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ESTUDIO CLÍNICO Y EPIDEMIOLÓGICO DEL CONSUMO DE METANFE-

TAMINAS ENTRE PACIENTES DE PRIMER INGRESO A TRATAMIENTO EN


LA UNIDAD DE PROYECTOS CLÍNICOS DE TIJUANA

Valeriano Raúl García Aurrecoechea


Tomás Mejía Cobarrubias
David Bruno Diaz Negrete
Mario Carlos Balanzario Lorenzana

Centros de Integración Juvenil


Dirección de Prevención
Subdirección de Investigación
México, 1999

Informe de Investigación 99-03


DIRECTORIO

PATRONATO NACIONAL

PRESIDENTE
Lic. José Gómez Gordoa

VICEPRESIDENTE
Lic. Ernesto Enríquez Rubio

PRESIDENTA DE LA COMISIÓN
DE VIGILANCIA
Sra. Kena Moreno

DIRECCIÓN GENERAL
Lic. Jesús Cabrera Solís

DIRECCIÓN DE PREVENCIÓN
Psic. Raúl Zapata Aguilar

APOYO
Lic. en T.S. Alma Delia Gutiérrez López
Soc. Isaías Castillo Franco
Psic. Margarita Salas Aranda
Miembros del Departamento de Investigación Clínica y Epidemiológica

Citación: García Aurrecoechea, V. R., Mejía Cobarrubias, T. Estudio clínico y epidemiológico


del consumo de metanfetamina entre pacientes de primer ingreso a tratamiento en la Unidad de
Tratamiento y Consulta Externa de Tijuana. Informe de investigación 99-03, Centros de Inte-
gración Juvenil, AC, Dirección de Prevención, Subdirección de Investigación, México, 1999.

2
CONTENIDOS

RESUMEN ..... …………………………………………………………………………… 4


INTRODUCCIÓN …………………………………………………………………………… 5
CONSUMO DE METANFETAMINA ENTRE PACIENTES DE PRIMER INGRESO 5
ANTECEDENTES 6
ACCIÓN FARMACOLOÓGICA DE LA METANFETAMINA 6
EFECTOS CLÍNICOS DEL USO DE METANFETAMINA 7
METODOLOGÍA …………………………………………………………………………… 8
PRINCIPALES HALLAZGOS ......................................................................................... 9
CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS ……………… ………………………. 9
CONSUMO DE DROGAS …………..………………………………………………... 10
VARIABLES CLÍNICAS …………………………………………….………………… 11
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS …………………………………………………………. 14
ANEXO 1 ………………………………………………………………………………….. 16
ANEXO 2 ………………………………………………………………………………….. 31

3
Resumen

A mediados de los años 90 se empezaron a observar altas tasas de consumo de metanfetamina (cristal)
en las ciudades de la frontera noroccidental de México, tanto en población de pacientes atendidos en
Centros de Integración Juvenil (CIJ), como entre población penitenciaria, al tiempo que se han identifica-
do indicios de diseminación de su uso en otros puntos de la República, por lo cual, se consideró oportuno
obtener información actualizada de las características que presentan los usuarios de metanfetamina que
han demandado atención curativo-rehabilitatoria en CIJ, a fin de generar información que retroalimente y
permita ajustar el diseño y aplicación de los programas de prevención, tratamiento y rehabilitación en
nuestro país ante este nuevo problema. Entre las características clínicas del uso prolongado de metanfe-
tamina se encuentran depresión, ansiedad, episodios caracterizados por ideación suicida y sintomatolo-
gías características de trastornos psicóticos (flash-back con alucinaciones visuales o auditivas y ataques
de pánico) y en algunos casos se presentan intentos de suicidio.

4
INTRODUCCIÓN
La presente investigación surge del interés por comprender más ampliamente el consumo de
metanfetaminas, pues además de que éstas alcanzan altas tasas de consumo en ciudades de
la frontera noroccidental del país documentadas tanto entre pacientes atendidos en CIJ (13),
como entre reclusos (23), existen claros indicios del crecimiento de su prevalencia en distin-
tos puntos de la República. Por lo anterior se ha considerado oportuno contar con datos actua-
les acerca de las características sociodemográficas, de consumo y clínicas de usuarios de me-
tanfetaminas asistentes a tratamiento en la Unidad de Tratamiento en Consulta Externa de CIJ
en Tijuana, que puedan servir como sustento para el diseño y aplicación de programas de pre-
vención, tratamiento y rehabilitación adecuados a las características de este problema emer-
gente en el contexto del uso de sustancias en nuestro país.
CONSUMO DE METANFETAMINAS ENTRE PACIENTES DE PRIMER INGRESO A TRATAMIENTO EN CIJ
El registro sistemático del consumo de metanfetaminas entre la población atendida en CIJ se
lleva a cabo desde 1994, aunque se tiene conocimiento de su utilización desde la segunda mi-
tad de la década de los 80. El consumo de estas sustancias se concentra principalmente en la
región Noroccidental, donde se ha detectado la existencia de un verdadero “brote epidémico”
(principalmente del uso de metanfetaminas en su forma fumable o cristal; 9 y 23), concentrado,
en particular, en la ciudad de Tijuana, B.C., donde se captó el 84% de los usuarios de estas
sustancias solicitantes de tratamiento en el periodo 1994-1995 (7).
En efecto, si bien la prevalencia del uso de metanfetaminas alguna vez en la vida entre la po-
blación atendida en CIJ en el nivel nacional es aún reducida (3.7% en el lapso 1994-1997), en-
tre la población atendida en las unidades localizadas en la región Noroccidental (estados de Ba-
ja California, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa) alcanza una prevalencia del 30.3% en el
mismo lapso, mientras que entre los usuarios de drogas captados en las unidades de la ciudad
de Tijuana alcanza un 54.1%.
Resulta conveniente indicar además que la población atendida en los CIJ de la región Norocci-
dental se ha caracterizado por mantener elevadas tasas de consumo en cinco de las seis sus-
tancias objeto de seguimiento en CIJ. Si se comparan los promedios de consumo regional y na-
cional a lo largo del presente decenio (1990-1997), se aprecia que las tasas de uso de heroína
o cocaína alguna vez en la vida registradas en la Región Noroccidental (26.5 y 53.6%, respecti-
vamente) son 22 puntos mayores que la media nacional, la de depresores con utilidad médica
(DUM, 35.5%), 11 puntos mayor, y la de mariguana (80.1%) nueve puntos mayor. Adicional-
mente se ha detectado una tendencia creciente en el uso de cocaína (B=4.3), 1 heroína (B=2.5),
DUM (B=2.1) y mariguana (B=1.5), así como un incremento de más de quince puntos porcen-
tuales en el uso de metanfetaminas entre 1994 y 1997 (13).
Esta información refleja no sólo un serio panorama del uso de drogas entre la población atendi-
da en los CIJ de esta región, sino también una notoria complejización del problema en el trans-
curso de la década (13). Por otra parte se cuenta con indicios de una posible expansión del
consumo de metanfetaminas a otras localidades, siguiendo un patrón similar al de la expansión
del uso de cocaína entre 1990 y 1995, si bien en proporciones considerablemente menores (11;
cfr. también Anexo 2).

