Material de Lectura
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pe/implementacion-nuevas-modalidades-sucesion-testamentaria-tiempos-covid-19/
1. Introducción
Sin duda, una de las preocupaciones más renuentes de los sucesores testamentarios y de los profesionales
en derecho radica en la correcta transferencia del derecho de propiedad de bienes muebles e inmuebles
del causante, que dicho sea de paso podría ser víctima del covid-19.
Siendo así, muchos percibimos en el ejercicio de la profesión que nuestro Código Civil padece de serias
restricciones en cuanto al marco regulatorio de las modalidades de sucesión testamentaria, por lo que
habría que cuestionarse si las entidades estatales y la regulación normativa serán suficientes para subsanar
y resolver conflictos o será necesaria la actualización y/o modernización de nuestro sistema jurídico
peruano.
Por ello, en este artículo analizaremos las falencias de nuestro Código Civil en materia de sucesión
testamentaria y brindaremos alternativas de implementación legislativa desde el punto de vista del derecho
comparado.
2. La sucesión testamentaria
Para poder realizar un análisis sucinto del tema que abordaremos, cabe mencionar que según Julien
Bonnecase[1]: “La sucesión es por excelencia un modo de adquirir por defunción a título universal. Es la
transmisión del patrimonio de una persona fallecida a una o a varias otras”; por lo que, desde el momento
de la muerte de una persona, los bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia se trasmiten
a sus sucesores.
Ahora bien, respecto a la sucesión por testamento, el artículo 686 del Código Civil peruano establece: “Por
el testamento una persona puede disponer de sus bienes, total o parcialmente, para después de su muerte,
y ordenar su propia sucesión dentro de los límites de la ley y con las formalidades que ésta señala”.
En ese sentido, afirmamos que la sucesión testamentaria, “es el tipo de sucesión que se genera en la
voluntad del causante, donde el propietario es quien decide libremente a través de un testamento a quién
o quienes transmitirá su patrimonio”.
Siendo así, podemos definir al testamento como aquel instrumento legal que permite expresar la última
voluntad del causante respecto a la disposición y transferencia de la masa hereditaria; sin embargo, en
la praxis jurídica, durante este tiempo de pandemia se evidenció que esta modalidad de sucesión padece
de serias limitaciones que atentan y delimitan in strictu sensu la última voluntad del testador por parte de
nuestro ordenamiento jurídico vigente.
Nuestro ordenamiento jurídico en materia civil, respecto a la sucesión testamentaria, establece parámetros
específicos que restringen la interpretación in latu sensu de este código sustantivo; motivo por el cual, los
distintos profesionales del derecho nos hayamos limitados ab initio.
Así que, respecto a los tipos de testamento, el Código Civil peruano establece los siguientes: 1) los
testamentos ordinarios son: el otorgado en escritura pública, el cerrado y el ológrafo. Los testamentos
especiales, permitidos sólo en las circunstancias previstas en este título, son el militar y el marítimo; cuyas
formalidades son la forma escrita, la fecha de su otorgamiento, el nombre del testador y su firma.
Por lo que, podemos inferir que los testamentos ordinarios comprenden exclusivamente tres modalidades,
pese a encontrarnos en pleno siglo XXI como época de la innovación tecnológica; asimismo, cabe resaltar
que hoy en día atravesamos por una seria crisis sanitaria que pone en riesgo la correcta celebración de
este acto jurídico (sucesión testamentaria), teniendo en consideración que el actual marco regulatorio del
derecho de sucesiones se consideraría extemporáneo y cerrado debido a la limitaciones que padece.
Frente al avance indiscutible de la ciencia y tecnología, muchos países europeos han ido implementando
progresivamente reformas profundas a su sistema jurídico, iniciativas que han sido materializadas con la
aprobación de proyectos de ley, todo con el afán de dinamizar la relación jurídica interpersonal de sus
ciudadanos; por lo que, a la actualidad se han ido implementando neologismos como el testamento digital,
el sistema judicial electrónico y otros.
Por ello, algunos doctrinarios han definido al “testamento digital” como un documento que permite a una
persona dar instrucciones sobre qué hacer con su presencia digital una vez que fallezca.
Siendo así, dentro de los precedentes normativos a nivel internacional, tenemos los siguientes:
Ley catalana 10/2017, de fecha 27 de junio, la misma que es pionera en el empleo de medios
tecnológicos a fin de plasmar las voluntades digitales.
ii) Ley Francesa 2016- 1321, como único precedente sobre regulación del tratamiento de la
huella digital después de la muerte de la persona.
iii) El Comité de Ministros del Consejo de Europa, mediante Recomendación 20-1981, exhorta
a los Estados a admitir reproducciones de documentos y registros informativos, en específico,
reproducciones en microfilm y soporte informático como medios de prueba en el proceso.
