Los Manglares
Los Manglares
Es importante recalcar que existen diferentes tipos de manglares, pero todos ellos tienen una
característica común: nacen del contacto entre dos ambientes muy distintos –el terrestre y el
marino–, constituyendo así uno de los hábitats más valiosos del planeta.
Los manglares son clave para la conservación de diferentes tipos de especies y vegetales que
necesitan de estos hábitats para poder crecer y desarrollarse. también contribuyen a mitigar los
efectos del cambio climático al ser capaces de absorber y almacenar CO₂ en sus raíces.
Los manglares también ayudan a frenar el desgaste y la erosión de los suelos, evitando así que se
acumulen sedimentos en las playas.
Clasificación y tipos
También se pueden agrupar en cuatro tipos según su ubicación dentro de la zona y características:
Ribereño. Crecen en las orillas de los ríos y en las zonas donde hay cierta influencia de las
mareas y del agua salada.
Borde. Crecen en las orillas de las costas, en bahías o lagunas arrecifales o rodeando islas.
Este tipo de manglares son aquellos que soportan el continuo golpe de las olas al frente.
Cuenca. Se desarrollan detrás de los ribereños y de los de borde. Se localizan donde hay
suelos estables. En este tipo de hábitats la renovación del agua es lenta, hay poco oxígeno
y alta salinidad.
Los manglares son conocidos como «bosques azules». Esto se debe a que son increíblemente
eficientes para almacenar carbono. Esto los convierte en una solución natural en la lucha contra el
cambio climático, al ser capaces de absorber hasta 10 veces más gases de efecto invernadero que
otros bosques tropicales o ecosistemas terrestres.
Además de retener los sedimentos, pueden filtrar las aguas que abastecen a los mantos
freáticos, reteniendo desechos y sustancias tóxicas para que no lleguen al mar.
Desalinizan las aguas que ingresan en tierra firme y forman así reservorios en las zonas
interiores.
Protegen las zonas costeras de la erosión por el agua y el viento y retienen la arena sobre
las playas.
Por todas estas razones, cada 26 de julio se celebra el Día Internacional de la defensa del
Ecosistema Manglar con el objetivo de reivindicar la protección y conservación de este tipo de
entornos. Y es que entre 1980 y 2005 se han perdido más del 40% de los manglares del mundo,
principalmente por la creciente urbanización y el desarrollo de las zonas costeras.
Esta alarmante situación llevó a que la UNESCO designará en 2015 la celebración del Día
Internacional de la defensa del Ecosistema Manglar. Desde entonces se busca crear conciencia
sobre el cuidado de este ecosistema único, especial y vulnerable.
Especie arbórea que viven a lo largo de costas, ríos y estuarios en las zonas trópicos y
subtropicales que mantienen parte de sus troncos y raíces debajo del agua salada o salobre.
En la clasificación de los manglares se asocia a los diferentes tipos de árbol mangle que
principalmente son:
También se pueden agrupar en cuatro tipos según su ubicación dentro de la zona y características:
Ribereño: Aquellos que crecen en las orillas de los ríos y en las zonas donde hay influencia
de las mareas y el agua salobre.
Borde: Crecen en las orillas de las costas que están protegidas, en bahías o lagunas
arrecifales o rodeando islas, y son aquellos que soportan el continuo golpe de las olas al
frente, y más hacia adentro están los sectores más altos y protegidos con menor influencia
mareal.
Cuenca: Crecen detrás de los ribereños y de los de borde. Se ubican donde hay suelos
estables, la renovación del agua es lenta, hay poco oxígeno y alta salinidad.
Especiales: Son bosques de manglar de poco desarrollo y más bien pequeños debido a que
crecen en condiciones de alta salinidad, baja disponibilidad de nutrientes y temperaturas
extremas.
Beneficios de los ecosistemas de manglar
Tienen importancia por el uso que las comunidades rurales le dan y los beneficios ambientales
que brindan:
Retienen los sedimentos, los desechos acarreados hacia el mar y las sustancias tóxicas,
permiten el abastecimiento de mantos freáticos filtrando las aguas residuales.
Desalinizan el agua que ingresa a la tierra firme formando reservorios en las zonas
interiores.
Protegen a las poblaciones costeras de inundaciones, olas provocadas por los huracanes y
maremotos. Son barreras naturales contra fuertes vientos y tormentas.
Son fuentes de recursos para comunidades costeras. Estos ecosistemas son visitados por
turistas, generando recursos económicos.
En la fauna de los manglares zumban los insectos a doquier. Las hormigas, arañas, polillas,
termitas y escorpiones se alimentan y anidan en ramitas huecas. Serpientes y lagartijas se
arrastran por las ramas de los árboles. Las ranas se aferran a la corteza y las hojas.
