El Gozo Verdadero de La Navidad
El Gozo Verdadero de La Navidad
El Gozo Verdadero de La Navidad
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Prefacio
Prepara tu corazón
para recibir a Cristo
¿Cómo va a ser posible que ustedes crean si unos a otros se rinden gloria, pero
no buscan la gloria que viene del Dios único?
– JUAN 5:44
Dios gobierna y controla sobre todo. No hay otra cosa que Él pueda
darte esta Navidad que satisfaga tus necesidades y deseos mejor que la
consolación que le dio a Israel y la redención que le otorgó a Jerusalén: la
restauración de pérdidas pasadas y la liberación de enemigos futuros, el
perdón y la libertad, la amnistía y la fuerza, la sanidad de los errores
pasados y la garantía de un futuro prometido.
Si esta Navidad tienes un deseo en tu corazón que el mundo no ha sido
capaz de satisfacer, ¿será acaso que ese deseo es el regalo navideño de Dios,
preparándote para ver a Cristo como el consolador y redentor, y para
recibirle como realmente es?
¿Cómo se prepara el corazón para recibir a Cristo como realmente es?
Muy sencillo. Primero, el corazón debe desencantarse de los halagos que le
hagan los demás. “¿Cómo va a ser posible que ustedes crean si unos a otros
se rinden gloria, pero no buscan la gloria que viene del Dios único?” (Juan
5:44; 1:17-18).
Segundo, el corazón debe desencantarse de la seguridad que el dinero y
las cosas materiales prometen para satisfacer el alma. “Oían todo esto los
fariseos, a quienes les encantaba el dinero, y se burlaban de Jesús” (Lucas
16:14).
Tercero, junto con el desencantamiento frente a los halagos de la gente y
al poder del dinero, debe haber un deseo real de ser consolado y redimido
por encima de lo que el mundo pueda ofrecer.
Cuarto, debe haber una revelación de Dios Padre, abriendo los ojos de
tu corazón, a fin de que puedas gritar, como un hombre que descubre un
tesoro increíble, “¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente, la
consolación de mi pasado, la redención de mi futuro! ¡Ahora te veo y te
recibo como realmente eres!”.
Mi deseo es que Dios abra tus ojos esta Navidad. Que ese sea tu regalo y
tu testimonio.
Diciembre 3
Acércate al Salvador
El Dios que da la paz levantó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas,
a nuestro Señor Jesús, por la sangre del pacto eterno. Que Él los capacite en
todo lo bueno para hacer Su voluntad. Y que, por medio de Jesucristo, Dios
cumpla en nosotros lo que le agrada. A Él sea la gloria por los siglos de los
siglos. Amén.
– HEBREOS 13:20-21
El propósito de la
época navideña
Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y
para dar Su vida en rescate por muchos.
– MARCOS 10:45
1 Juan 3:1-10 nos dice dos veces por qué sucedió la Navidad; es decir,
por qué el eterno y divino Hijo de Dios vino al mundo en forma humana.
En el versículo 5 Juan dice: “Ustedes saben que Jesucristo se manifestó
para quitar nuestros pecados. Y Él no tiene pecado”. Entonces, la ausencia
de pecado en Cristo es afirmada: “Él no tiene pecado”. Y la razón de Su
venida es afirmada: “Se manifestó para quitar nuestros pecados”. Luego, en
la segunda parte del versículo 8, Juan dice: “El Hijo de Dios fue enviado
precisamente para destruir las obras del diablo”. El enfoque que Juan tiene
en mente al mencionar “las obras del diablo” es el pecado que el diablo
promueve. Esto lo vemos en la primera parte del versículo 8: “El que
practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde
el principio”. Entonces, las obras del diablo que Jesús vino a destruir son
las obras del pecado.
Así que Juan nos dice dos veces que la Navidad —la venida del Hijo de
Dios— sucedió para erradicar el pecado, es decir, para destruir las obras
del diablo. Jesús nació de una virgen a través del Espíritu Santo (Mateo
1:18-20), “siguió creciendo en sabiduría y estatura, y cada vez más gozaba
del favor de Dios y de toda la gente” (Lucas 2:52), y fue perfectamente
obediente y sin pecado durante toda Su vida y ministerio, hasta morir en la
cruz (Filipenses 2:5-8; Hebreos 4:15). Lo hizo para destruir las obras del
diablo, para erradicar el pecado…
… Nuestro pecado. Aprópiate de lo que Él ha hecho y ámalo por ello.
