620 - 22 Contrato de Deposito

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 5

Contrato de depósito

Castrillón, M. (2011). Contrato de Deposito. Derecho de las obligaciones y los


contratos mercantiles. En Tratado de Derecho Mercantil. (pp. 693-696). México:
Porrúa.

e lajoXeS
or aloa
AT A lola]
TÍTULO VII. DERECHO DE LAS OBLIGACIONES Y LOS CONTRATOS MERCANTILES 693

E) Contrato de depósito
Por lo que a sus antecedentes históricos se refiere, Cervantes Ahumada!%? nos
dice que el contrato de depósito era ya conocido desde edades antiguas, y así refie-
re que fue reglamentado en el Código de Hammurabi (20 siglos antes de Cristo),
pasando después por Grecia hasta la época actual.

a) Concepto
Al no existir un concepto de depósito ni en el Código de Comercio ni en nin-
guna de las leyes mercantiles especiales, debemos referirnos al otorgado por el Có-
digo Civil Federal, que en su artículo 2516 establece que el depósito es un contrato
por el cual el depositario se obliga hacia el depositante a recibir una cosa mueble
o inmueble, que aquél le confía, y a guardarla para restituirla cuando la pida el
depositante.
Evidentemente, el contrato de depósito se constituye con el objeto de que el
depositario custodie el bien materia del depósito, mismo que deberá restituir al de-
positante cuando le sea solicitado por éste.
Para establecer la calidad de mercantil del depósito, el artículo 332 del Código
de Comercio señala que se estima mercantil el depósito si las cosas depositadas son
objeto de comercio, o si se hace a consecuencia de una operación mercantil.
Resaltando el doble aspecto (subjetivo y objetivo) que en los distintos contra-
tos sigue el Código de Comercio para su calificación de mercantil, Dávalos Mejía!”
señala; “nótese la doble cumplimentación de la regla que siempre persigue nuestro
legislador; cubrir tanto las posibilidades objetivas como subjetivas del negocio”.
Además, el depósito será mercantil, cuando de conformidad con el artículo 75,
fracción XVII, se realice por causa de comercio, o bien de conformidad con la frac-
ción XVIII: cuando se lleve a cabo en almacenes generales; en relación con opera-
ciones realizadas sobre certificados de depósito y bonos de prenda.
León Bolaffio!”! señala que el contrato de depósito es aquél en el que el depo-
sitario recibe del depositante cosas muebles, en consignación, con la obligación de
custodiarlas para restituirlas cuando y en el momento en que sea requerido.
Para Sánchez Calero!”? el depósito, como contrato por el cual una persona que
recibe una cosa mueble se obliga a custodiarla y a devolverla cuando le sea recla-
mada, puede tener la calificación de mercantil cuando el depositario se dedique profe-
sionalmente a tal actividad, así como también en el supuesto de que un empresario
o comerciante se constituya en depositario de objetos destinados al comercio.

b) Clasificación del contrato


El contrato de depósito mercantil es típico, real, principal, consensual o for-
mal, de tracto sucesivo, bilateral, oneroso y conmutativo.

169
CFR. CERVANTES AHUMADA, Raúl, Títulos y Operaciones de Crédito, op. cít., p. 231.
170 DÁVALOS MEJÍA, Carlos Felipe, op. cif., p. 745
171 Cfr. BOLAFFIO, León, op. cíf., p. 236.
172
Cfr. SÁNCHEZ CALERO, Fernando, op. cif., p. 508.
094 TRATADO DE DERECHO MERCANTIL