Los cocodrilos descansan en el agua salada. Hay alrededor de 70 especies de manglares, que van
desde arbustos extensos hasta árboles que miden 60 metros de altura y proporcionan hábitats
para organismos grandes y pequeños. Todos están adaptados para vivir en aguas poco profundas.
Algunos pueden vivir en lugares casi tres veces más salados que el mar.
Incluso conociendo los beneficios, los manglares han sido destruidos y los que quedan están en
riesgo de desaparecer. Magrove Action Project advierte que de 3/4 partes de costas tropicales y
subtropicales pobladas por mangles, subsisten menos de la mitad y la mitad de las que
permanecen están amenazadas.
L
a Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó que se
perdieron aproximadamente 3.6 millones de hectáreas de manglares del año 1980 al 2005, 20 por
ciento del área total. Entre los países con mayor destrucción de mangles están: México, Honduras,
Panamá, Estados Unidos y las Bahamas.
Pérdida de manglares
Modificaciones sobre las condiciones hidrológicas (Principalmente por culpa del hombre)
A veces, las iniciativas de ley anteponen los intereses económicos de los desarrollos turísticos y
ceden ante las presiones de los empresarios en detrimento de las zonas costeras y sus pobladores,
permitiendo la destrucción de zonas de manglar, cambiando usos de suelo en terrenos forestales,
con la excusa de que éstas pueden reponerse o compensarse en otras regiones.
Resultan afectados animales en riesgo como el cocodrilo, la iguana y tanto aves migratorias como
residentes. La evidencia científica demuestra que es mejor conservar los manglares que
compensar o reponer. Compensaciones muchas veces económicas que no tienen nada que ver con
la conservación del medio ambiente ni de los recursos naturales.
La erosión de las zonas costaneras hace peligrar otros ecosistemas como los arrecifes de coral, los
arrecifes rocosos y las praderas submarinas. Los manglares se están perdiendo a ritmos
acelerados, aumentando la vulnerabilidad de las costas y sus pobladores contra el cambio
climático. Por tanto, son necesarias medidas urgentes para protegerlos y conservarlos.
En el Caribe colombiano, las mayores extensiones de manglar se encuentran en la Ciénaga Grande
de Santa Marta (Magdalena), el Canal del Dique, la bahía de Barbacoas, las desembocaduras del
río Sinú (Córdoba) y en los Archipiélagos de Nuestra Señora del Rosario y San Bernardo (Bolívar).
Preguntas relacionadas
Con más de 290 mil hectáreas de manglar, Colombia se ubica en el cuarto país del continente
americano con mayor extensión de este bosque. Con más de 290 mil hectáreas de manglar,
Colombia se ubica en el cuarto país del continente americano con mayor extensión de este
bosque.25/07/2022
Los manglares constituyen un ecosistema irremplazable y único, que alberga a una increíble
biodiversidad por lo que se los considera como una de las cinco unidades ecológicas más
productivas del mundo, con niveles de productividad primaria que superan la de muchos sistemas
agrícolas.
La importancia del ecosistema manglar desde el punto de vista biológico radica en que protege a
gran cantidad de organismos en sus troncos, entre sus raíces o en el fango, tales como bacterias y
hongos, que intervienen en la descomposición de materiales orgánicos e incluso transforman
materiales tóxicos en azufre o sulfuro, purificando el agua que llega al mar.
Asociados a los manglares viven una gran variedad de vegetales, cientos de hongos, y decenas de
especies de plantas acuáticas, que son la base productiva del ecosistema. Cuando sus hojas caen
alimentan a una enorme diversidad de organismos y también a los ecosistemas vecinos, puesto
que exportan parte de esa energía. Es así como favorecen la reproducción de innumerables
especies marinas, que desovan en los estuarios y en algunos casos pasan algún periodo de su
desarrollo en el ecosistema en busca de alimento y protección. Un 80% de las especies marinas
dependen del ecosistema de manglar para subisistir, por lo que la destrucción del mismo incide en
la disminución de la pesca.
Desde el punto de vista ambiental, el ecosistema manglar reduce el impacto de las mareas
depositando barro y formando pantanos donde se fijan los organismos. Igualmente, sirve como
estabilizador de la línea costera ayudando en el control de erosión y constituye una barrera
natural de amortiguamiento que protege a las costas de marejadas y vientos huracanados a
manera de cortina rompe vientos.
Así mismo, previene las inundaciones y depura el aire que se desplaza hacia suelos agrícolas, al
detener finas partículas de sal que acarrean las brisas marinas.