No obstante, Roca Trías, refiriéndose a las voluntades digitales reguladas en la Ley de Cataluña, manifiesta:
“El hecho de que estas voluntades tengan eficacia posterior a la muerte de la persona no significa que
tengan naturaleza testamentaria”; sin embargo, el derecho al testamento digital no puede ser analizado
desde su concepción tradicional, sino como la posibilidad de disponer post mortem de los bienes digitales
del causante.
Frente al rebrote y proliferación del coronavirus, muchos compatriotas hoy en día se ven limitados a
transferir sus bienes o derechos y acciones en favor de sus herederos legales; más aún, si su estado de
salud se encuentra deteriorado, padece de covid-19 y se tiene el riesgo de contraer dicho virus al interior
de las notarías.
Aunado a ello, la situación se agrava si el testador no cuenta con el grado de instrucción necesaria
(educación primaria), a fin de validar un testamento ológrafo y manifestar su última voluntad.
Por lo que, actualmente existe un arduo debate en cuanto a la posibilidad de elaborar un proyecto de ley
que incorpore la modalidad de registro audiovisual de un testamento, ya sea a través de una memoria USB,
un disco duro portátil u otro soporte de almacenamiento, a fin de que este instrumento genere los efectos
jurídicos deseados por los sucesores, dando utilidad a los medios tecnológicos que disponemos y
cuya praxis, en materia sucesoria, garantizaría poner a buen recaudo la masa hereditaria.
Cuando está probado que el documento que se tiene encierra realmente la última voluntad del testador, la
observancia (estricta y exagerada) de la forma ya no tiene ninguna razón de ser, puesto que el fin de la
forma (cual es garantizar la voluntad expresada) se alcanzó por otros medios.
Además, tengamos en consideración que la administración de Justicia cada día se viene digitalizando, tal
es el caso de la programación de audiencias vía zoom, google meet o la implementación del expediente
judicial electrónico (EJE), como instrumentos que permiten utilizar los avances tecnológicos en la
impartición de justicia en tiempos de covid-19, más aun si dicho sistema es rápido, de fácil acceso y evita
el contacto directo con las partes procesales a fin de evitar contagios.
No obstante, cabe aclarar que la posibilidad de someterse a dicha modalidad obedecería a formalidades
para su validación como la autenticidad, inalterabilidad y durabilidad; previa evaluación de las
circunstancias que la motivaron (pandemia, estado de gravidez repentina o peligro de muerte), las mismas
que a la actualidad son muy probables.
Aunado a ello, cabe resaltar que muchas familias peruanas a la actualidad se encuentran en una situación
económica muy vulnerable producto de la emergencia sanitaria que venimos atravesando; por
consiguiente, dicho contexto descarta la posibilidad de recurrir a los testamentos ordinarios debido al riesgo
de contagios y a realizar gastos onerosos acudiendo a las instituciones del Estado (rotaría y registros
públicos).
Así que, compete al Poder Legislativo tomar cartas en el asunto a fin de elaborar un proyecto de ley que
amplíe las modalidades de sucesión testamentaria y se innove mediante el uso de tecnologías que protejan
la última voluntad del causante, eviten recurrir a los herederos a un proceso de sucesión intestada (en caso
no se cuente con ningún tipo de testamento), ya que éste podría ser una víctima más del covid-19.
6. Casuística
Eran las 8 p. m. del mes de julio del presente año, circunstancias en las que los sucesores testamentarios
(naturales de la provincia de Urubamba en el departamento del Cusco), se comunicaron conmigo debido a
que el testamento ológrafo otorgado por el causante (su padre), padecía de serias irregularidades y no
cumplía ad pedem litterae, lo establecido por el Código Civil en materia de sucesiones.
Después de realizar el análisis exhaustivo del caso, me di con la grata sorpresa de que todas las
modalidades de sucesión testamentaria consagradas en el código sustantivo (testamento por escritura
pública, cerrado u ológrafo), ya no eran aplicables en favor de los herederos, debido a que el causante se
encontraba infectado de covid-19; como consecuencia de ello, su salud se encontraba deteriorada,
cumpliendo una cuarentena rígida y no era posible recurrir a la modalidades antes señaladas.
Por consiguiente, me encontré frente un dilema legal que no me permitía brindar una solución rápida,
práctica y efectiva, a fin de poner a buen recaudo la última voluntad del causante en la disposición de la
masa hereditaria, todo esto en favor de la esposa e hijos; llegando a cuestionarme del porqué no se
implementó a la actualidad nuevas modalidades en materia sucesión testamentaria, como registros
audiovisuales empleando medios tecnológicos, más aún si el testador de manera repentina (un día después
de la llamada telefónica), falleció.
