Temas de FC: V. Fumadó
Temas de FC: V. Fumadó
Temas de FC: V. Fumadó
V. Fumadó
Doctor en Medicina, Máster en Medicina Tropical, Máster en Salud Pública. Profesor Asociado de la
Universidad de Barcelona. Responsable de Patología Importada en el Servicio de Pediatría del Hospital
Universitario de Sant Joan de Deu, de Barcelona
Resumen
Las infecciones parasitarias afectan a
la población pediátrica más que a la
adulta. Aunque en la mayoría de
casos suele ser patología banal,
algunos parásitos pueden causar gran
morbilidad e incluso mortalidad en
algunas circunstancias. Es importante
reconocer las manifestaciones clínicas
para buscarlos activamente y saber
cuándo se debe dar tratamiento, cuál y
cómo. El objetivo de un tratamiento
adecuado es la curación por
eliminación del parásito, reducir el
número de parásitos y conseguir
disminuir la morbilidad y
complicaciones que estos pueden
ocasionar. Hay que conocer la forma
de prevenir y disminuir el riesgo de
transmisión
Abstract
Parasitic infections affecting more the
pediatric population rather than the
adult. Although in most cases this will
be banal pathology, some parasites
can cause significant morbidity and
even mortality. Is important to
recognize the clinical manifestations,
and actively look for the parasites, also
is important know when you should
treat, and how give the treatment. The
goal of treatment is adequate healing
parasite clearance, reduce the number
of parasites, and get reduce morbidity
and complications they may cause. It
must know how to prevent and reduce
the risk of transmission
Parásitos intestinales
Introducción
Las infecciones parasitarias intestinales provocan un número importante de infestaciones en niños en
nuestro país. Los parásitos más frecuentes en nuestro medio son: giardias, oxiuros y, en menor grado,
ascaris; pero, en las últimas décadas, los pediatras hemos podido observar un incremento del número de
casos y parásitos no tan habituales, debidos al incremento de niños procedentes de otros países con
menos recursos (PBR), debido tanto a la inmigración, como a la adopción internacional.
En los niños que proceden de PBR, es frecuente encontrar sintomatología digestiva, de la cual la más
frecuente es la diarrea. Las causas pueden ser múltiples y, aunque las más frecuentes son bacterias y
virus, los parásitos también pueden ser causa de diarrea, especialmente los protozoos (Entamoeba
histolytica y Giardia lamblia); por lo que, la determinación de parásitos en tres muestras de heces
seriadas estará indicada siempre en la primera visita en estos pacientes y siempre que haya
sintomatología sugestiva.
Las parasitosis intestinales son infecciones del tubo digestivo, que pueden producirse por la ingestión de
quistes de protozoos, huevos o larvas de gusanos, o por la penetración de larvas por vía transcutánea,
desde el suelo. Cada parásito va a realizar un recorrido específico en el huésped y afectará a uno o varios
órganos, según sea este recorrido. Estas infecciones se pueden clasificar según el tipo de parásito y la
afectación que provoquen en los diferentes órganos y sistemas. También, es importante saber reconocer
algunas especies que no requieren tratamiento porque no son patógenas para los humanos (Tabla I).
Protozoos
Son organismos unicelulares, que se reproducen sexual y asexualmente en el huésped, son muy
infectivos y con larga supervivencia. Crean resistencias con facilidad y la principal vía de transmisión es
fecal-oral.
Giardia lamblia
La Giardia lambliapresenta una clínica muy variada. Tras la ingesta de quistes del protozoo, estos dan
lugar a trofozoítos en el intestino delgado (ID) que permanecen fijados a la mucosa hasta que se produce
su bipartición, en la que se forman quistes que caen a la luz intestinal y son eliminados por las heces. Los
quistes son muy infectantes y pueden permanecer viables por largos períodos de tiempo en suelos y
aguas hasta que vuelven a ser ingeridos mediante alimentos contaminados. Son muy frecuentes en niños
en PBR, aunque es una infección cosmopolita.