Es de resaltar como una de las funciones más importantes del ecosistema, el complicado proceso
de desalinización del suelo a nivel subterráneo, a través del intercambio de agua. También que
cuando desaparecen los manglares, el agua salada penetra en la bolsa de agua subterránea hasta
hacerla inútil para sus usos agrícolas, o para el consumo humano.
Un aspecto muy importante radica en que la pesca artesanal depende del ecosistema manglar que
sirve como sitio de desove y nodriza de especies juveniles marinas, así mismo, la pesca industrial
de la región tropical depende en gran medida, directa o indirectamente de las especies del
estuario.
Desde el punto de vista cultural, la importancia del ecosistema de manglar radica en que al mismo
se articulan miles de familias, dedicadas a actividades de pesca artesanal, recolección de moluscos,
crustáceos, madera y plantas medicinales, actividades que sostuvieron la dieta alimenticia de
todas las culturas antiguas de la Costa, las que posteriormente comercializaron sus recursos hacia
otras regiones del país.
En este sentido, el MADS trabajó de la mano con actores estratégicos para formular el Programa
Nacional para el Uso Sostenible, Manejo y Conservación de los Ecosistemas de Manglar -PNM en el
año 2002, el cual tiene como objetivo principal, el uso sostenible del ecosistema con la
participación activa de las comunidades en la implementación de medidas de protección,
conservación y aprovechamiento para lograr posicionar el ecosistema como espacio de vida y
generar alternativas consensuadas que beneficien a todos y aseguren el uso eficiente de los
recursos que provee.
La implementación del PNM se viene dando con la participación de las Corporaciones Autónomas
Regionales y desarrollo sostenible con jurisdicción en áreas de manglares, el INVEMAR y la Unidad
de Parques Nacionales, con el aporyo del Fondo de Compensación Ambiental.
Según las estimaciones más recientes, los manglares de Colombia tienen una extensión
aproximada de 285.049 Ha, hallándose distribuidos en los litorales Caribe con 90.160.58 Ha y el
Pacífico con 194.880 Ha. Aunque el manglar ha sido duramente afectado por la tala
indiscriminada, obras de infraestructura vial mal planeadas, ampliación de la frontera urbana o
contaminación que lo han llevado a una degradación significativa, actualmente se pueden ver
todavía muchos lugares en donde el manglar se desarrolla a plenitud y las poblaciones viven de
manera armónica con este ecosistema dándole el valor que se merece. Los manglares de la costa
pacífica colombiana se precian de ser los más desarrollados y grandes de todo el pacifico
americano.
Los manglares son considerados uno de los depósitos más importantes de carbono azul. Estos
ofrecen un aporte vital para la salud del planeta, dado que funcionan como una especie de
cisterna que retiene las emisiones de dióxido de carbono (CO 2).
"Mientras los mangles que viven en aguas con mayor grado de salinidad, como en la costa Caribe,
están invirtiendo su energía en procesos como la desalinización de sus tejidos, los mangles del
Pacífico pueden invertirla principalmente en crecer, alcanzando lturas imponentes", explicó Blanco
Libreros.
Investigaciones recientes evidencian que los manglares del Pacífico, al sur del país —en los
departamentos de Nariño, Cauca y Valle—, están considerados entre los más altos del mundo, ya
que esa zona reúne las condiciones —lluvias, descarga constante de aguas de río y ausencia de
ciclones— para que los manglares crezcan y mantengan una producción elevada de carbono
azul.
Sin embargo, todas las especies de manglares del territorio nacional son privilegiadas por las
condiciones climáticas y la geografía. En ese sentido, y sobre los individuos asociados al río Atrato,
se han dado hallazgos sobre su nivel de resiliencia: "Muchos de nuestros mangles no alcanzan a
percibir la falta de lluvia que traen los fenómenos climáticos, porque el Atrato los está nutriendo
permanentemente", advirtió Blanco Libreros.
Los manglares se originaron en el sudeste asiático y migraron por África hasta,finalmente, llegar a
América. En el mundo hay aproximadamente 80 especies y solo una de ellas es nativa de este
continente: Pelliciera Rhizophorae o mangle Piñuelo, que crece entre Costa Rica y Colombia, y
cuyas poblaciones más extensas están en el golfo de Tribugá.
El mangle rojo —Rizhopora mangle— y el mangle blanco —Laguncularia racemosa— son las
especies más abundantes a escala nacional,sin embargo, en las costas del Pacífico vive una especie
nativa: "Los manglares de la Serranía del Baudó pertenecen a un tipo conocido como «de
borde», es decir, que crecen al lado de acantilados o estructuras rocosas, lo cual genera unas
especies con características particulares, y en el caso del Piñuelo, únicas", puntualizó la ingeniera
Valencia Palacios.