Bruner 2012

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EL JUEGO EN LOS LÍMITES

Norma Bruner*

1. A modo de introducción

La época actual se encuentra atravesada por el rechazo de la subjetividad


en las clasificaciones diagnósticas y tratamientos en la clínica del niño. A
este fenómeno lo ubicamos como “el retorno de la idiotez al discurso y a la
clínica con niños con problemas en el desarrollo”.1

El niño ha sido históricamente un objeto de “difícil diagnóstico” porque la


constitución subjetiva en la infancia aún no está definida ni es definitva.
La medicalización de la infancia, los etiquetamientos, el avance de sectores
positivistas-cognitivos conductuales, órgano-genetistas y psicogenetistas que
desprecian las afirmaciones y evidencias clínicas e investigaciones psicoanalíticas,
fueron en los últimos años ampliando sus influencias y dominios.
A modo de ejemplo, a partir del CIE 10 y del DSM IV, las psicosis en la
infancia han desaparecido de las clasificaciones diagnósticas actuales, al tiempo
que el campo del autismo ha extendido y ampliado sus fronteras –para dichas
clasificaciones– como “trastorno generalizado del desarrollo” (TGD).
Si prospera la edición del DSM V (se estima su publicación para 2013-2015)
el movimiento de avance del autismo (y desaparición de las psicosis infantiles) que

* Norma Bruner, Magíster de la Universidad de Buenos Aires en Psicoanálisis. Lic. en Psi-


cología. (UBA) Prof. Adj. a cargo materia de práctica profesional; cátedra: “El juego en los
límites: El psicoanálisis y la clínica en problemas en el desarrollo infantil”. Prof. responsa-
ble del curso de Posgrado: “Clínica con bebés y niños con discapacidad y/o problemas en
el desarrollo”. Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires. (UBA). Investigadora
Proyecto U.B.A.C.yT. Miembro de FEPI. (Fundación para el Estudio de los Problemas de la
Infancia). Supervisora clínica de prestigiosos equipos e instituciones de Argentina y España.
Autora del libro Duelos en Juego. Buenos Aires, Letra Viva, 2008 (2da. ed. 2009) y de nume-
rosas publicaciones especializadas de Argentina, Brasil y España.
1. Juego de palabras: idiotez; clasificación psiquiatría clásica y término común popular.

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representa el TGD ya sería decidida y definitivamente dado: el TGD va a ser reem-


plazado para constituirse en su lugar los “Trastornos del Espectro Autista” (TEA).
La clínica con bebés y niños con problemas en el desarrollo –según nues-
tra perspectiva– incluye también a aquellos que no necesariamente presenten
patologías orgánicas (como por ejemplo, neurológicas, metabólicas genéticas u
otras), y/o que puedan estar autistas o psicóticos.2
Este campo clínico –sin recusar la subjetividad– debe considerar al mismo
tiempo lo real del cuerpo que amenaza e insiste cada vez con poner en jaque,
derribar o hacer vacilar la simbolización del cuerpo y por ende al sujeto, pudiendo
introducir al niño en la dimensión de la psicosis o el autismo.
De allí la enorme importancia de establecer con máxima precisión el diagnósti-
co orgánico y de un trabajo temprano en interdisciplina que incluya como eje central
los planteos y conceptos fundamentales del psicoanálisis, tanto como su ética.
Resulta ser una evidencia clínica y un hecho verdadero a continuar forma-
lizando e investigando, sin duda, que la lógica del desarrollo para el sujeto en
la infancia, en sus relaciones con la estructura del lenguaje y sus leyes, con lo
real orgánico y las funciones imaginarias del yo, no pueden ser explicadas desde
nuestra perspectiva, por la organogénesis ni tampoco por la psicogénesis.
Me gustaría que este libro pueda servir para introducir al lector a un espacio
y tiempo de reflexión (que esperamos seguir profundizando en futuras investiga-
ciones y escritos), por las consecuencias éticas que tiene para el trabajo clínico
en los tiempos de la infancia.
Las evidencias que surgen tanto en mi trabajo clínico e investigaciones desde
hace casi 25 años, como en las de colegas y maestros que me transmitieron sus
experiencias, enseñanzas y conceptualizaciones acuñadas en casi ya 40 años de
práctica ininterrumpida en la clínica temprana psicoanalítica e interdisciplinaria,3
nos fuerza a que repensemos los psicoanalistas conjuntamente con las distintas
disciplinas que intervienen con bebés y niños desde la clínica y/o la educación,
las relaciones entre el orden de la estructura, el del desarrollo y el de lo real
orgánico para la constitución del sujeto de deseo en la infancia.
Es necesario continuar investigando los fenómenos clínicos del desarrollo,
que son de inmensa variabilidad y mutabilidad en la infancia, en sus relaciones
con lo real orgánico y la estructura del lenguaje y sus leyes para el sujeto.
En este camino se fue presentando una imposición clínica que he elegido y
decidido sostener, investigar y formalizar: “la pregunta” por el valor del juego

2. Para mayor detalle ver el siguiente capítulo “La clínica de la discapacidad y problemas en
el desarrollo infantil”.
3. Con los cuales tengo el honor de compartir este libro y que comuniquen en los capítulos
siguientes sus experiencias y elaboraciones.

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Norma Bruner

y su función para la constitución subjetiva en la infancia, el desarrollo infantil y


la clínica psicoanalítica e interdisciplinaria temprana.
Es en el juego donde los niños se apropian y escriben las marcas que luego
podrán leer, cuestionar, analizar. En el juego y al jugar un niño introduce los
significantes primordiales a “su historia” y, en consecuencia, si no hay juego no
hay historia, ni infancia.
En nuestra experiencia clínica los niños que llegan a tratamiento con proble-
mas en el desarrollo podrán conquistar su historia si el trabajo de la intervención
clínica psicoanalítica e interdisciplinaria es eficaz y temprano.
Si no hay juego lo infantil se tornará imposible, no habrá un sujeto lector de
las marcas que lo constituyeron: será un sujeto sin historia, sin un pasado infantil,
sin marcas simbólicas de las que amarrarse.
Tanto históricamente como en la actualidad, desde amplios sectores de
nuestra cultura, en las ciencias –en particular, las clínicas y/o de la educación–
encontramos propuestas de gran influencia para las cuales el desarrollo infantil
y sus problemas son planteados por fuera de la cuestión del sujeto de lo incons-
ciente, sujeto del lenguaje, sujeto del deseo.
El sujeto del desarrollo y su historicidad resultan, por consecuencia, para
estas propuestas, forcluido, renegado y/o desmentido. A las posiciones “orga-
nogenéticas” y “psicogenetistas” se han sumado hoy los “neoconductismos”
(cognitivismo) y la “estructuranogénesis” (neologismo de nuestra invención).
Pensar el desarrollo como “lo mudo”, excluyendo al sujeto y no considerando
al deseo inconsciente –“lo singular del desarrollo”–, lleva a producir idiotas, o sea,
recluir de manera pasiva la la marca objeto de la cual queda representado de manera
univoca, fija, universal y exclusiva por el signo de la tara o trastorno, para otro.
Por el contrario, las intervenciones clínicas psicoanalíticas e interdiscipli-
narias tempranas, cuando son eficaces demuestran que: las funciones como la
atención, la concentración, la memoria, la voluntad, la percepción, lo sensorial, lo
motor, el lenguaje, la comunicación, los conocimientos, los hábitos y regulaciones
de los ritmos primarios, la inteligencia, los aprendizajes primarios primordiales,
etc., funcionan de formas muy diversas, aun si hay patologías orgánicas o disca-
pacidad de base, si el bebé o niño puede o no puede ponerlas a jugar acorde a un
deseo que lo habite y represente para otro como sujeto y de manera no anónima,
sino en nombre propio.
El juego no surge de manera espontánea, no es innato, no se hereda gené-
ticamente y su advenimiento no depende de la dotación orgánico-biológica con
la que se nace.
Resulta ser entonces que la construcción, constitución y desarrollo del es-
cenario del juego, o sea, llegar a tener infancia, no está asegurado ni garantido
para todos los niños.

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La clínica, por lo tanto, nos enfrenta todo el tiempo y cada vez de nuevo,
con la pregunta por las condiciones de posibilidad o imposibilidad para el ad-
venimiento y desarrollo del deseo de jugar en un niño.
Los niños deben aprehenderlo casi todo para llegar a ser grandes y obrar
como los mayores –sus mayores significativos– y para ello deben incorporar las
reglas y construir los instrumentos de que se van a valer.
Por ello, en la infancia, “El trabajo del juego”, significante que propuse para
denominar los caminos psíquicos para la formación del juego y sus funciones,4
tiene entre otras finalidades el aprendizaje en un tiempo muy breve del resultado
de un trabajo que a la cultura le ha llevado milenios.
Los niños al jugar van preparándose para el futuro, practican incansable-
mente haciendo prácticas de experiencias que aunque compartidas o comunes
son siempre experiencias y prácticas singulares; son “sus experiencias infantiles”.
Si hubo juego infantil entonces luego ese niño cuando sea grande podrá
hacer un uso real, simbólico e imaginario de los recursos aprehendidos en los
tiempos de la infancia de manera responsable.
Entonces, los anudamientos a producirse entre lo real orgánico, el desarrollo
y la estructura del lenguaje y sus leyes, dependen, según mi lectura y experiencia,
de una serie de juegos primordiales a jugarse en la infancia.
Si bien la estructura y funcionamiento del sistema nervioso central y los
aspectos psicológicos son parte del desarrollo, sin embargo, éste no es homologa-
ble ni causado por la maduración (transformaciones necesarias que se requieren
para alcanzar la plenitud) ni por el crecimiento (aumento de peso, volumen o
tamaño), aunque ambos puedan ser parte por momentos y en alguna medida de
sus apuntalamientos reales o imaginarios.
La maduración y el crecimiento funcionan más bien como límite y nunca
como causa del desarrollo que, como ya escribimos, es la del deseo y su motor
(causa de lo simbólico y sus efectos).
Resulta ser un hecho clínico verdadero, a seguir investigando, que las forma-
ciones y fenómenos del desarrollo infantil y su gran mutabilidad y variabilidad no
pueden ser explicados por la “organogénesis”, la “psicogénesis”, como tampoco
por la “estructuranogénesis”.