Toma las mismas palabras del apóstol Pablo y hazlas tuyas: “Lo que ahora
vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio
Su vida por mí” (Gálatas 2:20). Es así como Jesús destruyó las obras del
diablo y nos rescató de nuestro pecado. No dejes que pase esta Navidad sin
antes haber lidiado con tu pecado y con el diablo. Cristo vino para darte
victoria.
Diciembre 6
La pasión de Dios
por Sí mismo en Navidad
Para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica Tu nombre.
– JUAN 12:27-28 (NBLH)
Vino a bendecirnos
Moisés dijo: “El Señor su Dios hará surgir para ustedes, de entre sus propios
hermanos, a un profeta como yo; presten atención a todo lo que les diga.
Porque quien no le haga caso será eliminado del pueblo”. En efecto, a partir
de Samuel todos los profetas han anunciado estos días. Ustedes, pues, son
herederos de los profetas y del pacto que Dios estableció con nuestros
antepasados al decirle a Abraham: “Todos los pueblos del mundo serán
bendecidos por medio de tu descendencia”. Cuando Dios resucitó a Su siervo,
lo envió primero a ustedes para darles la bendición de que cada uno se
convierta de sus maldades.
– HECHOS 3:22-26
Lo que este pasaje nos enseña es que Dios trajo a Jesús a escena para
bendecir a Su pueblo. “Todos los pueblos del mundo serán bendecidos por
medio de tu descendencia”.
Dios le dijo a Su Hijo en el cielo: “El día ha llegado; he prometido
bendición; ahora es el tiempo de cumplir esa promesa; Tú serás Mi
emisario de bendición; quiero bendecir a este mundo; tengo tanto que
darles; ve y bendice a Mi pueblo; bendice a todas las familias de la tierra a
través de Mi pueblo; bendícelas, bendícelas”.
Podemos ver esto en los versículos 25 y 26 cuando la bendición de Dios
es mencionada dos veces. El versículo 26 dice explícitamente que Dios
envió a Jesús al pueblo de Israel para bendecirlos. Y cuando dice que Dios
lo envió a Israel primero, significa que bendecirá al resto de los pueblos
después. El versículo 25 aclara que este era el propósito de Dios cuando
hizo Su pacto con Abraham: “En ti, todas las familias de la Tierra serán
benditas”. La bendición fue primero para los judíos y, gracias al Mesías
judío, después fue también para todos los pueblos, y eso te incluye a ti.
Permíteme decirte que Dios está cerca de ti en esta época navideña. Tú
estás incluido en el versículo 25. No importa que ya hayan transcurrido
dos mil años. Con Dios, mil años son como un día (2 Pedro 3:8). Con
Dios, es como si esta promesa fuera hecha ayer. Así de fresca es Su
bendición para ti. Si te acercas a Él en fe, recibirás la bendición. De eso
trata la Navidad —de la mayor bendición.
Diciembre 8
Dios es digno
de confianza
Moisés dijo: “El Señor su Dios hará surgir para ustedes, de entre sus propios
hermanos, a un profeta como yo; presten atención a todo lo que les diga.
Porque quien no le haga caso será eliminado del pueblo”. En efecto, a partir
de Samuel todos los profetas han anunciado estos días. Ustedes, pues, son
herederos de los profetas y del pacto que Dios estableció con nuestros
antepasados al decirle a Abraham: “Todos los pueblos del mundo serán
bendecidos por medio de tu descendencia”. Cuando Dios resucitó a Su siervo,
lo envió primero a ustedes para darles la bendición de que cada uno se
convierta de sus maldades.
– HECHOS 3:22-26
¿Por qué el
Hijo del hombre?
Ciertamente les aseguro que ustedes verán abrirse el cielo, y a los ángeles de
Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.
– JUAN 1:51
En esa visión nocturna, vi que alguien con aspecto humano venía entre las
nubes del cielo. Se acercó al venerable Anciano y fue llevado a Su presencia, y se
le dio autoridad, poder y majestad. ¡Todos los pueblos, naciones y lenguas lo
adoraron! ¡Su dominio es un dominio eterno, que no pasará, y Su reino jamás
será destruido!
Este es un lenguaje glorioso, real y soberano (Juan 3:13; 5:27; 6:62).
