
maggio 2001, p. 5.
19 Ibid., pp. 5-6.
HISTORIA DE LA CAUSA DE CANONIZACIÓN DE M. MARAVILLAS 709
conexión entre dicha invocación y la curación del niño, que empezó a mejorar
cuando todo hacía esperar lo peor. Hay una innegable concomitancia crono-
lógica, tras la invocación de la Madre y la respuesta de las funciones cardio–
respiratorias del niño. Por tanto, se trata de un milagro concedido por el Señor
gracias a la intercesión de la Beata Maravillas de Jesús, e impetrado por la
oración llena de fe de la señora Alicia, que supo esperar contra toda esperanza,
y en los momentos más duros sintió la presencia benéfica de la Madre.
El 5 de febrero de 2002, a las 10 de la mañana, en el palacio Apostólico
Vaticano, se reunió la «Congregación Ordinaria» de cardenales y obispos de
la Congregación de los Santos, que por su parte volvieron a examinar este
milagro propuesto para la canonización de la Madre. Asistieron trece miem-
bros de dicha Congregación, entre cardenales y obispos. Hizo la presentación
y defensa del caso, como Ponente de la Causa, Mons. Piergiorgio Silvano
Nesti, Secretario de la Congregación de Religiosos. El resultado de la vota-
ción fue también unánimemente favorable.
AÑO 2003
CONSISTORIO
El Sumo Pontífice Juan Pablo II tuvo el día 7 de marzo del presente año
2003, viernes, a las 11 de la mañana, en la Sala Clementina del Palacio
Apostólico Vaticano, el Consistorio Ordinario Público sobre 12 Causas de
canonización, cinco de las cuales de Beatos españoles, pidiendo el parecer
y voto de los casi 70 entre cardenales, arzobispos y obispos que habían sido
llamados para ello como componentes del “Senado de la Iglesia”. El acto
se desarrolló en el contexto de la celebración de la “Hora sexta” del oficio
divino.
Ya desde el principio, aún antes de entonar el comienzo del rezo, Su
Santidad manifestó la finalidad de la ceremonia que se iba a celebrar.
Terminado el canto del himno, de los tres salmos y de la “lectio brevis”, el
cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas
de los Santos, expuso brevemente la vida y el camino de la Causa de cada uno
de los 12 Beatos propuestos para la canonización. Entre los españoles, la
HISTORIA DE LA CAUSA DE CANONIZACIÓN DE M. MARAVILLAS 711
4 DE MAYO DE 2003
SOLEMNE CANONIZACIÓN
* * *
APÉNDICE
BEATÍSIMO PADRE:
viviendas que, en Perales del Río, el párroco quiere edificar para todas las
familias sin techo. Pocos meses antes de su muerte, mientras se suceden los
ataques cardíacos, se preocupa de la construcción de un complejo parroquial,
ideado hasta en sus mínimos detalles religiosos, culturales, deportivos, asis-
tenciales; complejo que será inaugurado solamente después de su muerte. Y
piensa también en las monjas que por necesidad de salud deben abandonar su
clausura para ir a la capital, no descansando hasta que por medio de la dona-
ción de una señora, puede disponer de unos terrenos en Pozuelo de Alarcón,
donde está surgiendo una gran clínica para las religiosas de clausura. Se diría
–y es el testimonio unánime de cuantos la han conocido– que la caridad de
Cristo, su grande y único amor, la empuja a una donación sin término.
Quisiera aliviar todos los sufrimientos, confortar todos los dolores, ofrecer a
todos el don de sí misma, para comunicarles un rayo de esperanza en Cristo.
Y así, en la brecha, se apagó la vida de la Sierva de Dios el 11 de diciem-
bre de 1974, en el monasterio de La Aldehuela. Nacida el 4 de noviembre de
1891 y profesa en el Carmelo en 1921, tenía ochenta y tres años de edad y
cincuenta y tres de consagración religiosa. Pero ni la edad, ni la enfermedad,
ni las preocupaciones o contradicciones parecían pesar sobre ella, siempre en
ese frescor juvenil que es solamente posible a quienes se abandonan comple-
tamente al amor de Dios, diciéndole siempre a todo que sí.
De esta humilde religiosa se habla hoy más que antes. Parece como si
ahora empezase su verdadera vida. Una vida que parece destinada a traer el
fruto del que Jesús habla en el Evangelio, en la parábola del grano de trigo
sepultado en la tierra. Creo que su glorificación será un gran bien en nuestros
días. Será una llamada al amor generoso, fiel y efectivo a la Iglesia; y un
ejemplo de generosidad en la vivencia de la propia vocación, sin compromi-
sos, al seguimiento de Cristo; un modelo de donación a los hermanos, espe-
cialmente a los más pobres y abandonados. Por estos motivos pido a Vuestra
Santidad que se pueda introducir su Causa de Beatificación.
A la vez que presento mi súplica, imploro la bendición apostólica para mí
y para todos los Carmelitas Descalzos y las Carmelitas Descalzas.20
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
SOBRE SANTA MARAVILLAS DE JESÚS
Nota preliminar
1920
001 Albricias para “Volvntad”, Voluntad año II, n. 12 (Madrid, 1º mayo
1920).
“Cubierta: Retrato de la señorita Maravillas Pidal, seguido de unas palabras de
Volvntad”. Con motivo de la entrada de Maravillas Pidal, antigua colaborado-
720 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
1924
006 Herrera Oria, Ángel, Santa Teresa en el Cerro de los Ángeles, Ecos
del Carmelo y Praga (Burgos, mayo 1924) 180-182.
“De El Debate”. Detallada crónica del 19 de mayo de 1924, día de la fundación
del carmelo del Cerro de los Ángeles. “Una ceremonia sencilla y profunda en
su divina sencillez deja establecidas en el Cerro de los Ángeles a las palomas
del Carmelo. Desde El Escorial las acompañaron...”.
1925
007 Hugo de San Víctor, Diálogo de las arras del alma. Traducción del
siglo XIV, códice de Santo Domingo el Real de Madrid. Edición, prólo-
go y anotaciones del M.R.P. Fr. Luis Getino, O.P., Provincial de
España. Salamanca, Editorial Fides-Convento de San Esteban, [1925].
[iv], 36 p. 17,5 cm., (Biblioteca Clásica Dominica, vol. XVI).
BIBLIOGRAFÍA GENERAL SOBRE SANTA MARAVILLAS DE JESÚS 721
1936
008 Maravillas de Jesús, O.C.D., Carmelitas Descalzas del Sagrado
Corazón de Jesús y Nuestra Señora de los Ángeles: Madre Mª Josefa
del Corazón de Jesús, O.C.D. (1885-1936). [Cerro de los Ángeles,
Carmelitas Descalzas, 1936]. 3 p. 21,5 cm.
La Madre Maravillas, priora del carmelo del Cerro de los Ángeles, escribe la
“Carta de edificación” de esta madre, que fue una de las cuatro fundadoras de
dicho carmelo.
1939
009 Maravillas de Jesús, O.C.D., Carmelitas Descalzas de San José del
Monte de las Batuecas: Hermana Carolina de la Madre de Dios,
O.C.D. (1885-1938). [San José del Monte de las Batuecas, Carmelitas
Descalzas, 1939]. 3 p. 21,5 cm.
La Madre Maravillas era presidenta del monasterio de San José de las Batuecas
cuando murió esta hermana. Y escribió la presente “Carta de edificación”.
1946
010 Maravillas de Jesús, O.C.D., Carmelitas Descalzas de Nuestra
Señora del Carmen y San Juan de la Cruz. Mancera (Salamanca):
Hermana Ana Mª del Espíritu Santo, O.C.D. (1903-1946). [Mancera,
Carmelitas Descalzas, 1946]. 3 p. 21,5 cm.
