Ibáñez, Elena, Cuesta, Martín, (... ) (2008) - La Generación Actual en La Universidad El Impacto de Los Millennials

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V Jornadas de Sociología de la UNLP. Universidad Nacional de La Plata.

Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de Sociología, La Plata,
2008.

La generación actual en la
universidad: el impacto de los
millennials .

Ibáñez , Elena, Cuesta , Martín, Tagliabue ,


Rosana y Zangaro , Marcela.

Cita:
Ibáñez , Elena, Cuesta , Martín, Tagliabue , Rosana y Zangaro , Marcela
(2008). La generación actual en la universidad: el impacto de los
millennials. V Jornadas de Sociología de la UNLP. Universidad Nacional
de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Departamento de Sociología, La Plata.

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LA GENERACIÓN ACTUAL EN LA UNIVERSIDAD: EL IMPACTO DE LOS
MILLENNIALS 1

Prof. Elena Ibáñez (UADE-UdeSA) [email protected]


Dr. E. Martín Cuesta (UADE-CONICET) [email protected]
Mg. Rosana Tagliabue (UADE-UBA) [email protected]
Prof. Marcela Zangaro (UADE-UNQ) [email protected]

La cohorte de estudiantes que en la actualidad cursan sus estudios en la universidad está


integrada principalmente por jóvenes nacidos entre 1990 y 2000. Desde hace ya al menos una
década, este grupo etario ha sido objeto de diversos estudios desarrollados en Estados Unidos
y Europa, lugares en los que las investigaciones que toman como eje los grupos sociales en
función de su pertenencia generacional son tradicionales. El interés que motiva las
investigaciones que tienen como objeto a esta generación se relaciona principalmente con las
diferencias que presentan en cuanto a sus valores, creencias y estilos de trabajo y aprendizaje
con respecto a generaciones anteriores. Mientras que los estudios europeos se han centrado en
la relación que estos jóvenes mantienen con el trabajo, los norteamericanos se han
concentrado en la relación existente entre ellos y el ámbito educacional. Si bien puede
plantearse una relación estrecha entre las conclusiones alcanzadas en ambos tipos de estudio
dadas las vinculaciones existentes entre el mundo de la educación y el del trabajo, en la
presente ponencia nos concentraremos en aquellos que nos aporten líneas para pensar las
características que en la actualidad parece revestir la relación entre estos jóvenes y la
educación superior.

En Estados Unidos, por ejemplo, se destacan al respecto los trabajos de Howe y Strauss
(Howe y Strauss: 2000; 2007). Estos autores, que analizan la historia norteamericana a través
de las características de las distintas generaciones que la protagonizaron, concentran su
atención en la generación actual, a la que denominan generación Millennial (otros nombres
que han recibido son Generación Y, Nexters, o Nativo digiales). Howe y Strauss resaltan el
hecho de que si bien los valores e ideales que los guían tienen un contenido que se asemeja a
los sostenidos por dos generaciones anteriores a la de ellos (la de los Baby Boomers, es decir,
la de sus padres), su anclaje sociohistórico les confiere modos de aprendizaje y estilos
laborales particulares, novedosos con respecto a lo conocido hasta el momento.
La relación entre sus características y el contexto sociohistórico fue abordada por Taylor
(Taylor: 2005), cuyos estudios en Estados Unidos revisten marcada importancia. Para este
autor, los aspectos particulares que estos jóvenes evidencian son producto de las influencias
del posmodernismo, que impacta de manera decisiva en sus estilos de vida y aprendizaje. Esto
se ve particularmente en la relación que se establece entre la perspectiva desde la cual las
corrientes posmodernas consideran la realidad y la verdad y la manera en la que estos jóvenes
interpretan su posición y su rol en su época. Recordemos que una de las críticas principales
que la posmodernidad ha planteado a la modernidad tiene por objeto el concepto de verdad:
mientras que para la tradición moderna la verdad es un objeto a alcanzarse por medio de la
aplicación de métodos científicos aceptados, para la concepción posmoderna lo que prima es
la interpretación y la posibilidad de poner en práctica diversos juegos del lenguaje, cada cual
con sus propias reglas. Dentro de esta diversidad de juegos no hay uno que resulte más válido
que otro. Desde el posmodernismo, el concepto moderno de verdad es autoritario. Los jóvenes
millennials se han formado en este contexto sociohistórico de crítica a los métodos y valores
gnoseológicos de la modernidad por lo cual tienden a valorar las opiniones y preferencias
personales por sobre la verdad o la razón o la ciencia.