Pero tiene una connotación diferente a los títulos Hijo de Dios y Rey de Israel.
Suena más ordinario y humilde. Entonces, cuando Jesús usaba este
término, Su reinado, gloria y soberanía no eran tan explícitos. Solo
aquellos que tenían oídos para oír podían entender el significado excelso
del término Hijo del hombre cuando Jesús lo usaba para referirse a Él
mismo.
No fueron los líderes judíos los que le dieron este título. Jesús mismo se
lo dio. El pasaje clave es Juan 3:14-15: “Como levantó Moisés la serpiente
en el desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para
que todo el que crea en Él tenga vida eterna”.
Entonces, podríamos decir que la mayor gloria que tú y yo podemos ver
es la gloria del Hijo del hombre, el Señor del cielo, cuyo dominio es eterno, y
quien fue levantado en la cruz para morir por los pecadores.
Así que, en esta Navidad, cuando veas al Hijo de Dios como el Rey de Israel
y como el Hijo del hombre, asegúrate de verlo en la cruz, como el glorioso
dador de la vida eterna.
Diciembre 10
Lo que la Navidad
vino a destruir
El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo.
– 1 JUAN 3:8
La celebración
del amor de Dios
Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo el
que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
– JUAN 3:16
En Juan 3:16 Jesús nos enseña que el Dios vivo es un Dios de amor.
Deja que eso penetre en ti. El Dios vivo es un Dios de amor. Él ama. De
todas las cosas que podríamos decir sobre Dios, podemos estar seguro de
esto: Él ama.
El mismo autor de Juan 3:16 dice en 1 Juan 4:8: “Dios es amor”. Creo
que esta frase significa, por lo menos, que dar y servir para el beneficio de
otros es más piadoso que recibir y ser servido. Dios no tiene necesidades.
Dios es dador. Dios es amor.
Así que Jesús especifica lo que nos quiere decir cuando habla del amor
en Juan 3:16: “Tanto amó Dios”. El “tanto” aquí no significa una cantidad
de amor, sino una forma de amar. No quiere decir “Dios amó tanto”, sino
“Dios amó de tal forma”. “Tanto amó Dios” significa: “De tal forma amó
Dios”.
¿Cómo amó Dios? Nos amó de tal forma “que dio a Su Hijo unigénito”.
Y sabemos que este regalo consistió en que Su Hijo fuera entregado al
rechazo y a la muerte. “A los Suyos vino, y los Suyos no le recibieron”
(Juan 1:11). En vez de eso, lo mataron. Jesús dijo sobre esto: “Yo te he
glorificado en la tierra, y he llevado a cabo la obra que me encomendaste”
(Juan 17:4). Entonces, cuando el Padre entregó a Su Hijo unigénito, lo
entregó a la muerte.
Esa es la clase de amor que tiene el Padre. Es un amor dadivoso. Es un
amor que da Su tesoro más preciado —Su Hijo.
Medita en eso esta Navidad. Fue un amor muy costoso. Un amor muy
poderoso. Un amor muy doloroso. El significado de la Navidad es la
celebración de este amor. “Tanto amó Dios…”. La gran maravilla es que
Dios le da este costoso amor a un mundo de pecadores indignos como los
somos nosotros.
Diciembre 12
La gloria del
Verbo encarnado
En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era
Dios.
– JUAN 1:1
La Navidad marcó
la historia
En efecto, a partir de Samuel todos los profetas han anunciado estos días.
– HECHOS 3:24
La compasión
que Dios promete
Les digo que Cristo se hizo servidor de los judíos para demostrar la fidelidad
de Dios, a fin de confirmar las promesas hechas a los patriarcas, y para que
los gentiles glorifiquen a Dios por Su compasión.
– ROMANOS 15:8-9
No hay palabras que podamos usar para describir los regalos de Dios, de
los cuales cantaremos por toda la eternidad. Pero los regalos más preciosos
que pudieras imaginar no son fines en sí mismos. Todos ellos nos apuntan
hacia Dios mismo. Básicamente, ese es el propósito de Sus regalos.
Su perdón, por ejemplo. Cuando Cristo se hizo nuestro siervo para
rescatarnos, quitó la maldición de la ley y la amenaza del castigo eterno
para todos los que creen. ¿Con qué fin? ¿Para que pudiéramos disfrutar el
pecado sin vergüenza alguna? No. ¡Fue para que pudiéramos disfrutar con
Dios por toda la eternidad! El perdón es precioso porque nos conduce a
Dios.
