Terapia de Pareja Con Sobrevivientes de Abuso Sexual Infantil
Terapia de Pareja Con Sobrevivientes de Abuso Sexual Infantil
Terapia de Pareja Con Sobrevivientes de Abuso Sexual Infantil
Abstract Este artıculo propone un abordaje clınico para la terapia con parejas en
las cuales uno de los miembros fue vıctima de abuso sexual en su infancia. Este tipo
de parejas a menudo tienen dificultades especıficas en relacion al contacto fısico, la in-
timidad, la sexualidad, la comunicaci on y la confianza; la dinamica relacional puede
estar marcada por interacciones que reeditan patrones relacionales traum aticos del
pasado. Este trabajo clınico se basa en el supuesto de que incorporar la presencia de
un testigo, algo inexistente en la epoca en que ocurrio el evento traumatico de la infan-
cia, puede poner fin a las reediciones traum aticas en la adultez y estimular la recupe-
raci
on. Se sugiere un abordaje que puede facilitar la presencia de un testigo de dos
maneras: el o la terapeuta es testigo de las interacciones que reeditan el trauma en la
relacion, y un miembro de la pareja es testigo del efecto del trauma en la vida la per-
sona sobreviviente y en su relaci on. Esta presencia de testigos en dos niveles puede
facilitar la interrupcion del circuito de interacciones que reeditan el trauma y ayudar
a la sobreviviente a integrar los eventos de su vida en una narrativa m as coherente y
continua. La presencia del otro miembro de la pareja tambien facilita el reconocimiento
de lo que la sobreviviente vivi o y le ayuda a esta u ltima a relatar en detalle sus
historias de resistencia, sobrevivencia y fortaleza. Finalmente, cada miembro es capaz
de mostrarse en forma m as integral y completa y pueden elegir juntos las historias que
prefieren contar sobre su vida como pareja, repleta de los m ultiples patrones relacio-
nales que desean vivir, que pueden tener caracterısticas opuestas a las del trauma
original.
*Departamento de Psiquiatrıa, Centro ‘Lotem’ de Tratamiento del Trauma Sexual, Centro Medico Sourasky,
Tel Aviv Israel.
†
Escuela de Trabajo Social, Sapir College, D.N. Hof Ashkelon 79165 Israel.
‡
Instituto Barcai de Terapia Familiar Narrativa, Tel Aviv Israel.
La correspondencia relativa a este artıculo debe dirigirse a Ron Nasim, Departamento de Psiquiatrıa,
Centro ‘Lotem’ de Tratamiento del Trauma Sexual, Centro M edico Sourasky, Tel Aviv, Israel. E-mail:
[email protected].
1
Ambos autores contribuyeron a este artıculo en la misma medida.
Queremos hacer un reconocimiento lleno de gratitud a las parejas que hemos atendido en terapia a lo largo de los
a~nos, quienes a pesar de haber soportado eventos horribles durante la infancia fueron capaces de encontrar un
espacio en su corazon para confiar en nosotros, en sı mismas(os) y sus parejas. Al hacerlo no solo trajeron esperan-
za a sus propias vidas, sino que ademas infundieron esperanza en nuestras vidas personales y profesionales.
1
Family Process, Vol. x, No. x, 2013 © FPI, Inc.
doi: 10.1111/famp.12026
2 / FAMILY PROCESS
2
La literatura reconoce que el abuso sexual infantil (ASI) no es especıfico de un solo g
enero. Este artıculo
se basa en el trabajo con hombres que vivieron abuso sexual en su infancia y sus parejas mujeres, mujeres
que vivieron abuso sexual en la infancia y sus compa~ neros hombres y parejas del mismo sexo en las cuales
uno de sus miembros fue abusado sexualmente en su infancia. Se usa preferentemente el g enero femenino
en referencia a ambos g eneros. (N. de la T. con consulta a los autores)
3
En ingles witnessing, que alude a ser testigo de un hecho y a la presencia propiamente tal del testigo.
