4.3. Minervino. Solucionar Problemas
4.3. Minervino. Solucionar Problemas
4.3. Minervino. Solucionar Problemas
del pensamiento
Fernando Gabucio Cerezo (coordinador)
Josep Maria Domingo Curto
Fanny Lichtenstein Tiviroli
Margarita Limón Luque
Ricardo A. Minervino
Manuela Romo Santos
Elisabet Tubau Sala
© Editorial UOC 149 Capítulo V. Solucionar problemas
Capítulo V
Solucionar problemas
Ricardo A. Minervino
No sería extraño que el título de este capítulo hubiese generado falsas expec-
tativas en algunos de vosotros. Lamento comunicaros que el capítulo no trata
de cómo podemos resolver los problemas acuciantes de nuestra sociedad o nues-
tra vida personal, sino acerca de cómo resolvemos problemas de menor trascen-
dencia como los que enfrentamos en la escuela (por ejemplo, ecuaciones) o en
las revistas de entretenimiento (por ejemplo, anagramas).
Este capítulo se propone brindaros una introducción a las teorías cognitivas
más clásicas sobre solución de problemas. Siguiendo el principio de comenzar
por lo más sencillo para avanzar hacia lo más complejo, estas teorías han tendi-
do a trabajar con tareas relativamente simples (aunque no fáciles) como las se-
ñaladas, ya que éstas se prestan al desarrollo de estudios experimentales que nos
permiten indagar en cómo las personas resuelven problemas o encuentran difi-
cultades para hacerlo.
Es importante aclarar que la psicología cognitiva excluye del ámbito de solu-
ción de problemas (no sin cierta arbitrariedad) una serie de actividades de pen-
samiento (como toma de decisiones, razonamiento deductivo, etc.) que bien
podrían considerarse como pertenecientes al área. Veréis estas otras actividades
intelectuales bajo otros rótulos y en otros capítulos de esta obra.
Dos son los temas centrales que recorren este capítulo. El primero se refiere
a cómo interpretamos las personas los problemas a los que nos enfrentamos y
de qué manera estas interpretaciones pueden facilitar, dificultar o impedir nues-
tro éxito en la actividad de resolverlos. El segundo tema se refiere a qué métodos
empleamos para resolver problemas y cuáles se muestran más o menos adecua-
dos para los diversos tipos de problemas que enfrentamos.
© Editorial UOC 150 Psicología del pensamiento
1. Siempre que hablemos de solución de problemas, debéis interpretar que, en esta expresión, el tér-
mino solución hace referencia a los procedimientos empleados para resolver problemas, y no a los
resultados de estos procedimientos que dan una respuesta satisfactoria a los problemas.
© Editorial UOC 151 Capítulo V. Solucionar problemas
¿Qué condiciones tienen que darse para que podamos afirmar que una
persona se encuentra ante un problema?
Estamos frente a un problema cuando existen diferencias entre la situación
en la que nos encontramos y la situación a la que nos proponemos llegar, y no
disponemos de un camino directo, inmediatamente obvio, que nos permita pa-
sar de la primera a la segunda. Necesitamos, por lo tanto, generar algún medio
para lograrlo.
Cuando queremos prepararnos el desayuno, conocemos perfectamente qué
secuencia de acciones hemos de aplicar sobre qué objetos para alcanzar nuestro
objetivo, por lo que no puede afirmarse que estemos resolviendo un problema.
Para que pueda concluirse que estamos frente a un problema, debe darse la cir-
cunstancia de que algún obstáculo (por ejemplo, no disponemos de los recursos
habituales para preparar el desayuno) se interponga en nuestro camino hacia
© Editorial UOC 152 Psicología del pensamiento
Dedicad unos minutos a resolver las tareas que se proponen en la figura 5.1 (se trata
de dos variaciones a un problema conocido como la Torre de Hanoi).
Figura 5.2. Tres posibles situaciones a las que se enfrenta una persona
original. Las acciones que se pueden realizar consisten en mover discos, uno cada
vez, de una clavija a otra. No se puede colocar un disco de diámetro superior so-
bre un disco de diámetro inferior.
