Saussure Ferdinand - Curso de Linguistica General

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APÉNDICE

PRINCIPIOS DE FONOLOGÍA
CAPÍTULO 1

LAS ESPECIES FONOLÓGICAS

§ 1. DEFINICIÓN DEL FONEMA

[Para esta parte hemos podido utilizar la reproducción taquigráfica de tres conferencias
dadas por Ferdinand de Saussure en 1897 sobre la Teoría de la sílaba, donde toca también
los principios generales del primer capítulo; además, buena parte de sus notas personales se
refieren a la fonología; sobre bastantes puntos aclaran y completan los datos suministrados
por los cursos I y III. (B. y S.).

Muchos fonólogos se aplican casi exclusivamente al acto de fonación,


es decir, a la producción de los sonidos por los órganos (laringe, boca,
etc.), y descuidan el lado acústico. El método no es correcto: la impresión
producida en el oído no sólo nos es dada tan directamente como la imagen
motriz de los órganos, sino que más aún, es la base natural de toda teo-
ría.
El dato acústico existe ya inconscientemente desde que se encaran
las unidades fonológicas; por el oído sabemos qué es una b, una t, etc. Si se
pudieran reproducir por medio del cinematógrafo todos los movimientos
de la boca y de la laringe que ejecutan una cadena de sonidos, sería impo-
sible descubrir divisiones en esa secuencia de movimientos articulatorios:
no se sabe dónde comienza un sonido y dónde acaba otro. ¿Cómo asegu-
rar, sin la impresión acústica, que en fāl, por ejemplo, hay tres unidades,
y no dos o cuatro? En la cadena del habla oída es donde se puede percibir
inmediatamente si un sonido sigue siendo o no semejante a sí mismo:
mientras se siga teniendo la impresión de algo homogéneo, el sonido será
uno. Lo que importa es, no su duración en corcheas o semicorcheas (cfr.
fāl y făll), sino la calidad de la impresión. La cadena acústica no se divide
en tiempos iguales, sino en tiempos homogéneos caracterizados por la
unidad de impresión, y ése es el punto de partida natural para el estudio
de la fonología.
En este sentido el alfabeto griego primitivo merece nuestra admira-
ción. Cada sonido siempre está representado por un solo signo gráfico, y
recíprocamente cada signo corresponde a un sonido simple, siempre el
66 Definición de fonema

mismo. Es un descubrimiento genial, de que fueron herederos los latinos.


En la escritura de la palabra bárbaros 'bárbaro', BAPBAPOΣ, cada letra

corresponde a un tiempo homogéneo; en la figura precedente la línea hori-


zontal representa la cadena fónica, y las barritas verticales los pasajes de
un sonido a otro. En el alfabeto griego primitivo no se hallan grafías com-
plejas como la ch española por c o la ch francesa por š, ni representaciones
dobles de un sonido único como el francés de c o s, ni tampoco un signo
simple para un sonido doble, como la x por ks. Este principio, necesario y
suficiente para una buena escritura fonológica, lo realizaron los griegos
casi íntegramente 1.
Los otros pueblos no han percibido este principio, y sus alfabetos no
analizan la cadena hablada en sus fases acústicas homogéneas. Los chi-
priotas, por ejemplo, se detuvieron en unidades más complejas, del tipo
pa, ti, ko, etc.; a esta notación se llama silábica, designación un poco ine-
xacta, pues una sílaba puede estar formada también sobre otros tipos, por
ejemplo pak, tra, etc. Los semitas no señalaban más que las consonantes:
una palabra como bárbaros la habrían escrito ellos BRBRS.
El deslindamiento de los sonidos en la cadena hablada no puede, pues,
apoyarse más que en la impresión acústica; pero para su descripción es
otra cosa. La descripción no se podría hacer más que a base del acto arti-
culatorio, pues las unidades acústicas tomadas en su propia cadena no son
analizables. Es necesario recurrir a la cadena de los movimientos de la
fonación; y entonces se advierte que a cada sonido homogéneo correspon-
de el mismo acto identificable: b (tiempo acústico) = b' (tiempo articula-
torio). Las primeras unidades que se obtienen al deseslabonar la cadena
hablada estarán compuestas de b y b'; se llaman fonemas; el fonema es la
suma de las impresiones acústicas y de los movimientos articulatorios de
la unidad oída y de la unidad hablada, que se condicionan recíprocamente:
así, el fonema es ya una unidad compleja, que tiene un pie en cada ca-
dena.

