Sentencia Corte Suprema Rol No32754 18 ACOGIDA CASACION SEGURO

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Santiago, catorce de julio de dos mil veinte.

VISTO:
En este procedimiento ordinario sobre indemnización de perjuicios
tramitado bajo el Rol C-5.193-2016 por el Primer Juzgado Civil de
Temuco, caratulado “Liberty Seguros Generales con Barroso V ásquez,
Manuel”, mediante sentencia de ocho de enero de dos mil dieciocho,
rectificada por la de dieciséis de ese mismo mes y año, se acogi ó
parcialmente la demanda y se condenó a la demandada al pago de
$20.668.334, con los incrementos que indica, sin costas.
Impugnado el fallo por la parte demandada mediante recursos de
apelación y casación en la forma, la Corte de Apelaciones de esa ciudad, en
pronunciamiento de seis de noviembre del mismo año, rechaz ó el libelo de
nulidad formal y revocó lo decidido en primera instancia, desestimando la
demanda, con costas.
Contra esta sentencia la actora interpuso recurso de casaci ón en el
fondo.
Se trajeron los autos en relación.
CONS IDE RA ND O:
PRIME RO : Que la recurrente asevera que el fallo infringe los
artículos 534 del Código de Comercio, 1698 del C ódigo Civil, 160 y 144
del Código de Procedimiento Civil.
Se infringe la primera norma por su falsa aplicaci ón puesto que, en
opinión de quien recurre, los jueces no advierten que su primer inciso
categóricamente estatuye que la subrogación es legal, es decir, no proviene
del acuerdo celebrado entre el asegurado y el asegurador.
Como su fuente es de origen legal, asegura que el pago de la
indemnización determina la facultad de subrogarse en los derechos y
acciones que el asegurado tenga contra terceros y el perjuicio cuya

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indemnización se pretende está determinado, en consecuencia, por el monto
pagado al asegurado, cuantía que no dice relaci ón con el da ño sufrido por
la víctima, como expresan los juzgadores.
Y así, el legislador ha querido que los responsables de ocasionar da ños
sean obligados a su pago, previniendo el citado art ículo 534 que el pago de
la indemnización es la que da derecho a la aseguradora a subrogarse en los
derechos y acciones que el asegurado tenga contra terceros, de modo que la
correcta interpretación de la norma es que el monto de los da ños est á
determinado precisamente por el pago que hizo el demandante de la
indemnización respectiva. Luego, el monto del que debe responder el
recurrido no proviene de un “acuerdo subrogatorio ”, como erradamente
concluye el fallo impugnado, más todavía si el finiquito acompa ñado a los
autos da cuenta que su parte pagó como indemnizaci ón al asegurado la
cantidad de $ 54.860.290. No obstante, se demand ó solo por $ 38.548.624
y, además, el fallo de primera instancia condenó al demandado a pagar
únicamente la cantidad de $ 20.668.334.
Los jueces también quebrantan la disposición legal en referencia, al
estimar que la actora ha pretendido imponer las cláusulas del contrato de
seguro al demandado.
Sin desconocer que el mencionado contrato y los demás antecedentes
a él concernientes no tienen un efecto vinculante respecto de terceros,
expresa la actora que esos elementos –la póliza y la factura de remate-
constituyen medios probatorios que acreditan la indemnizaci ón pagada por
la Aseguradora y la subsecuente subrogación que la autoriza a demandar.
En consecuencia, no es efectivo, como señala la sentencia, que la actora est é
“persiguiendo su propio daño en base a una prueba que solo tiene efectos
en la relación interna entre las partes del contrato de seguro ”, puesto que
aunque el contrato de seguro no impone obligaciones a terceros, y menos al