1.1. Desarrollo: dos modelos

Vamos a considerar, muy brevemente, dos modelos que nos pueden servir
en nuestra investigación y formalización del campo clínico de los problemas en

4. Norma Bruner, Duelos en Juego, Buenos Aires, Letra Viva, 2008, 2ª edic. 2009, p. 97.

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el desarrollo infantil para introducir, al mismo tiempo, la complejidad del tema


que estamos tratando: el modelo del crecimiento del anélido y el del crecimiento
o expansión gnómica.5
El gnomon griego es un modelo geométrico: “Un gnomon es cualquier figura
que añadida a una figura original, produce una figura semejante a la original”.6
Un crecimiento gnómico es, entonces, una expansión secuencial en donde
se mantiene y reproduce la misma estructura.
La diferencia entre el modelo del anélido y el del gnomon es que mientras
que el anélido crece por adición lineal de elementos exactamente iguales, el
crecimiento gnómico reproduce, a escala diferente, una misma estructura, que a
su vez, incluye sus formas iniciales en una trama más compleja, constituyendo
un verdadero reticulado, algo que empuja y se repite a distintos niveles.

a. Modelo del gnomon7

La teoría del gnomon o de la expansión gnómica tiene su base en la frase


de Aristóteles: “Hay ciertas cosas que no sufren alteración salvo en magnitud,
cuando crecen”.

El crecimiento gnómico se manifiesta en los tejidos más consistentes de


los animales como los huesos, dientes cuernos o conchas. El crecimiento es
acumulativo manteniendo la forma (semejanza) frente a los tejidos blandos que
son desechados y reemplazados.

Estructura gnomónica radial asociada


a la concha de un ammonites.

5. Tomado por Jacques Miller para pensar la relación entre el fenómeno elemental y el delirio
en “Coloquio de la sección clínica de Buenos Aires”, 1995, inédito.
6. Definición dada por Herón de Alejandría, citado por Robert Lawlor en Geometría Sagra-
da, Madrid, Del Prado, 1993.
7. Ver Claudio Godoy (2001), “La nervadura del significante. Clínica del detalle: fenómeno
y estructura en la psicosis”, en Mazzucca, R y cols., Las Psicosis, fenómeno y estructura,
Eudeba, 2001, Buenos Aires.

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El gnomon de un rectángulo es otro que añadido al primero genera otro


rectángulo semejante al inicial, o sea que el gnomon de un rectángulo es el rec-
tángulo necesario para obtener su recíproco.

Los números figurados, regulares o planos del mundo pitagórico


Números triangulares Números cuadrados Números pentagonales

w Representación gráfica de los números triangulares, cuadrados y pentago-


nales.
w Se denomina Gnomon la cantidad que es necesario añadir a un número para
que se convierta en el siguiente de la misma familia.

Expresiones y conceptos como números triangulares, números cuadrados,


números pentagonales, etc. no sólo conservan su interés histórico, sino que fue-
ron el origen de la teoría de números. Continuada por Eratóstenes y ampliada
por Menelao, que resumió todas las propiedades de los números pares, impares,
primos, perfectos, amigos, poligonales, etc. ha llegado hasta nuestros días

b. Modelo de reproducción anélido

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¿Son estos modelos válidos para pensar y explicar los fenómenos clínicos
del desarrollo infantil y su lógica?
La experiencia clínica con bebés y niños pequeños con problemas en el
desarrollo nos ha demostrado que la posición del sujeto en la estructura en la
infancia no está decidida ni es definitiva, pudiendo haber modificaciones que
luego, efectivamente, ya no son posibles.
La constitución y posición del sujeto no está “con-figurada” sino que se
va configurando casi definitivamente durante la infancia. Las figuras o formas
primordiales de entrada, como los caminos y las figuras o formas de salida, no
están prefigurados como oráculo del destino escrito para ese bebé o niño.
En el modelo del anélido o del gnomon “la figura inicial original” sobre-
determinaría el desarrollo posterior, ya sea por adición lineal de lo mismo o
repetición de las formas iniciales en una trama de mayor complejidad y no nos
permiten explicar la variabilidad y mutabilidad de los fenómenos del desarrollo
infantil como tampoco las modificaciones decisivas en la estructuración de la
posición del sujeto en la infancia, a partir de las intervenciones clínicas tempranas,
cuando éstas son eficaces.
La “lectura estructuranogenética” –neologismo de nuestra invención– no
daría cuenta de los hechos clínicos verdaderos que se producen en la clínica
con bebés y niños con problemas en el desarrollo a partir de las intervenciones
tempranas psicoanalíticas e interdisciplinarias.
No deja de tener efectos, creemos, sobre el analista y demás profesionales
responsables –por ende en los padres y el niño con los que trabajan–, la posición
desde la cual la dirección de la cura es llevada a cabo –por ejemplo, sostener que
el niño fue, es y será psicótico y/o autista desde tiempo cero, incluso antes de
haber nacido–; implica sostener la clínica para que esta situación se mantenga
evidentemente de la misma manera.
Desde una lectura “estructuranogenética” de la obra de Lacan, J., y por
ende de la obra de Freud, S., se puede llegar paradojalmente al predeterminismo-
estructural y a la certidumbre clínica predictiva oracular –justamente aquello
mismo que tanto Freud como Lacan, J. criticaban y rechazaban–.
Hay sin duda consecuencias fundamentales en la clínica y su dirección si
se considera en el niño una posición subjetiva, no configurada, ni decidida, ni
definitiva aún, por ende que puede ser modificada en ciertas condiciones muy
rigurosas y precisas de intervención clínica temprana.
Y esto es, efectivamente, aquello que nuestra clínica nos confirma y enseña.

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2. La constitución del sujeto. La práctica clínica


en la infancia y la función del juego

CONSTITUCIÓN
PRÁCTICA
DEL
CLÍNICA
SUJETO

EL JUEGO
Y
SU FUNCIÓN
Propongo este gráfico porque:
El juego pone en relación la constitución del sujeto y la práctica clí-
nica, ya que desde el punto de vista del juego y su función, los dos
órdenes (aunque sean diferentes) se implican recíprocamente.
El juego, decimos aquí, adquiere función de VEL (funciona de unión
y separación al mismo tiempo).

El juego cumple una función central, irremplazable e imprescindible tanto


en la Constitución del Sujeto –y por ende en el Desarrollo Infantil– como en la
práctica clínica en la infancia.
La función que cumple el juego y el deseo de jugar para la constitución del
sujeto (inconsciente, sexuado y hablante) en la infancia hace justamente que su
función y funcionamiento sea central para la práctica clínica independientemen-
te de cuál sea la disciplina que esté a cargo de la dirección de la cura, en cada
momento, de ese bebé y/o niño con problemas en el desarrollo (y sus padres).
Podríamos decir que, por esta razón, el juego no es una técnica, recurso
entre otros, un medio de acceso a, facilitador para, sino que para nosotros, es un
fenómeno no contingente sino necesario en la Estructura (estructuración psíquica
en la infancia) y en el Desarrollo Infantil.
El juego y el deseo de jugar es un fenómeno por excelencia y central en la
infancia, como dice Freud, cuya estructura y desarrollo, decimos nosotros, no
está más allá de él sino en él mismo.
La formación y desarrollo del juego y el deseo de jugar hace a la posibilidad
de existencia misma de la infancia como tal ya que no hay infancia sin juego.

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El juego y el deseo de jugar se elevan a eje central en nuestra clínica en la infancia


y por ende es irremplazable e imprescindible.
La clínica con bebés y niños es una práctica en el terreno de las dificultades
que está encontrando ese niño (y sus padres) en el desarrollo, lo es también en el
deseo; por consiguiente, es una práctica en el terreno del juego y de las dificultades
que pueda presentar su formación y funcionamiento para ese niño en particular.
Desde el psicoanálisis, según mi lectura y experiencia clínica, no habría
forma de pensar un niño como sujeto deseante y su desarrollo sin pensar la di-
mensión del juego y el deseo de jugar.
Es un hecho clínico para mí que, si la intervención clínica es eficaz comienzan
a transportarse al juego significantes a ser orientados e incorporados, significantes
que buscan significar y ponerle nombre a lo imposible.
Lo monstruoso, lo horroroso, lo excepcional, al entrar a la dialéctica signi-
ficante y hacer su juego puede pasar a ser afirmado simbólicamente para tener
la chance de ser reprimido, negado y perdido.
Afirmación primordial y simbólica del sujeto en el juego y, al mismo tiempo,
donde se juega su propia pérdida como objeto de goce (a) en el Otro.
Preguntar/se por los alcances y límites es ya un gran paso en el camino
de no llegar a ser un idiota. Cuando un niño está referido al juego y sus bordes
delimitados en el análisis, comienza a hablar y decir algo de lo que el juego
escribió, como letra, y permite crear un supuesto e imaginario tiempo pasado,
“eso ha sido escrito”.
De esta manera un niño comienza a preguntar por su presente e imaginar
un futuro, para volver a poner en juego una vez más y otra vez de nuevo: “Dale
que yo era...”.
Tanto el niño como sus padres deberán decidir renunciar a la idiotez en la
cual muchísimas propuestas terapéuticas los ubican, y esta posición lleva a la
incomodidad de tener que soportar el malestar de ir descubriendo paso a paso
aquello para lo cual nadie tiene respuestas, o sea las posibilidades futuras.
Cito a Lacan, J.:

“Precisamente, el texto de la Verneinung que comentó Hyppolite, permitió


articular con precisión que hay un momento que si puede decirse, es el origen
de la simbolización. Entiendan bien; este origen no es un punto del desarro-
llo, responde a una exigencia, que la simbolización necesita un comienzo.
Ahora bien, en todo momento del desarrollo, puede producirse algo que es
lo contrario de la Bejahung, una Verneinung de algún modo primitiva, cuya
continuación es la Verneinung en sus consecuencias clínicas”.8

8. Jacques Lacan, “El Seminario, Libro 3, Las Psicosis”, Buenos Aires, Paidós, p. 72.

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3. Hacia una propuesta tópica del juego en la infancia

Hemos propuesto el siguiente gráfico del juego:9

TÓPICA DEL JUEGO EN LA INFANCIA

*Tópica del sujeto


*Tópica de a en la infancia
*Tópica del juego (sinthome en la infancia)

Estructura del lenguaje


Real Orgánico y sus leyes

"Para que el nudo se haga,


y el nudo se hace en la infancia,
R S el niño debe aprehender algo".
J. Lacan, Seminario XXI

"Para que el nudo se haga,


a y el nudo se hace en la infancia,
el niño debe aprehender a jugar".
N. Bruner

a: objeto a
R: Real
Desarrollo I S: Simbólico
I: Imaginario
JUEGO-Sinthome
propia de la infancia
(4º nuDo)

Pienso el juego como la formación psíquica central y por excelencia que


en la infancia a la vez que es formado por lo inconsciente, cada vez de nuevo
forma lo inconsciente como tal. Es en este sentido que ubicamos al juego como
formación del inconsciente.
Lo ubicamos como sinthome propio de infancia, cuarto nudo que anuda
(y/o des-anuda) a lo real orgánico, la estructura del lenguaje, los significantes
primordiales y sus leyes y lo imaginario (RSI).
Además es, creo, aquella formación psíquica donde por excelencia las coor-
denadas de la sincronía y diacronía hacen función y funcionan del lado del niño,
y a partir de las cuales podremos establecer relaciones entre lo real orgánico,
la estructura del lenguaje y sus leyes y desarrollo (RSI), para el nacimiento del
sujeto, la encarnadura de los significantes primordiales de manera no anónima
y del objeto en el deseo.