(N. de la T.)
www.FamilyProcess.org
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se~
nalan que las relaciones interpersonales tienen la capacidad de moderar y mediar el
sufrimiento a largo plazo que presentan los sobrevivientes de ASI (Runtz & Schallow,
1997; Whiffen, Judd & Aube, 1999).
Sin embargo, las relaciones amorosas de la persona sobreviviente de ASI a menudo se
caracterizan por una din amica relacional en la que hay interacciones que reeditan4 los
patrones traum aticos (Buttenheim & Levendosky, 1994; Maltas, 1996). Estos patrones
traum aticos reeditados en la interaccion incluyen representaciones del self y del objeto
que con frecuencia est an escindidas fuera de la consciencia. Poderosos procesos inconsci-
entes de identificaci
on e identificaci
on proyectiva act
uan entonces para revelar y expresar
los diferentes estados del self de cada miembro de la pareja, que en ocasiones est
an disocia-
dos (Bromberg, 1998).
4
En ingles reenact, que se ha traducido como interacci
on que reedita (un patr
on), reeditar en la interac-
cion o poner en acto. (N. de la T.)
los roles puede ser tomado por la clienta o el terapeuta en cualquier momento de la tera-
pia. Por ejemplo, la clienta puede participar en la interaccion como una madre s adica,
abusadora, intrusiva y demandante mientras el terapeuta toma el rol de la vıctima inde-
fensa, o la clienta puede tomar el rol de la vıctima indefensa mientras el terapeuta se
transforma en el padre abusador, intrusivo, demandante y controlador (posicion 2).
Al igual que terapeuta y cliente, los miembros de la pareja pueden tomar roles diferen-
tes y complementarios a lo largo del tiempo y pueden alternar dichos roles. Por ejemplo,
durante un perıodo determinado un miembro puede reeditar en la interaccion al “salvador
omnipotente” probando diferentes enfoques terapeuticos y entrometiendose en todos los
aspectos de la vida de su pareja sobreviviente en un intento de sanarla mientras ella toma
el rol de la ni~
na que demanda una compensaci on (posicion 3). En otro momento o en un
contexto diferente, por ejemplo en la intimidad, esta misma pareja puede encontrarse en
una situaci on en que uno de ellos es una “vıctima indefensa” asustada y paralizada mien-
tras el otro reedita en la interacci
on el rol complementario del “abusador” agresivo (posic-
ion 2). Es importante hacer notar que no siempre se reedita lo vivido, ni las personas y sus
parejas calzan siempre con las matrices descritas m as arriba. M as bien, pensamos que
esta esquematizacion ofrece al lector(a) posibles puntos de referencia para dar sentido a la
historia (reeditada en las interacciones) de la persona sobreviviente de abuso en la infan-
cia.
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en su vida personal y en la relaci
on entre ambos. Como consecuencia, la sobreviviente del
ASI tiene ahora dos “otros” que pueden constituir un tercero o el tercero (Aron, 2006; Ben-
jamin, 2004) que la escuchara y le creer
a, ayudandola ası a integrar los eventos de su vida
en una narrativa continua y completa. M as a
un, este proceso alienta el desarrollo y forta-
lecimiento de narrativas de resistencia, sobrevivencia y fortaleza preferidas por la sobrevi-
viente. Esto es especialmente importante en casos en que ambos miembros de la pareja
han sufrido abuso en la infancia.
orientado al crecimiento y la sanaci on, y en lugar de eso puede reforzar las conclusiones de
la sobreviviente sobre sı misma que son, por cierto, negativas.