Para consolidar y poner a prueba los conceptos desarrollados hasta aquí,
podéis hacer las siguientes actividades:
Actividades
1. Elegid cinco problemas que hayáis encontrado en la vida cotidiana o escolar. Identifi-
cad, en cada uno de ellos, los cuatro componentes que incluye típicamente un problema.
Ana: ¿No ves que nuestro matrimonio está en crisis? ¿Acaso sentimos la pasión que
nos dominaba cuando éramos novios?
Luis: Es lógico que suceda eso; les pasa a todas las parejas que llevan unos cuantos
años juntos. Es natural que las relaciones vayan cambiando y que el fuego inicial se
vaya apagando. Eso no significa que nuestro matrimonio esté en crisis; sólo que está
en la etapa en que tiene que estar.
Luis: Pues mira, a mí me satisface. En cualquier caso, pienso que no hay manera de
que las cosas vuelvan a como eran cuando éramos novios, tal como tú quieres.
a) ¿Cuál es la situación actual y cuál la situación deseada del problema que describe Ana?
Solución
2.
b) Luis considera, en primer lugar, que no hay diferencia entre el estado actual de la
relación y el estado deseado (no hay un problema porque no hay nada que cambiar),
y, en segundo lugar, que, aun aceptando que la situación actual no es la deseada, la
meta que se propone su mujer es inalcanzable (no hay un problema porque no hay
recursos para alcanzar la meta).
Una dimensión en la que pueden variar los problemas es el grado en que es-
tán especificados sus componentes: situación actual, situación deseada y accio-
nes que se pueden o no emplear para pasar de la primera a la segunda.
Cuando todos los componentes de un problema están bien especificados, nos
hallamos ante un problema bien definido, mientras que cuando alguno (o algunos) de
estos componentes no está completamente especificado, nos encontramos ante un
problema mal definido.
El problema de la torre de Hanoi (versión de cuatro discos) es un problema
bien definido. Como habéis visto, en este problema está acabadamente especi-
© Editorial UOC 156 Psicología del pensamiento
ficado cuál es la situación dada, cuál es la situación deseada, cuáles son las ac-
ciones que se pueden realizar y cuáles las que no.
La mayoría de los problemas a los que nos enfrentamos en nuestra vida co-
tidiana son, sin embargo, problemas mal definidos, ya que alguno de sus com-
ponentes no está bien especificado. Cuando Barcelona se enfrentó a la tarea
de organizar los juegos olímpicos de 1992, el comité organizador convocó un
concurso para diseñar el logotipo de los juegos. Éste fue realizado por Josep
María Trías.
En algunos otros problemas mal definidos puede que no estén claras no sólo
la meta y las acciones para alcanzarla, sino además el estado actual del problema.
Si se os encomendase la tarea de hacer crecer la economía de un país, deberíais
definir en primer lugar cuál es el estado actual del problema, y esta definición
podría variar de acuerdo a la perspectiva que asumierais. Por ejemplo, mientras
que un aspecto del estado actual del problema podría consistir para alguno de
vosotros en que los impuestos son demasiado bajos, para algún otro podría con-
sistir, por el contrario, en que son demasiado altos.
así en una situación de impasse, de las que resulta difícil salir sin ayuda. Si reci-
ben la sugerencia de que pueden buscar una solución trabajando en tres dimen-
siones, suelen hallar la respuesta con relativa facilidad y rapidez. Ésta consiste
en formar un triángulo equilátero con tres cerillas, sobre el cual posteriormente
se construye una pirámide con las tres cerillas restantes (ved la figura 5.3). El ha-
llazgo de la solución a este problema puede que venga acompañado de la sen-
sación de que la respuesta era sencilla y estaba a nuestro alcance.
El problema de las cerillas es un ejemplo de una clase de tareas que se conocen
como problemas de insight (problemas de reorganización estructural súbita). Estos
problemas se caracterizan por el hecho de que el alcance de la respuesta buscada
depende de que uno sea capaz de superar un obstáculo crucial en el proceso de re-
solución, tras el cual queda despejado el camino hacia la respuesta correcta. El obs-
táculo no está vinculado a carencias de conocimientos o procedimientos técnicos,
sino más bien a alguna restricción que uno se ha impuesto de forma innecesaria
(como la restricción de trabajar en dos dimensiones en el problema de las cerillas).