Es típico porque se encuentra regulado tanto por el Código de Comercio, como


también por la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito; la Ley de Institu-
ciones de Crédito y la Ley General de Organizaciones y Actividades Auxiliares de
Crédito.!?>
Es real porque se perfecciona con la entrega de la cosa materia del depósito, ya
que el artículo 334 establece que el depósito queda constituido mediante la entrega
al depositario de la cosa que constituye su objeto.
Es principal porque existe por sí mismo y no requiere de otro para su subsis-
tencia.
Es consensual porque la ley no exige forma alguna para su otorgamiento, de
modo que la voluntad de las partes puede expresarse de manera verbal, no obstan-
te en ocasiones es otorgado por escrito.
Es de tracto sucesivo porque las obligaciones de las partes se extienden duran-
te un período determinado de tiempo.
Es bilateral porque las partes tienen obligaciones y derechos recíprocos.
Es oneroso porque contiene provechos y gravámenes para ambas partes. Así,
de acuerdo con el artículo 333 del Código de Comercio, salvo pacto en contrario, el
depositario tiene derecho a exigir retribución por el depósito, la cual se arreglará a
los términos del contrato, y en su defecto, a los usos de la plaza en que se consti.-
tuyó el depósito.
Es conmutativo porque las prestaciones, provechos y gravámenes que derivan
del contrato son plenamente conocidas por las partes desde su celebración.

c) Elementos personales y obligaciones de las partes


Para la constitución del depósito, siendo un contrato real, el depositante debe-
rá hacer entrega al depositario del bien que será materia de la custodia.
El depositario por su parte, de conformidad con el artículo 335, deberá conser-
var la cosa objeto del depósito, según la reciba, y a devolverla con los documentos,
si los tuviere, cuando el depositante se la pida.
“En relación con esta obligación está la responsabilidad del propio depositario,
si la cosa depositada sufre menoscabos o daños por su malicia o negligencia, inde-
pendientemente de responder también por los perjuicios que la misma negligencia
o malicia se provoquen”.!?*

173 Él Código de Comercio regula al depósito mercantil en general; La Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito se refiere al depósito bancario de dinero, de títulos y el que se lleva a cabo en
almacenes generales que realizan por un lado los bancos, así como al certificado de depósito propio de
los almacenes generales; la Ley de Instituciones de Crédito complementa las disposiciones en materia
de depósito bancario que como operación pasiva realizan cotidianamente las instituciones, y la Ley Ge-
neral de Organizaciones y Actividades Auxiliares de Crédito se refiere también al depósito que se realiza
ante los almacenes generales de depósito. No obstante en el presente capítulo solamente nos ocupamos
del depósito mercantil en general, ya que el depósito bancario y el que se realiza ante almacenes gene-
rales es tratado en el Título Tercero relativo a los Contratos de Crédito, capítulos VIII y 1X, respectiva-
mente, del presente libro,
174 VAZQUEZ DEL MERCADO, Óscar, op. cit., p. 135.
TíruLO VIL. DERECHO DE LAS OBLIGACIONES Y LOS CONTRATOS MERCANTILES 695

Sobre éste particular Sánchez Calcro!*? señala que la actitud del depositario
no es simplemente pasiva, sino que ha de custodiar la cosa de forma que no se
deteriore, ya que responde por Jos daños que sufra la misma por su culpa y que tal
responsabilidad comprende no solo los daños que se produzcan por su malicia o
dolo y su negligencia sino que se extiende al caso en el cual derivando los daños del
vicio, o de la naturaleza de la cosa, el depositario no hizo lo necesario para evitarlos
y remediarlos dando aviso al depositante.
Además, de la conservación del depósito responderá el depositario por los me-
noscabos y daños que las cosas depositadas sufrieren por su malicia o negligencia.

d) Modalidades del contrato


El contrato de depósito puede ser regular o irregular;
El depósito es regular cuando el depositario se obliga para con el depositante a
restituir la misma cosa recibida.
Será irregular el depósito que se constituye sobre cosas fungibles, que por ello
pueden ser usadas y consumidas por el depositario, quien propiamente adquiere su
propiedad y se obliga ante el depositante a restituir otros tantos bienes de la mis-
ma especie, cantidad y calidad, como sería el caso del depósito bancario de dinero.
Vázquez del Mercado!” se refiere al depósito regular diciendo que en él se
transfiere solamente la posesión de la cosa de conformidad con el artículo 791 del
Código Civil, y citando a Tulio Ascarelli nos dice que dicho autor señala que la cosa
puede reivindicarse del depositario y que sus acreedores no pueden hacer efectivos
sus créditos con la cosa depositada al no formar parte del patrimonio del deposita-
rio y pertenecer al depositante.
Por lo que al depósito irregular se refiere, el autor en cita señala; “en el de-
pósito irregular la propiedad de la cosa pasa al depositario, quien tiene facultad
de disponer de ella y por consiguiente tendrá que devolver una cosa de la misma
especie”, y agrega que las cosas materia del depósito irregular son siempre fungi-
bles.!?”
Cervantes Ahumada!”? señala que en el depósito ordinario el depositario se
obliga a custodiar una cosa de la cual no se le trasmite el dominio, y a devolverla
cuando el depositante lo solicite, y haciendo patente que el depósito irregular es
privativo de las operaciones crediticias, nos dice que por no ser una operación de
crédito y no trasmitirse la propiedad al depositario, éste depósito es regular.
Dicho autor se refiere al depósito llamado irregular señalando; “a pesar del
cambio de naturaleza de la operación, a este contrato comercial, traslativo del do-
minio de la cosa, se le siguió llamando depósito y se le agregó el calificativo de irre-
gular. Este depósito irregular, traslativo, en tratándose de operaciones bancarias,