¿Por qué la gente busca el perdón? Si buscamos el perdón para tener un
mero alivio psicológico, o para escapar del infierno, o para tener más
placeres físicos, entonces Dios no es honrado.
Romanos 15:9 dice que el propósito de la servidumbre de Cristo es para
que los gentiles “glorifiquen a Dios” por Su compasión. Pero si abusamos
de la compasión de Dios, como si fuera un permiso para disfrutar el
pecado, o incluso para disfrutar de cosas inocentes, Dios no recibe gloria
por ello. Dios recibe gloria cuando Su compasión nos libera para verle a Él
como el mejor regalo y como la Persona más disfrutable en el universo.
Por eso es bueno que Cristo haya venido en nombre de la verdad de
Dios, pues la esencia de la compasión que se nos prometió es Él mismo.
Es bueno que Cristo haya venido en nombre de la verdad de Dios, pues
Su venida demuestra que Dios es verdadero en Sí mismo; Su venida
confirma las promesas de Dios, manifiesta que tales promesas son promesas
de compasión.
Este es el significado de Su venida. Este es el significado de la Navidad.
¡Oh, que Dios despertara tu corazón para que vieras tu gran necesidad de
Su compasión! ¡Que extasiara tu corazón con el gran Salvador, Jesucristo!
¡Que liberara tu lengua para adorarle y tus manos para que Su compasión
brille en ellas!
Diciembre 15
Nuestro
verdadero tesoro
Al ver la estrella, se llenaron de alegría.
– MATEO 2:10
Señor Jesús, Tú eres el Mesías, el Rey de Israel. Las naciones se postran ante Ti.
Dios lleva al mundo a reconocer que eres digno de adoración. Por tanto, ante
cualquier oposición que encuentre, con gozo te atribuyo autoridad y dignidad, y
traigo estos regalos para decirte que solo Tú puedes satisfacer mi corazón.
Diciembre 16
Vino a servir
El que quiera ser el primero deberá ser esclavo de todos.
– MARCOS 10:44
Frustración tierna
y llena de gracia
Dios lo ofreció [a Cristo] como un sacrificio […] para manifestar Su justicia. De
este modo Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús.
– ROMANOS 3:25-26
Noche y día meditaba en esto hasta que vi la conexión entre la justicia de Dios y
la declaración: “El justo por la fe vivirá”. Fue ahí donde entendí que la justicia
de Dios es la justicia por la cual Dios nos justifica, a través de Su mera gracia y
misericordia. Fue ahí donde sentí que volví a nacer y que entré por puertas
abiertas al paraíso.
El regalo que
no puedes comprar
El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él es Señor del cielo y de la
tierra. No vive en templos construidos por hombres, ni se deja servir por
manos humanas, como si necesitara de algo. Por el contrario, Él es quien da a
todos la vida, el aliento y todas las cosas.
– HECHOS 17:24-25
Dios no quiere ser servido en una forma que implique que estamos
supliendo Sus necesidades u ofreciéndole algo que no es legítimamente
Suyo. “¿Quién le ha dado primero a Dios, para que luego Dios le pague?”
(Romanos 11:35). “Si Yo tuviera hambre, no te lo diría, pues Mío es el
mundo, y todo lo que contiene” (Salmo 50:12).
Por tanto, simplemente no podemos negociar con Dios. No tenemos
nada de valor que Él no posea. Su carro nunca se descompone. Nunca le
falta gasolina. Nunca se ensucia. Él nunca se cansa. Nunca se deprime.
Nunca es interrumpido por el tráfico; siempre puede llegar a Su destino a
tiempo. Nunca está solo. Nunca tiene hambre.
En otras palabras, si quieres lo que Jesús puede darte, no puedes
comprarlo. No puedes intercambiarlo por algo que tú tengas. No puedes
trabajar para obtenerlo. Él ya posee tu dinero y todo lo que tienes. Y,
cuando trabajas, es solo gracias a que Él te ha dado vida y aliento. Todo lo
que podemos hacer es someternos a Su oferta espectacular de ser nuestro
servidor.
Esta sumisión es llamada fe —la disposición de dejar que Él sea Dios.
Confía en que Él será el Proveedor, el Fortalecedor, el Consejero, el
Guiador, el Salvador. La fe es estar satisfechos con todo lo que Dios es por
nosotros en Jesús. Tener esa fe es lo que significa ser cristiano.
