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Emisiones de gases efecto invernadero en caña de azúcar

en Tucumán, Argentina: incidencia del quemado del


rastrojo y la fertilización nitrogenada

TESIS DOCTORAL

Por

JORGE ELÍAS CHALCO VERA

-2018-
Trabajo de Tesis presentado en cumplimiento parcial de los requisitos para la obtención
del grado académico superior de:

DOCTOR EN CIENCIAS BIOLÓGICAS

Facultad de Agronomía y Zootecnia

Universidad Nacional de Tucumán

Ing. Agr. Jorge Elías Chalco Vera


Tesista

Dr. Sergio Salazar Dr. Martín M. Acreche


Co-director Director

Dr. Raúl Pedraza


Dr. Ignacio Gasparri
Comisión de Supervisión

El presente trabajo de Tesis fue realizado en la Estación Experimental Agropecuaria Famaillá


del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en el marco de una beca doctoral
otorgada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Marzo de 2018, Tucumán, Argentina.


ii
Dedicado a…

mis padres Juan y Angélica por la entrega de su amor infinito,

mis hermanos Matías, Fabiana y Carolina por su confianza, aguante y apoyo


incondicional en todo momento,

mi sobrino Salvador quien en los últimos años de esta investigación profesó en


mí una particular forma de amar y de ser,

mi cuñado Andrés por su acompañamiento y ejemplo de esfuerzo,

y a toda mi familia por los valores de trabajo, honestidad y sencillez


inculcados.

iii
RECONOCIMIENTOS Y AGRADECIMIENTOS
Agradezco a Dios por la inspiración, protección y guía particular durante el periodo de mi
investigación.

Agradezco al CONICET por concederme la oportunidad de ejercer mi trabajo en el ámbito


de la investigación, en particular a mis directores de beca Alejandro Valeiro y Gabriela
Posse.

Al INTA por brindarme, además de las prestaciones y la atención para desarrollar esta
investigación, el compañerismo y los valores de su gente y, especialmente, por las
invalorables amistades que obtuve durante este proceso de formación. Particularmente a
Sergio Salazar (mi co-director de tesis) por su acompañamiento y consejos
imprescindibles para llevar adelante esta tesis y por su ejemplar compromiso con mi
formación. Al grupo Caña de Azúcar y Gestión Ambiental del INTA Famaillá, en especial a
Julio Sáez, Enrique F. de Ullivarri y Luis Erazzú por el acompañamiento invalorable para
realizar las tareas de campo.

Agradezco a la Facultad de Agronomía, Zootecnia y Veterinaria de la Universidad Nacional


de Tucumán por ofrecerme esta valiosa alternativa de formación. Gracias a la Cátedra de
Microbiología Agrícola, por la invalorable prestación brindada a través de Nadia Lovaisa y
Paola Delaporte para realizar parte de este trabajo de tesis.

Agradezco a los miembros de la Comisión de Supervisión, Raúl Pedraza e Ignacio Gasparri,


por sus valiosas sugerencias y aportes a esta tesis.

Agradezco a mis compañeros de oficina (Rocío P., José G., Rolando Q. y Constanza A.)
esenciales en mi vida durante este periodo de formación, y con quienes compartí
innumerables momentos de alegrías y tristezas siempre con el optimismo de superar todos
los desafíos que se nos presentaron en el quehacer de nuestro trabajo. A los compañeros
de laboratorio y los de campo por la ayuda incondicional ofrecida para hacer parte del
trabajo experimental de esta tesis.

Quiero agradecerle especialmente a mi director de tesis Martín Acreche, quien además


de ser el guía fundamental para realizar esta tesis, sin saberlo, inspiró y profesó en mí
una motivación especial por la investigación y el trabajo en equipo, a través de las
concepciones de compromiso y responsabilidad compartidas en todos los sentidos de la
vida.

iv
TABLA DE CONTENIDOS
TABLA DE CONTENIDOS................................................................................................................. v
LISTA DE TABLAS .......................................................................................................................... viii
LISTA DE FIGURAS .......................................................................................................................... x
RESUMEN ........................................................................................................................................... 1
CAPITULO UNO ................................................................................................................................ 2
Introducción general ........................................................................................................................ 2
1.1 Cambio climático ................................................................................................................... 2
1.1.1 Efecto invernadero ......................................................................................................... 2
1.1.2 Cambio climático y el hombre ....................................................................................... 3
1.1.3 Aspectos sociales y políticos del cambio climático ........................................................ 4
1.1.3.1 Aportes de la Argentina en la lucha contra el cambio climático .......................... 6
1.1.3.2 Incertidumbres sobre el cambio climático ............................................................. 7
1.1.4 Cambio climático y la agricultura ................................................................................. 9
1.1.4.1 Emisiones de gases efecto invernadero debido a la conversión de la vegetación
natural en cultivos o pasturas ........................................................................................... 10
1.1.4.2 El carbono del suelo y la pérdida del mismo por actividades agrícolas ............. 12
1.2 La caña de azúcar en el contexto del cambio climático .................................................... 13
1.2.1 La caña de azúcar en Argentina .................................................................................. 13
1.2.2 La caña de azúcar y el cambio en el uso del suelo ...................................................... 14
1.2.3 Emisiones de gases efecto invernadero provenientes del cultivo de caña de azúcar
............................................................................................................................................ 16
1.3 Declaración del problema ................................................................................................... 22
1.4 Objetivos e hipótesis de la investigación ............................................................................ 25
1.4.1 Objetivo general............................................................................................................ 25
1.4.2 Objetivos específicos ..................................................................................................... 25
1.4.3 Hipótesis planteadas ..................................................................................................... 25
1.5 Justificación del Estudio ..................................................................................................... 26
CAPITULO DOS .............................................................................................................................. 27
Materiales y métodos ...................................................................................................................... 27
2.1 Localización y descripción del área de estudio .................................................................. 27
2.2 Diseño experimental ............................................................................................................ 28
2.3 Recopilación de información .............................................................................................. 30
2.3.1 Determinación de las tasas de emisión de dióxido de carbono, metano y óxido
nitroso del cultivo de la caña de azúcar ............................................................................... 30
2.3.1.1 Muestreo de gases .................................................................................................. 31
2.3.1.2 Determinación de las concentraciones de los gases ............................................. 31
2.3.1.3 Cálculo del flujo de los gases ................................................................................. 32
2.3.2 Determinación de las emisiones totales de gases efecto invernadero ........................ 33
2.4 Análisis estadístico ............................................................................................................... 34
CAPITULO TRES ............................................................................................................................ 35
Secuestro potencial de carbono del sistema suelo-caña de azúcar en Tucumán, Argentina ........ 35
3.1 Introducción......................................................................................................................... 35
3.2 Materiales y Métodos .......................................................................................................... 36
3.3 Resultados ............................................................................................................................ 38
3.3.1 Balance de carbono del suelo ....................................................................................... 38

v
3.3.1.1 Entrada de carbono al sistema suelo-caña de azúcar .......................................... 38
3.3.1.2 Salidas de carbono del sistema suelo-caña de azúcar .......................................... 39
3.3.1.3 Secuestro o pérdida potencial de carbono del sistema suelo-caña de azúcar .... 40
3.3.2 Reducción de la entrada de carbono y nitrógeno al sistema suelo-caña de azúcar
debido a las emisiones de gases efecto invernadero por el quemado de rastrojo. ............. 40
3.4 Discusión .............................................................................................................................. 42
3.5 Conclusiones ........................................................................................................................ 45
CAPITULO CUATRO ..................................................................................................................... 46
Tasas de emisión de gases efecto invernadero durante el ciclo de cultivo del sistema suelo-caña
de azúcar de Tucumán, Argentina ................................................................................................. 46
4.1 Introducción......................................................................................................................... 46
4.2 Materiales y métodos ........................................................................................................... 48
4.2.2 Establecimiento de los principales factores del suelo y ambientales relacionados a los
cambios en los patrones de emisión de gases efecto invernadero de la caña de azúcar .... 48
4.2.2.1 Determinación de la densidad aparente, del contenido humedad y la
temperatura de suelo ......................................................................................................... 48
4.2.2.2 Determinación de nitratos y amonio .................................................................... 49
4.2.2.3 Determinación de la actividad microbiana del suelo ........................................... 49
4.2.3 Análisis estadístico ........................................................................................................ 49
4.3 Resultados ............................................................................................................................ 50
4.3.1 Temperatura y precipitaciones durante las estaciones de cultivo ............................. 50
4.3.2 Emisiones de dióxido de carbono ................................................................................. 51
4.3.2.1 Patrón estacional de las emisiones de dióxido de carbono .................................. 51
4.3.2.2 Emisiones acumuladas anuales de dióxido de carbono ....................................... 53
4.3.3 Emisiones de metano .................................................................................................... 54
4.3.3.1 Patrón de las emisiones de metano ....................................................................... 55
4.3.3.2 Emisiones acumuladas anuales de metano ........................................................... 57
4.3.4 Emisiones de óxido nitroso ........................................................................................... 58
4.3.4.1 Patrón de las emisiones de óxido nitroso .............................................................. 59
4.3.4.2 Emisiones acumuladas anuales de óxido nitroso ................................................. 62
4.3.4.3 El factor de emisión de óxido nitroso de la urea sólida incorporada al suelo en
caña de azúcar ................................................................................................................... 63
4.3.5 Análisis de las propiedades edáficas y microbiológicas del suelo y su relación con las
emisiones de gases efecto invernadero. ................................................................................ 64
4.3.5.1 Asociaciones entre las emisiones de dióxido de carbono y las condiciones
ambientales ........................................................................................................................ 64
4.3.5.2 Asociaciones entre las emisiones de metano y las condiciones ambientales....... 65
4.3.5.3 Asociaciones entre las emisiones de óxido nitroso y los factores ambientales ... 66
4.3.5.4 Actividad microbiana total y su relación con las emisiones de gases efecto
invernadero ........................................................................................................................ 67
4.4 Discusión .............................................................................................................................. 68
4.4.1 Emisiones de dióxido de carbono ................................................................................. 68
4.4.2 Emisiones de metano .................................................................................................... 70
4.4.3 Emisiones de óxido nitroso ........................................................................................... 71
4.5 Conclusiones ........................................................................................................................ 75
CAPITULO V.................................................................................................................................... 76

vi
Emisiones de gases efecto invernadero del sistema suelo-caña de azúcar de la provincia de
Tucumán, Argentina ...................................................................................................................... 76
5.1 Introducción......................................................................................................................... 76
5.2 Materiales y Métodos .......................................................................................................... 77
5.2.1 Escalamiento de las emisiones de gases efecto invernadero para la provincia de
Tucumán ................................................................................................................................ 77
5.2.1.1 Emisiones provinciales de gases efecto invernadero debido al quemado de
rastrojo de la caña de azúcar ............................................................................................ 78
5.2.1.2 Emisiones provinciales de gases efecto invernadero del sistema suelo-caña de
azúcar durante el ciclo de crecimiento del cultivo........................................................... 79
5.2.2 Análisis de sensibilidad de las emisiones provinciales de gases efecto invernadero . 80
5.3 Resultados ............................................................................................................................ 80
5.3.1 Emisiones provinciales de gases efecto invernadero debido al quemado de rastrojo
de la caña de azúcar .............................................................................................................. 80
5.3.2 Emisiones provinciales de gases efecto invernadero del sistema suelo-caña durante
el ciclo de crecimiento del cultivo ......................................................................................... 81
5.3.3 Emisiones totales de gases efecto invernadero por la actividad agrícola de la caña de
azúcar en Tucumán ............................................................................................................... 82
5.3.4 Análisis de sensibilidad de las emisiones totales de gases efecto invernadero debido a
caña de azúcar ....................................................................................................................... 82
5.4 Discusión .............................................................................................................................. 83
5.5 Conclusiones ........................................................................................................................ 85
CAPITULO VI .................................................................................................................................. 86
Discusión general ........................................................................................................................... 86
6.1 Principales hallazgos de la tesis .......................................................................................... 86
6.2 Contrastación de hipótesis .................................................................................................. 89
6.3 Investigación futura ............................................................................................................ 91
BIBLIOGRAFIA ............................................................................................................................... 93

vii
LISTA DE TABLAS
Tabla 1. Emisiones de N2O de suelos con caña de azúcar en diferentes partes del mundo. Fuente:
Lisboa et al. (2011).............................................................................................................................. 18

Tabla 2. Fechas de aplicación de tratamientos, cosecha, temperatura media y precipitación total


durante los ciclos agrícolas de la caña de azúcar 2012-2013, 2013-2014 y 2014-2015 en Tucumán.
............................................................................................................................................................. 29

Tabla 3. Factores de emisión (g kg-1 materia seca quemada) para varios tipos de residuos agrícolas.
Los valores son promedios ± desvío estándar y están basados en la revisión integral de Andreae y
Marlet (2001). ..................................................................................................................................... 34

Tabla 4. Cantidad estimada de rastrojo de caña de azúcar que ingresa al sistema suelo-caña de
azúcar por ciclo agrícola para los cuatro tratamientos de caña de azúcar en Tucumán. ............. 38

Tabla 5. Cantidad estimada de carbono (C) que ingresa al suelo por ciclo agrícola para los cuatro
tratamientos de caña de azúcar en Tucumán. .................................................................................. 39

Tabla 6. Cantidad medida de carbono (C) que sale del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán
por ciclo agrícola para los cuatro tratamientos de esta tesis. .......................................................... 39

Tabla 7. Balance de entradas y salidas de carbono (C) del sistema suelo-caña de azúcar de
Tucumán para los tratamientos aplicados en los tres ciclos agrícolas. ........................................... 40

Tabla 8. Emisiones estimadas de gases efecto invernadero (GEI) debido a la quema del rastrojo
de caña de azúcar en Tucumán para los tres ciclos agrícolas. ........................................................ 41

Tabla 9. Pérdidas estimadas de carbono (C) y nitrógeno (N) (kg ha -1) en forma de gas efecto
invernadero debido al quemado del rastrojo de caña de azúcar en Tucumán para los tres ciclos
agrícolas. ............................................................................................................................................. 42

Tabla 10. Flujos medios anuales de dióxido de carbono (mg C-CO2 m−2 h−1) para los cuatro
tratamientos de caña de azúcar y el monte nativo de referencia en Tucumán, en los tres ciclos
agrícolas analizados en Tucumán. .................................................................................................... 51

Tabla 11. Flujos medios de metano (µg C-CH4 m−2 h−1) para los cuatro tratamientos de caña de
azúcar y el monte nativo de referencia en Tucumán. ...................................................................... 55

Tabla 12. Medias anuales ajustadas y errores estándar de los flujos de N 2O para la interacción
entre los tratamientos y los ciclos agrícolas en caña de azúcar en Tucumán. ................................ 59

Tabla 13. Factores de emisión medio de óxido nitroso (N 2O) ± error estándar para la urea aplicada
e incorporada al suelo en caña de azúcar en Tucumán, expresados como porcentajes de N-N2O
por kg de N aplicado. ......................................................................................................................... 64

Tabla 14. Coeficientes de correlación entre las emisiones de dióxido de carbono (CO 2) y los
factores ambientales para los tres ciclos agrícolas de caña de azúcar analizados en Tucumán (2012-
2013, 2013-2014 y 2014-2015). ........................................................................................................... 65

viii
Tabla 15. Coeficientes de correlación entre las emisiones de metano (CH 4) y los factores
ambientales para los tres ciclos agrícolas de caña de azúcar analizados en Tucumán (2012-2013,
2013-2014 y 2014-2015). ..................................................................................................................... 66

Tabla 16. Coeficientes de correlación entre las emisiones de óxido nitroso (N 2O) y los factores
ambientales para los tres ciclos agrícolas de caña de azúcar analizados en Tucumán (2012-2013,
2013-2014 y 2014-2015). ..................................................................................................................... 66

Tabla 17. Medias anuales ajustadas y errores estándar de la hidrólisis de la FDA para la
interacción entre los tratamientos (caña de azúcar y monte nativo) y los ciclos agrícolas en
Tucumán. ............................................................................................................................................ 67

Tabla 18. Superficies totales con caña de azúcar, con y sin quema para los ciclos agrícolas 2013-
2014 y 2014-2015 en Tucumán (adaptado de Carreras Baldrés et al. (2016) y Dirección de
Estadística de Tucumán (2017). ........................................................................................................ 78

Tabla 19. Reportes de cantidades de rastrojo (t MS ha -1) generados por la cosecha de caña de
azúcar en Tucumán. ........................................................................................................................... 79

Tabla 20. Emisiones de gases efecto invernadero (Gg CO 2 eq.) por quema de rastrojo para los dos
ciclos agrícolas analizados en Tucumán. Considera las emisiones del óxido nitroso (N2O) y metano
(CH4). .................................................................................................................................................. 80

Tabla 21. Emisiones de gases efecto invernadero (GEI) totales debido al cultivo de caña de azúcar
en la provincia de Tucumán (Gg CO2 eq.) para distintos escenarios de proporciones de superficie
con rastrojo quemado y de precipitación del ciclo agrícola. ........................................................... 82

Tabla 22. Balance potencial de carbono (C) del sistema suelo-caña de azúcar para la provincia de
Tucumán. ............................................................................................................................................ 86

Tabla 23. Balances de emisiones de gases efecto invernadero (GEI) totales (considerando el
balance de carbono en el suelo) en Gg CO2 eq. debido al cultivo de caña de azúcar para la provincia
de Tucumán. ....................................................................................................................................... 89

ix
LISTA DE FIGURAS
Figura 1. Emisiones de gases efecto invernadero (GEI) por sector productivo y agrupados según
el nivel de ingreso de los países. .......................................................................................................... 6
Figura 2. Emisiones de gases efecto invernadero (GEI) por sector productivo para la República
Argentina. ............................................................................................................................................ 7
Figura 3. Localización del sitio experimental, Ruta Provincial 301, km 32, EEA INTA Famaillá,
Tucumán, Argentina. El símbolo amarillo marca la ubicación del ensayo. .................................. 27
Figura 4. Detalles de los tratamientos aplicados a la caña de azúcar del experimento y del área de
referencia en Tucumán. N se refiere a nitrógeno. ........................................................................... 29
Figura 5. Cámara cerrada y ventilada utilizada para el muestreo de gases. A: cabeza de cámara;
B: base de cámara; C: puerto de muestreo; D: puerto de venteo; E: bomba manual de vacío; F:
vial de muestra (10ml); G: termómetro de suelo; H: pipeta con agua; I: cronómetro. ................ 30
Figura 6. Esquema de la disposición de las cámaras de muestreo en el ensayo experimental. .... 31
Figura 7. Diagrama que muestra el proceso completo de toma, cuantificación y cálculo de los flujos
de los gases. ........................................................................................................................................ 33
Figura 8. Patrón de las precipitaciones (a) y de las temperaturas medias (b) en los tres ciclos
agrícolas de caña de azúcar analizados en Tucumán. Las líneas punteadas representan los valores
promedio para la serie histórica 1968-2014. .................................................................................... 50
Figura 9. Patrón de los flujos de dióxido de carbono (CO2) durante los tres ciclos agrícolas de caña
de azúcar analizados en Tucumán. Las barras representan el error estándar. Las flechas indican
los momentos de la cosecha (C), la quema de rastrojo (Q) y la fertilización nitrogenada (F). .... 53
Figura 10. Emisión acumulada anual de dióxido de carbono (CO 2) para los tres ciclos agrícolas de
caña de azúcar analizados en Tucumán, los cuatro tratamientos aplicados y el monte nativo de
referencia. Barras con una letra común no son significativamente diferentes (p> 0,01). ............. 54
Figura 11. Patrón de los flujos de metano (CH4) durante los tres ciclos de caña de azúcar
analizados en Tucumán. Las barras representan el error estándar. Las flechas indican los
momentos de la cosecha (C), la quema de rastrojo (Q) y la fertilización con N (F)...................... 56
Figura 12. Flujo acumulado anual de CH 4 para los tres ciclos agrícolas de caña de azúcar
analizados en Tucumán, los cuatro tratamientos aplicados y el monte nativo de referencia. Barras
con una letra común no son significativamente diferentes (p> 0,01). ............................................ 58
Figura 13. Patrón de los flujos de óxido nitroso (N 2O) durante los tres ciclos de caña de azúcar
analizados en Tucumán. Las barras representan el error estándar. Las flechas indican los
momentos de la cosecha (C), la quema de rastrojo (Q) y la fertilización nitrogenada (F). .......... 61
Figura 14. Emisión acumulada anual de óxido nitroso (N2O) para los tres ciclos agrícolas
analizados, los cuatro tratamientos de caña de azúcar aplicados en Tucumán y el monte nativo de
referencia. Barras con una letra común no son significativamente diferentes (p> 0,01). ............. 63
Figura 15. Emisiones de gases efecto invernadero (óxido nitroso: N 2O y metano: CH4) generadas
por el cultivo de caña de azúcar durante cada ciclo agrícola a nivel de la provincia de Tucumán
(Gg CO2 eq.), para las superficie con y sin quema. ......................................................................... 81

x
RESUMEN

En la caña de azúcar, la aplicación de fertilizante nitrogenado y el quemado de rastrojo post-


cosecha son prácticas que liberan gases de efecto invernadero (GEI), perjudicando la
sustentabilidad de la producción. Con el objetivo de determinar el efecto de dichas prácticas de
manejo sobre las emisiones de dióxido de carbono (CO2), óxido nitroso (N2O) y metano (CH4)
durante el ciclo de cultivo y sobre los balances de carbono del suelo, se estableció un
experimento a campo durante tres ciclos agrícolas consecutivos, utilizando la metodología de
las cámaras estáticas. Los tratamientos evaluados fueron cuatro manejos en caña de azúcar: i)
con quema del rastrojo y fertilización nitrogenada; ii) con quema del rastrojo sin fertilización
nitrogenada iii) sin quema del rastrojo con fertilización nitrogenada; iv) sin quema del rastrojo
sin fertilización nitrogenada; y un sistema de referencia: v) monte nativo. La caña de azúcar
posee un balance positivo (secuestro) potencial de 2.03 t ha -1 de carbono, el cual es reducido
debido a la quema del rastrojo y la no fertilización nitrogenada. La quema del rastrojo
incrementó las emisiones de N2O cuando se aplicó fertilizante. La aplicación anual de urea en
el tratamiento sin quema de rastrojo resultó en un factor de emisión promedio (en condiciones
climáticas modales de esta área cañera) de 0,73%. Este factor fue menor que el factor propuesto
por defecto (1%) por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC). Las
emisiones acumuladas de CH4 para los tratamientos con caña de azúcar no superaron los 1,2 kg
de C-CH4 ha-1 año-1; mientras que para el tratamiento de monte nativo hubo capturas
significativas y regulares de CH4 durante todos los ciclos agrícolas. Estrategias de mitigación
como evitar la quema del rastrojo y/o disminuir la dosis de fertilización nitrogenada pueden
reducir las emisiones totales de GEI de esta agroindustria en Tucumán.

1
CAPÍTULO UNO

Introducción general
1.1 Cambio climático

1.1.1 Efecto invernadero


El complejo climático se define como un sistema interactivo compuesto por la atmósfera, la
superficie terrestre, el hielo y/o la nieve, los océanos, otros cuerpos de agua y los elementos
vivos. El estado medio del componente atmosférico del sistema (incluyendo principalmente las
precipitaciones y la temperatura) caracteriza al clima, el cuál evoluciona con el paso del tiempo
influenciado por su propia dinámica y por factores externos (IPCC, 2007).

Se ha determinado que parte de la atmósfera terrestre actúa como una manta aislante, atrapando
suficiente energía solar para mantener la temperatura media global en un rango adecuado para
la vida. La "manta" contiene una colección de gases atmosféricos llamados "gases de efecto
invernadero" (GEI) basado en la idea de que los gases también "atrapan" el calor como las
paredes de un invernadero. Los GEI absorben y emiten radiación dentro de la gama de
infrarrojos térmicos (IPCC, 2007). Los principales GEI en la atmósfera terrestre son el dióxido
de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O). Sin los GEI, la temperatura de la
tierra promediaría unos 33ºC más fríos por debajo de la media de 14 ºC (Karl y Trenberth, 2003;
Treut et al., 2007). Por lo tanto el efecto invernadero natural de la Tierra hace posible la vida.

En 1896, Svante Arrhenius (Arrhenius, 1896) encontró que la temperatura superficial media de
la tierra era alrededor de 14°C debido a la capacidad de absorción de calor (infrarrojo) del vapor
de agua y del CO2. Esto se conoció como el efecto invernadero natural. Arrhenius sugirió que
una duplicación de la concentración de CO2 conduciría a un aumento de temperatura de 5°C.
Arrhenius y Thomas Chamberlin dedujeron que las actividades humanas podrían calentar la
tierra añadiendo CO2 a la atmósfera (Maslin, 2009). Esta investigación fue un subproducto de
una investigación para determinar si el CO2 explicaría las causas de las grandes edades del hielo,
lo que no se verificó hasta 1987. En la década de 1940, hubo desarrollos en espectroscopia
infrarroja para medir la radiación de onda larga. En ese momento se demostró que el aumento
de la cantidad de CO2 atmosférico dio como resultado una mayor absorción de la radiación
infrarroja. También se descubrió que el vapor de agua absorbía diferentes tipos de radiación
que el CO2. Gilbert Plass (Plass, 1956) resumió estos resultados en 1955, concluyendo que la
adición de más CO2 a la atmósfera interceptaría la radiación infrarroja, que de otro modo se
perdería en el espacio, calentando la tierra. A finales de la década de 1950 y principios de 1960,
Charles Keeling (Keeling, 1960) utilizó tecnologías más modernas para producir curvas de
concentración de CO2 atmosférico en la Antártida y Mauna Loa (Hawái). Estas curvas se
convirtieron en uno de los principales iconos del calentamiento global, ya que constituyen las
primeras evidencias del aumento de las concentraciones de CO2.

2
En la década de los ochenta, definitivamente, la curva de la temperatura media anual comenzó
a aumentar (IPCC, 1990). En 1979 se celebró en Ginebra la 1ª Conferencia Mundial sobre el
Clima, convocada por la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Dicha Conferencia
giró entorno del calentamiento global y de cómo éste podría afectar a la actividad humana. La
Conferencia emitió una declaración que convocaba a los gobiernos del mundo a controlar y
prever cambios potenciales en el clima provocados por el ser humano y que pudieran resultar
adversos para el bienestar de la humanidad. En 1988 se reconoció finalmente que el clima era
más cálido que cualquier período desde 1880, la teoría del efecto invernadero fue ratificada y
el Programa de las Naciones Unidas (NU) para el Medio Ambiente (PNUMA) y la OMM
fundaron el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés)
con el fin de examinar y evaluar la información científica, técnica y socioeconómica generada
en todo el mundo que sea de utilidad para comprender y mitigar el cambio climático (Maslin,
2009).

1.1.2 Cambio climático y el hombre


Las concentraciones de GEI vienen siendo incrementadas por la acción antrópica desde antes
de la Revolución Industrial (Rogner et al., 2007) a una tasa anual de 0,4, 0,6 y 0,25% para CO2,
CH4 y N2O, respectivamente (IPCC, 1996). Estos gases se caracterizan por persistir en la
atmósfera por un periodo de tiempo muy prolongado provocando un constante aumento de las
radiaciones y temperaturas (IPCC, 2001), produciendo la destrucción de la capa de ozono y el
calentamiento global de la Tierra (Mosier et al., 1998; Williams et al., 2007)

Las actividades humanas tales como la producción de energía, el transporte, los procesos
industriales y la agricultura (principalmente a través de acciones como la quema de
combustibles fósiles, y la devastación de los bosques) incrementaron significativamente la
concentración de los GEI en la atmósfera terrestre intensificando, a su vez, el efecto invernadero
natural. La influencia humana en el sistema del clima es clara, y las recientes emisiones de
origen antrópico son las más altas en la historia (IPCC, 2014).

El aumento de las concentraciones de GEI en la atmósfera afecta en gran medida la temperatura


de la tierra a través de forzamiento radiativo. El forzamiento radiativo es el cambio en la
radiación neta promedio resultante de la entrada y salida de radiación del planeta. Es importante
destacar que por su naturaleza, cada GEI contribuye de manera diferente al forzamiento
radiativo. Por este motivo, se ha definido para cada gas su potencial de calentamiento global
(PCG). El PCG se define como el forzamiento radiativo acumulativo en 100 años por una masa
unitaria de gas emitido ahora. El CO2, usado como gas de referencia tiene un PCG igual a 1, el
CH4 y el N2O tienen un PCG igual a 21 y 310 veces el PGG del CO2 (Forster et al., 2007). Los
GEI distintos del CO2 (CH4, N2O, etc.) son convertidos a su valor equivalente en dióxido de
carbono (CO2 eq.), multiplicando la masa del gas en cuestión por su PCG. Existen otros gases
como el monóxido de carbono (CO), óxido nítrico (NO) y hidrocarburos volátiles diferentes
del CH4 que no tienen un efecto directo de forzamiento radiactivo pero influyen en la formación
y destrucción del ozono (son precursores de ozono), el cual sí tiene un efecto absorbente de la
radiación terrestre (Martínez et al., 2004). Sin duda, estas propiedades de los gases resaltan su
3
importancia en el sistema planetario, ya que una Tierra más cálida puede generar cambios en
los patrones de lluvia, capas de hielo polares mucho más pequeñas, aumento en el nivel del
mar, y una amplia gama de impactos en plantas, vida silvestre y humanos (IPCC, 2013).

1.1.3 Aspectos sociales y políticos del cambio climático


En respuesta a las importantes evidencias del cambio climático, en 1992 se llevó a cabo en Río
de Janeiro (Brasil) la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo. En la misma
se adoptó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
(CMNUCC). Esta Convención, definió y diferenció el cambio climático atribuible a las
actividades humanas que alteran la composición atmosférica, de la variabilidad climática
atribuible a causas naturales. Dentro de los cambios persistentes de la composición de la
atmósfera atribuibles a la actividad humana (cambios antrópicos, o de origen antrópico) se
identificó el aumento del efecto invernadero (IPCC, 2007). De esta manera, la CMNUCC se
convirtió en uno de los principales instrumentos legales y globales para controlar las
concentraciones de GEI.

Importantes eventos sucedieron a partir de la CMNUCC (FAO, 2017a). En 1994, la CMNUCC


entra en vigor después de que 50 países (Partes) hayan ratificado oficialmente la misma. En
1995 se celebró en Berlín, Alemania, la primera reunión de la Conferencia de las Partes (COP),
establecida en el artículo siete de la CMNUCC, como órgano supremo para la aplicación de las
medidas adoptadas en la CMNUCC. En 1997, la COP de la CMNUCC aprueba el Protocolo de
Kioto en Kioto, Japón, requiriendo que los países participantes reduzcan sus emisiones
antrópicas de CO2, CH4, N2O, hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y
hexafluoruro de azufre (SF6) por lo menos un 5% por debajo de los niveles de 1990 en el período
de compromiso de 2008 a 2012. Varios países como Estados Unidos y Australia retiraron su
participación de la CMNUCC. Finalmente el protocolo entró en vigor el 16 de febrero de 2005.
Posteriormente, en 2015, 195 países adoptaron el Acuerdo de París, el primer acuerdo universal
sobre el clima. Actualmente, 197 Partes ratificaron la CMNUCC.

En virtud de la CMNUCC, las Partes deben informar sobre las emisiones y absorciones
antrópicas nacionales de GEI, así como las medidas adoptadas para hacer frente al cambio
climático y sobre los resultados obtenidos (ONU, 1992). La CMNUCC divide a las Partes en
dos grupos principales: el Anexo I y el No Anexo I. El Anexo I representa 44 Partes, una de las
cuales es una organización de integración económica regional (Unión Europea). Este grupo
representa los países de ingresos medios y altos. El No Anexo I representa a 153 Partes, que se
caracterizan por ser países de bajos y medianos ingresos (ONU, 1992). Para protocolizar los
informes solicitados a las Partes, la CMNUCC solicitó al IPCC la elaboración de una serie de
directrices para la preparación de los Inventarios Nacionales de Gases de Efecto Invernadero
(NGHGI, por sus siglas en inglés).

Las Directrices del IPCC de 2006 describen cuatro sectores que son responsables de casi todas
las emisiones y remociones antrópicas de GEI. El sector de Suministro de Energía es el mayor
contribuyente a las emisiones mundiales de GEI. Los principales factores que contribuyen a
esta tendencia son una creciente demanda de servicios energéticos y una creciente proporción
4
de carbón en la mezcla global de combustibles. El sector de Procesos Industriales y Uso de
Productos genera emisiones de GEI procedentes de procesos industriales, del uso de GEI en
productos y de usos no energéticos de carbono (C) fósil. Las principales fuentes de emisión son
liberadas de procesos industriales que transforman física o químicamente materiales, y en
producciones industriales de metales y cemento. Los GEI se utilizan a menudo en productos
tales como refrigeradores, agroquímicos, espumas o latas de aerosol. El sector de Residuos
incluye las emisiones de CO2, CH4 y N2O que se emiten de las categorías: eliminación de
residuos sólidos, tratamiento biológico de residuos sólidos, incineración y quema de residuos,
tratamiento y descarga de aguas residuales. Dentro de éstas, la incineración y la quema a cielo
abierto de desechos que contienen C fósil (por ejemplo, plásticos) son las fuentes más
importantes de emisiones de CO2. Finalmente, el sector Agricultura, Silvicultura y Otros Usos
del Suelo (AFOLU /Agroforestería) se ocupa de las emisiones y absorciones antrópicas de GEI
que ocurren en "tierra gestionada". La tierra manejada es tierra donde se han aplicado
intervenciones y prácticas humanas para realizar funciones productivas, ecológicas o sociales.
Abarca las fuentes agrícolas como el ganado, el manejo del estiércol y el uso de fertilizantes,
así como las emisiones y absorciones de GEI de diferentes usos de la tierra, como la silvicultura,
las praderas y los asentamientos (IPCC, 2006).

Mientras que los países de ingresos altos tienen mayores niveles de emisiones de GEI en todos
los sectores, los países de bajos y medianos ingresos liberan proporcionalmente altas emisiones
de GEI principalmente del sector AFOLU (Figura 1). Esto demuestra la importancia de que los
países en desarrollo informen sobre las emisiones de GEI derivadas del sector AFOLU. Es
importante señalar que el sector AFOLU es uno de los pocos sectores que además de liberar
GEI a la atmósfera (fuentes), los remueve de la misma (sumidero). Esto significa que, aunque
el sector AFOLU contribuye al cambio climático, puede proporcionar opciones de mitigación
más grandes que las actuales emisiones de GEI. Claros ejemplos de estas opciones son la
labranza reducida de los suelos, el uso de cultivos de cobertura o inter-cultivos, y las rotaciones
con cultivos de alta fijación de CO2 (IPCC, 2014).

