La Objeción de Conciencia de Los Funcionarios Judiciales (Sentencia T-388 de 2009)

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sergio alejandro fernández parra *

La objeción de conciencia de los


funcionarios judiciales
(Sentencia T-388 de 2009)

La objeción de conciencia ha cobrado una gran relevancia en el contexto


nacional a partir de la Sentencia C-355 de 20061, que despenalizó el aborto
en tres casos específicos. Esto, debido a que muchos médicos, entidades de
salud y jueces se han amparado en la referida objeción para incumplir los
términos de la nueva jurisprudencia constitucional.
La presente reseña tiene como objetivo analizar la Sentencia T-388 de
20092, mediante la cual la Corte limita la objeción de conciencia y, además,
prohíbe expresamente a los funcionarios judiciales objetar conciencia cuan-
do desempeñen actividades relacionadas con su cargo. Para tales efectos
expondremos, en primer lugar, los hechos que dieron lugar a la sentencia,
luego, las consideraciones de la Corte Constitucional y, por último, nuestros
comentarios.

I. hechos

El actor, quién obró en nombre de su compañera permanente, interpuso una


acción de tutela con el fin de permitir la interrupción inducida del embarazo,
dadas las malformaciones que presentaba el feto3.
El juez segundo penal municipal de Santa Marta, quien conoció la solicitud
en primera instancia, decidió declararse impedido para fallar el caso por razón
de su conciencia. A su juicio, el artículo 18 de la Constitución Nacional, le
garantiza la libertad de conciencia y para él –dada su formación cristiana–

* Estudiante de cuarto año de derecho y monitor del Departamento de Derecho Consti-


tucional de la Universidad Externado de Colombia.
1 M. P.: Jaime Araújo Rentaría y Clara Inés Vargas Hernández.
2 Corte Constitucional. Sala Octava de revisión, integrada por los magistrados Juan
Carlos Henao Pérez, Jorge Iván Palacio Palacio y Humberto Antonio Sierra Porto, M. P.:
Humberto Antonio Sierra Porto.
3 La Corte Constitucional permitió la práctica del aborto en la Sentencia C-355 de 2006
cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su vida.

Revista Derecho del Estado n.º 24, julio de 2010


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permitir la interrupción inducida de un embarazo es ir en contra de la “ley


divina” que ordena no matar.
El juez segundo del circuito penal de Santa Marta resolvió no darle curso
a la solicitud de impedimento elevada por el juez de primera instancia. Con-
sideró que dicha causal era inexistente, en la medida en que no se encontraba
dentro de las causales de impedimento taxativamente señaladas por la ley 4, y
por tal razón, ordenó devolver el expediente al juez segundo municipal.
Una vez devuelto el expediente, el a quo resuelve negar el amparo basado
en las mismas consideraciones que empleó para objetar conciencia. El ad
quem revoca en todas sus partes el fallo proferido en primera instancia y
concede el amparo solicitado.

II. consideraciones de la corte

A. la objeción de conciencia

1. ¿Qué es?

La Corte consideró que la objeción de conciencia es una libertad que habilita


a su titular para resistir el cumplimiento de la normatividad vigente cuando
ésta le imponga un comportamiento que su conciencia prohíbe. En otras pa-
labras, “la objeción de conciencia supone la presencia de una discrepancia
entre la norma jurídica y alguna norma moral. Quien ejerce la objeción de
conciencia no invoca la ilegalidad ni busca el cambio de las políticas o de
programas impulsados por un gobierno”5.