Por ejemplo, Mickey5 (45) y Karen5 (35) iniciaron una terapia de pareja cuando llevaban
cuatro a~ nos y medio casados. Tienen un hijo juntos (de 3 meses de edad) y est an criando a
la hija de Karen (15 a~ nos) de su matrimonio anterior. Karen fue vıctima de incesto con-
tinuo por parte de su padre abusador y s adico desde temprana edad. Mickey crecio en un
vecindario golpeado por la pobreza, con un padre rudo, taciturno y autoritario. A los 16
a~nos empez o a consumir heroına, de la cual habıa comenzado a desintoxicarse recien en
ltimos 6 meses.
los u
Esta pareja llamo a su patr on relacional traum atico “sospecha-distanciamiento”. Karen
se~nalo que sentıa que desconfiaba mucho de Mickey por su historia de mentiras en el pasa-
do. Mickey dijo que Karen se habıa “obsesionado con el”, espi andolo e interrog
andolo con
respecto a todos los llamados telef onicos o los amigos con los que se juntaba. La conducta
de Karen lo hacıa sentir sofocado y distante.
Al externalizar este patr on relacional traum atico (Freedman & Combs, 2008) como algo
que se entrometıa y da~ naba su relaci on, pude (R.N.) preguntarles sobre los efectos de este
patron en diversos aspectos de su vida usando un lenguaje de externalizacion con pregun-
tas como: “Cuando la sospecha-distanciamiento se entromete en su relacion, ¿como les
hace sentir, pensar y actuar?” La pareja respondio que la “sospecha-distanciamiento” los
llevaba una y otra vez al conflicto, incluyendo gritos, groserıas y conductas explosivas, que
por lo general terminaban en que Mickey se iba de la casa. La tension en el hogar se habıa
vuelto insoportable, caus andoles una enorme desesperacion y deseos de separarse. Exter-
nalizar este patron ayud o a disminuir la sensacion de Mickey y Karen de que tanto ellos
mismos como el otro eran “problem aticos”. Karen en especial expreso que en esta etapa de
la terapia se habıa dado cuenta de que no era la u nica responsable del estado catastrofico
de su relaci on, y esta comprensi on redujo sus sentimientos de estar da~ nada y ser culpable,
caracterısticas que la gente que la rodeaba le habıa adscrito desde su infancia.
En respuesta a nuestra b usqueda para tratar de entender los elementos reeditados en
este patr on, Karen explic o que Mickey se habıa vuelto menos predecible desde que estaba
“limpio” de drogas. Esto la hacıa sentir que las cosas se estaban saliendo de control, situac-
i
on que se parecıa a su experiencia de crecer en un hogar sin lımites, saturado de sexo, vio-
lencia y mentiras, donde ella no tenıa capacidad de controlar y ni siquiera de anticipar lo
que sucederıa, y donde aprendi o a desconfiar de sı misma y de todo el mundo a su alrede-
dor. Relat o que se sentıa “loca” cuando mencionaba algo que efectivamente habıa ocurrido
(por ej., que Mickey habıa mentido) pero le decıan que en realidad no habıa pasado. Apar-
entemente esto gatillaba los elementos de supresion y negacion inherentes al abuso de
largo plazo al que habıa sobrevivido.
Mickey dijo que para el la “sospecha-distanciamiento” reeditaba en la interaccion las
restricciones que su padre le habıa impuesto a su libertad desde ni~ no, y contra las cuales
el se habıa revelado ingiriendo drogas. Admiti o que sentirse acorralado (“No puedo respirar”)
lo hacıa sentirse vulnerable; para escapar de estos sentimientos se volvıa poco cooperador,
ocultaba informaci on y terminaba mintiendo. Las mentiras y el distanciamiento de Mickey
avivaban los sentimientos de recelo y sospecha de Karen, lo que la llevaba a espiarlo y grit-
arle, con lo cual Mickey a su vez se sentıa sofocado y ası sucesivamente en un ciclo intermi-
nable. Hacer un mapa de los efectos de la “sospecha-distanciamiento” les ayudo a ver
claramente el patr on traum atico y a cambiar su actitud hacia el. En algunas sesiones
Mickey escuch o a Karen decir que ella sentıa que sus explosiones socavaban su autoesti-
ma. No era ası como querıa verse a sı misma en su vida adulta: “No necesito gritar para
5
Todos los nombres y detalles que permitirıan identificar a los clientes han sido modificados para prote-
ger su privacidad.