5
Grupos de países según su ingreso
Ingreso medio Ingreso medio
Bunkers Ingreso bajo Ingreso alto
bajo alto
Emisiones de GEI (Gt CO2 Eq/año)

Años
Fuente: IPCC, 2014.

Figura 1. Emisiones de gases efecto invernadero (GEI) por sector productivo y agrupados
según el nivel de ingreso de los países.

1.1.3.1 Aportes de la Argentina en la lucha contra el cambio climático


La Argentina ha participado activamente en el proceso de generación y desarrollo del régimen
climático internacional, en particular en lo relativo a la CMNUCC. La Argentina ratificó la
CMNUCC a través de la ley N° 24.295 en el año 1994. Con posterioridad, ratificó el Protocolo
de Kioto, a través de la ley Nº 25.438, promulgada en el año 2001. Por sus características socio-
productivas, la Argentina participa en la CMNUCC como país “No Anexo I” y considera a la
misma como el ámbito del sistema multilateral de negociación de la ONU apropiado para la
construcción de un régimen climático internacional justo, eficaz y duradero (Secretaría de
Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, 2015). Como parte de las obligaciones
asumidas, la Argentina adquirió la obligación de informar todo lo relevante para el logro de los
objetivos de la CMNUCC, en particular sus inventarios nacionales de las emisiones antrópicas
por sector, y de la absorción por sumideros de todos los GEI no controlados por el Protocolo
de Montreal (tratado internacional negociado y diseñado en 1987 para proteger la capa de
ozono). En este sentido, el país presentó ya tres Comunicaciones Nacionales, elaboró una
“Estrategia Nacional en Cambio Climático” y envió recientemente a la CMNUCC su
contribución prevista y determinada a nivel nacional (INDC, por sus siglas en inglés) .

6
Los resultados de la “Tercera Comunicación Nacional del Gobierno de la Argentina a las Partes
de la CMNUCC” estiman la evolución de las emisiones desde 1990 a 2012, diferenciando la
contribución por los sectores que la componen (Figura 2). Es importante destacar que según
estas estimaciones, hubo una tendencia creciente en las emisiones de GEI en el periodo 1990-
2012, con un crecimiento promedio anual de 2,15%, y que el sector Cambio de Uso de Suelo y
Silvicultura tuvo el mayor crecimiento anual promedio (4,34% Figura 2).
Emisiones de GEI (Gg CO2 Eq.)

Años
Fuente: Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, 2015.

Figura 2. Emisiones de gases efecto invernadero (GEI) por sector productivo para la
Argentina.

1.1.3.2 Incertidumbre sobre el cambio climático


A pesar de ser un organismo altamente respetado, los informes climáticos del IPCC siguen
siendo cuestionados por muchos otros científicos, lo que provoca nuevas investigaciones y
respuestas frecuentes a los escépticos por parte del IPCC. La discusión del calentamiento global
continúa hoy y los datos son constantemente revisados y renovados. Los modelos también se
actualizan y se ajustan a nuevos descubrimientos y nuevas teorías.

Hasta el momento no se han tomado muchas medidas para hacer frente al cambio climático
global. Esto se debe principalmente a las grandes incertidumbres que todavía rodean la teoría,
ya que muchos países interponen sus intereses particulares por sobre los globales. Sin embargo,
el cambio climático es un problema global, que es imposible resolver por países individuales.

Ante esto, la demanda y la necesidad de datos e información de los GEI continúan creciendo.
Monitorear y reportar las emisiones y remociones de GEI de las actividades humanas es cada

7
vez más fundamental para que los países adopten medidas apropiadas y políticas que puedan
ayudar a mitigar los efectos del cambio climático.

Por otro lado, las implicancias de las emisiones de GEI no sólo han motivado la negociación de
acuerdos internacionales con compromisos de reducción de GEI orientados a mitigar este
proceso, sino que también han incentivado medidas que afectan los flujos comerciales globales.
Particularmente, los países desarrollados han argumentado que las políticas para hacer frente a
los compromisos climáticos los ponen en una posición de desventaja frente a los países en
desarrollo que no hayan asumido esas obligaciones. Esta posición se ha traducido en la
aplicación de diversos mecanismos de ajuste que afectan a los precios de los bienes cuya
producción se traduce en emisiones de GEI (Grand y D’Elia, 2017).

Un caso de particular relevancia es el de la Comisión Europea. En enero de 2008, la Comisión


Europea expresó su decisión de que las emisiones por la producción de bienes y servicios en
Europa bajaran 20% en 2020 con respecto a 1990. Sin embargo, con el fin de evitar que la
reducción de las emisiones en sus jurisdicciones, asociadas a la implementación de una política
de mitigación, sea compensada por un aumento de emisiones en otra jurisdicción (fenómeno
conocido como “fuga de carbono”), extendió un sistema de permisos comercializables europeo
llamado “EU ETS” (European Union Emissions Trading System) hasta 2020, poniendo especial
énfasis en diferenciar en la normativa los sectores susceptibles de ser afectados por fuga de
carbono (incluyendo principalmente los bienes y servicios del sector energético). Inicialmente,
estos permisos comercializables han sido distribuidos gratuitamente en la Unión Europea, lo
cual claramente pone en desventaja a los bienes y servicios importados, cuyo sector se ha
clasificado como ‘susceptible de fuga de carbono’ (Grand y D’Elia, 2017). Los participantes
del EU ETS pueden reducir sus emisiones internamente (mediante recambio tecnológico,
implementación de prácticas de eficiencia energética, etc.) o acudir al mercado, donde pueden
comprar permisos de emisión llamados “EUAs” (European Allowances Units) de otras
instalaciones excedentarias, o bien certificados de reducción de emisiones generados por
proyectos realizados en países en desarrollo o en Europa del Este. Cabe mencionar que el EU
ETS no acepta certificados provenientes de proyectos forestales, bajo el argumento (tanto de la
Comisión Europea como de ciertas ONGs ambientalistas) de que existen muchas
incertidumbres científicas respecto de la permanencia del C capturado en bosques, y que las
forestaciones contribuyen menos a la mitigación del cambio climático en el largo plazo que la
reducción de emisiones provenientes de fuentes industriales. Asimismo, el EU ETS no acepta
certificados provenientes de proyectos nucleares (Finanzas Carbono, 2017).

Actualmente, otros esquemas de bonos de carbono llevan adelante iniciativas similares, como
son los casos de la legislación de California, Suiza, Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur
(Martin et al., 2014). En este sentido, la evaluación de las emisiones de GEI de los bienes y
servicios se basa en el uso de herramientas tales como el Análisis del Ciclo de Vida (ACV)
definida por las Normas ISO 14040 y 14044, y la huella de carbono (HC) definida por la Norma
ISO 14067, estableciendo requisitos y directrices para la cuantificación y la comunicación de
las emisiones de GEI de una cadena de producción. La HC es un método específico dentro del
enfoque del ACV y resume todas las emisiones y remociones de GEI que ocurren dentro de los
8
límites del sistema de productos establecidos, expresados como equivalentes de CO2. De hecho,
para evaluar sus emisiones de GEI, las certificaciones gubernamentales de la sostenibilidad de
productos y servicios se basan en la metodología de la HC y las directrices del IPCC (Peter et
al., 2017).

Sin embargo, estas metodologías se sustentan específicamente en el uso de factores promedios


de emisión (porcentajes y/o tasas de emisión) asignados por defecto según la actividad
considerada y, por ejemplo, no tienen en cuenta las prácticas locales características de cada
sistema productivo de bienes y servicios, como ser el manejo de los recursos y residuos de cada
industria, condiciones edafo-climáticas locales, las tecnologías utilizadas en cada sector, etc.
Esto se traduce en la existencia de amplios márgenes e incertidumbres en los estudios de caso
debido a diferencias en los supuestos metodológicos y las muchas variables implicadas en el
cálculo (por ejemplo, diferentes sistemas de referencia, base de datos utilizada, unidades
funcionales y procedimientos de asignación). A su vez, esto puede conducir también a la
adquisición obligatoria de los permisos de emisión impuestos en los mercados regulados, es
decir, a penalizaciones comerciales erróneas.

En el caso particular del sector AFOLU, debido a la escasez de datos sobre fuentes y sumideros
de GEI, la mayoría de los países en desarrollo cuantifican actualmente las emisiones y
reducciones agrícolas utilizando los factores de emisión del Nivel 1 del IPCC (tasas de emisión
por defecto, calculadas para condiciones ambientales generales). Sin embargo, los actuales
factores de emisión de Nivel 1 se calibran a partir de datos obtenidos principalmente de países
desarrollados, donde las condiciones climáticas y de producción agrícola son disímiles a
aquellas de los países en desarrollo, en donde muchas veces los sistemas productivos están
caracterizados por pequeños y medianos agricultores (IPCC, 2006). En su mayor parte, existen
datos insuficientes sobre las emisiones que caracterizan a la agricultura de pequeños y medianos
agricultores para evaluar el nivel de precisión o inexactitud de las estimaciones de emisiones
actuales. Consecuentemente, no hay información confiable sobre los balances agrícolas de GEI
para las economías en desarrollo (Rosenstock et al., 2013).

1.1.4 Cambio climático y agricultura


La agricultura, silvicultura y otros usos de la tierra desempeñan un papel central para la
seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible (IPCC, 2014). La tierra proporciona alimentos,
fibra y medios de subsistencia para aproximadamente 7.000 millones de personas en todo el
mundo, siendo sin duda un recurso crítico para el desarrollo sostenible en muchas regiones. La
agricultura es frecuentemente central como medio de subsistencia de muchos grupos sociales,
especialmente en los países en desarrollo, donde a menudo representa una parte significativa de
la producción (IPCC, 2014).

Globalmente, las tierras de cultivo y los pastizales se han convertido en uno de los mayores
biomas terrestres del planeta, rivalizando con la cobertura forestal en extensión, y ocupando el
40% de la superficie terrestre (Asner et al., 2004; Ramankutty y Foley, 1999). El cambio en las
prácticas de uso del suelo ha permitido que las cosechas de cereales del mundo se dupliquen en
las últimas cuatro décadas, por lo que ahora superan los 2.000 millones de toneladas al año
9
(Mann, 1999). Parte de este incremento puede atribuirse a un incremento de 12% en el área de
tierras cultivables del mundo, pero la mayor parte de estas ganancias de producción resultaron
de tecnologías asociadas a la "Revolución Verde", tales como el uso de cultivares de alto
rendimiento, fertilizantes químicos y pesticidas, mecanización e irrigación (Matson et al., 1997;
Wood et al., 2000). Durante los últimos 40 años, se ha producido un aumento de
aproximadamente 700% en el uso de fertilizantes a nivel mundial (Matson et al., 1997; Tilman
et al., 2001), y cerca de un 70% de aumento en el área de tierras de cultivo irrigadas (Rosegrant
et al., 2002; Gleick, 2003).

Aunque la agricultura moderna ha tenido éxito en aumentar la producción de alimentos, también


ha causado daños ambientales extensos. Por ejemplo, el aumento del uso de fertilizantes ha
llevado a la degradación de la calidad del agua en muchas regiones (Matson, 1997; Pimm y
Raven, 2000; Bennett et al., 2001). Además, algunas tierras de regadío se han salinizado
fuertemente, causando la pérdida mundial de aproximadamente 1,5 millones de hectáreas de
tierra arable por año (Wood et al., 2000). La pérdida de hábitats nativos también afecta la
producción agrícola degradando los servicios de los polinizadores, especialmente las abejas
(Kremen et al., 2002; Ricketts et al., 2004). A su vez, estas prácticas agrícolas han llevado a
incrementar fuertemente las emisiones de CO2, N2O y CH4 (IPCC, 2007). En resumen, las
prácticas modernas de uso de la tierra agrícola pueden estar negociando aumentos en la
producción de alimentos a corto plazo por pérdidas a largo plazo en los servicios de los
ecosistemas, incluyendo muchos que son importantes para la agricultura (Foley, 2005). Por lo
tanto, la mitigación del cambio climático, a través de la disminución en las emisiones de GEI,
es sólo una de muchas medidas que son vitales para el bienestar humano. Consecuentemente,
las opciones de mitigación en el sector conformado por la agricultura, la silvicultura y otros
usos del suelo, deben ser evaluadas, en la medida de lo posible, por su impacto potencial en
todos los otros servicios prestados por la tierra.

1.1.4.1 Emisiones de gases efecto invernadero debido a la conversión de la


vegetación natural en cultivos o pasturas
Las actividades antrópicas de uso de la tierra (por ejemplo, manejo de tierras de cultivo,
bosques, pastizales, humedales) y cambios en el uso de tierras (CUS) (por ejemplo, conversión
de tierras forestales y pastizales naturales en tierras de cultivo y pasturas o forestación)
provocan cambios superpuestos a los flujos de GEI naturales. La agricultura, silvicultura y otros
usos de la tierra pueden constituirse en fuentes de CO2 (por ejemplo, deforestación, drenaje de
turberas), sumideros de CO2 (por ejemplo, forestación, manejo para el secuestro de carbono en
el suelo), y/o emisiones de otros GEI (por ejemplo, CH4 de ganado y arroz, N2O del
almacenamiento de estiércol, fertilización en suelos agrícolas y combustión de biomasa). Se
estima que el flujo anual de GEI proveniente de las actividades de uso y cambio de uso de la
tierra es aproximadamente de 4,3 a 5,5 Gt CO2 eq.año-1 (IPCC, 2014). Globalmente, la
agricultura es directamente responsable del 14% de las emisiones anuales de GEI e induce un
17% adicional de emisiones de GEI a través del cambio de uso de la tierra, principalmente en
los países en desarrollo (Vermeulen et al., 2012). Se espera que la intensificación y expansión

10
de la agricultura en los países en desarrollo catalicen aumentos relativos más significativos de
las emisiones de GEI durante la próxima década (Smith et al., 2008; Tilman et al., 2011).

En los sistemas naturales, las plantas absorben CO 2 de la atmósfera y nitrógeno (N) del suelo
y/o atmósfera (en el caso de las leguminosas) cuando crecen, re-distribuyéndolo entre diferentes
reservorios, incluyendo la biomasa viva, los residuos muertos y la materia orgánica del suelo.
Sin embargo, cuando la tierra no cultivada es puesta en producción, puede resultar en emisiones
de GEI muy grandes, ya que el C es liberado de la vegetación original y de la materia orgánica
del suelo (Robert, 2001; Kindred et al., 2008). Cuando un ecosistema se transforma en tierra de
cultivo, los GEI, especialmente las emisiones de CO2, ocurren durante la limpieza y la
preparación de la tierra mediante la quema y/o descomposición de la biomasa (Agus et al.,
2013). La cantidad de C almacenado de la biomasa del uso inicial de la tierra determina la
cantidad de emisiones de CO2 asociadas con la limpieza y la preparación de la tierra (Agus et
al., 2013). Entre el 30 y 50% de la materia orgánica del suelo (MOS) se reduce a medida que
la vegetación natural se convierte en plantación (Kucharik et al., 2001; Murty et al., 2002). Así,
por ejemplo, se estimó que la perdida de C en un suelo con un stock de C inicial de 120 ± 60 t
ha-1 en el suelo forestal, será de aproximadamente 40,8 ± 20,4 t ha -1 cuando la tierra se convierta
en cultivo y/o pastizal (Agus et al., 2013). A su vez, el CO2, el CH4 y el N2O continúan siendo
liberados a la atmósfera por la respiración de las plantas, por la descomposición de la nueva
biomasa vegetal muerta y la materia orgánica remanente del suelo.

El CUS tiene grandes impactos ambientales, los que incluyen cambios en el flujo neto de CO 2,
CH4 y N2O a través de procesos biogeoquímicos alterados (Forster et al., 2007; Kirschbaum et
al., 2013). El efecto de CUS sobre los flujos de CO2 está directamente relacionado con los
cambios en el C orgánico del suelo (COS) y el C en la vegetación, ya que cualquier pérdida de
reservas de C biosféricas aumenta el CO2 atmosférico. En cuanto al efecto del CUS en los flujos
de CH4, el mismo está relacionado con cualquier proceso del suelo que produce o consume CH4.
El flujo neto de CH4 en el suelo es el resultado del equilibrio entre la metanogénesis (producción
microbiana de CH4 principalmente bajo condiciones anaeróbicas) y metanotrofia (consumo
microbiano de CH4) (Dutaur y Verchot, 2007; Kirschbaum et al., 2013). La metanogénesis se
produce a través de la degradación anaeróbica de la materia orgánica, mientras que la
metanotrofia se produce por microorganismos metanotróficos que metabolizan CH4 como su
fuente de C y energía (Hanson y Hanson, 1996). Los suelos forestales son generalmente los
sumideros de CH4 más activos, seguidos por los pastizales y los suelos cultivados (Dutaur y
Verchot, 2007; Le Mer y Roger, 2001; Topp y Pattey, 1997). Finalmente, el N2O producido por
el CUS se produce a través de tres procesos principales: 1) nitrificación, que es la oxidación del
amoníaco (NH3) a nitrato (NO3-) (Kowalchuk y Stephen, 2001); 2) la desnitrificación, que es la
conversión gradual de NO3- a N2O y finalmente N2 por bacterias anaeróbicas que utilizan NO3-
como aceptor de electrones para la respiración en condiciones anaeróbicas (Knowles, 1982); y
3) la desnitrificación nitrificante por bacterias oxidantes de NH3 que convierten NH3 en N2O y
N2 (Wrage et al., 2001). La entrada de N, el uso de la tierra y su manejo se consideran
generalmente como los principales factores de control de los flujos de N 2O en los suelos
(Snyder et al., 2009; Smith, 2010; Kirschbaum et al., 2013).

11
Debido a que el potencial de mitigación deriva tanto de un incremento de la absorción de GEI
como de una reducción de emisiones a través del manejo de la tierra y el ganado, la
identificación de las potenciales actividades de mitigación dentro del sector AFOLU es
extremadamente importante para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones.

1.1.4.2 El carbono del suelo y su pérdida por actividades agrícolas


Los suelos contienen la mayor reserva de C terrestre en el planeta. Dado que aproximadamente
el 12% del C del suelo se mantiene en suelos cultivados, el manejo de estas áreas agrícolas tiene
un enorme potencial para afectar el ciclo global del C, actuando a veces como sumidero, pero
también como fuente (Haddaway et al., 2016). En este sentido, el C del suelo es un componente
clave de los ecosistemas funcionales y es crucial para la mitigación del aumento de GEI en la
atmósfera (Follett, 2001; Sauerbeck, 2001).

Además de mitigar los efectos adversos del cambio climático, el COS tiene una serie de posibles
beneficios asociados, entre los que se pueden destacar: aumento de la fertilidad del suelo
(Bolinder et al., 2010; Lal y Follett, 2009); mejora de las características biológicas y físicas del
suelo mediante una reducción de la densidad aparente (Hati et al., 2007), una mejor capacidad
de retención de agua y una mayor actividad de los microorganismos del suelo (Yang et al.,
2011) (aunque esto puede aumentar la emisión de CO2); aumento de la biodiversidad del suelo
que incrementan las funciones de los ecosistemas mejorando la productividad agrícola mediante
el ciclaje de los nutrientes (Holland, 2004), la formación de la estructura del suelo y la
resistencia de los cultivos a las plagas y enfermedades (Barrios, 2007).

El cambio en el contenido de C en el suelo se determina por factores como la labranza del suelo
y el aporte de materia orgánica (Reicosky, 2003; Agus et al., 2013), indicándose que los suelos
agrícolas tienen potencial para mitigar el cambio climático a través de secuestro de C (Lal et
al., 2011; González-Sánchez et al., 2012). Históricamente, la labranza se ha realizado debido a
una serie de beneficios asociados con la práctica que conducen a incrementar los rendimientos.
Sin embargo, la labranza convencional puede generar efectos adversos (compactación del suelo
por debajo de la profundidad de la labranza, disminución en la infiltración de agua y el
almacenamiento de la misma, aumento de la erosión hídrica y eólica, etc.) que conduzcan a
grandes pérdidas del COS.

En los últimos años, la promoción de prácticas de labranza menos intensiva (también conocida
como labranza de conservación) y el manejo agrícola sin labranza (siembra directa o “labranza
cero”) ha tratado de mitigar algunos de estos impactos negativos sobre la calidad del suelo y
preservar el COS. Estas prácticas apuntan a mantener la materia orgánica en la superficie o en
la capa superior del suelo, aumentando la concentración de COS (Kern y Johnson, 1993; West
y Post, 2002). La reducción de la necesidad de prácticas de labranza mecánica reduce el
consumo de energía y las emisiones de C mediante el uso de combustibles fósiles (Holland,
2004), beneficio que puede reducirse, en cierta medida, por el aumento de las necesidades de
plaguicidas. Sin embargo, las emisiones de N2O debido a la utilización de la labranza reducida
o sin laboreo aumentan debido a las condiciones del suelo más húmedas y más densas, lo que

12
eventualmente puede compensar los efectos positivos sobre los balances de COS (Rochette et
al., 2008; Basche et al., 2014).

Alvarez (2005) reconoció la necesidad de un amplio enfoque sistémico para evaluar el impacto
del manejo agrícola. Como tal, varios autores han revisado el impacto de la labranza en el C del
suelo, demostrando efectos benéficos (González-Sánchez et al., 2012; West y Post, 2002) y
nulos (Dimassi et al., 2014; Powlson et al., 2014) sobre el potencial de secuestro de C en el
suelo, debido a la ausencia de laboreo en relación con la labranza convencional. No obstante,
la eficacia de la labranza reducida en relación con la labranza cero no está clara (Alvarez, 2005;
Angers y Eriksen-Hamel, 2008). Las discrepancias pueden depender de si las existencias totales
de COS se miden, o sólo se presentan como la concentración de COS sin tener en cuenta las
masas de suelo iguales. En resumen, si bien algunas ventajas de la labranza de conservación
son claras (por ejemplo, la erosión reducida y el consumo de combustible reducido), otros
impactos (por ejemplo, la emisión de N2O, el rendimiento de los cultivos, y el secuestro de C)
pueden ser variables (Baker et al., 2007). Lo que parece ser decisivo para la dirección de los
cambios de COS es el efecto de la labranza sobre la producción primaria neta. Si la producción
primaria neta aumenta debido a ciertas prácticas de labranza, es más probable que las reservas
de C en el suelo aumenten y viceversa (Virto et al., 2012).

1.2 La caña de azúcar en el contexto del cambio climático

1.2.1 La caña de azúcar en la Argentina


La caña de azúcar (Saccharum spp.) es una gramínea de gran crecimiento con una ruta
fotosintética del ciclo del carbono C4 y un alto número de cromosomas (Meyer et al., 2011). Es
adaptable a una amplia gama de climas tropicales y subtropicales, suelos y condiciones
culturales, y se cultiva económicamente en más de 100 países situados entre 37º N en el sur de
España y 31º S en KwaZulu-Natal en Sudáfrica (Meyer et al., 2011). La caña de azúcar es la
principal especie productora de azúcar en el mundo, aportando en 2014 alrededor del 87% de
la producción total. El cultivo se extendió totalizando en el año 2014 aproximadamente 27
millones de hectáreas cultivadas, 1.884 millones de toneladas de caña producidas y un
rendimiento medio de 70 t ha-1 (FAO, 2017b).

El ciclo de producción de la caña de azúcar suele durar de cinco a seis años en la mayoría de
los países, durante los cuales se realizan tres o cinco cosechas, pero bajo riego y manejo
agronómico adecuado, el ciclo puede extenderse a más de 30 cosechas, como ocurre con
algunos cultivadores de Suazilandia (Meyer et al., 2011). Es una fuente de alimentos y energía
renovable, y un proveedor de ingresos para millones de personas, y por lo tanto, figura entre
los principales cultivos agrícolas del mundo (Meyer et al., 2011).

En 2014, la Argentina clasificó como el duodécimo productor mundial de caña de azúcar con
un 1,36% del área total cosechada (FAO, 2017b). En el Noroeste de la Argentina (NOA), la
cadena azucarera adquirió gran relevancia en la producción agroindustrial, tanto en la
generación de empleo como de ingresos. De hecho, la actividad industrial de la caña de azúcar
en el NOA la desarrollan 20 ingenios azucareros cuya producción equivalente es de 2,2 a 2,5
13
millones de toneladas de azúcar, 690 millones de litros de etanol de caña (destinados al Plan
Nacional de Biocombustibles) y 100 MW/h por cogeneración eléctrica de biomasa (CAA,
2017). Las provincias de Tucumán, Jujuy y Salta representan el 99,5% del total de la producción
de azúcar del país. El resto se distribuye entre Misiones y Santa Fe (Ministerio de Hacienda y
Finanzas Públicas de la Nación, 2016). La producción de caña de azúcar en Tucumán es
realizada principalmente por pequeños agricultores (Digonzelli, 2015), mientras que Salta y
Jujuy concentran su producción en dos grandes ingenios/destilerías.

En la Argentina, el cultivo de la caña se realiza a lo largo de los 12 meses del año en


aproximadamente una superficie de 360 mil ha (promedio de los últimos 10 años), en tanto que
la actividad fabril ocupa seis meses, entre mayo y mediados de noviembre. El consumo interno
de azúcar es de 1,7 a 1,6 millones de toneladas, quedando un excedente para la exportación de
0,5 a 0,9 millones toneladas. El mercado interno puede considerarse maduro, en tanto que la
exportación no presenta mayores atractivos (CAA, 2017).

Una característica marcada del sistema cañero de la Argentina es que un 60% de la caña de
azúcar es producida por productores independientes, mayormente pequeños agricultores,
mediante procesos altamente mecanizados. La actividad tiene un fuerte impacto
socioeconómico en la región del NOA: se estima que genera 54.000 puestos de trabajo directos
y 140.000 indirectos (CAA, 2017).

La industria sucro-alcoholera destina una parte de su producción a la elaboración de bioetanol


anhidro que es mezclado con las naftas que producen las petroleras en una proporción de 12%.
El mercado de biocombustibles comenzó a desarrollarse en enero de 2010, a través de la Ley
26093, del Régimen de Regulación y Promoción para la Producción y Uso Sustentables de
Biocombustibles, en la que se estableció un corte inicial de las naftas con un 5% de bioetanol.
La proporción fue aumentando progresivamente hasta que el gobierno anunció un incremento
del corte a 12%. El etanol de caña de azúcar participa con el 50% del volumen de bioetanol
entregado a las petroleras. El objetivo final de esta ley es alcanzar la autorización del uso del
Flex Fuel, consistente en la mezcla de 25% de etanol anhidro en las naftas (CAA, 2017). Uno
de los objetivos principales del Plan de Biocombustibles es promover la elaboración y el uso
sustentable de biocombustibles como fuente de energía renovable y alternativa a los
combustibles fósiles.

1.2.2 La caña de azúcar y el cambio en el uso del suelo


Durante la fotosíntesis, el CO2 es absorbido por la planta de caña de azúcar y almacenado en la
biomasa vegetal (raíces, tallos, hojas y flores). Las hojas verdes representan el 12%, las hojas
pardas el 13%, las tallos el 60% (Donaldson et al., 2008) y las raíces el 15% (Rostron, 1974)
del C de la biomasa seca total de la caña de azúcar. Considerando a la planta en general, y como
resultado de la falta de información cuantitativa, se supone que el C comprende el 45% de la
biomasa seca total de la caña de azúcar (Donaldson et al., 2008). Hasta la década de los ochenta,
la investigación del carbono en suelos cultivados se centró principalmente en su papel en el
mantenimiento óptimo de las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo.
Posteriormente, debido a la creciente preocupación por los problemas ambientales de mayor
14
escala, la investigación ha experimentado un cambio de enfoque hacia la captura de carbono
del suelo y las emisiones de GEI (Eustice et al., 2011). Sin embargo, sólo se dispone de
información limitada sobre la emisión de CO2 de los campos de caña de azúcar (Weier, 1998).

A menudo se propone que los balances de CO2 en los cultivos son neutros, ya que secuestran
cantidades similares de C que se devuelven a la atmósfera durante el ciclo de crecimiento
(Denmead et al., 2010). Los estudios sobre la conversión de pastizales naturales en cultivos de
caña de azúcar bajo condiciones de suelo desnudo (con quemado de rastrojo) demuestran que
el C orgánico disminuye en los suelos independientemente de la textura (Dominy et al., 2002;
Li y Mathews, 2010). Esto indica que, a pesar de ser una gramínea de gran crecimiento, la caña
de azúcar en condiciones de quema del rastrojo de cosecha no es capaz de mantener los mismos
niveles de materia orgánica del suelo que los pastizales naturales. Por otra parte, la comparación
entre los suelos de pastizales y cultivos de caña de azúcar (sin quemado de rastrojo) revela que,
luego de 59 años de cultivo, la materia orgánica bajo los suelos de la caña de azúcar es 11 a
19% superior a la de las pasturas (Haynes y Graham, 2004). Lo anterior implica que los suelos
en la producción de caña de azúcar pueden ser un reservorio efectivo de C. De hecho, se ha
observado una fuerte relación entre el contenido de arcilla y la materia orgánica en los suelos
de la industria azucarera sudafricana (Miles et al., 2008). Pocos estudios se han realizado para
comparar las emisiones de CO2 de los sistemas de cultivo de caña de azúcar con o sin quema
del rastrojo del cultivo (Weier, 1996), y en particular, no se sabe cómo las emisiones de CO2
(durante el ciclo del cultivo) de los sistemas cañeros con quema y sin quema del rastrojo en
superficie afectan los flujos de GEI en Tucumán, Argentina.

En la Argentina, debido a las crecientes demandas de alimentos y biocombustibles, la alta tasa


de crecimiento de la población y la dependencia económica de la agricultura, la deforestación
de los bosques del norte se ha acelerado durante las últimas décadas, representando la segunda
fuente de emisiones de GEI, después del consumo de combustibles fósiles por parte de las
fuentes fijas (Gasparri et al., 2008). Se estima que hacia 1900, 30% de la superficie forestal de
las Yungas había sido convertida a tierras de cultivo (Pacheco y Brown, 2006). En 1998, la
selva de las Yungas pasó a cubrir una superficie de 3,7 millones de hectáreas, un 12% menos
de las 4,2 millones de hectáreas estimadas en 1900 (Dirección de Bosques, 2003). Durante los
siglos XIX y XX, el sector de las tierras bajas más secas de la Yungas (Selva Pedemontana),
con topografía plana, precipitaciones anuales por encima de 1000 mm anuales y suelos fértiles
profundos, ha sido parcialmente removido para la agricultura (principalmente para caña de
azúcar y cítricos). De hecho, para estimar la deforestación de esta zona en el periodo desde
1900 a 1980 se utilizó la tasa de expansión de la caña de azúcar, que fue el principal motor
económico de la expansión agrícola del NOA. Entre 1900 y 2005, la deforestación de las
Yungas produjo en total emisiones de C en el orden de 0,077 ± 0,04 Pg (1 Pg = 109 t = 1012 Kg),
lo cual contribuyó como una de las principales fuentes de C debidas al cambio de uso de la
tierra en el hemisferio sur (Gasparri et al., 2008). Sin embargo, no se sabe cómo la conversión
de las tierras forestales a la caña de azúcar influyó e influye, luego de muchos años con este
cultivo, en los flujos de GEI bajo los ecosistemas de agricultores.

15
Existe actualmente en la Argentina una superficie cultivada con caña de aproximadamente
390.000 ha, de las cuales 288.000 ha se encuentran en Tucumán (Benedetti, 2017;
comunicación personal). Prácticamente la totalidad de la superficie cañera de la Argentina se
concentra en el NOA. Sin embargo, existe un gran potencial de expansión en el resto del norte
argentino. Carballo et al. (2009) estimaron desde el punto de vista agroecológico, económico y
ambiental, las zonas aptas con distintas potencialidades para el cultivo de caña de azúcar en el
territorio argentino, definiendo un área potencial cultivable de 7,7 millones de ha. Aunque
muchas de estas áreas están ocupadas por otros cultivos (girasol, maíz, soja, algodón,
principalmente), la caña de azúcar ofrece un potencial de expansión sobre áreas sin cultivos
altamente prometedor, más aún teniendo en cuenta la importancia potencial de este cultivo
como proveedor de bioenergía de cara al futuro (Valeiro y Acreche, 2014). Sin embargo, el
ritmo de un potencial proceso de expansión dependerá de la escasez relativa de combustibles
fósiles y su correlato en los precios, del grado de conciencia social acerca del cambio climático
que pudieren generar cambios en la cultura de consumo energético, y en definitiva de las
políticas gubernamentales que devengan de las dos razones anteriores (Valeiro y Acreche,
2014).

Dado a que más de 20 millones de hectáreas de tierra son cultivadas con caña de azúcar a nivel
mundial, principalmente como monocultivo, y que se realiza un uso intensivo de insumos
agrícolas (fertilizantes, herbicidas y maduradores) y combustible fósil (cosechadoras mecánicas
y equipos de transporte pesados en el interior de los cañaverales), no es sorprendente que la
producción de caña de azúcar continúe suscitando preocupación por las cuestiones de impacto
ambiental y la sostenibilidad social, económica y ambiental (Meyer et al., 2011).

1.2.3 Emisiones de gases efecto invernadero provenientes del cultivo de caña


de azúcar

1.2.3.1 Emisión de óxido nitroso de los campos fertilizados de caña de


azúcar
El fertilizante inorgánico nitrogenado es una tecnología que puede utilizarse en todas las escalas
de producción agrícola -desde pequeñas parcelas de hortalizas hasta grandes plantaciones
extensivas- para mejorar la productividad (Benson et al., 2012). Dentro de los principales
elementos en la nutrición vegetal se encuentra el N. El N es esencial para un vigoroso
crecimiento y desarrollo vegetativo, influyendo así en los rendimientos y la calidad en la
producción de los cultivos, entre los que se encuentra la caña de azúcar. Es constituyente de la
célula vegetal, proteínas, aminoácidos y ácidos nucleicos, y su deficiencia inhibe el crecimiento
de las plantas, reduce el área foliar, y disminuye la fotosíntesis, lo que suprime el rendimiento
y la calidad (Sreewarome et al., 2007; Taiz y Zeiger, 2002). En este sentido se debe destacar
que la caña de azúcar ocupa el segundo lugar en la tasa de fertilizantes utilizados para la
producción de cultivos (216 kg ha-1) comparada con la tasa media de 109 kg ha-1 para otros
cultivos en el mundo (FAO, 2006).