Considérese ahora este otro problema que ya hemos visto: “Juan tarda 10 ho-
ras en pintar una pared, mientras que Pedro tarda 15 horas en hacerlo. ¿Cuánto
tardarán en pintar la pared si trabajan juntos?” La ecuación general que sirve para
resolver este tipo de problemas es la siguiente: “v1 × t1 + v2 × t2 = T”, donde v1 es
la velocidad del primer pintor, t1 el tiempo de trabajo del primer pintor, v2 la ve-
locidad del segundo pintor, t2 el tiempo de trabajo del segundo pintor, y T el tra-
bajo que se va a realizar. Para resolver este problema debemos: inferir la velocidad
de cada uno de los pintores, reemplazar t1 y t2 por t, asignar a T el valor que le
corresponde, despejar t y calcular su valor. A diferencia de lo que ocurre con el
problema de las cerillas, el proceso de resolución transcurre de forma gradual, sin
que exista ningún paso en el que se haga especialmente difícil progresar, superado
el cual accedamos sin esfuerzo a la respuesta al problema.
Los problemas de solución súbita (o problemas de insight) son aquellos proble-
mas cuya resolución depende de la superación de un paso que nos resulta espe-
cialmente difícil a causa de la manera en que hemos enfocado el problema; una
vez superado éste, se llega con relativa facilidad y rapidez a la solución. Los pro-
blemas de solución progresiva representan, en cambio, un acercamiento gradual
hacia la meta, sin que ninguno de los pasos que conducen a ésta constituya un
impedimento significativo superado el cual, la solución se nos presente rápida-
mente y de manera acabada.
© Editorial UOC 159 Capítulo V. Solucionar problemas
Actividad
Un problema consta, como hemos dicho, de una situación dada, una situa-
ción meta y un conjunto de recursos que se pueden emplear para pasar de la pri-
mera a la segunda. Debe considerarse, no obstante, que frente a un mismo
enunciado de un problema, dos personas pueden generar representaciones di-
ferentes de estos componentes, lo que puede a su vez determinar que intenten
modos diferentes de resolverlos.
Dos cuestiones por las que se ha interesado la psicología de la solución de
problemas son: 1) qué representaciones construyen las personas de los proble-
mas que reciben y 2) cómo estas interpretaciones influyen sobre la elección y el
desarrollo de métodos para resolverlos.
En la figura 5.5 se presenta un problema. En la parte a) de la figura aparecen
los pasos que se deben aplicar para resolverlo a través de procedimientos alge-
braicos.
© Editorial UOC 161 Capítulo V. Solucionar problemas
En el problema del cuaderno y los lápices, habéis visto dos formas alternativas
de interpretar un problema (paso 1), y cómo esas dos formas condujeron a estra-
tegias alternativas de planificar y ejecutar soluciones al problema (pasos 2 y 4). La
resolución no constituyó en ningún caso una reinterpretación del mismo (paso 3).
En cambio, en los problemas de insight, caracterizados más arriba, es típico que el
hallazgo de la solución al problema requiera una reformulación del mismo. En
el problema de las cerillas, según hemos analizado, la persona puede que inter-
prete el problema (paso 1) creyendo que las acciones que debe realizar se limitan
a la combinación de cerillas en dos dimensiones. El paso 2 consistirá entonces
en idear alguna combinación de esta clase que pueda conducir a la solución. Si
la persona cree que el plan ideado le conduce a la solución, pasará a ejecutarlo
(paso 4). Si advierte entonces que no ha logrado resolver el problema (como le
ocurrirá), es probable que regrese al paso 2, e intente generar nuevas combina-
ciones en dos dimensiones. Cuando advierta que ninguna es conducente, pue-
de que intente entonces reformular el problema (paso 3). Suponed que su
reformulación consista en ampliar el campo de acciones posibles a tres dimen-
siones, y que considere promisoria esta nueva forma de ver el problema. Volverá
entonces al paso 2 y planificará una solución, en tres dimensiones, que le parez-
ca adecuada (por ejemplo, la construcción de la pirámide ya descrita). Ejecutará
y evaluará entonces la solución planeada (paso 4), y dará por terminada la tarea.
