Libro Escribir Esdi Bu Jar
Libro Escribir Esdi Bu Jar
Libro Escribir Esdi Bu Jar
Volúmen I
Coordinación de este número:
Karla Klein
Candidata a grado en la Licenciatura en
Lenguas extranjeras de Univalle.
Cali, Colombia
Universidad del Valle
Facultad de Humanidades
Escuela de Ciencias del Lenguaje
ISBN 978-958-670-955-2
No 1. 2017
Este libro, o parte de él, no puede ser reproducido por ningún medio sin
autorización escrita de la Universidad del Valle.
Cali, Colombia
2017
Contenido
Biografías
Música del corazón – Anónimo Pág.10
A mil gramos de distancia – Anónimo Pág.18
Y así empieza – Anónimo Pág.23
Estirpe psicodélica – Karla Klein Pág.26
Nostalgia Espiral – Jeniffer Rojas Pág.42
Aforismo de sonatinas – Carolina Bonilla Pág.49
Episodios – Miguel Ángel Martínez Caicedo Pág.69
Momentos – Nathalia Serrano Reyes Pág.75
Entre las nubes – Brenda Millán González Pág.82
Recuerdos con itinerario – Nathaly Monedero Pág.86
Rompecabezas – Adriana Alejandra Restrepo Orozco Pág.94
Confesiones – Daniel Alejandro Sánchez Franco Pág.99
En la vida se muere y se vive constantemente, lo Pág.103
importante es disfrutar cada momento – Anónimo
Experiencias que me condujeron a estudiar lo que Pág.118
estudio ahora donde lo estudio ahora – Aura maría Yepes
Un poco de mi – Andrea Mercado Calero Pág.138
Contenido
Ensayos
“El año del verano que nunca llegó” como exponente Pág.154
de la posmodernidad en la literatura colombiana.
Daniel Alejandro Sánchez
Angie Alejandra
Kimberly Vaca Muñoz
Autobiografía, género intrigante, alabado por psicólogos y filósofos
y despreciado por algunos literatos, es, por el contrario, para quien la
realiza como ejercicio, lograr existir en todo el sentido de la palabra,
podríamos decir que por vez primera.
Es pasar a la conciencia.
EPISODIO I
Dulce despertar
Abrí mis ojos, era una mañana soleada en la que el sol brillaba
10 en medio de las montañas, y las nubes cubrían el cielo como
copos de algodón. Yo era gordita y alta para la edad de 8 años,
y me caracterizaba por ser muy respetuosa y amable con los
demás. Ese día me desperté muy temprano. Recuerdo que tenía
una pijama rosada, el cabello recogido y aquellos aretes de oro
que me acompañaban desde que nací. Me levanté de la cama,
abrí mi puerta y caminé por un pasillo para ir a la pieza de
mi mamá Claudia. Era el primer día de colegio y yo entraba a
segundo grado, así que mi mami me dio un besito de buenos
días y fue a prepararme el desayuno, mientras yo me recosté en
su cama a ver “Dora La Exploradora”. Recuerdo que las paredes
de mi casa eran blancas, había un gran armario donde había
libros y, en medio, estaba el televisor, ese al que alguna vez le
eché agua con mi hermano Sebas y con mi prima Luisa porque
queríamos “lavarlo”. La cama estaba en frente del televisor, y a
cada lado de la cama había un nochero.