1
El estadístico B es producto de un análisis estadístico de regresión lineal simple e indica, para este caso, el pro-
medio de incremento anual en puntos porcentuales de una recta teórica que ‘promedia’ la tendencia de crecimiento.

5
Ciertamente, la emergencia y crecimiento del uso de metanfetaminas en la ciudad de Tijuana
deben asociarse, en primera instancia, a su cercanía con la ciudad de San Diego, en la llamada
“Costa Oeste” de la Unión Americana, donde se han registrado altas tasas de consumo de es-
tas sustancias. Sin embargo, cabe añadir que las características y dinámica propias del contex-
to sociodemográfico pueden intervenir agravando las implicaciones y consecuencias del uso de
sustancias en general, y probablemente contribuyan, en particular, a la expansión del uso de
metanfetaminas en el resto del país.
La ciudad de Tijuana es una urbe de tamaño “medio” con una alta tasa de crecimiento demo-
gráfico 2 atribuible, entre otros factores, a una elevada proporción de población inmigrante y de
población “flotante” proveniente de diversos estados de la República, atraída por la posibilidad
de internarse en una de las regiones con más intensa actividad económica de los Estados Uni-
dos. No obstante, no debe omitirse que la propia ciudad de Tijuana constituye un importante
polo de desarrollo, ofreciendo oportunidades de empleo en una creciente industria manufacture-
ra y de servicios (Tijuana concentra una cuarta parte de la industria maquiladora instalada en el
país), además de contar con un intenso intercambio comercial formal e informal con los Estados
Unidos, estimulado por el TLC y facilitado por el régimen aduanal de “zona libre” (17 y 18).
El incremento de la población conlleva una fuerte presión sobre la oferta y dotación de servi-
cios, lo que ocasiona una creciente demanda no satisfecha de vivienda, servicios de salud,
agua, urbanización, educación, empleo, etc., lo cual repercute desfavorablemente en las condi-
ciones sociales de vida y en el bienestar psicosocial de la población (6 y 28).
ANTECEDENTES
De acuerdo con la información disponible, la metanfetamina fumable (cristal) se introdujo en los
EEUU por primera vez a inicios de los años 80, adquiriendo gran popularidad en Hawaii, el sur
de California y la costa del Pacífico, de donde paulatinamente se propagó hacia otras ciudades
del Centro y Este del país. En años más recientes, el consumo de metanfetaminas se ha res-
tringido fundamentalmente a la ciudad de San Diego, Cal., en donde se reportó como la droga
de abuso de mayor prevalencia en 1989, implicando al 60% de los usuarios que presentaron
problemas legales asociados al uso de sustancias ilícitas y al 40% de las admisiones del sector
salud por consumo de drogas de curso ilegal (3, 21 y 23).
En una unidad de tratamiento del consumo de drogas para pacientes adolescentes de la ciudad
de San Diego, las metanfetaminas fueron referidas como la droga de preferencia de cerca del
80% de los pacientes recientemente admitidos. Las razones argüidas para esta elección inclu-
yen su accesibilidad, bajo costo y la más larga duración de su acción comparada con la cocaína
(16). Por otra parte, un estudio realizado recientemente reporta que se observa una alta asocia-
ción entre criminalidad y uso de metanfetaminas en personas de nuevo ingreso a la Penitencia-
ría del Estado de Baja California, en Tijuana (23).
ACCIÓN FARMACOLÓGICA DE LA METANFETAMINA
Las metanfetaminas pertenecen, junto con la dextroanfetamina, el sulfato de anfetamina y otros
derivados, al grupo de las anfetaminas, las cuales se han utilizado en el tratamiento de trastor-
nos tales como el desorden de déficit de atención con hiperactividad, la narcolepsia, el mal de
Parkinson y la obesidad exógena, si bien su administración ha supuesto la advertencia con res-
pecto a los riesgos de tolerancia y dependencia (1 y 3).
Al igual que otros psicotrópicos de acción similar, tales como la cocaína y las metilxantinas, los
compuestos anfetamínicos activan el Sistema Nervioso Simpático (de ahí su nombre de simpa-
ticomiméticos), produciendo un estado aumentado de alerta, incremento de la concentración
mental y de la actividad motora, inhibición del sueño y del hambre, disminución de la fatiga y
2
En 1990 contaba con 747,255 habitantes (45% de la población estatal), en tanto que, en 1994, el número de habi-
tantes aumentó a 910,525 (58% de la población estatal), con una tasa media de crecimiento anual de 5.0.