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demandado, sí constituye un elemento probatorio cuyo m érito ha debido
ponderarse, conforme a las normas generales que rigen la prueba.
Es por esa razón que el fallo también trasgrede el art ículo 1698 del
Código Civil, en cuanto afirma que la prueba rendida respecto del da ño
material causado al vehículo de la víctima no permite dar por establecido
que hubo una pérdida total que justifique el reemplazo del veh ículo da ñado
por otro, ni es adecuada para asentar que la v íctima haya sufrido la p érdida
total de su vehículo, expresando los jueces que “…las p ólizas poseen
variables a la hora de definir una pérdida de ese (sic) naturaleza, donde los
costos de reparación puede (sic) en algunos casos dar lugar, - cuando supera
el porcentaje indicado en la póliza del valor comercial del vehículo
asegurado al momento de determinarse la pérdida-, a una hip ótesis de
pérdida total, sin que haya quedado el veh ículo totalmente inutilizable, que
es el factor natural que determina la existencia de una p érdida total en
materia de responsabilidad civil.”
Tal razonamiento contraviene el peso de la prueba y desconoce que
la impugnante cumplió con la carga de acreditar la existencia de la
obligación con la copia de finiquito de indemnizaci ón, la factura de remate
y la tasación fiscal del vehículo siniestrado. Luego, si la demandada
pretendía que la indemnización debía ser inferior, a ella le correspond ía
probar ese aserto, y no lo hizo.
Por lo demás, ni la indemnización demandada, ni la otorgada por el
fallo de primera instancia corresponden al valor de un vehículo nuevo. De
hecho, en la demanda se facultó al tribunal a decretar el monto de la
indemnización conforme al mérito del proceso.
De este modo, la sentencia quebranta el principio del onus probandi,
tanto porque su parte no está obligada a acreditar una p érdida total,
entendida como la destrucción e inutilización del vehículo asegurado -ya

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que se demandó la acción de indemnización de perjuicios y en dicha acci ón
no se obliga al demandante acreditar pérdida total- cuanto porque revoca el
fallo de primer grado que, conforme a derecho, conden ó al demandado al
pago de un monto inferior al reclamado, conforme al mérito del proceso.
Y además, la sentencia revocatoria recurrida desestima las probanzas
rendidas, no objetadas, sin explicar por qué resultarían insuficientes para
comprobar el daño cuyo resarcimiento se reclama, enunciando al efecto una
serie de consideraciones en términos potenciales que no se verifican en la
especie y conteniendo afirmaciones relacionadas con máximas de la
experiencia cuya concreción al caso de autos no aparece justificada.
De ese modo se infringe también el artículo 160 del C ódigo de
Procedimiento Civil, ya que la sentencia no fue dictada de acuerdo al
mérito del proceso, como quiera que no considera los elementos de prueba,
ignora el tenor de la petición de la demanda que autoriza al tribunal a
otorgar un monto inferior al solicitado conforme al mérito del proceso y le
impone a su parte la obligación de acreditar una da ño material de una
envergadura tal que implique la destrucción del veh ículo, en circunstancias
que la indemnización solicitada y la otorgada en primer grado es inferior al
valor del automóvil siniestrado.
Respecto al artículo 144 del Código de Enjuiciamiento Civil, aduce
que resulta quebrantado al condenarlo todav ía sin fundamentaci ón a pagar
las costas del proceso, existiendo en cambio los motivos plausibles que
permiten exonerarla de esa carga.
SEGUNDO : Que, para la acertada resolución del recurso recién
enunciado debe considerarse que la demanda de indemnizaci ón de
perjuicios deducida por Liberty Compañía de Seguros Generales S.A. contra
Manuel Luis Barroso Vásquez se funda en la p érdida patrimonial sufrida
por la actora, derivada del monto pagado a t ítulo de indemnizaci ón al

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asegurado, propietario del vehículo Mercedes Benz, modelo GL 350 3.5
CDI patente FZGD-66, que el día 11 de Mayo de 2016 fue colisionado por
el vehículo conducido por el demandado en la intersección de las calles
Frankfurt y Pablo Neruda, de la ciudad de Temuco, al ingresar este último
al cruce sin respetar la señalizaci ón –disco ceda el paso- existente en el
lugar, conducta que infringe lo previsto en los art ículos 165 y 130 de la Ley
N° 18.290
El choque generó daños y perjuicios ascendentes a $38.548.624,
cantidad resultante del monto pagado al asegurado -$54.860.290,
equivalente al costo de reposición de una unidad similar- menos la cantidad
de $16.311.666, correspondiente al salvataje obtenido en la venta de los
restos, reclamando su pago en ejercicio de su derecho de subrogaci ón y bajo
el estatuto de responsabilidad civil extracontractual.
El demandado contestó la demanda solicitando su íntegro rechazo,
aduciendo que no impactó al vehículo asegurado por la actora, pues fue la
conductora de ese móvil quien descuidadamente y a una velocidad excesiva
chocó al automóvil conducido por su parte. Por ende, no existe una acci ón
u omisión imputable de la que resulten perjuicios indemnizables, los que
carecen del necesario nexo causal, tal como, además, lo considera el art ículo
171 de la Ley N° 18.290.
Arguyó igualmente que el perjuicio demandado es inefectivo,
indeterminado, incierto e inoponible, censurando que la actora no se refiera
a los daños sufridos por el vehículo asegurado que pudieren ser
indemnizables, como tampoco las razones que motivaron y justificaron su
reposición, sin que sea suficiente el finiquito y la cesi ón de derechos
acompañados para establecerlos, pues esos instrumentos s ólo dan cuenta de
haberse recibido una cantidad de dinero de indemnizaci ón por da ños o
mermas que afectaron a ese móvil, las que, sin embargo, no precisa.