173 Cfr. SÁNCHEZ CALERO, Fernando, op. cif., p. 510.


176 VAZQUEZ DEL MERCADO, Óscar, op. Cif., p. 134.
177 Ibidem.
178 CERVANTES AHUMADA, Raúl, Títulos y Operaciones de Crédito, op. cif., p. 232.
696 TRATADO DE DERECHO MERCANTIL

es el contrato bancario por excelencia ya que al depósito bancario de dinero se le


presume siempre irregular”.!?”
León Bolaffio!$% explica la naturaleza irregular del depósito, señalando que el
depositante autoriza al depositario para servirse de la cosa depositada y señala que es
irregular porque la custodia para la conservación y restitución de las mismas cosas
o de otras tantas, ha perdido el poderoso auxilio de la acción penal de la apropia-
ción indebida y agrega que a la custodia material se sustituye una custodia jurídi-
ca, en el sentido de que al depositario le basta estar en disposición de satisfacer en
todo momento su obligación, restituyendo la equivalencia.
Desde luego encontramos una forma de depósito irregular en el artículo 338
del Código de Comercio que establece que siempre que con asentimiento del de-
positante dispusiese el depositario de las cosas que fuesen objeto del depósito, ya
para sí o sus negocios, ya para operaciones que aquél le encomendare, cesarán los
derechos y obligaciones propias del depositante y depositario, surgiendo los del
contrato que se celebrare.
Coincidimos con Rodríguez Rodríguez'*! cuando señala que el depósito irregu-
lar no tiene aplicación en la práctica, salvo en el caso de las operaciones bancarias
pasivas en relación con el depósito de dinero.
Sánchez Calero!8 por su parte se refiere al depósito irregular indicando que
corresponde a las cosas fungibles que el depositario puede usar y consumir de modo
que adquiere la propiedad y se compromete a devolver no la misma cosa sino otra
de la misma especie y calidad y agrega que ese tipo de depósito puede considerarse
como una variedad particular del depósito y no como un préstamo.
De conformidad con el artículo 336 cuando los depósitos sean de numerario,
con especificación de las monedas que los constituyan, o cuando se entreguen ce-
rrados y sellados, los aumentos o bajas que su valor experimente serán de cuenta
del depositante.
En éste caso los riesgos de los depósitos corren a cargo del depositario, siendo
de su cuenta los daños que sufran, si no prueba que ocurrieron por fuerza mayor o
caso fortuito insuperable.
Cuando los depósitos de numerario se constituyan sin especificación de mone-
da, o sin cerrar o sellar, el depositario responderá de su conservación y riesgos, en
los términos establecidos por el artículo anterior.

F) Contrato de edición
El contrato de edición presupone la existencia del derecho del autor, en donde
distinguimos el reconocimiento y protección que la ley establece en el aspecto mo-
ral, que se traduce en que su obra se mantenga inalterada y no sea usurpada, así
como su derecho de explotación exclusiva.

172 Ibidem.
189 — Cfr, BOLAFFIO, León, op. cif., p. 240.
181 RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Joaquín, Curso de Derecho Mercantil, op. cit., p. 48.
182 Cfr. SÁNCHEZ CALERO, Fernando, op. cit., p. 509.

También podría gustarte