6
elevación del estado de ánimo o euforia (5 y 31). Su acción farmacológica se produce debido a
una hiperestimulación de las neuronas receptoras dopaminérgicas (3).
Por su parte, la metanfetamina constituye un polvo blanco que por lo común se suele adminis-
trar por vía intranasal, aunque puede ser también ingerido e incluso, en raras ocasiones, admi-
nistrarse por vía intravenosa. El hidroclorido de D-metanfetamina (cristal o ice) es la metanfeta-
mina en forma de base libre (como el crack es la forma de base libre de la cocaína) y usualmen-
te se consume fumado. Su creciente popularidad puede atribuirse a su rápida absorción, la cual
produce efectos clínicos inmediatos, comparables a los producidos por la administración de sus-
tancias por vía intravenosa. De este modo, los usuarios reportan los efectos más intensos en
aproximadamente 30 minutos (3 y 21).
El cristal, también conocido como met, puede ser sintetizado por medios químicos de bajo costo
y relativamente accesibles, de manera que con relativa facilidad se pueden montar laboratorios
clandestinos para la elaboración de la droga, utilizando el método de reducción de efedrina (7 y
31).
La dosis usual de metanfetamina (cristal) en un lapso de 24 horas se ha estimado en 125 mg. y
la dosis máxima en 500 mg. (23). Otras fuentes, sin embargo, refieren una menor dosis prome-
dio, de un décimo de gramo, con efectos que pueden durar hasta 15 horas. No obstante, se in-
dica que la posibilidad de disposición biológica de la sustancia fumada es por lo menos 50%
menor con respecto a la forma intravenosa, debido a que una parte de la droga se adhiere al
medio utilizado para fumar y en la mucosa del tracto respiratorio. En estudios con animales se
encontró que los efectos del cristal pueden durar diez veces más que los de la cocaína (3).
A pesar de que los efectos conductuales y psicológicos de las metanfetaminas resultan simila-
res a los de la cocaína, su acción sobre el tejido nervioso es distinta. Las metanfetaminas in-
crementan la transmisión monoaminérgica, estimulando la liberación de monoaminas de las ve-
sículas sinápticas de la terminal del axón nervioso. 3
La acción farmacológica de la metanfetamina se produce a partir de que, al introducirse en el
citoplasma de la terminal nerviosa y en las vesículas sinápticas, provoca la liberación de neuro-
transmisores tales como la dopamina y la norepinefrina, y su depositación en la fisura sináptica,
impidiendo su recaptura. Esta acción incrementa la neurotransmisión, produciendo una sobre-
estimulación de la membrana postsináptica. Como consecuencia de este mecanismo, el alta
concentración de dopamina en el citoplasma produce un efecto de autoxidación que resulta en
la generación de diversos compuestos químicos altamente tóxicos y reactivos. De esta manera,
el efecto tóxico de la metanfetamina debe atribuirse, en primera instancia, al incremento en la
concentración de dopamina (35).
El uso regular de metanfetaminas induce tolerancia en algunos de sus efectos, lo cual significa
que es necesaria la administración de mayores cantidades de la droga para alcanzar los efectos
esperados. Sin embargo, la tolerancia no se desarrolla en la misma proporción para todos sus
efectos, aunque puede verse incrementada la sensibilidad para algunos de éstos (1).
EFECTOS CLÍNICOS DEL USO DE METANFETAMINA
Debido a su peculiar acción sobre el SNC, las metanfetaminas producen un estado de euforia y
alerta, reduciendo la necesidad de estimulación externa, por lo que su uso indiscriminado es
particularmente frecuente entre personas con dificultades para relacionarse socialmente o para
introyectar nuevas experiencias, o bien, entre aquéllos que buscan incrementar su desempeño
en algún área de la vida de relación.

3
Las vesículas sinápticas constituyen reservorios globulares en los que se almacenan los neurotransmisores y que
contienen diversos “transportadores”, es decir, canales o cadenas proteicas que permiten recapturar los neurotrans-
misores liberados por la acción de una señal nerviosa o por la administración de alguna droga.

7
Entre los efectos de su consumo se cuentan síntomas tales como irritabilidad, ansiedad, idea-
ción paranoide y depresión; así como insomnio, pérdida de apetito y de peso, náuseas, vómitos
y diarreas, hipertermia, cefaleas e incremento de la presión arterial. Su administración intrave-
nosa puede desembocar en estados de inconsciencia o de inhibición de respuestas, mientras
que la ingesta de dosis tóxicas genera síntomas de agitación, ansiedad, alucinaciones y deli-
rium, pudiendo derivar en el caso de sobredosis en un estado de coma irreversible o muer-
te. Existe además evidencia de que en elevadas dosis inducen daños irreversibles en el SNC u
otros daños orgánicos.
La hiperpirexia también llamada “golpe de calor” constituye una de las más serias compli-
caciones del uso de metanfetaminas. El incremento súbito de la temperatura corporal es produ-
cido por las propiedades vasoconstrictoras de la droga, así como por la estimulación del meta-
bolismo hepático de grasas y glucosas y por la agitación y rigidez muscular producida por la so-
bredosis. Secundariamente, puede presentarse destrucción del tejido muscular por efecto de la
excreción de mioglobina en la orina (14), así como trastornos coreicos y, en algunos casos, dis-
kinesias (3, 7, 19 y 22).
Los efectos cardiovasculares del consumo de metanfetaminas incluyen dispnea, hipertensión,
taquicardia, arritmia auricular y ventricular e isquemia del miocardio. En ocasiones se ha repor-
tado “dolor de pecho”, pero sin que se puedan observar cambios electrocardiográficos. También
se han reportado derrames cerebrovasculares debidos a hemorragias o vasoespasmos (3 y 14).
Los efectos psicológicos a corto plazo de la ingesta de metanfetaminas incluyen sentimientos
de euforia, hipervigilancia, intensificación de los afectos, alteración de la autoestima y un cues-
tionado incremento del deseo sexual (7 y 3). No obstante, su consumo puede producir también
extrema hiperactividad, intranquilidad e irritabilidad (22 y 23), e incluso desencadenar psicosis
tóxicas agudas en personas previamente saludables, o bien, precipitar un episodio psicótico en
aquéllas que padecen alguna enfermedad psiquiátrica. Además, a diferencia de la psicosis por
uso de cocaína, la psicosis por uso de metanfetaminas puede durar varios días o semanas. 4
Los usuarios crónicos frecuentemente exhiben síntomas indiferenciables de la esquizofrenia
paranoide, con alucinaciones e ideas delirantes, además de manifestar comportamientos agre-
sivos (33). Precisamente, los desórdenes orgánicos mentales inducidos por la utilización de me-
tanfetaminas difieren de los inducidos por el alcohol u otras drogas por una mayor frecuencia e
intensidad de las alucinaciones auditivas y visuales, la ideación paranoide y la agresividad (3).
METODOLOGÍA
La presente investigación se dirige al estudio del consumo emergente de nuevas sustancias en
México: las drogas de diseño y, en particular, las metanfetaminas. Su propósito es generar in-
formación útil y oportuna para retroalimentar la prestación de servicios de prevención, trata-
miento y rehabilitación, con el fin de elaborar programas y estrategias adecuadas para contener
la posible expansión del consumo de metanfetaminas en la Región Noroccidental y en el resto
del país, así como para sustentar el diseño de alternativas de tratamiento adecuadas para la
problemática de los usuarios de estas sustancias.
El presente informe integra información epidemiológica y clínica de una muestra de pacientes
que reportaron haber utilizado metanfetaminas al menos una vez en la vida y que recibieron
atención curativo-rehabilitatoria en la Unidad de Tratamiento en Consulta Externa de la ciudad
de Tijuana.