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Por lo demás, la indemnización pedida es ilícita o ileg ítima, ya que la
tasación fiscal y aun la comercial de un vehículo Mercedes Benz a ño 2014
dista en mucho del precio que dice haber pagado la actora, desconociendo
además su estado mecánico y estructural, partes y piezas, kilometraje y
demás condiciones, todo lo cual convierte a la indemnización pedida en
indeterminada y excesiva, pretendiendo la actora imponerla mediante un
acuerdo ajeno y carente de causa.
TERCERO: Que el fallo dejó establecido que el actor tiene la
calidad de asegurador del vehículo placa patente FZGD66, correspondiente
a un Mercedes Benz/Serie GLS del año 2014 y que pag ó al propietario de
ese vehículo la cantidad de $54.860.290 por concepto de indemnizaci ón, en
virtud de la póliza de seguro y conforme a la respectiva liquidaci ón del
siniestro, que concluye que la colisión acaecida el 11 de mayo de 2016
ocasionó daños al vehículo asegurado, calificados de “p érdida total ”.
Coligen de ello los jueces, que ha operado la subrogaci ón legal en
favor de la actora respecto de los derechos y acciones que ten ía el
asegurado contra terceros, en relación a la indemnización del seguro.
Asimismo, quedó asentado que el accidente se produjo cuando el
demandado ingresó a la intersección desde calle Frankfurt donde existe una
señalética de “ceda el paso” y colisionó al vehículo asegurado por la actora,
presupuesto fáctico que permite concluir, al tenor del art ículo 165 de la Ley
N° 18.290 y la presunción contenida en el artículo 167 de ese mismo
cuerpo legal, que le asiste al demandado responsabilidad en el accidente,
más todavía si no logró acreditar la falta de diligencia que imput ó a la
conductora del vehículo asegurado por la demandante.
Sin embargo, respecto del daño alegado por la actora, la sentencia
establece que no existe prueba suficiente para establecer como un da ño
cierto la pérdida total del vehículo y que por ende, deba procederse al

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reemplazo del bien afectado pagando para tal efecto el valor comercial del
mismo; ni tampoco prueba que acredite el valor de las piezas da ñadas y el
costo de reparación del vehículo.
CUARTO: Que para determinar esos asertos, el fallo analiza los
efectos de la subrogación que invoca la actora, expresando los
sentenciadores, en primer lugar, que, como la subrogaci ón legal: “Supone
que el tercero queda en la misma situación o posición jurídica del antiguo
acreedor”, no le concede a la aseguradora un nuevo cr édito contra el
deudor: “Sino que el mismo crédito preexistente que ten ía el acreedor
subrogado (asegurado)”. Luego, añade que el perjuicio demandado en autos:
“Está determinado exclusivamente por el daño sufrido por la v íctima; y no
por el monto del pago efectuado por aquella dentro de los l ímites
cuantitativos establecidos en el contrato de seguro, en virtud del acuerdo
pactado por la seguradora (sic) con el asegurado, - que fue lo que motiv ó el
acuerdo subrogatorio -, ya que dicho pago queda cubierto por la prima o
precio del seguro”, de modo que: “El monto indemnizatorio no puede ser
una suma inferior ni superior a la que represente el da ño efectivamente
causado a la víctima”, conforme a la doctrina que se cita.
Considerando la relación de causalidad entre la culpa y el da ño,
expresan también los juzgadores que: “La medida del resarcimiento a cargo
del responsable habrá de resultar de la propia extensión de las
consecuencias dañosas derivadas de su proceder, vale decir, que puedan ser
tenidas como “efectos” provocados o determinados por su conducta, la que
entonces viene así a ser su “causa”.
Esa prueba, al decir de los jueces, importa primero la demostraci ón
de la existencia del daño y luego su cuantía.
Estiman así que la prueba rendida por la actora respecto al da ño
material causado al vehículo de la víctima no permite dar por establecido