La Madre Maravillas, priora del carmelo de Mancera, escribe la presente “Carta
de edificación” tras la muerte de esta hermana.
1952
013 Silverio de Santa Teresa, Prepósito General O.C.D., Historia del
Carmen Descalzo en España, Portugal y América, por el Padre
Silverio de Santa Teresa, O.C.D. Tomo XV. Restauración de la Orden
en Portugal. La guerra de liberación en España. Fundaciones y bio-
grafías (1927-1951). Burgos, Monte Carmelo, 1952. 852 p., ilustr.
(retr.) 25 cm.
Sobre la Madre Maravillas, cfr. cap. X: “Las carmelitas del Cerro de los
Ángeles...”, pp. 222-233; cap. XXXIV: “Últimas fundaciones realizadas hasta
ahora”, pp. 781-787, 791-792, 797-801, 806-809.
1956
014 Amalio de San Luis Gonzaga, O.C.D., Contemplativo y apóstol. Vida
del Siervo de Dios P. Juan Vicente de Jesús María, carmelita descalzo,
misionero apostólico (1862-1943). Vitoria, Ediciones “El Carmen”,
1956. 739 p., lám. (retr., fot.) 22 cm.
Sobre el carmelo de Kottayam, fundado por la Madre Maravillas, cfr. pp. 645,
687-688: “Cuando miro la comunidad del Cerro [de los Ángeles] dividida entre
Kottayam y Batuecas, veo cuán perfectamente han sabido las hijas de la Santa
Madre juntar las dos vidas, contemplativa y misionera, en sus espíritus”.
1962
015 Valentín de la Cruz, O.C.D., Fray Silverio de Sta. Teresa. Su vida, su
obra y su gobierno, por Fr. Valentín de la Cruz. Burgos, “El Monte
Carmelo”, 1962. [xxiv], 1-406, [1] p. 25,5 cm.
Al final: “Biografía gráfica”, con 32 láminas (retr., fot., facs). Cfr. “Carmelitarum
dux”, p. 192, en que habla de la audiencia que en 1947 tuvo el P. Silverio,
Vicario General de la Orden, con S.S. Pío XII: “El Papa demuestra conocer
muy bien las cosas de España. Recuerda la guerra de liberación y, ante el asom-
bro de nuestro Padre, el Papa se refiere detalladamente a los sufrimientos de las
carmelitas del Cerro de los Ángeles y a los crímenes de Cabrejas”. Véase tam-
BIBLIOGRAFÍA GENERAL SOBRE SANTA MARAVILLAS DE JESÚS 723
bién: “Duruelo otra vez...”, pp. 208-210. “El P. Silverio no disimula la satisfac-
ción que ha de producirle su intervención en el acto [la fundación del carmelo
de Duruelo, el 20 de julio de 1947] ni los plácemes a la Madre, Maravillas de
nombre y de hechos, de quien se sirvió Nuestro Señor para tal obra”.
1968
016 Maravillas de Jesús, O.C.D., Algunos capítulos dados por Ntra. M.
Maravillas de Jesús en La Aldehuela. s.n.t. 27 p. 21 cm.
Edición ciclostilada. Son de los años 1961 y 1968.
1969
018 Posteguillo, Aniceto J., F.S.C., Heroísmo en el Cerro. [Madrid, 1969].
128 p., lám. (retr., fot., facs.) 21 cm., (Colección “Héroes y mártires”.
Serie 3ª, n. 83).
Cfr. pp. 61-63. En estas páginas habla de la expulsión de la comunidad de car-
melitas descalzas del Cerro de los Ángeles, cuya priora era la Madre Maravillas,
en los primeros días de la guerra civil de 1936.
1970
019 Teresa de Jesús, O.C.D., Carmelitas Descalzas de San José. Tiruvalla
(India): Madre Mª Rosario de Jesús, O.C.D. (1893-1970). [Tiruvalla,
Carmelitas Descalzas, 1970]. 4 p. 42 cm.
La presente “Carta de edificación” habla de la relación de esta religiosa con la
Madre Maravillas. La madre Rosario fue una de las cuatro fundadoras del car-
melo del Cerro de los Ángeles, y en 1933 marchó a la India, también como
fundadora y priora.
724 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
1974
020 Después de fallecida no alcanza rigidez cadavérica, ARRIBA (Madrid,
diciembre 1974).
Sobre las circunstancias extraordinarias que acompañaron la muerte de la
Madre Maravillas.
031 Misa por la fundadora del monasterio de carmelitas del Cerro de los
Ángeles, YA (Madrid, 21 diciembre 1974).
032 Soledad de Jesús, O.C.D., Carmelitas Descalzas de la Inmaculada y
San José. Arenas de San Pedro (Ávila): Madre Teresa Constanza de
Jesús, O.C.D. (1897-1974). [Arenas de San Pedro, Carmelitas
Descalzas, 1974]. 4 p. 31,5 cm.
La presente “Carta de edificación” habla de la relación de esta religiosa con la
Madre Maravillas.
033 Urrutia, José Luis, S.J., Ha muerto la Madre Maravillas del Niño
Jesús (sic!). Era una incansable fundadora, Patronato Banca de la
Providencia y San Ignacio (Madrid, diciembre 1974) 22-24.
1975
034 Carmelitas Descalzas de La Aldehuela, Ainsi pensait et vivait... la
Mère Maravillas de Jésus, carmélite déchaussée. [Madrid, 1975]. 133,
[1] p., ilustr. (retr.) 11,5 cm.
Contiene pensamientos escogidos de la Madre. Traducción de las Carmelitas
Descalzas de Alençon. Para el original y otras ediciones, cfr. nn. 35, 76, 239,
353.
gracias y favores atribuidos a su intercesión es tal, que hace pensar que está en
los designios de Dios querer glorificar a esta humilde religiosa que en nuestros
días pareció, con su actividad prodigiosa, encarnar en gran manera el espíritu
de la Santa Madre Teresa de Jesús”.
053 La fundadora del carmelo del Cerro de los Ángeles, Reinaré. Boletín
mensual del Secretariado del Sagrado Corazón n. 339 (Madrid, abril
1975).
054 La hora actual de España necesita santos, Iglesia-Mundo (Madrid,
1975).
“...Los santos, como la Madre Maravillas de Jesús, la carmelita excepcional y
fundadora, que en olor de santidad subió al cielo desde su conventico de
Aldehuela. Curaciones que no tienen explicación científica y humana ya se le
han atribuido. Falta el juicio de la Santa Madre Iglesia, y se ha pedido a S.S. el
Papa que acelere los trámites para incoar su proceso de beatificación. Ella decía
con frecuencia que, en la hora actual de la Iglesia, eran muy necesarios los
santos...”.
064 Mother Maravillas of Jesus, C.D., nn. 1–8. [Jefferson City, Discalced
Carmelite Nuns, 1975-1976]. Paginación varia.
Pequeño boletín en inglés para la difusión de la devoción a la Madre Maravillas.
No conozco actualmente más que estos ocho fascículos de la revista.
066 Oriol y Urquijo, Lucas, Hay otra actualidad, Nuevo Diario (Madrid,
21 diciembre 1975).
BIBLIOGRAFÍA GENERAL SOBRE SANTA MARAVILLAS DE JESÚS 729
1976
075 Brugarola, Martín, S.J., Dios vive hoy. Testigos del siglo XX. Madrid,
Stvdivm Ediciones, [1976]. 296 p. 21 cm.
Cfr. Madre Maravillas, pp. 159-160.