¿Cuáles son, en líneas generales, las características generales de los millennials que estos
estudios relevan? Básicamente, dos: son jóvenes nacidos y educados en ambientes altamente
tecnologizados y poseen una fuerte cultura cliente-servicio. En consonancia con ella,
consideran que la educación es una mercancía para ser adquirida y consumida. Por eso
esperan que su acercamiento al conocimiento sea lo más rápido, entretenido y sencillo posible
al tiempo que buscan maximizar la relación tiempo de estudio / resultados obtenidos: aspiran
a reducir lo más posible el primero al tiempo que incrementan los segundos. Son jóvenes que
prefieren la práctica a la teoría, las tareas grupales a las individuales y la información en
formato digital a los libros. Los millennials poseen escasa habilidad para resolver problemas,
para seguir una argumentación o una demostración. Esto se debe principalmente a que
muestran dificultades para tener presentes simultáneamente todos los pasajes lógicos de un
desarrollo hasta llegar a la conclusión. Presentan, además, dificultades para planificar a largo
plazo.

Según los investigadores, cuando ingresan a la universidad estos jóvenes experimentan una
brecha entre sus expectativas y la realidad curricular y aúlica. Esto parece deberse al hecho de
que su pertenencia generacional los convierte en un tipo de estudiante con características y
competencias que no responden a las exigencias de las modalidades de enseñanza y de
aprendizaje vigentes en las instituciones de educación superior, propuestas y diseñadas para
satisfacer las exigencias de otro momento sociohistórico. En la mayoría de los casos, esa
experiencia conduce a los estudiantes a la deserción, la frustración o el fracaso. Muchos de
estos jóvenes sienten que los contenidos, y los mismos docentes y sus prácticas, no responden
a sus expectativas y desde ese lugar cuestionan el sistema. De esta manera, los millennials
ponen en entredicho desde los parámetros tradicionales de la relación docente - alumno hasta
las dimensiones espaciales y temporales de la situación áulica, más ligadas a organizaciones y
prácticas de tipo disciplinares. El impacto del cuestionamiento es tal que, como lo demuestran
los estudios realizados por Oblinger en Estados Unidos (Oblinger: 2003), muchas
universidades norteamericanas han llegado a modificar sus programas curriculares, sus
servicios y cursos para adaptarse a esta nueva cohorte de estudiantes. Las universidades
actualmente tienen ofertas más flexibles, carreras más cortas que permiten articulaciones
diversas entre ciclos y niveles, en sus programas curriculares se incrementa el lugar otorgado
a la práctica y a la experiencia directa. Para ello amplían, por ejemplo, la cantidad de
laboratorios, computadoras y convenios con otras instituciones y organizaciones. En pocas
palabras, estas universidades tratan de adecuar la forma y el contenido de la educación a las
demandas del consumidor.

Si bien los estudios norteamericanos y europeos son extensos y detallados, es necesario