© Editorial UOC 163 Capítulo V. Solucionar problemas
Una persona resuelve un problema por analogía cuando adapta una solución apli-
cada a un problema previo para resolver un nuevo problema al que se enfrenta.
En el cuarto apartado de este capítulo analizaremos la utilidad del método
analógico en solución de problemas y las dificultades que suelen plantearse en
su aplicación.
A fines de la década de los setenta, los psicólogos comenzaron a desarrollar
estudios sobre cómo resolvemos problemas que requieren conocimientos, en
áreas como el álgebra, la física, el ajedrez, la programación, etc. Muchos de estos
estudios se interesaron por determinar las diferencias que existen entre expertos
y novatos en un dominio a la hora de interpretar y resolver problemas. Por ra-
zones de espacio, este tema recibirá un tratamiento muy marginal en este capí-
tulo. Sólo hallaréis en diversos puntos del mismo unos pocos comentarios sobre
los resultados más importantes que se han obtenido.
La actividad que presentamos a continuación os permitirá ensayar una apli-
cación del esquema que hemos visto relativo a los pasos que supone resolver un
problema.
Actividad
Solución
tigación que “piensen en voz alta” a medida que van resolviendo la tarea. Se tra-
ta de la técnica de los protocolos verbales. Podemos analizar posteriormente estos
datos verbales desde cierto modelo teórico, para inferir por qué pasos y procesos
ha pasado la persona para resolver la tarea. Lo que se recomienda es pedir a los
participantes únicamente que describan cualquier pensamiento que pase por
sus mentes mientras trabajan en el problema, pero que eviten explicar los pro-
cesos que les llevan a los pensamientos que describen. La tarea de dar razones
de por qué se toma tal o cual decisión en un proceso de solución de problemas
puede afectar al proceso mismo, por lo que se desaconseja su uso (Ericsson y Si-
mon, 1993). Los protocolos verbales no sirven para estudiar problemas en los
que los códigos no verbales de representación desempeñan un papel significati-
vo, ni para los problemas en los que se dan diversas actividades cognitivas en
paralelo y de forma inconsciente.
La simulación en ordenador2 ha desempeñado un rol particularmente impor-
tante en el campo de solución de problemas. Su lógica es relativamente senci-
lla. Si disponemos de una teoría que describa, con precisión y exhaustividad,
a través de qué procesos nuestra mente alcanza ciertos productos, estaremos
en condiciones de programar un ordenador para que lleve a cabo los procesos
postulados, y para que logre, por lo tanto, los mismos productos que genera-
mos los humanos. La posibilidad de programar los ordenadores para que, por
ejemplo, resuelvan problemas, pasa a depender, desde esta perspectiva, de que
contemos con teorías psicológicas que sean lo suficientemente explícitas y con-
sistentes como para poder ser implementadas en un ordenador. El propósito de
programación nos obliga a desarrollar teorías con estas características, y si el
ordenador alcanza desempeños parecidos a los nuestros, tenemos un indica-
dor de que hemos logrado desarrollar estas teorías. Debe considerarse, empero,
que el hecho de que el ordenador se comporte de forma similar al ser humano
en una tarea cognitiva determinada no garantiza que la teoría implementada
sea psicológicamente adecuada. Todavía quedará por demostrar que los seres
humanos logran sus desempeños a través de los mismos procesos que hemos
2. Para una discusión en relación con el modelo del ordenador y con el uso de la simulación en
psicología cognitiva, recomendamos la lectura de: M. de Vega Rodríguez. “La metáfora del ordena-
dor: Implicaciones y límites”. En: L. Delclaux; J. Seoane (1982). Psicología cognitiva y procesamiento
de la información (pág. 63-81).
© Editorial UOC 167 Capítulo V. Solucionar problemas
A fines de los cincuenta, Newell, Simon y sus colaboradores iniciaron una ex-
tensa serie de estudios que dieron lugar a la formulación de la TPI sobre solución
de problemas (Newell y Simon, 1972). Esta teoría ha servido como modelo para
muchos estudios posteriores en ésta y otras áreas de la psicología del pensamien-
to (Dunbar, 1999). La línea de estudios fue, además, pionera en el uso de proto-
colos verbales y simulaciones en ordenador como métodos de investigación en
el área. A continuación, exponemos concisamente los postulados centrales de
la teoría, para posteriormente explicároslos.