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ser comprendida”. Tambi en describio que no sentıa a Mickey como un “compa~ nero” para sı
misma ni en la crianza de su peque~ no hijo. En otras sesiones Karen escucho a Mickey decir
que sus mentiras y su escasa cooperaci on se relacionaban con sus a~ nos de consumo de dro-
gas. Mientras m as se alejaba de ella y de ser padre, m as se alejaba del hombre de familia
c
alido, honesto y respetuoso que deseaba ser.
Hacer un mapa de las influencias de la “sospecha-distanciamiento” y establecer una
posicion que la contrarrestara permiti o a
un mas apertura para otras narrativas que contra-
decıan en lugar de reeditar en la interacci on las narrativas traum aticas: una tarde en que
Karen habl o tranquilamente y evit o una explosion, un fin de semana familiar en que
Mickey prob o que podıa protegerla y no la decepciono cuando ella necesitaba sentir que el
le daba seguridad. Mickey tom o un papel m as activo en el cuidado de su hijo levant andose
de noche y dejando que Karen le mostrara c omo ba~narlo. De esta forma el valido y amplio
la identidad de Karen como una madre que podıa cuidar y proteger a su hijo, y le mostro
que podıa confiar en el. En sesiones posteriores formulamos y fortalecimos un patron rel-
acional preferido por Mickey y Karen, caracterizado por menos desconfianza, sospechas y
explosiones por parte de Karen, y menos sensacion de estar restringido (“Puedo respirar
libremente”) y mayor colaboraci on por parte de Mickey. Este ciclo se expandio para abar-
car otros aspectos que ellos preferıan para su vida como pareja (por ej., calma, seguridad y
respeto mutuo).
Este ejemplo ilustra de qu e manera la presencia del terapeuta como testigo de la
existencia y el efecto de patrones relacionales traum aticos, lograda mediante la pr actica
de la externalizaci on, promueve que la pareja indague en forma conjunta en esos patro-
nes relacionales traum aticos, su historia y el rol de cada uno en su mantencion. Este tra-
bajo permite que cada miembro de la pareja reconozca su propia contribucion al reeditar
en la interacci on dichos patrones, disminuyendo ası la intensidad de la tendencia a ech-
arse mutuamente la culpa y sentirse culpables, alentando la responsabilidad compartida
y la cooperaci on para superar los patrones traum aticos. Tambien es importante destacar
que este trabajo ayuda a la pareja a desarrollar m ultiples patrones relacionales preferi-
dos por ellos que reflejan las historias que prefieren acerca de su identidad personal y
compartida.
Escuchar sin interrumpir o interferir puede ser especialmente complejo para los sobrev-
ivientes de ASI y sus parejas, dada la intensidad de la reedicion en las interacciones y sus
patrones de activaci on mutua y recıproca. Por esa razon es recomendable que el terapeuta
ayude al miembro que es testigo externo a reposicionarse para no caer en sus respuestas
habituales hacia su pareja y a suspender durante la sesion el sentimiento de tener una re-
lacion con esa persona (White, 2007). Hemos observado que resulta efectivo invitar al
miembro que hace de testigo externo a adoptar un tipo de escucha diferente, a escuchar
desde “un lugar diferente” (v ease m as adelante). Establecer la posicion del que escucha
antes de iniciar el relato ayuda a crear un espacio seguro, delicado y atento para compartir
los efectos del trauma.