EPISODIO II
Wake up!, no todo es un cuento de hadas
La noche del 31 de diciembre del año 2006 estaba triste, llorando
en el baño de la habitación de mis padres. Me miraba al espejo y
no encontraba el porqué de mi tristeza. Por mis mejillas corrían 13
las lágrimas, un profundo dolor inundaba mi dulce corazón, la
soledad había inundado mi alma, y ni mis padres ni mi hermano
estaban en la casa porque habían decidido ir a visitar a los tíos,
así que me quedé sola. Yo estaba experimentado una depresión
que en los últimos años se había despertado debido a tantas
cosas que hacían más y más grande mi tristeza. Me senté al lado
de la puerta del baño y empecé a observar todo a mi alrededor,
pero lo que veía era el desierto en mi interior, y vino algo a mi
mente y a mi corazón: mis vacíos necesitaban ser llenados por
alguien que cambiara mi vida para siempre. Y así, el tiempo
fue pasando y llegaron muchas noticias a mi vida, las cuales
nunca podré clasificar ni como buenas ni como malas. En marzo
del año 2007, unos días después de mi cumpleaños, mi mamá
viajó a los Estados Unidos, el país del “sueño americano”, pues
necesitaba comprar algunos implementos para su negocio de
fotografía, así que mi papá la envió por tres meses. Sin embargo,
mis padres tenían muchos problemas, tanto así que mi mamá
estaba decidida a quedarse en los Estados Unidos. Fue entonces
cuando me empecé a dar cuenta de que yo vivía en una realidad
Escribir es dibujar la silueta, vibrante o difusa, de una existencia:Biografías
Si no hubiese sido por esa idea del Señor, mis padres el día de
hoy no estuviesen juntos. No recuerdo muy bien lo que escribí
en aquella carta, lo único que sé es que esas palabras llegaron
hasta lo más profundo de sus corazones y hubo una solución
al problema que llevaba tantos años. Ese día mi hermano y
yo nos sentimos muy felices y agradecidos con Dios. Ya todo
andaba bien en mi familia, compartíamos más tiempo juntos, 15
no discutíamos y estábamos muy interesados en las cosas de
Dios. Admito que extraño la vida en los Estados Unidos, puesto
que fue fácil acostumbrarme al nuevo estilo de vida, además de
tener experiencias totalmente nuevas para mí. El apartamento
en el que vivíamos era muy lindo, quedaba ubicado en un área
donde vivían personas mayores de edad, por lo tanto todo era
silencioso. Estaba rodeado de un campus de golf, y a diez cuadras
quedaba la biblioteca. El apartamento quedaba en el último piso
o sea el tercer piso; tenía dos alcobas, dos baños, una cocina muy
bonita, un balcón muy grande y la sala y el comedor estaban
juntos. Y, ¿cómo olvidar mi colegio Nova High School que era
hermoso? Pero lo que más me enamoró fue las personas que
siempre estaban con una sonrisa.
EPISODIO III
Música del corazón
“Nada es fácil en la vida. Tenemos que pasar por pruebas para
entender el verdadero valor de las cosas”
Hoy quiero cantarte, que me hables al corazón;
Sé que he pasado por cosas difíciles, pero solo me basta tu gran
amor.
Eres mi único motivo, eres la única razón;
En ti solo confío, eres mi Rey y mi Señor.
Esta melodía que sale de mi corazón
Pronuncia Tu gran amor,
Las cosas que hiciste, haces y harás por mí.
¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti?
Y fuera de Ti no deseo nada más en la tierra.
Annie.
Empezó otro año, lleno de nuevas expectativas, motivaciones y
sueños. No había podido superar mi llegada de nuevo a Colombia,
pero sabía que esa era la voluntad de Dios. Sin embargo, había
un problemita, y es que no quería salir de mi casa. Un día mis
padres me llevaron a la iglesia y, aunque me sentía deprimida y
confundida, decidí ir. Ese día nunca me imaginé que, además de
encontrarme con Papito Dios, conocería a alguien que pondría a
latir mi corazón:
Te vi aquel día… Recuerdo muy bien que ese día desde que
te vi por primera vez, sabía que eras para mí, y que eras esa
persona que Papito Dios había puesto en mi camino. ¡Te esperé
tanto tiempo!, y cuando menos lo imaginé, llegaste tú lleno de
la gracia y del amor de Dios. Fue así como te conocí ese día. Mi
vida es una bendición y la tuya también querido amiguito. Sé
que estás leyendo una partecita de mi vida, y quiero decirte que
nunca desfallezcas, cree en Dios y espera en Él. 17
¡He afrontado tantas situaciones! Tuve que pasar por muchas
pruebas que me sacaron lágrimas, ya que muchas personas
me juzgaron y quisieron pisotearme, pero te puedo decir que
aunque muchas veces sentí que no podía seguir, Papito Dios
siempre estuvo ahí para levantarme y decirme: “hija, tú puedes,
no te rindas. Si crees en mí, todo lo haré posible. Yo conozco tu
corazón y se cómo eres, y sé que me amas”.
Estirpe Psicodélica
Karla Klein R.