evaluar la aplicabilidad que sus conclusiones tienen a la hora de comprender las
características de los jóvenes universitarios en nuestro país y los desafíos que las instituciones
de educación universitaria en la Argentina, en un contexto socio-económico diferente,
enfrentan a la hora de recibir a las nuevas camadas estudiantiles. En Latinoamérica en general
hay escaso registro de investigaciones destinadas a caracterizar a los alumnos en función de
su pertenencia generacional y a establecer cómo esas características impactan en el proceso
didáctico que vincula la tríada alumno - docente - contenido. Es por eso que la Universidad
Argentina de la Empresa (UADE) comenzó en 2007 una investigación que, aún en su carácter
de estudio de caso, reviste carácter exploratorio en la región. Dicha investigación se estructura
sobre dos ejes generales: la relación millennials / educación y la relación millennials / trabajo.
El objetivo general del primer eje, que es el que aquí nos interesa presentar, se propone
relevar las características de sus alumnos en función de su pertenencia a la generación de los
millennials y establecer cómo ellas impactan en el proceso didáctico. A partir del logro de
este objetivo apuntamos a otros dos, más específicos. En primer lugar, analizar las demandas
que esta generación presenta a las instituciones de educación superior. En segundo lugar,
busca examinar la disposición que, por su pertenencia a la generación Millennial, estos
alumnos poseen para adquirir las competencias que la universidad, y la sociedad por su
intermedio, les demanda. Sobre la base de los estudios norteamericanos y europeos ya
realizados, estos objetivos están guiados por la siguiente hipótesis: los millennials presentan
valores, creencias y estilos que cuestionan las estrategias de enseñanza vigentes.

Un primer paso en la investigación consistió en evaluar la aplicabilidad del corte generacional


establecido en los estudios norteamericanos y europeos en la población de nuestro país. Si
sostenemos que la experiencia sociohistórica de una generación impacta de manera decisiva
en los estilos de vida y de aprendizaje de aquellos que la integran, es fundamental tener en
cuenta que los eventos que constituyen esa experiencia no son universales ni uniformes. Las
generaciones no son perfectamente homogéneas en los niveles globales y, ciertamente,
tampoco en los regionales o locales. Por otro lado, los cortes generacionales tampoco son
bruscos y más bien debe comprenderse que existen años de transición entre una generación y
las siguientes.

A partir de este recaudo, en primer lugar y desde un punto de vista teórico, se estableció un
corrimiento en los años de nacimiento de los miembros de esta generación con respecto a los
norteamericanos, dado que no existe una correspondencia perfecta entre lo ocurrido en los
países desarrollados y lo ocurrido en Latinoamérica. Si las generaciones más jóvenes tienen
entre sus características distintivas la utilización de la tecnología, hay que tener en cuenta que
los avances en la tecnología arriban y se extienden en esta región con una diferencia temporal
con respecto a su utilización en EE.UU. y Europa. Si bien esta diferencia entre el tiempo que
demanda la masificación del uso de ciertos artefactos tecnológicos en los países centrales y en
Latinoamérica se va reduciendo a lo largo del tiempo, esta brecha no es menor si hacemos
referencia al contexto de crecimiento de la generación Millennial que abarca las décadas de
1980 y 1990. Cabe mencionar como ejemplo que la introducción masiva de la PC compatible
en los hogares argentinos fue alrededor de 1990, mientras que el mismo uso en EE.UU. se
había alcanzado en 1985.

Pero las diferencias no sólo se observan en el uso de la tecnología sino también en los
procesos económico - sociales. Mientras que el neoliberalismo fue el pensamiento que guió
las decisiones en la presidencia de Ronald Reagan en EE.UU. (1980 a 1988) y durante el
gobierno de Margaret Thatcher en el Reino Unido (1979 a 1990), el neoliberalismo recién
tuvo acceso al gobierno en Latinoamérica en la década de 1990.

Una generación se define por un conjunto de valores compartidos, percepciones y modos de


acercarse y observar la realidad. Estos valores y acciones implican una apropiación de la
experiencia histórico-social, que se elabora socialmente (Rosas et al., 2004). Parece evidente,
entonces, la necesidad de encontrar cuáles son los eventos que “moldean” la construcción de
los valores y paradigmas de la nueva generación, modelando la subjetividad de los estudiantes
millennials. Llamaremos a los eventos y procesos que impactan en la forma de entender la
realidad, y por lo tanto, en los comportamientos de los miembros de una generación, Eventos
Significativos Generacionales (ESG) (Cuesta et al.: 2008).