1977
094 Bengoechea, Ismael, O.C.D., Contemplativa mariana en acción:
Madre Maravillas, Miriam (Sevilla, enero-febrero 1977) 11.
095 Bermejo, J.M., Defendió el Cerro de los Ángeles en la guerra, YA
(Madrid, 22 julio 1977).
Sobre la vida y fundaciones de la Madre Maravillas.
111 Oriol y Urquijo, Lucas, Una vida para meditar, ABC (Madrid, 17
febrero 1977) 11.
Sobre el n. 77.
113 Una vida para meditar, Claune. Boletín de la Asociación Pro Orantibus
n. 28 (Madrid, marzo-abril 1977) 45.
Sobre el n. 111.
1978
117 Aradillas, Antonio, Santa Teresa de Ávila, precursora de la autonomía
castellana, El Imparcial (Madrid, 30 agosto 1978) 8.
Algunas infundadas opiniones adversas a la Madre Maravillas y a algunas
monjas de sus conventos. Se rebaten estas opiniones en los nn. 121, 122, 124,
128.
119 Egidi, Silvana, Profili sulle orme della grande Teresa, la serva di Dio
Madre Maravillas di Gesù, carmelitana scalza (1891-1974), Il Piccolo
Fiore di Gesù e il suo tempio di Anzio n. 24 (Roma, luglio-agosto 1978,
76-77; settembre-ottobre 1978, 92-93).
BIBLIOGRAFÍA GENERAL SOBRE SANTA MARAVILLAS DE JESÚS 735
1979
130 Carmelitas Descalzas del Cerro de los Ángeles y de La Aldehuela,
Let him do it. Life of Maravillas de Jesús, o.c.d., Cerro de los Angeles
and La Aldehuela Carmels Spain. [Brooklyn, N.Y., Carmelite
Monastery, 1979]. 558 p., ilustr. (retr., fot., facs.) 20 cm.
“Translated from the original Spanish edition... by Dr. Jose L. Morales and Mrs.
Jennifer Bermejo... Printed in Hong Kong”. Para la edición original, véase n.
77; para otras ediciones y traducciones: nn. 98, 99, 131, 166, 257, 500.
134 Granero, Jesús Mª, S.J., Madre Maravillas de Jesús. Biografía espi-
ritual, por Jesús M. Granero. Madrid, 1979. [4], [xi-xv], 229, [1] p.,
ilustr. (retr., fot.) 19 cm.
136 Solano, Jesús, S.J., El Monumento espiritual del Cerro de los Ángeles.
[Madrid, 1979]. 14 p. 21,5 cm.
Habla de la fundación del convento de carmelitas descalzas en este lugar, por
medio de la Madre Maravillas de Jesús.
1980
137 Carmelitas Descalzas del Cerro de los Ángeles y de La Aldehuela,
Madre Maravillas de Jesús, carmelita descalza, número extraordina-
rio, septiembre 1980. [8] p., ilustr. (retr., facs.) 22 cm.
Con motivo de la Introducción de la Causa de la Madre. Se da el texto del
Decreto de Introducción, firmado por el cardenal D. Enrique Vicente y
Tarancón, arzobispo de Madrid-Alcalá, el 8 de julio de 1980.
140 Como lámpara votiva del Monumento, Reinaré. Boletín mensual del
Secretariado del Sagrado Corazón n. 407 (Madrid, diciembre 1980) 4.
Sobre el Proceso de beatificación de la Madre Maravillas de Jesús y el Cerro
de los Ángeles.
146 Granero, Jesús Mª, S.J., Madre Maravillas de Jesús, Reino de Cristo
n. 238 (Madrid, diciembre 1980) 24-25.
147 Granero, Jesús Mª, S.J., Madre Maravillas de Jesús. Biografía espi-
ritual, por Jesús M. Granero. [Segunda edición], Madrid, 1980. [4],
[xi-xv], 229, [1] p., ilustr. (retr., fot.) 19 cm.
Para la primera edición, véase n. 134.
en los años más turbulentos de España y también en los de más bonanza, como
uno de esos justos que impiden descargarse por completo la ira de Dios...”.
1981
164 Apertura del Proceso de Beatificación de la Madre Maravillas, Vida
Religiosa n. 51 (Madrid, 15 abril 1981) 183.
165 Carmelitas Descalzas de La Aldehuela, Mutter Maravillas von Jesus,
unbeschuhte Karmelitin. La Aldehuela (Madrid), [1981]. 48 p., ilustr.
(retr., facs.) 16,5 cm.
Traducción alemana del n. 183.
1982
186 Dolores de Jesús, O.C.D., Carmelitas Descalzas del Corazón de Jesús
y San José. La Aldehuela (Madrid): Hermana Mª Cruz del Salvador,
O.C.D. (1895-1982). [La Aldehuela, Carmelitas Descalzas, 1982]. 5 p.
21 cm.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL SOBRE SANTA MARAVILLAS DE JESÚS 743
193 Tuya, Manuel de, O.P., Tras los caminos de Teresa. M. Maravillas de
Jesús, cuatro siglos después, Teresa de Jesús n. 1 (Sigüenza, Seminario
Conciliar, marzo 1982) 8-9.
Edición ciclostilada.
194 [Valentín de San José, O.C.D.], Yo así les conocí, Nuestros Venerables
(Toledo, enero-febrero 1982).
“Yo conocí y traté al P. Balbino y a la M. Maravillas...”. Firma con el seudóni-
mo de “Oytis”.
744 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
1983
195 Carmen Teresa de la Cruz, O.C.D., Carmelitas Descalzas del
Sagrado Corazón de Jesús y Nuestra Señora del Carmen. San Lorenzo
de El Escorial (Madrid): Hermana Josefina de Santa Teresa, O.C.D.
(1902-1983). [El Escorial, Carmelitas Descalzas, 1983]. 14 p. 21 cm.
“Carta de edificación” que habla de la relación de esta hermana con la Madre
Maravillas. Era hermana carnal del padre Silverio de Santa Teresa, y fue con-
novicia de la Hermana Maravillas en el convento de El Escorial. Además fue
una de las cuatro fundadoras del carmelo del Cerro de los Ángeles.
201 Matías del Niño Jesús, O.C.D., Due grandi per l’India, Il Carmelo e
le missioni 82, n. 4 (Roma, aprile 1983) 13-15.
“In forme diverse la Madre Maria Maravillas e il Padre Giovanni Vicenzo
hanno collaborato alla diffusione del Vangelo nella popolosa India”.
202 Tuya, Manuel de, O.P., Madre Maravillas de Jesús, una mística en
nuestro tiempo, Iglesia-Mundo n. 256 (Madrid, primera quincena junio
1983) 19.
1984
203 Carmelitas Descalzas del Cerro de los Ángeles, Dans les voies de la
charité. Mère Maravillas C.D. Fille de l’Eglise et de Sainte Thérèse de
Jésus. [s.n.t. pero después de 1984]. 285, [2] p. 30 cm.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL SOBRE SANTA MARAVILLAS DE JESÚS 745
Traducción del n. 204, hecha por las carmelitas descalzas de Ars. Edición
ciclostilada.
204 Carmelitas Descalzas del Cerro de los Ángeles, Por las sendas de la
caridad. La Madre Maravillas, hija de la Iglesia y de Santa Teresa de
Jesús, por J.F.M. [Madrid, 1984]. 405, [3] p., lám. (retr.), ilustr. (retr.)
21 cm.
Prólogo de D. Marcelo González Martín, Cardenal Arzobispo de Toledo,
Primado de España: “...puso su inteligencia preclara y las grandes dotes de su
voluntad recta y enérgica al servicio del ideal que llenó su vida: fidelidad a
Dios, a la Iglesia, al Carmelo, a santa Teresa”.