Clínica
Las manifestaciones clínicas pueden ser muy variadas: asintomática, más frecuente en áreas endémicas
de PBR; en forma aguda, con diarrea acuosa que puede ser esteatorreica, náuseas, deposiciones fétidas
y dispépticas y distensión abdominal; y en forma crónica, con síntomas digestivos subagudos, con clínica
compatible con procesos de malabsorción, que puede ocasionar desnutrición y anemia con déficit de
hierro.
Diagnóstico
Determinación directa de quistes en heces o de trofozoítos en el cuadro agudo con deposiciones acuosas.
La eliminación es irregular y recoger muestras seriadas en días alternos, aumenta la rentabilidad
diagnóstica. En el caso de pacientes que presentan sintomatología persistente y estudio de heces
negativo, se recomienda realización de ELISA en heces (Ag de G. lamblia).
Tratamiento
Las formas asintomáticas en nuestro medio se tratan siempre, pero en países con bajos recursos es
dudoso su tratamiento y limitado a las personas que manipulan alimentos.
Clínica
Se presenta de forma muy variada. Asintomática, aunque si se diagnostica, se debe tratar con un
amebicida intraluminal. Con clínica de enfermedad aguda, básicamente clínica digestiva, es lo que se
conoce como amebiasis intestinal invasora aguda o colitis amebiana disentérica. Cursa con gran número
de deposiciones con contenido mucoso y hemático, tenesmo franco, con volumen de la deposición muy
abundante en un principio y casi inexistente posteriormente, y con dolor abdominal importante, de tipo
cólico. Se debe tratar con un amebicida sistémico, seguido de amebicida intraluminal. En casos de
pacientes malnutridos o inmunodeprimidos, pueden presentarse casos de colitis amebiana fulminante,
con perforación intestinal y formación de amebomas con cuadros de obstrucción intestinal asociados.
Con manifestaciones clínicas crónicas, la llamada amebiasis intestinal invasora crónica o colitis amebiana
no disentérica. Cursa con: dolor abdominal, de tipo cólico, con alternancia de periodos de diarrea y
estreñimiento, tenesmo leve, náuseas, distensión abdominal, meteorismo y borborigmos.
Diagnóstico
Mediante visualización de quistes en materia fecal o de trofozoítos en cuadro agudo con deposiciones
acuosas. Para diferenciar E. histolytica, ameba patógena, de E. dispar, ameba no patógena que no
precisa tratamiento, es necesario una PCR-RT, prueba que solo puede realizarse en algunos centros
especializados. Ante la duda, sino podemos identificar el género trataremos como E. histolytica.
Tratamiento
Amebicidas intraluminales: la absorción es baja, actúan a nivel intestinal y son activos frente a quistes y
trofozoítos.
Criptosporidiasis
Este cuadro clínico es debido a Cryptosporidium parvum. Es un coccidio protozoario, de distribución
universal, que puede producir infección en animales y humanos. La infección se produce por ingesta de
oocitos que están en alimentos y aguas contaminados, o bien, por vía fecal-oral (es frecuente en
guarderías). Tras la ingesta de oocitos en alimentos o aguas contaminados, se liberan esporozoítos con
capacidad de unirse al borde en cepillo de las células epiteliales intestinales. Se reproducen de forma
asexual o sexual (esta última mediante formación de micro y macro-gametos, su unión y la formación de
nuevos oocitos); posteriormente, son eliminados junto a la materia fecal y pueden perpetuar la posibilidad
de infección.
Clínica
La presentación clínica puede ser muy variada, sintomática o asintomática. Las formas sintomáticas
pueden ser intestinales o extraintestinales. Las formas intestinales cursan con: dolor abdominal, fiebre,
náuseas, vómitos y signos de deshidratación, habitualmente con pérdida de peso. Las formas
extraintestinales, características de pacientes inmunodeprimidos (SIDA), cursan con afectación
respiratoria, hepatitis, afectación ocular y artritis.
Diagnóstico
Visualización directa de oocitos en materia fecal. También se utilizan frecuentemente técnicas de EIA
(enzimoinmunoanálisis) en muestra fecal, con alta sensibilidad y especificidad.
