Moleben por los Enfermos - копия
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DE MOLEBEN
PARA LOS ENFERMOS
Diócesis de Sudamérica
Iglesia Ortodoxa Rusa Fuera de Rusia (ROCOR)
Diakonía Ortodoxa de San Germán de Alaska
1
Moleben por los Enfermos
Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios en todo tiempo, ahora y siempre y por
los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
2
Venid, adoremos y prosternémonos ante Cristo mismo, Rey y Dios
nuestro.
Salmo 70
A ti, Señor, me acojo, ¡no sea confundido jamás! ¡Por tu justicia sálvame,
libérame! tiende hacia mí tu oído y sálvame! ¡Sé para mí una roca de refugio,
alcázar fuerte que me salve, pues mi roca eres tú y mi fortaleza. ¡Dios mío,
líbrame de la mano del impío, de las garras del perverso y del violento! Pues
tú eres mi esperanza, Señor, mi confianza desde mi juventud. En ti tengo mi
apoyo desde el seno, tú mi porción desde las entrañas de mi madre; ¡en ti sin
cesar mi alabanza! Soy el asombro de muchos, mas tú eres mi seguro refugio.
Mi boca está repleta de tu loa, de tu gloria todo el día. A la hora de mi vejez
no me rechaces, no me abandones cuando decae mi vigor. Porque de mí mis
enemigos hablan, los que espían mi alma se conciertan: "¡Dios le ha
desamparado, perseguidle, apresadle, pues no hay quien le libere!" ¡Oh Dios,
no te estés lejos de mí, Dios mío, ven pronto en mi socorro! ¡Confusión y
vergüenza sobre aquellos que acusan a mi alma; cúbranse de ignominia y de
vergüenza los que buscan mi mal! Y yo, esperando sin cesar, más y más te
alabaré; publicará mi boca tu justicia, todo el día tu salvación. Y vendré a las
proezas del Señor, recordaré tu justicia, tuya sólo. ¡Oh Dios, desde mi
juventud me has instruido, y yo he anunciado hasta hoy tus maravillas! Y
ahora que llega la vejez y las canas, ¡oh Dios, no me abandones!, para que
anuncie yo tu brazo a todas las edades venideras, ¡tu poderío y tu justicia, oh
Dios, hasta los cielos! Tú que has hecho grandes cosas, ¡oh Dios!, ¿quién
como tú? Tú que me has hecho ver tantos desastres y desgracias, has de
volver a recobrarme. Vendrás a sacarme de los abismos de la tierra,
sustentarás mi ancianidad, volverás a consolarme, Y yo te daré gracias con
las cuerdas del arpa, por tu verdad, Dios mío; para ti salmodiaré a la cítara,
oh Santo de Israel. Exultarán mis labios cuando salmodie para ti, y mi alma,
que tú has rescatado. También mi lengua todo el día musitará tu justicia:
porque han sido avergonzados, porque han enrojecido, los que buscaban mi
desgracia.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén. Aleluya, aleluya, aleluya, gloria a Ti, oh Dios (3
veces).
Gran Letanía
Diácono: En paz, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por la paz del mundo entero, por el bienestar de las santas
Iglesias de Dios y por la unión de todos, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
3
Diácono: Por este Santo Templo y por los que entran en él con fe, devoción
y temor de Dios, roguemos al Señor
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por nuestro Gran Soberano y Padre, Su Santidad el Patriarca N.,
por nuestro Señor Reverendísimo el Metropolitano N., Primado de la Iglesia
Rusa en el Exterior, por Nuestro Señor Ilustre Obispo N., por el honorable
presbiterado y diaconado en Cristo, por todo el clero y el pueblo, roguemos al
Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por esta nación, sus autoridades y ejércitos, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por esta ciudad, por este país, por todas las ciudades y países y
por los que en ellos habitan, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Por el perdón de los pecados, voluntarios e involuntarios, de Tu(s)
siervo(s) N. y por Tu misericordia para él(los), roguemos al Señor
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Que por la inmensa bondad del corazón de Tu Madre, no
recuerdes los pecados de juventud y la ignorancia de Tu(s) siervo(s) sino que
por misericordia, le(s) otorgues(s) la salud, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Que por Tu bendición y Tu Divina Palabra, liberes prontamente a
Tu(s) indigno(s) siervo(s) del yugo del dolor y de la enfermedad y le(s)
conceda(s) la salud de los sanos, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Que llegues hasta él(los) por la visitación de Tu Santo Espíritu, y
sanes en él todo sufrimiento y toda enfermedad, roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Que tal como fue escuchada la súplica de la mujer Cananea, sea
escuchado el clamor de Tus indignos siervos que aquí Te suplicamos, y que
otorgues con misericordia la sanación a Tu(s) siervo(s) N., roguemos al
Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Para que nos libre de toda aflicción, ira, peligro y necesidad,
roguemos al Señor.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Ampáranos, sálvanos, ten piedad de nosotros y guárdanos, oh
Dios, con tu gracia.