9. Norma Bruner, Duelos en Juego, op. cit., p. 125.

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4. Conceptos y problemas
Estructura, desarrollo e historia y sus relaciones con el juego

Según teorizara Jacques Lacan, la estructura de la que el sujeto humano


advendrá como efecto es la estructura del lenguaje. Ésta es móvil y no rígida ni
estática; tampoco es muda. En tanto instrumento para el pensamiento, la estructura
resulta ser una combinatoria que como tal limita las posibilidades pero implica
potenciales transformaciones. Mucho más aún, tratándose de una estructura de
tipo lacaniana que, precisamente, presenta un lugar vacío desde donde se pueden
realizar las modificaciones.

Juego del Puzzle

1 2 3 4 5

6 7 8 9 10 11

12 13 14 15 16 17

18 19 20 21 22 23

Se trata en este juego de establecer un orden, según una regla nu-


mérica a definir, moviendo las piezas en el interior del espacio cuyo
marco lo determina el límite del tablero.
El tablero contiene piezas, cada una de las cuales tiene un número y
deja un lugar vacío sin el cual no se podría hacer los movimientos. Se
puede hacer una serie determinada de combinaciones y configuracio-
nes (21 trillones de posibilidades, dice el reverso del juego, posible-
mente inventado por J. Steiner, 1796-1863, fundador de la geometría
proyectiva).

“Este juego encarna muy bien la estructura”, dice Miller, J., de manera ele-
mental hay movimientos pero no todos son posibles, hay algunas configuraciones
que no se pueden obtener, sería necesario sacar el encuadre.”10
Dice Jacques Lacan:

10. Jacques A. Miller, Estructura-Desarrollo-Historia, Gelbo, 1999, p. 47.

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EL JUEGO EN LOS LÍMITES

“La noción de estructura merece de por sí que le prestemos atención. Tal


como la hacemos jugar eficazmente en análisis, implica cierto número de
coordenadas, y la noción de coordenadas forma parte de ella. La estructura
es, primero un grupo de elementos que forman un conjunto co-variante,
Dije un conjunto, no dije una totalidad. En efecto, la noción de estructu-
ra es analítica. La estructura siempre se establece mediante referencia de
algo que es coherente a alguna otra cosa, que le es complementario. Pero
la noción de totalidad sólo interviene si estamos ante una relación cerrada
con un correspondiente, cuya estructura le es solidaria. Puede haber, por el
contrario una relación abierta, a la que llamaremos de suplementariedad.
[...] Interesarse por la estructura es interesarse por el significante [...]. En el
análisis estructural se trata de las relaciones entre significante y significa-
do, relaciones basadas en grupos abiertos o cerrados, pero que entrañan
esencialmente referencias recíprocas [...] En el análisis de la relación entre
significado y significante, aprendimos a acentuar la sincronía y diacronía,
y encontramos lo mismo, sigue, en el análisis estructural [...]. Al fin de
cuentas, al examinarlas de cerca, la noción de estructura y la de significante
se presentan inseparables. De hecho, cuando analizamos una estructura, se
trata siempre, al menos idealmente, del significante, lo que más nos satisfa-
ce en un análisis estructural, es lograr despejar al significante de la manera
más radical posible”.11

¿El orden del desarrollo se opone al orden de la estructura?


Según Jacques-Alain Miller:
“Son dos conceptos que podemos considerar en cuanto se oponen [...]. Se
oponen en tanto desarrollo es diacronía, supone que pasa el tiempo mien-
tras que estructura es sincronía, supone un tiempo detenido [...]. Hay que
considerar estos dos conceptos en su oposición, pero también en cuanto
se articulan en la experiencia y diré cuando se plantea –como finalmente
Lacan lo hace– la primacía de la estructura sobre el desarrollo. Pero no
es fácil articularlo de tal manera, no pienso que se trate de dos conceptos
excluyentes, sino más bien de dos perspectivas: la perspectiva de la estruc-
tura y la perspectiva del desarrollo. La cuestión es saber, como analistas,
por ejemplo, qué perspectiva vale más para nosotros, qué perspectiva debe
tener la primacía [...]. La perspectiva del desarrollo conduce a la observa-
ción del individuo y el analista no es un observador del comportamiento”.12

11. Jacques Lacan, “El Seminario, Libro 3, Las Psicosis”, op. cit., pp. 261-262-263 [las
itálicas son nuestras].
12. Jacques Miller, ibid.

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¿Cuál es el efecto de plantear las relaciones de la estructura y del desarrollo


desde esta perspectiva?
Nuestras preguntas surgen de la experiencia clínica psicoanalítica con bebés y
niños con problemas en el desarrollo y en la lectura que de ésta intentamos realizar.

a) ¿La estructura es sincronía y el desarrollo diacronía?


b) ¿Se puede dejar de considerar la coordenada sincrónica del desarrollo y la
coordenada diacrónica de la estructura?
c) ¿Cuáles son las consecuencias clínicas de dejar del lado del desarrollo a la
diacronía y oponerla a la estructura del lado de lo sincrónico?
d) ¿Cómo considerar la coordenada sincrónica del desarrollo y la coordenada
de la diacronía de la estructura en un análisis estructural en psicoanálisis.
e) ¿El desarrollo queda por fuera del sujeto del inconsciente, de sus leyes y de
aquello que lo constituye?

Sin embargo, como leemos Lacan, J., al dar su noción y definición dice que
“la estructura tal como la hacemos jugar en el análisis” presenta dos coordenadas
–la sincrónica y la diacrónica– y que sincronía no es la simultaneidad.
Lacan, J, dice:

“...el nacimiento del significante es la simultaneidad, y también su existen-


cia en una coexistencia sincrónica.”13

y agrega:

“A decir verdad, hay tan solo aquí una vislumbre iluminante de la entrada
del individuo en un orden cuya masa lo sostiene y lo acoge bajo la forma
del lenguaje y sobreimprime en la diacronía como en la sincronía la deter-
minación del significante y la del significado.”14

En el análisis estructural, se trata de las relaciones basadas en grupos abiertos


o cerrados, pero que entrañan referencias recíprocas.
Si no se trata de totalidad sino de conjunto, es porque la estructura que define
y plantea Lacan, J., no es cerrada sino abierta y por lo tanto tiene relaciones con
otros grupos, sistemas o estructuras.

13. Jacques Lacan (1964), “El Seminario, Libro 3. Las Psicosis”, op. cit.
14. Jacques Lacan (1966), “Seminario sobre la carta robada” (1955-1956-1957), Escritos,
México- Buenos Aires, Siglo XXI.

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EL JUEGO EN LOS LÍMITES

Decimos entonces que:


El desarrollo tiene dos coordenadas, la sincrónica y la diacrónica, es un
conjunto y no una totalidad, por ello es abierto y presenta relaciones basadas
en grupos abiertos o cerrados, pero que entrañan entre sí referencias recíprocas.

Sostenemos nuestra clínica e intentamos avanzar en la dirección de no dejar


a la coordenada diacrónica por fuera de la estructura ni desconocer la coordenada
sincrónica del desarrollo.
No se tratará entonces de considerar al desarrollo como un exterior a la
estructura y por fuera de sus elementos y leyes, ya que en nuestra práctica, el
desarrollo no resulta ser ajeno a las relaciones del sujeto con el significante y el
deseo, por lo tanto no es “lo mudo”.
No plantearemos la relación entre la estructura y el desarrollo en términos
de “oposición u exclusión” –aunque puedan llegar a articularse– como tampoco
de “intersección”.15

Nuestro envite nos conduce a plantear que la estructura, el lenguaje y sus


leyes, requiere necesariamente anudarse al desarrollo y lo real orgánico para
su operatoria.
El juego y el jugar es aquello que anuda, encarna y articula la estructura
con el desarrollo y lo real orgánico para el sujeto en la infancia.