Tratamiento
En pacientes inmunocompetentes, la curación es espontánea en 2 o 3 días. Hay que tener en cuenta el
estado nutricional del paciente y las medidas de soporte de reposición de líquidos y electrolitos, si la
diarrea es grave. Si decidimos tratar, especialmente en inmunodeprimidos, en el caso de los niños de 1 a
3 años, la elección es Nitazoxamida, a la dosis de 100 mg/12 h, durante 3 días; mientras que, en los niños
de 4 a 11 años, la dosis es doble, 200 mg/12 h, también durante 3 días.
En pacientes con SIDA, la terapia antirretroviral consigue mejoría en el estatus inmune y disminuir la
sintomatología.
Helmintos
Los helmintos son organismos pluricelulares que presentan ciclos vitales complejos y que pueden causar
patología por sus larvas o bien por sus huevos. En general, el gusano no se multiplica dentro del huésped
humano. Los parásitos pluricelulares crean resistencias más lentamente que los unicelulares. La
transmisión es por ingesta, pero algunas especies también pueden penetrar en el organismo por la piel o
a través de vectores.
Enterobius vermicularis
La hembra del E. vermicularis se desplaza hasta zona perianal, principalmente con horario nocturno,
donde deposita sus huevos, muy infectantes, que quedan adheridos a la piel o en la ropa. Con el rascado
de la zona, se establecen bajo las uñas y se perpetúa la autoinfección por transmisión fecal-oral.
Clínica
Mucho más habitual en niños que en adultos, frecuentemente asintomática. Síntomas por acción
mecánica (prurito o sensación de cuerpo extraño), invasión genital que suele dar manifestaciones de
vulvovaginitis, despertares nocturnos, sobreinfección secundaria a excoriaciones por rascado y dolor
abdominal que, en ocasiones, puede ser recurrente, localizarse en FID y simular apendicitis aguda.
El bruxismo se relaciona tradicionalmente con la infección, pero no está demostrada su relación con
síntomas que tradicionalmente se relacionan con la presencia de E. vermicularis.
Diagnóstico
Test de Graham: uso de cinta adhesiva transparente (celo) toda la noche o por la mañana antes de la
defecación o lavado. O visualización directa de los huevos depositados por la hembra en zona perianal.
También, se puede visualizar directamente el gusano adulto al realizar la exploración anal o vaginal.
Tratamiento
El tratamiento de elección es Mebendazol, 100 mg dosis única, pero es conveniente repetir en dos
semanas. La alternativa es el tratamiento con Pamoato de pyrantel, 11 mg/kg dosis única, máximo 1 g.
Repetir en 2 semanas.
Clínica
La clínica depende del grado de parasitación: desde asintomática, dolor cólico y deposiciones diarreicas
ocasionales, hasta cuadros de disentería con deposiciones muco-sanguinolentas (más común en
pacientes inmunodeprimidos) y puede dar prolapso rectal.
Diagnóstico
Observación de huevos en heces. En casos graves y en presencia de disentería, se plantea el diagnóstico
diferencial con: amebiasis, disentería bacilar y colitis ulcerosa.
Tratamiento y prevención
Mebendazol, 100 mg/12 h 3 días o 500 mg dosis única, o Albendazol, 200-400 mg/día, dosis única. Se
han de extremar las medidas de higiene personal y la eliminación de heces ha de ser adecuada,
utilización de agua potable y correcto lavado de alimentos. Y se ha de extremar la vigilancia de los juegos
con tierra y arena de los niños en los parques y realizar adecuada higiene de manos.
Ascaris lumbricoides
Es la helmintaisis más frecuente. Las larvas, tras la ingesta de material contaminado, eclosionan en el
intestino delgado, atraviesan la pared intestinal, se incorporan al sistema portal y llegan al pulmón, donde
penetran en los alveolos y ascienden hasta las vías respiratorias altas y, por la tos y deglución, llegan de
nuevo al intestino delgado, donde se transforman en adultos y producen nuevos huevos, que se eliminan
por la materia fecal.
