Liderazgo Moral.

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LIDERAZGO Y DIRECCIÓN

MORA PAVÓN MARÍA FERNANDA

LIDIA ROSALINE CRUZ BARRIENTOS

LIDERAZGO MORAL

301 AP
Introducción

En el siguiente trabajo se hablara sobre el liderazgo moral y se darán algunas


propuestas para mejorar el mismo. En primer lugar hay que definir el liderazgo, este
es la capacidad que tiene una persona de influir, motivar, organizar y llevar a cabo
acciones para lograr sus fines y objetivos que involucren a personas y grupos en
una variedad de valores.

El liderazgo es un potencial y se puede desarrollar de diferentes formas y en


situaciones muy diferentes unas de otras. Se relaciona de manera muy estrecha
con el cambio y con la transformación personal y colectiva, es una capacidad que
se desarrolla a partir de un potencial variado en personas y grupos.

Ahora, ¿a qué se le conoce como liderazgo moral? El liderazgo moral se


refiere a la capacidad de un individuo para guiar y motivar a otros desde un marco
ético y moral sólido. Va más allá de la autoridad formal o el poder de un cargo, y se
centra en principios y valores que promueven el bienestar colectivo y el crecimiento
personal. En un mundo cada vez más complejo y desafiante, el liderazgo moral se
ha vuelto fundamental para enfrentar los dilemas éticos y tomar decisiones
acertadas.

Entonces, entendemos que un líder es un individuo que tiene un lugar


especial dentro de un conjunto de personas, y por otro lado el liderazgo es el
conjunto de características que requerirá ese individuo para poder influir en la forma
de hacer las cosas de ese conjunto de personas, pero cuando hablamos de
liderazgo moral, podemos decir que este puede ser practicado por más personas
de ese grupo, que ayudaran al resto a poder cumplir sus objetivos planteados.
Cuantas más personas del grupo usen este liderazgo, el grupo actuara de mejor
manera.
Contenido

El modelo de liderazgo moral se fundamenta principalmente en un concepto


que tomo fuerza inicialmente por un grupo de instructores internacionales en Rusia,
en el año de 1992, en el que Eloy Anello (estudiante de la universidad de Bolivia)
participó. De esa experiencia, se formó una base inicial, que incluía un resumen
corto sobre algunos de los elementos que se tienen hoy en día sobre su marco
conceptual, así como una especie de directorio con quince capacidades del
liderazgo moral.

Anello tuvo la brillante idea de aumentar la estructura del concepto, uniéndola


con sus compromisos dentro de su escuela en Bolivia, complementándolo a su vez,
en una parte de un proyecto que iba a realizar con el Instituto Superior de Educación
Rural (ISER), que el proyecto consistía en capacitar a profesores de zonas rurales
como agentes del progreso de la comunidad. Este proyecto, que requería que se
tuvieran que redactar doce libros de texto, sería el inicio de una gran y larga etapa
de colaboración con Juanita Hernández, quien en ese entonces era la coordinadora
del proyecto y coescritora de los libros.

De acuerdo a Anelo y Hernández (1996) el liderazgo moral se cimienta con


las siguientes seis características.

1. El espíritu de servicio.

Un auténtico liderazgo moral, esta practicado por la persona que sirve a la


comunidad, no por aquel que tiene mayor control de la comunidad.

Cualquier sociedad, organización o un grupo de personas requieren de esta


forma de liderazgo, que se dirige al cambio tanto colectivo como personal, que se
comprometa con los valores y principios morales de todos los involucrados y
siempre con la verdad, que siempre quiera que la organización o el grupo
trascienda, no solo él, y regido por el ideal de que siempre se debe de servir al bien
común y nunca al personal.
Cualquier individuo que decida empezar a servir al bien de todos, descubrirá
que es una manera de lograr una satisfacción personal de forma profunda. Así que,
él no buscara que lo reconozcan por las acciones que realiza, el espíritu de servicio
le llevará a generar nuevas habilidades que le ayudarán para todos los aspectos de
su existencia. De esta forma, el servir al resto de la comunidad, aportará para su
propio proceso de cambio.