La TPI3 considera al agente que resuelve problemas como un sistema de pro-
cesamiento de la información que aplica operadores (acciones físicas o mentales)
a los estados de un problema (una disposición de los elementos del mismo), de
forma serial y bajo ciertas restricciones de competencia que le impone su arqui-
tectura cognitiva. Resolver un problema consiste, para la TPI, en realizar una bús-
queda en un espacio de estados-acciones (el conjunto total de estados posibles que
se siguen de aplicar todas las acciones permitidas en un problema). Esta búsqueda
vendrá determinada por la representación que se forma la persona del problema
que enfrenta (el espacio del problema). El espacio del problema será, a su vez, el
resultado de la interacción entre el ambiente de la tarea (por ejemplo, el problema
considerado como entidad objetiva) y lo que aporte el sistema de procesamiento
de la información para interpretar el problema.
Solamente hemos presentado una descripción resumida de la TPI. A continua-
ción intentaremos explicarla con más detalle y con ejemplos.
3. Para una exposición resumida de la TPI, podéis leer: H. Simon (1978). “La teoría del procesa-
miento de la información sobre solución de problemas” (traducción de A. Moreno). En: M. Carretero;
J.A. García Madruga (comp.) (1984). Lecturas de psicología del pensamiento (pág. 197-219).
© Editorial UOC 168 Psicología del pensamiento
La TPI se ha interesado por los métodos que empleamos para resolver problemas
cuando no disponemos de algoritmos. Suponed que os halláis en algún estado de
un espacio de problema. ¿Cómo podríais decidir qué nuevo movimiento realizar?
Una posibilidad consiste en ejecutar una acción (o una serie de acciones) al azar y
© Editorial UOC 172 Psicología del pensamiento
evaluar luego si hemos o no progresado hacia la meta. Sólo tiene sentido aplicar
este método, denominado método de ensayo y error, en problemas en los que el espa-
cio de estados-acciones es pequeño y en los que no contamos con guía alguna para
movernos dentro de éste. Por ejemplo, si hemos de abrir una puerta y no hay indi-
cación alguna respecto a si hay que tirar o empujar para hacerlo, lo mejor es que
probemos cualquiera de ambas cosas y, si la alternativa elegida falla, pasar a la otra.
Cuando no podemos aplicar algoritmos ni el método de ensayo y error, nos
queda el recurso de los heurísticos. Existe un tipo general de heurísticos cuya ac-
tividad consiste en elegir acciones para reducir la diferencia entre el estado ini-
cial de un problema y el estado final del mismo. Los dos casos más destacados
de esta estrategia son los heurísticos de subir la cuesta y el análisis medios-fines.
determinar cuáles son las diferencias entre este estado y el estado inicial. Si la per-
sona no puede aplicar un operador que conduzca de forma directa al objetivo es-
tablecido, debido a que algún obstáculo se interpone, el sistema debe establecer
como subobjetivo o subproblema el de eliminar este obstáculo. Si existe algún
impedimento para resolver este primer subproblema, debe establecerse un se-
gundo suproblema, el de superar este nuevo impedimento, y así sucesivamente,
hasta que se visualice el logro de un estado en el que el operador en el que se
pensó inicialmente puede aplicarse. Una vez se ha establecido el conjunto de
subproblemas que hay que resolver, debemos proceder a la resolución ordenada
de cada uno de ellos (desde el último de los subproblemas establecidos al primero),
para aplicar finalmente el operador que se consideró originalmente. Veamos un
ejemplo de la vida cotidiana de aplicación de esta estrategia.
4. Para una exposición más amplia del tratamiento de la estrategia medios-fines como sucesión de
objetivos y su implementación en ordenador, podéis ver: Richard. E. Mayer (1986). Pensamiento,
resolución de problemas y cognición (cap. 7) (trad. de G. Baravalle, ed. original, 1983). Barcelona: Paidós.
