Marco Teorico - Parcial - Balarezo, Corzo, Críspin, Guillen, Solis
Marco Teorico - Parcial - Balarezo, Corzo, Críspin, Guillen, Solis
Marco Teorico - Parcial - Balarezo, Corzo, Críspin, Guillen, Solis
Luis Alonso Balarezo Muchotrigo, Sebastían Corzo Moreno, Edwin Críspin Gonzales,
Matías Guillen Moran, Daniela Solis Rosas
1. Amor en la cinematografía
El amor romántico puede entenderse en primer lugar como una especie de tendencia
relacional que simboliza el inicio de un vínculo apasionado entre dos personas,
experimentado y expresado como enamoramiento. Puede presentarse de diversas formas.
Mediante un aumento acelerado del erotismo, la intimidad, nuevos sentimientos intensos por
el otro, activación fisiológica general y sexual, y el deseo de forjar una relación afectiva
especial con ella. (García, 1997 como se cita en Orellana y Garay, 2020)
Esto es sostenido en la investigación de Ruiz, tal como cita Alesón y Aparicio (2017), ya que
en este artículo se explica que el concepto de amor romántico como se conoce, proviene a
partir del siglo XVIII gracias a las novelas y el romance, con el énfasis principal en que la
personas va superando fases de dificultades que la guían en un modelo de vida. Es por ello
que el mismo término de amor romántico puede entenderse de diferentes formas acorde a la
cultura que se quiera identificar.
Asimismo, dentro de su estudio cuentan que el tema del amor es altamente representado en la
cinematografía con sencillez, para nada complejo en su mayoría de lo que son las relaciones
amorosas. También es gracias a esta representación que suelen promover diversos
estereotipos asociados a los géneros, como podrías ser el de la mujer débil y pasiva, o el del
hombre dominante y de aventurero.
Desde sus inicios, la industria del cine ha construido la figura femenina a base diversos
estereotipos y características específicas. Tal como menciona Pardo dentro de la investigación
de Cardona (2001), el cine es el espejo el reflejo de la realidad social y a su vez lo va
moldeando, creando patrones de conducta adoptados por la sociedad. En ello concuerdan
Badía y Barba (2017) quienes sostienen que el cine es, indudablemente, una experiencia
cultural y una poderosa herramienta de difusión que ayuda tanto a enseñar valores a la
sociedad como a propagar un discurso social que transmite una ideología. Es por ello que
podemos ver cómo a través de los años, el papel y comportamiento de la mujer ha cambiado y
evolucionado conforme al desarrollo de la sociedad y su pensamiento.
Sin embargo, desde los albores de la industria cinematográfica, las dinámicas patriarcales se
han expresado en el cine a través de una serie de mecanismos que convirtieron a las mujeres
en objetos mediáticos, objetos de exhibición y fuentes de erotismo para los espectadores
varones. Para generar un fuerte impacto visual y erótico en el público masculino, el cuerpo
femenino se presenta como un espectáculo. Las espectadoras han logrado disfrutar de este
tipo de películas a pesar de la cosificación del cuerpo femenino, lo que refuerza la división
social entre la dominación masculina y la sumisión femenina (Mulvey, 2013 citado en Badía y
Barba, 2017). Además, Badía y Barba (2017) agregan que la idea de que la feminidad es un
atributo corporal finalmente se afianza a medida que surge la tensión entre la objetivación del
cuerpo de la protagonista y su exploración del sexo físico.
Algo similar explica Herrera citado en el estudio de Cardona (2001), en un inicio las
relaciones daban a relucir los roles tradicionales y normas de género, dando a conocer
únicamente la unión heterosexual y la monogamia ya que era lo que en su momento estaba
visto como lo correcto dentro de una sociedad conservadora y donde predominaba el
patriarcado. En ellas podíamos ver el estereotipo de mujer sumisa y vulnerable, retratada
como una figura decorativa y objeto de deseo masculino. Siempre siendo notoria la transición
de niña a mujer gracias a sus vivencias amorosas, despojándose de la inocencia y dejando
todo por el amor, dándole prioridad al hombre. Esta siempre esperaba el actuar del hombre
como líder y dueño de la iniciativa, apuntando siempre a tener como fin el matrimonio.