(1.990 - 2.0…)
Karla Klein
Papá: “Lee Karla… lee todo lo que más puedas, pero no creas ni
estés de acuerdo con todo”.
Mamá: “Cuando hagas algo Karla, hazlo bien o simplemente
no lo hagas”.
A solas...
Hoy mi cuerpo mortal expiró y, convertido en polvo,
Hasta tus ojos, un vendaval me arrastró…
Los cerraste con fuerza,
Pero una parte de mí, una partícula de ese polvo,
Quedó guardada detrás de tus párpados…
Te lastimé un poco y, créeme, lo siento
Pero mi propósito era instalarme dentro de tus ojos…
Llegaste a casa y, estando a solas, dejaste que tu cuerpo,
Junto con tu alma, se desplomara en el lecho de tu intimidad
Ese mundo oculto para todos, pero del cual yo ya hacía parte en
ese momento…
Derramaste unas cuantas lágrimas, y por poco me resbalo por tus 31
mejillas
Pero con ahínco me adherí a tus párpados, quería conocerte a
solas…
Cerraste tus ojos buscando desesperadamente algo de sosiego
Mientras sigilosamente yo me internaba en tus adentros:
Recorrí el espeso bosque de tus sueños, topé con el montículo de
tus deseos;
Me cegó el esplendor de tu luz, casi me pierdo en tu oscuridad;
Escuché el susurro de tus secretos, le vi el rostro a tu soledad;
Observé las fotos de tus recuerdos…
Atravesé el turbulento mar de tus angustias, me aventuré por el
precipicio de tus vacíos;
Escuché la compleja melodía de tus emociones, sentí los delicados
golpes de tus palpitaciones;
Fui confidente silencioso de tus oraciones y fiel testigo de cómo
eres realmente
Cuando estás “completamente” a solas….
Entonces me embriagué de sensibilidad,
Escribir es dibujar la silueta, vibrante o difusa, de una existencia:Biografías
Si no…
Si no has sufrido abandono,
No conoces lo fría que a veces resulta la soledad…
Si no has cruzado el valle de sombra de muerte,
No conoces lo terrible de la densa oscuridad…
Si no has atravesado ríos de furibundas y turbulentas aguas,
No sabes cuánto puede arrastrar la corriente y herir el filo de las
piedras…
Si no has estado en una violenta guerra,
No sabes cuánta sangre se puede derramar por una profunda
herida…
Si no has sido víctima del escarnio y el rechazo,
No conoces el daño que hace la hostilidad y el orgullo desmesurado…
Si nunca has perdido tus posesiones materiales,
No conoces la hipocresía de algunos de los que te rodean y te
sonríen…
Si no has sufrido una grave enfermedad,
¿Cómo puedes, entonces, comprender a quien la padece?
Como si no pasara
(1999)
Hay día,
Pero inminentes sombras;
Hay sonrisas,
Pero latentes nostalgias;
Bailan los sesos al son de la lógica,
Pero sucumben actos en la inconciencia;
Inmorales se esconden tras su inexistente moral,
Mientras despojan a la sexualidad de toda espiritualidad…
Religiosos se sumen en el fanatismo,
Mientras libertinos confunden su esclavitud con libertad;
Un mundo más poblado y dogmatizado,
Pero almas cada vez más completamente desoladas
Porque la mayoría de las guaridas religiosas
Escribir es dibujar la silueta, vibrante o difusa, de una existencia:Biografías
Falso misticismo
(2005)
Escandaloso resulta el miedo vertiginoso de ciertos religiosos
Por cometer los “pecados” más deliciosos…
Viven en un mundo mórbido,
Sumidos en un letargo de conciencia sórdido
34 Mirando con fantasmagórico espanto ante un espejo
El reflejo de sus rostros lívidos,
Moldeado por las manos de lo que complace sus instintos:
Sus ardientes deseos más reprimidos.
Entonces, el tener hálito de vida encarna
En una frenética situación que alimenta a sus demonios,
Esos que se esconden detrás de sus impulsos…
Pero, ¡cuán destructiva les resulta usar el falso antifaz
De una santidad que le es ajena a los simples mortales!