1
Es verdad que escribían X, Θ, Φ, por kh, th, ph; ΦEPΩ representa phérō; pero fue
una innovación posterior; las inscripciones arcaicas escriben KHAPIΣ y no XAPIΣ. Las mis-
mas inscripciones ofrecen dos signos para la k, la kappa y la koppa, pero el hecho es diferente:
lo que se quería era consignar dos matices reales de la pronunciación, pues la k era unas
veces palatal y otras velar; por lo demás la koppa desapareció más tarde. Por último —punto
más delicado—, las inscripciones primitivas griegas y latinas suelen anotar una consonante
doble con una letra simple; así la palabra latina fuisse se escribía FUISE; por lo tanto, infrac-
ción al principio, ya que la doble ss dura dos tiempos que, como veremos, no son homogéneos
y que dan impresiones distintas; pero error excusable, pues esos dos sonidos, sin confun-
dirse, presentan un carácter común (cfr. pág. 108 y sigs.).
El aparato vocal 67

Los elementos que se obtienen primeramente del análisis de la cade-


na hablada son como eslabones de esa cadena, momentos irreducibles que
no se pueden considerar fuera del tiempo que ocupan. Así, un conjunto
como ta será siempre un momento más un momento, un fragmento de
cierta extensión más otro fragmento. En cambio, el fragmento irreducible
t, tomado aparte, puede considerarse in abstracto, fuera del tiempo. Se
puede hablar de la t, en general corno de la especie T (designaremos las
especies con mayúsculas), de la i como de la especie I, ateniéndose nada
más que al carácter distintivo y dejando fuera todo cuanto dependa de la
sucesión en el tiempo. Del mismo modo, un conjunto musical, do, re, mi, no
se puede tratar más que como una serie concreta en el tiempo; pero si tomo
uno de esos elementos irreducibles, lo podré considerar in abstracto.
Después de haber analizado un número suficiente de cadenas habla-
das pertenecientes a distintas lenguas, se llega a conocer y a clasificar los
elementos con que las lenguas operan; se advierte entonces que, si se
prescinde de matices acústicamente indiferentes, el número de especies
dadas no es indefinido. La lista y la descripción detallada se puede hallar
en las obras especiales 1; aquí querríamos mostrar en qué principios cons-
tantes y muy simples está fundada toda clasificación de este género.
Pero digamos ante todo algunas palabras sobre el aparato vocal, so-
bre el juego posible de los órganos y sobre el papel de esos órganos como
productores del sonido.

§ 2. EL APARATO VOCAL Y SU FUNCIONAMIENTO

1. Para la descripción del aparato 2 nos limitaremos a una figura es-


quemática, donde A designa la cavidad nasal, B la cavidad bucal, C la
laringe que contiene la glotis e entre las dos cuerdas vocales.

1
Cfr. SIEVERS, Grundzüge der Phonetik, 5 a ed., 1902; JESPERSEN, Lehrbuch der
Phonetik, 2a ed., 1913; ROUDET, Éléments de phonétique générale, 1910. [Ahora N. S.
TRUBETZKOY, Grundzüge der Phonologie, Praga, 1939, una concepción revolucionaria de la
fonología que atiende a las especies ideales y no a su realización físico-fisiológica. Véase la
extensa reseña de B. TERRACINI en Revista de Filología Hispánica, Buenos Aires, 1942,
IV, págs. 173-180, con especial referencia al parentesco con las ideas de Saussure, y a sus
límites. A. A.]
2
La descripción un poco sumaria de Ferdinand de Saussure ha sido completada con
forme al Lehrbuch de Jespersen, de quien hemos tomado también el principio según el cual
se establecerán luego las fórmulas de los fonemas. Pero éstas son cuestiones de forma, de
ajuste, y el lector se convencerá de que estos cambios no alteran en nada el pensamiento de
F. de Saussure. (B. y S.)
68 El aparato vocal. Funcionamiento