En el caso de la Argentina estos eventos serían: la apertura democrática en 1983, la crisis e


hiperinflación en 1989, la explosión del uso de PC compatibles en 1990, el neoliberalismo en
1991, los atentados a la Embajada de Israel en 1991 y a la Amia en 1994, la accesibilidad a
Windows 95 e Internet en 1995, el gobierno de la Alianza en 1999, el MSN globalizado en
2000 y la crisis del neoliberalismo junto con la caída de las Torres Gemelas en 2001.

Si consideramos que estos eventos son significativos para estos jóvenes, parecería más
acertado elegir como comienzo de la generación Millennial en la Argentina ya pasado un
tiempo del inicio del proceso de restauración democrática, es decir, en 1985. Esto hace que
los jóvenes más típicos de esta generación (nacidos en 1995 y que ahora tienen 13 años)
nacieron en hogares en los cuales ya había una PC hogareña, que, además, utilizaba Windows
como sistema operativo. A su vez, Internet fue parte de su proceso de socialización.

Una vez establecida la franja etaria que en la Argentina correspondería a los millennials, el
proceso de investigación continuó con el diseño de la herramienta para el relevamiento de los
datos primarios en lo que se constituyó, como ya afirmamos, como un estudio de caso. Para
ello se conformó un grupo de profesionales provenientes de distintas disciplinas, con el
interés de aportar una multiplicidad de miradas y diferencias de enfoques al objeto en
cuestión. Se le dio a la investigación un diseño predominantemente de campo, en cuyo marco
se elaboró un formulario de encuesta de elección múltiple a fin de relevar los datos. La
muestra sobre la que se aplicó estuvo constituida por 459 jóvenes de ambos sexos (51% de
mujeres y 49% de varones con una edad promedio de 19 años y 6 meses), cursantes del
primer año de todas las carreras de la universidad. El nivel socioeconómico de sus familias es
ABC1. La participación en el estudio fue voluntaria y el cuestionario fue autoadministrado.

El formulario incluye un amplio espectro de cuestiones que consideramos importantes relevar.


Algunas de ellas se vinculan directamente con las testeadas en los estudios norteamericanos y
europeos, a fin de poder establecer parámetros de control para las conclusiones obtenidas. En
este trabajo presentaremos los resultados obtenidos sólo en relación con tres ejes que hacen al
desarrollo de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Estos son: el valor que los jóvenes le
atribuyen a la educación, los hábitos de estudio que poseen y la percepción que manifiestan
tener de las prácticas docentes. Estos datos serán confrontados con las características que la
bibliografía especializada adjudica a los millennials, en su comparación con las generaciones
anteriores.

Con respecto al valor dado a la educación, las generaciones precedentes la consideraban un


fin y un bien en sí mismo, mientras que para los millennials constituye, en consonancia con lo
que afirman los estudios norteamericanos, un medio y un producto. Efectivamente, más de un
70% de los alumnos encuestados en UADE espera que su carrera le brinde herramientas para
su futuro desarrollo profesional, mientras que sólo el 17% espera una formación que le
permita desarrollarse integralmente, como indica el gráfico 1.
Gráfico 1. “Esperan de una carrera universitaria…”

80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Crecer como Obtener Obtener un título Otros
persona herramientas reconocido en el
para la profesión mercado laboral
Si la educación es considerada como una mercancía que satisface una necesidad, esta última
se vincula más con el ejercicio profesional que se realizará con posterioridad a los estudios.
Es decir, para nuestros jóvenes estudiantes, la formación universitaria no parece ser un fin en
sí mismo sino un medio para alcanzar fines más deseables. Parece haberse debilitado la
significatividad vital que la educación tenía con respecto a lo que consideraban generaciones
anteriores y haberse fortalecido su significatividad instrumental. 2

También se les preguntó qué aspectos modificarían de su educación universitaria y, aunque


con resultados más dispersos, la mayoría (40%) le daría a la carrera mayor especificidad: que
se enseñe sólo lo útil para la profesión. En este punto resulta significativo el cruce de este dato
con otro, obtenido como resultado de la pregunta acerca de cuántas horas semanales dedican
al estudio. En cuanto a la mayor especificidad de los contenidos, la mayor demanda proviene
de los que menos horas estudian; y la mayor generalidad de contenidos, de los que más
estudian. (Ver gráfico 2) Los datos obtenidos en esta pregunta nos permiten también reforzar
la lectura del carácter instrumental que toma la formación universitaria.