© Editorial UOC 175 Capítulo V. Solucionar problemas
Actividad
aplicar para resolver el problema”. El objetivo del ejercicio es que busquéis relaciones
entre los conceptos aprendidos, tantas como podáis
Tabla 5.1
Subir la cuesta
Ensayo y error
Restricciones
Medios-fines
Operadores
Algoritmo
Heurístico
Estado
E-EA
SPI
AT
EP
EF
EI
Estado
E-EA
EP
AT
SPI
EI
EF
Operadores 1
Restricciones
Algoritmo
Heurístico
Ensayo y
error
Subir la
cuesta
Medios-fines
Abreviaturas. E-EA: espacio de estados-acciones; EP: espacio de problema; AT: ambiente de la tarea; SPI: sistema de procesamiento
de la información; EI: estado inicial; EF: estado final.
así como algunos intentos cognitivos contemporáneos por dar cuenta de los
procesos implicados en la resolución de una subclase particular dentro de ellos, los
problemas de insight.
rando que marchan a 50 km/h, habrá transcurrido una hora cuando se hayan
encontrado. Ahora podemos volver a nuestro olvidado pájaro. Dado que vuela
a 100 km/h, habrá recorrido 100 km en el momento del encuentro de los trenes.
Este ejemplo nos permite apreciar cómo la forma en que nos representamos un
problema puede impedirnos a veces solucionarlo, mientras que el problema se
vuelve fácil de resolver si lo enfocamos de otra manera.
podía ser visto ahora como la mitad de 10.100 (5050). La forma en que Gauss se
representó y resolvió el problema evita el procedimiento tradicional aritmético
(más laborioso) de abordarlo.
Algunos de los problemas que estudió la teoría de la Gestalt parecen ser cla-
ramente problemas de insight (como el problema de las velas). La psicología cog-
nitiva contemporánea se ha preocupado por avanzar en el desarrollo de
modelos teóricos que puedan dar cuenta de los procesos que están implicados
en la resolución de esta clase de problemas. Tal como hemos visto, la resolución
de un problema de insight depende de la superación de una representación ini-
cial del mismo, algo que puede ocurrir después de una serie de intentos infruc-
tuosos por resolverlo desde esa representación. Producida una re-representación
del problema, se encuentra, de forma rápida y poco esforzada, la solución al pro-
blema, la que suele venir acompañada de una sensación “¡Ajá!”5. Ésta sería in-
dicativa de que advertimos que la solución estaba claramente a nuestro alcance
y de que sólo la forma como habíamos enfocado el problema nos había condu-
cido a un atasco.
De acuerdo con la teoría de Ohlsson (1992), la representación que nos forma-
mos de un problema incluye qué acciones podemos llevar a cabo para resolverlo.
Los operadores se aplican de a uno por vez y su recuperación se logra mediante
un proceso de propagación de activación (la información que se halla en nuestra
memoria de trabajo provoca la activación, en grados diferentes, de información
en nuestra memoria de largo plazo, según los vínculos asociativos que esta infor-
mación mantenga con aquélla). La propagación de activación es un proceso que
no dirigimos de forma consciente y controlada, sino que ocurre de forma incons-
ciente. Para que un operador pueda ser recuperado de la memoria de largo plazo
debe mantener alguna relación semántica con la información que compone la re-
presentación que tenemos del problema al que nos enfrentamos. Si un operador
es necesario para resolver un problema, pero la representación actual de éste no
incluye claves de recuperación que conduzcan al operador, nos enfrentaremos
necesariamente a una situación de impasse, de la que podremos salir únicamente
a través de una re-representación del problema que logre generar una nueva pro-
pagación de activación. Ésta debe ser capaz de conducir a la activación del
operador requerido. Por ejemplo, en el problema de la vela, si las cajas son re-
representadas como sostenedoras, el operador de fijarlas a la pared puede que
pase a estar disponible. Esto no ocurrirá mientras las cajas sean vistas como
contenedoras. De acuerdo a la idea de Keane (1989), las personas tendemos a
activar las propiedades independientes de contexto de los objetos disponibles en
un problema. Bajo ciertas circunstancias (como la situación en la que los elemen-
tos han sido ya sacados de sus cajas en el problema de las velas), otras propiedades
de los objetos, aquellas que Keane llama propiedades dependientes de contexto, pue-
den ser activadas (la propiedad de sostenedoras en el caso de las cajas), con lo cual
los operadores asociados a ellas pueden ser aplicados.