205 Causas de beatificación y canonización de carmelitas descalzas.
Maravillas de Jesús, S.I.C. Pro monialibus 2 (Roma, noviembre 1984)
7.
En el mismo número, p. 13, hay una noticia sobre Kottayam, en la India, una
de las fundaciones de la Madre Maravillas.
206 El carmelo de Montemar Alto en el veinte aniversario de su fundación,
La Gaceta de Montemar (Torremolinos, enero 1984) 7.
1985
207 Cristina de la Cruz de Arteaga, O.S.H., El carmelo de San José de
Guadalajara y sus tres azucenas. Madrid, Editorial de Espiritualidad,
[1985]. 127 p. lám. también a color (retr., fot.), ilustr. (retr., fot., facs.)
23 cm.
Sobre la presencia de un carmelo en Arenas de San Pedro fundado por la Madre
Maravillas, cfr. p. 31; sobre el encuentro que la señorita Marciana Valtierra
Tordesillas –más tarde la Beata mártir Mª Ángeles de San José en Guadalajara–
tuvo con la Madre Maravillas, cfr. p. 97. “Nunca olvidaría [Marciana] esa
entrevista. Se la refirió a una connovicia suya que la reprodujo con estas pala-
bras: ‘¡Ay! ¡Qué Madre aquélla!... Era una verdadera santa. Ella me dijo: En
cualquier carmelo donde entre, échese siempre a lo más humilde, a lo más
costoso, al verdadero sacrificio... Todo ello me lo dijo en un tono de voz, con
un no sé qué, que convencía. Siempre la recordaré mientras viva’”. Y en la p.
101, las coplas del martirio, que compusieron la Madre Maravillas y su comu-
nidad, pidiendo esta gracia.
208 Lobo Iglesias, Efrén, Por las sendas de la caridad. Madre Maravillas
C.D., hija de la Iglesia y de santa Teresa de Jesús, Palabra n. 238
(Madrid, mayo 1985).
Cfr. n. 204.
746 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
1986
211 Aniversario de la muerte de la Madre Carmelita Maravillas, Diario de
Tarragona (Tarragona, 10 diciembre 1986).
La noticia dada aquí de que la Madre se trasladó a la India para fundar un
monasterio no responde a la verdad. La Madre fundó ese monasterio, pero
desde España.
1987
219 La Madre Maravillas de Jesús: un ejemplo de heroísmo ante la perse-
cución socialocomunista [sic!], Covadonga nn. 115-116 (Madrid,
julio-agosto 1987) 9-11.
220 Macca, Valentino, O.C.D., Pidal y Chico de Guzmán, Maria delle
Meraviglie (Maria delle Meraviglie di Gesù), serva di Dio, Bibliotheca
Sanctorum. Prima appendice, vol. I (Roma, Città Nuova Editrice,
1987) col. 1046-1048.
Con bibliografía especializada.
1988
222 Beata Mª Ángeles de San José, Tres Carmelitas ejemplares. Boletín del
carmelo de San José de Guadalajara, n. 24 (Guadalajara, diciembre
1988) 2.
Sobre el encuentro, probablemente en 1929, en el carmelo del Cerro de los
Ángeles de la señorita Marciana Valtierra Tordesillas –más tarde la Beata már-
tir Mª Ángeles de San José en Guadalajara– con la Madre Maravillas. Véanse
también los nn. 92 y 207.
748 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
1989
227 Granero, Jesús Mª, S.J., La Madre Cristina de la Cruz. Ensayo de
biografía espiritual. [Sevilla, Jerónimas del Monasterio de Santa Paula,
1989]. 125 p., lám. (retr., fot.) 17,5 cm.
Sobre la Madre Maravillas, cfr. pp. 47-48.
1990
1991
236 Abad León, Felipe, El carmelo de Ruiloba, remanso de oración y de
belleza. Homenaje del carmelo de Ruiloba a San Juan de la Cruz en su
cuarto centenario. [Logroño, Gráficas Ochoa, S.A., 1991]. 693 p., ilus-
tr. (retr., fot., facs.) 23,5 cm.
En el cap. VI (“Visitas ilustres”), pp. 206-210, se habla de Maravillas Pidal, en
1919, y se publica en facsímil una carta original de la Madre, del 10 de mayo
de 1959, a la priora del carmelo de Ruiloba.
244 Matías del Niño Jesús, O.C.D., P. Valentín de San José, O.C.D.
Último ermitaño de Batuecas (1896-1989). Batuecas, [Padres
Carmelitas Descalzos], 1991. 37 p. 15,5 cm.
Sobre la relación que tuvo el padre Valentín con la Madre Maravillas, “de la
que fue consejero principal durante treinta años”, cfr. pp. 15-16, 31-32.
1992
248 Carmelitas Descalzas del Cerro de los Ángeles, Por las sendas de la
caridad. La Madre Maravillas, hija de la Iglesia y de Santa Teresa de
752 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
Jesús, por J.F.M. [Segunda edición]. [Arganda del Rey, Gráficas Don
Bosco, 1992]. 405, [3] p., lám. (retr.), ilustr. (retr.) 21 cm.
Es reimpresión del n. 204.
abarca hasta la página 109, escribe don Secundino: “Nada de lo que antecede
pudo ser conocido directamente por la que asegura que el folleto es un ‘testi-
monio directo de la vida de la Madre Maravillas’. La multitud de tergiversacio-
nes, desconocimientos y aun falsedades descalifican, en gran parte, lo que se
dice en el opúsculo, y llevan a la conclusión de su falta de fiabilidad”. En
cuanto a la segunda parte del folleto, que se refiere a la posición de la Madre
con respecto al Concilio Vaticano II, concluye el mismo don Secundino: “Hay
que rechazar, por no responder a los hechos, cuanto manifiesta la hermana
María Magdalena de Jesús en su libro [...], acerca de la Sierva de Dios con
respecto al Concilio. La Madre Maravillas es ‘una santa del Vaticano II, cuyas
orientaciones y normas conoció, practicó y vivió en plenitud’”. Sobre este últi-
mo asunto, véase el n. 120 de esta bibliografía.
1993
256 Carmelitas Descalzas de Duruelo, Historia de Duruelo (1568).
[Duruelo, Carmelitas Descalzas, 1993]. 3 p. 21 cm.
Hoja plegada, de cuatro páginas, publicada con ocasión del cuatrocientos vein-
ticinco aniversario de la fundación de Duruelo. Se hace una breve historia de
este lugar, donde la Madre Maravillas fundó un convento de carmelitas descal-
zas en 1947.
261 Juan Pablo II, del temor a la esperanza, [vol.] **... [Madrid, Ediciones
Solviga, S.L., 1993]. 256 p., ilustr. a color (retr., fot.) 30 cm.
Vol. **: autores Mercedes Gordon y Miguel Castellví. Cfr. Tensiones en el
Carmelo, p. 125, y fotografía y pie de fotografía de la p. 124: “Dos modos
diversos de entender el carisma del Carmelo llevaron a una larga disidencia
interna entre la familia carmelitana: Juan Pablo II hubo de buscar la solución
más positiva y equilibrada”.
263 Una vida santa (I parte). (M. Maravillas de Jesús, carmelita descalza,
digna hija de Santa Teresa), Sol de Fátima n. 152 (Madrid, noviem-
bre-diciembre 1993) 27-30.
La última página contiene “Pensamientos de espiritualidad” de la Madre. Cfr.
nn. 276 y 277.
1994
264 Alvarado, María de, seud., Lámpara viva. La Madre Maravillas de
Jesús y el Cerro de los Ángeles. Prólogo de Mons. Ángel Suquía
Goicoechea, Cardenal Arzobispo de Madrid, [por] María de Alvarado.
