La Práctica Docente
La Práctica Docente
La Práctica Docente
Elena Barroso
Darío Navarra
También, ponemos a consideración la concepción que frente a lo curricular nos acerca Alicia de
Alba:
“…síntesis de elementos culturales (conocimientos, valores, costumbres, creencias,
hábitos) que conforman una propuesta político-educativa pensada e impulsada por
diversos grupos y sectores sociales cuyos intereses son diversos y contradictorios, aunque
algunos tiendan a ser dominantes y hegemónicos, y otros tiendan a oponerse y resistirse a
tal dominancia y hegemonía”.
De Alba, A. (1998). Currículum, crisis y perspectivas. Miño y Dávila. Buenos Aires.
Consideramos que estas dos caracterizaciones frente a lo curricular, nos permiten reconocer las
principales dimensiones del mismo. Por un lado, lo normativo y sus prescripciones, lo cual
identificaremos como lo más objetivo del curriculum, y por otro lado, lo ideológico y los
posicionamientos que nos plantea.
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Tomado de los materiales del Curso taller 2, de la diplomatura en Práctica Docente en el Nivel Superior.
Fac. de Filosofía y Letras. UNCuyo. 2019
devienen sólo de fundamentos educativos, también responden a otras dimensiones de la esfera
social, cultural, política y económica.
Compartimos con otros autores (Puigross -1987; Filmus - 1993), la concepción de que todo
proyecto político contiene un determinado modelo económico y, a su vez, contiene y condiciona
un modelo educativo.
El currículum de una carrera es un proyecto formativo, pero como tal no es un planteo ingenuo de
un ministerio o de una universidad determinada, más bien se trata de un conjunto de decisiones
curriculares que suponen un posicionamiento frente al proyecto político y al modelo educativo al
que se aspira.
Bien, apenas presentadas estas dos dimensiones, comencemos con el análisis y reflexión de lo más
objetivo de un curriculum de carrera:
Nos preguntamos:
¿Qué conocemos del currículum de la carrera donde trabajamos?
¿Qué lectura y análisis realizamos del plan de estudio?
¿Cuáles son las normas académicas que regulan nuestro trabajo y la trayectoria formativa de
nuestros estudiantes?
¿Cómo configuramos nuestras propuestas de enseñanza en el marco del Proyecto Curricular
de la carrera en la que nos desempeñamos?
En la Práctica de Aprendizaje tendrá más detalle de cómo realizar esta primera actividad, centrada
en lo que Jurjo Torres y otros autores denominan como Currículum Explícito. Al completar la
información y convertirla en conocimiento, usted tendrá más posibilidades de enmarcar su
propuesta de enseñanza, generalmente expresada en el programa, y además de definir con más
fundamentos sus decisiones respecto al qué enseñar, por qué, cuándo enseñar, cómo enseñar y
qué, cómo y cuándo evaluar.
Asimismo, consideramos que un proyecto curricular de alguna manera debería recoger los
problemas más generales que se viven y laten en el candor social, asuntos como los punteados
más arriba son apenas algunos de los tantos a atender en las propuestas.
Vamos, a continuación, a transitar otro nivel de análisis de lo curricular. Uno más amplio (su
vinculación con las características del contexto socio-laboral) y más profundo (tratando de
identificar lo no evidente, analizar lo que se configura más allá de las intenciones y sus
consecuencias para los estudiantes, para los docentes, para la institución), aquello que “pasa” y
otorga un matiz especial, original y único a cada propuesta curricular.
2. ¿Qué percibo entre el proyecto curricular, lo que desarrollamos y las demandas del medio?
Sostenemos que sería conveniente que cada docente, y colectivo profesional, dedicara y
dispusiera de tiempos y espacios para analizar el Diseño Curricular y su correspondencia o no,
coherencia o no con las características del medio socio-productivo y sus actuales demandas. Este
proceso permitiría el replanteo permanente de sus prácticas además de promover la actualización
de los entornos formativos donde las desarrollan.
Algunas de las categorías más significativas para analizar los posicionamientos curriculares,
pueden ser:
- la presencia o no de concepciones frente a la educación superior, sus problemáticas y
posibilidades.
- la concepción sobre el conocimiento y su dinámica.