La estructura contiene un movimiento que Lacan encarna en su grafo del


seminario Las Formaciones del Inconsciente: allí hay trayectorias posibles
del sujeto, no se trata de una sola alternativa, sino de diversos caminos que el
sujeto puede tomar y otros que no. El sujeto es ese lugar vacío que puede ser
modificado. Es variable lógicamente, no naturalmente, es variable como efecto
de sentido, puede tomar diferentes valores y modificarse por causa del signifi-
cante. Este vacío y variabilidad del lugar del sujeto se articula con el objeto a,
que representa la inercia, la constancia en el fantasma que limita la posibilidad
de entender y escuchar, que limita su permeabilidad al significante y, finalmente,
limita su juego. El sujeto es permeable a los efectos del sentido, es permeable al
significante en extrema docilidad y dependencia del deseo y la palabra del Otro.
Se trata de un movimiento limitado pero movimiento al fin, no es posible todo
y ese imposible define a lo real.
En términos de Lacan:

15. Esteban Levin, La infancia en escena, Buenos Aires, Nueva Visión, 1995, pp. 25-26.

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Norma Bruner

“[...] Al fin de cuentas, al examinarlas de cerca, la noción de estructura


y la del significante se presentan como inseparables. Para comprenderlo,
remítanse a lo que señala Freud, a saber que hay que suponer siempre una
organización anterior, o al menos parcial, del lenguaje, para que la memo-
ria y la historización puedan funcionar [...]. Los fenómenos de memoria
en los que Freud se interesa son siempre fenómenos de lenguaje [...]. El
significante entonces está dado primitivamente, pero hasta tanto el sujeto
no lo hace entrar en su historia no es nada; adquiere su importancia entre
el año y medio y los cuatro años y medio. El deseo sexual, es en efecto, lo
que sirve al hombre para historizarse, en tanto que es a este nivel donde por
primera vez se introduce la ley”.16

En la perspectiva de la historia, el sujeto se encuentra a nivel del sentido


flexible, variable. Allí, entonces, el inconsciente es historia: un conjunto de efectos
de sentido surgidos a partir del trabajo del significante.
Sujeto semántico al que no se puede identificar con un ser sino con una falta
en ser: se trata de una variable lógica del sentido y como tal es susceptible de
tomar diversos valores y modificarse.
La primera definición de inconsciente en Lacan es la del inconsciente como
historia: “Lo que enseñamos al sujeto a reconocer como su inconsciente es su
historia”.
En un análisis o trabajo analítico se intentará dialectizar históricamente, en
un trabajo de construcción, los eventos que han quedado por fuera del sentido
como traumáticos. Lacan afirmaba que la historia sigue a contratiempo del de-
sarrollo, efectivamente, pero si se define al desarrollo por fuera de las leyes del
lenguaje y del deseo, regulado desde otros órdenes. Tanto en la historia como en
el desarrollo se pueden leer ambas direcciones o movimientos, el progrediente
y el regrediente.
Si leemos atentamente a Freud y a Lacan y escuchamos la clínica, no pode-
mos menos que reconsiderar el concepto de desarrollo hoy en el psicoanálisis.
Si Lacan, J., dice:

“[...] Ello explica que el domingo pasado me hayan oído rechazar, del
modo más categórico, la tentativa de una nueva fusión del psicoanálisis en
la psicología general.
La idea de un desarrollo individual unilineal, preestablecido, con eta-
pas que se presentan cada una a su turno conforme a una tipicidad

16. Jacques Lacan, “El Seminario, Libro 3, Las Psicosis”, op. cit., p. 225.

29
Akoglaniz
EL JUEGO EN LOS LÍMITES

determinada, es pura y simplemente el abandono, escamoteo, el camufla-


je, para ser exactos la denegación, incluso la represión de la contribución
esencial del análisis [...]”.17

Efectivamente concluimos y acordamos con Lacan, J., se trata de poder dar


otra idea del desarrollo en psicoanálisis diferente a la idea con la que lo concibe
el organicismo o la psicología general.
Es imposible desconocer que desde sectores de gran prestigio y reconoci-
miento de la ciencia se sostiene, desde hace más de una década, cuestiones tales
como las que plantea Lebber, J., sobre la imposibilidad de pensar el funcionamien-
to del organismo humano como el de una máquina, dado que, [...] tal organismo
es un sistema disipativo –sistemas abiertos y en continuos intercambios con su
medio ambiente– y según el modelo de Prigogine, quien recibiera el Premio
Nobel por sus estudios al respecto, los sistemas disipativos son impredecibles
[...] La capacidad de reparación y reorganización del cerebro humano es en
cierta medida impredecible por lo que no puede plantearse una relación unívoca
entre magnitud de una lesión y expresión clínica de la misma. [...] (Cuestión a
tener en cuenta por ejemplo en una comunicación diagnóstica sobre todo en el
ámbito de la neurología infantil).18
Si el organismo es un sistema disipativo, como lo demuestra Lebber, J., a
partir del modelo de Prigogine, esto entonces, entre otras características y con-
secuencias, hace que sea imposible ya considerarlo como una máquina.
El desarrollo humano es un concepto que incluye una serie de fenómenos
heterogéneos y, por ello, para intentar definir sus bordes se requiere entrar y
salir por distintas disciplinas o áreas del conocimiento y la cultura, ya que no
puede abarcárselo sólo desde una de ellas. Es un concepto que llama y requiere
del sujeto-lector y del sujeto-escritor. En resumen, no le pertenece a ninguna
disciplina y toca a todas. El concepto de desarrollo es, entonces, intertextual,
heterogéneo e interdisciplinario. Nuestro desafío en el psicoanálisis hoy es re-
leerlo y reconsiderarlo para reescribirlo.
Si recurrimos al Diccionario de la Real Academia Española, encontraremos
que como todo significante “desarrollo” tiene varias acepciones:

17. Jacques Lacan, “El Seminario, Libro 2, El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoa-
nalítica”, Buenos Aires, Paidós, 1978, p. 28.
18. Joseph Lebber, “How match brain does a mind need? Scientific, clinical and educational
implications of ecological plasticity”. Development Medicine Child Neurology, May 1998,
Vol. 40, Nº 5.

30
Akoglaniz
Norma Bruner

1) Deshacer un rollo. Acuñada en el s. XII (fuera de uso en la actualidad).


2) Dar incremento, acrecentar, mejorar, crecer, desenvolver.
3) Acción de desarrollar, Efecto de desarrollarse, tener lugar, dar lugar,
transcurrir.

Sin duda alguna, tomaremos y pondremos a trabajar la tercera de las


acepciones.
Al desarrollo infantil –y sus problemas– vamos a ubicarlo en sus relaciones
a RSI (real, simbólico e imaginario) y en sus formaciones como articulaciones
posibles a lo real (real orgánico), a lo simbólico (El lenguaje y sus leyes en la cons-
titución del sujeto) y con lo imaginario (Las vicisitudes de la formación del yo).

Por ello, planteo:


Para el sujeto cuenta lo real del desarrollo, lo simbólico del desarrollo y lo
imaginario del desarrollo. Pero lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario del desa-
rrollo deben anudarse en la infancia –lo que puede ocurrir o no– y para ello el
niño debe llegar a aprehender a jugar.

El conjunto de operaciones primordiales para el anudamiento (des-anu-


damiento) de lo real, simbólico e imaginario del desarrollo, deben advenir y
producirse en la infancia.
En este proceso –que no es sin dificultades, tropiezos, fallas, excesos y
carencias, ausencias de presencias y /o presencias de ausencias, ausencias de
ausencias y/o presencias de presencias– pueden tener lugar la producción de
formaciones clínicas que constituyen un campo de intervención al que llamamos:
La clínica de los problemas en el desarrollo infantil.
A este campo lo ubicamos como un campo interdisciplinario donde la pre-
sencia y función del psicoanálisis y del psicoanálisis así como la intervención
clínica temprana, es imprescindible.
El psicoanálisis y el psicoanalista interpelan y transforman lo que atraviesan
a su paso y a la vez resultan tocados, interpelados y atravesados a cada paso que
dan con otros.

31
Akoglaniz
EL JUEGO EN LOS LÍMITES

5. ¿Cómo pienso el concepto de desarrollo, hoy?

Propuse en mi tesis de Maestría en Psicoanálisis de la Facultad de Psicología


de la Universidad de Buenos Aires (año 2005-2007)19 y en el libro Duelos en
Juego (2008). (Segunda edición, 2009):
El desarrollo es la carretera material y significante que se va construyendo,
donde transcurren y tienen lugar para el sujeto, los viajes y virajes del deseo,
sus trayectos e instrumentos, desde el nacimiento hasta su muerte.20

En este libro volveré a escribir mi propuesta acerca del concepto de desarrollo


con cuestiones ya implícitas anteriormente que, quizás, al explicitarse hoy puedan
dar a leer y comunicar más clara y rigurosaqmente mi pensamiento.

Propongo definirlo hoy así:


El desarrollo es la carretera singular que en tanto real, simbólica e ima-
ginaria se construye y configura desde el significante y sus leyes, donde tienen
lugar y transcurren las transformaciones primordiales necesarias para el sujeto
al intentar realizar los viajes y virajes del deseo, sus trayectos e instrumentos,
desde el nacimiento hasta la muerte.

Los instrumentos de los que el sujeto de deseo se vale son a su vez también
reales, simbólicos e imaginarios, se organizan en los humanos como sistemas
representantes representativos de la pulsión y son en general llamados las “áreas
del desarrollo”, ej. el sistema motor, el sistema del lenguaje, el sistema de los
aprendizajes y conocimientos primordiales, la regulación de ritmos y la incor-
poración de hábitos cotidianos, el sistema de las relaciones sociales, el sistema
del mundo de los objetos y la realidad, etc.
Estos sistemas, alrededor de los cuales el desarrollo se organiza, son herra-
mientas de la cultura y de sus leyes. Las causas y modos de funcionamiento de
estas herramientas humanas no están determinados por la organogénesis como
tampoco por la psicogénesis aunque incluya al sistema nervioso central y a las
funciones psíquicas superiores y/o los llamados aspectos psicológicos.

19. Norma Bruner, Tesis de maestría en psicoanálisis. “La función del juego, su relación con
el trabajo de duelo y con la melancolía en la infancia en la clínica psicoanalítica con bebés y
niños con problemas en el desarrollo”. Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires.
2005 -2007. Disponible en Biblioteca.
20. Norma Bruner, Duelos en Juego, Buenos Aires, Letra Viva, 2008, 2ª edic. 2009, pp. 18
y 39.