2. El propósito del liderazgo: la transformación personal y social.

El liderazgo moral fomenta la transformación personal (de la propia persona


que lo practica) y la transformación social (el resto de las personas con las que
interactúa). La transformación personal se dará cuando la persona se encuentre en
un proceso de aumentar sus habilidades y cualidades que le ayuden a servir mejor
al resto de personas. Mientras que la transformación social vendrá cuando la
persona que ponga en práctica lo que aprendió con su propia transformación y la
sociedad se volverá más unida y justa para todos. Ambas transformación deben de
ir juntas, ya que no puede existir una sin la otra. No será posible que una sociedad
se vuelva justa y unida, si las personas no fomentan y usan esas cualidades en su
día a día, entonces no podrán tener su propia transformación personal. Pero,
debemos de ser conscientes de que no solo con la transformación personal no
podrá por sí sola, resolver todos los males que aquejan a una sociedad. Se debe
tener una visión compartida por todos, de la sociedad que se desea tener, que entre
todos se quiere lograr, un convenio sobre las normas o practicas básicas que se
deben de seguir. Algunas de estas prácticas podrían ser: igualdad de derechos para
poder opinar y dar nuestros diferentes puntos de vista, eliminar prejuicios, entre
otros. Después se debe de tratar de ayudar a alcanzar la visión compartida. La
transformación se reforzara con el sentimiento de compañerismo que se tenga en
la sociedad o en el grupo. Entonces, un grupo que posea ideales altos, que esté en
camino de la transformación social, generará un ambiente de ayuda que fomentará
y mantendrá la transformación personal de todas las personas que lo forman. Así
mismo, si todos unimos fuerzas, el grupo podrá alcanzar objetivos que para una
persona o un grupo que no comparte todo esto son imposibles.
3. La responsabilidad moral de investigar y aplicar la verdad.

Ningún individuo puede saber todo y conocer la verdad absoluta de todas las
cosas, aunque siempre es necesario tratar de instruirse más. Podemos aprender
leyendo diferentes libros o artículos con diversa información, en cursos o
conferencias. Pero una forma muy importante de aprender es escuchando a las
personas y tomar en cuenta sus opiniones. Después, debemos de intentar usar lo
que aprendimos para nosotros mismos y para el resto de la sociedad. Se reconocen
que existen dos tipos de verdad.

Uno es la verdad “contingente”, que es todo lo que ocurre, sucesos y hechos


en nuestro día a día. La verdad “ideal” es aquella que se trata sobre los valores y
principios, como podrían ser la justicia o la unión, que serán las que regirán nuestras
decisiones. Para poder tomar la mejor decisión, debemos de saber cuáles son los
sucesos más significativos que han transcurrido, saber cuáles son los principios o
valores que deberán ayudar a saber que es mejor y finalmente imaginar cual es el
resultado al que queremos llegar.

Cuando se busca la verdad “autentica” debemos despejar nuestra mente


sobre prejuicios y evitar inclinar la balanza hacia un lado. Debemos de evitar creer
todo lo que escuchamos o dar por cierto una única opinión, tenemos que reflexionar
toda la información que recibimos por medio de la lectura, lo que oímos o lo que
vivimos en carne propia, con el fin de elegir el mejor camino. Después, usaremos la
verdad que hemos deducido, para poder emplearla en nuestro proceso de
transformación tanto personal como social, aunque en ciertas ocasiones se nos hará
un poco complicado.

4. La nobleza esencial del ser humano.

Podemos encontrar muchas opiniones e ideologías sobre cuál es la


verdadera naturaleza del hombre. Algunos estudiosos señalan que el hombre no es
más que un animal racional. Por ende, señalan que es normal que se deje llevar por
sus pasiones o instintos, sin razonar bien las consecuencias de una u otra acción,
puede estar enojando, odiando, entre otros sentimientos. Aunque está muy claro
que el ser humano posee una naturaleza inferior, que si nos encauzamos solo en
esta, dará una mala interpretación de lo que en verdad es el ser humano, ya que
también tiene una naturaleza superior, lo que quiere decir que el hombre tiene la
capacidad de desarrollar virtudes. El ser humano tiene el potencial para desarrollar
cualidades de tipo “espirituales”, como podrían ser, la bondad, la generosidad, la
honradez, el perdón, entre otras.