Metcalfe y Wiebe (1987) utilizaron un método muy ingenioso para determi-
nar si existen diferencias entre los procesos psicológicos implicados en la reso-
lución de problemas de insight y los problemas de solución progresiva como el
problema de la torre de Hanoi. Cada 15 segundos los participantes debían ca-
lificar cuán cerca (warmth –‘calientes’–) o lejos (cold –‘fríos’–) se sentían de la
respuesta al problema que estaban resolviendo. Para los problemas de resolu-
ción progresiva, los participantes mostraron incrementos progresivos en sus
© Editorial UOC 183 Capítulo V. Solucionar problemas
Actividad
b) ¿Por qué os parece que Hofstadter y sus colaboradores ven la respuesta como el
producto de un proceso de representación que conduce a una intuición?
Solución
Una de las cuestiones por las que se interesaron Gick y Holyoak (1980, 1983)
en sus investigaciones consistió en determinar en qué medida las dificultades
para resolver un problema por analogía radican en el paso de recuperación o en
el paso de establecimiento de correspondencias. En sus experimentos, un grupo
de control que no recibía ningún análogo previo generó la solución convergen-
te para el problema médico en el 10% de los casos. Un grupo que recibía el pro-
blema militar antes de recibir el problema médico, pero al que no le era sugerida
la posible relevancia del primero para resolver el segundo, generó la solución
convergente en un 30% de los casos. Finalmente, un grupo que recibió el pro-
blema militar antes de recibir el problema médico y además la indicación de que
probablemente el primero le sería de utilidad para resolver el segundo, propuso
la solución convergente en un 75% de los casos. De estos datos puede inferirse
que las personas no encontraron dificultades importantes para el establecimien-
to de correspondencias entre los elementos de los problemas, ni para la transfe-
rencia de los operadores de la solución base al problema meta, aunque sí para la
recuperación del problema base desde la memoria de largo plazo.
La dificultad para recuperar el problema del general a partir del problema
médico puede explicarse quizá en parte por el hecho de que los problemas sólo
mantienen similitudes estructurales (es decir, sólo se parecen en un nivel abs-
tracto de descripción; se trata de dos problemas en los que un objetivo central
debe ser alcanzado por una fuerza, pero en los que ésta no puede ser aplicada de
forma directa, etc.), pero no mantienen en cambio similitudes superficiales (o
sea, que los objetos que deben ser apareados como, por ejemplo, el tumor y la
fortaleza, o el ejército y los rayos, no mantienen similitudes intrínsecas genera-
les). Keane (1988), encontró, en efecto, que si dos problemas mantienen no sólo
similitudes estructurales, sino también similitudes superficiales, la recuperación
se ve enormemente facilitada. Cuando a los participantes se les presentó un pro-
blema base donde la solución convergente fue utilizada para destruir un tumor
cerebral, un 90% estableció la analogía con el problema médico sin ayuda por
parte del experimentador.
Un medio que facilita la transferencia entre problemas superficialmente dife-
rentes es la construcción, a partir de una serie de problemas base (análogos entre
sí), de un esquema general para el tipo de problemas en juego. La disponibilidad
© Editorial UOC 187 Capítulo V. Solucionar problemas
Una vez advertida la posible conexión entre dos problemas, la persona debe
poner en correspondencia sus elementos. Mientras que en problemas como los
que hemos presentado este paso no parece plantear mayores dificultades, algunos
estudios demuestran que sí que puede presentarlas en otras ocasiones. Por ejem-
plo, Ross (1987, 1989) presentó a estudiantes un problema de probabilidades jun-
to a la ecuación para resolverlo, y demandó posteriormente la solución de un
problema meta del mismo tipo. Encontró que los estudiantes tenían dificultades
para aplicar la ecuación al nuevo problema en aquellos casos en los que objetos
superficialmente similares desempeñaban roles cruzados en los problemas base y
meta (en el primer problema se asignaban computadoras a oficinas, mientras que
en el segundo se asignaban oficinas a computadoras). Novick (1988) encontró
que, en circunstancias de este tipo, los expertos tienen mayor capacidad que los
novatos para focalizar similitudes estructurales, evitando así la desorientación
que pueden producir las similitudes superficiales cruzadas.