Señala que a pesar de que poco a poco el personaje femenino podía evolucionar, seguía
atrapada en las trampas del amor, dejándose de lado para luchar por la relación.
Sobre esta “devoción” de la mujer a su pareja, Badía y Barba (2017) argumentan que ella
generalmente aceptará cualquier cambio, no solo porque el protagonista lo demande desde su
posición dominante sino debido a la dependencia emocional de la mujer ocasionada por el
profundo enamoramiento que siente.
Sin embargo, con el paso de los años y la evolución del pensamiento social, encontramos a la
mujer en una postura totalmente diferente. Como señala Cardona (2001), a finales de los
noventas, el personaje femenino empezó a tener mayor papeles más importantes y poderosos
en las películas, convirtiéndose muchas de ellas en íconos del cine. El comportamiento de la
mujer se alejó de lo pasivo y doméstico, dejando poco a poco de ser imagen de fantasía para
el hombre. Tomaron papeles más complejos, fuertes e importantes, convirtiendo a la figura
femenina en un ser independiente y activo, volviéndose un personaje protagónico. Con ello,
adicional al cambio de comportamiento, variaron detalles como la vestimenta, peinados, etc.
Esto marcó un antes y después, denominado el postfeminismo en el cine. A su vez, el autor
indica que, a pesar de estos cambios dentro de las cintas y la vista ante la sociedad, las
películas continuaban posicionando a la mujer dentro del amor romántico, las relaciones
heterosexuales y las expectativas de género. Por lo cual, el papel de la mujer aún se veía
limitado dentro de la pantalla.
Para ello los mismos autores Romo y Romo (2020), explican la importancia que tiene el
ambiente cinematográfico para la construcción de las actitudes de las personas, comenta que,
si bien el cine presenta ficción, son los jóvenes mismos quienes les agradaría la idea de poder
vivir en el mundo que visualizan en cada historia que se le son contadas. Esto es debido a que
los jóvenes aún no tienen la capacidad para poder diferenciar lo real de la ficción, generando
una tendencia a replicar las conductas observadas acorde al gusto del espectador.
Dentro de su estudio Romo y Romo (2020) comentan la actitud que suele ha de cumplir el
hombre en las películas respecto a la forma en que es representado dentro del ambiente
romántico. Según lo plasmado el individuo siempre debe presentarse como dominante ante
cualquier situación, de la misma forma que también se debe mostrar la independencia de este.
Sin embargo, también es representado como un ser manipulable, muy diferente a lo que se
presenta al caso femenino, ya que la mujer acorde al estudio suele presentarse como
manipuladora.
Según Herrera (2010) el hombre cumple un rol más que decisivo en las historias de amor, ya
que es este mismo quien cumple los roles fundamentales dentro de la relación. Es él quien
debe pedirle matrimonio a la mujer, no viceversa; es él quien debe ir a buscar a la chica y
tener que enamorarla y convencerla de que se quede con él. Si bien, en tiempos recientes se
ha cambiado ya esta visión de roles a cumplir es aún la perspectiva que más domina en las
historias.
Dentro del estudio de Aguilar como se citó en Orellana y Garay (2020), dentro de la relación
amorosa, es el hombre quien debe ser la cara principal de ésta, siendo los más reconocidos y
admirados por los demás. Igualmente debido a la construcción patriarcal de la afectividad del
hombre estos deben de mirar a la relación como un segundo plano a lo que es su vida diaria.
Nuevamente, se debe evitar que el hombre sea muy expresivo con sus emociones ya que este
debe mostrarse fuerte ante cualquier adversidad, siendo la cara visible de la relación, dejando
a la mujer como un complemento a su figura.
Específicamente en el tema del amor, el hombre suele cumplir un rol marcado en las
películas. Según lo mencionado por Herrera en la investigación de Pascual (2016), desde la
infancia somos educados en forma de poder diferenciar los roles que han de cumplir los
diversos géneros masculino y femenino. Según la autora dentro de esta construcción desde la
niñez es como se forma la imagen de los roles en el contexto amoroso, en donde el hombre
suele tomar el eje central de relación y la mujer debe estar disponible ante cualquier necesidad
que le requiera su pareja. Asimismo, se explica que esta estructura de amor patriarcal
reflejada en la cultura y visualizada en el ambiente cinematográfico genera una dependencia
entre ambas partes, ya que termina perjudicando a ambas partes debido a la necesidad
continua de ambos sujetos.