- la inclusión de los avances técnicos y tecnológicos en los entornos formativos.
- la existencia o no de propuestas de formación continua
- los vínculos y retroalimentación con el medio cultural y socio-productivo
Otra de las cuestiones a tener en cuenta son las nuevas configuraciones subjetivas y su relación
sustantiva con la comunicación inter-personal. Cotidianamente escuchamos frases como “ya los
alumnos no son como antes”, “los niños vienen más listos”. Éstos y otros discursos hacen
referencia a constructos sociales que manifiestan la diversidad de miradas, percepciones e
impactos que afectan a las instituciones en general y a las educativas en particular. Estas nuevas
configuraciones de los estudiantes también pueden observarse en algunos de nosotros, sus
docentes. Creemos que ambos roles se van transformando a partir de las variables socio-culturales
y su entrecruzamiento. Estos “nuevos sujetos” imprimen rasgos distintivos a los roles tradicionales
de “alumnos” y de “docentes” en las actuales actividades de la educación superior. La noción de
autoridad se está redefiniendo y con ella la tradicional jerarquía en el ámbito de la educación.
La celeridad de construcción del conocimiento exige que los planes de estudio y los procesos de
acreditación académica sean revisados, ajustados con mayor rapidez. La obsolescencia de los
conocimientos exige un replanteo permanente del contenido a enseñar y requiere de acciones
permanentes en pro de su actualización. Ya no es posible repetir programas, prácticos y/o
materiales para la enseñanza sin “ajustar” y verificar su adecuación a la actual configuración del
campo profesional y sus demandas. Esto también nos exige, como docentes, de estrategias para la
búsqueda, selección de fuentes válidas y certeras.
Los procesos de formación profesional deben ser comprendidos como una etapa inicial que debe
complementarse con la formación continua. Lo que enseñamos ya no es suficiente para asegurar
un exitoso proceso de inserción laboral. Su reconocimiento nos plantea la necesidad de vincular
teoría y práctica de un modo sustantivo y retroalimentador. Nuestras propuestas de enseñanza
deben nutrirse de fuentes sólidas que otorguen bases adecuadas que permitan nuevas
construcciones en cada profesión. Las demandas del medio socio-productivo y cultural deberán
convertirse en nuevos contenidos a tener en cuenta en nuestros cursados.
Este currículum oculto no está escrito, no está reglado, es producto del desarrollo de las prácticas
formales y de los posicionamientos implícitos de los actores educativos que lo dinamizan. Por
ejemplo, en muchas ocasiones se enseñan temáticas como la noción de libertad, pluralidad,
diversidad, utilizando un único material con una postura hegemónica. Es allí donde se cristaliza
una contradicción no siempre percibida y pocas veces reformulada. Otro ejemplo de esto puede
ser el abordaje “teórico”, netamente conceptual en los espacios formativos de prácticas o de
vinculación con el futuro ámbito de trabajo.
El análisis de estos planteos les permitirá re-conceptualizar el currículum y ampliar la mirada hacia
otras dimensiones implícitas en el mismo, que quizá no son muy consideradas ni reflexionadas
asiduamente por todos los actores educativos de ese determinado y actual proyecto.
Es sumamente necesario que como docente explicite las relaciones entre su programación y el
marco curricular en el cual se basa para analizar su correspondencia o no con las características de
su cultura, de sus tecnologías, de sus demandas. Es que las propuestas de enseñanza no debieran
desconocer ese marco social para el cual se está acompañando el aprendizaje de nuevos
profesionales.
Estos marcos normativos, definen desde una postura, desde una política determinada, las
decisiones curriculares.
Les invitamos a identificar los lineamientos y sus fundamentos en su carrera, su unidad académica
y en la universidad toda donde se desempeña como docente. Esto con el fin de enriquecer la
mirada, con el firme propósito de ampliar el horizonte de formación y no con el espíritu de
fortalecer resistencias vanas y/o aislamientos estériles.
Creemos que un “buen” Proyecto Curricular debe ser dinámico, alternativo, variado. Por ello, es
nuestro deseo generar oportunidades para el intercambio, la consulta, para luego avanzar en los
re-planteos, las reformulaciones de un modo participativo y democrático.