16
El N es un elemento indispensable en el cultivo intensivo de caña de azúcar para producir alta
biomasa (Thorburn et al., 2005). Los rendimientos máximos de la caña de azúcar se logran con
una cantidad sustancial de fertilizante nitrogenado (Wiedenfeld, 1995; Ahmed et al., 2009). Sin
embargo, en muchas ocasiones, se utiliza el N en exceso, lo cual no sólo genera pérdidas
económicas (ya que no aumenta el rendimiento), sino que también contamina el ambiente. En
Irán, diferentes dosis de N aplicados como urea no tuvieron ningún efecto sobre el rendimiento
de caña (Koochekzadeh et al., 2009). En Texas, EEUU, los rendimientos no se vieron afectados
con el aumento de las tasas de N bajo contenidos de agua de suelo limitantes (Wiedenfeld,
1995). Además, Gana (2008) estableció que para aplicaciones de más de 120 kg N ha-1 no hubo
diferencias significativas en los rendimientos de la caña de azúcar. En Nigeria, la calidad de la
caña de azúcar se redujo con niveles crecientes de N (Muchow et al., 1996; Rattey y Hogarth,
2001).

La utilización del fertilizante nitrogenado en altas dosis en la producción de caña de azúcar


comercial puede resultar en incrementos en las emisiones de N 2O (Thorburn et al., 2009). De
hecho, se ha informado que estas emisiones son más altas de lo esperado en comparación con
otros sistemas de cultivo donde se utilizan fertilizantes nitrogenados (Galbally et al., 2005). Si
bien las emisiones de GEI del sector AFOLU son de preocupación general debido a su alto
impacto en el calentamiento global, el caso de la caña de azúcar es de particular relevancia ya
que se trata de un cultivo de gran potencial bioenergético, que podría perder parte de sus
beneficios por un manejo inadecuado durante su ciclo (Thorburn et al., 2009).

Los primeros estudios sobre las emisiones de N2O de la caña de azúcar se han realizado en
Australia y Estados Unidos, incrementándose en los últimos años el número de reportes desde
Brasil. Los resultados muestran que existe gran variabilidad en las emisiones de N 2O (0,45-
45,9 kg N-N2O ha-1 año-1), principalmente asociada al ambiente y la dosis de aplicación (Tabla
1). Sin embargo, en la Argentina no existen este tipo de estudios en este cultivo.

17
Tabla 1. Emisiones de N2O de suelos con caña de azúcar en diferentes partes del mundo.
Fuente: Lisboa et al. (2011).

Emisiones de N2O
Precipita- Dosis de Emisiones anuales1 de
Fertilizante (dato original) N-
Sitio Tipo de suelo ción anual Nitrogeno N2O estimada (kg N- Referencia
nitrogenado N2O g ha-1
(mm) (kg N ha-1) N2O ha-1 año-1)

Ingham, Arcilloso gris 2250 Urea 80 + 80 1143 (104 días)-1 1,14 x 365/104= 4,0 x Weier (1999)
Queensland, blanqueado 0,7 ó x 1,3 = 4 ± 1,2
Australia
Urea 160 1082 (104 días)-1 1,08 x 365/104= 3,8 x
0,7 ó x 1,3 = 3,8 ± 1,1
(NH4)2SO4 160 1562 (104 días)-1 1,14 x 365/104= 5,5 x
0,7 ó x 1,3 = 5,5 ± 1,6
New South Sulfaquets y 1879 Urea 160 45900 (año)-1 45,9 ± 13,8 Denmead et
Wales, Mackay, Humaquets al. (2010)
Queesland,
Australia
Chromosol 2142 150 4700 (año)-1 4,7 ± 1,4

East Brisbane, Hydrosol 1017 Urea 0 2860 (año)-1 2,9 ± 0,9 Allen et al.
Australia 50 + 50 -1 3,9 ± 1,2 (2010)
3860 (año)
100 3930 (año)-1 3,9 ± 1,2
100 -1 5,8 ± 1,7
5810 (año)
200 -1 9,6 ± 2,9
9560 (año)
Maui, Hawai, Inceptisol 1000-1500 Urea 84 -1 * Matson et al.
11 (96 hs)
USA Mollisol 1000-1250 34 -1 * (1996)
110 (144 hs)
Mollisol 1000-1250 22 -1 0,01 x 365/10= 0,45 x
13 (240 hs)
0,7 ó x 1,3 = 0,45 ± 0,14
Mollisol 250-300 45 52 (217 hs)-1 *
Mollisol 250-300 35 -1
170 (218 hs)
Mollisol 250-300 39 92 (240 hs)-1 0,9 x 365/10= 3,29 x 0,7
ó x 1,3= 3,29 ± 1,0
250-300 20 6 (163 hs)-1 *
Andisol 1100 95 -1 0,38 x 365/29= 4,78 x
380 (695 hs)
0,7 ó x 1,3= 4,78 ± 1,4
Andisol 3810 124 1250 (509 hs)-1 1,25 x 365/21= 21,7 x
0,7 ó x 1,3= 21,7 ± 6,5
Andisol 3800 94 330 (382 hs)-1 0,33 x 365/16= 7,5 x 0,7
ó x 1,3= 7,5 ± 2,3
Brasil - - (NH4)2SO4 75 1700 (382 hs)-1 1,7 ± 0,5 Macedo et al.
(2008)

1
Cuando los valores no estaban dados en la referencia, se estimaron basados en una simple extrapolación lineal del
valor medio para el período de observación extendido para todo el año. Se supuso que la incertidumbre de las
estimaciones fue ± 30%, por lo cual la desviación estándar se calcula multiplicando el valor medio por 0,7 y 1,3.

* Datos no usados debido a que el periodo de medición fue menor a 10 días.

En la caña de azúcar, las emisiones de óxidos de nitrógeno provenientes del sistemas suelo-
planta hacia la atmósfera se produce como resultado de la nitrificación y desnitrificación
biológica, y la desnitrificación química (Bouwman, 1998; van Vuuren et al., 2015). El NO3- del
suelo, el amonio (NH4+) soluble en agua y fácilmente descomponible, la temperatura, la
18
disponibilidad de agua y el oxígeno tendrán un papel importante en la influencia de las
cantidades liberadas de estos gases desde el suelo (Dalal et al., 2003). Al igual que con el CO2,
la falta de investigación previa y la existencia de desafíos metodológicos asociados a la
medición de las emisiones de N2O de los sistemas de cultivo de caña de azúcar, se traduce en
una muy baja disponibilidad de datos para estimar las emisiones de este gas en la caña de azúcar.
Como se mencionó anteriormente, el N2O es un potente gas de efecto invernadero que puede
aumentar significativamente la huella de carbono de la producción de azúcar o etanol. Es
problemático no sólo porque es 310 veces más radiación-absorbente que el CO2, sino también
porque puede permanecer en la atmósfera durante más de cien años (Meyer et al., 2011).

Debido a que las emisiones de N2O en los suelos se producen principalmente por procesos de
nitrificación y desnitrificación (Stevens y Laughlin, 1998), muchos factores intervienen en la
estimación de la cantidad de N2O emitida, incluyendo (i) las prácticas de manejo (por ejemplo,
la fuente/tipo de fertilizante, la tasa/dosis de aplicación, la ubicación del fertilizante o método
de aplicación, el momento de aplicación, otros productos químicos, el cultivo, el riego y la
presencia de residuos vegetales), y (ii) los factores ambientales y del suelo (por ejemplo,
temperatura, precipitación, humedad del suelo, C orgánico, concentración de oxígeno,
porosidad, pH y microorganismos) (Eichner, 1990; Carmo et al., 2013; Vargas et al., 2014).

En estudios de balance de GEI, se ha informado que la contribución al calentamiento global de


las emisiones generadas por el uso del fertilizante nitrogenado (N2O, NO/NOx) es limitada,
debido a que el uso intensivo de las tierras en cultivos genera otras vías de pérdida del N como
ser la lixiviación de nitratos (NO3-) y volatilización de amoníaco (NH3+), las cuales producen
impactos ambientales negativos (Smith et al., 2013). En Brasil, el N2O es el GEI más importante
emitido por los suelos agrícolas (Cerri et al., 2009). Además, el N2O es la principal fuente de
óxido nítrico que causa el agotamiento de la capa de ozono estratosférico (IPCC, 2007). El valor
por defecto para el N2O emitido por los fertilizantes nitrogenados es del 1% del nitrógeno
aplicado (IPCC, 2006), pero el porcentaje real puede variar según las condiciones de cada
ambiente, cultivo y manejo del mismo. Se han informado factores de emisión del 3 al 5% del
nitrógeno total aplicado (Crutzen et al., 2007). Los datos recopilados de Australia, Hawái y
Brasil sugirieron un factor de emisión promedio de 3,9% de nitrógeno aplicado en los campos
de caña de azúcar (Lisboa et al., 2011). Estas emisiones de N2O pueden representar el 40% de
la emisión total de GEI para sistemas en los que se produce etanol a partir de caña de azúcar
(Lisboa et al., 2011). En Piracicaba, Brasil, las proporción de N de urea perdida como N2O
varió entre 2,84 y 6,67% (Signor et al., 2013). De Oliveira et al. (2013) también informaron un
aumento de las emisiones de N2O cuando la fertilización en caña de azúcar se realizó con la
aplicación de vinaza (residuo orgánico de la fabricación del alcohol que se utiliza habitualmente
como fertilizante), respecto a un control no fertilizado.

La adición de rastrojo de cosecha aumenta el flujo de nitrógeno de los suelos (Weier, 1996). En
Jaú, Brasil, la proporción de N emitido fue influenciada por la retención del rastrojo de la
cosecha de caña de azúcar y promedió el 1,1% del N aplicado (Carmo et al., 2013). Weier
(1998) reportó que las emisiones de N2O de los suelos cubiertos con rastrojo de cosecha de caña
de azúcar fueron más altas en comparación con los suelos de caña de azúcar sin rastrojo de
19
cobertura y fertilizados superficialmente. Sin embargo, también se han informado mayor
pérdida de N de suelos con caña de azúcar quemada con respecto a suelos con caña de azúcar
sin quema, sugiriéndose que el factor de emisión recomendado por el IPCC podría ser
demasiado bajo para esas condiciones ambientales y de manejo (Denmead, 2008; Denmead et
al., 2010). Sin embargo, las emisiones de N2O de los campos de caña de azúcar fertilizados en
muchas regiones, como en Tucumán, no se conocen.

Acreche y Valeiro (2013) siguiendo las metodologías del IPCC, estimaron para la principal área
de caña de azúcar de Tucumán, que el 17% del CO2 eq. ha-1 año-1 emitido durante la etapa
agrícola de la caña de azúcar proviene del N 2O asociado a la aplicación del fertilizante
nitrogenado. De hecho, Otto et al. (2016) revisaron que los incrementos de las emisiones de
N2O debidas a la fertilización nitrogenada en los sistemas de producción de caña de azúcar
pueden reducir las ventajas obtenidas al reemplazar los combustibles fósiles por el bioetanol en
términos de emisiones de GEI. Si la producción de biocombustibles a base de caña de azúcar
es una opción viable para reducir las emisiones de GEI relacionadas con la energía, se necesitan
más conocimientos sobre las fuentes de GEI relacionadas con la gestión agrícola durante la
producción de caña de azúcar (Lisboa et al., 2011).

A pesar del uso generalizado de fertilizantes nitrogenados en la producción de caña de azúcar


(Thorburn et al., 2005), en muchas regiones azucareras no se ha evaluado la influencia del N
en los flujos de GEI. Por lo tanto, no se sabe cómo los niveles crecientes de N afectarán los
flujos de GEI en los cinturones de caña de azúcar de numerosas áreas productivas del mundo,
entre las que se encuentra el NOA.

1.2.3.2 Emisiones de gases efecto invernadero asociadas al manejo del


rastrojo de cosecha en caña de azúcar
Una de las principales prácticas culturales y/o de manejo en las áreas productivas de caña de
azúcar que ha causado preocupación desde el punto de vista ambiental, y particularmente en las
emisiones de GEI, es la quema de la caña en pie previa a la cosecha o la quema del rastrojo de
la caña posterior a la cosecha. A mediados del siglo XX la práctica de la quema en la caña de
azúcar fue impulsada mundialmente por la falta de mano de obra para cosecha manual. La
difusión de esta práctica permitió incrementar la productividad de la mano de obra (Lima et al.,
1999; Giarracca, 2001; Ribeiro y Ficarelli, 2010; CENGICAÑA, 2014; Paraiso y Gouveia,
2015; Jaldo Alvaro et al., 2016), convirtiendo la quema en una actividad tradicional. En la
Argentina, existen tres formas de quema de caña de azúcar: i) quema de caña en pie previa a la
cosecha, práctica habitual en el pasado y actualmente prohibida por ley; ii) quema de caña
cosechada manualmente y amontonada en el suelo, donde la quema es permitida sólo a
pequeños productores; iii) quema de rastrojo de pos-cosecha de caña cosechada
mecánicamente, también prohibida por la ley y en la que en muchos casos la quema puede ser
intencional (Vicini y Vicini, 2010; Malizia et al., 2014). En todos los casos pueden producirse
quemas accidentales y/o vandálicas, especialmente en zafras donde se han producido fuertes
heladas, sequías, alta insolación, temperaturas diurnas elevadas y vientos fuertes que favorecen
la propagación del fuego en los cañaverales. Tucumán no fue la excepción en la implementación
20
de esta práctica en todas sus modalidades (Fogliata, 1995a), y a pesar que actualmente es una
práctica regulada y prohibida por la ley (como en muchos países), aún subsiste en el sector.

Dada la cantidad de rastrojo de cosecha que aporta el cultivo de caña de azúcar al suelo, la
quema del mismo representa una importante pérdida de nutrientes. Se han informado pérdidas
substanciales de C y N debido a la quema de caña de azúcar (Ball-Coelho et al., 1993), ya que
los rastrojos de caña de azúcar representan el 11% de los residuos agrícolas en todo el mundo
(IPCC, 1996). Además del impacto en las emisiones de GEI, no existen grandes relevamientos
sobre el impacto en la calidad del aire debido al uso de la tierra para cultivar caña de azúcar, y
menos aun cuando se quema el rastrojo de cosecha (Cançado et al., 2006; Goldemberg et al.,
2008).

La quema del rastrojo de cosecha de caña de azúcar libera grandes cantidades de CO 2 a la


atmósfera (Ball-Coelho et al., 1993; Lima et al., 1999; Campos, 2003). En Hawái, se observó
que las emisiones de CO2 eran más altas en un tratamiento con residuo de cosecha en superficie
que en un tratamiento con residuo de cosecha quemado en un campo de caña de azúcar (Weier,
1996). No obstante, las variaciones de las emisiones de CO 2 también pueden ser afectadas por
la presencia de fertilizantes nitrogenados (Eustice et al., 2011).

La quema de residuos de cultivos también libera cantidades significativas de CH 4. La quema


del rastrojo de caña de azúcar produjo un factor de emisión de CH4 del 0,4% del C original
contenido en el rastrojo de caña de azúcar (Galbally et al., 1992). A su vez, se ha informado un
aparente efecto posterior del quemado de rastrojo sobre los flujos de CH4. En Australia, se
informaron altas emisiones de CH4 debido a la producción de caña de azúcar con quema de
residuos en comparación con el mantenimiento del rastrojo, que produjo una emisión neta
cercana a cero (Denmead et al., 2010). Por lo cual los suelos con rastrojo en superficie podrían
actuar como sumidero de CH4 (Weier, 1996).

La quema de biomasa también libera cantidades significativas de N 2O (IPCC, 2006). Andreae


y Merlet (2001) informaron que la quema de rastrojo agrícola generó 0,07 g N2O por kg de
materia seca quemada. En Brasil, se estimó que la quema de residuos de caña de azúcar y
algodón generaron 0,006 Tg (1Tg= 1000 Gg) de N2O, de los cuales el 97% provenía de la caña
de azúcar (Lima et al., 1999).

Además del efecto sobre las emisiones de GEI, la quema del rastrojo de cosecha destruye la
materia orgánica en descomposición en los suelos con cultivos de caña de azúcar. Esto puede
influir en los flujos de GEI en las áreas de caña cosechadas. Por el contrario, la llamada cosecha
en verde, mecanizada y sin quema, mantiene grandes cantidades de rastrojo del cultivo en la
superficie de los suelos (Cerri et al., 2007). Desde el punto de vista del manejo del cultivo, la
retención del rastrojo de caña de azúcar tiene potencialmente varios efectos tanto positivos
como negativos. La retención del rastrojo no quemado puede aumentar la conservación de
nutrientes, controlar el crecimiento de malezas y conservar la humedad del suelo (Wiedenfeld,
2009). Sin embargo, el rastrojo retenido dificulta las operaciones de labranza, interfiere con la
aplicación de fertilizantes y herbicidas, y puede inmovilizar N y P (Kee Kwong et al., 1987).

21
En zonas de altas precipitaciones, los residuos de cosecha se pueden dejar en la superficie ya
que se descompone rápidamente (Spain y Hodgen, 1994).

Una práctica conservadora, como dejar el rastrojo de cosecha en la superficie del suelo en lugar
de quemarlo, se ha introducido con gran esfuerzo para lograr una agricultura de caña “limpia”.
Se ha demostrado que la cobertura de residuos de cultivos reduce las fluctuaciones en la
temperatura del suelo, mantiene las capas del suelo más frías y retiene la humedad,
especialmente durante las estaciones más calientes y más secas (Souza Andrade et al., 2002).
Se cree que el mantenimiento de los residuos de los cultivos en la superficie del suelo tiene
grandes beneficios en términos de almacenamiento de C en el suelo, un proceso frecuentemente
llamado secuestro de C en el suelo (Razafimbelo et al., 2006; Galdos et al., 2009; Ussiri et al.,
2009). Además de los beneficios en la temperatura y la humedad del suelo, se ha demostrado
que los residuos vegetales en la superficie del suelo afectan a otras propiedades del suelo y, en
consecuencia, al hábitat microbiano, la actividad microbiana y la dinámica del C del suelo
(Franchini et al., 2007). Sin embargo, la descomposición de la materia orgánica suele ir
acompañada de la producción de flujos de GEI. Por lo tanto, no se sabe cómo la materia
orgánica dejada in situ o la quema de la misma en la caña de azúcar influye en los flujos de GEI
en los cinturones azucareros de la Argentina.

A pesar de la relevancia del manejo del rastrojo y su efecto sobre las emisiones de GEI, no
existen reportes sobre cómo el rastrojo y la quema de residuos de caña de azúcar afectan las
emisiones CO2, y en particular las emisiones/capturas de CH4, en Tucumán, Argentina.

1.3 Declaración del problema


Varios estudios han demostrado que las actividades humanas (incluida la agricultura) han
contribuido a una mayor liberación de GEI en la atmósfera y al cambio climático acelerado (por
ej. Weier, 1998). En los últimos 50 años, las temperaturas promedio se han incrementado en
aproximadamente 0,2 °C por década (Fu et al., 2004). Por lo tanto, las emisiones de GEI y el
cambio climático exigen una mayor atención de la investigación, especialmente debido a
presiones sociales y de mercado, para estimar y mitigar las emisiones de CO 2, N2O y CH4 hacia
la atmósfera.

Dentro del sector AFOLU, se generan importantes emisiones de CO2, N2O y CH4 hacia la
atmósfera. Dentro de los factores relevantes en estas emisiones, la MOS desempeña un papel
importante en el ciclo global del C (Bot y Benites, 2005), representando más del 40% del
reservorio total de C de la biosfera terrestre (Stocker et al., 2013). La descomposición de la
MOS está determinada naturalmente por los microorganismos del suelo, el ambiente físico y la
calidad de la misma. Por lo tanto, la pérdida del stock de C del suelo puede intensificarse debido
a la gestión del uso de la tierra (Panosso et al., 2009; van Wesemael et al., 2010), especialmente
cuando se produce una drástica reducción en la diversidad de especies por monocultivo (Amado
et al., 2001). Por lo tanto, los suelos han sido, son y serán significativamente capaces de afectar
las concentraciones atmosféricas de CO2 (Bouwman, 1989; Lal, 1997; Murty et al., 2002), el
principal GEI emitido por la acción antrópica (IPCC, 2014).

22
Otro GEI que genera flujos de C en el sector AFOLU es el CH4, el cual es el segundo GEI de
origen antrópico más importante, y es responsable de aproximadamente el 16% del efecto
invernadero (Aydin et al., 2010; IPCC, 2014; Serrano-Silva et al., 2014; Malyan et al., 2016;
Oertel et al., 2016; Saunois et al., 2016). Los suelos tienen un papel importante en el ciclo del
CH4, ya que en ellos se producen la metanotrofía y la metanogénesis (Serrano-Silva et al.,
2014). La mayor parte de la producción de CH4 en los suelos se ha atribuido a la metanogénesis
anaeróbica (Watanabe et al., 2007). Sin embargo, se ha informado la producción de CH4 en
ambientes aeróbicos (von Fischer y Hedin, 2007). De hecho, las tasas de flujo de CH4 son
sensibles a las condiciones del suelo (Gulledge et al., 2004).

Los sistemas de cultivo basados en una alta incorporación de residuos al suelo, y en una labranza
reducida, suelen acumular más C en el suelo de lo que se pierde a la atmósfera (Cole et al.,
1997; Batjes, 1998). En consecuencia, los suelos agrícolas pueden ser fuente o sumidero para
el C atmosférico (ya sea CO2 o CH4) dependiendo del tipo de uso de la tierra y el manejo del
suelo (Paustian et al., 1997). Estos sistemas tienen potencial para aumentar el secuestro de C,
proporcionando una forma prospectiva de mitigar la creciente concentración atmosférica de
CO2 (Robert, 2001; Lal, 2004). Por esta razón, la determinación del intercambio suelo-
atmósfera de C, asociado con las prácticas agrícolas actuales (principalmente referidas al
manejo de los residuos agrícolas de cosecha), es importante para proporcionar soluciones
sostenibles al mitigar las pérdidas de C, como parte de la "mejor práctica" de manejo de tierras.
De esta manera se podrían tender a equilibrar los balances nacionales de C (Dawson y Smith,
2007).

Por último, el N2O es el principal GEI emitido por los sistemas agrícolas (IPCC, 2007). Las
emisiones de N2O en la agricultura están asociadas con la aplicación de fertilizantes con N
(Eichner, 1990; Bouwman, 1996; De Klein et al., 2006) y con la descomposición de materia
orgánica presente en el medio ambiente (Aulakh et al., 1984; Vinther et al., 2004). Las
emisiones de N2O suelen estar limitadas por la disponibilidad de N en el suelo, que a su vez se
ve afectada por parámetros físicos, químicos, bioquímicos y microbiológicos del suelo
(Butterbach-Bahl et al., 2013; Carter y Rennie, 1982); por lo tanto, diferentes manejos de la
fertilización nitrogenada y de los residuos de cultivos podrían afectar las emisiones de N2O.
Además, las condiciones ambientales tendrían un efecto directo sobre el intercambio de N 2O
entre el suelo y la atmósfera.

En la Argentina, el 27,8% de las emisiones antrópicas de GEI proceden del sector agropecuario,
de las cuales 16,3% corresponden a emisiones antrópicas de N2O (Secretaría de Ambiente y
Desarrollo Sustentable de la Nación, 2015). Las emisiones de N 2O de los suelos agrícolas han
aumentado desde 1992 en la Argentina, como consecuencia del uso cada vez más intensivo de
fertilizantes nitrogenados y de la descomposición de residuos de cultivos, ya que sólo se
queman residuos de caña de azúcar y de algodón (Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable de la Nación, 2015). Sin embargo, estas estimaciones se basaron en factores de
emisión propuestos por defecto por el IPCC y pueden no reflejar las condiciones específicas
del sector agrícola de la Argentina. Por lo tanto, la cuantificación de las emisiones de GEI de
los cultivos a través de estudios de campo que obtengan factores de emisión específicos será
23
útil para identificar puntos críticos regionales, y desarrollar estrategias para mitigar las
emisiones de GEI de los sistemas agrícolas.

En el caso particular del cultivo de caña de azúcar en la Argentina, ya sean grandes agricultores
comerciales o pequeños productores de caña de azúcar, se aplican cantidades sustanciales de
fertilizantes nitrogenados para mejorar los rendimientos y la calidad de su producción. Las
cantidades sustanciales de fertilizantes nitrogenados resultan en flujos de GEI de los suelos. Sin
embargo, los flujos de GEI de la producción de caña de azúcar debido a la fertilización
nitrogenada no se han cuantificado en Argentina.

En cuanto a la generación y manejo del rastrojo de la caña de azúcar en la Argentina, se


producen 5-16 Mg ha-1 (materia seca) del rastrojo en la cosecha (Sopena et al., 2006; Romero
et al., 2007). La quema de rastrojo en la cosecha -como en muchos países productores de caña
de azúcar- se produce con frecuencia en la Argentina. En la actualidad, alrededor del 85% del
área de la caña de azúcar de la Argentina emplea una práctica de "cosecha verde" mediante el
uso de maquinaria moderna evitando la quema antes de la cosecha (Valeiro y Acreche, 2014).
Sin embargo, a pesar de las restricciones legales, sigue existiendo la práctica del quemado de
rastrojo después de la cosecha. Como en Brasil, los efectos del quemado sobre la salud humana
y la contaminación ambiental son bien conocidos (Filoso et al., 2015).

Teniendo en cuenta que el rastrojo representa una entrada variable de C residual y N en el suelo,
el quemado o la remoción del rastrojo puede afectar los flujos de GEI hacia la atmósfera,
modificando significativamente el potencial de mitigación de GEI de los cultivos bio-
energéticos como la caña de azúcar (Beeharry, 2001; Carvalho et al., 2017). Por otra parte, hay
resultados controversiales que reportan mayores o menores emisiones de GEI cuando se maneja
el cultivo con rastrojo quemado o dejando el mismo en el campo (Acreche et al., 2014; Carmo
et al., 2013; Corradi et al., 2013; De Figueiredo et al., 2014; de Oliveira et al., 2013; Shan y
Yan, 2013; Teixeira et al., 2013; Weier, 1996).

Según mi conocimiento, no se ha realizado ningún estudio explorando el efecto combinado de


la quema del rastrojo y fertilización nitrogenada sintética sobre las emisiones a largo plazo de
N2O, CO2 y CH4 del sistema caña de azúcar, teniendo como referencia un sistema en equilibrio
sin cultivo (monte nativo). Esto podría proporcionar información importante sobre el balance
de GEI de este sistema agrícola, para establecer criterios sostenibles de manejo de la
fertilización y de los residuos de cosecha. Asimismo, la escasez de información con mediciones
de campo directo de las emisiones de GEI provenientes de la caña de azúcar en la Argentina, y
la creciente demanda de biocombustibles, destaca la necesidad de mediciones de campo de la
caña de azúcar en Tucumán. Esto podría permitir que esta agro-industria sucro-alcoholera
compita mejor en el mercado internacional de biocombustibles, nutriendo el ACV para mejorar
el eco-etiquetado (Mele, comunicación personal).

24
1.4 Objetivos e hipótesis de la investigación

1.4.1 Objetivo general


Cuantificar las emisiones de GEI de la caña de azúcar en Tucumán, Argentina, generando tasas
de emisiones específicas y locales.

1.4.2 Objetivos específicos


a) Estimar el potencial de secuestro de C del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán
comparando sistemas con y sin quema del rastrojo, y con y sin fertilización nitrogenada.

b) Establecer el efecto de la quema del rastrojo de cosecha y la fertilización nitrogenada sintética


en las emisiones de CO2, CH4 y N2O del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán,
comparándolas con las de un sistema con escasa perturbación antrópica (monte nativo).

c) Definir los factores del suelo, ambientales y microbiológicos que explican las emisiones de
CO2, CH4 y N2O del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán.

d) Realizar un escalamiento de las emisiones de GEI generadas por el cultivo de la caña de


azúcar a nivel de la provincia de Tucumán, considerando el manejo de la fertilización
nitrogenada y del rastrojo.

1.4.3 Hipótesis planteadas


El cultivo de la caña de azúcar en Tucumán, Argentina, se caracteriza por presentar prácticas
de manejo agresivas con el ambiente, entre las que se destacan la fertilización nitrogenada y la
quema del rastrojo de cosecha. Teniendo en cuenta que se cuantificaron las emisiones generadas
durante el ciclo del cultivo por dichos tratamientos en el sistema suelo-caña de azúcar, y que se
estimaron las emisiones al momento de la quema del rastrojo, se plantean las siguientes
hipótesis de trabajo:

1) Sin considerar las emisiones de GEI debido al quemado del rastrojo e independientemente
del tratamiento aplicado a la caña de azúcar, las emisiones de GEI del sistema suelo-caña de
azúcar son mayores que las emisiones del monte nativo de Tucumán.

2) Sin considerar las emisiones de GEI debido al quemado del rastrojo, mantener el rastrojo
después de la cosecha de la caña de azúcar y fertilizar con nitrógeno el cultivo aumenta las
emisiones de GEI durante el ciclo del cultivo, respecto a la eliminación del rastrojo por quema
y la no fertilización del cultivo.

3) El aumento de las emisiones de C como CO2 durante el ciclo del cultivo que genera la
retención del rastrojo de cosecha de la caña de azúcar respecto a la eliminación del mismo
mediante la quema, es menor a la cantidad de C que se incorpora al suelo con el rastrojo,
generándose al no quemar un secuestro potencial de C.

25
1.5 Justificación del estudio
Las actividades humanas son las principales impulsoras del cambio climático, y la agricultura
aporta en gran medida al mismo. Durante los cultivos, los agricultores alteran el suelo
generalmente para cultivar en diferentes momentos, utilizando diferentes estrategias de
fertilización, ya sean más frecuentes o menos frecuentes, con mayor o menos dosis, etc.
Además, el manejo del suelo, y principalmente del rastrojo de cosecha, es una práctica habitual
que se utiliza para tratar de dejar el menor tiempo posible el suelo libre de cobertura para evitar
erosiones del mismo. Sin embargo, estas prácticas influyen en las emisiones de GEI y, por ende,
causan parte del cambio climático. La tasa potencial y la cantidad de emisiones de GEI difieren
dependiendo del cultivo, el ambiente y el manejo.

El cultivo de caña de azúcar se asocia con prácticas agronómicas tales como la fertilización
nitrogenada y el manejo de residuos (quema y/o retención del rastrojo en los campos). Estas
prácticas son algunas de las fuentes potenciales de emisiones de GEI de este cultivo.

Esta tesis contiene seis capítulos. Los mismos incluyen una introducción general (Capítulo 1),
un capítulo de materiales y métodos generales (Capítulo 2), tres capítulos de resultados y un
capítulo final de discusión general y conclusiones (Capítulo 6). El Capítulo 3 es más bien
descriptivo y estima el secuestro potencial de C del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán
comparando sistemas con y sin quema del rastrojo, y con y sin fertilización nitrogenada. El
mismo intenta demostrar la importancia del tema estudiado, poniendo énfasis en la
sustentabilidad del sistema. El Capítulo 4 investiga cómo estas dos prácticas de manejo
habitualmente utilizadas en la caña de azúcar en Tucumán (manejo de la fertilización y el
rastrojo) alteran las tasas de emisión de GEI, cuantificando las emisiones de los mismos y
comparándolas con la situación sin perturbación antrópica (monte nativo). Además, determina
el factor de emisión del fertilizante nitrogenado utilizado en este ensayo y correlaciona los
principales factores ambientales que podrían explicar las emisiones de GEI de este sistema. El
Capítulo 5 extrapola y agranda la escala de análisis de los resultados obtenidos en los capítulos
precedentes, realizando una estimación de las emisiones de GEI a nivel de la provincia de
Tucumán. Finalmente, el Capítulo 6 ofrece una discusión general del tema que (i) intenta
recapturar los principales hallazgos de esta tesis, explorando las potencialidades y debilidades
de la misma, (ii) resalta desde mi punto de vista las principales contribuciones de esta tesis al
conocimiento, y (iii) identifica brevemente posibles líneas futuras de investigación relacionadas
con esta tesis.

26
CAPÍTULO DOS

Materiales y métodos
Con el objetivo de evitar repeticiones de las descripciones y metodologías de los ensayos en los
diferentes capítulos, los materiales y métodos desarrollados en este capítulo corresponden a los
generales de la tesis ya que, de manera directa o indirecta, son utilizados en todos los capítulos
de la misma. En el caso de metodologías específicas de algún capítulo, las mismas son
desarrolladas en un apartado de materiales y métodos del mismo.

2.1 Localización y descripción del área de estudio


El área de estudio se ubicó en la provincia de Tucumán, Noroeste de la Argentina (NOA). El
experimento se realizó en la Estación Experimental Famaillá del Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria (27° 01' S, 65° 22' O, 363 msnm) durante los ciclos agrícolas 2012-
2013, 2013-2014 y 2014-2015 (Figura 3). El suelo está clasificado como Argiudol ácuico
(Zuccardi y Fadda, 1992) definido por textura franco limoso, con contenido de carbono
orgánico del suelo (COS) y contenido de N en el suelo (NOS) en los 20 cm superiores de 1,5 y
0,14%, respectivamente, y con un pH de 5,9. El clima es húmedo con una temperatura media
en el mes más cálido (enero) y en el mes más frío (julio) de 25,2 y 12,2 °C, respectivamente.
La precipitación media anual es de 1324 mm, concentrada de noviembre a abril (Portocarrero
y Acreche, 2014). Los datos meteorológicos para el período de estudio se obtuvieron de una
estación meteorológica automatizada ubicada cerca del sitio del experimento.

EEA INTA
Famaillá

Figura 3. Localización del sitio experimental, Ruta Provincial 301, km 32, EEA INTA
Famaillá, Tucumán, Argentina. El símbolo amarillo marca la ubicación del ensayo.