4
Las psicosis inducidas por la utilización de compuestos anfetamínicos normalmente ceden en un lapso de 10 días
después de interrumpido el consumo, aunque en el 10% de los casos puede persistir hasta por seis meses. Así mis-
mo, el uso posterior de la droga puede desencadenar otro episodio psicótico con una duración menor al ocurrido ini-
cialmente (32)

8
Se aplicó un diseño transversal de investigación exploratoria ex-post-facto. La muestra obtenida
incluyó 113 pacientes que ingresaron al programa de tratamiento durante los meses de sep-
tiembre a diciembre de 1998.
La información se obtuvo utilizando un formato precodificado de la Entrevista Inicial, ajustado ex
profeso, con el fin de ampliar y precisar el análisis de los datos sociodemográficos, del consumo
de drogas y de los síntomas clínicos asociados con el uso de metanfetaminas. Para fines de
este estudio se consideraron casos a aquellos pacientes que refirieron haber consumido metan-
fetaminas alguna vez en la vida. El análisis de la información fue de tipo descriptivo, basado en
la distribución de frecuencias y utilizando los programas estadísticos SPSS y N Sample.
PRINCIPALES HALLAZGOS
CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS
En la mitad de los casos únicamente acudió el paciente a solicitar tratamiento, mientras que el
47% asistió acompañado por algún familiar (Anexo 1, Cuadro 1). La proporción de pacientes del
género masculino y femenino fue de 8.4 hombres por cada mujer, similar a la registrada en los
estudios epidemiológicos 1996 y 1997 (12 y 15) (Cuadro 2).
La media de edad de ingreso se ubicó en 26.6 años, con una desviación estándar de 7.3 años.
La mediana y la moda se ubicaron en 26 años en el estudio epidemiológico de 1997 (15) la
mediana global de la población atendida se ubicó en 21 años. La mayor proporción (88%) se
ubicó entre 15 y 34 años, si bien 27% contaba con 25 a 29 años de edad (Cuadros 3 y 4). Estos
datos indican que el consumo de metanfetaminas afecta a un grupo integrado en su mayoría
por adultos jóvenes.
En proporciones similares a las obtenidas en estudios realizados anteriormente con usuarios de
metanfetaminas (10), un poco más de la mitad de los casos refirió ser soltera, aunque una quin-
ta parte se encuentra casada y 13% vive en unión libre (Cuadro 5).
La mayor parte de la población (72%) presenta un nivel educativo localizado entre el sexto gra-
do de educación primaria y el tercer grado de secundaria (Cuadro 6). En concordancia con da-
tos anteriores (10) y a diferencia de las proporciones comunes entre la población atendida en
CIJ (15), prácticamente la mitad de los casos (47%) se encontraba sin ocupación y no había
buscado empleo en el transcurso del último mes (Cuadro 7), lo cual refleja una mayor dificultad
para integrarse a la vida productiva.
Con base en los criterios de estratificación del Estudio Básico de la Comunidad Objetivo de CIJ
(6), la mayor parte de los casos provinieron de colonias de estrato medio bajo (39%) y medio
alto (36%) (Cuadro 8), aunque la totalidad de la población estudiada provino de estratos de “alto
riesgo” y “riesgo” del consumo de sustancias: 75% pertenecen a un estrato de “alto riesgo” y el
25% restante a un estrato de “riesgo” (Cuadro 9).
Considerando los elevados índices migratorios registrados en la ciudad de Tijuana, se investigó
el lugar de origen de los pacientes de esta muestra, encontrándose que un poco más de la mi-
tad (54%) es originario del propio municipio de Tijuana; la otra mitad se distribuyó en 14 estados
y 25 municipios, dos casos fueron originarios del estado de California, EEUU, y uno de Guate-
mala, Guatemala (Cuadros 10 y 11).
Con el objeto de conocer si los pacientes habían residido en los EEUU y, por tanto, habían es-
tado expuestos a un mayor riesgo de consumo de metanfetaminas, se averiguó que cerca del
61% de los casos no lo habían hecho, mientras que el restante 39% sí lo había hecho, ya sea
con carácter legal o ilegal. Además, el 82% no manifestó intención de residir o trabajar en los
EEUU (Cuadros 12 y 13).
La mayor parte de los casos asistió a tratamiento por iniciativa propia (83%), mientras que el
12% lo hizo por condicionamiento familiar (Cuadro 14), lo cual puede ser indicio de que el uso

9
de metanfetaminas y sus consecuencias se relacionen con un mayor deterioro percibido, moti-
vando la asistencia voluntaria y no condicionada a tratamiento.
Una tercera parte de los casos tuvo conocimiento de CIJ por familiares o conocidos, una cuarta
parte por otros pacientes o ex-pacientes y una quinta parte por medios publicitarios (Cuadro
15).
CONSUMO DE DROGAS
La metanfetamina consumida por los pacientes fue reportada como cristal o crystal, metanfeta-
mina o met, y un solo caso refirió el consumo de speed. La dosis utilizada es referida común-
mente como un globo, globito o globillo, indicándose que cada uno consiste de entre 125 ó 250
mg del tóxico. En otros casos se refirió el consumo de rayas. Algunos casos reportaron consu-
mir de dos a cuatro globos diarios. Así mismo, se registró el color de las presentaciones de la
droga, refiriéndose el uso de metanfetamina blanca, amarilla, café y rosa.
El 75% de los casos de la muestra reportó como primera droga de consumo el alcohol o el ta-
baco, 11% los inhalables, 9% la mariguana y sólo dos sujetos, las metanfetaminas (Cuadro 16).
Estos datos indican que el consumo de estas sustancias es fundamentalmente “secundario”,
esto es, posterior al uso de otras drogas.
La mediana de la edad de inicio del consumo de drogas se ubicó en 14 años (desviación están-
dar=2.7), mientras que la mediana de la edad del inicio del consumo de metanfetaminas fue de
21 años. También se presenta una mayor dispersión entre las edades de inicio en el uso de me-
tanfetaminas (desviación estándar=7.2 años) (Cuadro 17). La mayor parte de la población
(91%) inició el uso de sustancias psicoactivas en general entre los 10 y 19 años; mientras el
inicio del uso de metanfetaminas se ubicó, en el 77% de los casos, en el intervalo de 15 a 29
años (Cuadro 18).
Entre los pacientes incluidos en la muestra se detecta, además del uso de metanfetaminas, una
alta prevalencia del consumo “alguna vez en la vida” de tabaco, alcohol, 5 mariguana y cocaína,
con tasas superiores al 80%. En un menor nivel, pero aún con elevadas tasas de prevalencia,
se presenta el consumo de depresores de uso médico (57%), heroína (46%) y solventes inhala-
bles (39 %) (Cuadro 20). La prevalencia del uso de sustancias psicoactivas de curso ilegal en
los últimos 30 días previos al inicio del tratamiento ascendió al 80% (Cuadro 21).
La gran mayoría de los casos (97%) reportó haber consumido dos o más sustancias de curso
ilegal alguna vez en la vida, y sólo el 3% refirió haber consumido hecho uso de una sola sus-
tancia —en este caso, las metanfetaminas—. En relación con el mes previo al tratamiento, se
encontró que 65% de los pacientes utilizó dos o más sustancias de curso ilegal (Cuadros 22 y
23).
El 86% señaló haber utilizado metanfetaminas en el transcurso de los 12 meses previos al tra-
tamiento. De éstos, 39% reportó consumirlas todos los días y 33% entre una y tres veces por
semana (Cuadros 27 y 28). 6 El 63% de los casos admitió su uso en el lapso de los 30 días pre-
vios al tratamiento y 47% en el transcurso de los siete días anteriores (Cuadro 31). La mayor
parte señaló consumirlas fumadas (71%) o aspirada o inhalada (53%); en una menor proporción
también se registró su administración inyectada (12%) (Cuadro 30).