En la boca es esencial distinguir los


labios α y a, la lengua β-γ ( β designa el
ápice y γ todo el resto), los dientes
superiores d, el paladar, que
comprende una parte anterior, ósea e
inerte f - h, y otra posterior muelle y
móvil o velo del paladar i, y por último
la úvula δ. Las letras griegas designan
los órganos activos en la articulación,
las letras latinas los pasivos.
La glotis , formada por dos
músculos paralelos o cuerdas vocales,
se abre o se cierra según se separen o
se junten las cuerdas. La oclusión
completa no entra en cuenta, por
decirlo así; la abertura puede ser más o menos ancha o estrecha. En el
primer caso el aire pasa libremente y las cuerdas vocales no vibran; en
el segundo, el paso del aire determina vibraciones sonoras. No hay otra
alternativa en la emisión normal de los sonidos.
La cavidad nasal es un órgano completamente inmóvil; el paso del
aire por ella puede ser impedido levantando la úvula δ, nada más: es una
puerta abierta o cerrada.
La cavidad bucal ofrece un juego muy variado de formas posibles: se
puede aumentar la longitud del canal por medio de los labios, inflar y
aflojar las mejillas, reducir y hasta cerrar la cavidad por medio de los
movimientos infinitamente diversos de los labios y de la lengua. El papel
de esos mismos órganos como productores de sonidos están en razón di-
recta de su movilidad: tanta es la uniformidad en la función de la laringe y
de la cavidad nasal como la diversidad en la función de la cavidad bucal.
El aire expulsado de los pulmones atraviesa primero la glotis, donde
hay una posible producción de sonido laríngeo por acercamiento de las
cuerdas vocales. Pero no es el juego de la laringe el que puede producir
las variedades fonológicas que permiten distinguir y clasificar los soni-
dos de la lengua; en esto el sonido laríngeo es uniforme. Percibido direc-
tamente, tal como es emitido por la glotis, nos parecería prácticamente
invariable en su cualidad.
El canal nasal sirve únicamente de resonador a las vibraciones voca-
les que lo atraviesan; no tiene, pues, papel alguno de productor de sonido.
La cavidad bucal, por el contrario, acumula las funciones de genera-
Factores de la producción del sonido 69

dor y de resonador de sonidos. Si la glotis está muy abierta, no se produ-


ce vibración laríngea alguna y el sonido que se percibe no procede más
que de la cavidad bucal (dejemos a los físicos decidir si es un sonido o si
sólo es un ruido). Si, al contrario, la aproximación de las cuerdas vocales
hace vibrar la glotis, la boca interviene principalmente como modificador
del sonido laríngeo.
Así, pues, en la producción del sonido, los factores que pueden inter-
venir son la espiración, la articulación bucal, la vibración de la laringe y la
resonancia nasal.
Pero enumerar estos factores de producción del sonido no es todavía
determinar los elementos diferenciales de los fonemas. Para clasificar los
fonemas importa menos saber en qué consisten que precisar qué es lo que
distingue a unos de otros. Ahora bien, un factor negativo puede tener
más importancia para la clasificación que otro positivo. Por ejemplo, la
espiración, elemento positivo, pero que interviene en todo acto fonatorio,
no tiene valor diferenciador; mientras que la ausencia de resonancia na-
sal, factor negativo, servirá tan bien como su presencia para caracterizar
los fonemas. Lo esencial es, pues, que dos de los factores enumerados son
constantes, necesarios y suficientes para la producción del sonido:
a) la espiración
b) la articulación bucal.
mientras que los otros dos pueden faltar o se superponen a los primeros:
c) la vibración de la laringe
d) la resonancia nasal.
Por otra parte, ya sabemos que a, c y d son uniformes, mientras que b
comporta variedades infinitas.
Además, hay que recordar que un fonema queda identificado cuando
se ha determinado el acto fonatorio, y que, recíprocamente, se habrán
determinado todas las especies de fonemas cuando se hayan identificado
todos los actos fonatorios. Ahora bien, los actos fonatorios, como lo prue-
ba nuestra clasificación de los factores que intervienen en la producción
del sonido, no se hallan diferenciados más que por los tres últimos. Será
necesario, pues, establecer para cada fonema: cuál es su articulación bu-
cal, si conlleva un sonido laríngeo ( ~~ ) o no ([]), si conlleva una resonan-
cia nasal (....) o no ([]). Cuando no está determinado uno de esos tres ele-
mentos, la identificación del sonido es incompleta; pero en cuanto conoce-
mos los tres, sus diversas combinaciones determinan todas las especies
esenciales de actos fonatorios.
70 Clasificación de los sonidos

Y así se obtiene el esquema de variaciones posibles:

1 II III IV

a Espiración Espiración Espiración Espiración


b Art. bucal Art. bucal Art. bucal Art. bucal
c [] ~~~~ [] ~~~~
d [] [] ..... .....