El alma les escuece dentro, perturbada por ridículos dogmas
humanos
De los que se mofa el mismo Cielo,
Porque tan adoctrinadas mentes, a veces, suelen ser las más
vulnerables
Ante eso tan inevitable e inherente a los mortales: el deseo…
Entre racional e impulsivo, ¿cuál es el equilibrio?
De cierto, la religiosidad nunca ha tenido ojos para la espiritualidad,
Pues siempre ha usado ese velo tejido con hilos de un falso y
desmoralizado misticismo
Con el que ha querido cegar a la humanidad…
Y así, a los quince años de edad, después de reflexiones
como ésta, gestada dentro de mí y engendrada por lo amargo
de ciertas experiencias con aquellos que predican “Dios es
amor”, pero aplican “nosotros somos odio”, tomé la decisión de
distanciarme de los protestantes y, en definitiva, de todo lo que
estuviera ligado a una religión. Fue entonces, cuando concluí
que Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo, son tres poderosas
energías contenidas en un solo ser impulsado por el poder del
amor que, para manifestarse, no requiere de ninguna religión.
Sin embargo, aclaro que no todos los que siguen determinadas
religiones sucumben en el error: hay “fieles”, aunque sean unos
pocos, dignos de la admiración y el respeto de este ser oscuro
que soy yo, con destellos luminosos de cualidades, pero también
con un arsenal de defectos que, como a demonio, han expulsado
de distintas iglesias de diferente índole religiosa…
Lejos de mí misma
36 (Septiembre de 2010)
Estar lejos de mí misma es como si mi alma encarnara
En el más profundo de los abismos;
Es como si mi esencia lamiera el polvo mismo,
Convirtiéndose así en ceniza…
Ceniza inerte incapaz de hacer brotar
Ni siquiera la más minúscula chispa de vida…
Eso es estar lejos: vivir en mí misma,
Pero no siendo yo…
Fatigado tiempo
(Septiembre – octubre de 2011)
Llaga purulenta
Generación incrédula,
Semejante a una llaga purulenta…
Gritas más que parturienta
Eres más débil que la niebla
Eyaculas lascivia
Escupes tonterías
La insensibilidad te aturde
La vanidad te corroe…
Escribir es dibujar la silueta, vibrante o difusa, de una existencia:Biografías
El hoy... (2012)
Para concluir mi autobiografía, me permito hacer una pequeña
(y algo incompleta) definición de quien soy después de todo este
peregrinaje lleno de matices, que ha derivado en la creación de
una estirpe algo…
“Psicodélica”
No tengo pacto con la luz, más me alimento de ella;
No tengo pacto con la oscuridad, más mi esencia atraviesa su
umbral;
No soy completamente melancólica, pero tampoco soy un náufrago
de la alegría…
Mi piel no está tejida con fibras angelicales, pero no supuran en
ella llagas infernales.
Puedo encenderme con la furibunda lava de mis volcánicas
pasiones,
También puedo aquietarme con el penetrante hielo de mis
sentimientos más simples…
A veces suelo revolcarme en la embelesante neurosis de mis
embriagantes inspiraciones,
A veces, tan sólo en la convulsa hipnosis de mis psicodélicas
alucinaciones…
41
Klein.
Escribir es dibujar la silueta, vibrante o difusa, de una existencia:Biografías
Nostalgia espiral
Jeniffer Rojas
Por otra parte están mis padres; ellos son la ternura encarnada
en el cuerpo y la voz de un ser que ha arribado al mundo para
ofrendar amor y disciplina. Rubia y “el negro”, así son conocidos
mis padres, quienes van por la vida regalando momentos amenos
a otras personas con su humor y su energía particular; están
siempre al tanto de la situación de la familia y cuidan a sus
hijas cual cristal delicado que no puede recibir daño o perjurio
alguno. Ellos son el ejemplo de un amor que sobrevive por años,
que crece, prevalece y no decae; el romance que inició sobre el
comentario inocente de algún mes de 1982, cuando empezaron
las visitas terriblemente fiscalizadas en la casa de una joven de
rostro pueril, mi bella madre. Ya son 30 años de unión, casados
bajo el orden católico, pero eso no implica que algo haya
cambiado; verles juntos es ver la compañía y la ternura hecha
toda suya; van siempre volando de la mano y se dejan notitas
clandestinas sobre la mesa diciéndose “Te amo”; además, dicen
ser novios. Mis padres son únicos, son nuestro refugio pleno e
infalible, y nosotras somos el espejo de lo que ellos implantaron
en nuestro crecimiento.