5
Debido al alto índice de prevalencia de la ingesta de alcohol entre los casos de la muestra, cobra relevancia expo-
ner algunos de los datos referentes a su consumo. A este respecto se observa que el 71% refirió haber experimenta-
do al menos un episodio de embriaguez alguna vez en la vida, aunque 50% de los casos refirió su ocurrencia durante
el último año (Cuadros 35 y 36). Por otra parte, el 54% de quienes aceptaron haberlos experimentado en el transcur-
so del último año, señaló que se sucedieron al menos en dos o tres ocasiones al mes. Finalmente, tres de cada cinco
sujetos (63%) indicaron que el último episodio de embriaguez ocurrió en el lapso del último mes previo al tratamiento
(Cuadros 37 y 38).
6
Otro estudio realizado con usuarios de metanfetaminas arrojó que la mitad de los casos las consumían diariamente
(23)

10
La droga que mayormente ha afectado a los pacientes según su propia percepción fueron
las metanfetaminas (47%) y la heroína (38%). En términos generales, el equipo terapéutico que
colaboró en el levantamiento de la información coincidió con esta opinión, señalando las mis-
mas sustancias en un 50 y 42% de los casos, respectivamente. Sin embargo, el 36% de los pa-
cientes refirió tener preferencia por el consumo de heroína y sólo una tercera parte (33%) por el
de metanfetaminas (la mariguana fue referida como sustancia de preferencia por el 11%, en
tanto que el alcohol, el tabaco, la cocaína, los solventes inhalables y los DUM fueron referidos
por menos del 4% de los casos) (Cuadros 24, 25 y 26).
Por otro lado, cerca del 80% de los sujetos estudiados refirió haber interrumpido alguna vez el
uso de drogas. Los principales motivos de esta interrupción comprendieron: daño físico (44%),
deterioro psicosocial (28%) y presión familiar (23%) (Cuadros 32 y 33). Los sujetos se agrupa-
ron en periodos de abstinencia muy diversos; durante el último año, 70% refirió periodos máxi-
mos de abstinencia que van de 16 días a once meses (Cuadro 29).
Los factores que motivaron con mayor frecuencia la reanudación del consumo fueron la dispo-
nibilidad de drogas (34%), la presión del grupo de pares (26%), diversas alteraciones psicoafec-
tivas (24%) y síntomas de supresión (19%) (Cuadro 34).
VARIABLES CLÍNICAS
Como ya se ha indicado, el consumo de metanfetaminas en particular, su uso crónico con-
lleva múltiples trastornos físicos y psicológicos. A fin de abundar a este respecto, en esta última
parte se revisan las consecuencias clínicas del consumo de metanfetaminas detectadas entre
los casos en estudio, considerando síntomas asociados a la intoxicación por metanfetaminas,
residuales y de abstinencia. Sin embargo, cabe señalar, en primer lugar, que el diagnóstico del
tipo de consumo de los pacientes de esta muestra arrojó fundamentalmente patrones de con-
sumo de tipo dependiente: 68% disfuncional y 29% funcional (Cuadro 39).
Al dar cuenta de los principales síntomas o trastornos clínicos experimentados, los casos de
estudio señalaron entre los más importantes a la depresión (73%) y la ansiedad (63%). También
indicaron haber cursado episodios caracterizados por ideación suicida (45%) y sintomatologías
características de los trastornos psicóticos (45%), entre los que se destacan flash-backs con
alucinaciones visuales o auditivas (34%) y ataques de pánico (29%). Debe también resaltarse
que el 22% refiere haber llevado a cabo al menos algún intento de suicidio (Cuadro 40). Por
otra parte, este primer conjunto de datos clínicos debe interpretarse con cautela, puesto que se
existe amplia evidencia de que los síntomas de ansiedad y depresión se encuentran asociados
con el consumo de drogas en general (29), pudiendo constituir factores predisponentes del con-
sumo de sustancias y no consecuencias del mismo, situación que no puede ser dilucidada de-
bido a las limitaciones del diseño ex-post-facto de la presente investigación.

11
Trastornos presentes en usuarios de metanfetaminas

Intento de suicidio

Ataques de pánico

“Flash-backs”

Síntomas psicóticos

Ideas suicidas

Ansiedad

Depresión

0 10 20 30 40 50 60 70 80
%
Por otro lado, se reportó una amplia gama de efectos relacionados con la intoxicación inducida
por el uso de metanfetaminas. Entre los efectos físicos más frecuentes se encuentran la rese-
quedad de la boca (90%) y la taquicardia (84%). Con una frecuencia relativamente menor (entre
el 55 y el 67%) se refirieron contracción de la mandíbula, deshidratación, sudoración excesiva y
temblores. En menor proporción se reportaron problemas respiratorios, calambres, dolor de ca-
beza, mareos y cansancio, mientras que un número aún más reducido acusó dificultades para
orinar y desmayos.
Cabe destacar que 4.4% de los pacientes refirió haber experimentado episodios convulsivos y
que 54% sufrió aumento de la temperatura, en tanto que 13% experimentó falta de sudoración,
síntomas característicos de hiperpirexia o “golpe de calor” (22 y 23) (Cuadro 41).
Entre los efectos psicológicos producto de la intoxicación reportados con mayor frecuencia se
encuentran: insomnio (85%), sensibilidad y alerta aumentadas (81%) y sensación de aumento
de energía (79%). En proporciones que oscilan entre el 60 y 70%, aparecen la ansiedad, locua-
cidad, mayor intensidad afectiva, euforia, mayor facilidad para interactuar con otras personas y
desinhibición. Entre el 45 y el 60% de los casos experimentaron dificultad para concentrarse,
irritabilidad, exagerado optimismo y sentimientos de superioridad. Un menor número de pacien-
tes expresó dificultades para medir la consecuencia de sus actos, conductas agresivas o violen-
tas, confusión o haber incurrido en comportamientos riesgosos (Cuadro 41).
En relación con los síntomas residuales, es decir, las alteraciones experimentadas 24 horas
después del consumo de metanfetaminas, las referidas con mayor frecuencia fueron: sensación
de cansancio (74%), depresión (68%) y pérdida de apetito (55%). Entre otros síntomas impor-
tantes figuran la dificultad para pensar o concentrarse (50%), el insomnio (42%) y el dolor de
cabeza (42%) (Cuadro 42).
Finalmente, los principales síntomas referidos como resultado de la supresión del consumo de
metanfetaminas fueron: ansiedad (57%), depresión (50%), irritabilidad (49%) y aislamiento
(45%). Otros síntomas de abstinencia frecuentes fueron el dolor de cabeza, insomnio, falta de
apetito, trastornos digestivos, taquicardia, mareos y conducta antisocial. Puede subrayarse que
10% de los casos reportó la pérdida de conciencia (desmayos) asociados con la supresión del
consumo de metanfetaminas (Cuadro 43). Estos datos revelan que el proceso de desintoxica-
ción puede presentar, en el caso del uso de metanfetaminas, implicaciones secundarias que
deben ser consideradas en el diseño y desarrollo del tratamiento.