Por ejemplo, Dan (28) e Iris (26), que fue vıctima de incesto por parte de su hermano en
la infancia, acudieron a terapia de pareja cuando Iris comenzo a tener una fuerte sensac-
i
on de que Dan no la entendıa e incluso la culpaba por dejar que el abuso la preocupara
tanto. Desde la primera sesi on fue evidente que Dan e Iris tenıan un buen vınculo pero el
trauma, parte del cual ellos no reconocıan y sobre el cual no conversaban, estaba teniendo
un fuerte impacto en su relaci on. En Iris el principal efecto del trauma, que tuvo lugar en
varias ocasiones durante su infancia temprana, era una retirada hacia estados disociativos
y sentimientos abrumadores de desvalimiento, los que para Dan significaban que Iris era
“inestable”, “se daba por vencida” y “debıa exigirse m as a sı misma”. Esto los llevaba a “pel-
ear”. Una vez que se externaliz o esta dinamica en terapia Dan e Iris pudieron comprender
c
omo se entrometıa en su relaci on lo que ellos llamaron la posicion “vıctima-abusador”. En
una de nuestras primeras sesiones le pregunt e a Iris si estarıa dispuesta a dejar que yo
(R.N.) la entrevistara acerca de las implicancias del abuso en su vida. Luego le propuse a
Dan que escuchara desde un “lugar diferente”, pidiendole que pensara en alguien que lo
hubiera escuchado de una forma que habıa sido buena y segura para el. Luego le pregunte:
“¿Como era esa escucha? ¿Qu e caracterısticas tenıa?”. Dan recordo que una integrante de
su familia con quien tenıa una relaci on amigable cuando era m as joven solıa escucharlo
“solo a
el”. Se~
nalo que lo que caracterizaba su escucha era que ella “no lo interrumpıa,
recordaba lo que el habıa dicho y empatizaba con el”. Le pregunte a Dan si podıa intentar
escuchar a Iris de esa forma y el estuvo de acuerdo.
Le pregunt e a Iris cuando habıa empezado a darse cuenta del efecto que tenıa en su vida
lo que le habıa pasado en la infancia. Iris contesto que ya a los 11 a~ nos se habıa dado cuen-
ta de que preferıa estar sola y que cada vez tenıa menos amigos. Cuando se encontraba
con amigos no “estaba ahı” del todo sino que se disociaba en alguna medida. “[Yo] le
respondıa a una amiga pero estaba en otro mundo (…) A lo largo de los a~ nos la capacidad
de disociarme se transform o en un arte. Recuerdo haberme preguntado como podıa dis-
tanciarme de esa manera sin que la gente se diera cuenta. Hoy comprendo que esa era mi
manera de recuperar el control de lo que me habıa sucedido (…) Sin embargo, hoy se que
por esa raz on algunas partes de mı son desconocidas para mi pareja. Para mı es funda-
mental que en mis relaciones actuales me comprendan en profundidad”.
En este punto me volvı hacia Dan nuevamente y lo invite a hacer de testigo pre-
gunt andole: “¿Qu e te conmovi o, que te llamo la atencion o te emociono cuando escuchabas
a Iris? ¿Qu e informaci on te dio sobre lo que es importante para ella en la vida o en una
relacion?” Dan dijo que habıa quedado asombrado al escuchar que la disociacion habıa
formado parte de la vida de Iris desde tan temprana edad. Comprendio que si bien la diso-
ciacion la habıa estado protegiendo, tambi en la habıa distanciado mucho de la gente. Dan
dijo que no habıa entendido si “ese distanciamiento” era bueno o malo, porque por un lado
habıa escuchado a Iris decir que querıa estar lejos, pero por otro lado tambien se habıa
dado cuenta de lo importante que era para ella sentirse comprendida por los dem as.
Nuevamente entrevist e a Iris, que estaba muy emocionada al escuchar a Dan describir
de manera no enjuiciadora y sin culpabilizarla el dilema que en ese momento era el foco de
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su terapia individual. En una sesi on posterior se~
nalo: “Me sentı realmente bien al final de
esa sesi on, y fue la primera vez que alguien me pedıa que me centrara en los efectos de los
eventos traum aticos y no en describirlos con infinito detalle (…) el hecho de que t u me
preguntaras mientras Dan simplemente escuchaba me dio mucha confianza y me permitio
tocar los puntos sobre los que m as me costaba conversar con Dan”.