Clínica
Puede ser digestiva: dolor abdominal difuso, por irritación mecánica, y, con menos frecuencia,
meteorismo, vómitos y diarrea.
Clínica respiratoria: puede ser inespecífica, pero puede llegar a manifestarse como síndrome de Löeffler,
que es un cuadro respiratorio agudo con: fiebre de varios días, tos, expectoración abundante y signos de
condensación pulmonar transitoria. Es la consecuencia del paso pulmonar de las larvas del parásito,
asociada a una respuesta de hipersensibilidad.
Puede presentarse, además, otra clínica: anorexia, obstrucción intestinal, malnutrición o absceso
hepático.
Diagnóstico
Observación del parásito o de sus huevos en heces o de las larvas en esputo o vómito gástrico, si
coincide con su fase pulmonar.
Tratamiento
Es el mismo que para Trichuris trichiura.
Clínica
La clínica dependerá de su recorrido por el organismo. En la piel, produce el síndrome de la “larva
migrans”: dermatitis transitoria, pruriginosa y recurrente en las zonas por donde penetran y se desplazan
hasta el sistema circulatorio. La clínica respiratoria va desde síntomas inespecíficos hasta síndrome de
Löeffler, ya descrito. La clínica digestiva es: dolor en epigástrico, náuseas, pirosis y, ocasionalmente,
diarrea. También, por la pérdida sanguínea crónica, pueden manifestarse como un síndrome anémico.
Tratamiento
El mismo que en los otros geohelmintos ya mencionados (Tabla IV), pero en presencia de anemia habrá
que tratar esta. La prevención se basa en el uso de letrinas, calzado, saneamiento ambiental, medidas de
educación a la población y tratamiento comunitario en zonas de alta endemia.
Strongyloides stercolaris
Esta geohelmintiasis presenta un ciclo vital complejo con diferentes posibilidades y afectación
digestiva, pulmonar y cutánea: estrongiloidiasis.
Strongyloides stercoralis mantiene un ciclo autoinfectivo, por lo que sobrevive durante años después de
haber abandonado el Trópico y puede producir un síndrome de hiperinfestación en los inmunodeprimidos.
El ciclo directo: la larva, que se encuentra en el suelo, penetra a través de la piel en el sistema
circulatorio, por donde llega al sistema cardiaco derecho y a la circulación pulmonar, asciende por las vías
respiratorias hasta ser deglutida y dirigirse a la mucosa del intestino delgado. Allí, se transforma en adulto
hembra infectante, produce nuevos huevos que eclosionan y se dirigen a la luz intestinal, desde donde
son eliminados al exterior.
El ciclo indirecto: incluye una o varias generaciones de larvas en vida libre, hasta que se produce la
modificación que hace que la larva pueda infectar al hombre.
En la piel: “síndrome de Larva Currens”: dermatitis pruriginosa por el paso cutáneo de la larva hasta llegar
a la circulación sistémica.
Clínica respiratoria: provoca sintomatología menor, como tos y expectoración, pero también se han
descrito casos de neumonitis y síndrome de Löeffler.
Diagnóstico
La visualización del parásito en heces es difícil porque el parásito se elimina de forma irregular. Se puede
realizar serología mediante EIA, con sensibilidad > 90%, pero tiene reactividad cruzada con filarias y otros
nematodos. La eosinofilia en sangre es importante y un signo indirecto de la parasitación. Es más
evidente si la extracción de sangre coincide con el paso pulmonar del parásito.
Tratamiento y prevención
El tratamiento de elección es la Ivermectina, 0,2 mg/kg/día cada 24 h, máximo 12 mg y durante tres días.
La alternativa es Albendazol, 200 mg/12 h 3-5 días y, si existe hiperinfestación, el tratamiento ha de durar
7 días. En pacientes inmunodeprimidos y si existe hiperinfestación, hace falta repetir el tratamiento una
semana más tarde.