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que hubo una pérdida total que justifique el reemplazar el veh ículo da ñado
por otro: “Colocando al responsable en la necesidad jurídica u obligaci ón de
tener que pagar a la víctima el valor de un vehículo nuevo, (sin perjuicio de
las deducciones efectuadas por la seguradora) desestimando como da ño a
indemnizar el pago del valor de las piezas del veh ículo que fueron da ñadas
por la colisión y el costo de reparaci ón del mismo, que es la primera
solución que debe adoptarse para evitar el ejercicio abusivo de un derecho ”,
y ello porque los antecedentes de liquidaci ón del seguro conforme a la
cobertura otorgada por la póliza y dentro de los limites indemnizatorios
contenidos en la misma: “No resulta ser adecuada para dar por establecido
que la víctima haya sufrido (sic) la pérdida total de su veh ículo, ya que las
pólizas poseen variables a la hora de definir una p érdida de esa naturaleza,
donde los costos de reparación puede en algunos casos dar lugar, - cuando
supera el porcentaje indicado en la póliza del valor comercial del veh ículo
asegurado al momento de determinarse la pérdida-, a una hip ótesis de
pérdida total, sin que haya quedado el veh ículo totalmente inutilizable, que
es el factor natural que determina la existencia de un p érdida total en
materia de responsabilidad civil”.
Reprueban, en síntesis, que la “Liquidaci ón del Siniestro Veh ículos
Motorizado” que aduce una “Pérdida Total” no contenga antecedentes que
funden dicha apreciación, por lo que no puede tenerse como plena prueba
que acredite completamente la veracidad del hecho de que se trata, m ás
todavía si: “La intervención del liquidador se produce en el marco del
contrato de seguro pactado entre el asegurado, - v íctima del hecho il ícito -,
y la seguradora (sic) , siendo en consecuencia de efectos relativos en cuanto
a su mérito probatorio, alcanzando solo a quienes son partes del contrato de
seguro, no siendo oponible en sus conclusiones al tercero responsable del
hecho ilícito”.

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Concluyen, de este modo, que la actora no prob ó la efectividad de la
magnitud del daño que produjo la pérdida total del veh ículo, resaltando que
existe prueba en contrario que desvirtúa ese aserto, pues la factura por el
salvataje de los restos describe al vehículo como “apto para circular ” y el
Informe Pericial Mecánico de la PDI enseña que el vehículo siniestrado solo
presentó daños en el sector frontal de su estructura, sin apuntar a una
destrucción total del mismo.
Entonces, como no es posible asumir sin más: “La existencia de una
pérdida total en el vehículo de la v íctima conforme a los t érminos de la
liquidación del seguro”, no es procedente considerar como medida para fijar
el monto indemnizatorio el pago hecho a ésta por la aseguradora sobre la
base de cláusulas que no son oponibles al demandado.
Manifiestan, en fin, que: “Esta es la concepción correcta que no se ha
tenido en vista al momento de demandar, ya que la aseguradora está
persiguiendo su propio daño en base a una prueba que solo tiene efectos en
la relación interna entre las partes del contrato de seguro, - en el apartado
referido a los perjuicios demandados se habla del costo de la reposici ón de
una unidad similar para el asegurado y más adelante que la suma
demandada corresponde al monto de la pérdida sufrida por la compa ñía –
expresado cuantitativamente en el monto que se vio obligado a pagar al
asegurado por el hecho ilícito del que fue v íctima, haciendo oponible al
autor del daño las condiciones de la póliza que no necesariamente guardan
relación con el daño efectivamente sufrido”.
En virtud de tales razonamientos, desestiman la demanda.
QUINTO: Que del análisis de los antecedentes resulta que el fallo
impugnado ha incurrido en un grave error de derecho al darle al art ículo
534 del Código de Comercio, que regula la subrogación, una aplicaci ón
diversa que no condice con el sentido del precepto que se establece en la