Practicamos esta forma de escucha y Dan e Iris fueron alternando los roles a lo largo de
la terapia. Gradualmente me contaron que estaban traspasando a su vida diaria la capaci-
dad de escucharse uno al otro. Evidentemente esto permitio que describieran como pre-
ferıan relacionarse entre ellos: “Hablarnos calmadamente, ıntimamente, como seres
humanos, sentirnos menos insultados y heridos, tratar de entendernos mutuamente”.
Estuvieron de acuerdo en que los dos querıan m as “comprension y entrega” en su relacion.
Claramente estos valores reflejaban algo de lo que el trauma habıa tratado de robarle a
Iris, ası es que construyeron una historia alternativa a la historia del trauma. En sus pala-
bras era “un lugar compartido y seguro, m as respetuoso y amoroso (…) [donde nosotros no]
nos culpamos mutuamente y los dos nos hacemos responsables de todo lo que pasa”. Una
vez que se hubo creado este espacio pudieron conversar sobre los problemas en cuanto al
contacto fısico y la sexualidad que estaban interfiriendo en su relacion ıntima.
Al igual que con otras parejas, con Dan e Iris nuestro trabajo concluyo con una derivac-
i
on del miembro no abusado (Dan) a terapia individual. Pensamos que es muy importante
que el terapeuta de pareja proponga terapia sexual o terapia centrada en el cuerpo y refi-
era al otro miembro a terapia individual o tratamiento psicofarmacologico si es necesario.
Esto es especialmente cierto si durante el trabajo con la pareja se evidencia que ese miem-
bro tambi en tiene una historia de abuso.
DISCUSION
El abordaje clınico aquı descrito se basa en la concepcion de que establecer un contexto
para la presencia de un testigo en terapia de pareja con sobrevivientes de ASI puede con-
tribuir a su proceso de sanaci on. La doble presencia de testigos puede ayudar a romper el
circuito de interacciones de reedici on traum atica y ayudar a la persona sobreviviente a
integrar los eventos de su vida en una narrativa m as coherente y continua. Tambien pu-
ede contribuir al bienestar de los sobrevivientes, en especial en sus relaciones amorosas,
su sexualidad, sus relaciones interpersonales y su maternidad o paternidad. Asimismo,
puede contribuir en la lucha de por vida por liberarse de una identidad unitaria definida
por el trauma.
Al establecer un contexto en el cual la vıctima puede contar su historia de trauma y
sus efectos, mientras al mismo tiempo se hace posible la presencia de un testigo, se le
ayuda a no quedar “sentenciada” a (s olo) repetir patrones relacionales traumaticos con
su pareja. Complementariamente, el otro miembro de la pareja tampoco se ve “sentenci-
ado(a)” a ser visto (solo) como alguien hiriente y abusador, como un agresor que niega
la existencia de la sobreviviente/pareja. En cambio, identificar y analizar estos patrones
traum aticos tiene el potencial de traer a la consciencia lo que alguna vez fueron estados
del self separados y disociados, y ası romper el ciclo de interacciones que reeditan
dichos patrones.
Nuestra percepci on es que el trabajo aquı sugerido permite la dialectica en el encuen-
tro triple del terapeuta y los miembros de la pareja. Una parte de la dialectica incluye
el reconocimiento y la aceptaci on (por parte de la pareja) de la propia responsabilidad
por entrar en interacciones de reedici on. Esto no era posible en el momento (en que no
habıa testigos) del abuso, y por lo tanto tiene una enorme importancia. La otra parte de
la dial
ectica se relaciona con (el trabajo del terapeuta de) alentar a la pareja a hablar y
escuchar las m ultiples voces e historias que representan la subjetividad y “otredad” de
cada uno a medida que trabajan para liberarse de los patrones relacionales traum aticos.