La columna I designa los sonidos sordos, II los sonoros, III los sor-
dos nasalizados, IV los sonoros nasalizados.
Pero subsiste una incógnita: la naturaleza de la articulación bucal.
Importa, pues, determinar sus variedades posibles.

§ 3. CLASIFICACIÓN DE LOS SONIDOS SEGÚN SU ARTICULACIÓN BUCAL

Generalmente se clasifican los sonidos según su punto de articula-


ción. Nuestro punto de partida será diferente. Cualquiera sea el punto de
articulación, siempre presenta una abertura determinada, es decir, cierto
grado de abertura entre dos límites extremos que son: la oclusión completa
y la abertura máxima. Sobre esta base, y yendo de la abertura mínima a
la máxima, clasificaremos los sonidos en siete categorías designadas con
los números 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6. Y solamente dentro de cada una de estas
categorías repartiremos luego los fonemas en diversos tipos según su
punto propio de articulación.
Nos atendremos a la terminología corriente, aunque sea imperfecta o
incorrecta en varios puntos: términos como guturales, palatales, denta-
les, líquidas, etc., son todos más o menos ilógicos. Sería más racional
dividir el paladar en cierto número de áreas; de ese modo, y teniendo en
cuenta la articulación lingual, se podría siempre decir frente a qué punto
se encuentra en cada caso la estrechez principal. En esta idea nos vamos a
inspirar y, utilizando las letras de la figura de la página 68, simbolizare-
mos cada articulación con una fórmula en la que la cifra de abertura se
coloca entre la letra griega que designa el órgano activo (a la izquierda) y
la latina que designa el pasivo (a la derecha). Así «β 0 e» quiere decir que
con el grado de abertura correspondiente a la oclusión completa, la punta
de la lengua β se aplica contra los alvéolos de los dientes superiores en e.
Por último, en el interior de cada articulación, las diversas especies
de fonemas se distinguen por las concomitancias —sonido laríngeo y reso-
nancia nasal— cuya ausencia será un elemento de diferenciación tan legí-
timo como su presencia.
Clasificación de los sonidos 71

Según este principio vamos a clasificar los sonidos. Se trata de un


simple esquema de clasificación racional; y no se debe uno empeñar en
buscar en él fonemas de un carácter complejo o especial, sea cual sea su
importancia práctica, por ejemplo, las aspiradas (ph, dh, etc.), las africa-
das ts, dž, pf, etc.), las consonantes mojadas, las vocales relajadas (9 o e
muda, etc.) ni, a la inversa, fonemas simples desprovistos de importancia
práctica que no entran en cuenta como sonidos diferenciados.
A — ABERTURA CERO: OCLUSIVAS. Esta clase comprende todos los
fonemas obtenidos por medio de la oclusión completa, la oclusión hermé-
tica, aunque momentánea, de la cavidad bucal. No es ésta ocasión de exa-
minar si el sonido se produce en el momento de cerramiento o en el de
abertura; en realidad, puede producirse de las dos maneras (ver pág. 108
y sigs.).
Según el punto de articulación se distinguen tres tipos principales de
oclusivas: el labial (p, b, m), el dental (t, d, n) y el llamado gutural (k, g,
η). El primero se articula con los dos labios; en el segundo la extremidad
de la lengua se aplica sobre el paladar anterior; en el tercero el dorso de la
lengua se pone en contacto con el paladar posterior.
En muchas lenguas, especialmente en indoeuropeo, se distinguen
claramente dos articulaciones guturales, la una palatal, sobre f-h, la otra
velar obre i. Pero en otras lenguas, en francés por ejemplo, se desdeña
esta diferencia, y el oído asimila una k posterior, como la de court, con una
k anterior, como la de qui.
El cuadro siguiente muestra las fórmulas de esos diversos fonemas:

Las nasales m, n, η son propiamente oclusivas sonoras nasalizadas;


cuando se pronuncia amba, la úvula se levanta para cerrar las fosas
nasales en el instante en que se pasa de m a b.
72 Clasificación de los sonidos

En teoría, cada tipo posee una nasal sin vibraciones glóticas, es decir,
sorda; y así es como en las lenguas escandinavas existe una m sorda des-
pués de consonante sorda; también en francés se pueden encontrar ejem-
plos, pero el hablante no ve en ello un elemento diferencial.
Las nasales figuran entre paréntesis en el cuadro; en efecto, si su
articulación comporta una oclusión completa de la boca, la abertura del
canal nasal le confiere un carácter de abertura superior (ver clase C).

B — ABERTURA 1: FRICATIVAS O ESPIRANTES, caracterizadas por un


cierre incompleto de la cavidad bucal que permite el paso del aire. El
término espirante es muy general; el de fricativa, sin decir nada del grado
de cierre, recuerda la impresión de frotamiento producido por el paso del
aire (latín fricare).
En esta clase no nos podemos atener a tres tipos como en la primera
categoría. Ante todo, las labiales propiamente dichas (correspondientes a
las oclusivas p y b) son de uso raro; haremos, pues, abstracción de
ellas; ordinariamente son reemplazadas por las labiodentales, producidas
por el acercamiento del labio inferior y de los dientes superiores (f y v
francesas); las dentales se dividen en muchas variedades, según la forma
que tome la extremidad de la lengua en la articulación; sin detallarlas
aquí, designaremos con β, β', β" las diversas formas del ápice. En los
sonidos que afectan al paladar, el oído distingue generalmente una arti-
culación delantera (palatales) y otra posterior (velares) 1.

1
Fiel a su método de simplificación, F. de Saussure no creyó deber hacer la misma
distinción en la clase A, a pesar de la importancia considerable de las dos series K 1, y K2 en
indoeuropeo. La omisión es voluntaria. (Β. y S.)
Clasificación de los sonidos 73

