Efectos Del Alcohol Sobre El Sistema Nervioso

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EFECTOS DEL ALCOHOL SOBRE EL SISTEMA NERVIOSO

Con frecuencia, los adultos y uno que otro joven, consumimos alcohol en eventos de
convivencia, o simplemente para degustar una “copita” de vino tinto. Es bien sabido que
el alcohol desinhibe la timidez de las personas permitiendo su interacción con sus
acompañantes, generando un estado de bienestar o relajación. Pero, alguna vez te has
preguntado ¿cómo es esto posible? ¿cuáles son los efectos del alcohol en nuestro
organismo? ¿existe algún riesgo en mi cuerpo si bebo con frecuencia u ocasionalmente?
Te invitamos a leer este artículo para ver las consecuencias de tomar, aunque sea una
bebida con poco alcohol.

¿Qué es responsable de nuestro estado de ánimo?


En nuestro cuerpo, existen unas biomoléculas llamadas neurotransmisores, éstos son los
encargados de estimular nuestro cerebro para ponernos alerta ante una situación de
peligro, o permitir la generación de sensaciones de placer, dolor o tristeza.
Dos de estos neurotransmisores son encargados de adormecer nuestro sistema nervioso:
el ácido gama-amino butírico (GABA) y el glutamato.
Cuando consumimos unas “copitas” de más, se estimula la actividad de estos
neurotransmisores creando un estado de relajación y adormecimiento, nuestros reflejos
se hacen más torpes y se tiende a perder el equilibrio con facilidad, pero, ¿porqué al
mismo tiempo sentimos placer o bienestar?

El alcohol actúa sobre otros dos neurotransmisores encargados de las sensaciones de


placer y euforia: la dopamina y la serotonina. La dopamina está relacionada con  la
motivación y el placer, de tal manera que cuando ingerimos alcohol se produce una
mayor acumulación de este neurotransmisor en el sistema nervioso, que a su vez,
actúa sobre una zona conocida como núcleo acúmbens, relacionado con el sistema
de refuerzo del cerebro. La estimulación de este sistema permite la motivación del
individuo a repetir aquella actividad que le provoca placer, es por ello que cuando
ya llevamos algunas copitas y nos sentimos “en ambiente”, seguimos ingiriendo
alcohol sin que nuestro cuerpo lo rechace. Por otro lado, la serotonina inhibe las
sensaciones de ira, agresión y el mal humor, entonces la acumulación de este
neurotransmisor favorece la aceptación afectiva hacia las personas con quienes se
está interactuando en ese momento.
A medida que la ingesta se vuelve crónica, el alcohol va sustituyendo a unas proteínas
conocidas como “receptores” los cuales estimulan el GABA y el glutamato. De tal
manera que cuando dejamos de consumir alcohol ya no existen suficientes receptores
que estimulen la producción de GABA y glutamato para adormecer o suprimir el
sistema nervioso, entonces se manifiestan los síntomas típicos del síndrome de
abstinencia, tales como: temblores, ansiedad, alucinaciones y un deseo obsesivo por
volver a ingerir alcohol.
Es en este punto, es cuando el consumo de alcohol se convierte en una adicción con
consecuencias irreversibles. El consumo prolongado provoca una modificación en la
estructura del sistema nervioso alterando los receptores de neurotransmisores clave para
su funcionamiento. En pocas palabras, se produce un desequilibrio que solo el alcohol
puede suprimir, es por ello que las personas que padecen alcoholismo requieren una
mayor cantidad de alcohol para mantener su estado de calma o relajación al mismo
tiempo que lo necesitan para eliminar los efectos de la “cruda”.
Gran parte del origen del alcoholismo reside en las primeras etapas de desarrollo como
la infancia o la adolescencia, es en esta última en la que la gran mayoría de las personas
que serán alcohólicas consumen por primera vez esta droga. De tal manera que al estar
el sistema nervioso y el cerebro en desarrollo, los cambios neurofisiológicos que
provoca el consumo prolongado de alcohol son más grandes y con frecuencia afectarán
su dependencia al consumo de alcohol en la edad adulta.

Efectos del alcohol: las enfermedades neurológicas:


 Demencia: casi el 10 % de los alcohólicos crónicos sufre demencia. Esto implica
que estas personas sufren un deterioro de todas sus funciones cognitivas, como
la memoria y las habilidades sociales. En estos casos, la persona pierde la
capacidad de realizar actividades complejas. También puede provocar cambios
en su personalidad y en su estado de ánimo.
 Degeneración del cerebelo: El cerebelo es una parte del sistema nervioso que se
encarga de la coordinación muscular y otros movimientos que realizamos de
forma involuntaria. Se estima que alrededor de un 50 % de los alcohólicos
sufren daños en el mismo. Acaban teniendo dificultades para hablar, para
caminar e incluso comienzan a tener temblores.
 Polineuropatía alcohólica: otro de los efectos del alcohol es la polineuropatía
alcohólica. Es una enfermedad en la que algunos nervios se degeneran y
no pueden mantener bien sus funciones. Se asocia a una carencia de vitaminas
secundaria a la ingesta de alcohol.
 El síndrome de Wernicke-Korsakoff: Esta patología produce una alteración de la
conciencia que puede llegar hasta el coma. Está causada porque el cerebro no
metaboliza de forma correcta la glucosa y se acumulan ciertas sustancias
tóxicas en él.

Hasta los 18 años, cualquier sustancia psicotrópica puede comprometer la


capacidad cognitiva. Y según una nueva investigación de especialistas en Brasil, el
consumo de alcohol en adolescentes afecta la formación del sistema nervioso.

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