2. Su naturaleza

La Corte Constitucional consideró que la objeción de conciencia es un de-


recho fundamental, por encontrarse plasmada en el artículo 186 de nuestra
Carta Política y, además, porque va encaminada a proteger otros principios
jurídicos que son pilares de nuestro ordenamiento jurídico como el pluralismo,
la libertad religiosa o la libertad de pensamiento. La Corte expresó “El nexo
entre la objeción de conciencia y el derecho a la libertad de pensamiento,
a la libertad religiosa y a la libertad de conciencia es muy grande hasta el

4 Artículo 56 del Código de Procedimiento Penal.


5 Sentencia T-388 de 2009: “Es una persona que se apega al Derecho, pero su obser-
vancia le provoca problemas con sus convicciones morales más íntimas, con su conciencia
crítica…”.
6 “Artículo 18. Se garantiza la libertad de conciencia. Nadie será molestado por razón
de sus convicciones o creencias ni compelido a revelarlas ni obligado a actuar contra su con-
ciencia”.
Sergio Alejandro Fernández Parra. La objeción de conciencia de los…, 271-275 273

punto de poder afirmar que la objeción de conciencia resulta ser uno de los
corolarios obligados de estas libertades…”7.

C. límites

Según la Corte, la objeción de conciencia puede ejercerse sin impedimento


alguno8 cuando su ejercicio implique una intervención apenas marginal o
mínima en los derechos de terceras personas, o cuando no se vulneren tales
derechos. Sin embargo, cuando con el ejercicio de dicha objeción se vul-
neren derechos de otras personas, el asunto, según la Corte, se convierte en
un problema de límites al ejercicio de derechos fundamentales, esto es, en
un problema de posible colisión entre el derecho individual y los principios,
derechos o bienes protegidos por el ordenamiento jurídico9-10. En conclusión,
para la Corte, el derecho a objetar conciencia no es un derecho absoluto y su
ejercicio tiene como límites la propia Constitución.

B. las autoridades judiciales no son titulares de la objeción


de conciencia

Para la Corte toda persona tiene derecho a ejercer la objeción de conciencia


porque esta es una garantía constitucional, por tal razón, en las actividades
que no tengan relación con sus cargos, los funcionarios judiciales pueden
objetar conciencia. Pero cuando desempeñan funciones públicas no pueden
excusarse en razones de conciencia para abstenerse de cumplir con sus deberes
constitucionales y legales, pues con dicha práctica se estarían vulnerando los
siguientes mandatos Constitucionales:
– El del artículo 2.º que expresa que uno de los fines del Estado es garan-
tizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la
Constitución y que además, en su inciso 2.º, establece la obligación de las

7 Sentencia T-388 de 2009.


8 Ibíd. En este evento según la Corte “No se trata, de verificar si las convicciones que
esgrime quien ejerce la objeción de conciencia son justas o injustas, acertadas o erróneas. En
principio, la sola existencia de estos motivos podría justificar la objeción por motivos de con-
ciencia”.
9 Sentencia T-388 de 2009 “… cuando con el ejercicio de la objeción de conciencia se
obstaculiza el ejercicio de los derechos de terceras personas, entonces el asunto se nos convierte
en un problema de límites de los derechos constitucionales fundamentales…”.
10 Cuando se presenta un conflicto entre dos principios Constitucionales se debe aplicar
el test de ponderación. Para el Doctor Carlos Bernal Pulido “la ponderación es la actividad que
consiste en sopesar dos principios que entran en colisión en un caso en concreto para determinar
cuál de ellos tiene un peso mayor en las circunstancias específicas y por lo tanto, cuál de ellos
determina la solución para el caso”. Carlos Bernal Pulido. El derecho de los derechos, Bogotá,
Universidad Externado de Colombia, 2005, p. 97.
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autoridades de la República de proteger a todas las personas en su honra,


bienes y derechos.
– El del artículo 230 según el cual los jueces están sometidos al imperio
de la ley, lo que significa que cuando los funcionarios judiciales profieren
un fallo no están en uso de su libre albedrío, sino que deben hacerlo de con-
formidad con el derecho.
– El del artículo 229, que establece el derecho de acceso a la administración
de justicia y prohíbe su obstrucción arbitraria y la denegación injustificada
de justicia.

