MONÓLOGOS
MONÓLOGOS
LA GAVIOTA de Chejov
NINA. - ¿Por qué decía usted que besaba la tierra por donde he pisado?... ¡Lo que se
debería hacer conmigo es matarme!... (Inclinándose sobre la mesa.) ¡Estoy tan
cansada!... ¡Qué bueno sería descansar!... ¡Descansar!... (Levantando la cabeza.) Soy
una gaviota... No..., no es eso... ¡Soy una artista! (Se oyen las risas de ARKADINA y
TRIGORIN. NINA escucha primero, corre luego a la puerta de la izquierda y mira por la
cerradura.) ¡También él está aquí!... (Volviéndose hacia TREPLEV.) No es nada... ¡Sí!...
¡Él no tenía fe en el teatro!... ¡Se reía de mis sueños!... ¡Yo también, poco a poco, dejé de
creer en él y mi ánimo fue decayendo!... ¡A esto se unía la inquietud amorosa..., los
celos..., un eterno temor por el pequeño!... ¡Me volví mezquina..., nula!... ¡No daba un
sentido a mis papeles, no sabía qué hacer con mis manos ni tenerme en escena!...
¡Tampoco era dueña de mi voz!... ¡Usted no sabe lo que es tener conciencia de que se
ejecuta un papel terriblemente mal!... ¡Soy una gaviota!... ¡No..., no es eso!... Un día...,
¿lo recuerda? ..., mató usted una... «¡El azar llevó allí a un hombre!... ¡El hombre vio a
la gaviota y la mató por hacer algo!» ... ¡Argumento para una novela corta!... No es
eso... (Se frota la frente con la mano.) ¿De qué estaba hablando?... ¡Ah, sí!... Hablaba de
la escena... ¡Ahora soy otra!... ¡Ahora soy una verdadera artista!... ¡Represento mis
papeles con fruición..., con entusiasmo!... ¡Se apodera de mí como una embriaguez en
el escenario, y me reconozco a mí misma maravillosa!... ¡Aquí ando..., ando
incesantemente y, mientras ando y pienso, siento cómo crecen de día en día las fuerzas
de mi alma!... ¡Ahora, Kostia, sé y comprendo que en nuestras profesiones -tanto
escribiendo como representando- lo principal no es la gloria, ni el brillo, ni la
realización de los sueños!... ¡Lo principal es saber sufrir!... ¡Lleva tu cruz y ten fe!... ¡Yo
la tengo, y por eso mi sufrimiento es menor!... Y cuando pienso en mi vocación, no
temo a la vida.