Qué Es La Demografía

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¿Qué es la demografía?

La demografía es la ciencia que estudia a las poblaciones humanas de manera


estadística, es decir, en base a datos numéricos y cálculos que permiten analizar
diversos aspectos como el tamaño, la densidad, la distribución y las tasas de vitalidad de
una población.

Los estadísticos que utiliza se obtienen mediante instrumentos de evidencia científica


(bases de datos, encuestas, censos y otros).

El árabe Ibn Jaldún (1332-1406) es considerado el fundador de la demografía, por ser


el primero en incluir datos estadísticos en sus investigaciones. Le siguieron el alemán
Johann Peter Süssmilch (1707-1767) y los británicos John Graunt (1620-1674) y Thomas
Robert Malthus (1766-1934) por los importantes aportes a la disciplina.

Demografía en Guatemala:

Guatemala es un país predominantemente pobre que tiene dificultades en varios ámbitos


de la salud y el desarrollo, como la mortalidad infantil y materna, la desnutrición, la
alfabetización y el conocimiento y uso de anticonceptivos. La gran población indígena del
país se ve afectada de forma desproporcionada. Guatemala es el país más poblado de
Centroamérica y tiene la mayor tasa de fertilidad de América Latina. También tiene la tasa
de crecimiento demográfico más alta de América Latina, que probablemente continuará
debido a su gran población en edad reproductiva y su alta tasa de natalidad. Casi la mitad
de la población de Guatemala tiene menos de 19 años, lo que la convierte en la población
más joven de América Latina. La tasa de fecundidad total de Guatemala ha disminuido
lentamente durante las últimas décadas, debido en parte a los limitados programas de
salud financiados por el gobierno. Sin embargo, la tasa de natalidad sigue siendo más
cercana a los tres hijos por mujer y es notablemente más alta entre sus poblaciones
rurales e indígenas.

Los guatemaltecos tienen un historial de emigración legal e ilegal a México, Estados


Unidos y Canadá debido a la falta de oportunidades económicas, la inestabilidad política y
los desastres naturales. La emigración, principalmente a Estados Unidos, se intensificó
durante la guerra civil de 1960 a 1996 y se aceleró tras la firma de un acuerdo de paz.
Miles de guatemaltecos que huyeron a México regresaron después de la guerra, pero la
migración laboral al sur de México continúa.

Población Urbana y Rural


La mayoría de la población guatemalteca es urbana en un 54% y rural en un 46%2
¿QUÉ ES EL CRECIMIENTO POBLACIONAL?
Se denomina crecimiento poblacional o crecimiento demográfico al cambio en el número
de pobladores de una región geográfica determinada en un cierto plazo. Se suele utilizar
este término para hablar de humanos, pero también puede emplearse en el estudio de
poblaciones animales (por parte de la ecología y la biología). El crecimiento poblacional
es, entonces, el incremento (o decrecimiento, si es negativo) en el número total de
individuos a lo largo de un lapso de tiempo establecido.

El estudio de las poblaciones y de sus dinámicas de cambio poblacional permite ofrecer


razones y teorías respecto del crecimiento o decrecimiento de las poblaciones, así como
prever sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo. Por eso es objeto de estudio de
la estadística y de otras disciplinas especializadas, así como una importante fuente de
datos para diseñar políticas sociales, económicas, ecológicas, etc.

La población humana mundial es un perfecto ejemplo de crecimiento poblacional


sostenido, especialmente durante el último siglo. De ser 2.600 millones en 1950 (cuando
la ONU era joven aún), en 1987 la cifra de humanos en el planeta alcanzó los 5.000
millones, en 1999 los 6.000 millones y en 2015 los 7.300 millones. Se prevé que para el
2030 esta cifra mundial alcance los 8.500 millones y en 2100 los 11.200 millones, si se
mantuvieran las condiciones actuales.