La Navidad significa que el Dios infinito y autosuficiente no ha venido
para ser servido, sino disfrutado.
Diciembre 20
Recibe Su
reconciliación
Y no solo esto, sino que también nos regocijamos en Dios por nuestro Señor
Jesucristo, pues gracias a Él ya hemos recibido la reconciliación.
– ROMANOS 5:11
Pero el servicio sacerdotal que Jesús ha recibido es superior al de ellos, así como
el pacto del cual es mediador es superior al antiguo, puesto que se basa en
mejores promesas…
– HEBREOS 8:4-5, 6, 10
Aquí vemos que la Navidad significa dos cosas. Primero, significa que el
Antiguo Testamento es una sombra de la realidad. El templo, los
sacrificios, el sacerdocio, las fiestas y las leyes dietéticas eran una sombra de
la realidad en el cielo. Esa realidad es Jesucristo y Su obra como Sumo
Sacerdote, así como nuestro sacrificio y nuestra adoración.
Segundo, significa que Dios hace que la realidad de Cristo sea real para
nosotros mediante la obra del nuevo pacto cuando escribió Su verdad en
nuestros corazones. Dios se mueve poderosamente en nuestros corazones y
mentes para vencer nuestra resistencia ante la belleza de esta realidad. Él
escribe Su voluntad —la vedad de que Jesús es real— en nuestros
corazones, para que podamos verle como realmente es, para que confiemos
en Él voluntariamente, para que le sigamos libremente, de adentro hacia
afuera, sin restricciones externas.
Dios es justo y santo, y está separado de los pecadores —pecadores como
tú y como yo. Este es nuestro mayor problema en la Navidad —y en
cualquier otra época. ¿Cómo podremos permanecer ante la presencia de un Dios
justo y santo? No obstante, Dios es misericordioso y ha prometido en
Jeremías 31 (500 años antes de Cristo) que, algún día, Él haría algo nuevo.
Dios remplazaría las sombras con la realidad del Mesías. Además, también
escribiría Su ley en nuestros corazones para que no fuéramos movidos a
amarlo exteriormente, sino que lo amáramos y confiáramos en Él desde
nuestro interior.
Esa sería la salvación más grande que pudiera imaginarse —si Dios nos
ofreciera la realidad más grande y disfrutable del universo y luego causara
que pudiéramos verla para poder disfrutarla libre y placenteramente. Esa
sería una historia de Navidad digna de cantar. Y eso es exactamente lo que
Dios ha hecho.
Diciembre 23
Nuestra mayor
necesidad en Navidad
Pero surgirá Uno para pastorearlos
con el poder del Señor,
con la majestad del nombre
del Señor su Dios.
Vivirán seguros, porque Él dominará
hasta los confines de la tierra.
¡Él traerá la paz!
Si Asiria llegara a invadir nuestro país
para pisotear nuestras fortalezas,
le haremos frente con siete pastores,
y aun con ocho líderes del pueblo.
– MIQUEAS 5:4-5
Al mundo Él gobernará
Con gracia y con poder.
A las naciones probará
Su amor y Su poder.
Pero hay una paz más profunda —una paz que debe suceder antes de
que suceda cualquier paz en la Tierra. Debe haber paz entre nosotros y
Dios. Nuestra incredulidad y Su ira deben ser removidas. Esa es la
verdadera paz, y esa es nuestra mayor necesidad en la Navidad.
Miqueas sabía que esto vendría. Él ya había experimentado esa paz
personalmente (Miqueas 7:8-9). Describe esto de forma hermosa al final de
su libro, en Miqueas 7:18-19:
¿Qué Dios hay como Tú,
que perdone la maldad
y pase por alto el delito
del remanente de Su pueblo?
No siempre estarás airado,
porque Tu mayor placer es amar.
Vuelve a compadecerte de nosotros.
Pon Tu pie sobre nuestras maldades
y arroja al fondo del mar
todos nuestros pecados.
Esta fue la gran obra del Mesías que tenía que acontecer. Sí, hay
enemigos en el mundo que deben ser derrotados si hemos de tener paz.
Pero el pecado y el juicio son el peor y más grande enemigo. El evangelio
en la Navidad es este: Cristo ha aplastado a este enemigo en la cruz. Y a
cualquiera que confía en Él, sus pecados le son arrojados al fondo del mar.