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disposición y que estatuye claramente conforme a su tenor literal, que: “Por
el pago de la indemnización, el asegurador se subroga en los derechos y
acciones que el asegurado tenga en contra de terceros en raz ón del
siniestro”.
SEXTO: Que, en efecto, el precepto citado al consagrar la institución
de la subrogación legal del asegurador en los derechos contra el tercero
responsable establece en su alcance que el derecho que ha de corresponderle
ejercer al asegurador lo es hasta concurrencia del importe de la indemnización
que le hubiese pagado al asegurado para resarcirle el daño y sin que tengan
cabida otras consideraciones distintas para su determinación, como son las
disquisiciones que formula el fallo recurrido derivadas del monto de los daños
causados al vehículo que fue afectado por el siniestro.
SEPTIMO: Que, la disposición que consagra la subrogación se funda
en dos presupuestos que son esenciales y que están constituidos por el pago
del asegurador a título de indemnización, y la preexistencia de un crédito del
titular del derecho a la indemnización contra un tercero responsable del
perjuicio causado al asegurado en razón del siniestro.
OCTAVO: Que respecto del primer presupuesto relativo al pago del
asegurador, resulta indispensable que se haya efectivamente producido y que
sea naturalmente un pago derivado del contrato de seguro, y con respecto al
segundo presupuesto es necesario que la responsabilidad sea tal y que
provenga de un tercero y no de aquellos casos en que la ley excluye la
subrogación y que son los que sanciona el inciso 2° del artículo 534 del
Código de Comercio, como lo serían que el causante del siniestro sea cónyuge
o pariente consanguíneo del asegurado, ni por aquellos causados por quienes
el asegurado ha de responder civilmente.
NOVENO : Que, en consecuencia, concurren en esta causa los
presupuestos que hacen procedente la subrogación legal que faculta al

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asegurador para ejercer los derechos y acciones que tiene el asegurado contra
el autor del siniestro, a fin de instar por resarcirse hasta concurrencia del
importe de la indemnización de lo que le ha pagado al afectado.
DECIMO: Que además, también queda esclarecido, que en la
materia el monto de los daños está determinado, precisamente, por el pago de
la indemnización, como lo ilustra el genuino sentido de la norma que regula
la subrogación legal que estatuye el referido artículo 534 del Código de
Comercio.
UNDECIMO: Que, por lo mismo, al no habérsele fijado el
verdadero contenido y alcance con que ha debido aplicarse el precepto del
artículo 534 del Código de Comercio al zanjar la litis, según fluye claramente
de lo establecido en los motivos que anteceden, quiere decir que el fallo
impugnado ha infringido la norma invocada en el recurso de fondo deducido
y ello ha tenido cabal influencia en lo dispositivo de lo resuelto, por lo que
habrá de acogerse el recurso.
Por estas consideraciones y lo dispuesto en los artículos 764, 765, 767,
785 del Código de Procedimiento Civil, se acoge el recurso de casación en
el fondo deducido por el abogado Gustavo Becerra Arévalo, en representación
de la parte demandante, contra la sentencia de seis de noviembre de dos mil
dieciocho, la que, en consecuencia, se invalida y se reemplaza por la que se
dicta separadamente y a continuación.
Regístrese.
Redacción del abogado integrante señor Gómez B.
N º 32.754-2018.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros
Sra. Rosa Maggi D., Sra. Rosa Egnem S., Sr. Carlos Aranguiz Z. y y
Abogados Integrantes Sra, . Leonor Etcheberry C. y Sr. Rafael Gómez B.

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No firman los Ministros Sra. Maggi y Sr. Aranguiz, no obstante haber
concurrido ambos a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar en
comisión de servicio la primera y licencia médica el segundo.

ROSA DEL CARMEN EGNEM SALDIAS JOSE RAFAEL ABEL JORGE GOMEZ
MINISTRA BALMACEDA
Fecha: 14/07/2020 13:41:33 ABOGADO INTEGRANTE
Fecha: 14/07/2020 13:41:34

ROSA MARIA LEONOR ETCHEBERRY


COURT
ABOGADO INTEGRANTE
Fecha: 14/07/2020 13:49:19

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null

En Santiago, a catorce de julio de dos mil veinte, se incluyó en el Estado


Diario la resolución precedente.

Este documento tiene firma electrónica y su original puede ser


validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la tramitación de la causa.
En aquellos documentos en que se visualiza la hora, esta
corresponde al horario establecido para Chile Continental. CXCPQXBBMG

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