Población rural y urbana

El número de habitantes de una localidad determina si es rural o urbana. De acuerdo con


el INEGI, una población se considera rural cuando tiene menos de 2,500 habitantes,
mientras que la urbana es aquella donde viven más de 2,500 personas.

Debido a la constante migración del campo a las ciudades, el número de habitantes de


localidades urbanas ha ido en aumento; en contraste, el de las rurales ha disminuido.

Población urbana

En 1950, 43 % de la población vivía en localidades urbanas; en 1990 el porcentaje era de


71, para 2020 es de 79 por ciento.

Población rural

En 1950, la cantidad de personas que habitaban en comunidades rurales representaba 57


% del total de la población del país; en 1990 era de 29 % y para 2020, se ubica en 21 por
ciento.

QUÉ ES LA MIGRACIÓN

La migración designa el desplazamiento de un grupo o población de seres humanos o


animales, de un lugar a otro.

La migración puede ser de carácter permanente, cuando el individuo fija definitivamente


su residencia en el nuevo lugar donde se ha radicado, o temporal, cuando obedece a
estadías más breves.
Además, puede considerarse forzada si los factores que la determinan no dependen del
sujeto, o voluntaria, cuando quien toma libremente la determinación es el propio individuo.

Las causas que determinan las migraciones son múltiples y, en este sentido, tienen
diferentes motivaciones y características.

Se habla de migración por causas políticas cuando una crisis política ha desatado una
situación de inestabilidad institucional que afecta de manera pronunciada a un Estado y a
sus ciudadanos; así como también puede motivarse a que dicho país se encuentra
atravesando un régimen totalitario, sin libertad de expresión, que persigue a la disidencia,
lo cual propicia que muchos ciudadanos, involucrados o no políticamente, decidan
abandonar el país por temor de que no se les respeten sus derechos.

Qué es la inmigración

La inmigración es tipo de movimiento migratorio que supone la llegada de un individuo o


grupo de personas a un país, región o localidad distinto del originario, para establecerse
allí. La estancia puede ser permanente, cuando implica la radicación en el país de destino
de manera definitiva, o temporal, cuando se trata de permanencias más breves.

Los desplazamientos migratorios son tan antiguos como la humanidad, son un hecho
natural y común, que se puede observar en personas que parten en busca de una mejor
calidad de vida, mayores oportunidades, y un mejor futuro.

La inmigración, como tal, puede obedecer a diferentes factores, entre los cuales,
probablemente, la economía sea el principal. Generalmente, la inmigración es un
fenómeno mayormente apreciable entre la población joven, que llega a su nuevo destino a
establecerse, trabajar y prosperar; a granjearse mayores oportunidades laborales, mejor
situación económica y calidad de vida, así como la posibilidad de aspirar a un futuro mejor
a nivel tanto personal como familiar. En este sentido, una crisis económica acentuada en
el país de origen, en contraste con una situación de bonanza, prosperidad y mayores
oportunidades en el posible país de destino puede ser un detonante para la inmigración.

La situación política, que desde luego afecta a la sociedad en todos sus niveles, suele
también propiciar corrientes importantes de inmigración, conocidas como diáspora. Países
con regímenes políticos de tendencias totalitarias, autoritarias y represivas son
comúnmente fuente de inmigrantes, mientras que naciones con regímenes democráticos,
solidez institucional, estabilidad económica y pleno respeto a los derechos, tienden a ser
el destino elegido por este tipo de inmigración, que, valga subrayar, no solo responde a la
búsqueda a mejores posibilidades económicas, sino que también aspira a una mejor
calidad de vida en términos generales.

Qué significa Emigración

Se llama emigración a la acción y efecto de emigrar. Emigrar es salir del lugar de origen
para establecerse de forma temporal o permanente en uno diferente. La palabra, como
tal, proviene del latín emigratio, emigratiōnis.