12
13
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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15
ANEXO 1

PERFIL SOCIODEMOGRÁFICO

Cuadro 1. Consultantes atendidos


Consultantes Frecuencia % válido
Paciente 56 50.0
Paciente y familiares 53 47.3
Familiares 3 2.7
Sin información 1 Se omite
Total 113 100.0

Cuadro 2. Género
Sexo Frecuencia % válido
Masculino 101 89.4
Femenino 12 10.6
Total 113 100.0

Cuadro 3. Intervalos de edad de ingreso a tratamiento


Intervalo Frecuencia % válido
10 a 14 años 1 0.9
15 a 19 años 22 20.0
20 a 24 años 22 20.0
25 a 29 años 30 27.3
30 a 34 años 23 20.9
35 a 39 años 6 5.5
40 a 44 años 4 3.6
45 en adelante 2 1.8
Sin información 3 Se omite
Total 113 100

Cuadro 4. Promedio de edad de ingreso a tratamiento


Edad de Media Desv. Est. Mediana Moda
ingreso 26.6 7.3 26 26

Cuadro 5. Estado civil


Estado civil Frecuencia % válido
Soltero 59 53.2
Casado 23 20.7
Unión libre 14 12.6
Separado 12 10.8
Divorciado 2 1.8
Viudo 1 0.9
Sin información 2 Se omite
Total 113 100.0

16
Cuadro 6. Escolaridad
Grado académico Frecuencia % válido
Sin estudios (sabe leer y escribir) 1 0.9
2º de primaria 2 1.8
3º de primaria 3 2.7
4º de primaria 2 1.8
5º de primaria 9 8
6º de primaria 23 20.4
1º de secundaria 12 10.6
2º de secundaria 24 21.2
3º de secundaria 22 19.5
Bachillerato (preparatoria, vocacional, bachillera-
1 0.9
to técnico)
1º grado de bachillerato 4 3.5
2º grado de bachillerato 1 0.9
3º grado de bachillerato 6 5.3
Licenciatura 1 0.9
Licenciatura incompleta 2 1.8
Total 113 100.0

Cuadro 7. Principal ocupación


Ocupación Frecuencia % válido
Sin ocupación (no buscó empleo ultimo mes) 52 46.8
Con actividad laboral fija 21 18.9
Con actividad laboral ocasional 14 12.6
Desempleado (buscó empleo ultimo mes) 11 9.9
Ama de casa 6 5.4
Subempleado 5 4.5
Estudiante 2 1.8
Sin información 2 Se omite
Total 113 100.0

Cuadro 8. Estrato sociourbano


(Según criterios del EBCO)
Estrato Frecuencia % válido
Alto 3 2.7
Medio alto 40 36.0
Medio bajo 43 38.7
Bajo 23 20.7
Sin especificar 2 1.8
Sin información 2 Se omite
Total 113 100.0

17
Cuadro 9. Estrato de riesgo
(Según criterios del EBCO)
Estrato de Riesgo Frecuencia % válido
Alto riesgo 81 75
Riesgo 27 25
Sin información 5 Se omite
Total 113 100.0

Cuadro 10. Lugar de nacimiento


(Estado)
Estado Frecuencia % válido
Baja California 067 59.3
Sinaloa 9 8.1
Jalisco 7 6.3
Sonora 6 5.4
Michoacán 5 4.5
Puebla 3 2.7
D. F. 3 2.7
California (EUA) 2 1.8
Aguascalientes 1 0.9
Chihuahua 1 0.9
Durango 1 0.9
Guanajuato 1 0.9
México 1 0.9
Nayarit 1 0.9
Veracruz 1 0.9
Zacatecas 1 0.9
Guatemala 1 0.9
Sin información 2 Se omite
Total 113 100.0

18
CUADRO 11. LUGAR DE NACIMIENTO
(Municipio)
Municipio Frecuencia % válido
Tijuana, B.C. Nte. 59 53.2
Guadalajara, Jal. 6 5.4
Mexicali, B.C. Nte. 6 5.4
Mazatlán Sin. 4 3.6
Puebla, Pue. 3 2.7
Zamora, Mich. 3 2.7
Guaymas, Son. 2 1.8
Guasave, Sin. 2 1.8
Ciudad Obregón, Son 2 1.8
Culiacán 2 1.8
Ensenada, B.C. Nte. 2 1.8
D.F. 3 2.7
Toluca 1 0.9
Boca del Río 1 0.9
Jerez 1 0.9
Tepic 1 0.9
Aguascalientes, Ags. 1 0.9
Hermosillo 1 0.9
Durango, Dgo. 1 0.9
Novojoa 1 0.9
Santa María 1 0.9
Los Mochis 1 0.9
Hornitos, Gto. 1 0.9
San Buenaventura,
1 0.9
Chih.
Morelia, Mich. 1 0.9
Tuxpan, Jal. 1 0.9
Guatemala 1 0.9
Los Angeles Cal. 1 0.9
San Diego Cal. 1 0.9
Sin información 2 Se omite
Total 113 100.0

Cuadro 12. Residencia o trabajo en los EUA (alguna vez)


Residió o trabajó en EUA Frecuencia % válido
No 69 61.1
Con carácter ilegal 22 19.5
Sí Con carácter legal 9 8.0
Sin especificar 13 11.5
Total 113 100.0

19
CUADRO 13. INTENCIÓN DE RESIDIR O TRABAJAR EN LOS EUA
Intención Frecuencia % válido
No 92 82.1
Sí 20 17.9
Sin información 1 Se omite
Total 113 100.0

Cuadro 14. Condiciones de ingreso a tratamiento


Fuente Frecuencia % válido
Iniciativa propia 93 83.0
Condicionamiento familiar 14 12.5
Indicación médica 4 3.6
Indicación legal 1 0.9
Sin información 1 Se omite
Total 113 100.0

Cuadro 15. Conocimiento de CIJ


Conocimiento de CIJ Frecuencia % válido
Por familiares o conocidos 36 31.9
Paciente(s) o ex-paciente(s) de CIJ 27 23.9
Publicidad de CIJ 22 19.5
Otro 22 19.5
Proyectos preventivos de CIJ 4 3.5
Orientación e información telefónica 2 1.8
Total 113 100.0

CONSUMO DE SUSTANCIAS PSICOACTIVAS

Cuadro 16a. Primer droga consumida*


Droga Frecuencia % válido
Tabaco 44 38.9
Alcohol 41 36.3
Solventes inhalables 13 11.5
Mariguana 10 8.8
Depresores uso médico 2 1.8
Metanfetaminas 2 1.8
Cocaína 1 0.9
Total 113 100
* Incluye alcohol y tabaco.