Gráfico 2: “La carrera universitaria debería tener…”

60%
50%
40%
Menos de 3 h
30%
Entre 3 y 6 h
20%
10%
0%
ad
ad

do

s
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aj

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Con respecto a los hábitos de estudio, para los jóvenes norteamericanos de hoy resulta más
sencillo el seguimiento de secuencias hipertextuales. También se afirma que prefieren las
clases que se desarrollan utilizando herramientas tecnológicas variadas (películas,
simuladores, power point, etc.) y el trabajo en grupo. En cambio, las generaciones anteriores
prefieren el seguimiento de una secuencia lógica y el desarrollo lineal de procesos, los textos
en papel, las clases magistrales y el trabajo individual. En este punto, quizás, es en el que
hallamos las mayores diferencias entre los estudios norteamericanos y los de UADE. Mientras
que un 63% de nuestra muestra considera que lo más útil para aprender es −al igual que para
sus predecesores− la exposición del profesor, sólo el 3% prefiere los medios audiovisuales.
Asimismo, el trabajo en equipo constituye una modalidad de trabajo a la que no recurren con
tanta frecuencia como sus pares norteamericanos: sólo fue preferido por el 3%. En el gráfico 3
se pueden ver estos resultados.

Gráfico 3: “¿Qué le resulta más útil para estudiar?”

70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%
Explicación del profesor Uso de medios audiovisuales Trabajo en grupo Estudiar solo Resolución de ejercicios Análisis de casos

En cuanto a las fuentes elegidas para estudiar, el 48% prefiere Internet y el 43% libros. Sin
embargo, al considerar el porcentaje de alumnos que prefieren estudiar de libros, hay que
tener en cuenta que sus profesores aún les dan la bibliografía para sus materias mayormente
en ese formato.
Gráfico 4: “Fuente que más consulta para estudiar…”

60%
50%
40%
Menos de 3 h
30%
Entre 3 y 6 h
20%
10%
0%

rt a
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Con relación a la distribución de su tiempo, el 49% de los entrevistados sostiene dedicar entre
3 y 6 horas semanales al estudio, mientras que el 22% afirma dedicar menos de 3, y casi en
igual proporción, el 21% sostiene dedicar entre 7 y 10 horas por semana. Estos datos resultan
llamativos en el contexto de los integrantes de la muestra: el 59% no trabaja y el promedio de
horas semanales de cursado es de 20 (distribuidas en 4 horas diarias). Estos resultados
coinciden con la apreciación de los estudios norteamericanos con relación a la pretensión de
sus jóvenes de reducir tiempo de estudio. Obtienen relevancia también si se los relaciona con
la preferencia que manifiestan por las explicaciones de los profesores. Es posible suponer que
estos jóvenes buscan reducir el tiempo que le dedican al estudio pero, en vista de obtener los
resultados que se les demandan, deben reemplazarlo por el tiempo que dedican a cursar las
distintas asignaturas. El aprovechamiento de las horas de clase es mayor cuanto más claras
sean las explicaciones y menos trabajo demande, posteriormente, la comprensión y
adquisición de conocimiento. De esta manera, los alumnos parecieran suponer que el
acercamiento temático que les propone el docente en el aula es suficiente para lograr la
adquisición de los conocimientos. Los resultados obtenidos en las evaluaciones, en muchos
casos, tienden a desmentir ese supuesto.