27
2.2 Diseño experimental
El área experimental fue cultivada con la variedad LCP 85-384 que ocupa más del 80% del área
de caña de azúcar de Tucumán (Digonzelli, 2015). En todos los ciclos agrícolas, el cultivo fue
cosechado mecánicamente, y luego de cada cosecha se aplicaron los siguientes tratamientos:

i) caña con quema del rastrojo y con fertilización nitrogenada (en adelante abreviado como
Quemado Fertilizado)

ii) caña con quema del rastrojo y sin fertilización nitrogenada (en adelante abreviado como
Quemado No fertilizado)

iii) caña sin quema del rastrojo y con fertilización nitrogenada (en adelante abreviado como No
quemado Fertilizado)

iv) caña sin quema del rastrojo y sin fertilización nitrogenada (en adelante abreviado como No
quemado No fertilizado)

Cada parcela de caña de azúcar constaba de seis filas de 100 m de largo, con espaciamiento de
1,60 m.

Debido a restricciones legales y ambientales (Hurlbert, 1984), el diseño experimental fue en


franjas con tres pseudo-réplicas (Balzarini, comunicación personal). Los tratamientos se
aplicaron en un área con condiciones topográficas y edafo-climáticas similares. Los flujos de
óxido nitroso (N2O) del suelo pueden variar significativamente en el espacio y el tiempo,
generalmente excediendo el 100% a pocos metros (Butterbach-Bahl et al., 2011; Davidson et
al., 2000; Parkin y Venterea, 2010; Verchot et al., 1999). Por lo tanto, las cámaras de muestreo
se instalaron con una distancia mínima de 20 m y para cada momento de muestreo fueron
cambiadas en el espacio, lo que permitió que fueran consideradas unidades experimentales
(Figura 4).

Se utilizó como referencia un área de monte nativo prácticamente inalterado por el hombre,
adyacente a la plantación de caña de azúcar. Representa la condición natural del suelo, con 1,7
y 0,19% de COS y NOS en el suelo en los primeros 20 cm, respectivamente, y un pH de 7,0.
En este caso, se utilizó un área de 0,4 ha para el muestreo de gases efecto invernadero (GEI)
(Figura 4).

28
Figura 4. Detalles de los tratamientos aplicados a la caña de azúcar del experimento y del
área de referencia en Tucumán. N se refiere a nitrógeno.

Con el fin de representar las prácticas actuales de los agricultores en Tucumán, la fertilización
nitrogenada se realizó mediante surcos con urea sólida incorporada a 10-15 cm de profundidad,
a 20 cm del surco de plantas, utilizando la tasa de fertilización comercial (110 kg N ha -1). Las
malezas fueron controladas manualmente, salvo casos excepcionales donde se aplicaron
herbicidas recomendados. Los detalles de las fechas de los tratamientos, la cosecha, la
temperatura media y la precipitación total se muestran en la Tabla 2.

Tabla 2. Fechas de aplicación de tratamientos, cosecha, temperatura media y


precipitación total durante los ciclos agrícolas de la caña de azúcar 2012-2013, 2013-2014
y 2014-2015 en Tucumán.

Fecha de Precipitación
Edad de la Fecha de Fecha de Temperatura
quemado del ciclo
plantación fertilización cosecha (°C)*
del rastrojo (mm)
Caña planta _ _ 15/09/2012 _ _
Caña soca 1 28/09/2012 31/10/2012 18/09/2013 19,7 ± 5,7 1.040,3
Caña soca 2 27/09/2013 07/11/2013 27/09/2014 19,8 ± 5,6 1.102,4
Caña soca 3 09/10/2014 08/11/2014 20/09/2015 19,9 ± 5,2 1.637,6
* temperatura media diaria ± desviación estándar.

29
2.3 Recopilación de información

2.3.1 Determinación de las tasas de emisión de dióxido de carbono, metano


y óxido nitroso del cultivo de la caña de azúcar
Estas determinaciones se realizaron a través de la utilización de cámaras de muestreo estáticas,
cerradas y con ventilación no forzada (Parkin et al., 2014), que permitieron la captura y
recolección de los gases emitidos por el suelo y los restos vegetales en un periodo de tiempo no
superior a 60 minutos. Las cámaras consisten en una base de cámara y en una cabeza de cámara.
La base de cámara es un collar rectangular metálico de aproximadamente 10 cm de alto
enterrado permanentemente en el suelo (salvo su parte superior que queda fuera del suelo para
servir de acople a la cabeza de cámara). La cabeza de cámara consistió en un estructura de PVC
no reactivo de aproximadamente 15 cm de altura y 10,7 L de volumen (Figura 5). Los días de
muestreo, la cabeza de cámara se inserta en la parte no enterrada del collar de cámara. La cabeza
de cámara presenta en su parte superior dos tubos, uno funciona como puerto de muestreo
(cerrado con llave de tres puntos) para tomar la colecta de gases, y el otro como puerto de
venteo, que evita variaciones entre la presión estática y/o temperatura internas de las cámaras
y los valores ambientales externos. Las mismas se construyeron siguiendo las directrices de
Parkin y Venterea (2010) y Hutchinson y Livingston, (2001).

C
A

D
G
B
I

E
F

Figura 5. Cámara cerrada y ventilada utilizada para el muestreo de gases. A: cabeza de


cámara; B: base de cámara; C: puerto de muestreo; D: puerto de venteo; E: bomba
manual de vacío; F: vial de muestra (10mL); G: termómetro de suelo; H: piseta con agua;
I: cronómetro.

30
2.3.1.1 Muestreo de gases
Los muestreos se realizaron mensualmente durante todo el ciclo del cultivo, siendo el primer
muestreo realizado después de la cosecha del ciclo precedente (antes del quemado del rastrojo
de cosecha, para permitir el rebrote del cultivo), y el último inmediatamente antes de la cosecha
del ciclo agrícola evaluado. La captura de gases siempre se realizó entre las 9:00 AM y las
12:30 PM para minimizar las variaciones diurnas de temperatura, e intentar que el muestreo sea
representativo del momento de ocurrencia de la temperatura media diaria (Alves et al., 2012;
Cosentino et al., 2012). Esto genera que las mediciones realizadas representen la emisión media
de gases durante el día. Las muestras se extrajeron a intervalos constantes de 20 minutos
(tiempos 0, 20 y 40 min) con bombas de vacío y se almacenaron en viales de antibióticos de 10
mL, sellados y evacuados para eliminar cualquier contenido de gases de los mismos (Figura 5).
En cada muestreo de gas, se tomó una muestra de aire como control.

Para cada unidad experimental, se utilizaron dos cámaras. Una ubicada en el espacio entre
surcos y la otra en el surco de planta (entresurco y surco, respectivamente), totalizando seis
cámaras por tratamiento de caña de azúcar, más tres cámaras en el área de referencia (monte
nativo). La disposición de las cámaras de muestreo por tratamiento puede observarse en la
Figura 6. Para capturar la heterogeneidad inherente del suelo dentro de cada tratamiento, las
cámaras se cambiaron de ubicación aleatoriamente entre muestras sucesivas en el tiempo.

Monte Nativo

No quemados Quemados
No Fertilizado Fertilizado No Fertilizado Fertilizado

Figura 6. Esquema de la disposición de las cámaras de muestreo en el ensayo


experimental.

2.3.1.2 Determinación de las concentraciones de los gases

31
Las concentraciones de dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y N2O se obtuvieron en
laboratorio mediante cromatografía gaseosa (GC 7890 A con auto-sampler 7697 A, Agilent
Technologies, EEUU). En el caso del CO2 y CH4 se realizó por medio de un detector de
ionización de llama con “methanizer”, mientras que para el N 2O se utilizó un detector de captura
de electrones. Como controles se utilizaron patrones de gases de concentraciones estándares
(ej. 99 ppm CO2, 5 ppm CH4, and 10 ppm N2O) que permitieron elaborar curvas patrones de la
lectura cromatográfica en función de las concentraciones de gases estándares. A partir de estas
curvas, se determinaron las concentraciones de los gases de las distintas muestras.
2.3.1.3 Cálculo del flujo de los gases
El cálculo de flujo de los gases se realizó a partir de la velocidad de cambio de la concentración
en la cámara. Se ajustaron los resultados de las concentraciones de los gases, obtenidos por
cromatografía gaseosa, mediante modelos de regresión lineales que permitieron la
determinación del flujo de un gas a través de la pendiente entre la concentración del gas en
cuestión y el tiempo de muestreo (Vachon, 2008; Parkin et al., 2014). Para descartar errores de
muestreo, las concentraciones se compararon con la muestra de control de aire en el momento
inicial. Además, se evitaron tasas atípicas (“outliers”) al aceptar regresiones lineales con un r 2≥
0,7 para los flujos de N2O y CH4; y un r2≥ 0,9 para los flujos de CO2. Las emisiones o
absorciones de GEI fueron expresadas en términos de masa de los elementos C y N según los
gases considerados (C para los flujos de CO2 y CH4; y N para el flujo de N2O). Las unidades
finales del intercambio gaseoso suelo-atmósfera fueron expresadas en μg m-2 h-1 para los flujos
de N-N2O y C-CH4, y en mg m-2 h-1 para los flujos de C-CO2. Para el cálculo de los flujos de
gases se aplicaron conversiones de unidades como detalla Parkin et al. (2003). Para ello, se
necesitaron los datos meteorológicos de temperatura del aire y presión atmosférica. La
temperatura del aire se determinó in situ mediante termómetro digital, a 10 cm por encima de
la superficie del suelo, mientras que la presión atmosférica fue obtenida de la estación
meteorológica que se encuentra instalada en la EEA Famaillá del INTA. Básicamente, el
cálculo de flujo puede resumirse en la siguiente formula (Butterbach-Bahl et al., 2011):

m  PM  Vc  60  106
F ,
Ac  T  R  109
donde:
-2 -1
F= Tasa de flujo del gas (µg m h );
-1
m= Pendiente de aumento / disminución de concentración del gas (ppm min );
-1
PM= Peso atómico del elemento considerado (g mol );
VC= Volumen de la camara (L);
2
AC= Área de la camara (m );
T= Temperatura del aire (K);
R= Constante universal de los gases= 0,08205 (L atm/ K mol).

El resumen del muestreo se puede apreciar en la Figura 7.


32
Figura 7. Diagrama que muestra el proceso completo de toma, cuantificación y cálculo de los
flujos de los gases.

La emisión acumulada anual por tratamiento se calculó a partir de las tasas de emisiones
calculadas por unidad de tiempo y establecidas mensualmente a través del ciclo de crecimiento
de la caña de azúcar (cubriendo la variación temporal). Por ello, la emisión acumulada anual
resulta de calcular la integral de la función de la curva definida por sus tasas de emisión
mensuales. Debido a que los muestreos fueron mensuales, el área bajo la curva descripta por
dichas tasas se calculó por integración trapezoidal de los flujos medios mensuales en el tiempo
(De Klein y Harvey, 2012). Para este propósito, se realizó la sumatoria de las áreas parciales
calculadas, como el flujo medio de dos muestreos consecutivos por el tiempo transcurrido entre
estos muestreos, según la siguiente formula:
N N
 y  y2 
 f i x   dx    1   dxi ,
i 1 i 1  2 i

donde:
y1, y2= flujos consecutivos de gases;
N= número final de áreas ó intervalos de tiempo;
i= número de intervalo de tiempo inicial considerado;
dx= intervalo de tiempo en días entre flujos consecutivos.

Para cubrir los 365 días de emisiones acumuladas anuales (debido a que los tiempos entre el
primer y el último muestreo de cada ciclo agrícola promediaron los 330 días), se realizó una
interpolación lineal con el valor medio de los flujos del último muestreo de la primera campaña
y el primero de la campaña siguiente (Brumme y Beese, 1992; Smith y Dobbie, 2001). En la
última campaña, la interpolación lineal se realizó utilizando únicamente el valor de flujo del
último muestreo.

2.3.2 Determinación de las emisiones totales de gases efecto invernadero


Las emisiones totales de los tratamiento se calcularon a partir de las emisiones acumuladas y
se expresaron en términos de dióxido de carbono equivalente (CO2 eq.), teniendo en cuenta que,
de acuerdo al potencial de calentamiento global (PCG) en un horizonte de 100 años, una
molécula de CH4 y de N2O equivalen a 21 y 310 moléculas de CO2, respectivamente. Para ello,
las emisiones acumuladas expresadas en término de masa de los elementos de C y N de los GEI

33
respectivos, fueron re-expresadas en términos de masa de las moléculas de CO2, CH4 y N2O, y
luego se multiplicaron por el PCG correspondiente. Las emisiones de GEI debidas al quemado
de rastrojo se estimaron según la metodología del Panel Intergubernamental sobre el Cambio
Climático (IPCC, 2006) mediante la utilización de la siguiente ecuación:

EGEIQ= A x M x EC x FEG x 10-3 ,

donde:

EGEIQ= cantidad de emisiones de GEI por el quemado del rastrojo (t de cada GEI
considerado, por ejemplo, CH4, N2O, etc.);
A= área quemada (ha);
M= biomasa de combustible (rastrojo) disponible para la combustión (t MS ha -1);
EC= eficiencia de combustión. Para la caña de azúcar el valor por defecto según el IPCC
es 0,8 (adimensional);
FEG= factor de emisión del gas considerado según Tabla 3 (g kg-1 MS quemada).

Finalmente, las emisiones de GEI estimadas según esta fórmula son expresadas en CO 2 eq.
multiplicándolas por el potencial de calentamiento del gas correspondiente.

Tabla 3. Factores de emisión (g kg -1 materia seca quemada) para varios tipos de residuos
agrícolas. Los valores son promedios ± desvío estándar y están basados en la revisión
integral de Andreae y Marlet (2001).

Categoría CO2 CO CH4 N2O NOx

Residuo agrícola 1.515 ± 177 92 ± 84 2,7 0,07 2,5 ± 1,0


Nota: Para la combustión de biomasa no leñosa en pastizales y tierras de cultivo, las emisiones de CO 2 no necesitan
ser estimadas e informadas, ya que se supone que las remociones anuales de CO 2 (a través del crecimiento) y las
emisiones (ya sea por descomposición o fuego) por biomasa se encuentran balanceadas.

2.4 Análisis estadístico


Debido al diseño experimental que consistió en la utilización de franjas con pseudo-réplicas
(Hurlbert, 1984), se asumió la menor probabilidad de error (p-valor≤ 0,01) para probar las
diferencias entre los tratamientos. Se realizó un análisis de la varianza (ANOVA) para los flujos
de los gases (N2O, CH4 y CO2) estrictamente siguiendo a Schank y Koehnle (2009), mediante
el ajuste de un modelo mixto. Esto incluyó la heterogeneidad de las varianzas y la correlación
temporal de errores debidos a muestreos sucesivos y años. Asimismo, las emisiones acumuladas
se sometieron a ANOVAs. Se utilizó la prueba de Fisher (p-valor≤ 0,01) para comparar los
valores medios entre los tratamientos. Se utilizó el software InfoStat (Di Rienzo et al., 2014)
para todos los análisis.

34
CAPÍTULO TRES

Secuestro potencial de carbono del sistema suelo-caña de azúcar en


Tucumán, Argentina
3.1 Introducción
Como se ha descripto en la introducción general de esta tesis, muchos investigadores han
informado la importancia de mantener y/o aumentar el contenido de materia orgánica de los
suelos (MOS) agrícolas. Más recientemente, científicos que trabajan en cambio climático
interesados en sumideros de dióxido de carbono (CO2) y agro-ecologistas interesados en la
intensificación ecológica, han resaltado la necesidad de reconstruir el stock de carbono (C) en
los suelos agrícolas (McLauchlan, 2006). El secuestro del CO2 atmosférico en el suelo, en
última instancia como humus estable, podría ser una solución más duradera que el secuestro
temporal de CO2 en la biomasa mediante la reforestación y la repoblación forestal (Batjes,
1998). Sin embargo, la contradicción es que la agricultura en sí misma es responsable de la
dramática pérdida de MOS.

Cuando los ecosistemas de pastizales o bosques son convertidos a la agricultura, múltiples


mecanismos participan en la disminución de la MOS, la cual declina entre un 20 y un 70%
(Crews y Rumsey, 2017). Dos de los más importantes mecanismos son la reducción de la
entrada de materia orgánica de raíces por el remplazo de la vegetación perenne con especies de
cultivos anuales, y el incremento de la respiración microbiana cuando el laboreo rompe los
agregados del suelo exponiendo la materia orgánica protegida (McLauchlan, 2006).

El mayor desafío para lograr evaluar correctamente el impacto del cambio en el uso del suelo
(CUS) es definir indicadores sensibles que reflejen las especificidades locales de las
implicaciones ambientales del CUS (Gasparatos et al., 2011; Efroymson et al., 2013; Fu et al.,
2015). En este sentido, un atributo químico como el carbono orgánico del suelo (COS) puede
utilizarse como indicador potencial para evaluar los efectos del uso de la tierra, la gestión del
suelo sobre la calidad del mismo (Vezzani and Mielniczuk, 2009; Cardoso et al., 2013) y la
erosión (Smith et al., 2016). Sin embargo, el tiempo de renovación del COS aumenta con la
profundidad en el suelo desde varios años para la hojarasca, pasando por 15-40 años en los 10
cm superiores, y más de 100 años por debajo de una profundidad de 25 cm (Lobo et al., 1980;
Harrison et al., 1990). Esto demuestra la necesidad de estudios que evalúen a largo plazo la
dinámica del COS bajo diferentes agro-ecosistemas.

Por otro lado, utilizando una mirada simplista del contenido de COS, se podría decir que el
COS representa tasas diferenciales de entradas y salidas de materia orgánica (Johnston et al.,
2009). En este sentido, las entradas provienen de la fotosíntesis, y en la mayoría de los
ecosistemas se originan de los brotes y raíces de las plantas que crecen y senescen en el sitio;
mientras que las salidas se originan de la mineralización de los compuestos a base de C que se
liberan principalmente en forma de CO2 a la atmósfera. Por este motivo, sabiendo las

35
principales entradas y salidas de C es posible evaluar el secuestro/pérdida potencial de C de los
suelos.

Las prácticas agrícolas inciden en la MOS de suelos cultivados. Muchas prácticas agrícolas
como la labranza reducida y los cultivos de cobertura han demostrado alcanzar algún grado de
mejora en el contenido de MOS; sin embargo, la adopción de estas prácticas no llega a acumular
las reservas de MOS mantenidas por pastizales, bosques u otros ecosistemas nativos (Crews y
Rumsey, 2017). Por lo tanto, es esencial en la MOS cultivados el manejo de los residuos de
cosecha. En este sentido, en la caña de azúcar el quemado del residuo de cosecha (rastrojo)
puede contribuir a la pérdida de la MOS. Una de las prácticas agrícolas en este cultivo que
promueve el secuestro del C en el suelo es la conservación del rastrojo de cosecha (evitando el
quemado del mismo). De hecho, en la parte centro-sur de Brasil se encontraron aumentos en las
existencias de C cuando las tierras con cultivos anuales se convirtieron en caña de azúcar (Mello
et al., 2014). Por otro lado, Carvalho et al. (2009) mostraron en el Cerrado de Brasil que la
conversión de las tierras de cultivo con manejo tradicional a cultivos bajo manejo conservador
aumentó el COS y los nutrientes (P, K, Ca, Mg), reduciendo la acidez del suelo.

En la Argentina, la existencia de la práctica del quemado de rastrojo de caña de azúcar, y la


incierta incorporación de áreas adicionales para satisfacer la demanda interna proyectada de
bioetanol, requerirá de nuevos estudios que investiguen los efectos de las prácticas de manejo
del cultivo para evaluar la sostenibilidad de la expansión de la producción de esta agro-
industria, principalmente de cara a la producción de bioetanol.

El objetivo de este capítulo fue estimar el secuestro potencial de C del sistema suelo-caña de
azúcar de Tucumán, comparando sistemas con y sin quema del rastrojo, y con y sin fertilización
nitrogenada.

3.2 Materiales y Métodos


Los materiales y métodos de este capítulo se corresponden, en parte, a los informados en el
Capítulo 2.

La particularidad de este capítulo es el cálculo del secuestro/pérdida potencial de C de la caña


de azúcar en Tucumán. Para ello se estimó el balance de C del suelo cañero para cada
tratamiento y ciclo agrícola (ver Capítulo 2), considerando entre las entradas de C las
provenientes del rastrojo de cosecha y del sistema radical de la caña de azúcar; y las salidas de
C derivadas de las emisiones acumuladas de C en forma de CO 2. Las emisiones acumuladas de
CO2 en cada ciclo agrícola se calcularon a partir de los flujos mensuales obtenidos en campo
de acuerdo a la metodología general detallada precedentemente en el Capítulo 2. Estas
emisiones de CO2 corresponden a las generadas por la descomposición del rastrojo de cosecha,
la descomposición de la MOS, la respiración de raíces y la descomposición de la urea aplicada
(De Klein et al., 2006). Si bien existieron emisiones acumuladas de CH4 en los sistemas de caña
de azúcar, se consideraron despreciables en términos de masa ya que no superaron los 1,2 kg
C-CH4 ha-1 año-1. Se entiende que durante los ciclos agrícolas experimentados el contenido de
COS es igual entre tratamientos, por lo que las emisiones de CO2 responden exclusivamente al
36
tratamiento del rastrojo (con y sin quemado). Por otro lado, este balance no tiene en cuenta las
emisiones de CO2, CH4 y CO por el quemado de rastrojo ya que se considera que no son
pérdidas directas del suelo, y están consideradas directamente en la menor cantidad de rastrojo
que ingresa al suelo.

La cantidad de rastrojo generado por la caña de azúcar se determinó únicamente al inicio del
experimento (antes de efectuar el quemado de rastrojo), a través de la recolección de seis
muestras aleatorias en toda el área del experimento. Cada una de las muestras se recolectó de
un área de 1 m2. Las muestras se secaron en estufa hasta peso constante y se pesaron en balanza
analítica. La cantidad de rastrojo (peso seco) por m 2 se promedió entre las seis muestras, y luego
se extrapoló a una hectárea. Debido a la deficiencia de nitrógeno (N) en los tratamientos sin
fertilizar, se estimó que anualmente se generó en promedio un 20% menos rastrojo que la
cantidad de rastrojo generada en el ciclo anterior (Fogliata, 1995b); manteniéndose la cantidad
de rastrojo en los tratamientos fertilizados con N en todos los ciclos agrícolas experimentados.
También se consideró que la disminución del rendimiento/rastrojo en los años sucesivos por
efecto del quemado de rastrojo fue nula (Tabla 4). El contenido de C de los residuos de biomasa
aérea (hojas y despuntes) utilizado fue del 45%, valor informado en Tucumán para la variedad
de caña de azúcar LCP 85-384 utilizada en este ensayo ( Digonzelli et al., 2011).

La tasa anual de C orgánico que ingresa al suelo proveniente del sistema radical de la caña de
azúcar se estimó de acuerdo a los valores informados para la caña de azúcar cultivada en
Piracicaba, Brasil, con similar rendimiento que el promedio de Tucumán, y bajo similar
cantidad de precipitación (Carvalho et al., 2013). Se asume un valor de 0,23 t de C ha-1 año-1 y
que el aporte de C desde este sistema es constante en cada ciclo agrícola experimentado (Tabla
5).

Para fijar el escenario de reducción de la entrada de C y N por el quemado de rastrojo, se


consideró una eficiencia de combustión para la caña de azúcar del 80% (IPCC, 2006); por lo
tanto se reduce el aporte de C y N al suelo en los tratamientos de rastrojo quemado, pero no es
cero o nulo (Tabla 4).

Los flujos teóricos de gases efecto invernadero (GEI) del agro-ecosistema cañero debido al
quemado de rastrojo de cosecha representan una merma del ingreso de C y N al sistema suelo-
caña de azúcar. Estos flujos se calcularon en base a las directrices del IPCC de 2006 para la
preparación de Inventarios Nacionales de GEI (IPCC, 2006). De acuerdo a las mismas, se
utilizaron valores propuestos por defecto para la quema de biomasa seca. Además de las
emisiones de CO2, metano (CH4) y óxido nitroso (N2O) por el quemado de rastrojo, se
incluyeron las emisiones de monóxido de carbono (CO) y óxido nítrico (NO) que también se
emiten durante la combustión y se traducen como C y N que no ingresan al suelo (Tabla 8).

37
3.3 Resultados

3.3.1 Balance de carbono del suelo

3.3.1.1 Entrada de carbono al sistema suelo-caña de azúcar


La cosecha de caña de azúcar con maquina integral al inicio del ensayo (ciclo agrícola 2012-
2013) generó en promedio 12,23 ± 2,1 t ha-1 de materia seca de rastrojo (Tabla 4). Dentro de
los tratamientos quemados se asumió que 9,78 t ha-1 (80% de esta biomasa) se quemó
completamente, por lo que el aporte de rastrojo fue 2,45 t ha-1. Debido a la disminución del
rendimiento y rastrojo anual mencionada en materiales y métodos (20%) causada por la no
aplicación de fertilizante nitrogenado, en los ciclos agrícolas siguientes (2013-2014 y 2014-
2015) la quema del rastrojo en el tratamiento no fertilizado fue de 7,82 y 6,26 t ha -1 de rastrojo
(materia seca) para los ciclos agrícolas 2013-2014 y 2014-2015, respectivamente. Esto generó
aportes de rastrojo de 1,96 y 1,57 t ha-1 para los ciclos agrícolas 2013-2014 y 2014-2015,
respectivamente. En el caso del tratamiento no quemado, el aporte del rastrojo fue de 9,78 y
7,83 t ha-1 para los ciclos agrícolas 2013-2014 y 2014-2015, respectivamente.

Tabla 4. Cantidad estimada de rastrojo de caña de azúcar que ingresa al sistema suelo-
caña de azúcar por ciclo agrícola para los cuatro tratamientos de caña de azúcar en
Tucumán.

Entrada de rastrojo (t ha-1)


No quemado No quemado Quemado Quemado No
Ciclo agrícola
Fertilizado No fertilizado Fertilizado fertilizado

2012-2013 12,23 12,23 2,45 2,45

2013-2014 12,23 9,78 2,45 1,96

2014-2015 12,23 7,83 2,45 1,57

El ingreso de C al sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán varió de 0,93 a 5,73 t de C ha -1


año-1, dependiendo del tratamiento y del ciclo agrícola. Este ingreso de C provino casi
exclusivamente del rastrojo de cosecha, representando entre 75 y 96% del total ingresado. El
ingreso promedio de C de todos los sistemas fue de 3,72 ± 1,7 t de C ha -1 año-1 con un coeficiente
de variación del 45% (Tabla 5).

38
Tabla 5. Cantidad estimada de carbono (C) que ingresa al suelo por ciclo agrícola para
los cuatro tratamientos de caña de azúcar en Tucumán.

No quemado
Ciclo No quemado Quemado Quemado No
No
agrícola Fertilizado Fertilizado fertilizado
fertilizado
Entrada de C del rastrojo de cosecha (t ha-1 año-1)
2012-2013 5,50 5,50 1,10 1,10
2013-2014 5,50 4,40 1,10 0,88
2014-2015 5,50 3,52 1,10 0,70
Entrada de C del sistema radical (t ha-1 año-1)
* 0,23 0,23 0,23 0,23
*Se asume que en cada ciclo agrícola el ingreso de C proveniente el sistema radical no cambia.

3.3.1.2 Salidas de carbono del sistema suelo-caña de azúcar


Las salidas de C, medidas como emisiones de CO 2, del sistema suelo-caña de azúcar de
Tucumán en todos los ciclos agrícolas y tratamientos variaron de 2,20 a 5,03 t de C ha -1 año-1
(Tabla 6). La salida promedio de C de todos los tratamientos y ciclos agrícolas fue de 3,42 ±
0,83 t de C ha-1 año-1 con un coeficiente de variación del 24% (Tabla 6).

Tabla 6. Cantidad medida de carbono (C) que sale del sistema suelo-caña de azúcar de
Tucumán por ciclo agrícola para los cuatro tratamientos de esta tesis.

Salidas de C -emisiones C-CO2 (t ha-1 año-1)-


Ciclo No quemado No quemado Quemado Quemado No
agrícola Fertilizado No fertilizado Fertilizado fertilizado

2012-2013 2,87 3,34 2,55 2,20

2013-2014 4,29 3,78 2,66 3,57

2014-2015 3,95 5,03 2,84 3,92

Promedio 3,70 4,05 2,68 3,23

Cuando el rastrojo de cosecha se mantuvo sin quemar, las salidas de C fueron en promedio 38
y 25% mayores que cuando se quemó el rastrojo en los tratamientos fertilizados y sin fertilizar,
respectivamente. Cuando se realizó fertilización nitrogenada, las salidas de C del sistema suelo-
caña de azúcar de Tucumán fueron en promedio un 8,5 y 17% menores que sin fertilizar con N
en los tratamientos no quemados y quemados respectivamente (Tabla 6).

39
3.3.1.3 Secuestro o pérdida potencial de carbono del sistema suelo-caña de
azúcar
A partir de las entradas y salidas de C en el suelo bajo diferentes sistemas de manejo de caña
de azúcar del experimento, fue posible determinar la pérdida o el secuestro potencial del C del
suelo (Tabla 7).

El balance de C del suelo para la caña de azúcar varió de -0,87 a -2,99 y de 2,87 a -1,28 t de C
ha-1 año-1 para los tratamientos con y sin quema del rastrojo, respectivamente (Tabla 7). La
quema del rastrojo junto a la no adición del fertilizante nitrogenado generó la peor combinación
posible de pérdida de C del sistema de cultivo de la caña de azúcar (pérdida media de C de -
2,11 t de C ha-1 año-1). Aparentemente, la fertilización nitrogenada evitó que las pérdidas de C
del suelo fuesen tan altas: en el tratamiento fertilizado, la práctica del quemado del rastrojo dio
lugar a una pérdida media neta de C de -1,35 t de C ha-1 año-1) (Tabla 7).

La cosecha verde de la caña de azúcar (sin quema del rastrojo) promovió definitivamente una
ganancia neta de C en el suelo, alcanzando valores de aproximadamente 2,0 t C ha -1 año-1
cuando la caña de azúcar se fertilizó, representando aproximadamente el 37% de la entrada
inicial del C del rastrojo (Tabla 7).

Tabla 7. Balance de entradas y salidas de carbono (C) del sistema suelo-caña de azúcar
de Tucumán para los tratamientos aplicados en los tres ciclos agrícolas.

Secuestro/pérdida potencial de C del suelo (t ha-1 año-1)

Ciclo No quemado No quemado Quemado Quemado No


agrícola Fertilizado No fertilizado Fertilizado fertilizado

2012-2013 2,87 2,40 -1,22 -0,87

2013-2014 1,44 0,85 -1,33 -2,46

2014-2015 1,78 -1,28 -1,51 -2,99

Promedio 2,03 0,66 -1,35 -2,11


Nota: los valores negativos representan pérdidas de C del sistema.

3.3.2 Reducción de la entrada de carbono y nitrógeno al sistema suelo-caña


de azúcar debido a las emisiones de gases efecto invernadero por el
quemado de rastrojo
Las emisiones estimadas de GEI debidas al quemado de rastrojo para los tratamientos de
rastrojo quemado, ya sea fertilizado y no fertilizado se pueden observar en la Tabla 8.

40
Tabla 8. Emisiones estimadas de gases efecto invernadero (GEI) debido a la quema del
rastrojo de caña de azúcar en Tucumán para los tres ciclos agrícolas.

Trata- Ciclo Rastrojo


Emisiones de GEI (kg ha-1)
miento agrícola quemado
(t ha-1)
CO2 CO CH4 N2O NOx
2012-2013 9,78 14.822,76 900,13 26,42 0,68 24,46
Fertilizado
Quemado

2013-2014 9,78 14.822,76 900,13 26,42 0,68 24,46

2014-2015 9,78 14.822,76 900,13 26,42 0,68 24,46


Quemado No

2012-2013 9,78 14.816,70 899,76 26,41 0,68 24,45


fertilizado

2013-2014 7,82 11.853,36 719,81 21,12 0,55 19,56

2014-2015 6,26 9.482,69 575,85 16,90 0,44 15,65


*
Factores de emisión por quema de residuos agrícola (kg t -1): CO2 1515; CO 92; CH4 2,7; N2O 0,07; NOx 2,5
(IPCC, 2006).

En los tratamientos con quemado de rastrojo, se liberó instantáneamente al momento de la


quema GEI a la atmósfera (Tabla 8), reduciendo el rastrojo original a un 20%. Debido a que el
rastrojo remanente en estos tratamientos fue menor, pudo establecerse, a priori, que las
emisiones de GEI por descomposición del mismo a lo largo del ciclo de cultivo (después del
quemado de rastrojo) fueron menores que los tratamientos sin quema de rastrojo (ver Capítulo
4). Sin embargo, estas menores emisiones durante el ciclo del cultivo no compensaron las
emisiones instantáneas debido a la quema del mismo (ver Capítulo 5). Además, el menor
ingreso de rastrojo de cosecha (materia orgánica) a los suelos debido a la ausencia de
fertilización nitrogenada en estos tratamientos contribuyó a reducir el stock de C del suelo por
la descomposición natural de la materia orgánica remanente (Tabla 7).

Las emisiones de GEI por quemado de rastrojo se tradujeron en una reducción de la entrada de
C y N a los suelos, debido a que estos elementos fueron liberados en forma de GEI a la
atmósfera. Las pérdidas de estos elementos pueden observarse en la Tabla 9.

41
Tabla 9. Pérdidas estimadas de carbono (C) y nitrógeno (N) (kg ha -1) en forma de gas
efecto invernadero debido al quemado del rastrojo de caña de azúcar en Tucumán para
los tres ciclos agrícolas.