Aunque cada persona nade con una naturaleza que se considera “noble” y
posee una gran cantidad de bondad, se reconoce que estas cualidades esenciales
se mostraran progresivamente, gracias a la consecuencia de los procesos de
aprendizaje y evolución.

5. La transcendencia.

Cuando queremos empezar a actuar con liderazgo moral, tendremos


diferentes obstáculos los cuales tendremos que encarar, ya que este proceso no es
para nada sencillo. Viendo esto de manera personal, puede que nuestros deseos
materialistas, intereses en particular o malos hábitos, pueden entorpecer la forma
en que practiquemos nuestra verdad que decidimos escoger.

Sabemos que es lo que tenemos que realizar, pero siempre habrá ocasiones
en que nos cueste mucho llevarlo a cabo. Cuando estemos tratando de ayudar a
nuestro grupo, comunidad, colaboradores, entre otros, siempre encontraremos
lapsos de frustración. Siempre nos encontraremos con alguien que no hace las
cosas como debería o no le importa hacerlo bien. El resto puede llegar a ser
indiferentes y pensar que ya no se pueden cambiar estas situaciones, podremos
encontrar detractores de nuestras idea y decirnos que están mal, en estas
situaciones, es cuando debemos hacer uso de la “trascendencia”, que quiere decir
que nos dará la fuerza necesaria para poder atravesar esta situación, sin darnos por
vencidos, cuando pasemos un “bache” en nuestra senda tanto personal como
social. Cuando no sepamos qué es lo que debemos hacer, que tengamos ese
momento de frustración y se nos nuble todo, la trascendencia nos dará la capacidad
y nos ayudara a desprendernos de esa situación en particular de forma instantánea,
reorientarnos con la perspectiva de nuestra visión, para finalmente, volver a la tarea
que dejamos con una nueva perspectiva y ganas de terminarla. La trascendencia
nos ayudara a evitar que “nos ahoguemos en un vaso con agua” cuando en realizar
todos los problemas tienen solución.

Nos dará la energía necesaria para seguir firmes con nuestros ideales y
seguir con nuestros principios, cuando atravesemos dificultades o tentaciones, nos
permitirá dejar atrás nuestra naturaleza baja. Y obviamente, será pieza clave para
el proceso de toma de decisiones.

6. El desarrollo de capacidades.

Hace algunos años (y creo que en el presente algunas personas aún tienen
este concepto) se creía que una persona moral ella aquella que no quería ni tener
ni causar problemas al resto de personas. Hoy en día este concepto ha ido
evolucionando, para tener un significado más activo de lo que es la moralidad. Una
persona moral debe de ocuparse activamente en un cambio personal y social, pero
para poder trabajar activamente en este cambio debe de desarrollar algunas
capacidades que le ayuden a ser mejor, de acuerdo a Anelo & Hernández (2010)
son 19 capacidades, las cuales formaran este liderazgo moral eficiente al que se
aspira a llegar, cada capacidad contiene diferentes conceptos, habilidades y
destrezas.

El esfuerzo por comenzar a utilizar una capacidad comienza un proceso de


cambio en nuestras vidas, poco a poco, a través del esfuerzo de usar
constantemente esa capacidad y que se vuelva un proceso de retroalimentación, un
individuo podrá generar un mayor número de habilidades, actitudes y cualidades
que se requieren para alcanzar el éxito.

A continuación se citaran textualmente las 19 capacidades que Anelo y


Hernández mencionan debe de poseer una persona con liderazgo moral, y que las
mismas están divididas en tres diferentes categorías.

Capacidades que contribuyen a la transformación personal.

