Teorías o Escuelas Psicológicas

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TEORÍAS O ESCUELAS PSICOLÓGICAS

En el universo terapéutico habitan más de 250 formas de terapia. Estas escuelas o teorías son todas
diferentes entre sí, en la ideología, en la forma o en el encuadre, pero apuntan todas a un mismo fin:
mejorar la calidad de vida del paciente.
Estas 250 escuelas se podrían agrupar en tres grandes líneas de pensamiento según en acento que cada
modelo terapéutico ponga en su exploración de la problemática del paciente:
1. Escuelas que se focalizan en el pasado. 2. Escuelas que se focalizan en el futuro. 3. Escuelas que se
focalizan en el presente.

La primera línea, la más poblada, incluyen aquellas escuelas que parten de la idea de que el paciente tuvo
algún problema cuando era chiquito y paga desde entonces las consecuencias de aquella situación. El
trabajo consiste entonces en recuperar los recuerdos de la historia del paciente, hasta encontrar aquellas
situaciones que ocasionaron este problema.
El ejemplo más claro de este modelo es el psicoanálisis, creado por Sigmund Freud allá por 1900.
Para identificar a estas escuelas, suele decirse que buscan responder a la pregunta “¿Por qué?
El psicoanálisis, por tomar la más difundida de estas escuelas, tiene como casi todas las cosas ventajas y
desventajas. La ventaja fundamental es que no existe otro modelo terapéutico que brinde un conocimiento
más profundo de los propios procesos internos. Ningún otro modelo es capaz de llegar al nivel de
autoconocimiento al que se podría llegar con estas técnicas.
En cuanto a las desventajas son por lo menos dos. Por un lado la duración del proceso terapéutico,
demasiado largo, lo cual lo hace fatigoso y antieconómico, no solo en dinero. Y, por otro lado, la dudosa
efectividad terapéutica del modelo.

En el otro extremo, están las escuelas psicoterapéuticas focalizadas en el futuro. Están líneas, muy de moda
en este momento, podrían sintetizarse del siguiente modo: el verdadero problema es que el consultante
equivoca la conducta adecuada a su intención. Por lo tanto la tarea consiste en que el paciente llegue a
donde él se propone, o consiga lo que desea o enfrente lo que teme para vivir más productiva y
positivamente.
Esta línea está representada por el conductismo, (creado por John Watson) quien propone la idea de que
sólo se pueden aprender conductas nuevas ejecutándolas, cosa que el paciente difícilmente se atreverá a
hacer sin el apoyo de una ayuda exterior. Esta ayuda será dada por un profesional. La pregunta básica de
este modelo es “¿Cómo?”. Esto es, como conseguir el objetivo buscado.
Esta escuela tiene también ventajas y desventajas: la primera de las ventajas es la increíble efectividad de la
técnica, y la segunda, la rapidez del proceso. La desventaja más clara es que el abordaje es superficial; el
paciente nunca termina de conocerse ni de descubrir sus propios recursos, lo que no tendría nada de malo,
pero no alcanza para el imprescindible contacto con uno mismo.

La tercera línea es, desde el punto de vista histórico, la más nueva. Está integrada por aquellas escuelas que
focalizan en el presente. Están representadas por la Gestalt, y desde el punto de vista general se parte de la
idea de no investigar el origen de los sufrimientos ni elegir conductas para saltear ese sufrimiento, más bien
la tarea se centra en establecer qué está pasando con la persona que consulta y para que está en esta
situación.
También tiene ventajas y desventajas. Entre las ventajas contamos que, comparativamente, no son terapias
tan largas como las primeras, ni tan cortas como las segundas, además; sin tener la profundidad del
psicoanálisis, generan una buena dosis de autoconocimiento y un buen nivel de manejo de los recursos
propios. Entre las desventajas, puede mencionarse el peligro de promover en el paciente la idea de una
filosofía de vida pasatista y liviana, una postura de vivir el momento, diferente a como ve el presente esta
escuela, que admite y requiere de la experiencia y de los proyectos de vida.

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