Episodios
Miguel Ángel Martínez Caicedo
ahora era poseedor del trono. Así fue como mi vida transcurrió
tranquilamente en mi cuarto, durmiendo y comiendo mientras
me la pasaba todo el día de Pokemon a The Power Rangers.
Creaba escenarios con los cobertores de mi cama como un loco.
Pero bueno, se supone que eso es lo que hace un niño, cuando
su estado mental aún no se pone en tela de juicio. Extraño esa
libertad sobremanera.
Recuerdos
Había un destello de luz que iba y venía repetitivamente y a
pesar de mi penoso intento de bloquearlo cerrando mis ojos, este
dejaba un rastro de lucecitas danzantes revoloteando por el rostro
de mi abuela, quien, sosteniendo la cámara con fuerza, seguía
empeñándose en disparar flashes como si su vida dependiera de
ello. “Vamos mi muñeca, sonríe a la cámara”, demandó con voz
dulce mi mamá desde algún lugar de la habitación. Recuerdo
no entender muy bien qué pasaba, pues pensaba que las fotos
eran solo para ocasiones especiales, porque “el rollo se acababa”
y la mayoría de las veces, esas “ocasiones especiales” implicaban
tener un pastel de por medio, y en ese momento no veía pastel
alguno. Aun así, casi de manera automática hice lo que mamá
me pedía, y la luz de un último flash destelló a través de mis
75
parpados aun cerrados.
76 De vuelta al inicio
Los niños corrían de un lado a otro de la cancha de grava que
era, a su vez, el centro de la escuela, con los salones extendiéndose
a sus costados. Todas las paredes eran de un color amarillo
crema que hacia resaltar los diversos y chillones colores de las
puertas (tiempo después descubriría que era un color para cada
grado). De cierta forma, me recordaba a uno de los muchos
pueblitos de Colombia, que tienen el parque como eje central y
todo lo demás simplemente fluye a su alrededor.
lo horrible que iban a ser los días que me esperaban, pues ¿qué
sentido tení ir a sentarme cada día por 5 horas y no entender
ni una palabra? Simplemente me desesperé y de repente sentí
como las lágrimas empezaban a picar en las esquinas de mis
ojos; me parecía ilógico que de un momento a otro yo fuese a
entender el holandés, mucho menos a hablarlo; eso se veía tan
lejano, tan… ¡imposible! Quise salir corriendo de allí, pero en el
momento en el que levanté mi mirada, me topé con la profesora
que me estaba observando atentamente. Se acercó y tomó el
asiento de enfrente. “Nathalia, no te preocupes, vas a aprender
poco a poco”, dijo mientras cerraba el libro. “Vamos a comenzar
por las cosas básicas, y después podrás leer esto”, sentenció con
una sonrisa. Escuchar esas palabras y la forma en las que las dijo
me resultó reconfortante, era como si una promesa estuviese
implícita en ellas; sentí que no estaba sola.
CAPÍTULO I
Haciendo un esfuerzo para lograr escribir esto, llegan a mí
aquellos recuerdos de mi infancia que, aunque son un poco
extraños y borrosos, inundan mi alma con una profunda alegría
y nostalgia, pero me permiten reconocer las cosas que hicieron
de mí quien soy hoy.
CAPÍTULO II
Era el 4 de septiembre del 2006, el primer lunes que puse
mis pies sobre el suelo de la institución en la que pasaría más
tiempo que en mi propia casa, debido a su jornada académica.
Era un colegio no muy grande, de paredes y puertas coloridas,
de amplios salones, todos adornados con la frase “El silencio es
la base del orden”, y con muchos rincones donde la sombra de
los árboles nos permitía refugiarnos del fuerte e insolente sol.