Rastrojo Total Total de


Trata- Ciclo C- C- C- N- N-
quemado de C (t N (kg
miento agrícola CO2 CO CH4 N2O NOx
(t ha-1) ha-1) ha-1)

2012-2013 9,78 4.043 386 19,81 0,44 11,41 4,45 11,85


Fertilizado
Quemado

2013-2014 9,78 4.043 386 19,81 0,44 11,41 4,45 11,85

2014-2015 9,78 4.043 386 19,81 0,44 11,41 4,45 11,85


Quemado No

2012-2013 9,78 4.041 386 19,80 0,44 11,41 4,45 11,85


fertilizado

2013-2014 7,82 3.233 308 15,8 0,3 9,1 3,6 9,5

2014-2015 6,26 2.586 247 12,7 0,3 7,3 2,8 7,6

3.4 Discusión
El quemado del rastrojo disminuyó el ingreso de C orgánico al sistema suelo-caña de azúcar de
Tucumán. Las prácticas de manejo que minimizan los insumos orgánicos disminuyen el
potencial de actividad enzimática del suelo, lo que probablemente afecte su capacidad para
ciclar y proporcionar nutrientes (Dick, 1992). Consecuentemente, durante el ciclo de cultivo,
las salidas de C-CO2 del sistema suelo-caña de azúcar con quema también se reducen en
comparación a los sistemas sin quema. El promedio de las emisiones fueron 4,05, 3,70, 3,23 y
2,68 t de C-CO2 ha-1 año-1 para los tratamientos No quemado No fertilizado, No quemado
Fertilizado, Quemado No fertilizado y Quemado Fertilizado, respectivamente. El quemado de
rastrojo disminuyó en promedio las emisiones acumuladas de CO2 durante el ciclo del cultivo
un 27,6 y 20,3% en los tratamientos fertilizados y no fertilizados, respectivamente. Esto podría
estar asociado al efecto acumulativo de los tratamientos (tres años consecutivos quemado vs.
no quemado) sobre la diversidad de la comunidad microbiana presente en el suelo (Rachid et
al., 2013; 2016). Los tratamientos no quemados podrían presentar una comunidad microbiana
más grande y estable que descompongan más rápido y eficientemente el rastrojo, liberando
mayor cantidad de CO2 (Siavosh y Madriñán, 2000). En los tratamientos con quema, las
emisiones de C-CO2 mayormente se deben a la descomposición del COS y del rastrojo
remanente sin quemar. A pesar que en los tratamientos quemados las salidas de C-CO2 son
menores que los tratamientos no quemados, éstas son significativamente mayores que el C que
ingresa al sistema luego del quemado del rastrojo. Por este motivo, el balance de C cuando se
quema el rastrojo resultó negativo, es decir que la práctica del quemado de rastrojo en la caña
de azúcar en Tucumán disminuye el COS. Dominy y Haynes (2002) informaron que en la caña
de azúcar con quema pre-cosecha, la biomasa microbiana, el porcentaje de C de la misma y la
respiración basal fueron más bajos que en el maíz (sin quemar), concluyendo que la pérdida de
42
MOS, el tamaño y la actividad de la comunidad microbiana del suelo son los principales
factores que conducen a la degradación del suelo. Asimismo, Graham y Haynes (2005)
determinaron que en la caña de azúcar con rastrojo sin quemar, la fracción ligera del COS, el C
de la biomasa microbiana y la respiración basal fueron mayores que en la caña de azúcar
quemada, y que estas variables tendieron a ser mayores en las parcelas fertilizadas que en las
no fertilizadas. Además, demostraron que las prácticas que aumentan la MOS tendieron a
aumentar la diversidad catabólica de las comunidades microbianas del suelo. Nuestros
resultados van en la misma dirección que estos antecedentes.

Por otro lado, la fertilización nitrogenada conduce a una mayor fijación de CO 2 atmosférico por
el crecimiento del cultivo, generando en la cosecha mayor cantidad de rastrojo que los sistemas
sin fertilizar. De hecho, la fertilización nitrogenada aumentó en promedio 21,8 y 18,3% el
ingreso de C en los tratamientos no quemados y quemados respectivamente. Sin embargo, las
salidas de C como CO2 en los tratamientos fertilizados fueron en promedio 8,5 y 17% menor
que los tratamientos no fertilizados cuando no se quema y se quema el rastrojo,
respectivamente. Por lo cual, el efecto de la fertilización con N claramente aumenta el secuestro
potencial de C del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán. La reducción de las salidas de C
cuando se fertiliza con N sugiere que aumentos en la disponibilidad de este nutriente
probablemente conduzcan a una disminución neta en las tasas de descomposición del rastrojo
(Moorhead y Sinsabaugh, 2006). Algunos microbios utilizan C lábil para descomponer la
materia orgánica recalcitrante con el fin de adquirir N (Berg y McClaugherty, 2013; Fontaine
y Barot, 2005; Moorhead y Sinsabaugh, 2006), es decir, la baja disponibilidad de N puede
aumentar la descomposición de la hojarasca ya que los microbios usan sustratos lábiles para
adquirir N de la materia orgánica recalcitrante (Craine et al., 2007), lo que podría aumentar las
emisiones de CO2. Sin embargo, la fertilización nitrogenada conduce a aumentos en las
emisiones de N2O (Eustice et al., 2011). Lisboa et al. (2011) realizaron una revisión
bibliográfica donde muestran que las emisiones de N2O debido a la aplicación de fertilizantes
nitrogenados generan emisiones anuales en el rango 0,45-45,9 kg N-N2O ha-1 año-1. Por otro
lado, se ha demostrado que los sistemas de cultivo que aumentan las entradas de C a través de
abonos verdes tienen más microbios y una mayor actividad microbiana que la que se encuentra
en sistemas que utilizan sólo insumos de fertilizantes sintéticos (Dick, 1992). Otros estudios
demostraron que las enmiendas orgánicas estimularon la actividad microbiana, pero las tasas
crecientes de N inorgánico disminuyeron la actividad de las enzimas ureasa y amidasa (Dick et
al., 1988; Samuel, 2009), lo cual puede explicar por qué la conservación del rastrojo aumenta
las emisiones de CO2 y disminuye las emisiones de N2O (Gentile et al., 2008). A su vez, ello
explica la menor perdida de C en suelos fertilizados. Por lo tanto, estos resultados sugieren que
hace falta N para "construir" carbono orgánico estable en los suelos (Paustian et al., 1992;
Alvarez, 2005).

El resultado del balance de C para el tratamiento más representativo del área cañera de Tucumán
(sin quema de rastrojo y fertilizado con N) fue 2,03 t de C ha -1 año-1, similar a los informados
por Galdos et al. (2010) y Cerri et al. (2011) en Brasil, quiénes en una revisión de trabajos de
la literatura, informaron una ganancia neta de 2,04 t de C ha-1 año-1 para una profundidad de 30

43
cm de suelo arcilloso, bajo el sistema de cosecha verde (sin quema) y fertilizado con N. En
Australia, Wood (1991) en experimentos de manejo de rastrojo, informó que la concentración
de COS en los primeros 10 cm del suelo luego de cinco años de tratamientos fue 16,6% más
baja en parcelas con caña de azúcar quemada que en parcelas con cosecha en verde sin quema.
Igualmente, Oliveira et al. (2016) informaron un aumento de las reservas de C en el suelo (1,97
t de C ha-1 año-1) en áreas convertidas de pastizal a cultivo de caña de azúcar. Sin embargo,
existen reportes que muestran que las ganancias de C en los suelos de caña de azúcar sin quema
serían menores a las informadas. En Pradópolis, Brasil, Razafimbelo et al. (2006) informaron
que después de 6 años de tratamiento de caña de azúcar sin quema, se secuestró 0,65 t C ha -1
año-1 en los primeros 10 cm de profundidad, lo cual represento el 14% del C del rastrojo
devuelto al suelo. Campos (2003) y Galdos et al. (2009) también informaron en Brasil
ganancias de C menores a las del presente estudio: 1,0 y 1,2 t C ha -1 año-1, respectivamente.

Los resultados de esta tesis presentan las mismas tendencias de ganancia/pérdida de C que las
informadas por experimentos que miden el C in situ a largo plazo. En Australia, Thorburn et al.
(1999) informaron que luego de 35 años de experimento, el tratamiento de cosecha sin quema
aumentó aproximadamente 4 g C kg-1 suelo la concentración del COS a 20 cm de profundidad,
mientras que el tratamiento con quema disminuyó 1,4 g C kg-1 suelo la concentración del COS.
De Resende et al. (2006), en el noroeste de Brasil, midieron después de 15 años de experimento
una mayor concentración de C en el suelo (0-10 cm de profundidad) bajo caña de azúcar sin
quema, con una diferencia promedio de 2,5 g C kg-1 suelo respecto a la caña con quema pre-
cosecha. En Sudáfrica, tras 59 años de experimentación, la cosecha de caña sin quema aumentó
el COS entre 1,5 y 5,1 t C ha-1 a una profundidad de 30 cm de suelo respecto a las parcelas con
quema (Graham et al., 2002a; Graham et al., 2002b). Canellas et al. (2003) informaron en un
experimento de 35 años de antigüedad, que para una profundidad de 0-20 cm la concentración
de C en el suelo de caña de azúcar no quemada fue 70% mayor que el aporte de C de caña
quemada.

Las ganancias netas anuales de C en el suelo de Tucumán estimadas para el tratamiento no


quemado y fertilizado fueron del 37% del C contenido en el rastrojo. Robertson y Thorburn
(2007a) midiendo el contenido de C en el suelo y en el rastrojo de caña de azúcar en Australia,
determinaron que la retención del C en el suelo a lo largo de 5 años fue en promedio del 13%
por año de la entrada de C del rastrojo acumulado. Sin embargo, para estos experimentos se
informó una alta tasa de descomposición del rastrojo (82-98%), vinculada principalmente a las
elevadas temperaturas características de esa área cañera (Robertson y Thorburn, 2007b). En
Tucumán, el mayor aporte de C al suelo puede ser explicado porque se reportó allí una tasa
anual de descomposición del rastrojo de caña de azúcar de 53,6-63,8% (Digonzelli et al., 2011).
Esto probablemente se asocia con las características subtropicales de Tucumán, con inviernos
definidos con bajas temperaturas medias durante esta estación.

El balance de C presentado en esta tesis podría estar subestimando las pérdidas de C como CO 2
que se generan al momento de realizar las distintas labores de manejo del suelo en este cultivo,
las cuáles incrementan las emisiones de CO2 de manera abrupta y por un tiempo reducido, y
por lo tanto son difíciles de captar (La Scala et al., 2006; Teixeira et al., 2013; De Figueiredo
44
et al., 2014). Además, supone un escenario fijo en cuanto a la eficacia de quema/combustión
del rastrojo (80%; valor recomendado por el IPCC). Sin embargo, en condiciones reales de
quema del rastrojo en campo, la entrada de C al suelo podría ser menor. De hecho, de Lima et
al. (2010) y Sornpoon et al. (2014) informaron para la quema del rastrojo de caña de azúcar
factores de combustión diferentes a los del IPCC (0,79 y 0,83, respectivamente). Por lo tanto,
los valores de la pérdida potencial de COS estimada en este trabajo podrían ser
mayores/menores dependiendo de la eficiencia de quema del rastrojo.

En este capítulo se ha determinado el secuestro potencial de C del sistema suelo-caña de azúcar


de Tucumán, teniendo en cuenta tanto las pérdidas de C debido a la quema del rastrojo como
las generadas durante el ciclo del cultivo debido a los tratamientos de manejo del rastrojo y de
la fertilización nitrogenada; el siguiente capítulo (Capítulo 4) analiza si las principales prácticas
de manejo que se realizan en el cultivo de caña de azúcar en Tucumán (manejo del rastrojo y/o
fertilización nitrogenada) generan cambios en las tasas o velocidades de emisión de GEI durante
el ciclo del cultivo. De esta manera se puede llegar a tener más precisiones del efecto de estas
prácticas en el secuestro potencial de C y en las emisiones de GEI de este sistema cañero.

3.5 Conclusiones
El sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán tuvo un secuestro potencial de C estimado de 2,03
t de C ha-1 año-1 cuando el rastrojo no se quemó y se fertilizó con 110 kg de N ha-1 de urea
sólida incorporada.

La quema del rastrojo transformó la capacidad secuestradora de C del sistema suelo-caña de


azúcar de Tucumán, en un sistema emisor de C como CO2 a la atmósfera, agotando
gradualmente el C del suelo.

La fertilización nitrogenada disminuyó, parcialmente, el efecto adverso de la quema del rastrojo


de reducir consistentemente el C del suelo cultivado con caña de azúcar en Tucumán.

45
CAPÍTULO CUATRO

Tasas de emisión de gases efecto invernadero durante el ciclo de


cultivo del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán, Argentina
4.1 Introducción
Entre las principales prácticas culturales y/o de manejo que se realizan en caña de azúcar en
Tucumán se encuentran la fertilización nitrogenada y la quema de la caña en pie previa a la
cosecha o la quema del rastrojo de la caña posterior a la cosecha. Estas prácticas se caracterizan
por ser emisoras de gases efecto invernadero (GEI), entre los que se destacan el dióxido de
carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O) (Lisboa et al., 2011).

La quema del rastrojo de cultivos destruye la materia orgánica en descomposición en los suelos
generando emisiones de GEI, especialmente CO2 (Agus et al., 2013). Pocos estudios se han
realizado para comparar las emisiones de GEI de los sistemas de cultivo de caña de azúcar con
y sin quema del rastrojo del cultivo a través de mediciones de campo (Weier, 1996). Sin
embargo, existen reportes de emisiones de GEI comparando sistemas con y sin quema de
rastrojo de caña de azúcar pero a nivel de balance de GEI (siguiendo la metodología del IPCC)
(De Figueiredo y La Scala, 2011; de Oliveira Bordonal et al., 2012) y a través de análisis de los
cambios en el stock de carbono (C) (Galdos et al., 2009; Galdos et al., 2010; Cerri et al., 2011).
Estos estudios muestran que sólo a través del secuestro de C, la reducción de las emisiones de
GEI puede alcanzar hasta 2,38 t C-CO2 ha-1 año-1 si se evita la quema de los cañaverales. Se
debe destacar que, durante la quema del rastrojo, también se emite CH4: la quema del rastrojo
de caña de azúcar produjo un factor de emisión de CH4 del 0,4% del C original contenido en el
rastrojo de caña de azúcar (Galbally et al., 1992).

Si bien la retención del rastrojo de cosecha mejora el contenido de materia orgánica y la


capacidad de retención de humedad del suelo a largo plazo (Razafimbelo et al., 2006; Galdos
et al., 2009; Ussiri et al., 2009), la descomposición de la materia orgánica suele ir acompañada
de la producción de flujos de GEI. Por lo tanto, no se sabe cómo la materia orgánica dejada in
situ o la quema de la misma en la caña de azúcar influyen en los flujos de GEI en los cinturones
azucareros a nivel mundial, y menos en la Argentina. Lisboa et al. (2011) informaron que el
17% de las emisiones totales de GEI de un sistema de caña de azúcar con producción de etanol
derivan de la quema del rastrojo de cosecha. En la Argentina, Acreche y Valeiro (2013)
estimaron que la quema del rastrojo de caña de azúcar contribuye con más del 30% de las
emisiones totales de GEI durante la etapa agrícola de este cultivo.

Estudios a campo posteriores a la quema del rastrojo de caña de azúcar mostraron que las
emisiones de CO2 eran más altas en un tratamiento con residuo de cosecha en superficie que en
un tratamiento con residuo de cosecha quemado (Weier, 1996 en Hawái; Acreche et al., 2014
en Argentina). A su vez, se ha informado un aparente efecto posterior del quemado de rastrojo
sobre los flujos de CH4. En Australia, se informaron altas emisiones de CH4 debido a la
producción de caña de azúcar con quema de residuos en comparación con el mantenimiento del
46
rastrojo, que produjo una emisión neta cercana a cero (Denmead et al., 2010). Acreche et al.
(2014) informaron en Tucumán que no existieron emisiones ni capturas significativas de CH 4
durante el ciclo del cultivo comparando tratamientos con y sin quema del rastrojo.

Las variaciones de las emisiones de GEI debido a la quema del rastrojo también pueden ser
afectadas por la presencia de fertilizantes nitrogenados (Eustice et al., 2011), generalmente
ocasionando aumentos de las emisiones de N2O. Thorburn et al. (2005) informaron que a pesar
del uso generalizado de fertilizantes nitrogenados en la producción de caña de azúcar, en
muchas regiones azucareras no se ha evaluado la influencia del nitrógeno (N) en los flujos de
GEI. Por lo tanto, no se sabe cómo los niveles crecientes de N afectarán los flujos de GEI en
algunos de los cinturones de caña de azúcar del mundo, entre los que se encuentra la Argentina.

Lisboa et al. (2011) realizaron una revisión bibliográfica donde muestran que las emisiones de
N2O debidas a la aplicación de fertilizantes nitrogenados varían mucho según la cantidad de N
aplicado, la formulación del fertilizante y los momentos de las mediciones. Estos autores
informaron emisiones anuales en el rango 0,45-45,9 kg N-N2O ha-1 año-1. En la Argentina,
Acreche y Valeiro (2013) estimaron que el 17% del CO2 eq. ha-1 año-1 emitidos durante la etapa
agrícola de la caña de azúcar proviene del N 2O asociado a la aplicación del fertilizante
nitrogenado.

Además, existen evidencias de una posible interacción entre la quema del rastrojo de la caña de
azúcar y la fertilización nitrogenada que alteran los flujos de GEI. Weier (1998) reportó que las
emisiones de N2O de los suelos fertilizados con N y cubiertos con rastrojo de caña de azúcar
fueron más altas que las emisiones en suelos sin rastrojo de cobertura y fertilizados
superficialmente con N. La adición de rastrojo de cosecha aumenta el flujo de N de los suelos
(Weier, 1996). También se han informado pérdidas de N de los suelos de caña de azúcar
quemada (Denmead et al., 2005).

Por otro lado, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) reporta por defecto
que el 1,25 o 1% (porcentaje variable sujeto a decisión de los países no Anexo I al realizar el
Inventario Nacional de Emisiones de GEI) del fertilizante aplicado a los cultivos se emite como
N2O (IPCC, 1996b, 2006); sin embargo, este porcentaje puede variar según las condiciones de
cada ambiente, cultivo y manejo. En caña de azúcar, existen reportes que muestran que este
factor está por encima (Lisboa et al., 2011; Signor et al., 2013) o es similar (Carmo et al., 2013)
al factor por defecto informado por el IPCC.

En el cultivo de caña de azúcar, el balance de emisiones de GEI es de particular relevancia ya


que se trata de un cultivo de gran potencial bioenergético, que podría perder parte de sus
beneficios por un manejo inadecuado durante su ciclo (Thorburn et al., 2009). En particular, si
la agroindustria sucro-alcoholera de la Argentina pretende participar del creciente mercado
internacional de biocombustibles, determinaciones reales a campo son necesarias para calcular
las emisiones de GEI de este sector.

Los objetivos de este capítulo son:

47
-Establecer el efecto de la quema del rastrojo de cosecha y la fertilización nitrogenada sintética
en las emisiones de CO2, CH4 y N2O del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán,
comparándolas con las de un sistema con escasa perturbación antropogénica (monte nativo).

-Definir los factores del suelo, ambientales y microbiológicos que explican las emisiones de
CO2, CH4 y el N2O del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán.

4.2 Materiales y métodos


Los materiales y métodos de este capítulo corresponden en general a los informados en el
Capítulo 2.

Las particularidades en cuanto a materiales y metodologías de este capítulo son las que se
describen a continuación:

4.2.1 Cálculo de los factores de emisión del fertilizante nitrogenado aplicado


Los factores de emisión de N2O para el fertilizante nitrogenado sintético aplicado (en el caso
de este estudio, urea sólida incorporada) representan la emisión de N2O generada por unidad de
fertilizante nitrogenado aplicado. Se calcula como la diferencia de emisión entre la parcela
fertilizada y la de control, y se presenta como un porcentaje del N del fertilizante aplicado
(Bouwman, 1996), según la siguiente ecuación:

E F  ET
FE %   100
NA

donde:

FE (%)= Factor emisión de N-N2O expresado como porcentaje del N aplicado con el
fertilizante;
EF= Emisión de la parcela fertilizada (kg N-N2O);
ET= Emisión de la parcela testigo sin fertilizar (kg N-N2O);
NA= Nitrógeno del fertilizante aplicado (kg N).

4.2.2 Establecimiento de los principales factores del suelo y ambientales


relacionados a los cambios en los patrones de emisión de gases efecto
invernadero de la caña de azúcar
Para cada muestreo de gases y sitio de cámara, se determinó el contenido de nitratos y amonio,
la humedad, la temperatura y parámetros físicos del suelo en los primeros 5-10 cm del mismo.
Además, se utilizaron datos de precipitación, presión atmosférica y temperatura ambiental
provenientes de la estación meteorológica automatizada próxima al sitio del experimento.

4.2.2.1 Determinación de la densidad aparente, del contenido humedad y la


temperatura de suelo

48
Después de cada muestreo de gases, se tomaron seis muestras de los primeros 10 cm de suelo
de cada cámara, utilizando un barreno sacabocados cuyo diámetro interno fue de 1,7 cm. A
partir de estas muestras, se preparó una muestra compuesta para determinar su volumen, el peso
húmedo y el peso seco con balanza analítica. A partir de estos datos se calculó el contenido
gravimétrico de humedad del suelo, la densidad aparente del suelo (Da), la porosidad del suelo
(P) y el espacio poroso lleno de agua (WFPS, por sus siglas en inglés). El contenido de humedad
del suelo se determinó gravimétricamente mediante el secado de muestras hasta peso constante
a 110°C durante 72 horas. En cada muestreo, también se determinó la temperatura del suelo in
situ, utilizando termómetros digitales manuales. La temperatura del suelo se midió a 5 cm de
profundidad.

4.2.2.2 Determinación de nitratos y amonio


El contenido de nitratos y amonio del suelo se determinó a partir de soluciones de suelo de sub-
muestras del suelo extraído con el barreno sacabocado. Su cuantificación en laboratorio se
realizó utilizando la técnica de micro-destilación por arrastre de vapor (Bremner, 1965; Keeney
y Nelson, 1982). La solución del suelo se extrajo de cada muestra de suelo mediante la adición
de 100 mL de solución de KCl (1N) cada 20 g de suelo muestreado. Luego de agitación vigorosa
durante 40 min, la solución del suelo se filtró, y el filtrado se utilizó para cuantificar los
contenidos de nitratos y el amonio.

4.2.2.3 Determinación de la actividad microbiana del suelo


La actividad de la microflora del suelo se determinó mediante la actividad enzimática del suelo
(estimación de la actividad microbiana total) por el método enzimático de hidrólisis del
diacetato de fluoresceína (FDA, por sus siglas en inglés) según lo descripto por Schnurer y
Rosswall (1982). La actividad microbiana total se expresó como la fluoresceína liberada
después de la hidrólisis en μg h-1 g-1 (peso seco del suelo), de acuerdo con Margesin (2005). La
actividad microbiana total fue estimada por triplicado a partir de una muestra mixta de suelo
por tratamiento, en condiciones de laboratorio. En cada ciclo agrícola de crecimiento, los
muestreos de suelo para la estimación de la actividad microbiana total, se realizaron en cuatro
momentos:

a) aproximadamente 5 días después de la cosecha precedente (antes de quemar el rastrojo);


b) aproximadamente 15 días después de la quema del rastrojo;
c) aproximadamente 15 días después de la fertilización nitrogenada;
d) al final de la etapa de macollaje del cultivo (aproximadamente 45 días después de la
fertilización nitrogenada).

4.2.3 Análisis estadístico


Los valores de la FDA se sometieron a ANOVA. Se utilizó la prueba de Fisher (p-valor≤ 0,01)
para comparar los valores medios entre los tratamientos. La asociación entre los flujos de gases
y las variables ambientales y microbiológicas se realizó mediante el análisis de la correlación
con el coeficiente de Pearson. Se utilizó el software InfoStat (Di Rienzo et al., 2014) para todos
los análisis.
49
4.3 Resultados

4.3.1 Temperatura y precipitaciones durante las estaciones de cultivo


El patrón de la temperatura media y de las precipitaciones fue similar entre los tres ciclos
agrícolas, como
500 así también entre los ciclos agrícolas y el valor promedio de la serie 1968-2014
(Figura 8). Sin embargo, la magnitud de las precipitaciones fue diferente entre los ciclos
Precipitación (mm)

agrícolas. El400
ciclo agrícola 2012-2013 fue seco, el 2013-2014 fue normal a seco y el 2014-2015
fue húmedo300 (Figura 8a). La temperatura media mensual mostró pocas diferencias entre los
ciclos de cultivo. Los ciclos 2012-2013 y 2013-2014 fueron similares, siendo 0,61 °C más altos
200
en primavera-verano que el valor promedio de la serie 1968-2014, mientras que la temperatura
media en el 100
resto del año fue similar a la serie histórica. El ciclo agrícola 2014-2015 tuvo una
temperatura media similar durante la primavera-verano con respecto a la serie histórica,
0
mientras que fue 1,3 °C Octubre
más alta
Septiembre
que la serie
Deciembre
Noviembre
1968-2014
Enero
Febrero en elAbril
Marzo
período restante
Mayo
Junio (Figura
Julio
8b).
Agosto

Meses
500
Campaña 2012-2013
Ciclo agrícola Campaña 2013-2014
Ciclo agrícola Campaña 2014-2015
Ciclo agrícola Serie1968-2014
Serie climática
2012-2013 2013-2014 2014-20135 1968-2014
Precipitación (mm)

400 a
300

200

100

0
Octubre Deciembre Febrero Abril Junio Agosto
Septiembre Noviembre Enero Marzo Mayo Julio

Meses
30

26
b
Temperatura (°C)

22

18

14

10
Octubre Deciembre Febrero Abril Junio Agosto
Septiembre Noviembre Enero Marzo Mayo Julio
Meses

Figura 8. Patrón de las precipitaciones (a) y de las temperaturas medias (b) en los tres
ciclos agrícolas de caña de azúcar analizados en Tucumán. Las líneas punteadas
representan los valores promedio para la serie histórica 1968-2014.

50
4.3.2 Emisiones de dióxido de carbono
Se encontraron diferencias significativas entre los tratamientos, los ciclos agrícolas y la
interacción entre ambos para la emisión media de CO2 (p< 0,0001) (Tabla 10).

En general, se observa mayores tasas de emisiones medias de CO 2 a medida que el año fue más
húmedo, destacándose que en general las mayores tasas de emisión medias se encontraron en
el monte nativo y los tratamientos sin quema del rastrojo (Tabla 10).

Tabla 10. Flujos medios anuales de dióxido de carbono (mg C-CO2 m−2 h−1) para los cuatro
tratamientos de caña de azúcar y el monte nativo de referencia en Tucumán, en los tres
ciclos agrícolas analizados en Tucumán.

Flujos de CO2 (mg C-CO2 m−2 h−1)


Tratamientos Ciclo agrícola
2012-2013 2013-2014 2014-2015
Quemado
26,7 ± 4,53 ab 25,3 ± 5,3 a 39,6 ± 4,5 bcd
Fertilizado
No quemado
31,8 ± 4,7 abc 40,0 ± 5,1 bcd 55,9 ± 4,8 efg
Fertilizado
No quemado
33,2 ± 4,6 abc 32,6 ± 5,1 abc 56,9 ± 4,9 fg
No fertilizado
Quemado
26,7 ± 4,4 a 37,0 ± 5,5 abcd 48,6 ± 4,8 def
No fertilizado

Monte Nativo 28,8 ± 4,9 ab 43,4 ± 5,7 cde 65,7 ± 5,7 g


Medias con una letra común no son significativamente diferentes (p> 0,01) para la interacción tratamientos por
ciclos agrícolas.

4.3.2.1 Patrón estacional de las emisiones de dióxido de carbono


Independientemente del tratamiento, hubo flujos positivos de CO 2 del sistema suelo-caña de
azúcar de Tucumán durante los tres ciclos agrícolas, no encontrándose flujos negativos
significativos (Figura 9). Las tasas de emisión de CO2 fueron altas para los tratamientos con y
sin quema del rastrojo de noviembre a marzo en todos los ciclos agrícolas analizados,
coincidiendo con el período de altas temperaturas del suelo y del aire, y altas precipitaciones
(Figura 8). Luego de este período, las tasas de emisión fueron bajas y estables durante los
inviernos, excepto en el ciclo agrícola 2014-2015 donde las tasas de emisión elevadas de CO2
se prolongan hasta mayo, principalmente en los tratamientos no quemados (fertilizado y no
fertilizado) (Figura 9).

Las diferencias entre los tratamientos de caña de azúcar en los primeros meses de cada ciclo
agrícola (septiembre a noviembre) no fueron claras. Sin embargo, a partir del comienzo de las

51
precipitaciones (diciembre), los tratamientos marcaron las mayores diferencias entre ellos,
correspondiendo siempre las menores tasas de emisión de CO 2 a los tratamientos de rastrojo
quemado, ya sea con o sin fertilización nitrogenada. En los meses secos (abril a septiembre) de
cada ciclo agrícola analizado, los diferentes manejos del rastrojo de caña de azúcar para
tratamientos no fertilizados no presentaron diferencias significativas, mientras que la
fertilización con N generó mayores tasas de emisión de CO 2 cuando no se quemó el rastrojo
sólo en los ciclos agrícolas 2013-2014 y 2014-2015 (Figura 9).

Independientemente de la fertilización, la quema del rastrojo redujo la tasa de emisión in situ


de CO2 durante todos los ciclos agrícolas. De hecho, en los tratamientos fertilizados, las tasas
de emisión medias de CO2 variaron de 16,9 ± 5,5 a 78,1 ± 6,4, y de 6,9 ± 3,0 a 106,1 ± 13,7 mg
CO2-C m-2 h-1 para los tratamientos de rastrojo quemado y no quemado, respectivamente
(Figura 9a). En los tratamientos no fertilizados, las tasas de emisión de CO 2 variaron de 12,9 ±
3,9 a 98,1 ± 20,3, y de 17,8 ± 2,9 a 115,3 ± 6,5 mg CO 2-C m-2 h-1 para los tratamientos de
rastrojo quemado y no quemado, respectivamente (Figura 9b).

El tratamiento del área de referencia del monte nativo mostró una tendencia similar a la de los
tratamientos de caña de azúcar en el patrón de las tasas de emisión de CO 2 (Figura 9). Las tasas
de emisión de CO2 del monte nativo fueron similares a las de los tratamientos no quemados
(fertilizado y no fertilizado) en todos los ciclos agrícolas (Figura 9). Sin embargo, las tasas de
emisión de CO2 del área de monte nativo fueron mayores que las de los tratamientos quemados
(fertilizado y no fertilizado) (Figura 9).

52
150 Monte Nativo
a
Flujos de C-CO2 (mg m-2 h-1) CQF CQ F CQF No quemado
Fertilizado
120 Quemado
Fertilizado

90

60

30

Fechas

150 Monte Nativo


b
CQF CQ F CQF No quemado
Flujos de C-CO2 (mg m-2 h-1)

No fertilizado
120
Quemado No
fertilizado

90

60

30

Fechas

Figura 9. Patrón de los flujos de dióxido de carbono (CO2) durante los tres ciclos agrícolas
de caña de azúcar analizados en Tucumán. Las barras representan el error estándar. Las
flechas indican los momentos de la cosecha (C), la quema de rastrojo (Q) y la fertilización
nitrogenada (F).

4.3.2.2 Emisiones acumuladas anuales de dióxido de carbono


Los tratamientos, los ciclos agrícolas y su interacción difirieron significativamente para la
emisión acumulada anual de CO2 (p< 0,001) (Figura 10).
53
El efecto de la combustión del rastrojo sobre el CO 2 emitido durante cada ciclo agrícola fue
más importante cuando no se realizó la fertilización nitrogenada. Sin embargo, se debe destacar
para los tres ciclos agrícolas que la emisión acumulada anual de CO 2 fue de 12,4 a 61,4% más
alta en el tratamiento no quemado y fertilizado que en el tratamiento quemado y fertilizado,
mientras que en el tratamiento no quemado y no fertilizado fue de 5,9 a 51,5% mayor que el
tratamiento quemado y no fertilizado (Figura 10).

El efecto de la fertilización nitrogenada sobre las emisiones acumuladas anuales de CO2 no fue
significativo en el ciclo agrícola seco (2012-2013), independientemente del manejo del rastrojo,
y en el ciclo agrícola normal a seco (2013-2014) sólo cuando no se quemó el rastrojo. Tanto en
el tratamiento de rastrojo quemado del ciclo agrícola normal a seco, como en ambos
tratamientos de rastrojo del ciclo agrícola de elevadas precipitaciones (2014-2015), la
fertilización generó significativamente menores emisiones acumuladas anuales de CO 2 que el
tratamiento sin fertilizar (Figura 10).

El área de monte nativo emitió importantes cantidades de CO 2 durante los tres ciclos agrícolas.
De hecho, las emisiones acumuladas anuales de CO2 del área de monte nativo fueron similares
a las de los tratamientos no quemados, mientras que fueron 27,5% (en promedio) superior a las
emisiones acumuladas anuales de los tratamientos quemados (Figura 10).
5
5
a
5
6000
Emisiones acumuladas anuales de

Native forest area


acumulada anual de C-CO2

a
4 Monte
No straw
Native Nativo
burning
forest area & N fertilization
a
4 g Nostraw
Straw
No quemado
Native burning & NFertilizado
burning
forest area &fertilization
N fertilization
fg Medias-mn
2 ( kg ha- año )

4 Nostraw
quemado & NNo fertilizado
-1

Straw
No burning
burning no fertilization
&fertilization
N fertilization
4500 3 efg ab
abc Quemado
No straw
Straw Fertilizado
burning
burning &Nno Medias-nq f
fertilization
&fertilization
no fertilization
3 def def ab def Quemado No fertilizado
-1 año-11)

de abc Straw
No burning
straw & no
burning & fertilization
no fertilization
cde
bcd
3
bcd
bcd bcd
bcd
bcd
ab
abc Medias-nq nf
Straw burning & no fertilization
abc 2 bcd bcd
3000 abc bcd
ab cd bcdbcd abc Medias-q f
2 ab bcd
(kg ha

bcd d
2 a d cd
C-CO

d d d d
1 d cd d d d Medias-q nf
d d
1 d d d d d
1500 d
Emisión

1 d d
d
0
2012-2013 2013-2014 2014-2015
0
2012-2013 GROWING
2013-2014
SEASON 2014-2015
0 0
2012-2013 2013-2014
2012-2013 2013-2014
GROWING SEASON 2014-2015
2014-2015
GROWING SEASON
GROWING
Ciclo SEASON
CAMPAÑAS
agrícola

Figura 10. Emisión acumulada anual de dióxido de carbono (CO 2) para los tres ciclos
agrícolas de caña de azúcar analizados en Tucumán, los cuatro tratamientos aplicados y
el monte nativo de referencia. Barras con una letra común no son significativamente
diferentes (p> 0,01).