Una vez que las correspondencias entre dos problemas han sido establecidas, las
personas pueden encontrar dificultades todavía en el paso de adaptación. Suponed
© Editorial UOC 188 Psicología del pensamiento
que una persona recibe como problema base un enunciado que ya hemos visto:
“Juan tarda 10 horas en pintar una pared, mientras que Pedro tarda 15 horas en ha-
cerlo. ¿Cuánto tiempo tardarán en pintar la pared si trabajan juntos?”. La ecuación
para resolver este problema es 1/10 × t + 1/15 × t = 1. Suponed ahora que la persona
se enfrenta después al siguiente problema meta: “Luis tarda 10 horas en pintar una
pared, mientras que Oscar tarda 15 horas en hacerlo. ¿Cuánto tiempo tardarán en
terminar de pintar la pared si Oscar ha comenzado a pintar una hora antes que Luis?”.
Minervino (1998) encontró que los estudiantes pueden realizar correctamente el
paso de establecimiento de correspondencias, pero encuentran dificultades en el
momento de adaptar la ecuación base al nuevo problema. Esto se debe a que no sa-
ben incorporar en la ecuación la diferencia que introduce el problema meta (la hora
de trabajo que ha realizado previamente uno de los pintores), debido a insuficien-
cias en el manejo de procedimientos algebraicos o a una falta de comprensión de
las relaciones que mantienen las variables tiempo y velocidad. Una forma de incor-
porar esta diferencia es la siguiente: “1/10 × t + 1/15 × (t + 1) = 1”.
El uso del heurístico de solución de problemas por analogía no siempre tiene
como objetivo la re-representación del problema meta. En situaciones de apren-
dizaje de un método para resolver un tipo de problemas (como ecuaciones para
resolver problemas de estadística o matemáticas), los problemas base suelen ser-
vir de apoyo para guiar la aplicación del método general a nuevos problemas.
Una vez que hemos practicado suficientemente el uso del método (por ejemplo,
una ecuación), seremos capaces de prescindir de los ejemplos con los que lo he-
mos aprendido.
Las dificultades para adaptar parecen tener su origen en que las personas no
saben de qué forma asimilar las diferencias estructurales que mantienen los
problemas base y meta. En cambio, las dificultades para recuperar y establecer
correspondencias parecieran deberse a la ausencia de similitudes superficiales
entre los problemas base y meta. El heurístico de solución de problemas por
analogía puede ser de utilidad para re-representar problemas y estimular así la
resolución creativa de éstos. En otros casos, el sentido de su uso se halla en que
debemos apoyarnos en ejemplos previos para aplicar un método que estamos
aprendiendo.
La actividad 7 os permitirá poner en práctica algunos de los conceptos que
hemos visto en este apartado.
© Editorial UOC 189 Capítulo V. Solucionar problemas
Actividad
7. Un abogado procuraba que se condenase a una persona por haber hecho uso de la
contraseña de una segunda persona para leer sus correos electrónicos, pero no había
en su país legislación sobre violación de correo electrónico. El abogado basó su argu-
mentación en las leyes ya existentes sobre violación de correo postal. Se trata de un
caso de pensamiento por analogía. Describid cuáles son los pasos analógicos que si-
guió este abogado para advertir y desarrollar la comparación que empleó.
Solución
7. El abogado se basó tanto en las similitudes superficiales (es decir, se trata de com-
parar dos tipos de correos) como en las similitudes estructurales que mantienen los
dominios comparados (en ambos casos se envía información privada a través de un
medio, se hace uso de instrumentos para violar correspondencia privada, etc.).
© Editorial UOC 190 Psicología del pensamiento
Conclusiones
analogía. Este método puede resultar útil para la generación de soluciones creati-
vas a nuevos problemas, o en las primeras fases de aprendizaje de cómo se resuel-
ve un tipo particular de problemas (por ejemplo, un tipo particular de problemas
de física).
Las nuevas investigaciones sobre solución de problemas tienden a orientarse
al estudio de problemas más complejos y que requieren conocimientos especí-
ficos de dominio, así como al estudio de la actividad de solución de problemas
en contextos naturales. Las teorías que hemos visto siguen siendo, no obstante,
puntos de referencia para estos nuevos desarrollos. Estos nuevos estudios van
revelando a su vez algunas de las limitaciones de las teorías clásicas.