Coro: Señor, ten piedad.
Diácono: Conmemorando a la Santísima, Purísima, Benditísima, Gloriosa
Soberana nuestra, la Madre de Dios y siempre Virgen María y a todos los
santos, encomendémonos a nosotros mismos y mutuamente los unos a los
otros y toda nuestra vida a Cristo Dios.
4
Coro: A Ti, Señor
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos
de los siglos. Amén.
Kontakion, Tono 2
Tú que levantaste al leproso yaciente en la camilla, atenazado por una herida
mortal, y que salvaste a la suegra de Pedro de su enfermedad: Tú,
misericordioso, visita y sana al que sufre, ya que Tú eres el único que soportó
todo el sufrimiento y dolor de la humanidad, y eres Todopoderoso y de gran
misericordia.
Apóstol
5
Lector: Y a Tu espíritu.
Diácono: Sabiduría.
Lector: Prokimenon en tono 7: Apiádate de mí, oh Señor, porque estoy
débil; cúrame, oh Señor, porque mis huesos están reblandecidos.
Coro: Apiádate de mí, oh Señor, porque estoy débil; cúrame, oh Señor,
porque mis huesos están reblandecidos.
Lector: Porque en la muerte no hay recuerdo de Ti; en la tumba ¿quién
podrá darte alabanza?
Coro: Apiádate de mí, oh Señor, porque estoy débil; cúrame, oh Señor,
porque mis huesos están reblandecidos.
Lector: Apiádate de mí, oh Señor, porque estoy débil.
Coro: Cúrame, oh Señor, porque mis huesos están reblandecidos.
Diácono: Sabiduría
Lector: Lectura de la Epístola del Santo Apóstol Santiago. (Santiago 5:10-16).
Diácono: Atendamos.
Evangelio
6
Coro: Señor, ten piedad (3 veces).
Sacerdote: Sabiduría. De pie. Escuchemos el santo Evangelio. Paz a todos
vosotros.
Coro: Y con tu espíritu.
Sacerdote: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo. (Mateo 8:5-13)
Coro: Gloria a Ti, Señor, gloria a Ti.
Diácono: Atendamos.
La Ectenia
7
poderosa y como en otro tiempo a la hija de Jairo, haz que se levante de su
lecho de dolor y recupere la salud, te suplicamos, escúchanos y ten piedad.
Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces).
Diácono: Oh Señor, habiendo curado la ardiente enfermedad de la suegra
de Pedro imponiéndole la mano, cura ahora, con Tu misericordia, la
enfermedad de Tu(s) siervo(s) sufriente N. y devuélvele pronto la salud. Con
fervor rogamos, fuente de sanación que nos escuches y tengas piedad.
Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces).
Diácono: Tú que recibiste las lágrimas de Ezequiel, el arrepentimiento de
Manasés, la penitencia de los ninivitas y la confesión de David, y
prontamente los perdonaste; recibe también la oración que traemos con
humildad y fervor, Rey Todopoderoso y generoso, Ten piedad del dolor de
Tu(s) siervo(s) N., concédele la salud, oh Fuente de Vida e Inmortalidad, te
rogamos con lágrimas escúchanos, y ten piedad.
Coro: Señor, ten piedad. (Tres veces).
La Oración
(Inmediatamente el Sacerdote lee la siguiente oración en voz alta)
Dios y Señor de la Fuerza, que con amor has construido la salvación para el
género humano, visita también a Tu siervo(s), que pronuncia el nombre de
8
Tu Cristo, sánalo de todo pecado de la carne o del alma y de toda tentación o
caída, y aleja toda situación adversa de Tu siervo. Levántalo de su lecho y,
sano de cuerpo y alma, instálalo en Tu Santo Iglesia, para adornarla con
buenas obras y palabras santas, glorificándote junto con todos, y a Tu Cristo,
esperanza nuestra, y que contigo s bendito, y con Tu Santísimo, Bueno y
Vivificador Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Coro: Amén.
Diácono: Sabiduría.
Sacerdote: Santísima Madre de Dios, sálvanos.
Coro: Tú eres más venerable que los Querubines e incomparablemente más
gloriosa que los Serafines a ti que sin mancha diste a luz al Verbo de Dios y
que verdaderamente eres la Madre de Dios, a ti te celebramos.
Sacerdote: Gloria a Ti, oh Cristo, esperanza nuestra, gloria a Ti.
Coro: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los
siglos de los siglos. Amén. Señor ten piedad (3 veces) Bendice, Padre.
Coro: Amén.