4.3.3 Emisiones de metano


Existieron diferencias significativas entre los tratamientos para los flujos medios de CH 4 (p<
0,0001) (Tabla 11). Los ciclos agrícolas no mostraron diferencias para los flujos medios de CH4
(p>= 0,3562). No hubo interacción significativa entre los ciclos agrícolas y los tratamientos
(p>= 0,1682).
54
Se observa que salvo en el tratamiento fertilizado y sin quema del rastrojo, los flujos medios de
CH4 siempre tendieron a la captura. El monte nativo fue el tratamiento que más metano capturó
(Tabla 11).

Tabla 11. Flujos medios de metano (µg C-CH4 m−2 h−1) para los cuatro tratamientos de
caña de azúcar y el monte nativo de referencia en Tucumán.

Tratamientos Flujos de C-CH4 (µg m-2 h-1)

No quemado
7,25 ± 2,8 a
Fertilizado

No quemado No
fertilizado -0,01 ± 2,6 ab

Quemado
Fertilizado -6,05 ± 2,8 b

Quemado No
fertilizado -8,39 ± 2,7 b

Monte Nativo -20,34 ± 3,3 c


Medias con una letra común no son significativamente diferentes (p> 0,01) para los tratamientos.

4.3.3.1 Patrón de las emisiones de metano


Los resultados muestran que existieron flujos negativos y positivos significativos (capturas y
emisiones, respectivamente) de CH4 del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán durante los
tres ciclos agrícolas analizados (Figura 11). Sin embargo, el 57% de los flujos medios
presentaron un coeficiente de variación igual o superior al 100%. En general, en los tratamientos
de caña de azúcar, los flujos de CH4 no mostraron patrones claros o tendencia a través de los
ciclos agrícolas. Las mayores tasas de emisión de CH4 fueron significativas para el tratamiento
de rastrojo no quemado y fertilizado de noviembre a marzo en todos los ciclos agrícolas (Figura
11), coincidiendo con el período de altas temperaturas del suelo y del aire, altas precipitaciones
(Figura 8). Para el resto de los tratamientos de la caña de azúcar, la captura de metano fue
significativamente mayor de noviembre a marzo en los ciclos agrícolas 2012-2013 y 2013-2014
(Figura 11). En el ciclo agrícola 2014-2015 (ciclo de altas precipitaciones), todos los
tratamientos con caña de azúcar presentaron flujos positivos, y los tratamientos no fertilizados
prolongaron el período de altas tasas de emisión de CH4 hasta mayo (Figura 11). Luego de este
período, las tasas de emisión de CH4 fueron bajas (cercanas a cero) y estables durante los
inviernos.

En los tratamientos con rastrojo quemado, los flujos de CH4 variaron de -78,6 ± 17,7 a 24,5 ±
7,9, y de -65,4 ± 17,8 a 39,2 ± 23,4 μg C-CH4 m-2 h-1 para los tratamientos fertilizado y no
fertilizado, respectivamente (Figura 11a, b). En los tratamientos sin quema del rastrojo, los
flujos de CH4 variaron de -33,7 ± 25,7 a 50,1 ± 13,2, y de -60,1 ± 25,4 a 48,9 ± 24,2 μg C-CH4
m-2 h-1 para los tratamientos fertilizado y no fertilizado, respectivamente.
55
Para el área de monte nativo, no existió un patrón claro de los flujos de CH 4 en los diferentes
ciclos agrícolas; sin embargo, hubo capturas significativas de metano, variando las tasas de
captura/emisión de -107,5 ± 5,3 a 69,9 ± 24,7 4 μg C-CH4 m-2 h-1 (Figura 11).

150
a Monte Nativo

120 CQF CQ F CQF


No quemado
Flujos de C-CH4 (µg m-2 h-1)

Fertilizado
90
Quemado
60 Fertilizado

30

-30

-60

-90

-120

-150

Fechas
Monte Nativo
150
b No quemado
120 CQ F CQ F CQF No fertilizado
Quemado No
Flujos de C-CH4 (µg m-2 h-1)

90 fertilizado
60

30

-30

-60

-90

-120

-150

Fechas

Figura 11. Patrón de los flujos de metano (CH4) durante los tres ciclos de caña de azúcar
analizados en Tucumán. Las barras representan el error estándar. Las flechas indican los
momentos de la cosecha (C), la quema de rastrojo (Q) y la fertilización con N (F).
56
4.3.3.2 Emisiones acumuladas anuales de metano
Los tratamientos, los ciclos agrícolas y su interacción se diferenciaron significativamente para
la emisión anual acumulada de CH4 (p< 0,0001).

Durante los ciclos agrícolas seco (2012-2013) y normal a seco (2013-2014), la fertilización
nitrogenada en el tratamiento con quema del rastrojo aumentó la captura anual de CH 4 en un
promedio de 17,4% con respecto al tratamiento con quema del rastrojo pero sin fertilización
(Figura 12). Sin embargo, al considerar el ciclo agrícola húmedo (2014-2015), estas diferencias
fueron mucho mayores. De hecho, en este ciclo agrícola, el tratamiento con quema del rastrojo
y fertilizado con N mostró una captura acumulada anual de CH4 de -0,66 kg de C-CH4 ha-1 año-
1
, mientras que el tratamiento con quema el rastrojo y no fertilizado mostró una emisión de CH4
acumulada de 0,44 kg de C-CH4 ha-1 año-1 (Figura 12).

En cuanto al tratamiento sin quema del rastrojo, la fertilización nitrogenada generó consistentes
emisiones de CH4. Este efecto fue más marcado en los ciclos agrícolas seco (2012-2013) y
normal a seco (2013-2014) (Figura 12). De hecho, en esos ciclos agrícolas, el intercambio
acumulativo anual de CH4 en el tratamiento fertilizado con nitrógeno y rastrojo sin quemar dio
como resultado una emisión media de 1,1 kg C-CH4 ha-1 año-1, mientras que en el tratamiento
sin quema del rastrojo y no fertilizado, el intercambio acumulado anual de CH 4 resultó en una
captura media de -0,36 kg de C-CH4 ha-1 año-1 (Figura 12). Sin embargo, particularmente
cuando el ciclo agrícola fue húmedo (2014-2015), no hubo diferencias significativas entre los
tratamientos sin quema del rastrojo fertilizado y no fertilizado (Figura 12).

Se debe destacar que el monte nativo actuó siempre como sumidero de C-CH4 en los tres ciclos
agrícolas, capturando siempre mucho más CH4 que cualquier tratamiento de caña de azúcar
(Figura 12).

57
5
5
a
5 Native forest area
22 4
a
No straw
Native burning
Medias-mn
Medias-mn
area & N fertilization
a Monte Nativo
forest
4 Nostraw
No quemado
Straw
Native burning
burning
forest Medias-nq
areaMedias-nq
&Fertilizado
N&fertilization
N fertilization ff
Flujo acumulado anual de C-CH44 4 ff
efef efef efef Nostraw
No quemado
Straw burning &No
burning fertilizado
nofertilization
fertilization
N&fertilization
N
11 3 ab
Medias-nq
Medias-nq nf
nf
abc Quemado
Straw
No straw Fertilizado
burning
burning
&Nno fertilization
&fertilization
no fertilization
3 ab
abc de
de Quemado
Straw
No burning
straw burningMedias-q
Medias-q
No&fertilizado
no
& fertilization ff
no fertilization
3 bcd bcd ab
bcd Straw burning &Medias-q
no fertilizationnf
ab
ab cd cd ab bc bcdbcd aa
ab bc bc
bc aa ab aa abc bc Medias-q nf
)

ab
bcd bc
-1
año-1

00 2 bcd
bcd
2 bcd cd bcd
bcd d bcd
2 d cd d d
d d
-1
(kg ha-1

1 d d cd d d d
-1
-1 1 d
d
d d d d d
1 d d
d
0
-2
-2 0
2012-2013 2013-2014 2014-2015
2012-2013 GROWING
2013-2014
SEASON 2014-2015
0
2012-2013 GROWING
2013-2014
SEASON 2014-2015
GROWING SEASON
-3
-3
2012-2013
2012-2013 2013-2014
2013-2014 2014-2015
2014-2015
GROWING SEASON
Ciclo agrícola
GROWING SEASON

Figura 12. Flujo acumulado anual de CH4 para los tres ciclos agrícolas de caña de azúcar
analizados en Tucumán, los cuatro tratamientos aplicados y el monte nativo de referencia.
Barras con una letra común no son significativamente diferentes (p> 0,01).

4.3.4 Emisiones de óxido nitroso


La emisión media anual de N2O difirió significativamente (p< 0,0001) entre los tratamientos,
sin presentar diferencias entre los ciclos agrícola (p>= 0,16). Sin embargo, hubo una
interacción significativa entre los ciclos agrícolas y los tratamientos (p< 0,0001) (Tabla 12).

Salvo en el ciclo agrícola húmedo (2014-2015), donde no se observaron tendencias claras en


las emisiones de N2O, el monte nativo presentó menores emisiones medias de N 2O que los
tratamientos de caña de azúcar, especialmente cuando se fertilizó las misma (Tabla 12).

58
Tabla 12. Medias anuales ajustadas y errores estándar de los flujos de N 2O para la
interacción entre los tratamientos y los ciclos agrícolas en caña de azúcar en Tucumán.

Flujos de N2O (μg N-N2O m−2 h−1)

Tratamientos Ciclo agrícola

2012-2013 2013-2014 2014-2015

Quemado
17,1 ± 3,0 b 20,9 ± 3,5 b 40,3 ± 4,1 a
Fertilizado

No quemado
16,9 ± 2,4 b 17,5 ± 1,9 b 11,4 ± 3,2 bc
Fertilizado

No quemado
11,9 ± 1,9 bc 9,2 ± 2,1 bcd 8,8 ± 4,2 bcd
No fertilizado

Quemado
9,4 ± 1,9 bcd 9,6 ± 2,4 bcd -0,4 ± 3,5 d
No fertilizado

Monte Nativo 4,4 ± 2,7 cd 4,9 ± 2,2 cd 19,9 ± 3,9 b

Medias con una letra común no son significativamente diferentes (p> 0,01) para la interacción tratamientos por
ciclos agrícolas.

4.3.4.1 Patrón de las emisiones de óxido nitroso


En general, hubo flujos positivos de N2O del sistema suelo-de caña de azúcar de Tucumán en
los tres ciclos agrícolas estudiados (Figura 13). Los escasos flujos negativos significativos se
encontraron para el área de monte nativo y tratamientos no fertilizados (Figura 13). Las tasas
de emisión de N2O fueron altas para los tratamientos fertilizados con nitrógeno de noviembre
a marzo en todos los ciclos agrícolas, coincidiendo con el período de altas temperaturas del
suelo y del aire, altas precipitaciones (Figura 8), y alto contenido de N como nitrato en el suelo.
En invierno, las tasas de emisión fueron bajas y estables, excepto para el tratamiento quemado
y fertilizado en el ciclo agrícola 2014-2015, cuyo período de altas tasas de emisión de N2O se
prolongó hasta mayo (Figura 13a). En los tratamientos fertilizados con N, las tasas de emisión
de N2O variaron de 5,2 ± 2,9 a 123,6 ± 46,8, y de -2,6 ± 3,4 a 81,9 ± 19,6 μg N-N2O m-2 h-1
para los tratamientos de rastrojo quemado y no quemado, respectivamente (Figura 13a). En los
tratamientos no fertilizados, las tasas de los flujos de N2O oscilaron entre -30,3 ± 10,9 a 36,9 ±
29,4, y de -15,4 ± 7,1 a 62,0 ± 16,5 μg N-N2O m-2 h-1 para los tratamientos de rastrojo quemado
y no quemado, respectivamente (Figura 13b).

La quema del rastrojo aumentó las tasas de emisión de N 2O sólo cuando se aplicaron
fertilizantes nitrogenados (noviembre-diciembre), variando de 12,1 ± 5,2 a 81,9 ± 19,6, y de
10,8 ± 3,5 a 123,6 ± 46,8 μg de N-N2O m-2 h-1 para los tratamientos de rastrojo no quemado y
quemado, respectivamente (Figura 13a, b).
59
El monte nativo no mostró ninguna tendencia clara en el patrón de las emisiones de N 2O. Las
tasas de emisión de N2O fueron inferiores a las del tratamiento no quemado y fertilizado con
nitrógeno (la práctica más común en esta zona de caña de azúcar) en los ciclos agrícolas 2012-
2013 y 2013-2014, caracterizados por ser seco y normal a seco, respectivamente. Sin embargo,
las tasas de emisión de N2O de la zona de monte nativo durante el ciclo agrícola 2014-2015
(ciclo agrícola húmedo) fueron similares a las del tratamiento no quemado y fertilizado con N
(Figura 13a, b). Este ciclo agrícola se caracterizó por fuertes lluvias durante la primavera y el
verano (Figura 8a).

60
180
a Monte nativo
CQF CQ F CQ F
150
Flujos de N-N2O (μg m−2 h−1)

No quemado
120 Fertilizado

Quemado
90 Fertilizado

60

30

-30

-60
Fechas
180
b
CQF CQF CQ F Monte nativo
150
Flujos de N-N2O (μg m−2 h−1)

No quemado
120 No fertilizado
Quemado No
90 fertilizado

60

30

-30

-60
Fechas

Figura 13. Patrón de los flujos de óxido nitroso (N2O) durante los tres ciclos de caña de
azúcar analizados en Tucumán. Las barras representan el error estándar. Las flechas
indican los momentos de la cosecha (C), la quema de rastrojo (Q) y la fertilización
nitrogenada (F).

61
4.3.4.2 Emisiones acumuladas anuales de óxido nitroso
Las emisiones acumuladas anuales de N2O difirieron significativamente entre tratamientos,
ciclos agrícolas y su interacción (p< 0,01) (Figura 14).

El efecto de la fertilización nitrogenada sobre las emisiones acumuladas anuales de N 2O en


todos los ciclos agrícolas fue mucho mayor cuando se quemó el rastrojo, particularmente
cuando el ciclo agrícola fue húmedo (2014-2015). De hecho, en los ciclos agrícolas seco (2012-
2013) y normal a seco (2013-2014), la emisión anual acumulada de N2O fue 73% mayor en el
tratamiento fertilizado con N y sin quema del rastrojo que en los tratamientos no fertilizados y
sin quema del rastrojo, mientras que en el tratamiento con quema del rastrojo, la fertilización
con N aumentó las emisiones anuales de N2O un 105% con respecto al tratamiento de quema
del rastrojo y sin adición de fertilizante nitrogenado (Figura 14). Sin embargo, estas diferencias
fueron mucho mayores en el ciclo agrícola húmedo (2014-2015) (131 y 325%, respectivamente)
(Figura 14).

Aunque el efecto de la fertilización nitrogenada sobre las emisiones de N 2O parece evidente, el


N2O emitido anualmente promedio del tratamiento de rastrojo no quemado y fertilizado con N
(el tratamiento comercial más común en esta área cañera) fue ligeramente superior al N 2O
emitido de manera anual por el área de monte nativo (2,14 y 1,72 kg N 2O-N ha-1 año-1 para la
caña de azúcar y monte nativo, respectivamente), donde no se aplica ningún tipo de fertilizante
nitrogenado sintético. De hecho, el área de monte nativo emitió importantes cantidades de N 2O
durante los tres ciclos agrícola. En los ciclos agrícolas seco y normal a seco (2012-2013 y 2013-
2014), el monte nativo emitió tanto N2O como los tratamientos no fertilizados, mientras que en
el ciclo agrícola húmedo (2014-2015) emitió una cantidad de N2O similar a la del tratamiento
fertilizado con nitrógeno sintético y sin quema del rastrojo. Por lo tanto, la cantidad de
precipitaciones, y por ende la humedad del suelo que se generó en cada ciclo agrícola, presentó
un efecto muy grande en las emisiones de N2O del área de monte nativo.

62
de N-N2O
5
Emisión acumulada anual de N-N2O
a
4 Nativenativo
forest area
Monte
anual

Noquemado
No straw burning & N-fertilization
Fertilizado
-1)

Noquemado
No straw burning & no fertilization
No fertilizado
(kg ha-1 año

3 Straw burning & N-fertilization


ab Quemado Fertilizado
Emisión acumulada

abc
Straw burning
Quemado & no fertilization
No fertilizado
d d
2 bcd bcd

cd
bcd
d d bcd d
1
d
d

0
2012-2013 2013-2014 2014-2015
Ciclo agrícola

Figura 14. Emisión acumulada anual de óxido nitroso (N2O) para los tres ciclos agrícolas
analizados, los cuatro tratamientos de caña de azúcar aplicados en Tucumán y el monte
nativo de referencia. Barras con una letra común no son significativamente diferentes (p>
0,01).

4.3.4.3 El factor de emisión de óxido nitroso de la urea sólida incorporada al


suelo en caña de azúcar
Con el fin de evaluar la cantidad de N-N2O emitida por unidad de N sintético aplicado como
urea sólida incorporada, se calcularon los factores de emisión medios para cada ciclo agrícola
(Tabla 13). Los resultados muestran que la aplicación anual de 110 kg de N ha -1 como urea
resultó en un factor de emisión de N2O promedio de todos los ciclos agrícolas de 1,04 y 1,76%
para los tratamientos sin y con quema del rastrojo, respectivamente (Tabla 13). Sin embargo,
hubo una alta variabilidad en los factores de emisión de N 2O entre los ciclos agrícolas: 0,58-
1,67% en los tratamientos sin quema del rastrojo y 0,94-3,34% en los tratamientos con quema
del rastrojo, respectivamente (Tabla 13). Los factores de emisión de N2O extremadamente altos
en el ciclo agrícola 2014-2015 parecen estar asociado con las excesivas y anormales
precipitaciones que ocurrieron durante la primavera y el verano de ese ciclo agrícola (Figura
8a).

Sin embargo, se debe destacar que los factores de emisión medios para los ciclos agrícolas seco
y normal a seco (2012-2013 y 2013-2014, respectivamente) fueron 0,73 y 0,97% para los
tratamientos sin y con quema del rastrojo, respectivamente.

63
Tabla 13. Factores de emisión medio de óxido nitroso (N2O) ± error estándar para la urea
aplicada e incorporada al suelo en caña de azúcar en Tucumán, expresados como
porcentajes de N-N2O por kg de N aplicado.

Factores de emisión (% N-N2O por kg de N aplicado)


Tratamientos Ciclo agrícola Promedio
2012-2013 2013-2014 2014-2015 A B
Quemado
0,94 ± 0,13 0,99 ± 0,07 3,34 ± 0,8 0,97 1,76
Fertilizado

No quemado
0,58 ± 0,15 0,87 ± 0,3 1,67 ± 0,31 0,73 1,04
Fertilizado
A= factor de emisión promedio entre los ciclos agrícolas 2012-2013 y 2013-2014. B= factor de emisión medio
entre los ciclos agrícolas 2012-2013, 2013-2014 y 2014-2015.

4.3.5 Análisis de las propiedades edáficas y microbiológicas del suelo y su


relación con las emisiones de gases efecto invernadero

4.3.5.1 Asociaciones entre las emisiones de dióxido de carbono y las


condiciones ambientales
Los flujos de CO2 del sistema suelo-planta de caña de azúcar en Tucumán fueron positivamente
correlacionados con la temperatura del suelo y del aire, la humedad gravimétrica del suelo y el
contenido de nitratos del suelo (Tabla 14). Probablemente la temperatura del suelo/aire y la
humedad del suelo, principalmente, definieron los patrones de emisiones de CO 2. Las
interacciones entre estas variables podrían contribuir a explicar las tasas de CO 2, ya que ninguna
variable por sí sola fue suficiente para determinar las diferencias mostradas por los tratamientos
(coeficiente de Pearson < 0,5). De hecho, se determinó que las emisiones de CO 2 son afectadas
por una interacción significativa entre los tratamientos y el ciclo agrícola considerado.

64
Tabla 14. Coeficientes de correlación entre las emisiones de dióxido de carbono (CO 2) y
los factores ambientales para los tres ciclos agrícolas de caña de azúcar analizados en
Tucumán (2012-2013, 2013-2014 y 2014-2015).

Variable (1) Variable (2) n Coeficiente p-valor


de Pearson
Temperatura del aire 674 0,33 ***

Temperatura del suelo 674 0,33 ***

Humedad gravimétrica del suelo 674 0,14 **

Densidad aparente del suelo 674 -0,08 ns


-2 -1
C-CO2 (mg m h )
Porosidad total 674 0,08 ns
Espacio poroso lleno de agua
674 -0,02 ns
Contenido de nitratos (NO3-) del
489 0,12 **
suelo
Contenido de amonio (NH4+) del
152 -0,03 ns
suelo
*(p< 0,05); ** (p< 0,01); ***(p< 0,0001); ns (no significativo).

4.3.5.2 Asociaciones entre las emisiones de metano y las condiciones


ambientales
El análisis de correlaciones entre los flujos de CH4 y las variables ambientales analizadas
mostró que existen correlaciones positivas significativas de los flujos de CH 4 con el espacio
poroso lleno de agua y la densidad aparente del suelo, y negativa con la porosidad (Tabla 15).
Sin embargo, ninguna de estas variables por si sola explica más del 30% de los flujos de CH 4.
Los patrones de emisión/captura de CH4 fueron poco dependientes de las variables climáticas
(temperatura y/o precipitaciones). De hecho, los patrones de CH4 fueron muy poco claros. En
cambio, las condiciones físicas del suelo tales como la densidad aparente y la porosidad,
dependientes del material original del suelo y el grado de estructuración del mismo, fueron los
factores principales que determinaron las variables asociadas a los flujos de CH4.

65
Tabla 15. Coeficientes de correlación entre las emisiones de metano (CH 4) y los factores
ambientales para los tres ciclos agrícolas de caña de azúcar analizados en Tucumán (2012-
2013, 2013-2014 y 2014-2015).

Coeficiente
Variable (1) Variable (2) n p-valor
de Pearson
Temperatura del aire 646 0,03 ns
Temperatura del suelo 646 0,01 ns
Humedad gravimétrica del suelo 646 0,06 ns
Densidad aparente del suelo 646 0,15 **
C-CH4
(µg m-2 h-1) Porosidad total 646 -0,15 **
Espacio poroso lleno de agua 646 0,23 ***
Contenido de nitratos (NO3-) del suelo 489 -0,01 ns
Contenido de amonio (NH4+) del suelo 130 -0,09 ns
*(p< 0,05); ** (p< 0,01); ***(p< 0,0001); ns (no significativo).

4.3.5.3 Asociaciones entre las emisiones de óxido nitroso y los factores


ambientales
Se observaron correlaciones positivas significativas entre las tasas de emisión de N2O y la
humedad del suelo (p< 0,001), la temperatura del suelo a 5 cm de profundidad, la temperatura
del aire a 10 cm (p< 0,01) y el contenido de nitratos del suelo a 10 cm de profundidad (p< 0,05)
(Tabla 16). Sin embargo, los coeficientes de correlación explican sólo una parte de las
emisiones de N2O. El espacio de poros lleno de agua (WFPS), la densidad aparente, la porosidad
del suelo y el contenido de amonio del suelo no se correlacionaron con las emisiones de N2O.

Tabla 16. Coeficientes de correlación entre las emisiones de óxido nitroso (N 2O) y los
factores ambientales para los tres ciclos agrícolas de caña de azúcar analizados en
Tucumán (2012-2013, 2013-2014 y 2014-2015).

Variable (1) Variable (2) n Pearson p-valor


Temperatura del Aire 715 0,10 **
Temperatura del Suelo 715 0,11 **
Humedad gravimétrica del suelo 715 0,2 ***
Espacio poroso lleno de agua 715 -0,01 ns
N-N2O Densidad aparente del suelo 715 -0,04 ns
(µg m-2 h-1)
Porosidad Total 715 0,04 ns
Contenido de nitratos (NO3-) del
suelo 522 0,12 *
Contenido de amonio (NH4) del
suelo 161 0.06 ns
*(p< 0,05); ** (p< 0,01); ***(p< 0,0001); ns (no significativo).

66
4.3.5.4 Actividad microbiana total y su relación con las emisiones de gases
efecto invernadero
La actividad microbiana total (AMT), medida como hidrólisis de la FDA, fue
significativamente diferente entre los tratamientos (p< 0,0001), mientras que no fue afectada
por los ciclos agrícolas (p>= 0,18). Sin embargo, la interacción entre los tratamientos y ciclos
agrícolas fue significativa (p< 0,01) (Tabla 17).

En general, el monte nativo presentó valores más altos de hidrólisis de FDA durante los tres
ciclos agrícolas respecto de todos los tratamientos de caña de azúcar, los cuales no difirieron
entre ellos (Tabla 17). Por lo tanto, no hubo efecto de la fertilización nitrogenada ni de la quema
del rastrojo en la hidrólisis de la FDA. Los valores de FDA oscilaron entre 8,7-57,8 μg de
fluoresceína g-1 de suelo seco h-1 para el área de monte nativo, mientras que el rango para el
promedio de los cuatro tratamientos de caña de azúcar fue de entre 4,6-43,7 μg de fluoresceína
g-1 de suelo seco h-1.

No existieron diferencias entre los momentos de determinación de la FDA para ningún


tratamiento (p>= 0.09). Sin embargo, después de la fertilización nitrogenada, se observó un
valor medio más alto de la hidrólisis de la FDA (28,6 μg de fluoresceína g -1 del suelo seco h-1).

Aunque no fue significativa, hubo una tendencia a correlacionar positivamente las tasas de
emisión de CO2 y N2O y la AMT: a medida que aumentaban los valores de la FDA aumentaban
las tasas de emisión de estos dos GEI (p< 0,07; n= 117). Sin embargo, no se encontró ninguna
correlación entre las emisiones/capturas de CH4 y la AMT.

Tabla 17. Medias anuales ajustadas y errores estándar de la hidrólisis de la FDA para la
interacción entre los tratamientos (caña de azúcar y monte nativo) y los ciclos agrícolas
en Tucumán.

Hidrólisis de FDA (µg fluoresceína g suelo-1 h–1)


Tratamientos Ciclo agrícola
2012-2013 2013-2014 2014-2015
Quemado
21,1 ± 5,1 abc 20,0 ± 3,7 bcde 19,3 ± 4,6 e
Fertilizado
No quemado
22,4 ± 4,6 ab 8,7 ± 2,9 cde 22,9 ± 4,4 de
Fertilizado
No quemado
13,2 ± 3,4 bcd 7,5 ± 2,8 cde 19,3 ± 3,9 e
No fertilizado
Quemado
20,9 ± 4,3 bcd 18,3 ± 3,6 cde 25,8 ± 4,1 cde
No fertilizado

Monte nativo 31,1 ± 4,9 a 37,7 ± 4,9 bcd 45,4 ± 5,3 cde
Medias con una letra común no son significativamente diferentes (p> 0,01) para la interacción tratamientos por
ciclos agrícolas.

67
4.4 Discusión

4.4.1 Emisiones de dióxido de carbono


El patrón de los flujos de CO2 durante el ciclo del cultivo descripto en este capítulo refleja las
condiciones específicas del sistema clima-suelo-caña de azúcar de Tucumán (altas temperaturas
ambientales y de suelo, y altas precipitaciones y humedad del suelo). Muchos estudios
coinciden en que el patrón de las tasas de emisión de CO2 depende de la fluctuación estacional
del clima característica de cada sitio de estudio (Lundegårdh, 1927; Singh y Gupta, 1977; Raich
y Schlesinger, 1992; Nunes Carvalho et al., 2016). De hecho, a escala global, los flujos de CO2
del suelo se correlacionan significativamente con la temperatura y la precipitación, y no se
correlacionan bien con las reservas de C y N del suelo o la relación C:N del suelo (Raich y
Potter, 1995). Sin embargo, los resultados de este capítulo también indican que las diferencias
en las emisiones de CO2 entre los tratamientos quemados y no quemados se asocian a los
cambios en la disponibilidad de C del rastrojo de caña de azúcar, y que existe un efecto temporal
del rastrojo sobre las tasas de emisión de CO2 (tasa de descomposición del rastrojo),
principalmente de noviembre a marzo. En general, las mayores tasas de emisión de CO 2 en los
tratamientos de rastrojo no quemado se asociaron precisamente con la presencia física del
rastrojo, ya que el mismo propicia una mayor retención de humedad en el suelo (Carmo et al.,
2013; Acreche et al., 2014; Badagliacca et al., 2017; Yamaguchi et al., 2017), sobre todo en
los intervalos entre los eventos de precipitaciones. Asimismo, Panosso et al. (2009) informaron
en Brasil que la humedad del suelo fue capaz de explicar el 73% y el 50% de la variabilidad
temporal de las emisiones de CO2 en suelos con quema del rastrojo antes de la cosecha y en
suelos con cosecha verde, respectivamente. Moitinho et al. (2015) concluyeron que las mayores
variaciones temporales en las emisiones de CO2 fueron explicadas por los cambios en el
contenido de agua en el suelo, especialmente después de la lluvia. La baja humedad y
temperatura del suelo en los meses no estivales podrían estar generando las menores emisiones
durante el resto del año en Tucumán. En este sentido, los resultados experimentales de esta tesis
coinciden con Davidson y Janssens (2006), quienes informaron que la descomposición de la
materia orgánica del suelo, como todas las reacciones químicas y bioquímicas en el mismo,
dependen de la temperatura (tanto del suelo como del aire), y de la disponibilidad de agua del
suelo; sin embargo, concluyeron en que aún no se ha llegado a un consenso sobre la sensibilidad
de este proceso a la temperatura ya que las propiedades de los diversos compuestos orgánicos
del suelo exhiben diferentes grados de sensibilidad a la temperatura.

Por otro lado, las tasas de emisión de CO2 durante los primeros meses posteriores a la cosecha
en Tucumán (septiembre a noviembre) fueron similares para los tratamientos con y sin quema
del rastrojo, probablemente debido a que el efecto a corto plazo de la eliminación del rastrojo
por quema aumenta las emisiones de CO2 del suelo como consecuencia del aumento de la
temperatura del mismo, equiparando las tasas de emisión del tratamiento con rastrojo en
superficie (Corradi et al., 2013; Teixeira et al., 2013; De Figueiredo et al., 2014). De hecho, en
Tucumán (en la misma variedad de caña de azúcar utilizada en el experimento de esta tesis) se
ha demostrado que desde la cosecha hasta el cierre del cultivo el rastrojo de cosecha generó a
20 cm de profundidad del suelo un promedio de temperatura media diaria 3,42ºC menor que el
68
tratamiento sin cobertura de rastrojo (Fernández de Ullivarri et al., 2016). A su vez, al ser un
período de escasas a nulas precipitaciones, la humedad del suelo no tiene un rol importante en
este período en las emisiones de CO2. Precisamente, Vargas et al. (2014) estudiando el efecto
de la humedad en suelos incubados con y sin rastrojo de caña de azúcar, informaron que
independientemente de la aplicación de rastrojo de cultivos, las emisiones de CO2 son
estimuladas linealmente con el aumento de la humedad del suelo, y que a baja humedad del
suelo las emisiones de CO2 de parcelas con y sin rastrojo de caña de azúcar son relativamente
similares.

Sin embargo, la presencia del rastrojo en superficie sí es importante en las emisiones de CO2.
De Figueiredo et al. (2014) informaron en Brasil una emisión acumulada adicional de CO 2
significativa (para el mes de febrero, cuatro meses posteriores a la cosecha) en el suelo sin
rastrojo (remoción manual, sin influencia de la quema) respecto a la cosecha verde. Sin
embargo, la diferencia entre el tratamiento con quema de rastrojo antes de la cosecha, y el
tratamiento con rastrojo en el suelo (sin quema) no fue significativa. En esta tesis, para el mismo
período de tiempo analizado por De Figueiredo, el tratamiento sin quema de rastrojo mostro
una emisión acumulada igual a 418 kg C-CO2 ha-1, similar a la de estos autores. Sin embargo,
en Tucumán el tratamiento con quema post-cosecha tuvo una emisión promedio de C-CO2 de
238 kg ha-1, la cual fue significativamente (p< 0.01) menor al tratamiento sin quema del
rastrojo. Esta diferencia podría deberse a que las emisiones en este periodo ya reflejan la
diferencia debida a las reservas de C disponible en el suelo para la descomposición.

Para el sistema suelo-caña de azúcar parece que la tasa de mineralización de un residuo orgánico
añadido al suelo está fuertemente influenciada por la composición del mismo (Oliveira et al.,
1999; Fortes et al., 2012; Santos et al., 2012). En lugar de la relación C/N del residuo, las
emisiones de CO2 pueden verse afectadas por la composición bioquímica de los residuos de los
cultivos y ser un reflejo de las diferencias en las reservas de C del suelo (Badagliacca et al.,
2017). Sin embargo, bajo condiciones adecuadas de temperatura y humedad, la disponibilidad
de N debería desempeñar un papel clave en el proceso de descomposición del rastrojo (Potrich
et al., 2014). De hecho, los resultados de esta tesis mostraron que en general los tratamientos
no fertilizados tuvieron valores más altos de emisiones acumuladas anuales de CO 2, por lo que
la fertilización con N puede tener tendencia a reducir las pérdidas de CO 2. Esto podría estar
asociado a que la actividad de los microorganismos del suelo no se centra en descomponer el
rastrojo de alta relación C/N al contar con N del fertilizante. Por otra parte, los experimentos
donde las mayores emisiones de GEI fueron atribuidas a la presencia del rastrojo de caña de
azúcar y parecieron no haber sido influenciados por las relaciones C/N tuvieron altas
condiciones de humedad y/o utilizaron vinaza (fertilizante nitrogenado orgánico) como
fertilizante, lo que probablemente promovió una disponibilidad rápida de C y N del rastrojo
(Carmo et al., 2013; de Oliveira et al., 2013; Vargas et al., 2014; Wang et al., 2016).

La adición de urea a los suelos durante la fertilización conduce a una pérdida extra de CO 2
previamente fijado en el proceso de producción industrial de este fertilizante. La urea (CO
(NH2)2) se convierte en iones amonio (NH4 +), hidroxilo (OH-) y bicarbonato (HCO3-) en
presencia de agua y ureasa. El bicarbonato que se forma evoluciona a CO 2 y agua (De Klein et
69
al., 2006). Sin embargo, en esta tesis, la fertilización nitrogenada con urea (110 kg N ha -1) no
tuvo un efecto claro y directo en las tasas de emisión de CO 2. Esto sugiere que posiblemente
gran parte del C de urea puede retenerse temporalmente en el suelo como C inorgánico y/o
lixiviarse como bicarbonato en aguas subterráneas profundas, sin emitirse como CO2. Vargas
et al. (2014) tampoco encontraron un efecto significativo de la aplicación de N (21 kg N ha -1)
en la respiración del suelo.