7. Conclusiones
Es importante contar con un sistema jurídico moderno que cuente con un abanico de
modalidades en materia de sucesión testamentaria, a fin de emplear los medios tecnológicos
necesarios (testamento digital), para suplir las reducidas modalidades del testamento
ordinario, toda vez que nos encontramos en estado de emergencia sanitaria (pandemia).
25/05/2021 El juez del Tercer Juzgado Civil de la Corte del Callao, Arturo
Subiria Ruiz, señaló, durante el programa digital “Hablando de Justicia”,
que los procesos judiciales por herencias se han incrementado como
consecuencia de los decesos repentinos por el contexto de la pandemia.
“Si hay una persona que asume bienes por herencia, significa que también asume derechos y obligaciones”,
añadió el magistrado.
Cabe destacar que la mayoría de los testamentos se realizan mediante escritura pública para darle validez
notarial. El testador debe ir acompañado de dos testigos (no herederos) para expresar su voluntad de
manera escrita y firmarlo.
“En el caso de las personas que fallecen sin dejar un testamento, lo que procede es realizar vía notarial la
sucesión hereditaria mortis causa. Para gestionar el trámite, es necesario el acta de defunción que emite
el RENIEC, así como las partidas de nacimientos de los herederos, (hijos por filiación o adopción,
matrimonial y extramatrimonial”, indicó Subiria Ruiz.
Finalmente, el entrevistado recalcó que la repartición de herencia es equitativa entre los hijos del
testador, ya sean producto de relaciones matrimoniales, extramatrimoniales y adoptados.
https://www.gob.pe/institucion/sunarp/noticias/523308-sunarp-mas-de-125-mil-peruanos-realizaron-
tramites-de-sucesion-intestada-durante-el-presente-ano
Sunarp: Más de 125 mil peruanos realizaron trámites de sucesión intestada durante el presente año
Nota de Prensa
La mayoría de estas gestiones, necesarias para recibir legalmente cualquier herencia, ante la falta de un
Fotos: OGC-Sunarp
Lima. Entre los múltiples cambios que ocasionó la emergencia sanitaria por COVID-19, sin duda la pérdida
repentina de un familiar o ser querido continúa siendo uno de los más difíciles de afrontar.
Lamentablemente, muchos de quienes fallecieron en lo que va de la pandemia no dejaron instrucciones
sobre qué hacer con sus bienes, situación que se evidencia en los 125 361 trámites de sucesiones
intestadas que fueron gestionadas por la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos (Sunarp) del
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, entre enero y agosto del presente año.
De acuerdo con la información estadística institucional, Lima contó con la mayor cantidad de sucesiones
intestadas, al registrar 47 939 trámites. Le sigue Arequipa, con 9960; La Libertad, con 9002; Lambayeque,
con 6797; y Piura, con 6587.
La sucesión intestada es el trámite que deben realizar los deudos ante un notario público o juez de paz
letrado en la ciudad o jurisdicción del último domicilio del fallecido, a fin de recibir legalmente cualquier
herencia. Este proceso se lleva a cabo siempre que el propietario o titular legalmente reconocido de los
bienes muere sin dejar un testamento, o este fue declarado nulo o ha caducado. La ley peruana determina
que los hijos (as), nietos (as) y demás descendientes directos, así como los padres, abuelos y otros
ascendientes vivos, puedan ser considerados herederos forzosos según el caso. Esta misma condición
recae sobre la pareja, ya sea el esposo (a) o el (la) conviviente de una unión de hecho.
Otros familiares consanguíneos como los hermanos, tíos y sobrinos pueden ser considerados herederos
legales con derecho a la herencia, solo en caso no existan herederos forzosos.
Trámite exclusivo en línea
Para atender eficientemente esta demanda, la Sunarp dispuso desde el pasado 18 de enero que las
solicitudes de anotación preventiva, levantamiento o inscripción definitiva de sucesión intestada sean
expedidas por las notarías por documento electrónico con firma digital, y se tramiten exclusivamente a
través del Sistema de Intermediación Digital (SID Sunarp), disponible en todo el país.
De esta manera, la presentación de los partes notariales, copias certificadas u oficios de las sucesiones
intestadas se simplifica, suprimiéndose la manipulación y el uso del papel, además de eliminar la posibilidad
de fraudes documentarios. También se evita la aglomeración de personas en las oficinas registrales y la
circulación del título entre distintas áreas del registro.