Madrid, [Carmelitas Descalzas del Cerro de los Ángeles], 1994. 323 p.,
ilustr. también a color (retr., fot.) 21,5 cm.
María de Alvarado corresponde al nombre de Paloma Aguirre de Cárcer y
Alvarado, carmelita descalza.
1995
278 Antolín, Fortunato, O.C.D., Grandes devotos de San José: La Madre
Maravillas de Jesús, El Mensajero de San José (Valladolid, enero-fe-
brero 1995) 6-7, 12.
279 Carmelitas Descalzas de Duruelo, El lugarcillo de Duruelo. Duruelo
(Ávila), Carmelitas Descalzas, [1995]. 199 p., lám. también a color
(retr., fot.) 21,5 cm., (Institución Gran Duque de Alba. Serie Minor, 1).
“Prólogo” firmado por D. Antonio Cañizares, obispo de Ávila, pp. 7-9. Del cap.
VI al cap. XII habla del carmelo fundado allí por la Madre Maravillas.
“Apéndice fotográfico” con ocho láminas a color.
1996
286 Beatificación de la Madre Maravillas y tres religiosas españolas más,
Fiesta. Semanario de las Iglesias de Granada y Guadix-Baza n. 218
(Granada, 29 diciembre 1996).
287 Bru Alonso, Manuel Mª, Cerro de los Ángeles. El corazón humano de
Dios, Alfa y Omega n. 28 (Madrid, 15 junio 1996) 12-13.
A pie de la página 13 hay una breve noticia sobre “Madre Maravillas, más cerca
de los altares”.
291 Congregación para las Causas de los Santos. P.N. 1288, Archidiócesis
de Madrid. Beatificación y Canonización de la Sierva de Dios María
Maravillas de Jesús (en el siglo: Maravillas Pidal y Chico de Guzmán),
monja profesa de la Orden de Carmelitas Descalzos (1891-1974).
Informe y Votos del Congreso peculiar sobre las virtudes, que tuvo
lugar el día 24 de mayo de 1996. [Alcalá de Henares, Imp. C.D. de la
Imagen, 1996]. 167 p., ilustr. (retr., facs.) 23 cm.
“Traducción y edición aprobadas por la Postulación General de la Causa”, cfr.
n. 293. “Pro manuscripto”.
295 Corral, Pedro, El gitano “El Pelé” y la Madre Maravillas, hacia los
altares, ABC (Madrid, 18 diciembre 1996) 58.
296 Corral, Pedro, El gitano “El Pelé” y la Madre Maravillas, hacia los
altares, ABC (Sevilla, 18 diciembre 1996) 69.
297 Fiallegas, Mª Sonsoles, Maravillas de Jesús: la santa Teresa del siglo
XX, El Adelanto (Salamanca, 9 diciembre 1996) 16-17.
298 Lamet, Pedro Miguel, S.J., Hombre y Papa. [Madrid], España
Calpe, [1996]. 539 p., lám. a color (retr., fot.) 23 cm.
Biografía de Juan Pablo II. Sobre la Madre Maravillas y sus conventos, cfr. El
conflicto de “las maravillosas”, pp. 436-442.
760 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
1997
308 A.E.G., El Vaticano estudia un presunto milagro ocurrido en Salamanca,
La Gaceta Regional de Salamanca (Salamanca, 30 mayo 1997) 45.
En la misma página y del mismo autor: La Madre Maravillas en Salamanca,
Cabrera, Batuecas y Mancera.
309 Cárcel Ortí, Vicente, Pasión por el sacerdocio. Biografía del Siervo
de Dios José María García Lahiguera, Arzobispo de Valencia, por
Vicente Cárcel Ortí. Prólogo de Mons. Agustín García-Gasco,
Arzobispo de Valencia. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1997.
[xxxvii], 1-424, [1] p., lám. (retr., fot., facs.) 20 cm.
Cfr. “Los amigos del ‘Siervo de Dios’. La Sierva de Dios M. Maravillas de
Jesús, carmelita descalza (1891-1974)”, pp. 412-414.
330 Peña Rodríguez Martín, Manuel de la; Rojas, Moisés, Getafe vive.
[Getafe, Ayuntamiento de Getafe, 1997]. 31, [1] p., ilustr. (cuadros) 22
cm.
Cfr. p. 16: La Madre Maravillas, cuadro de esta colección “Getafe vive”, pin-
tado por Moisés Rojas.
331 Peña Rodríguez Martín, Manuel de la, Las calles tienen su historia.
Siglo XIX. Tomo I. Getafe, Ilustrísimo Ayuntamiento, [1997]. 177 p.,
ilustr. (fot., planos) 23,5 cm.
Cfr. p. 149: “En la casa que [la calle Marqués] hace esquina con la calle de la
Magdalena, en la acera de los pares, vivió la Madre Maravillas con otras mon-
jas mientras se construía el convento carmelitano del Cerro de los Ángeles”.
1998
337 A modern St. Teresa of Avila. Beatified May 10, 1998, Immaculate
Heart Messenger (Waite Park, MN, july-september 1998) 10-12.
338 Abol-Brasón y Álvarez Tamargo, Manuel, Dos carmelitas beatifica-
das por Juan Pablo II, El Comercio (Gijón, 11 mayo 1998) 86.
339 Agea, Miguel Ángel, La Madre Maravillas y otras diez monjas espa-
ñolas, en los altares, Diario de Cádiz (Cádiz, 11 mayo 1998) 44.
340 Alberto de la Virgen del Carmen, O.C.D., Historia de la restaurada
provincia de Carmelitas Descalzos de Castilla la Vieja (1889-1989).
Edición del texto y notas por Manuel Diego Sánchez, O.C.D. Suplemento
al Boletín Informativo de la Provincia. Madrid, 1998. 517 p., ilustr.
(retr., facs.) 29,5 cm.
Sobre la Madre Maravillas y sus fundaciones, en los siguientes apartados: El
Carmelo de San Lorenzo del Escorial, pp. 70-72; el Carmelo del Cerro de los
Ángeles, Madrid (1924), pp. 72-77; el Carmelo de Mancera de Abajo,
Salamanca (1944), pp. 80-82; el Carmelo de Duruelo, Ávila (1947), pp. 85-87;
La Encarnación de Ávila (1949), p. 90; Florencio del Niño Jesús, p. 157;
Restauración del desierto de las Batuecas (1950), pp. 213-216; Restauración
de Talavera de la Reina (1960), pp. 237-241; Santo Cristo de Cabrera,
Salamanca (1951), pp. 272-274; Arenas de San Pedro, Ávila (1954), pp. 277-
280; Aravaca, Madrid (1958), pp. 282-284; Fundación de La Aldehuela,
Madrid (1961), pp. 284-286; Revisión legal entre las religiosas, pp. 470-478.
387 Gutiérrez García, José Luis, Unidas hasta la muerte. Biografía de las
siete Beatas mártires del Primer Monasterio de la Visitación de Santa
María en Madrid. Prólogo: Mons. Antonio Montero, arzobispo de
Mérida-Badajoz. Madrid, Edibesa, [1998]. 303 p., lám. (retr., fot.) 20,5
cm.
Cfr. pp. 194 y 223: Sobre la relación que durante la guerra civil española tuvie-
ron la Madre Maravillas y su comunidad del Cerro de los Ángeles, refugiadas
en un piso de la calle Claudio Coello, de Madrid, con la comunidad del Primer
Monasterio de la Visitación de Madrid, alojadas en un semisótano de la calle
González Longoria, y más tarde martirizadas.