En cuanto al tercer eje de nuestro análisis, la percepción que las nuevas generaciones
manifiestan tener de las prácticas docentes, también se observa un cambio de perspectiva con
respecto a generaciones anteriores. Frente a la pregunta acerca de qué aspectos valoran de un
profesor, el 53% destaca la claridad para explicar los contenidos. El 11%, la profundidad en el
conocimiento del tema, el 16% la capacidad para relacionar la teoría con la práctica y el 10%,
la capacidad para dar una clase amena. (Ver gráfico 5)

Gráfico 5: “¿Qué valora de un profesor?”

70%
60%
50%
40% Menos de 3 h
30% Entre 3 y 6 h
20%
10%
0%
Claridad para Capacidad Exigencia Profundidad en Trato personal Capacidad
explicar para hacer el conocimiento para relacionar
amenos los del tema teoría y
contenidos práctica

Tengamos en cuenta que sobre la base de la tradición y las prácticas sociales anteriores, la
relación docente - alumno revestía un carácter derivado en mayor medida de la consideración
de la universidad como una institución educativa de corte disciplinar. Esto implicaba que en
su marco, el docente y el alumno entablaban una relación asimétrica: el docente era
considerado como una autoridad intelectual, un generador de y un dador de conocimientos.
En la actualidad (y en esto nuestros resultados coinciden con los de los estudios
norteamericanos), nuestros jóvenes ven a sus docentes como medios de transmisión de
conocimiento. Esto es: entre ellos, como estudiantes, y el conocimiento, se encuentra el
docente, que simplemente transmite los conocimientos que ellos, como alumnos, podrían
haber producido y adquirido si hubieran querido. Esto plantea un escenario de interacción
diferente: los docentes pasan a ser considerados pares intelectuales, a partir de lo cual
pretenden establecer una relación más simétrica.

Al tratar de comprender este cambio de perspectiva suponemos que esta búsqueda de simetría
puede deberse a dos causas concurrentes. Una de ellas es que se han formado en un sistema
educativo en el que muchas veces se ha malinterpretado el papel que la creatividad individual
tiene en la producción de conocimiento con significatividad social y criterio o validez
científica. Si bien es cierto que la creatividad es un factor importante en la producción y el
desarrollo del conocimiento, no es menos cierto que el conocimiento generado debe responder
a ciertos cánones de validación tanto en su “descubrimiento” como en su justificación. La
inquietud y la opinión personal pueden ser valiosos puntos de partida para cuestionar saberes
instituidos, cristalizados, supuestos propios o disciplinares. Y aunque partamos de un punto
de vista más posmoderno y consideremos que la verdad es relativa, su relatividad es social, no
individual. A partir de esas experiencias educativas anteriores en las que muchas veces se ha
revalorizado la opinión por la opinión misma, los estudiantes muchas veces consideran que la
mera apelación a un parecer individual puede refutar una teoría científica. En su imaginario,
construyen con sus docentes una simetría intelectual a partir del parecer y no del saber.

Los estudios norteamericanos muestran que esta generación cuenta con lo que se denomina
“padres helicópteros”: padres para los que los hijos ocupan el primer lugar en las
preocupaciones y que siempre están presentes para ayudarlos a resolver sus problemas. A
partir de esto podemos suponer que otra de las causas de la búsqueda de simetría radica en
que aspiran a que sus docentes los traten como sus padres (recordemos que nuestra
investigación se centra en alumnos que cursan el primer año de sus carreras). Es decir, buscan
relaciones en las que predomine la contención afectiva por encima de la “contención”
intelectual. Los alumnos de UADE, por ejemplo, aprecian más en un docente el trato personal
que la exigencia.

Los datos aquí presentados no agotan la información relevada en esta primera etapa de la
investigación en la que nos hemos preocupado por establecer algunos elementos
diferenciadores de las generaciones en nuestro país. Estos nos permiten hacer un uso crítico
de los estudios norteamericanos sobre las generaciones y sentar las bases de los estudios
latinoamericanos.