32
Akoglaniz
Norma Bruner

Es necesario tener durante la infancia encuentros sucesivos, simultáneos y


sostenidos con el campo del Otro Primordial y los otros significativos, para que
se lleguen a realizar del lado del niño, los anudamientos primordiales entre la
estructura del lenguaje y sus leyes (S), lo real orgánico (R) y las funciones imagi-
narias del yo (I) que permitan que el desarrollo y sus instrumentos o herramientas
funcionen de manera encarnada y acorde a un deseo no anónimo del lado del niño.
Las intervenciones clínicas psicoanalíticas e interdisciplinarias tempranas
cuando son eficaces demuestran que funciones como la atención, la concentra-
ción, la memoria, la voluntad, la percepción, lo sensorial, lo motor, el lenguaje,
la comunicación, los conocimientos, los hábitos y regulaciones de los ritmos
primarios, la inteligencia, los aprendizajes primarios primordiales, etc., funcionan
de formas muy diversas si el niño puede o no puede ponerlas a jugar acorde a un
deseo que lo habite como sujeto.
El desarrollo infantil, en su amplia mayoría de aspectos, no está sobredeter-
minado ni predeterminado; su forma no se hereda biológicamente, es singular
aunque nunca individual.
El desarrollo –cuya direccionalidad puede llegar a ser progrediente y/o
regrediente– es un camino a construir en una serie de repeticiones que pueden
puntuarse desde la lógica del corte y la discontinuidad.
Los trazados y marcas que en este camino se producen son la huella del paso
del sujeto por el viaje de su infancia. Este viaje se hace jugando.
El desarrollo es siempre un efecto, un producto o saldo de una serie de
operaciones fundamentales, necesarias y no contingentes, donde prima la lógica
de lo perdido, lo prohibido y lo imposible sobre la lógica de la acumulación,
conservación, adaptación o imitación.
Con respecto a lo real orgánico, siempre está involucrado y forma parte del
desarrollo infantil, (haya o no presencia de patologías orgánicas de base sobre
agregadas), en una serie de combinaciones, permutaciones, y sustituciones con
la lógica de lo simbólico y de lo imaginario a precisar de manera singular en
cada uno de nuestros pacientes. En este sentido decimos que lo real orgánico es
un participe necesario pero no es agente causal. Recordemos que el desarrollo
infantil incluye al sujeto que esta en constitución a partir de sus relaciones al
campo del Otro y otros significativos.
En la infancia el deseo que funciona como motor del desarrollo es el deseo
de ser grande y obrar como los mayores. Este deseo debe ser encontrado por el
bebé o el niño en el campo del Otro para que pueda ser incorporado por él de
manera real, simbólica e imaginaria. Es por ello que el deseo del Otro Parental,
deseo de que sea grande y obre como los mayores, es condición necesaria pero
no suficiente, y sólo puede hacer función del lado del niño si funciona en el
marco del juego.

33
Akoglaniz
EL JUEGO EN LOS LÍMITES

Se trata de un deseo paradojal ya que el Otro Parental, por un lado desea y


demanda anticipatoriamente que su hijo sea grande y obre como los mayores y,
al mismo tiempo, desea y demanda que sea un niño y obre como lo hacen los
niños que, al jugar, pone en funcionamiento esa tensión y hace del deseo del
Otro “su deseo”.
Para terminar presentamos a continuación los gráficos que resumen dos
posiciones actuales desde el psicoanálisis (Miller, J-A. y Levin, E.) y nuestra
propuesta, sobre las relaciones entre Estructura y Desarrollo a partir del anuda-
miento borromeo.21
No plantearemos la relación entre la estructura y el desarrollo en términos
de “oposición” u exclusión” –aunque puedan llegar a articularse– como tampoco
de “intersección”. 22
Mi propuesta incluye lo real orgánico en el nudo de tres RSI y considera al
juego como función de “sinthome propio de infancia” (función del juego como
cuarto nudo de anudamiento y des-anudamiento primordial).23

21. Sobre RSI en la obra de Jacques Lacan, remito al lector a Magt. Pablo Muñoz, “Una
introducción a RSI (o nudos des-nudos)”. Clase abierta dictada por el autor en el curso de
posgrado a mi cargo: “Clínica con bebés y niños con discapacidad y/o con problemas en el
desarrollo”. Facultad de Psicología, UBA, publicado en este libro.
22. Esteban Levin, La infancia en escena, Buenos Aires, Nueva Visión, 1995, pp. 25-26.
23. Norma Bruner, Duelos en Juego, op. cit., pp. 40-41.

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Norma Bruner

E D J.-A. Miller

opuestos

E = Estructura
E D E. Levin D = Desarrollo
RO = Real Orgánico

Puntos de encuentro
Intersección

RO E

a N. Bruner

Anudamiento borromeo
(Juego (Sinthome)

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Akoglaniz
CLÍNICA DE LA DISCAPACIDAD Y PROBLEMAS
EN EL DESARROLLO INFANTIL
Norma Bruner*

1. El Psicoanálisis en la clínica con bebés y niños


con discapacidad y/o problemas en el desarrollo1

Algunas consideraciones preliminares

Los bebés y niños (y sus padres) que nos consultan testimonian sobre las
dificultades, obstáculos, topes y límites a la inscripción de los significantes pri-
mordiales y sus leyes en sus consecuencias estructurales y clínicas.
Esto constituye un fenómeno clínico a formalizar y un problema conceptual
a dilucidar.
Los problemas que se plantean son de orden etiológico –terapéutico– ético,
constituyen una teoría del deseo y del sujeto, hacen a la dirección de la cura con
el fin de orientar los atravesamientos y caminos necesarios para que el análisis
produzca eficacia en los tiempos instituyentes y también a la ética sobre los
fines y fin del tratamiento analítico en los tiempos de la constitución del sujeto
en la infancia.
Los significantes primordiales y sus leyes, en su sincronía requieren en la
infancia para su inscripción, de una serie diacrónica, sucesiva y simultánea, de

* Norma Bruner, Magíster de la Universidad de Buenos Aires en Psicoanálisis. Lic. en Psi-


cología. (UBA) Prof. Adj. a cargo materia de práctica profesional; cátedra: “El juego en los
límites: El psicoanálisis y la clínica en problemas en el desarrollo infantil”. Prof. responsa-
ble del curso de Posgrado: “Clínica con bebés y niños con discapacidad y/o problemas en
el desarrollo”. Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires. (UBA). Investigadora
Proyecto U.B.A.C.yT. Miembro de FEPI. (Fundación para el Estudio de los Problemas de la
Infancia). Supervisora clínica de prestigiosos equipos e instituciones de Argentina y España.
Autora del libro Duelos en Juego. Buenos Aires, Letra Viva, 2008 (2da. edic. 2009) y de
numerosas publicaciones especializadas de Argentina, Brasil y España.
1. Se recomienda trabajar este capítulo en articulación con el anterior. Este capitulo está en
una serie lógica temática y de argumentación respecto del anterior y supone su lectura. Esta
dividido a los fines de la diagramación del libro.

37
Akoglaniz
CLÍNICA DE LA DISCAPACIDAD Y PROBLEMAS EN EL DESARROLLO INFANTIL

redoblamientos y repeticiones simbólicas para que su encadenamiento, encarna-


dura y anudamiento pueda ser admitido y afirmado del lado del niño.
Mi trabajo clínico y de investigación desde hace casi ya 25 años como
psicoanalista y supervisora de equipos e instituciones clínicas que trabajan con
bebés y niños con problemas en el desarrollo (los cuales pueden tener o no una
base orgánica congénita o adquirida sobreagregada) da cuenta cotidianamente
de la importancia que tienen “las condiciones”, para los actos de apertura de
vías y caminos a recorrer en la infancia para “el nacimiento del sujeto”, “La
encarnadura de los significantes” y de objetos “en el funcionamiento de la
función del deseo”.
Hemos llegado a ciertos lugares en nuestro recorrido que, a suvez, sin duda,
son hoy para nosotros puntos de partida:

a) Hay condiciones de viabilidad para el viaje y/o viraje del deseo, o de im-
posibilidad; condiciones de prohibición y de prescripción; condiciones de
permeabilidad y plasticidad (biológica y/o de sentido) y/o de resistencia,
fijeza y dureza; condiciones de facilitación o de obstaculización para el
significante y sus funciones y funcionamiento.
b) Es necesario que durante la infancia se produzcan encuentros sucesivos,
simultáneos y sostenidos con el campo del Otro Primordial y los otros sig-
nificativos, para que se lleguen a realizar del lado del niño, los anudamientos
primordiales entre la estructura del lenguaje y sus leyes (S), lo real orgánico
(R) y las funciones imaginarias del yo (I) que permitan que el desarrollo y
sus instrumentos funcionen de manera encarnada y acorde a un deseo no
anónimo.
c) La clínica nos enfrenta con la evidencia de que el deseo de jugar y la for-
mación psíquica del juego no surgen de manera espontánea, no son innatas,
ni se heredan genéticamente y su advenimiento no depende de la dotación
orgánico-biológica con la que se nace. La construcción, constitución y
desarrollo del escenario del juego, o sea llegar a tener infancia, no está
asegurado ni garantido para todos los niños y nos enfrenta con la pregunta
por las condiciones de posibilidad o imposibilidad para el advenimiento y
desarrollo del deseo de jugar en un niño.
d) Los niños deben aprehenderlo casi todo para llegar a ser grandes y obrar
como los mayores –sus mayores significativos– y para ello deben incorporar
las reglas y construir los instrumentos de los que se van a valer.

38
Akoglaniz
Norma Bruner

Acerca del desarrollo infantil y el deseo de jugar

El nudo se hace en la infancia, decía Lacan, y para que el nudo se haga el


niño debe aprehender algo.1
Nos preguntamos: ¿qué debe aprehender un niño en su infancia para que
el nudo se haga?
Nuestra experiencia clínica de trabajo con bebés o niños y sus familias,
como la lectura que de ésta hacemos, nos ha llevado a formular la siguiente tesis:
Para que se haga el anudamiento borromeo entre lo real orgánico, los sig-
nificantes primordiales y sus leyes y las funciones imaginarias del yo, el niño
debe aprehender a jugar.2
Es en este sentido que podemos ubicar al juego y el jugar infantil como
aquello que permite el anudamiento, cuarto nudo que anuda (y/o des-anuda),
a lo real, lo simbólico y lo imaginario en la infancia, que cumple función, si
funciona sucesiva y simultáneamente de manera sostenida, de “sinthome propio
de infancia”.3
Resulta ser que los anudamientos a producirse entre lo real orgánico, el de-
sarrollo y la estructura del lenguaje y sus leyes, dependen de una serie de juegos
primordiales a jugarse en la infancia.
En la infancia, los trayectos, viajes y virajes del deseo y sus instrumentos,
transcurren en el marco del juego y jugando. Como hemos escrito en el libro
Duelos en juego, el juego sería la puesta en acto de la lengua como discurso en
la infancia, un decir de juguete.4
En el juego y al jugar un niño trabaja para hacer entrar a los significantes
primordiales extraídos del Otro y otros significativos en lo real y así poder
encarnar la estructura del lenguaje y sus leyes de manera singular-no anónima,
apropiándose de la cultura y articulándola con lo que va a ser la experiencia de
“su desarrollo” y “su historia”.
Donald Winnicott decía: “[...] en mi opinión el término de objeto transicional
deja lugar para el proceso de adquisición de la capacidad para aceptar diferen-
cias y semejanzas. Creo que se puede usar una expresión que designe la raíz del
simbolismo en el tiempo, que describe el viaje del niño, desde lo subjetivo puro

1. Jacques Lacan, El Seminario, Libro XXI, clase 06-11-73, inédito.


2. Norma Bruner, Duelos en Juego, op. cit., p. 125.
3. Norma Bruner, Tesis de Maestría en Psicoanálisis, “La función del juego y su relación con
el trabajo del duelo y la melancolía en la clínica psicoanalítica con bebés y niños con proble-
mas en el desarrollo” (2007), Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires (UBA).
Disponible en Biblioteca.
4. Norma Bruner, Duelos en Juego, op. cit., p. 143.