III. nuestro criterio

Podemos concluir que la Corte Constitucional prohíbe absolutamente a los


funcionarios judiciales ejercer la objeción de conciencia cuando están des-
empeñando sus funciones.
Estamos de acuerdo con las consideraciones de la Corte y además nuestro
criterio es que:
Primero, en caso que un juez se declare impedido por razón de su con-
ciencia, debería adelantarse en su contra una investigación penal, por la
posible comisión del delito de prevaricato por acción11 (en la medida en que
aceptamos que el precedente Constitucional tiene fuerza vinculante para los
operadores jurídicos)12.
Segundo, en caso que un juez se declare impedido por razón de su con-
ciencia, además del proceso penal, debería ser apartado del proceso por el
riesgo que le genera al administrado que un juez interponga sus conceptos
morales al derecho de la República, y que con base en aquellos conozca y
falle un caso en particular. Cuando un juez tiene algún preconcepto sobre el
caso pierde su imparcialidad y esto riñe con los principios constitucionales
que definen la administración de justicia.
En tercer lugar, el permitir la posibilidad de impedimentos por razón de la
conciencia, resultaría contrario al principio de celeridad13. En caso de urgencia
de afectación de un derecho fundamental, el someter al administrado a un
incidente donde se resuelva el impedimento alegado por el juez puede ser

11 Artículo 413 del Código Penal: “El Servidor Público que profiera resolución, dictamen
o concepto manifiestamente contrario a la ley, incurrirá en prisión de tres a ocho años”.
12 Sentencia C-252 de 2001, M. P.: Carlos Gaviria Díaz. “Aun cuando los efectos ju-
rídicos emanados de la parte resolutiva de un fallo de revisión solamente obliga a las partes, el
valor doctrinal de los fundamentos jurídicos o consideraciones de estas sentencias trasciende el
asunto revisado. La interpretación constitucional fijada por la Corte determina el contenido y
alcance de los preconceptos de la Carta y hace parte, a su vez, del imperio de la ley, a que están
sujetos los jueces según lo dispuesto en el artículo 230 de la Constitución”.
13 Artículo 4.º Ley 270 de 1996. Ley Estatutaria de la administración de justicia. “La
administración de justicia debe ser pronta y cumplida…”.
Sergio Alejandro Fernández Parra. La objeción de conciencia de los…, 271-275 275

nocivo, pero, sobre todo, sería inútil (pues ya se vio que el juez que resuelva el
incidente lo declarará improcedente). En esta medida, en virtud del principio
de celeridad (típico del procedimiento de tutela) debería asignarse el proceso
a otro juez para que este falle en los términos de ley. Esto, es bueno anotarlo,
no tiene como finalidad proteger la libertad de conciencia del juez objetor,
sino garantizar al administrado un juicio justo, imparcial y célere.
Finalmente, otra cuestión que surge de la postura de la Corte es cuál debe
ser el papel del operador jurídico en estos casos, dado que parecería que sólo
puede aplicar la ley. Consideramos que el juez no solo debe estudiar si se
presentan o no los supuestos fácticos previstos en las normas. El papel del
juez, a nuestro parecer, debe ser dinámico y aunque no pueda objetar con-
ciencia sí puede, por ejemplo, aplicar la excepción de inconstitucionalidad 14
cuando considere que una norma es incompatible con la Constitución. Por
tal razón, opinamos que esta sentencia no debe interpretarse en el sentido de
quitarle ese rol importante al juez y de reducirlo a ser un simple verificador
de los supuestos fácticos de la ley.

14 No se puede aplicar la excepción de inconstitucionalidad en los siguientes casos: 1.


Cuando una norma en particular ha sido declarada inexequible. 2. Cuando la norma ha sido
declarada exequible no se puede aplicar la excepción de inconstitucionalidad por los mismos
motivos que fueron objeto del estudio de Constitucionalidad de la Corte. 3. En el evento en que
el fallo haya sido de constitucionalidad condicionada, igualmente le está vedado a cualquier
autoridad judicial acordarle una interpretación distinta a la norma legal que ha sido sometida al
control de la Corte.

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