Palatales Guturales

þ = inglés th en thing
d= » th » then
χ' γ χ γ s = francés s » si
z= » s » rose
š = » ch » chant
γ1f γ1f γ1i γ1i ž = » g » génie
~~~~ ~~~~ χ' = alemán ch » ich
γ' = al.nort. g »
[] [] χ = alemán ch » Bach
γ= al.nort. g » Tage
[] [] [] []

¿Hay en las fricativas lo que correspondería a m, n, Η, etc. de las


oclusivas, a saber una v nasal, una z (s sonora) nasal, etc.? Es fácil supo-
nerlo; así se oye una v nasal en el francés inventer [y en el español triun-
fo]; pero en general la fricativa nasal no es un sonido de que la lengua
tenga conciencia.

C — ABERTURA 2: NASALES (ver pág. 71).

D — ABERTURA 3: LÍQUIDAS. Dos especies de articulaciones hay en


esta clase:

1) La articulación lateral: la lengua se apoya contra la parte anterior


del paladar, pero dejando una abertura a derecha e izquierda, posición
que representamos con una l en nuestras fórmulas. Según el punto de ar
ticulación, se distinguen l dental, l' palatal o «mojada». 2 y t gutural o
velar. En casi todas las lenguas estos fonemas son sonoros, lo mismo que
b, z, etc. Sin embargo, no es imposible la lateral sorda; hasta existe ya en
francés, donde la l tras consonante sorda se pronuncia sin el sonido larín
geo (por ejemplo en pluie por oposición a bleu)3; pero no se tiene concien
cia de tal diferencia.
Es inútil hablar de l nasal, muy rara y no diferenciada, aunque exis-
te, sobre todo tras un fonema nasal (por ejemplo en el francés branlant).
2) La articulación vibrante: la lengua se coloca menos próxima al pa-

1
[ þ = cast. z de caza; d = z de juzgar, χ'= j chilena de mujer, γ' = g chilena de gue-
rra: χ = cast. j de caja; γ = cast. g de lago. A.A.]
2
[Es la ll española representada unas veces con l' y otras con ℓ. A.A.]
3
[En español este conocido fenómeno es sólo dialectal. A.A.]
74 Clasificación de los sonidos

ladar que para l, pero vibra con número variable de golpes (en

nuestra fórmula el signo es ), y así se obtiene un grado de

abertura equivalente al de las laterales. Esta vibración se puede producir


de dos maneras: con la punta de la lengua aplicada hacia adelante contra
los alvéolos (la llamada r «roulé» del francés [las r y rr españolas], o
aplicando hacia atrás la parte posterior de la lengua (r «grasseyé» [o
uvular de los franceses]). Se puede repetir a propósito de las vibrantes
sordas o nasales lo que hemos dicho de las laterales.

Más allá del grado 3, ya entramos en otro terreno: de las consonantes


pasamos a las vocales. Hasta aquí no habíamos hecho prever esta distin-
ción; es que el mecanismo de la fonación es el mismo. La fórmula de una
vocal es exactamente comparable a la de cualquier consonante sonora.
Desde el punto de vista de la articulación bucal, no hay que hacer distin-
ción alguna. Sólo el efecto acústico es diferente. Pasado cierto grado de
abertura, la boca funciona principalmente como resonador. El timbre del
sonido laríngeo aparece en su plenitud y el ruido bucal desaparece. Cuanto
más se cierra la boca, más se intercepta el sonido laríngeo; cuanto más se
la abre, más disminuye el ruido. Así es como, de modo completamente
mecánico, el sonido predomina en las vocales.

E — ABERTURA 4: i, u, ü

Con relación a las otras vocales, estos sonidos suponen un cerramien-


to todavía considerable, bastante próximo al de las consonantes. De aquí
resultan algunas consecuencias que aparecerán más tarde y que justifican
el nombre de semivocales dado generalmente a estos fonemas. La i se
pronuncia con los labios retraídos (signo ¯¯ ) y con articulación delantera;
la u con los labios redondeados (signo °) y articulación posterior; la ü [u
francesa] con la posición de los labios de la u y la articulación de la i.
Como todas las vocales, la i, la u y la ü tienen variantes nasalizadas;
pero son raras y podemos hacer abstracción de ellas. Hay que notar que
Clasificación de los sonidos 75

i u los sonidos escritos in y un en la ortografía


ü
francesa corresponden a otra cosa (ver más
ֿγ4ƒ °γ4i °γ4ƒ abajo).
¿Existe una i sorda, es decir, articu-
̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ lada sin el sonido laríngeo? La misma
[] [] [] cuestión se plantea para la u y la ü y para
todas las vocales; estos fonemas, que co-
rresponderían a las consonantes sordas, existen, pero no deben confun-
dirse con las vocales cuchicheadas, esto es, articuladas con la glotis rela-
jada. Se pueden equiparar las vocales sordas con la h aspirada pronuncia-
da ante ellas; así en hi se oye primero una i sin vibraciones y luego una i
normal.

F — ABERTURA 5: e, o, ö, cuya articulación corresponde respectiva-


mente a las de i, u, ü. Las vocales nasalizadas son frecuentes (ẽ, õ,ỗ *)
por
ejemplo, en francés pin, pont, brun). Las formas sordas son la h aspirada
de he, ho, hö.

NOTA. Muchas lenguas distinguen en esto varios grados de abertura; así,


el francés tiene por lo menos dos series, la una llamada cerrada ẹ, ọ, ộ
(por ejemplo en dé, dos, deux), la otra abierta e c, oc, öc * * (por ejemplo en
mer, mort, meurt).

e o ö ē ō

¯γ5ƒ °γ5i °γ5ƒ ¯γ5ƒ °γ5i °γ5ƒ


̃ ̃ ̃̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃
[] [] [] ........ ........ ........

G. — ABERTURA 6: a, abertura máxima, que tiene


a ā
una variante nasalizada ciertamente un poco más
cerrada ā (por ejemplo en grand), y una forma
γ6h γ6h sorda, la h de ha.
̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃ ̃
[] .......

*
utilizamos el caracter ỗ, pero en el original era una “o” coronada por ¨ y ~
**
ec, oc, öc, en el original los subindices “c” aparece completamente debajo de
las letras (no al costado inferior derecho) e, o, y ö.

*
utilizamos el caracter ?, pero en el original era una “o” coronada por ¨ y ~
**
ec, oc, öc, en el original los subindices “c” aparece completamente debajo de las letras (no al
costado inferior derecho) e, o, y ö.

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