39
Akoglaniz
CLÍNICA DE LA DISCAPACIDAD Y PROBLEMAS EN EL DESARROLLO INFANTIL

hasta la objetividad, y me parece que el objeto transicional, trozo de frazada, etc.,


es lo que vemos de ese viaje de progreso hacia la experiencia”.5
En la infancia, “El trabajo del juego”, significante propuesto por nosotros para
denominar los caminos psíquicos para la formación del juego y sus funciones,
tiene entre otras finalidades, aprehender en un tiempo muy breve del resultado
de un trabajo que a la cultura le ha llevado milenios.
Los niños al jugar van preparándose para el futuro, practican incansable-
mente haciendo experiencias que aunque compartidas o comunes son siempre
singulares, “sus experiencias infantiles” y por ende “sus experiencias lúdicas”.
Ya hemos ubicado al juego como la formación psíquica central y por exce-
lencia de la infancia, formación que a la vez que forma lo inconsciente es formada
por el inconsciente y sus leyes, cada vez y otra vez de nuevo.
Es en la formación psíquica del juego y sólo al ser jugado que del lado del
niño el complejo de castración, sus condiciones, vicisitudes y consecuencias se
inscriben y articulan.
El juego y el jugar infantil es una formación necesaria-no contingente para
que la infancia exista como un tiempo lógico y cronológico, decisivo y casi
definitivo en el camino de la constitución del sujeto del inconsciente, deseante,
sexuado y hablante.

Planteamos:
El juego y el jugar es aquello que anuda, encarna y articula la estructura
con el desarrollo y lo real orgánico para el sujeto en la infancia.6

Hemos investigado la relación que hallamos en la clínica entre la ausencia


o dificultades en el jugar frecuentes en los niños con problemas de desarrollo
con base orgánica, y aquellas presentaciones clínicas en la temprana infancia que
denominamos y reunimos como Posición melancólica del niño y su cuerpo res-
pecto del Otro, demostrando que esta posición si se instala y perpetúa, es una de
las puertas de entrada o bien en las psicosis o bien en el autismo, dos posiciones
subjetivas que denotan relaciones al significante diferentes.
Resulta hoy imperioso y necesario que logremos acotar y precisar los límites
del diagnóstico de autismo y sus mecanismos de formación, contrariamente a
la cada vez mayor ampliación e imprecisión del cuadro propuesta por distintos
sectores de la ciencia.
He podido recortar una serie de fenómenos clínicos que si bien son diver-
sos podríamos ubicarlos como “cortes, lesiones, interrupciones, suspensiones,

5. Donald Winnicott, Realidad y Juego, Buenos Aires, Gedisa, 1972, p. 22.


6. Norma Bruner, “Los bordes del juego”, en Revista Imago Agenda. Constitución Subjetiva,
Nº 151, agosto 2011, Letra Viva, Buenos Aires.

40
Akoglaniz
Norma Bruner

vacilaciones, transitorias e incluso definitivas, de la función y funcionamiento


en el juego (y operatoria) de los significantes primordiales y los he llamado in-
tentando su formalización para el abordaje clínico, La hemorragia y pérdida del
juego. Facilitada en los casos de bebés y niños con patologías de base orgánicas
(principalmente neurológicas, genéticas y/o metabólicas) por la colaboración y
combinación de factores de distinto orden y desde distintas vías, pero no es ex-
clusivo de este campo y representa creemos un problema a formalizar y abordar
incluso más allá de él.
Freud dice: “Es en la marca reveladora que es la invulnerabilidad donde se
discierne sin trabajo a “su majestad el yo ‘el héroe de todos los sueños diurnos
de todas las novelas’”.7 El niño se hace de un yo invulnerable en el juego, de un
cuerpo seguro y protegido por el sentimiento heroico, por las condiciones de
no-peligro real que el juego implica.
Si “es sólo un juego”, en el interior del juego y sólo mientras se juega el hilo
que lo aguanta, lo separa y une a la vida y al Otro y otros de los que depende,
puede sufrir “cortes”, “lesiones”, “heridas”, “mutilaciones”, “desgarramientos”,
“suspensiones”, una y otra vez de nuevo “figuradamente” sin que la amenaza de
daño, real o imaginario, se realice realmente.
Por ello, en el juego, un niño podrá entrenarse para la soledad y la paz,
corriendo todo tipo de batallas, guerras, pesares y desdichas, proezas y hazañas,
disgustos, victorias o derrotas, desamparos y desesperanzas, abusos y maltratos,
ya que “Eso no puede pasarte a ti”8 y funciona como limite simbólico porque
“es solo un juego”.

Ubicamos que:
El borde del juego tiene función y funciona como límite y protección, ex-
cluyendo, cortando, dividiendo el goce, que se separa y expulsa fuera del juego
(y del cuerpo).
¿Cual es el valor del juego, por estructura y en la clínica, para la inscripción
y operatoria de los significantes primordiales?
El valor del juego, su cuerpo, está hecho de lenguaje.9

7. Sigmund Freud, Introducción del narcisismo (1914), en Obras Completas, Vol. XIV, 1984,
Amorrortu, Buenos Aires, p. 88.
8. Sigmund Freud (1942), Personajes psicopáticos en el escenario, en Obras Completas, Vol.
VII, Buenos Aires, Amorrortu, 1984, p. 278. Frase de Anzengruber, una de las favoritas de
Freud, como surge del texto “De guerra y de muerte”.
9. Norma Bruner, “Los bordes del juego”, en op. cit.

41
Akoglaniz
CLÍNICA DE LA DISCAPACIDAD Y PROBLEMAS EN EL DESARROLLO INFANTIL

El lenguaje toma forma de juego y apuntalándose en múltiples objetos se


incorpora, siendo el niño, el agente y el producto (o resto) de esta operación.
Los representantes del sujeto, los juguetes, dicen del lugar de deseo respecto
al Otro primordial del niño como objeto y entonces, un niño “es dicho” en aquello
que estos objetos, los juguetes o compañeros de juegos, dicen de él.
Es que solo al jugar, y mientras se juega, el juego “toma cuerpo” y pasa a
ser un objeto del niño.
¿Cuales son “los signos del juego”?
El niño hace entrar en acción a la lengua al jugar y al mismo tiempo es al
jugar que la lengua se incorpora y llega a advenir como discurso.
El juego es la puesta en acto de la lengua como discurso y de ello su valor
clínico.
El juego en transferencia y durante un tratamiento analítico con un niño,
no es un juego cualquiera, el analista forma parte de él y de sus condiciones de
construcción y constitución.10

Sin embargo, en un niño en posición melancólica, la insignificancia fálica,


inscribe el agujero en lo simbólico y las consecuencias clínicas de los efectos
de retorno en lo real por ello entre otras cuestiones y desde un criterio diagnós-
tico riguroso un niño en esta posición, presenta ausencia de juego en el sentido
psicoanalítico del término, sin embargo se tratará de suponer y construir en la
clínica un juego herido y a un supuesto sujeto-jugador.
Se trataría de poder llegar a construir y colegir un deseo (del lado del Otro
y/o del lado del niño) prohibido, inhibido o imposible (por la combinación de
diferentes vías) de subirse decididamente al escenario para jugar y sostener el
juego del falo.11
Una serie diversa de presentaciones clínicas en la infancia pueden leerse
como consecuencias de efectos de retornos reales, simbólicos o imaginarios
de un deseo reprimido, forcluido y/o excluido simbólicamente, o bien de
salirse del juego y/o bien de querer bajarse del juego y/o bien a no querer
entrar al juego.12
Esta lectura y posición sin duda constituye para el psicoanalista y/o para aquel
que trabaja con un bebé o con un niño, un muy difícil trabajo de construcción
y puesta del cuerpo, pero sin duda también un cuestionamiento y revisión de la
bibliografía psicoanalítica y no psicoanalítica aplicada a los niños a partir de la
establecida para la clínica con adultos.

10. Ídem.
11. Ídem.
12. Ídem.

42
Akoglaniz
Norma Bruner

La apuesta clínica y dirección consiste en intentar construir en transferencia,


condiciones de posibilidad para volver a situar, a un niño sobre el escenario del
mundo de la infancia, el del juego y su marco.
En la clínica nos encontraremos una y otra vez construyendo y configurando
marco al juego.

¿De quién depende la configuración del marco del juego?


“La construcción y configuración de los bordes de un juego significante
que por expulsado de lo simbólico no pudo ser jugado simbólicamente y retorna
desde lo real y sus formaciones con las consecuencias que esto conlleva para la
constitución del sujeto y el desarrollo es tarea del analista.”13

2. El desarrollo y sus problemas

Volvamos a la Real Academia Española, vamos a encontrar varias acepciones


para definir qué es un “problema”:

1. Cuestión que se trata de aclarar.


2. Proposición o dificultad de solución dudosa.
3. Conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de un fin.
4. Disgusto, preocupación. U. m. en pl. “mi hijo solo da problemas”.
5. Planteamiento de una situación cuya respuesta desconocida debe obtenerse
a través de métodos científicos.