389 Hoyo, Javier del, De Madrid al cielo, Estar n. 142 (Madrid, junio
1998) 21-27.
“El pasado 10 de mayo el Papa Juan Pablo II beatificó en la Plaza de San Pedro
de Roma a once nuevas beatas españolas...”.
399 Los nuevos beatos, una llamada a los valores del espíritu, Ecclesia n.
2894 (Madrid, 23 mayo 1998) 28-31.
Sobre las beatificaciones del 10 de mayo.
403 Maccise, Camilo, Prepósito General O.C.D., Par des chemins diffé-
rents. Lettre circulaire à l’occasion de la béatification des Servantes de
Dieu Maria del Sagrario de San Luis Gonzaga et Maria Maravillas de
Jésus, carmélites déchaussées. Roma, 10 mai 1998. Rome, [Casa
Generalizia], 1998. 16 p. 21 cm.
Traducción francesa del n. 405.
425 Quién fue la Madre Maravillas, Mercado Getafe n. 164 (Getafe, 19-25
mayo 1998) 4.
426 Redondo, Mª Lourdes, De Madrid al cielo, Llares n. 48 (Madrid, julio
1998) 22-23.
Sobre la peregrinación y beatificación de la Madre Maravillas. En este mismo
número, cfr. Cristina Martínez Moras: Sembrando alegrías. La obra social de
la Madre Maravillas de Jesús, carmelita descalza, pp. 38-39.
430 Rouco Varela, Antonio Mª, cardenal, Un día de Madrid en Roma, Alfa
y Omega n. 118 (Madrid, 16 mayo 1998) 11.
Cfr. n. 429.
440 Solano, Jesús, S.J., El monumento espiritual del Cerro de los Ángeles.
[Segunda edición]. [Alcalá de Henares, Imp. C.D. de la Imagen, 1998].
16 p. 21,5 cm.
Para la primera edición, véase el n. 136.
1999
448 Ballestrero, Anastasio, cardenal y ex-Prepósito General O.C.D., Una
“maravilla” de nuestro tiempo, Beata Maravillas de Jesús, carmelita
descalza n. 114 (Madrid, febrero 1999) 3-4.
Cfr. n. 343.
454 Del corazón a la pluma. Juicio de los dos Teólogos Censores sobre los
escritos de la Beata Maravillas de Jesús en su Proceso de Canonización.
[Burgos], Monte Carmelo, [1999]. 288 p., ilustr. a color (retr., fot.,
facs.) 21,5 cm. (Estudios MC, 24).
Cfr. “Presentación por su Em. el Cardenal-Arzobispo de Madrid, D. Antonio
Mª Rouco Varela”, pp. 13-15. “Breve nota introductoria por el P. Postulador de
la Causa”, pp. 17-18. Contiene el juicio de los dos censores teólogos de los
escritos de la Madre, cuya edición oficial original está en el n. 259 de esta
bibliografía.
780 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
461 Ioannes Paulus PP. II, Litterae Apostolicae “Qui enim Deum”.
Venerabili Servae Dei Mariae Maravillas a Iesu caelitum Beatarum
adduntur honores, Acta Apostolicae Sedis XCI (Città del Vaticano,
1999) 342-344.
Breve de beatificación: 10 de mayo de 1998. Subscribit: De mandato Summi
Pontificis: + Angelus card. Sodano. Loco + Sigilli - In Secret. Status tab., n.
434.586.
467 Maravillas de Jesús, un capítulo más, Cristo hoy (Buenos Aires, 2-8
diciembre 1999) 18.
Entrevista al Postulador de la Causa, padre Simeón de la Sagrada Familia,
O.C.D., sobre la curación prodigiosa del niño Manuel Vilar.
470 Oficios propios del Carmelo Teresiano. Versión española. Quinta edi-
ción. Vitoria, [Ediciones El Carmen], 1999. 428 p. 16 cm.
Cfr. pp. 313-316: 11 de diciembre. Beata María Maravillas de Jesús, virgen de
nuestra Orden.
471 Primera parroquia del mundo que llevará el nombre de la Beata María
Maravillas de Jesús en Getafe, Beata Madre Maravillas de Jesús, car-
melita descalza n. 116 (Madrid, septiembre 1999) 2-5.
Incluye en la p. 5 la reproducción del “Decreto de erección de la nueva parro-
quia en Getafe, con el nombre Beata María Maravillas de Jesús”.
782 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
2000
473 A la caza de vocaciones - El oscuro huerto de Getsemaní (por Joaquina
Prades) – Vida y milagros de la beata Maravillas, El País (Madrid, 21
mayo 2000) 1, 30-31.
En respuesta a este artículo, cfr. nn. 476, 484, 491, 492 y 498.
477 Carlos Pérez-Herce. [Madrid, Pixel Pan, S.L., 2000]. 168 p. ilustr.
(retr., fot.) 29 cm.
Sobre el cuadro de la Madre Maravillas, pintado por Carlos Pérez-Herce, con
ocasión de la beatificación de la Madre, cfr. pp. 38-41. “Una gran fotografía de
dicho retrato fue mostrada a la inmensa multitud que llenaba la Plaza de San
Pedro del Vaticano, en Roma. El retrato hoy se encuentra en la Catedral de
Madrid”.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL SOBRE SANTA MARAVILLAS DE JESÚS 783
485 García Agüero, Arturo, comp., Cantate Deo cum jubilo. Cantoral I -
Cantoral II. [Abancay, Seminario Mayor Nuestra Señora de Cocharcas,
2000]. 2099 p., ilustr., la mayor parte musicales. 27,5 cm.
Cantoral I: pp. 1-1074, i-xxxi. Cantoral II: pp. 1075-2099 (en nuestro ejemplar
faltan las páginas 1076-1152). “Introducción” (Demetrio Molloy, Obispo de
784 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
490 Matías del Niño Jesús, O.C.D., Beata Maravillas y su confesor y con-
sultor P. Valentín, por Fr. Matías del Niño Jesús. Desierto de San José
de Batuecas, PP. Carmelitas Descalzos, 2000.. 153 p., ilustr. (retr., fot.)
17 cm.
491 Merino, Arantxa, Algo que vale mucho más, Alfa y Omega n. 215
(Madrid, 1 junio 2000) 10.
Respuesta a las erróneas afirmaciones del artículo de El País, en el n. 473. En
la misma página y con la misma finalidad: “Mi hija es feliz” (por Cristina
Thomas de Antonio).
2001
499 Carmelitas Descalzas del Cerro de los Ángeles y de La Aldehuela,
Vida gráfica de la Madre Maravillas de Jesús, carmelita descalza:
Madrid 1891- Aldehuela 1974. L.D.V.M.M. [Madrid, Gráficas Don
Bosco, 2001]. 443, [3] p., ilustr. a color (retr., fot., facs.) 27 cm.
Cfr. n. 240.
507 En 1998 Manuel Vilar fue declarado clínicamente muerto, pero volvió
a la vida después de que su mamá le implorara a la Madre Maravillas,
que será declarada santa, Semanario (Buenos Aires, mayo 2001) 8-9.
508 Fernández, Paloma, Ceremonia de bendición de la primera piedra de
la parroquia de la Beata María Maravillas de Jesús, Padre de todos n.
68 (Getafe, marzo-abril 2001) 4.
509 Giubellino, Gabriel, Los médicos habían dicho que estaba clínicamen-
te muerto. La historia del chico que, según el Vaticano, se salvó por un
milagro, Clarín (Buenos Aires, 15 mayo 2001) 34.
En el mismo número: “Veintidós monjas de clausura testigos privilegiados”, p.