20
Cuadro 16b. Primer droga consumida*
Droga Frecuencia % válido
Solventes inhalables 13 46.4
Mariguana 10 35.7
Depresores uso médico 2 7.1
Metanfetaminas 2 7.1
Cocaína 1 3.6
Total 113 100
* No incluye alcohol y tabaco.

Cuadro 17. Promedios de las edades de inicio del consumo de drogas y metanfetaminas
Edad de inicio Media Desv. Est. Mediana Moda
Consumo de drogas 13.9 2.7 14 15
Consumo de metanfetaminas 22.5 7.3 21 15 y 17

Cuadro 18. Intervalos de edad de inicio en el uso de drogas


Intervalos Frecuencia % válido
5 a 9 años 8 7.1
10 a 14 años 52 46.4
15 a 19 años 50 44.6
20 a 24 años 2 1.8
Sin información 1 Se omite
Total 113 100

Cuadro 19. Intervalos de edad de inicio en el uso de metanfetaminas


Intervalos Frecuencia % válido
10 a 14 años 8 7.5
15 a 19 años 34 31.5
20 a 24 años 29 26.9
25 a 29 años 20 18.7
30 a 34 años 9 8.4
35 a 39 años 3 2.8
40 a 44 años 2 1.9
45 a 49 años 2 1.9
Sin información 6 Se omite
Total 113 100

21
Cuadro 20. Consumo de drogas ‘alguna vez en la vida’
(Prevalencia total)
Droga Frecuencia % válido
Metanfetaminas 112 99.1
Tabaco 107 94.7
Alcohol 106 93.8
Mariguana 104 92.0
Cocaína 91 80.5
Depresores uso médico 64 56.6
Heroína 52 46.0
Solventes inhalables 44 38.9
Rohypnol 13 11.5
Alucinógenos 12 10.6
Estimulantes 3 2.7
Opio y derivados 3 2.7
Crack 1 0.9
Refractil ofteno 0 0
Basuco (pasta base) 0 0
Analgésicos y narcóticos 0 0

Cuadro 21. Consumo de drogas ‘en los últimos 30 días*


(Prevalencia actual)
Uso drogas Frecuencia % válido
Sí 90 79.6
No 23 20.4
Total 113 100
*Cualquier droga de curso ilegal

Cuadro 22. Mono y policonsumo*


(Alguna vez en la vida)
Mono-policonsumo Frecuencia % válido
Monousuario 3 2.7
Poliusuario 110 97.3
Total 113 100
*Cualquier droga de curso ilegal

Cuadro 23. Mono y policonsumo*


(Últimos 30 días)
Mono-policonsumo Frecuencia % válido
Monousuario 32 35
Poliusuario 58 65
No usó el último mes 23 Se omite
Total 113 100
*Cualquier droga de curso ilegal

22
Cuadro 24. Droga de mayor impacto
(Según paciente)
Droga Frecuencia % válido
Metanfetaminas 51 47.2
Heroína 41 38.0
Alcohol 3 2.8
Mariguana 3 2.8
Solventes inhalables 3 2.8
Cocaína 3 2.8
Depresores UM 2 1.8
Alucinógenos 1 0.9
Opio y derivados 1 0.9
Sin información 5 Se omite
Total 113 100.0

Cuadro 25. Droga de mayor impacto


(Según terapeuta)
Droga Frecuencia % válido
Metanfetaminas 55 50.0
Heroína 46 41.8
Alcohol 3 2.7
Cocaína 2 1.8
Mariguana 1 0.9
Solventes inhalables 1 0.9
Opio y derivados 1 0.9
Depresores 1 0.9
Sin información 3 Se omite
Total 113 100.0

Cuadro 26. Droga de preferencia


Droga Frecuencia % válido
Heroína 40 36.4
Metanfetaminas 36 32.7
Mariguana 12 10.9
Ninguna 6 5.5
Alcohol 4 3.6
Cocaína 4 3.6
Tabaco 2 1.8
Otras sustancias 2 1.8
Solventes inhalables 2 1.8
Opio y derivados 1 0.9
Depresores U.M. 1 0.9
Sin información 3 Se omite
Total 113 100.0

23
Cuadro 27. Uso de metanfetaminas en el último año
Uso Frecuencia % válido
Sí 93 86.1
No 15 13.9
Sin información 5 Se omite
Total 113 100

Cuadro 28. Frecuencia del uso de metanfetaminas en el último año


(n=93)
Frecuencia Frecuencia % válido
Diario 36 38.7
Una a tres veces por semana 31 33.3
Dos a tres veces al mes 8 8.6
Una vez al mes 5 5.4
Seis a once veces al año 2 2.2
Una a cinco veces al año 11 11.8
Sin información 20 Se omite
Total 113 100

Cuadro 29. Periodo máximo de abstinencia durante el último año*


(n=92)
Abstinencia Frecuencia % válido
Uno a tres días 3 3.3
Cuatro a siete días 5 5.4
Ocho a 15 días 10 10.9
16 a 30 días 15 16.3
Uno a tres meses 15 16.3
Cuatro a seis meses 18 19.6
Siete a once meses 16 17.4
No interrumpe 8 8.7
Uso experimental 2 2.2
Sin información 21 Se omite
Total 113 100
* Cualquier droga de curso ilegal

Cuadro 30. Vía de administración de metanfetaminas*


(n=95)
Vía Frecuencia % válido
Fumada 75 71.2
Aspirada o inhalada 56 53.2
Inyectada 13 12.3
Sin información 18 Se omite
* Cada caso pudo reportar hasta tres vías.