Este grupo de capacidades van de la mano con el interior de cada individuo,


esta cimentado en su integridad general y su propia voluntad, como para vivir de
acuerdo a sus principios y proponer iniciativas y conducirlas por el buen camino. Así
mismo, se anexan las capacidades que se relacionan con el aprendizaje y reflexión,
estas capacidades son el cimiento del carácter que posee cada ser humano e
influirá en cómo se llevaran a cabo sus relaciones interpersonales, como en la labor
que haga en la transformación social.

 La capacidad de valorar nuestras propias fortalezas y debilidades sin


implicar el ego: la autoevaluación
 La capacidad de instruirse de la reflexión sistemática sobre la acción
dentro de un marco conceptual coherente y evolutivo
 La capacidad de pensar de modo sistémico en la búsqueda de soluciones
 La capacidad de tomar iniciativas de manera creativa y disciplinada
 La capacidad de mantener el esfuerzo, perseverar y superar los
obstáculos en el logro de los objetivos
 La capacidad de oponernos a las bajas pasiones y tendencias
egocéntricas: volviéndonos hacia propósitos y capacidades más
elevados: la autodisciplina
 La capacidad de manejar los asuntos y responsabilidades con rectitud de
conducta basada en principios morales y éticos.

Capacidades que contribuyen a mejorar las relaciones interpersonales.

Este grupo tendrá influencia sobre la capacidad de relacionarse con el resto


de los individuos de una manera que sea en beneficio para todos, también son de
suma importancia en la labor conjunta para la transformación social. Estas
capacidades son:

 La capacidad de inculcar con amor los pensamientos y las acciones


 La capacidad de animar a otros y ofrecerles alegría
 La capacidad de participar efectivamente en la junta mutua para la toma
de decisiones grupales
 La capacidad de construir y promover la unidad en diversidad
Capacidades que contribuyen a la transformación social.

Estas capacidades son sumamente necesarias para la labor colectiva, que


encamina el desarrollo y progreso de la sociedad. Pero, no nos traerán ningún
beneficio si se quiere usarlas sin el resto de las capacidades anteriormente
mencionadas, deben de estar basadas en la rectitud, iniciativa y perseverancia, así
como las relaciones interpersonales. Las capacidades son:

 La capacidad de cooperar eficazmente con otros


 La capacidad de contribuir al establecimiento de la justicia
 La capacidad de comprender las relaciones de dominación-sumisión y de
contribuir hacia su transformación en relaciones basadas en la mutualidad
y el empoderamiento
 La capacidad de diseñar actividades educativas que empoderen al
estudiante
 La capacidad de crear una visión de un futuro deseado basada en valores
y principios compartidos
 La capacidad de interpretar el significado de los procesos sociales y
acontecimientos actuales a la luz de una perspectiva histórica apropiada
 La capacidad de servir en una institución de manera que empodere sus
miembros en servicio a la humanidad.

Objetivo del liderazgo moral.

El liderazgo moral logrará otorgarnos diversos conocimientos, tener un


control de nuestro ego, analizar las cosas con un sentido objetivo y sin inclinar hacia
un lado la balanza para la toma de decisiones. Este desarrollo nos beneficiará en
todas nuestras habilidades, ya que nos hará descubrir nuevas y potencializar las
que ya tenemos.

En la sociedad o en el grupo en el cual somos parte importante, podremos


fomentar valores con armonía y paz. Podremos potenciar las cualidades de todos
los miembros, que sean escuchados y que se tomen en cuenta sus opiniones, que
se sientan arropados por este liderazgo.
En primer lugar, el liderazgo moral implica la capacidad de establecer un
ejemplo inspirador a través de acciones consistentes con los valores y principios
éticos. Los líderes morales no solo hablan de ética y moralidad, sino que también
actúan de acuerdo con lo que predican. Su integridad y coherencia generan
confianza y respeto entre los seguidores, quienes se encuentran en ellos un modelo
a seguir. Un líder moral es consciente de que sus acciones tienen un impacto directo
en los demás y utiliza esa influencia de manera responsable y constructiva. Además,
promueve una cultura organizacional basada en la transparencia, la honestidad y el
respeto mutuo, fomentando así un ambiente propicio para la toma de decisiones
éticas y la excelencia en el desempeño.