Era mi primer día en bachillerato. Estaba tan nerviosa como
no lo he estado toda mi vida, pues llegaba a un lugar nuevo
y solo contaba con un conocido, mi primo Juan David. Los
alumnos nuevos resaltábamos por no llevar uniforme, lo que
me permitió reconocer a Manuela y a Bryan quienes habían
estudiado con nosotros toda la primaria. Eso me tranquilizó
un poco, pues ya éramos cuatro conocidos esperando a que
apareciera el coordinador del colegio, Fernando Correa, un
hombre delgado, de esos que llevan su cabello bien peinado y
de los que adornan su boca con un ancho bigote. Formados en
filas, primero los de grado sexto, luego los de séptimo, octavo,
Escribir es dibujar la silueta, vibrante o difusa, de una existencia:Biografías
CAPÍTULO IV
Los días pasaron entre risas, bromas, cumpleaños y demás, y en
un abrir y cerrar de ojos ya estaba en el primer día de mi último
año escolar. Todo marchaba bien, no había nada de silencio,
todos estábamos emocionados contando qué cosas habíamos
Escribir es dibujar la silueta, vibrante o difusa, de una existencia:Biografías
Era hora de saber qué tan bien me había ido en el ICFES. Tenía
miedo de que el resultado no fuera lo que yo esperaba, y el
temblor en mis manos no me dejaba hacer clic para encontrarme
con lo que me favorecería o no en un futuro que cada vez
estaba más presente. Me decidí y di clic. Mi objetivo era estar
entre los primeros cien puestos, y había cumplido con eso. La
pantalla mostró el puesto setenta y nueve y ello me regresó la 93
tranquilidad.
Rompecabezas
Adriana Alejandra Restrepo Orozco
Un rompecabezas, como muchos ya sabemos, es una figura
que está formada por diminutos pedacitos, usualmente de
cartón y que son removibles entre sí. El objetivo de este juego
es juntar todas estas piezas para revelar la imagen que se oculta
en ellas. Esto solo se logra poniendo cada pieza en su lugar
correspondiente. A la falta de alguno de estos pedacitos la
imagen estaría incompleta y perdería su esencia, ya que por muy
pequeños que sean, su valor y relevancia a la hora de armar el
rompecabezas se hace evidente. Les doy a todos la bienvenida a
este, mi rompecabezas.
El 2 de octubre de 1988 nací yo, Adriana Alejandra Restrepo
Orozco, una niña que llegó a ser la cereza del ponqué en mi familia
en la que dos hermanos, Gustavo y Alex, esperaban ansiosamente
la llegada de otro niño quien sería su hermano menor. Mi padre,
Rodrigo Alejandro Restrepo Franco, empresario independiente,
hombre alto, grande, blanco, de ojos verdes y de aspecto gruñón,
le alegó a mi madre durante todo su embarazo que yo sería un
niño. Así fue como influenció a mis dos hermanos mayores,
alimentando la idea de que pronto llegaría otro varoncito con
quien jugarían carritos. A mi padre la idea de tener una niña que
derritiera su duro corazón lo aterrorizaba. De alguna manera él
sabía que una niña sería la única persona capaz de manipularlo
con una simple y dulce mirada, con una caricia a sus ásperas,
callosas y trajinadas manos o un simple ¨chi...papi¨, para conseguir
un anhelado juguete o un gran helado de arequipe. Sin embargo,
según mi madre, Soley Orozco, enfermera de profesión, mujer
trigueña, hermosa, de pelo largo negro y dedicada al hogar en
su totalidad, estaba segura, desde el primer día, de que yo sería
una mujercita, esa princesa que tanto le pidió a Dios tener. Ese 95
era su deseo porque una niña representaba una compañera,
una amiga, una mujer con quien compartir esas cosas que solo
nosotras entendemos. Por eso, yo, antes de nacer, ya me había
convertido en su más enorme sueño.
Confesiones
Daniel Alejandro Sánchez Franco
Todas las caras a mi alrededor parecen familiares, las he visto
antes, las veré después… Y esa sensación de que la vida se repite
invade mis pensamientos otra vez. Todos se ven demasiado
familiares, excepto yo, el chico nuevo. Es primer día de clase y
me siento incómodo, asustado, incluso mis ropas me delatan,
soy el chico nuevo y no llevo el uniforme. Solo quiero que acabe
el día y pasar desapercibido, que no se fijen más en mí, ni en mi
cabello alborotado.
En aquel lugar, casi sin vida humana más que la de mis padres
y mi hermana, conviví por unos 5 años, pero no todo fue soledad,
a medida que fui creciendo comprendí, que no estábamos solos
y más aún, el motivo por el cual vivíamos en aquel remoto lugar.