La emigración ha existido siempre a lo largo de la historia de la humanidad. Cada vez que


un grupo humano, bien por razones climáticas, bien por factores económicos, políticos o
sociales, se ha visto en la necesidad de trasladarse de su lugar de origen para afincarse
en uno nuevo, está produciéndose una emigración.

La emigración es un fenómeno social en el cual un grupo de personas se siente motivado


a moverse hacia un nuevo lugar (país, región o ciudad), en busca de una vida mejor y de
mayores posibilidades de desarrollo a nivel personal, familiar o profesional, así como
económico y social.

Las emigraciones pueden ocurrir dentro de un mismo país, al desplazarnos de una ciudad
a otra o de una región a otra, o entre distintos países e, incluso, continentes. Por lo
general, los destinos elegidos para la emigración suelen ser lugares con mejores
condiciones de vida.

Asimismo, es de destacar que la emigración también puede darse en animales y plantas


que emigran impulsados por otro tipo de factores, como el cambio de estación, la
disponibilidad de alimento, o para la reproducción.

Migración desde y hacia Guatemala.


Los flujos migratorios entre Guatemala y México han registrado históricamente una
dinámica intensa, sobre todo por la participación de trabajadores guatemaltecos que
cruzan la frontera terrestre para participar en mercados laborales chiapanecos. A este
proceso se sumó la presencia de los refugiados guatemaltecos que se ubicaron en el
estado de Chiapas a principios de los años ochenta. Asimismo, desde mediados del
decenio de los ochenta, se observó una corriente de personas en tránsito (transmigrantes)
procedentes de diversos países de América Latina –incluyendo a Guatemala– y de otros
continentes, quienes desde esa época utilizan los territorios guatemalteco y mexicano
para dirigirse a Estados Unidos de manera no autorizada.

A partir de los años noventa también se ha registrado un flujo muy intenso de


transmigrantes autorizados que transportan vehículos usados y otro tipo de mercancías
(muebles, electrodomésticos, etc.) para su venta en las naciones centroamericanas. De
esta cuenta, tanto Guatemala como México, se han constituido en países de tránsito de
personas que se dirigen a/o proceden de Estados Unidos. Esta dinámica plantea la
necesidad de que ambos países asuman y administren esa realidad, pero a la vez
gestionen sus políticas migratorias incluyendo de manera corresponsable al país de
destino final.

Durante los últimos años, los dos gobiernos han realizado modificaciones a las leyes y
procedimientos para regular los movimientos migratorios en sus respectivos territorios. En
particular, Guatemala; que adoptó una nueva Ley de Migración y México introdujo
reformas a la Ley General de Población y su Reglamento. Pero el rasgo más preocupante
es la prevalencia de una lógica de seguridad en ausencia de consideraciones acerca de la
relación entre la migración y el desarrollo. De ahí que el hecho más notable haya sido la
orientación hacia medidas cada vez más restrictivas y la adopción de otras para la
deportación (el aseguramiento detención y la devolución) de extranjeros no autorizados.
En todo caso, se puede afirmar que los cuerpos jurídicos han sido ampliamente
rebasados por las dinámicas migratorias, de las cuales sus territorios son escenarios
cotidianos.

Las migraciones hoy día constituyen un factor que alivia diversas presiones sociales
generadas por la falta de acceso a oportunidades de desarrollo personal, familiar y
comunitario en los países de origen. Los migrantes son personas que apuestan por el
futuro de sus familias y el de las próximas generaciones; por ello, están dispuestas al
trabajo, a ofrecer su fuerza laboral, sus conocimientos y experiencias. Son trabajadores
esenciales para las economías de los países a los que se dirigen, pero también son una
pérdida para sus países de origen.