A traves de este proceso cada uno puede aparecer de manera m as integral y completa,
y pueden contar juntos las historias preferidas de su vida como pareja, repletas de los
multiples patrones relacionales que desean vivir. Estos pueden incluir sus valores, aspi-
raciones e intenciones (por ej., un equilibrio de poder igualitario, apertura, confianza,
respeto) que bien pueden contradecir las caracterısticas de la relacion traum atica origi-
nal. En palabras de una pareja: “Las sesiones conjuntas nos permitieron darnos cuenta
de cuan importantes eramos el uno para el otro (…) Eso nos mostro que la nueva uni-
dad que est abamos creando ofrecıa una oportunidad para una experiencia emocional
correctora y encarnaba la esperanza”.
Teniendo presente lo que hemos descrito previamente, quisieramos destacar los sigu-
ientes puntos que es necesario tomar en cuenta al utilizar este tipo de abordaje terapeuti-
co.
Primero, establecer un contexto para la presencia de un testigo no necesariamente
implica mantener la relaci on de pareja a toda costa. De hecho, la presencia de un testigo
puede en sı misma dar legitimidad a una separacion. En especial con esta poblacion, el
mero hecho de reconocer que la separaci on es posible puede liberar a una pareja de su
patron relacional traum atico. En los casos en que la externalizacion e identificacion de
patrones relacionales problem aticos conduce a uno o ambos miembros de la pareja a darse
cuenta de que serıa preferible la separacion, sugerimos acompa~ narlos durante dicho proc-
eso.
En segundo lugar, al centrarnos en los efectos del trauma no estamos ignorando o
silenciando la historia del trauma propiamente tal. En realidad deseamos enfatizar la
enorme importancia de crear un contexto compartido por la pareja en el cual la historia
del trauma pueda contarse. En terapias de pareja en curso, despues de haber estableci-
do la posicion de testigo externo (reposicionamiento) se da a la sobreviviente la oportun-
idad de contar la historia del abuso o agregar detalles que su pareja no conocıa
previamente (por ej., la identidad del abusador, la duracion del abuso, la respuesta o
ausencia de respuesta de otras personas del entorno). Las parejas que hemos atendido
nos se~nalan que la posibilidad de compartir la historia del abuso y enfrentar sus com-
plejidades es extremadamente significativa y les ofrece una nueva oportunidad de sent-
irse mas cercanos.
Tercero, es posible que el terapeuta, como cualquiera de los miembros de la pareja, se
encuentre a sı mismo(a) participando en una reedicion en la interaccion desde una de-
terminada posici on. El enfoque relacional sostiene que hay poderosos procesos inconsci-
entes que hacen que esto sea inevitable y que por lo tanto el terapeuta debe ser capaz
de identificar esta situaci on cuando se presenta. Puede encontrarse a sı mismo(a) “uni-
do” a la pareja de la sobreviviente, ambos ubicados en la posicion del “abusador”, o “uni-
do” a la sobreviviente de modo que ambos est an en la posicion de “vıctima indefensa”
ante el otro miembro. Tambi en es posible que la “unidad amorosa” (la pareja) asuma
uno de los roles en una posici on mientras el terapeuta se ve envuelto en una interaccion
de reedicion desde un rol complementario. Escuchando y siendo receptivo a esos elemen-
tos inconscientes de la interacci on entre pareja y terapeuta, este puede ayudar a evitar
la repeticion y la reedicion en la interaccion. Puede dirigir la atencion de la pareja al
hecho de que han entrado en ciertas posiciones, analizar con ellos que los condujo a
esto, hacerse cargo de su parte en la situaci on y formular con ellos una vıa de salida
para todos. De esta manera el terapeuta modela una alternativa a las interacciones
autom aticas de reedici on y ayuda a la pareja a encontrar un camino hacia nuevos
modos de relacionarse.6
6
Traduccion: Psic. Soledad S
anchez D., Instituto Chileno de Terapia Familiar, Santiago de Chile.
www.FamilyProcess.org
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