-Determinado
1) M. mat. Aquel que no puede tener sino una solución o más de una en
número fijo.

-Indeterminado
1) M. mat. Aquel que puede tener indefinido número de soluciones.

Rescatar el significante “problema” tiene la virtud clínica y ética, desde


mi punto de vista, de sostener el valor central que para el sujeto de deseo y el
psicoanálisis tiene la función de la pregunta en cuanto tal.

13. Ídem.

43
Akoglaniz
CLÍNICA DE LA DISCAPACIDAD Y PROBLEMAS EN EL DESARROLLO INFANTIL

¿Un problema o un conjunto de problemas en el desarrollo infantil es de-


terminado o indeterminado?
¿La determinación o indeterminación puede establecerse previamente al
encuentro y al proceso clínico?
Un problema o conjunto de problemas acerca del desarrollo de un niño sería,
entonces, una proposición, pregunta, cuestión y/o asunto significante y signifi-
cativo para un sujeto, del que se habla con otro u otros en búsqueda de solución
o respuesta (que resulte significante y significativa también).
Un problema en el desarrollo en un niño se construye en el proceso clínico, con-
juntamente con los padres y el equipo interviniente, es particular y no es cualquiera
para ese niño y sus padres, implica al mismo tiempo una demanda de solución,
que tampoco es cualquiera sino que es significante y significativa para el sujeto.
Sólo luego o durante el proceso y en transferencia un problema puede
determinarse y/o indeterminarse. Nunca previo a ese proceso en el cual están
involucrados tanto el niño, su familia, como los equipos profesionales puede
determinarse y/o indeterminarse.
Es decir que, desde nuestra perspectiva, un problema es un hecho de lenguaje,
una serie o conjunto de significantes que representan a un sujeto y para otro conjunto
de significantes. (Aun si puede haber una cuestión real orgánica sobreagregada).
Como ya escribimos, establecer lo real orgánico con máxima rigurosidad y
precisión es uno de los pasos cruciales en la dirección de la cura.
En nuestro capitulo anterior ya dijimos que no hay desarrollo que se efectue
para un niño, por ende a sus padres y otros significativos, sin dificultades.
En nuestra consulta tratamos de que los problemas en el desarrollo infantil,
ya sea que tengan o no una base orgánica sobre agregada, pasen a ser una for-
mación del sujeto –lo cual puede incluir a más de una persona, equipos o insti-
tuciones, ya que no son individuales– es decir, que sean formaciones singulares
y de discurso a escuchar.
Intentamos construir en el proceso clínico una formación singular, con
semejanzas y diferencias respecto a otras, aunque puedan contar con nombres
comunes en la bibliografía científica y/o saber popular.
La presencia de base orgánica sobre agregada diagnosticada previamente
o a precisar rigurosamente en la consulta, requiere de intervención médica del
área o especialidad correspondiente, sin lugar a ninguna duda, pero aún así, ESO
habla y/o ESO juega, en verdad más bien, ESO es hablado y/o ESO es jugado
solo al ser escuchado.
Si con ESO no se juega, entonces las formaciones de rechazo de lo simbólico
harán su entrada por la ventana (o puerta) de lo real.14

14. Norma Bruner (2008) (2009), op. cit., Capitulo 2. “Las condiciones de la tragedia y la
escena de ficción. El juego clínico y los obstáculos del de la transferencia”, p. 43.

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Akoglaniz
Norma Bruner

¿Cuál es el sujeto del problema?


Muchas veces se nos presenta esa pregunta en las diferentes instancias clí-
nicas de la dirección de la cura (no solamente en las diagnosticas) y podemos
decir que se trata para nosotros de mantener todo el tiempo, y otra vez de nuevo,
la premisa por la cual decimos que “El sujeto del problema es justamente esa
pura diferencia”.
El psicoanálisis en la clínica con bebés y niños con problemas en el desa-
rrollo, en sus atravesamientos interdisciplinarios y la presencia del psicoanalista
en un equipo interdisciplinario, es lo que nos permite buscar y establecer con
máxima precisión aquello que diferencia a cada uno de nuestros pacientes y sus
dificultades –sean de las características que sean– de todos los demás.
Sólo a partir de esta posición ética en la clínica el sujeto no quedará rechazado
simbólicamente y la puerta por la cual, como dice Lacan, J., “[…] Se introduce
en la educación del débil la dimensión psicótica [...]”15 –y/o la dimensión del
autismo, agregamos, encontrará menos chances de abrirse para el niño.
El fin o finalidad del desarrollo infantil es la configuración y construcción
del camino e instrumentos que permitan al deseo dejar las huellas y marcas del
paso del sujeto durante el viaje del niño por su infancia.
El fin que puede estar en dificultades o problemas en el desarrollo infantil
es la configuración y construcción de la carretera real, simbólica e imaginaria
para el sujeto y su deseo.
Facilitar la apertura de vías y/o la de instrumentos necesarios para la conse-
cución de la configuración de esta carretera primordial en la infancia es nuestro
fin clínico y finalidad ética, porque ahí el sujeto y, por ende el deseo, se juega.
El Otro Primordial y su función es el campo a partir y por el cual el desarro-
llo, su motor y ritmo, se regla y regula, de manera real, simbólica e imaginaria
durante la infancia. Por ende, problemas en el proceso de apropiación de la lengua
y del lenguaje o problemas en el aprendizaje y la apropiación del conocimiento
o problemas en la construcción del cuerpo y la psicomotricidad, problemas en
la comunicación y socialización, problemas en las regulaciones de los ritmos y
funciones primarias, problemas en la construcción y constitución de la Forma-
ción del Yo, son configuraciones de historicidad singular a ese niño y su familia.
Los nombres comunes con los que la bibliografía nombra e intenta expli-
carlos no dicen de la constelación e historicidad en la que se entraman para el
sujeto su dificultad. Un problema en el desarrollo requiere de nombres propios
a constituir en la consulta.

15. Jacques Lacan, “El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos cruciales del psicoanáli-
sis”, Barcelona, Barral, 1979, p. 241.

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CLÍNICA DE LA DISCAPACIDAD Y PROBLEMAS EN EL DESARROLLO INFANTIL

2.1. El campo de la discapacidad y sus relaciones con el autismo


y las psicosis en la infancia. Controversias.

En la actualidad, las controversias y definiciones sobre el concepto de dis-


capacidad en sus relaciones con la psicosis y el autismo infantil llevan la marca
vigente aún del paradigma de la psiquiatría que homologa las perturbaciones y/o
aboliciones del funcionamiento de las funciones mentales o psíquicas superiores,
por extensión entonces también a las funciones sensoriales, perceptivas, motrices,
determinadas por la dotación orgánica-biológica del sistema nervioso central,
con la posición subjetiva.
De esta manera y desde esta perspectiva, las psicosis y/o autismo formarían
parte necesaria de la discapacidad y su destino, contradiciendo francamente nues-
tra clínica, que nos muestra que no hay una relación necesaria sino contingente
y arbitraria, entre ambas, a precisar en cada uno de nuestros pacientes para la
dirección de su cura.
En este sentido, se trata de plantear y problematizar las relaciones entre el
campo de la discapacidad, el desarrollo y la estructuración subjetiva y el de las
psicosis y/o autismo infantil.
Tal como hemos ubicado, el campo clínico de los problemas en el desarrollo
puede también incluir a aquellos niños que no posean una patología orgánica de
base y/o autismo o psicosis.
El tema y temáticas asociadas sobre las psicosis y/o autismo en la infancia
y su relación a la discapacidad es vasto y extenso.
Consideramos pertinente ubicar brevemente primero el campo de la llamada
discapacidad, y el de las psicosis y autismo, en los problemas que se juegan alrede-
dor de estos conceptos y en las relaciones de semejanzas y diferencias entre ellos.
El término “discapacidad” fue aceptado por la Real Academia Española de
la Lengua hace más de diez años y desde entonces aparece en su diccionario.
Es elegido este término porque otros, quizá más comunes, como por ejemplo
“incapacidad” o “minusválido”, pueden dar a entender que las personas con
discapacidades son personas “sin habilidad” o de “menor valor”.
Creemos que el concepto de “discapacidad” como también el de “trastor-
no del desarrollo” deja fuera al sujeto del lenguaje, inconsciente, de deseo y
sexuado.
La clínica psicoanalítica con niños con problemas en el desarrollo no es
para nosotros una psicología de la discapacidad ni una clínica de los trastornos
del desarrollo.
Por ello nos resulta imprescindible redefinir y precisar diferencias:

Dice Coriat, E.:

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Norma Bruner

“El uso cotidiano (del término) discapacidad [...] se refiere a que algo fa-
lla en la capacidad de funcionamiento de una persona, ya sea en el nivel
mental, motor o sensorial”. () “Pero hay otro aspecto de la cuestión que es
imprescindible no dejar de lado: mientras que la deficiencia mental es una
variable pasible de ser determinada desde la dotación orgánico-biológica
con que se nace, la estructuración del aparato psíquico, en cambio, es
contingente, acontece a posteriori, no depende de la biología sino del lu-
gar que el Otro le ofrece al recién llegado, especialmente en los primeros
años de vida”.16

Si ubicamos que la posición subjetiva queda establecida por el orden signi-


ficante y sus leyes de funcionamiento, también es necesario considerar que, en
la infancia, tiempo lógico y cronológico son decisivos en la organización de la
futura posición subjetiva definitiva.
Jerusalinsky, A., propone:

“Lo que ocurre en la infancia se re-duplica en la insuficiencia aumentada


por un problema del desarrollo y es por la vía de esta dilación de lo real que
irrumpe a cada instante, entrecortando la cadena simbólica que se abre la
brecha para la entrada a la psicosis.”17

Lacan, J., nos aclara en el Seminario 5 que el mundo donde entra y progresa
el deseo no es tan sólo una Umwelt –en el sentido que ahí se pueda encontrar con
qué saturar las necesidades–, sino un mundo donde reina la palabra, que somete
el deseo de cada cual a la ley del deseo del Otro.
Las investigaciones actuales sobre neuroplasticidad cerebral nos dan la pauta
de que el Otro, al incidir sobre el sistema nervioso central y especialmente en los
primeros tiempos, “diseña” el cerebro y es condición para el completamiento de
las estructuras nerviosas que acceden prematuras a la luz del día, entre otras de
sus funciones primordiales.
En un niño con un problema en el desarrollo intervienen siempre una com-
binación y colaboración de factores. Cada caso es “un problema”, cuya combi-
natoria es singular, a intentar ubicar por el psicoanalista, en la inter-disciplina
y en el trabajo clínico en transferencia con el niño y sus padres (aun si hubiera
patología orgánica).