Relacione Cuantitativas de la emigración:

El debate sobre la relación entre migración y desarrollo ha estado hegemonizado por la


visión que los países receptores y organismos internacionales tienen de ella. En la última
década se ha consolidado el análisis de la migración internacional desde el enfoque de la
seguridad nacional de los países receptores. En estos años ha tomado fuerza las
posiciones políticas conservadoras que sustentan la criminalización de la migración
indocumentada, y que impulsan diversas políticas de control inmigratorio. Frente a esta
mirada, se plantea pasar del enfoque del llamado “management of migration”, a uno de la
así llamada “gobernanza de la migración”, que busca incluir los derechos e intereses de
los migrantes en el centro del debate. Lo que nos interesa mostrar en este trabajo, es que
la perspectiva hegemónica ha llevado a invisibilizar tanto las condiciones económicas y
demográficas de los países de destino que sustentan y dan espacio a la inmigración, así
como el aporte de estos inmigrantes a la dinámica de la economía y de la reproducción de
estas sociedades. Nos interesa mostrar estimaciones sobre el aporte de los inmigrantes
latinoamericanos a la dinámica económica y social de los Estados Unidos y España,
principales destino de este flujo migratorio. Para ello, nos sustentaremos en el análisis de
datos cuantitativos e información proveniente de estadísticas oficiales de ambos países y
la elaboración de un modelo de análisis que busca ofrecer una visión comprehensiva del
papel de la migración internacional en la reproducción social, demográfica y económica en
las sociedades avanzadas.

Emigración y sus implicaciones para la vida social:


Los conflictos políticos de un país pueden impulsar la migración según la gravedad del
caso. Golpes de Estado, inestabilidad en la alternancia del poder, irrespeto a la expresión
de la voluntad popular, etc, generan una situación de inestabilidad que suele forzar la
migración.

Cuando una persona es perseguida por su ideología política y debe salir de su país de
forma voluntaria o porque fue expulsado por las autoridades, se le llama refugiado
político.

Por ejemplo, la presión del actual gobierno chino contra los disidentes políticos ha llevado
a muchos de ellos a salir del país después de haber sido perseguidos o encarcelados.

El nivel de desarrollo económico de un país incide directamente en la calidad de vida de


sus habitantes. Por eso, los países con crisis económicas graves suelen ser un caldo de
cultivo para de procesos migratorios, ya que sus habitantes deben desplazarse para
buscar más o mejores ingresos para sobrevivir.

La migración puede estar impulsada por dificultades en el entorno social que le restan
calidad de vida al migrante y su entorno familiar. La inseguridad y el desempleo son
causas comunes de migración en América Latina, lo que promueve las movilizaciones
hacia otros países dentro o fuera del continente.
Por ejemplo, una de las causas de la migración en México tiene que ver con la
inseguridad, expresada en asaltos, robos y violencia generada por los carteles del
narcotráfico que operan en el país. Estas situaciones han estimulado migraciones dentro y
fuera del territorio, en este caso hacia hacia Estados Unidos.

Emigración y sus implicaciones para la vida económica:

En los últimos años, la migración ha sido objeto de un intenso debate político. Aunque la
mayoría de la gente tiene una opinión positiva sobre los inmigrantes, también circulan
ideas falsas y se detecta preocupación. Por ejemplo, hay quienes creen que los migrantes
son una carga para la economía.

Emigración y sus implicaciones para la vida política:

La migración se considera un fenómeno primordialmente sociodemográfico, pero puede


argumentarse que sus efectos más permanentes son los políticos, y tienen
manifestaciones tanto activas como pasivas. Es decir, la complejidad de las expresiones
de estos efectos ha limitado la descripción de las consecuencias políticas de la migración.
Esta afecta a la política internacional tanto de los países de origen como de destino.
Impacta asimismo en la política interior de los países receptores, tanto por sus
repercusiones en la población nativa, cuanto por su peso en las funciones del Estado,
como seguridad, educación y gasto social. Además, muchas veces afecta la política
nacional de los países emisores, al considerar las acciones de su diáspora en sus nuevos
hogares. Finalmente, los migrantes inciden también en la política nacional del país al que
llegan.

