Cuál Es La Clave para Conocer Verdaderamente A Dios

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¿Cuál es la clave para conocer verdaderamente a Dios?

Juan 17:3

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado.

Dentro de todos nosotros existe un fuerte deseo de ser conocidos y conocer a otros.
Más importante aún, es que toda la gente desea conocer a su Creador, aún si no
profesan creer en Dios. En la actualidad estamos siendo bombardeados con anuncios
que prometen muchas formas de satisfacer nuestros deseos de saber más, tener más
y ser más. Sin embargo, las promesas vacías que vienen del mundo nunca podrán
satisfacer de la manera en que nos puede satisfacer conocer a Dios. Jesús dijo, “Y
esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a
quien has enviado.
Romanos 3:11-20
11 
No hay quien entienda,
No hay quien busque a Dios.
12 
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
13 
Sepulcro abierto es su garganta;
Con su lengua engañan.
Veneno de áspides hay debajo de sus labios;
14 
Su boca está llena de maldición y de amargura.
15 
Sus pies se apresuran para derramar sangre;
16 
Quebranto y desventura hay en sus caminos;
17 
Y no conocieron camino de paz.
18 
No hay temor de Dios delante de sus ojos.
19 
Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley,
para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; 20 ya
que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de
él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

Así que “¿cuál es la clave para conocer verdaderamente a Dios?” Primero, es


imperativo entender que el hombre, por sí mismo, es incapaz de conocer
verdaderamente a Dios, debido a su pecado. Las Escrituras nos revelan que todos
somos pecadores y que ninguno alcanza el estándar de santidad requerido para tener
comunión con Dios.
Romanos 6:23
23 
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro.

También se nos dice que la consecuencia de nuestro pecado es la muerte y que


pereceremos eternamente sin Dios, a menos que aceptemos y recibamos la promesa
del sacrificio de Jesús en la cruz. Así que, a fin de conocer realmente a Dios, primero
debemos recibirlo en nuestras vidas. “Mas a todos los que le recibieron, a los que
creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
Juan 1:12
12 
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios;
Nada es más importante que entender esta verdad cuando se trata de conocer a Dios.
Jesús deja en claro que solo Él es el camino al cielo y al conocimiento personal de
Dios:
Juan 14:6

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí.
No hay ningún requisito para comenzar esta jornada aparte de aceptar y recibir las
promesas arriba mencionadas. Jesús vino a darnos vida al ofrecerse Él mismo como
un sacrificio, para que nuestros pecados no nos priven de conocer a Dios. Una vez
que hayamos recibido esta verdad, podemos comenzar la jornada de conocer a Dios
de una manera personal. Uno de los ingredientes clave en esta jornada es entender
que la Biblia es la Palabra de Dios y es Su revelación de Él mismo, de Sus promesas y
Su voluntad. La Biblia es esencialmente una carta de amor escrita de un Dios amoroso
para nosotros, quien nos creó para conocerlo íntimamente. ¿Qué mejor manera de
saber acerca de nuestro Creador que sumergirnos en Su Palabra, revelada a nosotros
por esta misma razón? Y es importante continuar este proceso a través de toda la
jornada.
2 Timoteo 3:14-17
14 
Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién
has aprendido; 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las
cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo
Jesús. 16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios
sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
1 Timoteo 3:14-16
El misterio de la piedad
14 
Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, 15 para que si
tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del
Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. 16 E indiscutiblemente, grande es
el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.

Finalmente, el conocer verdaderamente a Dios involucra nuestro compromiso de


obedecer lo que leemos en las Escrituras. Después de todo, fuimos creados para
hacer buenas obras
Efesios 2:10
10 
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

a fin de ser parte del plan de Dios y continuar revelándolo al mundo. Llevamos la
responsabilidad de vivir de acuerdo a la misma fe que es requerida para conocer a
Dios. Somos la sal y la luz de este mundo
Mateo 5:13-14
La sal de la tierra
13 
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será
salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los
hombres.
La luz del mundo
14 
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede
esconder.

designados para traer el sabor de Dios al mundo y para servir como luz que brille en
medio de las tinieblas. No sólo debemos leer y entender la Palabra de Dios, debemos
aplicarla en obediencia y permanecer fieles a ella
Hebreos 12
Puestos los ojos en Jesús
12 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de
testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con
paciencia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para
que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. 4 Porque aún no habéis resistido
hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; 5 y habéis ya olvidado la exhortación
que como a hijos se os dirige, diciendo:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,
Ni desmayes cuando eres reprendido por él;

Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo.

Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a
quien el padre no disciplina? 8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han
sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. 9 Por otra parte, tuvimos a
nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no
obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? 10 Y aquellos,
ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero este para
lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. 11 Es verdad que
ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero
después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
Jesús Mismo le concede la mayor importancia a amar a Dios con todo lo que somos y
amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos
Mateo 22 34-40
El gran mandamiento
34 
Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a
una. 35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: 36 Maestro,
¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande
mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Este mandamiento es imposible de guardar sin el compromiso de leer y aplicar Su
verdad revelada en Su Palabra.
Estas son las claves para conocer verdaderamente a Dios. Desde luego, nuestras
vidas comprenderán mucho más, cosas tales como comprometernos en la oración,
devoción, compañerismo y adoración. Pero eso sólo puede lograrse haciendo una
decisión de recibir a Jesús y Sus promesas en nuestra vida y aceptar que nosotros,
por nosotros mismos, no podemos conocer realmente a Dios. Entonces nuestras vidas
podrán estar llenas de Dios, y podremos experimentar lo que es conocerlo íntima y
personalmente.

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