16. Elsa Coriat, Psicoanálisis de bebés y niños pequeños, La Plata, De la Campana, 1996,
p. 188.
17. Alfredo Jerusalinsky, Psicoanálisis en los problemas del desarrollo infantil, Buenos Ai-
res, Nueva Visión, 1988, p. 66.

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CLÍNICA DE LA DISCAPACIDAD Y PROBLEMAS EN EL DESARROLLO INFANTIL

Sentamos posición y planteamos que la estructura requiere del desarrollo


para su funcionamiento e intento de realización. La estructura requiere del de-
sarrollo y el desarrollo apuntala la estructura. El desarrollo implica e involucra
siempre a lo real orgánico, de diversas maneras y al lenguaje y sus leyes.

No estamos proponiendo la clínica de “Los Problemas en el Desarrollo


Infantil” en términos de “Trastornos del Desarrollo” o de una “Clínica de la
Discapacidad” aun cuando podamos también dirigir nuestra intervención con
un bebé o niño con discapacidad.
Reducir la dirección de la cura al concepto de “trastorno” como al de la
“discapacidad” aunque desde lugares diferentes, implica una concepción del
sujeto y del desarrollo, por ende de la clínica y su ética, que no suscribimos.
La formulación de un problema en la consulta clínica implica una demanda
en transferencia a escuchar y poner a trabajar en su singularidad, en el seno del
equipo interdisciplinario y requiere la presencia del psicoanalista y del atrave-
samiento del psicoanálisis.
Los profesionales e instituciones intervinientes forman parte del recorte y
construcción del problema y no sólo del intento de su solución.
Se trata de ubicar y precisar con máxima rigurosidad y precisión cuál es o
cuáles son los órdenes a los que responde el obstáculo, dificultad, límite o tope
y cuya solución o respuesta no puede estar determinada previamente, ya que el
equipo clínico interdisciplinario encuentra conjuntamente con el niño y su familia,
las posibles alternativas de respuesta.
No hay construcción y configuración en el desarrollo que no presente dificul-
tades como parte de él, incluso sin las cuales el desarrollo mismo no sería posible,
pero se tratará de precisar cuándo la dificultad o el límite es parte necesaria de
esta construcción y cuándo se trata de un límite como tope a la posibilidad de la
construcción misma del desarrollo.

Se tratará de manera singular con cada niño y su familia de poder estable-


cer si el límite que se presenta hace tope al desarrollo o es el límite propio del
desarrollo y para ese niño en particular.

El desarrollo infantil requiere considerar el juego de lo real, simbólico e


imaginario y de sus límites en la infancia y por eso al campo clínico en problemas
en el desarrollo infantil podemos ubicarlo como: El juego en los límites.
Insistamos y ubiquemos una vez más:
En nuestra experiencia un problema en el desarrollo infantil no es un pro-
blema determinado, en el sentido matemático del término, ya que nunca tiene
una única solución o más de una en número fijo. Pero es necesario que podamos

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Norma Bruner

precisar y determinar sus límites con rigurosidad y de manera singular en cada


caso, durante el proceso clínico.
El problema en el desarrollo infantil desde esta posición rescata a la subje-
tividad y al sujeto del problema por la función primordial constitutiva que tiene
la pregunta en el deseo.
Una dificultad cualquiera aunque pueda motorizar la consulta sólo se confi-
gura en su valor de pregunta o problema, en transferencia y en el seno del proceso
clínico interdisciplinario de la dirección de la cura.
El diccionario recoge una presentación frecuente en nuestra experiencia
clínica:

4) Disgusto, preocupación: “Mi hijo sólo da problemas”.

Hemos escuchado este enunciado y enunciaciones similares frecuentemente


en la clínica acompañada e investida todas por el disgusto, en diversas presenta-
ciones y versiones, como carga de afecto.
Sin duda no va a dejar de tener consecuencias para el hijo si va quedar repre-
sentado unívoca y masivamente, de manera fija, por el signo “Ser problema para
alguien” o si el problema que tiene el hijo toma valor significante y en cuanto tal
lo represente como sujeto de forma parcial entre otros significantes.
No es lo mismo que el Problema (y el Disgusto) sea del orden del ser o del
tener para su constitución subjetiva y su desarrollo.
Respecto al “Disgusto” como nombre de la angustia y el dolor, su presencia
particular en nuestra clínica y para la constitución subjetiva remito y refiero al
lector a nuestras propuestas sobre “La desazón del ser y el juego del disgusto”.18

3. Un niño con un problema en el desarrollo: una serie


de interpelaciones interdisciplinarias

Un problema en el desarrollo implica siempre una serie de interpelaciones


interdisciplinarias.
La relación de interpenetración entre el desarrollo, lo real orgánico y la
estructura del lenguaje y sus leyes provoca una relación entre estos órdenes de
anudamiento (borromeo) pero a la vez de interpelación y tensión que puede llegar
a des-anudar lo ya anudado o impedir sus sucesivos anudamientos.

18. Norma Bruner, Duelos en Juego, op. cit., p. 97.

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CLÍNICA DE LA DISCAPACIDAD Y PROBLEMAS EN EL DESARROLLO INFANTIL

En mi opinión, es imprescindible pensar la clínica interdisciplinaria y sus


atravesamientos desde la interpenetración y anudamiento pero también, y al
mismo tiempo, desde la tensión y la interpelación entre órdenes y/o disciplinas
que puede producir como efecto posibles des-anudamientos.
La interpelación e interpenetración de registros, órdenes y/o disciplinas es
a la vez motor y obstáculo para ubicar con precisión los límites y alcances de
cada uno de estos órdenes y su participación.
La configuración clínica de un problema en el desarrollo en un niño, es
siempre una interpelación por los límites que la causan.
La presencia e intervención del psicoanalista en un equipo interdisciplinario
es insustituible e imprescindible así como lo es también el atravesamiento inter-
disciplinario en el acto clínico y su dirección para el psicoanalista.
Creemos necesario continuar investigando la interpenetración e interpela-
ción interdisciplinaria que propongo aquí ubicar como “Otra configuración de
la transferencia”.19
Partiendo del encadenamiento del nudo de trébol y la relación de interpe-
netración de los registros planteamos a la:

Interpelación e interpretación interdisciplinaria

R S I
Real orgánico Estructura del Desarrollo
lenguaje y sus
leyes

(Nudo trébol)

Entonces, el concepto de clínica en problemas en el desarrollo:

A) Involucra la estructuración de una posición subjetiva y a la infancia como


tiempo lógico y cronológico decisivo para ello.

19. Norma Bruner, Duelos en juego, op. cit., p. 59.

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Norma Bruner

B) Incluye el encuentro con la estructura del lenguaje y sus leyes (encarnada


en el Otro primordial) con sus efectos sobre el cuerpo y sujeto por venir.
C) Plantea que la sincronía del lenguaje opera en la diacronía de la cadena
significante y que entonces, si no hay diacronía en la infancia, la sincronía
del lenguaje y sus leyes no se inscriben.
D) La sincronía y la diacronía (y por ende las discronías posibles) son ambas
coordenadas de la estructura y del desarrollo.
E) Supone la singularidad del problema, ya que se trata de significantes que
representan a un sujeto para otros significantes.
F) Exige el atravesamiento del psicoanálisis y sus pilares, tanto como la pre-
sencia y función del psicoanalista en un equipo interdisciplinario.
G) No es homologable al crecimiento ni a la maduración aunque los pueda
incluir ya que estos funcionan como límite y nunca como causa.
H) Exige el trabajo clínico con las condiciones de posibilidad para la entrada del
significante y sus leyes, su función y funcionamiento de manera encarnada,
encadenada y no anónima para el nacimiento del sujeto y los objetos en el
deseo, durante la infancia.
I) La estructura requiere desarrollo para su intento de realización y encarnadura.
Así es que el desarrollo apuntala la estructura o la estructura se apuntala en
el desarrollo.
J) El juego encarna la estructura: la anuda y la articula con el desarrollo y lo
real orgánico en la infancia. El juego cumple función de sinthome propio de
infancia. En la infancia y por estructura, el sujeto realiza el viaje, los virajes
del deseo y la escritura de su historia en el marco del juego.
K) Determina qué hace tope, límite, resistencia, impidiendo u obstaculizando al
juego es nuestra responsabilidad como analistas, aun si es difícil y produce
en nosotros incomodidad e incertidumbre.
L) Un problema en el desarrollo infantil es un problema indeterminado, en
sentido matemático del termino, porque no tiene una sola solución y/o en
numero fijo a poder precisar rigurosamente durante el proceso clínico.
M) Si el analista falla en su función y la angustia se instala en su lugar oponién-
dole su imaginario, la discapacidad es la del analista y lo que corre peligro
de caer y perderse del lado del niño es el deseo que en la infancia, se dice
“de jugando”.

A modo de conclusión
En la temprana infancia si por una combinación de vías y condiciones, las
formaciones del juego y del jugar y sus bordes simbólicos, los que hacen no

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CLÍNICA DE LA DISCAPACIDAD Y PROBLEMAS EN EL DESARROLLO INFANTIL

equivalentes lo real y lo imaginario, no se inscriben ni se escriben, o bien desde


el campo del Otro o bien del lado del niño no tardará en abrirse la brecha por
donde se introduce en el niño “Débil” y su educación (en el sentido más amplio
del término) la dimensión de la psicosis y/o el autismo.
La operación y dirección del analista en el juego clínico permite:

“La transformación de lo real en elemento indispensable como parte del


juego y de la transferencia”.

E implica como consecuencia:

“La construcción del puente significante que eleve lo real a categoría de ser
significante y significable para Otro y produzca como consecuencia el espacio
imaginario donde la obra del juego y la infancia pueden llegar a tener lugar y
transcurrir”.20

20. Norma Bruner, Duelos en juego, op. cit.

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