Quizás el efecto más común de la migración en la política nacional de los países de


destino es el que tiene que ver con la población original. La inmigración cambia la política
interna del país de muchas maneras, por motivos culturales, religiosos o lingüísticos,
aunque da la impresión de que estos efectos se concentran principalmente en la
economía. Es indiscutible que el capital es más móvil que la mano de obra; sin embargo,
la economía mundial sufriría sin los flujos migratorios. Al mismo tiempo, los trabajadores
de los países más desarrollados piensan que los inmigrantes les quitan su trabajo. Otra
causa de malestar es una peculiaridad de la inmigración: mientras que los costos siempre
son locales (y por lo tanto fáciles de identificar), los beneficios tienden a ser difusos (y
difíciles de demostrar). Además, muchas veces los migrantes responden a la demanda de
trabajo que se genera cuando se dan profundas reestructuraciones económicas. Por eso,
como se ha puesto en relieve en la campaña presidencial del candidato republicano
Donald Trump en Estados Unidos, así como en la aprobación del brexit en el Reino Unido
y los resultados de las elecciones en Austria -por dar solo tres ejemplos de muchos-, en
los países desarrollados no hay otro tema en el que la opinión de las élites políticas y
económicas y la población en general esté más dividida.

Crecimiento de la población en el mundo:

La historia demuestra que la evolución de la población mundial no siempre ha


seguido el vertiginoso ritmo actual. En concreto, hay dos momentos históricos que
marcaron dicha evolución:
 Por un lado, la Revolución Neolítica, en la que el ser humano comienza a
dominar la naturaleza y surgen la agricultura y la ganadería. Estos
avances facilitan una sedentarización de la población y una liberación de la
mano de obra para otros trabajos relacionados con, por ejemplo, la artesanía.
Así se produce un aumento poblacional hasta rondar los 300 millones de seres
humanos.

 Por otro lado, la Revolución Industrial, en la que se produce una explosión


demográfica sin precedentes hasta ese momento. En el siglo XIX la población
se duplica y en el siglo XX, incluso, se triplica hasta alcanzar los 6.000 millones en
el año 2000. Los avances médicos, científicos y económicos propiciaron este
crecimiento exponencial.

En 2011 la población mundial alcanzó los 7.000 millones de personas y, en la actualidad,
el planeta se encamina hacia los 8.000 millones de personas pese al impacto de la
pandemia de COVID-19 desde noviembre de 2019.
CAUSAS DEL CRECIMIENTO POBLACIONAL

El crecimiento de la población mundial viene marcado, según la ONU , por tres factores:

Tasas de fecundidad

El crecimiento poblacional depende en gran medida de las tendencias en las tasas de


fecundidad. Se espera que el nivel mundial de fecundidad pase de 2,5 niños por mujer en
2019 a 2,2 en 2050, según datos del estudio World Populations Prospects de la ONU.

Aumento de la longevidad

En las últimas décadas se ha conseguido incrementar la esperanza de vida de forma


considerable y esta tendencia se mantendrá: la previsión es alcanzar los 77,1 años en
2050 (actualmente ronda los 73). Pese a este avance, conviene apuntar que continúa
existiendo una brecha muy grande con los países menos desarrollados (7,7 años menos
de esperanza de vida).

Migración internacional

Es un factor menos influyente que los dos anteriores, pero también tiene su relevancia. De
hecho, aquellos países que reciben un gran número de refugiados o migrantes
económicos (entre 2010 y 2020 catorce países o áreas tuvieron un flujo neto de entrada
de más de un millón) pueden ofrecer una mayor esperanza de vida a los recién llegados.