Hymenolepis nana
Los huevos son ya infectantes al salir por las heces y son ingeridos por escasa higiene. Los huevos
alcanzan el duodeno, donde se adhieren a la mucosa intestinal y penetran en la mucosa, obteniendo la
forma de cisticercoide. Posteriormente, pasa a la luz intestinal y forma el parásito adulto con capacidad
productora de huevos.
Clínica
Los síntomas son digestivos, generalmente leves. Puede aparecer dolor abdominal, meteorismo, diarrea
y, si la infección se prolonga en el tiempo, puede afectarse el peso.
Diagnóstico
Visualización de huevos en heces. También, puede existir eosinofilia en sangre si el parásito está
circulante.
Tratamiento
En general, es una tenia más resistente, debido a la presencia de cisticercoides en la mucosa intestinal,
por lo que el ciclo de tratamiento con Praziquantel, 20 mg/kg/día/24 h en dosis única, debe repetirse a la
semana.
El tratamiento alternativo y recomendado para los menores de dos años es la Niclosamida: 40 mg/kg/ el
primer día, seguido por 20 mg/kg/día, durante 6 días más. Repetir el tratamiento a la semana.
Clínica
Es debida a la irritación mecánica, suele ser una clínica digestiva inespecífica: meteorismo, náuseas,
dolor abdominal, etc. Puede producirse la salida de proglótides por el ano con molestia y prurito perineal.
A diferencia de otros parásitos que con el tiempo pueden autolimitarse, la Taenia solium puede sobrevivir
durante años en el tubo digestivo excretando huevos, que una vez ingeridos, al llegar al intestino delgado,
penetran en la pared hasta alcanzar el sistema circulatorio, el pulmón y al corazón izquierdo, desde donde
son distribuidos por la circulación arterial por el organismo, con más frecuencia al SNC, tejido celular
subcutáneo, músculo, etc. En los tejidos, forman quistes o cisticercos que al morir provocan una
importante reacción inflamatoria. Cuando asientan en el SNC, pueden producir una neurocisticercosis
(epilepsia de aparición tardía, cefaleas, síndrome psicótico, meningitis aséptica, etc.).
Diagnóstico
La visualización de proglótides en heces. En heces, se puede realizar coproantígenos por EIA (presenta
reacción cruzada con otros cestodos).
Tratamiento
En las teniasis por T. solium o T. saginata, Praziquantel, a 10 mg/kg/día/24 h, solo 1 día, o Niclosamida a
50 mg/kg/día/24 h, 1 día.
Tremátodos
Fasciola hepática
Los tremátodos adultos de fasciola habitan en los conductos biliares, vesícula biliar y en otros lugares
ectópicos. Los huevos que están en las heces eclosionan y, en forma de miracidia, penetran en los
caracoles. Después de 4 a 7 semanas, aparece la cercaria y se enquista en plantas acuáticas, berros u
otro tipo de plantas. Los mamíferos herbívoros (incluyendo: ovejas, cabras, vacas, llamas, camellos,
cerdos, venados y conejos) se infectan con metacercarias al pastar, o por el consumo del agua
contaminada con metacercarias. Las fasciolas larvas pasan a la pared duodenal e invaden la cavidad
peritoneal y luego al hígado, donde pueden causar trayectos eosinófilicos de 1 a 4 mm de diámetro y
abscesos focales necróticos mientras se mueven a través del parénquima. En los conductos biliares,
maduran a tremátodos y comienzan a producir huevos, esto ocurre de 3 a 4 meses después de la
infección.
Clínica
Las larvas de fasciola invaden el organismo, causan una enfermedad aguda o subaguda con clínica
agrupada en un síndrome de varias semanas de duración, que se caracteriza por: fiebre, eosinofilia y
dolor epigástrico, raramente acompañado de ascitis o derrame pleural derecho. Los niveles séricos de las
transaminasas hepáticas, bilirrubina directa e indirecta y los valores de fosfatasa alcalina pueden estar
elevados.