Desde entonces, y más por alimentar mis ganas de huir que por
curiosidad, indagué en la literatura clásica. Primero con Kundera:
Su definición de «objetividad» y la idea de que en la vida nada
es casualidad de su «Insoportable Levedad…» me cautivaron.
Llegaron y vinieron para quedarse los fríos de Dostoievski
y Tolstoi, con sus historias llenas de miseria y desesperación.
Miller y sus trópicos iniciáticos entrelineados. Hesse y la música
esteparia de los que marchan sedientos por el desierto de la
redención, me marcaron profundamente.
Las personas que más ríen son las que más tristezas profundas
callan, y aquellas que la vida las ha sorprendido dadivosa son las
que más se lamentan y se complican; protestan transformando,
así, su atmosfera en un nubarrón de energía negativa; haciendo
llover malos ratos, y provocando un frio tan caliente que se
siente como si se quemara los huesos.
Don José y doña Libia nos ayudaron a buscar otro lugar donde
formar nuestro nuevo hogar. Al final, como ninguno conocía
muy bien las partes benévolas y las partes desagradables de la
ciudad, terminamos como era de esperarse, en un barrio que
para ese tiempo no estaba terminado, y estaba rodeado de millo,
trigo y mucha maleza. Aquella calurosa parte del oriente de
la ciudad sería nuestro establecimiento por un poco más de
trece años. Mi papá ayudó con muchos otros vecinos para que
se pavimentaran la mayor cantidad de calles de la ciudadela,
mientras que mi madre de un momento a otro resultó con más
estomago del normal, cosa que me parecía fascinante pues para
mí era como si mágicamente le hubiera dado por ponerse de
adorno una de esas enormes pelotas que yo tenía para jugar
en la piscina. Sin embargo, para los demás mi madre estaba
embarazada.
Uno de los primeros días del mes de noviembre del año 2009,
cuando llegué de un vivaz día de examen de química en el colegio,
en mi casa encontré a mi papá en la litera sin quererse mover,
cosa a la que no le puse mucho cuidado. Continué con Lalo con
nuestra rutina de costumbre después de un pesado día de clase.
Escribir es dibujar la silueta, vibrante o difusa, de una existencia:Biografías
Qué barato sale decir una palabra hiriente; qué rápido surte
efecto en alguien, tan rápido, que en cuestión de un minuto,
sesenta ofensas pueden salir, hacer mella y pasar de los oídos al
cerebro, del cerebro a tu corazón y de tu corazón llegan incluso
hasta tu postura.
Escribir es dibujar la silueta, vibrante o difusa, de una existencia:Biografías
3:10 pm.
Llego a la casa de mi abuela, saludo a mi hermano con un
“Antes de ponerse a ver televisión, póngase a hacer sus tareas”
a lo que Santiago contesta “Aya, no la entiendo”, le pregunto de
qué materia es y me responde “Matemáticas”. Inmediatamente
rechazo la posibilidad de ayudarle y lo motivo para que lo intente
él solo para ver si acaso alguien de la familia puede llegar a ser
120 ingeniero. Saludo a mi abuelita y le digo “Gueli, ¿Qué hay para
hoy?” entristezco al escuchar la ronca voz diciendo “Sancocho y
mazamorra”. De igual forma le agradezco pero le digo que estoy
desganada. Como siempre, me reprocha pero me salgo con la mía
y termino consumiendo dos galletas Saltín Noel atravesadas por
una capa de mermelada de mora y un buen vaso de Aguapanela
al estilo Casa Obonaga Carvajal.
9:30 pm.
Borro los bosquejos que hice de mi cartelera y boto la basurita
de borrador. Hablo un rato con mami en el sofá de la sala acerca
de cómo nos fue hoy. Le comento el altercado que tuve en el
colegio, necesito desahogarme de alguna manera y ella deja de
lado nuestra consanguinidad e instantáneamente me convierto 121
en una paciente más de la Dra. Obonaga. Lo que mami no puede
dejar de lado es la religión. Tampoco yo puedo, eso me da fuerzas
para continuar en mi colegio ya que, por más que rogara, mis
padres insistían en no haber un mejor lugar para que yo estudiara.