24
Cuadro 31. Último consumo de metanfetaminas
(n=95)
Último consumo Frecuencia % válido
Mismo día o anterior 23 27.1
De dos a siete días 17 20.0
De ocho a 30 días 14 16.5
Más de 30 días 31 36.5
Sin información 28 Se omite
Total 113 100

Cuadro 32. Interrupción del consumo de drogas


(N=113)
Interrumpió Frecuencia % válido
Sí 90 79.6
No 23 20.4

Cuadro 33. Motivos de interrupción reportados*


(N=90)
Motivo Frecuencia % válido
Daño físico 40 44.4
Deterioro Psicosocial 25 27.8
Presión familiar 21 23.3
Tratamientos previos 11 12.2
Problemas legales 8 8.9
Cambio de ambiente social 4 4.4
Falta de disponibilidad de drogas 3 3.3
Presión escolar o laboral 3 3.3
Juramentos o promesas 3 3.3
Presión del grupo de pares 1 1.1
Episodios traumáticos de intoxicación 1 1.1
Otros 14 15.6
* NO EXCLUYENTES

Cuadro 34. Motivos de reanudación reportados*


(N=90)
Motivo Frecuencia % válido
Disponibilidad de drogas 31 34.4
Presión del grupo de pares 23 25.6
Alteraciones psicoafectivas 22 24.4
Síntomas de supresión 17 18.9
No ha habido reanudación 16 17.8
Abandono de tratamiento 6 6.7
Eventos traumáticos 5 5.6
Cambio de ambiente social 1 1.1
Otros 6 6.7
* NO EXCLUYENTES

25
Cuadro 35. Episodios de embriaguez por alcohol
(Alguna vez en la vida)
Episodios de embriaguez Frecuencia % válido
Sí 70 70.7
No 29 29.3
Sin información 14 Se omite
Total 113 100

Cuadro 36. Episodios de embriaguez por alcohol


(Últimos 12 meses)
Episodios de embriaguez Frecuencia % válido
Sí 40 50
No 40 50
Sin información 33 Se omite
Total 113 100

Cuadro 37. Frecuencia de episodios de embriaguez por alcohol


(Últimos 12 meses)
Frecuencia Frecuencia % válido
Diario 2 5.4
Una a tres veces por semana 9 24.3
Dos a tres veces al mes 9 24.3
Una vez al mes 7 18.9
Seis a once veces al año 4 10.8
Una a cinco veces al año 6 16.2
Sin información 76 Se omite
Total 113 100

Cuadro 38. Última ocasión en que presentó un episodio de embriaguez


Última ocasión Frecuencia % válido
Mismo día o anterior 1 2.6
De dos a siete días 14 36.8
De ocho a 30 días 9 23.7
Más de 30 días 14 36.8
Sin información 75 Se omite
Total 113 100

26
VARIABLES CLÍNICAS

Cuadro 39. Tipo de consumo


Tipo Frecuencia % válido
Disfuncional 74 68.5
Funcional 31 28.7
Ex – farmacodependiente 3 2.8
Sin información 5 Se omite
Total 113 100

Cuadro 40. Síntomas o trastornos asociados con el consumo de metanfetaminas*


(n=113)
Síntomas o trastornos Frecuencia % válido
Depresión 82 72.6
Ansiedad 74 65.5
Ideas suicidas 51 45.1
Síntomas psicóticos 51 45.1
Flash-backs 39 34.5
Ataques de pánico 33 29.2
Intento de suicidio 25 22.1
* NO EXCLUYENTES

27
Cuadro 41. Efectos del uso de metanfetaminas*
(N=113)
Efectos Físicos Frecuencia % válido
Resequedad de la boca 102 90.3
Taquicardia 95 84.1
Contracción de la mandíbula 76 67.3
Deshidratación 76 67.3
Sudoración 74 65.5
Temblores 64 56.6
Aumento de la temperatura 61 54.0
Problemas respiratorios 45 39.8
Calambres 41 36.3
Dolor de cabeza 40 35.4
Mareos 38 33.6
Cansancio 37 32.7
Dificultad para orinar 29 25.7
Vahídos o desmayos 16 14.2
Falta de sudoración 15 13.3
Convulsiones 5 4.4
Efectos Psicológicos Frecuencia % válido
Insomnio 96 85.0
Sensibilidad y alerta aumentadas 91 80.5
Sensación de aumento de energía 89 78.8
Ansiedad 82 72.6
Locuacidad 78 69.0
Aumento de intensidad de los afectos 77 68.1
Euforia 71 62.8
Mayor facilidad para convivir e interactuar 69 61.1
Desinhibición 66 58.4
Dificultad de concentración 63 55.8
Irritabilidad 62 54.9
Exagerado optimismo 61 54.0
Sentimientos de superioridad 55 47.8
No mide consecuencias de sus actos 44 38.9
Agresividad o violencia 44 38.9
Confusión 41 36.3
Incursión en conductas riesgosas 38 33.6
Otros efectos 3 2.7
* NO EXCLUYENTES

28
Cuadro 42. Síntomas residuales (24 horas después del consumo de metanfetaminas)*
(N=113)
S í n t o m a s Frecuencia % válido
Cansancio 84 74.3
Depresión 77 68.1
Perdida de apetito 62 54.9
Dificultad para pensar o concentrarse 56 49.6
Insomnio 48 42.5
Dolor de cabeza 47 41.6
* NO EXCLUYENTES

Cuadro 43. Síntomas reportados por abstinencia del uso de metanfetaminas*


(N=113)
Síntomas Frecuencia % válido
Ansiedad 65 57.5
Depresión 57 50.4
Irritabilidad 55 48.7
Aislamiento 51 45.1
Dolor de cabeza 45 39.8
Insomnio 44 38.9
Falta de apetito 41 36.3
Trastornos digestivos 36 31.9
Taquicardia 31 27.4
Mareos 30 26.5
Conductas antisociales 21 18.6
Vahídos o desmayos 11 9.7
Otros 9 8.0
* NO EXCLUYENTES

29
Anexo 2
EXPANSIÓN DEL CONSUMO DE METANFETAMINAS ALGUNA VEZ EN LA VIDA EN EL LAPSO 1994-1997 (COMPARATIVO REALIZADO DE ACUERDO
CON LA MEDIA NACIONAL DEL LAPSO 1994-1997: 3.7%)

Localidades en que se sitúan unidades con una prevalencia total del uso de metanfetaminas mayor que la media nacional 1994-1997
desde 1994
Localidades en que se sitúan unidades con una prevalencia total del uso de metanfetaminas mayor que la media nacional 1994-1997
desde 1995
Localidades en que se sitúan unidades con una prevalencia total del uso de metanfetaminas mayor que la media nacional 1994-1997
desde 1996*
Localidades en que se sitúan unidades con una prevalencia total del uso de metanfetaminas mayor que la media nacional 1990-1997 en
1997

• En 1997, la tasa de prevalencia registrada en los CIJ Mérida y Tampico se volvió a ubicar por abajo del promedio nacional 1994-1997.

FUENTE: García A., R., D.B. Díaz N., M.C. Balanzario L., A.D. Gutiérrez L. e I. Castillo F. Características sociodemograficas y de consumo de
drogas en pacientes atendidos en Centros de Integración Juvenil entre 1990 y 1997. Informe de investigación 98-12. Dirección de Preven-
ción, Subdirección de Investigación, Centros de Integración Juvenil. México 1998.

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