Después de que los parásitos adultos penetren en los conductos biliares, la infección puede llegar a ser
asintomática. En las infecciones graves, los pacientes pueden presentar un cuadro clínico similar al de la
clonorquiasis u opistorquiasis, con: ictericia, colangitis, o cálculos biliares; pero el colangiocarcinoma no
se ha asociado con fascioliasis. Las complicaciones de la infección incluyen: hemorragia aguda del árbol
biliar, que puede presentarse clínicamente como hematemesis o melena, o en ocasiones, la migración
aberrante de larvas que puede dar lugar a abscesos ectópicos o nódulos en la piel, intestino, pulmón,
corazón y cerebro.
Diagnóstico
El examen de heces tras concentración o de bilis obtenida por sondaje puede demostrar la presencia de
parásitos. La serología específica también es posible para el diagnóstico.
Tratamiento
El triclabendazol, 10 mg/kg en una o dos dosis por vía oral; en casos graves, se puede repetir a las 12 h.
La alternativa es Bithionol, 30-50 mg/kg oral a días alternos, de 10-15 dosis en total. En los casos graves,
se deben administrar corticoides simultáneamente.
Esquistosomiasis
Si el niño procede de un área endémica de esquistosomiasis, se indagará acerca de los riesgos de
exposición; o sea, baños en agua dulce (ríos o lagos). Los humanos se infectan en contacto con aguas
infestadas, por penetración en la piel de las formas larvarias del parásito, que son liberadas por caracoles
de agua dulce. En el organismo humano, las larvas se convierten en esquistosomas adultos, que viven en
los vasos sanguíneos, donde las hembras ponen sus huevos. Dependiendo de la especie, localizaremos
los huevos en heces o en orina, por donde salen del organismo y continúan el ciclo vital del parásito
(Tabla V). Otros quedan atrapados en los tejidos corporales, donde causan una reacción inmunitaria y un
daño progresivo de los órganos.
Clínica
Esquistosomiasis aguda
De 4 a 7 semanas después de la infección inicial, puede aparecer un síndrome febril, coincidiendo con la
maduración de los gusanos hembras y la puesta de huevos (fiebre de Katayama). Los signos y síntomas
son: escalofríos, tos, dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómitos, dolor de cabeza, erupción cutánea
(urticaria en ocasiones), linfadenopatía y hepatoesplenomegalia leve. En contraste con la
esquistosomiasis crónica, la eosinofilia periférica es más preponderante en la esquistosomiasis aguda.
Los síntomas de la esquistosomiasis son causados por la reacción del organismo a los huevos del
parásito y no por el parásito (gusano) en sí mismo.
La esquistosomiasis intestinal puede producir: dolor abdominal, diarrea y sangre en las heces. Es
frecuente la hepatomegalia, que se puede asociar a ascitis e hipertensión portal, y la esplenomegalia. La
presencia de varices esofágicas puede ocasionar hemorragias graves.
Esquistosomiasis urinaria
Diagnóstico
Detección de los huevos del parásito en muestras de heces u orina. Los niños infestados por S.
haematobium tienen casi siempre microhematuria, que se puede detectar con tiras reactivas. Las técnicas
serológicas e inmunológicas pueden ser útiles para detectar la infección en personas residentes en zonas
no endémicas o de baja transmisión, pero no sirven para la monitorización del tratamiento. La presencia
de eosinofilia puede ser un signo indirecto de esquistosomiasis.
Conclusiones
Los parásitos intestinales, aunque pueden autolimitarse y, en general, causan poca morbilidad, en
ocasiones, dependiendo del parásito, del grado de la infestación y del estado inmunitario del huesped,
pueden causar patología grave e incluso causar mortalidad. En cuanto al tratamiento, hay pocas
novedades, sigue siendo farmacológico (Tabla VI). En ocasiones, son medicamentos extranjeros que hay
que solicitar específicamente, e individualmente para cada caso, y no se tienen almacenados. Es
importante, por tanto, además de conocer las dosis y como realizar la administración de los fármacos,
saber cómo conseguirlos, siguiendo el procedimiento de solicitud de medicación extranjera.
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Los asteriscos reflejan el interés del artículo a juicio del autor.
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Caso clínico