34.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL SOBRE SANTA MARAVILLAS DE JESÚS 787
522 Martínez Puche, José Antonio, O.P., Nuevo año cristiano. Vol. 12.
Madrid, Edibesa, 2001. 550 p. 20,5 cm.
Cfr. Bta. Maravillas de Jesús. Virgen carmelita descalza, pp. 190-198.
524 Matías del Niño Jesús, O.C.D., Monasterio de Batuecas. (Breve com-
pendio histórico), por Fr. Matías del Niño Jesús, O.C.D. (Cuarta edi-
ción abreviada). Desierto de San José de Batuecas (Salamanca), PP.
Carmelitas Descalzos, 2001. 62 p., ilustr, (retr., fot.) 15,5 cm.
Sobre la Madre Maravillas, en las siguientes páginas: “Restauración”, pp.
14-15; “Beata Maravillas de Jesús”, pp. 30-32; “Valentín de San José, O.C.D.”,
pp. 35-38.
530 Pablo Maroto, Daniel de, O.C.D., Batuecas, tierra mítica y desierto
carmelitano. Madrid, Editorial de Espiritualidad, [2001]. 248 p. ilustr.
(fot., facs.) lám. también a color (retr., fot.) 21 cm.
Sobre la compra del desierto de Batuecas, en 1936, por la Madre Maravillas, y
el establecimiento de una comunidad de carmelitas descalzas en este lugar, cfr.
Las carmelitas descalzas del Cerro de los Ángeles, pp. 191-192; sobre la res-
tauración material del convento y sus alrededores, y la cesión “gratuita y en
usufructo perpetuo” a los padres carmelitas descalzos, cfr. Restauración de la
vida carmelitana y eremítica (1915-2000), pp. 193-195.
536 Toller, Verónica, El Vaticano dice que hubo un milagro en Entre Ríos,
Clarín (Buenos Aires, 14 mayo 2001) 28.
En el mismo número, otro artículo: “El rezo de la mamá del chico a la Madre
Maravillas. Le pedí que me devolviera a mi hijo”, p. 29.
2002
537 Association Notre-Dame de la Rencontre (Montgardin, Lettre 12, octo-
bre 2002) 6-13.
“Nous vous proposons de découvrir la Bienheureuse Mère Maravillas de Jésus,
moniale carmélite déchaussée... Nous apprenons que la canonisation de Madre
Maravillas est en bonne voie”. De la Madre Maravillas: pp. 6-13: “Si tu le
laisses faire (première partie)”, (publicación abreviada del n. 257).
540 Boo, J.V., Aprobados los milagros que permitirán canonizar a la Madre
Maravillas, ABC (Madrid, 24 abril 2002) 36.
“El milagro que permitirá canonizarla consistió en la curación extraordinaria de
un niño argentino. Según el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la
Congregación para las Causas de los Santos, la Madre Maravillas ‘fundó nume-
rosos carmelos, de los cuales fue madre y maestra, sobre todo por el ejemplo
de sus virtudes’”.
“En presencia de Juan Pablo II se promulgaron este martes los Decretos que
abren el camino de la proclamación de cuatro santos y doce beatos [...]. Entre
los futuros nuevos santos está la beata María Maravillas de Jesús (1891-1974),
quien tuvo un papel decisivo en la Orden de las Carmelitas Descalzas el siglo
XX, fundando el convento del Cerro de los Ángeles, en España, al que le
siguieron otras nueve fundaciones en ese país y una en la India. El milagro que
le abre las puertas de la santidad es el caso del niño Manuel Vilar...”
566 Martínez Puche, José Antonio, O.P., El Año Mariano. Cada día con
María. Apéndice: el Rosario y el Escapulario del Carmen, con la cola-
boración de Rafael del Olmo, O.S.A., y Tomás Rodríguez Carbajo,
Pbro. Madrid, Edibesa, [2002]. 687 p. 21,5 cm., (Biblioteca Mariana,
7).
Para lo referente a la Madre Maravillas, véanse las páginas 517-518: Beata
Maravillas de Jesús. El año de la muerte está equivocado: no es 1984, sino
1974. “Diecinueve días antes de su muerte, dictó a su hermana estos versos...”,
no es a “su” hermana, sino a “una” hermana de la comunidad de La Aldehuela.
2003
579 Asenjo Pelegrina, Juan José, obispo, Cinco nuevos santos españoles,
ABC (Madrid, 22 marzo 2003) 57.
“El próximo día 4 de mayo el Santo Padre canonizará en Madrid a cinco espa-
ñoles contemporáneos nuestros: Pedro Poveda, José Mª Rubio, Genoveva
Torres, Sor Ángela de la Cruz y la madrileña Maravillas de Jesús, monja con-
templativa y fundadora de una quincena de carmelos”.
580 Bastante, Jesús, El Papa canonizará a cinco beatos españoles el 4 de
mayo en Madrid, ABC (Madrid, 14 febrero 2003) 46.
581 Bastante, Jesús, El Papa se encontrará con los Reyes, Aznar y Zapatero
durante su próxima visita a España, ABC (Madrid, 26 marzo 2003) 53.
“La Santa Sede y la Oficina de Información Diplomática oficializaron ayer las
fechas de la que supondrá la quinta visita de Juan Pablo II a España [...], para
la canonización, en Madrid, de los beatos Pedro Poveda Castroverde [...] y
María Maravillas de Jesús, virgen, de la Orden de las Carmelitas Descalzas”.
582 Bastante, Jesús, Juan Pablo II canonizará a cinco beatos españoles
durante su visita a España el próximo mes de mayo, ABC (Madrid, 8
marzo 2003) 50.
“Juan Pablo II canonizará el próximo 4 de mayo en Madrid a los beatos Pedro
Poveda, Madre Maravillas de Jesús, sor Ángela de la Cruz, Genoneva Torres y
José Mª Rubio, en la que será su quinta visita a España. La Santa Sede hizo
públicas las fechas de las canonizaciones en el transcurso del Consistorio de
cardenales para las causas de canonización que tuvo lugar ayer en Roma”.
798 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
587 Cinco beatos españoles, a los altares, Sol de Fátima n. 208 (Madrid,
marzo-abril 2003) 22-27.
Cfr. Madre Maravillas de Jesús. La Santa Teresa del siglo XX, pp. 22-23.
590 Comienza la cuenta atrás para preparar la visita del Papa a España,
Iglesia en Palencia n. 373 (Palencia, 1-15 marzo 2003) 1.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL SOBRE SANTA MARAVILLAS DE JESÚS 799
“El Papa canonizará a cinco miembros de nuestra Iglesia que vivieron la cari-
dad de forma heroica en el siglo XX y serán propuestos como testigos del Señor
y modelos para nuestro tiempo y para las generaciones venideras [...],” una de
ellos “María Maravillas de Jesús, carmelita descalza y fundadora de numerosos
carmelos”.
610 Jiménez Duque, Baldomero, Una obra especial de Dios, Alfa y Omega
n. 350 (Madrid, 17 abril 2003) 3.
Vida y experiencia mística de la Madre Maravillas de Jesús.
613 López Melús, Rafael Mª, O.Carm., Santa Maravillas de Jesús, [por]
Rafael Mª López Melús, carmelita. Ilustraciones: Tomadas de la “Vida
802 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
614 Madre Maravillas de Jesús. “Lo que Dios quiera, como Dios quiera,
cuando Dios quiera”, Primer día n. 37 (Córdoba, abril 2003) 28-29.
Reseña biográfica de la Madre Maravillas y una selección de pensamientos
extraídos de sus cartas.
Getafe Norte, a punto de acabar, de una dimensión más grande [...]. La Madre
es un personaje famoso, avalado últimamente por las gracias que se han recibi-
do”.