En segundo lugar, incluso el liderazgo moral implica la capacidad de tomar


decisiones difíciles basadas en consideraciones éticas y morales, cuando estas
decisiones pueden resultar impopulares o desafiantes desde el punto de vista
pragmático. Los líderes morales no se dejan guiar exclusivamente por intereses
personales o de corto plazo, sino que considerando las consecuencias a largo plazo
y el impacto que sus decisiones tendrán en la sociedad en general. Son capaces de
resistir la presión externa y tomar medidas que beneficien a un mayor número de
personas, incluso si eso significa enfrentar adversidades o enfrentarse a intereses
poderosos. Además, buscan el bien común y toman decisiones basadas en la
equidad, la justicia y el respeto por la dignidad humana.

La primera de las consecuencias directas de hacer uso del liderazgo moral


es la confianza que se genera entre los socios y trabajadores con el jefe de la
organización. Esto no se refleja sólo en las relaciones interpersonales, sino también
en las decisiones y objetivos que tome para el grupo.

De hecho, son varios estudios los que evidencian que un líder que muestra
fortaleza moral es más efectivo que aquel que carece de dicha fortaleza. Del mismo
modo, los líderes que se retroalimentan de las ideas de su equipo y evalúan con
ellos las estrategias a seguir (siempre teniendo en cuenta los valores internos de la
empresa) demuestran una mayor capacidad para resolver problemas que los que
toman decisiones sin consultar a su equipo.
Otro elemento fundamental del liderazgo moral está relacionado con la
humildad, una cualidad extraña (si no inexistente) en un líder autoritario o
manipulador. Aquel jefe que actúe dejando a un lado su egocentrismo y egoísmo
(aún presente en algunas empresas y posiciones de trabajo con cadenas de mando
horizontales) tiene más posibilidades de generar confianza con su equipo de trabajo.

Dicho esto, el liderazgo debe ser visto no solo como un elemento


organizador, sino como un catalizador con el que impulsar el crecimiento de la
empresa. Tengamos en cuenta que una plantilla que dependa de un jefe con el que
mantengan una relación de confianza, contará con la motivación necesaria para
aportar nuevas metodologías y propuestas positivas para el desarrollo de la
compañía.

El primer paso para fortalecer el liderazgo moral es la autorreflexión y el


autoconocimiento. Los líderes deben examinar sus propios valores, creencias y
comportamientos para comprender cómo influyen en sus decisiones y acciones.
Esto implica cuestionarse constantemente y estar dispuesto a confrontar sus
propias limitaciones y sesgos. A través de la práctica de la autenticidad y la
humildad, los líderes pueden desarrollar una mayor conciencia de sí mismos y tomar
decisiones más alineadas con sus principios éticos.

También implica la educación y el desarrollo de habilidades éticas. Los


líderes deben buscar oportunidades de aprendizaje y capacitación en ética y
liderazgo moral. Esto puede incluir la participación en programas de formación, la
lectura de literatura especializada y la búsqueda de mentores o a seguir modelos
éticos. Asimismo, es importante desarrollar habilidades como la toma de decisiones
éticas, la resolución de conflictos éticos y la comunicación efectiva basada en
valores morales. A través de un aprendizaje continuo, los líderes pueden fortalecer
su capacidad para enfrentar dilemas éticos y tomar decisiones informadas y
responsables.

La creación de una cultura organizacional ética. Los líderes deben establecer


normas y valores claros, y comunicarlos de manera efectiva a todos los miembros
de la organización. Esto implica fomentar la transparencia, la honestidad y el respeto
mutuo en todas las interacciones. Además, los líderes deben asegurarse de que
existen mecanismos para abordar las preocupaciones éticas y para fomentar la
rendición de cuentas en todos los niveles de la organización. Al crear una cultura
organizacional ética sólida, los líderes promueven el liderazgo moral en todos los
aspectos de la organización.

Empoderar y apoyar a los líderes ya todos los miembros de una organización


en la toma de decisiones éticas. Esto implica proporcionar recursos y orientación
adecuada para abordar dilemas éticos, promover discusiones abiertas y facilitar un
ambiente seguro para sospechas éticas. Los líderes deben fomentar un clima de
confianza en el que los miembros de la organización se sientan seguros de expresar
su preocupación.