A partir del estudio realizado consideramos que es posible comenzar a plantear líneas de
comprensión de las características que revisten nuestros jóvenes estudiantes. Si bien nuestro
punto de partida es un estudio de caso, a fin de validar nuestras primeras estimaciones nuestro
proyecto plantea dos etapas de investigación subsiguientes. La primera de ellas, que estamos
llevando a cabo este año, consiste en la selección de una nueva muestra y en la aplicación de
un formulario de entrevista construido sobre la base del anterior. A diferencia de la etapa
previa, en este caso la muestra estará integrada por alumnos de primer año y del último año de
la carrera. Con esta ampliación pretendemos evaluar si el tránsito por la carrera universitaria
implica modificaciones en los parámetros que los estudiantes millennials de primer año ponen
en juego al evaluar la relación docente-alumno, el proceso de enseñanza y la universidad. Con
este nuevo relevamiento de datos pretendemos, también, recavar información más precisa que
nos permita poner a prueba las líneas de interpretación que hemos trazado a partir del primer
relevamiento. Planteamos este objetivo en la medida en que nuestro interés no es meramente
descriptivo. A partir de la preocupación y de la reflexión por nuestro quehacer docente,
buscamos elementos que nos permitan comprender los desafíos que, como institución de
educación superior, enfrentamos en la actualidad. Sabemos que, muchas veces, los elementos
teóricos existentes para comprender y abordar la tríada docente - contenido - alumno no son
suficientes para aprehender las situaciones que presenta la realidad aúlica. Consideramos que
es necesario reunir nuevos elementos que nos permitan establecer un diagnóstico que nos
proporcione una base sólida para la evaluación del nuevo contexto en el que se inscriben
nuestras prácticas de enseñanza.

La segunda etapa de investigación prevista se vincula con la extensión del estudio a otras
instituciones de nivel superior. Con esto pretendemos extender los límites del estudio de caso
y proporcionar mayor diversidad al componente generacional de nuestra muestra inicial a fin
de evaluar la mayor aplicabilidad de nuestras conclusiones.

Bibliografía

- Cuesta, M. et al. (2008) “La generación Millennial: cambios en el escenario educativo”, en


Actas Jornadas Cultura Juvenil, Buenos Aires, Fundación Plácido Marín.
- Howe, N. y W. Strauss (2000) Millennials Rising. The Next Great Generation, New York,
Vintage Books.
- Howe, N. y W. Strauss (2007) Millennials Go to College. EE.UU., Life Course Associates.
- Oblinger, D. (2003) “Boomers, Gen-Xers, and Millennials: Understanding the 'New
Students'”, en EDUCAUSE Review, vol. 38, no. 4 (July/August 2003).
- Rosas, R. y Sebastián, Ch. (2004). Piaget, Vigotsky y Maturana. Constructivismo a tres
voces. Buenos Aires: Aique.
- Taylor, M. (2005) “Generation NeXt: Today’s postmodern student-meeting, teaching, and
serving”, en A Collection of Papers on Self-Study and Institutional Improvement, 2005:4.
Chicago, The Higher Learning Commission.
- Zabalza, M. A. (1998) “Los Planes de Estudio en La Universidad: Algunas reflexiones para
el cambio”, en Fuentes: Revista de la Facultad de Ciencias de la Educación, Nº 1,
Universidad de Sevilla.

1
El presente trabajo fue realizado en el marco y con financiamiento del Instituto de Investigación de la
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).
2
No estamos afirmando con esto, ciertamente, que la formación universitaria adquiere recién con esta
generación un significado instrumental más allá de la formación en sí misma. Considérese, por
ejemplo, el valor que la educación ha tenido como factor de movilidad social ascendente desde
comienzos de siglo XX. En este caso, simplemente, estamos teniendo en cuenta en la lectura de estos
resultados algunas de las características de los jóvenes que integran nuestra muestra. Tengamos en
cuenta que, dado el nivel socioeconómico general de los estudiantes encuestados, la movilidad social
ascendente no constituye para ellos una necesidad vital.

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