4.4.2 Emisiones de metano


Las emisiones/capturas de CH4 en los tratamientos de caña de azúcar no mostraron patrones
regulares durante los ciclos agrícolas analizados, y sus valores acumulados anuales fueron muy
bajos en comparación a los del CO2 (-1,8 a 1,1 kg C-CH4 ha-1 año-1). Las variaciones en los
flujos de CH4 pueden explicarse por la gran variación de estos flujos en suelos cultivados
aeróbicos (Butterbach-Bahl et al., 2011). Se destaca que los ciclos agrícola seco (2012-2013) y
normal a seco (2013-2014) presentaron las mismas tendencias en emisión o captura anual de
CH4 en todos los tratamientos; sin embargo, el ciclo agrícola húmedo (2014-2015) alteró estas
tendencias generando emisiones en la mayoría de los tratamientos. Las excesivas
precipitaciones del ciclo agrícola 2014-2015 podrían haber generado condiciones temporales
de anaerobiosis prevaleciendo la metanogénesis (Watanabe et al., 2007; Serrano-Silva et al.,
2014). En los ciclos agrícolas seco y normal a seco, las capturas generalizadas de CH4 podrían
estar asociadas a procesos de metanotrofia. En este sentido, Vargas et al. (2014) informaron
capturas y emisiones que resultaron en flujos netos acumulados de poca relevancia para el suelo
(valores cercanos a cero). Le Mer y Roger (2001) apreciaron grandes incertidumbres respecto
a las mediciones del flujos de CH4, especialmente de los suelos aireados, aunque informaron
que en general los suelos aireados oxidan (capturan) más CH4 del que producen, lo cual ocurrió
consistentemente en los tratamientos de rastrojo quemado (especialmente cuando se fertilizó)
y en el monte nativo de este experimento. La excepción fue el tratamiento de rastrojo no
quemado y fertilizado que mantuvo una emisión acumulada anual de CH4 cercana a 1 kg C-
CH4 ha-1en todos los ciclos agrícolas. Weier (1999) también reportó emisiones acumuladas de
CH4 de suelos cañeros fertilizados con urea (160 kg N ha-1) entre 297 y 1005 g C-CH4 ha-1, para
un periodo de 104 días en Queensland, Australia. Estos resultados evidencian que las emisiones
de CH4 están promovidas no sólo por las propiedades físicas del suelo tales como porosidad o
densidad aparente, o variables ambientales tales como contenido de humedad y temperatura del
suelo, sino también por la presencia de residuos y la disponibilidad de N del fertilizante. De
hecho, Weier (1999) no encontró diferencias significativas entre los flujos de CH 4 de suelos
con diferente contenido de humedad, y Vargas et al. (2014) concluyeron que la humedad del
suelo, la presencia de residuos vegetales o de fertilizante nitrogenados no alteraron
significativamente (p> 0.1) los procesos de emisión y captura de CH4, ya que ambos
mecanismos (metanotrofia y metanogénesis) ocurrieron a lo largo del período de su evaluación
(60 días).

El monte nativo resultó ser claramente un sistema de captura de CH4, a pesar que el valor medio
anual de captura fue relativamente bajo (-2,2 kg C-CH4 ha-1 año-1). De hecho, los montes son
considerados sumideros importantes de CH4 (Grunwald et al., 2012). La menor densidad
70
aparente del suelo y la mayor porosidad (y probablemente una mejor distribución del espacio
poroso entre poros chicos, medianos y grandes) en el monte nativo podrían haber generado
menores condiciones de anaerobiosis, propiciando la metanotrofia. De este modo, las emisiones
de CH4 podrían estar indicando el mayor grado de perturbación antrópica de los sistemas
agrícolas, particularmente en caña de azúcar debida a la compactación del suelo reportada para
Tucumán (Tesouro et al., 2016a, 2016b).

4.4.3 Emisiones de óxido nitroso


Los patrones de las tasas de emisión de N2O del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán
mostraron la presencia de flujos positivos de N2O durante todo el ciclo del cultivo. El pico de
las tasas de emisión de N2O se produjo entre finales de primavera y finales de verano, lo que
demuestra que las emisiones de N2O se asociaron principalmente con las altas temperaturas
medias y las precipitaciones de ese período, probablemente debido a mayores índices de
descomposición de materia orgánica. Esto fue confirmado por las correlaciones positivas y
significativas entre las tasas de emisión de N2O y la humedad del suelo, el contenido de nitrato
del suelo, la temperatura del suelo y la temperatura del aire informadas en este estudio. Este
patrón es similar a los informados por Acreche et al. (2013), Allen et al. (2010) y Jantalia et al.
(2008) para la caña de azúcar cultivada en la Argentina, Australia y Brasil, respectivamente.

La magnitud de las tasas de emisión de N2O en Tucumán (0-124 μg N-N2O m-2 h-1) fue similar
a la reportada por Jantalia et al. (2008) para un oxisol en Passo Fundo, Brasil (1-183 μg de N-
N2O m-2 h-1); sin embargo, estos autores no informaron flujos negativos o absorciones de N 2O
que sí se producen en Tucumán. Otros experimentos que informaron emisiones de N 2O en caña
de azúcar mostraron mayores tasas de emisión de N 2O que los resultados de esta tesis. De
Oliveira et al. (2013) informaron tasas de emisión de N2O dentro del rango de 0,6-592 μg N-
N2O m-2 h-1 para un oxisol en Piracicaba, Brasil. Sin embargo, de Oliveira experimentó con
nitrógeno proveniente de la vinaza, lo que puede haber generado condiciones anaeróbicas que
aumentaron el proceso de desnitrificación.

En los tratamientos no fertilizados, los picos de tasas de emisión no fueron evidentes, mostrando
rangos de tasas de emisión más bajos que los fertilizados. Como se observó en el área de monte
nativo, los flujos bajos y/o negativos significativos de N 2O podrían estar asociados con baja
disponibilidad de nitrógeno inorgánico y baja temperatura del suelo en momentos particulares
del ciclo. De hecho, Chapuis-lardy et al. (2007) informaron este tipo de registros concluyendo
que los flujos negativos o absorciones de N2O podrían ser causados por los microorganismos
desnitrificadores, y en menor medida nitrificadores (dentro de un rango de condiciones a
menudo conectadas con bajo contenido de N y oxígeno en el suelo).

La emisión anual acumulada de N2O estuvo influenciada por las lluvias durante el ciclo agrícola
que generaron un rango de 0,64 a 3,67 kg N-N2O ha-1 año-1. Por lo tanto, la mayor acumulación
anual de N2O se asoció con el ciclo agrícola húmedo. Este fenómeno puede estar relacionado
con la alta desnitrificación producida, el principal proceso de generación de N2O en suelos
agrícolas (Nevison, 2000; Dalal et al., 2003). En consecuencia, bajo las lluvias anormales y
excesivas de la primavera y el verano del ciclo agrícola 2014-2015, el suelo estaba casi saturado
71
y se produjo una alta desnitrificación. Vargas et al. (2014) informaron que las emisiones de
N2O fueron el doble en suelos eutrodox arcillosos incubados con cubierta del rastrojo a mayor
humedad que en los suelos sin rastrojo y baja humedad.

Las tasas de emisión de N2O se incrementaron sustancialmente mediante la fertilización


sintética con N cuando se quemó el rastrojo con respecto a cuándo el mismo no se quemó. Este
resultado podría explicarse por las diferentes relaciones C/N entre los tratamientos: el
tratamiento sin quemar contribuye a una alta entrada de C al suelo (es decir, una mayor relación
C/N) dada por el rastrojo añadido, mientras que la quema de este rastrojo generó relaciones C/N
más bajas. De hecho, el rastrojo de caña de azúcar se caracteriza por una alta relación C/N que
oscila entre 101-142 (Digonzelli et al., 2011; Muhammad et al., 2011), y se ha informado que
su adición produce inmovilización significativa temporal del N disponible en el suelo
(Muhammad et al., 2011). En concordancia, Gentile et al. (2008) informaron que la
inmovilización de N cuando se incorporan residuos de cosecha de alta relación C/N en el suelo
conduce a menores pérdidas de N2O. Sin embargo, de Oliveira et al. (2013) no observaron
interacción entre la fertilización nitrogenada y la quema del rastrojo, con emisiones similares
de N2O debidas a la fertilización nitrogenada con vinaza para tratamientos quemados y no
quemados. Siqueira Neto et al. (2016) no encontraron diferencias en las emisiones de N2O entre
las diferentes cantidades del rastrojo de caña que quedaron en el suelo; sin embargo, llevaron a
cabo un experimento a corto plazo sin analizar un efecto combinado de la adición de N y
rastrojo. Sin embargo, se debe destacar que si bien las emisiones acumuladas anuales de N 2O
fueron mayores en el tratamiento con rastrojo quemado y fertilización nitrogenada con respecto
al tratamiento de rastrojo no quemado y fertilizado con N, las diferencias fueron mayores a
medida que el ciclo agrícola fue más húmedo. Esto demuestra que existe una interacción entre
la fertilización sintética con N, el manejo del rastrojo y el las condiciones ambientales del ciclo
agrícola.

La aplicación de 110 kg de N ha-1 como urea resultó en factores de emisión medios de 1,04 y
1,76% para los tratamientos de rastrojo no quemado y quemado, respectivamente. Sin embargo,
estos valores fueron influenciados por las lluvias anormales que ocurrieron durante la primavera
y el verano del ciclo agrícola 2014-2015. El ciclo agrícola normal a seco (2013-2014) (Figura
8a) mostró factores de emisión de 0,87 y 0,99% para los tratamientos no quemados y quemados,
respectivamente. Los resultados mostrados coinciden con los de Signor (2010) quien reportó
un factor de emisión de N2O de 0,84% para la aplicación de 60 kg N ha-1 como urea en la caña
de azúcar en un suelo oxisol en Piracicaba, Brasil. De Oliveira et al. (2013) también informaron
un mayor factor de emisión de N2O debido a la quema del rastrojo (0,44%) que en los
tratamientos no quemados (0,68%) cuando se aplicó N. Sin embargo, estos factores tan
reducidos pueden estar asociados a la fuente y dosis de N que utilizaron (vinasa con 46 kg N
ha-1).

El factor de emisión de N2O medio del fertilizante nitrogenado para el tratamiento de rastrojo
no quemado en el ciclo agrícola normal a seco de este estudio (0,87%) fue inferior al propuesto
por el IPCC (1,25-1%, dependiendo de la decisión del país al elaborar su Inventario Nacional
de GEI). En este sentido, se debe aclarar que los países del Anexo III y del no Anexo I, al
72
preparar sus Inventarios Nacionales de GEI deberían usar las Directrices del IPCC de 1996 y
las guías de buenas prácticas (GPG, por sus siglas en inglés) del 2000 y 2003 del IPCC, para
reportar las emisiones de GEI del sector que incluye el uso del suelo, el cambio de uso del suelo
y la silvicultura. Sin embargo, los países pueden optar por utilizar las Directrices del IPCC más
recientes (2006), que se basan en investigaciones más actualizadas. De acuerdo a esto las
estimaciones de las emisiones de N2O de acuerdo a los factores de emisión por la aplicación de
fertilizante nitrogenado utilizados (1,25% o 1% para las Directrices de 1996 y 2006,
respectivamente) pueden generar brechas importantes con las emisiones reales, ya sea por sub
o sobrestimación. Al mismo tiempo las incertidumbres podrían ampliarse para algunas
actividades específicas (sistemas de producción) y es particularmente importante en los países
en desarrollo, donde la base de la economía se basa en actividades agrícolas muy diversificadas.
En este sentido, el desarrollo sostenible a través de las decisiones políticas más adecuadas de
mitigación contra el cambio climático en el sector agrícola serán aquellas que estén basadas en
estudios propios. Estos estudios resultan imprescindibles para actividades con alto potencial de
expansión y que presentan grandes posibilidades para la generación de biocombustibles, como
es el caso de la caña de azúcar.

Los resultados de esta tesis muestran que cuando el rastrojo no se quema y se aplica urea sólida,
las emisiones de N2O debidas al fertilizante nitrogenado serían 10,6 a 37,3% (dependiendo del
factor de emisión utilizado, véanse los casos A y B de la Tabla 8) menores que las informadas
por Acreche y Valeiro (2013) en Tucumán, utilizando los factores de emisión del IPCC
(1,25%). Parece que el factor de emisión propuesto por el IPCC es demasiado general,
generando diferencias para el cultivo de la caña de azúcar bajo diferentes condiciones
ambientales y prácticas de manejo, como es el caso de Tucumán. De hecho, se encontró que el
factor de emisión del IPCC para la aplicación de fertilizantes nitrogenados estaba sobreestimado
para diferentes regiones agrícolas (de Oliveira et al., 2013; Dobbie y Smith, 2003; Jantalia et
al., 2008; Rochette et al., 2008; Siqueira Neto et al., 2016). Sin embargo, en una revisión
exhaustiva, Lisboa et al. (2011) informaron que el factor de emisión promedio para la
fertilización nitrogenada en áreas sin quema del rastrojo fue del 3,87%, más del doble del factor
de emisión para el tratamiento no quemado y fertilizado con nitrógeno durante el ciclo agrícola
húmedo (2014-2015) informado en este estudio. Se debe aclarar que este valor se obtuvo
extrapolando algunos datos de una amplia gama de prácticas de manejo (tipos de fertilizantes y
tasas de aplicación) y condiciones edafo-climáticas.

Dado que los factores de emisión de N2O para la caña de azúcar no dependen sólo del N
aplicado como insumo y/o de la cantidad de N mineralizado del suelo, los factores de emisión
calculados en este trabajo deben ser utilizados para condiciones ambientales similares a las
informadas en este estudio, y deben ser utilizados como valor de referencia para reducir la
emisión de N2O debido a la aplicación de N sintético a la caña de azúcar en Tucumán.

A pesar que es evidente que la caña de azúcar emite importantes cantidades de N2O durante el
ciclo del cultivo, especialmente cuando el suelo es fertilizado con N, el N 2O acumulado anual
emitido desde el área de monte nativo (que podría considerarse la línea de base para la emisión
de N2O) fue similar o incluso más alto que los tratamientos sin fertilización con N, y fue sólo
73
un 20% menor que el tratamiento sin quema del rastrojo y fertilizado con N, la práctica de
manejo más común aplicada en la producción de caña de azúcar en la Argentina.

Teniendo en cuenta que el último Inventario Nacional de emisiones de GEI de la Argentina del
año 2015 estima las emisiones de N2O del sector agrícola utilizando un factor de emisión debido
a la utilización del N como fertilizante y a la descomposición de la materia orgánica de 1,25%,
resulta muy evidente que los factores de emisión encontrados en esta investigación
fundamentan la importancia de contar con factores específicos y locales de otros sistemas
productivos con el propósito de tomar las mejores decisiones tendientes a mitigar las emisiones
de GEI.

4.3.4 Actividad microbiológica total y emisiones de gases efecto invernadero


La AMT medida como hidrólisis de FDA está relacionada con la cantidad de N presente en el
suelo (Vinther et al., 2004). Sin embargo en este estudio no se observaron efectos significativos
de la combustión del rastrojo y de la fertilización con N en la AMT, probablemente debido a
un efecto acumulativo reducido de los tratamientos (sólo tres temporadas consecutivas de
crecimiento) y/o el bajo nivel de sensibilidad de esta técnica. De hecho, Rachid et al. (2012)
encontraron diferencias significativas en la diversidad de las comunidades bacterianas
oxidantes y desnitrificantes de amoníaco entre los cultivos de control (vegetación brasileña
nativa del Cerrado) y tratamientos de caña de azúcar con y sin quema del rastrojo, utilizando la
técnica de electroforesis en gel de gradiente desnaturalizante (DGGE). Sin embargo, los
resultados de esta tesis reflejan diferencias significativas en la AMT entre el área de monte
nativo y los tratamientos de caña de azúcar, dado por la conversión del suelo a uso agrícola. El
alto nivel de C lábil en el suelo, característico del área de monte nativo, habría conducido a la
alta hidrólisis de la FDA en este estudio. La alta AMT habría generado condiciones anaeróbicas
debido al alto consumo de oxígeno, lo que contribuiría, en parte, a la pérdida de N 2O debido a
la desnitrificación. Por lo tanto, las diferencias en la AMT podrían utilizarse como un indicador
potencial, económico y rápido del impacto del cambio de uso del suelo. Las correlaciones
positivas entre hidrólisis de FDA y las tasas de emisión de CO 2 y N2O, y las dinámicas
temporales de emisión similares de ambos GEI ante cambios en las condiciones ambientales,
podrían estar reflejando que existe uno a más grupos de microorganismos comunes que están
detrás de las emisiones de estos dos GEI.

Los Capítulos 3 y 4 han identificado el efecto del cultivo de caña de azúcar y sus principales
prácticas de manejo (manejo del rastrojo y fertilización nitrogenada) sobre el secuestro
potencial de C del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán, y las emisiones de GEI durante
el ciclo del cultivo. Sin embargo, estas determinaciones se han realizado a escala predial, o sea
considerando las emisiones por unidad de superficie. Por ello, el Capítulo 5 reporta un
escalamiento de estos resultados a la provincia de Tucumán, determinando las emisiones totales
de GEI de este sistema en la provincia, comparando la práctica de manejo habitual de esta zona
cañera (quema del rastrojo y fertilización nitrogenada), con una alternativa más sustentable de
mantener el rastrojo del cultivo y fertilizar con N. Además, considera futuros escenarios

74
ambientales y de manejo del rastrojo que podrían repercutir en las emisiones totales de GEI de
este sistema de cultivo.

4.5 Conclusiones
-La dinámica de flujos de CO2 y N2O en el sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán fue
generalmente positiva (emisiones) y estuvo fuertemente marcada por las condiciones
ambientales: las mayores tasas de emisión de ambos GEI se produjeron en los meses de verano,
con mayores temperaturas, humedad y contenido de nitratos en el suelo.

-Mientras más húmedo fue el año, mayores fueron las tasas de emisión y las emisiones
acumuladas anuales de CO2 y N2O de todos los sistemas suelo-caña de azúcar analizados y del
monte nativo.

-La no quema del rastrojo aumento las emisiones acumuladas anuales de CO2 y no modificó las
emisiones acumuladas anuales de N2O durante el ciclo del cultivo.

-La fertilización nitrogenada aumentó las emisiones acumuladas anuales de N2O y disminuyó
las emisiones acumuladas anuales de CO2 durante el ciclo del cultivo, principalmente cuando
se quemó el rastrojo.

-Las emisiones acumuladas anuales de CO2 del monte nativo fueron al menos iguales que las
mayores emisiones de caña de azúcar (tratamientos no quemados).

-Las emisiones acumuladas anuales de N2O del monte nativo fueron mayores que las de los
tratamientos de caña de azúcar sin fertilizar, pero menores que los tratamientos fertilizados.

-No existió un patrón claro en la dinámica de flujos de CH4, ni una tendencia hacia la captura
o emisión de este GEI con la quema del rastrojo y/o la fertilización nitrogenada en el sistema
suelo-caña de azúcar de Tucumán.

-El monte nativo siempre capturó CH4, captura asociada a la menor densidad aparente y al
mayor espacio poroso del suelo.

-El factor de emisión del fertilizante nitrogenado “urea” incorporado al suelo en el sistema
suelo-caña de azúcar de Tucumán para un ciclo agrícola normal a seco fue 0,87 y 0,99% cuando
no se quemó y se quemó el rastrojo, respectivamente.

75
CAPÍTULO V

Emisiones de gases efecto invernadero del sistema suelo-caña de


azúcar de la provincia de Tucumán, Argentina
5.1 Introducción
La caña de azúcar es la principal especie productora de azúcar en el mundo, aportando en 2014
alrededor del 87% de la producción mundial. El cultivo se extiende en regiones tropicales y
subtropicales en más de 90 países, totalizando en el año 2014 unas 27 millones de hectáreas
cultivadas, 1.884 millones de toneladas de caña producidas y un rendimiento promedio de 70 t
ha-1, siendo la Argentina el duodécimo productor mundial de caña de azúcar con un 1,36% del
área total cosechada (FAO, 2017b). A pesar de la importancia del cultivo, poco se sabe sobre el
impacto ambiental de su producción, especialmente de sistemas productivos de caña de azúcar
de pequeña escala. Este tipo de sistemas productivos es característico en países
subdesarrollados, donde la caña de azúcar tiene una importante incidencia en las economías
regionales. La falta de datos de emisiones de gases efecto invernadero (GEI) en el sector
Agricultura, Silvicultura y Otros Usos del Suelo (AFOLU) de estos países, limita la capacidad
de planificar un desarrollo sostenible de bajo carbono (C), y por ende de bajas emisiones de
GEI. Por ello, las oportunidades para que los pequeños productores capitalicen los mercados de
C y su capacidad para contribuir a las negociaciones climáticas globales son limitadas (Rufino
et al., 2016).

En el Noroeste de la Argentina (NOA), la caña de azúcar es un cultivo de fuerte identidad


cultural y una producción clave de la economía regional de Tucumán, Salta y Jujuy. En
Tucumán hay unos 5.000 productores cañeros (el 90% con menos de 50 hectáreas) que proveen
el 60% de la materia prima a los ingenios (Morandi et al., 2011). Aproximadamente un 80-90%
de la actividad cañera de Tucumán se encuentra mecanizada. El uso de cosechadora integral en
verde abarca actualmente un 80% del área implantada con caña de azúcar; el 20% restante,
corresponde a pequeños productores que realizan la cosecha en forma semi-mecánica con
quema (Digonzelli, 2015; Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas de la Nación, 2016). Sin
embargo, en los casos de cosecha mecanizada integral, el rastrojo de cosecha permanece en el
suelo secándose naturalmente, con los consiguientes riesgos de quema accidental o intencional.
De hecho, algunos productores realizan el quemado preventivo del rastrojo para impedir que
posteriormente la quema accidental o intencionada dañe la caña en brotación (Malizia et al.,
2014).
En Tucumán, el quemado de rastrojo de caña de azúcar es una de las principales fuentes de
GEI. Para identificar alternativas para reducir las emisiones de GEI (es decir, posibilidades de
mitigación) de este cultivo, y proporcionar datos que se puedan utilizar para ayudar en estos
esfuerzos, es necesario evaluar las emisiones de GEI de diferentes actividades/prácticas de
manejo agrícolas (Chalco Vera et al., 2017). Existen reportes puntuales de casos experimentales
que muestran que el 33% de las emisiones totales de GEI de la fase agrícola de la caña de azúcar
en Tucumán se deben a la quema del rastrojo (Acreche y Valeiro, 2013). Sin embargo, a nivel
76
provincial, las emisiones anuales de GEI por esta práctica pueden variar grandemente en
función de la superficie quemada. En este sentido, el último Inventario Nacional de GEI
cuantificó estas emisiones tomando como línea de base un promedio fijo de rastrojo seco, y el
área quemada promedio de dos ciclos agrícolas (Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable de la Nación, 2015). Estas estimaciones pueden no reflejar las emisiones reales de
GEI del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán (Chalco Vera et al., 2017), principalmente
debido a que el sistema productivo de la caña de azúcar en Tucumán presenta una enorme
variación anual de la superficie cañera quemada. A su vez, la cantidad de rastrojo quemado
puede variar por regiones (regiones agroecológicas), sitios (suelos) y manejo de cultivo, ya que
las fincas productivas no se encuentran verticalmente integradas a los ingenios (Acreche y
Valeiro, 2013). A esto debe sumarse que las condiciones ambientales anuales representan un
factor importante en la variación anual del rastrojo disponible y de la superficie cañera
quemada.
Por otro lado, en el sector agrícola las mediciones de los flujos de GEI y las reservas de
nutrientes en el suelo se suelen hacer a escalas muy locales y prediales, para luego extrapolar
los resultados y estimar los impactos a mayores extensiones espaciales (granjas, paisajes,
provincias, o incluso países). Traducir las mediciones puntuales a niveles más altos de
agregación se denomina escalado o escalamiento. La ampliación de la escala de análisis implica
fundamentalmente la conversión de datos mediante integración, interpolación, simplificación
y/o anidación de modelos (Rosenstock et al., 2016). Sin embargo, a nivel nacional, la falta de
datos específicos y locales en la cuantificación de las emisiones de GEI del sector agrícola
representa el desafío más grande para la adecuada adopción de medidas de mitigación en el
país, ya que hasta ahora los Inventarios Nacionales de GEI se limitan a utilizar la metodología
y factores de emisión propuestos por defecto por el IPCC.
Con el fin de soslayar las incertidumbres de las estimaciones de emisiones de GEI para la caña
de azúcar de Tucumán, se plantea como objetivo de este capítulo cuantificar las emisiones
totales de GEI de la caña de azúcar de Tucumán, realizando un escalamiento de los resultados
de los capítulos precedentes, e incluyendo las emisiones de GEI durante el quemado de rastrojo
y las emisiones acumuladas anuales durante el ciclo del cultivo para las áreas con quema de
rastrojo, y sólo las emisiones acumuladas durante el ciclo del cultivo para las áreas sin quemado
de rastrojo. Asimismo, se realiza un análisis de sensibilidad que considera escenarios de
posibles condiciones climáticas anuales y superficie de rastrojo quemada.

5.2 Materiales y Métodos

5.2.1 Escalamiento de las emisiones de gases efecto invernadero para la


provincia de Tucumán
Las emisiones de GEI de la provincia de Tucumán debidas a la producción agrícola de caña de
azúcar contemplan las emisiones por el quemado de rastrojo más las emisiones del sistema
suelo-caña durante el ciclo agronómico de crecimiento (informadas en el Capítulo 4). En ambos
casos, las emisiones de GEI fueron expresadas en giga-gramos de CO2 equivalente (Gg CO2
eq.), multiplicando la cantidad de emisión de cada gas por su potencial de calentamiento global
77
(21 y 310 para CH4 y N2O, respectivamente). El escalamiento se realizó para los ciclos agrícolas
2013-2014 y 2014-2015 debido a que existe un relevamiento oficial de la superficie cañera con
quemado de rastrojo para los mismos (Carreras Baldrés et al., 2016).

5.2.1.1 Emisiones provinciales de gases efecto invernadero debido al


quemado de rastrojo de la caña de azúcar
Las emisiones debidas al quemado de rastrojo se calcularon según los factores de emisión del
IPCC (IPCC, 2006). Los ciclos agrícolas con relevamiento del área cañera quemada en
Tucumán fueron determinados por Carreras Baldrés et al. (2016) mediante el análisis de
imágenes satelitales (Tabla 18). El área total cultivada con caña de azúcar de los ciclos agrícolas
mencionados se obtuvo de la Dirección de Estadística de Tucumán (Dirección de Estadística
de la Provincia de Tucumán, 2017) (Tabla 18).

Tabla 18. Superficies totales con caña de azúcar, con y sin quema para los ciclos agrícolas
2013-2014 y 2014-2015 en Tucumán (adaptado de Carreras Baldrés et al. (2016) y
Dirección de Estadística de Tucumán (2017).

Superficie total con Superficie con quema Superficie sin quema


Ciclo agrícola
caña de azúcar (ha) de rastrojo (ha) del rastrojo (ha)
2012-2013 278.780 - -
2013-2014 265.250 121.440 143.810
2014-2015 271.370 40.680 230.690

La cantidad de rastrojo quemado en Tucumán depende de la cantidad de rastrojo producido, y


éste varía de acuerdo al ambiente de producción, la variedad cultivada, el manejo agronómico
del cultivo, el tipo de suelo y la edad del cañaveral. Dado que no existe información publicada
sobre la extensión de las áreas con caña de azúcar según la productividad del sistema en
Tucumán, la cantidad de rastrojo producido por la caña de azúcar se consideró a partir de los
promedios informados en la provincia para diferentes sitios y condiciones de producción (Tabla
19), el cuál fue de 11 t MS ha-1. Este valor no sólo incluye el promedio medido para la condición
experimental de esta tesis (12,2 t ha-1), sino que es muy cercano al mismo, lo que demuestra la
representatividad bajo las cuales se midieron las emisiones de GEI durante el ciclo de
crecimiento.

78
Tabla 19. Reportes de cantidades de rastrojo (t MS ha-1) generados por la cosecha de caña
de azúcar en Tucumán.

Rastrojo de cosecha (t MS ha-1)

Referencias Rango Promedio


Sopena et al. 2006 5-8 6,5
Romero et al. 2007 7-16 11,5
Digonzelli et al. 2011 12-16 14,0
Saez et al. 2012* - 11,0
Datos propios 10,5 -14,9 12,23
*Trabajo no publicado (comunicación personal)

Para elaborar el escalamiento se tuvo en cuenta ciertas directrices del IPCC para este tipo de
reportes (IPCC, 2006): la eficiencia de combustión utilizada para el rastrojo fue del 80%, y las
emisiones de dióxido de carbono (CO2) debido al quemado de rastrojo no se contabilizaron
como tales ya que se entiende que el CO2 liberado durante el quemado vuelve a ser fijado a
través del crecimiento del cultivo en el siguiente ciclo agrícola.

Las emisiones por el quemado de rastrojo incluyen, además del metano (CH 4) y del óxido
nitroso (N2O), las emisiones de monóxido de carbono (CO) y óxido nítrico (NO). Sin embargo,
para este escalamiento, sólo se consideraron el CH4 y el N2O ya que son los gases que tienen
efecto invernadero directo.

5.2.1.2 Emisiones provinciales de gases efecto invernadero del sistema suelo-


caña de azúcar durante el ciclo de crecimiento del cultivo
Las emisiones de GEI del sistema suelo-caña de azúcar durante el ciclo de crecimiento del
cultivo en la provincia de Tucumán se calcularon utilizando las emisiones acumuladas anuales
de los tratamientos experimentales de caña de azúcar con quemado y sin quemado de rastrojo,
ambos fertilizados (ver Capítulo 2). De esta manera se contempla las condiciones y prácticas
habituales representativas del área bajo producción con caña de azúcar en Tucumán (cultivos
con y sin quemado de rastrojo, y siempre fertilizados con urea sólida incorporada a 10-15 cm
de profundidad en la banda de los surcos, con una dosis de 110 kg N ha -1). Es importante notar
que debido a que la cantidad de rastrojo experimental (sometido o no a quema) es similar al
promedio provincial, las emisiones acumuladas se asumen modales. Las emisiones acumuladas
de GEI incluyen solamente el CH4 y el N2O. Las emisiones acumuladas de CO2 durante el ciclo
del cultivo no se incluyeron debido a que el balance de este gas se considera neutro. Esto se
debe a que, si no se consideran cambios en balance de C del suelo, se asume que todas las
emisiones generadas por el sistema suelo-planta se vuelven a fijar por fotosíntesis, generando
nuevamente la materia orgánica del cultivo en el siguiente ciclo agrícola (IPCC, 2006). Este
tipo de balances se abordan dentro de un balance de entradas y salidas de C hacia y desde el
suelo (Capítulo 3).

79
Debido a que los ciclos agrícolas del experimento presentaron diferentes condiciones de
temperatura y precipitación, se utilizaron las emisiones acumuladas de cada ciclo agrícola
experimentado. Las emisiones se escalaron a la superficie con caña de azúcar con y sin quema
(según corresponda) y para todos los ciclos agrícolas considerados.

5.2.2 Análisis de sensibilidad de las emisiones provinciales de gases efecto


invernadero
El análisis se realizó calculando las emisiones totales de GEI para la provincia de Tucumán
expresadas en Gg CO2 eq. año-1, bajo simulación de 10 escenarios compuestos por proporciones
de superficie provincial con rastrojo de caña de azúcar quemado (0, 25, 50, 75 y 100%) y dos
condiciones ambientales basadas en el régimen de precipitación (ciclo agrícola normal a seco
y húmedo, correspondientes a los ciclos agrícolas 2013-2014 y 2014-2015, respectivamente).
Con el propósito de comparar regímenes de precipitación, se considera que la superficie
cultivada con caña de azúcar fue el promedio de dichos ciclos agrícolas. Las emisiones totales
provinciales de GEI incluyeron las emisiones de CH4 y N2O debidas al quemado de rastrojo
más las emisiones acumuladas durante el ciclo de cultivo de CH4 y N2O, tanto de la superficie
con quema como de la superficie sin quema de rastrojo. Finalmente, estas emisiones son
contrastadas con las emisiones estimadas siguiendo el protocolo del IPCC.

5.3 Resultados

5.3.1 Emisiones provinciales de gases efecto invernadero debido al quemado


de rastrojo de la caña de azúcar
Las emisiones de GEI debido al quemado de rastrojo claramente variaron de acuerdo a la
superficie con rastrojo quemado en cada ciclo agrícola. Las emisiones en forma de CH 4,
representan el 72,32% de las emisiones totales de GEI debido al quemado de rastrojo (Tabla
20), por lo cual la influencia de dicha práctica en el calentamiento global es mayormente
causada por la emisión de este gas. Se destaca que a medida que el año fue más húmedo
(mayores precipitaciones) (Figura 8a), las emisiones de GEI debido a la quema del rastrojo
fueron menores por existir menor cantidad de superficie quemada (Tablas 18 y 20).

Tabla 20. Emisiones de gases efecto invernadero (Gg CO2 eq.) por quema de rastrojo para
los dos ciclos agrícolas analizados en Tucumán. Considera las emisiones del óxido nitroso
(N2O) y metano (CH4).

Superficie total Superficie con


Ciclo CH4 * N2 O * Total
con caña de quema de
agrícola (Gg CO2 eq.) (Gg CO2 eq.) (Gg CO2 eq.)
azúcar (ha) rastrojo (ha)

2013-2014 265250 121440 60,59 23,19 83,78


2014-2015 271370 40680 20,30 7,77 28,07
* Factores de emisión: 2,7 y 0,07 g de CH4 y N2O, respectivamente, por Kg de MS quemada
(Andreae y Merlet, 2001)

80
5.3.2 Emisiones provinciales de gases efecto invernadero del sistema suelo-
caña durante el ciclo de crecimiento del cultivo
Las emisiones de GEI (N2O + CH4, expresadas en CO2 eq.) acumuladas durante el ciclo de
cultivo del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán fueron 259,8 y 376,9 Gg CO2 eq. para los
ciclos agrícolas 2013-2014 y 2014-2015, respectivamente (Figura 15). La contribución de cada
GEI al total de las emisiones provinciales, según la superficie total con y sin quema de rastrojo
indico que, en la superficie sin quemado de rastrojo, no existieron variaciones proporcionales
de emisiones de GEI. Las mismas fueron de 97,3 a 97,7% para N2O y de 2,2 a 2,7% para CH4
de un ciclo normal a seco (2013-2014) a uno húmedo (2014-2015), respectivamente (Figura
15). Sin embargo, en la superficie con quemado de rastrojo, el 100% de las emisiones
correspondieron al N2O, ya que en esta área no hubo emisiones acumuladas de CH4 en todos
los ciclos agrícolas, contabilizándose sólo absorciones (Figura 15).