Los líderes en desarrollo pueden buscar mentores que les brinden


orientación y retroalimentación ética, ayudándoles a enfrentar desafíos ya tomar
decisiones difíciles. Asimismo, los programas de desarrollo de liderazgo deben
incluir componentes éticos sólidos que ayuden a los líderes a mejorar sus
habilidades de liderazgo moral ya fortalecer su capacidad para influir positivamente
en su entorno.

Aplicar de esta manera el liderazgo tiene diversas ventajas, una de ellas es


que todas las ideas y opiniones del grupo serán escuchadas, porque es una forma
de reconocer que las habilidades e ideales de cada persona son vitales para
revolucionar a toda la organización o inclusive a una sociedad. En lugar de que el
grupo solo se moldee en base a las fortalezas o carencias de un individuo, el grupo
se verá beneficio del punto de vista, capacidades y el atrevimiento de hacer cosas
diferentes de todos sus miembros.

Por otro lado, se erradicaran las problemáticas que tienen que ver con
respecto al egoísmo o la disputa de poder de los individuos, en esta forma de
liderazgo se velara por los intereses de todos y cada uno de los miembros.

No se requiere alguna perspectiva especial o alguna posición en particular


para aplicar el liderazgo moral. Dicho de otra forma, el liderazgo moral no quiere el
reconocimiento o la aprobación de alguien. La única finalidad que tiene es la de
servir para lograr el bienestar de todos. Cuantos más individuos logren realizar el
liderazgo moral en cualquier ámbito, más avance se alcanzara.

Sin embargo, hay que tener muy presente que es lo que en verdad significa
ese liderazgo moral. Se señala que el liderazgo moral debe de ser un liderazgo que
está completamente enterado de las dinámicas de desintegración e integración, que
es algo muy representativo de nuestro periodo actual, y que este (el liderazgo moral)
va alineado con los procesos de integración; poseer una visión completa de la
sociedad que se desea formar y de algunas de las herramientas que se utilizaran
para lograrlo, y tomando como asiento esta visión y las herramientas necesarias, se
debe combatir incesantemente para lograr formar esa sociedad que queremos;
acarrear un compromiso profundo y que sea realmente personal para luchar por la
metamorfosis individual, utilizando el sendero del desarrollo y ejemplificación de una
existencia formada por valores éticos y morales, diferenciado por habilidades tanto
de rectitud como de bondad, y de lidiar por una evolución colectiva por a través de
labores que promuevan la unidad de todos.
Conclusión

En conclusión, el liderazgo moral desempeña un papel fundamental en la


construcción de organizaciones y sociedades éticas y responsables. Los líderes
morales establecen un ejemplo inspirador a través de sus acciones coherentes con
sus valores y principios éticos, generando confianza y respeto entre sus seguidores.
Además, son capaces de tomar decisiones difíciles basadas en consideraciones
éticas y morales, incluso cuando estas decisiones pueden resultar impopulares o
desafiantes desde el punto de vista pragmático. El liderazgo moral no es sólo un
imperativo ético, sino también un factor determinante para lograr la excelencia y el
éxito sostenible en cualquier organización o sociedad. Al fortalecer el liderazgo
moral, podemos construir un futuro donde la ética y los valores sean los cimientos
de nuestras acciones y decisiones, promoviendo el bienestar colectivo y
contribuyendo a un mundo más justo y equitativo.

Es por eso que, el fortalecimiento del liderazgo moral es esencial para


promover organizaciones y sociedades éticas y responsables. Requiere un
compromiso constante con el autoconocimiento, la promoción de una cultura ética,
el desarrollo de habilidades de toma de decisiones éticas, el fomento de la
responsabilidad social y el apoyo en liderazgo moral. Al fortalecer el liderazgo moral,
podemos crear un mundo donde la ética y los valores sean el fundamento de
nuestras acciones y decisiones, descubriendo un impacto positivo duradero en
nuestra sociedad.

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