Llega mi padre y mamá se empeña en reconstruir la historia que
le comenté haciendo algunos cambios favorecedores para mí.
Mi papá es un hombre complejo. Alguien que se la ha pasado
estudiando y exponiendo a Freud y Lewin día y noche, así que,
para resumir, me terminó regañando porque no fui capaz de
defenderme, porque fui débil y dejé que me pasaran por encima.
Él casi toda su niñez y adolescencia fue acosado como yo y no
quería que su hija cometiera el “error” de ser tan boba como él.
12:25 pm.
Hasta la siguiente clase… ¡Sí, claro! Aproveché mi “condición
médica” para dormir algunas horitas de más pero ya está tarde
y la exposición me espera. Tengo hambre pero el recreo ya pasó
y faltan cinco minutos para que empiece la clase. Me siento con
dificultad en la camilla, me acomodo camiseta y sudadera y me
paro colocándome los tenis grises amarronado que deberían ser
en teoría blancos. Salgo de la enfermería y subo las escaleras
amarillas donde, cuenta la leyenda, está enterrada la cabeza
de una monja. Corro como lo debí haber hecho en la clase de
educación física y con determinación repaso mi discurso antes
de recitarlo. “Good afternoon class. Today I will tell you some
facts about Italy. Italy is a beautiful country with many touristic
attractions such as The Leaning Tower of Pisa…” Entro al salón
y encuentro varias niñas soltando gemidos de terror por la
presentación que deben hacer.
UN POCO DE MÍ
Andrea Mercado Calero
138 Después de unas cuantas falsas alarmas en las que hice correr
a mis padres al hospital con la esperanza de volver a casa con
su pequeña niña en brazos, llegué finalmente a este mundo un
martes 18 de febrero de 1997 a las 4:35 p.m. en la hermosa ciudad de
Cali, justo después de que mi abuelo paterno le dijera a mi madre
que si no volvía con su nieta en manos, no volviera a la casa. Fui
registrada con el nombre de Andrea Mercado Calero, hija de Guido
A. Mercado Rodríguez y Flor Alba Calero López, padres amorosos
que no eran inexpertos en cuanto a tener hijos se tratase, pues
tenían ya un pequeño niño de cinco años, mi hermano mayor,
Guido A. Mercado Calero. Fui criada en una familia muy unida,
llena de valores y con gran variedad de personalidades. Mi padre
es conocido por su seriedad y elocuencia, pero con su familia
siempre es alegre, amoroso y divertido; mi madre es una mujer
llena de alegría, muy trabajadora, sincera, un mujer que da todo
de si por su familia y, de vez en cuando, algo imprudente; mi
hermano es juguetón, travieso y muy sociable; mi abuelo un
hombre sabio y con gran sentido del humor al igual que sus
hermanos y mi abuela una mujer religiosa y comprensiva que
emana un aura maternal inigualable.
A finales del año 2001, aún con cuatro años, entré a estudiar
al Colegio León de Greiff a unas tres cuadras de la casa de
mis abuelos, días después mi familia y yo nos mudamos de
Villacolombia a El Caney. El comienzo fue duro, ya no veía a
mis abuelos todo el día, pasaba la tarde con niños ruidosos e
inquietos y niñas que no hacían más que peinar y vestir a sus
muñecas, los niños que me hablaban solo me molestaban por
tener un apellido gracioso y las niñas querían que fuera parte
de sus grupos de “modelos” o “princesas”, cosa que no llamaba
para nada mi atención. Sólo me reconfortaba tener un momento
de quietud cuando la profesora llegaba al salón a enseñarnos
cosas nuevas e interesantes y saber que al final del día vendrían
a recogerme mi tía o mi abuela para llevarme a la casa donde
me esperaba ese amoroso gigante para ayudarme con las tareas
y jugar hasta que mis padres pasaran por mí.
140 Los años fueron pasando de esta forma hasta que llegué a
segundo grado de primaria, aquí mis padres decidieron que sería
mejor si estudiara en un colegio femenino que encontraron en la
lista de los mejores de Cali, según me dijeron, ahora estudiaría
en el Carmelo, muy lejos de la casa donde habitaban el gigante y
su doncella, empezaría un mundo nuevo.
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Ensayar a hacer ensayos
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Bibliografía
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