CH4
N2O
350
Emisiones de GEI del área cañera de Tucumán durante todo el ciclo

300

250
agrícola (Gg CO2 eq.)

200

150

100

50

0
Superficie sin quemado Superficie con quemado Superficie sin quemado Superficie con quemado
2013-2014 2014-2015
-50
Ciclo agrícola

Figura 15. Emisiones de gases efecto invernadero (óxido nitroso: N 2O y metano: CH4)
generadas por el cultivo de caña de azúcar durante cada ciclo agrícola a nivel de la
provincia de Tucumán (Gg CO2 eq.), para las superficie con y sin quema.

En general, el aporte a las emisiones de GEI provinciales del sistema suelo-planta de la


superficie con rastrojo no quemado se incrementó a medida que el año presentó mayores
precipitaciones, mientras que el aporte de la superficie con rastrojo quemado a las emisiones de
GEI provinciales tendió a disminuir con mayor precipitación del ciclo del cultivo (Figuras 8a y
15).

81
5.3.3 Emisiones totales de gases efecto invernadero por la actividad agrícola
de la caña de azúcar en Tucumán
Las emisiones totales de GEI (N2O y CH4) generadas por el cultivo de la caña de azúcar en
Tucumán, que incluyeron las emisiones por el quemado de rastrojo (Tabla 20) más las
emisiones acumuladas anuales de las superficies con y sin quema de rastrojo en cada ciclo
agrícola (Figura 15) fueron igual a 343,61 y 404,96 Gg CO2 eq. para los ciclos agrícolas 2013-
2014 y 2014-2015, respectivamente. Se debe destacar que, en el caso de la superficie con quema
del rastrojo, las capturas de CH4 se restaron de las emisiones de N2O (en términos de CO2 eq.).

Las emisiones totales de GEI en el cultivo de caña de azúcar en Tucumán no presentaron


ninguna relación directa con la cantidad de superficie cultivada total, ni con la cantidad de
superficie con rastrojo quemado y/o no quemado.

5.3.4 Análisis de sensibilidad de las emisiones totales de gases efecto


invernadero debido a caña de azúcar
Conforme a la ocurrencia de precipitaciones (Figura 8a), los ciclos agrícolas 2012-2013, 2013-
2014 y 2014-2015 fueron considerados seco, normal a seco y húmedo, respectivamente. De
acuerdo a esto, el análisis de los escenarios de emisión reveló que las emisiones totales de GEI
provenientes del cultivo de la caña de azúcar en Tucumán son mayores en ciclos agrícolas muy
húmedos, independientemente de la cantidad de superficie con rastrojo quemado. Se destaca
que, si bien las condiciones climáticas del ciclo agrícola son determinantes, las emisiones
totales de GEI se maximizan cuando aumenta el porcentaje de área quemada (Tabla 21). En el
ciclo húmedo, las emisiones totales de GEI aumentaron 30,5; 41,7; 50,0; 56,4 y 61,5% en
relación a las emisiones totales de GEI del ciclo normal a seco con 0, 25, 50, 75 y 100% de la
superficie quemada, respectivamente. En el ciclo agrícola normal a seco las emisiones de GEI
aumentaron 17,5; 34,9; 52,5 y 69,7% con el aumento de la superficie quemada de 0 a 25, 50,
75 y 100%, respectivamente. En el ciclo húmedo las emisiones de GEI aumentaron 27,6; 55,2;
82,7 y 110,3% con el aumento de la superficie quemada de 0 a 25, 50, 75 y 100%,
respectivamente. Estos incrementos significaron que, por cada hectárea quemada, la emisión
total de GEI aumentó 687 y 1413 kg CO2 eq, para el ciclo normal a seco (2013-2014) y húmedo
(2014-2015), respectivamente.

Tabla 21. Emisiones de gases efecto invernadero (GEI) totales debido al cultivo de caña
de azúcar en la provincia de Tucumán (Gg CO 2 eq.) para distintos escenarios de
proporciones de superficie con rastrojo quemado y de precipitación del ciclo agrícola.

Superficie total Emisiones totales de GEI por ciclo (Gg CO2 eq.)
Superficie
con caña de 2013-2014 2014-2015 Metodología
quemada (%)
azúcar (ha) (normal a seco) (húmedo) IPCC
0 263,24 343,58 331,99
25 309,30 438,33 361,62
268310 50 355,35 533,08 391,25
75 401,40 627,83 420,87
100 447,45 722,58 456,93

82
A diferencia de los observado en el análisis de las emisiones reales totales de GEI de la caña de
azúcar en Tucumán (Tabla 20 y Figura 15), el análisis de sensibilidad reveló que la quema del
rastrojo es el principal factor asociado al incremento de las emisiones totales de GEI cuando
ocurre un ciclo agrícola donde las condiciones ambientales (principalmente las precipitaciones)
son secas o normales a secas, y que si el ciclo agrícola es húmedo, tanto la quema del rastrojo
como la precipitación son factores asociados al incremento de las emisiones totales de GEI
(Tabla 21).

Según este análisis, si se evita el quemado de rastrojo a nivel provincial en un ciclo normal a
seco (2013-2014, tomado como modal), la mitigación de emisiones de GEI (N 2O y CH4) sería
de 46,1; 92,1; 138,2 y 184,2 Gg CO2 eq. en relación a cuando se quema 25, 50, 75 y 100% del
área cañera, respectivamente.

5.4 Discusión
Nuestros resultados demuestran que en el ciclo húmedo hubo menor superficie quemada; sin
embargo, no existe evidencia suficiente para establecer alguna asociación. De hecho, en los
ciclos húmedos la mayor generación de rastrojo en la cosecha causa una reducción de la
temperatura del suelo que retrasa la siguiente brotación, aumenta los costos de manejo del
cañaveral (Fernández de Ullivarri et al., 2011) e incluso aumenta la probabilidad de daños a la
caña en brotación por quemas accidentales o intencionadas posteriores a la misma (Malizia et
al., 2014), promoviendo la quema temprana e ilegal del rastrojo.

El principal factor detrás de las emisiones totales de GEI fueron las precipitaciones durante el
ciclo agrícola. Sin embargo, la gran contribución de emisiones del área con rastrojo quemado
demostró la relevancia del manejo del rastrojo en las emisiones totales anuales de GEI de este
sistema. Esto indica que una de las opciones de minimizar/mitigar las emisiones totales de GEI
es evitar el quemado de rastrojo. De hecho, el análisis de escenarios reveló que la quema del
rastrojo es el principal factor de manejo asociado con incrementos de las emisiones totales de
GEI cuando ocurre un ciclo agrícola donde las condiciones ambientales (principalmente las
precipitaciones) son normales a secas; mientras que, en ciclos agrícolas húmedos, tanto la
quema del rastrojo como la precipitación son factores asociados al incremento de las emisiones
totales de GEI.

Debido a que los eventos climáticos extremos son cada vez más frecuentes, es posible encontrar
a futuro escenarios de elevada precipitación anual (Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable de la Nación, 2015), lo que generaría importantes emisiones totales de GEI debido
al cultivo de la caña de azúcar en Tucumán. Ante esto resulta clave la prevención de la quema
del rastrojo, como medida efectiva para disminuir las emisiones totales de GEI de Tucumán.
De hecho, si se tiene en cuenta el balance potencial de C en el suelo cuando se evita el quemado
de rastrojo (Ver Capitulo 3), es altamente probable que la mitigación de emisiones de GEI sea
más importante.

83
Según la metodología y los factores de emisión propuestos por el IPCC (IPCC, 2006), las
emisiones totales provinciales de GEI serian de 406,7 y 357,3 Gg CO 2 eq. para los ciclos
agrícolas 2013-2014 y 2014-2015, respectivamente. Las mismas incluyeron las emisiones
estimadas de N2O por el residuo de cosecha, la fertilización nitrogenada, la mineralización del
N de la materia orgánica del suelo y las emisiones de N 2O y CH4 por la quema de rastrojo
(IPCC, 2006). Si se compara estos valores con los calculados a partir de mediciones de este
trabajo (343,61 y 404,96 Gg CO2 eq. para los ciclos agrícolas 2013-2014 y 2014-2015) se
demuestra que, en años normales a secos, el IPCC sobrestima las emisiones provinciales en un
18,4%; mientras que en el ciclo húmedo las emisiones son subestimadas por el IPCC en un
11,8%. El análisis de escenarios mostró que la sobreestimación de las emisiones de GEI del
IPCC, en un ciclo normal a seco, aumentó con la disminución la superficie quemada (Tabla
21); mientras que, en un año húmedo, la subestimación incrementó con el aumento de la
superficie quemada (Tabla 21). Debido a que la diferencia de las emisiones totales entre las
calculadas según el IPCC y las de este trabajo no está dada por las emisiones del quemado de
rastrojo (ya que son las mismas), en el ciclo agrícola normal a seco la menor diferencia se
observó en el escenario con 100% del área quemada; mientras que en el ciclo húmedo la menor
diferencia se observó en el escenario con 0% del área con rastrojo quemado (completamente
sin quema). Esto se debe a que, el incremento de emisiones de GEI durante el ciclo del cultivo
por un aumento de humedad del ciclo es mayor cuando el área esta quemada.

Las diferencias en las emisiones provinciales de GEI entre los valores calculados en base a
mediciones a campo y los valores calculados siguiendo la metodología del IPCC son
exclusivamente relativas a las emisiones durante el ciclo del cultivo, ya que las emisiones por
quemado de rastrojo (para ambos casos) fueron calculadas de la misma manera e utilizando los
mismos datos. En este sentido, nuestros resultados demostraron que, para determinar las
emisiones de la caña de azúcar, las directrices del IPCC son muy limitadas ya que no reflejan
la influencia de las prácticas de manejo ni del ciclo agrícola en los flujos de GEI. De hecho, se
ha demostrado en inventarios nacionales de GEI previos al 2015, que los factores de emisión
del IPCC sobrestimaron en un 52% las emisiones de N2O debido a la aplicación de fertilizante
nitrogenado en la caña de azúcar en años modales (Chalco Vera et al., 2017). Sin embargo, es
importante notar que las emisiones totales de GEI de la caña de azúcar en Tucumán calculadas
en este trabajo tienen componentes de incertidumbre difíciles de pronosticar. En primer lugar,
se asume una disponibilidad de rastrojo igual en toda el área cultivada con caña de azúcar y
constante en el tiempo (en cada ciclo agrícola). Este balance puede enmascarar mayores o
menores emisiones considerando no sólo la variabilidad de los ciclos agrícolas y las prácticas
de manejo agrícola, sino también el efecto de los sitios (suelos), variedades cultivadas, plagas
o enfermedades y/o edad del cañaveral. La cantidad de rastrojo actúa afectando tanto las
emisiones de GEI por el quemado de rastrojo, como también las emisiones de GEI acumuladas
durante el ciclo de cultivo. Aunque la presencia de rastrojo puede propiciar condiciones de
humedad para la desnitrificación y el aumento de emisiones de N 2O (Denmead et al., 2010;
Eustice et al., 2011; Fracetto et al., 2017), se ha demostrado que factores como la reducción de
la temperatura del suelo y el nitrógeno asimilado poco disponible pueden limitar estas
emisiones (Gentile et al., 2008; Chalco Vera et al., 2017; Pitombo et al., 2017) respecto a las
84
áreas con quemado de rastrojo. Sin embargo, los resultados de este trabajo demostraron que la
variación porcentual de las emisiones totales de GEI debida a la proporción del área quemada
es menor que la variación debida a la condición de humedad del ciclo agrícola, y que parte de
las emisiones de GEI debido al quemado del rastrojo son contrarrestadas por las mayores
emisiones de las áreas sin quema durante el ciclo del cultivo, por lo cual pueden considerarse
una aproximación muy útil como patrones o modelos precedentes para futuros escenarios de
producción. Este primer componente de incertidumbre también se relaciona a la eficiencia de
combustión asumida (80%), ya que ésta puede variar por el sitio de producción y por la misma
condición hídrica del ciclo agrícola, ya sea aumentando la disponibilidad de rastrojo como
modificando su condición de humedad.

Por otro lado, el segundo componente de incertidumbre a tener en cuenta es el efecto acumulado
(con los años) de la práctica del quemado de rastrojo (o la retención del mismo) en las emisiones
totales de GEI durante el ciclo del cultivo. Es esperable que a largo plazo la condición del suelo
cambie con la sucesiva quema o retención del rastrojo. Aunque este componente agudiza las
incertidumbres hacia el futuro (considerando sobre todo el contexto de un ambiente cambiante),
los pronósticos de emisiones potenciales pueden inferirse en base a un porcentaje fijo de área
quemada. No obstante, estos componentes de incertidumbres exigen desde ya el planteamiento
de nuevas propuestas de investigación que consideren mediciones in situ de emisiones de GEI.

5.5 Conclusiones
Las emisiones totales de GEI (CH4 + N2O) debido a la quema del rastrojo (Tabla 20) y a las
emisiones durante el ciclo del cultivo de la caña de azúcar en Tucumán (Figura 15) fueron
343,61 y 404,96 Gg CO2 eq. para los ciclos agrícolas 2013-2014 (normal a seco) y 2014-2015
(húmedo), respectivamente.

El principal factor detrás de las emisiones totales de GEI debido al cultivo de caña de azúcar en
Tucumán fueron las precipitaciones durante el ciclo agrícola, lo que generaría a futuro
escenarios de mayor emisión de GEI debido a la ocurrencia cada vez más frecuente de eventos
extremos.

La prevención de la quema del rastrojo de la caña de azúcar conduce efectivamente a disminuir


las emisiones totales de GEI de Tucumán, lo que puede revertir el efecto adverso sobre el
incremento de las emisiones totales de GEI de los eventos extremos de alta precipitación.

85
CAPÍTULO VI

Discusión general
Este último capítulo de la tesis tiene por objetivos:

- Recapitular los principales logros de esta tesis, integrando los hallazgos encontrados en
los diferentes capítulos de la misma, teniendo en cuenta el secuestro potencial de
carbono (C) y las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) del sistema suelo-caña
de azúcar de Tucumán, Argentina.
- Resaltar el aporte de las principales conclusiones de cada capítulo y su aporte en los
contrastes de las hipótesis de la tesis.
- Identificar brevemente posibles líneas futuras de investigación relacionadas al tema
tratado en esta tesis.
6.1 Principales hallazgos de la tesis
A lo largo de la presente tesis se puso en evidencia que el quemado del rastrojo redujo el ingreso
de carbono (C) orgánico al sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán, lo que generó menores
emisiones de C como dióxido de carbono (C-CO2) durante el ciclo del cultivo; sin embargo, las
emisiones de C-CO2 luego del quemado del rastrojo son significativamente mayores que el C
que ingresa al sistema. Por este motivo, el balance potencial de C cuando se quema el rastrojo
resulto negativo, es decir que la práctica del quemado de rastrojo en la caña de azúcar disminuye
el carbono orgánico del suelo (COS) (Capítulo 3). Además, se determinó que la fertilización
nitrogenada aumenta el secuestro potencial de C del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán
(Capítulo 3), pero esta aplicación de nitrógeno (N) repercute directamente en el balance de
flujos de GEI de este sistema, aumentando las emisiones de óxido nitroso (N 2O) (Capítulo 4).
En la Tabla 22 se presenta el secuestro potencial de C del sistema suelo-caña de azúcar escalado
a toda el área cañera de Tucumán, para los ciclos agrícolas y los tratamientos comercialmente
viables (con fertilización nitrogenada) analizados en esta tesis. En la misma se tiene en cuenta
el área quemada y no quemada de caña de azúcar en cada ciclo agrícola.

Tabla 22. Balance potencial de carbono (C) del sistema suelo-caña de azúcar para la
provincia de Tucumán.

Superficie Balance
Área no Área Balance de C (t ha-1)Balance
Ciclo con caña Provincial
quemada quemada Área no Área Provincial
agrícola de azúcar de CO2
(ha) (ha) quemada quemada de C (Gg)
(ha) (Gg)
2012-2013 278.780 - - 2,87 -1,22 - -
2013-2014 265.250 143.810 121.440 1,44 -1,33 45,9 168,2
2014-2015 271.370 230.690 40.680 1,78 -1,51 349,7 1.282,2
Nota: los valores negativos representan pérdidas de C del sistema.

86
Se desprende de la Tabla 22 que, a nivel del área cañera de la provincia de Tucumán, el
secuestro potencial de C fue positivo en los ciclos agrícolas analizados, pero que existe un
mayor potencial para secuestrar C mediante la conservación del rastrojo de cosecha (no quema
del mismo) y la utilización de fertilización nitrogenada.

Precisamente, en el Capítulo 4 se reporta en qué medida estas dos prácticas de manejo


habitualmente utilizadas en la caña de azúcar en Tucumán alteran las tasas de emisión de GEI,
y se las compara con las emisiones generadas en un sistema sin perturbación antrópica (monte
nativo). Los resultados obtenidos muestran un marcado patrón temporal en las emisiones de
GEI, donde a medida que las temperaturas y precipitaciones fueron mayores, se generaron
aumentos en las emisiones de GEI independientemente del tratamiento analizado. Este patrón
global de emisiones de GEI (CO2 y N2O) (Lundegårdh, 1927; Singh y Gupta, 1977; Raich y
Schlesinger, 1992; Carvalho et al., 2017) no fue alterado por los tratamientos de manejo del
rastrojo y fertilización nitrogenada, pero sí se modificaron las tasas de emisión de GEI debido
a estos tratamientos. Mantener el rastrojo en superficie aumentó las emisiones acumuladas
anuales de CO2 y no modificó las emisiones acumuladas anuales de N 2O durante el ciclo del
cultivo. En general, las mayores tasas de emisión de CO2 en los tratamientos de rastrojo no
quemado se asocian a una mayor retención de humedad en el suelo debido al rastrojo (Carmo
et al., 2013; Badagliacca et al. 2017; Yamaguchi et al. 2017). En el caso de la fertilización
nitrogenada, la misma aumentó las emisiones acumuladas anuales de N 2O y disminuyó las
emisiones acumuladas anuales de CO2 durante el ciclo del cultivo. El aumento en la
disponibilidad de N reduce la actividad de los microorganismos del suelo en descomponer el
rastrojo de alta relación C/N para obtener este nutriente (Craine et al., 2007), generando
menores emisiones de CO2. Las emisiones acumuladas anuales de CO2 de los tratamientos de
caña de azúcar no superan a las generadas por el monte nativo, mientras que sólo superan al
monte nativo en las emisiones acumuladas anuales de N 2O si el cultivo se fertiliza. En cuanto
al metano (CH4), no existió un efecto evidente y marcado de la quema del rastrojo y/o la
fertilización nitrogenada sobre las emisiones acumuladas anuales del mismo, presentando
siempre el monte nativo capturas significativas de este GEI.

Estos resultados constituyen las primeras tasas específicas y locales de emisión de GEI de la
agroindustria de la caña de azúcar de Tucumán, ya que los experimentos llevados a cabo durante
esta tesis representan tanto las condiciones productivas a campo de este cultivo, como las
condiciones ambientales, de Tucumán. Se debe destacar que, en el cálculo del balance de
emisiones de GEI del sector agrícola para elaborar los Inventarios Nacionales de GEI, no se
incluye el flujo de CO2 ya que se considera que las emisiones generadas durante el ciclo del
cultivo son fijadas por la planta en el proceso de fotosíntesis (IPCC, 2006); ni se incluye el flujo
de CH4 por ser valores extremadamente bajos (salvo que se trate del cultivo de arroz). En cuanto
a las emisiones de N2O, se considera que las mismas provienen del aporte del N de los residuos
vegetales, la mineralización de la materia orgánica del suelo y de los fertilizantes nitrogenados
(IPCC, 2006). En este sentido, las emisiones de N2O informadas en esta tesis corresponden al
total de emisiones de este GEI generadas por estas tres fuentes. Sin embargo, se debe destacar
que en base a las mediciones realizadas, se ha podido determinar el factor de emisión del

87
fertilizante nitrogenado “urea” incorporado al suelo en el sistema suelo-caña de azúcar de
Tucumán, el cual fue inferior en años modales al valor propuesto por defecto por el Panel
Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) (Capítulo 4).

Debido a que las mediciones de las emisiones totales de GEI (debido a la quema del rastrojo y
a las emisiones durante el ciclo del cultivo) del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán se
han realizado a escala predial, o sea considerando las emisiones por unidad de superficie, en el
Capítulo 5 se realizó un escalamiento de estos resultados a toda el área cañera de la provincia
de Tucumán. En el mismo, se determinó las emisiones totales de GEI de este sistema en la
provincia, comparando la práctica de manejo habitual de esta zona cañera (quema del rastrojo
y fertilización nitrogenada), con una alternativa más sustentable de mantener el rastrojo del
cultivo y fertilizar con N. Los resultados muestran que las emisiones totales de GEI (CH4 +
N2O) debido al cultivo de caña de azúcar a nivel de la provincia de Tucumán se encontraron en
el rango de 343,61 y 404,96 Gg CO2 eq. Estos valores son en general menores a los que
resultarían de calcular las emisiones totales de GEI con los factores de emisión propuestos por
el IPCC. El principal factor detrás de las emisiones totales de GEI en el cultivo de caña de
azúcar a nivel de la provincia de Tucumán fueron las precipitaciones Sin embargo, el análisis
de sensibilidad llevado a cabo en este capítulo reveló que la quema del rastrojo es un factor de
manejo sumamente importante a considerar en las emisiones totales de GEI cuando ocurre un
ciclo agrícola donde ocurren altas precipitaciones. Consecuentemente, queda demostrado que
para determinar las emisiones de la caña de azúcar las directrices del IPCC son muy limitadas
ya que no reflejan la influencia de las prácticas de manejo ni del ciclo agrícola en los flujos de
GEI. Un aspecto importante a resaltar es que el efecto del cambio climático marca que a futuro
se encontrarán escenarios de elevada precipitación anual (Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable de la Nación, 2015), lo que generaría importantes aumentos emisiones totales de
GEI debido al cultivo de la caña de azúcar en Tucumán, por lo que la prevención de la quema
del rastrojo resultará imprescindible para disminuir las emisiones de GEI del cultivo de la caña
de azúcar en Tucumán.

Es importante notar que el Inventario Nacional de GEI de la Argentina (que sigue las directrices
elaboradas por el IPCC) no tiene en cuenta, cuando realizan el balance final de GEI, la línea
base de emisiones para comparar si los cultivos efectivamente emiten más GEI que la situación
previa a la implantación de los mismos. En base a los resultados de esta tesis se ha podido
confirmar que las emisiones totales de GEI del cultivo de la caña de azúcar en la provincia de
Tucumán son mayores que las del sistema natural de referencia considerado como línea base
(monte nativo), por lo que el reemplazo del monte nativo por el cultivo de caña de azúcar
efectivamente genera emisiones de GEI. Sin embargo, considerando la línea base, y sin
considerar los cambios en el stock de C debido al cambio en el uso del suelo, las emisiones
generadas son sensiblemente inferiores a las informadas por el Inventario Nacional de GEI
(Capítulo 5).

Por último, y no menos relevante, el Inventario Nacional de GEI de la Argentina tampoco tiene
en cuenta en la elaboración de los balances de GEI la contribución del secuestro de C generado
por la conservación del rastrojo de cosecha en los diversos cultivos. Incluir el C-CO2 asociado
88
al manejo del rastrojo puede inducir cambios significativos en el balance de GEI del sistema.
La Tabla 23 muestra el análisis de escenarios elaborado en el Capítulo 5, incluyendo el
potencial de secuestro/pérdida de C a nivel de la provincia de Tucumán (Tabla 23). En la misma
se observa que, independientemente del ciclo agrícola, no se debería quemar más del 25% del
rastrojo de toda el área cañera de Tucumán para lograr que el balance final del sistema
productivo provincial sea positivo (es decir, mantenga o aumente en promedio el contenido de
C del suelo). Así mismo, si se evita la quema del rastrojo en toda el área cañera de Tucumán,
la mitigación potencial de GEI se maximizaría, asociada principalmente a la gran captura de C
del en el suelo debido al rastrojo (Tabla 23).

Tabla 23. Balances de emisiones de gases efecto invernadero (GEI) totales (considerando
el balance de carbono en el suelo) en Gg CO 2 eq. debido al cultivo de caña de azúcar para
la provincia de Tucumán.

Balance de GEI (Gg CO2 eq.)


Superficie
total con Superficie Ciclo agrícola
caña de quemada (%) 2012-2013 2013-2014 2014-2015
azúcar (ha) (seco) (normal a seco) (húmedo)
0 2600,42 1172,79 1431,96
25 1512,12 427,13 505,56
268310 50 460,49 -300,09 -398,03
75 -591,13 -1027,31 -1301,63
100 -1658,36 -1771,54 -2224,51
Nota: los valores negativos y positivos representan emisiones y capturas (respectivamente) de GEI (Gg CO2 eq.)
del sistema.

Tilman et al. (2009) afirmaron que la sociedad moderna no podía perder la oportunidad de
utilizar los biocombustibles para ayudar a mitigar las emisiones de GEI, haciendo hincapié en
la importancia de producir biocombustible de manera sostenible y sin competir por la tierra con
la producción de alimentos. Sin embargo, el Informe Especial del IPCC sobre Fuentes de
Energía Renovable (Youngs y Somerville, 2014) advirtió que los efectos indirectos de los
cambios en el uso de la tierra asociados con la producción de biomasa para la bioenergía podrían
disminuir o incluso neutralizar los posibles ahorros de emisiones de GEI. En este sentido, a
pesar que la producción de bioetanol de la caña de azúcar se considera una estrategia de
mitigación de GEI beneficiosa y rentable, sigue siendo un tema de controversia debido a la
insuficiente información sobre el secuestro potencial total de GEI de este sistema (Lisboa et al.
, 2011). Precisamente, los resultados de esta tesis son los primeros informados en el sistema
cañero argentino asociados a las emisiones y capturas de GEI.

6.2 Contraste de hipótesis


En base a los datos obtenidos y analizados durante el desarrollo de esta tesis, se resaltan las
principales conclusiones derivadas de cada capítulo que aportan de manera directa a la

89
resolución de las hipótesis de esta tesis. Se mencionan los objetivos específicos a los cuales
responden estas conclusiones y cómo aportan a responder una determinada hipótesis planteada:

Objetivo a: Estimar el potencial de secuestro de C del sistema suelo-caña de azúcar de


Tucumán comparando sistemas con y sin quema del rastrojo, y con y sin fertilización
nitrogenada.

El sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán presenta un importante potencial para secuestrar


C. Este potencial depende de las prácticas de manejo realizadas al cultivo: la quema del rastrojo
disminuye esta potencialidad, mientras que la fertilización nitrogenada la aumenta. Sin
embargo, el efecto positivo de la fertilización nitrogenada podría venir acompañado de mayores
emisiones de N2O.

Hipótesis 1: La diferencia de emisiones de C como CO2 durante el ciclo del cultivo entre los
tratamientos con y sin quema del rastrojo de cosecha es menor al C del rastrojo quemado,
generándose al no quemar un secuestro potencial de C.

No hay evidencia suficiente para rechazarla. Ver Capítulo 3.

Objetivo b: Establecer el efecto de la quema del rastrojo de cosecha y la fertilización


nitrogenada sintética en las emisiones de CO2, CH4 y N2O del sistema suelo-caña de azúcar de
Tucumán, comparándolas con las de un sistema con escasa perturbación antrópica (monte
nativo).

- La dinámica de flujos de CO2 y N2O en el sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán fue


generalmente positiva.

- La no quema del rastrojo aumenta las emisiones acumuladas anuales de CO 2 y no modifica


las emisiones acumuladas anuales de N2O durante el ciclo del cultivo.

- La fertilización nitrogenada aumenta las emisiones acumuladas anuales de N 2O y disminuye


las emisiones acumuladas anuales de CO2 durante el ciclo del cultivo.

- Las emisiones acumuladas anuales de CO2 de los tratamientos de caña de azúcar no superan
a las generadas por el monte nativo, mientras que sólo superan al monte nativo en las emisiones
acumuladas anuales de N2O si el cultivo se fertiliza.

- No existió un efecto evidente y marcado de la quema del rastrojo y/o la fertilización


nitrogenada sobre las emisiones acumuladas anuales de CH4, presentando siempre el monte
nativo capturas significativas de este GEI.

Hipótesis 2: Sin considerar las emisiones de GEI debido al quemado del rastrojo e
independientemente del tratamiento aplicado a la caña de azúcar, las emisiones de GEI del
sistema suelo-caña de azúcar son mayores que las emisiones del monte nativo de Tucumán.

No hay evidencia suficiente para aceptarla. Ver Capítulo 4.

90
Hipótesis 3: Sin considerar las emisiones de GEI debido al quemado del rastrojo, mantener el
rastrojo después de la cosecha de la caña de azúcar y fertilizar con nitrógeno el cultivo aumenta
las emisiones de GEI durante el ciclo del cultivo.

No hay evidencia suficiente para aceptarla. Ver Capítulo 4.

Por otro lado, se destacan importantes conclusiones que aportan de manera indirecta a la
resolución de las hipótesis de esta tesis, pero que principalmente responden objetivos
específicos de la misma:

Objetivo c: Definir los factores del suelo, ambientales y microbiológicos que explican las
emisiones de CO2, CH4 y el N2O del sistema suelo-caña de azúcar de Tucumán.

- Los flujos de CO2 y N2O están fuertemente marcados por las condiciones ambientales: las
mayores emisiones de ambos GEI se producen en los meses de verano, con mayores
temperaturas, humedad y contenido de nitratos en el suelo. Ver Capítulo 4.

- El monte nativo siempre capturó CH4, captura asociada a la menor densidad aparente y al
mayor espacio poroso del suelo. Ver Capítulo 4.

Objetivo d: Realizar un escalamiento de las emisiones de GEI generadas por el cultivo de la


caña de azúcar a nivel de la provincia de Tucumán, considerando el manejo de la fertilización
nitrogenada y del rastrojo.

Las emisiones totales de GEI (CH4 + N2O) debido a la quema del rastrojo y a las emisiones
acumuladas anuales durante el ciclo del cultivo de la caña de azúcar en Tucumán fueron 343,61
y 404,96 Gg CO2 eq. para los ciclos agrícolas 2013-2014 (normal) y 2014-2015 (húmedo),
respectivamente. Ver Capítulo 5.

Finalmente, la integración de los resultados de los tres capítulos de resultados de esta tesis
permitieron cumplimentar el Objetivo general: Cuantificar las emisiones de GEI de la caña de
azúcar en Tucumán, Argentina, generando tasas de emisión específicas y locales.

Luego del desarrollo de esta tesis, ya se disponen de tasas de emisión específicas y locales para
el cultivo de caña de azúcar en Tucumán. Además, se dispone de una estimación de un balance
de emisiones totales de GEI debido a este cultivo a nivel de la provincia de Tucumán elaborado
con factores locales y específicos que representan las condiciones reales productivas y
ambientales de este sistema productivo.

6.3 Investigación futura


En base a los resultados de esta tesis, se sugiere explorar en mayor profundidad formulaciones
y dosis alternativas de fertilización nitrogenada sintética en caña de azúcar en Tucumán. La
exploración de estos ensayos debería contemplar no sólo aspectos relacionados al flujo de
emisiones de N2O, sino también aspectos relacionados a la productividad del cañaveral y la
eficiencia con que se utiliza el nitrógeno. Si bien disminuir la dosis de nitrógeno aplicado y/o
utilizar formulaciones de fertilizante que tiendan a liberar de manera más lenta el mismo pueden
91
ayudar a mitigar las emisiones de N2O, la productividad, y por ende, lo que busca el productor,
se podrían ver penalizadas.

Con el cambio progresivo del sistema de cosecha con quemado del rastrojo a uno sin quemado,
la mayor parte del rastrojo de cosecha, que actualmente es retenido en la superficie del suelo,
se ha convertido en materia prima económicamente viable para la producción de bioenergía
(Carvalho et al., 2017). Sin embargo, hasta el momento no existen estudios que fijen un criterio
de aprovechamiento sustentable de este rastrojo, teniendo en cuenta que su uso puede traducirse
en la pérdida del C del suelo. Estudiar cómo distintas cantidades de rastrojo de caña de azúcar
repercuten en el balance de C del suelo, midiendo tanto los contenidos de carbono orgánico del
suelo como las emisiones de C-CO2 parece ser muy relevante de cara a un sistema productivo
sustentable.

La necesidad de cuantificar los GEI reales de la caña de azúcar u otros sistemas de producción
heterogéneos a escala regional, exigirá de nuevos estudios que contemplen la cuantificación de
las emisiones de GEI a gran escala. En esta tesis, el escalamiento de emisiones de GEI del
cultivo de caña de azúcar en Tucumán sólo fue realizado con emisiones de GEI provenientes
de un sistema productivo y un ambiente. Si bien el mismo es altamente representativo del área
cañera de Tucumán, existe una gran diversidad de los mismos. En este sentido, ha sido
demostrado que a nivel local, la diversidad de los suelos y la gestión de la tierra se pueden
resumir de manera significativa utilizando una tipología/clasificación adecuada (Rufino et al.,
2016). Considerando los sistemas productivos y ambientes más representativos del área cañera
de Tucumán, se podrían reflejar los gradientes de fertilidad a pequeña escala que están
correlacionados con la calidad de la tierra, la productividad de la tierra y las emisiones de GEI
(Rufino et al., 2016). En este sentido, las clasificaciones pueden utilizarse para ampliar las
mediciones de puntos o de campo representativos a toda el área cañera de Tucumán. Lo
mencionado, permitirá redefinir el método para reducir los costos y aumentar la eficiencia y la
efectividad de las medidas de mitigación en la agricultura cañera.

92
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