Acciones en El Derecho Romano
Acciones en El Derecho Romano
Acciones en El Derecho Romano
Por tanto, dada la división del procedimiento romano en dos fases, se distin-
guirán, a su vez, dos categorías de personas que intervendrán en ellas: los
magis- trados y los jueces. El poder de los magistrados jurisdiccionales
estaba designado bajo el nombre general de potestad o de interpretar, que
sería en relación con la potestad jurisdiccional, aquel poder supremo de
mando de que están investidos determinados magistrados mayores:
Dictador, Cónsul, Pretor.
Acciones reales: Una acción es real (actio inrem) cuando pretendemos que
un objeto corporal es de nuestra propiedad, o que un derecho nos compete,
por ejemplo, el de un usufructo o de servidumbre de paso o de visitas.
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Acciones civiles: Las acciones civiles son aquellas concedidas por el
derecho civil para proteger relaciones jurídicas por el contempladas.
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Curso de Historia de las liisütuciones EspaíioIas•, edit. Revista de Occidente, A4adrid, 19 r3, pag. 152.
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El riguroso formalismo de las acciones de la ley las había hecho odiosas.
Aún después de la divulgación de los ritos, las partes a quienes incumbía la
tarea de realizar delante del magistrado las formalidades de este
procedimiento, corrían el riesgo de perder su proceso por el más ligero
error. Por eso, antes del fin de la república y al principio del Imperio,
vinieron las disposiciones legislativas, si no a suprimir completamente las
acciones de ley, por lo menos a limitar su aplicación y hacer un nuevo
procedimiento llamado formulario u ordinario: el procedimiento de derecho
común.
Fue ésta la obra de la ley Aebutia, que, sin duda, procede del siglo VII y dos
leyes Juliae judicarae dadas bajo Augusto, esta ley introduce el cambio del
procedimiento de las acciones de ley al procedimiento formulario.
Por la falta de indicios se ignora la parte de cada ley en esta reforma. Pero
lo cierto es que en el intervalo que separa la ley Aebutia de las leyes Juliae,
todas las fórmulas se desarrollan, mientras que no han desaparecido
ninguna de las legis acciones. “La conjetura más conforme con estos
hechos consiste en admitir que la ley aebutia, aún sancionando un nuevo
procedimiento, habría dejado a las partes la facultad de escoger entre los
dos sistemas; que poco a poco, fueron abandonadas las legis actiones”, a
causa de las ventajas de la fórmula, y que las leyes Juliae terminaron por
suprimirlas, salvo en los dos casos citados por Gayo: el damnum infectum y
los procesos llevados delante de los centunviros. El procedimiento per
sacramentun solo desapareció después de la supresión del Tribunal.
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La Rosa, «Decemviri e cen tumviri», LABEO, 4 (1958) , 1, págs. 14-54.