En primer lugar, pierden la oportunidad de experimentar con nuevas parejas (cosa que ellos ya
han vivido antes), pierden algo de su intimidad y tienen menos tiempo para la familia y los
amigos. También, hay una serie de cambios físicos y mentales que se producen en la mujer,
así como una pérdida de autonomía y capacidad de toma de decisiones. Por otro lado, la
pérdida que les afecta a ellos es más materialista y menos relacionada con el plano emocional
y personal. En casos recurrentes, los personajes masculinos ajustan sus horarios de trabajo
para poder pasar más tiempo con ellas. (Badía y Barba, 2017)
El mito del amor romántico representado en las películas está moldeando la realidad que
viven los jóvenes y no ayuda en nada al tema del abuso. Se crea la idea de que las mujeres
deben esperar el cambio simplemente porque lo desean y se esfuercen para conseguirlo. En
numerosos ejemplos, se puede apreciar que ella desea alterar el comportamiento de su pareja
para acercarlo al arquetipo ideal. Mientras espera que esto suceda, soporta una serie de
acciones que son contrarias a lo que quiere. (Sau, 2000 como se citó en Badía y Barba, 2017)
Asimismo, el mito que afirma que encontrar a la persona "indicada", la "media naranja" o el
“alma gemela” es necesario para triunfar en el amor exige que tanto hombres como mujeres
se ajusten a las normas sociales, y esto es especialmente fundamental para las mujeres. La
persona, casi siempre la mujer, es tan dichosa de haber encontrado a esa pareja ideal que debe
buscar la manera de "aferrarse" a él. (Orellana y Garay, 2020)
En el cine peruano, las relaciones amorosas han sido un tema recurrente en diferentes géneros
cinematográficos, pero especialmente en un subgénero de la comedia conocido como género
romántico. Este género de películas explora los temas del amor apasionado, el romance y el
cortejo, en la que las historias de amor y el cortejo son el tema principal y la fuerza que
impulsa la narrativa (Todd, 2014).
Muchas películas peruanas de este género son híbridas y contienen elementos de otros
géneros, pero siguen teniendo el amor y el cortejo como elementos principales de la trama. En
los dramas románticos peruanos, a diferencia de las comedias románticas, el público tiene un
acceso más cercano a las emociones de los protagonistas masculinos. La fórmula del "hombre
caído" también es relevante para los personajes masculinos en estas películas, donde el
protagonista masculino se ve tentado por algo, en este caso, su verdadero amor, pero sufre
cuando tiene que renunciar a él (Todd, 2014).
Las relaciones amorosas en el cine peruano han sido influenciadas por el ideal romántico y el
amor romántico, que se ha perpetuado a través de los productos de la industria
cinematográfica. Según Mármol-Martín, Mena-Vega, y Rebollo-Bueno (2018), la fuerte
demanda de contenido romántico ha provocado que se perpetúen una serie de valores en la
población, encontrando consecuencias sobre cómo las personas construyen y definen sus
relaciones amorosas, perjudicando tanto a la pareja como a su entorno.
Por otro lado, En el estudio de Mary Beth Haralovich sobre diez películas de los estudios
Warner Brothers entre los años 1930 y 1940, se destaca una tendencia en la narrativa clásica a
"devolver a la mujer a su sitio" (Laguarda, 2006, citado en Mármol-Martín, Mena-Vega, y
Rebollo-Bueno, 2018). La cual ha ido evolucionando en las películas peruanas de género
comedia.
El género de drama romántico en el cine peruano promueve las ideas tradicionales de amor y
matrimonio, pero también es consciente de los avances realizados en la liberación sexual y el
feminismo de segunda ola, así como de los cambios en el estilo de vida derivados del
individualismo en la sociedad. La música es también un elemento importante en muchas
películas de drama romántico peruano, ya que se utiliza para popularizar los textos y resaltar
la sentimentalidad que es central en este género a través de las cualidades emocionales de sus
melodías y letras (Todd, 2014)
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https://drive.google.com/drive/folders/1RNYPSjNSxFvg-FHxD-HcsLQIlK_jpXbi?usp=share_li
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