CONSECUENCIAS DEL CRECIMIENTO POBLACIONAL

El crecimiento de la población mundial tiene aspectos positivos para el desarrollo de la


sociedad, pero también provoca efectos negativos sobre el planeta. En las siguientes
líneas, enumeramos los más destacados:

Acrecienta el cambio climático

El cambio climático hace referencia a la alteración del clima atribuible, directa o


indirectamente, a la actividad humana. Por tanto, a más seres humanos, mayor impacto.
Aquí entran en juego los gases de efecto invernadero, los cuales se acumulan en la
atmósfera y retienen calor, incrementado el efecto invernadero y contribuyendo a un
aumento de la temperatura media del planeta.

Disminuye la seguridad alimentaria

Según la FAO, la seguridad alimentaria se da cuando todas las personas tienen acceso
físico, social y económico permanente a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad
suficiente para satisfacer sus requerimientos nutricionales. La explosión demográfica
afecta a los fundamentos de la seguridad alimentaria, es decir, a su disponibilidad,
estabilidad, acceso y consumo.

Incide en la pérdida de biodiversidad

La pérdida de biodiversidad se refiere a la disminución o desaparición de la diversidad


biológica, entendida esta última como la variedad de seres vivos que habitan el planeta. El
crecimiento poblacional impacta sobre la biodiversidad al aumentar la actividad humana y
presencia de lo artificial sobre lo natural, fenómeno conocido como antropoceno.

Sobreexplotación de recursos

Los seres humanos están agotando los recursos naturales del planeta. Así lo advierte el
Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF): la actual sobreexplotación de los recursos
naturales está generando un enorme déficit, ya que cada año se consumen un 20 % más
de los que se pueden regenerar y ese porcentaje no deja de crecer.

Incidencia demográfica en el crecimiento de las grandes ciudades.

Las ciudades son sinónimo de crecimiento económico, empleo, movilización social,


avances tecnológicos e innovaciones, entre otros factores positivos que se ven reflejados
en que más del 80% del producto interno bruto mundial se genera en las ciudades (Banco
Mundial, 2020). Sin embargo, también son el reflejo de externalidades negativas producto
de la acelerada urbanización como la desigualdad, la pobreza, el desarrollo sectorizado,
entre otros, que, a su vez, se transforman en exclusión social, inseguridad, contaminación
(70% de las emisiones mundiales de carbono se producen en las ciudades) y limitantes
para algunos grupos poblacionales, lo cual implica retos significativos para la agenda
urbana a fin de lograr ciudades más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles en línea
con las metas trazadas en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11.

En 2019, más de la mitad de la población mundial vivía en ciudades (55,7%), es decir


4.274 millones de personas (Banco Mundial, 2019). Para 2030, se proyecta que este
porcentaje aumente al 60%. En 2018, la mayoría de la población (26,5%) vivía en
ciudades con menos de 500.000 habitantes y se proyecta que en 2030 una de cada tres
personas viva en ciudades de estas características. Por otra parte, se estima que las
“megaciudades”, una ciudad con más de 10 millones de habitantes, aumenten de 33 a 43
(2018 a 2030). En 2018, la población en estas ciudades era igual al 6,9% de la población
mundial (Naciones Unidas, 2018).

Sin duda, el anterior panorama expone desafíos en la planificación y ordenamiento


territorial de las ciudades para garantizar que todos sus habitantes tengan acceso
equitativo a los bienes básicos de la ciudad, en particular, vivienda, equipamientos y
servicios urbanos, transporte y espacios públicos, al aumentar el compromiso ambiental
de todos los actores y disminuir el riesgo de procesos de segregación espacial bien sea
por ingresos, etnia, creencias religiosas u otros.