620 Moyano, Noemí, La visita del Papa entra en la cuenta atrás, Getafe
Capital n. 13 (Getafe, 24 abril 2003) 14-15.
“La sede de la diócesis del sur, cuenta además con un aliciente añadido a la
visita papal: la canonización de la Madre Maravillas de Jesús, beata muy vin-
culada a la localidad”.
622 Palmero Ramos, Rafael, obispo, Algo que hay que sentir, más que
comprender, Boletín Oficial del Obispado de Palencia (Palencia, ene-
ro-febrero 2003) 32-35.
Homilía de la Misa celebrada en las carmelitas descalzas de La Aldehuela
(Getafe), el 11 de diciembre de 2002.
629 Seréis mis testigos, Alfa y Omega (Madrid, 27 febrero 2003) 18-19.
“Del mensaje de los obispos españoles con ocasión del próximo viaje del Papa
a España: [...] ‘Comprenderéis nuestro gozo, y el de toda la comunidad cristia-
na en España, al anunciaros que el Papa canonizará a cinco miembros de nues-
tra Iglesia que vivieron la caridad de forma heroica en el siglo XX, y serán
propuestos como testigos del Señor y modelos para nuestro tiempo y para las
generaciones venideras: Pedro Poveda [...] y la madrileña María Maravillas de
Jesús, virgen, carmelita descalza y fundadora de numerosos carmelos’”.
630 “Seréis mis testigos”. Mensaje de los obispos españoles con ocasión
del viaje apostólico de Juan Pablo II a España, Padre nuestro (Toledo,
9 marzo 2003) 4-6.
631 Simeón de la Sagrada Familia, O.C.D., La Beata Maravillas de Jesús,
mujer profética del Carmelo Teresiano, Testigos del siglo XX, maestros
del siglo XXI. Actas del XIII Simposio de la Academia de Historia
Eclesiástica, editado por Manuel Cociña. Sevilla, 8 de abril de 2002
(Córdoba, 2003) 139-170.
Este artículo (original de 26 páginas), que será publicado durante este año, está
en imprenta, por lo que no se pueden ofrecer todavía más datos bibliográficos
del mismo.
633 Testigos del amor de Dios, Llares n. 67 (Madrid, abril 2003) 22-24.
Del mensaje de los Obispos españoles con ocasión de la visita apostólica del
Papa Juan Pablo II a España el 3 y 4 de mayo de 2003.
634 Tocar con la mano a Dios, Alfa y Omega n. 346 (Madrid, 20 marzo
2003) 12.
De la “Carta pastoral de los obispos de la Provincia Eclesiástica de Madrid,
ante la visita del Papa”. “El Papa viene a inscribir en el catálogo de los santos
a cinco miembros de la Iglesia que peregrina en España, y que se enriquece así
con la frescura de una santidad de la que muchos de nosotros hemos sido testi-
gos [...]. Demos gracias a Dios, finalmente, por la madre Maravillas de Jesús
(Pidal y Chico de Guzmán), virgen carmelita descalza y fundadora de monas-
terios donde la oración, el sacrificio y la gozosa soledad alimentan la caridad
heroica con la que las hijas de santa Teresa de Jesús aman a Cristo y se entregan
con Él por la salvación de los hombres”.
635 Velasco, Miguel Ángel, Obras son amores, Alfa y Omega n. 350
(Madrid, 17 abril 2003) 7.
Sobre las obras sociales llevadas a cabo por la Madre Maravillas.
636 Visita Apostólica del Papa Juan Pablo II a España, Semana Santa 2003
en Madrid (Madrid, abril 2003).
Extractos de la carta pastoral de los Obispos de la Provincia Eclesiástica de
Madrid con ocasión de las canonizaciones del 4 de mayo, y breve biografía de
cada uno de los santos.
638 Una Iglesia creíble, Alfa y Omega n. 346 (Madrid, 20 marzo 2003) 8.
“En la carta pastoral que los obispos de la Provincia Eclesiástica de Madrid han
hecho pública recientemente con este motivo, se lee: ‘Los santos hacen creíble
a la Iglesia, hacen que ella pueda reconocerse en su identidad propia, que es la
santidad de Cristo. Encontrarse con un santo es tocar casi con la mano la pre-
sencia de Dios. Nuestro mundo necesita personas así: como el mártir fundador
padre Pedro Poveda, como el jesuita apóstol y confesor padre Rubio’ y como
las fundadoras y vírgenes Genoveva Torres, Ángela de la Cruz y Maravillas de
Jesús”.
806 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
INDICE DE AUTORES
Matías del Niño Jesús, O.C.D., 11, Pablo Maroto, Daniel de, O.C.D.,
59, 60, 152, 153, 180, 201, 244, 530.
328, 414, 490, 524. Palisses-Save, Père de Bétharram,
Mayoral Guiu, Miguel, 525. 190.
Medina Cuesta, Adela, 103. Cfr. Palmero Ramos, Rafael, ob., 158,
Gitanilla del Carmelo. 306, 329, 495, 622, 623.
Melgar García-Inés, Ladislao, 415. Pascual, José, 68.
Mena, Ricardo, 416. Pazos, Josefina Alicia, 570.
Menéndez Reigada, Albino, O.P., 3. Peña Rodríguez Martín, Manuel de
Menéndez, Oswaldo, 30. la, 330, 331.
Menéndez Carrillo, Rosa Mª, 215, Peregrino, Celso, 233.
618. Pérez Arangüena, José Ramón,
Merino, Arantxa, 491, 492. 624.
Miguel Ángel de San José, ex-Prep. Pérez y Fernández-Golfín,
Gen. O.C.D., 62. Francisco José, ob., 275, 421,
Molina, Andrés, 216. 531, 532, 571, 625.
Pérez, Laura, 459.
Monastero Carmelitane Scalze-
Pérez, Maribel, 332.
Concenedo, 528.
Pérez-Herce, Carlos, 477.
Monte-Cristo, seud., 4.
Pidal Allendesalazar, Ignacio, 422.
Monteiro de Castro, Manuel, arzob.
Pino Roldán, Francisco del, 221.
y nuncio, 529.
Posteguillo, Aniceto J., F.S.C., 18.
Moro Briz, Santos, ob., 63.
Pripalmar, seud., cfr. n. 217.
Moyano, Noemí, 619, 620.
R.M.J., 626.
Muñoz Iglesias, Salvador, 245. Ramírez, Eulogio, 160.
Muñoz, Julián, 154, 155. cfr. Redondo, Mª Lourdes, 426.
Carrefour. Rey, José Ignacio, O.C.D., 69.
Navajas, Alex, 568. Ricart Torrens, José, 70.
Nieto, Teresa, 418. Rodríguez, José Vicente, O.C.D.,
Onrubia, Francisco Javier, 274. 427.
Ordine Carmelitani Scalzi. Curia Rojas, Moisés, 330.
Generalizia, 621. Romero Amez, Ricardo, 218.
Oriol Muñoz, Juan Pedro, L.C., Romo, Josefa, 428.
569. Rouco Varela, Antonio Mª, card.,
Oriol y Urquijo, Antonio Mª, 156. 429, 430, 431, 432, 433, 497.
Oriol y Urquijo, Lucas, 66, 67, 111, Ruiz y Ruiz, Lolita, 333.
181. S.C., 627.
Oytis, seud., cfr. Valentín de San Sáez, Antonio, 434.
José, O.C.D. Salvatico, Girolamo, O.C.D., 435.
P. de J., 157. Sánchez González, Martín, 228.
810 SIMEÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
NOTA FINAL
ÍNDICE GENERAL
ESTUDIOS Y NOTAS