Por tanto, no decimos “gloria a nosotros”, sino “gloria a Dios en las
alturas, y en la tierra paz a los que gozan de Su buena voluntad”.
Diciembre 24
Disfruta de todas
las promesas de Dios
Pero de ti, Belén Efrata,
pequeña entre los clanes de Judá,
saldrá el que gobernará a Israel;
Sus orígenes se remontan hasta la antigüedad,
hasta tiempos inmemoriales.
Por eso Dios los entregará al enemigo
hasta que tenga su hijo la que va a ser madre,
y vuelva junto al pueblo de Israel
el resto de Sus hermanos.
Pero surgirá Uno para pastorearlos
con el poder del Señor,
con la majestad del nombre
del Señor su Dios.
Vivirán seguros, porque Él dominará
hasta los confines de la tierra.
– MIQUEAS 5:2-4
Gracia: el tema
dominante de Navidad
Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para
siempre. Este pan es Mi carne, que daré para que el mundo viva.
– JUAN 6:51
¡NACIÓ EL SALVADOR!
Dios recibe la gloria,
nosotros Su paz
Algunas de las palabras más conocidas y felices de la Navidad son estas
de Lucas:
Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto
les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en
un pesebre”. De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que
alababan a Dios y decían: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los
que gozan de Su buena voluntad.
– LUCAS 2:11–14
Quiero gloriarme con ustedes en esta Navidad, por las maravillas de este
texto, con nuestro principal enfoque en el versículo 14: “Gloria a Dios en
las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de Su buena voluntad”.
Ocurrió un día verdadero
“Hoy les ha nacido…” (versículo 11). Ocurrió un día. Un día en la
historia. No fue un día de cuento imaginario, mitológico, sino un día real
donde César Augusto era emperador de Roma y Cirenio gobernador de
Siria.
Fue un día planeado en la eternidad, desde antes de la creación del
mundo. De hecho, todo el universo (con un espacio innumerable de años
luz y de billones de galaxias) fue creado y hecho para este día glorioso, y
para lo que significa para la historia humana.
“Porque por Él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra,
visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo
ha sido creado por medio de Él y para Él” (Colosenses 1:16).
¡Para Él! Para Su aparición. Para este día de Su aparición. “Pero cuando
se cumplió el plazo, Dios envió a Su Hijo, nacido de una mujer, nacido
bajo la ley” (Gálatas 4:4). Ocurrió un día. El día perfecto. Cuando se
cumplió el plazo. El tiempo perfecto designado por Dios desde antes de la
creación del mundo. Ese “hoy les ha nacido”.
Ocurrió en una ciudad real
“… En la ciudad de David”. Ocurrió en una ciudad. No fue en Narnia.
No fue en la Tierra Media. No fue en una galaxia muy, muy lejana.
Ocurrió en una ciudad, a unos 11000 kilómetros de distancia de
Minneapolis. La ciudad aún existe hoy. Mi madre murió en un accidente
justo en las afueras de esa ciudad. Es una ciudad real.
El nombre de la ciudad es Belén (Lucas 2:4: “José subió […] de Galilea
[…] a Belén, a la ciudad de David”). Belén está como a diez kilómetros de
Jerusalén. Belén, la ciudad donde vivió Isaí, el padre de David, el gran rey
de Israel. Belén, la ciudad de la cual profetizó Miqueas:
– MIQUEAS 5:2
De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y
decían: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de Su
buena voluntad”.
Traducido del libro The Dawn of Indestructible Joy: Daily Readings for Advent © 2014 por John Piper,
traducido por Giancarlo Montemayor y revisado por Patricia Cardona.
Las citas bíblicas han sido tomadas de la Nueva Versión Internacional (NVI) © 1999 por Sociedad
Bíblica Internacional. Las citas marcadas con la sigla RV60 pertenencen a la Biblia Reina Valera
©1960 por Sociedades Bíblicas Unidas. Las marcadas con la sigla NBLH, a la Nueva Biblia
Latinoamericana de Hoy © 2005 por The Lockman Foundation. Las marcadas con la sigla TLA, a la
Biblia Traducción al Lenguaje Actual © 2000 por Sociedades Bíblicas Unidas.
Prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier medio visual o electrónico sin
permiso escrito de la casa editorial. Escanear, subir o distribuir este libro por Internet o por
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