En 2018, el 23,5% de la población vivía en barrios marginales o asentamientos


informales, siendo Asia Oriental y sudoriental (370 millones), África subsahariana (238
millones) y Asia central y meridional (227 millones) las regiones con mayor población en
esta situación (UNstats, s.f.). En adición, la expansión del consumo de suelo urbano
supera el crecimiento de la población hasta en un 50% (Banco Mundial, 2020). La rápida
urbanización plantea debates entre la expansión del uso del suelo y la sostenibilidad de
los territorios al ejercer presión no solo en la distribución espacial de las personas, sino,
además, en el suministro de recursos (agua dulce), servicios como la salud pública, el
tratamiento de aguas residuales y recolección de desechos, entre otros. Según el Banco
Mundial (2020), las ciudades consumen dos tercios de la energía mundial y producen
70% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
En conjunto, las ciudades del mundo producen entre 7.000 y 10.000 millones de
toneladas de residuos por año. A nivel local, los municipios de los países de renta baja
destinan cerca del 20% de su presupuesto en la gestión de estos residuos y 3% a
saneamiento. Sin embargo, la recolección de residuos sólidos solo tiene una cobertura de
la mitad de la población y el 16% de la población urbana carece de acceso a servicios
básicos de saneamiento (ONU-Hábitat).

La falta de gestión adecuada de los residuos tiene diferentes efectos negativos tanto en la
salud como en el medio ambiente. “A nivel mundial, un tercio de los residuos sólidos se
arrojan al aire libre y sólo se recupera la quinta parte de ellos para reciclaje y compostaje,
además de que el 80% de las aguas residuales se descargan en los ríos” (ONU-Hábitat).

La movilidad es un factor esencial en las ciudades. Por ello, los sistemas de transporte
adecuados se convierten en un instrumento de crecimiento económico, inclusión social y
competitividad al actuar como enlace entre las personas y los servicios de salud, la
educación y el mercado laboral. Millones de personas se movilizan cada día a través del
transporte público y privado, enfrentando congestiones vehiculares y la contaminación
ambiental que puede llegar a generar el transporte tradicional. De acuerdo con el Banco
Mundial (2014), el sector del transporte genera, por lo menos, el 20,4% de las emisiones
de CO2.

Por otra parte, los sistemas de transporte también pueden ser considerados como
símbolo de independencia, en especial, para aquellas personas en situación de
discapacidad, la cual se enfrenta a barreras arquitectónicas y urbanísticas que dificultan
su integración en el mercado laboral. En el mundo, uno de cada ocho adultos vive con
una discapacidad, en América Latina y el Caribe alrededor del 13% de la población tiene
alguna condición de discapacidad (BID, 2019).

Las ciudades juegan un rol trascendental en el crecimiento económico y desarrollo


humano de un país. Por lo cual, una gran cantidad de Estados ha trabajado en la
elaboración de planes nacionales urbanos que respondan a los múltiples desafíos que
enfrentan los territorios, incluyendo los procesos migratorios, no abarcados en este texto,
y creen una hoja de ruta para implementar estrategias que aseguren las mismas
condiciones y oportunidades a todos los ciudadanos.

Asimismo, tantos las autoridades competentes como los ciudadanos deben propiciar
espacios de diálogo donde se evidencie no solo la formulación de políticas públicas, sino,
además, el compromisos ciudadano y la presencia continua del Estado a fin de evitar la
expansión de territorios segregados, la reducción de espacios verdes y el daño ambiental;
proveer los servicios urbanos necesarios para la inclusión social y laboral, en especial, en
los barrios más alejados, y la eliminación de estereotipos sectorizados o por grupos
poblacionales. Y de tal forma, crear espacios seguros, resilientes y sostenibles en línea
con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 (ODS 11).

La gestión adecuada y oportuna de las ciudades permiten crear un marco de acción


robusto que asegure el cumplimiento del ODS 11 al trabajarde manera simultánea en
diferentes frentes, desde vivienda dignidad y servicios urbanos accesibles, hasta la
promoción de espacios abiertos y verdes, la protección del medio ambiente a la par del
desarrollo económico de las áreas urbanas, la movilidad, la seguridad y el resguardo del
patrimonio cultural, entre otros, sin ningún tipo de discriminación. Y por consiguiente, se
fomente el pleno alcance del Derecho a la ciudad.

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