Casos Estrategia Legal
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52207 Corte Suprema Acceso Carnal ACCESO CARNAL O ACTOS ABUSIVOS CON INCAPAZ DE
De Justicia abusivos con RESISTIR: CONFIGURACIÓN; No basta demostrar que el
incapaz de sujeto pasivo padecía de discapacidad mental, sino que
Resistir
esa alteración le impidió comprender y consentir la
relación.
Le comunico cargos como autor del delito de acto sexual
abusivo con incapaz de resistir, definido en el artículo 210
del Código Penal, en concurso homogéneo y sucesivo.
Inconciencia o incapacidad de resistir (supuestos sobre los
cuales nada interesa considerar ahora), o bien, sobre un
individuo que adolece de «trastorno mental».
o «… (los trastornos mentales permanentes) “son
aquellas afectaciones mentales graves,
perfectamente instauradas, de evolución crónica
y difícil recuperación, que al momento de los
hechos investigados alteran de manera
significativa las capacidades cognoscitivas y
volitivas. Requieren tratamiento médico
especializado, de manera inicial en un centro
hospitalario y por definición son incurables. Sin
embargo, con tratamiento se puede lograr una
remisión de la sintomatología aguda que le
permita a la persona reintegrarse a la sociedad.”
De igual manera, el trastorno mental puede ser
transitorio y tener o no base patológica, el transitorio con
base patológica consiste en “la alteración mental severa
que se genera en una disfunción biológica o de
personalidad, de presentación aguda o crónica episódica
(como en los casos de patología dual), que recidiva si no
se somete a tratamiento y que, durante la ocurrencia de
los hechos investigados, altera de manera significativa las
capacidades cognoscitivas y volitivas. Requiere
tratamiento psiquiátrico que, de acuerdo al caso, puede
ser hospitalario o ambulatorio”
al trastorno mental que de manera transitoria o
permanente ostente la víctima, siempre y cuando le
represente un detrimento en las facultades intelectivas
que le impida otorgar el respectivo consentimiento en la
misma
Piénsese, por ejemplo, en quien sufre de trastorno bipolar
y sostiene una relación erótica durante la eutimia. En tal
evento mal podría tenérsele como sujeto pasivo de la
conducta punible ya referida, pues el trastorno, a pesar
de estar comprobado, no habría incidido de ninguna
manera en su capacidad de acceder libre e
inteligentemente a la relación.
respecto de los cuales la ley presume de derecho la
invalidez de cualquier acto de disposición sexual -, el
orden jurídico no presume, ni podría presumir, que la
existencia de un trastorno mental conlleve la invalidez del
consentimiento sobre el propio erotismo. De ahí que la
Sala haya mantenido que «asumir a priori que cualquier
discapacidad mental impide tomar decisiones en el
ámbito sexual trasgrede los lineamientos de la Ley
Estatutaria 1618 de 2013… claramente orientada a la
inclusión y al desarrollo integral de quienes tienen dicha
condición» y, por ello mismo, que en asuntos como el
presente «el Estado debe obrar con especial cuidado,
para lograr un punto de equilibrio entre la protección que
debe brindársele a las personas vulnerables y la evitación
de intromisiones.
51672 Magistrado Sp2894 sentencia por la cual la corte suprema establece
Ponente-Luis que fetichismo, el masoquismo sexual, el sadismo sexual y
Antonio el voyerismo, no son actos sexuales catalogados como
Hernández
delito simplemente son actividades cuya connotación
Barbosa
sexual obedece a las fantasías, impulsos o trastornos de la
persona
1. Naturaleza de las entrevistas sicológicas a las
víctimas de delitos sexuales.
corroboración periférica de los hechos
(i) la inexistencia de razones
para que la víctima y/o sus
familiares mientan con la
finalidad de perjudicar al
procesado
(ii) el daño psíquico causado a
raíz del ataque sexual
(iii) el estado anímico de la
víctima en los momentos
posteriores a la ocurrencia de
los hechos
(iv) regalos o dádivas que el
procesado le haya hecho a la
víctima, sin que exista una
explicación diferente de
propiciar el abuso sexual,
entre otros.
Ello ocurre, por ejemplo, cuando solicitan que
determinen «la credibilidad o veracidad del
relato», con lo cual pretermiten considerar
que la ciencia actual no puede establecer con
exactitud la verdad o la mentira de una
narración sino su coherencia interna y
externa y, de otro lado, que la labor de
precisar la credibilidad del testimonio, por
disposición legal, le corresponde al juez
encargado del proceso, previa valoración del
material probatorio acopiado en el juicio oral,
público y contradictorio.
En tal sentido, los jueces, al valorar las
intervenciones sicológicas, deben precisar
cuál es el objeto de la intervención, qué tipo
de protocolo se utilizó y si las conclusiones
tienen soporte técnico o científico o son
producto de la opinión personal del
entrevistador, teniendo claro siempre que
fijar la credibilidad de un relato, su verdad o
mentira, corresponde al funcionario judicial a
partir del examen conjunto de la prueba.
Sin embargo, se repite, establecer si un relato
es creíble o no, es una labor reservada al juez
a partir de las particulares circunstancias del
caso develadas en el debate público.
La sentencia apoyó su conclusión en el
testimonio de Lady Milena Bohórquez, quien
creyó que no había manipulación «en cuanto
a lo que pasó con el padre», conclusión que
carece de cualquier soporte técnico o
científico porque no realizó valoración de
orden sicológico ni aplicó pruebas para
establecer la coherencia interna y externa del
relato de la niña, pues su labor se limitaba a
entrevistarla para obtener su versión de los
hechos. La conclusión, por ende, no es más
que su opinión personal, alejada del rigor
propio de un estudio sicológico serio y
fundado.
porque no realizó valoración de orden
sicológico ni aplicó pruebas para establecer la
coherencia interna y externa del relato de la
niña, pues su labor se limitaba a entrevistarla
para obtener su versión de los hechos. La
conclusión, por ende, no es más que su
opinión personal, alejada del rigor propio de
un estudio sicológico serio y fundado.